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Concreto Armado
Concreto Armado
A partir de la comprensión de la posible respuesta estructural local será posible fijar criterios
de diseño y análisis, y contemplar aspectos ligados al funcionamiento, a la seguridad y a la
economía que hacen a la estructura completa.
Lo primero y fundamental que hay que comprender es que tanto desde el punto de vista de la
funcionalidad, como de la seguridad y de la economía existe una interacción y por ende
dependencia directa entre el proyecto arquitectónico y el diseño estructural.
que se puedan desarrollar las funciones para las cuales la construcción fue proyectada. De esta
aseveración podría inducirse que en realidad lo importante y final es el funcionamiento, el
servicio que se presta, lo cual en cierta medida es correcto. Sin embargo, la misma indica que la
estructura es una necesidad para la arquitectura: sin estructura no hay arquitectura. En definitiva,
por un lado, la estructura sirve a la arquitectura, pero por otro lado la alimenta y la enriquece.
Estas reflexiones marcan lo que podría indicarse como una interacción funcional entre
arquitectura y estructura. Es válida y trascendente. Lo que sí es muy importante destacar para los
fines del diseño y análisis estructural es que la construcción en su conjunto, y no simplemente su
estructura o lo que hemos “pensado” que es la estructura, es la que está sometida a acciones,
sean fuerzas o desplazamientos. La interacción excitación - respuesta se da entre el medio
ambiente y todo lo adherido o que toca la construcción.
I.1.3 SEGURIDAD. La otra condición fundamental que deben satisfacer las construcciones es la
seguridad. Se podría aducir con respecto a este requisito que dado cualquier proyecto
arquitectónico, siempre y cuando se satisfagan las condiciones de estabilidad, de rigidez,
resistencia, se apliquen los reglamentos pertinentes, se trabaje con los coeficientes de seguridad
adecuados y se ejecute la obra en forma adecuada, debería resultar una construcción con
riesgo cero o de muy baja probabilidad de falla. En forma muy breve y a modo de introducción
se debe reconocer que en una zona de alta sismicidad, la seguridad de la construcción está muy
condicionada a la racionalidad del proyecto arquitectónico. Dada la naturaleza intrínseca del
fenómeno sísmico que introduce incertidumbres muy grandes para valorar las acciones que
excitarán las fundaciones de la construcción, el verdadero factor de seguridad estructural es
bastante difícil de evaluar. Por ejemplo, en un edificio y para estados de carga normales como
acciones permanentes de peso propio, algunos reglamentos fijan coeficientes de seguridad que
varían entre 1.50 a 2.0. Si todo el proceso de diseño y construcción fue realizado correctamente,
es muy probable que la seguridad final esté asociada a tal factor, y que en general el margen de
seguridad pueda ser aún más amplio.
Por el contrario, ante acciones sísmicas el tratar de asociar la seguridad de la construcción con
un número es casi una utopía. Ya se verá más adelante y con cierto detalle que hay al menos
dos factores que justifican la aseveración previa: una razón es que en diseño sismorresistente las
demandas (acciones) son funciones directas de los suministros, sea en rigidez, resistencia,
ductilidad, etc.; la otra razón es que por motivos económicos, en diseño sismorresistente se
aceptan mayores riesgos de daño que para otras acciones. Sin embargo el punto que acá se
quiere expresar con relación a la seguridad que resulta de la interacción arquitectura-estructura
está ligada al hecho de que para conocer la seguridad con un razonable grado de
aproximación el estructuralista debería ser capaz de visualizar cuál sería el comportamiento o
respuesta de la construcción ante la ocurrencia de un terremoto. Para responder a ésto deberían
al menos satisfacerse dos condiciones: primero conocer con certeza la acción sísmica, y luego
que la respuesta del edificio ante esa acción debería ser predecible. En el caso de un edificio,
por ejemplo, las irregularidades y discontinuidades en planos verticales pueden provocar efectos
de difícil predicción que hagan que la construcción falle en forma parcial o total aún para
movimientos sísmicos de menor intensidad que los del diseño original.
Es interesante lo que se menciona como “conflicto de direcciones”: la estructura, como se dijo
antes, deber servir para acomodar los espacios que requiere la arquitectura, pero en ese
proceso se producen conflictos de direcciones. Por ejemplo, para el caso de acciones
horizontales (viento, sismo), la dirección de las fuerzas exteriores se encuentra en un conflicto con
la expansión vertical del espacio interior y con la excentricidad que se produce en el anclaje
(vuelco). Es claro que a partir de cierta altura, ese conflicto direccional, si no está bien resuelto,
puede ser tan crítico que sus consecuencias estructurales pueden sobrepasar ampliamente las
causadas por la gravedad, convirtiéndose la estabilidad lateral en el problema principal del
proyecto estructural.
