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La cortesía verbal como campo de estudio dentro de la pragmática ha tenido un desarrollo

creciente desde los años setenta, muy en especial desde la propuesta de análisis de Brown y

Levinson (1978). Este trabajo presenta y analiza los principales enfoques de la cortesía desde la

perspectiva pragmalingüística, esto es considerando las estrategias verbales como índices del

comportamiento en la interacción entre hablantes, así como los avances en el estudio y las

posibles aplicaciones en áreas como el análisis de la conversación, la enseñanza de la lengua o la

lingüística de contrastes.

Los principios de cortesía según Levinson

Los 'fenómenos de cortesía', han sido estudiados en detalle en sus manifestaciones verbales por

Brown y Levinson (1978, 1987), quienes han mostrado que los modos que adoptan en las

distintas lenguas parecen estar condicionados por una serie de factores contextuales como son

las relaciones de poder, las diferencias sociales y las imposiciones que los hablantes realizan; así

que un análisis de las estrategias de corrección dejará traslucir el tipo de relaciones entre

participantes.

El modelo de Brown y Levinson se propone integrar el uso de la lengua y las relaciones sociales

de los hablantes y para ello los autores parten de la noción de imagen que da Goffman (1967:5)

en su estudio de la interacción cara a cara:

Brown y Levinson añaden a este aspecto positivo otro negativo, y adoptan como presupuesto

que todo miembro adulto competente de una sociedad tiene una imagen negativa, la reclamación

de competencias, terrenos personales y derecho a la no distracción, esto es, libertad de acción y

de imposiciones; y una imagen positiva, la aspiración a una imagen consistente y positiva, que

incluye que esta imagen sea apreciada y aprobada. Estos dos aspectos de la imagen son tratados

como deseos, por lo que las definiciones quedan en la siguiente formulación:


(a) imagen negativa es el deseo de que las acciones de uno no sean impedidas por otros;

(b) imagen positiva es la aspiración de que los deseos de uno sean atractivos al menos para

algunos de los demás (Brown y Levinson 1978:67).

La imagen se define por tanto con arreglo a unos deseos que se satisfacen por medio de

acciones de los demás, de lo cual resulta que el contribuir al prestigio del otro redunda en el

mantenimiento del propio, esto es, el mantenimiento de la imagen es un interés mutuo de los

hablantes. Pero los hablantes tienen necesidad de amenazar esa imagen (por ejemplo, pidiendo a

alguien que haga algo). Las posibilidades son las siguientes:

 Actos que amenazan la imagen negativa del oyente: exhortar, aconsejar, amenazar.

 Actos que amenazan la imagen positiva del oyente: quejarse, criticar, discrepar

 Actos que amenazan la imagen negativa del hablante: aceptar ofertas, aceptar

agradecimientos.

 Actos que amenazan la imagen positiva del hablante: disculparse, aceptar cumplidos,

confesar.

Según Brown y Levinson existen cinco posibles estrategias en cuanto a la realización de estos

'actos de amenaza de la imagen' que permiten conjugar amenaza y mantenimiento de la imagen:

 Realización del acto de amenaza de modo explícito, abierto y sin desagravio

 Cortesía Positiva: realización del acto de amenaza de modo explícito, con el desagravio de

la imagen positiva del hablante u oyente

 Cortesía Negativa: realización del acto de amenaza de modo explícito, con el desagravio de

la imagen negativa del hablante u oyente

 Realización del acto de amenaza de modo implícito, indirecto y ambiguo

 No realización del acto de amenaza


La estrategia se decidirá según una combinación de factores que incluye las ventajas y efectos

de la estrategia en cuestión, y los riesgos de pérdida de prestigio que conlleve, así esta escala va

de menor riesgo (1) a mayor (5). Cada estrategia cuenta con una serie de ventajas e

inconvenientes. La realización de los actos de amenaza de modo directo y explícito es

ciertamente lo más eficaz y su interpretación no ofrece dudas ya que se ajusta por entero a las

cuatro reglas conversacionales de Grice. Esta estrategia está justificada cuando la imagen se

sacrifica en favor de la eficacia, cuando el riesgo de pérdida de prestigio del oyente es mínimo

(ej. invitaciones) o cuando la diferencia en términos de poder es muy grande o inexistente. Las

ventajas de la realización del acto de amenaza abiertamente es que el hablante se muestra

sincero, claro y con confianza en el oyente.

