Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
PATRICIA SERDÀ
"Cantemos la luz que lleva por el camino del retorno
a los hombres;
Glorifiquemos a las nueve hijas del gran Zeus,
De luminosas voces;
Cantemos a estas vírgenes que,
Por la virtud de las puras iniciaciones que
Provienen de los libros, despertadores de inteligencia,
Arrancan de los dolorosos sufrimientos de la tierra,
A las almas que erran en el fondo de los pozos de la vida."
Como explica Guénon en sus escritos, las verdades de orden metafísico son
incomunicables por su propia naturaleza, no se trata de un conocimiento racional
o discursivo sino sintético, directo, intuitivo, muy ligado a la concentración, a la
contemplación activa, a la meditación creativa de todas estas "ideas eternas";
conocimiento en el que hay una identidad entre el sujeto y el objeto en el acto de
conocer. Por ello es la Ciencia Sagrada la vía más adecuada para ir realizando este
conocimiento a partir de un "modelo vivo" del que el hombre es el centro. En toda
su obra da cuenta de un conocimiento magistral y universal de toda esta simbólica
perenne y viva, de su poder transformador y regenerador capaz de procurar los
medios o soportes necesarios para la recuperación o restauración del estado
primordial y edénico, del Hombre Verdadero, que debe considerarse como una
condición previa para la conquista de los estados superiores del ser.
Para que esto pueda ser posible se debe procurar un estado de verdadera
receptividad de corazón, mirada interior, o apertura a la Inteligencia Superior
permitiendo así ser receptáculo adecuado a los efluvios celestes, ser fecundado por
la "Gracia", o lo que es lo mismo construir el receptáculo para que se haga en él la
Luz. Aspiración del ser hacia lo universal, identificación con los estados
superiores, visión del corazón, interior, vertical y directa que despierta en el
hombre la Intuición Intelectual, la que puede conducir hacia la identificación con
el Ser Universal y con el fin último de este Conocimiento: el misterio de lo que No
Es, el No-Ser. "Sólo el conocimiento disipa la ignorancia como la luz del sol disipa
las tinieblas y es entonces cuando el 'Sí', el inmutable y eterno principio de todos
los estados manifestados y no-manifestados, aparece en su suprema realidad".11
Y así como Guénon muestra en sus libros la unidad de pensamiento de las distintas
Tradiciones rescatando el auténtico valor de todo un lenguaje simbólico cuyo
verdadero sentido es análogo en todas ellas, en su obra hermética El Esoterismo
de Dante, da las claves para penetrar en la tradición que ha sido y es propia de
Occidente, la llamada Tradición Hermética, y de la que Federico González,
revivificador de esta tradición, dice: "El hombre es pues mediador, no sólo en su
función central sino también como un pequeño demiurgo en una creación que ha
existido siempre y que se encuentra permanentemente inacabada, viva, en
constante metamorfosis y que él puede transformar ya que aparece como el punto
o la unidad donde convergen todas las energías creacionales, coronando y dando
sentido al plan divino al restablecer los contactos que revelan las analogías, pues
el mundo sensible se refleja en el inteligible como el inteligible en el sensible.
Todo ello gracias a una red donde el Amor es el protagonista y el matrimonio
(Hieros Gamos) entre el Cielo y la Tierra una cópula perpetua. Lo que es
equivalente en otro simbolismo a una cadena de iniciados (el hilo de Oro) que se
transmite del Noûs a Poimandrés, de este a Hermes, de Hermes a Tat y de éste a
todos los adeptos y teúrgos de la tradición Hermética".12
Esto nos lleva a resaltar aquellas palabras que Guénon deja dichas en otro libro
complementario de este, El esoterismo cristiano: "Parece que ha llegado el
momento en que se descubrirá finalmente el verdadero sentido de la obra de Dante;
si las interpretaciones de Rossetti y de Aroux no fueron tomadas en serio en su
época, no era sin duda porque los espíritus estuvieran menos preparados que hoy
en día, sino porque estaba previsto que el secreto tenía que ser guardado durante
seis siglos (el Naros caldeo)".16
El tiempo al que Guénon se refiere coincide perfectamente con los seis siglos
transcurridos entre el término de La Divina Comedia (1321) que es además el
mismo año en el que Dante muere y la aparición del Esoterismo de Dante (1925),
siendo el propio Guénon quien desvela este cuarto sentido, oculto hasta ese preciso
momento.
