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La psicología social define a los grupos como pequeñas sociedades como fin de dar lugar a la
interacción social y visualiza estos grupos como la necesidad que tienen los individuos de
comunicarse con otras personas enfocándose en la relación que tienen los miembros de estos
grupos.
Desde el punto de vista de la psicología, Bion, W. E. (1948) establece que lo que decimos o
lo que hacemos dentro de un determinado grupo arroja luz tanto sobre su personalidad como
sobre la opinión que tiene del grupo.
Aunque los grupos resultan amenazantes o para muchas personas que tuvieron malas
experiencias en su infancia pertenecer a un grupo resulte atemorizante , a pesar de esto en las
personas persiste la necesidad de contacto con otros seres humanos.
Entre las comprobaciones científicas más destacadas sobre la composición de los grupos se
deben mencionar las siguientes:
1. la pertenencia a un grupo ayuda a escapar de realidades dolorosas. Los individuos que
no pertenecen a ningún grupo con fines y valores fijos tienden a conductas
autodestructivas.
2. Una crítica a los grupos es que no son reales, son una abstracción colectiva. Además,
fomentan a la regresión y reducen a los miembros a un común denominador más bajo.
Entre los que apoyan positivamente la creación de grupos, se argumenta que son
reales porque para el individuo es importante la pertenencia y suplen necesidades de
afiliación y de cariño.
3. La postura que se adopta ante los grupos depende de ciertos postulados explícitos o
implícitos que guían las opiniones vertidas.
4. El conocimiento adecuado de la dinámica de grupo incrementa los efectos
convenientes que pueden tener los grupos.
Dreikurs, R. señala que cada grupo se identifica por los valores que representa, así como con
los que afectan a cada uno de sus miembros. La mayoría de las personas pertenece a varios
grupos distintos, por lo que sus valores son más bien confusos. La cualidad de la estima
grupal da al individuo un estatus diferente en los diversos grupos a los que pertenece. La
misma característica que le da alto estatus en un grupo puede colocarlo muy abajo en otro.
Las diferencias de afiliación de un individuo pueden relacionarse entre sí de varias maneras y
tener diversas consecuencias para él: conflicto o complementariedad.
En la “afiliación superpuesta” la persona tiene un arraigo firme en dos o más grupos, cuyas
normas no son del todo compatibles. Puede enfrentarse en diversas formas:
c) identificación total con el nuevo grupo, eliminando como equivocadas e inferiores las
normas del primero, lo que provoca conflicto al volver al grupo de origen
d) la solución más difícil, pero también más creativa, considerar deseable la pertenencia a
ambos grupos, percibiendo las incompatibilidades entre sus respectivas expectativas, luchar
por juzgar por imparcialidad los puntos fuertes y débiles de cada grupo, aplicar lo positivo de
un grupo a otro y buscar la aceptación de ambos.