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U.´. T.´. O.´. A.´. A.´. G.´. I.´.

S.´. E.´. P.´.

VV.´. Y CC.´. DE LOS REYES DE SALGADO MICHOACAN.


SUB.´. LOC.´. CAP.´. DE PERF.´. AGUSTIN ARRIAGA RIVERA S/N B.´. D.´.
SAP.´. M.´. I.´.H.´. EDMUNDO BECERRA RODRIGUEZ GR.´. DECIMO CUARTO
GR.´. E.´. P.´. Y SUB.´. M.´. II.´. HH.´. TODOS EN SUS GRADOS Y
CONDECORACIONES.

COL.´. GRAB.´. PARA EL GR.´. CUARTO

La Conciencia, El Libre Albedrio y La Justicia.

¿QUE ES LA CONCIENCIA?
En Masonería es el nombre que le damos a la capacidad intuitiva que se desarrolla y se
perfecciona, por medio del raciocinio, para conocer el bien que debemos practicar y el
mal que debemos evitar.

¿Qué significa la palabra conciencia? Conciencia, del latín conscientia se dice en griego
syneidesis, que en castellano traducimos como sindéresis. La sindéresis o conciencia es
la capacidad natural que tiene el hombre para juzgar rectamente.

Con otras palabras podemos definir la conciencia como “el lugar” de los principios o
valores de una persona. Cuando decimos, por ejemplo, que hemos de decidir en
conciencia, estamos utilizando este sentido, porque comprometemos nuestra propia
vida en la decisión que tomamos. Por eso podemos decir también que la conciencia es
como la expresión del sentido de la vida. De este modo, las decisiones contra la propia
conciencia son decisiones contra uno mismo.

Todos experimentamos, como una voz insobornable, el propio sentido del deber, de lo
bueno y de lo malo, pero este hábito u órgano del bien moral, puede estar un poco, o un
mucho, desajustado, ya sea por una formación muy deficiente, por el mal ejemplo
reiterado de los padres o allegados, o por el estudio de falsedades (que presentan como
buenas, acciones inmorales, o como malas, acciones buenas), y por supuesto, por la mala
conducta reiterada. Posiblemente, nadie tenga perfectamente ajustada su conciencia.

La conciencia se puede definir como la capacidad natural que tiene el hombre para
juzgar rectamente en temas morales, esto es, en cuestiones que afectan al sentido último
de su existencia.

El término conciencia en el sentido que lo entendemos hoy se remonta a Cicerón (106-43


d.C). El término no existía en la ética platónica ni en la ética aristotélica. Su equivalente
en Aristóteles es «recta razón». Para Cicerón, la conciencia significa el conocimiento de
la falta previamente cometida. A partir de las epístolas de San Pablo se enriquecerá la
noción de conciencia al añadirle también una cierta función orientadora de la vida, es
decir, no sólo de las acciones pasadas, sino también de las futuras.
Definiciones del término conciencia: “Conocimiento que el ser humano posee sobre sí
mismo, sobre su existencia y su relación con el mundo"; es decir, la autoconciencia.
"Capacidad de discernir entre el bien y el mal a partir del cual se puedan juzgar los
comportamientos"; es decir, "Aplicación de un sistema de creencias de origen social,
modificadas o no, interiorizadas para juzgar el comportamiento propio”.

El libre albedrío o libre elección es la creencia de aquellas doctrinas filosóficas que


sostienen que los humanos tienen el poder de elegir y tomar sus propias decisiones.
Muchas autoridades religiosas han apoyado dicha creencia, mientras que ha sido
criticada como una forma de ideología individualista por pensadores tales como Baruch
Spinoza, Arthur Schopenhauer, Karl Marx o Friedrich Nietzsche. El concepto es
comúnmente usado y tiene connotaciones objetivas al indicar la realización de una
acción no condicionada íntegramente, ni ligada por factores precedentes y subjetivos,
en el cual da la percepción que la acción fue inducida por propia voluntad.

El principio del libre albedrío tiene implicaciones religiosas, éticas, psicológicas,


jurídicas y científicas. Por ejemplo, en la ética puede suponer que los individuos pueden
ser responsables de sus propias acciones. En la psicología, implica que la mente controla
algunas de las acciones del cuerpo, algunas de las cuales son conscientes.

En cuanto a la ciencia, no hay ninguna evidencia de que el libre albedrío exista. A pesar
de esto, en las últimas décadas se ha popularizado mezclar erróneamente el libre
albedrío con la física cuántica. Según esta rama de la ciencia, algunos procesos a escala
subatómica no están determinados por la clásica causalidad física, y esta clase de
procesos ocurre en el cerebro, por lo que puede ser tentador imaginarlo como una
manifestación del libre albedrío. Sin embargo, esta es una interpretación incorrecta de
la física cuántica, ya que ella no afirma que las personas tengan ningún control
voluntario sobre dichos procesos cuánticos, sino que por el contrario, se cree que estos
ocurren completamente al azar. Por otra parte, si seguimos el mismo razonamiento
debería concluirse del mismo modo, que el resto de los animales, las rocas, los árboles
y los planetas también tienen libre albedrío, ya que los mencionados fenómenos
cuánticos no se dan solamente en los átomos del cerebro humano, sino en todos los
átomos del Universo.

