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Óscar Mas Herrera

La Esencia y la Existencia:
Santo Tomás y Francisco Suárez

Summary: The philosophical stance of Sto Introducción


Thonzas Aquinas and that of Francisco Súare:
may be compared from at least two different Una comparación entre las posiciones filosó-
standpoints: the metaphysical one and that rela- ficas de Santo Tomás de Aquino y Francisco Suá-
ting to their political and legal doctrines. As rez puede hacerse por lo menos desde dos puntos
1997 marks the 400th anniversary ofthe publica- de vista: el metafísico o el relativo a sus doctri-
nas político-jurídicas. Dado que este año (1997)
tion of Disputations Metaphysicae by Doctor
celebramos el cuatrocientos aniversario de la pu-
Eximius, the former comparison was deemed mo-
blicación de las Disputaciones Metafísicas del
re appropiate. Since a range of topics may be Doctor Eximio, se impone hacer la comparación
chosen even within that area, the distinction desde el primer punto de vista. Pero como aún en
between essence and existence was selected as este campo se podía elegir entre varios temas,
the most suggestive - real in the case of Sto Tho- consideré que el asunto de la distinción entre la
mas Aquinas , and merely of reason in Súare; . esencia y la existencia era, quizás, el más suges-
Not in vain has this distinction occasioned the tivo. No en vano ha dado origen a las más acer-
hashest debates betwwen the followers of Aqui- vas polémicas entre tomistas y suarecianos. (Cfr.
nas and Suare; over (he last four centuries. bibliografía en Clemente Fernández. Los filóso-
fos escolásticos de los ss. XVI y XVII, selección
de textos. BAC, Madrid, 1986, pp. 664-665).
Resumen: Una comparación entre las posi-
Conviene aclarar que el P. Francisco Suárez, SJ.
ciones filosóficas de Santo Tomás de Aquino y
(1548-1617), el más importante y original tal vez
Francisco Suaré: puede hacerse, por lo menos, de los escolásticos tardíos, se declara seguidor de
desde dos puntos de vista diferentes: el metafí- Santo Tomás a quien cita siempre con el máximo
sico y el relativo a sus doctrinas político- jurí- respeto, declarando que "apoyado en su autori-
dicas. En 1997 se celebró el cuatrocientos - ani- dad no le arredran las mayores dificultades", co-
versario de la publicación de las Disputaciones mo lo dice expresamente en el Prefacio de su co-
Metafísicas del Doctor Eximio, por lo que se mentario a la III parte de la Summa Theologiae.
estimó que correspondía hacer la comparación (Cfr. G. Fraile. Historia de la Filosofía. vol. I1I,
desde el primer punto de vista. Pero como aún BAC. Madrid, 1996, p. 447). Sin embargo, pro-
cede siempre con amplio espíritu de independen-
en ese campo cabe elegirse entre varios temas,
cia y aunque posee a fondo los sistemas filosófi-
se eligió, como más sugestiva, la distinción en-
cos y teológicos anteriores, utiliza de ellos solo
tre esencia y existencia - real en Santo Tomás,
lo que es útil a sus propósitos. En relación con la
meramente de razón en Süarez. No en vano tal distinción entre esencia y existencia, Suárez co-
distinción ha provocado la más acervas polémi- noce bien las tesis de Santo Tomás, que analiza
cas entre tomistas y suarecianos a lo largo de con la acuciosidad y erudición acostumbradas,
los últimos cuatro siglos. pero se inclina por una posición diferente. No po-
día ignorar, sin duda, que el punto en cuestión
constituía el corazón mismo de la metafísica del

Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXVII (91), 115-122, 1999


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Aquinate, que es su tesis filosófica más original poco racional. Platón, en cambio, sediento de in-
quizás, y el tema fundamental en que se separa de teligibilidad pura, renuncia a los problemas con-
la filosofía primera de Aristóteles para hacer ca- cretos, donde la razón a duras penas penetra y se
mino por su propia vía. Suárez desarrolla el asu~- contenta, a este nivel, con el mito. Su discípulo
to en la amplia Disputacián XXXI, que en la edi- acepta los hechos brutos con todo y su irraciona-
ción bilinzüe
o
de la Editorial Gredas (Madrid,
.
lidad, y se esfuerza por llevar hasta donde puede
1963), ocupa algo más de las primeras doscientas la investigación de sus condiciones abstractas de
páginas del volumen V y que lleva por títul~ "La inteligibilidad.
esencia del ente finito en cuanto tal, su existen- ¿Qué es lo que hay? Sustancias concretas. ¿En
cia y la distinción entre una y otra". qué consisten? En accidentes y en el fon?o: por
así decirlo, en la ousia, que es la sustancialidad,
pues "la definición en sentido primordial y
luto y la esencia pertenecen a las sustancias .
