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UNO DE LOS FENÓMENOS PARANORMALES MÁS

INTRIGANTES CORRESPONDE A ENTIDADES QUE SIMULAN


SOMBRAS Y QUE SE ADJUNTAN A PERSONAS, LUGARES U
OBJETOS, COMO UNA ESPECIE DE ELUSIVO ECO
INTERDIMENSIONAL.

El fenómeno conocido como "la gente de las sombras" o los "seres de


sombra" se trata de elusivas entidades que se perciben como siluetas
oscuras con forma humana, generalmente masculinas, y que gustan de
observarnos silenciosa e inmóvilmente. Al parecer, solo reaccionan con
fugacidad cuando son detectadas al filo de la mirada por una persona,
momento en el cual desaparecen. Es importante enfatizar en que
ninguna de estas características es invariable, ya que también se han
reportado entidades de este tipo como seres amorfos o flexibles
columnas de humo negro.

Mientras que algunos aseguran que estos seres son la expresión última
de la oscuridad, y en algún sentido, quizá excesivamente sometido a los
estereotipos culturales, también del mal, en cambio otras personas  les
atribuyen una naturaleza más bien lúdica, sigilosa, como una especie de
observadores neutrales que en su afán por no ser percibido juguetean
con el tiempo, y el espacio en relación a la percepción humana. Lo cierto
es que en decenas de lugares alrededor del mundo, entre personas de
diversas condiciones socioeconómicas, culturales, y psicológicas, se han
reportado avistamientos de estos seres, y a pesar de que existen
ancestrales referencias  a su presencia, al parecer durante la última
década se han incrementado los encuentros con estos seres de las
sombras.

A diferencia de los avistamientos de fantasmas  otros espíritus, los seres


de sombra siempre procuran mantener una discreción absoluta aunque
su curiosidad los lleva por momentos a aventurarse cerca del rango de
percepción natural de un ser humano. Además, su existencia no se
asocia en ningún sentido a la reminiscencia de una conciencia cuyo
cuerpo dejo de vivir, no se les adjudican formas presencias que brillan o
que emiten lastimeros sonidos. En todo caso lo único que comparten
tangiblemente con los espíritus y fantasmas, es el efecto que pueden
provocar en una persona que atestigua su presencia: temor, pánico, e
incluso una especie e parálisis semitraumática.
Una de las características principales de la gente de las sombras es su
vertiginosa rapidez, la cual hace casi imposible percibirlos frontalmente.
Más bien se manifiestan como figuras centellantes que generalmente son
captadas en el filo del campo de visión o espontáneamente percibidas,
deslizándose, en la superficie de un espejo. Por otro lado, aparentemente
su presencia física puede atravesar sin problema alguno la materia física
lo cual fortalece notablemente su elusiva esencia.

A pesar de que aún no se ha logrado explicar integralmente la existencia


de estos seres, como suele suceder en la mayoría de los fenómenos
paranormales, que permanecen siglos sin ser explicados de forma
convincente ya que superan las fronteras de la razón tradicional, lo cual
se torna en una limitante casi insalvable para el pensamiento humano,
existen diversas hipótesis sobre la existencia de estas entidades.

Pero antes de revisar algunas e estas teorías cabe descartar la relación


de estas sombrías entidades con otras presencias paranormales o
mitológicas más comunes: su comportamiento u origen no mantiene una
correspondencia clara con seres como los traviesos pixies (pequeñas
entidades propias de la mitología británica, que habitan cuevas, jardines,
y bosques, y dedican buena parte de su existencia a concretar
travesuras), o tampoco denotan una sincronicidad con los elementales de
la filosofía paracelsiana (manifestaciones conscientes de elementos de la
naturaleza que coexisten en tiempo y espacio con los humanos pero
resonando en un plano distinto, por lo que la mayoría de las veces
permanecen imperceptibles).

Hay quienes afirman que los seres de sombra no son más que
encarnaciones de la energía liberada a través de pensamientos. Esta
teoría asegura que de algún modo se trata de conglomeraciones de
energía psíquica de baja frecuencia que cobran vida en lugares que han
sido escenario de eventos traumáticos o alrededor de personas que
logran concentrar una cantidad considerable de “malos” pensamientos. Y
de acuerdo a lo anterior, los seres de sombra se nutren de estas bajas
frecuencias como el miedo, o la envidia.

Para otros, la gente de las sombras son entidades que provienen de


otras dimensiones que, por algún singular fenómeno energético terminan
por traslaparse con la nuestra. En este sentido son seres desconcertados
que ignoran como desenvolverse en nuestro plano y por eso se dedican
a observar o a espiarnos, para entender como es que deben de
comportarse mientras no sean capaces de desenredar  las fusiones
dimensionales que los han insertado en nuestro plano. Esta hipótesis
niega una naturaleza maligna de estas entidades y más bien les adjudica
una confusión interdimensional.

Por otro lado la explicación más convencional, aquella plenamente


dependiente de los postulados tradicionales de la razón, y la cual no solo
es la más aburrida sino que también pudiese ser la más limitada (aunque
no por ello debiese ser descartada por default), en realidad este
fenómeno no corresponde más que a uno de los múltiples efectos ópticos
a los cuales esta sometido nuestro sentido de la vista. En cuanto a la
versión más aventurada de la perspectiva tradicional, se habla de la
influencia de ciertos sitios o personas con cargas electromagnéticas
particulares, que pueden influir en los circuitos eléctricos de nuestro
cerebro e inducir alucinaciones (recordemos que el magnetismo de
fenómenos naturales puede funcionar como inductor de alucinaciones)
algunas de las cuales, tal vez en asociación con ciertos bits de nuestro
inconsciente, pueden traducirse en la aparente presencia de seres de
sombra.

Tal vez el mayor argumento para desestimar la explicación científica o


racional de este fenómeno, podría ser el hecho de que decenas de
reportes coinciden en presenciar una misma figura o entidad, como es el
caso de un “hombre alto con un sombrero” que ha sido observado por
niños y adultos de diferentes países. Aunque hay que reconocer que esto
bien podría responder a la influencia de arquetipos que modelan la
percepción de los individuos.

Pero en fin, más allá de la plausible o alucinada presencia de estos sere


de sombra, lo cierto es que el reflexionar un poco en ellos, o mejor aún el
observarlos de vez en cuando, resulta en un ejercicio existencialmente
terapéutico que desencadena otras reflexiones útiles en torno a nuestra
percepción, a la naturaleza absoluta o, por el contrario relativa, de
nuestra realidad, y a la conciencia de que no estamos solos, de que
nuestros pensamientos en realidad, y de manera palpable, se
materializan, y que si científicamente se ha confirmado la existencia de
múltiples dimensiones, e inclusive de múltiples universos, también
debiésemos estar abiertos a la posibilidad de que de vez en cuando ellos
dialoguen saltándose las fronteras que los delimitan, y que esta
interacción sin duda arrojará “anormalidades” que más allá de infundirnos
temor o confusión, deberían de asumirse como inspiradoras pinceladas
que son parte, al igual que nosotros, de un diseño divino.

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