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La sustentabilidad económica intenta satisfacer las necesidades de los humanos, pero de manera
tal que sustente los recursos naturales y el medio ambiente para las generaciones futuras. Una
economía funciona en un ecosistema, no puede existir sin él. El ecosistema proporciona los
factores de producción que sustentan el crecimiento económico: la tierra, los recursos naturales,
el trabajo y el capital (que se genera a partir del trabajo y los recursos naturales). La
sustentabilidad económica gestiona estos recursos de manera que no se agoten y que sigan
estando disponibles para las generaciones futuras.
– Requiere satisfacer las necesidades básicas del ser humano para aspirar a una mejor calidad de
vida.
– Se basa en la democracia, donde el estado de derecho está basado en el respeto a los derechos
fundamentales del ser humano.
Pilares principales
Tiene tres pilares principales: económico, ambiental y social. Estos tres pilares se conocen
informalmente como la rentabilidad, el planeta y las personas. Para que una empresa tenga
sustentabilidad económica, debe ser rentable. Sin embargo, obtener ganancias a cualquier costo
no es de lo que se trata el pilar económico.
Entre las actividades que se ajustan al pilar económico están el cumplimiento, una buena dirección
y la gestión de riesgos. La inclusión del pilar económico y la rentabilidad es lo que hace posible que
las empresas se unan a las estrategias de sustentabilidad. El pilar económico proporciona un
contrapeso a medidas extremas que las corporaciones en ocasiones se ven obligadas a adoptar.
Por ejemplo, dejar de utilizar de forma inmediata combustibles fósiles o fertilizantes químicos, en
lugar de ir aplicando cambios progresivos.
Objetivos
La implementación del desarrollo sustentable requerirá que se avance en tres áreas, conocidas
como los tres pilares del desarrollo sustentable. Estas áreas son lo ambiental, lo económico y lo
social. El pilar económico de la sustentabilidad es donde la mayoría de las empresas sienten que
están en terreno firme. Para lograr la sustentabilidad económica se debe encontrar un equilibrio
entre los tres pilares en relación a que sean viables, equitativos y tolerables.
– La extracción y agotamiento de los recursos naturales, así como la contaminación ambiental y los
cambios permanentes en el paisaje, son causados por actividades económicas y pueden dañar el
medio ambiente.
– Muchos de los costos del daño creado por las actividades económicas no son absorbidos por
quienes los causan, sino por otras personas que no obtienen los beneficios de la actividad
económica ni están de acuerdo en pagar esos costos relacionados con la misma. La contaminación
es un ejemplo perfecto. Las empresas pueden contaminar en cierta medida. No tienen que pagar
por la contaminación, pero la sociedad lo hace con aire sucio y suelo contaminado, que afectan la
calidad de nuestro aire, agua y alimentos. Esta contaminación puede ocasionar serios efectos en la
salud, lo que puede reducir la calidad de vida y la salud de la población.
– Los humanos viven en un ecosistema y no pueden sobrevivir sin él. Si destruimos el medio
ambiente, finalmente nos destruiremos a nosotros mismos.
Ahorros
Reducción de costos para las empresas, familias, comunidades y gobiernos mediante el uso
eficiente de los recursos renovables, además de la reducción y reutilización de los residuos.
Oportunidades
Mayor cantidad de empleos e ingresos por el desarrollo del negocio y la expansión de los
mercados, debido a la eficiencia, sustentabilidad y tecnología limpia de los recursos.
Talentos
Inversiones en activos fundamentales, tales como educación, investigación, innovación tecnológica
y habilidades modernas empresariales y de mano de obra. Las personas son ahora el recurso
económico más vital del mundo.
Transportación e infraestructura
Implantación de una transportación e infraestructura sustentable, protegiendo y mejorando el
ambiente tanto natural como construido. Así se crean comunidades y áreas más atractivas,
habitables, saludables, prósperas, productivas y eficientes en el uso de los recursos.
Reciclaje y reutilización
Este tipo de estrategia también puede significar la reutilización o reciclaje de los desechos de otros
procesos. El reciclaje es una estrategia bien conocida para recuperar los desechos que
previamente fueron llevados a los vertederos. Los materiales salvados a través del reciclaje
compensan lo que se debe extraer de la Tierra. Sin embargo, otras estrategias incluyen desarrollar
negocios basados en la reutilización de materiales antes de reciclarse.