=:
Aristóteles y la filosofía islámica
(Met. VII, 4; 1030b; ed. cit. p. 336). Un ser así
concebido es básicamente una sustancia determi-
El tema de la esencia y la existencia en tiem-
nada en una esencia y expresable en una defini-
pos de Suárez tenía detrás de sí numeros~s ~iglos
ción. El Aristóteles metafísico y el lógico son
de discusión, y la posición del Doctor EXimIO en-
uno mismo.
cuentra todo su interés si el status quaestionis
Así las cosas, pareciera que la ontología de
queda, por lo menos, presentado, lo que obliga ,a
Aristóteles se encuentra reclamada entre dos ten-
remontarse a Aristóteles y su concepto de OUSta
dencias opuestas: la suya, espontánea, que lo ha-
(Cfr. Etienne Gilson. "L'etre et l'essence, París,
ce situar lo real en el individuo concreto - y la
Vrin, 1972). Sabido es que el Estagirita concibió
heredada de Platón, que lo invita a situar lo real
una Filosofía Primera que, a diferencia de la de
en la estabilidad inteligible de la esencia, que es
su maestro Platón con su teoría de las ideas, ver-
siempre idéntica a sí misma, a pesar de la plu~a-
sa directamente sobre las sustancias concretas
lidad de los individuos. Es cierto que solo el in-
para discernir en su estructura lo que las cons.ti-
dividuo existe, pero solo del universal puede de-
tuye en entes propiamente dichos. Cuando ~ns-
cirse que es; de manera que una filosofía que no
tóteles habla de ousia se representa una unidad
comenzó interesándose sino en el existente, abor-
ontológica, es decir, un núcleo de ser en sí, capaz
da los entes de una manera en que su existencia
de subsistir y de ser definido aparte. Ousia es lo
no llega a proponerse. El aristotelismo encierra
que es, que no es ni un accidente ni un predica-
una ambigüedad fundamental: propone por un la-
ble (es decir, uno de los sentidos diferentes en
do la ontología del to ti en einai, "lo que era ser",
que un concepto puede predicarse de un sujeto:
sc.: la esencia, el contenido abstracto de la defini-
como la especie o el género). Así pues, no es ru
ción, que llevará en la historia de la filosofía .pos-
una idea general ni un accidente, sino que debe
terior al realismo de la esencia y de la especie; y
ser un ente individual y un sujeto de pleno dere-
por otro, la ontología del tode ti, "esto que", sc.:
cho; esto es, una entidad que posee en sí mismo
este algo, hoc aliquid, lo concretísimo, que condu-
lo necesario para existir y que confiere la existen-
cirá en su día al nominalismo del término univer-
cia a esas determinaciones complementarias que
sal y al realismo del individuo concreto.
se llaman los accidentes. Internamente cada ou-
No es que Aristóteles no hubiera concebido la
sía es una energéia: un acto; solo que explicar
distinción entre los contenidos de una definición
qué es un acto escapaba a los medios de Ar!stó-
(la esencia) y la realidad objetiva de un ente (la
teles, por lo que se limita a damos algunos ejern-
existencia). En sus obras de Lógica lo establece
plos en el libro IX de la Metafísica donde p~-
con claridad meridiana. Así en la Analítica Pos-
dentemente nos advierte que "no es necesano
terior II, c. 7; 92b (Ed. Aguilar, Madrid, p. 401)
buscar la definición de todo"( Met. IX, 6; I048a -
escribe: "Resulta, por lo demás, evidente, si con-
1048b, Ed. V. García Yebra, Gredas, Madrid,
sideramos las maneras de definir actualmente en
1987, p. 454). Aristóteles es, pues, consciente .d~l
uso, que la definición no demuestra que la cos~
carácter de dato irremediablemente poco defini-
definida exista, porque aún cuando en la actual~-
ble del ente individual, pero no lo expulsó, sin
dad exista algo que equidiste de un centro, Sin
embargo, de su Filosofía bajo acusación de ser
embargo, ¿por qué tendrá que existir la cosa nom-
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brada en la definición? (...) Las definiciones no causalidad. ¿Tendrá alguna razón F. Van Steen-
nos dan ninguna garantía ulterior de que la cosa berghen cuando dice que el punto débil de Aris-
definida pueda existir o de que esto sea lo que tóteles se encuentra en su Metafísica: "que este
ellas pretenden definir." Queda, pues, manifiesto físico, este naturalista, este sociólogo incompara-
que para el Estagirita, una cosa son los principios ble no es un metafísico del mismo nivel? .. Acor-
de inteligibilidad que autorizan la definición, y demos a Aristóteles el beneficio de sus silencios
otra cosa la existencia, lo que lo condujo al ejem- y limitémonos a constatar que no trató el proble-
plo aducido: no se sigue de una definición de cír- ma esencial de la Metafísica: el de la existencia."
