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Exploración de las percepciones de jóvenes, familias

y agentes institucionales y comunitarios sobre la violencia


en dinámicas locales de conflicto urbano en Cali
Comunas 13 Y 15

Elaborado por: Marilyn Machado Mosquera y Anny Ocoro Luango

Alcaldía de Santiago de Cali


Secretaria de Gobierno, Seguridad y Convivencia Ciudadana
Programa de Apoyo a la Convivencia y Seguridad Ciudadana

Unión Temporal
Fundación para la Orientación Familiar – FUNOF
Corporación Juan Bosco

Proyecto
Desaprendizaje de la violencia
Travesía: Jóvenes Construyendo Camino

Santiago de Cali, diciembre 18 de 2004


CONTENIDO

Introducción

1. Presentación
1.2 Caracterización de la Violencia Local desde las Dimensiones del
Modelo

2. Marco Conceptual

3. Metodología

4. Contexto de la situación de violencia juvenil local – aproximaciones


diagnósticas.

5 Contextualización de la Comuna 13
5.1 Comuna 13. Barrio Charco Azul
5.2 Comuna 15. Barrio El Retiro

6. Análisis de Percepciones
6.1 Acerca de las percepciones de la violencia
6.2 Relación entre los tipos de violencia
6.3 Una aproximación desde el enfoque culturalista
6.4 Vida cotidiana, roles y comportamientos
6.5 La Naturaleza del hecho violento

7. Contextualización de la comuna 15
7.1 Sector Mojica

8. Acerca de los niveles organizativos: Procesos de Organización


comunitaria y Participación Juvenil en el barrio Mojica
8.1 ¿Que pasa con los niveles organizativos?
8.2 Que espacios de organización comunitaria existen
3.3 Niveles de eficacia colectiva
8.4 Niveles de gestión comunitaria

9. Percepción de los jóvenes, las familias y la comunidad del barrio


Mojica en torno a la violencia
9.1 Acerca de la violencia legitimada
9.2 La violencia y su expresión en lo privado
9.3 Espacio, conflicto y violencia
9.4 Percepciones familiares y comunitarias sobre la violencia y categorías
de análisis del modelo.

10. Conclusiones

11. Bibliografía

2
Introducción

En el marco del Proyecto Desaprendizaje de la Violencia – Travesía. Jóvenes


Construyendo Camino, la Alcaldía de Cali consideró necesario realizar una
exploración de las dinámicas de convivencia en los sectores donde se focaliza
la intervención, que permitiera tener una mejor comprensión de las realidades
sociales que tienen lugar en el distrito de paz y convivencia No. 3, Aguablanca,
logrando con ello identificar aquellos elementos de esta realidad que favorecen
el ejercicio de la violencia particularmente por parte de los jóvenes.

Desde el Proyecto se optó por explorar las dinámicas de convivencia local y no


sólo de la violencia juvenil, en tanto se concibe la violencia juvenil como una
práctica social, no explicable por si misma, sino que tiene sentido en la red de
relaciones que constituyen unos órdenes de convivencia en diferentes
contextos de la vida pública y privada, es decir, en las formas en que los
ciudadanos regulan sus modos de estar juntos y construyen sus formas de ser
ciudadanos en este contexto particular.

Interesa entonces analizar las violencias que tienen lugar en las comunas 13 y
15 del Distrito de Aguablanca, no desde las violencias mismas, sino desde una
perspectiva que permita explorar y comprender las percepciones que en torno
a estas tienen los jóvenes, las familias, las organizaciones y los agentes
institucionales con los cuales se desarrolló la propuesta educativa del proyecto
travesía, al tiempo que se logre dar cuenta de cuál es el papel que éstas
cumplen en la construcción o deconstrucción de los lazos sociales en estas
comunidades.

Se propone que a través de la exploración de las dinámicas de convivencia en


los sectores desde las percepciones de jóvenes y agentes comunitarios, se
puedan aportar nuevos saberes y experiencias que permitan construir miradas
menos epidemiológicas y más comprensivas sobre el sentido que tienen las
violencias en este contexto urbano y las maneras cómo desde allí se
construyen otros órdenes sociales paralelos al Orden instituido.

3
1. Presentación

Hablar de la Caracterización de la Violencia Local desde el marco del Proyecto


Desaprendizaje de la Violencia, nos lleva a ubicarnos en las Dimensiones del
Modelo, en las cuales se ubican lo individual, lo familiar y lo comunitario.
Asimismo, es importante contextualizar el presente documento de
caracterización en tanto no es el resultado de un proceso aislado o paralelo a la
dinámica de interacción establecidas entre el equipo del proyecto y los jóvenes,
familias y organizaciones comunitarias participantes; sino que, por el contrario,
es coherente con el enfoque del interaccionismo simbólico, donde se privilegia
la experiencia interpersonal pues es a partir de la interacción y el intercambio
de significados entre los actores participantes del proceso como se llega a
explorar realmente cuáles son sus percepciones, actitudes y concepciones
respecto a la violencia y a las formas como esta se expresa en su cotidianidad.

De esta manera, consideramos importante señalar las Dimensiones del


Modelo, (individual, familiar y comunitaria) las cuales nos permitirán visibilizar
los diferentes actores que participan de la caracterización. Asimismo, se
resaltará el Acompañamiento Educativo desarrollado por los educadores del
proyecto, como la principal Estrategia Metodológica que permitió la exploración
de esas percepciones, concepciones, actitudes y prácticas en torno a la
violencia. Esta estrategia estuvo acompañada de otras acciones más puntuales
que permitieron explorar los imaginarios y creencias de otros actores
comunitarios e institucionales.

1.2 Caracterización de la Violencia Local desde las Dimensiones del


Modelo
La caracterización de la Violencia Local parte entonces de la comprensión
sobre el problema de la violencia Juvenil, en la cual se resalta la existencia de
diversas perspectivas teóricas para comprender la violencia, que surgen de
distintas aproximaciones epistemológicas y que implican formas variadas de
abordarlo y transformarlo.

Sin embargo, uno de los enfoques más acertados para definir el concepto de
violencia es aquel que la entiende como un fenómeno multidimensional que no
puede explicarse desde una sola mirada y que, por tanto, debe ser analizado
desde una perspectiva de complejidad en la cual los fenómenos no pueden
explicarse e intervenirse desde paradigmas deterministas y unicausales, sino
como inmersos en un entorno social dinámico, móvil y complejo. Por ello para
la comprensión del problema de la violencia juvenil será utilizado como apoyo
el Modelo Ecológico para explicar los factores que favorecen la aparición de la
violencia desarrollado por la OMS.

El modelo ecológico considera cuatro niveles para explicar la aparición de


fenómenos de violencia: el individual, que incluye los factores biológicos y de la
historia personal; el de las relaciones, que incluye la familia y los grupos de
pares; el de la comunidad, que incluye las relaciones sociales que se
desarrollan en espacios como las escuelas, los lugares de trabajo y los
vecindarios; y el de la sociedad, que se refiere a la estructura de la sociedad y
a las normas sociales y culturales que posibilitan la aparición de la violencia.

4
2. Marco conceptual

Las investigaciones sobre convivencia en Cali, y particularmente sobre el tema


de la violencia juvenil han sido desarrolladas desde perspectivas
epidemiológicas, donde, a partir de datos macrosociales se identifican factores
de riesgo asociados a la violencia; desde miradas psicológicas, donde se busca
explicar la violencia a través del estudio de la personalidad, la internalización
de las normas o el desarrollo cognitivo o moral de los sujetos jóvenes; y desde
miradas sociológicas, desde las cuales se intenta explicar el fenómeno de la
violencia juvenil estudiando los elementos macrosociales del contexto en el que
se desenvuelven los sujetos; en esta última perspectiva, en la última década
han sido importantes los aportes que enuncian como el capital social es una
categoría fundamental para analizar las violencias urbanas.

A partir de los noventas, se ha abierto paso un importante número de


investigaciones que abordan el tema de la violencia juvenil desde perspectivas
antropológicas, donde la pregunta por los significados de la interacción social
se torna cada vez más relevante. Los trabajos de Gildardo Vanegas, de Alba
Nubia Rodríguez et. Al, de Urrea y Quintin, de Britto et. Al, por sólo citar
algunos, destacan como las violencias urbanas protagonizadas por jóvenes
están asociadas a unos fuertes procesos de exclusión socioeconómica, que
genera enormes brechas entre lo deseado y lo posible; a unos referentes
identitarios construidos desde el consumo y la cultura patriarcal; a la poca
efectividad de las instituciones tradicionales para socializar a los jóvenes y
generar cohesión social, acompañado por el surgimiento de nuevas
instituciones que socializan a los jóvenes en otros valores sociales y generan
por tanto, otras sociabilidades; y por último, a la construcción de una moralidad
pública que en relación con el Orden instituido se ubica en el límite entre lo
legal y lo ilegal, dados los procesos históricos de poblamiento de lo barrios, las
estrategias a través de las cuales se ha accedido a los servicios públicos y las
estrategias de sobrevivencia diaria de los pobladores de este sector,
caracterizadas por el rebusque y el subempleo, en las cuales la ciudadanía se
construye desde la informalidad, a través de acciones de hecho y los vínculos
de tradición, generando un marco de a-institucionalidad o de para-
institucionalidad en relación con el Estado, que expresa, entre otras cosas, una
posición no conformista frente a su condición de exclusión social, una eterna
lucha por el reconocimiento y la integración.

Así mismo, señalan que las posibles conexiones específicas entre violencia y
juventud, se afincan además de los elementos anteriores, en:

1. Identidades de género – Cultura patriarcal


2. La construcción de las identidades juveniles desde el lugar del estigma
3. Papel cohesionador de los conflictos sociales

En esta indagación queremos subrayar la dimensión psicosocial y política de la


categoría convivencia ciudadana. Desde la psicología social, han sido
relevantes los aportes de Berger y Luckman y de Kenneth Gergen para pensar
los procesos de socialización a través de los cuales los sujetos internalizan el

5
Orden social y crean patrones de interacción y de construcción de identidades
que permiten la reproducción y actualización de la cultura. Desde la dimensión
política, los aportes Walzer, quien hará énfasis en que los sujetos construyen
comunidades políticas, en cuyo interior no sólo se regulan las interacciones
sino que se establecen esferas distintas a los diversos bienes que hay que
distribuir socialmente y criterios para dicha distribución.

Ahora bien, la pregunta por la convivencia ciudadana, nos ubica en el marco de


los problemas de integración social, donde los procesos psicosociales de
socialización cumplen un papel fundamental en tanto son los encargados de
inscribir al sujeto en el Orden social dado.

De otro lado, se reconoce que existe un Orden social instituido, aquel


construido desde el centro y objetivado en las instituciones sociales y los
sistemas jurídicos. Paralelo a éste, coexisten Órdenes sociales instituyentes,
referidos a normas sociales construidas en las tradiciones de los pueblos, no
escritas ni codificadas, que surgen del proceso de convivencia social,
contribuyendo a la integración de una sociedad, al mantenimiento del orden
interno y a la solución de conflictos.

De esta manera se reconoce que la regulación social de los pueblos no es


tarea exclusiva del Estado, sino que hay otras instituciones sociales que
pugnan por ese derecho a establecer normas y mecanismos de regulación
social. Este reconocimiento de la diversidad de órdenes sociales, dentro de un
mismo sistema, en derecho se denomina pluralismo jurídico, en el que se
plantea que los sujetos están íntimamente ligados a las comunidades, que
proporcionan identidad y formas de entender en común las prácticas sociales,
por lo habría que hallar en éstas los principios de justicia e integración y por lo
tanto, se renuncia a una idea general, abstracto tanto de la justicia como de la
integración misma.

La convivencia ciudadana, explicada desde las teorías de la democracia liberal


moderna, implica un pacto entre ciudadanos y entre estos y el Estado a través
del cual se asume el compromiso de cumplir las normas sociales estipuladas
por el Orden Social, a cambio de gozar de algunos bienes, que son
considerados esenciales para el desarrollo de la vida individual y en común.

Así, en teoría, entre más garantías existan en una sociedad para el disfrute de
los bienes considerados fundamentales, mayores probabilidades existen de
que se cumpla el contrato social de la convivencia y en esa medida, se asuman
las normas y los valores sociales promovidos por las instituciones. De manera
inversa, cuando estas garantías no existen, la materialidad de los pilares de la
democracia: Libertad, Justicia, e igualdad se diluyen y la eficacia simbólica de
las instituciones empieza a flaquear, el pacto de convivencia se rompe, dando
lugar a otras operaciones e instituciones que vehiculizan unos valores, que
instauran unas máximas y mínimas éticas y unas prácticas para vivir conforme
a ellos.

Aportes posteriores de carácter más sociohistórico, como los de Vygotsky,


permiten subrayar como este desarrollo moral no es abstracto y genérico para

6
toda la especie humana, sino que está constituido en relación dialéctica con el
entorno social y cultural en el que se desenvuelve el sujeto.

La categoría de violencia.

Por violencia entenderemos “Todo aquello que no respeta la dignidad humana


del otro o de uno mismo (...) Es una Actitud o comportamiento que constituye
una violación o un arrebato al ser humano de algo que les es esencial como
persona (integridad física, psíquica o moral, derechos, libertades...). Puede
provenir de personas o instituciones y puede realizarse por activa o por
pasiva”1

Violencia son “todas aquellas manifestaciones entre individuos que ocasionen


la muerte de otros o lesionen su integridad física o moral, además todo acto o
postura que lleven a una persona o a un grupo de personas a una situación de
marginalidad. Los hechos de violencia están caracterizados por ser una
herramienta utilizada para solucionar conflictos individuales o grupales, para
lograr algo, o para demostrar capacidad de supremacía, de autoridad o de
control y orden social. El requerimiento de la violencia dentro de la construcción
de las relaciones sociales impide la realización de los Derechos Humanos”2

En términos generales, las violencias que se desarrollan en la sociedad tienen


actores, formas y móviles variados y multicausales. Cada una de ellas se gesta
en escenarios específicos –escuela, familia, barrio, comunidad campesina, etc,
que dan lugar a expresiones que tienen un rostro común característico. Ante
esta complejidad y diversidad, la mayoría de autores sugiere realizar
clasificaciones y tipologías, que permitan comprender mejor el fenómeno al
cual nos vamos a remitir. Lógicamente estas clasificaciones no son objetivas,
sino que dependen de la perspectiva política con que el analista lea las
acciones violentas y de ello depende que las legitime, considerándolas
acciones políticas de respuesta de la comunidad frente a determinadas
situaciones sociales, y formas de desviación social.

Según Lederach (1995), retomando a Galtun, hay tres tipos de violencia:


Violencia estructural: aquellos sistemas económicos, políticos que mantienen
a grandes capas de la población sin sus necesidades más básicas satisfechas.
Problemas de esta violencia: no se visualiza, mucha gente no la reconoce
como tal. Esta violencia esta matando a millones de personas anualmente:
desnutrición, enfermedades. Esta violencia es la mayor causa de las violencias
directas.

Violencia cultural: toda aquella cultura de violencia que crea las condiciones y
legitima las violencias: discurso de las razas, violencias de género.

1
Chupp, M y Lederach, JP. “¿Conflicto y Violencia?. Busquemos alternativas creativas”.
Ediciones Clara - Semilla. Bogotá 1995
2
Villota, Mónica. “Jóvenes Víctimas de la Violencia Común y Estatal. Primeras
Aproximaciones”. Programa de Derechos Humanos y Comunidad. Corporación Juan Bosco.

7
Violencia directa: actos de violencia, para la mayor par te de la gente esta es
la violencia que reconocen, si embargo esta violencia es la menos destructiva
porque todo el mundo la conoce como tal.

Por último, otras clasificaciones hablan de una Violencia Estructural y de


Violencia Institucional. La primera está identificada como el contexto
económico, social y político que brinda las posibilidades concretas para la
realización de acciones violentas por y dentro de la sociedad, generalmente
asociada a índices elevados de pobreza, marginación y un sistema político
democrático deficitario que limita el desarrollo de la vida de las personas con
dignidad y sus derechos humanos; la segunda puede ser pensada como
aquella especie de violencia estructural aceptada por los individuos, por
hallarse formal o realmente encarnada en las instituciones y tener
consideración aceptable en los distintos ámbitos de la sociedad.

Ahora bien, lejos de la manera como que tradicionalmente se han caracterizado


las violencias, éstas no son anárquicas, sino que implica en la mayoría de los
casos algunos niveles de organización social y unas racionalidades
económicas y políticas, que es necesario develar.

En el caso de este estudio, es necesario indagar por el tipo de violencias que


afecta mayormente a los pobladores del Distrito de Aguablanca y realizar el
análisis respectivo de la misma.
Al respecto Hurrell señala que es constatable en todo el mundo, pero
especialmente en América Latina la connivencia de altos niveles de violencia y
de una relativa estabilidad política o un orden social. Estabilidad que según el
mismo Hurrell, puede estar basada en: (1) “un entendimiento bien definido
entre el Estado y los grupos perpetuadores de la Violencia; (2) en una
segmentación social y geográfica donde a violencia y sus víctimas están
confinadas a regiones o clases específicas y (3) en la insensibilización o
transformación de la violencia en algo rutinario, de tal modo que ésta su
capacidad de generar sentimientos de indignación moral o una respuesta
política”3

Luego entonces, dice Hurrell, la cuestión más importante no es saber cuales


son las causas últimas de la violencia, sino más por qué los patrones estables
se derrumban, lo cual puede ser el resultado de un incremento en los niveles
de violencia, así como del número de víctimas; o como resultado de la caída la
segmentación social y geográfica de la violencia, de modo que las víctimas
consiguen hacer público los vejámenes padecidos; por último esta estabilidad
se derrumba porque el entramado político que contenía la violencia se
derrumba por la influencia de factores internos, internacionales y/o
transnacionales.

