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El túnel afectado es un ramal que enlaza dos importantes autopistas en una zona urbana
densamente poblada. la luz y altura útil del túnel son de 8 m y 6.50 m respectivamente.
Dentro de este ramal, el hundimiento se produjo en el ramo inmediatamente adyacente a
una de las autopistas, donde el túnel en construcción tenía un recubrimiento pequeño
(unos 6 m), recubrimiento que se iba perdiendo a medida que el ramal se aproximaba a
la intersección propia de las autopistas.
Este proyecto fue sustituido por un procedimiento diferente que el contratista de la Obra
había utilizado con éxito en la construcción de otra obra (los túneles de la Floresta). En
este sistema constructivo el túnel se construye en dos fases. En la primera se excava la
sección de bóveda que se protege mediante un revestimiento estructural integrado por
perfiles metálicos HEB 160, placas Bernold colocadas en el interior de la sección
resistente, utilizando los perfiles HEB como guía y un anillo de hormigón situado entre
las placas Bernold (que actúan como encofrado perdido) y el propio terreno.
Previamente a la construcción de esta sección estructural se proyecta una delgada capa
de hormigón sobre la misma. Asimismo, una vez bombeado el hormigón del
revestimiento se coloca un mallazo sobre las placas Bernold y se proyecta una última
capa de hormigón.
De esta manera, el avance en bóveda se realizó en pasos de 1.08 m, ritmo marcado por
el espaciamiento entre perfiles HEB (1.08 m). Asimismo, el espesor de hormigón de
bóveda se fijó en 20-25 cms. De acuerdo con el ritmo de obra se avanzaba del orden de
dos o tres perfiles diarios (2.16 a 3.24 m). En cuanto a la destroza, el avance se hacía
según lo permitía el terreno, con instrucciones de no colocar más de dos patones a la vez
para recalzar las cerchas de la bóveda. En el proyecto se especifica que la excavación en
batache debe permitir la colocación de dos patones cada vez, aunque el hormigonado
puede esperar a que estén construidos 4 patones si el terreno lo permite. Se especifica
también que los hastiales izquierdo y derecho deben llevarse decalados con un margen
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de 4 m (mínimo) y 12 m (máximo). El ritmo de avance en destroza variaba entre 3.24 m
y 6.48 m.
2. EL TERRENO
Durante la visita efectuada al lugar del accidente era accesible todo el tramo de 11 m
cuya bóveda había colapsado. En su lugar existía una ‘chimenea’ de unos 7 m de
diámetro en superficie, que permitía la visión directa de unos 12 m de terreno (desde la
superficie hasta la solera del túnel). En general, todo el terreno a la vista era
marcadamente arcilloso con episodios de gravas y gravillas irregularmente distribuidos;
su consistencia era de apariencia media a baja. En superficie se advertía un relleno
moderno, con restos de materiales de derribo. Era notorio el aspecto de ‘relleno’ que
tenía casi todo el terreno a la vista. Se apreciaba que la compacidad era algo mayor en
profundidad. Fue difícil discernir si estos terrenos calificados de rellenos correspondían
a la acción humana o si se trataba de rellenos naturales recientes, quizá de origen
aluvial. Se pudo observar que en el hastial derecho de la zona derrumbada existían
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arcillas naturales rojizas compactas que se perdían a unos 4 m de la sección estable del
túnel para dar paso al terreno denominado ‘relleno’. Una indicación adicional de su baja
compacidad son las sobreexcavaciones observadas en la bóveda, rellenas de hormigón,
puestas de manifiesto con el derrumbe.
Excavación por fases del machón de tierras del estribo izquierdo, aplicación de
Hormigón Proyectado y recalce de las cerchas de bóveda mediante patrones
metálicos. Según las declaraciones mencionadas en el Apartado 1 este recalce se
hizo de forma que no se colocaban a la vez más de dos patones, que
corresponde, como máximo, a 2.16 m de excavación de la banqueta.
