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A Su Manera

Luis Palau
“El camino de Dios hacia la cumbre”

Contenido
Prefacio
1) El oportunista
2) El rey de los ventajeros
3) El maquinador incorregible
4) La mejor terapia
5) El clímax de la liberación
Prefacio de la segunda parte
6) Listo para huir
7) Preparado para la prueba
8) Dispuesto a olvidar
9) Llamado a ser la figura de Cristo
Epílogo
Dios se reveló a Jacob y a José cuando ambos eran muy
jóvenes. Ambos tuvieron grandes oportunidades en la
vida. Ambos soñaron grandes sueños y planearon grandes
planes pero uno de ellos decidió triunfar confiando
implícitamente en la dirección de Dios sin embargo El
otro prefirió hacerlo a su propia manera.
Ambos triunfaron en la vida pero ¿A que precio?
Este libro te ayudará a evaluar cuidadosamente el
pasado, reconsiderar el presente y avanzar exitosamente
hacia el futuro con la mirada firme en el señor y
haciéndolo todo a su manera, que es la mejor alternativa
para nosotros.

Prefacio
Un gran número de los personajes bíblicos que tuvieron
un rotundo éxito en su vida, fueron elegidos
directamente por Dios cuando eran muy jóvenes.
Tomemos el caso muy particular del profeta Samuel. Dios
le habló audiblemente a sus oídos, lo llamó y comenzó a
obrar de manera sobrenatural en su tierna vida, cuando
solo contaba con 5 ò 6 años de edad (1 Samuel 3).
Moisés fue separado por Dios para realizar una
tarea muy especial cuando era un bebé. David fue
rey cuando apenas era un adolescente. Daniel era
un jovencito de unos 12 años de edad
probablemente cuando Dios permitió que fuese
llevado en esclavitud. En el evangelio según San
Juan 15:16 leemos las palabras inmortales del señor
Jesucristo y en el salmo 139 vemos que Dios mismo
planeó cada día de nuestra vida aún mucho antes
que nosotros naciéramos.
En A Su Manera quisiera mostrarte a otros dos
hombres a quienes Dios tocó en su juventud: Jacob
y José desde temprana edad las vidas de Jacob y
José, padre e hijo evidencian o demuestran varias
similitudes. Ambos fueron favoritos de sus padres,
quienes temían a Dios pero eran débiles e
inmaduros en muchos aspectos. Ambos tuvieron
problemas de rivalidades entre sus propios
hermanos. Dios
Dios se reveló a Jacob y a José cuando eran
jóvenes y les otorgó amplias oportunidades para
tener una vida plena y productiva, una vida que
dignificará o glorificará el nombre de Dios.
Ambos tuvieron sueños y visiones pero allí terminan
las similitudes, uno respondió efectivamente a Dios y
El otro no. Uno decidió seguir las pautas o
directrices divinas esto significa seguir confiando
fielmente en las promesas de Dios sin embargo el
otro prefirió seguir sus propios designios o seguir los
dictados de su mente, tratando de llevar a cabo lo
que El creyó era que era la voluntad de Dios para su
vida pero haciéndolo a su manera , no a la manera
de Dios y los resultados o efectos fueron
desastrosos.
Tal vez en las vidas de estos hombres encuentres
aspectos con los cuales te identifiques ¿Has sido
tentado a hacer cosas a tu manera, siguiendo tus
propias estrategias? ¿Has luchado espiritualmente
con Dios en alguna cuestión?.
Y en estas páginas también descubrirás algo del
carácter de Dios ¿Estas buscando respuestas y la
guía divina en algún asunto en particular?
¿Cuestionas la forma en que Dios hace las cosas?
Quizás necesites saber más del plan eterno de Dios.
Nuestro Dios se revela a sí mismo. Su delicia esta
en hablar a su pueblo. No le basta con estar sentado
en su trono mientras nosotros vivimos enloquecidos
haciendo las cosas a nuestra manera. El se ha
revelado en las escrituras. El se ha revelado en su
hijo Jesucristo. Él se revela en la naturaleza y se
revela en nuestro ser por la presencia del Espíritu
Santo que vive dentro de nosotros.
Mi oración es que estas páginas te ayuden a
encontrar a Dios y que El te muestre su carácter en
contraste con el tuyo aunque pueda doler un poco. Y
pido a El que te revelé cómo su carácter puede
convertirse en tu carácter si le permites que obre
ampliamente en tu vida.

Capitulo Uno
El oportunista
Lo hizo con Jacob. Le llevó cerca de 100 años, pero
lo hizo. Y también con todo aquel que pertenece a
Cristo. Dios ha comenzado una obra muy especial
en tu vida y la va a concluir. ¿Te entusiasma la idea
tanto como a mí? Cuando Dios obra en la vida de
una persona, no lo hace parcialmente o de una
forma inconclusa. Dios actúa con determinación y
concluye todo aquello que inicia. No hay vuelta de
hoja, es un hecho innegable y concreto. El apóstol
Pablo afirmó (Filipenses 1:6).
El deseo incesante de Dios es hacerme y hacerte
semejante a Cristo. El desea moldear en nosotros el
carácter de su Hijo. Ese es su legítimo propósito en
nuestra vida. Leemos en la Biblia (Gálatas 4:16).
Lo que Dios hizo con Jacob, también trata de hacer
con nosotros. El Señor trataba de moldear a Jacob
hasta convertirlo que el hombre que El deseaba.
Quería imprimir o estampar su carácter en Jacob y
hacer de él una persona completa y sumisa.
¡Extraordinaria tarea! Y Jacob resultó ser uno de los
hombres más obstinado y rebelde que haya existido.
El Antiguo Testamento fue escrito para enseñarnos,
para que tomemos ejemplo (1 corintios 10:11) y por
ello, nos vemos reflejados en sus páginas. Cuando
advertimos lo que el Señor hizo en las vidas de los
personajes del Antiguo Testamento, comenzamos a
tener una idea más completa o acabada de lo que
Dios procura hacer constantemente en nuestra vida
y en las vidas de nuestras familias.
No importa cuánto se haya esforzado tu esposa para
cambiarte mientras te resistías, ya que eres
obstinado y te sientes muy seguro de ti mismo. No
importa la tenacidad con que Dios haya tratado de
hablarte a través de un individuo o por medio de su
palabra, mientras rehusabas escuchar. Dios habrá
de cumplir su propósito divino en tu vida. Al margen
de nuestra propia terquedad, (1 Tesalonicense
5:24).El Señor tiene bastante que hacer en nuestras
vidas, ¿verdad?. El Señor es Señor además es Rey.
Dios obra en naciones y en individuos. Es fascinante
saber que siempre, al menos, en líneas generales,
El ha de revelarnos lo que quiere hacer. Esto fue lo
que ocurrió, precisamente aun antes del nacimiento
de Jacob (Génesis 25:20-26).
Descubriremos que Jacob se parece bastante a
nosotros. Es como quienes trepan la escalera del
éxito. Hay otros trepadores delante de él y con razón
se le llamó “Jacob” que literalmente significa “tomará
del tobillo”. Tanto los que iban en pos de él como
también quienes lo seguían debían andarse con
mucho cuidado ya que era un oportunista.
Pero la vida de Jacob no está en la biblia para
hacernos decir que divertido “Jacob ¿Que hiciste
hombre?” Y tampoco está simplemente para
demostrar que una persona cosecha lo que siembra
en la vida. Vemos también el carácter de Dios
revelándose progresivamente en la vida de este
peculiar hombre. ¿Quieres conocer a Dios tal como
es? Puedes descubrirlo leyendo un libro de teología
que hable de los atributos divinos o puedes leer la
Biblia y verlo obrar en las vidas de hombres como
Jacob y José. Esta es la manera en que El prefiere
revelarse a nosotros. ¿Estas dispuesto a ver a Dios
tal como El se revela a sí mismo? Es una pregunta
crucial. ¿Quieres descubrir al Señor tal como El es?
El dice (Oseas 11:9). Si en verdad deseas conocer a
Dios tal como es, permítele que te hable a través de
las vidas de Jacob y José. Esta en ti decidir si
quieres escucharlo y hacerlo Señor de tu vida.
Quizás digas “Esta bien que estudiemos el carácter
de Dios, pero sucede que estoy casi en la
bancarrota y tengo problemas con mi esposa” O tal
vez sea “Mi marido esta por dejarme, así que ¿Que
tiene que ver mi situación con el carácter de Dios?
¿Por que no habla sobre los problemas de la familia
en vez de ser tan teórico? Creo que a medida que
consideremos la vida de Jacob y los suyos y la
manera en que Dios provocó tantas tensiones
familiares, aprenderemos mucho en cuanto a
nuestras propias familias. Dios puede obrar en la
gente a todo nivel. Puede obrar en una sola nación o
en varías al mismo tiempo. Puede obrar en la vida
del presidente de un país, en cada uno de sus
individuos o bien en todos al mismo tiempo. Dios es
Dios.
Nuestro mundo actualmente esta atravesando
tiempos muy difíciles, no sé exactamente qué es lo
que Dios trata de decirnos, pero al leer los diarios y
periódicos nos damos cuenta de que Dios esta
tratando de comunicarnos algo importante. Aunque
nos preguntemos continuamente ¿Que significa todo
esto? Podemos tener seguridad de que la situación
no está fuera de su control. En realidad Dios tiene el
control. En el Antiguo Testamento vemos que el
Señor se revelaba a sí mismo y revelaba sus
propósitos y comprendemos que Dios es soberano
sobre los reinos de este mundo. Es emocionante
saberlo con exactitud todo esto.
El Señor le digo a Rebeca (Génesis 25:23). Los dos
hijos aún no habían nacido, y Dios declara
enfáticamente lo que sucedería en sus vidas. Es la
omnisciencia de Dios en acción. El conoce tanto el
comienzo como el final de las cosas. El vio los dos
niños de Isaac y Rebeca cuando fueron concebidos
y determinó lo que ocurriría con ellos. Yendo contra
todas las reglas y tradiciones, el menor dominaría al
mayor. Dios nos conoce aun antes de nuestro
nacimiento (Jeremías 1:5) ¡Pensar que antes que yo
naciese allá por 1934, Dios me conocía a mí. ¡A Luis
Palau! De entre tantos millones y millones me
conocía a mí. ¡Que magnífico! Y planeó que yo
predicaría el evangelio. Desde el principio Dios me
conocía. Y el Señor también dice “Antes que
nacieses, te santifique, te separé”. Cuando aún
estábamos en el vientre de nuestra madre, Dios forjó
un plan extraordinario para nuestra vida. Y eso era
exactamente lo que Dios estaba haciendo según
leemos en Génesis. Tenía planes para Jacob y
Esaú. Antes que ellos naciesen, sabía
perfectamente lo que ocurriría. Y año tras año llevó a
cabo sus planes en estas dos vidas, tal como lo
hace en la tuya.

Dios se deleita en que seamos parte de su


plan

Vemos que Dios deseaba cumplir sus propósitos en


Jacob, y lo deseaba hacer a su divina manera.
Jacob también anhelaba que en su vida se
cumpliera los propósitos, pero quería hacerlo todo a
su modo humano. Este fue su problema durante casi
100 años. Cuando su vida casi había llegado al final,
su hijo José lo llevó ante el Faraón de Egipto quien
preguntó al patriarca “¿Cuántos años tienes?” y la
respuesta de Jacob fue ( Génesis 47:7-9). ¡Que
manera más triste de terminar la vida! Un hombre
llega a los 130 años y cuando le preguntan la edad,
tiene que decir” Pocos y malos han sido los días de
los años de mi vida” Parecían pocos porque los
había desperdiciado y malgastado. Había muy poco
que pudiera recordar con alegría; los recuerdos de
victorias eran contados, por ello digo lo que digo.
Al Señor le agrada revelar sus propósitos. No son un
secreto. Si alguien alega “He buscado a Dios y no
puedo encontrarlo” es porque ese alguien ha
buscado mal. Dios se ha revelado a sí mismo; su
deseo es conocernos y que le conozcamos. Dios
había conocido a los dos niños cuando todavía
estaban dentro del vientre de su madre Rebeca.
Dios advirtió que los hermanos serían enemigos. De
manera que cuando Rebeca se desesperó por los
dos niños que peleaban dentro de su vientre; y le
preguntó a Dios qué sucedía, Dios le reveló el futuro
de ambos. A Dios le encantaría revelar sus
propósitos al mundo entero; si el mundo tan sólo lo
escuchara. Todos los cristianos tenemos el privilegio de
hablar con Dios; de pasar tiempo con El; y escuchar su
voz---quizás no de manera audible (aunque Dios podría
hacerlo) sino a través de la Biblia y del Espíritu Santo que
vive en nosotros. Dios le encanta guiar a los suyos.
En el salmo 32:8-9 Dios nos dice—Escúchame,
yo quiero aconsejarte. Quiero guiarte. Quiero
cuidar de ti, de tu familia y de toda tu vida. No
seas como el caballo o como la mula, que solo
obedecen si se les dirige a la fuerza, si me
quieres escuchar y obedecer, te enseñaré y te
guiaré siempre. Si sientes como si Dios nunca te
hablará, tomate tiempo y permítele que hable a
tu corazón a través de la Biblia. El tiene un
propósito para tu vida, y para cada persona en
la tierra--- hombres, mujeres, niños y
especialmente jóvenes. En casi todos los casos
que vemos en la Biblia, Dios comenzó a obrar
de manera evidente o palpable en hombres y
mujeres durante la juventud de ellos--- y en el
caso de Samuel que solo tenía 6 ó 7 años (1
Samuel 2:19—4:1). Todo parece indicar que
Dios se goza de una manera tremenda cuando
escoge a una persona a temprana edad, para
luego guiarla toda la vida. ¿Eres un candidato
para que esa sea tu experiencia?
¿Y qué del libre albedrío?
Sin embargo, junto con la soberanía de Dios—
quien siempre lleva a cabo sus propósitos---está el
hombre como responsable directo. Vemos que Esaú
tuvo libre albedrío (Génesis 25:27-34) cuando Esaú
despreció su primogenitura, no hizo sino confirmar lo
que Dios había predicho. El rubricó o selló la
profecía, pero actuó ejercitando plenamente su libre
albedrío. Dios había anunciado de antemano que
esto sucedería, pero sin dar detalles adicionales. Y
en un momento de pasión desequilibrada Esaú
arruinó su gran oportunidad simplemente porque
prefirió llenar su estómago. ¡Que decisión más
trascendental y equivocada! Ten cuidado con esos
impulsos desesperado en tu vida pues podrían
marcar negativamente el resto de tus días.
Ahora bien, cuando hablamos de la soberanía de
Dios y del libre albedrío del hombre, siempre está la
pregunta “¿Dónde comienza la soberanía de Dios y
termina la libertad del hombre?” ¿Cuál es la
respuesta? La soberanía de Dios nunca termina. El
siempre ha de ser soberano. Y el libre albedrío del
hombre comienza donde Dios decide que puede
comenzar y termina donde Dios quiere que termine.
Dios es Dios. El pone límites. Por supuesto que lo
hace con su perfecta sabiduría, así que no tienes por
que temer, Dios siempre es bueno, y es siempre
Dios (Salmo 34:8-9).
Supongamos que el patio de mi casa haya hormigas,
las hormigas van todos lados, comen las plantas que
mi esposa ha cuidado con tanta dedicación y
esmero, construyen su hormiguero y guardan
comida para el invierno. Ellas se creen las dueñas
del mundo por que son libres. No obstante son libres
en el patio de mi casa, entretanto yo las dejo ser
libres. Tienen libertad de acción, mientras yo les
permito comerse las plantas de mi esposa,
almacenar su comida y hacer lo que les plazca.
No obstante en el momento en que yo digo” Bueno,
se terminó” y decido deshacerme de ellas, será el fin
de las hormigas. Yo soy soberano en mi casa. Yo la
compré, no ellas. Les doy libertad durante el tiempo
que quiero. Esta es una pequeña comparación de la
obra que Dios hace en nuestra vida. El nunca deja
de ser soberano. Nos dice” Escucha, dentro de estos
límites, eres libre para elegir” Nuestra
responsabilidad comienza donde El dice que
comienza. Y termina cuando el dice “Bueno, es
suficiente”. Dios permitió que Jacob engañara a su
hermano en una transacción comercial. Por
supuesto que no estaba a favor de ello, simplemente
lo permitió. Luego El arreglaría las cosas con Jacob
y el engaño que éste cometió.
Otro ejemplo, Dios odia profundamente el divorcio,
en la Biblia no lo podría haber dicho de manera más
clara y sin embargo lo permite, es su voluntad
permisiva. Odia el divorcio con santa ira, pero lo
permite en razón de la pecaminosidad de la raza
humana (Mateo 19:8-9) Tal fue el caso del engaño
de Jacob. Además siempre nos perseguirán las
consecuencias de haber quebrantado la voluntad
revelada de Dios. El apóstol Pablo nos amonesta:
(Gálatas 6:7-8).
Isaac y Rebeca--- ¡Que ejemplos!
Los padres de Esaú dieron un muy mal ejemplo a
sus hijos. Ni Isaac, ni Rebeca fueron dignos de
admiración. Quizás el matrimonio haya comenzado
mal en vista de la manera en que Rebeca fue
elegida para ser la esposa de Isaac. Después de
todo, enviar a un siervo para que encontrase mujer
para Isaac, tal vez no haya sido la mejor idea. Isaac
y Rebeca fueron forzados al matrimonio sin siquiera
haberse visto una vez. Y ni siquiera Abraham
conoció a la muchacha antes del casamiento, el
hogar de Labán seguramente produjo su efecto en
Rebeca, ya que más tarde en la vida tanto ella como
su hermano engañaron. Es evidente que en este
hogar había gran tensión, y con seguridad podemos
afirmar que este matrimonio distaba de ser ideal.
Isaac amaba mucho a su hijo Esaú, en especial por
que cocinaba comidas sabrosas que le agradaban
(Genesis 25:28).
Esto muestra el grado de madurez de Isaac….Y
Rebeca prefería a Jacob, probablemente por que su
esposo tenía a Esaú como favorito, no se dan
razones específicas, pero era obvio que no estaban
de acuerdo entre sí. Debemos ayudarnos unos a
otros, a fin de no caer en favoritismo. Es un rasgo
peligroso en la familia. En el caso de Isaac y Rebeca
tuvo consecuencias desastrosas. Isaac era
pusilánime, débil de carácter, además era un amante
de la buena comida, hasta el punto de tomar
actitudes extremas. Amaba a su hijo por sus
habilidades atléticas y sus aptitudes culinarias—
razones insuficientes para un amar a un hijo. Y Esaú
El preferido, quien consideró que su hambre estaba
por encima de su primogenitura siguió el doloroso
ejemplo de su padre Isaac. El resultado fue que,
humanamente hablando, el favoritismo mostrado por
Isaac y Rebeca resultó en grandes problemas y
conflictos con los hijos.
Los padres no tienen toda la culpa
A pesar de todo, el mayor peso de responsabilidad
cae sobre los hombros de Esaú, no de sus padres.
Aunque tengas un padre débil, fanático de la cocina
“gourmet” o tal vez dado a la bebida o una madre
con mal carácter, Dios no permitirá que le eches la
culpa por tus propios errores. La Biblia pone
responsabilidad sobre Esaú. Cada individuo es
responsable ante Dios y los hombres. Hoy día
muchos buscan consejo no bíblico, traspasan a los
padres gran parte de la responsabilidad por las
malas acciones cometidas, cuando en realidad el
culpable es quien cometió tal o cual acción “ El hijo
no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el
pecado del hijo” ( Ezequiel 18:20).
Yo he cometido muchos errores, pero no osaría
echar la culpa a mis padres. No es culpa de ellos. Es
triste cuando alguien quiere culpar a sus padres, por
sus propias debilidades o sus pecados. Tal persona
no arreglará sus problemas ni hallará soluciones. Un
psicólogo cristiano afirma que existe la tendencia de
afirmar que la homosexualidad es el resultado de
una madre débil de carácter y un padre fuerte. Hay
cientos de excusas para justificar la homosexualidad
y otras aberraciones en la conducta humana. Hay
quienes alegan que son homosexuales por que el
padre tenía un carácter muy fuerte y dominante o tal
vez demasiado débil y fluctuante. Otros dicen que la
madre era muy dominante, o débil por demás.
Siempre hay excusas. Pero la Biblia pone
responsabilidad directa en el pecador no en sus
padres. El énfasis bíblico siempre radica en la
responsabilidad individual (Ezequiel 18:14).
Esaú tenía grandes sueños, pero los echó a perder
en un momento de pasión incontrolable, tenía
hambre, olió buena comida, y desprecio todo lo que
Dios le ofrecía, y le hubiera dado. Y en cuanto a
Jacob, Dios habría encontrado la manera de llevar a
cabo sus propósitos. Hay infinidad de jóvenes y no
tan jóvenes que en un instante de pasión
incontenible arruinaron todo lo que Dios les tenía
deparado o preparado. Podría ser gula, una pasión
sexual no satisfecha, una oportunidad de obtener
mucho dinero sin sacrificarse mucho lo que fuere.
¡Cuantos hay que, habiendo sido criados en hogares
modelos, en un rapto de desenfreno arruinan sus
vidas ¡ Eso precisamente le ocurrió a Esaú un
capricho no satisfecho cambio drásticamente su
destino.
El primer pecado deja marcas
También Jacob había iniciado su largo y triste
camino cuesta abajo. Su primera maldad lo marcó
de por vida. Si pudieras recordar el primer pecado
que cometiste cuando aún eras niño, caerías a la
cuenta de que probablemente es el pecado con el
que has tenido problema toda tu vida. Ahora mismo
debieras solucionarlo en forma radical.
Jacob no lo hizo, no buscó soluciones. Pero sí trató
de continuar fomentando los propósitos de Dios a su
propia manera, (Comercial y oportunista). Comenzó
a mostrar las características que tanto mostramos en
los negocios y en la vida diaria, el fraude y el
engaño. Era un hombre maquinador, manipulador,
astuto, artero y tramposo. Era el “suplantador” un
nombre muy apropiado por cierto para él.
Jacob ansiaba el éxito rotundo en la vida, no se
había propuesto pecar y sin embargo falló de una
forma terrible. ¿Por qué? Jacob no era un pecador
empedernido sino una persona buena y agradable.
Aparentemente nunca cometió inmoralidad. ¿Por
qué? Nunca pensó en abandonar a su esposa. La

amaba intensamente. Pero sin embargo fue un

fracaso. ¿Por qué? Por que trató de llevar adelante

los planes de Dios a su manera (Humana) y no a la

manera de Dios. Este es el problema de toda su


vida. Cuánto mejor hubiera sido que Jacob orara a
Dios con Jeremías (Jeremías 10:23-24).

Un muy buen trato

El descenso de Jacob empezó cuando vio que su

hermano estaba hambriento y se dijo “Los negocios

son los negocios. Esta es mi oportunidad”. El

oportunista había hallado la oportunidad de su vida.

Y por que era un “niño de mamá” posiblemente haya

regresado diciendo—Mamá, lo hice. Fue un

momento de debilidad. Pero fue trato justo. Esaú me

vendió voluntariamente su progenitura. Nadie puede

acusarme de negocios oscuro. Todo fue muy claro.


Fue trato limpio.

Pero en verdad no fue honesto. No era la forma en

que Dios deseaba darle autoridad y prosperidad que

él tanto deseaba. Cuando jóvenes, las vidas de

muchos prometían maravillas, pero en 20 años

después seguimos siendo nada para Dios. ¿Por


qué? Por que hemos vivido utilizando tácticas

humanas. Nuestro yo por naturaleza trata de hacer

las cosas a su manera. Y en las Escrituras leemos

(Romanos 8:8) extorsionar, sacar partido con

engaño y embaucar a la gente, esa es la manera

humana para llevar a cabo los planes divinos. No

vale la pena, no trates de hacerlo ya que

desperdiciarás tu vida y no tienes derecho a ello.

