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Hildegarda de Bingen 1

Hildegarda de Bingen
Hildegarda de Bingen O.S.B.

Protestificatio de Scivias, Fol. 1, Facsímil de Eibingen del códice de Ruperstberg.


Santa y fundadora
Sibila del Rin — Profetisa teutónica

Proclamada Doctora de la Iglesia el 7 de octubre 2012 por el papa Benedicto XVI

Nombre Hildegard von Bingen

Nacimiento 1098
Bermersheim vor der Höhe,
Sacro Imperio Romano Germánico

Fallecimiento 17 de septiembre de 1179


Bingen, Sacro Imperio Romano Germánico

Venerada en Iglesia católica


Comunión anglicana

Canonización Por extensión de su culto litúrgico a la Iglesia universal, el 10 de mayo de 2012 (canonización equivalente) por parte de
Benedicto XVI

Principal Abadía de Eibingen, Alemania


Santuario

Festividad 17 de septiembre

Atributos Hábito benedictino


cruz pectoral
pluma
libro

Patronazgo de los esperantistas

Santa Hildegarda de Bingen O.S.B. (en alemán: Hildegard von Bingen; Bermersheim vor der Höhe, junto a Alzey,
Rheinhessen, Renania-Palatinado, Alemania, 16 de septiembre de 1098 - Monasterio de Rupertsberg, Bingen,
Rheinhessen, Renania-Palatinado, Alemania, 17 de septiembre de 1179) fue abadesa, líder monacal, mística,
profetisa, médica, compositora y escritora alemana. Es conocida como la sibila del Rin y como la profetisa
teutónica. El 7 de octubre de 2012 el papa Benedicto XVI le otorgó el título de doctora de la Iglesia junto a San Juan
de Ávila durante la misa de apertura de la XIII Asamblea general ordinaria del sínodo de los obispos.
Considerada por los especialistas actuales como una de las personalidades más fascinantes y polifacéticas del
Occidente europeo, se la definió entre las mujeres más influyentes de la Baja Edad Media, entre las figuras más
ilustres del monacato femenino y quizá la que mejor ejemplificó el ideal benedictino, dotada de una cultura fuera de
lo común, comprometida también en la reforma de la Iglesia,[1] y una de las escritoras de mayor producción de su
tiempo. En expresión de Victoria Cirlot:
Hildegarda de Bingen 2

«[...] atravesando el muro de los tiempos han quedado sus palabras, incluso su sonido, y las imágenes de
sus visiones».[2]

Biografía

Sus primeros años


Hildegarda nació en Bermersheim, en el valle del Rin (actualmente Renania-Palatinado, en Alemania), durante el
verano del año 1098, en el seno de una familia noble alemana acomodada. Fue la menor de los diez hijos de
Hildeberto de Bermersheim, caballero al servicio de Meginhard, conde de Spanheim,[3] y de su esposa, Matilde de
Merxheim-Nahet, y por eso fue considerada como el diezmo para Dios, entregada como oblata y consagrada desde
su nacimiento a la actividad religiosa, según la mentalidad medieval.[4] De esta manera, fue dedicada por sus padres
a la vida religiosa y entregada para su educación a la condesa Judith de Spanheim (Jutta), hija del conde Esteban II
de Spanheim y, por tanto, noble como ella,[5] quien la instruyó en el rezo del salterio, en la lectura del latín —aunque
no le enseñó a escribirlo o, cuando menos, no con pericia—, en la lectura de la Sagrada Escritura y en el canto
gregoriano.
Durante algunos años maestra y discípula vivieron en el castillo de Spanheim. Cuando Hildegarda cumplió catorce
años, ambas se enclaustraron en el monasterio de Disibodenberg.[6] Este monasterio era masculino, pero acogió a un
pequeño grupo de reclusas en una celda anexa, bajo la dirección de Judith. La ceremonia de clausura solemne fue
celebrada el 1 de noviembre de 1112 y en ella participaron Hildegarda, Judith y otra reclusa más,[7] también infante.
En 1114, la celda se transformó en un pequeño monasterio, a fin de poder albergar el creciente número de
vocaciones. En ese mismo año, Hildegarda emitió la profesión religiosa bajo la regla benedictina, recibiendo el velo
de manos del obispo Otón de Bamberg.[8] De esta manera continuó su educación monástica rudimentaria dirigida por
Judith.[9]
Judith murió en 1136, con fama de santidad tras haber llevado una vida de mucha austeridad y ascesis, que incluyó
largos ayunos y penitencias corporales.[10] Hildegarda, a pesar de su juventud, fue elegida como abadesa (magistra)
de manera unánime por la comunidad de monjas.

Visionaria y escritora
Desde niña, Hildegarda tuvo débil constitución física, sufría de constantes enfermedades y experimentaba visiones.
En una hagiografía posterior escrita por el monje Teoderico de Echternach se consignó el testimonio de la propia
Hildegarda, donde dejó constancia que desde los tres años tuvo la visión de «una luz tal que mi alma tembló».[11]
Estos hechos continuaron aún durante los años en que estuvo bajo la instrucción de Judith quien, al parecer, tuvo
conocimiento de ellos. Vivía estos episodios conscientemente,[12] es decir, sin perder los sentidos ni sufrir éxtasis.[13]
Ella los describió como una gran luz en la que se presentaban imágenes, formas y colores; además iban acompañados
de una voz que le explicaba lo que veía y, en algunos casos, de música.[14]
En 1141, a la edad de cuarenta y dos años, sobrevino un episodio de visiones más fuerte, durante el cual recibió la
orden sobrenatural de escribir las visiones que en adelante tuviese.[15] A partir de entonces, Hildegarda escribió sus
experiencias, que dieron como resultado el primer libro, llamado Scivias (Conoce los caminos), que no concluyó
hasta 1151. Para tal fin, tomó como secretario y amanuense a uno de los monjes de Disibodenberg llamado Volmar
y, como colaboradora, a una de sus monjas, llamada Ricardis de Stade.
No obstante, siguió teniendo reticencias para hacer públicas sus revelaciones y los textos resultantes de ellos,[16] por
lo que para disipar sus dudas recurrió a uno de los hombres más prominentes y con mayor reputación espiritual de su
tiempo: Bernardo de Claraval, a quien dirigió una sentida carta pidiéndole consejo sobre la naturaleza de sus visiones
y la pertinencia de hacerlas de conocimiento general.[17] En dicha misiva, enviada hacia 1146, confesaba al ilustre
monje cisterciense que lo había visto en una visión «como un hombre que veía directo al sol audaz y sin miedo», y al
mismo tiempo que se atribuía a sí misma «debilidad» solicitaba su consejo:
Hildegarda de Bingen 3

[...]
Padre, estoy profundamente perturbada por una visión que se me ha aparecido por medio de una revelación
divina y que no he visto con mis ojos carnales, sino solamente en mi espíritu. Desdichada, y aún más
desdichada en mi condición mujeril, desde mi infancia he visto grandes maravillas que mi lengua no las puede
expresar, pero que el Espíritu de Dios me ha enseñado que las debo creer. [...]
Por medio de esta visión, que tocó mi corazón y mi alma como una llama quemante, me fueron mostradas
cosas profundísimas. Sin embargo, no recibí estas enseñanzas en alemán, en el cual nunca he tenido
instrucción. Sé leer en el nivel más elemental, pero no comprenderlo plenamente. Por favor, dame tu opinión
sobre estas cosas, porque soy ignorante y sin experiencia en las cosas materiales y solamente se me ha
instruido interiormente en mí espíritu. De ahí mi habla vacilante. [...]
Hildegarda a Bernardo, abad de Claraval.[18]
La respuesta de Bernardo no fue ni muy extensa ni tan elocuente como la carta enviada por Hildegarda,[19] pero en
ella la invitaba a «reconocer este don como una gracia y a responder a él ansiosamente con humildad y devoción
[...]».[20] Además, parece que el abad de Claraval posteriormente intervino ante el papa Eugenio III en favor de
Hildegarda, ya que tenía trato personal con el obispo de Roma porque éste era también cisterciense y antiguo
discípulo suyo.[21]
Precisamente, el arzobispo Enrique de Maguncia bajo cuya jurisdicción se encontraba el monasterio de
Disibodenberg, y que estaba enterado de las visiones y profecías de Hildegarda, mandó una comisión al papa
Eugenio para informarse de lo sucedido y lograr que se declarara sobre la naturaleza de tales dones.[22] El papa se
encontraba por aquellos días en Tréveris para presidir el sínodo que se celebró en aquella ciudad entre 1147 y 1148.
En 1148, un comité de teólogos, encabezado por Albero de Chiny-Namur, obispo de Verdún, a petición del papa,
estudió y aprobó parte del Scivias. El mismo papa leyó públicamente algunos textos durante el sínodo de Tréveris y
declaró que tales visiones eran fruto de la intervención del Espíritu Santo.[23] Tras la aprobación, envió una carta a
Hildegarda, pidiéndole que continuase escribiendo sus visiones. Con ello dio comienzo no solo la actividad literaria
aprobada canónicamente, sino también la relación epistolar con múltiples personalidades de la época, tanto políticas
como eclesiásticas, tales como el ya mencionado Bernardo de Claraval, Federico I Barbarroja, Enrique II de
Inglaterra o Leonor de Aquitania, que pedían sus consejos y orientaciones. Tal fue su reconocimiento, que llegó a ser
conocida como la Sibila del Rin.

