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Lago de fósiles Radiactivos Inorganicos

El espinazo era lo que distinguía a los peces de los invertebrados. Este


espinazo tendría que experimentar grandes modificaciones para que el
pez llegara a ser anfibio, es decir, una criatura que pudiera vivir tanto en
el agua como en la tierra. Tenía que añadirse una pelvis, pero no se
conocen peces fósiles que muestren cómo se desarrolló la pelvis de los
anfibios. En algunos anfibios, tales como las ranas y los sapos, todo el
espinazo tendría que haber cambiado hasta no ser reconocible. Además,
los huesos craneales son diferentes. Adicionalmente, para la formación de
los anfibios la evolución exige que las aletas de los peces lleguen a ser
extremidades articuladas en que hubiera muñecas y dedos de pies, junto
con grandes alteraciones en los músculos y los nervios. Las branquias
tendrían que convertirse en pulmones. En los peces, la sangre es
bombeada por un corazón de dos cámaras, pero en los anfibios por un
corazón de tres cámaras.
Para salvar la laguna que existe entre el pez y el anfibio, el sentido del
oído tendría que haber experimentado un cambio radical. En general, los
peces reciben el sonido a través de sus cuerpos, pero la mayoría de los
sapos y las ranas tienen tímpano. Las lenguas también tendrían que
experimentar transformación. Ningún pez tiene una lengua que se pueda
extender, pero anfibios como los sapos sí tienen esa clase de lengua.
Además, los ojos de los anfibios pueden parpadear, puesto que tienen una
membrana que hacen pasar sobre los ojos para mantenerlos limpios.

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