Eso fue lo que el pobre Jacob trató de hacer. Su hijo

José debió de haberlo observado atentamente a

medida que crecía. Debe de haber aprendido

lecciones de los errores de su padre, ya que nunca

en su vida intentó fomentar los propósitos de Dios

con tácticas de la carne. Y llegar a ser grande. No


así su padre.

No trates de forzar a Dios

Dios tiene mucha paciencia (Romanos 15:5).

Cuando Jacob cometió esa ilegal transacción


comercial tan deshonesta, Dios no envió un rayo del

cielo para exterminarlo. Tampoco envió un automóvil

ni un camello para que lo atropellara. Dios tiene

mucho tiempo a su disposición. Existía antes que

nosotros naciéramos y existirá cuando ya no

estemos en la tierra. Quienes no estamos en

condiciones de perder tiempo, somos tu y yo. Pero

Dios tiene todo el tiempo del mundo y declara


enfáticamente en (Jeremías 31:3).

Cuando creemos que Dios, nos ha mostrado el

camino a seguir, corremos en riesgo de tratar de

implementarlo con métodos carnales. Por el

testimonio interno del Espíritu Santo y por las

afirmaciones de respetables y confiables miembros

del cuerpo de Cristo, desde mi juventud supe que

Dios me había llamado al evangelismo masivo a

través de la radio, televisión, películas, literatura y


campañas unidas de evangelización.
Por la gracia de Dios, mucho se ha llevado a cabo,

millones de personas han escuchado el evangelio y

cientos de millares han venido a los pies de Cristo.

Empezamos en América Latina y desde hace varios

años hemos ido extendiendo por Europa, Oceanía,

Asia y todo el mundo y yo siempre estoy apurado.

Cuando me parece que Dios va más lentamente de

lo que yo deseara , algo que sucede a menudo ya

que soy bastante agresivo e impaciente, corro el

riesgo de tratar de torcer el brazo de Dios, para que

las cosas se muevan más aprisa y corro el riesgo de

llevarme por delante a la gente y herirla. Y todo por

tratar de apurar el plan del Señor en mi vida. Es una

tentación muy sutil ¡Pero Dios me libre de ella! La

manera de Dios es la apacible manera descrita por


el sabio en el libro de Proverbio 3: 5-7.

¡Qué distinto habría sido si Jacob hubiera aprendido

esta verdad! Vamos cayendo en nuestras propias

redes. Para Jacob fue un poco de guiso de lentejas


¿Y para ti que podría ser? No tenemos por qué

llegar a ese extremo. Hay que confiar en el Señor

con todo el corazón y no apoyarte en uno mismo.

Hay que reconocerlo en toda nuestra vida y Él

enderezará nuestros caminos. No tenemos que

tratar de forzar su voluntad. El bien puede llevar a

cabo sus propósitos sin nuestra “ayuda” (Salmo

34:8) Dios puede hacer en un solo día lo que a ti te

llevará cientos de años ¡Que necios somos,

entonces cuando creemos poder apresurar los

propósitos de Dios con nuestra hábil inteligencia! No

está en nosotros hacerlo. En este momento las

palabras del poeta se vuelven una realidad

inobjetable:

Es Señor, es Señor

El murió y resucitó

Y hoy es Señor…

Toda lengua se doblará


Y toda lengua confesará

Que Jesucristo es Señor…

¿Es Jesucristo el Señor de mis sueños y ambiciones

personales? ¡Si Jacob se hubiera hecho esta

pregunta antes de actuar….!

Capitulo Dos

El rey de los ventajeros

Un pecado conduce normalmente a otro. Todos lo

sabemos. Primero fue la oscura transacción de

Jacob para obtener la primogenitura. Luego, madre

e hijo procedieron a engañar al patriarca Isaac.

Aunque la evidencia en sí no podría haber

condenado a Jacob por el “negocio” con Esaú, el

incidente precipitó las cosas de tal manera que

Jacob y su madre se vieron forzados a hacer algo

peor. Y ese segundo escalón descendente es, sin


lugar a dudas, condenable. La peligrosa realidad es
que un pecado sin resolver lleva al próximo.

Rebeca oye la conversación en que Isaac hace los

arreglos para impartir su bendición a Esaú y se dice

“No puedo permitir que esto suceda” De modo que

apresuradamente va en busca de Jacob (Génesis

27:5-13). Y así lo hicieron y consiguieron lo que

deseaban. Con pieles de cabritos y con el guiso

engañaron a Isaac, quien cayó en la trampa y dio a

Jacob, el hijo menor, la bendición que estaba

reservada para Esaú, el mayor.

Me instigaron a hacerlo

Jacob no es menos culpable por que su madre le

haya dado instrucciones para el engaño. En el día

del juicio no podrá decir al Señor “No fui yo, mi

Mamá, me instigó, yo no tuve la culpa” En ultima

instancia, él era totalmente responsable de sus

actos. Hay un punto en que no se les puede


obedecer a los padres, ese punto es el momento en

que ellos nos piden que mintamos, engañemos o

hagamos algo incorrecto. De acuerdo a la palabra de


Dios en tal ocasión (Hechos 5:29).

Sin embargo, aparentemente Jacob estuvo de

acuerdo con Rebeca---Mamá tiene razón. Si no nos

apuramos en este asunto, Esaú regresará con la

carne del venado y la guisará como le gusta a mi

padre. Luego Papá comerá, beberá y dará a Esaú su

bendición. Si eso sucede, se arruinarán los planes

de Dios tenía para mí. Debemos de darle una mano

a Dios. En vista de sus acciones, eso es


exactamente lo que dijo.

Quizás hasta se haya dicho---Si no obtengo esa

bendición, los planes de Dios no podrá llevarse a

cabo. Tal vez incluso el nombre del Señor sea

deshonrado y eso sería terrible. Así que debemos

hacer lo que está a nuestro alcance para eso no


suceda. En este caso el fin justifica los medios.

Muchos nos encontrado en la encrucijada o en el

dilema de decidir hasta dónde es correcto obedecer

a otros. Recuerdo cuando yo era un muchacho y

trabajaba en un banco en la ciudad de Córdoba, en

Argentina. Yo estaba en el departamento de divisas,

dónde debíamos realizar transacciones con moneda

extranjera. Ese departamento es ideal para ganar

dinero de manera fraudulenta y aunque sea triste

admitirlo, tanto gerentes como empleados

diariamente hacían trampitas a los clientes.

Supongamos que los funcionarios de la

administración estatal hubieran comprado en el

extranjero por un valor total de tres millones de

dólares. Ellos tenían que pagar en moneda nacional.

Supongamos que el cambio oficial de ese día fuera

de 42 pesos el dólar, el banco diría a los

funcionarios “Hoy el dólar está a 45” Eso significaría

que por cada dólar, el banco ganaba tres pesos de


manera deshonesta, sumado ello al 1% de comisión

por la transacción. Si eso se multiplica por 3 millones

de dólares la ganancia era millonaria en la media

hora que demoraba el negocio. Cuando comencé, a

trabajar siempre preguntaba a mi gerente--- ¿Cuál

es la tasa de cambio hoy? El pensaría un momento y


contestaría, por ejemplo—Di que 45.

Yo no hacía pregunta, pero con el tiempo empecé a

darme cuenta de que las cosas no se hacían con

honestidad. Los funcionarios de gobierno no podían

hacer nada ya que confiaban en el banco. El hecho

era que todos los meses engañábamos y

quedábamos con millones de pesos. Cuando por fin

tuve toda su confianza, el gerente me explicó todo el

sistema y la estrategia que utilizaban. Recuerdo que

un domingo por la tarde estaba predicando el

evangelio en una reunión al aire libre. Si vienes a

Cristo, El llenará tu corazón—decía yo---Si vienes a

Cristo el te dará poder su poder. Serás limpio.


Podrás vencer la tentación. Serás limpio. Podrás
vivir una vida maravillosa, sin nada que esconder…

De pronto una dulce vocecita dentro de mi corazón

me dijo: Luis, suena bonito. En verdad estás

predicando el evangelio. Pero ¿recuerdas que la

semana pasada aquél hombre fue al banco a

comprar dólares? Le dijiste que el cambio estaba a

47,50. Cuando en realidad estaba a 45. ¿Cómo

puedes conciliar ese incidente con el hermoso


mensaje de esta reunión?

Continúe predicando e hice la invitación. Pero

cuando regresé a mi casa, el recuerdo de lo

sucedido me perseguía. Finalmente un día junté

coraje y hablé con el gerente. ¿Siempre tendremos

que engañar de esta manera? ¿Será con

deshonestidad? Le pregunté. ¿Qué quiere decir con

eso de engañar? Me preguntó exasperado, con el

rostro rojo por la indignación. Lo que hacemos con la


gente no está bien—contesté---Los estamos
engañando.

Traté de ser humilde, pero a pesar de lo nervioso

que estaba, comencé a sentir bien interiormente.

Escuche, Palau—Me advirtió—Yo hago lo que hago

porque me vienen órdenes de “arriba”. Usted lo hace

porque yo se lo ordeno yo. Usted está sólo para

obedeciendo mis órdenes. En realidad no puedo

continuar haciéndolo, señor—respondí. No puedo

mentir a la gente aun cuando esas órdenes vengan

de “arriba”. Y allí comenzó la discusión. El banco me

había estado entrenando para ocupar un buen

puesto. Vea Palau, lo hemos estado entrenando.

Tenemos grandes planes para usted. ¿Y ahora

usted me sale con que somos unos mentirosos?


¿Me está acusando de engañar a la gente?

No señor, le estoy diciendo que yo no puedo

hacerlo. Bueno, si no puede hacerlo, esto se acabó.


Las cosas no se han de cambiar, porque usted

quiera. Usted no pertenece al Directorio, es

simplemente un empleado. No creo que los clientes

necesiten saber quién toma las decisiones. Me di

cuenta de que tenía que renunciar al banco. Parecía

una tragedia ya que debía mantener a una madre

viuda y a cinco hermanos. Pero de todos modos

renuncié. No obstante, el Señor me había abierto

una puerta. El ministerio de evangelización. De

manera que lo que en apariencia era una tragedia y

además estaba la tentación de continuar en la

situación comprometida en el banco un tiempo más

en razón de las dificultades económicas. El Señor lo

utilizó para alejarme del banco y ponerme a trabajar

en su obra que El tenía en vista para mí. Y cuándo lo


alabo porque lo hizo de esa manera—su manera.

El miedo persigue al tramposo


Probablemente Jacob haya tenido la misma

tentación sin embargo nunca hay resultados

positivos cuando nos valemos de medios incorrectos

para lograr fines correctos. Notarás que

inmediatamente después del engaño, que apareció

el temor. Cuando engañas o cuando mientes, el

alma empieza a tener miedo—un sentimiento que no

desaparece a menos que arregles las cuentas

pendientes que tú tienes. Alguien dijo que nada está

arreglado hasta tanto está bien arreglado. Si una

persona se vale del engaño y las trampas ya sea

que suceda entre los esposos, en la vida comercial o

donde fuere tal persona, aunque lo niegue, ha de

tener temor y sentimiento de culpa por el resto de su

vida o hasta que arregle sus cuentas con Dios y los

hombres. Rebeca fue la primera en sentir un terrible

pánico. En cuanto se enteró de que Esaú planeaba

matar o aniquilar o ajusticiar a su adorado hijo, llamó

a Jacob. Y seguidamente ambos tuvieron una


tercera actitud turbia. Un pecado conduce al

siguiente. Le habían mentido a Isaac. Entonces

utilizando la excusa de que Jacob nunca encontraría

esposa decente en ese lugar, Rebeca preparó el

camino para que Jacob partiese en busca de

esposa. Pero en realidad estaba huyendo.

Muchos presentan graves cuadros nerviosos, a decir

verdad están tratando de escapar de algo oculto, de


algo que tratan de esconder en lugar de solucionar.

Profesionales que conozco a menudo han citado

ejemplos tras ejemplos de personas que

permanecen alojadas en las instituciones mentales

porque no quieren enfrentarse con la realidad


innegable que se encuentra alrededor de sus vidas.

¡No te preocupes! Dios es Dios

Toma nota de cómo funciona el obrar soberano de


Dios.
1) Isaac, el padre obtuvo su merecido. Era débil de

carácter que parecía amar a su hijo por sus

habilidades culinarias. En cierto sentido,

merecía ser engañado. Fue la consecuencia

lógica de su inmaduro favoritismo.

2) Esaú “se lo buscó” y obtuvo su merecido por

haber rechazado los privilegios que

legítimamente le correspondían.

3) Jacob pagó un precio muy elevado por su

engaño—el resultado fue que desperdicio los

mejores 20 años de su vida. No valía la pena

¿verdad?

4) Y por último Rebeca, la madre, no volvió a ver a

su hijo favorito. Ella murió antes que el tramposo

que apañó regresara con sus ganancias mal

habidas.

Así es como funciona la soberanía de Dios.

A menudo pareciera que la situación estuviese


Fuera de control en tu familia, en la iglesia o en

el mundo en general. Pero no es así, Dios está

en control de todo y de todos. El reina sobre el

universo de tal manera que todos reciben su

merecido, sea bueno o malo. Dios es Dios, así

que no te preocupes. El sabe cómo manejar las

distintas situaciones. A primera vista parecía

como si Jacob se hubiera salido con la suya con

sus trampas descaradas. Pero no fueron así las

cosas. Nunca pudo disfrutar de los beneficios de

su oscuro obrar. Fue una total pérdida de

tiempo, una vida joven tristemente malgastada.

No vayas, Pablo
¿Por qué será que intentamos llevar a cabo los

planes de Dios a nuestra propia manera? Es un

error, generalizado también fue el caso del

apóstol Pablo, quien tuvo que pagar un precio

muy alto por su comportamiento. A veces no

deseamos mencionar los aspectos negativos de


la vida de este excepcional hombre, pero él

también cometió equivocaciones cruciales.

Después de todo era humano.

En hechos 21:4 leemos y el relato continua

(versículos 10-14). En realidad tendrían que

haber dicho” Hágase la voluntad de Saulo de

Tarso”. Dios por profecía le había dicho “Pablo,

no vayas” Y luego había enviado a otro profeta

quien de manera muy dramática le dio una

lección objetiva por medio de ayuda visuales. El

hombre tomó el cinto de Pablo y se ató,

diciendo que eso sucedería con Pablo si iba a

Jerusalén. No obstante en un momento en que

sobrevaloró la confianza que tenía de sí mismo.

Pablo exclamó—A ustedes les falta coraje. Me

decepciona. Yo estoy dispuesto a ir a Jerusalén

y también estoy dispuesto a morir por el Señor.

Ahora bien, Dios usó el error de Pablo y siempre

cumplirá sus propósitos divinos a pesar de


nuestros propios desaciertos, pecados o de una

desobediencia persistente. Cuando Dios dice

que hará algo, siempre lo hace. Pero por otro

lado, nosotros cosecharemos las

equivocaciones que cometemos. Pablo pagó

sus errores, aunque por otra parte Dios usó todo

para bien ya que ésta es su manera de actuar.

Leemos en Romanos 8:28, lo cual no quiere

decir que tales errores hayan sido el ideal de

Dios para nuestra vida.

Cara a cara con Dios


Hemos visto el tercer escalón descendente en la

triste vida de Jacob. El y su madre maquinaron y

conspiraron, sin confiar en el plan de Dios para

sus vidas. Y es entonces cuando el Dios

Todopoderoso conduce a Jacob al lugar donde

por primera vez él se encuentra con el Señor

cara a cara. Porque a pesar de todo Dios


amaba a este joven. Así lo declaró cuando dijo

“Amé a Jacob” (Malaquías 1:3).

Ahora leamos en (Génesis 28:10-15) ¿No es

una afirmación magnífica de parte de Dios?

Revela la fidelidad del carácter divino (Juan

15:14-15, Efesios 2:10, Hebreos 13:5-6). Estoy

convencido de que Dios desea hacer lo mismo

con cada uno de nosotros. Si somos solteros, si

somos casados, nos habla como familia. En ese

momento Jacob no era casado, pero Dios le

habla de sus descendientes—Su familia. Si

confías en El como soltero, cuando estés

preparado para casarte El traerá a tu vida a

alguien a quien ya habrá mostrado la misma

dirección que te ha mostrado a ti. Lo que habría

hecho con Jacob si él hubiera descansado en

Jehová en lugar de confiar en su propia

estrategia.

Habla la Escritura
El Espíritu Santo utiliza la Escritura para hablar

directamente al corazón. El Espíritu nos dice

con claridad “Quiero hacer esto, eso y aquello

en tu vida”. Y lo haré. Así lo he prometido. Si me

permites obrar, no habrá límites a lo que pueda

hacer a través de tu vida”.

¿Qué es lo que Dios te ha prometido? ¿Has

pasado suficiente tiempo en su presencia? Solo

o como pareja, ¿estás permitiendo en el Señor

te hable? Deja que a través del Espíritu Santo y

la Biblia, a través de ciertas circunstancias o por

medio de algún otro miembro del cuerpo de

Cristo. Dios te muestre su plan para contigo.

Dice el salmista (Salmos 27:14) y haz del Salmo

62 tu propia experiencia. Dios tuvo un encuentro

con Jacob, se le reveló—nos relata la Biblia—y

le hizo promesas similares también a otros,

antes y después de Jacob, pero ésta era la hora


de Jacob. Jacob a solas con Dios. ¿Has tenido

tal encuentro con Dios?

Nunca es demasiado tarde


Hace tiempo el Señor me habló a través de un

versículo en Isaías 48:18.

¿Acaso no esto lo que todos desean en su vida

diaria? Paz interior, paz como un río refrescante

que fluye con tranquilidad. Hay algo especial en

la paz de un río. ¡Oh, si hubieras atendido mis

mandamientos… dice el Señor con una

expresión de profunda tristeza divina! Pensar

que le dado a este pueblo un Libro repleto de

instrucciones, promesas y tremendas verdades

divinas. Tiempo atrás tuve una conversación

con un joven, quien decidió mostrarse muy

sincero conmigo. Comenzó a contarme su

historia, que literalmente me partió el corazón.

Bien podría haber sucedido lo mismo con uno

de mis hijos. Era una muy triste. Sus sueños se


habían hecho pedazos. Es lamentable ver a un

joven sufriendo, en especial cuando ha

malgastado años que no se pueden recuperar.

Lloramos y oramos juntos. Sin embargo él había

perdido años que jamás volverían. Las palabras

más dolorosa que se pueden decir son “Lo que

podría haber sido”. Recuerdo una canción de

hace varios años atrás, cuyo tema eran los

sueños no cumplidos de un grupo de

adolescentes. Cuando después de varios años

los jóvenes se encontraban en una reunión,

todos eran piltrafas humanas. Los sueños y

esperanzas, que habían tenido cuando

terminaron el colegio secundario, en la mayoría

no se había cumplido ¡Qué triste! Pero no tiene

por qué suceder lo mismo contigo. Hay

esperanza. Eso es, lo maravilloso del evangelio.

Hay esperanza aun cuando tus padres se


divorciaron, aunque sus amigos te traicionen,

aunque tus sueños de éxito no se cumplan.

El señor dijo ¡Oh, si hubieras atendido a mis

mandamientos. Sería tu paz como un río! En

realidad lo que está diciendo es--¿Por qué eres

tan ciego? Te he mostrado el camino a seguir y

no has hecho caso, pensando que te has de

salir con la tuya. ¿Cómo puedes ser tan terco?.

Hay millones y millones que crecieron leyendo la

Biblia y asistiendo a la escuela dominical cada

semana y hoy están pagando muy caro por los

años que desperdiciaron y esos años nunca

podrán recuperarse a pesar de las lágrimas, las

confesiones y los consejos. Todos tenemos

familiares o amigos que luego de años y años

de alcoholismo, inmoralidad o algún otro hábito

pecaminoso, se dan cuenta de que han

malgastado los mejores años de su vida. Quizás

terminen por venir a Cristo, quebrantados y


arrepentidos en verdad. Espiritualmente

hablando, son nuevas criaturas, pero física,

mental y psicológicamente, tanto ellos como sus

familias tienen cicatrices muy difíciles de borrar.

Nunca olvidaré cuando estuve junto a la cama

de un muchacho que había sufrido un accidente

fatal. Por lo que sabemos, jamás había recibido

a Cristo como su Salvador. Su padre, quien

había desperdiciado largos años en prácticas

pecaminosas y egoístas, se hallaba junto a mí, y

con humildad repetía una y otra vez—Luis, es

imposible volver atrás. No se puede regresar, el

tiempo perdido, perdido está. Sin embargo, para

quienes aún vivimos nunca es demasiado tarde

para volver al Señor, nunca es demasiado tarde

para comenzar. El Señor dice en Romanos 2:4.

El Señor puede dejar que andes, un largo

trecho. Tal vez parezca que está dando total

libertad de acción, pero desea que por ti mismo


reconozcas tu equivocación. Te ama mucho y

desea que te arrepientas. Así que ven al Señor

si has estado alejado de El. No dejes pasar otro

día más sin regresar a tu Padre que está en los

cielos. El está llamándote.

Jacob trata de sacar ventajas de Dios


Génesis 28:18-22 ¡Qué promesa! Pero ¿Quién

le había pedido que hiciera tal voto? “Si Dios

está conmigo y si me guarda en el camino y si

me da pan para comer y vestido con que

vestirme y si puedo volver en paz a casa de mis

padres Entonces el Señor será mi Dios! Y para

probar que era una excelente persona, nuestro

amigo Jacob construiría una casa en el sitio

donde había derramado aceite. Y además

prometió el diezmo de todas sus ganancias.

¡Qué desfachatez! Jacob tuvo la audacia de

decir a Dios: Señor hagamos un trato. Es una

maravilla de contrato entre Tú y Yo. Son sólo


cincos puntos básicos. Es muy claro y sencillo.

No son cientos de hojas. Son sencillamente

cinco condiciones, Señor y entonces no te

imaginas qué siervo fiel tendrás en tus manos.

Estarás muy orgulloso de mí. Mucha gente

juega con Dios de esta manera. Si el Señor me

prospera, si obtengo buenas calificaciones en

mis estudios, si este negocio me sale bien, si las

cosas van como yo quiero un día de estos

volveré a la iglesia. Como si eso alegrará al

Señor. ¿Acaso Jacob no parecía ser

“superespiritual”?”¿Acaso no hizo una promesa

fantástica? La cuestión es que nadie le pidió tal

promesa. Debemos tener muy claro quién es

Dios. Todo lo que Jacob tenía en mente en su

trato con Dios (trato que resultó ser una pérdida

de tiempo), fue la comida, el vestido, la

protección y un lugar para vivir. Ni siquiera

menciona el propósito de Dios para su vida. Ni


siquiera en su mente. Jacob sólo pensaba en sí

mismo cuando intenta hace este trato con Dios.

Años más tarde, cuando Dios hablaba con

Saúl—otro ventajero—en una ocasión similar el

Señor declaró 1 Samuel 15:22-23. Cuando

cubres un pecado, empieza la confusión. Jacob

no tenía las cosas claras en su mente. Olvidó a

quien le estaba hablando. El pecado no resuelto

siempre nos hace ciegos a las cosas de Dios.

¿Qué es lo que estás encubriendo?”¿Éstas

tratando de llegar a un “arreglo” con Dios?