El proyecto estructural debe resolver los conflictos direccionales obligando a las fuerzas a
cambiar su dirección, de manera que los espacios para el movimiento humano queden sin
obstruir en un amplio sector. En qué grado de imaginación se realiza este encauzamiento de las
fuerzas y en qué grado la estructura es capaz de reforzar el concepto funcional, social y estético
del espacio que cubre, es lo que constituye la medida de la calidad de la estructura
arquitectónica. En este sentido, el proyecto estructural, por tanto, no es solamente un método
para obligar a las fuerzas a cambiar de dirección, sino también un arte.
La referencia citada indica que uno de los objetivos del diseño estructural es impedir que las
fuerzas se reúnan en una concentración destructiva. Es justamente esta anomalía la que se está
insinuando como potencial en la discontinuidad y la que seguramente produjo los colapsos de
las estructuras. Las enseñanzas de los últimos terremotos han demostrado en forma elocuente
que un proyecto arquitectónico con visibles falencias por tendencia a concentración de fuerzas
y/o deformaciones, no termina de ser eficazmente resuelto aunque se empleen métodos
sofisticados de análisis. En realidad éstos últimos pueden ser de muy dudosa validez, y podrían
aún más esconder las verdaderas causas de potenciales desastres. En general, los diseños
“enfermos” se detectan a simple vista.
I.1.4 ECONOMÍA. Para que una construcción sea eficiente no basta que sea solamente funcional
y segura, sino que también debe tener un costo razonable. En la medida que el proyecto de
arquitectura pueda ser resuelto a través de una estructura simple, limpia y también agradable a
la vista, y que además permita que los conflictos antes mencionados ni pongan en peligro la
estabilidad del edificio ni provoquen daños ante sucesivos movimientos sísmicos, la solución
estructural será más predecible y resultará con un factor de seguridad mayor y menores costos
asociados. Es de hacer notar que en diseño y construcción sismorresistente no sólo interesa el
costo inicial, sino el costo asociado a toda la vida útil de la construcción. Si por ejemplo, un
edificio con deficiencias de rigidez (muy flexible globalmente, con excentricidades, con
deformaciones localizadas, etc.) debe ser reparado varias veces ante sismos que ocurren,
digamos cada 10 años, podría suceder que el costo de dichos arreglos supere ampliamente el
costo inicial. Muchas veces esta condición no es contemplada y las consecuencias, para el
propietario, son muy desagradables.
Planos de estructura. Esta información debe ser suministrada por los responsables del proyecto
arquitectónico, generalmente un estudio de arquitectura. La documentación debería tener
como mínimo planos de planta, cortes y fachadas del edificio. A la luz de las herramientas de
dibujo con que se cuenta hoy, lo ideal es que se entreguen en la forma de archivos magnéticos
(usualmente en AUTOCAD), ya que esto permite:
a) Agilidad para el paso de la información.
b) La impresión en escalas adecuadas, según necesidad del diseñador.
c) Uniformidad en las dimensiones de las partes del edificio pues la base de dibujo debería ser
única.
d) Rapidez para adaptar cambios durante el proceso de diseño.
e) Claridad para verificar interferencias entre la arquitectura y la estructura: por ejemplo
ubicación de vanos en losas, vigas y/o tabiques para el paso de servicios. A su vez, el hecho de
elaborar los planos de estructura en, por ejemplo AUTOCAD, permite entre otros aspectos:
f) Posibilidad de actualizar rápidamente los planos, sea de arquitectura o estructura, durante la
construcción del edificio, si ocurrieron cambios.
g) Mantener la información mucho más segura en el tiempo.
Es obvio que sin los planos de planta es imposible comenzar a trabajar. Sin embargo, en edificios
de concreto armado en zonas sísmicas y por las razones que luego se verá, es imprescindible
contar con los planos de elevación (cortes y fachadas), pues tal cual se expresó en las secciones
anteriores, el conflicto a resolver en este caso es que las acciones predominantes son horizontales
y la expansión del edificio en altura es vertical por lo cual, lo que en altura se coloque, depende
de cómo y dónde, ayudará o perjudicará en la respuesta del edificio. Ignorar la existencia y real
configuración de los cerramientos de mampostería, podría resultar fatal para la supervivencia del
edificio ante terremotos.