Fundadora
También en 1148 y sin haber concluido la redacción del Scivias, una
visión la hizo concebir la idea de partir de Disibodenberg y marchar a
un lugar «donde no había agua y donde nada era placentero»[24]
inspirándola así para la fundación de un monasterio en la colina de san
Ruperto (Rupertsberg), cerca de Bingen al oeste del río Rin en la
desembocadura del Nahe, para trasladar a la crecida comunidad y
emanciparla de los monjes de Disibodenberg.

Sin embargo, Kuno, entonces abad de Disibodenberg, se opuso a su


salida, lo que contrarió a la monja en gran medida, al punto de
ocasionarle trastornos físicos, que fueron atribuidos a causas
divinas:[25]
«Decían que había sido engañada por la vanidad. Cuando lo oí,
Santa Hildegarda y su comunidad de monjas en
una miniatura del siglo XIII.
mi corazón se afligió, mi carne y mis venas se secaron, y durante
muchos días yací en cama.»
Vita II, V[26]
Hildegarda de Bingen 4

Ante esta situación intervino la marquesa Ricardis de Stade (Richardis von Stade),[27] madre de la monja que servía
de secretaria a Hildegarda, quien logró convencer a Enrique I, arzobispo de Maguncia (1142—1153), de que diera la
autorización para la salida de las religiosas y la fundación del nuevo monasterio. Hacia 1150, se trasladó a
Rupertsberg con cerca de veinte de sus monjas, obtuvo el permiso del conde Bernardo de Hildesheim,[28] propietario
del terreno elegido y fundó el monasterio de Rupertsberg, del cual se convirtió en abadesa.
Por esa época, su asistente y secretaria Ricardis la abandonó para convertirse en abadesa del convento de Bassum en
Sajonia. Ello causó la tristeza y oposición de Hildegarda, que luego reflejaría en serias cartas de protesta al arzobispo
Hartwig de Bremen, hermano de Ricardis, quien había influido para conseguir el cargo abacial; llegó a apelar hasta
al papa, sin conseguir que la monja volviera. Ricardis murió al año de la separación.[29]
Un año después del traslado concluyó el Scivias y de esa misma época datan sus dos libros de contenidos sobre
ciencias naturales (Physica) y médicina (Cause et cure), en los cuales expuso gran cantidad de conocimientos sobre
el funcionamiento del cuerpo humano, de herbolaría y otros tratamientos médicos de su época basados en las
propiedades de piedras y animales.[30] Asimismo, comenzó la colección de cantos que tituló Symphonia armonie
celestium revelationum, los cuales compuso para atender a las necesidades litúrgicas de su comunidad. Según
algunas cronologías, también de 1150 dataría el inicio del Liber vite meritorum.[31][32]
Hacia 1163, como fruto de sus constantes visiones, comenzó la escritura del Liber divinorum operum, la tercera de
sus tres obras más importantes y que tardaría alrededor de diez años en concluir. Sin embargo, la abadesa alternó la
vida contemplativa y de escritora con la de predicación y fundación, ya que en 1165 fundó un segundo monasterio en
Eibingen, que visitaba regularmente dos veces a la semana.

Predicación e intervención política


La fama de santa y profetisa que llegó a tener la
abadesa fue tal que, en 1150, el propio emperador
Federico I Barbarroja la invitó a entrevistarse con él en
su palacio en Ingelheim. El aprecio mutuo que generó
esta entrevista manifestado en las subsecuentes cartas
llegó a tal grado que, trece años más tarde, el soberano
otorgó un edicto de protección imperial a perpetuidad
al monasterio de Rupertsberg.[33]

La labor de escritora de Hildegarda se vio interrumpida


muchas veces por los viajes de predicación. Si bien la
clausura en sus tiempos no era tan rígida como lo sería
a partir de Bonifacio VIII,[34] no dejó de sorprender y
admirar a sus contemporáneos que una abadesa
abandonara su monasterio para predicar.

El contenido de su predicación giró en torno a la


redención, la conversión y la reforma del clero,
criticando duramente la corrupción eclesiástica, además
de oponerse firmemente a los cátaros; al condenar las
doctrinas de estos, proponiendo el combate de sus
Ubicación de los lugares de establecimiento, monasterios y las cuatro
errores mediante la predicación y la edificación del rutas de predicación de Hildegarda.
clero.[35][36]

En total fueron cuatro los viajes de predicación que realizó: el primero entre 1158 y 1159, en el que viajó a
Maguncia y a Wurzburgo. En 1160 realizó el segundo a Tréveris y a Metz. En su tercera predicación, entre 1161 y
1163, viajó por el Rin hasta Colonia. En el último de sus viajes, comprendido entre 1170 y 1171, predicó en la región
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de Suabia. [37]
Además de estos viajes de predicación, Hildegarda usó las cartas para hacer sentir su opinión ante personajes
notables. Con motivo del cisma provocado por la elección del antipapa Víctor IV con el apoyo del emperador
Barbarroja, frente al papa romano Alejandro III, alargado a la muerte de Víctor IV con la elección de los también
antipapas Pascual III y Calixto III, Hildegarda hizo graves amonestaciones proféticas al primero de estos, así como al
emperador mismo.[38]
En el año 1173, poco antes de concluir el Liber divinorum operum, murió el monje Volmar, su más cercano
colaborador y secretario, lo que la orilló a ayudarse de los monjes de la abadía de san Eucharius de Tréveris para
terminar dicha obra.[39] Durante algún tiempo el monje Godofredo de Disibodenberg le sirvió como amanuense, a la
vez que comenzó la redacción de una biografía de la profetisa, pero también él murió poco tiempo después, en 1176.
El último de sus secretarios lo encontró en Guiberto de Gembloux, un monje flamenco, con el que había sostenido
conversación epistolar iniciada por el interés de éste sobre la manera en que Hildegarda tenía sus visiones.[40]

Última batalla
La última situación crítica a la que tuvo que enfrentarse Hildegarda aconteció en 1178, cuando su comunidad dio
sepultura en el cementerio conventual a un noble supuestamente excomulgado. Por la imposición de esta pena
eclesiástica, el derecho canónico prohibía su entierro en suelo sagrado. Se pidió a Hildegarda que exhumara el
cadáver. Ella se negó e incluso hizo desaparecer cualquier rastro del enterramiento para que nadie pudiera buscarlo.
Sostuvo que había sido reconciliado con la Iglesia antes de morir. Los prelados de Maguncia, en ausencia del
arzobispo Christian, que estaba en Roma, pusieron en entredicho al monasterio. Por él se prohibió el uso de las
campanas, los instrumentos y los cantos en la vida y liturgia de Rupertsberg. Hildegarda se defendió escribiendo una
carta de rico contenido doctrinal,[41] donde recogía el significado teológico de la música. Cuando regresó el
arzobispo en marzo de 1179, se presentaron testigos que apoyaban la versión de Hildegarda y fue levantado el
entredicho.[42]

