Está en la página 1de 9

U N I D A D IV

EMPRESAS FINANCIERAS, BANCARIAS Y DE SEGUROS


4.14. EMPRESAS DE SEGUROS. ORGANIZACIÓN, FUNCIONAMIENTO.
SEGUROS. Concepto: El seguro es un contrato por el cual una persona
(“Asegurador”) se obliga, a cambio de una suma de dinero (“prima”), a
indemnizar a otra (“asegurado”), satisfacer una necesidad de esta o entregar a
un tercero (“beneficiario”), dentro de las condiciones convenidas, las cantidades
pactadas para compensar las consecuencias de un evento incierto, cuando
menos en cuanto al tiempo (“riesgo”).
Se trata de un contrato bilateral, por que genera obligaciones para las
dos partes que intervienen; oneroso, porque supone la satisfacción de
obligaciones a cargo de ambas partes; aleatorio, porque existe un elemento
contingente capaz de alterar la comulación de las prestaciones.
Clases de Seguros: La primera sería la de los seguros terrestres, marítimos,
aéreos.
Otra clasificación es la de seguros sociales y seguros privados. Los
primero son impuestos por el Estado para cumplir fines de asistencia y
previsión social. Los segundos quedan librados a voluntad de las partes en uso
de la autonomía contractual.
También pueden ser seguros sobre cosas o sobre personas. Los primero
tiene por objeto las cosas en sí, o determinados derechos sobre ellas, como
son el seguro de incendio, de transportes, etc. Y son llamados seguros de
indemnización. Los segundos tienen por objeto un interés ligado a la persona
humana, como es el seguro de vida, de enfermedad o accidentes, y son
llamados de previsión.
CARACTERÍSTICAS: El contrato de seguros se caracteriza por lo siguiente:
a) Es un acto de comercio El seguro constituye un contrato mercantil
regulado por a legislación respectiva, y supletoriamente por la
normalidad civil (especialmente en lo referente a la responsabilidad
civil.)
b) Es un contrato solemne El seguro es un contrato solemne por
cuanto su perfeccionamiento se produce a partir del momento en
que el asegurador resulta ser el elemento ad substantiam actus
que sirve para solemnizar el acuerdo previo de voluntades entre las
partes contratantes respecto de los elementos esenciales del
contrato (interés asegurable, riesgo asegurable y prima) conste por
escrito y que se encuentre debidamente firmado por las partes.

c) Es un contrato bilateral Es el seguro un contrato bilateral en


razón de generar derechos y obligaciones para cada uno de los
sujetos contratantes. Así tenemos que el asegurado tendrá como
deber principal el pago de la prima , en tanto que el asegurador
tendrá como obligación a su cargo la asunción del riesgo y, p9or lo
tanto, la de pagar la indemnización en caso de que llegue a ocurrir
el suceso que la condiciona.
d) Es un contrato oneroso El seguro es un contrato oneroso porque
significa para las partes un enriquecimiento correlativo. De esta
manera, la utilidad de uno de los sujetos contratantes grava la del
otro.
El pago de la prima significa el gravamen que asume el asegurado. En cuanto
al asegurador, su gravamen está representado por el pago de la indemnización,
en caso de ocurrir el siniestro objeto de cobertura del asegurado.
e) Es un contrato aleatorio Las prestaciones de los contratantes que
pueden considerarse equivalentes cuando se concluye el contrato,
toda vez que las probabilidades de ganancia o pérdida se
equilibran, pueden resultar muy desiguales en el momento de a
ejecución. Es la suerte la que decide cual de los dos contratantes
tendrá un daño o una ventaja; por eso, el seguro es un contrato
aleatorio.
El seguro es un contrato aleatorio porque tanto el asegurado como el
asegurador están sometidos a una contingencia que puede representar para
uno una utilidad y para el otro una pérdida. Tal contingencia consiste en la
posibilidad de que se produzca el siniestro.
f) Es un contrato de ejecución sucesiva o continuada El seguro
es un contrato de ejecución sucesiva por cuanto los derechos de
las partes o los deberes asignados a ellas se van desarrollando en
forma continua, a partir de la celebración de contrato hasta su
finalización por cualquier causa.
g) Es un contrato principal El seguro es un contrato principal porque
no se halla subordinado a otro, subsistiendo por sí mismo en forma
autónoma.
h) Es un contrato condicional A decir verdad el contrato en sí no lo
es, sino la obligación asumida por el asegurador de indemnizar al
asegurado, la misma que se encuentra sometida a una condición
suspensiva cual es la ocurrencia del siniestro.
i) Es un contrato único El seguro es un contrato único a todo lo
largo de su duración, aunque este dividido en plazos periódicos.
