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La armadura de Dios

Efesios 6:13-18

13 
Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo
acabado todo, estar firmes.
14 
Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,
15 
y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
16 
Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del
maligno.
17 
Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
18 
orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda
perseverancia y súplica por todos los santos;
En los tiempos antiguos, los soldados usaban armaduras muy pesadas.  De hecho, cuando David
fue a combatir contra el gigante Goliat, no pudo ponerse la armadura porque era demasiado
pesada.  En la actualidad, los soldados no usan armaduras, pero tal vez te parezca interesante
saber que muchos cristianos usan armadura todos los días y sería una buena idea que tú también
la usaras.
La armadura de Dios te ayudará cada día contra nuestro enemigo, el diablo, y las cosas que no
debes hacer.  Pero la única forma en la que la armadura funciona es si Jesús vive dentro de ti.
El diablo quiere que fallemos y que hagamos cosas que Dios no quiere que hagamos porque no
son buenas para nosotros. Puede hacerlo logrando que te intereses por algunas cosas que a Dios
no le agrada, tales como:
o Ver programas con contenido no apropiado.
o Videojuegos que incluyen violencia.
o Películas con contenido para adultos y violentas, donde tratan de hacerlos parecer
divertidos pero no agradan a Dios.
o Cuando las personas de nuestro alrededor nos presionan para hacer cosas que Dios no
quiere que hagamos.
o Entre otras…

Estas son algunas de las formas en las que el diablo trata de engañarte para que hagas cosas que
no deberíamos y esto se llama pecado. Cuando te pones la armadura de Dios, podrás resistirte a
estas cosas y hacer lo que es correcto.  La armadura te dará la ayuda de Dios para luchar en
contra del mal en el mundo.
o Ceñidos vuestros lomos con la verdad.

Ceñir quiere decir: apretar, ajustar o rodear la cintura u otra parte del cuerpo con una
prenda de vestir u otra cosa “ceñirse los lomos” significaba recoger los extremos de las
vestiduras en una faja para caminar libremente y rápido.

En la antiguedad, los soldados vestían con túnicas que no se mantenían pegadas al cuerpo
y como el combate antiguo era mayormente mano a mano (peleando de cerca con un
arma, no pistolas, ni flechas), una túnica suelta era un obstáculo. Algunos cinturones se
confeccionaban de tal manera que sirvieran de bolsas para llevar monedas, navajas,
tinteros, y hasta alimentos.

Ceñir los lomos en la biblia representa la actitud de estar listo, preparados para el día a
día con las situaciones que puedan surgir junto con las tentaciones que nos rodean. Ésto
habla de ajustar nuestro vivir a la palabra de Dios, por ejemplo: actitudes, conductas,
intenciones, motivos, pensamientos, sentimientos y palabras.

Es fundamental que estemos bien "ceñidos" (atentos y preparados) a lo que Dios dice.
o Vestidos con la coraza de justicia.

En aquellos tiempos ningún soldado podía ir a la batalla sin su coraza que lo protegiera. 
La coraza era por lo general una superfice gruesa de cuero o algún otro material resistente con
pedazos de cuerno o pezuña de animal incrustados. Su función era proteger el torso (desde el
hombre hasta la cintura) del soldado, proteger su corazón y órganos vitales. Una herida en el
pecho puede ser mortal y por eso el soldado debe cubrirlo bien. 
El saber que Cristo pagó por nuestros pecados es la principal protección de un cristiano contra
Satanás. La palabra de Dios nos protege enseñándonos qué es lo que no le agrada a Dios para no
ofenderlo y ayudarme a vivir en santidad, diciendo no al pecado.
Estar vestido con la coraza de justicia significa que el creyente vive en obediencia al Señor y por
lo tanto es un es un hijo de Dios que vive para agradarlo.
o Calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.

Imagínense un soldado con su armadura completa: con la espada, el escudo, el casco, la coraza,
el cinturón, pero sin el calzado. La imagen probablemente resulte un poco extraña,  y con solo
pensar en ella nos damos cuenta de que algo falta.
Un soldado descalzo podía tener problemas en plena batalla. En todos los campos de batalla
había piedras, lodo y escombros. Podía tratarse tan solo de piedrecillas y ramas, pero con los pies
descalzos esto podía causar mucho dolor, causar que se resbale y lo último que quiere hacer un
soldado es lastimarse en pleno combate porque sino no puede pelear.

Dios nos manda con esto a permanecer firmes en la palabra cuando vengan las tentaciones.
También teniendo nuestro calzado puesto, estamos listos para desplazarnos, para predicar el
evangelio a otros.

o Escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
o Yelmo de la salvación.
o Espada del Espíritu, que es la palabra de Dios

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