3
Idem

8
En tercer lugar, Hurrell señala la relación entre violencia, orden social y Estado,
pues en sus palabras “las formas en que entendemos el orden social, están
marcadas de manera indeleble por la centralidad del Estado en la imaginación
política occidental”, discusión que de nuevo nos acerca al pluralismo jurídico y
el problema de las esferas de justicia.

Sin embargo, Hurrell señala que en la conformación de los Estados


Latinoamericanos no siempre fue claro la diferencia entre la violencia pública y
la privada. “El poder y la autoridad del Estado dependen con frecuencia de las
élites políticas locales, cuyo poder, a su vez, radica en su habilidad para
emplear la violencia física o amenazar con ella (y para ofrecer protección), en
ocasiones mediante la contratación de pistoleros privados o sicarios, quienes
en el pasado fueron servidores públicos” (ídem).

Es evidente entonces que “las dificultades del Estado para hacer valer la ley y
la existencia de vastas áreas de impunidad facilitan la propagación de todo tipo
de violencias”. (...) “Y al mismo tiempo, el orden social no puede reducirse a la
imposición centralizada de la ley. Hacerlo implica subestimar las otras dos
líneas de pensamiento sobre éste. Primero, el énfasis en un consenso
normativo, la institucionalización de un sistema común de valores que prohibe
el uso de la fuerza y prescribe objetivos sociales comunes (Rosseau) y
segundo, el énfasis liberal puesto en el interés mutuo (...) Al concentrarse en la
relación entre Estados y ciudadanos desde una perspectiva positiva, se ignora
la compleja red de lazos sociales que crea de manera espontánea un orden
normativo que existe independientemente del sistema legal y política y que
antecede a su fundación ”.

Para lograr una explicación que trascienda la mirada individualista de la


psicología frente al problema de la violencia juvenil y se pueda abordar el
problema desde una perspectiva sociocultural se asume para el desarrollo de
este modelo el enfoque del interaccionismo simbólico. En este se intenta
“explicar la conducta del individuo en términos de la conducta organizada del
grupo social en lugar de explicar la conducta organizada del grupo social en
términos de los distintos individuos que pertenecen a él”4. Es decir, no se trata
de partir de la psicología del individuo para explicar la experiencia social sino
considerar que de la sociedad surge la experiencia individual.

En esta perspectiva se le da un lugar importante a la interacción entre el


organismo y el ambiente. Se considera que el individuo se construye partir de
un repertorio de acciones mediante la imitación y posteriormente la experiencia
se construirá a partir del acto social. El acto social, para el interaccionismo
simbólico, es la unidad por excelencia de lo social, pues es el evento que
desencadena la interacción social.

Otro aspecto importante en el interaccionismo simbólico es la importancia que


otorga al lenguaje. Desde esta perspectiva el proceso de socialización esta
mediado por los gestos, que son el mecanismo básico del acto social en

4
Teoria Sociológica contemporánea. P.219.

9
particular y del proceso social en general5, los cuales son movimientos de un
organismo que actúan como estimulo para las respuestas de otro. Estos gestos
que solicitan respuestas del otro a su vez se vuelven estímulos para el reajuste.
Estos Gestos adquieren un significado porque otros lo interpretan, porque se
pueden oír, porque son vocales.
En este enfoque la Mente se genera a partir de la experiencia social y no existe
antes de lo social. Está constituida por significados pues hay una relación del
individuo con las situaciones sociales que son mediadas por un conjunto de
símbolos. Es así como a través del lenguaje, que permite el razonamiento, la
reflexión, tomar la actitud del otro, hablarse a sí mismo y tomarse como objeto,
que pueden construirse significados compartidos y símbolos. A partir de esto
se puede construir un Self donde se organiza la experiencia social del sujeto.

Para el interaccionismo, el Self es una característica típicamente humana que


permite que los seres humanos tengan conciencia de si mismos. Su esencia es
cognitiva e intelectual, aunque en este proyecto entenderemos también que su
componente esencial es emocional, y se construye a partir de actuar como
otro y luego asumir su posición del otro. Este Self se constituye a través de la
interacción con el entorno social a partir de la cual cada individuo adopta los
significados sociales organizados. Puede adquirir dos características: el Yo,
que no es totalmente conciente, reacciona a las situaciones externas, está
influido por el Mi y es una figura histórica; mientras el Mi, es el grupo de
actitudes organizadas de los otros que uno mismo asume, influye sobre el Yo,
pero no conoce las respuestas de éste por anticipado, es una figura actual y es
producto de las experiencias. Esta instancia es llamada también el Otro
Generalizado y representa la manera como el contexto social entra a hacer
parte del pensamiento humano.

En conclusión, este enfoque considera que los individuos se constituyen en


humanos en tanto pertenecen a una comunidad de la cual asumen, a través del
lenguaje, los significados sociales incorporando para si la actitud de los
miembros de la comunidad. Uno tiene que ser un miembro de la comunidad
para tener un self.”6

5
Ibidem, Pág. 223
6
Mead, G.H., Espíritu, persona y sociedad, Editorial Paidós, México, 1993. Ibid. Pág. 162. En:
La creación de jóvenes violentos.

10
Violencia, Héritier (1996) “toda coacción de naturaleza física o psíquica
susceptible de conllevar terror, el desplazamiento, la infelicidad o la muerte de
un ser animado; todo acto de intrusión que tiene por efecto voluntario o
involuntario la desposesión de otro, el perjuicio o la destrucción de objetos
inanimados”. Así mismo, se reconoce como un fenómeno que se produce en
los sujetos, se refleja en todos los ámbitos de desempeño (familia, sociedad,
Estado) y obedece a factores culturales, sociales y psicológicos.

Tal como lo señala Sampson (2000) todos los seres humanos portamos una
carga de pulsiones agresivas, no obstante, la condición humana se diferencia
de la animal porque ha logrado controlar esos instintos agresivos para regular
la convivencia entre los miembros de la colectividad. La sociedad ha aprendido
que para la conservación de la especie se hace necesario vivir en comunidad, y
para ello resultan fundamentales algunos acuerdos que permitan al individuo
confiar en el otro; es en esta medida que se hace necesario aceptar las
normas, como resultado de un acuerdo social, para mantener la convivencia
pacifica y para proteger lo humano de la destrucción. Estas normas son
transmitidas por medio del lenguaje, así que es través de la construcción del
lenguaje que tiene lugar las normas y el desarrollo de la cultura.

Por ello el hombre se humaniza al ingresar en el mundo del lenguaje aceptando


las regulaciones de la cultura para proteger la especie. De allí que las normas
puedan ser concebidas como constructos culturales que definen aquello que es
permitido y prohibido dentro de un grupo social, organizando los actos del
sujeto cuando este las interioriza, lo que le permite juzgar sus acciones, y
definirse a sí mismo frente a un entorno social más amplio.

Pero la existencia de unos sistemas normativos no implica la abolición de


conflictos puesto que siempre existen divergencias entre concepciones o
posiciones. El conflicto es una característica constitutiva de las relaciones
humanas ya que en ellas se reviven las necesidades de satisfacción pulsional
versus el bien común, y puede tener diferentes formas de manejo, entre ellas la
violencia. Así, la importancia de este sistema normativo no radica en eliminar la
agresividad, la cual es concebida como “la capacidad humana para “oponer
resistencia” a las influencias del medio.” (Corsi, 1995), es decir, como una
fuerza potencial, inherente a la inscripción del individuo en la cultura que
implica la suma de sentimientos hostiles generados por las limitaciones que
impone el “Otro” a la satisfacción de sus pulsiones, sino más bien, lo que
permiten las normas es dar un decurso diferente a esos impulsos agresivos
que pueden gestarse en los diversos conflictos.

11
3. Metodología

Desde el interaccionismo simbólico como enfoque que guió la intervención y


por ende, implícitamente, la caracterización, es importante señalar que este
interaccionismo permite construir la Estrategia del Acompañamiento Educativo,
el cual hace referencia a un proceso que brinda la posibilidad de establecer
contactos con los jóvenes, en diferentes sitios de encuentro (Parche, esquina,
paseo, hogar, centros artísticos, organizaciones comunitarias, etc.), que
permitan la construcción de un vínculo significativo entre éstos y los
educadores.

Las características del acompañamiento educativo están directamente


relacionadas con la metodología de educar en la calle, la cual implica una
construcción de relaciones personales con los jóvenes en espacios móviles,
transitorios, flexibles y abiertos.

La efectividad de esta estrategia radica en la posibilidad que brinda al educador


de establecer vínculos significativos con el joven, a partir de una interacción
constante en sus contextos naturales de encuentro. En esta interacción el
educador, quien empieza a hacer parte de la cotidianidad del joven, se gana su
confianza y llega a conocerlo, a reconocer sus contradicciones, sueños y
angustias, para a partir de ello confrontar sus experiencias de vida y finalmente
estimular y fortalecer sus potencialidades.

Una interacción permanente permite al educador llegar a convertirse en un


referente organizador para el joven, en la medida en que se sitúa como un
mediador cultural, portador de un saber válido pero diferente al del joven; así,
en la negociación de significados entre los diferentes actores involucrados en
esta relación educativa, se llega a la resignificación de saberes que proveen
nuevas formas de entender, explicar y actuar la vida.

El acompañamiento educativo implica entonces, y sobre todo, el


reconocimiento del sujeto joven como portador de un saber válido, como un
sujeto posibilidad, en la medida en que se valoran sus habilidades, cualidades
y actitudes, para a partir de ello estimular y fortalecer nuevas construcciones
personales que lo lleven a asumirse como un actor fundamental de los
contextos en los que se desenvuelve.

De esta manera, la Caracterización de la Violencia Local es el resultado de


esta estrategia, la cual permitió abordar las Categorías de Análisis que, desde
el planteamiento del Modelo, se proyectaron en su relación con el problema de
la violencia social y juvenil. Así mismo se desarrollaron algunas estrategias
como el taller, los encuentros experienciales, conversatorios y las actividades
lúdicas educativas y comunitarias que posibilitaron complementar éste
ejercicio.

El conocimiento que se produce sobre este contexto ha sido generado por los
mismos actores que hicieron parte de ese contexto, en tanto ellos tienen las
“claves semánticas” para comprender cada acto de la vida social.

12
El ejercicio de caracterización no consiste solo en la elaboración de un
diagnóstico de la violencia local, sino que constituye un espacio en el que los
sujetos que hicieron parte del proceso de intervención pudieron reflexionar
sobre esas violencias y sus sentidos sociales, logrando algunos profundizar en
sus experiencias de vida

El ejercicio de caracterización se fue generando a la par que se desarrolló el


proceso, si bien no como un ejercicio sistemático que fuera acompañando las
acciones con las reflexiones elaboradas, si lo hizo desde la perspectiva del
trabajo del educador, a partir de la practica educativa y de la relación
construida con los jóvenes se pudo dar la reflexión sobre la violencia, y
establecer unos saberes básicos desde los cuales se realizó la interacción
formativa con los jóvenes, en otras palabras, permitió establecer un lenguaje
común entre jóvenes, familiares, líderes comunitarios y educadores frente a las
violencias que se presentan en cada contexto de intervención. De este modo,
el proceso de intervención desarrollado con los jóvenes no se desarrolló como
algo abstracto, sino que partió precisamente del reconocimiento de cómo opera
el fenómeno de las violencias en cada contexto, donde precisamente los
jóvenes y las comunidades jugaron un papel central. Se partió de la base
teórica que presenta el enfoque del interaccionismo simbólico, así como desde
otros desarrollos de las ciencias sociales lo que posibilitó poner a jugar unos
dispositivos pedagógicos y metodológicos que potenciaran el diálogo y la
construcción conjunta de sentido entre los sujetos participantes y entre estos y
los educadores.

Dichos dispositivos, generados desde la vida cotidiana permitieron rastrear las


percepciones de los sujetos sobre su realidad, al tiempo que explorar las
estrategias a través de las cuales construyen consensos y cómo manejan los
disensos, posicionando desde el lenguaje y las acciones los ejes de reflexión
en los sectores a intervenir sobre la violencia juvenil, la justicia y la convivencia,
ejes que se fueron desarrollando durante la intervención misma.

Participantes del proceso de caracterización

A. Jóvenes: 180 pobladores de los sectores donde se focalizó la


intervención con edades entre los 13 y 18 años, pertenecientes al
Distrito Paz No, 3, seleccionados de acuerdo al perfil establecido en los
criterios del proyecto

B. Agentes Comunitarios: pobladores de la zona de referencia de la


intervención, mayores de 18 años, con perfil de liderazgo o vinculación a
sectores, grupos u organizaciones –políticas, sociales o culturales.

C. Adultos – Familiares: referentes familiares de los jóvenes


seleccionados para participar en el proyecto.

13
Acciones
• Encuentros grupales con jóvenes y referentes familiares para clarificar
expectativas, construir confianzas y avanzar en el reconocimiento
mutuo.
• Encuentros de acercamiento y sensibilización con agentes comunitarios.
• Diligenciamiento de las fichas de caracterización del joven y sus familias.
• Caracterización de la Violencia Juvenil con jóvenes familias y agentes
comunitarios a través de entrevistas grupales y visitas de campo.

14
4. Contexto de la situación de violencia juvenil local– aproximaciones
diagnósticas

Los altos índices de violencia y criminalidad urbana, la creciente sensación de


inseguridad percibida por los ciudadanos y el deterioro progresivo de las
condiciones de vida en la ciudad, son preocupaciones que no sólo son temas
de conversación cotidianos de los ciudadanos, sino por su impacto y efectos en
el desarrollo, se ha convertido en una preocupación constante de los gobiernos
latinoamericanos a partir de la década de 1980.

Según estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo, la tasa de


homicidios para el periodo 1984 – 1994 en América Latina aumentó más de un
44%. Para 1994, la tasa de homicidios de la Región era de 28.94, tasa que es
superada en creces por la realidad colombiana, que en a finales los 70’s y
principios de los 80’s, presentaba una tasa de 20.5 homicidios por cada
100.000 habitantes, y a finales de los 80’s, y principios de los 90’s, llega a 89.5
por cada 100.000 habitantes. En Cali las cifras son aún más desalentadoras,
según entre el mes de enero y septiembre de 2004 se registran un total de
1700 muertes violentas. Cifra que resulta alarmante y que pone en cuestión la
manera como el conjunto de las instituciones de orden estatal y no estatal que
manejan recursos para incidir en las problemáticas, así como de la sociedad
caleña, estamos trabajando para mejorar los niveles convivencia social y de
calidad de vida de la gente.
En los últimos años, la violencia se ha convertido en uno de los temas de
preocupación central en la agenda local, debido a su incremento, impacto y las
transformaciones que viene teniendo dado el contexto actual. Precisamente,
en el conjunto de esas preocupaciones se inscribe el proyecto desaprendizaje
de la violencia, que hace parte de la política de convivencia y seguridad para la
ciudad, buscando incidir sobre los altos niveles de la violencia en el Distrito de
Paz 3, según la focalización hecha por Fundaps. Al respecto resulta importante
considerar algunas cifras significativas que el programa presidencial Colombia
Joven aporta para la construcción de un marco explicativo de la violencia en el
país y que son relevantes para continuar en nuestro esfuerzo de comprender la
organización de la violencia a nivel local y su innegable relación con problemas
estructurales.
Población: el 50% de los colombianos tiene menos de 25 años.
Desempleo juvenil: el 30,8% de todos los desempleados del país son jóvenes
(DANE 99)
Deserción escolar: En el grado 11 de la secundaria la deserción es del 69%
en el ámbito rural esta cifra llega al 89 % (Profamilia /2000)
Desplazamiento: El 48.35% del total de la población registrada como splazada
la constituyen menores de 18 años (Red de Solidaridad/junio 2001)
Población carcelaria: el 45% de la población carcelaria son jóvenes entre los
18 y 29 años. (Inpec -1999)
Las anteriores cifras nos muestran la falta de acceso a derechos sociales de
los jóvenes que aparecen con pocas alternativas a nivel social y con una gran
participación en los conflictos de orden social. Para el caso de Cali, muchas
investigaciones han permitido constatar que los actores que están mayormente

15
involucrados, como víctimas y victimarios, son jóvenes de sexo masculino entre
15 y 30 años. “las cifras así lo demuestran, en tanto existe un crecimiento
significativo de los homicidios contra jóvenes entre 1993 y el 2000 fueron
asesinados 8.642 jóvenes entre los 10 y los 29 años, representando el 56% del
total de las victimas, siendo el año 2000 uno de los más críticos “ en este
mismo estudio se señala, que para el año 2001 se presentaron 2051 muertes
violentas, donde el 56% de las muertes sigue recayendo en jóvenes de 15 y 29
años, donde un 95% de las muertes responde a hombres.

Hoy por ejemplo, en la mayor parte de los barrios del Distrito de Aguablanca
se encuentran bandas, grupos de limpieza, milicias, organizados para asumir el
problema de “seguridad” logrando dominar territorios y restringir la movilidad y
las posibilidades de asociación de los habitantes. La violencia en Cali es el
resultado de una complejidad de factores y de fuerzas que no son fácil de
explicar y cada vez son menores las posibilidades de trabajar con ello, si no se
tiene en cuenta dicha complejidad y si no intentamos detenernos a ver la
manera como se organiza en los sectores donde trabajamos. De acuerdo con
estadísticas de la administración municipal, “en Enero de 1.997, mas del 40%
de los delitos habían sido cometidos por jóvenes menores de veinte años.
Según Desepaz, durante el primer semestre de 1.997, en el grupo de edad
comprendido ente los quince y diecinueve años, se había cometido el 17% de
los homicidios en la ciudad, siendo este grupo el segundo mas afectado.”