Pierdes el tiempo. Sin darte cuenta quizás te

halles aturdido y confundido y tal vez hasta se

haya convertido en algo habitual. ¡Qué contraste

tremendo con el Hijo de Dios, quien afirmó

Hebreos 10:7 y del mismo Jesús leemos en las

Escrituras (Filipenses 2:7-9).

Jacob y Rebeca intentaron encubrir sus

pecados con una serie de planes excelentes e


ideas absurdas. “Jacob, ve a la casa de tu tío y

cásate con una buena muchacha” ¿Por qué

habría de casarse con una buena muchacha?

Después de todo era él era un verdadero

sinvergüenza. ¿Qué joven doncella se

interesaría en él? Pues Jacob era un mafioso

que trataba de ocultar su oscuro pasado

“casándose” con una buena muchacha. No

podemos hacer tratos con Dios. El es quien los

inicia. Sus planes son mejores, mucho mejores

que los nuestros. Sus planes son perfectos.

Pero nosotros somos obstinados hasta el

cansancio. No malgastes los mejores años de tu

vida. Si Dios tiene su mano sobre ti, no te

abandonará (Filipenses 1:6). Por cierto que lo

hará. Ahora bien ¿Qué sucede si eres terco y no

sigues los deseos de Dios? Sucede que aun así

cumplirá sus planes, pero habrás que pagar un

precio muy alto por tu terquedad. Con Dios no


se juega. El no puede ser burlado. Si embargo

hay una maravillosa oportunidad (1 Juan 1:9).

Esto es muestra de la paciencia de Dios y de su

provisión divina para los pecados de sus hijos,

después de todo, como lo indica vez tras vez, El

es “Dios de Jacob”.

No intentes hacer convenios con Dios


Muchos han leído esta verdad escritural

(Colosenses 2:9-10) Y a pesar de que estas

palabras les son familiares, muchos siguen

buscando afanosamente algo que ya tienen. En

vez de decir “Gracias, Padre, que en Jesucristo

está la plenitud de la deidad de Dios, y porque

Cristo es Dios ciento por ciento, y porque Cristo

vive dentro de mi, yo estoy completo en El”

vemos millares y millares van por todos lados en

busca de alguna “bendición especial”. Eso es

insultar a Dios. En Cristo tenemos todo lo que

Dios ha planeado para nuestra vida. De manera


que si tratamos de encontrar una experiencia

diferente, una experiencia cuyos lineamientos

generales le indicamos a Dios, eso en realidad

es un insulto blasfemo hacia Dios. Es

compórtate como Jacob mostrarte sin

reverencia alguna. Es mostrar un convenio,

diciendo “Señor, si me das esto y aquello, o sí

permites esto y aquello otro y si me siento así o

asá y si hablo de tal o cual manera Entonces

testificaré de mi fe en ti y te serviré y te seré fiel.

Formaremos un equipo ideal, hazlo Señor,

ahora”. Eso es hacer negocios con Dios. La

Escritura afirma “En Cristo, hallamos la plenitud

de Dios, y teniendo a Cristo, lo tenemos todo y

estamos llenos de El”. Todo lo que necesitamos,

lo tenemos inmediatamente en Cristo. Si vas de

un lado a otro buscando experiencias nuevas,

es como sí dijeras a Dios—En realidad no me

importa cuál sea tu pacto. Yo quiero el mío


propio. Millares de cristianos viven vidas vacías

e insatisfechas porque han rechazado lo que el

Señor les ofrece, a pesar de que es maravilloso,

perfecto y completo. Y esos millares siguen

tratando de formular un contrato en sus propios

términos. ¿Es tu caso? Sí lo es, confiésalo al

Señor, y dile “Perdóname, Señor. Me he

comportado como un niño. He actuado en la

carne, como Jacob. Pero quiero cambiar. Y

quiero agradecerte que en tu Hijo viva en mí. En

El tengo todo lo que pueda desear en esta vida.

Gracias. ¿Has descubierto que Cristo vive en ti?

No me refiero a la verdad doctrinal sino a la

realidad práctica. ¿Le has agradecido por que

vive en ti? ¿Le has dado gracias porque todo lo

que El es te pertenece? Y más aún, déjame

retroceder un paso y preguntarte: ¿Le has

recibido en tu corazón como tu salvador

personal? Puedes saber mucho de doctrina, y


sin embargo no haberle recibido en tu vida. Si

no lo has hecho, esa es la razón por la que en

tu vida hay vacío y confusión. Ábrele tu corazón.

Confía en El haciendo una sencilla oración de

fe. Pero si has recibido a Cristo, termina con tu

desesperada búsqueda de algo que en realidad

ya posees. Agradécele por lo que El ha hecho.

Capitulo Tres
El maquinador incorregible
El Dios de Jacob—el Dios que nosotros

conocemos, el que nos fue revelado por

Cristo—no es sólo un Dios soberano, fiel,


paciente y en control de todas las cosas, sino

también un Dios que ha de dictar sentencia.

Dios es juez, un juez muy estricto y recto. No se

le puede sobornar. Es un juez que hará justicia

en todas las circunstancia. Es un Dios de amor,

pero también un Dios de juicio. Este hecho es


evidente ahora que comienza a actuar con

mano fuerte en Jacob. Pareciera que Dios dio a

Jacob la libertad de vivir como quiso, hasta

llegamos a preguntarnos dónde estaba Dios

todo ese tiempo. Bueno ahora, es el turno de

Dios, quien decidió transformar a “Jacob” y para

usar las palabras del Nuevo Testamento

(Romanos 8:29). Jacob apuró el paso y pronto

llegó a casa de su tío Labán, quien lo recibió

con los brazos abiertos y lo trató como a uno de

su familia. Una vez que Jacob hubo estado allí

alrededor de un mes, el astuto tío Labán que

sabía cuando alguien o algo valía la pena, le

ofreció un buen negocio que en apariencia

permitía a Jacob imponer las condiciones

(Génesis 29:15-30).

El mismo Jacob de siempre


La autosuficiencia de Jacob parecía no tener

límites. Creía que con su boca y su habilidad


podría conseguir cualquier cosa. Por otra parte,

Jacob cada vez se hundía más en el terreno

espiritual, aunque no se daba cuenta porque su

peligrosa autosuficiencia lo enceguecía.

Ceguera y autosuficiencia eran directamente

proporcionales. Jacob hubiera sido un gran

objeto de estudio para los seguidores del

positivismo. Muchos actuamos de la misma

manera. Cuando yo dejé Argentina, el Señor

tuvo que corregirme con mano fuerte y usó para

ello a un gran hombre de Dios. No fue el último

golpe que habría de recibir, pero si fue un gran

paso hacia adelante. En mi pasado había un

asunto que requería solución inmediata. Nos

sentamos en la oficina de este hombre, quien

me dijo que yo debía arreglar la cuestión de

inmediato. Sin embargo le respondí con

tenacidad y autosuficiencia----No se preocupe.

Escribiré una carta. Luego, cuando regrese a la


Argentina, hablaré con todos. No será ningún

problema. Lo arreglaré. Mientras tanto puedo

continuar mi vida aquí. Mi amigo puso su mano

sobre mi hombro y dijo con suavidad—Luis, te

parece que puedes zafarte de cualquier lío,

¿verdad? Con esa gran boca que tienes uno de

estos días te harás un pozo, caerás en él, te

enterrará y nadie podrá sacarte, ni siquiera

Dios. ¿Era para tanto? Este hombre continuó,

aún rodeándome con su brazo. ¿Sabes algo,

Luis? Eres engreído y orgulloso. No te das

cuenta, pero sale por los poros. La primera vez

que te vi aquí tenias traje negro y corbata al

tono—para probar tu espiritualidad. Te crees

superior a los demás ¿No es cierto?.

Uno de los favoritos de Dios


Jacob era un favorito, un favorito cegado por su

confianza de sí mismo y sus habilidades

naturales. Pero a pesar de su confianza que te


tengas, el juicio de Dios ha de seguir su curso.

No puedes jugar con Dios, tal vez pienses que

sí---nos pasa a todos, hasta que Dios nos toca y

nos quebranta. Creemos ser hijos favoritos que

podemos salirnos con la nuestra, y pensamos

que gozamos de privilegios que otros no tienen.

Es el diablo quien nos mueve a pensar esto,

susurrando a nuestro oído: Está bien, después

de todo eres favorito de Dios. No hay por qué

preocuparse demasiado. El permitirá que sigas

con tu negligencia, tus pecaditos o cosas por el

estilo. Durante años lo has hecho, y nada ha

sucedido. Ningún automóvil te atropelló, aún

tienes dinero, de manera que puedes seguir

viviendo de la misma manera. Todo está bien.

Las consecuencias tardaron en llegar en Jacob,

por lo cual olvidó que Dios es un Dios de juicio.

Quizás estés jugando a Dios en cierta área de

tu vida y pareciera que Dios no se inmuta. Voy a


salirme con la mía—te dices continuamente—

siempre lo he hecho. Ten cuidado, tarde o

temprano has de vértelas con Dios (Gálatas 6:7-

8).

Jesús te ama, es verdad, pero también te juzga.

Y no sólo será juez en el tribunal de Cristo,

también es juez ahora. Está obrando en

nuestras vidas, juzgándonos en disciplina y

corrigiéndonos para que crezcamos y seamos

moldeados “a la imagen de su Hijo”. Cuando yo

era muchacho tenía un amigo muy querido.

Cuando teníamos 17 años comenzamos a servir

al Señor juntos y nos bautizamos más o menos

en la misma época. El fue quien me enseñó a

predicar en las calles, a ganarme la atención de

la gente en las reuniones al aire libre. En ese

entonces yo era un pésimo orador, y si ahora la

gente me escucha, en gran medida se lo debo a

mi amigo. Tenía una personalidad encantadora.


Animaba todas reuniones sociales. Podía

vender Biblia mejor que cualquier persona que

conozco, me enseño muchísimas cosas. Pero

un día cuando cumplió los 21 años, fue a vivir a

otra ciudad. Tenía un problema físico y consultó

a un médico, quien le dijo que su problema se

debía en parte, a que había practicado la

castidad. El doctor el aseguró a mi amigo que el

mejor remedio era una experiencia sexual. Mi

amigo, a pesar de que sabía perfectamente lo

que dice la Escritura en cuanto a tales actos,

siguió el consejo del médico y cometió

inmoralidad. Yo no estaba al tanto de lo que

había ocurrido. Un día lo encontré en la calle y

noté una expresión diferente en su rostro.

Cuando una persona comete inmoralidad, algo

sucede, algo se pierde y ese algo no vuelve a

recuperarse. En la mirada ya no está el brillo de

la pureza y además quedan heridas incurables.


Yo me di cuenta enseguida de eso. ¿Qué te

pasó? Estás distinto… comenté. Me contó toda

la historia y concluyó, diciendo: No te aflijas, voy

a recuperarme. Se me va a pasar. Me voy a

levantar temprano para estudiar la Biblia y orar

como solíamos hacerlo en los viejos tiempos,

¿Te acuerdas? Y todo va a cambiar, ya vas a

ver que sí, no te preocupes por mí, Luis. Eso

sucedió hace muchos años, y su vida cristiana

todavía no es lo fue en un principio. ¡Qué

desperdicio! También recuerdo el caso de un

hombre, a quien he conocido por muchos años,

un pastor, graduado de una de las mejores

universidades y de uno de los mejores

seminarios de más renombre. Incluso había

asistido a importantes cursos de

perfeccionamiento y había pastoreado pujantes

iglesias, sin embargo, hace poco este pastor

obtuvo el divorcio. El divorcio no es algo que


suceda de la noche a la mañana. Una persona

no va al juez, diciendo: Me llevo de maravillas

con mi esposa Cristina, pero me voy a divorciar

de ella mañana. El divorcio es un proceso que

toma tiempo. La mayoría de las veces va

acompañada de inmoralidad o infidelidad. Estoy

convencido de ello, porque he sido consejero de

centenares de personas en todo el mundo.

Realmente no sé, cuándo, ni cómo comenzó el

problema con ese pastor. Quizás pensó que

podría salirse con la suya, porque precisamente,

era pastor. Tampoco sé si ha renunciado a su

trabajo en la iglesia pero es evidente que él o su

esposa pensaron que no tendrían que pagar las

consecuencias. Pero el pecado no es algo que

Dios pase por alto o intente ignorar. No

podemos burlarnos de Dios. Un nuevo lenguaje

superficial está inundando nuestras vidas e

iglesias: Sólo deseamos hablar de lo positivo y


el pecado es algo negativo. Como

consecuencia, cerramos los ojos a la tragedia

que nos rodea. Y cuando la vemos, nos

preguntamos el por qué de la misma. ¿Por qué

tanto caos? Porque alguien está tapando el

pecado, por eso. Además, intentando ser

“positivos” ni siquiera llamamos al pecado por su

nombre.

Jacob encuentra la horma de su zapato


Eso es exactamente lo que estaba haciendo

Jacob. Trataba de comenzar como si nada

hubiera ocurrido. Pero Dios permitió que Jacob

encontrara a su igual, la horma de su zapato,

alguien tramposo como él—Su tío Labán. Dios

las cría y ellos se juntan. Y habría que tirar

suerte para decidir cuál era el más tramposo de

los dos. Dieron vueltas y vueltas sobre asuntos

básicos. Uno fue el casamiento. Labán quería

asegurarse de que las dos hijas estuvieran bien


cuidadas y vio que este joven sabio y

emprendedor era un excelente candidato. Así

que halló la manera de entregarles a las dos

muchachas. Además trataron de aventajarse en

negocios importantes (Génesis 30:25-439).

Cada uno trataba de ser más que el otro. Hasta

resulta gracioso leerlo. Te recomiendo que leas

la historia completa (capítulos 29 y 30 de

Génesis). Y lo triste de la historia es que Jacob

hizo ese viaje no sólo huyendo de Esaú, sino

también pensando en se casaría con una buena

muchacha. Pero como se había alejado de Dios,

se casó con una joven bonita, aunque a decir

verdad no era una buena muchacha. El padre

de la muchacha estaba en prácticas espiritista y

dijo a Jacob: Génesis 30:27.

Ese padre o era espiritista o un mentiroso. Y

además el padre como las hijas—incluyendo a

la amada Raquel—eran idólatras (Génesis


31:19-20). Y el relato prosigue (Génesis 31:34-

35) Raquel es claramente culpable de engañar

a su padre, quien estaba buscando su dios

favorito, habían peleado por los ídolos y Raquel

consiguió robarlos. Jacob no se casó con una

buena muchacha sino con una espiritista devota

que adora ídolos. En esta historia hallamos

buenas enseñanzas que a veces deberíamos

enfatizar más. El libro de Proverbios dice

(Proverbios 13:15,4:19) ¿Acaso no es verdad).

Recuerdo a dos profesores universitarios que

vinieron en busca de consejos durante una de

nuestras cruzadas, en distinta ocasiones

también han venido profesionales, empresarios

y gente importante. Continuamente tropezaban

y a menudo no se daban cuenta con qué. El

camino de los transgresores es duro y difícil de

recorrer. Al pobre Jacob lo defraudaban por los

cuatros costados. Fue engañado en el


matrimonio, en los negocios y en todo aspecto

posible. Desperdició 20 años de su vida porque

rehusó sujetarse a Dios.

Tantas maquinaciones--¿para qué?


Jacob aceptó las reglas de Labán. Aún creía

que debía cumplir los propósitos de Dios con

esfuerzo propio. Además de los tejes y manejes

de un matrimonio, Jacob comenzó con los tejes,

manejes y especulaciones de los grandes

negocios. Trataban de aprovecharse, el uno del

otro. ¿Quién se quedaría con los corderos?

¿Quién se quedaría con las vacas? ¿Y las

ovejas? Todo. Pelearon y discutieron y ambos

terminaron por enriquecerse. En realidad el

Señor manejó las cosas de tal manera que

ambos poseían cantidades iguales. En una

pena que Jacob cometiera tantos engaños y se

valiera de métodos turbios en las transacciones

comerciales con su tío, porque poco a tiempo


después perdió todo. Hubo hambre en la tierra,

y todo lo que Jacob poseía se perdió. Deseando

comodidades, posesiones y riquezas, podemos

inconscientemente deslizarnos hacia negocios

no del todo limpios y transparentes. No tiene por

qué ser algo grande. Cuánto mejor si

deseáramos comunión más íntima con el Señor

(Salmo 34:8). Jacob habría sido un hombre más

feliz si se hubiera refugiado en Dios, diciendo—

Señor, Labán puede quedarse con todas las

ovejas, cabras, vacas y caballos. Yo vuelvo a mi

hogar. Señor, provee tú. Dios al final debe

juzgar a Jacob, quien termina por cosechar lo

que sembró. Había engañado a su hermano

Esaú, y ahora su tío Labán lo engañaba a él. Y

para colmo de los males, debía regresar a su

casa y encontrarse con Esaú nuevamente.

Capitulo cuatro
La mejor terapia
¡Aquí viene! Jacob debe prepararse para

enfrentarse con quien había sido su primer

“enemigo”. Se ve forzado a arreglar las cuentas

de una vez por todas (Génesis 32: 1-6). Esto es

lo que podríamos llamar “terapia de la realidad”

y por cierto fue eficaz. Nuestro amigo Jacob

debería enfrentarse con la realidad y tenía

temor (Génesis 32:7-8). Aún vemos estrategias

engañosas. Aún vemos al mismo Jacob de

siempre. Y para colmo de males ahora está a

punto de cometer un acto de traición. Para

salvar a su propio pellejo, está dispuesto no sólo

a sacrificar a sus siervos sino también parte de

su propia familia. ¿Hasta qué extremo puede

llegar el hombre para ocultar su pecado? Pues

Jacob estaba exponiendo la vida de personas

inocentes para encubrir su antiguo engaño. No

hay que sorprenderse demasiado, ya que esto

es lo sucede cuando un hombre se aleja de


Dios. Podrá llegar al extremo de su maldad de

poner en peligro su propia familia y hacerlo sin

remordimiento alguno. Jacob trata de

esconderse con desesperación. Y para lograr

ese propósito no vacila en que, llegado el caso,

sus propios hijos, sus esposas Lea y Raquel y

muchos otros del grupo sean atacados y cuando

él se salve (Génesis 32:9-14).

Es más que suficiente, Jacob


Jacob está en el punto más bajo en su

alejamiento de Dios. De aquí en adelante

comenzará el ascenso. Habrá pequeños

bajones aquí y allá. Pero desde este punto en

más el Señor obrará de manera visible en la

vida de Jacob. Pareciera que el Señor dice:

Bueno, Jacob, ya es más que suficiente. Te di la

libertad de acción, y cada vez te fuiste

hundiendo más. Es hora de que yo empiece a

actuar en tu vida. El primer paso--continúa


diciendo Dios—es volver a cambiar a caminar

en la luz. Para ello, primero debes solucionar

ese pecado que empezó a alejarte de mi camino

hace años atrás, tendrás que vértelas con Esaú.

¿Has estado caminado lejos de Dios? ¿Cuánto

tiempo hace? ¿Un año? ¿Diez? ¿Treinta? Lo

recuerdas perfectamente, ya que es algo que no

se olvida jamás. Te has alejado de la voluntad

de Dios, y desde ese momento sólo encontraste

problema. Te apartaste del Señor, te enfriaste

espiritualmente, y sin embargo te preguntas y

preguntas a los demás ¿Por qué el Señor

permite esto o aquello? Cuando en realidad bien

sabes por qué lo permite. El Espíritu Santo no

dejará que lo olvides. El Señor te dice: Mira, si

quieres volver a caminar en la luz, primero

debes enfrentarte con aquel primer pecado que

cometiste. Debes sacarlo a la luz y resolverlo, a

la iglesia de Efeso dijo el Señor Jesús


(Apocalipsis 2:5). Debemos recordar que Dios

juzga y nos conduce al arrepentimiento, por

razones válidas---en primer lugar, para vindicar

su nombre, en segundo lugar para nuestro

bienestar. En Hebreos 12:11, por otra parte en

las Escritura también leemos en 1 Juan 1:7.

Enfréntate con ese pecado, confiésalo. Luego

entonces la sangre de Cristo puede limpiarte

para que continúes caminando en la luz. Es

entonces cuando Dios comenzará a cumplir sus

propósitos en tu vida. Y para que Dios llevara a

cabo los propósitos que años antes había

declarado en y a través de Jacob, éste tendría

que resolver su pecado.

Sus planes se harán realidad


Isaías 46:9-11 cuando Dios decide hacer algo a

través de tu vida, sin duda alguna llevará a cabo

su plan y recuerda que su propósito es hacer

algo a través de la vida de cada cristiano.


Mientras más nos resistamos, tanto más largo

será el camino a volver atrás hasta llegar al

lugar donde nos desviamos de su voluntad.

Estoy contigo
En su gracia Dios dice a Jacob—Mira, Jacob,

tienes que enfrentarte con tu pecado, debes

aclarar las cosas con tu hermano. El sabe que

le has hecho mal. Tienes que obtener su

perdón. Pero escúchame, tengo todo un ejército

a tu lado. No tengas miedo. Yo estoy contigo,

incluso en este momento de arrepentimiento, te

estoy rodeando con un ejército de ángeles.

El Señor por así decirlo, abrió los ojos

espirituales de Jacob, de la misma manera en

que años más tarde lo haría con otro profeta. Le

dice a Jacob. Sé que te has apartado de mí,

pero quiero que regreses, así que tengo a tu


lado todo un ejército para protegerte, guárdate y

ayudarte. No te preocupes.

Dios anhelaba ese día de arrepentimiento y

limpieza. Después de todo, ese instante marca

un nuevo comienzo para este hombre a quien el

Señor tanto amaba. Jacob se maravilla y con

temor exclama—Este ejército es de Dios. Dios

vive aquí. Tal vez Dios te esté señalando algo

que debes arreglar, algo que te hace temblar

cada vez que lo recuerdas, --No puedo hacerlo,

----dices espantado--; no puedo enfrentarme con

eso. Recuerda que Dios es tu Padre. El está de

tu lado. Mira de qué manera anima a Jacob:--

Por cierto es peligroso enfrentarte a tu hermano.

Es natural que tengas miedo. Lo engañaste.

Pero todo mi ejército va contigo, así que sigue

adelante con confianza. Ten presente la

hermosa promesa que hallamos en los Salmos

34:7. Y ten presente lo dice el apóstol (Hebreos


34:7). ¿Cuál es ese gran paso que debes dar?

¿Es algo que con sólo recordarlo te produce

escalofríos? ¿No te deja dormir? Escucha, todo

lo que Dios tiene está a tu disposición porque

Dios te ama con amor de padre (Jeremías 31:3).

Todo su ejército está contigo para ayudarte,

fortalecerte y protegerte. Vuelve al lugar donde

se inició el descenso y enfréntate con aquel

primer enemigo. El Señor está contigo. El quiere

ayudarte a resolver el problema y hacer que

vuelvas a la luz. No obstante debes confesar en

público sólo lo que le concierne al público.

Confiesa a tu “Esaú” aquello que lo ha herido.

Cuando nadie conoce tu pecado sino sólo tú,

pero tu cuerpo, tu vida y tu futuro están

afectado, confiésalo sólo a Dios. La confesión

innecesaria a veces puede llegar a herir más el

pecado mismo (Isaías 41:10. ¡Pobre Jacob!

Veinte años atrás había huido porque Esaú


había hecho una terrible y severa amenaza “Voy

a encontrar a mi hermano y lo voy a matar” y

esas palabras aún resonaban en los oídos de

Jacob, de modo que estaba aterrorizado al

pensar en enfrentarse con Esaú. Nosotros

también tenemos temor cuando debemos

enfrentar las responsabilidades por pecados

que hemos cometido. Sucede con cualquier

persona normal. Yo también tuve miedo. Hace

años había varias cosas bastante importantes

que debía resolver, pero era una experiencia

aterradora. Sin embargo sé que si no hubiera

arreglado la situación, en mi vida hoy carecería

de valor y Dios nunca hubiera podido volver a

usarme. Gracias a El que me dio las fuerzas e

hice lo que correspondía. Ahora entonces puedo

vivir libremente sin culpa y temores.