Muerte y veneración
A los pocos meses de ser levantado el
entredicho, el 17 de septiembre de 1179, a
los 81 años de edad murió Hildegarda. Las
crónicas hagiográficas cuentan que a la hora
de su muerte aparecieron dos arcos muy
brillantes y de diferentes colores que
formaban una cruz en el cielo.[43]

Entre 1180 y 1190 el monje Teoderico de


Echternach escribió la Vita (Vida) de
Hildegarda, recogiendo pasajes
autobiográficos que la monja había dejado y
contado. Gregorio IX abrió el proceso de
canonización en 1227, aunque no se Reliquias de Hildegarda de Bingen en la Iglesia de Eibingen.
concluyó. Fue reabierto por Inocencio IV en
1244, sin que tampoco en esta ocasión se llegase a concluir. Sin embargo, debido a la difusión de su culto se la
inscribió en el Martirologio romano,[44] incluyéndose además su nombre en algunas letanías; se extrajeron reliquias
de su sepulcro; se celebró su fiesta litúrgica; se le atribuyeron milagros y sus representaciones pictóricas y
escultóricas comenzaron a ser objeto de veneración.
Hildegarda de Bingen 6

Sus reliquias fueron conservadas en el convento de Rupertsberg hasta la destrucción de éste en 1632, durante la
Guerra de los Treinta Años. Entonces fueron llevadas a Colonia y después a Ebingen donde se depositaron en la
iglesia parroquial donde aún reposan.
En 1940 se aprobó oficialmente su celebración para las iglesias locales. Con motivo del 800 aniversario de su
muerte, Juan Pablo II se refirió a ella como profetisa y santa.[45] De la misma manera, en 2006, el papa Benedicto
XVI también se refirió a Hildegarda como santa y la encomió como una de las grandes mujeres de la cristiandad
junto con Catalina de Siena, Teresa de Ávila y la madre Teresa de Calcuta.[46]
En el año 2010 el papa Benedicto XVI dedicó a Hildegarda las Audiencias Generales del 1 y 8 de septiembre, dentro
del marco de una serie de catequesis sobre escritores cristianos, siendo la primera mujer presentada en estas
catequesis; recordó, entre otras cosas, que los contemporáneos de Hildegarda la consideraron con el título de
"profetisa teutónica" y puntualizó el valor teológico de sus escritos y enseñanzas.
En diciembre de 2011, el papa Benedicto XVI anunció su decisión de otorgar a santa Hildegarda el título de
"Doctora de la Iglesia". El 10 de mayo de 2012 procedió a inscribirla en el catálogo de los santos y extender su culto
litúrgico a la Iglesia universal, en una "canonización equivalente". El 27 de mayo de 2012 durante el rezo del Regina
Caeli del día de Pentecostés, el papa determinó la fecha para la proclamación como Doctora. El 7 de octubre de
2012, durante la misa de apertura del Sínodo de los obispos en la Basílica de San Pedro en Roma, se realizó la
proclamación oficial por el cual se le concedió el título de Doctora para la Iglesia Universal junto con san Juan de
Ávila por el papa Benedicto XVI.
Hildegarda también es venerada por algunas de las Iglesias que conforman la Comunión anglicana, entre ellas la
Iglesia de Inglaterra y la Iglesia episcopal escocesa. Tanto en la Iglesia católica como en la Comunión anglicana se la
celebra el 17 de septiembre.
La iconografía religiosa de Hildegarda es escasa, probablemente porque su culto fue local por bastante tiempo. Se la
retrata con los atributos propios de una abadesa de la orden de san Benito: báculo abacial y hábito benedictino con
velo negro y blanco; sus representaciones más antiguas reproducen la manera en que aparece en las miniaturas de sus
escritos: sentada con un estilo en la mano en actitud de escribir sobre un par de tablillas o dictando a un monje, con
cinco flamas alrededor de la cabeza representando la visión divina. Más tarde se cambia el estilo por una pluma de
ave, con algún pergamino o libro en la mano — comúnmente el Scivias — y algún instrumento musical.[47]
Hildegarda de Bingen 7

Obra
Las obras de esta religiosa del siglo XII fueron escritas —como la
mayor parte de los escritos de su tiempo—, en latín medieval, salvo
por ciertas anotaciones y palabras que podemos encontrar en algunas
de sus cartas y principalmente en sus obras relativas a la Lingua ignota,
que se encuentran en alemán medieval propio de la región media de
Franconia–Renania/Mosela.[48] En su obra, ella misma acusó en
variadas ocasiones su poca preparación en latín, pero por sus propias
confesiones y sus hagiógrafos se conoce que su método de escritura
comenzaba al escribir sus visiones y luego pasarlas a un secretario que
corregía los errores y pulía la escritura. Dos de ellos — Volmar y
Gottfried — fueron monjes de Rupertsberg y el tercero, de origen
flamenco — Guibert de Gembloux — era monje de la abadía de
Gembloux, de ahí que todos ellos estaban bien preparados en el latín
eclesiástico.[49]

Empleó varios estilos de escritura: el tratado teológico, el epistolar, el


hagiográfico y el tratado médico; pero destacan sus obras visionarias,
en las que hace un uso constante y fecundo de la alegoría Escultura que representa a Santa Hildegarda, en
ética-religiosa, que aunque era bastante común en su tiempo, llegaba a la iglesia parroquial que lleva su nombre, en
usar símbolos poco frecuentes. Eibingen (Alemania). De artista desconocido, la
obra incorpora bellamente los símbolos con que
En lo referente a las influencias recibidas y a su manera de escribir, se la identifica: cruz pectoral, pluma, y libro.
indudablemente se destacan las Sagradas Escrituras a través de la
Vulgata, con especial atención hacia los profetas y el Nuevo Testamento, en este último se destacan la importancia
que el Evangelio de san Juan y el Apocalipsis tuvieron en ella, ya que incluso en algunas narraciones autobiográficas
consignadas en la Vita llegó a comparar sus dones espirituales con las inspiraciones del evangelista Juan sumado al
tono apocalíptico de las partes finales del Scivias.[50][51]

Igualmente se le atribuyen conocimientos de algunas obras de la patrística latina, entre las cuales se ha detectado la
influencia de san Agustín y san Isidoro de Sevilla; se ha señalado especialmente la influencia y similitud con el
Pastor de Hermas y Boecio como fuentes de la identificación alegórica como mujeres que Hildegarda hace de la
Iglesia y de algunas virtudes en el Scivias.[52] Además, no obstante de que la abadesa se calificara a sí misma de
«indocta», se ha detectado en sus obras un gran bagaje cultural clásico proveniente de Cicerón, Lucano y Séneca; con
Galeno coincide en algunas teorías médicas sobre los humores; en el Scivias y el Ordo virtutum representa la lucha
constante de las virtudes contra los vicios a través de su personificación como mujeres ataviadas con los atributos
correspondientes a la actitud moral que encarnan, combatiendo cada virtud contra el vicio opuesto a ella. Esta
tradición alegórica es común a otros escritores del medioevo y puede rastrearse hasta la Psychomachia de Prudencio
en el siglo IV. [53]
Hildegarda de Bingen 8

Fuentes
Sus obras fueron legadas a la posterioridad gracias al interés de los monjes que la admiraron y la ayudaron a
escribirlas, encabezados por Guibert de Gembloux, quienes tras su muerte terminaron de transcribir las obras de la
abadesa, las compilaron e ilustraron con miniaturas. Entre los manuscritos medievales más importantes que se han
conservado, en donde se contienen las obras escritas y musicales de la profetisa teutónica, se encuentran:

Riesencodex

El códice de Wiesbaden, conocido en alemán como «Riesencodex»


(Códice gigante) por su gran tamaño (46 x 30 cm) y peso (15 kg), es
un manuscrito medieval de 481 folios, cuya datación oscila entre los
últimos años de vida de Hildegarda y algunos posteriores a su
muerte, siendo la fecha más tardía el año 1200. Originalmente, se
custodiaba en Rupertsberg, pero su riqueza artística ha llevado a
algunos investigadores a dudar de que haya sido creado ahí o en
Eibingen.[54]

Cuando el convento de Rupertsberg fue destruido en el siglo XVII,


El Riesencodex conservado en la biblioteca de la
el manuscrito fue trasladado al monasterio de Eibingen junto con las
Hochschule de Rhein-Main.
reliquias de la santa. En 1814, fue llevado a la biblioteca de
Wiesbaden (actualmente Universidad y Biblioteca Estatal de
RheinMain). Durante la Segunda Guerra Mundial el manuscrito original fue casi destruido, pero su contenido se
conservó gracias a fotocopias y facsímiles extraídos durante las primeras décadas del siglo XX.[55]

Contiene una versión de sus tres principales obras místicas: Scivias, Liber vite meritorum y Liber divinorum operum.
También es la fuente de todas sus composiciones musicales, sus obras acerca de la Lengua ignota, trabajos
hagiográficos (Vita sancti Ruperti), algunas cartas, homilías y la Vita escrita por el monje Theoderic, por lo que es la
fuente más numerosa e importante del trabajo de la monja medieval. Contiene las ilustraciones de las visiones
descritas por la abadesa, inspiradas en las que ilustraban los manuscritos originales.