Lo esotérico y lo exotérico son las dos caras de una misma doctrina o realidad de
las que Guénon dice "no pueden oponerse ni destruirse en caso alguno, aunque sí
complementarse y armonizarse como las partes de una misma totalidad, como los
elementos constitutivos que finalmente se integran en una síntesis única".19
Hermetismo
Tal como explica Guénon en El Esoterismo de Dante, durante toda la Edad Media
existió una tradición iniciática de características puramente occidentales, la
Tradición Hermética, que pudo recoger y sintetizar en su seno toda esta simbólica
esotérica y universal, propia de Occidente y que ha estado presente en sus
símbolos, ritos y mitos. "La palabra hermetismo indica que se trata de una tradición
de origen egipcio, revestida después con una forma helenizada, sin duda en la
época alejandrina, y transmitida bajo esta forma, en la Edad Media, al mundo
islámico y al cristiano (...) la doctrina así designada es relacionada con Hermes, en
tanto que éste era considerado por los griegos como idéntico al Thot egipcio.".23 Es
el propio Hermes en su función de mensajero e intérprete divino el que se revela y
guía al hombre en su viaje iniciático, médico de cuerpos y almas y como
intermediario entre el cielo y la tierra, es por tanto arquetipo del hombre; sus
enseñanzas conforman un corpus luminoso que puede conducir "aquí y ahora" a la
recuperación del estado de Hombre Verdadero, lo que posibilita la identificación
con el Ser, soporte de la metafísica; conocimientos que han iluminado en este
período final del ciclo a todos los pueblos que conforman la historia sagrada de
Occidente. Es interesante destacar que los romanos llamaron a esta deidad
Mercurio y que a Cristo se le asocia con el Mercurio solar.
Dante elige a Virgilio como guía espiritual, el que le infunde la luz. Se lo encuentra
cuando está perdido en el bosque buscando la rama misteriosa; se dice que hay que
perderse para poder encontrarse. Acompañado del poeta romano recorrerá los dos
primeros mundos; primero en su peligroso descenso a los Infiernos, asimilado a la
ignorancia y a los estados inferiores del ser, y posteriormente en su ascenso por el
Purgatorio, travesía que equivale a las pruebas iniciáticas. Esta elección supone el
reconocimiento en el propio Virgilio nacido también en Italia, de la tradición
greco-latina, herencia de sus ancestros, lo que permite comprender que Dante
identifica en esta elección "el hilo de oro", la cadena de iniciados ligados a la
tradición unánime por los misterios de la iniciación. Guénon nos dice que escoge
a Virgilio, principalmente por el recuerdo del canto VI de la Eneida y también
porque "esta elección significa además el reconocimiento de un saber iniciático
incuestionable en Virgilio ya que no expresa sólo una ficción poética." 26 En este
canto se relata el descenso del héroe troyano al inframundo, guiado por la Sibila
de Cumas. Guénon señala también, refiriéndose a Virgilio, que en lo que hace a
esta cuestión "tuvo predecesores entre los griegos y cabe recordar el viaje de Ulises
al país de los cimerios así como el descenso del Orfeo a los Infiernos (...) La verdad
es que existe una relación más estrecha con los misterios de la antigüedad, y que
estos diversos relatos poéticos o legendarios no son sino traducciones de la misma
realidad; la Rama de Oro que Eneas, conducido por la Sibila, va a coger en el
bosque, ese mismo bosque selva selvaggia donde Dante sitúa también el principio
de su poema, es la rama que llevaban los iniciados de Eleusis y que aún recuerda
la Acacia de la masonería moderna, 'prenda de resurrección y de inmortalidad'".27
Masonería
Respecto a la identificación de las figuras simbólicas descritas por Dante para cada
uno de los cielos, Guénon aclara que se corresponden con categorías astrológicas
y por ello se refiere a ellos de este modo: "la cruz en el cielo de Marte, el águila en
el cielo de Júpiter, la escala en el de Saturno. Sin duda, es posible comparar esta
cruz con aquella que, después de haber sido el signo distintivo de las Ordenes de
caballería, sirve aún como emblema de varios grados de la masonería; y, si se la