Las empresas le vuelven a agregar valor a productos desechados, tales como botellas recargables,
paños de tela sucios o llantas, a través de actividades tales como la limpieza, la clasificación, el
empacado y la refabricación. Finalmente, a una mayor escala, las empresas pueden formar redes,
utilizando los desperdicios de un proceso como insumos para otro.
Si bien esto se hace a menudo internamente, se puede coordinar en todas las empresas redes más
complejas para usar más residuos de manera más completa, utilizando una estrategia de parque
ecoindustrial.
Exportaciones
Tradicionalmente, el desarrollo económico local ha centrado mucho su esfuerzo en la producción
de bienes y servicios para venderlos fuera de la comunidad. Esto trae dinero a la comunidad, que
luego se filtra a través de ella para apoyar otros trabajos. Las bases de exportación pueden
considerarse sustentables si producen bienes o servicios que utilizan procesos ambientalmente
neutrales o que se utilizarán para fines ambientalmente benignos.
Finalmente, el ecoturismo, aunque no exporta un servicio, importa dinero que proviene fuera de
la economía local y usa al menos parte de ese dinero para la protección de las características
naturales locales que se exhiben.
Importancia
Quizás lo más importante es que una estrategia de sustentabilidad que se comparta públicamente
puede ofrecer beneficios difíciles de cuantificar. Beneficios como una imagen de prestigio público
y una mejor reputación para la empresa. La tendencia es hacer que tanto la sustentabilidad, así
como un compromiso público con ella, sean prácticas básicas del negocio. Las compañías que
carezcan de un plan de sustentabilidad económica podrían verse penalizadas por el mercado. Por
otro lado, las compañías proactivas, que verían que el mercado las premia.
A poco más de veinte años de la Cumbre de Río, los compromisos globales de la sustentabilidad
ambiental no se han cumplido cabalmente. Los acuerdos multilaterales no pudieron prevenir la
peligrosa interferencia antropogénica en los sistemas climáticos y no se estabilizaron las
concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera; la Convención sobre Diversidad
Biológica no pudo detener las tendencias de pérdida de la biodiversidad y sus servicios
ambientales. Con respecto a la sustentabilidad socioeconómica tampoco se lograron los objetivos;
las desigualdades se han profundizado en las últimas dos décadas y la pobreza no disminuyó como
se esperaba.
En México, al menos el tema del cambio climático, aunque con dificultades, logró posicionarse
como se discute en Cambio climático: una reflexión desde México. No corrieron la misma suerte
los demás asuntos de la agenda de la sustentabilidad ambiental: detener la pérdida de la
biodiversidad y la degradación de la tierra; mejorar el acceso sustentable al agua, en calidad y
cantidad; garantizar la seguridad alimentaria y fomentar la agricultura sustentable y la pesca
responsable; valorar los servicios ambientales; construir una economía baja en consumo de
carbono; disminuir la pobreza y las desigualdades sociales, entre muchos otros.
Los habitas naturales siguen declinando y por ello se incrementa la pérdida de biodiversidad y sus
servicios ambientales; anualmente se deforestan alrededor de 13 millones de hectáreas en el
mundo, principalmente en los trópicos. Cerca de una cuarta parte de todas las especies de plantas
están en riesgo de extinción, y la extinción es irreversible. Más del 30% de las pesquerías
mundiales están sobreexplotadas y los océanos se están acidificando por causa de los
agroquímicos, creando amplias zonas muertas. Las emisiones de bióxido de carbono siguen
creciendo y, si no cambian las tendencias, entre los años 2020 a 2030 alcanzaremos
concentraciones atmosféricas de gases con efecto invernadero peligrosas para el futuro de la
humanidad, que afectarán a los cultivos, modificarán los regímenes de precipitación, reducirán la
disponibilidad de agua, incrementado la desertificación de los suelos y la frecuencia e intensidad
de los desastres naturales provocados por eventos hidrometeorológicos extremos. Como se
mencionó en la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio y posteriormente lo han reportado
WWF y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la única buena
noticia que podemos narrar, es que la capa de ozono está en proceso de recuperación y que
regresará a su estado normal entre el año 2060 y 2075.
