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Las declaraciones deferenciales


Isidora Stojanovic, Philippe de Brabanter, Neftali Villanueva Fernandez,
David Nicolas

Para citar esta versión:


Isidora Stojanovic, Philippe de Brabanter, Neftali Villanueva Fernandez, David Nicolas. Declaraciones
diferenciales. 2005. ijn_00000575

HAL Id: ijn_00000575


https://jeannicod.ccsd.cnrs.fr/ijn_00000575
Prefacio presentado el 3 de febrero de 2005

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privados. públicos o privados.
Las declaraciones deferenciales
PHILIPPE DE BRABANTER, NEFTALÍ VILLANUEVA FERNÁNDEZ, DAVID NICOLÁS Y...
ISIDORA STOJANOVIC1

1 Introducción
Nuestro objetivo en este documento es aclarar las distinciones
y las relaciones entre varios fenómenos, cada uno de los
cuales tiene ciertas características de lo que generalmente se
llama "deferencia". Distinguimos la deferencia lingüística, que
se refiere al uso del lenguaje y al significado de las palabras
que utilizamos, de la deferencia episódica, que se refiere a
nuestras razones y pruebas para hacer las afirmaciones que
hacemos. En nuestro estudio a fondo de la deferencia
lingüística, distinguimos dos subcategorías: la deferencia por
defecto (a grandes rasgos, el hecho omnipresente, señalado
por externalistas como Burge o Putnam, de que las
condiciones de veracidad de nuestras afirmaciones se des-
terminan con respecto al parámetro de lenguaje suministrado
por el contexto), y la deferencia deliberada (a grandes rasgos,
la intención, el acto comunicativo de utilizar una expresión
dada de la manera en que se utiliza en algún idiolecto o
dialecto especificado contextualmente). También discutimos el
fenómeno del dominio imperfecto, a menudo como...
1 El orden de los nombres no tiene por objeto reflejar las diferencias en el
trabajo realizado por cada autor.
2/ DECLARACIONES DIFERIDAS
y que mostramos ser independientes tanto de la deferencia
lingüística como de la deferencia epistémica. Si nuestro
análisis es correcto, entonces se puede demostrar que
algunos debates recientes sobre la deferencia (por ejemplo,
entre Recanati y Woodfield) son el resultado de una falta de
apreciación de todas las distinciones que trazamos aquí.

1.1 Una rápida mirada a la literatura


La entusiasta recepción del dictado de Hilary Putnam -"los
medios no están en la cabeza"- desencadenó una ola de
interés en ciertos tipos de uso del lenguaje que apoyan
intuitivamente la tesis de Putnam. Los externalistas
argumentaban que el contenido de nuestros pensamientos
y expresiones no se individualizan por procesos internos del
agente, sino por la forma en que el mundo resulta ser. Tyler
Burge (1979) ofreció ejemplos para mostrar que dos
individuos distintos podrían estar, cualitativamente, en el
mismo estado interno, y aún así tener creencias diferentes.
Son especialmente esclarecedores los ejemplos que
implican un dominio imperfecto, es decir, el uso significativo
de conceptos por parte de hablantes o pensadores que no
los dominan realmente. Tal comprensión parcial, argumentó
Burge, es omnipresente en el uso del lenguaje. Brian Loar
llevó un paso más allá las lecciones de esos casos de "falsa
comprensión", argumentando que las condiciones de
satisfacción de muchos conceptos no dependen de
nuestras capacidades epistémicas personales, sino del
lenguaje, "ese hecho social al que nos remitimos" (1990,
118).
Dos intuiciones están en conflicto aquí. Por un lado, no
dominamos todos los conceptos que usamos. Sin embargo, no
queremos decir que sea imposible para nosotros tener o
expresar pensamientos sobre, digamos, cohetes, aluminio o
contratos sólo porque nuestra comprensión de esos conceptos
es incompleta. Por otra parte, no está claro cómo nos las
arreglamos para decir algo verdadero o falso cuando no
dominamos los conceptos asociados con las palabras que
estamos usando. Decir tonterías no es lo mismo que decir
algo falso.
La idea de la deferencia semántica se introdujo
precisamente en un intento de reconciliar estas intuiciones
conflictivas. Su razón de ser es que podemos usar de
manera significativa conceptos que no dominamos porque
damos deferencia al lenguaje público, cuyas reglas son
fijadas por nuestra comunidad lingüística.
François Recanati ha postulado la presencia de un
"operador de deferencias" en todos los casos de
deferencias. El operador de deferencias...
es un constituyente no articulado que afecta a las condiciones
de verdad de una declaración. Se aplica a cualquier símbolo
(pertenezca o no al lenguaje de la declaración) y proporciona
una expresión bien formada, siempre que haya una referencia
tácita o explícita a algún usuario de este símbolo, el defensor
(cf. Recanati 2000, 282, 272; 2002).
Sin embargo, dado que no dominamos la mayoría de los
conceptos que usamos, ¿significa eso que un operador
deferente afecta la semántica de la mayoría de los términos
que aparecen en nuestras expresiones? Recanati piensa
que sí: la deferencia está presente en todos los casos de
dominio perfecto, desde el lego que usa términos técnicos
en la corte hasta los niños que aprenden su lengua
materna.
Esta postura ha suscitado críticas. Andrew Woodfield ha
afirmado que la deferencia no es algo que le suceda a
cualquier usuario de un idioma. La deferencia, dice, es un
"acto intencional, hecho por una persona por una razón"
(Woodfield 2000, 449-450). Los casos típicos de aplazamiento
implican a un orador ordinario y a un experto. El aplazador y el
experto identifican sus funciones en la comunicación, y ambos
reconocen la existencia de una norma externa que rige su uso
de las palabras. En virtud de esta descripción, es difícil ver
cómo se puede aceptar la idea de la "deferencia inconsciente"
respaldada por Recanati (2000, 282), es decir, la idea de que
los hablantes que no dominan un concepto se remiten
inconscientemente a la comunidad lingüística para determinar
su significado. Además, Wood- field es reacio a aceptar que el
aprendizaje de un idioma implica una deferencia se- mantica. 2
El aprendizaje, sostiene, es una cuestión de grado, mientras
que el operador deferente, que, según Recanati, debe
acompañar todo uso de un concepto imperfectamente
dominado, no puede desaparecer gradualmente. 3
Encontramos, entonces, un conjunto de problemas en
torno a la noción de deferencia semántica. Para abordar esos
problemas, se había apostado por identificar los diferentes
casos en los que querríamos hablar de deferencia. La
tendencia ha sido tratar todos esos casos en términos de
deferencia semántica. Esto, argumentamos, es un error.
Nuestro objetivo en este documento es aclarar las posibles
confu- ciones.

2 Dispuesto a asumir estos retos, sin embargo, Recanati trató de


proporcionar un modelo de aprendizaje conceptual que incorporara tanto la
idea de la mejora gradual como una explicación de la deferencia en
términos de la deferencia op-
erator (2000, 282-285).
3 Nótese que Burge excluyó explícitamente el aprendizaje de su explanada (1979,
90). Un niño que memoriza "e=mc2", sostenía, no tiene creencias sobre la
teoría de la relatividad.
articulando las diferencias entre varios fenómenos que
parecen merecer la etiqueta de "deferencia".

1.2 El plan
En nuestro estudio taxonómico, hacemos una distinción
entre la deferencia lineal y la epistémica. Dentro de la
deferencia lingüística, distinguimos entre la deferencia por
defecto y la deferencia deliberada. Una primera
aproximación a esas distinciones puede proporcionarse
utilizando un solo ejemplo, el de la artritis, cuya versión
fue dada por Burge (1979). Se proporcionarán ejemplos
adicionales a medida que vayamos examinando esas
distinciones con más detalle.
Considere a una mujer que, al volver del médico, le dice
a su compañero "Tengo artritis". Aunque no es la primera
vez que oye hablar de la artritis, sólo tiene una vaga idea de
lo que es la artritis, insuficiente para distinguir la artritis de
muchas otras enfermedades. Por lo tanto, puede ser
incapaz de diferenciar entre la artritis, que es una condición
de las articulaciones, y la miositis, que es una condición de
los músculos, e incluso puede decir cosas como "Tengo
artritis en el muslo". Aunque el concepto de artritis de la
mujer es pobre y, por así decirlo, indeterminado, es decir,
insuficiente para fijar las condiciones de verdad de su
declaración, esta declaración tiene un valor de verdad
determinado, como Burge, Putnam, y los externalistas en
general han argumentado con éxito. Este valor de verdad se
determina apelando a los expertos, y a la comunidad
lingüística en general, en relación con la cuestión de lo que
se considera "artritis".
Este fenómeno general y verdaderamente ubicuo se
correlaciona más o menos con lo que llamamos deferencia
por defecto. Un orador que difiere por defecto la mayoría de
las veces no tiene la intención de diferir. 4 Como consecuencia,
la deferencia por defecto usualmente pasa desapercibida
para el orador y el oyente. Esto contrasta con lo que
llamamos deferencia deliberada. Un orador que difiere
deliberadamente debe tener la intención de hacerlo, y su
intención debe ser reconocida por sus interlocutores.
En general, la deferencia deliberada implica un cambio de
idioma. El orador tiene la intención de utilizar una expresión en
la forma en que se utiliza en algún dialecto, sociolecto o
idiolecto. Explota

