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En el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial y en el marco de las teorías

dominantes de las Relaciones Internacionales expresadas, fundamentalmente, en


el Realismo Político, y otras como la Teoría General de Sistemas -y su enfoque
Conductista-y la Sociología histórica, surgió una diversidad de teorías y enfoques
económicos y políticos para explicar el "éxito" del desarrollo del capitalismo
mundial, cuya expresión más diáfana fue la llamada Teoría del Desarrollo y la
Modernización. Su principal ideólogo fue Walter W Rostov, con su obra Las
etapas del crecimiento económico: un manifiesto no comunista.
La Teoría de la Dependencia, como corriente de pensamiento, se configuró a
mediados de los años sesenta, a partir de un conjunto de trabajos elaborados y/o
publicados entre 1964 v 1967.
La Teoría de la Dependencia partía de la CEPAL; pero lo hacía para afirmar,
primero, que desarrollo y subdesarrollo no eran un continuum sino que,
contrapuestos, eran dos realidades estructuralmente ligadas; una era la
contrapartida de la otra. El subdesarrollo no era una etapa hacia el desarrollo, sino
una expresión del desarrollo capitalista mundial...
Lo que se desprendía de ello era que cuanto más se desarrollaba el capitalismo
dependiente, más subdesarrollado era en el sentido de que más agudas eran sus
deformaciones, sus desigualdades, sus injusticias, y no en el sentido de que no se
podía desarrollar, corno se ha dicho incorrectamente.
el "despegue" del desarrollo que había ocurrido en la Inglaterra de 1760, en los
Estados Unidos de la posguerra civil, en la Alemania de Bismark, en el Japón de la
restauración Meiji El problema del desarrollo pasó a ser así un modelo ideal de
acciones económicas, sociales y políticas interligadas que sucedería en
determinados países, siempre que se dieran las condiciones ideales para su
"despegue".
hacia finales de los años cincuenta, surge un enfoque y una visión que se
diferenciaban y contraponían a las teorías dominantes de las Relaciones
Internacionales y, de manera particular, a la Teoría del Desarrollo y la
Modernización. Esta perspectiva proviene de una concepción marxista de la
historia y de la Teoría del imperialismo de inspiración leninista.
, Este enfoque marxista, observando los profundos cambios y transformaciones en
la economía y en la política del sistema internacional de los años cincuenta, tratará
de exponer y demostrar que la persistencia del fenómeno imperialista y su análisis
como proceso económico-social y concepción política capaz de explicar las
agudas manifestaciones de desigualdad, dominación hegemonía que se dan en
las relaciones internacionales en general, y atraso económico y el subdesarrollo
en el llamado Tercer Mundo de modo específico en América Latina, en particular.
Así, mientras los enfoques y las teorías políticas, económicas y de las relaciones
internacionales dominantes situaban los grandes problemas y obstáculos para el
desarrollo económico de las sociedades -organización social, cultura, tradiciones e
instituciones políticas, etc.- del llamado Tercer Mundo, los enfoques marxistas van
a concebir y explicar lúcidamente el atraso y el subdesarrollo como una
consecuencia directa del proceso de desarrollo del sistema capitalista mundial de
su reproducción tendencial e histórica.
El estudio del desarrolló del capitalismo en los centros hegemónicos dio origen a
la teoría del colonialismo y del imperialismo. El estudio del desarrollo de nuestros
países debe dar origen a la Teoría de la Dependencia."
En efecto, la Teoría de la Dependencia latinoamericana se diferencia de las otras
teorías marxistas señaladas por lo siguiente:
l) construir una reflexión histórica y estructural, frente al historicismo de los
formulaciones teóricas preexistentes.
2) porque dicho análisis se sitúa en la perspectiva de una praxis política
revolucionaria, y confrontando con la misma se transforma dialécticamente y
3) por haber mostrado la existencia de una nueva fase dentro del capitalismo
latinoamericano que se caracterizó por construir un capitalismo de Estado anclado
en las grandes corporaciones transnacionales, lo que equivale a una total
transformación de las relaciones clásicas de dependencia dentro de una nueva
estrategia de la economía capitalista mundial.
Este salto cualitativo en el análisis del capitalismo dependiente latinoamericano es
producto de una confrontación entre la teoría y la práctica política. Es importante
señalar aquí que si bien el desarrollo más significativo de la construcción y debate
de la Teoría de la dependencia se dio desde el final de los años sesenta hasta el
fin de la década de los años setenta en América Latina, la historia del pensamiento
social -concretamente el pensamiento marxista- desde la última década del siglo
XIX y, particularmente, las tres primeras décadas del siglo XX, produjo importantes
interpretaciones filosóficas políticas sobre la realidad de las estructuras de
dependencia social, cultural, económica y política de América Latina.
La Teoría de la Dependencia, que surgió en la América Latina en los años. 60,
intenta explicar las nuevas características del desarrollo dependiente, que ya se
había implantado en los países latinoamericanos.
Desde los años 30, éstos se habían orientado en la dirección de la
industrialización, caracterizada por la sustitución de productos industriales,
importados de las potencias imperialistas, por los producidos en industrias
nacionales. De inmediato, terminado el ciclo depresivo (caracterizado por dos
guerras mundiales, una crisis global y la exacerbación del proteccionismo y el
nacionalismo), se restablecía, a través de la hegemonía norteamericana, la
integración de la economía mundial. El capital, concentrado en aquel momento en
los Estados Unidos, se expandió hacia el resto del mundo en busca de
oportunidades de inversiones que se concentraran en el sector industrial. En estos
años de crisis, la economía norteamericana generalizó el fordismo como régimen
de producción y circulación y dio inicio, incluso, a la revolución científico-
tecnológica en los años 1940. La oportunidad de un nuevo ciclo expansivo de la
economía mundial exigía la expansión de estas características económicas a nivel
planetario. Esta fue la tarea que el capital internacional asumió, teniendo como
base de operación la enorme economía norteamericana y su poderoso Estado
nacional, además de un sistema de instituciones internacionales establecido en
Bretton Woods. Esta nueva realidad respondía a la noción de que el subdesarrollo
significaba la falta de desarrollo abría el camino para comprender el desarrollo y el
subdesarrollo, como el resultado histórico del desarrollo del capitalismo, un
sistema mundial que producía al mismo tiempo desarrollo y subdesarrollo.

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