culo el que haya círculos en la realidad. Pero el (La Phil. au XIlI siécle, Lovaina-París, 1966, pp.
caso es que nunca desarrolló el tema con la pro- 36-37).
fundidad deseable dentro de su Filosofía Primera. Fue en el mundo islámico medieval donde la
Bien por el contrario, en un momento cumbre distinción entre esencia y existencia se precisó
de la Metafísica, copiosamente comentado en la netamente, aunque con las limitaciones que lue-
Edad Media, donde pareciera resumir su visión go se indicarán. La doctrina de la creación, pal-
de la ousia; sostiene que "es lo mismo decir un mariamente establecida en el Corán, condujo a la
hombre y ser hombre que decir hombre" (Met. idea de contingencia: los seres creados pueden
IV, 2; l003b; ed. cit. p. 154). Quedamos así ente- ser o no ser. Su existencia es recibida y no la po-
rados, pues, que la esencia, la unidad y la existen- seen en propio; son, pues, contingentes. Esta te-
cia de una entidad constituyen la misma cosa; o, sis, articulada con la observación lógica de Aris-
en otros términos, que la ousía es un bloque mo- tóteles de que la noción de que lo que una cosa es
nolítico donde ser uno, ser tal cosa y el hecho de no incluye el hecho de que la cosa exista, permi-
ser o existir son todo una y misma cosa. tió a los filósofos musulmanes formular técnica-
También Aristóteles identifica esencia y exis- mente la distinción entre esencia y existencia.
tencia cuando trató de explicar el devenir de los La posición de Avicena (980-1037) es a este
seres sujetos a generación y corrupción. Puesto respecto fundamental, aunque constituiría un
que tales seres nacen y mueren, su ousía tendría error histórico considerable creer que este persa
que comenzar y terminar de existir: pareciera que genial inició una ontología del existir y que fue
en este punto se imponía la distinción entre esen- en este sentido que se ejerció su influencia en la
cia y existencia y que Aristóteles tendría que ha- Historia de la Filosofía. (Cfr. A.-M.-Goichon, La
ber tematizado la cuestión, pero de hecho no lo Philosophie d'Avicenne et son influence en Euro-
hizo. Para el Estagirita toda la causalidad proce- pe Médiévale, Paris, 1951). En realidad fue todo
de de la sola esencia: "así como en todos los si- lo contrario: jamás ni él ni sus intérpretes distin-
logismos el principio es la esencia, puesto que es guieron entre esencia y existencia en la forma en
a partir de ella que se construyen los silogismos, que posteriormente lo haría Santo Tomás de
es también a partir. de la esencia que se realiza Aquino, sino que su filosofía, fundamentalmente
toda generación. " (Met. VII, 9; 1034a; ed. cit., p. esencialista, fue el punto de partida de la filoso-
360) ... y toda producción, habría que agregar, fía quizás más esencialista que ha habido en la
puesto que la generación natural y la producción historia: la de Juan Duns Escota.
