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Por su parte, el artículo 40 de la Ley N° 29338, Ley de Recursos Hídricos prevé que “el

Estado garantiza a todas las personas el derecho de acceso a los servicios de agua
potable, en cantidad suficiente y en condiciones de seguridad y calidad para satisfacer
necesidades personales y domésticas”.
De otro lado, el artículo 64 del referido dispositivo establece que el Estado reconoce y
respeta el derecho de las comunidades campesinas y comunidades nativas de utilizar las
aguas existentes o que discurren por sus tierras, derecho que es imprescriptible,
prevalente y se ejerce de acuerdo con los usos y costumbres ancestrales de cada
comunidad, así como las cuencas de donde nacen dichas aguas, tanto para fines
económicos, de transporte, de supervivencia y culturales, en el marco de lo establecido
en la Constitución Política. Asimismo, se contempla que ningún artículo de la ley puede
interpretarse para menoscabar los derechos reconocidos de los pueblos amparados en el
Convenio 169 de la OIT.
Adicionalmente, en el artículo 118 de la Ley N° 29338, se prevé que las comunidades
nativas organizan sus comités de subcuenca de acuerdo a sus usos y costumbres para
toda actividad cultural, social o económica y se encargan de la protección de las cochas,
humedales y restingas de selva. La Autoridad Nacional del Agua, en concordancia con
los consejos de cuencas de la Amazonía, vela porque en las aguas existentes o que
discurren por las áreas habitadas por pueblos en aislamiento voluntario o contacto
inicial no se otorgue ningún derecho que implique uso, disposición o vertimientos en
estas fuentes.

Prioridad en el uso: ¿quién tiene la prioridad?

El principio de prioridad en el acceso al agua, pone en primer lugar la satisfacción de


necesidades primarias de la persona humana por ser un derecho fundamental sobre
cualquier uso, por ser este patrimonio de la Nación. Asimismo, se indica que es un bien
de uso público y su administración solo puede ser otorgada y ejercida en armonía con el
bien común, la protección ambiental y el interés de la Nación.

El principio de valoración del agua y de gestión integrada del agua, indica que tiene
valor sociocultural, económico y ambiental, por lo que su uso debe basarse en la gestión
integrada y en el equilibrio entre estos. En efecto, el espíritu de la ley contempla la
gestión integrada de los recursos hídricos, partiendo del hecho de que la unidad de
gestión debe ser la cuenca hidrográfica y no la demarcación política (ya sea a nivel local
o regional).
Por otra parte, el principio de participación de la población y cultura del agua para sus
usuarios, entre otras cosas, indica que el Estado debe fomentar el fortalecimiento
institucional y el desarrollo técnico de las organizaciones de usuarios de agua. Este
principio va de la mano con el de gestión integrada participativa por cuenca hidrográfica
que indica que, el uso del agua, debe ser óptimo y equitativo, basado en su valor social,
económico y ambiental, y su gestión debe ser integrada por cuenca hidrográfica y con
participación activa de la población organizada. En este sentido, la creación de
capacidades a nivel local es fundamental. El fortalecimiento de capacidades pasa por el
ejercicio de la toma de decisiones, por ejemplo, a través de la participación en los
Consejos de Cuenca que tengan capacidad decisoria. La gestión participativa no debe
ser nominal: debe ser real y efectiva.

Adicionalmente, la nueva ley establece mecanismos que incentivan la eficiencia en el


uso del recurso. ¿Serán las Juntas de Usuarios capaces de aprovechar estos incentivos?
Creemos que técnicamente están en la capacidad. Queda por su parte demostrar que
políticamente tienen la capacidad aptitud de tomar esta decisión y llevarla a la práctica.
Deben demostrar que son ellos la parte del sector privado que está más preparada para
manejar el recurso, que pueden —mediante planes de mejora de sus capacidades de
gestión— levantar fondos para mejorar y gestionar la infraestructura. Son los usuarios
los primeros interesados en cumplir con los criterios para la fijación de tarifas que
cubran los costos de la provisión del agua. Solo así se logrará la sostenibilidad en el uso
del recurso hídrico.

Organización referente al uso del agua


La Ley N° 29338, Ley de Recursos Hídricos establece que el Estado crea mecanismos
para la participación de los usuarios y de la población organizada en la toma de
decisiones que afectan el agua en cuanto a calidad, cantidad, oportunidad u otro atributo
del recurso.
En ese sentido, en el referido dispositivo se prevé que los Consejos de Recursos
Hídricos de Cuencas son órganos de la Autoridad Nacional del Agua (en adelante, la
ANA), constituidos con la finalidad de lograr la participación activa y permanente de
los gobiernos regionales, gobiernos locales, sociedad civil, organizaciones de usuarios
de agua, comunidades campesinas, comunidades nativas y demás integrantes del
Sistema Nacional de Gestión de los Recursos Hídricos que intervienen en la cuenca, con
el objeto de participar en la planificación, coordinación y concertación para el
aprovechamiento sostenible de los recursos hídricos en sus respectivos ámbitos,
mediante el Plan de Gestión de Recursos Hídricos en la Cuenca.
Asimismo, un tema que concita la atención es el referente a los usuarios de agua de la
Amazonía, quienes se encuentran, incluso, organizados en comités de subcuenca,
debiendo ejercer sus atribuciones y funciones en forma coordinada con las comunidades
nativas y los pueblos originarios. Sin perjuicio de ello, también se reconoce la facultad
que tienen las comunidades nativas para organizar comités de subcuenca conforme a sus
usos y costumbres, encargándose de la protección de las cochas, humedales y restingas
de selva, de conformidad con la Ley N° 29338, Ley de Recursos Hídricos. Cabe señalar
que estos comités se organizan en torno a los ríos menores o grandes quebradas y de
acuerdo a la zonificación que realice la ANA.
Sobre este punto, es preciso remarcar que las comunidades nativas no están obligadas a
formar organizaciones de usuarios para ejercer su derecho del uso de agua, toda vez que
para la distribución del recurso hídrico se organizan de acuerdo a sus usos y costumbres
ancestrales.
Por otro lado, si bien no existe una data sobre la organización de los comités de
subcuenca en la Amazonía, conformados por comunidades nativas, así como tampoco el
número existente de estos comités, en la medida que resulta ser opcional, podría tenerse
en consideración, la información señalada en el acápite anterior, además, podría
considerarse de manera referencial lo señalado por el Ministerio de Agricultura en el
año
2013, respecto a la conformación de las Juntas de Usuarios de Riego en las zonas
andinas.

 Principio de participación de la población y cultura del agua: El Estado crea


mecanismos para la participación de los usuarios y de la población organizada en la
toma de decisiones que afecten el agua en cuanto a cantidad, calidad, oportunidad u otro
atributo del recurso.
 Principio de respeto de los usos del agua por las comunidades campesinas y
comunidades nativas: El Estado respeta los usos y costumbres de las comunidades
campesinas y comunidades nativas, así como su derecho de utilizar las aguas que
discurren por sus tierras, en tanto no se oponga a la ley. Promueve el conocimiento y
tecnología ancestral del agua.

Por otro lado, si bien se desprende del principio de participación de la población y


cultura del agua que la gestión de los recursos hídricos implica que la población que
pueda verse afectada por una inadecuada calidad, cantidad y oportunidad del agua, tome
decisiones sobre las que, en primer lugar, exista una adecuada información respecto a su
cuidado. En ese sentido, consideramos que amerita la difusión de información sobre los
canales que existen para efectuar denuncias ambientales, en aras de contribuir con la
fiscalización del agua como fuente natural

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