En este caso en particular, y a los efectos de esta materia, se va a suponer que tanto en el
exterior como en el interior las divisiones y cierres de ambientes se materializan con elementos
relativamente livianos. Éstos son independizados de la estructura principal de modo tal que no
interfieren en los desplazamientos horizontales a que se vería sometido el edificio por acciones
sísmicas.
Acciones críticas que controlan el diseño. La solución estructural a un proyecto arquitectónico
determinado obviamente va a estar controlada por las acciones que son críticas o dominantes y
por la respuesta o nivel de comportamiento que se espera del edificio. Las acciones críticas son
aquellas que determinan por un lado el sistema estructural global del edificio (por ejemplo,
tabiques acoplados de hormigón armado), y por otro el diseño de cada uno de los elementos
estructurales que lo componen (tabiques y vigas de acople). Si se tratara de un edificio de
concreto armado desarrollado en altura, en zona de peligrosidad sísmica elevada, seguramente
la acción que domina la respuesta global y local será la excitación sísmica, la que habrá que
combinar con las demandas gravitatorias para diseñar los elementos estructurales. Si se tratara
de un edificio para industria o comercio de una planta, con techo liviano (metálico, por ejemplo)
y cerramientos también livianos, lo que podría controlar el diseño son las acciones de viento y
nieve, combinadas por supuesto con las acciones gravitatorias. Lo importante en esta etapa del
diseño es identificar las acciones críticas con sus posibles combinaciones. Para un edificio
ubicado en zona de alta peligrosidad, las mayores demandas de resistencia y ductilidad estarán
asociadas a un terremoto severo, y lo que hay que decidir ahora es qué nivel de respuesta se
espera.
Estados límites del diseño. Para cargas gravitatorias y de viento la definición del comportamiento
que se espera no es muy complicado, pues en general las acciones pueden evaluarse con
bastante aproximación, y en consecuencia la ecuación frecuencia de la excitación vs daño
esperado puede acotarse en forma confiable. Para estos casos, ante solicitaciones de servicio, la
aplicación de factores de seguridad (sobre las resistencias de los materiales) y del diseño por
tensiones admisibles, o bien de factores de amplificación de las acciones y uso de método de
resistencia, aseguran un comportamiento elástico del material, es decir prácticamente sin daño.
Para solicitación sísmica sin embargo, el tema es más complicado y depende del país y dentro
del mismo del reglamento que se aplique, ya que se utilizan distintos grados o niveles de
protección. En general, son tres los límites impuestos: preservación de la funcionalidad, control de
daños y evitar pérdidas de vida o estado límite último. Además se establece cuatro estados
límites a los que brevemente haremos referencia más adelante. Mientras que en la actualidad las
regiones sísmicas están razonablemente bien definidas, la predicción de la severidad de un
evento sísmico dentro de la vida útil (tal vez más claro definida como tiempo de exposición al
evento) del edificio es bastante incierta. De todas maneras algún tipo de estimación es necesaria
que defina lo que algunos autores mencionan como razonables márgenes de protección.
(a) Estado Límite de Servicio: el hecho de que ocurran sismos frecuentes que inducen
solicitaciones relativamente pequeñas no tendría que interferir con el normal funcionamiento del
edificio. Esto significa que no deberían ocurrir daños ni a la estructura ni a los componentes. Es un
requerimiento básicamente de rigidez, parámetro éste que quedará mejor definido en la sección
siguiente, pero convengamos por ahora que el objetivo es que los desplazamientos y
deformaciones resultantes se mantengan dentro de límites muy bajos de manera que el daño
prácticamente no exista y los niveles de demandas de resistencia sean bajos comparados con
las capacidades. En general se está de acuerdo que para cada estado límite el terremoto que
se define está asociado a la importancia de la construcción. Así entonces, para el estado límite
de servicio y aplicado a edificios de uso común, como oficinas o viviendas, que responde al caso
particular de nuestro edificio en estudio, el período de retorno podría estar comprendido entre 30
y 50 años. Para un hospital, estación de bomberos, centro de comunicaciones o una planta
nuclear, donde se necesita mayor grado de protección, el período de retorno a adoptar debería
ser mayor.
(b) Estado Límite de Control de Daño: para el caso de terremotos menos frecuentes (a veces
llamados ocasionales), se puede aceptar cierto nivel de daño, pues se admite que la estructura
alcance o esté muy cerca del límite de su resistencia. Se supone que después de este sismo, si el
edificio sufrió daños, económicamente es viable su reparación y se puede volver a restablecer su
funcionamiento completo. El período de retorno para los sismos que colocan a la estructura en
este estado límite tal vez se pueda acotar entre 50 y 100 años.