Por más de veinte años, los jóvenes – especialmente de sectores populares


urbanos - han ocupado protagónicamente las crónicas rojas y las páginas
judiciales de los periódicos locales, han sido sujetos de numerosas
investigaciones que reposan en los anaqueles empolvados de las
Universidades y han sido objeto de medidas de aseguramiento y control por
parte de los organismos de seguridad del Estado, sin que sin embargo, se
hayan encontrado alternativas sostenibles que garanticen una mejora en la
calidad de sus vidas, o la vida misma.

En ese sentido, nunca como hoy ha sido tan importante reflexionar sobre los
elementos que construyen la convivencia urbana, aquello que nos permite estar
juntos, así como identificar la manera como se expresa la violencia en éste
sector de la ciudad. Este es el objeto de esta exploración. El debate central se
ubica en un ejes central: la pregunta por qué se entiende por violencia juvenil y
desde dónde es posible establecer acercamientos que permitan comprender
las sociabilidades que se gestan en estas expresiones típicamente urbanas.

A partir de los noventas, se ha abierto paso un importante número de


investigaciones que abordan el tema de la violencia juvenil desde perspectivas
antropológicas, donde la pregunta por los significados de la interacción social
se torna cada vez más relevante. Los trabajos de Gildardo Vanegas, de Alba
Nubia Rodríguez et. Al, de Urrea y Quintin, de Britto et. Al, por sólo citar
algunos, destacan como las violencias urbanas protagonizadas por jóvenes
están asociadas a unos fuertes procesos de exclusión socioeconómica, que
genera enormes brechas entre lo deseado y lo posible; a unos referentes
identitarios construidos desde el consumo y la cultura patriarcal; a la poca

16
efectividad de las instituciones tradicionales para socializar a los jóvenes y
generar cohesión social, acompañado por el surgimiento de nuevas
instituciones que socializan a los jóvenes en otros valores sociales y generan
por tanto, otras sociabilidades; y por último, a la construcción de una moralidad
pública que en relación con el Orden instituido se ubica en el límite entre lo
legal y lo ilegal, dados los procesos históricos de poblamiento de lo barrios, las
estrategias a través de las cuales se ha accedido a los servicios públicos y las
estrategias de sobrevivencia diaria de los pobladores de este sector,
caracterizadas por el rebusque y el subempleo, en las cuales la ciudadanía se
construye desde la informalidad, a través de acciones de hecho y los vínculos
de tradición, generando un marco de a-institucionalidad o de para-
institucionalidad en relación con el Estado, que expresa, entre otras cosas, una
posición no conformista frente a su condición de exclusión social, una eterna
lucha por el reconocimiento y la integración.

Porcentaje de homicidios de jóvenes con relación al total de homicidios en el


Distrito de Paz Aguablanca. Periodo 2000-2002

DISTRITO 3
año 2000 2001 2002
total Cali # jov total Cali # jov total Cali # jov
C13 139 78 203 119 220 129
C14 138 80 159 106 133 85
C15 132 78 173 116 157 101
total año 409 236 535 341 510 315
% H Jov 57,7 63,7 61,8
Fuente: Base de datos. Sistema de vigilancia de lesiones de causa externa de Cali. Instituto Cisalva.
Universidad del Valle

El Distrito No 3 “Aguablanca” conformado por las comunas 13, 14 y 15, las


cuales a lo largo del documento se han mostrado como los sectores
geográficos más violentos de la ciudad teniendo el cuenta el número de
homicidios ocurridos en éstas, durante el periodo del 2000 al 2002 han
reportado un total de 892 jóvenes victimas entre los 13 y 26 años de edad, lo
cual a su vez, corresponde al 14.2% del total de los homicidios de la ciudad.

Comparativamente, el total de homicidios en este distrito es equivalente a cerca


de la mitad (46.7%) del total de homicidios de jóvenes ocurridos en los 3
distritos, tomados como un solo conjunto.

En la tabla, se observa como el mayor número de casos se ha presentado en la


comuna 13 y en la comuna 14 se ha reportado el menor número de casos.

Sectores donde se focalizan los homicidios


En el periodo evaluado, el mayor número de homicidios de los jóvenes se han
concentrado en la Comuna 13, presentándose la situación más crítica en los
barrios El Vergel, Poblado I y Poblado II, con 55, 40 y 33 casos
respectivamente; en la comuna 14 en los barrios Manuela Beltrán, Alfonso
Bonilla Aragón y Las Orquídeas con un total de 61,46 y 33 casos
respectivamente; en la comuna 15 en los barrios Mojica, El Retiro con un total

17
de 79, 69 casos respectivamente y los barrios Ciudad Córdoba y Comuneros I
etapa con 32 casos cada uno.

La edad y el sexo
En el grupo de jóvenes menores de edad (13-17 años) se reportó el homicidio
de 10 mujeres, 5 de ellas con 16 años de edad y las otras 5 con 17 años; para
el grupo de hombres en este mismo rango de edad, se reportó un total de 183
casos, con mayor frecuencia en jóvenes de 17 años (100 casos).

Con respecto al grupo de jóvenes entre los 18 y 26 años de edad, se reportó un


total de 692, de los cuales 12 de estos cobraron la vida de jóvenes del sexo
femenino. El mayor número de homicidios de jóvenes del sexo masculino
ocurrieron en las edades 22, 20 y 18 años, para un total de 111, 110 y 86 casos
respectivamente. Pie de página: Tomado de Informe de evaluación de proyectos Distritos
de Paz 1,2 y 3. Realizado por Cisalva. Universidad del Valle.

18
5. Contextualización Comuna 13

Esta comuna se encuentra ubicada en el oriente de la ciudad y forma parte del


Distrito de Aguablanca con las comunas 14 y 15.
La población estimada para la comuna 13 en el año 2000 fue de 180.157
personas y según proyecciones del DANE y el departamento Administrativo de
Planeación Municipal, para el año 2002 será de 185.095 habitantes.

Barrios de la comuna 13 (Total 29 barrios):


Ulpiano Lloreda I, Ulpiano Lloreda II, El Vergel, Poblado I, Poblado II,
Comuneros II, Ricardo Balcázar, Omar Torrijos, El Diamante, Carlos Lleras
Restrepo, Villa del Lago, Los Robles, Rodrigo Lara Bonilla, Charco Azul,
Villablanca, Calipso I, Calipso II, Calipso III, Calipso IV, Yira Castro, Lleras
Cinta Larga, Marroquín III, Los Lagos, El Pondaje, Sector Laguna El Pondaje,
La Paz, Villa Cristina, Nuevo Horizonte, El Vivero y la Urbamnización Sorrento.

6 Asentamientos:
Virgilio Barco, Belisario Betancourt, La Florida, Jazmincito, Cinta Villegas y
Cinta Los Robles.

Servicios públicos
En prestación de servicios públicos, la comuna cuenta con una cobertura en
acueducto del 86.8%, cobertura en alcantarillado del 84%, cobertura en energía
eléctrica del 91.8% y servicio telefónico en un 14.4%.

Infraestructura deportiva y recreativa


La comuna dispone 72 espacios deportivos y recreativos (se incluyen 4
polideportivos), sin embargo, 16 de estos espacios son utilizados
inadecuadamente y 45 espacios están deteriorados, provocando contaminación
ambiental y espacios propicios para cometer actos delictivos.
Según datos del Plan de Desarrollo, el índice de zona verde por habitante en la
comuna es de 1.20 metros cuadrados, los cuales resultan insuficientes si se
comparan con el promedio de la ciudad que es de 4.46 metros cuadrados y con
el promedio recomendado por la organización Mundial de la Salud de 9 metros
cuadrados.

Salud
La comuna esta cubierta por la dirección local de salud y cuenta con siete
puestos de salud, tres centros de salud y un hospital. La cobertura en salud es
baja paara la población joven. Según proyecciones el Sistema de información,
FEMS 4, para el año 2002 la población jóven de la comuna comprendida entre
15 y 29 años que no está adscrita a ningún régimen de salud representa el
46% (24.039 jóvenes)

Capacitación para el trabajo.


La mayor oferta institucional de la comuna en cuanto a capacitación para el
trabajo la tienen el Centro de Capacitación Don Bosco, el Instituto de
Educación Integral para jóvenes y adultos Alfonso López Pumarejo, la
Fundación Carvajal y la Corporación Universitaria Autónoma de Occidente,
CUAO. Estas instituciones ofrecen formación académica y técnica para el

19
trabajo y tienen interesantes alianzas estratégicas. Por ejemplo, el Centro de
Capacitación Don Bosco tiene una alianza estratégica con el ICBF en el
programa de protección y asistencia a jóvenes. Asimismo, maneja programas
de gobierno como Jóvenes en Acción con recursos del Plan Colombia. Sin
embargo, estas posibilidades que tiene el sector juvenil para capacitarse lejos
está de solucionar su problemática del desempleo y de generación de ingresos

Educación.
La comuna cuenta con 21 establecimientos para la educación secundaria. Sin
embargo, solo hay capacidad para atender adecuadamente el 40.5% de la
población comprendida entre los 12 y los 18 años. Esto es, de los 21.925
jóvenes que hay en la comuna, sólo 8.876 están vinculados al sistema escolar7.
La situación de la educación es dramática en la comuna, muestra de ello es
que el primer problema priorizado en el actual Plan de Desarrollo de la Comuna
13 fue la deficiente atención en el servicio educativo.
La planta física de los establecimientos educativos es inadecuada y en algunos
casos se presenta hacinamiento escolar. Asimismo hay claras deficiencias en
la calidad de la educación debido a la baja preparación pedagógica de
docentes y la falta de compromiso de los mismos para cumplir su labor social.
La comuna cuenta con los servicios del Núcleo Educativo No. 16 y el Núcleo
Educativo No. 17.

5.1 Comuna 13 Barrio Charco Azul

CARACTERISTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS

? Referencia histórica y delimitación geográfica del sector.

Hacia 1977 aproximadamente nace el barrio Charco azul, como consecuencia


de flujos migratorios provenientes de la costa pacífica, generadas
principalmente a partir del maremoto en Tumaco hacia finales de los 70.
Posteriormente fueron llegando más familias a la zona desde Chocó,
Buenaventura y otras regiones del pacífico colombiano.

Así, Charco Azul como la mayoría de barrios que componen el Distrito de


Aguablanca nace por la necesidad de vivienda de sectores de migrantes que
encuentran en Cali un lugar para construir sus vidas trastocadas por desastres
naturales y/o sociales. Estos migrantes van llegando y van ocupando los
bordes de plantaciones de sorgo, yuca, soya y plátano, posteriormente ante la
presión de la densidad poblacional que se va conformando, se “lotea” el
espacio y se adjudica a los habitantes del lugar a través de INVICALI. El
acceso a los servicios públicos se logra a través de la pugna de líderes sociales
y comunitarios y las donaciones de políticos en época electoral. Hoy el sector

7 Plan de Desarrollo de la Comuna 13. 2001-2004.

20
cuenta con los servicios de acueducto, alcantarillado, electricidad, teléfono y
recolección de basuras.

Según la distribución territorial de planeación municipal, el barrio está ubicado


en la zona sur oriental de la ciudad en la comuna 13 y algunos de sus barrios
vecinos son: Ulpiano Lloreda, Siete de Agosto, Condominio del Vivero, Andrés
Sanín y Virgilio Barco. Limita al oriente con Luis Alberto Marroquín; al occidente
con Villa del lago, Virgilio Barco y Lleras Restrepo; al sur con el asentamiento
Octavio Sardi y Belisario Betancourt.

? Rasgos sociodemográficos de la población

Charco Azul cuenta con una población estimada de 1000 familias, compuestas
en su gran mayoría de menores (niños y jóvenes) y en su mayoría de etnia
negra. Los datos obtenidos de los trabajos realizados por MAFUM durante el
año 2002 enuncian que el número promedio de personas por grupo familiar es
de 6. Se puede calcular entonces que la población del sector es de 6000
personas en su mayoría menores de edad.

Según el proyecto de convivencia escolar de Comfandi, desarrollado por la


Fundación para la Orientación Familiar (FUNOF), durante el periodo noviembre
de 2002- junio de 2003, la mayoría de los padres y madres son padres
relativamente jóvenes, la diferencia generacional entre padres e hijos no es
muy estrecha, sin embargo los cuidadores de los menores no necesariamente
son los padres, quienes cuidan a los menores son abuelos y tías (miembros del
vinculo familiar/relacional).

En el proyecto antes señalado, se expresa que la mayoría de los hombres de


este sector, trabajan en la construcción, como obreros en fábricas y empresas,
como mecánicos, o en ventas ambulantes, otro tanto son desempleados. La
poca estabilidad laboral y los bajos ingresos per capita no proporcionan a los
miembros de los sistemas familiares una estabilidad ocupacional y un acceso al
desarrollo socioeconómico.

Así mismo, se ha encontrado que la mayoría de las madres se dedican al


trabajo de empleadas del servicio doméstico: “trabaja en casa de familia”. Este
dato es más significativo si se considera que muchas de ellas son cabezas de
hogar o viven con su familia extensa y sus ingresos representan la totalidad del
recurso económico de estas familias.

Otras madres se dedican a su propio hogar evidenciando la posición tradicional


que asumen las mujeres de estos sectores y su poco acceso a trabajos
diferentes a las actividades domésticas. En general existe poco acceso de las
mujeres a la vida laboral.

En la aproximación descriptiva realizada por Travesía, se encontró que más de


la mitad de los padres no han terminado sus estudios de primaria, los otros no
tienen ningún nivel de escolaridad. Una mínima parte de los padres avanzaron
o terminaron el nivel de secundaria. En términos generales prevalecía un nivel

21
muy bajo de escolaridad, debido a la falta de escenarios educativos en el
sector, de la misma manera persiste una sensación de poco compromiso y
nivel de relación con las actividades escolares.

Según la indagación realizada por FUNOF, el tipo de familia que predomina en


estas poblaciones es la familia de tipo Nuclear caracterizada por la
cohabitación de padre, madre e hijos. Un porcentaje menor corresponden a
Familias Extensas que se caracterizan por la cohabitación de diferentes
miembros de la familia y de diferentes generaciones. Las familias de tipo
monoparental corresponden a un nivel menor de predominancia. Sin
embargo, existen familias bastante numerosas conviviendo en espacios
reducidos y poco delimitados estructuralmente. Este nivel de “apiñamiento”8 de
los miembros de la estructura familiar favorece la condición clínica denominada
como “amalgamamiento” o familias donde los límites internos están bastante
difusos dificultando el establecimiento de las normas, de la intimidad y que
generan dificultades en el proceso de individuación y separación de los
miembros.

? Infraestructura urbana.

El sector cuenta con 665 viviendas9 las cuales en su gran mayoría se


encuentran construidas en ladrillo y cemento, algunas con guadua y esterilla;
los techos de teja de zinc, planchas o lozas, los pisos son de cemento, tierra o
baldosa. En su gran mayoría los habitantes del sector son propietarios de los
inmuebles o familiares de los dueños.

En cuanto a la infraestructura vial el barrio cuenta con la Avenida Ciudad de


Cali como vía de acceso principal, se facilita de esta manera el tránsito de
vehículos particulares y de servicios de transporte urbano. Hacia el interior del
barrio todas las calles son pavimentadas y se encuentran en buen estado.

El barrio cuenta con un centro de atención básica en salud, con una escuela
publica donde se enseña el nivel elemental de educación básica, una iglesia y
un espacio comunitario denominado CDC (Centro de Desarrollo Comunitario),
espacio donde se ubica la biblioteca, los hogares comunitarios del Instituto de
Bienestar Familiar, restaurante escolar, tertuliadero, tarima de presentaciones,
se alquilan dos locales para habitación y trabajo y se cuenta con escenarios
para las reuniones de los grupos y del comité de desarrollo del barrio (mesa
organizativa).

Es imprescindible comentar que el barrio Charco Azul se encuentra circunscrito


por cuatro asentamientos: Sardi, Virgilio barco (la platanera), cinta charco azul,
cinta Lleras) que se encuentran ubicadas dentro de las inmediaciones del
mismo barrio.

8
“Convivencia Escolar”. Comfandi . FUNOF. 2003.

9
Documentación obtenida de los trabajos realizados por la fundación MAFUM.2002

22
Actualmente los sectores aledaños del barrio (invasiones de Sardi y la
Platanera) presentan construcciones en madera, las vías son forma de
callejones, las instalaciones eléctricas son inadecuadas y las sanitarias son
igualmente precarias.

? Formación y ubicación del barrio.

El distrito de Agua Blanca era junto con sus aledaños y en su comienzo


plantaciones de sorgo, soya, yuca y plátano. Estos terrenos pertenecían a una
familia de apellido MONTAÑO RUIZ. Debido a las migraciones masivas de
familias provenientes de la costa pacifica, en su mayoría del Chocó, Tumaco y
Buenaventura, un señor de nombre “Catalino” (fallecido) vendió diferentes
terrenos que rodeaban los cultivos y que bordeaban el lago que da nombre al
barrio y al centro docente. Dichos terrenos estaban delimitadas por los canales
de agua de la CVC.

Años después INVICALI compro los terrenos a sus propietarios y por medio de
sorteos realizó la adjudicación de los predios a los habitantes del lugar.

DINAMICA INSTITUCIONAL

Organizaciones del sector

NOMBRE DE LA CUÁL ES SU TRABAJO


ORGANIZACIÓN
Junta Administradora Local Encargado de gestionar propuestas para la Comuna 13 y
por ende para el sector de Charco Azul.
Junta de Acción Comunal Gestionan obras, proyectos y organizan a la comunidad.

Fundación Intensidad- FUNDAIN Trabajan proyectos para el medio ambiente.

Voluntarias en Salud Desarrollan actividades de promoción en salud.

Mujeres Activas por un Futuro Realizan capacitación, actividades y ocupación del tiempo
Mejor- MAFUM libre dirigido a niños, adolescentes, jóvenes y familias.

Madres Comunitarias Realizan trabajo de atención de niños(as) en hogares.