4 Por supuesto, siempre que nos comunicamos, implícitamente intentamos


ajustarnos a las reglas de uso del lenguaje.
diversas características contextuales para permitir a sus
interlocutores rec- ognificar su intención de aplazamiento e
identificar el aplazamiento previsto. Consideremos, por
ejemplo, a dos médicos que tienen un paciente en común, y
supongamos que este paciente cree que la artritis es una
condición inflamatoria de los músculos, y sigue diciendo a
sus médicos cosas como "He estado sufriendo mucho de la
artritis en mi muslo izquierdo". Ahora supongamos que uno
de los médicos tiene dolor en las pantorrillas, y, dejando
claro al otro médico que está aludiendo a su paciente
común, dice "Me duelen mucho las pantorrillas". Debe ser
artritis". Aquí, el doctor intenta usar la palabra "artritis" en la
forma en que lo hace el paciente, es decir, para la
inflamación muscular. Él hace uso del contexto para
provocar un cambio de idioma al paciente cuando se trata
de interpretar la palabra "artritis". El aplazamiento
deliberado, en suma, es un acto intencional en el que el
dialecto aplazado debe ser destacado por el hablante e
identificado por el intérprete.
Una noción importante que se relaciona con la
deferencia lingüística, pero que no debe confundirse con
ella, es la de deferencia epistémica. Volvamos a la señora
que, al volver a casa del médico, le dice a su compañero
"tengo artritis". Para establecer el valor de verdad de su
afirmación, debemos determinar con respecto a qué idioma
(dialecto, sociolecto, idiolecto) deben interpretarse sus
palabras. En inglés, el significado de "artritis" se establece
en conexión con el cuerpo común de conocimientos
médicos. Así que, aunque la dama haya aprendido la
palabra "artritis" de su médico, no es del todo correcto decir
que ella le está aplazando el uso de la palabra. Imagine que
el mismo doctor se equivoca en la pregunta de qué es la
artritis, y cree que es una condición de los músculos.
Entonces, si la dama dice "Tengo artritis en el muslo", sin la
intención de diferir precisamente a su médico, su afirmación
es falsa, dado que la artritis es una enfermedad de las
articulaciones. Aunque la dama se dirige por defecto a la
comunidad lingüística inglesa, no al médico, hay un sentido
en el que se dirige al médico. Pero, más que a su
competencia lingüística, ella se desentiende de su juicio (su
diagnóstico) de que tiene artritis. Esto es lo que llamamos
deferencia epistémica.
A continuación, presentamos con más detalle la distinción
entre la deferencia por defecto y la deferencia deliberada, y
sostenemos que ambos phe- nómenos son distintos de la
deferencia epistémica. También discutimos con más detalle el
fenómeno del dominio imperfecto, ya mencionado
anteriormente. Como mostraremos, la comprensión parcial de
un
El concepto implica que un orador que utilice la palabra
"asociado" con el concepto no tendrá la intención de diferir a
otros el significado de esa palabra, ni que un orador que
utilice el concepto al hacer una reclamación basará esta
reclamación en el juicio de otra persona. Así pues, aunque a
menudo no se diferencian, la deferencia por defecto, la
deferencia deliberada, la deferencia epistémica y el dominio
imperfecto se mostrarán como fenómenos distintos.

2 Deferencia lingüística: deferencia por defecto


vs. deferencia deliberada
La deferencia por defecto está involucrada en cada acto
comunicativo. Al interpretar y evaluar un enunciado,
debemos tener en cuenta un parámetro lingüístico (que
suele ser el idioma de una comunidad lingüística más
amplia, como el inglés, aunque también puede ser un
dialecto, un sociolecto o un idiolecto), y a este parámetro
lingüístico se le da contextualmente un valor por defecto.
Para designar este valor por defecto, utilizaremos el término
"idioma de origen". La deferencia de la falla tiene lugar tanto
si buscamos diferir como si no. La deferencia deliberada,
por otra parte, es algo que se hace intencionalmente por el
hablante. El orador apunta a un valor particular para el
parámetro del idioma y explota el contexto para ayudar al
intérprete a identificar este valor. En esta sección
ilustraremos esta distinción con una serie de ejemplos y
pro- vide un panorama teórico más complejo. Mostraremos
que, aunque un hablante típicamente se incline por la
comunidad lingüística, también puede inclinarse por un
sociolecto o un idi- olecto. Del mismo modo, en deferencia
deliberada, aunque un hablante típicamente se proponga
deferir a un cierto sociolecto o idi- olecto, también puede
diferir deliberadamente a la comunidad lingüística.
Hay algunas distinciones con las que la distinción entre
incumplimiento y deferencia deliberada podría confundirse,
así que prevengamos esas posibles confusiones antes de
proceder. La deferencia deliberada es intencional y por lo
tanto consciente: un orador que está aplazando
deliberadamente debe ser consciente de lo que está
haciendo. Pero esto no hace que la distinción
predeterminada/deliberada se derrumbe en la destilación
consciente/inconsciente5
, ya que en el caso de la deferencia
predeterminada, también, el orador

5 Estamos pensando en Recanati (2000, 281 y sig.) aquí, aunque el


mismo Recanati se opone a la deferencia autoconsciente a la maestría
imperfecta, y no
puede ser perfectamente consciente del hecho de que ella
está aplazando por des-falla. Una segunda confusión posible
consiste en considerar la deferencia por defecto como
semántica y la deferencia deliberada como meramente
pragmática: en el caso de la deferencia, el valor de verdad de
la expresión que contiene la deferencia dependería del idioma
de origen proporcionado por el contexto, mientras que en el
caso de la deferencia, el orador se limitaría a transmitir su
intención de utilizar una expresión en la forma en que la utiliza
la deferente, sin que ello afecte al valor de verdad real de la
expresión. En nuestra opinión, sin embargo, tanto la
deferencia por defecto como la deliberada afectan a los
valores de verdad de las expresiones.

2.1 Deferencia por defecto


Cuando la señora llega a casa del médico y le dice a su
compañero "Tengo artritis en el muslo", nuestras intuiciones
son claras en cuanto a que las verdaderas condiciones de
la declaración implican artritis, no cualquier otra condición
médica. Como la señora no puede tener artritis en el muslo,
está diciendo algo falso. La gente a menudo dice cosas
falsas cuando usan palabras que no entienden
completamente. Este es el fenómeno generalizado que
Brian Loar llamó "falsedad-debido a la incomprensión" (Loar
1990).
Casos como éstos fueron utilizados por los externalistas
para demostrar que, si el sentido de un término se
identificaba con el conjunto de descripciones disponibles
para un usuario competente de un idioma, entonces ese
sentido no podía determinar el valor semántico del término.
La falsedad en la comprensión sólo es posible porque los
términos que utilizamos en nuestras expresiones hacen una
contribución semántica que está fijada por convenciones
lingüísticas que reflejan el conocimiento de la comunidad
sobre la forma en que es el mundo. En los marcos
externalistas, esta idea se basa a menudo en una teoría de
la división social del trabajo lingüístico. En cada comunidad
lingüística hay grupos especiales de usuarios de la lengua,
los expertos, a los que se les encomienda una tarea
importante: determinar el valor semántico de los términos
de la lengua. Los miembros promedio de la comunidad
lingüística se remiten a estos expertos cuando tienen que
determinar las condiciones de verdad de expresiones como
"Tengo artritis en el muslo". Las palabras utilizadas por la
dama en el contexto descrito anteriormente adquieren su
valor semántico a través de estos expertos. Como la artritis
es una enfermedad de las articulaciones y no puede afectar
a la musculatura...

hablan de deferencia inconsciente.


cles, la proposición expresada por su declaración es falsa.
Nuestras intuiciones sobre las condiciones de verdad de esta
proposición se justifican por su uso deferente del término
"artritis". La deferencia cierra la brecha entre la comprensión
incompleta de la dama "artrítica" y la forma en que el mundo
es.
El proceso descrito anteriormente es lo que llamamos
diferir por defecto. Como se ha sugerido anteriormente,
siempre que se produce un enunciado con fines de
comunicación, los participantes en el intercambio comunicativo
tienen que conformarse con un lenguaje con reespectro al que
se puede llevar a cabo la interpretación, es decir, el lenguaje
de origen. En los casos de dominio imperfecto, son los
expertos los que determinan a qué cosa o acontecimiento se
aplica correctamente una expresión determinada.
Si recurrimos al operador deferente de Recanati6 para
analizar lo que la dama artrítica dice en el contexto anterior,
y lo usamos de la manera sugerida por Recanati,
obtenemos la siguiente representación:

(1) Tengo Rdoctor (artritis) en el muslo,

donde "Rdoctor (artritis)" es la expresión compleja que


resulta de la aplicación del operador deferente al término
"artritis". El valor semántico de esta expresión compleja es
la artritis (la verdadera enfermedad). (1) es falso porque la
artritis es una enfermedad de las articulaciones y no hay
articulaciones en el muslo. El subíndice especifica a quién
se le está dando deferencia, en este caso al médico al que
la dama visitó. Como veremos, este tipo de análisis no hace
justicia a nuestras intuiciones sobre las condiciones de
verdad de las declaraciones deferentes.