(c) Estado Límite Último: para el caso de sismos muy severos, cuyos períodos de retorno pueden
ser grandes (entre 100 y 500 años) se puede admitir que el edificio sufra daños generalizados pero
no se admite que colapse, es decir, que ponga en peligro la vida de sus ocupantes. Esto quiere
decir que si bien se alcanzó el nivel máximo de resistencia, la estructura cuenta con suficiente
ductilidad como para disipar la energía del sismo a través de daño, es decir, de comportamiento
francamente no lineal. Generalmente los códigos modernos utilizan al menos este estado límite
para el diseño.
Se debe reconocer que los límites entre estos estados de comportamiento asociados a diferentes
intensidades de agitación sísmica son muy difusos, con grandes incertidumbres, y a veces no
pasa más que de una explicación académica. Es por ello que existen distintas filosofías y criterios
en las normas antisísmicas de los países y aún regiones que están sometidas a terremotos.
PARÁMETROS ESTRUCTURALES GLOBALES. Los tres parámetros que son necesarios identificar para
comprender los estados límites del diseño son la rigidez, la resistencia y la ductilidad.
Rigidez. Este parámetro relaciona directamente, por ejemplo en este caso, las fuerzas con los
desplazamientos, y sirve principalmente para verificar el estado límite de servicio. En la rigidez
global intervienen los módulos de elasticidad de los materiales, las características geométricas de
los elementos estructurales y la topología (distribución y conexiones de los elementos) de la
estructura en su conjunto. No debe olvidarse de que la estructura no es algo plano sino
tridimensional. En el caso de estructuras de concreto armado y de mampostería, la evaluación
de la rigidez con cierto grado de precisión no es tan simple, como lo podría ser para, por
ejemplo, una estructura metálica. Los fenómenos de fisuración, deformación diferida y la
evaluación de la contribución en tracción del concreto y los mampuestos suele presentar
bastantes incertidumbres.
Resistencia. La resistencia de una estructura está dada por la máxima carga, generalmente
expresada a través del esfuerzo de corte en la base, que ésta puede soportar bajo la
combinación de cargas verticales y horizontales. Para evitar una pronta incursión en el rango de
comportamiento inelástico, los elementos estructurales deben poseer la resistencia suficiente
como para soportar las acciones internas (momentos, cortes, axiales) que se generan durante la
respuesta dinámica del edificio. Más adelante se verán diferentes niveles de resistencia que es
necesario distinguir para las diferentes etapas del proceso de diseño.
Ductilidad. Para asegurar que el edificio quede en pie después de un gran sismo, su estructura
debe ser capaz de sobrellevar grandes deformaciones sin que su resistencia se vea seriamente
afectada. Los desplazamientos a que se vería sometido el edificio pueden estar bastante más
allá del que corresponde a la fluencia, y que marcaría en nuestro modelo el límite de
comportamiento elástico. La habilidad de la estructura para ofrecer resistencia en el rango no
lineal de la respuesta se denomina ductilidad. Esta implica sostener grandes deformaciones y
capacidad para absorber y disipar energía ante reversión de cargas y/o desplazamientos
(comportamiento histerético) por lo que representa, para muchos autores, la propiedad más
importante que el diseñador debe proveer al edificio que se vaya a construir en una zona de alto
riesgo sísmico.
V. Otras Cargas.
Dado que se utiliza en gran parte bibliografía en inglés como referencia, y como reglamento de
concreto armado el ACI-318, en ocasiones se coloca también la designación en inglés a los
efectos de facilitar comparaciones, búsquedas de temas y asociar la notación con la
designación.
I. Cargas Permanentes: resultan del peso propio de la estructura y de otros elementos
componentes de la construcción adheridos en forma permanente, como pueden ser
contrapisos, pisos, paneles divisorios de ambientes, cielorrasos, etc. La cuantificación
del peso propio de la estructura se hace en principio a partir del predimensionado
individual de los elementos estructurales, el cual se verifica y ajusta una vez adoptado
el diseño final. A los efectos de valorar las cargas de los materiales adosados en la
estructura, existen manuales y normas que poseen los pesos promedios típicos.
II. cargas gravitatorias, tanto permanentes como accidentales suelen ser sobrestimadas.
Esto produce mayor seguridad al diseño contra acciones verticales, pero a veces
podría no tener el mismo efecto al diseñar contra el sismo. Por ejemplo, la capacidad
a flexocompresión de las columnas de concreto armado se vería aumentada cuando
en realidad la presencia de una menor carga axial hubiera indicado lo contrario.