ubica en la esfera de Marte, ¿no es acaso una alusión al carácter militar de esas
Órdenes, su aparente razón de ser, y el papel que desempeñaron exteriormente en
las expediciones bélicas de las Cruzadas?".31 Más adelante Guénon, en relación al
simbolismo que se halla en los cantos XXIV y XXV del Paraíso, señala que: "en
los capítulos de Rosa Cruz (grado 18º escocés), los nombres de las tres virtudes
teologales están respectivamente asociados a los tres términos de la divisa
'Libertad, Igualdad, Fraternidad'; también podría vinculárselos con lo que se
denomina los tres principales pilares del Templo en los grados simbólicos:
'Sabiduría, Fuerza, Belleza'. Con estas tres mismas virtudes, Dante establece la
correspondencia de San Pedro, Santiago y San Juan, los tres apóstoles que
asistieron a la Transfiguración".32
En el capítulo dedicado a los ciclos cósmicos explica que "el poeta cumple su viaje
a través del mundo durante la semana santa; es decir en el momento del año
litúrgico que corresponde al equinoccio de primavera (.). Por otro lado, en los
capítulos masónicos de los Rosacruces, la conmemoración de la Cena se celebra el
jueves santo y la vuelta al trabajo se cumple simbólicamente el viernes a las tres
horas de la tarde; es decir, el día y la hora de la muerte de Cristo".33
Para expresar de una manera sintética la visión que Guénon plasma en sus obras y
en particular en El Esoterismo de Dante acerca del Hermetismo y la Masonería y
sus vínculos mutuos, difícilmente podría hacerse mejor que con estas palabras de
Federico González:
Rosacruces
"Lo que a partir del siglo XIV se han llamado Rosacruces en Occidente, y que ha
recibido otras denominaciones en otros tiempos y lugares, porque el nombre sólo
tiene aquí un valor puramente simbólico y el mismo debe adaptarse a las
circunstancias, no es una asociación cualquiera, es la colectividad de los seres que
han alcanzado un mismo estado, superior al de la humanidad ordinaria, con un
mismo grado de iniciación efectiva.".36 Tal y como dice Guénon, uno de los signos
característicos de esta entidad es el "don de lenguas" con el cual a cada uno se le
habla en el lenguaje que es capaz de comprender. "En virtud del grado espiritual
que habían alcanzado, no estaban ligados exclusivamente a ninguna forma definida
ni a condiciones especiales de ningún lugar determinado y por ello eran
'Cosmopolitas' en el verdadero sentido de esa palabra".37 "Quien ha llegado a este
punto es aquel que ha alcanzado por un conocimiento directo y profundo (y no solo
teórico y verbal) el idéntico fondo de todas las doctrinas tradicionales, que ha
encontrado colocándose en el punto central del cual ellas han emanado, la verdad
una, que allí se oculta bajo la diversidad y multiplicidad de las formas
exteriores..".38 Como explica Guénon, este estado espiritual representa la
perfección del estado humano. Los verdaderos Rosacruces han pasado más allá de
la forma, lo que los libera de las limitaciones propias de la humanidad ordinaria y
su influencia está ligada sobre todo a una acción de "presencia". Fue a partir del
siglo XIV y en el mundo occidental, es decir, en el hermetismo propiamente
cristiano, cuando el nombre surgido del símbolo se aplicó a un grado iniciático, "la
denominación de Fraternitas Rosae-Crucis aparece por primera vez en 1374. La
Leyenda de Christian Rosenkreuz, su supuesto fundador cuyo nombre y vida son
puramente simbólicos, no pudo constituirse antes del siglo XVI".39 Esta leyenda
iniciática narra, a través de unos viajes simbólicos, todos estos vínculos herméticos
ya que después de la destrucción de la Orden del Temple, al hilo de lo que continúa
explicando Guénon, hubo en el origen del Rosacrucismo una colaboración entre
los iniciados cristianos e islámicos, los cuales trataron de mantener el lazo
intelectual entre Oriente y Occidente que aparentemente se había roto, después de
la desaparición del Temple. Esta reorganización fue inspirada por los verdaderos
Rosacruces y ellos fueron los que establecieron el vínculo intelectual entre Oriente
y Occidente.
