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INSTITUTO TECNOLOGICO DE GUSTAVO A.

MADERO II

EL ESTUDIO DE LA ESTÉTICA SEGÚN BAUMGARTEN

CABRERA MARTINEZ DANIEL

5Q2

ESTETICA

Aunque el estudio de la belleza y del arte se remonta a los griegos el origen o nacimiento de la
disciplina filosófica que se ocupa de la belleza como saber específico y autónomo se debe a
Alexander Gottlieb Baumgarten. Por tanto, antes de empezar un tratado histórico del desarrollo
de la estética resulta justo, aunque no trascendente, hablar de la aportación del filósofo alemán.
Baumgarten es el primer filósofo que emplea el término como disciplina independiente
(Aesthetica de 1750). En este período y hasta Hegel la estética se concibe de manera esencial
como la conjunción entre la belleza y el arte.

Después de Hegel se procederá a separar el arte de la belleza. La estética que desarrolla


Baumgarten nace de la reflexión filosófica del arte y del descubrimiento de su vínculo con la
belleza. Es preciso indicar que aunque el filósofo alemán amplia y mejora el pensamiento de
Christian Wolff su pensamiento halla mayor parentesco con Leibniz, pues muy probablemente los
pilares básicos de su estética no hubieran sido posibles sin recurrir a factores propiamente
leibnicianos. Estos elementos básicos son: el descubrimiento de la facultad del objeto estético, la
belleza como objeto del conocimiento estético y la concepción de la verdad estética.

A decir verdad Leibniz nunca desarrolló un pensamiento sobre el arte y la belleza, sin embargo los
antecedentes de la estética que funda Baumgarten se encuentran en Leibniz. Sin ir más lejos,
Baumgarten arranca su pensamiento estético a partir del texto Meditationes de cognitione
veritate et ideis en el que Leibniz presenta la clasificación de los tipos de conocimiento según la
división: oscuroclaro, confusodistinto, adecuadoinadecuado y simbólicointuitivo. Para Leibniz el
conocimiento sensible es claro y confuso ya que no alcanza a enumerar por separado los signos
necesarios para distinguir una cosa entre otras.

Este no reconocimiento de los elementos particulares que entran en un objeto sensible es debido
a que nuestro conocimiento se constituye por un cúmulo de percepciones insensibles. A diferencia
del conocimiento filosóficocientífico el conocimiento sensible – que es donde se halla el goce
estético – se presenta como algo que no se resuelve bajo parámetros lógicos o conceptuales.

No obstante es Baumgarten quien resuelve la separación de la sensibilidad y el entendimiento


como fuentes distintas de conocimiento. Así, la estética será la ciencia del conocimiento sensible
cuyo objeto es la belleza: “el fin de la estética es la perfección del conocimiento sensible en cuanto
tal, y esto es la belleza” (Aesthetica). De este modo, la estética será el arte de pensar
hermosamente, es decir, tratará de indagar como usar con propiedad las facultades inferiores para
conseguir la máxima perfección. La mejora de Baumgarten respecto de Leibniz reside en mostrar
que la intuición sensible tiene su propia lógica y que no es en ningún caso una forma menos
perfecta del pensamiento, sino un modo de conocimiento en sí análogo a la razón y, por tanto, el
conocimiento no claro no es un noconocimiento, sino un conocimiento de carácter nológico y de
componente subjetiva. Baumgarten desarrolla pues una teoría de la sensibilidad que fundamenta
a la estética como filosofía independiente. La estética, cuyo objeto es lo bello, alcanza su cometido
cuando el fenómeno – lo aparecido sensiblemente – se presenta como perfecto y hermoso. Esto
acontece cuando hay un orden – canon – entre los elementos de lo que es presentado. Por tanto
vemos que la belleza del conocimiento sensible debe ser universal, es decir, requiere el, consenso
de los pensamientos, la perfección dentro de un orden y el acuerdo entre los signos internos que
expresan el objeto. En definitiva, un objeto es bello cuando presenta universalidad, orden y
acuerdo.

El fin de la estética es lograr esta perfección (hermosa) del conocimiento sensible, reflejar el orden
perfecto que existe en el universo. La perfección artística consiste en expresar este orden y la
belleza es la representación de un orden universal. Si la belleza decimos que es la representación
del orden universal y está vinculada a la perfección del conocimiento, este reconocimiento del
orden universal servirá a la perfección del propio sujeto que expresa y conoce un objeto bello. Por
tanto la contemplación es fruto de un acto del conocimiento que se esfuerza con tenacidad por
acceder allí donde el orden y la belleza se expresan en alto grado.

Por tanto, este esfuerzo ya no implica sólo un acto del entendimiento, sino que requiere
forzosamente un impulso de la voluntad y de la virtud. Por ello se comprende que nada sirve
mejor a la felicidad que la iluminación del entendimiento y el libre ejercicio de la voluntad para
actuar siempre acorde al entendimiento, y que dicha iluminación debe buscarse en el
conocimiento de las cosas que conducen al entendimiento humano a metas más altas y elevadas y
a la perfección. La virtud se hace necesaria para reconocer la perfección de un objeto bello y para
expresar la conveniencia de los signos sensibles con lo representado en la mente (Aesthetica).
Para Baumgarten, la verdad estética va ligada totalmente a la verdad moral. Para Baumgarten, la
verdad estética necesita la adecuación de los elementos representativos y lo conocido
sensiblemente y el orden entre las cosas y sus representaciones.

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