Al emplear la estrategia de cortesía positiva el hablante indica que, a pesar de la amenaza

explícita, coincide al menos en algunos deseos con el oyente de forma que la amenaza queda

minimizada por un desagravio. Por ejemplo:

 ¡Sé que no soportas la fiestas, pero esta será excepcional - ven!

 (Afirmar/presuponer el conocimiento y preocupación del hablante por los deseos del oyente)

Con la cortesía negativa, el hablante es igualmente explícito y expresa algún desagravio, pero

satisfaciendo la imagen negativa: la amenaza se contrarresta con la muestra de respeto,

deferencia, y mantiene las distancias sociales. Otra ventaja de esta estrategia es que el hablante

se muestra reacio a realizar imposiciones sobre el oyente. Un ejemplo sería:

 Estoy seguro de que tienes mucho que hacer, pero puedes enviarme este fax.

 (Disculparse -admitir la intromisión)

La realización de la amenaza de la imagen de modo implícito carece de las ventajas de claridad,

eficacia y desagravio de las estrategias anteriores. Pero al ser una amenaza implícita no existe
conexión directa entre tipo de enunciado y sentido ilocutivo por lo que el hablante evita su

responsabilidad sobre el acto. Además de esta ventaja, la estrategia implícita satisface la imagen

negativa del oyente hasta el extremo de descartar la limitación de su libertad. Por ejemplo:

 Vaya, me he vuelto a dejar la cartera en casa.

 (dar pistas de asociación)

La quinta estrategia no amenaza el prestigio del oyente, pero a costa de no realizarse la amenaza.

Dado el riesgo de ofender al oyente asociado a la agresión a la imagen, Brown y Levinson se

preguntan por qué no se selecciona siempre la estrategia implícita, lo que justifican considerando

los factores que operan en sentido contrario. La amenaza implícita puede ser poco eficaz y

además no contribuye a mantener la imagen, que como se ha visto es una tarea conjunta y

recíproca. Otra consideración es que el emplear una estrategia implícita para una amenaza que

implique poco riesgo de ofensa puede ser entendido por los oyentes como una indicación de que

el riesgo es mayor (Brown y Levinson 1978:79).

La gravedad de un acto de amenaza de la imagen es una combinación de tres factores:

 La distancia social entre hablante y oyente

 El poder relativo de hablante y oyente

 El grado de imposición de un acto de agresión de la imagen en una sociedad

En otras palabras, si el hablante es inferior al oyente o son desconocidos, o bien la imposición

es grande, el hablante escogerá las estrategias que más atenúen la amenaza, mientras que, si el

hablante es superior en poder o tienen confianza, o el grado de imposición es mínimo, el

hablante seleccionará una estrategia más directa. A través del examen de las estrategias de

cortesía es posible recuperar información sobre la distancia social entre los participantes y su

relación de poder.
La realización de una agresión a la imagen de modo explícito y directo hace que el hablante sea

informativo, veraz, pertinente y claro, por lo que la estrategia lingüística común serán los

imperativos. Las estrategias verbales de agresiones implícitas, cortesía positiva y cortesía

negativa son más variadas. Brown y Levinson realizan un estudio pormenorizado de cada

estrategia en diversas lenguas que resultaría prolijo reproducir. Valga dar un ejemplo del tipo de

análisis.

 Sólo quería saber si podría usar tu ordenador un momento.

 minimizar la imposición; quería saber. Estr.3: ser convencionalmente indirecto.

Estrategias de cortesía

Algunos actos de habla (petición, queja, crítica) son intrínsecamente amenazadores de la imagen

pública del otro por lo que hay que recurrir a recursos atenuantes o mitigadores. El hablante

dispone de cinco variantes de actuación para mitigar los efectos de la amenaza:

Estrategia directa. Ejemplo: Pásame la sal. No existe intención de mitigar los efectos del acto

directivo. Según Leech y su escala coste – beneficio, se trata de un acto descortés, ya que

implica coste para el interlocutor. Pero, aun así, el grado de cortesía se dará según la relación de

los interlocutores. En una relación familiar la descortesía desaparece por completo.

2) Estrategia indirecta con cortesía positiva. ¿Qué tal si nos lo comemos todo? Supongamos que

los interlocutores son: hablante (madre) y oyente (hijo). La amenaza potencial consiste en que el
oyente tenga que hacer algo que no es de su agrado. El uso de la primera persona plural por parte

del hablante ya tiene un efecto mitigador (atenúa, implica solidaridad, etc.). Esta estrategia tiene

el objetivo de preservar la imagen pública positiva del interlocutor.