III. Cargas de Uso o Sobrecargas: son las que resultan del mismo uso o función de la
construcción. Pueden ser móviles y variar en intensidad. Los máximos valores que dan
los códigos están basados en estimaciones probabilísticas. En la mayoría de los casos
estas cargas son simuladas como uniformemente distribuidas sobre el área total de
piso. Sin embargo, en varias ocasiones es necesario la consideración de cargas
puntuales. En edificios industriales ésta suele ser una situación muy común. La
probabilidad de que un área en forma completa esté sometida a la máxima
intensidad de carga accidental especificada disminuye cuando la dimensión del área
cargada aumenta. Los pisos utilizados para oficinas suelen ser ejemplos de estos
casos. Si bien es recomendable diseñar las losas para que soporten la carga
accidental total, las columnas y vigas que reciban cargas de una gran área tributaria
asociada, podrían ser diseñadas suponiendo una reducción de aquellas.
IV. Fuerzas sísmicas: El método más empleado para evaluar el efecto sísmico sobre los
edificios es conocido como método de las fuerzas horizontales estáticas equivalentes.
Si bien su aplicación está limitado a cumplir ciertas condiciones, se prefiere el mismo
por su simplicidad, pues da buenos resultados en particular para edificios simples y
simétricos y además porque es el método con el cual los diseñadores están más
familiarizados.
V. Fuerzas de Viento: Se expresó anteriormente que las fuerzas de diseño sísmico
ajustadas (reducidas) por la capacidad de disipación de energía (ductilidad)
potencial que posee el edificio pueden ser varias veces menor que las que
corresponden a las fuerzas para respuesta elástica. Podría entonces suceder que si el
edificio es de mucha altura, bastante flexible y ubicado en una zona muy expuesta al
viento, las fuerzas especificadas por el código para diseño contra el viento,
combinadas con las acciones gravitatorias, podrían controlar el diseño. Si bien contra
el viento no aparecen requerimientos de ductilidad y dadas las incertidumbres para
cuantificar el terremoto ya expresadas, para asegurar una respuesta satisfactoria ante
eventos sísmicos extremos, es conveniente tomar recaudos asegurando un buen
diseño y controlar que el modo de falla potencial del edificio suministre la mayor
ductilidad posible. La aplicación del diseño por capacidad es necesaria para este
propósito. Para las estructuras de hormigón armado que se construyen en nuestro
medio el viento no controla el diseño (salvo en el techo si éste es de estructura liviana),
por lo que no se profundiza más en el tema.
VI. Otras Fuerzas: otras fuerzas que pueden solicitar a la estructura son especificadas, por
ejemplo posibilidad de choque de vehículos contra muros, esfuerzos horizontales en
barandas, sobrecargas para ascensores, montacargas y elevadores, etc. ademas las
exigencias para cargas de Nieve y de hielo sobre las construcciones.
Para el diseño de estructuras de concreto armado se utiliza el diseño por Resistencia o también
llamado diseño por Rotura, que contempla la norma E.060 del Reglamento Nacional de
Edificaciones.
Este método se fundamenta en la predicción de la carga que ocasiona la falla del elemento en
estudio y analiza el modo de colapso del mismo.
En el diseño por Resistencia, las solicitaciones que actúa sobre la estructura se mayoran mediante
factores apropiados para que las acciones exteriores sean comparables con la capacidad
resistente de la estructura.
Este método de diseño se puede emplear para cualquier elemento estructural, por ser
consistente y completo.
Mediante este método se puede predecir con mayor exactitud el tipo de falla de los
diferentes elementos estructurales, pudiéndose así adoptar el diseño a un tipo de falla adecuada
(falla sub armada).
Su versatilidad permite colocar diferentes cantidades de acero, que varían desde una
cuantía mínima, pasando por una cuantía balanceada y llegar a una cuantía máxima;
aclarándose que es conveniente cantidades cercanas a la cuantía mínima, para lograr una falla
subarmada.
Este método no utiliza el módulo de elasticidad del concreto, el cual es variable con la
carga. Esto evita introducir imprecisiones en torno a este parámetro.
Este procedimiento permite usar coeficientes de seguridad distintos para los diferentes
tipos de carga.
