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FACULTAD DE MEDICINA
IDIS COMUNITARIO – CENTRO DE SALUD POMASQUI
La utilidad de esta escala es valiosa en atención primaria ya que detecta la disfunción familiar,
aporta a la atención integral ya que se intenta comprender a la enfermedad desde un punto de vista
personal, familiar y social, por lo que todas estas variantes aportan a la mejoría o empeoramiento
de la dolencia del paciente.
Las causas más comunes de disfunción familiar son: violencia intrafamiliar, confusión de roles,
dependencia excesiva, falta de comunicación y manipulación emocional.
Puntaje e Interpretación:
Cuestionario FACES
Evalúa la unidad familiar, intelectual, y/o física que los miembros de una familia sienten entre sí,
así como también la capacidad de adaptarse a cambios y nuevos roles o habilidades y se lo realiza
en dos grupos grandes (cohesión, flexibilidad) y 8 parámetros (vinculación familiar, límites de la
familia, coaliciones, tiempo, espacio, amigos, toma de decisiones, interés y recreación):
Puntaje e Interpretación:
Cohesión:
• 10-34: No relacionada.
• 35-40: Semirelacionado.
• 41-45: Relacionado.
• 46-50: Aglutinada.
Adaptabilidad:
Connotaciones Finales
Últimamente, se ha creado el dilema en función de la utilidad del APGAR familiar, hay pruebas
que demuestran que el APGAR carece de validez y valor predictivo. Varios estudios de grandes
redes de investigación han demostrado que las puntuaciones del APGAR tienen poca correlación
con la disfunción familiar y no son útiles para predecir resultados familiares con el paso del tiempo.
“En 22 000 visitas hechas por 401 médicos de atención primaria hubo poca correlación entre las
puntuaciones iniciales y de seguimiento así como discrepancias entre las puntuaciones de las
pruebas y las evaluaciones médicas de las familias. Murphy y cols. encontraron en un estu- dio
de 9000 niños que el APGAR Familiar no era una medición confiable de los problemas
psicosociales del niño” (Yaphe, 2018). Sin embargo, el FACES III muestra una buena validez y
fiabilidad, superando satisfactoriamente los criterios de medición, determinando un proceso
objetivo y preciso para evaluar la funcionalidad familiar. Por lo tanto, deberíamos replantearnos
qué instrumento vamos a utilizar a la hora de evaluar a nuestros pacientes, actualizarnos en
bibliografía para rescatar la mejor herramienta posible para nuestro paciente.
Referencias Bibliográficas
Peralta, F., Bazo-Alvarez, J., Aguila, J., Bennett, I., Bazo-Alvarez, O., Mormontoy, W. (2016).
Propiedades psicométricas de la escala de funcionalidad familiar FACES-III: un estudio en
adolescentes peruanos.
Rosas, E., Clavelina, F., Trillo, M., Coria, A., Ibáñez, S. (2003). Validez de constructo del
cuestionario FACES III en español (México). Atención Primaria, 31(10), 624-630.
Vera, F. (2018). Puntos clave sobre el APGAR Familiar. Medicina Clínica y Social, 2(2), 99-101.
Yaphe, J. (2018). ¿Está muerto el APGAR familiar? Una revaloración de las herramientas de
evaluación familiar en Portugal. Atención Familiar, 25(4), 160-161.