La Fede Santa
Dante fue uno de los jefes de la Asociación de la Fede Santa que procedía por
filiación directa de la propia Orden del Temple, ya que era una Orden terciaria del
mismo. El Temple era una organización esotérica cristiana, desaparecida en 1314
y cuyos conocimientos iniciáticos fueron heredados o cobijados por esta Fede
Santa aunque de forma más oculta o disimulada, por motivos de prudencia debidos
a las circunstancias exteriores de ese momento, en el que según palabras de Guénon
se produjo "la pérdida del espíritu", es decir, la pérdida del verdadero sentido
iniciático, que Dante mismo denunció, y que se introdujo durante esta época,
especialmente después de la muerte de su jefe aparente el emperador Enrique VII
de Luxemburgo40 y que no debe ser confundido con lo que todos estos
conocimientos tienen de secreto por su propia naturaleza, los que no pueden ser
expresados más que bajo una forma simbólica, permaneciendo ocultos para todos
aquellos que no conocen su naturaleza interior y esotérica. Uno de los ropajes que
pueden revestir estos conocimientos y que en la época de Dante existió tanto en
Oriente, particularmente en la poesía persa sufí, como entre los "Fieles de Amor",
es el de escribir en verso, que como dice Guénon en su libro Esoterismo
Cristiano era una obligación impuesta a todos los miembros de estas
organizaciones iniciáticas, lo cual ha provocado muchas confusiones en todos
aquellos que han creído ver en ello cuestiones de tipo literario, o en los que han
pretendido que una poesía para ser bella no puede ser simbólica ni tener un sentido
profundo porque destruye el valor artístico. Como recuerda Guénon, todo el arte
medieval supone la encarnación de una idea arquetípica, lo que se refleja en todos
sus órdenes de realidad. La utilización de un lenguaje poético como el que empleó
Dante, expresión de esta idea en verso, supone el conocimiento de carácter
simbólico de lo que se conoce como "lengua sagrada", "lengua de los dioses o de
los pájaros" es decir, la que representa los estados superiores del Ser, o, dicho de
otro modo, un lenguaje universal, imagen de la lengua original, aquélla que es por
excelencia verdaderamente sagrada. "El poeta mismo, intérprete de la 'lengua
sagrada' a través de la cual se transparentaba el Verbo divino, era el vates, palabra
que lo caracterizaba como dotado de una inspiración en cierto modo profética".41
Queremos también aquí señalar que "el Cuore Gentile" de los Fieles de Amor,
contrariamente a las cuestiones o interpretaciones de tipo sentimental que muchos
han creído ver en este símbolo del corazón, se refiere "al corazón purificado, es
decir, vacío de todo lo que concierne a los objetos exteriores y por ello mismo apto
para recibir la iluminación interior".42 Del mismo modo el sentido simbólico de
Beatriz es el que se refiere al aspecto femenino de la deidad presente con diferentes
nombres, en las distintas doctrinas esotéricas. Es la propia Sabiduría divina, "el
'Intelecto activo' representado por la Madonna, el rayo celeste que constituye el
vínculo entre Dios y el hombre y que lo conduce hacia Dios". 43 También Guénon
relaciona un cierto aspecto del simbolismo del fuego con este Amor y dice: ". en
diversas formas tradicionales, se vincula bastante estrechamente con la idea del
'Amor', traspuesta con un sentido superior tal como lo hace Dante; y para ello, éste
se inspira una vez más en San Juan, el que fue el principal inspirador de las
concepciones doctrinales de las Ordenes de Caballería".44 Este sentido profundo
del Amor es lo que también simbolizan las palabras de San Juan cuando proclaman
"'Dios es Amor' o el grito de guerra de los Templarios 'Viva Dios Santo Amor' y
también el último verso de La Divina Comedia 'El Amor que mueve el sol y las
estrellas'",45 frase esta última de la que Guénon dice que designa el término del
"viaje celeste", "el centro divino que es, más allá de todas las esferas y según la
expresión de Aristóteles, el 'motor inmóvil' de todas las cosas."46
Todas estas artes estaban representadas en una escala, símbolo del Eje, y a cada
