Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Así que la pregunta ¿Cómo vamos a tratar situaciones difíciles en el aula?, no tiene
respuesta única. Los docentes han de poner en juego su capacidad para detectar
problemas –en curso o potenciales– y deliberar alternativas de solución en el terreno,
el conocimiento que tengan del grupo de alumnos y de sus historias personales, así
como el bagaje teórico que despliegan para buscar explicaciones a las dificultades y
actuar en consecuencia, son aspectos que van a definir modo, calidad y certeza de la
respuesta.
resultados ¿Cómo orientar la reflexión sobre la docencia sin ese referente básico?
¿Cómo saber si estamos haciendo algo pedagógicamente correcto, sin tener a la
mano las prioridades y los principios fundamentales del nivel educativo o asignatura?
La docencia reflexiva está nutrida de teoría. La docencia reflexiva se nutre de teoría
porque los problemas e incertidumbres, a partir de los cuales se desencadena el
pensamiento reflexivo, son interpretados por el docente desde ciertos referentes
teóricos, y también desde sus creencias y supuestos, pero el papel de la teoría es
fundamental en el “encuadre” de los problemas del aula. Schön (1998), reconoce una
epistemología de la práctica implícita en las competencias profesionales. Es decir,
advierte un conocimiento teórico en la práctica que lleva a identificar problemas,
interpretar situaciones, hacer juicios de valor y elegir entre alternativas; en este
sentido, afirma el autor, en toda práctica profesional se encuentra subyacente un
conocimiento tácito que los profesionales usan y aportan en situaciones de
incertidumbre e inestabilidad. Al hilo de estos planteamientos, quizá muchos docentes
tienen que afrontar un cambio conceptual en relación con el significado de la expresión
“reflexión sobre la práctica”. Este ejercicio reflexivo no se reduce a un inventario de
anécdotas, una revisión retrospectiva de situaciones o una ordenación secuenciada de
las actividades en el aula; sin consecuencias sobre las prácticas subsiguientes. La
docencia reflexiva apuesta por el análisis de los resultados, de las con-secuencias de
la práctica en el aula, para orientar la toma de decisiones con cierta conciencia de lo
que tenemos entre manos: lograr que todos los alumnos aprendan. La docencia
reflexiva es una experiencia con la alteridad. La docencia reflexiva se orienta hacia el
”otro”; ésta es su vocación. Revisar con conciencia la práctica docente implica,
necesariamente, tener en la mira los resultados de esa práctica en el aprendizaje de
los alumnos. Cuando nos preguntamos cómo atravesar el paisaje del aprendizaje, qué
hacer frente a ciertos acontecimientos en el aula, qué cambiar para mejorar los
resultados educativos, nos colocamos inevitablemente en situación de disponibilidad
frente “al otro”: los niños o adolescentes, sus necesidades, su curiosidad, sus
circunstancias y su historia. En términos de Manen, la docencia reflexiva es “solicitud
pedagógica”: una acción pedagógica consciente orientada hacia los alumnos, sensible
hacia sus historias personales, su especificidad y sus intereses compartidos. Esta
“solicitud” se genera en la convivencia con ellos, al conocer su vida, sus historias y su
contexto; y proporcionales un piso escolar con suficiente estabilidad para que se
sientan seguros y puedan experimentar problemas y soluciones, cuestionar y disentir.