El daño sobre el capital natural de las naciones se ha justificado indebidamente como parte del
costo del desarrollo. Sin embargo, el abuso en el uso de los recursos naturales no condujo a la
solución de los problemas sociales, por el contrario, como se menciona en el capítulo Políticas
públicas y perspectivas de sustentabilidad del libro Capital natural, el deterioro ambiental genera
pobreza y que, a su vez, ésta incrementa el deterioro. El costo social de un modelo de desarrollo
insustentable se expresa en que 27% de la población mundial vive en condiciones de alta pobreza
y si bien se registra una mejoría en los índices de pobreza global, ésta se debe principalmente al
crecimiento económico en China, sin que en el resto de las regiones exista una mejoría sustantiva;
más aún, las hambrunas se han incrementado por causa del aumento de los precios de los
alimentos. Además, cerca de 1.5 mil millones de personas tienen empleos vulnerables y las
desigualdades sociales se han exacerbado; los países ricos son 13 veces más ricos per cápita que
los países con desarrollo intermedio y 70 veces más que los países pobres. En Resilient people,
resilient planet: A future worth choosing, discutimos que las desigualdades se expresan no solo
entre regiones, sino también al interior de los países. En estas condiciones los Objetivos de
Desarrollo del Milenio difícilmente se van a cumplir para el 2015, fecha señalada por la
Organización de las Naciones Unidas en 2009.
Para lograr la planeación y conducción del desarrollo de una nación hacia la sustentabilidad resulta
imprescindible, entre otras cosas, contar con una base sólida de conocimiento científico sobre los
procesos económicos, sociales y ambientales que rigen la relación sociedad – naturaleza, así como
con tecnología moderna, adecuada y accesible para diferentes condiciones. La ciencia ha dado
muchas explicaciones a los problemas complejos, la comprensión de estos es mucho mejor en los
tiempos recientes y la base de información y conocimiento es bastante robusta. A. su vez, la
tecnología, siguiendo los planteamientos científicos, ha elaborado muchas respuestas en
biotecnología, genética, computación, eficiencia energética y energía alternativa, y para los
servicios básicos.
La denominación “recursos humanos” puede inducir a tratar a las personas del mismo modo que a
otros recursos: dinero, maquinarias o materias primas. La RSE debe centrarse en las personas.
La sustentabilidad de una organización, es decir su posibilidad de perdurar exitosamente a través
del tiempo, se asienta en dos cuestiones centrales. Por un lado la sustentabilidad económica, que
a su vez se puede dividir en diferentes variables de precios, costos, rentabilidad, capacidad
financiera, inversiones, etc. Por otro lado la sustentabilidad humana, vale decir la permanencia,
con satisfacción, del conjunto de personas que, con diferentes roles y tareas, contribuyen al logro
del objetivo de la organización.
Satisfacción por encontrar un campo apropiado para el aprendizaje y crecimiento personal. Para el
desempeño a conciencia de una tarea acorde con las capacidades percibidas por el propio
colaborador, afirmando su propia autoestima y expectativas. Lo más común es que este esquema
ideal difícilmente se configure sin obstáculos generados por cuestiones organizacionales que
impactarán en cada persona de acuerdo con su propia historia y mundo interior.
Pero, en realidad, los humanos no son recursos, sino seres sin cuya existencia nada sería posible y
necesitan de un adecuado entorno para desarrollarse y encontrar su propia vía de felicidad y
afirmación personal. Y esto vale para cualquier persona, al margen de la función o rango
jerárquico que ocupe. Podríamos decir que el bienestar de las personas en las organizaciones es la
base de la sustentabilidad humana y por lo tanto objetivo central no sólo del área respectiva, sino
del conjunto de la organización.
Las herramientas gestionadas por el área (clima laboral, planes de carrera, programas de
retención, comunicaciones, etc.) son un simple apoyo de la cuestión central que pasa por “la línea”
y sus modalidades de establecer vínculos con y entre los colaboradores. La Responsabilidad Social
Empresaria (RSE), entendida como modelo de gestión centrado en las personas –y no como
marketing filantrópico–, puede ser una buena base conceptual para el desarrollo de un conjunto
de medidas que concurran a estos objetivos, en sintonía con la acción pública en este mismo
sentido.