una de ellas se la ubicaba en un peldaño. Guénon explica que el símbolo de la
escala parece ser de origen caldeo y que llegó a Occidente junto con los Misterios
de Mitra (esta escala tenía 7 peldaños, formado cada uno por un metal diferente
que se hacía corresponder con los siete planetas). Esta misma escala aparece con
un significado idéntico en el simbolismo bíblico, en la escala de Jacob, la que une
la tierra con los cielos. Los Fieles de Amor la llamaban "Escala de Kadosh". Las
siete artes o ciencias estaban figuradas en los siete peldaños del banzo de izquierda
de la propia escala, en orden ascendente, y en el banzo de derecha estaban figuradas
las siete virtudes que descendían y se correspondían con las siete ciencias; la Fe
(Emunah) la ubicaban en el peldaño más alto, la que simbolizaba a la
misteriosa Fede Santa. El travesaño que corresponde a las ciencias puede
considerarse como ascendente, y el de las virtudes como descendente, como los
frutos que descienden cada vez que uno alcanza dicho grado de conocimiento;
estos dos travesaños simbolizan las dos corrientes cósmicas, una que asciende y
otra que desciende, las cuales están unidas por el eje verdadero, que es el
propiamente axial, que "no por ser invisible deja de constituir el elemento principal
del símbolo, aquel al cual todas las partes de éste deben ser referidas si se quiere
comprender cabalmente el significado de ellas".54
Guénon, refiriéndose a este Eje en la obra de Dante, dice: "El viaje de Dante se
cumple según el 'eje espiritual del mundo'. En efecto, sólo desde allí puede
encararse la totalidad de las cosas de modo permanente, porque se ha logrado
sustraerse al cambio y tener entonces una visión sintética y total."55
El Eje vertical es el "rayo divino", lo que está simbolizado también por el caduceo
de Hermes, cuya vara atraviesa los tres mundos, resolviendo las oposiciones
mediante la unión de los contrarios, idea de verticalidad donde todo es presente y
simultáneo, es decir, permanente y no transitorio. A propósito de este símbolo
Guénon expone: "Para explicar la formación del caduceo, se dice que Mercurio vio
dos serpientes que peleaban (figura del caos), y que las separó (distinción de los
contrarios) con una vara (determinación de un eje, según el cual se ordenará el caos
para convertirse en Cosmos), alrededor de la cual se enroscaron (equilibrio de las
dos fuerzas contrarias, que actúan simétricamente con respecto al 'eje del Mundo').
Hay que señalar también que el Caduceo (Kerukeion, insignia de heraldos), es
considerado como atributo característico de dos funciones complementarias de
Mercurio o Hermes; por una parte la de intérprete o mensajero de los dioses, y por
otra, la de 'psicopompo', que conduce los seres a través de sus cambios de estados,
o en los pasos de un ciclo de existencia a otro; estas dos funciones, en efecto,
corresponden respectivamente a los dos sentidos, descendente y ascendente, de las
corrientes representadas por las dos serpientes".56
Según Guénon estas dos fases son también lo que simbolizan respectivamente la
acción de las dos tendencias adversas y complementarias llamadas en la tradición
hindú sattwa, "tendencia ascendente, se refiere a los estados superiores y
luminosos, es decir a los Cielos" y tamas, "tendencia descendente, [se refiere] a
los estados inferiores y tenebrosos es decir, a los Infiernos".57 Estas tendencias o
gunas en realidad son tres, y son análogas a los tres mundos en que se divide toda
iniciación real, aunque no todas coincidan exactamente en sus denominaciones,
que para Dante, como ya hemos visto, son los Infiernos, el Purgatorio y los Cielos.
El tercer guna, llamado rajas, corresponde al mundo intermediario, el Purgatorio
en La Divina Comedia, llamado el "mundo del hombre" ya que sirve de punto de
partida, que como dice Guénon, podría ser representado por una extensión
horizontal "puesto que nuestro grado de existencia es considerado como término
de comparación y debe ser comprendido como un conglomerado de la Tierra y el
Purgatorio, es decir, del mundo corporal y del mundo psíquico".