Madre FAMI Trabajan capacitación y orientación con familia


Restaurante Escolar Programa de alimentación para niños escolares.
Grupo de Tercera Edad Realizan actividades deportivas y de integración.
Escuela Deportiva El Futuro Realizan torneos y olimpiadas deportivas a nivel de la
comuna 13.
Asociación Libertad Elaboran propuestas y desarrollan actividades para
beneficio de nuestro sector.
Comité de Sardi Realizan actividades para la reubicación y mejoramiento de
este sector.
Líderes de reconocida trayectoria Realizan actividades y aportan en la solución de la

23
problemática del sector.
Líderes Juveniles Participan y aportan ideas para la solución de las
problemáticas del sector.

Productos de las organizaciones

? Censo y diagnóstico situación de salud de población joven de 13- 18


años (junio-julio 2001- MAFUM) Financia Fundaps- Kellog
? Investigación cualitativa Capital Social (Diciembre 2001- Febrero 2002-
MAFUM) Financia Fundaps- DFID
? Diagnóstico y situación familiar y producción de material educativo
(Diciembre 2001- Mayo 2002-MAFUM) Financia Fundaps- Kellog
? Investigación cualitativa y cuantitativa sobre las condiciones de
saneamiento ambiental en las comunidades afrodescendientes de la
ciudad de Cali, en cooperación con la Universidad del Valle y el Banco
Mundial. ASOCIACIÓN LIBERTAD.
? Plan de Desarrollo del Barrio Charco Azul-Comuna 13

Instituciones que intervienen en el sector

Área Institución Programas y Servicios

Salud 1. Hospital Carlos Holmes Trujillo 1. Programa para Embarazadas Adolescentes (control del
2.Centro de Salud El Diamante embarazo y atención posparto)
2. Programa para la prevención de enfermedades de
transmisión sexual y planificación familiar.
3. Charlas educativas dirigidas a población escolar.
4. Atención a jóvenes con problemas psiquiátricos y de
drogadicción.
Recreación y 1. ICBF 1. Clubes Juveniles Comunitarios
Deporte 2. Fundautónoma 2. Programa Recicladores de Valores y Derechos Humanos.
3. Fundación Carvajal (CSBC- El 3. Programa Cine a la Plazoleta
Poblado- Red Cultural del DAB)
4. Asociación Cívica Daniel Guillard. 4. Escuelas de Fútbol

Arte y Cultura 1. ICBF 1. Clubes Juveniles


2. Visión Mundial 2. Procesos de lúdica a través de expresiones artísticas y
culturales.
3. Daniel Guillard 3. Grupos de Danza, Baile y Música.
4. Fundautónoma 4. Programas: Recicladores de Valores y Derechos Humanos,
Vacaciones recreativas
5. Biblioteca Yira Castro 5. Promoción de expresiones artísticas
6. Policía Comunitaria 6. Danza Folclórica y Música (Banda de Paz)
Promoción y 1. CALI 13 1. Información y atención de la Administración Municipal a
Desarrollo nivel global, sectorial y territorial. Dependencias: Hacienda,
Comunitario Catastro, Tesorería y EMCALI.
2. JAL 2. Participación en espacios comunitarios: Comité de
Planificación. Presenta y desarrolla proyectos de situado
3. Fundautónoma fiscal.
3. El Área de Desarrollo Humano desarrolla programas

24
4. Fundación Carvajal- CSBC dirigidos a la niñez y la juventud.
5. Fundaps 4. Biblioteca, Central Didáctica, Programas de capacitación.
5. Apoyo a Organizaciones Comunitarias.

Capacitación ? Centro de Capac. Don Bosco ? Formación Académica y técnica para el trabajo.
para el trabajo ? Instituto A.López Pumarejo ? Manejo de recursos programa Jóvenes en Acción.
? Fund. Carvajal
? Corp. Autónoma de Occidente.

25
PERCEPCION DE LA VIOLENCIA
Cuadro síntesis

Problemas Lugares Causas Efectos


Falta de espacios educativos Colegios privados y algunos Baja cobertura en escuelas y colegio públicos. Bajo nivel educativo en lo profesional.
y baja calidad de la públicos. Charco Azul, Poblado I Bajo perfil de los profesionales. Poca oportunidad de obtener un buen empleo.
educación. Escuelas y colegios piratas.
Dotación deficiente.
Dificultades económicas
Falta e espacios de educación superior.
Faltan programas de alfabetización para adultos.
Falta de inversión en Comuna 13 Desvío de fondos. Canchas abandonadas y en mal estado.
infraestructura y apropiación La comunidad no reconoce los espacios como Faltan espacios en algunos barrios.
de espacios deportivos. propios.

Asentamientos subnormales. Sardi, Belisario Desplazamientos Pobreza


Cinta Lleras Desempleo Hacinamiento
Villa Blanca Falta de vivienda Problemas de salubridad
Jazmincito Estigmatización
Robles Baja autoestima
Deficiencia en los servicios Todos los espacios que Falta de prestación permanente del servicio La comunidad no acude a los servicios
de salud. corresponden al NAP 13 Baja calidad de la atención Aumenta la problemática en salud
Falta de servicios especiales para jóvenes Perdida de credibilidad en el servicio y en los
La comunidad desconoce los derechos y funcionarios
deberes en salud Aumento de embarazo en adolescentes y ETS
Desempleo. Comuna 13 Discriminación Descomposición familiar
Falta de oferta laboral Inseguridad
Falta de profesionales Pobreza
Falta capacitación para el trabajo

Inseguridad. Vergel Problemas familiares Drogadicción


Charco Azul Falta de educación Discriminación
El Pondaje Desempleo Problemas psicológicos
Poblado II Falta de espacios alternativos de integración Muertes
Asentamientos subnormales Expendios de SPA Pandillas
falta de espacios culturales y de recreación Corrupción
Milicias
Descomposición familiar

26
A continuación se introduce las expresiones de violencia que desde los
participantes del proyecto ubican dentro de cada una de los siguientes tipos de
violencia en relación con los factores relacionados en la aparición de estas
manifestaciones.

Expresiones de violencia Factores asociados


ESTRUCTURAL Regulaciones macrosociales
? Falta de espacios educativos y baja ? Política públicas (asistenciales,
calidad de la educación. inconsistentes)
? Falta de inversión en infraestructura y ? El sistema judicial tiene falencias para el
apropiación de espacios deportivos. tratamiento de los menores infractores
? Asentamientos subnormales. ? Bajos niveles de control social
? Deficiencia en los servicios de salud. ? Bajo control en la disponibilidad de armas
? Desempleo. ? Impunidad
? Inseguridad. ? Deslegitimización del Estado como
? Hacinamiento. regulador de justicia.
? Falta de vías de acceso ? Falta de presencia del Estado en
(embotellamiento) contextos violentos
? Situaciones irregulares en la
prestación de servicios públicos
básicos y de transporte.
? Impunidad y corrupción de agentes
de policía.

CULTURAL Prácticas violentas


? Rigidización de las fronteras con el ? Personas significativas o grupos de
medio exterior. Exclusión y pares que promueve el uso de
autoexclusión. sustancias psicoactivas, las prácticas
? Lógica del silencio y la impunidad. violentas y el comportamiento
? Participación política desigual y antisocial.
utilitarista. ? Validación de la acción violenta como
? Aceptación de la violencia como forma de supervivencia.
principal tramitador de los conflictos. ? Estereotipos de género que
? Pérdida de autoridad de adultos y perpetúan la dominación.
parientes. ? Aceptación cultural de la violencia
física como forma de corrección.
? Algunas prácticas institucionales que
generan y refuerzan la
estigmatización, o instrumentalizan
del joven.
? Modelos de autoridad, implícitos en
las relaciones, que promueven la
violencia.
? Exposición temprana a sucesos
violentos

Condiciones del entorno- Referentes


sociales
? Bajo nivel de cohesión y control
social comunitario
? Erosión de normas sociales.
? Altos índices de violencia social en
contexto escolar o barrial
? Incoherencia entre valores familiares
y culturales
? Desarraigo cultural
? Escasa autorregulación comunitaria.

27
DIRECTA Relaciones sociales
? Homicidios
? Lesiones personales. ? Dificultades para considerar al otro como
? Hurtos, atracos. un igual
? Peleas callejeras. ? Dificultades para ponerse en el lugar del
? Control territorial. otro
? Violencia intrafamiliar. ? Validación de la violencia como forma de
? Consumo y tráfico de SPAs. manejar los conflictos.
? Tráfico de armas. ? Identificación con figuras significativas
? Tiroteos. que promueven o ejercen prácticas
violentas
? Dificultades para asumir una posición
autónoma frente al grupo.
? Instrumentalización del otro (asumir al
otro como un objeto – naturaleza del
vínculo)
? Percepción del otro como peligroso o
amenazante

28
5.2 Comuna 15. Barrio El Retiro

CARACTERISTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS

? Referencia histórica y delimitación geográfica del sector.

Alrededor del año 1980, lo que hoy es el barrio El Retiro estaba conformado
por unas amplias lagunas, sembradas de millo, soya y arroz, cerca de allí
existía la invasión cinta larga, ubicada al lado del caño de aguas servidas que
atravesaba los barrios Mariano Ramos, República de Israel, Unión de Vivienda
Popular, Charco Azul; del barrio Bella Vista también fueron reubicadas algunas
familias, quienes fueron desalojadas de dicho sitio por haber ocupado predios
pertenecientes a la señora Mercedes Lloreda. 140 familias se organizaron en
éste sector, después de haber recibido los lotes por adjudicación de INVICALI,
que a su vez los compró a la Universidad del Valle.

Respecto al nombre del barrio, inicialmente se quiso nombrar Omar Torrijos por
algunos miembros de la comunidad, pero INVICALI, envió los documentos con
el nombre de "Barrio El Retiro".

De acuerdo con información suministrada por Planeación Municipal, el


Honorable Concejo de Cali, lo constituyo legalmente a través del acuerdo
municipal 025 de diciembre 6 de 1982.

A pesar de contar con el reconocimiento legal y haber sido adjudicado por un


ente municipal, el barrio es entregado bajo condiciones de anormalidad, sin
servicios públicos y con problemas de suelos cenagosos e inundables, y en un
proceso en el cual la misma comunidad se vio obligada a ir generando las
condiciones para poder habitarlo de manera digna.

A las precarias condiciones en la que fue creado el barrio, se le agregan en


sus inicios, el haber vivido dos (2) graves inundaciones que contribuyeron a
agravar la situación de los habitantes y a estancar el desarrollo de " El Retiro".

Pese a las dificultades del barrio y gracias a la iniciativa de la comunidad y a la


ayuda del Padre alemán, Alfredo Walker, así como de algunos aportes de la
Administración Municipal que se dieron en el marco del clientelismo político,
mas que como una respuesta institucional a la situación del barrio en 1.991 se
construyo el alcantarillado y sucesivamente la red de energía.

Fue solo hasta 1989 y en el marco del programa de la oficina de la Primera


Dama y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, cuando el Estado hace
presencia de manera programada y directa, en la comunidad a través de la
implementación del programa de Hogares Comunitarios; es decir 8 años
después de la creación del barrio.

29
? Rasgos Sociodemográficos

El Barrio El Retiro del Distrito de Aguablanca, se trata de un barrio urbano


marginal de estrato 01, cuya población en su mayoría pertenece a la etnia
negra, siendo el mayor porcentaje de sus pobladores provenientes de la costa
nariñense principalmente, aunque se encuentran personas de la costa
Caucana y del Chocó, así como mestizos que han llegado del centro del Cauca
y Nariño.

Los habitantes del barrio son en su mayoría migrantes, tanto las primeras
familias, como las que después han ido llegando al barrio; algunos vienen de
Tumaco, del Chocó, Buenaventura, el Cauca y una colonia de paisas de
Medellín que han instalado panaderías, tiendas, misceláneas y graneros.

La mayoría de los hombres de El Retiro se dedican a la construcción, trabajos


varios en la galería, y las mujeres por su parte, trabajan como Platoneras,
vendiendo chontaduro, mango, aguacate, etc. La incursión del niño y la niña
como trabajador muestra que algunos no terminan sus estudios de primaria y
se dedican a trabajar en la venta de dulces en los buses de transporte urbano.
Esto sucede por los bajos ingresos económicos de sus padres y altos índices
de natalidad por familia.

En términos culturales, El Retiro refleja el proceso de mezcla de los elementos


del pacífico traídos en los procesos migratorios y la recreación de las
relaciones culturales en el contexto de ciudad. En este sentido se observa
como conviven tradiciones y prácticas ancestrales como los Alabaos, los
Arrullos, junto con expresiones como el rap, la salsa, o el reggae, entre otros.
Estos elementos interactúan con la dinámica de la ciudad y son precisamente
los y las jóvenes quienes están en medio de este encuentro entre el pacífico y
lo urbano.

Igualmente han conservado su característica de mantener rituales y muchas


creencias ante lo cual se observa la presencia y aparición de muchos grupos
religiosos, sin embargo “estas creencias no se constituyen en normas que
permitan organizar o regular la convivencia, sino que es un recurso de
salvación personal”10.

? Infraestructura

Las viviendas del barrio son construcciones de ladrillo, sin terminación, con
servicios de energía, agua y alcantarillado, aunque algunas están construidas
aun en esterilla. Solo existen dos asentamientos no terminados, considerados
como invasiones, llamadas África y el Valladito, estas no cuentan con
servicios de ningún tipo sino que se alimentan de los servicios aledaños.

Este sector presenta una cancha deportiva de fútbol, donde acontece todo tipo
de encuentros comunitarios que van desde torneos deportivos, hasta

10
Entrevista a un representante del barrio

30
encuentros de grupos juveniles armados. Tiene cancha de básquet, frente al
salón múltiple y la caseta comunal, que constituyó en un momento un lugar de
encuentro pedagógico, pero por falta de asistencia de los ciudadanos al
espacio, hoy es vivienda de dos familias y espacios para el juego y ensayo de
danzas de algunos grupos de niños y jóvenes. A su vez han adaptado una
fábrica de ataúdes que lucra exclusivamente a los familiares o algunos
empleados de la Corporación del Señor de los Milagros. Igualmente en esta
cancha se presentan encuentros de grupos juveniles armados.

Una de las construcciones más importantes del barrio El Retiro es la


Corporación Señor de los Milagros, fundada por el padre Alfredo Walker y que
empezó a funcionar como colegio en 1982. La Corporación el Señor de los
Milagros cuenta en su infraestructura con una parroquia que ofrece servicios de
bautismo, primeras comuniones, confirmación, matrimonio, entierros y misas
todos los días a las 7 00 p.m. El colegio se ha constituido en eje central para
los habitantes de la comunidad, no sólo los niños estudian, sino que el 70% de
las madres trabajan allí y se benefician de la guardería.

La secretaria de salud pública ha instalado un puesto de salud que ofrece


servicios de odontología, consulta externa, vacunación y atención a
embarazadas. Las emergencias se atienden en le Vallado o el Hospital Carlos
Holmes Trujillo.
Existen muchos negocios particulares provenientes de pobladores paisas con
graneros y panaderías.

La mayoría del barrio presenta pavimentación de las vías principales y


secundarias, lo que garantiza un flujo de transporte urbano de diferentes
empresas y se facilita la movilidad de los habitantes dentro del sector y entre
este y los barrios aledaños. Vale la pena decir que las principales redes viales
con que cuenta El Retiro son la cra 39, la calle 48, la troncal y ciudad de cali.

? Estrato 01. Hombres trabajan en construcción, mujeres platoneras.


? Las mujeres asumen la responsabilidad económica del hogar en su
mayoría.
? Etnía: afro - descendientes inmigrantes de Tumaco, Chocó,
Buenaventura y Cauca.
? Ingresos muy por debajo del promedio.
? Escasa vinculación laboral.
? Ingresos a través de actividades delictivas tales como el robo, venta de
droga, armas.
? Conformación de grupos delictivos juveniles: pandillas. Más de 15.
? Anomia frente a las dificultades.
? Familias extensas con ausencia del padre.(embarazo a temprana edad)

31
DINAMICA INSTITUCIONAL

No se cuenta con una espacio que aglutine las distintas organizaciones


Organizaciones del sector

NOMBRE DE LA ORGANIZACIÓN CUÁL ES SU TRABAJO

Fundación Mi Oportunidad Formación Deportiva, Organización y Convivencia Juvenil.

Corporación Señor de Los Milagros Convivencia y prevención del consumo de SPA, Formación
Artística, Manejo de conflictos, Formación Deportiva.

Colegio Señor de los Milagros Formación Microempresarial, Formación Humana, Manejo y


resolución de conflictos.
Junta Acción Comunal Participa en espacios de concertación de obras, proyectos y
organización comunitaria.
Puesto de Salud Programa Vigías de la Salud
Parroquia Señor de Los Milagros Acompañan el crecimiento espiritual de los habitantes.
Programa Clubes Juveniles Comunitarios Actividades de recreación, artísticas y deportivas con niños y
jóvenes.
Escuela Señor de Los Milagros Educación Formal -pre-escolar y primaria.
Asociación Cultural Herencia Africana Formación artística, ensayos y presentaciones artísticas.
Asociación Cultural Señor de los Milagros Formación artística.
Grupo de Animación Hollywood Formación artística, ensayos y presentaciones artísticas.

32
Instituciones que intervienen en la comunidad

Área Institución Programas y Servicios

Salud Puesto de Salud Ciudad ? Programa Vigías de la Salud


Córdoba

Educación Formal Centros Educativos: ? Formación Microempresarial


? José Ramón Bejarano. ? Manejo y resolución de conflictos
? Enrique Olaya Herrera ? Formación Humana
? Ciudad Córdoba ? Prevención del consumo de SPA
? Inst. Técnico Caro y ? Formación Artística
Cuervo ? Formación Deportiva
? Señor de los Milagros.
Educación No Formal ? Corporación Juan Bosco ? Organización Juvenil, Convivencia
? Corporación Señor de los ? Prevención y tratamiento del consumo SPA
Milagros ? Formación Artística
? Fundación Mi Oportunidad ? Manejo de Conflictos Intrafamiliares
? Formación Deportiva
Desarrollo Social y ? ICBF ? Programas de atención y protección para la niñez,
Comunitario la juventud y la mujer.