3) Estrategia indirecta con cortesía negativa. ¿Podrías devolverme las llaves, por favor? Las

fórmulas de cortesía mitigan la amenaza potencial.4) Estrategia encubierta. Está muy oscuro

aquí. Estamos ante un acto indirecto que deja la opción al interlocutor de actuar como le parezca

conveniente, ya que la intención del hablante ha quedado oculta. Si el oyente no cumple el deseo

del hablante (encender la luz, descorrer las cortinas, subir la persiana, etc.), su imagen pública no

se verá perjudicada (y la del hablante, tampoco).

5) Evitar poner en peligro la imagen pública. Es decir, abstenerse de usar ninguna estrategia.

Principio de cortesía según Grice

El principio de cortesía según la máxima de Grice se da de acuerdo a las máximas

conversacionales, esto quiere decir que al violarlas en el acto de habla trasgredimos la cortesía

inmersa dentro de los enunciados.

Otro autor de referencia obligado es Paul Grice, con su principio de cooperación. Con respecto a

este punto, queremos precisar que las cuatro máximas en que se desglosa este principio son solo

regulativas. No representan reglas normativas como las que rigen el sistema gramatical. Si un

hablante no aplica alguna de las máximas, como ocurre frecuentemente, no transgrede ninguna

regla gramatical ni tiene deficiencias en su competencia lingüística.

El principio de cooperación se resume así: "Haz que tu contribución sea la requerida para la

finalidad del intercambio conversacional en el que estás implicado".

Este principio básico se desglosa en cuatro máximas:

De cantidad: Haz que tu contribución sea tan informativa como sea necesario.
De cualidad: Haz que tu contribución sea verdadera.

De relevancia (de relación): Sé pertinente, no digas algo que no viene al caso.

De manera: Sé claro, evita la ambigüedad, sé breve, sé ordenado. Cabe matizar que las máximas

de cooperación (o conversacionales) se suelen reconocer negativamente, es decir, cuando son

incumplidas.

Los hablantes normalmente realizan el intercambio conversacional a través de una cooperación

mutua. Cuando se transgrede una de las máximas, el éxito de la conversación sigue siendo

posible, porque entran a actuar elementos sustitutivos. Además, el contexto permite el proceso

inferencial y las implicaturas conversacionales.

Las funciones del lenguaje y la cortesía.

Nos parece conveniente relacionar el tema de este estudio con las funciones del lenguaje. Las

más conocidas son las funciones formuladas por Bühler y Jakobson. Sin embargo, aquí vamos o

presentar las de Halliday, que se adaptan mejor a nuestro tema de estudio.

Halliday estudia el lenguaje desde una perspectiva funcional (centrándose en las situaciones

comunicativas concretas) y, a la vez, contempla el proceso de adquisición del lenguaje por parte

del niño. En este proceso el niño irá incorporando todas las funciones de una manera gradual.

Las funciones del lenguaje según Halliday son las siguientes

1) Instrumental, la primera en manifestarse. Es la etapa del “yo quiero” en la que el lenguaje se

convierte en un instrumento para satisfacer las necesidades materiales inmediatas del niño.

2) Reguladora, la fase del “hazlo como yo quiero”. Se refiere al uso del lenguaje para controlar

la conducta de los demás.

3) Interaccional. El uso del lenguaje para establecer relaciones con los demás Yuna relación de

pertenencia a un grupo determinado. Es la etapa del “yo-tú”.


4) Personal, identificación del lenguaje con la propia individualidad del hablante. Es la

formación del “yo” mediante la interacción con los demás a través del lenguaje.

5) Heurística. El lenguaje se convierte en un instrumento de investigación del mundo exterior,

un medio para aprender. El niño desarrolla el hábito de preguntar sobre todo lo que le rodea. Es

la fase del “por qué”.

6) Imaginativa. El niño utiliza el lenguaje para crear su propio mundo como él quiere que sea. Es

la fase de “vamos a hacer como si”.

7) Informativa. El lenguaje se usa para expresar propuestas y opiniones. Es la función que

predomina en la etapa adulta. Es la menos relevante para el niño, por lo que es un error didáctico

si se hace hincapié en esta función en la enseñanza del español para extranjeros en el caso de

alumnos de corta edad.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

CIBERGRAFÍA

 https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3719577.pdf.

 https://www.ugr.es/~mcabeza/cortesia.htm

 https://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/cortesia.htm

 https://urbinavolant.com/pragmaubu/2016/05/13/principios-teoricos-de-la-cortesia-brown-y-

levinson/

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