Introducción
El objetivo del diseño consiste en determinar las dimensiones y características de los elementos
constituyentes de una estructura, para que ésta pueda cumplir la función para la cual fue
concebida, con un grado de seguridad razonable. Adicionalmente el comportamiento de la
estructura bajo condiciones normales de servicio, debe ser satisfactorio y finalmente el costo de
la estructura debe estar dentro de límites económicos aceptables.
Cuando una estructura ó un elemento estructural ya no es capaz de cumplir con alguna de las
funciones de uso para la cual fue concebida, se dice que ha alcanzado alguno de los Estados
Involucra el colapso total o parcial. Este evento debe tener una probabilidad muy baja de
ocurrencia ya que puede conducir a la pérdida de vidas humanas y pérdidas económicas
importantes. Los principales estados límites últimos son:
a) Pérdida de Equilibrio. De una parte o de toda la estructura como sólido rígido, caso típico del
volteo o del deslizamiento. Ocurre cuan
do las reacciones y/o restricciones necesarias para mantener el equilibrio no pueden
desarrollarse.
b) Rotura o Agotamiento. De alguno de los elementos estructurales que conlleva al colapso
parcial o total. Casi todo el diseño en Concreto Armado que se estudia en este curso, tiene que
ver con este estado límite.
c) Colapso Progresivo. La falla localizada de un elemento puede conducir a que los elementos
adyacentes se sobrecarguen y fallen y así sucesivamente hasta que toda la estructura puede
alcanzar el colapso. El colapso progresivo puede prevenirse o atenuarse mediante detalles
adecuados del refuerzo que permitan “amarrar” a los elementos estructurales entre sí y que
provean trayectorias alternativas a las cargas en caso de una falla localizada. Este tipo de falla
suele ocurrir con relativa frecuencia durante la construcción.
d) Formación de un Mecanismo Plástico. Cuando se forma un número suficiente de rótulas
plásticas que conviertan a la estructura en inestable (mecanismo). Este estado límite es la base
del denominado Diseño Límite o Diseño Plástico o Diseño por Capacidad utilizado por ejemplo,
para el diseño plástico de estructuras metálicas o para el diseño sísmico en el cual se confía en la
ductilidad de la estructura para reducir las fuerzas elásticas de diseño.
e) Inestabilidad (Pandeo). Puede tratarse del pandeo local (aislado) de un elemento o del
pandeo total de un grupo de elementos, por ejemplo el pandeo lateral de un entrepiso.
f) Fatiga. Fractura o falla del elemento debido a un número elevado de ciclos de carga y
descarga. Ocurre bajo cargas de servicio.
ESTADOS LÍMITES DE SERVICIO
No involucran colapso parcial o total, pero sí puede involucrar un mal (pobre) funcionamiento de
la estructura bajo cargas de servicio. Ya que este estado tiene asociado un menor peligro de
pérdidas de vidas humanas, generalmente se suele tolerar una mayor probabilidad de
ocurrencia que para el caso de los estados límites últimos. Los principales estados límites de
servicio para el concreto armado son:
Durante muchos años el concreto armado se diseñó utilizando el método (filosofía) denominado
Diseño por Esfuerzos Admisibles (en inglés WSD, Working Stress Design), también denominado
Diseño Elástico. En breve resumen, este método establece que para las cargas de trabajo
(servicio) ningún punto de la estructura puede tener un esfuerzo superior a un valor “admisible”
que garantice que la estructura permanezca en el rango elástico. Está basado en:
a) El análisis y el diseño de la estructura o elemento estructural se realizan bajo combinaciones de
las cargas de servicio sin amplificar.
b) Se asume que el concreto bajo cargas de servicio se comporta linealmente, esto es
aproximadamente válido siempre y cuando el esfuerzo de compresión en el concreto no exceda
de aproximadamente 0.4 a 0.5 f′c.
c) Los esfuerzos en el acero y en el concreto, bajo cargas de servicio, no deben exceder de
ciertos valores fijados por la Normas, valores conocidos como esfuerzos admisibles o permisibles.
Por ejemplo para el diseño por flexión de una sección de concreto armado, los esfuerzos
admisibles suelen ser:
Compresión en el concreto σc ≤ 0.45 f′c
Tracción en el acero fs ≤ 0.5 fy
d) El coeficiente de seguridad se fija sobre los esfuerzos del concreto y del acero como una
fracción de sus resistencias (f′c, fy).