Convivencia y Seguridad ? Policía Comunitaria ? Resocialización, generación de espacios de


convivencia

33
PERCEPCIÓN DE VIOLENCIA

Cuadro resumen

Problemas Lugares Causas Efectos


Consumo drogas General de la comuna Problemáticas familiares Trastornos mentales
Se dejan llevar por amigos Perdida de la conciencia
Violencia entre Barrios Mójica, Retiro, Poder Muerte
pandillas comuneros I Territorio Quedar lisiado
Mujeres Destierro
Robo
Drogas y expendio Retiro, Comuneros I, Mójica, Por la facilidad del dinero Perjudicial para la sociedad
Córdoba
Violencia intrafamiliar General de la comuna Licor Separaciones
Drogas Lesiones
Infidelidad Traumas psicológicos
Falta de empleo
Violencia por limpieza Mójica (invasión) Las pandillas Falta de oportunidades
social Asentamientos Delincuencia juveniles Delincuencia
Retiro
Desempleo La comuna en general Economía Placer
Terrorismo Dinero
Sobrepoblación Muerte
Corrupción enfermedades
Prostitución Asentamientos Desempleo
Retiro Falta de oportunidades
Vallado Necesidades
Mójica Dinero aparentemente fácil
Ciudad Córdoba

34
6. Análisis de Percepciones

6.1Acerca de las percepciones de la violencia

Este acercamiento a las expresiones de violencia en el sector de Charco Azul y


Retiro, nos permite comprobar lo multicausal de la violencia o la confluencia de
variables personales, familiares, comunitarias y sociales que en conjunto
permiten la manifestación de hechos que vulneran la convivencia social y en
muchos casos la existencia de los habitantes del sector.

En general las personas expresan que se sienten con las manos atadas frente
a la dimensión de los hechos violentos y a la forma en que cotidianamente se
vienen presentando. Pareciera que hay tolerancia ante estos hechos. A la
pregunta si consideran que la violencia es una forma adecuada para resolver
los conflictos, responden que no, pero en las ocasiones en que enfrentan
conflictos, piden o aplauden reacciones violentas, el imaginario de la gente es
eliminar a los ladrones y delincuentes.

“Tres intentos de asalto a mano armada en el sector, los infractores juveniles


que se encontraban entre 12 y 17 años de edad, usaban un arma de tipo
revolver, intentaron parar un carro que los intentó arrollar, pararon un auto que
dio reversa y pararon a un señor quien arriesgó la vida pero desarmó a los
infractores, la gente repetía que les disparara a los ladrones y el señor se
convirtió en el héroe local por unos días”.

El cuestionamiento que surge es si estas reacciones se dan por el nivel de


impotencia que siente la comunidad frente a los hechos delincuenciales o hay
un imaginario que favorece el uso de la violencia, cuando se trata de reaccionar
o siempre, cuando se convierte en un comportamiento cotidiano que permea
todas las relaciones entre vecinos y al interior de las familias. Un dato a tener
en cuenta en este sentido es que los jóvenes participantes del proyecto, en sus
historias de vida presentan casi en toda su existencia, en espacial en los
hechos significativos una relación con comportamientos violentos de parte de
quienes les rodean.

Se presenta claramente una asociación de la violencia con el sujeto joven, la


posibilidad cotidiana de eventos de violencia que presencian los participantes
en su sector y el valor simbólico del arma en las sociabilidades de estos
jóvenes.

Manejo del Conflicto El Retiro

? Lugar que asumen frente al conflicto


Reconocen el lugar que asumen frente al conflicto, pero no logran
anticipar las consecuencias de sus acciones y se dificultad identificar
otras alternativas de solución diferente a la agresión y la violencia
? Elecciones frente al conflicto
? La primera alternativa es devolver lo que el otro ofrece. “Me pega – le
pego”.
? Búsqueda de respeto, reconocimiento y afecto pero se logra a través de
la agresión – Poder.
? La elección depende de la imagen que se tiene del otro: si es
amenazante, no lo quiero elijo agredirlo.
? No participación y silencio.
? Las relaciones al interior del grupo han mejorado y no se agreden
físicamente

Manejo del conflicto Charco Azul

En las reflexiones en torno a este tema, los participantes del proceso:

? Reconocen qué es un conflicto, los actores y las diferentes formas de


manejarlo.
? Señalan la violencia como una forma de manejar los conflictos que tiene
consecuencias negativas para sí mismos.
? Expresan sus dificultades para manejar los conflictos de un modo no
violento.
? Encuentran mecanismos que permiten procesos de concertación a nivel
grupal.
? Señalan los diferentes conflictos que se presentan en sus sectores de
residencia, sus causas, consecuencias y alternativas de solución.
? Encuentran formas alternativas a la violencia para manejar los conflictos
al interior del grupo.
? Encuentran formas alternativas a la violencia y las agresiones verbales
para manejar los conflictos al interior de sus hogares.
? Expresan verbalmente sus ideas, argumentándolas sin actitudes
agresivas hacia sus compañeros.
? Expresan verbalmente su inconformidad frente a algunas situaciones.
? Proponen alternativas frente a los conflictos que se generan en el
espacio formativo
? Encuentran y establecen mecanismos de concertación grupal.
? Se cuestionan respecto al modo en que pueden convertirse en
mediadores de conflictos, si estos se presentan durante la ejecución de
la propuesta (han encontrado un espacio alterno).
? Proponen alternativas no violentas para el manejo de los conflictos entre
las personas que serán invitadas a participar en la actividad deportiva
(torneo de futbol).

Sin embargo en los resultados arrojados al cuestionamiento de los jóvenes que


participan del proceso al respecto del manejo del conflicto, se encuentra que un
39.1% con respuestas violentas en el manejo del conflicto. Los datos totales
son los siguientes:
El 34% de los jóvenes resuelven sus conflictos con el dialogo y la concertación,
el 21% los resuelven con la evasión, el 13% los resuelven a base de insultos
verbales y el 26.1% los resuelven con practicas que implican la violencia verbal
y física.

36
MANEJO DEL CONFLICTO
Dialogo Evasión Violenci Violencia Dialogo y Viol. Física NS/
a Física Viol. Física Viol. NR
Verbal Verbal
34.70% 21.70% 13% 8.70% 8.70% 8.70% 4.30%

Manejo del Conflicto

40%
34,70%
35%

30%

25% 21,70%
20%

15% 13%
8,70% 8,70% 8,70%
10%
4,30%
5%

0%
Verbal Física Viol. Física Viol. Verbal NR

Dialogo Evasión Violencia Violencia Dialogo y Viol. Física NS

Esta aparente contradicción entre lo que verbalizan en las sesiones y sus


comportamientos se explicaría tomando el contexto como un fuerte referente
para el comportamiento cotidiano. Teniendo en cuenta las condiciones de vida
de las personas de estrato 1 y 2, en los cuales se van familiarizando
expresiones como “Somos sobrevivientes”, “No se la deje montar de nadie”, El
que pega primero, pega dos veces”, No hay que demostrarle el miedo a nadie”,
Si le dan, no se deje” y otras expresiones que junto a estas se van convirtiendo
en las reales normas de relacionamiento social. Sentirse excluidos de la
sociedad “mayor”, no tener acceso al disfrute de las riquezas y beneficios de la
sociedad, se sienten víctimas de un sistema y que como dijo alguien en una
entrevista: “Para vivir mal 80 años, es mejor vivir bien 20 años”. Es un intento
por tomar por la fuerza lo que ven que no se les da y a lo que tienen derecho.
Lo paradójico en esta lógica es que terminan quitándole “eso a lo que tienen
derecho” a personas en condiciones similares a ellos y resultan afectados sus
iguales, sus vecinos y familiares.

Charco Azul y Retiro son comunidades negra con unos vínculos muy fuertes
hacia el interior que regulan la vida social de los pobladores a través del uso de
la fuerza, de modo que el ladrón que roba a la comunidad es asesinado, lo
dicen par el caso de Charco azul. No hay presencia de pandillas y la principal
manifestación de violencia es el robo, que sin embargo, no se efectúa contra
los pobladores, sino contra los agentes externos. En el Retiro se repiten estas
manifestaciones con la presencia fuerte de pandillas, llevando a algunos
jóvenes y pobladores a situaciones extremas de de no poder transitar con
libertad por ciertos sectores del barrio.
Ambos barrios tienen relaciones de choque con los asentamientos cercanos y
se presenta confrontación violenta entre estos sectores, aunque con mayor

37
fuerza y frecuencia en el Retiro. Charco Azul presenta una relación de pugna
con el sector de Villa del Lago, situación que se agudizó hace algunos años
cuando los habitantes de Villa del Lago construyeron un muro que esperaba los
2 barrios y algunos de Charco Azul se opusieron y terminaron demoliendo el
muro.

Aquí encontramos una contradicción entre los fuertes vínculos por identidad
étnica y fuertes lazos de convivencia y solidaridad y lo que en realidad
podríamos llamar control social, ya que lo que se expresa como elemento
principal de ese control es la violencia, desde la actuación de los agentes
delincuanciales hasta la reacción que presentan los pobladores en situaciones
desesperadas. O tal vez es la convivencia de dos formas que aparentemente
son contradictorias pero que en estas comunidades cohabitan o se dan como
complementarias en el proceso permanente de socialización y de construcción
de identidad colectiva.

6.2 Relación entre los tipos de violencia

Es significativo lo encontrado en términos de causas de la violencia que están


ubicadas casi exclusivamente en el ámbito de lo estructural, con mayor
claridad en Charco Azul. Se pierde la visión de la responsabilidad de la persona
cuando decide valerse de la violencia para resolver conflictos ya sea en un
comportamiento proactivo o como una reacción a la violentización a que se es
sometido.

Aquí se reafirma el enorme sentimiento de exclusión social que tienen los


habitantes del sector y la primacía que se da a la influencia de las condiciones
materiales de vida de las comunidades. Esta mirada puede ir generando un
determinismo en las formas en que las personas asumen y orientan su vida.
Todo esto sin desconocer que la base para esta explicación es evidente y real
y muchos autores han reconocido esa fuerte relación.

Consecuentemente con lo anterior en las consecuencias se muestra lsa


personas como afectados/víctimas de esas dinámicas estructurales, aunque
también presentan efectos en la infraestructura y a las deficiencias en el
acceso a servicios sociales. Pero el no reconocimiento de causas desde lo
individual y familiar nos mostraría que no hay responsabilidades desde los
ámbitos personal y familiar; o que pierden de vista los otros componentes por el
enorme peso que tienen el vivir en precarias condiciones de vida.

Se da una primacía de de los factores estructurales por encima de lo cultural,


familiar y personal. Sospechando, esto contrasta con lo que de entrada dicen
muchos entrevistados, líderes y miembros de organizaciones: “No todos aquí
somos ladrones, delincuentes”. Situación cierta ya que quienes cometen estos
actos delictivos son una minoría de la comunidad y por el contrario la mayoría
de los habitantes son personas que no atentan contra la convivencia,
dedicándose a generar sus ingresos y compartir su vida cotidiana sin mayores
contratiempos con sus vecinos, sin entrar a infringir la normatividad social de
una manera tan fuerte como resultan las acciones delictivas. Pero se convive

38
en una “cultura de la violencia” reforzada al interior de la comunidad como
desde la ciudad como un todo.

6.3 Una aproximación desde el enfoque culturalista

Esto nos ubica en un planteamiento del enfoque culturalista del conflicto,


cuando se asume la ciudad como espacio y que produce un modo de vida
particular, una cultura. Es decir las variables físicas tienen consecuencias
sociales, entonces ¿podría decirse que el conflicto puede ser una
consecuencia lógica de dichas variables? Y la pregunta es valida también para
las respuestas violentas a estos conflictos. Una respuesta positiva al respecto
no se alejaría de la concepción espacialista. La ciudad -y las localidades al
interior de esta- no es un espacio sobre el cual se superpone la sociedad, no se
puede despojar de la trama de las relaciones sociales. Y para nuestro caso la
variable de lo étnico como variable que tendría mucho por decir en la búsqueda
de explicaciones en torno al tipo de relaciones sociales que se desarrollan en el
contexto de Distrito de Aguablanca y la ciudad de Cali. Pie de página: Tomado de
Conflicto urbano: marco teórico-conceptual y herramientas metodológicas para su descripación
analítica. Vilma Franco Restrepo.

Una perspectiva sociocultural, que contempla la prioridad de lo social sobre lo


individual y que considera que la resignificación de la violencia no es un asunto
individual sino colectivo, sin desconocer el proceso de resignificación que
realizan las personas de su proceso vital.

El entorno social provee significados sobre las relaciones con otros y los
sujetos hacen una negociación de significados a partir de sus propias vivencias
y experiencias que arrojan una forma específica de interpretar la realidad. Así,
el sujeto puede llegar a transformar su visión del mundo dándole a su
experiencia social nuevos significados, a partir de relaciones con otros en las
que se intercambien nuevas formas de ver el mundo que puedan confrontar las
propias, y es a esto a lo que le apunta la resignificación.

Cabe mencionar los problemas que plantea Castells con respecto a la


definición de cultura urbana: Mas que una cultura urbana lo que hay es un
sistema cultural que responde a la sociedad de masas. Consecuente con esto
el arguye. No densidad, ni dimensión, no heterogeneidad determina de manera
simple o exclusiva la configuración de un sistema cultural o de la organización
social. No obstante ello es distinto de decir que ningún conflicto –o su trámite-
encuentra elementos explicativos en la cultura en general, es decir estos
factores de densidad, dimensión y heterogeneidad no son desencadenantes
por si mismos de relaciones de conflicto en el espacio urbano.

Es importante señalar aquí la importancia de las claves comunitarias para una


lectura y una búsqueda de alternativas a la creciente problemática de
resolución violenta de los conflictos y a los altos niveles de delincuencia. Dando
por sentado la responsabilidad y necesidad de compromiso del Estado y el
resto de la sociedad civil.

39
6.4 Vida cotidiana, roles y comportamientos

Para acercarnos a las vivencias y representaciones de la violencia que las


comunidades tienen, vale la pena acercarnos a sus representaciones y
explicaciones de cómo, en su vida diaria interaccionan con los actos y los
actores violentos, con sus vecinos y familia. Las dinámicas familiares y
comunitarias como espacios de reproducción de normas y valores han perdido
espacio en las dinámicas de convivencia de los barrios.

Para aproximarnos a una comprensión de esta realidad, tendríamos que hacer


una lectura de Berger y Luckmann cuando afirman que todo comportamiento
institucionalizado involucra roles en el sentido que estos representan un orden
institucional; en el plano del “modelo de comportamiento”, y otra relacionada
con la representación de todo el nexo institucional de comportamiento, es decir
de todo el conjunto de conexiones entre los roles que conforman una
determinada institución. (Gofman, E). Pero lo característico de los roles es que
existen normas para su desempeño, las cuales son accesibles para todos los
miembros de la sociedad, o para al menos aquellos individuos que
potencialmente los desempeñan. El rol, es el mecanismo mediante el cual los
individuos se integran a una institución, participan de la sociedad, y a su vez, al
medio por el cual se controla la interacción. Pero no todas sus acciones son
institucionalizadas. De hecho muchas de ellas son de carácter “instituyente”. En
efecto, en la relación “cara a cara” siempre hay lugar para la casualidad, para el
imprevisto, para la acción transgresora, para la creatividad. El individuo no es
solo un vehiculo de ordenamientos y estructuras sociales. El sujeto es en su
singularidad contingente. Es un “actor” que en la interacción se especializa en
producir impresiones, en guardar apariencias, asumir papeles o roles, definir
situaciones y provocar actitudes en “otros”. Ejerce un control sobre un conjunto
de símbolos socializados o “imaginarios” como el vestido, la sexualidad, el
género, la edad, las pautas del lenguaje, los gestos corporales. Así el individuo
es dueño de un punto de vista que se traduce en un sentido pragmático y la
vida cotidiana es por tanto el mundo de la práctica y al acción.

En estas comunidades, desde esta explicación los roles y las relaciones


sociales que se instauran están mediadas por una débil institucionalidad,
entendida como el conjunto de espacios de regulación social, como familia,
escuela, iglesia, organizaciones, entidades del Estado y de roles que desde la
familia pierden su particularidad, los que se van instituyendo a partir de las
relaciones de fuerza o el debilitamiento de otros en el ámbito de la dinámica
comunitaria o familiar, evidenciado en las relaciones en los jóvenes establecen
con los mayores, llámense profesores, padres, líderes; esto por supuesto pasa
por un sentido de incredulidad, y de una realidad interpretada por los habitantes
teniendo un significado subjetivo de una realidad coherente y actúan a partir de
esos significados, instituyendo unos roles y unos tipos de relación que no
siempre responden a lo que espera la normatividad social.

Una forma de entender ese debilitamiento de roles y normas puede ser por las
experiencias de subyugación implican la utilización de la fuerza por parte de
una figura de autoridad del grupo primario. Las relaciones entre poder y
autoridad que se establecen en la familia, desempeñan un papel primordial en

40
esta experiencia, dado que el modo en que se ejerce la autoridad da cuenta del
tipo de relación familiar, y de una forma particular de concebir el mundo para el
cual prepara al individuo11.