artificial son los dos tipos de causalidad eficien- Para Avicena, en efecto, las esencias forman
te que distingue el Estagirita. Así, el Primer Mo- el centro mismo de su teoría del ser: todo lo que
tor es causa de lo que es el mundo, es decir, de su existe es una esencia, gracias a la cual el ente es
racionalidad, pero no de que el mundo sea. O di- lo que es. Las esencias son neutras a la existen-
cho de otra manera, la sustancialidad primera cia e indiferentes a la singularidad o universali-
causa la sustancialidad de las demás sustancias dad. La unidad y la existencia se agregan como
-desde toda la eternidad-, pero no las proyecta a un accidente (esta precisión es posterior) a una
la existencia. esencia para formar un ente. Ninguna esencia in-
En resumen, la ousía desexistencializada de cluye la existencia; si existiese un ser cuya no-
Aristóteles no permite resolver los problemas ción incluyese necesariamente la existencia, tal
de la existencia y, en la medida en que la cau- ser no tendría esencia: tal es el caso del Ser ne-
salidad eficiente implica un problema de exis- cesario: primus igitur non habet quidditatem
tencia (hacer emerger a la existencia), no per- (Met. VIII, 4, 99b; apud Roland-Gosselin: Le De
mite una interpretación adecuada a ese género de Ente et Essentia, Paris, Vrin, 1948, p. 156). Tene-
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mos, pues, que la existencia de una esencia fini- dades disminuidas por una contingencia radical-
ta es un concomitante que se sigue de ella o que tesis que Averroes encontraba harto conveniente
la acompaña. Así dice: "Las causas de la existen- para los teólogos coránicos de la creación. Para
cia son distintas de las causas de la quididad. Así, él, en cambio, lo real no tiene necesidad de otro
la humanidad: ésta tiene en sí misma una esencia, ser más que de su realidad misma para existir.
una quididad que no tiene por constitutivo el "La sustancia de lo que es uno, por la que es uno,
existir de los individuos ni el existir en el espíri- es su ser, por lo que es una entidad": substantia
tu (= como concepto); al contrario, esto le es co- cuiuslibet unius, per quam est unum, est suum es-
rrelativo. Si la existencia fuese un constitutivo de se, per quod est ens. (Averroes, op. cit.; en E. Gil-
la humanidad, sería imposible representarse la son, op. cit., p. 70). Tal es el universo averroísta,
idea de ésta (= la humanidad) en el espíritu des- bloque ontológico sin fisuras, en el que en virtud
provisto de lo que sería una parte constitutiva su- de una sustancialidad que no se contamina con
ya (se. la existencia)." (Libro de los Teoremas y ninguna traza de existencia, el ente solo se basta.
Avisos, en Clemente Fernández. Los Filósofos
Medievales, selección de textos, vol. 1, BAC,
Madrid, 1979, p. 618). En un sentido y solo en Santo Tomás de Aquino
uno, la doctrina de Avicena prepara la de Sto. To-
más sobre la distinción entre esencia y existen- La distinción que vimos anunciarse en Avice-
cia. Sto. Tomás conservará el punto de partida de na va a cobrar en Sto. Tomás una precisión y una
Avicena: la observación capital de que la defini- radicalidad hasta entonces desconocidas, al pun-
ción de la esencia no incluye su existencia. Hará to que se transformará en el centro mismo de la
falta, en ambas doctrinas, que la existencia se doctrina tomista del ser y en "el acontecimiento
agregue a la esencia para que constituya un ente, filosófico más importante que se haya producido
y para ambos pensadores -tema a subrayar- es el desde el fin de la filosofía griega." (Et. Gilson.
acto creador el que puede realizar tal conjunción. "Maimonide et la philosophie de l'Exode", Me-
El cordobés Averroes (J 126 - 1198), en cam- dieval Studies, vol. 13, 1951, p. 223). En Dios su
bio, nos enfrenta a una aristotelismo muy puro, esencia es existir, mientras que en la creatura una
opuesto a la cosmología bíblico-coránica: la des- cosa es su forma o principio de inteligibilidad y
precia como un mito religioso que no es del or- otra cosa la existencia o hecho de que el ente
den del saber propiamente dicho. Existen en el realmente sea. He dicho dos veces "cosa" por
mundo seres sujetos a la ley del a generación y la inercia del lenguaje, pero he dicho mal, porque ni
corrupción; este tema es de orden filosófico. Pe- la esencia ni la existencia son en Sto. Tomás co-
ro hay autores como Algazel que, imbuídos por sas sino actos, esto es, principios de perfección
la doctrina religiosa de la creatio ex nihilo, se po- que dan cabalidad al ente desde diferentes puntos