El WSD se utilizó desde principios de 1900 hasta finales de la década del 60. Debido a las
numerosas deficiencias que presentaba, a partir de la publicación del ACI-63 se inició una rápida
transición hacia el Diseño por Resistencia. En la publicación del código del ACI en 1971, todo el
diseño en concreto armado pasó a ser por Resistencia y el WSD se convirtió en una pequeña
sección del código. A partir del ACI del 77 el WSD pasó a ser un apéndice y se le llamó Alternate
Design Method (Método de Diseño Alternativo) y se mantuvo hasta el ACI del 99 desapareciendo
completamente en el ACI del 2002.
Las expresiones anteriores, son totalmente equivalentes y son las expresiones básicas para el
diseño por el estado límite último de rotura o para el Diseño por Resistencia. Ya que las
resistencias y las cargas son variables aleatorias independientes, es conveniente contar con un
juego de factores que tomen en cuenta la variabilidad de la resistencia y con otro juego de
factores que tomen en cuenta la variabilidad en los efectos que producen las cargas externas en
la estructura. Es decir, para contemplar la posibilidad de que la resistencia sea menor que la
calculada o predicha y que los efectos de las cargas sean mayores que los calculados o
estimados
deberá cumplirse:
φ Rn ≥ C1*S1 + C2*S2 + C3*S3 +........+ Cn*Sn
donde:
• Rn = Resistencia de Diseño o resistencia suministrada o proporcionada.
• φ = Factor de Reducción de Resistencia, menor que la unidad.
• Rn = Resistencia Nominal, corresponde a aquélla calculada mediante un modelo mecánico del
comportamiento del elemento frente a determinada solicitación o combinación de
solicitaciones, utilizando los valores nominales de las resistencias especificadas para el concreto y
el acero, las dimensiones del elemento y el acero de refuerzo indicados en los planos. Los valores
nominales de las resistencias del concreto y del acero se refieren a la resistencia determinística
especificada como calidad de los materiales.
• S1, S2, S3...= Efecto de las cargas de servicio especificadas (muertas, vivas, sismo, viento,
empuje de líquidos o suelos, etc.), en este caso también son nominales.
• C1, C2, C3... = Factores de Carga o de amplificación o de mayoración.
La ecuación aplicada a los distintos tipos de solicitaciones y grupos de carga que pueden estar
presentes en un elemento estructural, se puede escribir como:
Donde Md es el momento flector ocasionado por las cargas muertas y Ml el ocasionado por las
cargas vivas, ambas en servicio.
El ACI-99, para el mismo grupo de cargas exige:
0.9 Mn ≥ 1.4 Md + 1.7 Ml
El ACI-02, basado en las combinaciones especificadas por el ASCE 7-98, que unifica los factores
de carga y combinaciones de carga para su uso en estructuras de concreto, acero, madera,
ladrillo, para el mismo grupo de cargas, exige:
0.9 Mn ≥ 1.4 Md
0.9 Mn ≥ 1.2 Md + 1.6 Ml
Para el diseño de una estructura o elemento utilizando el Diseño por Resitencia, lo que se suele
hacer es analizar la estructura para las cargas de servicio (con factores de carga unitarios),
asumiendo comportamiento elástico de la misma bajo la acción de las cargas o grupos de
cargas que puedan actuar sobre ella durante su vida útil (cargas muertas, sobrecargas de uso,
viento, sismo, etc.). Luego los resultados de cada uno de los efectos de las cargas individuales se
combinan con sus respectivos factores de carga, de este modo se determina la resistencia
requerida en cada una de las secciones del elemento y se procede a su diseño (por flexión,
corte, torsión, flexocompresión, etc.)
También es posible analizar la estructura bajo la acción de las cargas multiplicadas por sus
respectivos factores (cargas amplificadas, factorizadas o mayoradas), el resultado será el mismo,
ya que el análisis se realiza asumiendo un comportamiento lineal de la estructura. En general es
mejor analizar la estructura bajo cargas sin amplificar, esto permitirá realizar una serie de
verificaciones que se hacen bajo condiciones de servicio, por ejemplo, el cálculo de deflexiones
o del esfuerzo en el acero para verificar las exigencias relativas al control de fisuras.
El análisis de una estructura bajo cargas de servicio para luego amplificar y combinar los
resultados de las distintas cargas, no es válido si se están analizando estructuras con
comportamiento no lineal, por ejemplo si se están incluyendo los efectos de segundo orden
producidos por las cargas de gravedad. En estos casos el análisis debe realizarse con las cargas
amplificadas.
Para diseñar un elemento en flexión, por ejemplo una viga, es útil construir la envolvente de las
Resistencias Requeridas.