6.5 Naturaleza del hecho violento

Ahora bien, hay un elemento importante en el como las comunidades


empobrecidas se ven envueltas en espirales de violencia cada vea mas
vertiginosas y depredadoras y es la naturaleza misma del hecho violento, del
uso de la fuerza para imponerse, para lograr las aspiraciones, para adjudicarse
parte o todo de lo que esta en disputa (sea reconocimiento, respeto, dinero,
espacios físicos, artículos materiales, etc). Esa naturaleza es que exige para
erigirse una dosis cada vez mas intensa de crueldad y de dejar claro que se
esta dispuesto a todo para conseguir lo que se persigue. L a violencia de ja a
las personas que son afectadas directamente o que conviven con ella una
especie de sentimiento de “todopoderosa violencia”, una sensación de
subordinación y de parálisis frente a la, que casi impide actuar de un modo que
no sea violento. Las comunidades manifiestan sentirse incapaces de de
reaccionar ante la violencia que viven. En el imaginario colectivo hay un “ya no
podemos hacer nada” o tratar de mantenerse al margen, de evadir cualquier
tipo de confrontación con los “violentos”.

Como lo plantea Hériter, cuando el sujeto que ha pasado por estas etapas y
experimenta una victoria mayor, es decir, un triunfo indiscutible en la resolución
violenta de un conflicto, se da cuenta de que es visto por los demás como una
persona violenta y peligrosa, a quien temen de la misma forma en que en otros
tiempos él le había temido a otros. Esto implica que más allá de haberse
respondido que no va a ser víctima de la subyugación, el sujeto se ha rebelado
contra ella; pero lo ha hecho convirtiéndose en un subyugador, a través de una
identificación con la figura que lo atormentó12.

En primera instancia se entenderá violencia, según la propuesta de Héritier


(1996), quien la define como “toda coacción de naturaleza física o psíquica
susceptible de conllevar terror, el desplazamiento, la infelicidad o la muerte de
un ser animado; todo acto de intrusión que tiene por efecto voluntario o
involuntario la desposesión de otro, el perjuicio o la destrucción de objetos
inanimados”13. Se considera que esta intrusión es la transgresión de unos
límites frente al otro, sea referido a su espacio personal o a su especio

11
Tomado de “Modelos de Autoridad”, conferencia dictada para las redes de Promoción del
Buen trato de Cali, por M. C. Tenorio, 1998.
12
Incluso en la tortura, cuando el que golpea no hace parte del grupo primario de la víctima, la
identificación con éste tiene lugar al punto de que se convierte, efectivamente, en parte de su
grupo primario. Tal es el caso del llamado “Síndrome de Estocolmo”, expresión empleada para
referirse a las ligazones de sentimiento que establecen las víctimas de un secuestro con su
secuestrador, por ser éste la única persona con la que tiene contacto, pasando a ser parte de
su “nosotros”. Es a través de esta identificación como el individuo tramita el sentimiento de
desvalimiento.
13
Héritier, F,. “De la Violencia. Reflexiones para nutrir la reflexión”. Texto introductorio al volumen
colectivo De la violence, París, Odile Jacob, 1996. Este libro es la edición de las ponencias presentadas
durante el seminario de Françoise Héritier en el Collège de France entre enero y marzo de 1995 y que
agrupó a 10 autores. Traducción de A. Sampson. Pág. 4.

41
geográfico y que en esta acción se excluye al otro de la posibilidad de ser
tomado como semejante. Así mismo, se reconoce como un fenómeno que se
produce en los sujetos, se refleja en todos los ámbitos de desempeño (familia,
sociedad, Estado) y obedece a factores culturales, sociales y psicológicos.

En consecuencia, la violencia de los sujetos se manifiesta en actos que buscan


“eliminar los obstáculos que se oponen al propio ejercicio del poder, mediante
el control de la relación obtenido a través del uso de la fuerza.”14 . En
consecuencia entenderemos el acto violento como una acción que implica el
uso de la fuerza para causar un daño físico a otro. La Violencia sería “una
forma extrema de la agresión, un intento premeditado de causar daño físico
grave” (Berkowitz, 1996, p. 33)15. Se diferencia acto violento de agresión, pues
la agresión implica acciones en las que "actúa hostilmente, ofendiendo verbal,
gestual o físicamente a otros, sin causarles serios daños físicos, con el fin de
obtener un beneficio”16

De otra parte, debe diferenciarse el acto violento de la violencia delictiva, la


cual implica “el ejercicio de la fuerza física, real o mediante amenaza,
legalmente no permitida” Weiner y Wolfgang (1989)17, en la cual hay unas
acciones directas sobre la víctima, que afectan su vida, su integridad física o su
libertad. Además, “posee un elemento distintivo dominante de carácter
emocional: la víctima es compelida mediante el ejercicio de la fuerza física, la
intimidación por un arma o la agresión efectiva, experimentando fuertes
sentimientos de temor e indefensión.” 18.
Se considera que la violencia puede surgir en la interacción humana gracias a
la existencia del conflicto. Entendemos, como lo señala Arroyo y Duque19, que
el comportamiento violento es una forma de respuesta a un conflicto (Corsi), la
cual aparece por la interacción de factores proagresivos y antiagresivos y esta
mediada por una deliberación interior (Golstein,1979) luego de la cual se
produce el acto violento.

Finalmente, es necesario clasificar el acto violento, pues no todo acto violento o


agresivo persigue los mismos fines. Si bien existen diferentes clasificaciones
sobre la conducta violenta, resulta pertinente diferenciar entre las agresiones
instrumentales y las emocionales u hostiles que pueden resultar de reacción a
situaciones concretas. Arroyo y Duque señalan que “La agresión instrumental
es una “conducta agresiva dirigida a obtener un fin determinado” (Goldstein,
1978, p. xi) pues en ella “el ataque está fundamentalmente relacionado con un
esfuerzo por lograr un objetivo diferente al de causar daño o destruir al blanco.”
(Berkowitz, 1996, p. 44). Por su parte, en la agresión hostil, “el principal objetivo
es el daño o la muerte de la víctima.” (Berkowitz, 1996, p. 44).

Se podría decir que en las comunidades quienes cometen actos delictivos


viven un proceso de violentización, produciendo de un lado

14
(Corsi, 1995, p. 23. En : Arroyo y Duque, Op. Cit.
15
Arroyo y Duque (2001). Op. Cit.
16
La creación de jóvenes violentos.
17
Arroyo y Duque (2001). Op. Cit.
18
Ibidem. pp. 275-276)
19
Ibidem.

42
sumisión/subyugación de los habitantes y una mirada desde los pobladores
como los temidos, un otro que agrede, pero que a través del uso de las armas
imponen dominación sobre el resto.

43
7. Contextualización de la Comuna 15

Ubicación Demografía

La Comuna 15 ubicada al suroriente del municipio de Santiago de Cali,


constituye uno de los asentamientos más recientes. Limita al norte con las
Comunas 13 y 14, al sur y oriente con el Corregimiento de Navarro y al
occidente con las Comunas 13 y 16. Es uno de los sectores más densamente
poblados de la ciudad, haciéndose más críticos en algunos de los barrios que
la conforman. Los barrios de la comuna han sido clasificados en los tres
estratos más bajos. En lo que se refiere a zonas verdes, la comuna presenta
uno de los índices más bajos de la ciudad, haciéndose mucho menor cuando
se entran a considerar las áreas verdes adecuadas; igualmente son
insuficientes las unidades recreativas.

Su rango de densidad poblacional está identificado como muy alto de 216 a


290, en estratos bajos. Se encuentra localizada la actividad residencial
estratificada, su actividad productiva se identifica como de baja expresión.

Barrios:
El Triángulo, Tayrona-Pilar II, Mojica ( Mojica I, Mojica II y Mojica VISA A),
Comuneros I, Laureano Gómez, El Retiro, El Vallado (Vallado I y Vallado II),
Ciudad Córdoba (Ciudad Córdoba I, IB, II, III y en proceso de conformación la
IV Etapa).

En la comuna existen 12 asentamientos:


El Valladito (El Vallado/ Laureano Gómez),
Brisas de Comuneros (El Valladito/ Comuneros I / Laureano Gómez),
Brisas de las Palmas (Comuneros I / Mojica),
Antenas de Caracol (Tayrona Pilar II / Mojica),
El Encanto (Comuneros I / Mojica / Brisas de las Palmas),
Colonia Nariñense (Mojica), África (El Retiro),
Capri (Laureano Gómez / El Retiro),
El Valladito Zona 4 o El Valladito A (Laureano Gómez / El Retiro),
Las Gorditas (El Retiro / El Vallado),
Cinta Mojica (Mojica- sobre la Troncal) y
Cinta Comuneros (Comuneros I).

No. de viviendas: 23.193


Estrato 1: 8.654
Estrato 2: 6.907
Estrato 3: 7.624
Sin Estrato: 8
Los barrios de la comuna han sido clasificados en los estratos más bajos: el
estrato I, se ubica al norte y el centro, el estrato II en el centro y el estrato III al
sur.

Población: 124.705 personas

44
Salud:
Cuenta con 1 Núcleo de Atención Primaria No. 15 que pertenece al Silos 5
Hospitales y Clínicas:
1 Hospital Materno Infantil (barrio Mojica)
1 Centro de Salud (El Vallado), el cual tiene servicio de atención las 24 horas.
4 Puestos de Salud: Comuneros I, El Retiro y Ciudad Córdoba ( Públicos) y
Mojica (Privado)

Educación:
Centros Docentes: 85 (públicos y privados)
Preescolar: 64 establecimientos
Primaria: 73 establecimientos
Secundaria: 31 establecimientos
Media: 12 establecimientos

Actividad Económicamente predominante:


Tiendas y talleres. La población se dedica en alto porcentaje a las labores de
construcción, ventas ambulantes y empleo doméstico.

45
INSTITUCIONALIDAD Y PARTICIPACIÓN COMUNITARIA EN LA COMUNA
15

1. Instituciones presentes en los sectores


1 Organizaciones de Base
2 Líderes comunitarios
3 Instituciones públicas
4 Instituciones privadas

Comuna 15:
Grupos Organizados Organizaciones Comunitarias Instituciones

46
7.1 Sector Mójica
Referencia histórica y delimitación geográfica

El barrio Mojica esta ubicado en la comuna 15 al sur oriente de la ciudad de


Cali. Surgió en 1986 con los primeros habitantes que se asentaron,
respondiendo a los flujos migratorios que atravesaba en ese momento la
ciudad, la cual vive en la década de los 80tas un fuerte crecimiento, al igual que
profundos cambios en su morfología urbana. Los habitantes del barrio Mojica
son provenientes de otros sectores de la ciudad y también proceden de otras
zonas del país, específicamente del pacífico colombiano.
Este barrio limita al norte con la carretera a navarro, paralela al canal de la
CVC, al oriente con la carretera a navarro o carrera 28D, al sur con la calle 96
paralela al río Meléndez y el barrio el Poblado II y al occidente con la carrera
29 y el barrio Comuneros.
Posteriormente, se fomenta la construcción de viviendas a través de INVICALI,
que adquiere una serie de predios que según la memoria oral de sus
pobladores eran conocidos como “mata de guadua”, que anteriormente eran
sembrados de arroz, millo y cacao.
La historia de poblamiento es similar a la de muchos barrios de la ciudad,
donde la urbanización se logra por el esfuerzo de los habitantes en la
modalidad de autoconstrucción, hasta lograr niveles de urbanización por parte
del Estado. Hacía 1991 se conforma el sector Mojica II Visaa (vivienda de
interés social por autoconstrucción asociada) que fue subsidiado por el
INURBE a través de INVICALI.
Según la investigación realizada por Afromojica se estima que el 55% de los
habitantes del barrio son de la etnia negra, seguido de un 37% de mestizos y
un 7% de población indígena. Mojica cuenta con tres asentamientos entre ellos
se encuentran la Colonia Nariñense, Brisas de Caracol y Brisas del Encanto,
donde la mayoría de sus habitantes son población afrocolombiana,
provenientes del Cauca, Nariño y Choco.

8. Acerca de los niveles organizativos: Procesos de Organización


comunitaria y Participación Juvenil en el barrio Mojica

Aproximaciones…

Pese a que la mayoría de proyectos de inversión con juventud han priorizado


sectores como el Distrito de Aguablanca, podríamos plantear que estas
intervenciones no sólo han estado desarticuladas, sino que muy pocas, han
sido pensadas desde un enfoque socioeconómico y político que fortalezca
niveles organizativos, que cohesionen, que sean sostenibles en el tiempo y
visibilicen a los y las jóvenes como actores sociales y políticos. Gran parte de
esto se debe a que muchos de los procesos realizados no obedecen a la
implementación de una política pública juvenil integradora e incluyente que
posibilite los cambios estructurales necesarios para garantizar las condiciones
para el desarrollo pleno de los y las jóvenes. Entendiendo que se está en el

47
proceso de esta búsqueda, vemos que las intervenciones sociales en la
comunidad juvenil han sido pensadas sólo como proyectos cortoplacistas que
cumplen con unos productos en un determinado tiempo sin garantizar
continuidad ni sostenibilidad. Es así como muchas experiencias que se han
desarrollado con jóvenes, logran impactar sus experiencias de vida, realizar
procesos educativos, recreativos entre otros, pero difícilmente potencian la
participación y organización juvenil en escenarios de decisión pública limitando
aun más, las posibilidades de aportar en la instalación de una capacidad
institucional entre los diferentes entes, para dar continuidad o potenciar lo
avanzado.

Poco queda de experiencias sobre las que se ha invertido muchos recursos


públicos y sus productos, avances y retrocesos no son recogidos desde nuevas
inversiones o en muchas ocasiones sus resultados no orientan las acciones de
la Administración Municipal para invertir en juventud.

Muchos espacios de concertación con las comunidades, han sido para acordar
algunos desarrollos de los proyectos en los sectores, por ejemplo, la manera
como se incluye a las organizaciones o “pequeñas instituciones” con la
asignación de recursos para el desarrollo de iniciativas comunitarias o
juveniles, pero muy poco sobre la manera como deberían desarrollarse los
proyectos, los problemas que interesa atender, el control y la veeduría
ciudadana sobre los objetos a los que se han comprometido las instituciones
ejecutoras.

La construcción de políticas públicas de juventud, tiene que involucrar un


trabajo coordinando de la Secretarías Municipales, que articule las propuestas
de juventud, y sume las voluntades y los recursos necesarios para materializar
sus derechos. Existe un contexto institucional público, muy débil para hacer
posible dicho objetivo, además de que las acciones trazadas en materia de
juventud, todavía no alcanzan a comprometerse en términos reales con la
situación juvenil y con el fenómeno de la violencia que tanto atribuyen a estos
sectores.

Las y los jóvenes creen muy poco en la institucionalidad pública, pues han
generado expectativas que luego no corresponden con la realidad, además de
invertir sólo a partir de productos más no de procesos; a esto se suma la
debilidad y vulnerabilidad en la estructura económica del Estado que precariza
las condiciones de vida de la gente haciendo más difícil que ésta se organice
para la exigibilidad de sus derechos, pues tiene que estar resolviendo el día a
día.

Queda la pregunta nuevamente al rededor de los resultados planteados en esta


caracterización ¿harán parte de las políticas que se tracen desde la Secretaría,
a la cual esta adscrito? ¿se les dará continuidad con la inversión, para
potenciar el acompañamiento educativo o dormirán en los anaqueles de la
misma?.

48
8.1 ¿Que pasa con los niveles organizativos?

Una limitante que se presenta con los grupos, organizaciones comunitarias


constituidas desde hace varios años, es que sus demandas generalmente
están planteadas alrededor de propuestas económicas que les permitan
acceder a recursos para desarrollar su trabajo, que incluso cuando algunas
acceden a estos no logran articularse a propuestas de desarrollo comunitario y
organizativo. Además, otra característica es la tendencia a la depresión de
algunos escenarios de los que hacen parte, pues cuentan con una participación
muy limitada de los y las jóvenes y son muy incrédulos, respecto a procesos
motivados desde instituciones que no sean de sus comunidades. Esto puede
encontrar explicación en los aspectos mencionados anteriormente. Así mismo,
sus agendas de discusión, en la mayoría de las veces no generan apertura a
discusiones que trascienden los problemas generados con ONG, a partir de
manejo recursos, el empleo de miembros de las comunidades en los proyectos,
y los dineros asignados a las mismas. En tanto que, discusiones en torno a la
gestión pública, el papel del Estado desde una visión ontológica, y pragmática,
el conflicto social, la violencia local, no constituyen temas de primer orden en
sus agendas y frente a ellos se registran pocas elaboraciones, limitando las
posibilidades de enriquecer la comprensión de los problemas juveniles desde
otros marcos de explicativos.

8.2 Que escenarios de organización comunitaria existen:

Existe un espacio de articulación de diversas organizaciones comunitarias e


instituciones denominado “Mesa de construcción participativa para el
Etnodesarrollo -Mano Amiga de Mòjica”. Aunque existe un inventario de 33
organizaciones, solamente participan activamente 6: Afromójica, CDC Arco Iris,
JAC B/Mòjica II, Jóvenes en marcha por la paz, Casa Juvenil Mòjica, Colegio
Nacederos. Este espacio se ha venido fortaleciendo desde hace 2 años y
muestra una oportunidad para apoyar y apuntalar los procesos que vienen
desarrollando y que tienen relación directa con la promoción de la convivencia.

8.3 Niveles de eficacia colectiva

La eficacia colectiva es la medición utilizada por Sampson en su estudio sobre


el nivel de violencia en los barrios de los Estados Unidos. Plantea como “la
conexión entre confianza mutua (entre los vecinos del barrio) y expectativas
compartidas para intervenir en nombre del bien común, definen lo que
llamamos eficacia colectiva” (sampson: 2003;43), esto es, “la capacidad
conjunta de los pobladores de un barrio para actuar y lograr un efecto
esperado, y por ende, un sentido activo de compromiso por parte de la
comunidad”.