Otros códices
• Gante, Biblioteca de la Universidad de Gante, Cod. 241. Es el manuscrito más viejo que se conoce cuya creación
se data entre 1170 y 1173. Fue redactado probablemente en el monasterio de Rupertsberg. Pasó por un monasterio
benedictino en Tréveris y de ahí a Gante donde se custodia en la biblioteca de la Universidad de Gante. Contiene
una copia del Liber operum divinorum.
• Lucca, Biblioteca estatal, Ms. 1942. Fechado hacia el siglo XIII en Renania. Es la fuente de las ilustraciones del
Liber operum divinorum.
• Dendermonde, St.-Pieters & Paulusabdij Klosterbibliothek, Cod. 9. Conocido como Códice Villarenser o
Dendermonde se encuentra en la biblioteca de la Abadía de San Pedro y San Pablo. Se piensa que fue escrito
hacia 1175. Contiene un ejemplar de la Symphonia armonie celestium revelationum, el Ordo virtutum y diversas
canciones; también es una de las fuentes de Liber vite meritorum.
• Troyes, Biblioteca Municipal de Troyes, Ms. 683. Aunque con orígenes en el siglo XII, se han reconocido varias
etapas de creación. Sus partes más tempranas se cree que provienen de Rupertsberg. Se encuentra emparentado
con el manuscrito de Gante, del que parece ser copia. Es otra de las fuentes del Liber divinorum operum.
• Berlín, Staatsbibliothek Preussischer Kulturbesitz, Cod. theol. lat. Conocido como Códice de Berlín o Codex
Cheltenhamensis se encuentra en la Biblioteca Estatal de Berlín. Datable en el siglo XII o principios del XIII.
Contiene algunas de las cartas de la santa (Epistole), el Liber vite meritorum y sus tratados sobre su Lingua
ignota.
Hildegarda de Bingen 9

Obras literarias
De las obras religiosas que escribió Hildegarda, destacan tres de carácter teológico: Scivias, sobre teología
dogmática; Liber vite meritorum, sobre teología moral; y Liber divinorum operum, sobre cosmología, antropología y
teodicea. Esta trilogía forma el mayor corpus de las obras y pensamiento de la visionaria del Rin.

Scivias

El nombre Scivias es una forma abreviada del latín «Scito vias Domini»
que significa «Conoce los caminos del Señor».[56] Esta obra fue
inspirada tras una visión tenida por Hildegarda a la edad de cuarenta y
dos años, esto es, hacia 1141, en la cual aseguraba haber asistido a una
teofanía que le ordenaba escribir lo que percibiera:
«Oh frágil ser humano, ceniza de cenizas y podredumbre de
podredumbre: habla y escribe lo que ves y escuchas».
Scivias (Protestificatio)
Dividida en tres libros, en esta obra describe las veintiséis visiones que
tuvo, las cuales se encuentran ilustradas en los manuscritos
conservados, sirviendo de alegoría y medio de explicación de los
principales dogmas del catolicismo y la Iglesia de una manera más o
menos sistemática. Tras la descripción de cada visión cargada de un
complicado simbolismo, la voz celestial pasa a explicar su significado.
La Trinidad en su íntegra Unidad, Scivias, visión
De esta manera recorre los temas de «la majestad divina, la Trinidad,
II, 2.
la Creación, la caída de Lucifer y Adán, las etapas de la historia de la
salvación, la Iglesia y los sacramentos, el Juicio Final y el mundo
futuro».[57]

Liber vite meritorum


El Libro de los méritos de la vida, cuyo título completo es Liber vite meritorum, per simplicem hominem a vivente
lucem revelatorum, fue escrito entre 1158 y 1163. Es una obra de carácter moral en la que, partiendo de la visión de
Dios como un hombre cósmico que sustenta y vivifica al universo, Hildegarda llega a una exposición de los
principales vicios espirituales y sus virtudes opuestas. Esta sistematización hace corresponder aspectos naturales del
mundo y del hombre con las pasiones del alma humana. Dicha visión está explicada a lo largo de cinco libros y se
complementa con un sexto que detalla la descripción de las penas que en la otra vida corresponderán a cada vicio. De
esta manera el Liber vite meritorum deviene en un catálogo de treinta y cinco vicios, descritos bajo la figura
simbólica de seres alegóricos conformados de partes de bestias y humanos.[58]

Liber divinorum operum


El Liber divinorum operum o Libro de las obras divinas fue creado entre 1163 y 1173 siendo Hildegarda ya
sexagenaria. Es la descripción de diez visiones, en donde realiza una cosmología que estructura al universo en
correspondencia con la fisiología humana, y que convierte los actos del hombre en paralelos a los actos de Dios,
mediante su cooperación activa en la construcción y orden del cosmos.
Así, desarrolla también una explicación del quehacer creador de Dios, centro del universo, que se desenvuelve en el
tiempo humano teniendo su manifestación en la naturaleza del mundo y en la historia, con su máxima expresión en
la encarnación de Cristo, Verbo divino.[59]
Hildegarda de Bingen 10

Lingua ignota

Otra de sus principales obras es la creación


de su Lingua ignota, primera lengua
artificial de la historia, por la que fue
nombrada patrona de los esperantistas.
Dicha lengua fue expuesta en su escrito
Ignota Lingua per simplicem hominem
Hildegardem prolata, que ha llegado a
El alfabeto de Hildegarda de Bingen, Littere ignote, que usó para su lengua Lingua
nosotros integrada con otras obras en el ignota.
Riesencodex, en sus folios 461v–464v, así
como en el de Berlín, folios 57r–62r. La obra es un glosario de 109 palabras escritas en dicha lengua con su
significado en alemán, incluyendo el de algunas plantas y términos usados en sus obras médicas.[60]

En ambos manuscritos también se encuentra una pequeña obra conocida como Littere ignote (Letras desconocidas)
en la que presenta 23 nuevas letras constituyendo un alfabeto hasta entonces desconocido, que si bien tienen cierta
semejanza con los rasgos del alfabeto griego y hebreo, no se considera que Hildegarda haya intentado emularlos.[61]
Se ha propuesto que su creación fue de carácter místico, tal vez una especie de glosolalia, no obstante, muchas de las
palabras de dicho lenguaje parecen tender hacia un interés científico. Pero no hay un motivo claro del porqué de su
creación.[62]

Obra científica
DE LA LAVANDA.

La lavanda es caliente y seca, ya que tiene un poco de savia. No sirve al hombre para comer no obstante que tiene un fuerte olor. El
hombre que tiene muchos piojos, si huele lavanda frecuentemente los piojos morirán. Su olor clarifica los ojos, porque contiene en
sí las virtudes de las especias más fuertes y de las más amargas. Por eso, también, aleja muchísimas cosas malas y los espíritus
malignos salen aterrorizados por ella.