nen a teologizar. El caso más lamentable es el de de vista o, si se prefiere, a dos niveles distintos de
Avicena, quien, según Averroes, se propone co- realidad ontológica. Esta doctrina la sostuvo el
mo filósofo y habla como teólogo: "Avicena co- Aquinate desde el inicio de su carrera, cuando re-
metió el grave error de pensar que lo uno y la dactaba el Comentario a los libros de las Senten-
existencia son disposiciones agregadas a la esen- cias o componía el De ente et essentia, atravesó
cia de las cosas. Y es de admirar que un hombre luego la Summa contra Gentes y la Summa Theo-
tan eminente haya errado en tal punto; pero es logiae, y su opinión no varió en la cuestión De
que él escuchó a los teólogos de nuestra religión spiritualibus creaturis, uno de sus últimos y más
y mezcló sus temas a su propia ciencia divina (se. maduros tratados. En la Contra Gentiles (II, 55,
la filosofía)." (Averroes, In IV Met. cap. 3, ed. 2; BAC, Madrid, 1967, p. 541) queda asentado
Venecia 1552, apud El. Gilson, L'Etre ... , p. 67, n. que "por la forma hácese la sustancia el recipien-
2). En efecto, para un aristotélico tan incontami- te apto de aquello que es ser (=que existe)": per
nado como lo pretendía ser Averroes, la tesis avi- formam enim substantia fit proprium suscepti-
ceniana de que lo uno y la existencia se agregan vum eius quod est esse. La fórmula es importan-
a la esencia como un accidente, era un despropó- te: con la forma la sustancia queda completa en
sito. Unos seres así concebidos, con la existencia el nivel que le es propio: el de la sustancialidad,
condicionada, son simples seres posibles, y de lo que permitirá ubicarlo dentro de tal género y
esta manera el universo estaría formado por enti- tal especie. Si el ipsum esse o existencia debe aún
LA ESENCIA Y LA EXISTENCIA 119

agregarse, no es para hacer de algo una sustancia, se da entre dos individuos. La distinción de ra-
sino para hacer que determinada sustancia exista. zón, en cambio, es la establecida por la sola ope-
La existencia o esse no viene a actualizar la for- ración mental, como cuando se distingue en el
ma en el mismo sentido ni en la misma línea de hombre entre su animalidad y su racionalidad. Son
ser en que la forma es acto de la materia. No se innumerables los textos en que el Aquinate distin-
agrega a la forma como otra forma, esto es, como gue entre esencia y existencia, pero rarísimamente
otro principio de inteligibilidad que viniera a im- clasifica esta distinción de real. Sin embargo en las
poner otra definición al ente. Desde el punto de Quaestiones Disputatae De veritate 27, 1, ad 8
vista de la pura racionalidad la existencia no (ed. cit. p. 513) afirma categóricamente que "todo
agrega nada, pero sin ella, con solo la forma, el lo que se da en la sustancia está compuesto reali
ente no podría ser, en el mejor de los casos, más compositione" y continúa diciendo que "aquello
que un ente de razón. que figura en la categoría de sustancia es subsis-
En una página célebre de la Crítica de la Ra- tente en su existir, y es menester que su existir sea
zón Pura (Dialéctica Trascendental 3, seco 4) ob- otra cosa que ellos mismo." Es decir, comentamos,
serva Kant que si es cierto que la noción de cien que lo que merece el nombre de sustancia subsis-
táleros es la misma ya se trate de cien táleros rea- te por su propio existir (suo esse subsistens) por lo
les o simplemente de táleros posibles, no es lo que concierne que su existencia sea algo diferente
mismo tenerlos como una mera posibilidad en la de su esencia (oportet quod esse suum sit aliud
mente que poseerlos en el bolsillo. Con esto se quam ipsum). Explicando aún más la densa fór-
significa que al afirmar la existencia de algo, no mula, digamos que todo lo que es propiamente,
se agrega el atributo existencia a los datos que exige la copresencia de estos dos principios de
constituyen su esencia; sin embargo, sí es decir perfección, cuya distinción es real y real también
que la cosa, con todos los atributos que la consti- su composición. Si hubiese confusión, esto es, si
tuyen, es un sujeto no menos real en sí que el su- el esse (existencia) no fuese aliud (algo diferente)
jeto que la piensa. de la esencia (id quod est), dado que todas las sus-
Por el hecho de no ser la existencia del orden tancias de una misma especie tienen al misma
de la esencia, ipso Jacto no puede ser conceptua- esencia, la existencia de una sería la misma de to-
lizada ni, por ende, definida. La existencia cae das las demás y no podrían distinguirse entre sí.