2.1.1 La deferencia por defecto no siempre es


deferencia a los "expertos a mano"
Imaginemos que el médico que la dama consultó no es un
médico de verdad, sino un loco de bata blanca que acaba
de...
6 Así es como Recanati caracteriza inicialmente al operador deferente:
"El operador diferencial es translingüístico. Pertenece a un determinado
idioma, digamos L, pero se aplica a cualquier símbolo s,
independientemente de que s también pertenezca a L. El resultado de
aplicar el operador de deferencia a un símbolo s, exista o no ese símbolo
en L, es una expresión bien formada de L, que escribo como 'Rx[s]', donde
x es usuaria del símbolo s [...]". (Recanati 2000, 272). Notemos que
utilizaremos la variable x tanto para los usuarios de un idioma como para
el propio idioma.
...con una capa de un pabellón psiquiátrico. Este falso doctor
cree que la artritis no es más que una mala resaca. Además,
se le ha metido en la cabeza no prestar atención a los
síntomas de su paciente y decirle que tiene artritis. La dama
llega a casa y le informa a su pareja que tiene artritis. Lo que
dice podría ser representado con la ayuda de la operadora de
deferencia:

(2) Tengo el doctor Rbogus (artritis).

Pero, ¿las condiciones de verdad de la declaración de la


dama son capturadas correctamente por (2)? No creemos
que sea así. Lo que la dama dice es cierto si y sólo si tiene
de hecho artritis. La contribución semántica del término
"artritis" a la proposición expresada por su declaración no
es una mala resaca, como dice (2), sino artritis. Tal vez la
dama tomó demasiados vasos de vodka la noche anterior y
estaba sufriendo de una mala resaca el día que pronunció
(2), pero eso no haría que la proposición ex-presionada por
su enunciado fuera más verdadera. Sólo la artritis puede
hacer que esa proposición sea verdadera.
¿Qué está pasando aquí? La dama está aplazando
epistémicamente al falso doctor, ya que confía en su
diagnóstico sin más preguntas. Pero no se está refiriendo al
falso doctor por el significado del término "artritis". En
cambio, se está desviando por defecto a las normas de la
comunidad lingüística. No se está refiriendo por defecto al
primer experto a mano, sino a quien realmente conoce el
significado de "artritis". Sólo este experto ideal puede
satisfacer tanto la afirmación externa de que los medios
están en el mundo como nuestras intuiciones sobre las
condiciones de verdad de su declaración en este contexto.

2.1.2La deferencia por defecto no siempre es


deferencia a la comunidad lingüística
Pedro y María están viendo la competencia de caminata en
Beijing 2008. Pedro no ha visto una carrera a pie en toda su
vida, pero María, que sabe un par de cosas sobre las reglas,
le acaba de explicar la diferencia entre caminar y correr en
este deporte olímpico. Algún tiempo después de la salida, se
produce el siguiente diálogo:
(3) a) Pedro: "¡Oye, el segundo tipo está caminando tan
rápido que va a alcanzar al que va en cabeza!".
(b) María: "En realidad, está corriendo... yo diría que va
a ser descalificado".
(c) Pedro: "Oh, sí, tienes razón, tuvo ambos pies fuera
del suelo por una fracción de segundo."

Si Pedro y María no estuvieran en un contexto de carrera a


pie, sus juicios serían probablemente diferentes de los
expresados en la conversación anterior. Por ejemplo, no es
irrazonable asumir que ni Pedro ni María distinguirían entre el
primer y el segundo concursante, así que es similar la forma
en que se mueven. Es muy posible que juzguen que ambos
están corriendo en lugar de caminando. Sin embargo, estas
son suposiciones realistas sólo si tomamos a Pedro y María
para usar los verbos "caminar" y "correr" en su sentido
ordinario. Y nuestra afirmación es precisamente que no lo son.
Pensamos que, en el contexto que nos ocupa, el idioma
de origen no es el idioma común sino el sociolecto
particular de la comunidad de caminantes de la raza. Esta
comunidad tiene sus propios expertos, a saber, los jueces
de la IAAF. Estos expertos definen el caminar en su regla
230 como "una progresión de pasos tan llevados a cabo
que el caminante hace contacto con el suelo, de modo que
no se produce ninguna pérdida de contacto visible (para el
ojo humano)". La regla 230 es la convención que disuade a
las minas de la correcta aplicación del término "caminar" en
este contexto. Los juicios expresados en el párrafo 3) y las
distinciones que no se derivan de ellos sólo tienen sentido
con respecto a esas convenciones.
Varios elementos contribuyen a que el sociolecto de los
caminantes de la raza sea el lenguaje fuente aquí. Pedro y
María están viendo una carrera olímpica de senderismo, un
deporte cuyas reglas ya conocen. Han estado hablando
durante algún tiempo sobre la interpretación técnica de
términos como "caminar" y "correr". El significado de su
conversación, al incluir su desacuerdo inicial, es una prueba
más de que no hablan el inglés cotidiano. Por lo tanto,
podemos concluir que la deferencia por defecto puede
seleccionar un idioma de origen cuyas convenciones difieren
de las de la comunidad lingüística en su conjunto.
2.1.3 Deferencia por defecto a un "dialecto local"
particular Imagine a las hermanas gemelas, Natalya y Olga,
que han sido criadas en una zona muy aislada. Sus padres
usan el inglés estándar, excepto en un aspecto: tienen un
peculiar sentido del humor, y pensaron que sería divertido
usar siempre "manzana" para "pera"
(y a la inversa) en presencia de sus hijas. Esta es una familia
de reclutas y, a la edad de seis años, las hermanas apenas
han tenido contacto con nadie fuera de la familia. En su primer
día de escuela, las dos niñas de seis años comparten la
comida que sus padres han preparado para ellas, incluyendo
algunas frutas. Mirando con envidia la pera más grande de su
hermana, Natalya le dice a Olga:

(4) ¡Eh, es una manzana enorme!

Cualquier hablante de inglés estándar diría que la fruta es


una pera y por lo tanto juzgaría a Natalya por haber
pronunciado una proposición falsa. Pero la cosa es, en este
caso, que no hay ningún hablante de Inglés estándar
involucrado en la situación. Tanto el hablante como su
destinatario están usando el dialecto local que sus padres
les han enseñado. La totalidad de su comunidad lingüística
en realidad equivale a ellos mismos y a sus padres (en su
estado de ánimo juguetón). Las hermanas ni siquiera son
conscientes de que hay una comunidad lingüística más
amplia cuyas normas pueden diferir de lo que han
aprendido de sus padres. Así, cuando Natalya u Olga usan
"manzana" y "pera", se remiten por defecto al dialecto
inventado por sus padres, y no a las normas de una
comunidad lingüística de la que, en sentido estricto, no
forman parte. Utilizando el operador de deferencia, se
podría representar la proposición ex-presionada por Natalya
y entendida por Olga como:

(4') El objeto que Natalya está señalando es una enorme Rparents


(manzana),7

que es lo mismo que:

El objeto al que apunta Natalya es una enorme pera.