—Hildegarda de Bingen.
Physica, Libro I, Cap. XXXV
(Migne, PL. CXCVII, 1143)

Además escribió obras de carácter científico: Liber simplicis medicine o Physica, es un libro sobre medicina, divido
en nueve libros sobre las correspondientes propiedades curativas de plantas, elementos, árboles, piedras, peces, aves,
animales, reptiles y metales. El más amplio de tales capítulos es el primero dedicado a las plantas, lo que indica que
Hildegard tenía amplio conocimiento en su aplicación terapéutica desde una perspectiva holística. En este libro
aplica la difundida teoría médica medieval de los humores que relaciona con la idea de que la constitución de los
seres a partir del plan divino se realiza a través de cuatro elementos constitutivos cuyo equilibrio determina la salud o
enfermedad del individuo. Así, a cada planta le otorga el correspondiente calificativo de su cualidad: robustus,
siccus, calidus, aridus, humidus, etcétera.
El Liber composite medicine o Cause et cure, sobre el origen de las enfermedades y su tratamiento.
Hildegarda de Bingen 11

Otros escritos
Se ha comprobado la autoría de alrededor de 300 cartas, donde toca temas de lo más variado: teología, espiritualidad,
política, remedios curativos, consejos sobre la vida monástica y clerical, entre otros temas que le consultaban. El
estilo en sus cartas es, en ocasiones, igual de simbólico que en sus escritos visionarios, ya que llega a proporcionar
consejos con la misma autoridad y en nombre de la voz divina que dictaba sus visiones.[63]
En lo que se refiere a sus escritos hagiográficos, se encuentra la Vita sancti Disibodi (Vida de san Disibodo) escrita
hacia 1170 a petición de Helenger, abad del monasterio de Disibodenberg, donde trata la vida y obra del eremita
irlandés Disibodo que terminó su vida en las cercanías del monasterio que aquel presidía. Por las mismas fechas
escribe la Vita sancti Ruperti para documentar la vida del santo patrón del monasterio fundado en la colina donde
supuestamente descansaban las reliquias de Ruperto de Bingen.[64]
Escribió, además, una explicación de la regla de san Benito (Explanatio regule s. Benedicti) y otra del Símbolo
atanasiano (Explanatio symboli s. Athanasii).

Obras musicales
Lo prolífico de la obra musical de Hildegarda permite establecer la
importancia que para la sibila del Rin tuvieron la música y el canto. Tal
importancia se puso de manifiesto en la carta escrita a la curia de
Maguncia,[65] dictada tras el entredicho interpuesto con ocasión del
conflicto derivado de que la abadesa diera sepultura a un hombre
supuestamente excomulgado y por el cual se prohibió a su comunidad
cantar el salterio y tener misa.

En dicha misiva, tras declararse dispuesta a obedecer las medidas


impuestas y partiendo de una cita del salmo 150, Hildegarda explica
que el canto es una manifestación del espíritu divino en el hombre, que
con ello recuerda vagamente la bienaventuranza de Adán en el paraíso,
quien participaba de la voz y el canto de los ángeles en alabanza a
Dios. Los profetas, a quienes Dios les otorgaba una gracia
extraordinaria habían compuesto cantos y creado instrumentos
entreviendo el pasado beatífico de la humanidad. De hecho, los
instrumentos musicales, al ser tocados con los dedos recordaban a
Adán mismo creado por el «dedo de Dios».
Vista parcial del folio 0466r del Códice de
La alabanza a Dios dentro de la Iglesia tiene su origen en el Espíritu Wiesbaden (Riesencodex) con la notación del
Santo y es conforme a la armonía celeste:[66] canto «O vis eternitatis» de Symphonia armonie
celestium revelationum.
El cuerpo es verdadero vestido del espíritu, el cual posee una voz
viviente, para que de esta manera el cuerpo con el alma, use su
voz para cantar las alabanzas de Dios
Ep. XXIII, PL CXCVII, Migne, 1855.
Si bien emplea la técnica monofónica, el melisma y la notación propias de su época, la música hildegardiana se
diferencia por el uso de amplios rangos tonales, que exigen a la cantante o al coro subir a agudos intensos estando en
una nota intermedia o baja. Contrae frases melódicas que impulsan a la voz a ser más rápida para luego ralentizarse.
Usa igualmente intervalos de cuarta y quinta, cuando el canto de su época rara vez pasaba de terceras.[67]
La totalidad de las obras musicales de la profetisa teutona fueron creadas para las necesidades litúrgicas de su propia
comunidad, así como para la didáctica teológico-moral en el caso del Ordo Virtutum.
Hildegarda compuso setenta y ocho obras musicales, agrupadas en Symphonia armonie celestium revelationum
(Sinfonía de la armonía de las revelaciones celestes): 43 antífonas, 18 responsorios, 4 himnos, 7 secuencias, 2
Hildegarda de Bingen 12

sinfonías (con el significado propio del siglo XII), 1 aleluya, 1 kyrie, 1 pieza libre y 1 oratorio (fascinante, pues el
oratorio se inventó en el siglo XVII). Además, compuso un auto sacramental musicalizado llamado Ordo Virtutum
("Orden de las virtudes", en latín), sobre las virtudes.[68]

• 1) Ave generosa • 21) Nunc gaudeant • 41) O ignis Spiritus • 61) O victoriosissima
Paracliti triumphatores
• 2) Ave Maria • 22) O beata infantia • 42) O lucidissima • 62) O virga ac diadema
apostolorum turba
• 3) Columba aspexit • 23) O beatissime Ruperte • 43) O magne Pater • 63) O virga mediatrix
• 4) Cum erebuerint • 24) O Bonifaci • 44) O mirum admirandum • 64) O virgo Ecclesia
• 5) Cum processit factura • 25) O choruscans stellarum • 45) O nobilissima viriditas • 65) O viridissima virga
• 6) Cum vox sanguinis • 26) O clarissima mater • 46) O orzchis Ecclesia • 66) O viriditas digiti Dei
• 7) Favus distillans • 27) O cohors milicie floris • 47) O pastor animarum • 67) O virtus Sapientie
• 8) Hodie aperuit • 28) O cruor sanguinis • 48) O Pater omnium • 68) O vis eternitatis
• 9) In Matutinis laudibus (Aer enim • 29) O dulcis electe • 49) O presul vere civitatis • 69) O vos angeli
volat)
• 10) In Matutinis laudibus (De Patria • 30) O dulcissime amator • 50) O pulcre facies • 70) O vos felices radices
etiam earum)
• 11) In Matutinis laudibus (Deus enim) • 31) O Ecclesia • 51) O quam magnum • 71) O vos imitatores
miraculum
• 12) In Matutinis laudibus (Deus enim • 32) O eterne Deus • 52) O quam mirabilis • 72) Ordo Virtutum
rorem)
• 13) In Matutinis laudibus (Et ideo puelle • 33) O Euchari columba • 53) O quam preciosa • 73) Quia ergo femina
iste)
• 14) In Matutinis laudibus (Sed diabolus) • 34) O Euchari in leta via • 54) O rubor sanguinis • 74) Quia felix puericia
• 15) In Matutinis laudibus (Studium • 35) O felix anima • 55) O spectabiles viri • 75) Rex noster promptus est
divinitatis)
• 16) In Matutinis laudibus (Unde • 36) O felix apparicio • 56) O speculum columbe • 76) Spiritui Sancto
quocumque venientes)
• 17) Karitas habundat • 37) O frondens virga • 57) O splendissima gemma • 77) Spiritus sanctus
vivificans vita
• 18) Kyrie • 38) O gloriosissimi lux • 58) O successores • 78) Vos flores rosarum
vivens angeli
• 19) Laus Trinitati • 39) O Ierusalem • 59) O tu illustrata
• 20) Mathias sanctus • 40) O ignee Spiritus • 60) O tu suavissima virga
Hildegarda de Bingen 13

