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C. Javier Gómez
1. Importancia de la composición y estructura de la atmósfera.
Llamamos atmósfera a la capa gaseosa que envuelve la tierra, retenida por la acción
de la gravedad. Esta capa es muy importante porque nos facilita el oxígeno que
respiramos, regula el clima y la temperatura terrestre y funciona como un filtro
protector que absorbe determinadas radiaciones que podrían resultar nocivas para
los seres vivos.
Ahora bien, hacer un estudio fenomenológico de los procesos físicos que tienen
lugar en la atmósfera como resultado de la interacción radiación-materia (radiación
solar con ella) es sumamente necesario e importante, así como describir la reacción
de esta capa gaseosa, producto de la radiación solar que incide sobre ella, es
primordial para entender el rol de ésta en el desarrollo de fenómenos energéticos,
termodinámicos, climáticos, fotoquímicos y biofísicos que ocurren en el planeta
Tierra.
Por lo anterior, al estudiar esta interacción tan significativa desde el punto de vista
físico podemos alcanzar una descripción precisa, concisa y clara del estado de la
atmósfera, haciendo énfasis en su composición gaseosa, estructura y
condiciones termodinámicas de la misma.
En cuanto a la composición de la atmósfera, encontramos que los principales gases
que la componen son: nitrógeno (N2) con el 78%, oxígeno (O2) con el 21%, seguidos
del argón (Ar), el dióxido de carbono (CO2) y el vapor de agua (H2O), entre otros
gases. Y la importancia de esta composición radica en que es la adecuada para
permitir la vida sobre la superficie terrestre.
En cuanto a su estructura, sabemos que existen diversos criterios para definirla,
tales como propiedades eléctricas, composición química y gradiente vertical de la
temperatura, éste último nos ayuda a distinguir las capas concéntricas; que definen
la estructura de la atmósfera dividiéndola desde la superficie en: tropósfera,
estratósfera, mesósfera, termósfera y exósfera. Además, es posible estratificar la
atmósfera, dividiéndola en capas horizontales en las cuales la temperatura, la
presión y la densidad son uniformes y aproximadamente constantes (equilibrio
termodinámico local, hasta una altura de aproximadamente 50km). Desde el punto
de vista termodinámico, los gases se comportan como gases perfectos o ideales en
las condiciones vigentes en la parte de atmósfera relevante para la superficie de la
Tierra, reduciendo así el problema general en muchos problemas particulares más
sencillos para estudiar.
2. ¿Qué es y de que está compuesto el aire atmosférico?
El aire es una mezcla de gases, así como de aerosoles (partículas sólidas y líquidas)
de concentración variable. Siendo su composición notablemente uniforme en la
atmósfera y con una proporción relativa de los gases casi constante desde la
superficie terrestre hasta una altura aproximadamente de 50km (E. T. L.).
Matemáticamente,
aire = gases + aerosoles = aire seco (molécula), cuyos gases son: N2, O2, CO2,
CH4, Ar, N2O, NO2… + vapor de agua (molécula) representado por H2O +
aerosoles(partícula)
3. Discusión sobre el estado termodinámico de los gases atmosféricos.
Tal como lo mencionamos antes (numeral 1), desde el punto de vista
termodinámico, los gases naturales en la atmósfera (H2O, CO2, O3, CH4, NO2, CO,
HCHO, H2S, N2, O2, …) se comportan bastante bien como gases perfectos o
ideales.
Dicho de otro modo, para fines prácticos, el aire puede ser considerado como un
gas ideal en las condiciones vigentes en la atmósfera relevante para la superficie
de la Tierra, hablando así de “equilibrio termodinámico local E.T.L.”, dado que la
composición del aire es notablemente uniforme en la atmósfera y la proporción
relativa de estos gases se mantiene constante, siendo la misma en todas partes y
hasta una altura aproximada de 50km, tal como mencionamos antes.
Finalmente, para efectos matemáticos, lo anterior implica que los gases
atmosféricos satisfacen la ecuación de estado pV=nRT, con p la presión absoluta,
V el volumen del gas, n las moles de gas, R=8.31J K-1 mol-1 la constante universal
de los gases ideales y T la temperatura absoluta.
Saludos,
C. Javier Gómez