7 En esta etapa no estamos afirmando que el operador de deferencia


sea adecuado para analizar los casos de deferencia por defecto. Aquí, es
simplemente un medio conveniente para representar la manera en que se
debe interpretar "manzana". Véase en el apartado 2.1.4 un análisis de
algunos problemas que plantea la aplicación del operador de deferencia en
los casos de incumplimiento.
Somos conscientes de que este análisis no es
evidentemente el correcto. De todos modos, creemos que es
plausible: Natalya y Olga siempre han diferido por defecto a
sus padres, que eran los proveedores de la norma lingüística
en su entorno. 8 Mientras su comunidad lingüística no se
extienda más allá de sus padres y entre sí, no podían diferir a
nadie más que a sus padres. Esta situación cambiará si su
conversación es escuchada por alguien que sabe con certeza
que (según las convenciones del inglés estándar) la fruta de la
que hablaban es una pera, no una manzana, y que siente que
es su deber dejar las cosas claras para los niños. Si los niños
aceptan que están tratando con alguien más confiable que sus
padres, probablemente cambiarán de opinión sobre las
manzanas y las peras. En nuestro marco, este cambio de
opinión se explicaría de la siguiente manera: las hermanas se
habrán dado cuenta de que pertenecen a una comunidad
lingüística más amplia, y que en la comunidad hay expertos
que son más reponsables (más conocedores) que sus padres
en cuanto a cómo debe llamarse tal o cual objeto o evento. Si
eso es lo que ocurre, entonces el idioma de origen de sus
expresiones cambiará del dialecto local de sus padres al
inglés estándar. Ahora, la próxima vez que Natalya le diga a
Olga que la fruta que está señalando es una manzana, su
pronunciación ya no será verdadera si la fruta es en realidad
una pera. Por lo tanto, vemos que, otras cosas siendo iguales,
las condiciones de verdad de una declaración de (4) se ven
afectadas por un cambio en el idioma de origen.

2.1.4 Woodfield vs. Recanati sobre la deferencia por


defecto Algunas de las cuestiones que hemos planteado aquí
arrojan luz sobre ciertos aspectos del debate entre Andrew
Woodfield y François Recanati. La oposición de Woodfield a
una aplicación sin restricciones del operador de deferencia se
basa en parte en su convicción
que en los casos de comprensión parcial el experto no es la
fuente fi- nal de normatividad que busca el aplazamiento:

8 Si las convenciones de la lengua de sus padres hubieran sido las mismas


que las de la lengua común, Natalya y Olga eo ipso habrían diferido por
defecto a la comunidad lingüística en su conjunto. Pero el punto aquí es
precisamente que (algunas de) las convenciones establecidas por los padres
chocan con las de toda la comunidad lingüística.
"Ambas partes [el aplazador y el experto] dan por sentado
que existen normas que determinan el significado adecuado
de la palabra, normas a las que ambos deben lealtad. D [el
aplazador] se remite a E [el experto] en una cuestión
particular porque D considera que E es una buena guía,
dado el significado que tiene la palabra al-ready. D no toma a
E para ser el dador de significado. Ningún hecho sobre E
constituye el significado de la palabra lo que hace. D sabe
que los expertos son falibles. D considera el juicio de E como
una buena evidencia de que la palabra significa tal y tal, pero
D no supone que E haga que la palabra signifique tal y tal".
(Woodfield 2000, 450)

El ejemplo del médico falso en 2.1.1 apoya esta intuición


general. La deferencia no siempre convierte a un hablante
en un "dador" de significado. En nuestro ejemplo, aunque la
dama oyera la palabra "artritis" por primera vez del falso
doctor, eso no significaría que el falso doctor pudiera im-
plantear su peculiar uso de "artritis" en el significado de la
declaración de la dama. Las intuiciones sobre las
condiciones de verdad de la proposición expresada en ese
caso son que la con- tribución semántica de la palabra
"artritis" es la enfermedad artritis, y no una mala resaca.
Para hacer su punto, Woodfield (Woodfield 2000, 448)
repite el siguiente ejemplo. Alf es un niño al que su maestro le
ha dicho que la prosa de Cicerón está llena de sinécdotas. El
chico recogió la palabra "sinécdoque" de su maestro de
escuela, sin saber que este último llamaba sistemáticamente
"sinécdoques" a lo que en realidad son metonimias. Alf conoce
a L, un experto que sabe lo que es una sinécdoque, y tiene
lugar la siguiente conversación:

(5) a) Alf: "La prosa de Cicerón está llena de sinécdotas".


(b) L: "No, no lo es. Es cierto que su prosa está llena
de figuras de discurso. Pero muy pocas de ellas
son sinécdotas."
(c) Alf: "Acepto lo que dices. La prosa de Cicerón no está
llena de sinécdotas."

Según Recanati, las declaraciones de Alf deben ser


analizadas de la siguiente manera:
(5) (a') La prosa de Cicerón está llena de Rteacher

(sinécdotas) (c') La prosa de Cicerón está llena

de RL (sinécdotas)

Desde este punto de vista, lo que "Rteacher (synecdoches)"


aporta a la proposición expresada por Alf en (5a') es el
contenido que el profesor atribuye a la palabra
"synecdoches", es decir, las metonimias. En (5c'), sin
embargo, la contribución semántica de "RL (synecdoches)"
es sinecdoches. Parecería entonces que Alf y L están
"hablando con propósitos cruzados". Lo que Alf dice en (5c)
no niega lo que dijo en (5a). Esto, para Woodfield, es una
situación inaceptable.
En nuestro marco, este problema no se plantea. Cuando
Alf dice en (5a) que la prosa de Cicerón está llena de
"sinécdotas", no está usando a su maestro de escuela como
un dador de sentido; está difiriendo por defecto a la
comunidad lingüística a través de su maestro, a quien
considera un experto confiable. Como en el caso del falso
doctor, la deferencia por defecto no siempre es deferencia al
primer experto que se encuentra a mano. Alf está defendiendo
a la comunidad lingüística, y por lo tanto la contribución
semántica de la palabra "sinécdoque" como se usa en (5a) es
sinécdoque, no metonimia. Cuando Alf es corregido por L,
aprende algo sobre la prosa de Cicerón. Su enunciado en (5c)
es la negación de (5a), porque la contribución semántica del
término "sinécdoques" es, en ambos casos, sinécdoques. En
(5a) él estaba aplazando epistémicamente a su maestro, ya
que daba por sentado lo que el maestro le había dicho. Ahora
que ha encontrado una fuente de conocimiento más confiable,
decide diferir epistémicamente a esta nueva fuente, a saber, L,
y en consecuencia reconsidera su primer estado de que la
prosa de Cicerón está llena de sinécdotas. 9
Nuestra discusión de (5) muestra que hay una dificultad
con la aplicación del operador deferente a los casos de
deferencia de des-falla. La cuestión es si el operador deferente
puede ser usado en una representación apropiada de las
condiciones de verdad de declaraciones como estas, mientras
que, al mismo tiempo, se preserva el poder explicativo que el
dispositivo tiene para los casos de deferencia de liberación.
Este es un problema que Woodfield ha detectado con éxito.
9 Ignoramos la posibilidad de que Alf pueda estar aplazando
deliberadamente a su maestro, en cuyo caso la proposición expresada por su
primer enunciado contendría metonimia, no sinécdoques. Esta no es la forma
en que el ejemplo fue originalmente enmarcado por Woodfield.
Sin embargo, su propia caracterización de la deferencia se
enfrenta a verdaderas dificultades. Aunque es adecuada para
lo que hemos llamado deferencia por defecto a la comunidad
lingüística, tendría dificultades para dar cuenta de los casos
en los que el hablante se inclina por un determinado
sociolecto o dialecto local, como ilustran los ejemplos de los
caminantes de la raza y las hermanas engañadas. Dado que
Wood- field sólo reconoce deferencia a la comunidad
lingüística, no está claro cómo podría tratar estos ejemplos,
en los que es plausible suponer que los jueces de la IAAF y
los padres de Natalya y Olga desempeñan un papel central
en la fijación del significado de ciertos términos. Además,
Woodfield tendría algunas dificultades para contar con una
deferencia deliberada también, ya que típicamente, como
veremos, uno se inclina deliberadamente por un determinado
idiolecto o societario, en lugar de por toda la comunidad
lingüística.

2.2 Deferencia deliberada


Imagina que Tineke y Jan saben del falso médico que
considera la artritis como una mala resaca. Y les gusta la
historia. Anoche se divirtieron mucho y bebieron mucho. Por la
mañana, se despiertan y Tineke le dice a Jan:

(6) Jan, tengo un caso grave de artritis. ¿Cerrarías las


cortinas y me darías una aspirina?

A Tineke le duele mucho la cabeza y se siente mal. Pero


está haciendo un uso lúdico de la falsa aplicación del
término "artritis" por parte del doctor para decir que tiene
resaca. Sabe que puede confiar en ciertas características
contextuales para manifestar el lenguaje con respecto al
cual el término "artritis" debe ser interpretado. Tineke va
incluso más allá: diseña un cambio de idioma a un idioma
de destino diferente del idioma de origen establecido por
defecto, es decir, un cambio del inglés estándar al falso
idioma del médico. Esto, ella puede permitirse el lujo de
hacerlo, porque puede confiar en ciertas características del
contexto, en particular el hecho de que Jan y ella misma se
rieron de la historia del falso doctor y bebieron mucho la
noche anterior. Pero Tineke también podría haber aclarado
su significado diciendo "Tengo una artritis mala", usando
así, anormalmente, el sustantivo de masa "artritis" como si
fuera un sustantivo contable. Las características
contextuales de este tipo aseguran que (6) va a ser
entendida por Jan como la expresión de la siguiente proposición:

(6’) Tineke tiene un mal caso de Rbogus doctor (artritis).