La "Gran Obra"
"¿No se ha dicho una y otra vez que debemos morir para renacer de nuevo, que el
cielo está al otro lado del Valle de las Tinieblas, valle del cual la muerte física es
simplemente un símbolo, y en el que el desamparado cadáver, atado de pies y
manos en su apretada mortaja, es simplemente una figura de la muerte en que
vivimos mientras sigamos confundiéndola con la vida?"63
También el Tarot, vehículo hermético que hoy en día está muy mal interpretado y
se utiliza solamente para fines puramente adivinatorios, encierra en sus arcanos
este conocimiento iniciático, el que promueve el despertar de la conciencia a
aquellos que meditan en el significado de sus símbolos. "Como se sabe, el código
simbólico del Tarot tiene orígenes medioevales (alquímicos, numerológicos,
cabalísticos, astrológicos), aunque no es sino la forma actualizada en su espacio y
en su tiempo que toma la tradición primordial para expresarse (.) En él se ordena
una cosmología completa, y constituye un modelo del universo, análogo al mismo,
construido con su misma estructura, de ahí el poder mágico e iniciático que se le
atribuye tradicionalmente."64 Así, Federico González nos habla de la carta XIII,
llamada la muerte, en estos términos: "En el proceso iniciático es necesario
experimentar en varios niveles la paradoja de vivir la muerte, muriendo a los
aspectos inferiores y renaciendo 'de arriba' a los estados superiores del ser. El
adepto piensa constantemente en ella, tomando conciencia de lo ilusorio de esta
vida transitoria, y sabiendo que en los misterios de la muerte están ocultos los de
la inmortalidad. Ella es una aliada que nos enseña a meditar en lo metafísico y en
lo trascendente; es regeneradora, y junto con la vida es nuestra verdadera
iniciadora. La idea de la muerte está ligada a la de resurrección, pues siempre
ocurre en un plano, terminando un ciclo y dando lugar a uno nuevo en otro nivel."65
En alquimia la obra está regida por tres principios: Azufre, Mercurio y Sal. El
Azufre representa el principio activo, masculino y solar (ígneo), el Mercurio el
principio pasivo, femenino y lunar y la Sal es el principio neutro, el que los une.
"Se necesita el fuego, llamado en Alquimia azufre, para que el mercurio sea
fecundado dando lugar al niño alquímico. Pero sin la presencia del mercurio ¿a
quién fecundaría el azufre? El ángel Gabriel anuncia a María y ella responde:
'Hágase en mí según tu palabra'. Sin esta aceptación tampoco el rito se
produciría."66
NOTAS:
1
"Sólo el conocimiento permite salir de este mundo y de las limitaciones que le son inherentes
y, cuando alcanza lo inmutable, que es el caso del conocimiento principial o metafísico,
conocimiento por excelencia, él mismo posee la inmutabilidad, porque todo conocimiento
verdadero es esencialmente identificación con su objeto". René Guénon, La crisis del mundo
moderno, cap. III: "Conocimiento y acción". Ed. Obelisco, Barcelona 1982.
2
"En razón de la filiación directa por la cual todas las tradiciones regulares se religan en
definitiva a la tradición primordial, puede decirse que son, en relación a ésta, como otros
tantos retoños nacidos de un árbol único, aquel mismo que simboliza el 'Eje del Mundo',
situado en el centro del 'Paraíso terrestre', como es el caso de las leyendas de la Edad Media
donde se trata de diversos árboles nacidos del 'Árbol de la Vida'". R. Guénon, "Parole Perdue
et Mots Substitués" incluido en Etudes sur la Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage, t. II,
Editions Traditionnelles, París 1986.
3
"Entendiendo aquí por doctrina a un corpus de enseñanza, esotérica, iniciática, que debe ser
reconocido para identificarse con el centro". René Guénon, La crisis del mundo moderno.
4
"La teoría de las cuatro edades de la humanidad se hace presente a la vez en la antigüedad
greco-romana, en los pueblos hindúes y en los de América Central." René Guénon, ibíd.
5
René Guénon, La crisis del mundo moderno, I: "La Edad Sombría".
