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actor, está conforme a derecho, caso en el cual debe casarse parcialmente el fallo impugnado y
corregir los errores en la fundamentación. Los partidarios de la teoría privatista del recurso
ciertamente que condenarán este tipo de casación platónica por considerarla ajena al fin real del
recurso, esto es, la reparación del agravio sufrido por el recurrente”, Dr. Santiago Andrade U., La
Casación Civil en el Ecuador, Universidad Andina Simón Bolívar, Quito, 2005, pp. 35 y 36. “Pero el
que se concilien las dos finalidades no significa que para que actúe el tribunal de casación sea
preciso siempre y necesariamente que se atienda también al interés privado; en efecto, como ya se
ha señalado en líneas anteriores, puede ocurrir que el fallo impugnado adolezca del vicio acusado,
pero que el recurrente no se encuentre asistido por el derecho y que, por lo tanto, no pueda alcanzar
una sentencia de mérito favorable, caso en el cual la resolución que se dicte por el tribunal de
casación, si bien anulará el fallo impugnado, pero igualmente rechazará la pretensión del recurrente.
Con el siguiente ejemplo se aclara el punto: si en el proceso de instancia se rechazó la pretensión del
actor aduciendo existir ilegitimidad de personería (falta de legitimación ad processum) y el actor
impugna en casación alegando que no existe tal vicio, el tribunal de casación deberá admitir su
demanda y revocar el fallo de instancia, pero al examinar el proceso encuentra que ha habido falta de
legítimo contradictor (falta de legitimatio ad causam), porque, por ejemplo, siendo un caso de litis
consorcio necesaria no intervinieron todas las personas que debían hacerlo, se deberá rechazar la
pretensión y dictar una sentencia inhibitoria. En cierta forma, se podrá decir que se está ante una
casación platónica” Dr. Santiago Andrade Ubidia (op. cit. pp. 38 y 39). En conclusión, si bien no
existe casación de oficio en cuanto a los agravios de interés particular de las partes, debe corregirse
los errores legales en la fundamentación de las acciones y en los procesos; pues, es procedente y
admisible que el interés particular actúe al servicio del interés público para que se cumpla las
finalidades de naturaleza pública que persigue el recurso de casación. CUARTA: En el caso sub
júdice, el actor demanda en juicio ejecutivo como acreedor endosatario (segundo) de la letra de
cambio que apareja por la cantidad de dos mil ochocientos dólares. La letra de cambio es girada por
Arturo Aguilera a su favor y aceptada por Arturo Buchely Morejón; el girador-beneficiario ha
endosado la letra de cambio por valor recibido a Luís Patricio Mogro, quien a su vez la endosa por
valor recibido al ejecutante Dr. José Olindo Vicuña Carpio. El último endoso ha sido judicialmente
reconocido, conforme lo dispone el Art. 416 del Código de Procedimiento Civil. Al respecto, la Sala
hace el siguiente análisis: 4.1. La letra de cambio es un título valor y como tal tiene la cualidad de ser
necesario en el sentido de que subsiste por sí mismo, e incorpora un derecho literal y autónomo. “La
autonomía es activa y pasiva. El derecho que se contiene en los títulos valores es autónomo, es decir
independiente de las relaciones habidas entre las personas vinculadas con el documento. Vivante,
citado por Joaquín Rodríguez, ob. cit. p. 258, dice al respecto: “el derecho es autónomo, porque el
poseedor de buena fe, ejercita un derecho propio, que no puede limitarse o decidirse por relaciones
que hayan mediado entre el tenedor y los poseedores precedentes”. Autonomía significa que el
adquirente del título recibe un derecho nuevo, originario, no derivado; puede ejercitar un derecho
propio, independiente del derecho de los anteriores poseedores; y, por ello no pueden oponérsele
excepciones personales del deudor y los tenedores precedentes. Es esta autonomía del derecho la
que facilita y permite en forma absoluta la circulación del título; puesto que el actual poseedor
legítimo adquiere un derecho originario por disposición de la ley, no sujeto a excepción alguna de
parte del deudor y tenedores precedentes. Lo expuesto anteriormente es lo que se denomina la
autonomía activa. Autonomía pasiva, en cambio, significa que los suscriptores del título valor se
obligan con absoluta independencia uno de otro; es decir que las circunstancias que invalidan la
obligación de alguno de los signatarios del título no afectan las obligaciones de los demás (Carlos M.