Visiones
Todo el bagaje simbólico y originalidad de las obras de Hildegarda
encuentra su origen en la inspiración sobrenatural de sus experiencias
visionarias, de ahí que la explicación de dicha enigmática fuente de
conocimiento haya sido causa de interés e investigación incluso
durante la vida de la abadesa.
Precisamente, una de las fuentes más importantes sobre el origen y
descripción de sus visiones se encuentra en la carta con la que
Hildegarda respondía a los cuestionamientos epistolares hechos en
1175 por el flamenco Guibert de Gembloux en nombre de los monjes
de la abadía de Villers,[69] acerca de la manera en que tenía sus
visiones. Por estas respuestas se sabe que las visiones comenzaron
desde su muy temprana infancia y que en ellas no mediaba el sueño, ni
el éxtasis, ni la pérdida de los sentidos:
La jerarquía angélica. Visión sexta del libro del
«No oigo estas cosas ni con los oídos corporales ni con los
Scivias. Códice de Wiesbaden. Facsímil de 1927.
pensamientos de mi corazón, ni percibo nada por el encuentro
de mis cinco sentidos, sino en el alma, con los ojos exteriores
abiertos, de tal manera que nunca he sufrido la ausencia del éxtasis. Veo estas cosas despierta, tanto de día
como de noche.'»
Hildegard al monje Guibert. Ep. CIII.[70]
Igualmente, explica que este conocimiento sobrenatural que adquiere se da al mismo tiempo de tener la experiencia,
tal como ella misma escribe: «simultáneamente veo y oigo y sé, y casi en el mismo momento aprendo lo que sé.».
Tales visiones siempre se acompañaban de manifestaciones lumínicas, de hecho, los mandatos divinos que recibía
provenían de una teofanía luminosa a la que nombra «sombra de la luz viviente» (umbra viventis lucis) y es esta luz a
la que nombra en la introducción del Scivias y de Liber divinorum operum como la que toma voz para ordenarle
poner por escrito cuanto experimenta.
«Oh, pequeñita forma, [...] encomienda estas cosas que ves con los ojos interiores y que percibes con los
oídos interiores del alma, a la escritura firme para utilidad de los hombres; para que también los hombres
comprendan a su creador a través de ella y no rehuyan venerarlo con digno honor.»
Introducción al Liber operum divinorum.[71]
Esta luz divina le mostraba las visiones que describe en sus obras y que posteriormente fueron ilustradas, las cuales
han llegado hasta nosotros gracias a los manuscritos sobrevivientes, que muestran un simbolismo cuya interpretación
no resulta tan obvia. Luego pasa a explicar su significado profundo y las enseñanzas derivadas de tales visiones.
Ordinariamente estas visiones venían acompañadas de trastornos físicos para la abadesa como debilidad, dolor y, en
algunos casos, rigidez muscular.
Lo anterior ha llevado a algunos estudiosos a buscar causas neurológicas, fisiológicas e incluso psicológicas para las
visiones de esta mujer medieval, siendo una de las respuestas médicas más difundida que sufría un cuadro crónico de
migraña, teoría esta última propuesta por el historiador de la medicina Charles Singer y popularizada por Oliver
Sacks.[72]
Hildegarda de Bingen 14

Teología
El valor teológico de las enseñanzas de Hildegarda ha sido reconocido
desde antiguo por la Iglesia católica en una tradición continuada hasta
nuestros días. Muestra de ello fue la inclusión de su vida y obras en el
famoso compilado histórico de teólogos publicado en 1885 por Jacques
Paul Migne, la Patrologia Latina, que dedica su tomo CXCVII a esta
escritora. A ello se aúna su estudio y consideración modernas, de lo
que es prueba su mención en declaraciones públicas y homilías de
Benedicto XVI, así como su reconocimiento como Doctora de la
Iglesia.

Interpretaciones modernas de sus escritos, como las que hacen Barbara


Newmann o Sabina Flanagan, han puesto el énfasis en el carácter
femenino de la teología hildegardiana, reivindicando un carácter de
género a sus enseñanzas.[73]

Dios La maternidad que procede del Espíritu y del


Agua. Ilustración del Scivias, II, 3. Códice de
La concepción hildegardiana de Dios no es diferente de las Wiesbaden. Facsímil de 1927.
concepciones teológicas católicas medievales, matizadas por las
peculiaridades propias de sus visiones. La Trinidad, en el libro del Scivias, aparece como una luz en la que, a su vez,
se diferencian una «luz serenísima» (splendidissimam lucem), que figura al Padre, una figura humana color zafiro
(spphirini coloris speciem hominis), que simbolizaba al Hijo, y un «suavísimo fuego rutilante» (suavissimo
rutilantem igne), como manifestación del Espíritu Santo, imágenes que conservan su diferenciación compartiendo la
misma naturaleza única: «de tal modo que era una única luz en una única fuerza», «inseparable en su Divina
Majestad» e «inviolable sin cambio».[74]

Dios también se presenta como la fuente de toda fuerza, vida y fecundidad. En el Liber vite meritorum es
representado como un varón (vir) precisamente porque en él radica el vigor que comunica a lo existente, no sólo a
través del acto de la creación sino incluso a través de la inmanencia de su poder que sostiene al mundo, otorgando
fecundidad (viriditas) a la naturaleza y al espíritu.[75]

El hombre y el mundo
Como en la restante cultura teológica medieval, Hildegarda considera al hombre como el centro del mundo creado
por Dios y partícipe de la obra redentora. Según el Liber divinorum operum, el hombre, hecho a semejanza de Dios,
posee parecido con otra de las grandes obras del omnipotente: el cosmos. Esta semejanza se refleja incluso a nivel
corporal, pues en el cuerpo se pueden distinguir partes aéreas, acuosas, invernales, nubosas, cálidas, etcétera.
Hombre y cosmos interactúan y están ordenados conforme al plan divino. Es por ello que el cosmos puede ser leído
como una lección para enseñar al hombre a amar a su creador y guardar la debida moral. Tanto uno como otro están
destinados a su reintegración final a Dios, pero el hombre con su libre albedrío puede optar por rebelarse.[76]
La calidad moral del hombre se encuentra herida desde la caída de Adán y Eva a causa del pecado, no obstante, Dios
elige esa misma debilidad para otorgar la salvación por medio de su hijo Jesucristo, quien toma carne para rescatar al
hombre, quien a su vez debe tender hacia Dios con sus pensamientos y actos, eligiendo las virtudes antes que los
vicios.
Hildegarda de Bingen 15

Cristo y la Iglesia
El Verbo de Dios, hecho carne en la figura de Jesucristo, posee así la doble naturaleza divina y humana, de la misma
manera que la Iglesia, los sacramentos y las virtudes poseen las realidades sobrenatural y mundana.
La abadesa del Rin comparte la visión patrística de la Iglesia como nueva Eva salida de la costilla de Cristo, custodia
de la salvación en el mundo y prefigurada en la virgen María. Se opone a la Sinagoga, que representa a los enemigos
de la fe y de Dios.[77] Ya en el siglo VII la imagen era usada por Isidoro de Sevilla como símbolo de los enemigos de
la Iglesia que al final de los tiempos le hará la guerra a ésta. (Sentencias 1, 25, 6).</ref> En las visiones descritas en
el Scivias, la Iglesia es figurada como una «mujer inmensa como una ciudad», coronada y vestida con resplandor,
con el vientre perforado por donde entran una multitud de hombres con piel obscura que son purificados al salir por
su boca.[78]
Una imagen común en la teología cristiana no es ajena a la eclesiología de Hildegarda, la de los «esponsales de la
Iglesia». La Iglesia como esposa mística contrae matrimonio con Cristo a través de su pasión: «Inundada por la
sangre que manaba de su costado, fue unida a él en felices esponsales por la voluntad superior del Padre, y
notablemente dotada por su carne y por su sangre» haciéndose así mediadora de los sacramentos que actualizan la
vida de Cristo en el tiempo.[79][80]