El cerebro consiste en miles de millones de neuronas, con mil billones de conexiones


entre ellas. En un nivel bioquímico, la tarea principal de una neurona es propagar
impulsos electro-químicos a otras neuronas formando un “circuito integrado” que
constantemente recibe información de los sentidos (vista, olor, tacto y gusto) y
devolviendo información para controlar músculos y órganos.
Sólo el 10% de las neuronas en el sistema nervioso tratan con los impulsos sensoriales
y con el control de músculos; las neuronas sobrantes sirven para integrar, refinar y
procesar señales de entrada o salida. La experiencia del libre albedrío es así
conceptualizada surgiendo de alguna combinación de estas neuronas, pero ¿cómo
llegamos a esta acumulación de neuronas, que son finos hilos de grasa con el potencial
de recibir impulsos eléctricos, pueden dar poder a nuestro consciente, emociones y
sentimientos? ¿Cómo puede ser que este concepto de “yo” y nuestro libre albedrío
puede controlar neuronas y nuestro comportamiento y el cerebro es meramente una
sopa tibia de grasa, colesterol y neurotransmisores? Este misterio sin resolver domina
el debate moderno sobre la existencia de nuestra conciencia y la posibilidad del libre
albedrío.

¿Cuándo el albedrío de un hombre es libre o no lo es? La pregunta en sí es impropia y es


insignificante preguntar si un hombre será libre, así como preguntar si su sueño será
rápido, o si su virtud cuadrada: la libertad no es muy aplicable al albedrío, así como la
rapidez del movimiento a un sueño, o el ser cuadrado a la virtud. Cada uno puede reírse
de lo absurdo de esa pregunta o de cualquiera de las anteriores: porque es obvio que las
modificaciones en el movimiento no pertenecen al sueño, ni la virtud depende de su figura;
y cuando alguien lo considera, creo que su albedrío percibirá que la libertad, que es un
poder, pertenece únicamente a los agentes y no puede atribuir o modificar el albedrío, que
también es únicamente un poder. John Locke, en su "Ensayo referente a la comprensión
humana" Capítulo XXI, Párrafo 14.

“La mente es una parte integral de la naturaleza que está unida por la ley de la causalidad.
Ya que la mente está unida por una ley, ésta no puede ser libre. La ley de la causa aplicada
a la mente, se llama Karma”. . Swami Vivekananda

¿Qué es la Justicia?
En cuanto cualidad personal, la justicia es la virtud o hábito bueno de dar a cada uno
lo suyo, lo que le corresponde, lo que se le debe otorgar.

En Masonería se define como; “La Ley Divina y la menor injuria que le hagamos,
acarrea desgracia a nosotros o a otros, o simplemente nos precipita al camino de la
destrucción.

La Justicia (del latín, Iustitia) es la concepción que cada época y civilización tiene acerca
del sentido de sus normas jurídicas. Es un valor determinado por la sociedad. Nació de
la necesidad de mantener la armonía entre sus integrantes. Es el conjunto de reglas y
normas que establecen un marco adecuado para las relaciones entre personas e
instituciones, autorizando, prohibiendo y permitiendo acciones específicas en la
interacción de individuos e instituciones.

En el Derecho Romano el jurista Ulpiano la definió así:

Iustitia est constans et perpetua voluntas ius suum cuique tribuendi; "La justicia es la
constante y perpetua voluntad de dar (conceder) a cada uno su derecho". Los derechos
son: "honeste vivere, alterun non laedere et suum quique tribuere"... "vive
honestamente, no hagas daño a nadie y da a cada uno lo suyo"

El jurista Hans Kelsen afirmó que: “No hubo pregunta alguna que haya sido planteada
con más pasión, no hubo otra por la que se haya derramado tanta sangre preciosa ni
tantas amargas lágrimas como por ésta; no hubo pregunta alguna acerca de la cual
hayan meditado con mayor profundidad los espíritus más ilustres, desde Platón a Kant.
No obstante, ahora como entonces carece de respuesta”.

Conclusión:

Con lo aquí expuesto, concluyo que la Naturaleza, Ley Divina o el G.´. A.´. D.´. U.´., nos
doto de un Derecho inalienable el cual nadie no lo puede ni debe coartar, de ahí
considero que la capacidad de la inteligencia y el conocimiento para usarla por medio
de la facultad de razonar, nos lleva a despertar, desarrollar o activar la consciencia,
esto nos conduce a considerar el poder tener la capacidad de elección de nuestras
acciones, para con ello actuar con Justicia pero siendo la Justicia La Ley Divina y esta
la que nos otorga el derecho para la acción considero que la única libertad que tenemos
es solamente elegir si creer o no, en esa libertad o dicho de otra forma, si el libre albedrio
queda sujeto a La Ley Divina por tanto donde queda esa libre elección de crear mi
propio destino, por tanto es mi personal punto de vista que puedo tener la libertad de
pensar que tengo libre albedrio, pero no afirmar que dicho libre albedrio sea verídico
ya que si esto fuera así, no seria Ley Divina.
Es cuanto….

Valle De Los Reyes De Salgado, Michoacán, A 16 de agosto del 2012 E.´. V.´.

Fraternalmente:

Santiago V. R.

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