Ramírez Romero, Curso de Legislación Mercantil, Loja, Industrial Graficamazonas, 2006, pp. 25 y
26). Además, según lo previsto en el Art. 229 de la Ley de Mercado de Valores, la letra de cambio
constituye título ejecutivo para los efectos previstos en el artículo 413 del Código de Procedimiento
Civil y “se presume, salvo prueba en contrario, su autenticidad así como la licitud de su causa y la
provisión de fondos”. Lo que caracteriza a los títulos ejecutivos es que “3.1 Contienen una obligación
ejecutable. No se requiere de que aún se declare la existencia de la obligación o de que el deudor
esté obligado a la prestación; pues la obligación está o es determinada. No se requiere de una
declaratoria de los derechos judicial o personal del deudor. No se requiere dirimencia. La obligación
Tomado de: LA LETRA DE CAMBIO CONTIENE UN DERECHO AUTÓNOMO
es clara, determinada, pura; el deudor ha sido precisado, señalado, identificado. 3.2 Hace prueba
plena porque el título acredita el cumplimiento de determinados requisitos y exigencias legales que
garantizan que se trata de una obligación pura, clara, determinada. Así: la sentencia ejecutoriada
pasada en autoridad de cosa juzgada, que ya no admite discusión; la confesión de parte, hecha con
juramento ante juez competente; una letra de cambio rodeada de especiales características dadas
por la Ley” (op. cit. p. 42). La letra de cambio es un título a la orden y como tal el título y/o derecho se
transfieren por endoso. La letra de cambio contiene una obligación no discutible; como título valor
representa derechos y obligaciones y la ley le fija requisitos para dar seguridad al título. 4.2. La
obligación que contiene un título valor, como toda obligación, tiene su origen, su causa. Pero una vez
emitido el título, esa causa queda fuera del título, que es lo que la doctrina llama “relación
subyacente”. La esencia del título valor está en que incorpora una obligación cautelar dejando fuera
la causa. 4.3. El actor en este juicio es endosatario por valor recibido, y el endoso por valor recibido
es un endoso pleno, en el sentido que transfiere al endosatario la propiedad del título como los
derechos que contiene. En este caso, el endosante recibe de parte del endosatario el valor
correspondiente al efectuar el endoso. “El endoso de la letra de cambio trae los siguientes efectos
generales: 3.5.1 Transmite todos los derechos que resultan de la letra de cambio. Art. 422 C. de
Com. El endoso transfiere el dominio de la letra y los derechos que contiene y resultan de este título;
y, de esta manera adquiere el endosatario el derecho de poder demandar al aceptante, al girador, a
su garante y a cualquiera endosante anterior, ya sea en forma individual o colectiva por la totalidad
de la obligación, en virtud de que se consideran garantes solidarios para con el portador. Art. 455 C.
de Como 3.5.2 El endosante, tal como el librador, será garante de la aceptación y del pago de la
letra. Pero, al contrario del librador, el endosante puede insertar o establecer una cláusula de
exoneración de esta garantía, porque el endosante es un sujeto cambiario accidental o que adviene
en la circulación del título. El girador en cambio es el creador de la letra y debe asumir la obligación
de pagarla en forma inexcusable. En todo caso, la cláusula de exoneración de la garantía de
aceptación y pago sólo aprovecha al endosante que la estableció; no afecta ni aprovecha a los
endosantes anteriores ni posteriores, quienes conservan esa responsabilidad íntegramente. El
endosatario adquiere un derecho nuevo, originario, no derivado; y, puede por lo tanto ejercitar un
derecho independiente del derecho de los anteriores poseedores, sin que se le pueda oponer
excepciones fundadas en las relaciones de los demandados con el girador o con los portadores
anteriores, en razón de que la letra de cambio contiene un derecho autónomo (op. cit. p. 71). 4.4. En
el caso sub júdice, si la letra de cambio base del juicio ejecutivo ha sido endosada, y si el endosatario
adquiere un derecho nuevo, originario, no derivado, puesto que: “Las personas demandadas en
virtud de una letra de cambio no podrán oponer al portador las excepciones fundadas en sus
relaciones personales con el girador o con los portadores anteriores, a no ser que la transmisión de la
letra hubiere sido el resultado de un acuerdo fraudulento” (Art. 425 Código de Comercio), no procede
excepción alguna sobre la causa de la obligación que contiene. La doctrina y jurisprudencia están
claras en el sentido de que una vez que la letra de cambio ha circulado, por los endosos, no procede
investigar la causa de la obligación, porque ello significaría desvirtuar totalmente las cualidades de
título valor y su función económica que es la de movilizar riqueza comercial; pues los títulos valor
surgen para dotar de seguridad y de facilidad a la transferencia de derechos. Se admite el
cuestionamiento de la causa en la letra de cambio que no ha circulado. Por lo expuesto, no existe la
violación de normas que alega el casacionista. Por estas consideraciones, la Segunda Sala de lo
Civil y Mercantil de la Corte Suprema de justicia, ADMINISTRANDO JUSTICIA EN NOMBRE DE LA
REPÚBLICA Y POR AUTORIDAD DE LA LEY, no casa la sentencia impugnada. Notifíquese.
Devuélvase.”
F.) Drs. Rigoberto Barrera Carrasco, Carlos Ramírez Romero y Ramón Jiménez Carbo.