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Sin embargo, en los informes redactados tras el accidente, se proporcionan datos que
difieren de esta secuencia. Al empezar los trabajos el día del accidente, los operarios se
dieron cuenta que del frontal del túnel, costado derecho, salía agua con una conducción
de salida de 1’5 cm de diámetro aproximadamente. Además, se había desprendido de la
tierra del frontal del túnel una porción de gunita colocada cuando se acabó de hacer la
vuelta unas semanas antes. Por ello se decidió excavar el talud del frontal del túnel hacia
el exterior, en vez de hacerlo desde el exterior hacia el interior, tal como se había hecho
hasta entonces, con el fin de poder macizar con hormigón esa zona tan rápidamente
como fuera posible. Se excavaron longitudinalmente tres metros de talud, tras lo cual en
el “capcer” excavado se formó una grieta y la vuelta, en los diez últimos metros, se
hundió comenzando a caer por el costado derecho del frontal donde se habían excavado
los tres metros de talud.
Con objeto de calcular la carga que el pie de la bóveda transmite al terreno del hastial se
ha hecho la hipótesis de que sobre ella actúa una carga uniformemente repartidaz p
(T/m2). Esta carga p está relacionada con el recubrimiento del túnel y con el efecto arco
que se pueda desarrollar en el terreno. Bajo condiciones de poco recubrimiento, como es
el caso, y pensando en hipótesis de proyecto, es razonable que p corresponda al menos a
la altura de tierras en clave, es decir
p = 2T / m 3 ⋅ 6.00m = 12T / m 2
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Figura 1. Resultados de cálculos de estabilidad c = 2 T/m2, φ = 28º.
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Figura 2. Resultados de cálculos de estabilidad c = 1 T/m2, φ = 28º.
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Bajo esta presión uniforme y radial sobre la bóveda, la carga que se transmite
verticalmente sobre el terreno, en el arranque del arco es
F = p ⋅ R = 12 ⋅ 4.50m = 54T
Con objeto de calcular la seguridad del hastial bajo las sobrecargas anteriores es
necesario conocer las propiedades resistentes del terreno y en concreto su ángulo de
fricción y cohesión. Teniendo en cuenta que el terreno estaba seguramente no saturado
se trabajará en tensiones totales.
c = 2T / m 2
Φ = 28º
En este estudio se analiza además, en dos dimensiones, los esfuerzos que soporta el
sostenimiento tanto en la fase de excavación de la bóveda como de la destroza y se
calculan márgenes de seguridad superiores a los admitidos generalmente. Ya se indicó
que la sección estructural adoptada se consideraba suficiente para soportar las
sobrecargas transmitidas por el terreno, una vez estuviera el túnel construido. En el
Informe citado, sin embargo, no se analizan las fases de construcción de la destroza,
asunto que se juzga de trascendental importancia.
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El análisis es bidimensional y no tiene por tanto en cuenta el posible efecto
sustentador que la bóveda correspondiente al túnel ya terminado ejerce sobre el
tramo final de 11 m. Sin embargo, este efecto hubo de ser pequeño pues no
existen refuerzos metálicos capaces de trabajar a flexión en sentido longitudinal
(ver a este respecto los resultados del análisis tridimensional por elementos
finitos del apartado siguiente). El refuerzo instalado tiene su razón de ser frente a
esfuerzos en planos correspondientes a secciones transversales al túnel.
Cualquier tracción derivada de esfuerzos longitudinales de flexión tiene que ser
resistido por la (pequeña) resistencia a tracción del hormigón de la bóveda o de
los contactos hormigón-perfil metálico.
Dentro del tramo de 11 m que colapsó, las secciones más próximas al final del
túnel terminado estaban en mejor situación de ser sustentadas por la bóveda
‘fija’ que las más alejadas. Por ello, una excavación del hastial hasta descalzar la
bóveda, alejada del túnel terminado, producirá un incremento mayor de
sobrecarga sobre el tramo restante de hastial de tierras que si este descalce se
efectúa inmediatamente por delante de la última sección estable, fija, del túnel.
Con el fin de estimar la sobrecarga que una longitud de descalce de la bóveda
implica sobre el resto de apoyo de la bóveda con el hastial, se ha supuesto que el
incremento de sobrecarga no directamente sustentado es soportado a partes
iguales por la sección de bóveda fija y por el resto del tramo apoyado sobre el
terreno. De esta manera se puede dibujar la Fig. 3. Probablemente esta figura
sobreestime el incremento de carga si se excava a continuación de la sección fija
del túnel e infraestima esta sobrecarga si se comienza a excavar por el lado más
alejado, como fue aparentemente el caso.
