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CSI Modelo de Organización

La serie CSI de la televisión pone en evidencia el trabajo de un grupo de


científicos, miembros de la policía de Miami, que manejan bases de datos,
equipos de análisis de laboratorio, etc.; que elaboran e interpretan informes
científicos y se comunican en un idioma algo ininteligible para los que no
tengan algún conocimiento de vocabulario científico y en la forma más
natural y simple, como la que emplean los que conocen profundamente lo
que hablan.
El teniente Caine, el jefe de grupo, les recuerda siempre que son, a la vez,
científicos y policías, pero sobre todo policías.
Se produce un caso y de inmediato se tiene al grupo en el campo tomando
muestras, fijándose y guardando los detalles más −aparentemente− insigni-
ficantes que luego utiliza para elaborar conclusiones; seguidamente los
vemos –a los mismos– en los laboratorios manipulando los diferentes
equipos: cromatógrafos de gases, analizadores de ADN, bases de datos
científico-policiales como las de huellas dactilares, perfiles de armamento,
historia de personas sospechosas, trucos de laboratorio inventados por
ellos; hasta se les ve participando en autopsias y haciendo interrogatorios.
Utilizan al máximo toda su ciencia y su conocimiento corporativo en la
labor policial.
En otro cuadro los vemos intervenir directamente en la captura de
sospechosos, actuando como simples policías, muchas veces con riesgo de
sus vidas, utilizando con maestría armas de fuego, desarmando peligros
como bombas y trampas, rescatando personas y todo lo demás que
consideran es necesario para dar con lo que están investigando.
Cuando necesitan ayuda, en asuntos que están más allá de sus capacidades,
buscan a los mejores. Conocen perfectamente sus limitaciones.
En el CSI no existen los puestos fijos, si bien, cada uno tiene una
especialidad que lo distingue: la detective Cuddy es la experta en análisis
de armamento, pero a veces se la ve rescatando personas en incendios
–“para que las pruebas no se quemen”; los detectives Wolfe y Erick
expertos en análisis de laboratorio, persiguiendo sospechosos, realizando
capturas e irrumpiendo en ambientes con riesgo de sus vidas; todos están
capacitados para realizar con eficiencia cualquier tarea policial.
Y cuáles son los resultados, siempre éxitos debido a la rapidez con que
actúan y a la calidad de cómo lo hacen: son un equipo potenciado con las
fortalezas de todos porque todos saben a lo que van, que es el único interés
de sus esfuerzos. En ese grupo nadie intenta sobresalir, la persona es el

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equipo, y todas las energías están centradas en lograr los objetivos de la
investigación. No hay héroes ni estrellas solitarias. No se los ve bien.
En el grupo todos dan por sobreentendido que sus espaldas estarán
cubiertas en cualquier circunstancia lo que les permite tomar mayores
riesgos que otros en situaciones parecidas; todos confían en todos; los que
pretendieran politiquear –juegos de poder– no durarán en el grupo.
El grupo está unido alrededor de valores que nadie se atreve a burlar. Uno
de los integrantes pretendió falsear una prueba para “ayudar” al grupo a
probar su teoría, fue obligado a renunciar. Había faltado el respeto a sus
compañeros y perdido su confianza; olvidó los dos valores básicos del grupo.
Otro caso que puso a prueba la solidez del grupo: desaparecieron los
diamantes y la droga que habían sido requisados que luego se encontraron
en la casa de uno de los miembros; todas las circunstancias lo señalaban
como el responsable, pero ellos se conocían y sospechaban que alguien los
había “sembrado”, y se hicieron la promesa de probarlo, y salvaron al
oficial Wolfe, y el grupo quedó más fortalecido. Había pasado la prueba.
Nadie dudó un instante de la inocencia del compañero. Pero como no son
superhombres, las pocas debilidades de sus miembros son rápidamente
detectadas y controladas, no hay secretos entre ellos.
La del CSI es la clase de organización que requerirá la empresa del siglo
XXI, cero burocracia –a ser reemplazada por la informática–; la organización
en grupos ad hoc que se comunican en red y a tiempo real y cuya única
preocupación es alcanzar los resultados respetando los valores, y un líder
que da el ejemplo sin mayor palabrería, sólo con comportamiento.

Quizás una de las debilidades de la clásica organización burocrática ha sido


la ausencia de responsabilidades referidas a resultados; en la burocracia
casi el único objetivo es cumplir con lo que dice el manual o la descripción
del puesto sin que importe el resultado; la redundancia, el incrementalismo
y la complacencia son principales características, “hacer más de lo mismo y
con mayor eficiencia” es la estrategia central, y la politiquería la
herramienta para acaparar poder. La empresa se divide en estancos que no
se comunican y no les preocupa saber como están contribuyendo al
resultado. Cuando creen que les sonríe el éxito, se lo atribuyen, y cuando
no, estarán buscando a quien culpar. Las burocracias viven de la historia y
de los mitos que construyen, de las glorias pasadas, y no entiende que el
mundo cambió en el mismo momento en que estaban celebrando y que lo
bueno de ayer ya no sirve. Siempre se estará a la búsqueda de “personas con
experiencia” que –son cada vez más un pasivo. La experiencia, una
muletilla que ya no responde a la realidad.

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El burocratismo no entiende que la vida ya no es un continuo, como antes,
que es un permanentemente discontinuo que hace imposible predecir lo que
vendrá después. El mundo actual está exigiendo una organización pequeña,
ágil, sabia y con sentido de misión, dispuesta a adaptarse en todo momento
porque sabe que las oportunidades son y no son. Sabe que sólo se podrá
conseguir logros con equipos formados con personas ad hoc, generalistas,
con profunda formación científica, que entiendan que no existen partes
porque cada parte es el todo y que el organismo no se puede partir para
después ensamblarlo, la característica de la edad industrial que hace tiempo
pasó a la historia. A este tipo de organización se le está denominando
adhocracia, el poder de los ad hoc.
Así como en el CSI todos son policías, en la organización
empresarial todos son hombres de negocios.

Cuando el equipo CSI necesita un apoyo muy especial acude a los mejores
y que obviamente no están en su planilla; a veces necesitan la ayuda del
grupo SWAT o de laboratorios más completos; los convocan, pero bajo su
dirección, al servicio del todo que ellos manejan y conocen.
Se pueden dar el lujo de contar con los mejores justamente
porque están fuera de su planilla. Una lección.

La burocracia pretende tener todo en su planilla y el resultado es que se


rodean de mediocridades que sólo inflan los gastos. La burocracia se auto
alimenta y termina volviéndose un fin en sí misma. Puede llegar a tener tanto
peso que termina aplastando al organismo que la cobija.
Una organización burocrática nunca estará a la altura de lo que logra ese
pequeño equipo en el que todos tienen el mismo código genético que les
permite actuar sin esperar las órdenes de la central; el grupo tampoco
pierde el tiempo en escribir informes o dar explicaciones, porque se maneja
en un ambiente de confianza y respeto.
Pero para que este tipo de organización funcione con la eficiencia que
demuestra el CSI se necesita paciencia, entender que se va formando poco
a poco, decantando sin descanso todo lo que tiene que decantar, hasta que
va tomando forma, moldeándose, lo que hará toda la vida. No se organiza por
una directiva y siempre estará a la medida de las necesidades.
Si se mira el mundo biológico se descubrirá que los sistemas se manejan
así, nadie está a la cabeza, todos se comunican con todos, todos suplen las
naturales deficiencias de todos y el organismo siempre está cumpliendo sus
tareas.
Lima, marzo 2010, febrero 2013

ooo

3/3

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