A diferencia de lo que observamos en los casos de


deferencia por defecto, la ap- plicación del operador de
deferencia no plantea aquí ningún problema. Gracias a ella,
podemos mostrar cómo Tineke se las arregló para ex-
presionar la proposición de que tenía una mala resaca, a
pesar de que pronunció la palabra "artritis". (6) es un caso
paradigmático de deferencia deliberada. Presenta todas las
características de los casos de deferencia lingüística
"autoconsciente" mencionados en la literatura: i) el hablante
elige la deferencia por la interposición de algunas de sus
palabras; ii) ella se inclina por el idiolecto de alguien; iii) la
deferencia adopta la forma de un desplazamiento lingüístico
que resulta de la explotación de ciertas características
contextuales. El operador de deferencia de Recanati se
adapta a las necesidades de estos ejemplos.
Como veremos, las características anteriores no se
exhiben en todos los casos de deferencia deliberada. Las
siguientes secciones están dedicadas a un examen de los
casos no paradigmáticos de deferencia deliberada. En los
apartados 2.1.2 y 2.1.3 hemos establecido que el estatus
de la lengua de origen (lengua común frente a sociolecto y
dialecto local) no es constitutivo de deferencia por defecto:
un hablante puede deferir por defecto no sólo a toda la
comunidad lingüística, sino también a un sociolecto (el
ejemplo de las carreras de caballos) e incluso a un dialecto
muy local (el ejemplo de las hermanas engañadas).
Análogamente, veremos en la siguiente sección que el
carácter terístico ii) no se aplica sistemáticamente: la
deferencia deliberada no tiene que entrañar un cambio
hacia el peculiar idiolecto de alguien; en algunos casos, el
idioma de destino es un sociolecto o incluso un idioma
común como el inglés. Esto significa que la distinción entre
la deferencia por defecto y la deferencia deliberada no
puede ser una cuestión del tipo de idioma al que el orador y
el oyente se remiten. En la sección 2.2.2, mostraremos que
la característica iii) tampoco es una condición esencial para
la deferencia deliberada. Por lo tanto, proponemos un relato
de la deferencia deliberada que no se refiere a los cambios
del idioma en sentido estricto.

2.2.1 Deferencia deliberada a la comunidad lingüística


Supongamos que un grupo interdisciplinario salvaje está trabajando
francamente...
en una taxonomía de deferencia lingüística. Durante varias
horas han estado discutiendo las similitudes y diferencias
entre ciertos ejemplos de deferencia por defecto y los casos
límite de deferencia deliberada. Todos los participantes, A, B,
C y D, están de acuerdo en una caracterización común para
estos términos y ahora están tratando de atar los cabos
sueltos restantes. El debate parece interminable. En un
momento crítico, al darse cuenta de que la hora del almuerzo
casi ha terminado, el más obstinado, A, se lo dice a los demás:

(7) De acuerdo, digamos que, en deferencia a usted,


aceptaré su argumento.

Asumimos que el idioma de origen de sus discusiones es un


dialecto local que se ajusta a las definiciones sobre las que
habían acordado previamente. Pero, si la expresión de A es
entendida por B, C y D, no pensarán que A está aplazando
lingüística o epistémicamente a ninguno de ellos, sino que
está aceptando su argumento por respeto a ellos. Sin
embargo, respeto no es lo que la palabra "deferencia"
significaría en el idioma de origen de este contexto: es un
significado que tiene en un idioma diferente, a saber, el inglés
estándar.
En el punto 7), el orador vuelve a explotar las
características contextuales en or- der para poner de
manifiesto que quiere pasar del idioma de origen (el
dialecto de los deferencialistas) a un idioma de destino que
es el inglés estándar. El co-texto desempeña un papel
central: en su sentido técnico de lengua fuente, el
sustantivo "defer- ence" no se coloca con "in to you". Esto
por sí solo debería ser suficiente para inducir el
reconocimiento del cambio. Con todo, este ejemplo muestra
que la deferencia deliberada no se basa necesariamente en
el cambio de idioma a un idiolecto o a un sociolecto. Uno
puede deferir deliberadamente a la comunidad lingüística.

2.2.1.1 Deferencia, polisemia y Humpty-Dumpty


Esta, en cualquier caso, es la conclusión si nuestro análisis
es el correcto. Sin embargo, somos conscientes de otra
posible explicación para (7): podría decirse que, al
pronunciar (7), A simplemente explota la polisemia de la
palabra "deferencia". En otras palabras, donde nuestro
análisis plantea un cambio de idioma de un dialecto técnico
al inglés estándar, otros podrían no ver ningún cambio en
absoluto. Su argumento, entonces, sería que el dialecto
técnico del inglés interdisci-
El equipo veterinario no es más que una extensión del
estándar de la lengua. En esta extensión, los sentidos
ordinarios de "deferencia" (respeto y cumplimiento del juicio
ajeno) se inhiben, mientras que el sentido técnico se activa en
gran medida. Desde este punto de vista, todo lo que A hace al
pronunciar (7) es reactivar un sentido ordinario de
"deferencia".
Tenemos cierta simpatía por este análisis. Sin embargo,
creemos que sus implicaciones no son tan directas como
parecen. En primer lugar, nótese que si la polisemia está
implicada en (7), entonces es una polisemia de tipo
especial, ya que el sentido que tiene la "deferencia" en el
idioma de origen (el dialecto técnico local) no es (todavía) el
que se registra en el léxico del idioma de destino (inglés
estándar). El problema en este caso es que el trabajo de los
"deferential- ists" hace que la "deferencia" adquiera un
nuevo significado. Los logotipos y las creaciones de
significado siempre se originan en las ginebras del lenguaje
común. A veces se captan, a veces no. Pero, si lo hacen, es
siempre porque algunos aspectos del lenguaje hablado por
un pequeño grupo se incorporan al núcleo común. Hasta
que eso ocurra, no se puede decir que esos aspectos
pertenezcan al lenguaje común. En realidad, como han
demostrado algunos lexicógrafos (por ejemplo, Rey- Debove
1978, 283-286), las nuevas palabras y los nuevos
significados léxicos, cuando se producen en expresiones
del idioma común, suelen estar entre comillas o prosodia
especial, lo que indica que todavía se sienten como
palabras en otro idioma. Nuestro análisis en términos de
deferencia deliberada proporciona una explicación del
proceso diacrónico por el cual las creaciones léxicas
pueden llegar a formar parte del núcleo común. En el caso
de los nuevos significados, esto conducirá a un aumento de
la polisemia, pero sólo después de que se haya completado
el proceso de extensión del lenguaje común.
Nuestro análisis es menos susceptible de acusaciones de
Humpty- Dumptyism que una cuenta estrictamente en
términos de polisemia. En nuestra opinión de deferencia
deliberada, un orador no decreta que a tal o cual expresión se
le asigne un nuevo significado. Más bien, utiliza expresiones
que ya han adquirido un significado en un idioma determinado
(ya sea un idioma común, tan- ciolecto o idiolecto). La única
decisión que toma el orador es explotar las características
contextuales para inducir el cambio de idioma apropiado. Eso
no es el Humpty-Dumptyismo. Por el contrario, aquellos que
rechazan el relato deferente y argumentan que exámenes
como el 7 muestran una polisemia simple pueden ser
sospechosos de Hump- ty-Dumptyism. Desde su punto de
vista, un solo lenguaje subyace a la
interpretación de (7), a saber, una extensión del lenguaje
común. Esta extensión incluye un nuevo significado de un
término ya existente. Parece entonces que, simplemente
como resultado de sus debates teóricos, los deferencialistas
han logrado crear un nuevo significado para "deferencia".
Esto significa que han actuado de manera muy parecida a
Humpty-Dumpty en la historia de Alicia.

2.2.1.2 Dos ejemplos más


Hemos mostrado cómo nuestra cuenta podría acomodar la
intuición de que la polisemia está de alguna manera
involucrada en (7). Sin embargo, creemos que hay ejemplos
similares a (7) para los cuales una cuenta basada en la
polisemia no es ni siquiera un probable contendiente. A
continuación presentamos dos de estos casos. El primero
ilustra la deferencia deliberada a la comunidad lingüística,
mientras que el segundo muestra que un hablante puede
deferir deliberadamente a otro idioma común.
Imagine un gurú que, aunque usa la ortografía, el gram-
mar y grandes trozos del léxico inglés, elige sin embargo
redefinir toda una clase de términos clave (digamos, "vida",
"amor", "devoción", etc.) de tal manera que los sentidos
ordinarios de estos términos ya no tienen vigencia en el
lenguaje de la comunidad del gurú. Apenas se puede decir
aquí que el lenguaje del gurú es una mera extensión del inglés
estándar. Ahora imagina que el gurú está predicando a su
rebaño y que su sermón es transmitido en su propio canal de
televisión por satélite. Por un tiempo, habla directamente a su
audiencia en vivo. En un momento dado, sin embargo, mira
directamente a la cámara y, dirigiéndose al "resto del mundo",
dice cosas como:

(8) Podéis experimentar "amor" y "devoción" en vuestros


corazones, pero estas son sólo formas degradadas del
verdadero amor y la verdadera devoción.