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El efecto de reducir las dimensiones de la banqueta de terreno del hastial
mediante planos paralelos al talud inicial se traduce en una reducción del Factor
de Seguridad y en una tendencia a que las superficies de rotura sean cada vez
más someras.
La rotura del hastial derecho puede discutirse con ayuda de la Fig. 1. La denominada
situación ‘A’ corresponde, con las salvedades anteriores, a la situación del último tramo
de 11 m antes de proceder a excavación alguna del hastial para recalzar mediante
patones las cerchas de la bóveda. Puede observarse cómo, con una carga de 3 T/m2, que
corresponde aproximadamente a 1.5 m de espesor de terreno actuando directamente
sobre la bóveda, la banqueta de terreno del hastial se encuentra en situación límite de
estabilidad. En los informes redactados tras el accidente, existen datos indicando que el
espesor de terreno cuyo peso actuaba directamente sobre la bóveda en el instante de la
rotura, era aproximadamente de 1 m. El resto resistía por efecto arco. Este metro de
tierras corresponde a una sobrecarga p≈2T/m2 lo que indica que de acuerdo con la Fig.
1. el coeficiente medio de seguridad antes de excavar el hastial en la mañana del día del
accidente era del orden de 1.15-1.2, valor ciertamente bajo.
Cabe indicar también que bajo las cargas correspondientes al peso del recubrimiento en
clave (12 T/m2) el Factor de Seguridad es muy bajo (inferior a 0.5). En esta línea de
razonamiento es interesante buscar qué parámetros resistentes del terreno permiten
conseguir un coeficiente de seguridad aceptable de la banqueta bajo cargas
correspondientes a una hipótesis razonable de proyecto (p=6 T/m2). Con esta carga, se
obtienen los siguientes Factores de Seguridad a medida que la cohesión aumenta
(manteniendo φ= 28º):
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La combinación c=15 T/m2 - φ = 28º conduce a un Factor de Seguridad aceptable. El
valor de la cohesión necesaria es sin embargo exageradamente algo, incluso si se
comparan con las resistencias a compresión simple obtenidas en muestras arcillosas del
sondeo SBR-1 (qu medio = 2cu = 13 T/m2).
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4.2.1. Características generales del análisis
Tanto el material suelo como el revestimiento del túnel se han simulado mediante leyes
elastoplásticas siendo en este caso la plasticidad perfecta y asociada, correspondiente a
un modelo equivalente a Mohr-Coulomb (c,φ). En régimen elástico se ha adoptado
E=1000 kg/cm2 y v=0.35. La malla básica del análisis se ha desarrollado inicialmente en
dos dimensiones (Figs. 4 y 5). La Fig.5 muestra en más detalle la discretización del
túnel y terreno inmediatamente adyacente. La malla tridimensional se ha obtenido por
réplica, en la dirección del eje del túnel, de la malla bidimensional. La malla
bidimensional consta de 94 elementos y 97 nudos, mientras que la malla tridimensional
está formada por 1222 elementos y 1358 nudos.
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Figura 6. Discretización – Malla de elementos finitos.
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Figura 8. Discretización – Detalle de la malla al final de la Etapa 4.
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Etapa 4: Excavación de todo el talón de la sección 10.
Tal como están planteadas las etapas de cálculo, se ha prestado especial atención a las
condiciones resistentes del hastial derecho bajo las cargas transmitidas por la bóveda.
En el cálculo efectuado, una indicación de la proximidad a rotura del terreno lo
proporciona la intensidad de las deformaciones plásticas y la posibilidad de que se
constituyan mecanismos de rotura. Por ello, un examen de los contornos de igual
deformación plástica es muy revelador de la proximidad de la rotura. Estos contornos se
han representado en las Figs. 14 a 33. En estas figuras se observa con claridad la
tendencia a la formación de bandas o superficies de rotura cinéticamente admisibles. Se
han elegido las siguientes secciones para esta representación de deformaciones: S1
(inmediatamente por delante de la sección terminada del túnel), S3, S5, S7 y S8 (última
sección en la banqueta, una vez realizada la máxima excavación (3 m) a partir del frente
del túnel).
En cada una de estas secciones se han dibujado los resultados correspondientes a las
Etapas 2, 3, 4 y 5 señaladas anteriormente. Se pueden hacer las siguientes
consideraciones:
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o vinculación de la bóveda con el túnel terminado disminuye a medida que nos
acercamos al frente.