Esta división no rompe la unidad orgánica del contrato, sino que
tiene la única finalidad de facilitar el pago de la prima.
j) Es un contrato de buena fe Si bien todos los contratos tienen esta
característica por principio, en el seguro se evidencia más la buena
fe.
Resulta sumamente importante, desde el inicio hasta el término del contrato de
seguro, la buena fe del asegurado, puesto que las declaraciones formales por
él al asegurador determinaran la eficacia y/o continuación del seguro. Así, de
ser falsa o reticentes tales declaraciones la relación jurídica correspondiente se
ve afectada hasta el grado de extinguirse.
La buena fe también le es exigible al asegurador, quien, en razón de ella debe
abstenerse de imponer cláusulas oscuras o abusivas.
k) Es un contrato de adhesión El seguro no es un contrato de libre
discusión sino de adhesión. Las cláusulas son establecidas por el
asegurador, no pudiendo el asegurado discutir su contenido,
quedándole, entonces, aceptar o no los términos del contratos
impuestos por el asegurador. A lo sumo podrá escoger, según su
conveniencia, las cláusulas adicionales ofrecidas por el asegurador,
pero de ningún modo podrá variar su contenido.
Elementos personales del contrato. Las personas que intervienen en el
contrato de seguros son: “el asegurador y el asegurado”). En algunos contratos
también intervienen otras personas, como son el beneficiario, en los seguros
sobre la vida, o la “persona por cuenta de quien se tomó el seguro”.
El Asegurador: Es la primera persona que se obliga a cubrir la indemnización
o satisfacer la previsión, a cambio de la percepción de la prima. El asegurador
es una persona jurídica que debe tener autorización de la Superintendencia de
la Banca y Seguros Art. 11 inc 2º) de la Ley, lo mismo que debe tener un capital
mínimo señalado por el Art. 16º apartado D.
El Asegurado. Es la persona que se pone al cubierto del riesgo a cambio de la
prima. Respecto al asegurado no existe restricción alguna para la celebración
del contrato, el cual puede celebrarlo directamente o valiéndose de apoderado
o representante. Puede ser también asegurado quien, sin haber intervenido a la
concentración del contrato ni pagado la prima, va a reclamar la prestación de
parte del asegurador
Así ocurre en los seguros por cuenta ajena, en los que el asegurado es
el verdadero interesado en obtener la prestación a cargo del asegurador,
pactada por otro en su propio nombre. Esta forma de seguro es muy frecuente
en los casos en que alguien está en posesión de bienes ajenos para su venta,
transporte, almacenaje, etc.
El Beneficiario: Es la persona que, sin asegurado, recibe el importe de la
suma asegurada. En consecuencia no está obligada a satisfacer las primas a la
asegurada. Es, en cierta forma, el tercero a quien se favorece con una
estipulación determinada.
El beneficiario no es como el asegurador o el asegurado, una figura de
existencia necesaria en el contrato. En primer lugar, sólo está referida al seguro
de vida, o a ciertas formas de seguros personales. En segundo lugar, si el
asegurado no lo designa, el beneficio recae en sus sucesores, quienes lo
reciben como tales, no entiendo, en consecuencia, figuración en la Póliza.
Elementos Reales del Contrato: Son elementos esenciales del contrato de
seguros los siguientes:
El Interés Asegurable Por interés se entiende la relación lícita de valor
económico sobre un bien. Cuando esta relación se halla amenazada por un
riesgo, es un interés asegurable.
El interés asegurable es, según Efrén Ossa. “…la relación económica,
amenazada en su integridad por uno o varios riesgos, en que una persona se
halla consigo misma o con otra persona, o con otras cosas o derechos tomaos
en sentido general o particular”.
Si no fuera por el principio del interés asegurable, el contrato de seguros
se confundiría con la apuesta y representaría un estímulo a la actividad
criminal.
Además, a falta de interés asegurable estimularía la actividad delictiva
por cuanto el asegurado, en su propósito de obtener una utilidad, podría obviar
reglas normativas y morales y causar él mismo el siniestro.
El interés es la relación por cuya virtud alguien sufre un daño patrimonial
por efecto del evento previsto, que no recae en lo que es objeto del seguro,
sino en el interés que en él tenga el asegurado, como ocurre en el caso del
seguro tomado por el sus fructuario, o el acreedor hipotecario. Es un elemento
propio del seguro de daños. El art. 425º del C. del C. menciona expresamente
como posibles asegurados “a todos los que tengan interés y responsabilidad”
en la conservación de la cosa”.
