DIME CÓMO EVALÚAS Y TE DIRÉ QUÉ TIPO DE PROFESIONAL Y DE PERSONA ERES. "El profesor actúa en un contexto que condiciona su práctica de la evaluación" Revista Enfoques Educacionales 5. Departamento de Educación, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile. pp. 69 – 80.
Sin duda alguna Miguel Ángel Santos Guerra, intenta revisar la
práctica evaluativa actual, sus implicancias en el aprendizaje y el tipo de docente tras el diseño de una evaluación u otra. Para este autor, la evaluación es un proceso complejo, que se encuentra condicionada por diversos agentes que influyen directamente sobre ella, esto lo podemos comprobaren la práctica, ya que ningún docente de los diversos establecimientos educacionales efectúa el mismo tipo de evaluación. Siendo más específicos con lo señalado anteriormente, los principales factores que condicionan la evaluación serían: las prescripciones legales que la regulan, que finalmente se traducen en que el docente, no pueda llevar a cabo la evaluación con la libertad que desea, también están las supervisiones institucionales; es decir, existe una supervisión para constatar el cumplimiento de las normas establecidas, ya que si bien es cierto, el profesor realiza la evaluación desde su punto de vista, tiene que regirse por ciertas normas previamente fijadas. También hay factores sociales que estarían muy involucrados en este sentido, ya que al tener el conocimiento como un valor de cambio; éste se puede canjear por una calificación, por lo tanto, aquellos alumnos que obtengan una mejor nota o calificación, en teoría también podrían acaparar más beneficios (de reconocimiento y estatus social). Esta situación, a mi juicio, obedece a la realidad por la cual está atravesando nuestro sistema educativo en la actualidad, dónde existe una búsqueda y una especie de competencia por obtener una nota superior a la de los demás, dejando en segundo plano la importancia del aprendizaje. Respecto a los componentes de la evaluación planteados en el texto; en primer lugar, está la comprobación de los aprendizajes realizados, lo cual resulta muy difícil de corroborar debido a la influencia de diversos factores como la motivación de alumnos hacia una asignatura, las técnicas para evaluar, entre otras. En segundo lugar, estaría el componente que forma parte de la “explicación o atribución”, en dónde, por lo general, cuando no se cumplen los aprendizajes esperados, se tiende a atribuir la responsabilidad a los alumnos, pero pocas veces, se le atribuye esta responsabilidad al profesor o a la familia. A pesar de que éstos últimos, podrían ser considerados, los agentes más importantes en el proceso de enseñanza aprendizaje. El profesor debiera entonces, motivar a sus alumnos para aplicar técnicas didácticas y de evaluación que ayuden a mejorar este proceso, dónde la familia también cumple un rol fundamental, ya que en ella el alumno encuentra el principal apoyo emocional y la ayuda necesaria para mejorar sus hábitos de estudio.
La evaluación a su vez, cumpliría un papel preponderante dentro del
currículum escolar, ya que de alguna manera, condiciona todo el proceso de enseñanza aprendizaje. Sin embargo, el énfasis tiende a situarse en el conocimiento y la forma de practicar la evaluación, potencia o debilita, un tipo de operaciones intelectuales u otro, según los criterios que ésta se fije. Por lo general, está basada en el enfoque tradicional, puesta al servicio de las tareas intelectuales más pobres, es decir comentar, memorizar, caracterizar, entre otras. Pero el enfoque actual también está considerando los planos efectivos y cognoscitivos, dándole mayor importancia a la creación y metacognición. Sobre la naturaleza de la inteligencia, Santos Guerra plantea que ésta, no vendría dada o determinada sólo por un componente genético rígido e inmodificable, sino por el contrario, su naturaleza es flexible y estaría condicionada por diversos factores psicológicos, sociales, culturales y económicos. Michael Apple (1986) explica que, en muchas ocasiones, los evaluadores clasifican o etiquetan a los evaluados de manera errónea, ya que en lugar de ayudarlos a superarse, minimizan sus condiciones intelectuales a tal punto, que incluso pueden llegar a clasificarlos entre “fracasados” o “exitosos” de acuerdo a sus resultados. Esta situación, claramente incide de manera significativa en la personalidad y desarrollo del aprendizaje en los alumnos, por ende, debe hacerse lo posible para no caer en estos errores y sesgos.