6
"En el momento mismo de la caída Adán adquiere 'el conocimiento del bien y del mal'
(Génesis, III, 22) es decir, comienza a considerar todas las cosas según el aspecto de la
dualidad; la naturaleza dual del 'Árbol de la Ciencia' se le aparece cuando se encuentra
expulsado del lugar de la unidad primera, a la cual corresponde el 'Árbol de Vida'. Como
quiera que fuere, lo cierto es que, si la dualidad existe efectivamente en el ser, no puede ser
sino desde un punto de vista contingente y relativo; situándose desde otro punto de vista, más
profundo y esencial, o encarando al ser en el estado que corresponde a tal punto de vista, la
unidad de ese ser debe encontrarse restaurada". René Guénon, Símbolos Fundamentales de
la Ciencia Sagrada, cap. LXX: "Corazón y cerebro". Eudeba, Buenos Aires.
7
"El Centro es, ante todo, el origen, el punto de partida de todas las cosas; es el punto
principial, sin forma ni dimensiones, por lo tanto, indivisible y, por consiguiente, la única
imagen que pueda darse de La Unidad Primordial. De él, por su irradiación son producidas
todas las cosas, así como la Unidad produce todos los números sin que por ello su esencia
quede modificada o afectada en manera alguna". René Guénon, ibíd., cap. VIII: "La idea de
Centro en las Tradiciones Antiguas".
"El centro es el 'lugar' que corresponde propiamente al 'estado primordial', y además el centro
y el polo son en el fondo una sola y misma cosa, pues en esto se trata siempre del punto único
que permanece fijo e invariable en todas las revoluciones de la 'rueda del devenir'." René
Guénon, La Gran Tríada, cap. XXV: "La Ciudad de los Sauces". Ed. Obelisco, Barcelona
1986.
8
René Guénon, Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada, cap. LXIX: "El corazón
irradiante y el corazón en llamas".
9
René Guénon, ibíd., cap. LXX: "Corazón y cerebro".
René Guénon, Introducción General al estudio de las doctrinas Hindúes, 2ª parte, cap. VII:
10
11
René Guénon, La metafísica oriental. Ed. Olañeta, Palma de Mallorca 1984.
Federico González, Hermetismo y Masonería, cap. I: "Los Libros Herméticos", pág. 25.
12
13
René Guénon, El Esoterismo de Dante, cap. I: "El sentido aparente y el sentido oculto",
pág. 7. Dédalo, Buenos Aires 1985.
14
ibíd. pág. 9.
15
ibíd., pág. 62.
René Guénon, Esoterismo Cristiano, cap. IV: "El lenguaje secreto de Dante y de 'Los Fieles
16
17
René Guénon, El Esoterismo de Dante, cap. I: "El sentido aparente y el sentido oculto",
pág. 13-14.
18
ibíd. pág. 10.
19
ibíd. pág. 8.
20
René Guénon, Apreciaciones sobre la Iniciación, cap. XI: "Organizaciones iniciáticas y
sectas religiosas", p. 114. CS, Buenos Aires 1993.
21
René Guénon, El Esoterismo de Dante, cap. III: "Aproximaciones y similitudes masónicas
y herméticas", pág. 37.
22
C.E.S., página web.
23
René Guénon, Apreciaciones sobre la iniciación, cap. XLI: "Algunas consideraciones
sobre el hermetismo", pág. 396.
24
René Guénon, El Esoterismo de Dante, cap. V: "Viajes extra-terrestres en diferentes
tradiciones", pág. 68.
25
ibíd., cap. IV: "Dante y el rosacrucismo", pág. 55.
26
ibíd., cap. V ya citado, pág. 59.
27
ibíd., pág. 60.
Francisco Ariza,
28
"René Guénon y la Masonería". Revista SYMBOLOS Nº 9-10, pág.
226-7.
René Guénon, ibíd., cap. III: "Aproximaciones y similitudes masónicas y herméticas", pág.
29
30.
30
ibíd., pág. 32.
31
ibíd., pág. 34.
32
ibíd., pág. 41 (nota 34).
33
ibíd., cap. VIII: "Los ciclos cósmicos", pág. 95.