Sí, Señor, veo tu ejército –Pero tengo este
plan
Es extraño que aunque Dios reveló a Jacob que

sus ejército estaban junto a él, el viejo

tramposo, aún seguía con sus planes (Génesis

32:7). En el versículo 2 vimos que Jacob llamó

aquel lugar “Manahaim” que en realidad quiere


decir “dos campamento”, Jacob se dio cuenta

de que por cierto había dos ejércitos, dos

campamentos—el suyo propio, pequeño y por el

otro lado el de Dios, que sí era importante.

¿Cuál es la lección importante aquí? La

autosuficiencia hace que estemos ciegos a la

provisión de Dios, Jacob podía confiar en el

Señor, así que dividió en dos a su propio

ejército. Aunque el viejo tramposo tuvo una

revelación divina de que sería protegido, no

puede confiar en Dios—y no quiere hacerlo.


¿Acaso tú y yo no hemos también hecho lo

mismo en momento determinado en nuestra

vida? El problema que tenemos es real y lo

llevamos a los pies del Señor. Oramos y sin

embargo, después de orar empezamos a

planear estrategias para hacer todo a nuestra

manera. Comenzamos a argumentar y a tratar

de hallar maneras de resolver el problema en la

carne, con nuestro hombre natural. Por fin

entonces, y por primera vez, Jacob ora

humildemente. En todo el pasaje esta es la

primera vez que ora, y es una oración llena de

humildad. Pero sin embargo hasta ese momento

empieza a exagerar, e inicia una serie de

excusas para tratar de llegar a un acuerdo con

el Señor. Dice el versículo 11—Está tratando de

convencer al Señor para que lo proteja: Señor,

viene para matarnos a todos. Es un criminal. Tú

lo conoces y lo sabes muy bien, Señor. Y no


solamente me persigue a mí sino también a mis

esposas y a mis hijos. Por cierto que exagera en

gran manera. ¿Por qué? Por que se siente tan

culpable que se protege exagerando su

condición. Es lo que normalmente sucede. Y

Jacob está acostumbrado a la exageración y a

los argumentos extremos para probar lo que

quiere decir. Veamos lo que sucede y lo que el

Señor hace con Jacob (Génesis 33:1-3). Como

medida de precaución, Jacob colocó a las

mujeres y a los niños (incluso a Raquel y a José

sus favoritos) al frente de todo su ejército. La

Escritura dice que pasó delante de ellos y de

inclinó a tierra siete veces, pero que se aseguró

de tener cerca de sí a sus esposas y a sus hijos,

una actitud repelente. Está junto a ellos sí, pero

les asigna el primer lugar en la caravana

sabiendo que tal posición lo beneficiaría en caso

de que su hermano Esaú intentara una


represalia. En su oración había una súplica “

Señor, Esaú viene para tomar a las mujeres y a

los niños” y a pesar de ello, cuando llega el

momento de la acción es escuda tras estas

mismas mujeres y niños por quienes profesaba

tanta preocupación y cariño. Aún anda con

trampas. Ha orado, se ha encontrado con Dios,

pero es un maquinador incorregible. El hábito es

tan parte de sí mismo, que cuando llega la crisis

recurre a su vieja costumbre. A mí me encanta

la ironía del Señor, en este punto. Después de

tantos días y noches que Jacob pasó en

angustia—la preocupación, las maquinaciones,

los planes, la organización- que gran pérdida de

tiempo (Génesis 33:4-10). Hay dos cosas que

podemos destacar. En primer lugar, Jacob

estaba alimentado el ego de Esaú. En segundo

lugar, dice una terrible verdad “Yo tenía tanto

temor como si me estuviera acercando a Dios”


(Génesis 33:10). La gente a quien hemos hecho

mal, siempre nos parece que son Dios, a menos

que y hasta tanto arreglemos nuestras

cuestiones pendientes. Ver el rostro de la

persona a quien había hecho mal, produjo tanto

temor en Jacob que fue como si estuviese

enfrentando el juicio del mismo Dios, sin

embargo causa gracia pensar en todo tiempo

perdido, en la energía, en las noches sin dormir,

en los planes y su desesperación para hallar la

manera de apaciguar a un Esaú que no

necesitaba ser apaciguado. Cuando se

encontraron, Esaú corrió a su encuentro, lo

abrazó y lo besó. ¿Cuántos días has

desperdiciado con maquinaciones necias, y

planes en la carne? ¿Cuántos años has

malgastado? Regresa al Señor y dile

simplemente—Señor, qué necio he sido—como

Jacob. Y no valió la pena. Quiero dejar de una


vez y para siempre todos los manejos, las

maquinaciones y las estrategias humanas. Por

favor límpiame con la sangre de mi Señor

Jesucristo, y permíteme que vuelva a caminar

en la luz. (Al llegar a este punto te recomiendo

que leas y medites en 1 Juan 1, en el Nuevo

Testamento). Dios aquí se revela como Padre.

Algo maravilloso. El transformó el corazón de

Esaú para que cuando se encontrara con Jacob,

en vez de querer vengarse y matarlo,

simplemente le diera un abrazo. ¿Por qué no

permites que Dios sea un Padre en tu vida y

actué como tal? El Señor declaró: “Vuestro

Padre celestial sabe” (Mateo 6:32). El señor

preparará el camino para ti como lo hizo con

Jacob. Lo hace conmigo constantemente, y

anhela hacerlo con cada uno de sus hijos. Si

hoy preguntásemos a Jacob si valieron la pena

todas sus maquinaciones y estrategias. ¿Sabes


qué contestaría? Respondería, como ya lo he

hemos mencionado anteriormente (Génesis

47:9). ¡Qué final tan triste! No tiene por qué ser

también tu caso, ya que Dios es un amante

Padre celestial. El te juzga y te disciplina para

que vuelvas a caminar en la luz. El quiere

amarte y cuidar de ti como un legítimo Padre.

Deja de jugar con la sangre de Cristo, y

comienza a caminar en la luz. Si lo haces, serás

una persona libre; libre para que Dios te utilice

en sus propósitos aquí en la tierra.

Capitulo Cinco
El clímax de la liberación

¿Cuál es tu razón para vivir? Si sientes que la

vida es simplemente ir a trabajar por la mañana

y aburrirse en la casa por las noche, estás


equivocado. Vivimos para ser instrumentos que

cumplen los propósitos de Dios. Esto da a la

vida un significado superlativamente grande.

Considera tu trabajo—ya sea una tarea

cristiana, una actividad secular o quehaceres

domésticos---como parte del propósito de Dios

en tu vida, en tu familia y aun en el mundo. De

esa manera podrás ver cuál es tu parte, tu

granito de arena, en todo el plan de Dios. Antes

que Jacob hubiera sido formado en el vientre de

su madre, Dios ya tenía su mano sobre él.

Luego le habló y se le reveló cuando Jacob era

un joven. Pero Jacob, como muchos de

nosotros, era un muchacho rebelde. Y más

tarde fue un adulto rebelde. A los 50 años había

sido obstinado y se había resistido tenazmente

a la voluntad soberana de Dios, quien estaba

llevando a Jacob hacia un clímax o un

desenlace final que acabaría con ese


comportamiento, Jacob empezaría una nueva

vida, esta vez bajo en absoluto control de Dios.

El momento de la verdad
Desafortunadamente, para Jacob la vida había

sido una lucha interminable marcada por el

dolor y la decepción hasta ese momento. En

realidad, había sido una lucha de la cual él

mismo era artífice o arquitecto. El la había

provocado y había quedado entre la espada y la

pared. Recuerda en qué condiciones se hallaba

cuando dejó a su tío después de robarle ovejas

y mercancías. Corría; se alejaba de todo. Y de

pronto una noche, antes de encontrarse con

Esaú, se da cuenta de que la mañana siguiente

sería el momento de la verdad. La terapia de la

realidad está por explotar en sus propias

narices. Está terriblemente asustado,

convencido de que ha llegado a su fin. Jacob--

¡estás acabado!—se dice—Eres hombre


muerto. Todas tus estrategias y maquinaciones

se han reducido a nada. Mañana te enfrentas

con Esaú. Llega la noche, y Jacob está solo en

la oscuridad del desierto (Génesis 32:22-32).

Tal vez preguntes qué tiene que ver todo este

asunto conmigo de muslo y tendones con el

bienestar de tu alma. Los siguientes cuatros

puntos han de declararlo.

En primer lugar, Jacob perdió todas sus

esperanzas y su confianza en sí mismo. Esto

sucede la noche anterior al encuentro con Esaú.

Está seguro de que su hermano va a matarlo,

de manera que solo, acostado en la oscuridad,

se dice a sí mismo:”Soy hombre muerto” En

este momento tiene la abrumadora sensación

de que sus horas están contadas. Todos hemos

llegado a este punto en un momento

determinado de nuestra vida cristiana. Si le

ocurrió al mismo San Pablo, cuánto más a ti y a


mí. Si queremos conocer el poder de Dios en

nuestras vidas, si deseamos experimentar el

poder de Jesucristo que vive dentro de nosotros

por el Espíritu Santo, debe llegar el momento en

que pasemos por una circunstancia crítica.

Debe llegar el momento en que ya no se nos da

sólo por arreglar algunos asuntos aislados, sino

que dejamos totalmente la vieja manera de vivir

y nos abocamos a la nueva. Así lo expresó el

apóstol Pablo (2 Corintios 1:8-10).

Mi esposa me confesó que este momento de

decisión en su vida llegó un verano cuando

estaba trabajando como consejera en un

campamento cristiano. Una de las razones para

ello era encontrar un muchacho con quien

casarse. Pues estar como consejera era algo

adicional, una buena excusa. Patricia tenía una

gran lucha en su interior. Camino al

campamento visitó a un joven, creyendo que


sería un buen candidato pero las cosas no

funcionaron. Durante todo el verano, mientras

trabajaba como consejera, tenía las antenas

paradas, buscando sin cesar. No funcionó. Y en

su corazón Patricia sabía que debía terminar

todos sus planes y estrategias. Decidió

abandonar esa actitud infantil, dejando de forzar

la mano de Dios ya que todo podría terminar en

un fatal error que potencialmente podía destruir

el resto de su vida. De manera que decidió

estudiar en un instituto bíblico en vista de que

quería ser misionera y deseaba dejar todo el

asunto en manos de Dios. Ese mes de

noviembre nos conocimos. Dios tenía un plan

para nosotros dos. Y yo le estoy tan agradecido

al Señor por ello. Es una decisión muy difícil.

Cuántos hombres y mujeres han forzado la

mano de Dios y se han casado con la persona

equivocada, y algunos años después vieron las


consecuencias: un corazón destrozado! Somos

tan necios!.

Quebrantamiento radical
Gálatas 2:20 ha sido uno de los versículos

claves en mi vida. Estoy crucificado con

Cristo. ¿Has decidido aceptar el hecho

inobjetable de que estás crucificado con

Cristo? ¿O aún tratas de vivir la vida

cristiana en tus propias esfuerzas?

¿Todavía tratas de disfrutar de la vida a tu

manera y por tus propios medios?

¿Intentas resolver por tus propias cuentas

tus dificultades matrimoniales?. Dios quiere

hacer algo nuevo y magnífico en tu vida.

Hay quienes creen que un matrimonio feliz

es un matrimonio sin problemas.

Totalmente irreal. Todos los matrimonios


tienen sus momentos de turbulencia. El

secreto es éste; si Cristo está en control y

vivimos obedeciendo las Escrituras en el

poder del Espíritu Santo, podemos vencer,

amarnos y resolver los problemas con su

poder (2 Corintios 5:14-15).

Luchando con Dios


En segundo lugar, Dios viene a pelear con

Jacob hasta que él se rinda. Nota que Jacob

estaba solo esa noche. Cada uno debe arreglar

cuentas con Dios, a solas, de manera personal.

Si eres rebelde, también tienes que vértelas con

Dios… a solas. El lugar donde Jacob se rindió

se llama Peniel, que significa “el rostro de Dios”.

Jacob se encuentra cara a cara con Dios esa

noche. También tú y todos nosotros cuanto más

pronto, será mejor. El problema es tuyo, y debes

solucionarlo. A solas con Dios”—Oh, Señor no


puedo continuar de esta manera. Como dijo

Jacob: A menos que me bendigas, no dejaré

que te vayas”. Tal vez sientas que en tu interior

estás luchando con Dios. Quizás te sientas

destrozado. Y eso es bueno, es necesario.

Todos debemos llegar al punto en que nos

sentimos exactamente como Jacob se sintió

aquella noche. No puedo más. Me siento que

me muero. He llegado al final de mis fuerzas. O

me suicido… o me divorcio… tomaré alguna

acción drástica. No puedo aguantar más. Ese es

el fin del esfuerzo propio. Hay quienes

experimentan neurastenia o gran depresión. De

vez en cuando, cuando la situación está

particularmente tensa, digo en forma de broma

a uno de mis compañeros de Equipo” Voy a

tomar un avión y durante el viaje me voy a dar el

gusto de tener un ataque nervioso”. A veces la

tensión es aguda y es común que hagamos esa


broma. Pero para muchas personas, no es

broma. Acuden a psiquiatras cuando en realidad

la respuesta es….rendirse, entregarse. Según

mi forma de ver las cosas, el propósito de la

lucha es derribar al contrincante, sujetándolo

hasta que diga rotundamente “Me rindo”. Hace

tiempo uno de los miembros de nuestro Equipo

era un peso pesado que había sido campeón de

lucha en su universidad. Este aspecto de él no

me entusiasmaba demasiado por cierto.

Durante las cruzadas, cuando tratábamos de

descansar a la hora de la siesta, él venía

corriendo y dando gritos se arrojaba con todo su

peso sobre alguno de nosotros. Creía que

todavía estaba en el ring, luchando. Trataba de

sacarnos de la cama para luchar. Y como si eso

fuera poco, pesaba 50 kilos más que yo. De

modo que no me gustaba compartir mi

habitación con él. Ahora bien, al margen de mis


gustos, el objetivo de un luchador es tomar por

la fuerza a su oponente hasta tirarlo al piso con

la técnica adecuada y sujetarlo hasta que no

pueda moverse y diga:”Me rindo” y se rinda. En

una palabra la lucha acaba. Lo notable aquí es

que Dios mismo vino a luchar con Jacob! Qué

espectáculo en esa noche solitaria en el

desierto! Otro aspecto interesante es que Jacob

era un rebelde persistente. Luchó con Dios toda

la noche. Una lucha asombrosa. Por último,

cuando el sol comenzaba a salir en el horizonte,

Dios dice a Jacob---Bueno Jacob, terminemos.

Ya sale el sol.

Dios versus el ego


¿Pero qué tiene que ver esto con la vida de un

cristiano victorioso? Jacob nos muestra los

extremos de su rebelión con Dios. Si te

encontrases con Dios esta noche y él quisiera

luchar contigo hasta dominarte y derribarte,


¿acaso le dirás”Señor haz de mí lo que

quieras”?. No fue lo que hizo Jacob, ni tampoco

lo que haríamos muchos de nosotros. Hay

quienes luchan con Dios toda la vida. Hay

quienes creen que “luchar con Dios” es una

señal de sensibilidad del espíritu y profunda

espiritualidad, pero a decir verdad, es una señal

de autentica de rebelión y obstinación hacia

Dios. Seguramente habrás escuchado

decir”Estoy teniendo una contienda con Dios

sobre tal tema de mi vida”. Y quien lo dice está

convencido de que eso es ser verdaderamente

espiritual. ¡Una batalla con Dios! Eso es señal

de un tremendo ego. Una vez le pregunté a un

predicador y consejero espiritual amigo mío,

cómo hacía para ver más allá de las cortinas de

humo, de las máscaras que se pone la gente

incluso cuando atraviesan gran turbación.--

¿Cómo haces para llegar al meollo del asunto y


descubrir el problema? Luis—me contestó—En

la vida sólo hay un problema real. Todos los

otros son consecuencia del primero, una

pantalla de humo. El problema número uno es el

ego. Trata de encontrar qué o quién está en

control del ego, y sabrás la causa de todo lo

demás. Eso es, precisamente lo que hecho en

mis programas de televisión. Algunos críticos

dicen—Palau no escucha, empieza a dar

solución a los problemas antes que la gente

haya terminado de darle detalles importantes

del asunto. Es verdad, pero sucede que sigo

ese principio. Todos los problemas que puedan

tener una persona son el resultado de un ego no

controlado por Jesucristo. Mirando a través de

las pantallas de humo, las máscaras, y

utilizando tu discernimiento para advertir las

trampas de que se vale la gente para tratar de

impresionarte, descubrirás que su problema


tiene origen en un ego egoísta. Es mi caso, y el

caso de todos los seres humanos.

Debes comenzar a cojear


Jacob no se da por vencido. Luchó con Dios

toda la noche. Y de pronto “cuando el varón vio

que no podía ganar la lucha, tocó a Jacob en la

cadera y se la dislocó” (Génesis 32:25). Un solo

toque de Dios lo puso fuera de combate. Dios

sabía que éste era el remedio, y tenía que

enseñar una importante lección al rebelde. Tocó

a Jacob en la cadera y se la dislocó. La lucha

había terminado. El músculo de la cadera es

probablemente el más fuerte de nuestro cuerpo.

Y en tercer lugar, entonces, vemos aquí una

figura del punto de mayor fuerza física en

Jacob, lo que él siempre creyó su apoyo y

confianza en tiempos de dificultades. Después

de todo, ¿Qué hacía Jacob cuando estaba en


aprietos? Corría y escapaba. Esa era la solución

a todos sus problemas, correr inmediatamente.

Debe de haber tenido una fuerza tremenda en

sus piernas. Si viviera en este tiempo con

mucha seguridad hubiera sido un gran corredor

olímpico. De modo que el Señor seguramente

dijo “Jacob, piensa que cuando se encuentre

con Esaú, quizás en un momento de increíble

fuerza humana podrá correr y escapar. Pero yo

voy a tocarlo de manera que no pueda correr

más”. Todos tenemos algún aspecto en el nos

creemos muy fuerte. Sin embargo Pablo dijo: (2

Corintios 12:10). No nos gusta esa verdad. Dios

tiene que permitir que lleguemos a callejón sin

salida. Y en ese momento, cuando no podemos

correr, ni huir, nos toca. A partir de ese

momento Jacob empieza a cojear, y cojearía por

el resto de su vida. Nunca podría volver a

caminar correctamente. No podría escapar de


las situaciones apremiantes huyendo sin

demora alguna. Y eso lo acercó al Señor. Tuvo

que mirar hacia arriba y confiar en Dios. ¿Cuál

es el aspecto en que por naturaleza te sientes

fuerte? Ríndelo a Dios, ahora mismo. Llégate a

El, diciendo “Señor, esto es algo de lo cual

siempre me glorío”—ya sea secretamente o

ante los demás. ¿Cuál es tu caso particular?

Para algunos es su ingenio y rapidez mental.

Son mejores que todos los demás hermanos de

la iglesia. Para otros puede ser una lengua

hábil. Si hay problemas, ellos los pueden

solucionar. ¿Eres la clase de persona que

puede convencer a los demás, hablándoles?

Quizás digas: No te preocupes, yo me

ocuparé…Convenceré a mi esposa… Ha de ser

sencillo. Quizás sepas manejar comisiones

“Déjame que organice una comisión y el asunto

se resuelve” Y hablas con cada uno en forma


individual, preparas el camino, y las cosas se

hacen a su manera. Cuando es tiempo de que

se reúna la comisión, ya los ha convencido

individualmente, y la votación se hace de la

manera en que lo habías determinado. Así que

regresas a casa, diciendo entre dientes

“Siempre puedo lograrlo. Siempre” ¿Es ese tu

punto fuerte?. Hay otros que se glorían en sus

emociones. Pasan un maravilloso tiempo

adorando a Dios, y se glorían. Pero he visto

incontables casos de quienes cayeron en

inmoralidad a pesar de que un momento se

gloriaban de algo superlativo que llamaban

“adoración”. Sucede que estas mismas

personas están convencidas de que algarabía,

emoción y entusiasmo son sinónimo de

adoración. Se concentran en eso, y cuando son

tentados, esa misma emoción les tiende una

trampa que los hace rodar cuesta abajo. ¿Cuál


es el punto fuerte en el que te apoyas cada vez

que tienes un problema? También están los

grandes pensadores. Cristianos consagrados

“Escribo poesía y buena música, y paso tiempo

meditando. No hablo demasiado pero pienso”

Sin embargo cuando llegan las dificultades se

cierran como ostras. Quieren solucionar sus

problemas no hablando sobre los mismos,

pensando que allí radica la fuerza que los lleva

a la victoria. Cualquiera que sea tu punto fuerte.

Dios ha de tocarlo (como lo hizo con la cadera

de Jacob). Debe hacerlo porque no estás

descansado en su poder, sino en tus

habilidades naturales. Y Dios no puede usarte

de esa manera. El Señor nos dice: (2 Corintios

12:9). ¿Estás llegando al límite de tus fuerzas?

Tal vez te digas:”Tengo que liberarme de este

peso. No podré aguantar otra semana, ni

siquiera otro día”. Quizás sea un problema


familiar, y estés diciendo”Quiero empezar todo

de nuevo”. ¿Acaso es una tentación sexual que

te persigue? ¿Crees estar a punto de caer? No

es suficiente confesarlo, tienes que comenzar

un nuevo estilo de vida. Debes empezar a

“cojear” en tu vida espiritual. Necesitas darte

cuenta de que no pones lo que se requiere para

vivir la vida cristiana. Sólo Jesucristo, tiene lo

necesario, lo que tú necesitas. Cada uno de

nosotros debe llegar al punto de crucificar el yo

y orar a Dios “Señor, no quiero seguir los

caminos de la carne. Quiero ser un hombre o

una mujer de Dios”. Quiero vivir en santidad y

en pureza. Es preciso que haya un quebranto

radical y completo.

El mal olor indica que hay basura


No es suficiente arreglar la cuestión matrimonial,

la tentación sexual o el problema particular. Tu

vida toda debe cambiar la premisa “Ya no vivo


yo, sino que Cristo vive en mí” (Gálatas 2:20).

Esa es la clave. No es cuestión de rendirle al

Señor la tentación sexual, luego el problema de

la mentira, luego las luchas, y así

sucesivamente. No, debes rendirte a Cristo

diciendo: Señor, tócame en el área de mi vida

en que lo necesito para que yo no sea yo

tratando de vivir la vida cristiana, no ya yo

intentando de vencer la tentación, sino Tú,

Señor Jesús. Tú viviendo en mí, cumpliendo Tú

voluntad en mi vida, mi hogar, mi ministerio y mi

trabajo. Vivimos en tiempos particularmente

difíciles, en especial en cuanto a la situación en

el hogar y a las tentaciones sexuales. Si estás

acostumbrado a leer libros y revistas que te

estimulan sexualmente, hay que modificar por

completo esa costumbre. Ese hábito puede

llegar a arruinar la vida de una persona, incluso

a su hogar. Yo no me creo un santurrón;


tampoco un tonto ni un ciego, pero casi todas

las revistas hoy día tienen al menos un artículo

con claras sugerencias sexuales---a veces más

que simples sugerencias ¡basura peligrosa!. No

es preciso subirse a un camión de basura y

revolcarse en la inmundicia para saber que está

lleno de basura, el olor indica claramente. Sin

embargo hay cristianos convencidos de que con

este tipo de lectura se mantienen al día con lo

que sucede en el mundo, y se familiarizan con

la suciedad. Un juego muy arriesgado. Ten

cuidado. Es una mentira satánica. He hablado

con muchas parejas que atraviesan por

dificultades que se iniciaron cuando el esposo o

la esposa comenzaron a llenarse la mente con

esa clase de corrupción espiritual, sexual y

moral. Sus mentes se infiltraron e intoxicaron

con literatura sugestiva y barata. En uno u otro

momento la mayoría hemos leído las


exageraciones que pintan el sexo 20 veces más

grande de lo que es o pudiera llegar a ser. Lees

acerca de esos supermachos que pueden hacer

en una noche lo que a un esposo le llevaría un

mes. El resultado es que los hombres que leen

esto creen que en su matrimonio, algo no va

bien; creen que les falta algo. Y en realidad,

todo no es más que una estratagema satánica.