Nuestra sugerencia es que, al menos para la interpretación


de "amor" y "devoción", el gurú se convierte en el "Standard
En-glish". Esto, lo indicamos por medio de citas de miedo,
para reflejar el hecho de que el cambio de idioma diseñado
por el gurú es uno deliberado.
Los ejemplos (7) y (8) pertenecen a una clase de
enunciados que muestran un cambio intrascendente hacia
otro idioma común, como en:
(9) Barthes describió el libro como "un choque histórico" y
"un nuevo hito y un comienzo para la escritura". (Times
Literary Supplement, 03/05/02: 9)

El cambio aquí puede ser por el bien de la exactitud en las


citas, o por el color local, o para mostrar las habilidades
lingüísticas de uno. Sea como sea, se trata de un cambio
deliberado de idioma a un idioma común: el francés.
Aunque reconocemos que (9) es diferente de los dos
ejemplos anteriores, proporciona más evidencia que sugiere
que la deferencia deliberada no es sistémica a los idiolectos
y sociolectos. 10

2.2.2 ¿Diferencias deliberadas sin cambio de idioma?


Consideramos ahora una clase de declaraciones que parecen
entrar en la misma categoría que las anteriores. Sin embargo,
resultan carecer de una propiedad importante exhibida por los
varios ejemplos de deferencia deliberada estudiados hasta
ahora.
Supongamos que Kate, que no tiene formación en leyes,
está en un juicio. Tanto el juez como el abogado de la acusada
usan términos artísticos con los que ella no está familiarizada.
Por ejemplo, no es obvio para ella si la acusada cometió un
delito grave, un delito o un delito menor.
Durante un descanso, mientras habla del procedimiento
con otros miembros de la audiencia, Kate intenta determinar el
tipo de delito del que es culpable el acusado. Al hacerlo, dice
cosas como:

(10) No creo que lo que hizo sea un delito grave. Yo diría que
fue un delito menor.

Como se da cuenta de que su comprensión de estos


términos es, en el mejor de los casos, incompleta, a
menudo complementa sus expresiones con un comentario
metalingüístico o las articula con un patrón especial de
tono, del tipo que se puede representar mediante citas de
miedo:

No creo que lo que hizo sea un delito grave, como dijo el


juez. Diría que fue un delito menor, si entiendo el
10 Hay muchos ejemplos como el (9), y normalmente se toman como
relacionados con la cita. (Véase el número 17 de la Revista Lingüística Belga
para varias discusiones).
la distinción de los abogados.
No creo que lo que hizo sea un "delito". Yo diría que fue un
"delito menor".

Estos comentarios y marcadores adicionales indican que no


se trata de casos de deferencia por defecto. Entonces,
¿estamos tratando con deferencia deliberada, y, si es así, a
quién? En un marco externo como el nuestro, es
generalmente aceptado que el significado de los términos
legales es fijado por los miembros de la profesión legal para
toda la comunidad lingüística. Por lo tanto, no debería
haber diferencia entre el significado que el juez atribuye a
"delito grave" y "delito menor" y el significado que estos
términos tienen en el léxico del inglés. Y si hubiera una
diferencia, Kate, como miembro no experto del público,
probablemente elegiría confiar en las normas de la
comunidad lingüística (tal como las fijó el cuerpo de
expertos al que se ha hecho referencia anteriormente). Esto
sugiere que, cuando Kate pronuncia (10), (10') o (10''), no
se está (sólo) refiriendo a este juez o abogado, o incluso a
la profesión jurídica, sino a las normas de la comunidad
lingüística.
Es tentador concluir que los ejemplos (10)-(10'') son una
ilustración más de la deferencia deliberada a la comunidad
lingüística. Pero, como se ha insinuado anteriormente,
estos ejemplos carecen de una característica importante
que exhiben los demás casos: no implican ningún cambio
de idioma. En los casos (10)-(10''), el idioma con respecto
al cual se interpretan términos como "delito" y "falta" no es
otro que el idioma de origen establecido por defecto. Esto
implica que, a diferencia de lo que se puede observar en (6)
y (7), el aplazamiento de Kate resulta no tener ningún
impacto en las condiciones de verdad de sus declaraciones.
Aún así, hay una gran diferencia entre (10)-(10'') y los
casos genuinos de deferencia por defecto. Kate recurre a
los comentarios metalingüísticos o a las palmaditas de
entonación especial para hacer que el parámetro de
lenguaje del contexto sea saliente. Esto no sucede en los
casos de deferencia por defecto, en los que el orador no
suele tener la intención comunicativa de poner el lenguaje
de la interpretación en primer plano.
Ante estos hechos, creemos que la elección teórica
correcta consiste en mantener que (10)-(10'') implican una
deferencia deliberada. En consecuencia, debemos relajar el
criterio (iii) de las instancias paradigmáticas como (6), para
no requerir la pres-
de un cambio de idioma en el sentido estricto. 11
Por lo tanto,
proponemos la siguiente definición:

S realiza un acto de deferencia lingüística deliberada si y


sólo si:

(a) S produce una "u" de declaración;


(b) S explota ciertos rasgos contextuales para hacer
resaltar el parámetro lingüístico L para la interpretación de la
u o algún segmento de la u;
(c) S quiere que su explotación de los recursos
contextuales sea reconocida por el público como parte de
sus intenciones comunicativas.

Aunque nuestra definición no incluye ningún requisito de


cambio de idioma, los casos de deferencia deliberada
todavía pueden representarse por medio del operador de
deferencia. En cuanto a la postura, lo que ocurre en el punto
(10) puede ser capturado por la siguiente fórmula:

(101No creo que lo que hizo sea un delito grave.) Yodiría


que fue un "RStandardEnglish" (delito menor).

El operador deferente indica que las expresiones "delito


grave" y "delito menor" deben interpretarse con respecto al
inglés Stan- dard. En los casos de cambio de idioma, la única
diferencia es que el valor de "x" en "Rx (s)" es distinto del
valor de la lengua de origen. La deferencia deliberada con
un cambio de idioma no es más que una importante
subcategoría de deferencia deliberada.

3 La deferencia no lingüística y otros


fenómenos conexos
En esta sección, estudiamos las nociones de deferencia epistémica
11 Otra opción sería dejar inalterado el criterio de la deferencia deliberada.
Como resultado, ejemplos como el (10)-(10'') entrarían en una tercera
categoría de deferencia lingüística, intermedia entre la predeterminada y la
deliberada. Sin embargo, en nuestra opinión, estos ejemplos tienen mucho
más en común con la deferencia deliberada; por lo tanto, no seguiremos esta
línea de razonamiento.
y un dominio imperfecto. La deferencia epistémica debe ser
cuidadosamente distinguida de la deferencia lingüística, y
nuestros primeros comentarios se centrarán en justificar
esta distinción. Luego mostraremos que las nociones de
deferencia epistémica y evidencia epistémica, aunque
relacionadas, deben mantenerse bien separadas.
Finalmente, discutimos el fenómeno del dominio imperfecto
y su relación con la deferencia lingüística y epistémica. 12

3.1 Deferencia epistémica


La deferencia es un tema de interés no sólo para los lingüistas
y filósofos del lenguaje, sino también para los epistemólogos y
filósofos de la ciencia. Se admite generalmente que gran parte
del conocimiento que poseemos se adquiere de manera
deferente, por testimonio. Pero la deferencia no sólo afecta a
las cosas que conocemos: también afecta a nuestras
creencias, creencias sobre las que, sin embargo, estamos
dispuestos a actuar. Recibimos información de muchas
fuentes diferentes, y tomamos decisiones sobre qué
información aceptar y cuál rechazar. Imagina a una mujer con
una enfermedad rara que quiere reunir diferentes opiniones
sobre su enfermedad antes de emprender un tratamiento
médico. Cada médico que conoce le da una opinión, basada
en la evidencia y otras consideraciones. Si los diagnósticos
difieren, ella tendrá que decidir en qué médico confiar por
encima de todos los demás. Pero, subyacente a nuestras
creencias y acciones no son sólo los juicios de otras personas
sobre cuestiones para las que hay un hecho. También
diferimos de los demás en cuestiones que son en gran medida
una cuestión de opinión personal. Supongamos que a Takeshi
le ha dicho un amigo que la Sakura es el mejor sushi-bar de la
ciudad, y otro que el Mikado es el mejor. Si quiere llevar a su
prometido(a) a una cita, Takeshi tendrá que decidir en qué
amigo confiar, cuyos juicios de gusto son más fiables.
A continuación nos centraremos en los casos de deferencia
epistémica que subyacen a las afirmaciones, porque es en
estos casos en los que la deferencia epistémica puede
confundirse más fácilmente con la deferencia lingüística.
Diremos que una persona que hace una afirmación está
defendiendo epistémicamente cuando basa su afirmación,

parcial o totalmente, en la opinión de otra persona. Typi-


12 Que quede claro desde el principio que nuestro objetivo en esta
sección no es tanto hacer una nueva contribución a la literatura existente
sobre cuestiones epistémicas y cognitivas relacionadas con la deferencia,
como distinguir claramente esas cuestiones de las que se plantean en
relación con la deferencia lingüística.
Una persona que afirma que tiene artritis se está remitiendo
al médico en cuyo diagnóstico se basa. A continuación
argumentamos que este fenómeno es distinto de la
deferencia lingüística. Además, no puede reducirse a la
noción de evidencia epistémica, aunque exista una cierta
correlación.

