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Enfoque psicológico y sociológico

La psicología social define a los grupos como pequeñas sociedades como fin de dar lugar a la
interacción social y visualiza estos grupos como la necesidad que tienen los individuos de
comunicarse con otras personas enfocándose en la relación que tienen los miembros de estos
grupos.

Desde el punto de vista de la psicología, Bion, W. E. (1948) establece que lo que decimos o
lo que hacemos dentro de un determinado grupo arroja luz tanto sobre su personalidad como
sobre la opinión que tiene del grupo.

Aunque los grupos resultan amenazantes o para muchas personas que tuvieron malas
experiencias en su infancia pertenecer a un grupo resulte atemorizante , a pesar de esto en las
personas persiste la necesidad de contacto con otros seres humanos.

Los grupos resultan amenazantes porque se teme la repetición en ellos de situaciones


traumáticas infantiles de ataque; rechazo; rivalidad; agresión; constricción y limitación de la
libertad de acción y opinión, de la espontaneidad y de la personalidad. A pesar de estos
temores, persiste la necesidad de contacto con otros seres humanos, por lo que existen grupos
sociales que surgen en forma espontánea.

Siguiendo la misma línea Yalom, I. (1995) opina que el conocimiento adecuado de la


dinámica de grupo permite aumentar deliberadamente las consecuencias deseables de
agruparse. Subraya la importancia de ser aceptado por el grupo.

A final de la década de los años 20 se inició una investigación donde realizaron un


experimento con trabajadores de Western Electric con la finalidad de incrementar la
productividad Se demostró que los grupos establecen normas para que los “buenos”
miembros las adopten como valores propios.

Al mismo tiempo, en la misma ciudad, Frederic Thrasher y posteriormente William Foote


Whyte en Boston, observaron el papel de las pandillas en la vida de los adolescentes.
Los estudios de Lewin y Bavelas confirmaron que las decisiones de grupo producen cambios
mas importantes en la conducta del individuo, que los generados por intentos de su
modificación en sujetos aislados. Además, Seashore encontró que la ansiedad individual
disminuye en los grupos muy cohesivos. Estos fueron los psicólogos que realizaron la
investigación pasada.

Entre las comprobaciones científicas más destacadas sobre la composición de los grupos se
deben mencionar las siguientes:
1. la pertenencia a un grupo ayuda a escapar de realidades dolorosas. Los individuos que
no pertenecen a ningún grupo con fines y valores fijos tienden a conductas
autodestructivas.
2. Una crítica a los grupos es que no son reales, son una abstracción colectiva. Además,
fomentan a la regresión y reducen a los miembros a un común denominador más bajo.
Entre los que apoyan positivamente la creación de grupos, se argumenta que son
reales porque para el individuo es importante la pertenencia y suplen necesidades de
afiliación y de cariño.
3. La postura que se adopta ante los grupos depende de ciertos postulados explícitos o
implícitos que guían las opiniones vertidas.
4. El conocimiento adecuado de la dinámica de grupo incrementa los efectos
convenientes que pueden tener los grupos.

Dreikurs, R. señala que cada grupo se identifica por los valores que representa, así como con
los que afectan a cada uno de sus miembros. La mayoría de las personas pertenece a varios
grupos distintos, por lo que sus valores son más bien confusos. La cualidad de la estima
grupal da al individuo un estatus diferente en los diversos grupos a los que pertenece. La
misma característica que le da alto estatus en un grupo puede colocarlo muy abajo en otro.
Las diferencias de afiliación de un individuo pueden relacionarse entre sí de varias maneras y
tener diversas consecuencias para él: conflicto o complementariedad.

En la “afiliación marginal” la persona se encuentra en una afiliación inestable entre dos


grupos, sin tener una identificación firme con ninguno de ellos produce alta tensión, cambios
de conducta bruscos y extremos, hipersensibilidad y rechazo de los otros miembros, con bajo
estatus en ambos grupos.

En la “afiliación superpuesta” la persona tiene un arraigo firme en dos o más grupos, cuyas
normas no son del todo compatibles. Puede enfrentarse en diversas formas:

a) vivir el momento (pensando lo menos posible en el grupo en el que no se está en un


momento dado y reduciendo a un mínimo sus contactos con él)

b) dejar dominar la primera afiliación, rechazando al grupo actual

c) identificación total con el nuevo grupo, eliminando como equivocadas e inferiores las
normas del primero, lo que provoca conflicto al volver al grupo de origen

d) la solución más difícil, pero también más creativa, considerar deseable la pertenencia a
ambos grupos, percibiendo las incompatibilidades entre sus respectivas expectativas, luchar
por juzgar por imparcialidad los puntos fuertes y débiles de cada grupo, aplicar lo positivo de
un grupo a otro y buscar la aceptación de ambos.

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