INTRUDUCCION
Es frecuente los elementos estructurales sometidos a flexión, tales como vigas o losas que
trabajan en una sola dirección. Generalmente, la flexión se presenta acompañada de fuerza
cortante. Sin embargo, la resistencia a flexión puede estimarse con suficiente precisión
despreciando el efecto de la fuerza cortante.
Para el diseño o la investigación de los elementos solicitados a flexión (vigas y losas), la resistencia
nominal de la sección transversal (Mn) se debe reducir aplicando el factor de resistencia φ a fin
de obtener la resistencia de diseño (φMn) de la sección. La resistencia de diseño (φMn) debe ser
mayor o igual que la resistencia requerida (Mu). También se deben satisfacer los requisitos de
comportamiento en servicio para limitar las flechas y distribución de la armadura para limitar la
fisuración .
Con bastante frecuencia existen limitantes en cuanto a las dimensiones máximas que pueden
tener las vigas y, en ocasiones, al intentar diseñar a flexión tales vigas, se encuentra que es
necesario un armado de tracción que supera los porcentajes de la cuantía balanceada
especificados por los códigos (75% de la cuantía balanceada para elementos que no resisten
sismos, y 50 % de la cuantía balanceada para elementos que resisten sismos), o sencillamente ya
no existe armadura capaz de resistir el momento flector solicitante. En este caso se puede utilizar
el siguiente procedimiento:
T = As . Fy
C = 0.85f´c . a. b
a=β.c
Para secciones rectangulares, las cuantías de armado se calculan con las siguientes expresiones:
Cuantia balanceada
ρ máx = 0.50 ρ b
Existen dos razones fundamentales por las cuales, en una viga sometida a flexión se puede requerir un
diseño que, a más de la armadura de tracción tradicional, se utilice armadura sometida a compresión:
Porque existe un limitante máximo de tipo arquitectónico, constructivo o funcional que impide que la
viga aumente sus dimensiones.
Porque, por aspectos constructivos o de diseño, ya existe armadura de compresión y se desea
aprovechar su existencia obligatoria para disminuir el armado de tracción.
Las especificaciones de los códigos imponen criterios de diseño que permiten que, a pesar de incrementar el
armado de las vigas, se mantengan los niveles de ductilidad que son exigidos para las vigas que solamente
requieren armadura de tracción.
Cuando la viga no resiste solicitaciones sísmicas, la cuantía de armado a tracción máxima admisible se
define mediante la siguiente expresión:
Donde:
Cuando la viga resiste solicitaciones sísmicas, la cuantía de armado a tracción se define mediante la
siguiente expresión:
Para secciones rectangulares, las cuantías de armado anotadas anteriormente se calculan con las
siguientes expresiones:
El criterio básico detrás de las expresiones que definen la cuantía máxima es el de que la presencia de la
armadura de compresión hace cambiar la magnitud de la cuantía balanceada, que puede ser calculada con
la siguiente expresión:
La expresión anterior presupone que el momento en que el acero de tracción ha alcanzado la deformación
de fluencia (e s = e y = Fy / Es) y el hormigón ha alcanzado su máxima deformación (e c = 0.003), el acero de
compresión ha igualado o superado la deformación de fluencia (e s’ ³ e y).
Para el caso más común, de vigas rectangulares, el problema puede representarse esquemáticamente de la
siguiente manera:
Con bastante frecuencia existen limitantes en cuanto a las dimensiones máximas que pueden tener las vigas
y, en ocasiones, al intentar diseñar a flexión tales vigas, se encuentra que es necesario un armado de
tracción que supera los porcentajes de la cuantía balanceada especificados por los códigos (75% de la
cuantía balanceada para elementos que no resisten sismos, y 50 % de la cuantía balanceada para
elementos que resisten sismos), o sencillamente ya no existe armadura capaz de resistir el momento flector
solicitante. En este caso se puede utilizar el siguiente procedimiento:
Se calcula el momento flector que es capaz de resistir la sección de concreto armado cuando utiliza
la cuantía máxima permitida por los códigos (75% o 50% de la cuantía balanceada, según el caso).
Se calcula la parte de momento flector solicitante que no alcanza a ser resistida por la cuantía de
armado definida anteriormente, y que debe ser resistida con armadura de tracción adicional y con
armadura de compresión.
Se calcula una primera aproximación del acero adicional de tracción y el acero de compresión
requeridos para resistir la parte del momento flector solicitante que no puede ser resistida por la
cuantía de armado máxima definida por los códigos.
Se calcula el momento flector real que resiste el armado propuesto.
Iterativamente se corrige el armado de tracción y compresión hasta obtener el diseño más
económico.