34
ibíd., cap. III: "Aproximaciones y similitudes masónicas y herméticas", pág. 25.
35
Federico González, Hermetismo y Masonería, cap. II: "Tradición Hermética y
Masonería", pág. 108.
René Guénon, Apreciaciones sobre la iniciación, cap. XXVII: "El Don de Lenguas", pág.
36
367.
37
ibíd. pág. 362.
38
ibíd. pág. 364.
39
René Guénon, El Esoterismo de Dante, cap. IV: "Dante y el Rosacrucismo", pág. 55.
40
"Es interesante considerar la sucesión de los siguientes datos: en 1307, Felipe el Hermoso
de acuerdo con Clemente V, toma prisionero y encarcela al Gran Maestro y los principales
dignatarios de la Orden del Temple (una cantidad de 72 personas, se afirma, y éste no deja
de ser un número simbólico). En 1308, Enrique de Luxemburgo es elegido Emperador; en
1312, la Orden del Temple, es oficialmente abolida y, en 1313, el Emperador Enrique VII
muere misteriosamente, sin duda envenenado. En 1314, se produce el suplicio de los
Templarios cuyo proceso se había iniciado siete años atrás. El mismo año el rey Felipe el
Hermoso y el Papa Clemente V mueren a su vez." Ibíd. cap. VII: "Los números simbólicos",
pág. 87 (n. 58).
41
René Guénon, Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada, cap. VII: "El lenguaje de
los pájaros", pág. 48.
René Guénon, Esoterismo Cristiano, cap. IV: "El lenguaje secreto de Dante y 'Los Fieles
42
43
ibíd. pág. 55 (nota 9).
René Guénon, El Esoterismo de Dante, cap. VIII: "Los ciclos cósmicos", pág. 110 (nota
44
84).
45
René Guénon, Esoterismo Cristiano, cap. IV ya citado, pág. 58.
46
René Guénon, El Esoterismo de Dante, cap. VI: "Los tres mundos", pág. 75 (nota 54).
47
René Guénon, El Esoterismo de Dante, cap. II: "La Fede Santa", pág. 20.
48
ibíd., pág. 21.
50
Corpus Hermeticum. Asclepio, 13: "Discurso Iniciático".
51
René Guénon, El Esoterismo de Dante, cap. VII: "Los números simbólicos", pág. 85-86.
52
ibíd., cap. II: "La Fede Santa", pág. 23.
53
Federico González, Hermetismo y Masonería, Introducción, pág. 11.
René Guénon, Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada, cap. LIV: "El simbolismo
54
55
René Guénon, El Esoterismo de Dante, cap. VIII: "Los ciclos cósmicos", pág. 104.
56
René Guénon, La Gran Tríada, cap. V, pág. 50 (nota 9).
57
René Guénon, El Esoterismo de Dante, cap. VI ya citado, pág. 77.
58
René Guénon, ibíd., cap. VIII ya citado, pág. 104.
59
Dante manifiesta un conocimiento de todas estas leyes cíclicas y de las aplicaciones a que
da lugar, Guénon demuestra cómo el poeta refleja este conocimiento en toda su obra,
señalando "su perfecto acuerdo con todas las doctrinas de Oriente" (ibíd. pág. 100). Lo mismo
que señala cuando dice: "Es indudable y cierto que en Dante hallamos un acuerdo perfecto
con las teorías hindúes de los mundos y de los ciclos cósmicos, aunque sin estar revestidas
de la forma característica de la formulación hindú" (ibíd., cap. V: "Viajes extra-terrestres...",
pág. 69).
60
Fragmento de La Tabla Esmeralda.
Ver acerca de la piedra el artículo de Fernando Trejos del mismo título: "La Piedra", Revista
62
SYMBOLOS Nº 5.
Alan Watts, Conviértete en lo que eres, cap. V: "Tao y wu-wei", pág. 67. Ed. Oniro,
63
Barcelona 1998.
El Tarot de los Cabalistas, cap. V: "Los 78 Arcanos del Tarot. Los 22 Arcanos
65
66
id., Simbolismo y Arte, cap. V: "Arte Alquímica", pág. 90.
67
René Guénon, El Esoterismo de Dante, cap. II: "La Fede Santa", pág. 23.