• La tensión vertical transmitida por la bóveda al terreno del hastial tiene una
marcada distribución triangular con el máximo situado en el lado interior. Este
máximo es de 75 T/m2. Los valores medios son muy inferiores y próximos a los
que explican la rotura en el cálculo de estabilidad realizado en el apartado
anterior.
Figura 10. Discretización – Detalle de la malla al final de la Etapa 3 (excavación por delante).
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Figura 11. Discretización – Detalle de la malla al final de la Etapa 4 (excavación por delante).
Figura 12. Discretización – Detalle de la malla al final de la Etapa 5 (excavación por delante).
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Se ha intentado valorar también el efecto que hubiera tenido la excavación a partir del
túnel terminado. En este caso las Etapas 3, 4, y 5 quedan modificadas de la forma
siguiente:
Los resultados de este análisis se han reunido en las Figs. 34 a 53. Son visibles en estas
figuras tendencias muy similares a las ya apuntadas. El hecho de que la plastificación de
la banqueta, correspondiente al estado inicial, crezca al acercarnos al fondo del túnel,
hace que las últimas secciones (Secciones 7 y 8) muestren mayores plastificaciones al
excavar en batache los metros finales. Este comentario proviene de la comparación de
las secciones 7 y 8 (si se excava desde el fondo) con la 5 y 4 (si se excava desde el
principio). La situación de estas secciones para una excavación de un batache de un
metro está indicada en las Figs. 27 y 47 (Secciones 7 y 5) o las 30 y 50 (Secciones 8 y
4). Las figuras equivalentes para una excavación de 2 m de batache son las 28 y 48
(Secciones 7 y 5) y las 32 y 52 (Secciones 8 y 5). Sin embargo, si se excavan 3 m de
batache las secciones más inmediatas al mismo, tanto en el caso de excavar desde el
fondo o desde el principio del tramo tienden a mostrar grados de plastificación muy
elevados y perfectamente comparables. Es el caso de las Figs. 29 y 49 (Secciones 7 y 5)
o de las 33 y 53 (Secciones 8 y 4). Este cálculo indica que la excavación desde el fondo
tuvo unos efectos similares a los que hubiese tenido una excavación de la banqueta
desde el principio, especialmente si se llega a los 3 m de apertura de batache. Otra
cuestión es que, al tener más humedad, el terreno del fondo del túnel tuviera cohesión
algo reducida y por ello el análisis efectuado (con terreno homogéneo) no reproduce
exactamente la situación real. En cualquier caso, lo importante del análisis
tridimensional es que demuestra que con propiedades razonables del terreno, el método
constructivo elegido llevaba a la bóveda al colapso por agotamiento de la capacidad
resistente del talud donde se apoyaba.
El análisis ha mostrado también que las diferencias entre realizar una excavación
inmediatamente por delante de la sección acabada o en el final del túnel, aunque existen,
son de menor entidad si se comparan con el estado de agotamiento general de la
capacidad portante de la banqueta en cualquiera de los dos casos.
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5. CONCLUSIONES
La segunda circunstancia desfavorable fue la baja calidad del terreno, que tiene a su vez
dos repercusiones importantes: por un lado contribuye a incrementar las sobrecargas
sobre la bóveda y por otro reduce la capacidad de resistencia de las banquetas de terreno
situadas en hastiales. La calidad del terreno empeoró en los últimos 11 m si se compara
con el terreno previamente excavado. En particular, los últimos 7-8 m del hastial
derecho estaban excavados en rellenos de poca consistencia. Un factor desfavorable
adicional fue el incremento de humedad de este terreno, en el extremo del túnel, a
consecuencia de filtraciones procedentes de un colector que cruzaba a escasa distancia
de la bóveda. Este incremento de humedad redujo la cohesión aparente de estos terrenos
modernos y por consiguiente su capacidad portante.
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Figura 13. Deformaciones plásticas. Sección 4 – Etapa 3 (excavación de 1 m desde el fondo)
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Figura 15. Deformaciones plásticas. Sección 4 – Etapa 5 (excavación de 3 m desde el fondo).
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Figura 17. Deformaciones plásticas. Sección 7 – Etapa 3 (excavación de 1 m desde el fondo).
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Figura 19. Deformaciones plásticas. Sección 7 – Etapa 5 (excavación de 2 m desde el fondo).
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