Quienes publican esos artículos quieren tu

dinero y es el medio que Satanás utiliza para

destruir tu hogar. Quizás alguien alegue que

este es un tema de mal gusto entre cristianos

decentes, pero te aseguro que puede hacer

pedazos tu hogar. Tal vez provengas de un

hogar que ha sufrido separación. Hasta podría

darse el caso de que tu padre haya dejado a tu

madre, y que todo comenzó cuando él empezó

a leer literatura viciada. Yo debo viajar en avión

constantemente, y he llegado a la conclusión de


que no hay tacho de basura más grande en el

mundo que los quioscos de revistas y libros de

bolsillos en los aeropuertos. He visto hombres

adultos, ejecutivos de todo tipo, examinando

con atención las estanterías. Compran uno, lo

llevan consigo en el avión, y mientras lo leen no

dejan que los demás vean la cubierta por que es

un libro sucio y barato. Cuando llegan a su

destino lo tiran a la basura, ya que no quieren

que nadie los descubra leyendo tales bajezas,

pero sus mentes ya están impregnadas de

impurezas. Por otra parte, existe la filosofía tan

de moda de que en la vida de soltero se goza

de una maravillosa libertad. Y las cosas se

pintan como un gran picnic, una gran fiesta sin

límites. Si pudieras ver lo íntimo del corazón de

quienes sostienen tal filosofía, caerías en la

cuenta de que las personas son miserables,

solitarias, vacías y egoístas del mundo. No


obstante los demás se tragan la historieta, creen

las mentiras y están a punto de destrozar su

hogar. ¿Rehúsas someterte a Dios y a

Jesucristo? ¿Crees en serio que hallarás

libertad una vez que dejes a tu esposa? Nunca

serás libre. No olvides que Dios tolera el divorcio

sólo cuando hay adulterio de por medio. Y luego

también otro peligro. Son los jueguitos de la

gente, como se suele decir en estos días. Me

refiero al flirteo, aún en los así llamados círculos

cristianos. Hombres que hacen insinuaciones

amorosas a esposas ajenas. Mujeres que lo

permiten. Esto termina por destruir el espíritu.

No debes permitirlo en ti ni en la otra persona.

Si un hombre flirtea con tu esposa, no vuelvas a

recibirlo en tu casa. No es tu amigo sino tu

enemigo. En ciertos círculos se ha puesto de

moda—dicen está permitido. No es así. Dios

nos exhorta (1 Pedro 1:16), (Mateo 5:8) y


(Hebreos 12:14). Sin santidad no hemos de ver

al Señor. Esto tiene dos significados 1) Sin

nuestro manto de santidad indicando que

estamos en Cristo Jesús, nadie puede entrar en

la presencia del Dios de Justicia, 2) Sin santidad

en nuestra vida, perdemos la comunión diaria e

íntima con nuestro amante Señor. Lo

entristecemos. Perdemos el gozo de la

salvación y su presencia en nuestra vida.

Dejamos de disfrutar de su compañía constante.

Nuestra relación con El cambia. Cuando lo

aceptamos como salvador, como creyentes

estamos eternamente en El. Pero sin embargo

si no vivimos vidas santas, perderemos el gozo

real de nuestra salvación. Por otro lado hay que

mencionar la vestimenta femenina. Creo que

hay mujeres cristianas que deben tener cuidado

con la forma en que se visten. ¿Me llaman

anticuado? Pues no lo soy. Recuerdo que hace


tiempo estábamos con mi esposa y mis hijos en

un supermercado. En diarios y periódicos

leemos continuamente noticias sobre

violaciones. No me sorprende que muchos

hombres con mentes torcidas violen a mujeres,

teniendo en cuenta cómo visten algunas,

particularmente en el verano. Pareciera que

estuviesen pidiendo que los hombres se

aprovechen de ellas. Hay mujeres que con su

manera de vestir hacen una invitación

deliberada al pecador. ¿Creen que acaso eso

no tienta a los hombres?. Yo me pregunto

dónde está el esposo de esa mujer. Cuando un

hombre camina con su esposa que tiene medio

cuerpo al descubierto, lo más seguro es que él

mismo esté escondiendo algo. Creo que dicho

marido expone a su mujer a la mirada codiciosa

de otros hombres para acallar su propia

conciencia. No me malinterpreten. Las mujeres


pueden ser hermosa, atractivas, y una delicia

para los ojos, pero sin llegar a provocar a otros

hombres. Hace unos años conversaba con un

joven que me dijo: Luis, las mujeres me vuelven

loco. No sé, cómo vencer la tentación. Tiempo

después este mismo muchacho vino a decirme

“¿Sabe una cosa?” En los últimos dos años he

tenido victoria total sobre este problema, y le

quiero agradecer por decirme cómo hacerlo”.

El primer paso hacia la victoria (y no

simplemente para los problemas sexuales sino

también para infinidad de otros aspecto) es

decidir en lo profundo de tu corazón que

cambiarás tus hábitos “Dios, quiero ser santo.

Sé que no seré perfecto, pero puedo ser santo y

lo seré”. Y quiero que Señor Jesús, el Hijo de

Dios que vive en mí, me transforme en la

persona santa que tú quieres que yo sea.

“Señor, con tu control podré vencer la tentación


y así dejaré atrás mi vieja manera de vivir.

Señor Jesús, voy a vivir a un nivel

completamente distinto porque tendrás control

de mi vida”. De manera que Dios tocó a Jacob

allí en el punto donde Jacob se creía fuerte y lo

dejó en una condición vulnerable por el resto de

su vida. Pero desde ese momento Jacob se

convirtió en un instrumento muy valioso en las

manos de Dios. Dios cambió su nombre y ya no

se llamó Jacob—el usurpador—sino Israel—el

que prevalece con Dios (Génesis 35:9-10). La

noche en que luchó con el Señor fue el

comienzo de una nueva vida para Jacob. Así

también sucedió en mi vida, aunque yo no luché

con el Señor como lo hizo Jacob. Dios tuvo un

encuentro conmigo en el instituto bíblico donde

estaba estudiando, y comprendí que la clave era

no yo sino Cristo viviendo en mí. Todos


debemos llegar a ese momento de rendición

total, tal como ocurrió con Jacob.

En cuarto lugar, después de este incidente,

Jacob tuvo altibajos, pero la suya fue una vida

totalmente nueva. Fue una bendición para sus

hijos. Fue una bendición para Faraón. Dio fruto,

y se multiplicó; y a través de José todo el mundo

fue bendecido en gran manera. Jacob

experimentó una transformación total. No fue un

mero cambio de doctrina sino un cambio de

vida. Desde ese momento ya no confió en su

astucia de siempre ni en sus fuerzas, sino que

puso su confianza en Dios. Su vida y todo su

futuro fueron cambiados (Génesis 35:11-15).

Hay una hermosa imagen de Jacob cuando era

anciano. José viene a él con sus dos niños, los

nietos de Jacob. José se inclina con el rostro en

tierra ante su padre, y el pide que bendiga a sus

hijos. Y el anciano Jacob, ya al final de su vida,


pone las manos sobre las cabezas de estos dos

nietecitos y les da una magnífica bendición de

Dios. Pensemos en José, postrado sobre su

rostro (a pesar de ser el jefe del imperio Egipcio

y del mundo entero), porque respetaba

profundamente a su padre, porque su padre era

un poderoso hombre de Dios. Pero Jacob nunca

hubiera sido esa clase de persona en su

ancianidad si Dios no lo hubiera tocado,

quebrantado, y se hubiese convertido en el

Señor de su vida. Si en tu alma has estado en

pugna con Dios, luchando con el Señor, ruego

en oración que te detengas y digas: “Oh, Dios,

no puedo más. Quiero morir a mi vieja manera

de vivir. En verdad estoy crucificado con Cristo.

Y no soy que vivo sino Cristo que vive en mí. De

ahora en adelante, oh Señor, la vida que vivo en

la carne la viviré confiando en el Hijo de Dios

quien me amó y se dio a sí mismo por mí”.


Prefacio de la segunda parte
Pues bien, tal fue la vida de Jacob—130 años y

la mayoría del tiempo sus propios planes. Es

triste cuando pensamos en lo diferente que

podría haber sido. Sin embargo, al estudiar la


vida de su hijo José, veremos que fueron quizás

los errores y experiencias de Jacob los que

hicieron de José un hombre sensible a la voz

divina. Y comenzó a obrar en la vida de este

muchacho a temprana edad. ¿El resultado?

José respondió de inmediato ¡Qué diferencia

con su padre Jacob, que se resistía a la

voluntad del Señor a cada paso del camino!.

Dios comenzó a revelarse a José a través de

esquemáticas pero vívidas imágenes de lo que

sería su futuro. Por medio de sueños y visiones,

José comenzó su ministerio que Dios tenía para


él. Creo que Dios le encanta hablarnos a través

de las Escrituras, a través de un pastor o por

medio de un amigo a quien respetamos mucho.

Su propósito es darnos ciertas pautas de los

planes que tiene para ti y para mí. Que hemos

aceptado al Señor Jesús como salvador, ahora

somos hijos de Dios y tenemos el poder del

Cristo viviente en nuestra vida. Dios eligió a

José, y José lo sabía, de modo que no hizo otra

cosa que responder a Dios. Y al responderle, su

vida fue coronada de éxito rotundo para gloria

de Dios. ¿Has respondido al Señor? El te eligió

y te llamó. José tuvo que enfrentarse con

grandes crisis que afectaron su vida. La primera,

y tal vez la más dramática fue haber sido

arrojado a una cisterna por sus hermanos, y

luego vendido como esclavo por sólo 20 piezas

de plata. Y a pesar de ello, este hombre

admirable al final de sus días pudo mirar atrás y


refiriéndose precisamente a ese acto perverso

decirles a sus hermanos (Génesis 50:20). Sí,

Dios había elegido a José. José lo sabía, y vivió

en victoria porque confió en el Dios viviente, en

el Dios que es Dios, para usar las palabras de

Deuteronomio 7:9. La vida de José fue una vida

de triunfo constante porque no vivió a su

manera, según su propia voluntad, sino a la

manera de Dios. Cuando Dios llama a un

hombre o una mujer, es porque tiene un plan

específico. Cuando El te llamó, te eligió te salvó,

había dispuesto un plan que llevaría a cabo. Es

emocionante. El mismo Señor te llamó y te

recibió como hijo, desea hablarte y recordarte

una antigua promesa, o quizás tenga un

mensaje personal para ti. Considera entonces la

vida de José, y pide a Dios que te ayude a oír

su voz hablándote directamente al corazón,

revelándote más de su maravillosa persona, y


mostrándote ahora mismo parte del plan para tu

vida.

Capitulo Seis
Listo para huir
Cuesta abajo
La historia de José comienza con una pendiente

cuesta abajo. Debido al favoritismo de Jacob,

que en esencia daba a José derechos de

primogenitura, el hijo de Raquel es envidiado y

odiado por sus hermanos. Cuando se presenta

la primera oportunidad, éstos planean una

venganza. La Biblia relata el inicio del drama de

esta manera (Génesis 37:23-28). Sin embargo

este complot desesperado toma un extraño

rumbo cuando José llega a Egipto (Génesis

39:2-6). Vemos que los propósitos de Dios se

llevaron a cabo aun cuando hubo detalles muy

intrincados en la vida de José. Dios en su eterna

soberanía tomó control de la vida del joven—


José—dijo Dios—tengo grandes planes para

contigo. Eres sólo un muchacho, pero

escúchame. Te resultará difícil creer cuando te

diga la manera en que voy a usarte. José—

continuó Dios—por generaciones la gente

hablará de ti y aprenderá de tu ejemplo. Si

caminas conmigo como tus padres, Abraham,

Isaac y aun Jacob (porque a pesar de sus

errores, tu papá camina conmigo), no te

imaginas todo lo que haré en tu vida. Otros

podrán verte como simple adolecente; tus

hermanos podrán reírse y llamarte “soñador”

pero yo voy a usarte. Dios había permitido que

José fuese vendido en esclavitud por 20 piezas

de plata, que en realidad era un precio absurdo

porque el precio legítimo de un esclavo era de

30 piezas de plata prácticamente lo regalaron.

Pero la mano de Dios estaba sobre él. En el

Nuevo Testamento el apóstol Pablo repite esta


idea de forma extraordinaria (1 Corintios 2:9). Es

maravilloso ver a Dios actuando en una forma

tan activa en la vida de este joven.

Dios en todos los niveles


Había muchas cosas de las que Dios debía

hacerse cargo, por ejemplo el imperio egipcio y

su pueblo elegido; y aun así su corazón estaba


en este muchacho José de manera muy
especial. Uno de los muchos valores del Antiguo
Testamento es que en relatos sencillos vemos
cómo Dios se mueve y actúa en varios niveles al
mismo tiempo del modo más natural y
conveniente. Puede estar obrando con Faraón
al más alto nivel político, con el viejo Jacob en
otro nivel, con los hijos de Jacob por un lado y
con José por el otro. No hay restricciones para
Dios. El es omnisciente, omnipotente y
omnipresente. Estos atributos divinos
constituyen lo que los teólogos llaman” el
gobierno de Dios” detrás del telón El claramente
gobierna los hilos de la historia de la
humanidad. En nuestros días su forma de
actuar es la misma. Hace su obra con los
distintos presidentes y con las potencias
mundiales, al mismo tiempo obra
individualmente contigo y conmigo. Es
emocionante leer el Antiguo Testamento y
comenzar a entender por qué y cómo Dios
puede operar en esos distintos niveles en forma
simultánea y aun así llevar a cabo su objetivo. A
pesar del torcido comportamiento humano e
incluso hasta utilizando tal comportamiento sea
la persona un adolecente o el mismo Faraón—
Dios cumplen su propósito usando todas
circunstancia para su gloria. Cuando una
persona es rebelde en su corazón, rebelde
contra Dios y rebelde contra la autoridad de la
Biblia como Palabra de Dios, pondrá excusas
como: No puedo entender cómo en el Antiguo
Testamento Dios pudo haber ordenado a los
israelitas que masacraran a tantos hombres,
mujeres y niños… Es espantoso y aterrador.
¿Cómo Dios pudo haber hecho tal cosa? No
puedo aceptarlo. Cuando alguien habla de esta
manera demuestra inmadurez espiritual. Quien
resiste a Dios no quiere considerar la revelación
como un todo para ver que Dios es Dios. La
respuesta es que Dios permitió que toda esa
gente fuese matada. El sabe por qué lo hizo.
Entre otras razones, esos pueblos
probablemente tenían enfermedades venéreas.
Además eran idólatras incorregible y criminales.
Dios sabe lo que se hace. Cuando Dios actúa y
opera en distinto niveles, podemos poner en El
toda nuestra confianza. Nunca debemos
cuestionar con incredulidad lo que Dios hace o
permite que suceda en la historia o en nuestras
vidas. Trata de indagar, de manera de entender
sus caminos. Eso está bien. Pero la incredulidad
que tiene en menos la sabiduría de Dios ya es
terreno peligroso. Necesitamos examinar
nuestra actitud para con los propósitos divinos.
Debemos decir” Creo y confío en Ti, Señor.
Ayúdame a entender tus caminos”. Pero nunca
digamos” No puedo creer ni entender, así que
dime porqué hiciste esto”.

El señor estaba con él


José era un esclavo próspero (Génesis 39:2).
La mayoría de los eruditos bíblicos concuerdan
en que el amo de José era probablemente la
mano derecha de Faraón, tal vez el jefe de su
guardia personal—siempre un puesto de gran
jerarquía, en especial en aquel tiempo. De
manera que el joven José, a pesar de ser
esclavo, ostentaba una posición de autoridad
cerca de uno de los más altos dignatarios del
gobierno Egipcio y le iba muy bien. ¿Cuál era el
secreto? Muy simple: Una persona que tiene a
Dios en el centro de su vida, siempre es una
persona próspera. En este capítulo ocho veces
se reafirma la presencia de Dios en la vida de
José. ¿Quién de nosotros no desea tener éxito y
prosperidad en todos los ámbitos de nuestra
vida? Yo sí. Y por la gracia de Dios también
puede ser una realidad en tu vida porque el
Señor está contigo. Y lo mismo es cierto en
cuanto a todos los creyentes. No es un privilegio
limitado a unos pocos. Tú puedes triunfar y
prosperar al margen de las circunstancias
difíciles que estés atravesando. Nunca olvides.
En ese momento José era sólo un esclavo, pero
un esclavo que conoció el éxito. Si quieres
triunfar y tener prosperidad, el secreto está en la
presencia del Dios viviente actuando en tu vida
cada día. ¿Está el Señor obrando en tu vida, o
acaso estás dominado por la carne? Es una
pregunta crucial. José prosperaba porque “Dios
estaba con él”. Alguien podría alegar—Bueno,
pero el Señor está con cada creyente. Es
verdad, pero en este pasaje esas palabras
significan más que el hecho de que el Señor
está con todos nosotros en un sentido general.
Significan que Dios estaba con José de una
manera muy particular porqué José caminaba
con el Señor (Juan 15:5). Aquí hay un principio
íntimamente relacionado que es fundamental en
acción. Debe haber algo recíproco. El Señor
está contigo y tú le respondes. Es sólo entonces
que podrá afirmarse:”El Señor está actuando en
la vida de esa persona”. Dios prosperaba al
joven José en las más altas esferas de la vida
egipcia. El Señor lo estaba entrenando y
preparando para el gran trabajo que le
encomendaría más de diez años después. José
era un esclavo en tierra extranjera, no conocía
el idioma y bien podría haber sido tratado como
un perro. Pero no fue el caso. Llegó a la cumbre
con todo éxito imaginable (Isaías 41:10). Estas
palabras no habían sido escritas aún en los días
de José, pero me agrada pensar que el Señor
susurró estas mismas palabras al corazón del
muchacho. No sé cuál es tu situación particular.
Tal vez estés pasando por un momento
turbulento inesperado. Recuerdo hace años
atrás que uno de los miembros de nuestro
Equipo dejó su trabajo por nosotros, no porque
hubiera un problema sino porque fue tiempo de
Dios para esa importante decisión. Era un
músico que nos ayudaba en las cruzadas. A
medida que se acercaba el tiempo de su
partida, en mí interior yo me sentía
desesperado. No podía imaginarme sentado en
la plataforma sin tener en nosotros a ese
hombre de Dios, que era un gran amigo. Me
parecía el fin del ministerio. Recuerdo que
estábamos en Guatemala, y yo me sentía
inquieto y angustiado. Llegué a pensar que
estábamos terminados como Equipo. Esa
semana, mientras hacía memorización bíblica
tuve que aprender Isaías 41:10. Debí
repetírmelo ciento de veces y al final tuve paz. Y
Dios ha bendecido a nuestro Equipo de una
manera tremenda, utilizándonos en pueblos,
ciudades, países, y ahora en continentes
enteros. Tal vez estés atravesando una
situación similar a la del joven José. Quizás a
los ojos de otros no sea un asunto de vida o
muerte, pero a ti te parece insuperable. El Señor
te promete”No temas, porque yo estoy contigo”.

Privilegio puesto a prueba

Ese era el secreto del éxito de José: La

presencia de Dios prometida y real, y la

bendición divina en tu vida. Cuando José

empezó a prosperar, pudo haber pensado: Por

fin he triunfado ampliamente en esta cuestión de

la esclavitud. Ahora estoy a cargo de este lugar,

y voy a perseverar en este puesto. Soy

administrador de las propiedades y bienes de

uno de los hombres más importante del país.

Actuaré con mucha cautela y aquí me quedaré.


Mis hermanos creyeron que me habían hecho

mal, pero mírenme ahora. El Señor ha honrado

mi fe. Y de pronto, cuando todo parecía ir de

maravillas para José, aparece una tremenda

tentación, la tentación de la esposa de su amo

(Génesis 39:6-19). José era “de hermoso

semblante y bella presencia”. Un muchacho

bien parecido. Todos somos “de hermoso

semblante y bella presencia”—para alguien.

Pero Dios fue fiel y libró a José de esta

tentación y de la misma manera podemos

confiar en que El nos dará el medio para

escapar de la tentación. La divina promesa dada

hace 2000 años aún tiene vigencia (1 Corintios

10:13). En cuanto a la mujer de su amo

hallamos varias características sobresalientes

que condenan su forma de actuar:

Codiciosa:
En primer lugar: “puso sus ojos” en José (v.7)

comenzó a codiciarlo. Aunque la codicia

empieza en el corazón, vez tras vez en la Biblia

el Señor enfatiza la importancia de la mirada.

Para muchos la codicia se inicia precisamente

allí. La tentación tiene su origen en nuestro ser

interior, pero lo primero que se advierte es algo

que llama la atención a nuestros ojos.

Desvergonzada:

En segundo lugar, la mujer era una

desvergonzada. Dijo a José: “Duerme conmigo”

(v.7). No fue sutil. La pasión, en contraste con el

amor, es desvergonzada. Puede parecer amor,

pero fuera del matrimonio no tiene cabida.

Persistente-sagaz:

En tercer lugar, la mujer fue persistente. Día a

día acosaba a José con sus demandas. En

cuarto lugar, era sagaz. Leemos que llamó a

José “para acostarse al lado de ella, para estar


con ella” (v.7). Comprendía que José no iba a

caer en una tentación sexual directa. De manera

que su salida fue decirle “Y bueno, si es que

eres tan exagerado y moralista, estemos juntos

mientras mi esposo está de viaje. Eso no puede

ser malo”. Recuerdo haber visto un libro titulado

“Juegos que juega la gente”. Hace tiempo en

una revista leí un artículo titulado “Juegos

inocente que juega la gente”. Sin embargo, los

jueguitos allí descrito no tenían nada de

inocentes. Eran juegos sucios, muy comunes

hoy día en nuestra sociedad. Todos los flirteos

que vemos en las fiestas y reuniones sociales---

las insinuaciones indiscretas, los roces

“casuales”—se aceptan como normales. Y esto

no sólo sucede a nivel secular, sino también

está contaminando los encuentros entre

cristianos. Hombres en la iglesia hacen

proposiciones deshonesta a las mujeres de la


iglesia, aunque en apariencia la proposición

parezca inocente. Cosas tales como: ¿La puedo

acompañar hasta su casa? ¿Tomamos un

café?. En este asunto de la inmoralidad, hay

dos viejos trucos que los hombres usan con las

mujeres. Con muchachas jóvenes, el viejo

engaño es cuando el novio le pregunta: ¿Me

quieres?—si ella contesta. Entonces el pide que

se lo demuestre. Miles de jóvenes ingenuas han

caído en la inmoralidad siguiendo ese

razonamiento. Y sigue sucediendo vez tras vez.

