El texto argumentativo tiene como objetivo expresar opiniones o rebatirlas con el fin de persuadir a un receptor. La finalidad del autor puede ser probar o demostrar una idea (o tesis), refutar la contraria o bien persuadir o disuadir al receptor sobre determinados comportamientos, hechos o ideas. La estructura de un texto argumentativo consta de tres partes: La introducción. Se refiere a una breve descripción de la tesis o sea, la opinión que será defendida; a fin de introducir al lector en el tema y en un contexto determinado para luego poder desarrollar los argumentos en el resto del escrito. Empezar por la tesis es una buena manera de construir una introducción sucinta y honesta, que dice para el lector cual es el objetivo del texto. El cuerpo de la argumentación. Se refiere al desarrollo de la tesis propiamente dicha, haciendo uso de los diferentes recursos lingüísticos a través de los argumentos en contra o/y a favor. El objetivo es convencer al lector, por eso la información deberá ser clara, estar ordenada y tener un sentido o coherencia. La conclusión. Se refiere a la última parte del escrito (que puede constar de varios párrafos) en la que se justifica de manera concisa la hipótesis planteada. Es decir, se expresa un razonamiento lógico que le da un sentido a todos los argumentos mencionados.
La argumentación… ¿para qué?
Los textos argumentativos, además, se utilizan mucho en
publicidad y propaganda, para persuadir al receptor de que compre un determinado producto o de que contrate un determinado servicio; también se utilizan para dar soporte a campañas de concienciación. Por otro lado, en el lenguaje oral y que utilizamos cotidianamente, también aparecen muchas ideas que podrían encontrarse en un texto argumentativo (que es escrito). Es decir, diariamente y en multitud de contextos utilizamos la argumentación para convencer o persuadir a los demás de algo que opinamos nosotros; esto lo hacemos con nuestros padres (por ejemplo, para que nos dejen salir), con nuestros profesores (por ejemplo, para que nos aprueben un examen), con nuestros jefes (para que nos suban el sueldo), etc. Estos ejemplos se pueden encontrar no solo en contextos informales (familia, calle…) sino también en contextos formales (en mesas redondas, en debates políticos, en reuniones de trabajo, etc.). De esta forma, aunque no se trate estrictamente de textos argumentativos (porque no son documentos escritos, sino más bien lenguaje oral), sí utilizamos argumentos diariamente, así como otros elementos que podemos encontrar en este tipo de textos.
Ejemplos de textos argumentativos: científicos (artículos
científicos, informes de investigación, tesinas), periodísticos (reseñas críticas, artículos de opinión, cartas de lectores), legales(sentencias,declaraciones,apelaciones), Ejemplos de argumentación oral: debates (foros de opinión, televisivos como parte de campañas políticas)
Actividad: Hacer un mapa conceptual o una red conceptual sobre