El Riesgo Asegurable En la terminología aseguradora se emplea este
concepto para expresar indistintamente dos ideas diferentes: De un lado, riesgo
como objeto asegurado; de otro, riesgo como posible ocurrencia por azar de un
acontecimiento que produce una necesidad económica y cuya aparición real o
existencia se previene y garantiza en la póliza y obliga al asegurador a efectuar
la prestación, normalmente indemnización, que le corresponde. Este último
criterio es el técnicamente correcto, y en tal sentido se habla de riesgo de
incendio o de muerte para aludir a la posibilidad de que el objeto o personas
asegurados sufran un daño material o fallecimiento, respectivamente, o se
habla re riesgos de mayor o menor gravedad, para referirse a la probabilidad
más o menos grande de que el siniestro pueda ocurrir,
El carácter eventual del riesgo implica a exclusión de la certeza así como
la de la imposibilidad, abarcando el caso fortuito, sin descartar la voluntad de
las partes, siempre y cuando el suceso no se encuentre sometido inevitable y
exclusivamente en ella. La incertidumbre no debe tener carácter absoluto sino
que debe ser visto desde un punto de vista económico, para lo cual resulta
suficiente la incertidumbre del tiempo en que acontecerá, vale decir, ya sea en
lo que toca a la realización del evento mismo o al momento en que éste se
producirá
Acerca de la incertidumbre como principal elemento de la noción de
riesgo expone Ruiz Rueda lo siguiente:
“Incertidumbre es un estado del espíritu respecto del conocimiento de la
verdad objetiva. Esta se conoce solamente como posible o no probable”.
No pueden constituir riesgo, hechos pasados o presentes que sean
inciertos, es decir, que solo se conozcan como posibles o probables. Si ya se
realizaron o se están realizando y son dañosos, ya no constituyen un riesgo,
sea una amenaza de daño o pérdida, sino que ya se produjo ese daño o
pérdida. Si en cambio, no se llegaron a realizar en el pasado o no se están
realizando en el presente, aunque el sujeto que teme su realización solo tenga
un conocimiento incierto de la misma, éste ya no ocurrió: el riesgo, por su
naturaleza misma, es siempre futuro.
Si una casa se incendió ayer, aunque su propietario tenga un
conocimiento incierto de tal hecho ya no está expuesto a ese riesgo porque ya
se convirtió en realidad, ya se produjo el daño. Ello no obstante, en seguros, al
incertidumbre acerca de la realización de un hecho en el pasado se ha
equiparado a un riesgo, siempre que sea compartido por ambas partes y
expresamente convengan en considerarlo así. Es lo que se llama riesgo
putativo, o sea que se considera como tal, aunque en realidad no lo sea.
Por otra parte, la muerte, hecho futuro, pero no incierto, sino fatal, no es
propiamente un riesgo, pero si hay incertidumbre acerca de cuándo y cómo se
realizará ese hecho.
Por esta circunstancia es posible considerarlo técnicamente como riesgo en
materia de seguro, atendiendo a la incertidumbre ya dicha.
El riesgo, aunque descansa básicamente sobre la incertidumbre, lo que
necesariamente le imprime una naturaleza subjetiva, tiene aspectos de
apariencia objetiva. La observación de los hechos pasados permite inferir los
futuros, a veces con certeza (como la muerte) y a veces de una manera
aproximada, mediante la medida o cálculo de las probabilidades.
El riesgo, es un evento posible, incierto y futuro, capaz de ocasionar un
daño del cual surja una necesidad patrimonial. El acontecimiento debe ser
posible, porque de otro modo no existiría inseguridad. Debe ser incierto, por
que si necesariamente va a ocurrir, nadie asumiría la obligación de repararlo.
LA incertidumbre puede referirse tanto al hecho mismo como al momento en el
que puede producirse. Así ocurre con la muerte que se sabe que ha de llegar,
pero no se sabe cuando. Y debe, ser futuro, pues si el evento ya ocurrió no hay
nada que asegurar, salvo que los interesados ignoren la ocurrencia, caso en el
cual el elemento subjetivo genere efectos que hacen incierto el evento.
El riesgo debe ser susceptible de originar daño, que es la necesidad que
debe cubrir el seguro y que puede ser específico y concreto, en todo caso, se
trata de satisfacer una necesidad patrimonial.
Es de destacar que la existencia de una necesidad ante un determinado
riesgo aparece como posible si el patrimonio de alguien o la persona de alguien
se puede ver afectado en razón del siniestro. La entidad aseguradora hace
frente a tal necesidad a través del contrato de seguro y en la proporción que se
determine de éste. La asunción del riesgo por parte del asegurador supone,
pues, asumir la probabilidad de la necesidad que puede surgir como
consecuencia de un estado de riesgo previamente establecido o delimitado.
El riesgo asumido por la entidad aseguradora no es igual al
sobrellevando por el asegurado. El riesgo del primero tiene carácter artificial al
tener su origen en el contrato, además de ser mediato y específico. El riesgo
del asegurado, `por su parte, es indeterminado e inmediato.
Características: Para Castelo Matrán y Guardiola Lozano los caracteres
esenciales del riesgo son los siguientes.