Incluso en nuestra era de sofisticación las

mujeres siguen cayendo en la misma trampa. Y

por otro lado está el engañoso truco al que

sucumben muchas mujeres casadas en un

momento de debilidad. Se encuentran con el

viejo amigo de la juventud, quien galantemente

dice “Cristina, qué alegría y qué sorpresa. Estás

espléndida. No has cambiado en absoluto


desde que te vi por última vez en la secundaria”

¿Es una broma? ¿Quién puede creer semejante

cosa después de veinte años y cuatros hijos?.

Pero quién tiene motivos adicionales a una

simple galantería, sabe que esta treta funciona

a las mil maravillas. Es un comentario que hace

bien a la vanidad femenina, y muchas mujeres

creen estas mentiras baratas. Algo muy dentro

de nosotros ansía creer mentira de Satanás

tales como: “Hace años que tu esposo no te

dice una palabra en cuanto a lo hermosa que

estás, Cristina. Y sin embargo este viejo amigo

es lo primero que menciona luego de veinte

años. ¿Acaso no podría ser el verdadero amor

que has estado buscando por tanto tiempo?.

Maquinadora:

Y en quinto lugar, la esposa de Potifar era

maquinadora. Después de haber esperado

meses quizás, por fin encontró el momento


perfecto (Génesis 39:11-12). Tal vez haya

planeado todo de manera que en la casa sólo

estuvieran ellos dos. Así que fue a José, lo tomó

de las ropas y lo abrazó—una mujer

desesperadamente apasionada y egoísta. No

era amor, aun cuando incluso hoy a la pasión se

le llama “amor”. Es por eso que hasta hogares

cristianos se están haciendo pedazos. ¿Cuáles

son los razones? Muchas, pero a menudo una

pasión maquinadora tiene mucho que ver, y en

repetidas ocasiones es el último golpe, el golpe

de gracia.

Amor: Hoy sí, mañana no.

José resistió la prueba, que en realidad le ayudó

a convertirse en el joven triunfante que Dios

deseaba que fuera. Hay que tener sumo

cuidado con las artimañas y mentiras del diablo

que nos hacen creer que pasión es equivalente

a amor; que porque te pones nervioso, inquieto


y te entusiasmas al conocer a una persona, eso

es señal de amor, y que porque “es amor” existe

el derecho a la intimidad sexual. No es amor, y

tal derecho no existe. Aquí tenemos la prueba

de ello: En el momento en que José rechaza a

la mujer, el así llamado “amor” se convierte en

profundo odio. La pasión se transforma en un

desesperado deseo de destruir a José. En

muchas ocasiones la pasión es precisamente

odio o un tremendo egoísmo disfrazado de

amor, usando la palabra “Amor” como excusa.

Las defensas de José


José se protegió de la tentación de varias

maneras, y la Escritura revela cuáles fueron. En

el versículo 8 leemos “él no quiso” En esencia

José estaba diciendo:”Mi espíritu hace que me

niegue” En el Nuevo Testamento se nos

recuerda (Gálatas 2:20).

Rechazo:
“Estoy crucificado” Cuando nos enfrentamos a

estas cuestiones de tentación sexual y flirteo,

creo que como José debemos llevar todo a los

pies de la cruz de Cristo diciendo: “Señor Jesús,

aquí te presento este problema. Sería hipócrita

y necio si lo negara. Soy tentado. A veces me

asalta la tentación, y está es una de esas veces.

Pero quiero arreglar este asunto en mi interior,

Señor. Quiero rechazar tanto mental como

físicamente todo lo relacionado con jueguitos

sexuales, y hasta el flirteo a distancia. Quiero

solucionar esta cuestión de manera radical”.

Todos tenemos que ocuparnos de resolver esta

tentación, y cuanto más pronto lo hagamos,

tanto mejor será. Una vez que el asunto está

arreglado, una vez que ha tenido lugar la

crucifixión del yo, no significa que nunca más

has de ser tentado. Pero cuando la tentación

vuelva, la decisión íntima que hicimos al pie de


la cruz hará las cosas más fáciles. Aunque la

tentación se nos presente en la forma más

atractiva y llamativa, puedes considerar que ya

está resuelta a la sombra de la cruz.

Lealtad:

En segundo lugar, lo que dice José en otras

palabras es “Estaría siendo desleal” (vv.8-9)

“Mi amo confía en mí en todo lo relacionado con

su hacienda; él me ha dado toda su autoridad.

No me ha prohibido ninguna cosa, salvo tú

porque eres su esposa”.

Sentido común:

En tercer lugar, José dice a la mujer” No me

perteneces. Eres su mujer, no la mía”. Ahora

bien, un joven tal vez podría argumentar “No,

claro que no es mi esposa, pero tampoco es la

esposa de ningún otro hombre, es soltera”. El

Señor tiene una persona para ti, y ésa es la

única persona que te pertenece. Y tú


perteneces a esa persona. De manera que este

razonamiento de José también es válido para

dos personas solteras. José solucionó el

problema en forma intelectual, utilizando el

sentido común. Dios nos ayuda a vencer la

tentación sexual haciendo claro el problema en

nuestra mente. Es cierto que no estamos

exentos del deseo, y la tentación pero según la

Biblia podemos manejar la cuestión

intelectualmente “Ella (o él) no me pertenece”.

Por lo tanto es asunto terminado.

Honestidad:

José exclama con respecto a su amo “¿Cómo

podría yo hacerle una maldad tan grande como

ésta?” (v.9). Un mensaje muy claro. Maldad. Las

relaciones sexuales fuera de los límites del

matrimonio constituyen sin duda alguna una

gran maldad, es decir pecado. No son jueguitos

sin importancia. Este es, sin duda, uno de los


motivos que ésta causando la destrucción de

nuestra sociedad. Si piensas que tales

aventuras amorosas no tienen trascendencia,

considera los efectos que está teniendo en el

mundo. La mayoría de los países son pobres y

cuentan con un elevado porcentaje de población

ilegítima (en algunos casos hasta el 70%).

Como resultado de la inmoralidad sexual, hay

un terrible sentido de insatisfacción y vacío en la

estructura social. No hay excepción a esta regla.

Al margen de la educación, desarrollo cultural,

poder económico e influencia religiosa de una

sociedad, habrá sufrimiento indecible e infinidad

de problemas en razón de la inmoralidad sexual.

No podemos cerrar los ojos a la realidad,

diciendo: Es una cuestión secundaria. Comes,

tomas una copa, lo haces y lo olvidas. No, no te

olvidas. La inmoralidad constituye un grave

pecado. José reconoció el hecho de que era


pecado contra Dios. Con toda seguridad que

José fue poderosamente tentado como

cualquier otro en la misma circunstancia. Pero

arregló la situación de manera espiritual y a la

vez con su razonamiento intelectual. Solucionó

las cosas con el Señor: Está mal. Es pecado. No

me perteneces. No quiero hacerlo. Olvídalo

mujer.

Apuntar a lo mejor

Por otra parte, José también fue práctico.

Cuando se dio cuenta de que esta mujer haría

todo lo que estuviera a su alcance para

atraparlo, estuvo listo para huir y huyó. La Biblia

nos advierte (2 Timoteo 2:22). Si hay alguien

por quien te sientes tentado—amigo, conocido,

sea quien fuere---aléjate de esa persona de una

vez y para siempre. No basta con decir—Lo

comentaré con mi esposo. Voy a orar. Pero

¿Qué otra cosa puedo hacer?. Recuerdo haber


aconsejado a una dama cristiana, una persona

muy capaz y activa en una iglesia cristiana

evangélica. Había comenzado a trabajar en una

escuela donde uno de sus colegas empezó a

hacerle insinuaciones amorosas. Ella se

sorprendió, le comentó a su esposo y ambos

oraron por el asunto. Su esposo le dijo que

cuando él era tentado, simplemente sacaba una

fotografía de ella y los niños, y se decía:”Soy

casado”. Amo a mi esposa. Hay que desechar la

tentación. El colega hizo otra insinuación y la

mujer contestó: Le he contado a mi esposo.

Esto te puede crear dificultades, así que termina

de una vez. Cuando el hombre insistió por

tercera vez, ella cedió y cometió inmoralidad, no

una sola vez sino dos. Luego ella me confesó:

No me siento culpable por lo ocurrido. Sé que

está mal. Pero no tengo remordimiento, y eso

me preocupa. No fue suficiente con decirle al


esposo. En mi opinión ella debió haber dejado el

trabajo y huido, como hizo José. Si permaneces

donde sabes que hay una tentación latente

alrededor de ti, donde sabes que te enfrentas a

debilidades, corres demasiado riesgos. José

dejó todo y huyó.

Hay esperanza
Dios nos exhorta: (Filipenses 4:8). Todo

comienza en la mente, con nuestro

pensamiento. De manera que si nuestros

pensamientos son limpios, es mucho más difícil

que Satanás o las tentaciones ganen terreno

“Todo lo puro… en esto pensad”. Hoy es fácil

tener acceso a revistas o libros sucios y baratos.

La literatura corrupta está al alcance de la

mano. Muchas publicaciones femeninas están

llenas de material provocativo y sugerente. Lo

mismo sucede con los programas de televisión.

Hasta las revistas informativas están inundadas


de corrupción. Por lo tanto creo que todos los

que amamos al Señor necesitamos que la

mente de Cristo esté en acción en nuestra vida.

La Biblia afirma: “Nosotros tenemos la mente de

Cristo” (1 Corintios 2:16). La mente de Cristo es

una mente pura. Si nos mantenemos apartados

de influencias que dañan y corrompen, no hay

necesidad de temer ni preocuparse de que

hemos de tropezar o caer en tentación. Y no

sólo tenemos la mente de Cristo sino que

también contamos con el poder de Cristo.

Cuando la mente y el poder de Cristo se activan

y están obrando en nosotros, tenemos la victoria

segura sobre la tentación de manera constante.

Es una promesa incuestionable (Filipenses

4:13). Si por otro lado permitimos que nuestras

mentes se suturen de pensamientos impuros, si

llenamos nuestras mentes con basura, no sólo

comenzaremos a fantasear sino que haremos


flaquear nuestra voluntad. Lentamente, casi sin

darnos cuenta, iremos debilitando en esta área

crucial. No es fácil referirse al tema, pero siento

una gran carga en mi corazón por aquellos que

caen en pecado y luego se divorcian. Ocurre

continuamente a nuestro alrededor. Por lo tanto,

los pasos que dio José son los mismos pasos

que debemos dar nosotros: 1) en nuestro

espíritu—estamos crucificados en la presencia

del Señor; 2) en nuestro intelecto---

solucionamos el problema de una vez por todas,

recordando que nadie me pertenece con

excepción mi cónyuge; y 3) en nuestra

voluntad—huimos con determinación firme. Es

entonces que obtendremos la victoria.

Capitulo Siete

Preparado para la prueba


Norman Grubb, un escritor a quien respeto

mucho muchísimos dice en uno de sus libros


que todos los personajes bíblicos en algún

momento de sus vidas tuvieron que ser

probados por el Señor, tanto en su cuerpo, en

su alma como en su espíritu. Una vez que la

persona pasaba la prueba en cada una de esas

áreas, entonces estaba realmente lista para ser

un poderoso instrumento en las manos de Dios.

José fue probado en el cuerpo y triunfó. Venció

la tentación con el poder de la presencia de

Dios en él. Cuando la esposa de su amo se

entregó a él e hizo tan fácil las circunstancias

para que cometiese inmoralidad, José pudo

decir NO al pecado. Venció porque Dios estaba

con él y todo el poder de Dios estaba obrando

en su vida. Luego vemos que José es sometido

a prueba tanto en su fe como en su intelecto—

es decir en su alma. Su intelecto, sus

emociones y su voluntad tenían que pasar por la

prueba. Iba a ser usado poderosamente por


Dios para impartir “ríos de bendiciones” sobre l

pueblo de Israel, sobre Egipto y sobre el mundo

entero. Cuando Dios eligió a José, tenía en


mente un plan de alcance mundial, pero antes
de usar a José debía probarlo al máximo, de
manera que su fe se hiciera más sólida e
indestructible. Todos nosotros, particularmente
los que tuvimos la bendición y el privilegio de
ser alcanzados por el Señor cuando éramos
niños, tenemos que atravesar por distintas
pruebas que Dios nos envía. No nos gusta. No
creo que a un ser humano normal le agrade
pasar por pruebas. La Biblia declara
enfáticamente (Hebreos 12:11). No hay
alternativas. El Señor debe colocarnos a prueba.
Años más tarde, al meditar cautelosamente en
lo ocurrido en nuestra vida, podremos contar
maravillosas experiencia de las grandes obras
de Dios a nuestro favor. Pero mientras estamos
siendo probados, se nos hace difícil razonar con
inteligencia sobre los tratos de Dios para con
nuestra vida. Le sucedió hasta el mismo Jesús.
“! Aun Jesús, el Hijo de Dios, tuvo que aprender
por experiencia lo que es obedecer cuando la
obediencia implica sufrimiento!” (Hebreos 5:8).
En los salmos encontramos referencias a José
(Salmos 105:12-22).
El favorito otra vez prisionero
La mujer de su amo se convirtió en su enemiga

ya que se sintió insultada por José cuando éste

la rechazó. Ella decidió tomar venganza y el

joven terminó en la cárcel (Génesis 39:19-23).

¿No es maravilloso? El Señor prosperaba a

José hasta en la cárcel. Dios le hace increíble

revelaciones, le otorga responsabilidades fuera

de lo común, y luego permite que pase por

pruebas tremendas. Todo comienza con los

sueños de gloria y poderío; pero

inmediatamente es vendido como esclavo. ¡Qué

contraste! Luego se convierte en el

administrador de la casa del asistente del

Faraón, pero recibe falsas acusaciones.

Además vence la tentación en el poder de Dios,

y ¿Cuál es el resultado? Una prisión inmunda.

Después, como veremos más adelante,

interpreta los sueños de su compañero de


prisión, un importante siervo de Faraón, pero en

cuanto el hombre sale de prisión, se olvida de

José.

¿No podrías elegir a otro para variar?


A este joven le debe haber resultado

terriblemente difícil lo que Dios estaba tratando

de hacer en su vida. En la obra EL VIOLINISTA

EN EL TEJADO, el protagonista principal, al

hablar sobre los judíos que eran tan

maltratados, mira hacia el cielo y dice:--Señor,

yo sé que somos tu pueblo elegido.

Y luego considerando todos los problemas y

persecuciones agrega con su ruego:--¿No

podrías elegir a otro, para variar?. A veces los

hijos de Dios atraviesan pruebas y

tribulaciones. Y tal vez se sientan tentados a

decir:--Si soy uno de los elegidos, ¿cómo sería

entonces si no lo fuera? ¿Por qué tengo que

atravesar por todo esto?. Ahora bien, mientras


gozamos de buena salud y todo va bien, no se

nos ocurre pensar tal cosa. Pero cuando

debemos enfrentar la muerte o una grave

enfermedad en nosotros o nuestros seres

queridos, o cuando quedamos en la bancarrota,

pareciera que de inmediato perdiéramos el

gozo. Olvidamos las promesas y enseguida

miramos al cielo, preguntando:--¿Y, Señor?

¿Qué ha sucedido con todas tus promesas?.

No debemos olvidar los atributos de Dios. Dios

es un Dios que está en control del universo.

Dios gobierna el mundo. A veces no lo

pareciera, pero es un hecho inobjetable. Y

cuando prevalecen las guerras y la persecución,

tal vez nos preguntemos si Dios sigue siendo

soberano. Tengamos la seguridad de que El

está en control de las cosas. No hay fuerza

opositora que pueda interponerse con los

planes divinos. El es supremo y nada ni nadie


puede contra El. La envidia, el odio, el exilio y la

esclavitud sólo contribuyeron a que se

cumpliesen los propósitos de Dios en la vida de

José. Los hermanos de José pensaron:--Si, acá

viene el soñador. Librémonos de él y veamos

qué pasa con sus sueños de grandeza. En sus

mentes carnales se dijeron:--Vamos a destruir

los planes que Dios tiene para él.

Extraño camino al trono


La esclavitud llevó a José un paso más cerca

del trono de Egipto. Fue una extraña manera de

llegar a la eminencia, pero fue el plan de Dios

para José. El Señor tenía un propósito muy

especial, una experiencia inigualable.

Y Dios tiene un plan para cada uno de nosotros.

Así bien lo expresa Bill Bright, de Cruzada

Estudiantil y Profesional para Cristo, en las

CUATROS LEYES ESPIRITUALES: “Dios te

ama y tiene un plan maravilloso para tu vida”.


Para cada uno de nosotros—hombre, mujer,

joven, niño—Dios tiene algo especial, una tarea,

un ministerio que será lo mejor para nosotros si

caminamos cerca del Señor y estamos atentos a

su voz. Dice Dios (Jeremías 29:11). Podemos

tener la certeza de que Dios tiene un plan

singular para cada uno. El así lo promete. En

Génesis capítulo 15, el Señor había profetizado

a Abraham y a sus descendientes que serían

esclavos en un país extranjero, y que después

de 400 años El los sacaría de allí con riquezas.

De manera que a través de José Dios estaba

llevando a cabo detalles del pacto hecho con

Abraham décadas atrás. Estaba comenzando a

cumplir sus propósitos, permitiendo que este

adolescente fuese vendido como esclavo y

llevado a Egipto. Si somos honestos, la mayoría

debemos admitir que cuando éramos más

jóvenes soñábamos con llegar a la cumbre. Mis


hijos soñaban con ser grandes jugadores de

fútbol. Yo sinceramente nunca creí que

sucedería, pero ellos seguían soñando. Luego

cambiaron su meta y decidieron que ser

convertirían en músicos cristianos famosos,

deseaban cantar para el Señor. Después

modificaron sus metas. El hecho es que siempre

soñaron grandes sueños. Yo creo que es propio

que soñemos porque Dios el Señor tiene para

cada uno una experiencia cumbre, un ministerio

que quiere llevar a cabo por nuestro intermedio.

Un lugar para todos


Conocemos una pareja que vive en un pequeño

pueblo de unos 1000 habitantes, y Dios ha

usado a este matrimonio para alcanzar a

muchísima gente. Hemos oído testimonios de

drogadictos que fueron liberados de la droga a

través del ministerio de estos amigos míos.

Recuerdo el caso de una pareja que todos los


domingos viajaban 80 kilómetros para poder

asistir a las reuniones en esta pequeña iglesia

pueblerina. La vida de estos amigos siempre ha

sido un tremendo ejemplo para mí,

recordándome cómo Dios puede usar vidas que

están totalmente consagradas a El. En un

pequeño pueblo ellos están cumpliendo con el

cometido que Dios les señaló, y es asombroso

ver lo que sucede en este sitio para la gloria de

Dios. El Señor tiene un lugar y una tarea

especial para casa uno de nosotros. Cuando

descubrimos cuál es el lugar y cuál es la tarea,

El empieza a obrar a través de nosotros

(Santiago 4:6-10). José tuvo grandes sueños

que el Señor le dio—no sueños carnales sino

dados por el Señor. Sin embargo, Dios lo envió

en esclavitud. Seguramente fue muy difícil para

José, tanto intelectual como espiritualmente,

aceptar las circunstancias, ser acusado por una


mujer apasionada y lasciva, y luego sentenciado

a prisión. Pero el Señor estaba con José, quien

se humilló ante Dios y a su debido tiempo fue

exaltado por Dios. Tale vez hace tiempo el

Señor te haya dado una visión, y no obstante

pareciera que esa visión nunca ha de

cristalizarse en tu vida. Tal vez José se repitiera

lo mismo vez tras vez. Fueron largos meses en

la cárcel. El tiempo pasaba y nada sucedía. La

tentación hubiera sido decir: Señor, ¿qué es lo

que pasa? Mis hermanos me odian. Me

vendieron como esclavo. ¿Y los sueños me que

distes? ¿Fueron simplemente promesas que

imaginé?. Sin embargo Dios gobierna el mundo.

Dios es supremo (Salmos 2:4), y acerca de El

se ha escrito (Salmos 76:10). Y en cuanto a

nuestros enemigos y a las situaciones que

parecieran estar en contra de los designios de

divinos, Dios puede utilizar todo para cumplir su


voluntad. Dios sentado en su trono sonríe al

contemplar cuán frenético es el vivir de sus

enemigos. El Señor no se inmuta ni se confunde

por los enemigos de su causa; tampoco se

intimida cuando nosotros debemos pasar por

pruebas, tribulación y oposición de parte de sus

enemigos. En realidad El se ríe de sus

enemigos. Las Escrituras señalan que hasta la

ira del hombre resulta en alabanza a Dios. El

puede tomar la obra de sus enemigos, y

transformarla completamente para su gloria. Es

maravilloso.

¿Es necesario todo esto?


Pero qué confusión para José. ¿Puedes

imaginarte lo que cruzaba por su mente cuando

era un esclavo, y luego en prisión?--- ¿Y,

Señor? ¿Adónde han ido todos aquellos

maravillosos sueños? ¿Qué sucedió? Aquí

estoy, en esta sucia cárcel, y me habías dicho


que todos se postrarían ante mí. Me dijiste que

hasta las estrellas, el sol y la luna se inclinarían

ante mí. ¿Qué estoy haciendo, entonces, en

esta prisión?. Seguramente fue muy duro para

él y también a nosotros nos resulta difícil

cuando las cosas no van como creemos que

debieran ir. Hace varios años estábamos

haciendo preparativos para ministrar en España.

La situación era desalentadora. No había

dinero. Tuve que ir a España sin los

compañeros del Equipo a quienes tanto

necesitaba para las reuniones. No pudimos

comprar parte del material indispensable ni

tampoco pudimos pagar ciertos gastos que

creíamos que debían correr por nuestra cuenta

en España. A pesar de todo, cuando llegamos

nos dimos cuenta de que el Señor había

permitido las cosas. Al margen de que las

circunstancias no sucedieron de la manera en


que nosotros pensábamos, fuimos testigos de

un gran triunfo para su gloria en España. Una

vez allí comprendí que haber llevado al director

de canto hubiera sido una pérdida de dinero ya

que en el teatro no se nos permitía cantar. Y de

otras muchas maneras Dios mostró que El

estaba actuando y tenía control sobre las

situaciones. Nos dio una tremenda victoria. Para

sorpresa, miembros del parlamento español

vinieron a la cruzada. Importantes funcionarios

del gobierno asistieron y escucharon el mensaje

del evangelio. En resumen, fui a España con

una carga en el corazón, solo y desalentado.

Pero el Señor lo sabía todo y era soberano

sobre todo. De la misma manera, también tú

puedes experimentar esta realidad. Las pruebas

del joven José en la cárcel tenían como

objetivos convertirlo en un hombre. El había

sido el favorito de su padre, siempre tratado de


manera especial. Tal vez José fuera un tanto

indisciplinado y hasta consentido. Aunque el

potencial estaba latente, el Señor tuvo que

permitir que fuera a prisión para que saliera de

allí no un niño consentido sino un hombre

maduro y responsable.

Se necesitan hombres con temple de acero


Hoy día necesitamos cristianos fuertes en el

cuerpo de Cristo. La Biblia exhorta (1 Corintios

16:13). La iglesia de Cristo necesita hombres de

verdad. Todos debemos ser convertidos en

hombres y mujeres de Dios fuertes, y para ello

debemos pasar por problemas, tribulaciones y

experimentar esperanzas que se demoran. Y

Dios, quien es fiel, permitirá que atravesemos

por experiencias que han de transformarnos en

verdadero adultos y no en niños grandulones.