Compensaciones
Un modelo de RSE que apunte a la sustentabilidad humana debería contemplar el conjunto de las
necesidades de las personas que trabajan en la organización, que se expresan en diferentes
ámbitos, y no sólo en la remuneración u otros incentivos de “retención”. Si no, se asimila el
comportamiento de un ser al tratamiento, por ejemplo, del recurso financiero, en el que la mayor
tasa de rendimiento (interés) asegurará su permanencia en uno u otro mercado. En cambio, nos
referimos –además de las relacionadas con el sistema de compensaciones– a otras necesidades:
La RSE como modelo de gestión implica incorporar no sólo normas, sino fundamentalmente
conductas, actitudes y modos de gestionar a las personas que integran la organización, y por eso
su vigencia excede largamente las posibilidades de ser cubierta por el área denominada “de RR.
HH”.
Por la gran importancia que tiene el tema energético en los costos de producción, el Ministerio de
Agricultura de Chile se encuentra apoyando el establecimiento y uso de las ERNC donde sea
posible, para ayudar a mejorar la eficiencia productiva de nuestra agricultura y hacer de éste un
sector cada día más competitivo.
Existen diversas iniciativas impulsadas por Odepa que propenden a la protección, valorización y
uso sustentable del patrimonio agroalimentario y cultural.
Por otra parte, el desperdicio de alimentos dice relación con la disminución de alimentos, aptos
para el consumo humano, que ocurre al final de la cadena alimentaria (ventas y consumo final), es
decir, cuando los alimentos se pierden por malas decisiones de los comerciantes y consumidores.
En 2017, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) junto
con la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa), el Instituto de Investigaciones
Agropecuarias (INIA), la Agencia Chilena para la Calidad e Inocuidad Alimentaria (Achipia), la
corporación Red de Alimentos, la Universidad de Santiago de Chile y la organización Cadenas de
Valor Sustentables, conformaron el Comité Nacional para la Prevención y Reducción de Pérdidas y
Desperdicios de Alimentos.
Dentro de los objetivos del Comité, se encuentra el de facilitar y coordinar estrategias con los
actores públicos y privados con el fin de prevenir y reducir las pérdidas y desperdicios de
alimentos (PDA); proporcionar un marco eficaz para la elaboración de leyes, políticas públicas y
acciones en relación a las PDA; promover la investigación y la docencia; y realizar campañas de
difusión para concientizar a los consumidores y sensibilizar a la población.
Recursos genéticos
Los recursos genéticos son un componente de la biodiversidad y corresponden a la información
hereditaria que tienen todos los seres vivos, el ADN, que puede tener valor actual o potencial y
que forma parte del patrimonio de nuestro país.
ODEPA es la institución del Ministerio de Agricultura que asesora en políticas públicas sobre
conservación, uso y protección del patrimonio genético y participa en foros internacionales que
tratan la materia.
Los recursos genéticos corresponden a la información hereditaria que tienen todos los seres vivos,
el ADN, y que puede tener valor actual o potencial.
El uso que se ha dado a estos recursos genéticos es muy variado: mejoramiento genético para el
desarrollo de nuevas variedades y razas; farmacéutico; industrial; cosmética; biorremediación;
defensa sanitaria (obtención de nuevas variedades resistentes a plagas y enfermedades);
adaptación a las nuevas condiciones climáticas y fenómenos globales, entre otros.
Es posible distinguir tres áreas de trabajo en el ámbito de los recursos genéticos: conservación,
utilización y protección del patrimonio genético.
Para postular a los incentivos que otorga el Programa, los interesados deben presentar ante el
Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) o el Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap), un Plan de
Manejo que deberá ser confeccionado por un Operador Acreditado (requisitos en reglamento),
quien deberá estar inscrito en el Registro de Operadores que tendrán a su cargo SAG e Indap.
Referencias
University of Gävle (2018). Economic sustainability. Tomado de: hig.se.
Andrew Beattie (2017). The 3 pillars of corporate sustainability. Tomado de: investopedia.com.
Sustainable Economic Development (2018). Sustainable Economic Development Strategies LLC.
Tomado de: sedstrategies.com.
Gregory Claxton (2005). Sustainable strategies for economic development. University of Michigan.
Tomado de: umich.edu.
C.R. Bascom (2016). From Economic Growth to Sustainable Development. Sustainability X. Tomado
de: sustainabilityx.co,
Study (2018). What is Sustainable Economic Growth? – Definition & Overview. Tomado de:
study.com.
http://www.chiledesarrollosustentable.cl/sin-categoria/reglamentos/