1.- Incierto o aleatorio. Sobre el riesgo ha de haber una relativa incertidumbre,
pues el conocimiento de su existencia real haría desaparecer la aleatoriedad,
principio básico del seguro.
Esta incertidumbre no solo se materializa de forma normal en que
generalmente es considerada (ocurrirá o no ocurrirá), sino que e algunas
ocasiones se conoce con certeza que ocurrirá, pero se ignora cuando. Así, en
el seguro de vida entera, la entidad se ha de satisfacer inexorablemente la
indemnización asegurada, aunque el principio de incertidumbre del riesgo no
desvirtúa por ello, pues se desconoce la fecha exacta en que se producida el
fallecimiento del asegurado, y las primas que éste haya de satisfacer
(generalmente, primas vitalicias-mientras viva) podrán ser incluso superiores la
capital en que su momento perciban sus herederos o beneficiarios. En otras
ocasiones, la incertidumbre se apoya en el dilema si ha ocurrido (incertidumbre
de pasado, frente a la incertidumbre del fututo), como a veces sucede en el
seguro de transportes, en que técnicamente posible la suscripción de una
póliza que asegure el riesgo de hundimiento en un buque desparecido,
desconociendo amabas partes contratantes si en el momento de suscribirse loa
póliza el barco ha naufragado o no.
2.- Posible. Ha de existir posibilidad de riesgo; es decir, el siniestro cuyo
acaecimiento se protege con la póliza desde “poder suceder”. Tal posibilidad
tiene dos limitaciones extremas: de un lado, la frecuencia; de otro, la
imposibilidad.
La excesiva reiteración del riesgo y de su materialización en sinistros atenta
contra el principio básico antes aludido: el “aleas”. Una gran frecuencia, por
ejemplo, en el seguro de automóviles, aparte de resultar antieconómica para la
entidad, convertiría a la institución aseguradora en un servicio de conservación
o reparación de vehículos.
3.- Concreto. El riesgo ha de ser analizado y valorizado por la aseguradora en
dos aspectos, cualitativa y cuantitativa, antes de proceder a asumirlo. Sólo de
esta forma la entidad podrá decidir sobre la conveniencia o no de su aceptación
y, en caso afirmativo, fijar la prima adecuada.
4.- Lícito. El riesgo que se asegure no ha de ir, según se establece en la
legislación de todos los piases, contra las reglas morales o de orden público, ni
en perjuicios de terceros, pues de ser así, la póliza que lo protegiese sería nula
automáticamente. Este principio de la licitud tiene, sin embargo, dos
acepciones aparentes, materializadas en el seguro de vida, en el que se puede
cubrir el riesgo de muerte por suicidio (circunstancia que lesiona al principio de
orden público) y en el seguro de responsabili8dad civil, en donde pueden
garantizarse los daños causados a terceros cometidos por imprudencia
(aspecto legalmente sancionado por el ordenamiento penal de cualquier país).
5.- Fortuito. El riesgo debe prevenir de un acto o acontecimiento ajeno a la
voluntad humana de producirlo. No obstante, es indemnizable el siniestro
producido a consecuencia de actos realizados por un tercer, ajeno al vehículo
contractual que une a la entidad y al asegurado, aunque en tal caso la
aseguradora se reserva el derecho de ejercitar las acciones pertinentes contra
el responsable de los dos años (principio de subrogación), como también el
indemnizable el siniestro causado intencionalmente por cualquier persona
incluido el `propio contratante o asegurado, siempre que los daños se hayan
producido con ocasión de fuerza mayor o para evitar otros más graves.
6.- Contenido económico. La realización del riesgo ha de producir una
necesidad económica que se satisface con la indemnización correspondiente.
Empresas de Seguros: Es aquella que tiene por objeto celebrar contratos
mediante las cuales obliga, dentro de ciertos límites y a cambio de una prima, a
indemnizar un daño o a satisfacer un capital, una renta u otras prestaciones
pactadas, en el caso de ocurrir un determinado suceso futuro o incierto, estas
empresas tiene que constituirse de conformidad con el Artículo 87 de la
Constitución Política del Perú de 1993 y la Ley General del Sistema Financiero
y del Sistema de Seguros y Orgánica de la Superintendencia de Banca y
Seguros (Ley Nº 26702 del 09.12.96).
Las empresas de seguros se encuentran reguladas en la Sección Tercera del
Sistema de Seguros del artículo 296º al 344º de la Ley General del Sistema
Financiero y del Sistema de Seguros y Orgánica de la Superintendencia de
Banca y Seguros Ley Nº 26702, lo mismo que estas empresas deben tener un
capital mínimo para su funcionamiento que al 31 de marzo del 2009 es de S/ 4,
312,397.00 (El Peruano 18 de enero del 2009).

También podría gustarte