Hildegarda de Bingen en la cultura moderna


La figura de Hildegarda de Bingen y su obra dejaron sentir su
influencia aún fuera de Alemania y llegaron hasta nuestros días con
una vigencia indiscutible, que ha llevado al mundo de la cultura a
realizar diversos homenajes a la santa alemana.
La iglesia parroquial de Eibingen, donde reposan las reliquias de esta
santa, fue reconstruida en gran parte en 1932 tras un incendio, tras lo
cual fue adaptada a un estilo más contemporáneo por los hermanos
Rummel. El altar principal se encuentra adornado por un mosaico que
reproduce la visión de Hildegarda sobre la Trinidad que se encuentra
en Scivias II, 2, dicha obra fue diseñada en 1965 por el expresionista
alemán Ludwig Baur, quien también diseñó los vitrales de las ventanas
de la iglesia, los cuales representan igualmente algunas visiones de la Moneda alemana de 10 marcos de plata
conmemorativa del noveno centenario del
abadesa.
nacimiento de Hildegarda de Bingen.
La abadía de santa Hildegarda en Rüdesheim am Rhein es una abadía
benedictina reconstruida en entre 1900 y 1908 sobre las ruinas originales de una de las fundaciones de Hildegarda.
La reconstrucción fue ordenada por el príncipe Carlos Enrique de Löwenstein-Wertheim-Rosenberg bajo un estilo
neorrománico. La nave principal de la iglesia abacial se encuentra adornada con frescos que representan las visiones
de la abadesa y en sus arcos se encuentran otros más que muestran escenas de la vida de Hildegarda pintadas bajo el
estilo de la escuela Beuron de arte de Desiderius Lenz bajo la dirección de Paulus Krebs. Dicha abadía forma parte
del Paisaje cultural del Valle Superior del Medio Rin declarado patrimonio cultural de la humanidad por la UNESCO
en 2002.

En la población de Bingen am Rhein se ha dedicado un museo a la vida y obra de esta santa, donde se exponen
documentos contemporáneos suyos así como algunos restos de las construcciones lideradas por la abadesa.
Igualmente se expone una primera impresión de 1533 de su obra Physica, contando, además, con un jardín adjunto
donde se encuentra las plantas descritas en las obras naturalistas.
En la cinematografía, la película A Beautiful Mind, ganadora del Óscar a la mejor película en el año 2001, utilizó una
de las canciones de Hildegarda titulada Columba aspexit dentro de la banda sonora, por la cual también obtuvo una
nominación a dicho galardón. En el año 2009, la directora alemana Margarethe von Trotta filmó la película "Visión:
Hildegarda de Bingen 16

La historia de Hildegard von Bingen" (Vision. Aus dem Leben der Hildegard von Bingen), basada en la vida de esta
santa, quien fuera caracterizada por la actriz alemana Barbara Sukowa. Fue estrenada en español el 27 de agosto de
2010. En la película italiana del año 2009 «Barbarossa» (traducida al inglés como «Sword of War»), basada en la vida
del emperador Federico Barbarroja, Hildegarda de Bingen tiene una aparición en la cual es interpretada por la actriz
española Ángela Molina.
También en televisión la figura de Hildegarda ha tenido cierta presencia: en 1994 la BBC de Londres produjo el
documental «Hildegard of Bingen» para la televisión inglesa; asimismo la televisión alemana produjo el documental
«Hildegard von Bingen - Eine Frau des 12. Jahrhunderts» (Hildegarda de Binben. Una mujer del siglo XII) y dedicó
un capítulo de la serie «Die Deutschen» (Los alemanes) a esta monja benedictina.
La discografía generada a partir de la música de Hildegarda es abundante. Desde 1979 se produjeron alrededor de 35
discos con ejecuciones de las canciones religiosas compuestas por ella, destacando las interpretaciones realizadas por
Gothic Voices, Emma Kirkby, la Oxford Camerata bajo la dirección de Jeremy Summerly, Garmarna y Anonymous
4.[81]
El 14 de abril de 1998, el gobierno alemán puso en circulación una moneda conmemorativa del 900 aniversario de
Hildegarda de Bingen. La edición constó de un total de 4,5 millones de monedas de 10 marcos, hechas de plata de
ley de 925 milésimas, donde se aprecia la efigie de la santa escribiendo los mensajes divinos junto a una banda que
dice Liber Scivias Domini y los años de su nacimiento y muerte.
En la astronomía, el asteroide (898) Hildegard, descubierto por el astrónomo alemán Max Wolf el 3 de agosto de
1918, lleva su nombre en honor a esta mística alemana.
Igualmente, la consideración moderna sobre la relevancia de la figura de Hildegarda en la Edad Media así como para
la historia de la Iglesia, ha llevado a grupos feministas eclesiásticos y seculares a tomarla como un ejemplo relevante
de reivindicación del papel de la mujer en la historia y de su importancia en la apertura de roles tradicionalmente
masculinos al género femenino.[82]
También, el músico Devendra Banhart homenajeó a esta Santa en su vídeo "Für Hildegard von Bingen" que fué
lanzado en octubre de 2013, mostrando el lado artístico de Hildegarda.

Galería de imágenes

De sus obras

El Universo, Fol. 14, Scivias I, El Cuerpo Místico, Scivias II, 5. La caridad, Liber divinorum Pintura medieval de una tierra
3. operum esférica con estaciones diferentes
al mismo tiempo. Fol. 38, Liber
divinorum operum I, 4.
Hildegarda de Bingen 17

El hombre Universal, Fol. 9,


Liber divinorum operum I, 2.

Frescos en la abadía de santa Hildegarda en Rüdesheim am Rhein

"Wie S. Hildegard zu der Hl. "Wie S. Hildegard auf den "Wie S. Hildegard in Ingelheim "Wie S. Hildegard Ebingen
Jutta auf den Disibodenberg Rupertsberg bei Bingen zieht." zu Kaiser Barbarossa spricht." gründet u. zu Rudeshem einen
geht." (Como santa Hildegarda parte de (Como santa Hildegarda habla al blinden Knaben heilten."
(Como santa Hildegarda va con Rupertsber hacia Bingen). emperador Barbarroja en (Como santa Hildegarda funda
la bendita Jutta en Ingelheim). Eibingen y camino a Rudeshem
Disibodenberg). cura a un muchacho ciego).

"Wie beim Tode S. Hildegards


am Himmel Zeichen geschehen."
(Como por la muerte de santa
Hildegarda acontecieron signos
en el cielo.
Hildegarda de Bingen 18

