Está en la página 1de 24

UNIDAD 3:

LA FORMACION
HUMANA
1. Persona y Educación
Sin negar este alcance común o comunitario de
la educación, no por ello se debe olvidar que,
ante todo e inmediatamente, es un quehacer
dirigido a sujetos particulares que, tomados uno a
uno, son todos ellos personas.
 Se definen tres principios prácticos que
expresarían las notas o características
esenciales de la persona: autonomía,
dignidad y apertura; de ellos se
derivan todos los objetivos educativos
y las grandes y básicas orientaciones
metodológicas para la enseñanza.
 El educando promueve el
conocimiento y suscita acciones,
pero la respuesta proviene del
aprendiz. El compromiso en el
aprendizaje es un asunto personal.
La persona y la eminencia
de la educación
• Ninguna otra tarea como la
educación se ocupa tan directa y
necesariamente de la persona. La
persona humana es una realidad
irrepetible de suyo y participa de la
misma naturaleza
 Cuando se habla de persona no se
esta hablando, de cualquier manera
del ser humano, es evidente que no
puede afirmarse lo mismo de otros
términos tales como “yo”, “sujeto” o
“individuo”
 La persona es una realidad irrepetible
de suyo: si todo ser humano participa
de la misma naturaleza –la
humanidad- que define lo que es, no
se agota en ella, pues su dignidad no
se agota en lo que es sino en quien es.
 La dignidad humana, en
efecto, no se considera como
propia de la especie humana,
sino de cada individuo, que es
por ello persona.
 Que la persona sea irrepetible implica
también que es irreductible: que no
puede reducirse a nada superior a ella
y por ello, propiamente y de suyo
resulta incognoscible en sí misma.
 Si la dignidad humana es privativa de
cada persona, se implica que radica
en su mas profundo interior, esto es en
su intimidad, que resulta así
constitutiva de su ser nuclear.
 La razón conoce manifestaciones de
cada uno de nosotros, pues eso de
que “por lo que aparece no puede
juzgarse el interior de la persona”, no
es una frase hecha, o un consejo
piadoso, sino una gran verdad.
 El Valor eminente de la educación se
funda en su directa e inmediata relación
a la persona; de la suprema dignidad de
ésta resulta la exigencia de la educación
 Respecto de otras actividades
humanas cabe hablar de producción,
de elaboración, de consecución: en
suma de resultados de la actividad.
Incluso ocurre así en una actividad tan
valiosa como la curación.
 En educación no cabe hablar de
producción sino de formación; pues se
trata de dar forma a lo ya ha formado, no
en cuanto formado, si no en cuanto
incompletamente formado.
 El educador no forma al educando, si no que
éste se forma con la ayuda del educador.
 El educador no puede producir ni obtener
personas; esto sería negar su dignidad esencial. El
educador solo puede cooperar en la
planificación de la condición personal del
educando: sólo puede propiciar o fomentar su
formación.
 La educación no es solo actividad,
también es acción, una actividad
tiene un fin terminal o parcial (peras);
que puede culminar felizmente,
teniendo entonces éxito, o bien puede
truncarse en la consecución de sus
objetivos, abocándose así al fracaso.
 El ser humano es, ante todo,
persona; el conocimiento de lo
que eso significa es esencial
para el quehacer educativo.
2. La persona: de la subsistencia a
la coexistencia

 Cada persona tiene individualmente


una naturaleza racional.
 Por ser sustancia individual la persona
es, ante todo, subsistente, lo que
significa que su ser es independiente.
 La afirmación necesaria de la clausura
en si misma o incomunicabilidad
entitativa si que dificulta mucho el
establecimiento de otra nota o
característica del mismo rango y que
es decisiva para la educación: la
relacionalidad.
 La relacionalidad,
comunicabilidad o
trascendencia de la persona no
son sino diferentes nombres de su
apertura constitutiva que puede
también denominarse como
coexistencia, termino
especialmente significativo
frente al de subsistencia.
 La persona no puede vivir como tal
separadamente de otras; la
convivencia personal es lo primario.
 Pero además, tampoco puede ser
entendido su ser personal si no como
coexistencia. No hay yo sin tú.
3. La persona: intimidad, donación,
trascendencia

 El ser humano no solo esta con los


otros seres del universo, sino que
coexiste con las otras personas.
 La intimidad resulta así una
especie de deposito de actos
espirituales, bien sean estos
pasados como los recuerdos,
presentes como los pensamientos,
o futuros como los deseos.
 “Coexistir, es por así decir, el ser ampliado por
dentro, la intimidad, el ser como ámbito”
 En efecto sí la donación es una dimensión esencial
de la persona, su actualización conlleva un
incremento en su ser; al dar se crece sin perder por
ello lo que se tiene.
 En tanto que el hombre es persona, aparece otra
característica que no es el tener, sino justamente
superior a ello: el aportar
 Este dinamismo de enriquecimiento remite a otro
concepto que refiere la intimidad-apertura y la
donación directamente a la actuación humana y
que expresa la raíz de la acción personal: la
trascendencia.
 La trascendencia es fruto de la autodeterminación,
es la trascendencia debido al mismo hecho de la
libertad, de ser libre al actuar, y no solo debido a la
dirección intencional de la voliciones hacia un
valor-fin en cuanto objeto adecuado.

También podría gustarte