Por naturaleza yo soy una persona activa. Me

gusta hacer las cosas rápidamente y a mi


manera. Me resulta insoportable cuando la

gente---quienquiera que sea---se interpone en

mi camino. Si alguien lo hace, tengo la

tendencia a exasperarme sobremanera y

asustar a las personas, hasta que al fin digan

“Dejen el camino libre a Luis para que pueda

actuar” No es fácil para mí entender que el

tiempo de Dios es mejor que el mío y que la

voluntad del Señor, es mejor que la mía. Pero lo

cierto es que el Señor es plenamente capaz de

llevar a cabo sus propósitos sin ayuda de mis

esfuerzos carnales. En nuestra época ésta es

una reacción muy normal. Por su parte, tal vez

José haya tenido esta tendencia. Pero Dios

sabía que se acercaban años de hambre, de

manera que tuvo que hacer de José un hombre

con temple de acero. El Señor es omnisciente y

sabe cosas que nosotros ignoramos (Salmos

105:18 y 19). Dios estaba moldeando a José,


convirtiéndolo en un hombre de acero. Según

una antigua versión inglesa, en la cárcel “el

hierro candente se abrió paso hasta el alma”.

José tenía que convertirse en un hombre fuerte

y resistente antes que Dios en verdad pudiera

usarlo.

Comencemos de una vez


Para una persona activa, no puede haber nada

más frustrante que la demora. No podemos

simplemente quedarnos sentados cuando las

cosas se retrasan. Nos frustramos. Y sin

embargo (Romanos 8:28). Creo que citamos

este versículo con demasiada ligereza. Sin

embargo, es una de las verdades más poderosa

de toda la Biblia. Todas las cosas resultan a

bien para aquellos que aman a Dios y confían

en El. Lo admirable en José es que no trató de

forzar ni manipular las cosas. Todo lo contrario.

Hizo lo apropiado, allí en el lugar dónde estaba,


en el momento adecuado. Y eso tiene una

importancia crucial. Su padre Jacob trató de

manejar las circunstancias y terminó

desperdiciando su vida. Muchos otros han

intentado manipular las situaciones de manera

carnal, y el Señor ha debido hacerlos a un lado

hasta que abandonaran sus propios intentos de

forzar la mano de Dios a través de personas y

situaciones, queriendo hacerlo todo a su

manera. No fue el caso de José. El

sencillamente hizo lo adecuado allí donde

estaba. En la biblia hay un hermoso pasaje

bíblico muy apropiado para este tema tan

interesante (Proverbios 3:5-6). José permaneció

en la cárcel, hizo lo que debía hacer, y

nuevamente llegó a la cumbre. En realidad el

carcelero nada tuvo que ver en todo el asunto

ya que era Dios quien estaba en acción,


cumpliendo sus propósitos a través de la vida

de José.

Fiel en las cosas pequeñas


Viene a mi mente el caso de un joven que

acudió a dos cristianos maduro en busca de

consejo. Deseaba casarse y estudiar en un

instituto bíblico, pero debía una considerable

suma de dinero. La respuesta podría haber sido

“ Confía en Dios y comienza a estudiar en el

seminario” pero sin embargo el sabio consejo

bíblico que recibió fue: No debes considerar el

matrimonio ni los estudios hasta tanto hayas

pagado todo lo que debes. Ante todo debes

hacer lo que es correcto, y dejar de soñar con

cosas “superespirituales”. Muchos soñamos con

grandes logros espirituales pero no queremos

ocuparnos de los pequeños detalles aunque

importantes detalles de la vida diaria. Creo que

ésta es la razón por la que Dios nunca usa a


muchos cristianos. Jesucristo dijo (Lucas 16:10).

En mi opinión, una de las características de un

líder es que es fiel en las cosas pequeñas. La

persona que ahora está a pagar todas sus

cuentas, a mantener su casa en orden y hacer

lo apropiado, ha de ser honrado por Dios.

Es culpa de los demás

Otro de los aspectos sobresalientes en la vida

de José es que no sintió amargura ni

resentimiento en su corazón ni para quienes lo

trataron injustamente (Génesis 40:15). Es

interesante notar la expresión que utiliza José:

“Fui hurtado de la tierra de los hebreos”. No dice

“Mis hermanos cobardes me traicionaron, me

pusieron en una cisterna, y me vendieron por 20

piezas de plata”. Esa era la realidad, y sin

embargo José dice: “Fui hurtado”. No

encontramos ningún rastro de amargura. ¿Por

qué? Porque veía la mano de Dios obrar en su


vida y confiaba en El. La mayoría de nosotros—

y por supuesto me incluyo—cuando hallamos

dificultades u obstáculos en el camino, tratamos

de culpar a los demás. Si la gente no se

interpusiera, podría evangelizar a 250 millones

de personas, luego jubilarme y pasar el resto de

mi vida tranquilo con mi esposa Patricia. Pero

no puedo acabar el trabajo que Dios me ha

encomendado porque los demás apenas me

impiden el camino. No ofrendan suficiente

dinero y obstruyen mi camino. El Señor está

tratando de enseñarme algo en este aspecto.

Conozco la verdad en teoría, y sin embargo

debo aplicarla a mi vida. Una cosa en conocer

un principio intelectualmente, y otra muy distinta

es dejar que Dios cumpla su voluntad en

nosotros cuando atravesamos dificultades. Un

pastor muy amigo mío suele decir:”Ay del

hombre que debe aprender principios y


verdades en tiempos de crisis”. Un principios es

una doctrina o verdad fundamental, una regla

prefijada de acción o de conducta. Hay que

aprender principios bíblicos sólidos ahora,

porque la crisis ha de venir y las pruebas han de

llegar, de eso no caben dudas. Pero si conoces

y pones en práctica los principios de la Palabra

de Dios ahora, en el momento de la prueba

tendrás la estabilidad de Cristo para estar firme,

pasar por ella, aprender la lección y salir

triunfante, lleno del Espíritu Santo para gloria de

Dios.

El yugo no es fácil

Dios puso su pesado yugo sobre José, pero ese

yugo fue lo precisamente produjo fruto. A los 17

ó 18 años, bastante tiempo después que mi

padre muriera, yo era un joven rebelde. Me

preguntaba “¿Por qué las cosas son tan difíciles

para nosotros?”. Muchas veces me quejaba—


generalmente al Señor, pero una vez me quejé

a un predicador. El compartió conmigo un

pasaje bíblico en el libro de Lamentaciones. En

ese momento me fastidió, pero jamás lo he

olvidado (Lamentaciones 3:27). A través de los

años he recordado esas palabras. Si llevas su

yugo desde tu juventud, es porque el Señor

tiene algo muy especial para ti y debes estar

preparado (Mateo 11:28-30). El yugo no parece

fácil ni cómodo a quienes están atravesando

dificultades. El yugo es pesado.

Lamentablemente, muchos predicadores hablan

de la vida cristiana, diciendo:--La vida cristiana

es difícil. Es duro seguir al Señor. No crean que

es fácil ser un discípulo de Jesucristo, es muy

difícil. Pero quiero advertirte que es mucho más

difícil aun si no perteneces a Cristo. El yugo de

Cristo es un yugo cómodo porque El lo lleva con

nosotros. Cuando dos bueyes están unidos en


el arado, el yugo los une. Jesucristo nos dijo: Yo

llevo el yugo con ustedes. Si prueban mi yugo,

verán que es cómodo y liviano. Los que en

realidad tienen problema son quienes no están

bajo el yugo del Señor. ¿Quién les ayuda a

sobrellevar las cargas?. A quienes estamos bajo

el yugo de Cristo nos resulta más sencillo

porque el Señor Jesús lo lleva con nosotros. El

apóstol Pablo presenta esta idea en un hermoso

pasaje bíblico (Gálatas 2:20). José no había

escuchado las palabras de Gálatas 2:20, pero

conocía la experiencia de llevar el yugo del

Señor. El Señor en todo momento estaba con él

dándole ánimo. Dios estuvo con él hasta en la

cárcel. José pasó por problemas, tribulaciones y

angustias, pero venció. El Señor lo sacó

súbitamente de la cárcel y en unos pocos días

estuvo al lado del mismo Faraón. Era el héroe

nacional. ¿Por qué? Porque estaba unido en


yugo al Dios viviente. No importa la dificultad ni

el problema que enfrentes, el gran secreto de la

victoria es sencillo: humillarse “bajo la poderosa

mano de Dios” de esa manera, “El a su debido

tiempo los ensalzará” (1 Pedro 5:6).

Capitulo Ocho

Dispuesto a olvidar
Otra vez hacia arriba

Mientras José aún estaba en la cárcel,

interpretó los sueños del Faraón y el panadero

de Faraón. En aquel tiempo, el jefe de los

coperos no simplemente servía el vino sino que

era uno de los asistentes personales de Faraón.

Poco tiempo después el jefe de los panaderos

fue ahorcado y el jefe de los coperos liberado.

Una noche el Faraón tuvo un sueño sobre siete

vacas gordas y siete vacas flacas. José

interpretó el sueño como siete años de


abundancia y siete años de hambre en la tierra,

y hasta sugirió a Faraón un plan de acción para

que su pueblo no muriese de hambre (Génesis

41:37-46). ¡Qué gran responsabilidad para un

joven de 30 años!. Pero para que José se

convirtiese en el segundo hombre del imperio

más grande del mundo a los 30 años, desde los

17 tuvo que caminar con Dios en pureza y

sumisión. Esto dice claramente que si deseas

ser un hombre o una mujer de Dios a los 30, es

mejor que hayas vivido para Dios desde los 17.

Y el relato continúa (Génesis 41:46-52). Estas

dos cosas, olvidar y fructificar, deben ir en ese

orden. Si quieres llevar fruto, debes olvidar. Y

una vez que olvides, Dios puede hacerte

fructificar.

Aquí vienen los hermanos

(Génesis 42:1-6) Encontramos una escena

increíble. Al fin los sueños de José se estaban


convirtiendo en realidad. Esto muestra la ironía

de Dios. Estos diez hombres no se imaginaban

que estaban besando los pies de su hermano

José. Y allí los tenemos, con sus rostros en el

suelo e inclinándose ante él (Génesis 42:7-24).

Años más tarde cuando Jacob, el padre de

José, estaba a punto de morir, pronunció una

profecía sobre cada uno de sus doce hijos. La

profecía para José fue la siguiente (Génesis

49:22-26). Jesucristo afirmó (Juan 15:16).

Cómo llevar fruto

La voluntad de Dios para todos los hombres y

mujeres es que sean fructíferos en su tarea de

ganar a otros para Cristo. El sueño de cada

cristiano verdadero es producir fruto. No hay

nada más triste que un cristiano improductivo.

Ahora bien, Dios no desea fruto que haya sido

conseguido con la energía de la carne. El no

quiere frutos que resulten en jactancia u orgullo,


sino fruto que provenga de Dios mismo, como

resultado de la vida de Cristo en nosotros.

José—juntamente con muchos otros personajes

bíblicos y con cristianos de nuestros días—

sufrió de un modo indecible. Fue traicionado,

acusado falsamente, olvidado de una manera

casi criminal. Y sin embargo, no vemos en él ni

una pizca de amargura. Vio la mano de Dios

sobre su vida y en sus problemas, y se negó el

derecho de culpar a otros por lo que le sucedía.

Fue así que se convirtió en un hombre útil para

el Señor. Tuvo dos hijos, Manasés y Efraín. Los

nombres no podrían haber más apropiado.

Manasés significa “olvidar”. Cuando nació su

primer hijo, José lo llamó Manasés, dando a

entender que “Dios le había hecho olvidar la

angustia de su juventud y la pérdida del hogar

de su padre”. Cuando nació su segundo hijo, lo

llamó Efraín que significa” fructífero”, declarando


“Dios me hizo fructificar en la tierra de mi

esclavitud” (Génesis 41:51-52). En realidad, es

muy sencillo ser un cristiano con fruto. Dios está

en ti. Dios vive dentro de ti. Cristo vive en

nosotros. ¿Por qué, entonces, hay tantos

cristianos improductivos? ¿Por qué no producen

fruto que honren el nombre del Señor? Creo que

una de las razones es que no han aprendido a

olvidar. Revive constantemente su pasado,

vuelven a vivir recuerdo de viejas ofensas y

agravios, y están llenos de resentimientos. A

menos que olvides el pasado, perdones lo que

quedó atrás y pongas tu mirada en el ahora en

Cristo, nunca habrás de producir fruto.

José tenía derecho al resentimiento

José tenía razones suficientes para dar lugar a

la amargura, y tal vez también sea tu caso.

Después de una de nuestras reuniones

evangelísticas, una conocida de mi esposa se


acercó mí y a ella. Parecía desesperada. Su

esposo, con quien había estado casada por 27

años, la había abandonado. La mujer lo

acusaba de ser el más grande hipócrita del

mundo. Ambos rondaban los 50 años en ese

entonces. En su desesperación, la mujer había

intentado quitarse la vida. ¡Qué triste!. Y sin

embargo es difícil echarle por ello.

Aparentemente, esta mujer tenía todo el

derecho de estar llena de amargura. Pero si

continúa con esa actitud, nunca más podrá

volver a ser una cristiana con frutos para el

Señor. Hay mujeres con esposos infieles, y lo

más natural sería resentirse. Tal vez uno que se

llamaba “hermano” te haya engañado en los

negocios. También habrá jóvenes que

comprometidos con quien de pronto dijo: “Esto

se acabó”. Ya no te quiero”. Y ante tantas

situaciones dolorosas, pareciera que tenemos


todo el derecho a la amargura. Era el caso de

José, pero él perdonó a sus hermanos de todo

corazón. El apóstol Pablo nos exhorta (Efesios

4:32) y (Romanos 12:19).

Venganza

Es fácil querer tomar venganza en la carne. Por

naturaleza soy colérico. Se dice que los

coléricos son vengativos y por naturaleza yo lo

soy. Mi papa falleció cuando yo tenía 10 años.

Nos dejó algunas propiedades y dinero. Sin

embargo a mi madre no le jugaron limpio, y en

tres años quedamos en la pobreza total.

Estábamos llenos de deudas porque una

persona cercana a la familia aparentemente

quiso tomar ventaja de nuestra situación. A

medida que fuimos creciendo y comprendimos

lo que había sucedido, mis hermanas y yo

tratamos de convencer a mi madre para que se

vengase, contratara a un abogado e hiciera


juicio. Pasaban los años, y mí amargura

aumentaba. Soñaba con vengarme de quienes

nos habían hecho mal. Pero la Biblia es clara

cuando dice que la venganza es de Dios. El es

quien hace justicia, lo cual no significa que

permite a la gente salirse con la suya. Sí, en

cambio significa que la venganza no nos

corresponde. Dios mismo quiere llevar a cabo el

juicio, tal vez ahora, tal vez en el futuro pero El

lo hará. Mama siempre citaba versículos acerca

de no acudir a los tribunales de justicia, y

perdonó el incidente. Pero nos llevó 20 años

terminar de pagar todas las deudas. Yo nunca

comprendí por qué mí madre no quiso llevar el

asunto ante los oficiales de la ley. Sin embargo,

hasta el día de hoy recuerdo la lección que nos

enseñó mamá con su actitud. Varias décadas

después sigo refiriéndome a lo ocurrido. Ella

simplemente rehusó tomar el asunto por sus


propias manos y olvidó lo que le hicieron. Esta

gente tiene ahora mucho más dinero que

nosotros, pero ¿qué importa? Dios nos ha

colmado de bendiciones, nuestra conciencia

está limpia y tenemos oportunidades para llevar

fruto… para servirle…para vivir en plenitud.

José perdonó y olvidó. Primero tuvo que

perdonar. Ahora bien, quizás alguien

argumente: “Luis, usted no entiende. Yo soy una

persona muy sensible. No puedo olvidar el

asunto así como así”. Tal vez digas” Lo que

sucede, Luis es que usted tiene metas y

objetivos y puede olvidar porque se concentra

en dichas metas, pero yo soy muy sensible”. En

realidad, lo que esa persona está diciendo es

que no está dispuesta a perdonar. Es fácil

encubrir un espíritu no perdonador llamándolo

“sensible” ya que suena mejor. Hay además otro

aspecto digno de mencionar en el caso de José.


El no sólo perdonó y olvidó sino que también,

como hombre de autoridad, era responsable de

hacer algo con la conciencia de sus hermanos.

En realidad porque ya los había perdonado,

pudo entonces guiarlos a que se arrepintiera. Si

no los hubiera perdonado, Dios nunca lo habría

podido usar para restaurar a los hermanos. Pero

hubo perdón de su parte, y Dios lo utilizó para

causar arrepentimiento y restauración. En lo

personal los había perdonado por completo,

pero como hombre en el poder se vio en la

obligación de tratar con ellos al nivel del gran

pecado que habían cometido. Quienes de una u

otra manera están en posición de autoridad,

deben aprender este principio—aunque no es

sencillo distinguir la diferencia entre ambos

aspectos. Si has sido herido, debes perdonar.

Pero como persona responsable por otros, tal

vez tengas que ayudar a que el ofensor regrese


al Señor. Y El nos ayudará a hacerlo, a pesar de

lo difícil que nos resulte dar ese paso.

Saca los trapos al sol

¿Notaste que cuando José trató con dureza a

sus hermanos, éstos inmediatamente

recordaron sus pecados como si los hubieran

cometido el día anterior? Habían transcurrido 22

años, y no lo parecía. Además como pensaron

que José no podía entender lo que ellos

conversaban, se dijeron unos a otros (Génesis

42:21). ¿No es interesante? Una conciencia

turbia tiene una memoria increíble y los

recuerdos persiguen a la persona año tras año.

Quizás varios trapos que debas sacar al sol,

cosas que durante mucho tiempo has

pretendido ignorar. Tal vez sea un pequeño

incidente, algo que alguna vez hayas hecho

pero nunca solucionado. Hasta tanto arregles

las cosas no será posible que lleves fruto para


Dios. Los hermanos de José no solamente

recordaron lo ocurrido, sino que nuevamente

comenzaron a acusarse unos a otros. Rubén

levanta el dedo acusador: ---¿No les dije?. Allí

todos estaban discutiendo como si estuvieran

junto en la cisterna veintidós años atrás:--¿No

les dije que no debíamos pecar contra el

muchacho?—dice Rubén airado—Pero ustedes

no me quisieron hacer caso. Ahora vamos a

morir por haberlo matado. Puedo imaginar a

José mirando con compasión a sus hermanos y

escuchándolos discutir el uno con el otro. Eran

niños espirituales. Cuando José los oye discutir,

se conmueve de tal manera que sale del lugar y

se va a llorar a solas. Una imagen hermosa.

Quien perdona a otro, llora; no por el daño que

ha sufrido por la necia inmadurez de la otra

persona. Si me pongo en lugar de José, sé lo

que humanamente hablando hubiera hecho yo.


Me hubiera puesto de pie, y hubiera exclamado:

traidores, ¿saben quién soy? Soy José, el

hermano que ustedes hicieron tanto mal. Ahora

soy importante, tengo poder sobre ustedes, y

les voy a dar su merecido. Pero no fue lo que

hizo José. Y en su proceder hallamos una

lección admirable. José no hace reproches ni

recriminaciones porque es un hombre de Dios.

No obstante desea tratar con las conciencias de

los hermanos, de manera que se retira de la

sala pues no puede contener el llanto. La Biblia

dice:” Si tu enemigo tiene hambre, dale de

comer, si tiene sed, dale de beber” (Romanos

12:20). ¿Recuerdas lo que sucedió cuando los

hermanos se preparaban para regresar a

Canaán? José había ordenado a sus criados

que pusieran trigo en las bolsas y devolvieran el

dinero que cada uno había pagado. Así que

cuando abrieron los sacos y de dieron cuenta de


que también el dinero les había sido devuelto,

sus conciencias culpables malinterpretaron

estos regalos. En vez de decir”Gloria a Dios. No

sabemos por qué lo hizo, pero nos devolvió el

dinero”. Sus conciencias sucias preguntaban

“¿Por qué habrá hecho esto? ¿Está tratando de

librarse de nosotros?. Una conciencia culpable

malinterpreta las mejores intenciones.

Yo soy José

Y finalmente llegamos al clímax del relato

(Génesis 44:16-18). Aquí vemos al pobre Judá

totalmente quebrantado, convertido en vocero

de sus hermanos. Al final todos están

quebrantados por sus pecados. Al fin se dan

cuenta de que el pecado de haber vendido a

José años atrás—figura de toda su

pecaminosidad—se había descubierto. Están

arrepentidos. Tienen miedo. Caen en la cuenta

de que han arruinado sus vidas. Están


plenamente humillados ante José, quien

entonces les revela su identidad. El verdadero

arrepentimiento va acompañado de completa

revelación por parte de José. Cuando se

arrepienten de corazón, José les dice: “Yo soy

José, hermanos de ustedes. No tengan miedo.

¿Está bien mi padre?. Jesucristo dijo (Mateo

5:8). La culpa en nuestra conciencia oscurece

nuestra visión de Dios. Cada vez que en nuestra

conciencia hay cosas que no han sido

solucionadas o confesadas, nuestra visión de

Dios se desvanece o se distorsiona. José pudo

revelarse a sus hermanos abierta y

honestamente porque había sido capaz de

perdonarlo. Recordemos que los dos hijos que

tuvo, Manasés (olvidar) y Efraín (lleno de fruto).

Una vez que José perdonó, estuvo en

condiciones de olvidar. Sólo después de olvidar

se puede producir fruto para gloria de Dios. Si


continúas recordando incidentes y tratas de

culpar a los demás todo el tiempo, debo hacerte

una seria advertencia. Si el pasado no tiene

solución, entiérralo en el olvido. De otra manera,

no sólo te apagarás espiritualmente por el resto

de tu vida, sino que además serás un cristiano

improductivo y estéril, sin frutos para el Señor. Y

también recuerda que debes perdonarte a ti

mismo. Hay muchos que a pesar de que Dios,

los ha perdonado, llevan sobre sí una culpa

innecesaria. Sucede que no pueden aceptar el

perdón divino. Esa no es la voluntad de Dios

para tu vida. El quiere que lleves frutos

abundantes. De manera que ante todo, perdona

al ofensor en el poder del Señor, como Dios te

ha perdonado en Cristo, y luego olvida. El

apóstol Pablo declaró: (Filipenses 3:13-14).

Olvida y pon tu mirada en el plan de Dios para

tu vida. En la Biblia también la siguiente


exhortación (Hebreos 12:15). Si permites que

aparezcan raíces de amargura en tu vida, no

sólo causarás problemas serios, sino que

también dañarás la vida espiritual de muchos,

contaminándolos con tus actitudes y tus

acciones. Ahora bien, tal vez digas:--Luis, puede

ser fácil para usted eso porque todo le va bien.

Te aseguro que no siempre las cosas van bien.

Pero eso no viene al caso. Lo que importa es el

mandamiento del mismo Señor” Que no haya

raíz de amargura”. José olvidó todo y como

resultado llegó a ser una tremenda y fructífera

bendición al resto del pueblo. Todos sin

excepción pasamos por experiencias

potencialmente devastadoras en la vida. Una

raíz de amargura puede resultar en

generaciones de desdicha y no vale la pena.

Como tampoco vale la pena la angustia mental

que se amargo resentimiento ha de producir.


Recuerdo a una mujer cristiana, ya mayor,

madre de cuatros hijos que había tenido éxito

en muchos aspectos. Ella jamás podía

mantener una conversación sin hacer mención

de su infeliz niñez. Su madre había muerto y su

padre se había vuelto a casar. Ella nunca pudo

perdonarlo por eso, y en su mente había

constante recuerdos de incidentes tristes y

dolorosos en cuanto a la ya fallecida madrasta.

