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El viejo y el mar.

Ernerst Hemingway

Un viejo pescador hacía ochenta y cuatro días no lograba capturar ni un solo pez,
por esta razón el pueblo decía que estaba “salado” la peor forma de mala suerte,
al transcurrir los primeros cuarenta días el muchacho quien le acompañaba tuvo
que dejarle solo ya que sus padres así se lo pidieron para que pudiera embarcarse
en un bote más grande, aunque este sentía lastima por el viejo tenía que
obedecerles no obstante sigue siempre dispuesto a ayudar y cuidar de él.
El viejo era flaco, reseco y padecía de Cáncer de piel que se le notaba con
manchas oscuras el producto de las largas jornadas en el mar bajo los rayos del
sol también cicatrices en sus manos causadas al manipular el sedal cuando pican
grandes peces, a pesar de su gran edad sus ojos azules como el mar reflejaban
toda la vida y alegría que aún poseía.

El joven sentía pena por el viejo que regresaba todos los días con su bote sin
haber tenido la suerte de pescar, al acercarse nuevamente sin pensarlo pide
volver a pescar con él, Santiago así llamado el viejo se lo niega ya que le ha
estado yendo muy bien con los otros botes pero le acepta una invitación a tomar
una cerveza en la terraza; estando allí recordaron cómo el viejo le enseñó a
pescar desde los 5 años y como habían durado ochenta y siete días sin pescar un
solo pez y a las tres semanas siguientes pescaron peces muy grandes a diario.
El viejo le expresa que al día siguiente saldría a navegar lejos de allí en busca de
un pez lo suficientemente grande como para recuperar su reputación ante el
pueblo, el joven lo tomó preocupado, pero también le llenaba de orgullo y con la
gran esperanza de que así fuera. De camino a casa hablaban de beisbol y de
como uno de los mejores jugadores tenía un padre pescador que Santiago había
conocido.
A la mañana siguiente el viejo fue a despertar al muchacho muy temprano antes
de que saliera el sol para zapar como lo hacían todos los pescadores, se dirigieron
hacia sus botes y allí se despidieron Manolin así lo llamaba el viejo el le desea
suerte tenía por seguro que pescaría algo, tomando rumbo mar adentro donde
se encuentran los grandes peces la gran poza le llamaban los pescadores porque
allí había una gran profundidad paso una semana sin conseguir nada y sabiendo
que llevaba poca comida y una pequeña botella de agua pensó en probar suerte
ese mismo dia y echo los cebos a diferentes distancias siendo muy meticuloso.
Empezaba a hablar consigo mismo echando de menos al muchacho recordando
pequeñas anécdotas del pasado dirigiéndose al mar, después de mucho tuvo el
acierto de dar un pez que le serviría para alimentarse y reponer fuerzas que había
perdido.
Por fin descubre un pez que parece ser bastabate grande,. Comienza un desafio
entre el pescador y este gran pez que el viejo aún no lograba divisar entre las
aguas, lucha que durará días, largas horas que conllevaban heridas por la pelea a
vida o muerte. La fuerza del pez le arrastra el bote hacia el interior del mal
alejándose de la costa.

El viejo repone fuerzas comiendo una albacora cruda que poco antes ha
capturado. está herido en el pómulo y la mano izquierda, que sangraba, cortada
por el sedal, Es entonces donde el gran pez decide aparecer por encima de la
superficie del agua en un salto, clavándose aún más el anzuelo en sus entrañas.
Se trata de un majestuoso pez espada. El viejo reza un avemaría y promete
algunos padrenuestros si captura aquel pez.. Recuerda que entre los suyos, en
tierra, recibió el apodo de “el campeón”, por su constancia y decisión demostradas
cuando fue capaz de vencer a un hombre tras un pulso que duró día y medio.

Ambos siguen la pelea, ya sin fuerzas. El viejo suelta el sedal o lo tensa cuando le
interesa o cuando puede. El bote coge de vez en cuando cierta velocidad,
arrastrada por el pez espada.

Pasan tres días de lucha y El viejo apenas come ni duerme; confía en que
podría ganarle la batalla al pez espada, este , allí abajo comienza a dar vueltas, a
nadar en círculos que le van subiendo poco a poco a la superficie, hasta situarse
al costado del pequeño bote. El viejo mareado y cansado, ya no puede más. El
pez agoniza. Y Santiago le clava el arpón de muerte. Cuando ya es suyo, le habla
con respeto ya que consideraba los peces sus hermano y a este en particular lo
consideró un gran contrincante. Amarra el animal al costado del bote e inicia el
regreso a puerto,con una satisfacción increíble, aunque también con la tristeza del
pescador y hombre que, digno, ha salido vencedor de un rival.

Como lo esperaba el viejo surge el primer tiburón, uno de los “dentuzos” al que
mata después que ya había arranchado por lo menos un cuarto de la mejor carne
del pez,. Luego llegarán más, los dos “galanos” carroñeros a los que Santiago
ataca con lo que le queda en el bote: el arpón, los remos, el timón del barco, un
cuchillo... El viejo se queda sin armas y los tiburones devoran al pez espada;
abatido, le pide perdón sabía que era una derrota definitiva sin importante ya nada
puso en rumbo el bote e modo más rápido de llegar al puerto ya, viendo las
lejanas luces de la ciudad.

Cuando entra en el puerto noto que todos dormían puesto que la terraza se
encontraba apagada, Deja el bote con los restos del pez capturado, recoge el
mástil y se va a casa a dormir muy agotado y desfalleciendo durante el camino. .
Aparece El muchacho la mañana siguiente para cuidar del viejo y pide a los
demás vecinos que no le molesten pues estos se encontraban sorprendidos por la
gran hazaña del viejo al capturar aquel pez que medía cinco metros y medio de
la espada hasta la cola. El chico ha tenido suerte con su pesca en otros botes,
pero volverá a pescar con Santiago. El viejo duerme y descansa, “soñando
leones”.

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