fuera de la categoría de lo cognoscible: extra ge- Vale decir, que si todos los naranjos, que necesa-
nus notitiae (QQ. DD. De ver. 3, 3, ad 8; riamente participan del mismo principio de racio-
Marietti, Turín, 1964, p. 64), lo que significa que nalidad o esencia, tuvieran también en común el
aunque cualquiera intuye lo que es existir, lo in- acto de existir, serían todos una misma cosa - lo
tuye al conocer los seres reales, formados ya de que evidentemente es falso.
esencia y existencia, pero que en sí misma la La fórmula distinción real se encuentra rara
existencia no es objeto de conocimiento intelec- vez .en Sto. Tomás; su generalización probable-
tual. Como explica Régis Jolivet (Las doctrinas mente se debió a los partidarios de no ver ente
existencialistas, verso esp., ed. Gredos, Madrid, esencia y existencia más que una diferencia pura-
1970, pp. 19 - 20) "no hay ni puede haber cien- mente de razón. Quizás los discípulos de Sto. To-
cia de la existencia como tal, es decir, como acto más fueron demasiado lejos en sus precisiones y
de existir. La existencia no puede ser captada sustancializaron los principios de esencia y exis-
más que en una intuición irreductible al concep- tencia. En realidad, era relativamente fácil: el
to o puesta como una condición absoluta de la in- Aquinate dice con frecuencia que el esse es aliud
teligibilidad (...), pero el existir mismo, por nu- al respecto del id quod est y viceversa. Basta tra-
merosas que sean las maneras en que se intente ducir aliud por "otra cosa" en vez de por "otro"
expresar su naturaleza o sus propiedades, no per- o " por algo diferente" para que se cosifique ipso
mitirá jamás agotar su irreductible singularidad." Jacto tanto la esencia como la existencia, con re-
¿Creyó Sto. Tomás que la existencia se distin- sultados desastrosos. Ninguno de ambos princi-
guía de la esencia con una distinción real o con una pios son cosas en sí mismos: ni se da nunca una
distinción meramente de razón? Recordemos que esencia desexistencializada ni tampoco una exis-
hay distinción real cuando entre dos naturalezas se tencia que sea la de un algo.
da en ellas una identidad independiente y prece- Permítansenos unas últimas observaciones so-
dente a toda consideración mental, como la que bre esta distinción que es, según Tomás de Vio, el
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Cardenal Cayetano, maximumfundamentum doc- tencia actual, sin excluirla o negarla, sino sepa-
trina e Sancti Thomae Para el Aquinate toda enti- rándola precisivamente; en cambio el ente, en
dad aparte de Dios, hilemórfica o no, está nece- tanto que participo, significa el ser mismo real, o
sariamente compuesta de "lo que es" y de "su ac- sea, el que tiene esencia real con existencia ac-
to de existir". Si se trata de una sustancia espiri- tua1." Vése, pues, que desde los prolegómenos de
tual, tiene al menos esa composición; si es, en la doctrina suareciana del ser, la suerte está echa-
cambio, una sustancia corporal, comporta dos da: como siempre se trata del mismo ser, ya co-
composiciones jerarquizadas en profundidad: la mo posible o como ser actualmente existente, "SÍ-
de la materia y la forma (que constituyen la sus- guese que el ser es fundamentalmente la esencia y
tancia), y la de la sustancia con su acto de existir: la realidad de la esencia en su aptitud a existir." (E.
"En la sustancia compuesta de materia y de for- Gilson, L'Etre ...., p. 147). En estos datos iniciales
ma se encuentra un doble orden: uno, de la mate- del problema está implicada la solución: el ser ac-
ria hacia la forma; otro, de la cosa ya compuesta tual no es más que un caso particular del ser posi-
con relación al existir participado. En efecto, el ble. La esencia es primera en orden de dignidad y
existir de la cosa no es ni su forma ni su materia, de prioridad, porque ella determina lo que consti-
sino un aliquid (un "algo diferente") que le ad- tuye una cosa en tanto que una cosa y en tanto que
viene a la cosa por su forma." (Sobre las sustan- tal cosa - puesto que ens y res son para Suárez tér-
cias separadas, en Opúsculos Filosóficos Genui- minos equivalentes (Disp. II, IV, 14).