Si partimos de la propuesta de Sampson, se puede percibir un bajo nivel de


eficacia colectiva en la comunidad del barrio Mojica, especialmente frente a la
problemática de la violencia juvenil; pues, a pesar de los niveles de
interlocución y organización, pareciera que frente a esta dinámica de conflicto
aún las respuestas se quedan cortas. Se podría hablar de bajo niveles de

49
control social, frente a la violencia local y juvenil, tal vez porque estos temas
pareciera que no se han abordado de manera directa, pues se la ha dado más
énfasis a la recuperación de la identidad étnico cultural y el sentido de
pertenencia, pero dicho trabajo paradójicamente no retoma el problema de la
violencia. Incluso, ha venido tomando fuerza en la comunidad, la idea de que
el problemas de bandas y grupos organizados para delinquir no son objeto
directo de las intervenciones, incluso muchos de los proyectos ejecutados con
rubros estatales, para el abordaje de la violencia, se plantean niveles de
intervención en prevención o secundaria, e intentan intervenir sin ser tocados o
“sin dejarse tocar” por las profundas problemáticas. Para ello se plantea deben
existir intervención policial del Estado, pues existe una dinámica que parece no
ser resulta desde las estrategias utilizadas tradicionalmente por las ONGs y
demás actores institucionales en estos sectores.

Esos bajos niveles de eficacia colectiva, son también el resultado de las


múltiples intervenciones que se han realizado en el Distrito de Aguablanca, y
valdría la pena hacer una investigación que permita medir los flujos de
inversión que se han derramado en este sector, versus los impactos de dichas
intervenciones. También son el resultado de los factores estructurales
mencionados anteriormente, que implican un estado de permanente rebusque,
y de individuación de los sujetos. El tema de aguablanca, no ha sido pensado
desde una propuesta de ciudad, el Estado ha venido desplazando su lugar de
intervención delegando sus preocupaciones a las ONGs, sin atender a pensar
en un proyecto de ciudad. La situación es cada vez más caótica y es un caos
que tiene su propio orden, para, al que al parecer no hay propuestas, o las que
existen no logran impactarlos.

Se perciben algunas lecturas parciales e individuales frente a la realidad; sin


embargo, los niveles de articulación son bajos y las propuestas de intervención
un tanto asistencialistas predominando intereses más económicos e
individuales.

8.4 Niveles de gestión social y política

Se presentan niveles de gestión social, contando con la participación de


algunos representantes del sector en Comités de Convivencia, o en la gestión
de proyectos ante la Administración Municipal.

En Mojica, por ejemplo, han adelantado gestión a través de la participación en


espacios como Red Local del Buen Trato y Comité de Planificación Territorial
Comuna 15, incluso algunas organizaciones han desarrollado proyectos,
gestionados con entidades privadas y organismos internacionales. Pero
muchas de estas intervenciones se realizan individualmente o en pequeños
grupos de organizaciones, muchas veces, leídas por algunos como pequeños
monopolios de servicios e ingresos que dificultan la participación y
sostenimiento de otras organizaciones comunitarias. Esto a su vez ocasiona
desinterés por parte de la misma comunidad para participar activamente en el
mejoramiento o resolución de los conflictos del barrio.

Los jóvenes o grupos juveniles presentan una baja participación en partidos

50
políticos, o en instituciones como las JAC, las JAL, los Cómites de Planificación
por comunas entre otros; una muestra de la poca credibilidad que tienen de
éstos escenarios y de los líderes “políticos” en los barrios.

9. Percepciones de los jóvenes, las familias y la comunidad del barrio


Mojica en torno a la violencia
Como se ven los jóvenes así mismos
Reconocimiento de si mismo:

Es importante destacar las percepciones de los jóvenes participantes, los


cuales no se reconocen a sí mismos como “violentos” en tanto se descubre que
han construido su identidad a partir de lo que se ha valorado desde su familia y
comunidad, las cuales legitiman el uso de la violencia. De esta manera, los
jóvenes legitiman las prácticas violentas en la medida en que es necesaria para
garantizar la defensa de su propia vida. Este planteamiento nos lleva a
correlacionar el concepto de violencia y el de seguridad.

Los jóvenes no aceptan la agresividad y la violencia como parte de su


personalidad por que es nombrarse como alguien malo y no es lo que desean
ser. De esa manera, justifican las prácticas y expresiones de violencia como
respuesta a provocaciones que despiertan en ellos una ira imposible de
controlar y que de una u otra forma, es legitimada en tanto les garantiza la
sobrevivencia en un contexto social que les es altamente agresivo.

De otra parte, el joven se encuentra en la búsqueda de respeto, de


reconocimiento y afecto; sin embargo, valora como una de las formas para
acceder a estas la agresión porque es lo que legitima su poder. Éstos
reconocen el lugar que asumen frente al conflicto, pero no logran anticipar las
consecuencias de sus acciones y se les dificulta identificar otras alternativas de
solución diferente a la agresión y la violencia, de allí que de las opciones frente
al conflicto escojan como primera alternativa devolver lo que el otro ofrece. “Me
pega – le pego”.

Respecto al ámbito relacional, la caracterización permite visualizar cómo


concibe el /la joven las relaciones que establece con sus pares, lo cual lo sitúa
desde una dicotomía generalizada: amenazante o amistoso. Esta dicotomía
marca las posibilidades del joven para relacionarse con ese “otro”, lo que
legitima en ocasiones el uso de la violencia cuando se trata de defender o
apoyar a quien considera miembro de su grupo. Podríamos decir entonces que
no hay un “nosotros” sin la configuración de un “ellos” de los cuales “nosotros”
nos diferenciamos. Es muy fácil entonces, que se de el viraje que convierta el
“nosotros” en los “amigos” y el “ellos” en los “enemigos”. De esta manera, la
elección frente al conflicto depende de la imagen que se tiene del otro: si es
amenazante, y no lo quiero elijo agredirlo.

Desde sus referentes familiares, los jóvenes identifican en su historia personal


prácticas, creencias y actitudes que favorecen la agresión, las cuales se han
expresado en su experiencia de vida a partir del maltrato físico que observan y

51
viven en su familia, entre vecinos y compañeros de colegio.
Asimismo, el maltrato psicológico (humillaciones y provocación), el abuso
sexual a temprana edad, el entrenamiento continuo en comportamientos
agresivos y violentos (verbal-físico y psicológico), son prácticas, creencias y
actitudes que favorecen la agresión y la violencia como producto de una
historia construida sobre el deseo de venganza, poder, ira, dolor, confusión y
sobre todo de sobrevivencia. Son jóvenes que desafían a diario la muerte,
pero para los que al mismo tiempo esa agresión y esa violencia les garantiza la
vida: física y emocional.

Problemática Percibida

El significado que tiene en nuestros días la llamada violencia juvenil urbana hay
que vincularlo al análisis de las condiciones del contexto social que parece
que la alienta, que la (re)produce y a su vez las reprime. Pues la violencia es
concebida como un hecho social, generada por un conjunto de variables que
sobrepasan los niveles individuales, para inscribirse en el seno de
problemáticas, sociales, políticas, económicas y culturales.

8.1 Acerca de las violencias legitimadas

Convendría observar como en las comunidades existen ciertas violencias


legitimadas, cuando son empleadas, para garantizar el orden. Algunos
miembros de la comunidad, entre ellos actores juveniles y familias coinciden en
que la violencia es necesaria para imponer y el sostener el orden e incluso,
como lo plantea Moral Jiménez (1998) “con frecuencia, el propio orden es el
resultado de una violencia mediante lo que se impone un supuesto bien
superior que acaba con el desorden natural, si bien esto ha de ser
convenientemente matizado a través de la alusión a tesis foucaultianas
vinculadas al poder, el control y la vigilancia a través de agencias legitimadas,
entre ellas la familia y la escuela . "No hay duda: el ejercicio de la autoridad
exige el orden", nos dirá Michaux (1975, p. 8)”.

Podría plantearse que la violencia parece estar legitimada cuando, realmente,


representa una alternativa a la seguridad y cuando se realiza sobre un otro, al
cual yo, le atribuyo la perturbación del orden en ese momento. En Mojica esto
suele verse cuando la comunidad habla acerca de los habitantes del
asentamiento la colonia nariñense, o en situaciones en las que alguien
arremete contra otro, saldando cuentas “por justa razón”, por ejemplo cuando
“los de la invasión se meten acá a robarnos, o nos disparan, hay que meterse
haya y darles como a ratas”. A su vez, existe una dualidad frente al
legitimación de la fuerza pública, pues algunos, especialmente padres de
familia, actores comunitarios o jóvenes en menor frecuencia, legitiman, el
abuso de poder de la policía, amparado en la legitimidad de su proceder, pero
siempre con relación a otro; los de las bandas, (los ladrones, los de la
invasión), cuando las situaciones de abuso de la policía les afectan, si existe

52
desaprobación, “siempre molestan a los sanos y nunca cogen a los que son”
(joven del proceso). “La violencia estatal se cree, por tanto, parte esencial de
la virtud política, cuando, en realidad ello no es interpretado como apología y
práctica de la violencia, sino como supuesta forma de salvaguarda de
derechos. Como vemos, se trata de un "bien" impune”.
Otras expresiones de legitimación de la violencia, se dan cuando la comunidad,
si bien no es participe de acciones directas violentas, avala, la agresión hacía
grupos determinados, o reproduce desde sus imaginarios y percepciones la
existencia de la misma; por ejemplo, en un momento de efervescencia del
conflicto con el asentamiento la colonia nariñense, se escuchaban muchas
voces de los habitantes del barrio diciendo; “queremos la cabeza de macuto”,
parecieran expresiones medievalistas, pero expresan ante todo la degradación
y el escalonamiento del conflicto y nos permite observar la precariedad con la
que muchos actores tejen su visión frente a una problemática. La anterior
afirmación podría correr el riesgo de quedarse analizando sólo la acción y llevar
a conclusiones ligeras, sino atendemos a la estructura, pues desde la teoría del
estructuralismo constructivista propuesta por Bourdieu tendríamos que asumir
la dialéctica existente entre la estructura y el modo en que las personas
construyen la realidad social; Las personas sobre la base de su posición en el
espacio social, perciben y construyen el mundo social, y esta construcción es
animada y constreñida por las estructuras sociales.

El concepto de habitus propuesto por Bourdieu (1989: 15), hace referencia a


las estructuras sociales internalizadas y encarnadas, dichos habitus han sido
creados en el conjunto de la vida colectiva, y no se imponen uniformemente a
todos los actores. En este sentido, las percepciones que sobre la violencia han
construido los jóvenes, las familias o la comunidad, pueden encontrar
explicación desde ésta teoría al asumirlas dentro del habitus, el cual es
construido, produce lo social y es agenciado culturalmente, incidiendo en la
manera como cotidianamente tramitan los conflictos y responden a las
situaciones que el medio social les propone. Desde luego, la posición y
percepciones frente a la violencia no son uniformes en la comunidad,
específicamente algunos actores institucionales, familias o jóvenes, expresan
en sus narrativas un conjunto de preocupaciones que vinculan la violencia a
factores estructurales arriba mencionados. “El habitus produce el mundo social
y es producido por él. Por un lado, el habitus es una “estructura
estructuradora”, es decir, una estructura que estructura el mundo social. Por
otro, es una estructura estructurada”, es decir, una estructura estructurada por
el mundo social”. Lo anterior, nos permite reconocer el peso que tiene sobre la
violencia las percepciones de los actores, además podríamos decir que
mientras cotidianamente existan ideas que legitiman practicas violentas hacía
otros grupos, existirán estructuras, que no pasan sólo por el ámbito individual,
sino que también hacen parte del mundo social y que son capaces de guiar y
constreñir las practicas y representaciones de la gente. Tal es el caso frente al
conflicto generado con los asentamientos, específicamente la colonia
nariñense, existe una opinión generalizada en los jóvenes y comunidad en
general, que “la Colonia Nariñense es la que ha generado la dinámica de
violencia en el barrio”, “que en ese lugar se guardan los objetos robados”, “que
la gente que habita en ese lugar, así no todas participen son cómplices, pues

53
no entregan a los ladrones” “y que son responsables de la mala fama del
barrio”. “la invasión es como un nido de ratas. Si matan a las más grandes
detrás, vienen las chiquitas”, hay que darles veneno”, a veces se ha pensado
en tirar una granada y deshacer todo eso, pero… sabemos que no toda la
gente tiene la culpa”

También coinciden en señalar que sus problemas se resolverían “si eliminaran


la invasión de ese sector”. Continuamente se ciernen amenazas sobre el
asentamiento justificando acciones violentas con sus habitantes, por ejemplo,
han intentado quemarla, y cotidianamente se dan varios enfrentamientos entre
estos.

Detrás de estos actos o situaciones de violencia subyacen expresiones de


discriminación, exclusión, xenofobia, que expresan a su vez un tipo de
violencia cultural que permanece latente en todos los conflictos y que explica el
lugar que adquieren los otros y la responsabilidad que se les asigna frente a lo
sucedido en el barrio.

La violencia cultural es a menudo un gran detonante en estos barrios y explica


además la posición construida por los actores, que a su vez es reproducida a
diario en el conjunto de situaciones que se ejercen en la vida cotidiana. Esa
violencia cultural se expresa en la manera como se nombran los territorios, en
los discursos y narrativas de instituciones del Estado, de ONGs, comunidades,
en las múltiples maneras como las instituciones nombramos la realidad, por
ejemplo, apelativos como “la invasión”, sectores subnormales, jóvenes en alto
riesgo, y las visiones étnicas y representaciones que en torno a la cultura
negra, en torno a los jóvenes, frente a la mujer, frente a como ser hombres,
tienen un peso central en la violencia cultural.

Lo anterior no lleva a plantear la estrecha relación, entre la violencia, cultural, la


violencia directa y la violencia generada a partir de fenómenos estructurales,
además de entender que en la producción de estas violencias operan agentes
institucionales, jóvenes, familias, y comunidades. Hemos producido un orden
que también se expresa desde las narrativas que cotidianamente estructura e
institucionaliza la violencia en estos sectores, pero que a la hora de dar cuenta
de la realidad, se responsabiliza a unos cuantos, por ejemplo “macuto”, “los de
la invasión”, o “los jóvenes”, reproduciendo a su vez la violencia de la que todos
hacemos parte, pues la hemos creado. Estas etiquetas producidas en las
narrativas cotidianas asignan legitimidad institucional a la violencia, aunque no
sea legítima en esencia. Esa legitimidad institucional va ganando terreno en la
familia, en los medios de comunicación, en las organizaciones comunitarias
entre otros. A través de discursos sensacionalistas mediante los que se
envilece y magnifica unos aspectos de la realidad, o su expresión
epidemiológica. La violencia cultural aparece legitimada, pero lo que llama la
atención es que en la mayoría de los casos no se percibe como violencia, la
mayoría de las personas tiene una lectura de la violencia, desde las acciones
directas, es decir, la puñalada, el tiroteo, el robo, el asesinato, más leen con

54
dificultad la violencia estructural y cultural que atraviesa las dinámicas de sus
comunidades y de la ciudad..

Así como cobran sentido los discursos y narrativas, también lo hacen las
percepciones que ha construido la comunidad, por consiguiente diríamos que la
manera de actuar frente a las distintas situaciones del medio social esta
marcada o permeada por las representaciones de lo justo, lo legal y lo
conveniente que tienen las comunidades, las cuales se ponen en juego de
manera cotidiana, y no siempre responden a las definidas o valoradas desde lo
universal, en la que se elaboran unas leyes universales que luego son
aplicadas en situaciones de los sujetos. La justicia seria entonces una
construcción social y cultural que media en los tipos de relación que la gente
establece entre si y con el Estado.

Lo anterior, implicaría que paralelo a lo que el Estado establece como norma


social, como parte de ese “contrato social” entre sus ciudadanos, coexisten
otras maneras de regularse, otros ordenes sociales, instituidos en las
comunidades, que establecen contratos morales y pautas de interacción social
que contribuyen a la edificación de su orden interno y a la regulación de sus
conflictos. Por ejemplo, entre los jóvenes existen códigos, representaciones de
los justo, por ejemplo es condenada la idea de relacionarse con la policía,
pues se es visto como “un sapo”, así mismo, asumen la amistad de una
manera filial, incluso a nombre de la amistad se pueden validar practicas
violentas como en el caso de carlitos un joven del barrio Mojica que al ver que
su mejor amigo fue herido en una pierna “quebró todos los Papá Noel de la
cuadra y amenazaba a todo el mundo. Pa” las que sean con mi socito. Yo
respondo por mi socio”. Los jóvenes asumen que cuando alguien es buen
amigo de ellos, su parcero, hay que actuar frente a los problemas que se le
presenten así incurran en agresiones “yo por mi amigo me hago romper el
cuero”. Estas pautas o contratos de convivencia de las comunidades surgen
en el seno de sus interacciones y guardan inmensa relación con estructuras
más globales, o con aquellas pautas de regulación que establece el Estado
pues existe el llamado “contrato social”, mediante el cual los ciudadanos
asumen el conjunto de prescripciones planteadas por el Estado y este se
compromete a garantizar condiciones necesarias para el desarrollo de la vida
individual y social, sin embargo, mientras menos garantías existan por parte del
Estado para proveer ciertos bienes fundamentales para la vida social, menor
será la adopción de las normas o regulaciones que bajo su orden se proponen.
El riesgo estaría cuando dichos “contratos” o normas que la comunidad
establece se apartan de salvaguardar principios éticos universales, pues
también muchos de estos han sido concebidos bajo las interpretaciones de
justicia, seguridad que la gente ha construido, y que en muchas ocasiones
guardan estrecha relación o son concebidos en marcos complejos de violencia.

De entrada entonces, estamos planteando que no necesariamente la violencia


implica la no existencia de órdenes de convivencia, de justicia o de seguridad,
pareciera más bien que el ejercicio de ésta responde a unos órdenes de
convivencia, justicia y seguridad distintos al socialmente instituido, y al tiempo,

55
que los crea. Pues la manera como dichos “acuerdos, pautas” cobran sentido
en el seno de las comunidades, es en las relaciones que en el marco de dicha
comunidad se establecen y por más que desde el mundo institucional estatal se
reivindiquen otras miradas, o miradas más universales, en el diario vivir
imperan estos códigos, estos dispositivos, pues son los que construyen la
identidad y confieren un lugar respecto a los otros.