Llegando a la tesis central de Santos Guerra, éste señala que la forma
de evaluar del docente, revelaría el concepto que tiene de lo que es “enseñar y aprender”. Si se concibe a la enseñanza solo como un proceso mecánico de transmisión de conocimiento, el aprendizaje probablemente será muy limitado; pero por el contrario, si se potencia el hecho de “aprender a aprender”, la enseñanza será mucho más enriquecedora. Asimismo, si se concibe al docente como un profesional dedicado a realizar prácticas asépticas, es decir sin pasión, y sin tomar en cuenta las dimensiones psicológicas y sociales de sus alumnos, el proceso se convertiría en una mera recolección de datos, que probablemente no sean significativos para ellos. Si desde el prisma de psicólogo educacional, logramos formar conciencia en el profesorado, respecto a que el aprendizaje será significativo dependiendo de la manera que se está enseñando; seremos capaces entonces, de encaminarnos hacia un mejoramiento en las metodologías de enseñanza en el aula. Siguiendo con el análisis anterior, la evaluación debiese ser utilizada de manera tal, que el evaluado no se sienta amenazado o castigado por la misma; para que en definitiva, sea un instrumento que realmente evalué de forma adecuada la relación profesor a alumno. Una práctica individualista de la evaluación subyace una concepción egocéntrica del proceso de enseñanza aprendizaje, es por ello que los profesores de diversas áreas deberían en conjunto planear una evaluación.
A partir de lo plateado por Santos Guerra, se desprende que la
evaluación no es solo un proceso mecánico que conduce a una calificación, sino que encierra dimensiones éticas, ya que una evaluación tecnicista, aséptica, es poco sensible a la deferencias económicas, sociales y culturales. Por esta razón, es que debemos recordar que no todos los alumnos poseen los mismos medios para aprender; por el contrario, hay muchos que ni siquiera cuentan con los medios básicos para un buen aprendizaje, sumado a ello, tienen problemas familiares y un contexto social rodeado de violencia, alcoholismo y drogadicción. Sin duda, todos estos factores repercuten directamente en su aprendizaje, además hay muchos padres que tampoco han finalizado su proceso de escolarización con normalidad, siendo más difícil poder ayudar a sus hijos en este proceso. Entonces, teniendo en cuenta todos estos elementos, es que el profesor idealmente debiera preocuparse, no sólo del progreso intelectual, sino que también, de principios básicos de relación humana.
Finalmente, el autor menciona algunas consideraciones encaminadas a
mejorar la práctica de la evaluación, entre ellas:
a) Es preciso poner en tela de juicio las prácticas evaluativas, se debe
por lo tanto evaluar la práctica docente para mejorar los procesos de aprendizaje. b) Las preguntas han de conducir a un proceso de investigación riguroso, entendiendo por investigación un proceso de análisis de la realidad que se apoya en evidencias y argumentaciones, en dónde el docente debe involucrarse en la investigación educativa y no dejarle la tarea solo a expertos, ya que los docentes son los que se encuentran más involucrados en este sistema.
Por último, el autor, termina su artículo proporcionando sugerencias
para mejorar esta práctica evaluativa. Propone someter la práctica a una crítica rigurosa, y a partir de esto orientar la investigación evaluativa cuyo fruto permita tomar decisiones para mejorar dicha práctica. Sin embargo, plantea que la mejora no será posible si no se mejoran primeramente las condiciones en las que se desarrolla dicha práctica. Señala que esas condiciones no se modifican por arte de magia, pero los docentes, como profesionales de la educación, debieran poco a poco iniciar el proceso.