Notas
[1] Chiaia, 2006: 33.
[2] Cirlot, 2009: 13.
[3] Dictionary of World Biography. The Middle Ages. Volumen II. Autores: Frank N. Magill y Alison Aves. Capítulo: Hildegard von Bingen.
Página: 474. Ciudad: Nueva York. Año: 1998. (http:/ / books. google. es/ books?id=CurSh3Sh_KMC& pg=PA474& lpg=PA474& dq=count+
hildebert+ Bermersheim& source=bl& ots=y2ZBkfFn3j& sig=9PLRQQalSLlnjm_uYfdRYu5Ch-g& hl=es& sa=X&
ei=YO0RU5e4I4rJ0AWQs4Bw& ved=0CE4Q6AEwBQ#v=onepage& q=count hildebert Bermersheim& f=false)
[4] . En Internet History Sourcebooks Project (http:/ / www. fordham. edu/ Halsall/ index. asp) de la Universidad Fordham de Nueva York.
[5] . En Hildegard.org Página dedicada a Hildegarda de Bingen (http:/ / www. hildegard. org/ ).
[6] Cirlot & Garí, 2008: 48 y 49.
[7] Se denominan reclusas a las mujeres que voluntariamente han aceptado enclaustrarse en una celda o pequeña habitación normalmente pegada
a una iglesia o convento. No llevan vida común, sino más bien una especie de eremitismo.
[8] . Versión electrónica en PDF en la página web de la Biblioteca Estatal de Baviera (http:/ / www. bsb-muenchen. de/ index. php), publicada 13
de marzo de 2008.
[9] En el Libro II de la Vita de Teoderico de Echternach se recoge un relato autobiográfico donde Hildegarda así lo afirma, al tiempo que se
refiere a Judith como mujer iletrada.
[10] Cirlot & Garí, 2008: 49.
[11] Cirlot, 2009: 51.
[12] En el prólogo del Liber divinorum operum explica: «despierta de cuerpo y mente en los misterios celestes, lo vi con los ojos interiores de mi
espíritu y oí con los oídos interiores, y no en sueños ni en éxtasis».
[13] Dickens, 2009: 33.
[14] En una carta de Hildegarda dirigida al monje Guibert de Gembloux Epist. CIII, conocida también como «De modo visionis sue», describe su
experiencia visionaria y la manera en que esta «forma de ver» acontecía.
[15] Dickens, 2009: 27.
[16] Cirlot, 2009: 52.
[17] Hildegarda de Bingen, 1998, ed. Baird & Ehrman, p. 27.
[18] Hildegarda de Bingen, 1998, ed. Baird & Ehrman, pp. 27 - 28
[19] Cirlot & Garí, 2008: 53.
[20] Hildegarda de Bingen, op. cit.: 31.
[21] Harmless, 2007: 62.
[22] Harmless, 2007: 63.
[23] Flanagan, op. cit.
[24] Vita II, V.
[25] Dickens, 2009: 27.
[26] Cirlot, 2009: 54.
[27] Cirlot, 2009: 54 y 98.
[28] Mershman, Op. cit.
[29] Flanagan, op. cit.
[30] Newman, 1987: 29.
[31] Lerman. Op. cit.
[32] El latín medieval, a diferencia del clásico, poseía — entre otras peculiaridades gramaticales — la característica de la reducción de los
diptongos «ae» y «oe» por el uso de la sola letra «e». De ahí que en el presente artículo se usen los títulos latinos de las obras de Hildegarda
con dicha ortografía. Así, el Liber vitae meritorum es escrito como Liber vite meritorum, Causae et curae como Cause et cure, etcétera. Vid.
Harrington, Karl Pomeroy. 1997. Mediaeval Latin. Chicago: The University of Chicago Press. pp. 2 - 5.
[33] Newman, 1987.
[34] En 1298, Bonifacio VIII con la bula Periculoso prohíbe que las monjas salgan del monasterio sin permiso del obispo. Además dispuso que
las que tuviesen cargos de responsabilidad (abadesas, prioras) usaran de procuradores que las representasen. De este modo, dejaron de poder
actuar por sí mismas.
[35] Se conserva algún sermón entre las cartas de Hildegarda, pues algunos eclesiásticos pidieron que se los enviara escritos. Así por ejemplo, la
Epist. XLIX recoge un sermón pronunciado en Tréveris y la Epist. XLVII uno pronunciado en Maguncia.
[36] Conferencia impartida en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Católica Argentina.
[37] Harmless. Op. cit.: 64.
[38] Cirlot & Garí, 2008.: 61.
[39] Cirlot & Garí, 2008.: 65.
[40] Épiney-Burgard & Zum Brunn. 1998.: 39.
[41] Epist. XXIII.
[42] Newman, op. cit.: 32.
[43] Vita III, XXVII; Dickens, 2009.: 28.
Hildegarda de Bingen 19

[44] El texto, en la actual edición española, dice así: "En el monasterio de Rupertsberg, cerca de Bingen, en Hesse, actual Alemania, santa
Hildegardis, virgen, que expuso y describió piadosamente en libros los conocimientos conseguidos experimentalmente, tanto sobre ciencias
naturales, médicas y musicales, como de contemplación mística."
[45] Carta de Juan Pablo II al cardenal Hermann Volk, obispo de Maguncia, con ocasión del 800 aniversario de la muerte de Santa Hildegarda.
(http:/ / www. vatican. va/ holy_father/ john_paul_ii/ letters/ 1979/ documents/ hf_jp-ii_let_19790908_800-ildegarda_sp. html)
[46] Encuentro del santo padre Benedicto XVI a los sacerdotes y diáconos de la diócesis de Roma (http:/ / www. vatican. va/ holy_father/
benedict_xvi/ speeches/ 2006/ march/ documents/ hf_ben-xvi_spe_20060302_roman-clergy_sp. html) 2 de marzo de 2006
[47] Réau, Louis. (2000). Iconografía del Arte Cristiano: iconografía de los santos G-O, tomo 2 vol. 4. Daniel Alcoba (trad.). Barcelona: Del
Serbal.
[48] Higley, Sarah L. Hildegard of Bingen's Unknown Language. An edition, translation and discussion. 2007. Palgrave MacMillan: New York.
[49] Newman, 1987: 39.
[50] Era creencia corriente durante la Edad Media que el autor del cuarto evangelio y el del Apocalipsis era la misma persona, de ahí que
Hildegarda citara indistintamente a Juan como evangelista y como visionario.
[51] Vita, Visión séptima, XVI; Cirlot, 2005: 67 y ss.
[52] Dronke: 234 - 235
[53] Liebeschütz, Hans. Das allegorische Weltbild der heiligen Hildegard von Bingen, Leipzig-Berlín, 1930, citado por Cirlot, 2005: 147 - 150;
Baird & Erdam, 19941.: 7; Newman, Op. cit.: 257.
[54] Cirlot & Garí, 2008. p. 66
[55] En alemán (http:/ / www. hs-rm. de/ hlb/ suchen-finden/ sondersammlungen/ handschriften-inkunabeln-alte-drucke/
der-riesencodex-hildegard-von-bingen/ index. html).
[56] Fanning, p. 82
[57] Newman, 1987
[58] Flanagan, op. cit. Newman, op. cit.
[59] Hildegarda de Bingen. (2009) Libro de las obras divinas. Introducción a cargo María Eugenia Góngora, pp. 45 - 46.
[60] Higley, 2007. pp. 145 - 146. Flanagan, op. cit
[61] Higley, 2007. p. 60 y 61
[62] Higley, 2007. p. 15 y ss. Cfr. Newman, 1987. p. 30 y Flanagan, op. cit.
[63] Baird & Erdam, 1994, vol 1. p. 14; Newman, 1987, p. 44
[64] Flanagan, op. cit.
[65] Epístola XXIII, ed. Migne, 1855; Ep. XLVII; ed. Baird & Ehrman, p. 76 y ss.
[66] Hildegarda de Bingen, 2003. Introducción de María Isabel Flisflisch, p. 21 - 23; Cirlot & Garí, 2008, p.
[67] En Hildegard.org Página dedicada a Hildegarda de Bingen (http:/ / www. hildegard. org/ ).
[68] Hildegarda de Bingen, 2003. ed. María Isabel Flisfisch et al.
[69] Cirlot, Victoria (1997), pág. 145.
[70] Cirlot, 1997. p. 142
[71] Hildegarda de Bingen, 2009. pp. 129-130
[72] Harmless, 2007. p. 67;
[73] Vid, Newman, 1987; Dickens, 2009.
[74] Scivias II, 2; Harmless, 2007: 70
[75] Newman, 1987: 35-36 y 115
[76] Harmles, op. cit.:72, Newman, Op. cit.:37; Janelle, 2009; 35
[77] Una sinagoga es el lugar de oración y culto en la religión judía. Sin embargo, a partir de la mención de la «Sinagoga de Satán» en el Nuevo
Testamento (Ap. 2, 9), el papel de la Sinagoga en el imaginario medieval pasó a ser símbolo de la comunidad de opositores de la Iglesia, hijos
del Diablo y seguidores del anticristo.<ref>
[78] Scivias, II, 3
[79] Scivias, II, 6
[80] Newman, 1987, p. 205 y ss..
[81] Fierro, Nancy. Op. cit.
[82] Radford Ruether, R. (2011). «Should Women Want Women Priests or Women-Church?» Feminist Theology. 20 (1): 63-72.
Hildegarda de Bingen 20

Referencias

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Hildegarda de Bingen 21

Enlaces externos
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• Wikiquote alberga frases célebres de o sobre Hildegarda de Bingen. Wikiquote
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• Catálogo de obras y discografía (http://www.medieval.org/emfaq/composers/hildegard.html)
• Obras en castellano (http://www.hildegardiana.es/)
• Vision - Aus dem Leben der Hildegard von Bingen (2009) (http://www.imdb.es/title/tt0995850/), película
sobre Hildegarda de Margarethe von Trotta (Imdb)
• Zenit. Benedicto XVI: Santa Hildegarda de Bingen. Audiencias Generales del 1 de septiembre 2010 (http://
www.zenit.org/article-36399?l=spanish) y del 8 de septiembre 2010 (http://www.zenit.org/
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• Una gran intelectual (http://www.osservatoreromano.va/portal/dt?JSPTabContainer.
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Romano. 11 de mayo de 2012.
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