3.1.1 Deferencia epistémica y lingüística


Mientras que la deferencia lingüística está implicada en la
fijación del significado de un término, la deferencia epistémica
se produce cuando una persona se inclina por otra en relación
con un juicio determinado. El hecho de que un orador difiera
epistémicamente o no es independiente de que difiera
deliberadamente o por defecto el uso de las palabras que se
producen en su enunciado.
Para empezar, es fácil darse cuenta de que la deferencia
lingüística por defecto debe ser independiente de la deferencia
epistémica. Como hemos argumentado ampliamente, la
deferencia lingüística por defecto es un fenómeno ubicuo. La
deferencia epistémica, por otra parte, se produce cuando nos
apoyamos en las opiniones de otras personas. No es de
extrañar, pues, que la deferencia lingüística por defecto
pueda, aunque no sea necesario, coexistir con la deferencia
epistémica. Por ejemplo, supongamos que Tim va a ver a un
médico que, después de examinarlo, le dice: "Tienes miositis".
Tim no sabe lo que es la miositis. Sólo entiende que está
relacionada con el dolor que siente en las pantorrillas. De
vuelta en casa, le dice a su madre:

(11) Tengo miositis. No es nada grave. Debería descansar


un poco.

Al decir (11), Tim está aplazando por defecto a la comunidad


lingüística el significado del término "miositis", y, al mismo
tiempo, está aplazando epistémicamente al doctor, la verdad
de cuyo diagnóstico da por sentado. Pero cuando Tim le dice
a su madre: "Me duelen mucho las pantorrillas", ciertamente no
lo está aplazando epistémicamente al médico, porque es el
más indicado para juzgar si una parte de su cuerpo le duele o
no. Sin embargo, Tim seguirá aplazando por defecto a la
comunidad lingüística el significado de las palabras que utiliza
para informar del dolor en sus pantorrillas, como "pantorrillas",
"dolor", etc.
Algo más interesante son las conexiones entre la
deferencia epistémica y la deferencia lingüística deliberada.
Vamos a
abordarlos a través de varios ejemplos. Ya hemos visto que la
deferencia epistémica se produce independientemente de la
deferencia lingüística por defecto. Cuando Tim afirma
sinceramente que tiene miositis, está defendiendo
epistémicamente al médico, pero desde el punto de vista
semántico, está defendiendo por defecto a la comunidad
lingüística en-tiempo. Esto es aún más obvio en su afirmación
de que "no es nada serio", que de nuevo se basa
epistémicamente en el juicio del médico, pero sólo implica
términos que Tim, un hablante nativo de inglés, domina
plenamente.
A la inversa, la deferencia lingüística deliberada se produce
independientemente de la deferencia epistémica. Esto se
desprende claramente de nuestro análisis del ejemplo (5)
anterior:

(5) Jan, tengo un caso grave de artritis. ¿Podrías cerrar las


cortinas y darme una aspirina?

Aunque Tineke está tomando prestada la definición


desviada de "artritis" del falso médico, no se está
remitiendo a ningún diagnóstico médico hecho por ese
médico, ni siquiera a ninguna opinión que él pueda tener
con respecto a su condición.
La independencia mutua de la diferen- cia lingüística y
epistémica puede recibir una ilustración más compleja y más
sutil. Piense de nuevo en el médico que intencionalmente usa
la palabra "artritis" con el significado desviado que su paciente
le atribuye. Supongamos que este médico pidió la opinión de
un especialista sobre los síntomas en sus pantorrillas.
Diagnosticado con inflamación, que es precisamente la
condición para la cual el paciente mal guiado usa la palabra
"artritis", le dice al colega con el que tiene ese paciente en
común: "Me duelen las pantorrillas. Es artritis". Aunque no lo
difiere epistemológicamente por la afirmación de que le duelen
las pantorrillas, el médico lo difiere epistemológicamente al
especialista por la afirmación de que su condición es "artritis",
es decir, la inflamación de los músculos de sus pantorrillas. Al
mismo tiempo, se está desviando deliberadamente al idiolecto
de su paciente, por la cuestión semántica de lo que cuenta
como "artritis". En este caso, la deferencia lingüística
deliberada se produce junto con la deferencia epistémica, pero
con deferencias distintas.
En resumen, la deferencia lingüística y la deferencia
epistémica son fenómenos distintos y mutuamente
independientes, aunque pueden combinarse de diversas
maneras, como se ha ilustrado ampliamente en
secciones anteriores.

3.1.2 Deferencia epistémica y pruebas epistémicas


Los ejemplos citados podrían sugerir que la deformación
epistémica se produce como resultado directo de la falta de
pruebas epistémicas para hacer una reclamación. Y es cierto
que la deferencia epistémica es muy a menudo una cuestión
de la cantidad de pruebas epistémicas que uno tiene para
hacer una determinada declaración. Así pues, si no se dispone
de pruebas independientes para afirmar la p, pero alguien en
quien se confía la p, es probable que se afirme la p,
simplemente porque se confía en el juicio de esa persona.
Decimos en tal caso que usted se está defendiendo
epistémicamente a esa persona. Por otro lado, cuando tienes
las mejores bases epistémicas propias para afirmar la p,
entonces en la p, probablemente no querrás confiar en el juicio
de otra persona.
Sin embargo, la falta o la pobreza de los fundamentos
epistémicos no es una condición suficiente ni necesaria
para la deferencia epistémica. Alguien que tiene todas las
pruebas que se pueden tener puede todavía elegir diferir
epistémicamente a otra persona. Así, consideremos un
médico que resulta ser el mayor experto en artritis, pero
que carece de confianza en sí mismo. Es plausible decir
que cuando le dice a una paciente "Usted tiene artritis", está
defendiendo epistémicamente a sus colegas sobre la
cuestión de si la condición de esa mujer es en realidad la
artritis, aunque él tiene suficiente evidencia propia para esta
afirmación. Para indicar que lo está haciendo, podría decir:
"Creemos que lo que tiene es artritis". O, imagina que
Naïma es una científica de primera clase cuya investigación
muestra cómo lograr la fusión fría, pero es muy tímida e
inse-guible. Ella está haciendo pruebas en su laboratorio
cuando un investigador principal, al que respeta y admira
profundamente, le dice: "Estás perdiendo el tiempo.
Créame, la fusión fría es algo im- posible!" Por pura
inseguridad, ella decide diferir su opinión, aunque
contradice directamente una afirmación de la que tiene
excelentes pruebas, a saber, que la fusión fría es posible.
A la inversa, hay situaciones en las que las personas
pueden formarse y expresar un juicio firme incluso sobre
una cuestión para la que no tienen buenos fundamentos
epistémicos. Considere a una mujer cuya pareja le dice
"Tienes artritis" sólo por convicción interna. No está,
entonces, aplazando epistémicamente a nadie.
La gente hace afirmaciones de las que no tiene ninguna
buena evidencia, y que no reflejan las opiniones de otras
personas. Tales afirmaciones
-las mejores conjeturas de la gente, como podríamos decir-
ejemplifican el caso en el que uno carece de pruebas
epistémicas, y sin embargo se abstiene de des-ferrocar
epistémicamente.