nos de Sto. Tomás de Aquino, trad. A. Tomás y Es en la Disputación XXXI donde el Doctor
Ballús, Poblet, Buenos Aires, 1947, p. 216). No- Eximio entra de lleno, según lo dicho, a ocupar-
temos que escribe "le adviene", o sea, que no lo se de la mentada distinción. En la sección I, artí-
posee en propiedad, de donde, como bien lo ad- culo 3, señala que se han propuesto tres solucio-
virtió Averroes criticando a Avicena, el mundo nes al problema: distinción real, distinción modal
así concebido se reduce a un Ser necesario y a y distinción de simple razón, y reconoce que la
numerosos entes contingentes -que en su limita- tesis de la distinción real es la que pasa por ser la
ción ontológica remiten irremisiblemente al ser opinión de Sto. Tomás y de sus seguidores. Pero
necesario y dan prueba de ÉI,- condición que el debe señalarse que Suárez, desde que define esta
Doctor Angélico aprovechará ampliamente y que posición, lo hace en los términos de Egidio Ro-
constituye el fundamento de las cinco vías. mano (ca. 1247- 1316) que fue mucho más allá
de Sto. Tomás, al punto de falsear los esquemas
Francisco Suárez tomistas. En efecto, Egidio no consideró la esen-
cia como una forma y la existencia como un ac-
Podrfase decir que el P. Franciso Suárez esta- to, sino ambos extremos como cosas (res) que
blece las reglas de juego para abordar y solucio- son, por ende, separables. Y aSÍ, dice Suárez, que
nar el problema de la esencia y la existencia, des- la opinión atribuible a Sto. Tomás "es que la exis-
de el comienzo mismo de sus Disputaciones Me- tencia es una cosa (rem) distinta de modo total-
tafísicas. En efecto, ya en la Disp. 11,seco IV, art. mente real de la entidad de la esencia de la cria-
3 (p. 416 del vol. I de la citada edición), asienta tura." (Disp. XXXI, I, 3, p.13). Algo más adelan-
que: "ente se toma a veces como participio del te (XXXI, III, 7, p. 35) repetirá: nam, si essentia
verbo ser y en este sentido significa el acto de et existen tia sunt res diversae ("si la esencia y la
existir como ejercido y es igual que existente en existencia son cosas diversas ..."). De modo que
acto, otras veces se toma como nombre que sig- lo que Suárez va a demostrar contra Sto. Tomás
nifica formalmente la esencia de la cosa que tie- es "que la esencia creada constituida actualmen-
ne o puede tener existencia, pudiendo decirse que te fuera de las causas, no se distingue realmente
significa la misma existencia, no como ejercida de la existencia, de tal manera que sean dos co-
en acto, sino como potencial o aptitudinal." En la sas o entidades distintas": ita ut sint duae res seu
misma Disputación II (IV, 9, p. 421) aclara que entitates distinctae (XXXI, VI, 1, p. 52). A una
en ambos casos, esto es, tomando ente como tesis presentada en tales términos Suárez contes-
nombre o como participio, siempre se trata del tará obviamente con un no categórico y se alinea-
mismo ser empleado con más o menos precisión: rá con Aristóteles (y con Averroes). Incluso re-
"el ente, tomado con valor de nombre significa lo machará su tesis afirmando que "ente en acto, que
que tiene esencia real, prescindiendo de la exis- es el ente dicho con propiedad, se identifica con
LA ESENCIA Y LA EXISTENCIA 121

existente": ens ergo actu, quod est proprie ens real: si se lo identifica como una esencia plena-
idemque quod existens (Disp. XXXI, VI, 1, p. 52). mente actualizada, no se ve ninguna razón para
El litigio entre tomismo y suarecismo al res- agregarle una existencia para que exista. Cabría
pecto de la distinción ya real o ya de razón ente decir que en Suárez la controversia de la distin-
la esencia y la existencia, descansa, como se ve, ción entre la esencia y la existencia se devanece
sobre posiciones metafísicas anteriores, referen- con solo establecer sus términos. El también je-
tes a la naturaleza del ser. Lo que creamos sobre suita Frederick Copleston, con gran transparen-
el ente y su estructura determinará la solución a cia, pero quizás con una pizca de candor, explica
la subsiguiente controversia a propósito de las re- así el presente tema en su Historia de la Filoso-
laciones entre la esencia y la existencia, de modo fía cuando trata de Suárez: "si esencia y existen-
que una vez tomado un cierto partido inicial, las cia se entienden, como deben entenderse en es-
consecuencias se seguirán necesariamente. En ta controversia, -lo subrayo con negrita- en el
efecto, si se define la esencia "como un verdade- sentido de esencia actual y existencia actual, la
ro ser actual por su ser real de esencia", ¿por qué distinción entre éstas es una distinción mental
va a necesitar "otra actualidad ulterior distintas confundamento objetivo" (vol. III, Ariel, Barce-
para poder existir" (XXXI, V, 3, p. 44 "Punctus lona, 1975, p. 349). Nada más cierto, P. Coples-
contraversiae"). Adviértase, pues, que la argu- ton, nada más cierto ...