Es interesante, aunque al mismo tiempo muy

triste, observar cómo en esta familia se cumple

la advertencia bíblica de que muchos pueden

ser contaminados. La segunda generación,

cuatro hijos que han formado sus propios

hogares, tiene la misma tendencia de recordar

de manera constante injusticias pasadas, y esos

cuatro hogares lejos están de ser el ideal de

Dios. Hay plantas muy pequeñas pero con

raíces muy profundas. José vio que la mano de


Dios, soberana y misecordiosa, estaba obrando

en la historia. Su respuesta a la situación fue:

“Ustedes intentaron un mal, pero Dios lo

transformó en bendición”. Por esa razón pudo

perdonar e ignorar las circunstancias humanas y

poner su mira en el Dios que controlaba todo.

¿El resultado? José tuvo paz. Pudo ver y confiar

en la mano de Dios que actuaba detrás del

escenario. Dios declara: (Hebreos 10:17). Una

vez escuché decir una gran verdad:”El Dios que

lo sabe todo puede perdonar todo y olvidar

todo”. Es maravilloso. Y ese mismo Dios puede

ayudarte y ayudarme a olvidar y mirar hacia

adelante. ¿Por qué no olvidas el pasado y te

conviertes en un cristiano con fruto? Esa es la

clave para que los propósitos de Dios se

cumplan en tu vida. No olvides las palabras de

Jesús (Juan 15:16).

Capitulo Nueve
Llamado a ser figura de Cristo
Dios aún tiene control

Hemos estado considerando cómo Dios obró en

la vida de José. En primer lugar, vimos la

soberanía de Dios, el Dios todopoderoso

poniendo su mano en el muchacho José,

dándole un sueño, eligiéndolo, llamándolo y

revelándole a él. Le digo “José, tengo un gran

plan para tu vida, y voy a mostrarte parte de de

lo que vendrá”. Así que cuando José tenía 17

años, le da un sueño, y más tarde otro más.

Luego vemos la mano de Dios obrando en la

vida de José, mostrando la autoridad y el

dominio divino. Dios en control de cada

circunstancia—Dios supremo, reinando y

sometiendo a los enemigos que trataban de

interponerse en el camino del éxito de José.

También vimos la voluntad permisiva de Dios,

permitiendo que José fuera vendido como


esclavo, dejando que José fuese tentado por la

mujer, permitiendo que fuera puesto en la

cárcel, permitiendo que José fuese olvidado allí

en la prisión. Vimos la fidelidad de Dios obrando

para que José se convirtiera en el principal en la

casa de Potifar, y luego permitiendo que “fuese

al descenso” nuevamente, vimos un Dios de

promesas. Vimos a José actuando en el Espíritu

de Dios cuando perdonó a sus hermanos. Los

perdonó de corazón y no quedó en el ni una

huella de amargura. Ni una sola vez les

recriminó su proceder. Ni siquiera una vez actuó

como si fuera a tomar venganza. Para nada. He

allí la mano de Dios sobre José.

Predica a la conciencia

Años atrás, cuando empecé a estudiar la Biblia

y a prepararme para predicar, leí libros de Juan

Darby, el gran predicador del siglo pasado.

Darby dijo”Cada vez que prediques, predica ala


conciencia”. Ese es en verdad el deber de todo

predicador. Si queremos ayudar a la gente,

debemos llegar a la conciencia---no de una

manera acusadora sino ministrando en el

Espíritu para que la conciencia despierte. La

conciencia de los hermanos de José, estaba

bien despierta. Después de 22 años recordaban

con exactitud lo que había hecho José y lo que

José había dicho cuando lo arrojaron a la

cisterna. Y la conciencia los indujo a discutir otra

vez y a pelearse. El extraño método de José

para con ellos hace que la conciencia quede al

descubierto. Hasta parecería cruel la forma en

que actuó con los hermanos, particularmente

con Benjamín. ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué puso

José su copa preferida en la alforja de

Benjamín?. Una vez que los hermanos hubieron

dejado la ciudad, envió guardias, diciendo

“Deténgase. Alguien ha robado la copa de


nuestro señor”. En realidad no había sido

robada. Había sido colocada en la alforja de

Benjamín en forma intencional. Los guardias

buscaron con diligencia y la encontraron.

Entonces los hermanos debieron regresar, y

presentarse otra vez ante José (Génesis 44:1-

13).

La actitud es lo importante

¿Por qué José decidió que el centro del ataque

sería Benjamín, el hermano a quien tanto

amaba? Planea las cosas de manera que

tuviesen que regresar a Egipto, y sigue

simulando que no sabe quiénes son, todo

porque quería tratar el asunto a nivel de

conciencia. Había dos actitudes que quería

examinar y corregir en sus hermanos. La

primera era actitud que tenían hacia padre.

Habían sido crueles con Jacob. En Siquem

habían mostrado ser hombres de violencia


(Génesis 34). José sabía que ellos habían

tenido que mentir al padre y le habían

destrozado el corazón al tratar de explicar la

desaparición del mismo José. Así que quería

saber si se habían humillado y arrepentido. En

segundo lugar, José quería saber cuál era la

actitud que tenían para con Benjamín. Benjamín

era el único hermano directo de José. Jacob

había comenzado a tratarlo como solía a tratar a

José, de modo que José deseaba saber si los

hermanos habían modificado la actitud hacia

Benjamín, quien, por así decirlo, era figura de

José. Por consiguiente, manejó las cosas

haciendo aparentar que todos los problemas

radicaban en Benjamín. Y como ellos no sabían,

quien era José, no sabían que podía entender

su idioma, con toda seguridad sus sentimientos

los traicionarían. Lo que hizo podría parecer

muy cruel, pero a veces la conciencia necesita


que se le trate con dureza. Estos eran hombres

duros. No se darían por vencidos fácilmente, y

José lo sabía. De modo que los hizo llegar al

límite hasta que por fin se humillaron—no tanto

ante él sino ante Dios. Judá, el vocero de los

demás, se postra ante José (Génesis 44:16).

Al fin hubo, quebrantamiento. Entonces José

dice en su interior “Ahora sí puedo darme a

conocer”.

Sustitución y restitución

Quizás te resulte difícil aceptar que tus pecados,

son perdonados y tus culpas borradas. Una vez

me dijeron “Para mí es más fácil aceptar que

Dios me ha perdonado que perdonarme a mí

mismo”. Es más sencillo aceptar que tu esposa

te perdona por lo que has hecho que perdonarte

a ti mismo. Si encuentras trabas para creer y

aceptar que Dios y los demás te han perdonado

de manera que puedas tener paz con El—te


insto a que recuerdes dos palabras: sustitución

y restitución. Sustitución: significa que no sólo

debes creer en la obra de la cruz y en que Dios

puso tus pecados en Jesucristo, sino que

además tú, por la fe, dejas tus pecados a los

pies de la cruz. Esto es, precisamente lo que

enseña la Escritura. Que Jesucristo tomó sobre

sí el pecado por el que no puedes perdonarte tú

también. Pero creo que en tu corazón debes

tomar el simple paso de fe por el que el dejas

toda tu carga en el Señor. Eso fue lo que el

Padre hizo en la cruz. Y hay otro paso aun, la

restitución: que señala el motivo por el cual

muchos no pueden perdonarse ni vivir en la

sinceridad de Dios. Es preciso que vayas a la

persona que hayas ofendido o lastimado y

arregles cuentas con ella. Tal vez sea tu novia a

quien tiempo atrás hiciste sufrir, y el recuerdo te

persigue—ve y soluciona las cosas. Tal vez sea


un negocio deshonesto, y estés consciente de

que hiciste mal. Aunque nadie más lo sepa, y

aunque la ley no pueda condenarte, ve y arregla

las cosas. Lo que hermanos habían hecho a

José, había tenido lugar hacía 22 años. José no

tenía sed de venganza. En realidad no le

importaba. Estaba en la posición más alta que

hombre alguno pudiera desear. Además, en su

corazón había perdón completo. Pero los

hermanos debían arreglar la cuestión. Y hasta

que tú saldes tus cuentas, no tendrás plena paz

ni podrás ser un cristiano con fruto para el

Señor. Y todo podría tener origen en una

cuestión pequeña, aparentemente sin

demasiada importancia.

Una caja de lápices de colores

Recuerdo que cuando era niño, un día en el

colegio robé una caja de lápices a un amigo mío


(que hoy es un hombre llamado Juan Payne).

Esa caja de lápices siguió en mi conciencia

durante años. Recuerdo que en oración arreglé

mis cuentas con Dios. Tiempo después me

bauticé, me consagré a Dios y dije que le quería

servir. Pero en muchas ocasiones cuando me

arrodillaba para hablar con el Señor, sentía una

voz en mi interior, la voz del Espíritu Santo, me

decía: “Está bien, Luis, yo te he perdonado,

pero un día tendrás que confesar y devolver a

Juan esa caja de lápices que le robaste hace

tanto tantos años”. Todo eso se volvió una

pesada carga en mi conciencia. Pasaron los

años, y cuando cumplía los 25, un día llegué de

visita a otro país. Allí me dijeron: “Luis, hay un

pastor de una iglesia que quiere que vayas a

comer con él. Su nombre es Juan Payne”. Yo

me preguntaba si podría ser mi viejo amigo de

la escuela. Fui a la comida y resultó ser el Juan


que yo conocía. Después de charlar un rato, le

dije—Juan, tengo que hacerte una confesión

muy seria, y te ruego que me escuches y me

perdones porque tengo la conciencia

transparente. Han pasado ya muchos años y

llevo esta carga en mi corazón. ¿Qué puede

ser?—contesto Juan—Yo no recuerdo ningún

mal que le haya hecho. Entonces le conté lo de

la caja de lápices, y se rió de buena gana. Por

supuesto, Luis---contestó--, claro que te

perdono. Mira, te quiero regalar diez cajas de

lápices—repliqué yo. Por favor, acéptalas. No

quiero ni siquiera una—me contestó--- ¿Para

qué las necesito?. Lo que yo necesitaba era el

perdón de Juan, y luego de la confesión tuve el

deseo de reponer lo que había robado a mi

amigo. Desde ese momento tuve una profunda

paz en cuanto a ese incidente. Es maravilloso

cuando Dios te ayuda a limpiar la conciencia.


Quienes con su consejo ayudan a la gente en

este aspecto, tienen un ministerio incomparable.

José puede haber parecido cruel. Pero por lo

general, el pecado produce culpa también es

cruel. Por cierto, que la restitución puede ser

muy difícil, y pudiera parecernos cruel que Dios

nos pida que arreglemos las cuentas. Pero

piensa en lo crueles que fuimos nosotros, en

muchas maneras, cuando hicimos el mal.

¿Se extienden tus ramas sobre el muro?

José se convirtió en una persona fructífera.

(Génesis 49:22-26) ¿Eres cristiano que lleva

fruto? ¿Se extienden tus ramas sobre el muro?

¿Eres bendición para los demás? ¿O eres como

esos cristianos despreciables que se pasan la

vida buscando bendición y solicitando consejo?.

Por cierto que todos necesitamos consejo

cuando atravesamos dificultades, pero están

aquellos quienes el pedir consejo se ha


transformado en un hábito extremo. Se aferran

a otras “ramas de Dios” como si fueran monos

espirituales, y son totalmente improductivos.

Jamás son bendición espiritual a los demás.

Dios quiere que tú y yo seamos ramas

fructíferas. Hay muchas personas desesperadas

que necesitan de nosotros. Hay mucho que

hacer. De modo que deja de asirte de las ramas

y conviértete en una. El Señor quiere que

produzcamos fruto. La Escritura dice (Juan 15:5)

(Juan 15:16).

Dios hizo que José produjera frutos desde su

juventud

Cuando una persona comienza a servir a Dios

en su adolescencia, puede llevar fruto desde el

comienzo. No hay, razón para esperar hasta la

adultez. Lo que esperan son desdichados. Pero

quienes empiezan desde temprano son

bendecidos y producen desde su juventud,


como José. Consideremos esos frutos. En

primer lugar; tuvo sueños que se hicieron

realidad. En segundo lugar, revelaba a Dios en

su vida. Recordemos que hasta Faraón, un

pagano, admitió: “Qué otro hombre tiene el

Espíritu de Dios como este hombre”. En tercer

lugar, se convirtió en la segunda persona más

importante, ya que Faraón era sólo una figura

decorativa. En cuarto lugar, evitó el hambre y la

destrucción en Egipto y en toda la tierra. En

quinto lugar, vemos el fruto de una familia feliz.

Dios le dio una esposa y dos hijos, imagen de

una familia fructífera. No me cabe duda de que

la vida de José hizo que su esposa pagana se

convirtiera a la fe del Dios viviente. En sexto

lugar, José produjo fruto al proteger del hambre

a su padre y hermanos. En séptimo lugar, fue

un instrumento de los propósitos de Dios para

que Israel fuese a Egipto, a fin de que se


cumplieran las promesas de Dios. En octavo

lugar, buscó la bendición de su padre para sus

hijos, y fue la alegría y el gozo de Jacob. En

noveno lugar, era una de las tribus de Israel, y

se convirtió en dos. Doble bendición de Dios y

doble fruto. Todas las demás tribus

permanecieron con el nombre original, pero

Dios subdividió a José y utilizó a sus hijos para

multiplicar la influencia de José. ¿Recuerdas

cuando el anciano Jacob dijo:”Que el pueblo de

Israel use el siguiente dicho como bendición

“Dios te haga próspero como Efraín y Manasés”.

Jacob estaba por terminar sus días en Egipto.

Está por morir y José y sus dos hijos piden una

audiencia (Génesis 48:8-12).

En ese momento José era el segundo en

importancia en todo el mundo. Cuando oyó que

su padre estaba a punto de morir, vino con sus

hijos y solicitó una entrevista con el anciano.


Aun cuando era el principal hombre del país,

ante quien todos se inclinaban

respetuosamente, José va a su padre con toda

humildad. Nadie más estaba en la habitación,

cierra la puerta, retira a sus hijitos de las rodillas

de Jacob, y se inclina a tierra.

Jacob da su bendición

Allí vemos a José, el líder mundial, y también

vemos al anciano—encorvado, ciego y lleno de

achaques. Pero era su padre, el hombre por

quien sentía un profundo respeto. A pesar de

todas sus debilidades, Jacob era un hombre de

Dios. Y José, era un grande entre los grandes

del mundo, se inclina ante su padre con el rostro

en tierra. ¿Por qué? Porque le pide que bendiga

a sus hijos. Es una escena emocionante

(Génesis 48:13-16). En aquel tiempo la

bendición del padre, en especial de un patriarca,

era de importancia suprema. No se trataba


simplemente de que quien recibía la bendición

recibiría la herencia, como hoy sucedería en

parte, con un testamento. En ese entonces,

había también una dimensión espiritual. Cuando

el padre o el abuelo daban una bendición con la

mano derecha, era como un toque de Dios. Era

un hecho crucial. La idea era que el primogénito

recibiría el doble o la bendición especial que lo

convertiría en líder indiscutido de la familia. Sin

embargo, muchas veces en la Biblia hallamos

que las manos se entrecruzan antes de impartir

la bendición: “A Jacob amé, a Esaú aborrecí”

(Jacob era el menor y Esaú el mayor). Ahora

José trata de maniobrar la situación. Pensó:

“Papá no puede ver. Si va a poner su mano

derecha donde corresponde, es decir sobre el

mayor, será mejor que lo coloque a su derecha”.

Pero el anciano cruzó sus manos, y estaba a

punto de bendecir al menor más que al mayor.


Bendiciones en nuestro tiempo

Aunque los occidentales nos resistimos a

admitirlo, creo que algo en el alma de cada ser

humano nos hace desear la bendición de un

hombre mayor. Tal vez lo deseemos

secretamente. Seré honesto; es lo que yo deseo

en mi corazón. Creo que a todos nos

encantaría, aunque parezca un signo de

debilidad. En el Antiguo Testamento era algo de

suma importancia. El gran interrogante de la

vida era: “¿Quién va a poner su mano de

bendición sobre el niño?”. Estoy convencido de

que quienes vamos avanzando en edad,

debemos tomar en serio el asunto de ser

“padres en Cristo”. En las Escrituras leemos

acerca de “hijitos, jóvenes, padres” (1 Juan 2).

Me encantaría ser esa clase de padre espiritual

y cuanto más pronto mejor. Recuerdo a un niño

de unos 10 años que cierta vez se me acercó.


Yo puse mi mano sobre su cabeza. No le di mi

bendición, pero me hizo pensar. Hay algo

solemne en el hecho de que un hombre que

ama a Dios y camina con Dios ponga su mano

sobre su cabeza diciendo” Creo que Dios va a

utilizarte”. Es algo que jamás se olvida.

Recuerdo a un respetable anciano de una

iglesia que cuando yo cumplí los 25 años me

dijo: Luis, creo que el Señor va a usarte para

que millones vengan a Jesucristo. Y espero vivir

para verlo con mis propios ojos. Para mí esas

palabras fueron como del mismo Señor. Jamás

las olvidé. Y se han cumplido en gran manera.

La bendición de un pastor dejó huellas

imborrables en los profundo de mi alma. No creo

que se deba practicar livianamente, pero sí creo

que hay momentos en que deberíamos hacerlo

en el nombre del Señor. Cuando Carlos

Spurgeon, el famoso predicador británico del


siglo pasado, tenía 6 años, un predicador fue a

la casa de su abuelo. Una mañana durante el

desayuno este predicador tomó a Carlitos, lo

sentó sobre sus rodillas, y le dijo: “Creo que esté


niño será un instrumento de Dios para predicar
el Evangelio en toda Inglaterra y para ganar
miles de almas para Jesucristo”. El niño sólo
tenía 6 años, pero nunca lo olvidó. A los 16 años
comenzó a predicar, y a los 20 estaba
predicando a multitudes de 20,000. Después de
aquel desayuno, el predicador llevó al niño al
jardín, lo sentó junto a él, y durante dos horas le
dio consejos. Extraordinario, ¿verdad?. Nuestra
reacción para con niño de 6 años hubiera sido—
Déjame tranquilo y vete a jugar. Pero este
predicador notó algo en Spurgeon, le dio
consejos, le dio su bendición, y el niño Spurgeon
se convirtió en uno de los más grandes
predicadores de todo los tiempos.
Bebés espirituales
Creo que debemos de dejar de ser bebés
espirituales y convertirnos en padres espirituales.
El mundo lo necesita de una manera tremenda.
Lamentablemente hay que reconocer que
muchos de nosotros no somos sino bebés
espirituales. ¡Qué tragedia! Dios quiere que
seamos padres. A mí me resulta emocionante y
conmovedor ver a José, con su rostro en tierra
presentando a sus hijitos al abuelo, diciendo:
“Padre, bendícelos”. No prestamos demasiada
atención a los niños, adolescentes y jóvenes
que nos admiran más de lo que podemos
imaginar. Se acercan a nosotros, y nos saludan
o nos sonríen. A decir verdad, últimadamente
estoy más consciente de esto. Cuando un niño
pasa a mi lado corriendo, y me dice:”! Hola,
Luis!” y se aleja de inmediato, trato de averiguar
cómo se llama y de hablarle luego, porque estoy
convencido de que el Señor puso en la criatura
el deseo de saludarme. Todos tenemos una
autoridad espiritual que nunca usamos, o con la
que simplemente jugamos. Y sin embargo
podríamos ser de gran bendición a otros, como
lo han sido para nosotros. Mi papá falleció
cuando yo tenía 10 años, así que yo siempre
transferí a mí madre el concepto de autoridad.
Si mamá aprueba algo, no me interesa lo que
diga el resto del mundo. Si ella dice” Alabado
sea el Señor”, no me importa que otros critiquen.
¡Ella es mi madre!. Cada uno tiene
responsabilidad para con las viudas y los
huérfanos; responsabilidad para con las mujeres
que se han divorciado, y responsabilidad para
con los hijos de padres divorciados. Nuestra
responsabilidad es ser para padres en el Señor
Jesús. Como hombres y mujeres de Dios
debemos impartir la bendición que un padre
infiel no dio a sus hijos.
Ser como Cristo
Primero tuvo que perdonar, luego olvidar,
después hubo que fructificar y entonces fue
llamado a ser figura de Cristo. Esta fue la gloria
suprema de José. José fue figura de nuestro
Señor Jesús. Se dice que si estudiamos las
Escrituras, hemos de hallar cientos de paralelos
entre la vida de José y la vida de Jesucristo.
Nuestro Dios es un Dios que transforma, un
Dios que se deleita transformando el carácter de
la gente. Le encanta entrar en tu vida, y en la
mía, y hacernos personas plenas, como
Jesucristo. El quiere convertirnos en hombres y
mujeres de Dios. Mi continua oración es que, a
medida que pase el tiempo, mi esposa, mis hijos,
los miembros de mi equipo y la gente que yo
amo, vean en mí más y más las características
de Jesucristo. Cada cristiano debiera tener el
mismo deseo en lo íntimo de su corazón. San
Pablo expresó ese deseo para con los demás
cuando dijo (Gálatas 4:19). Estemos llenos de
Cristo, que El sea formado en nosotros. Tal es
el deseo de Cristo. Y es también Pablo quien
exhorta (2 Corintios 3:18). Cuando nos quitamos
la máscara, cuando dejamos de mostrar lo que
en realidad no somos, cuando caminamos con
Dios en transparencia, cuando miramos cara a
cara descubierta, somos transformado de gloria
en gloria y cada vez nos vamos pareciendo más
a El.
¿Pero cómo?
La respuesta es sencilla (1 Tesalonicense 5:24).
El Señor lo hará. El te llamó, y El mismo lo hará.
Tenlo por seguro. Con algunos tomará más
tiempo que otros porque algunos somos más
obstinado. Pero el Señor ha de hacerlo si
cooperamos con El y le permitimos que obre en
nuestra vida. Y cuanto más pronto, tanto mejor.
José, figura de Cristo. ¿De qué manera?. En
primer lugar, al comparar la vida de José con la
de Jesucristo, notamos que José fue amado
tiernamente por su padre y honrado por sobre
los demás. Del mismo modo, Jesús, fue
honrado por Padre celestial. En segundo lugar,
José fue odiado por sus hermanos y vendido
por 20 piezas de plata. Sin embargo, recibió
honra de algunos gentiles. La Biblia dice,
refiriéndose al Señor Jesús (Juan 1:11-12). En
tercer lugar, José fue acusado falsamente, pero
no respondió a las acusaciones y fue puesto en
prisión. Así también el Señor Jesús fue
falsamente acusado, no respondió y fue llevado
a la cruz. En cuarto lugar, José fue puesto en la
cárcel con otros dos que habían quebrantado la
ley. Uno de ellos fue condenado y el otro
liberado. Esto nos recuerda al Señor Jesús en la
cruz con un ladrón a cada lado. Uno de ellos
condenado, y el otro salvado. En quinto lugar,
José aparentemente fue enterrado y olvidado. El
Señor Jesús fue sepultado y sus enemigos
pensaron que se habían liberado de él, pero al
tercer día resucitó. En sexto lugar, José fue
elevado al lugar de más prominencia. Cuando el
Faraón le hacía recorrer las calles, los líderes de
la nación iban delante de él diciendo:”Doblen
sus rodillas ante José”, y cada egipcio debía
inclinarse ante el joven José. Y en la Palabra de
Dios leemos (Filipense 2:10). En último lugar,
quiero mencionar que José salvó del hambre a
millones, y pudo traer a los suyos a una tierra de
abundancia, donde les dio un lugar especial. El
Señor Jesús ha salvado a millones de la eterna
condenación y ha dado un lugar especial al
pueblo judío. Estos son sólo algunos ejemplos,
paralelos limitados, que nos recuerda que José
fue una hermosa figura del Señor Jesucristo. ¡ Y
qué inmenso privilegio parecerse en muchos
aspecto al Señor Jesús!. El secreto radica en la
cara descubierta (2 Corintios 3:18).

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