9.2 La violencia y su expresión en lo privado

La violencia es un factor que atraviesa el ámbito domestico y también atraviesa


la manera como hombres y mujeres construyen su identidad, por ejemplo
algunas personas legitiman el hecho de que los hombres golpeen a las
mujeres, que abusen físicamente de ellas y la mayoría de la veces se justifica
este hecho aludiendo a explicaciones que dejan entrever la manera como se
organizan los sistemas de genero en el barrio, frases como “quien la mando”,
“ella porque no se va”, “si se queda es por que le gusta” dejan entrever la
dominación del varón, y la fuerza que tiene en la relación de genero, la figura
masculina, así mismo, es posible observar situaciones en las que el hombre
pasa a la escena pública y se muestra como el poseedor de la vida de la mujer,
incluso desconociendo vínculos sociales o vecinales, ese poder también se lo
otorga el grupo al que este pertenezca, el control de la armas y la construcción
de genero que culturalmente se ha construido. Es muy importante tener en
cuenta este elemento, pues como lo afirma Fernando Urrea “la violencia es un
factor que marca la conformación de las masculinidades entre estos jóvenes
negros, así como para el conjunto de los demás actores sociales que residen
en los barrios populares.”

Evidentemente, existe una relación entre la violencia y la manera como


socialmente se ha construido la masculinidad, así mismo los roles asignados
culturalmente a las mujeres que admiten o validan la permisividad en las
mujeres también cooperan con la producción de la violencia. Los roles
asignados histórica y culturalmente validan el ejercicio de la violencia y validan
el lugar de fragilidad o sumisión en unos y de poder en otros. Quienes de
alguna manera no se ajusten al modelo imperante, que cada sociedad o
contexto cultural establece, padecen los efectos o se le es asignado un lugar
de dominación de control de parte de otros, por ejemplo los jóvenes asignan a
los más pequeños el papel de esbirros, el esbirro es el mandadero, a quien no
hay que tomar muy en serio, pero que sin embargo, es quien asume los
mandados y favores hacia otros. Éste lugar de dominación es también
asignado a homosexuales, mujeres o a otros jóvenes que no encajan dentro de
los socialmente aceptado en el mundo juvenil.

También es importante escudriñar la manera como las mujeres se ubican en


esta relación de genero, el lugar que tienen frente a sí mismas, cómo se
construyen las relaciones entre ellas, pues usualmente lo que se hace es
responder a la masculinidad ubicándose en un lugar de subordinación, que
vuelve a las mujeres en muchas ocasiones, testigo cómplice de la violencia que
se ejerce hacia ellas y que logra mantenerse y replicarse en las relaciones que

56
entre si mismas establecen. Entre si mismas, cooperan para la reproducción
de la violencia y hacen juicios morales que muchas veces perpetúan su
dominación.

9.3 Espacio, conflicto y violencia


Los jóvenes hablan acerca de que el contacto, la regulación, el intercambio y la
comunicación entre personas, actividades e instituciones se va
empobreciendo, el barrio deja de ser un lugar social para convertirse
simplemente en un lugar de exclusión, el barrio, se va vaciando de contenido,
las relaciones vecinales, la regulación de comportamientos, la identidad con el
espacio, y el contacto con el espacio público, se van diluyendo. “le hemos
perdido la confianza al barrio”, son las palabras de un joven que participó del
proceso que permiten dar cuenta de las transformaciones que se viene dando
en los sectores y que además responden a una crisis de la ciudad. Pareciera
que existe una tendencia al aislamiento y a la reclusión de la gente, la
comunidad abandona paulatinamente su papel de regulación, la estabilidad
social se resiente. Por ejemplo, podemos hablar de que existe Violencia
organizada y no organizada, que cada día cobra mayor peso en el sector,
logrando colonizar los espacios públicos y privados. De la violencia organizada
podemos hacer referencia de las distintas bandas juveniles existentes en el
sector, como “los abuelos”, “los chimbis”, “los anteneros” entre otros, al
respecto podemos decir, que muchos de estos grupos representan seguridad
para quienes hacen parte de ellos, así como para otros jóvenes puede
representar cierta seguridad el hacer parte de grupos comunitarios, o por
ejemplo la edad, “yo paso sin problema por que me ven pequeño, camino con
más tranquilidad”. La seguridad también tiene una dimensión territorial, pues
para algunos los espacios seguros son la casa, la cuadra o ciertos escenarios
del barrio como la casa juvenil o la esquina de una tienda, pues al parecer
sobre estos espacios se ejerce mayor control de parte de sus pobladores o el
reconocimiento que tienen sobre los mismo, les permite movilizarse con mayor
tranquilidad. La violencia no organizada es una especie de violencia que no
genera excesiva alarma social, sino que incluso puede ser disculpada mediante
alusiones mistificadas a la volubilidad emocional de los jóvenes o de
necesidades de control, de autoridad, más o menos “fácilmente controlables”.
La calle, a la vez que significa el lugar de lo deseado - "salir a poncharse"-, es
al mismo tiempo la posibilidad del riesgo, del peligro. A la vez que es el espacio
donde se construyen relaciones arraigadas al barrio, al territorio, el barrio es
representado por los jóvenes como el lugar donde se realiza la violencia y se
generan los miedos de la ciudad. La calle es también el espacio donde se
hacen evidentes las grandes transformaciones de esta sociedad,
permanentemente se observan los procesos de flexibilización de la economía,
la falta de empleos con seguridad social, la proliferación de ofertas de
informalidad.

Dentro del barrio existe una asociación de ciertos espacios con la violencia o se
hace referencia al control que sobre estos ejercen bandas juveniles, que
controlan o actúan en un determinado espacio. Los jóvenes de bandas, en
algunas ocasiones representan protección, para unos pero amenaza para
otros. Lo cierto es que las prácticas que desarrollan los distintos actores

57
genera fragmentación y en muchos casos segregación espacial. Una manera
en las que se expresa la segregación espacial, se hace evidente en el territorio
pues existen accesos controlados, dadas las dinámicas que se desarrollan, lo
cual limita los flujos y los usos del espacio definiendo una relación con este, por
ejemplo, algunos espacios generan miedo, y han logrado configurar relaciones
cotidianas donde la gente considera que el atravesarlos o habitarlos, implica
poner en riesgo la vida.

Parte del control que se ejerce sobre estos escenarios se expresa en la


circulación, sin embargo, se observa que también se controla por el temor, no
sólo quien ejerce dominio sobre un territorio o espacio en particular restringe a
otros, sino que también restringe su movilidad y alberga en ese espacio sus
miedos sus tensiones y su relación con el medio social. Esto a su vez, genera
cambios en las rutinas y en los comportamientos de la gente y profundiza la
fragmentación, al tiempo que dentro del mismo barrio reconocido con un
nombre por ejemplo Mojica, sus espacios internos empiezan a identificarse o
nombrarse de acuerdo a los grupos que en él son representativos o a las
lógicas que en ellos se dan. Los “anteneros”, “los abuelo” “los chimbis”, son
también representados con espacios determinados. ; “esta es la cuadra de los
anteneros, por allá es de los chimbis y si vas por los lados de la iglesia te
encontras con los abuelos”.

Estas acciones o dinámicas que se dan en espacios determinados, inciden en


las rutinas no sólo de quienes los habitan sino de los sectores cercanos, que
también restringen su movilidad social. Así mismo, “a medida que ciertas
practicas se van instalando, formando parte de las rutinas, se van integrando
en el imaginario y la cultura de sus habitantes”, produciendo realidades que se
acostumbran o se “adaptan” alas nuevos cambios socio espaciales.
Finalmente, la población termina segregada de manera involuntaria, lo cual
genera incertidumbres en la vivencia del barrio, de la ciudad, pues el “orden” y
la estabilidad de las relaciones se limitan.

9.4 Percepciones Familiares y Comunitarias sobre la Violencia y


Categorías de Análisis del Modelo

Al preguntar a las familias de los jóvenes sobre sus creencias frente al uso de
la violencia se encontró que su posición frente a este tema aún no está plenamente
definida. En algunas ocasiones están de acuerdo en legitimar la violencia como forma
de responder ante una agresión, sobretodo cuando se sienten realmente atentados, es
decir, cuando el ataque es directo hacia su persona, por ejemplo cuando son
insultados o cuando sienten que se les lastimó a propósito. Señalan estar en
desacuerdo con el uso de la violencia cuando se trata de transmitirle a sus hijos
alguna enseñanza como por ejemplo “si te pegan, hazlo tu también”, o cuando se
justifica el uso de la violencia para abusar de la mujer o para que una persona agreda
a otra.

Los padres se muestran confundidos y expresan no estar seguros de lo inapropiado


del uso de la violencia como medio para educar a los niños, considerando que a veces

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el castigo físico es necesario. Sin duda, las practicas de crianza, los valores que
se transmiten a los hijos, tienen gran peso en las percepciones que los jóvenes
han construido en torno a la violencia, pues muchos de sus espacios familiares
han estado expuestos a situaciones de violencia desde edades tempranas, la
familia se constituye en el puente que posibilita el ingreso del sujeto al orden
social, esta primera ubicación relacional con el mundo incide en la creación de
referentes para el sujeto.

Debido a la desafiliación de los hijos dentro del núcleo familiar, se ha producido


un aumento del poder de captación del grupo social, sobre el individuo, pues es
claro que en la famita hay una perdida de poder social, especialmente por la
falla en la función reguladora, dentro de la estructura familiar. A esta falla
estructural al interior del grupo familiar y en su relación con otros colectivos, la
familia es heredera y multiplicadora de practicas violentas de socialización, ya
que éstas se han convertido en una forma privilegiada para hacer lazo social,
para reconocerse en el otro o para hacerse reconocer, para resolver un
conflicto o superar algo insoportable de su existencia.

Es decir, que debido a la fragilidad en la institución de vínculos entre los


miembros de la familia y la consecuente falla, en la función reguladora de la
familia, en cuanto a su papel como transmisora de normas, valores y formas de
comportamiento social; se instauran formas violentas para acceder al otro,
pues en ellas se juegan relaciones de exclusión.

Para las familias no es muy claro lo que significa acompañar el desarrollo del
niño y del joven, por lo tanto, sus relaciones de compromiso, de respeto, de
exigencia son muy limitadas; la autoridad no está significada como eje
referencial que permita a los jóvenes saber quien “se es” y como “hacer”. De
esa manera, los jóvenes no cuentan con relaciones que logren significar para
ellos respeto y autoridad, lo cual lleva a que la identidad de valores no se funde
sobre las relaciones y que la imagen de sí mismo sea difusa, débil y negativa,
percibiendo al otro no como un semejante sino como un diferente el cual
merece ser sometido y agredido.

La autoridad como tal no ha sido significada en su profunda dimensión y por lo


tanto ni los padres ni los adultos la manejan, confundidos con la necesidad de
dominio han sido portadores, en algunas ocasiones de agresión, de castigos,
de sanciones.

Patrones que legitiman el uso de la violencia

El uso de la violencia se vuelve una práctica común o se la considera como


normal en el entorno en el cual se desarrolla. Entre muchas culturas o grupos
poblacionales es valorada la violencia como medio de socialización del
individuo, como medio de sometimiento, como medio par ejercer control, poder
y autoridad. Cuando el uso de la violencia es aceptado por un determinado

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grupo social no se le cuestiona y ni siquiera se le percibe como tal, decimos
que la violencia se ha legitimado.

Respecto a esta categoría, se observa una relación directa entre las


condiciones sociales, económicas, culturales y políticas de los contextos
comunitarios y la forma como se justifica la violencia dentro y fuera del hogar.
Existen normas que promueven la violencia al interior de la familia, validando
el castigo físico y otras formas de maltrato entre sus miembros. Asimismo, en
los contextos comunitarios se presenta una actitud que valida la violencia como
forma de resolver los conflictos o como forma de superviviencia de sus
miembros.

CONCLUCIONES

1 Sería muy importante movilizar desde la estrategia comunicativa, los


diferentes estereotipos de genero y la masculinidad y de poder para
emprender procesos educativos que permitan repensar sobre estos
roles y sobre la manera como estos alimentan o no la violencia.

2 Es importante que las intervenciones que se realicen en el distrito de


Aguablanca recojan las discusiones que se han venido haciendo desde
procesos anteriormente desarrollados, no sólo porque desde ellos se
han invertido numerosos recursos públicos, sino también por respeto a
las comunidades, pues también han sido objeto de muchas
improvisaciones e intervenciones que en nada recogen lo que otras han
dejado. De igual manera, los procesos que se desarrollen, no deben
seguir siendo inmediatistas, sino a largo plazo. Es necesario darle
continuidad a los procesos y generar procesos que tengan incidencia en
políticas sociales que mejoren la calidad de vida de los y las jóvenes.

3 Las acciones que desarrollen las instituciones tanto gubernamentales,


como no gubernamentales incluyendo las organizaciones de base,
deben asumir a la población como sujeto no solo de intervención, sino
también como un grupo ante quienes deben responder por lo que
realizan en sus contextos y sus vidas, así como responden ante las
entidades financiadoras.

4 Oxigenar los distintos espacios organizativos que existen en el Distrito,


de tal manera que permita superar las prevenciones y escepticismo,
pues las experiencias con ONG, han sido muy puntuales y terminan
cuando los proyectos finalizan y los procesos desarrollados no se
sostienen en el tiempo. Parte de la oxigenación de dichos escenarios
tendría que darse convocando a la juventud, entendiendo que ésta es
más que el joven que pertenece a organizaciones juveniles. Este
ejercicio debe permitir potenciar la formación de jóvenes participativos,
propositivos, que analicen el contexto en el que viven y tengan la
capacidad de ubicarse de manera diferente ante las problemáticas.

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5 Desarrollar procesos que no dependan de la institucionalidad o de la
participación en determinados proyectos, fortaleciendo la autonomía y la
acción. Dicha autonomía debe conducir a que la comunidad se plantee
con propiedad, cual es el papel de las instituciones, como deben darse
las interlocuciones con ellas y cuales deben ser las problemáticas a
trabajar.

6 Fortalecer el dialogo y retroalimentación de las experiencias de las


organizaciones, abriendo canales ágiles y eficientes que permitan que
se comuniquen entre si y que le apunten a intereses comunes y que este
ejerció permita una implicación real de la comunidad en la solución de
sus problemáticas, en el mantenimiento y desarrollo de propuestas que
partan por revisar la manera como cada uno genera respuestas que
pueden permitir avanzar o reproducir ambientes violentos.

7 Es importante reconocer la necesidad de avanzar en el efecto de la


exclusión sociales en los vínculos sociales y en la capacidad de reflexión
critica de los jóvenes acerca de aquellas creencias que validan practicas
violentas y que minimizan el lugar del otro profundizando así la violencia,
la cual reconocemos como uno de los fenómenos que Cali no ha podido
superar.

8 El modo en que el sujeto significa su realidad, para el caso de los


jóvenes violentos o en riesgo, dependerá del modo en que negocia sus
representaciones, a partir de su visión del mundo, con las
representaciones de aquellos “otros” que habitan en su entorno. De ahí
la importancia de desarrollar investigaciones e intervenciones en los
imaginarios y representativos colectivos.

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Bibliografía

2 Distrito de Paz de Aguablanca: un escenario para la convivencia y la


paz. FUNDAPS, julio 2002

3 Fortalecimiento del capital social para reducir la violencia juvenil.


FUNDAPS, agosto 2002
4 A lo Bien Parce. Centro de Investigación y Educación Popular – Cinep_
y otros. Editorial Codice Ltda. 1996.

5 Zuleta Estanislao. Educación y democracia. Hombre nuevo editores.


2001

6 Una mirada a la situación juvenil en la ciudad de Cali. Radiografía y


cartografía social, comunas 6,7, 13, 14, 15, 16, 18 y 20. proyecto red de
apoyo a jóvenes, fortalecimiento de redes sociales en jóvenes.
Programa de apoyo a la convivencia – contrato BID 1087/0C-CO

7 Participación y organización de las comunidades negras en el


etnodesarrollo del barrio Mójica II- Afromójica- Fundación Nacederos,
septiembre 2002

8 Moral Jiménez María de la Villa. Jóvenes, violencia y tribalidad urbana como


forma emergente de identidad difusa. Departamento de Psicología.
Universidad de Oviedo – España. 1998

9 Ritzer, George. Teoría sociológica contemporánea. Editorial Mc Grau – Hill


.
10 Echeverría Maria Clara, Rincón Analida. Ciudad de territorialidades.
Polémicas de Medellín. Página 80. Medellín, 2000

12. Chupp, M y Lederach, JP. “¿Conflicto y Violencia?. Busquemos alternativas


creativas”. Ediciones Clara - Semilla. Bogotá 1995

13. Villota, Mónica. “Jóvenes Víctimas de la Violencia Común y Estatal.


Primeras Aproximaciones”. Programa de Derechos Humanos y Comunidad.
Corporación Juan Bosco.

14. Mead, G.H., Espíritu, persona y sociedad, Editorial Paidós, México, 1993.
Ibid. Pág. 162. En: La creación de jóvenes violentos.

15. Informe de evaluación de proyectos Distritos de Paz 1,2 y 3. Realizado por


Cisalva. Universidad del Valle.

16. Conflicto urbano: marco teórico-conceptual y herramientas metodológicas


para su descripación analítica. Vilma Franco Restrepo.

17. Héritier, F,. “De la Violencia. Reflexiones para nutrir la reflexión”. Texto
introductorio al volumen colectivo De la violence, París, Odile Jacob, 1996. Este
libro es la edición de las ponencias presentadas durante el seminario de

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Françoise Héritier en el Collège de France entre enero y marzo de 1995 y que
agrupó a 10 autores. Traducción de A. Sampson

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