mentación de Suárez descansa sobre una noción Finalmente, aunque Suárez desarrolla este te-
extremadamente precisa de lo que es el orden ma con la amplitud y el virtuosismo de un meta-
real, que no es otra cosa más que una esencia ín- físico de gran raza, en una disputación copiosa y
tegramente actualizada, al respecto del cual Suá- erudita, el quid del asunto depende, según lo vis-
rez se preguntará si, definido así, aún requerirá to, de una posición metafísica inicial, que va a
alguna cosa para existir. No, una vez definido el determinarlo todo: para Suárez la noción de
ente así, es manifiesto que está completo y que esencia es equivalente a la noción de ente, a tal
no requiere nada para existir de pleno derecho. punto que bien puede explicarse todo lo referen-
Ens actu idem est quod existens, afirma Suárez te al ente en términos de esencia, con la certeza
con firmeza: "ser en acto es lo mismo que ser de que nada quedará por fuera (cfr. Gilson, op.
existente" (XXXI, 4, 6, p. 40); así las cosas bien cit., p. 150-151).
se ve por qué Suárez formula la pregunta como lo
hace y la inevitabilidad de su respuesta, que es la
siguiente: "Esta opinión se ha de explicar de tal
manera que la comparación se haga entre la exis-
tencia actual, a la que llaman ser en acto ejerci- Bibliografía
do, - y la esencia actual existente. En este senti-
do afirma dicha opinión que la existencia y la Aristóteles: Metafísica, ed. trilingüe de Valentín
esencia no se distinguen realmente, por más que García Yebra, Gredos, Madrid, 1987.
la existencia y la esencia concebida abstracta y Obras, Aguilar, Madrid, 1964.
precisivamente, en cuanto está en potencia, se Copleston, Frederick: Historia de la Filosofía, vol.
distinga de la existencia actual como el no ente IlI, trad. cast. Ed. Ariel, Barcelona, 1975.
del ente. Juzgo que esta sentencia así explicada Fernández, Clemente: Los filósofos escolásticos de
es absolutamente verdadera" (XXXI, XI, 13). Lo los ss. XVI y XVII, selec. de textos, BAC, Madrid,
que posee, pues, la plena actualidad por su carác- 1979.
ter de ente real ciertamente no necesita de una Los filóS(fos medievales, selec. de tex-
existencia sobreañadida para existir." "El verda- tos, vol 1. BAC, Madrid, 1979.
dero problema, dirá Gilson, es saber si, precisa- Fraile, Guillermo. Historia de la Filosofía, vol. I1I,
mente, la actualidad completa del ser real puede BAC, Madrid, 1966.
definirse íntegramente en el solo plano de la Gilson, Etienne: L'etre et l'essence, París, Vrin,
esencia o, en otros términos, si la existencia es el 1972 (obra consultada ampliamente).
acto último de la esencia en la línea de la esencia "Maimonide et la phil. de l'Exode",
misma" (L'Etre et l'ess ... , p. 150) Medieval Studies, vol. 13, 1951, pp. 223-225.
Aclarando una vez más, todo el nudo de la Goichon, A.-M.: La Philosophie d'Avicena et son
cuestión descansa en la forma de concebir el ser injluence en Europe Médiévale, París, 1951.
122 áSCAR MAS HERRERA

Roland-Gosselin, M.-D.: Le "De ente et essentia" QQ.DD. De veritate, Marietti, Turín,


de S. Thomas d'Aq., París, Vrin, 1948. 1964.
Suárez, Francisco: Disputaciones Metafísicas, ed. Opúsculos Filosóficos Genuinos, trad.
bilingüe, Gredas, Madrid, 1960-1966. (5 vols.) cast. de A. Tomás y Ballús, Poblet, Buenos Aires, 1947.
Tomás de Aquino, Sto.: Suma contra Gentiles, ed. Van Steenberghen, Fernand: La Philosophie au
bilingüe, BAC, Madrid, 1967. Xllls« siécle, Lovaina-París, 1966.

Oscar Mas Herrera


Escuela de Filosofía
Universidad de Costa Rica

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