3.2 Dominio imperfecto


Muchos filósofos sostienen que hay conceptos, y que los
conceptos son muy parecidos a los archivos mentales en los
que se almacena la información. Considere el concepto que
Carmelia tiene de un cierto particular, digamos François
Recanati. Su concepto contiene tres tipos principales de
información: información perceptiva, por ejemplo, que el
particular al que le concierne este concepto es ese tipo, al que
ve hablando justo ahí delante de ella, información descriptiva,
por ejemplo, que es el autor de "Significado Literal", y de
"Metalingüismo", por ejemplo, que se llama "François
Recanati". Nuestros conceptos de universales, también,
combinan en su mayoría esos tres tipos de información.
Pero en muchos casos, los conceptos que asociamos con
las palabras que utilizamos, como "artritis", "olmo" o
"hidrogeno", son bastante pobres, y la información que
contienen no nos permite decidir en ninguna ocasión si la
palabra se aplica correctamente a algo que se nos
presenta, o sacar ciertas inferencias que alguien más
conocedor podría sacar. Si el concepto que una persona
asocia con un término es pobre o, en todo caso, no tan rico
como el concepto que los expertos asocian con él,
hablamos de un dominio imperfecto. Nótese que el dominio
es una cuestión de grado, y que no es obvio que alguien
alguna vez logre un dominio perfecto. Pero para traer la
demanda a casa, uno podría querer saber cómo el
fenómeno del dominio imperfecto se relaciona con la
deferencia lingüística y epistémica, y hacer preguntas como
las siguientes. ¿Qué información debe estar presente en un
concepto para que uno pueda diferir, libremente o por
defecto, usando el término asociado? A la inversa, ¿podría
la presencia de alguna información hacer posible el
aplazamiento? ¿Surge la deferencia epistémica cada vez
que hacemos afirmaciones utilizando conceptos que no
dominamos perfectamente? ¿Y la riqueza de información
en nuestros conceptos nos impedirá diferir
epistémicamente?
Para dar una respuesta única a estas preguntas,
sostenemos que el dominio imperfecto es un fenómeno que
debe mantenerse separado de la deferencia lingüística y de la
epistémica
...la deferencia. En otras palabras, cualquiera que sea el
dominio que una persona tenga del concepto asociado con
algún término, cualquiera que sea la cantidad y la calidad de la
información contenida en el archivo mental, las opciones de
deferencia siguen siendo viables: la persona diferirá por
defecto al usar el término, o diferirá deliberadamente a algún
dialecto contextualmente saliente, sea o no el dialecto del que
tomó el término. Asimismo, la persona puede o no diferir
epistémicamente por las afirmaciones que hace con el término.

3.2.1 Dominio imperfecto y deferencia lingüística


Considere a un experto médico cuyo concepto de "artritis" sea
tan rico y determinado como pueda ser. ¿Defiere tal persona
lin- gísticamente cuando usa el término "artritis"? La intuición
es que el significado de tales términos está determinado
precisamente por
tales expertos. Así que si decimos que el experto aplaza a su
vez, ¿a quién podría aplazar?
Aunque puede haber un grano de verdad en esta
intuición, nuestro relato de la deferencia por defecto no
requiere que el hablante tenga la intención de diferir, o que
sepa qué idioma de origen se selecciona contextualmente.
Esto significa que incluso nuestro ex médico defiere por
defecto a la comunidad lingüística cuando usa "artritis".
Sólo sucede que ella está entre los expertos que en última
instancia determinan el significado del término.
Acabamos de demostrar que el dominio "perfecto" es
compatible con la deferencia por defecto. ¿Es también
compatible con la deferencia deliberada? De nuevo, la
respuesta es "Sí". Para ver esto, sólo recuerde nuestro
ejemplo del médico que sufrió una inflamación del músculo de
la pantorrilla. Se podría suponer que este médico sabe tanto
de artritis como sea posible. Sin embargo, esto no le impidió
ex-plotar ingeniosamente la ignorancia de un paciente y
decirle a su colega "Debe ser artritis".
De manera similar, el dominio imperfecto permite tanto
la deferencia lingüística por defecto como la deliberada.
Una mujer que no sabe nada de artritis, excepto que hay
algo llamado "artritis", puede usar esta palabra para decir
cosas verdaderas o falsas, tenga o no la intención de diferir
lingüísticamente en absoluto. O puede diferir
deliberadamente, indicando la fuente de la que obtuvo la
palabra y dejando claro que tiene la intención de aplicar la
palabra a lo que sea que su fuente la aplique, aunque no
tenga ni idea de lo que es.
3.2.2 Dominio imperfecto y deferencia epistémica
Nuestro nivel de dominio de un concepto dado no puede
forzarnos a aplazar epistémicamente ni impedirnos hacerlo.
Alguien que tiene un perfecto dominio puede elegir diferir
epistémicamente, como la tímida científica que apoya la
opinión de su colega mayor de que la fusión fría es imposible.
Sin embargo, lo más frecuente es que las personas con un
excelente dominio de un concepto hagan afirmaciones sin
aplazarlas a otros agentes, siempre que tengan motivos
epistémicos suficientemente fuertes para sus afirmaciones.
También es cierto que, si no sabemos casi nada sobre la
miositis, es poco probable que vayamos por ahí haciendo
afirmaciones injustificadas sobre ella. Por lo tanto, si
informamos de que Tim tiene miositis, normalmente lo
haremos porque alguien en cuyo juicio confiamos nos dijo que
Tim tenía miositis, o porque lo leímos en el expediente médico
de Tim. En esos casos, diferimos epistémicamente. Pero otros
con el mismo nivel de maestría pueden hacer las mismas
afirmaciones sin des-ferenciar epistémicamente, por ejemplo,
por alguna convicción interna, aunque esto parezca extraño.
En cualquier caso, incluso los oradores cautelosos
conscientes de su escaso dominio de un concepto dado
estarán dispuestos a hacer ciertas afirmaciones sobre la
miositis sin diferir epistémicamente. Por ejemplo, afirmarán con
confianza que la miositis es una condición llamada "miositis", o
que no les gustaría que se les diagnosticara una miositis,
aunque no tengan ni idea de lo que es.
En resumen, aunque probablemente exista una
correlación entre el dominio imperfecto de un determinado
concepto por parte de un agente y su inclinación a diferir
epistémicamente, la deferencia epistémica y el dominio
imperfecto son fenómenos distintos, irreducibles entre sí.

4 Conclusión
En este documento hemos defendido la independencia mutua
de tres fenómenos relacionados entre sí, a saber, la
deferencia lingüística, la deferencia epistémica y el dominio
imperfecto. Una de nuestras preguntas iniciales ha sido qué
tipo de marco podría acomodar los casos de falsedad-debido a
la incomprensión y los casos en que un orador elige
abiertamente usar una expresión de la manera en que otra
persona la usa. Nuestra respuesta ha sido que, en ambos
tipos de casos, una expresión o segmento del discurso se
utiliza
...con deferencia. Esto es lo que justifica la categoría de
deferencia lingüística. Dentro de esta categoría, hemos
distinguido dos variedades, la deferencia por defecto y la
deferencia deliberada, que, para conseguirla, cubren una
proporción significativa de los ejemplos y vestidos en la
literatura.
Se ha demostrado que la deferencia por defecto no se
limita a los casos en que el hablante se inclina por la
comunidad lingüística en su conjunto. Hemos suministrado
ejemplos de deferencia por defecto a un sociolecto e incluso
a un dialecto local. En cuanto a la deferencia deliberada,
que normalmente se entiende como deferencia a una idio-
logía o dialecto local, hemos dado pruebas de que no es
necesariamente así. Nuestros ejemplos sugieren que los
hablantes a veces se someten deliberadamente a las
normas de la lengua común. El relato que ofrecemos difiere
en un aspecto más de la imagen que surge de la poca
literatura que se ha escrito sobre el tema. La deferencia
deliberada no siempre implica un verdadero cambio de
idioma.
En cuanto a las nociones relacionadas de deferencia
epistémica y dominio imperfecto, hemos sostenido que son
distintas entre sí y ortogonales a la deferencia lingüística.
Algunos - uno difiere epistémicamente cuando se basan en
el juicio de otro, pero esto no implica que sean deferentes -
suenan por el significado de las palabras que están usando.
Con respecto a la maestría imperfecta, hemos demostrado
que la subestimación parcial de un concepto no obliga al
hablante a diferir ni lingüística ni epistémicamente.
Proporcionar una taxonomía de los diversos casos de
deferencia discutidos en la literatura es como dibujar un mapa
de la punta de un iceberg. Por muy preciso que sea el mapa,
es insuficiente. Así como la navegación segura requiere la
conciencia de lo que hay debajo de la superficie del agua,
cualquier teoría estable de la deferencia requiere la conciencia
de las cuestiones filosóficas y lingüísticas de proporciones
titánicas que la sustentan. En el caso que nos ocupa, la parte
sumergida del iceberg comprende cuestiones como la cita, la
simulación, los usos ecográficos, la ironía, la polisemia, la
adquisición de conocimientos, la justificación, la arquitectura
cognitiva y los conceptos.

Referencias
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