Al planteársele un problema, a cualquier arquitecto, es
ineludible intuir una forma. Si, por ejemplo, se le solicita construir una casa, lo primero que se le ocurre es formular una idea personal de que es una "casa". Si desarrollara su trabajo sólo a partir de ese arquetipo caería en los errores antes señalados por lo que, a partir de esta idea, de este arquetipo, es necesario preguntarse todas las particularidades para salirse de él y penetrar en la concreción de lo particular. Preguntarse por ejemplo:
¿ Para que se vaya a usar esta casa?
¿ Qué tipo de casa quieren? ¿ Qué capacidad tendrá? ¿ Que forma de vivir tendrán las personas que las habiten? La Ley Cronotópica
Ningún programa puede pertenecer a un tiempo ajeno al suyo
o un espacio diferente del propio, independientemente de que, en un momento dado, las culturas de dos espacios geográficos diferentes coincidan y sus determinantes físicos coincidan también por igual. Las variaciones están supeditadas a las actitudes vitales humanas ante la cultura que las anima. El Problema, El Arquitecto y El Programa
Son tres los elementos que se presentan en este proceso de
identificación de la habitabilidad: el problema objetivo (en el que se encuentra presente la subjetividad de la cultura y la objetividad del medio en que se ubica) el arquitecto como sujeto (que filtra también subjetivamente, de acuerdo a su formación y personalidad el problema objetivo) y finalmente el programa que adquiere así un carácter subjetivo y objetivo simultáneamente El arquitecto filtra las ideas del problema en dos medios, uno el de la cultura en que se mueve y otro en su personalidad. El Problema, El Arquitecto y El Programa
La cultura reinante establece
finalidades circunstanciales basadas en los modos de vivir y de edificar, y después pasa por estas mismas circunstancias por la personalidad del arquitecto. Esto provoca estilos, marca épocas, identifica a las culturas y hace que la arquitectura sea tan diversa como la humanidad misma El Problema, El Arquitecto y El Programa
Todo programa, en su aspecto general se
refiere por lo visto a una serie de determinantes y fines esenciales que proceden del habitat y de la cultura; de tal modo que el arquitecto de todos los tiempos ha aprendido estos determinantes en lo geográfico – físico y en lo geográfico cultural; pero no debe perder de vista que en todos los casos, frente a estos dos macizos haces se alza la misma cultura como orientadora y nervio o alma de estructuración, de su aprehensión y, cosa importante, de su autocontemplación Elaboración del Programa
Superadas las etapas anteriores, estamos en
condiciones de definir los elementos o grupos de ELEMENTOS ESTRUCTURANTES DEFINITIVOS del tema, que permitirán llevar a cabo la forma arquitectónica. Ahora ingresamos a un paso clave previo al proyecto final, y que constituye el establecimiento de todos aquellos ASPECTOS CUANTITATIVOS Y CUALITATIVOS que nos permitirán definir el PROGRAMA DE LOS DISTINTOS ESPACIOS FUNCIONALES DEL PROYECTO. Elaboración del Programa
En esta etapa nos introducimos en el campo de los aspectos que
son de nuestra exclusiva incumbencia y competencia, definiendo:
- Listado de los espacios, espacios cubiertos y Descubiertos por
Separado y agrupados por areas. Variables determinadas en el estudios de casos y referentes.
- Dimensionamiento, medidas y superficies. Sumatorias
parciales y totales. Esto debe desprenderse de un estudio de las dimensiones humanas, objetos y relaciones de uso, ergonomía, proporciones antropomórficas, etc. Elaboración del Programa
- Actividades y sus medidas especificas. Amoblamiento,
equipos, etc.
-Caracterización de las relaciones entre ellos, Conexiones
necesarias, Diferenciación, Coordinación, etc.
Como se puede ver, ya estamos trabajando con la materia prima
del arquitecto como son los espacios y sus relaciones, pudiendo establecer una lista de los mismos y una representación de sus relaciones a través, por ejemplo, de una red, calificando y cualificando, de todas maneras, tales relaciones en términos arquitectónicos.