Durante el mismo período en que desarrollaba la teoría del
estado estacionario del universo en 1948, Hermann Bondi
propuso otro tipo de universo bastante diferente. Podría
tener la forma de estado estacionario, pero eso no era
necesario ni condicionado a la fuente de la expansión que él
imaginaba. La idea fue desarrollada con su colega de
Cambridge Ray Lyttleton y explotó el hecho de que la
fuerza electrostática de repulsión entre dos partículas
cargadas como protones es mucho mayor (1039 veces
mayor, de hecho) que la fuerza gravitacional de atracción
EXPERIENCIA
Normalmente, se supone que cada átomo de hidrógeno es
eléctricamente neutro. Contiene un protón y un electrón,
cuyas cargas se suponen para ser exactamente igual en
magnitud, pero opuesto en signo: el protón la carga es + e y
la carga de electrones es e, por lo que su suma es cero y el
átomo es eléctricamente neutro. Pero supongamos que
Bondi y Lyttleton sugirió, que había una pequeña diferencia
no descubierta entre la magnitud de las cargas de protones
y electrones. Los átomos de hidrógeno tienen una carga
eléctrica global neta del mismo signo y repelen si la fuerza
de repulsión era más fuerte que la fuerza de la gravedad
atracción entre ellos (Figura 6.4).
Figura 6.4 Dos átomos de hidrógeno exhiben una muy
débil atracción gravitatoria. Pero si la carga del protón (p)
no es igual a la carga de su electrón en órbita, cada átomo
tendrá una carga neta no nula. Estas cargas serán las
mismas y habrá una fuerte fuerza eléctrica de repulsión
entre ellas.
La repulsión eléctrica es mucho más fuerte que
la gravedad, argumentaban, que si la magnitud
de la carga de protones era mayor que la de la
carga de un electrón por sólo 10-18 de la carga
básica, e, en el electrón entonces la repulsión
resultante entre los átomos sería grande lo
suficiente para explicar la expansión del
universo cuando se propuso esta novedosa idea,
las ampliamente conocidas limitaciones
experimentales de este desequilibrio de carga
eran 100 veces más débiles (menos de 10-16)
que las propuestas por Bondi y Lyttleton.
Luego, gradualmente, surgió que había límites
experimentales más sensibles de 10-20e en el
desequilibrio de carga permitido. Al principio,
Bondi y Lyttleton se resistieron a estos
resultados porque sostenían que el desequilibrio
de carga podría tener efectos sutiles en la
estructura atómica y en los campos
electromagnéticos involucrados en los
experimentos mismos que no habían sido
considerados para cuando se interpretaran los
resultados. Pero con el tiempo estos temores
fueron y la teoría ya no podía ser defendida.
Por último, los estudios de la carga de las
moléculas de hidrógeno, compuestas de dos
átomos de hidrógeno, realizados por John King
en América en 1960, encontraron que el
desequilibrio de carga máximo permitido era al
menos cuarenta veces menor de lo necesario
para explicar la expansión del universo.
Esta teoría nunca fue de gran interés para los
cosmólogos, pero fue un ejemplo temprano de
cómo la inyección de nueva física subatómica
en la imagen del universo en expansión podría
cambiar la historia contada por La teoría de la
gravedad de Einstein.