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Paula Lizeth Gomez Varón | Jornada nocturna

La integración económica como un juego de inteligencia

Si bien es conocida la historia de cómo afloró la economía, yendo desde el trueque hasta la existencia de
la economía moderna; contando los grandes sucesos de su nacimiento, tomando como referentes el resultado de
lo que la mente de hombres con un pensamiento egoísta pero con ideales puede hacer; desatar dos guerras
mundiales que ocasionaron junto con la revolución industrial, el auge de las grandes economías, superpotencias
y la globalización de los mercados. Este crecimiento económico mundial vino acompañado de la necesidad de lo
que según Maesso (2011) es la cooperación entre naciones para fomentar el crecimiento de sus economías,
normalmente estos países son geográficamente cercanos.
La integración económica es importante para el fomento del desarrollo de los países miembros, por medio
de políticas y convenios de exportación e importación, impartiendo desde el primer momento las reglas para que
esto sea un juego limpio. Por medio de la integración inteligente, los países en desarrollo obtienen una herramienta
útil que de no ser utilizada con astucia, puede apuntar al decrecimiento de las empresas y la producción local. El
comercio libre entre aliados a pesar de esto puede verse como un mal necesario, porque no todo en este tiempo
es blanco o negro también es gris y este no ha de ser la excepción.
A pesar de ser una economía internamente diversa; Colombia ha presentado índices altos de importación,
es decir, consumía más de lo que producía; esto entre dejaba ver una balanza de pagos en déficit; esta habría de
ser la alarma definitiva para que Colombia le permitiera a sus producciones un proteccionismo inteligente dejando
a un lado su pasado como una economía cerrada, para que estos pudieran crecer en mercados locales para luego
exportar. Una medida tomada fue la unión de Colombia al Mercado Común del Sur (MERCOSUR) suprimiendo
aranceles a los productos provenientes de los países miembros y dando paso al libre comercio entre los mismos.
Esta medida puede ser contraproducente, ya que si no se regula la cantidad que se importa los resultados
de estos acuerdos regionales en vez de ser positivos, apuntan hacia todo lo contrario; un empobrecimiento que ha
de crecer junto con el desempleo y en ultimadas cuentas el declive de la economía nacional. Por otro lado permite
el crecimiento y apoyo mutuos a sectores económicos de los diferentes países que lo necesitan.
Un claro ejemplo de esto es la situación que se vive con los cargamentos de arroz traídos desde Ecuador,
los cuales son preferidos por las empresas distribuidoras arroceras por sus bajos precios otorgándoles el beneficio
de la ganancia, una situación contraria a la que viven los campesinos y pequeños empresarios que se dedican al
cultico de este cereal, dichos han tenido que vender su carga por debajo del costo de producción, trabajando así
sobre pérdida, El Espectador (2018).
¿Se puede hablar de los Tratados de Libre Comercio (TLC); las integraciones comerciales regionales y
demás convenios como un acto hipócrita?, la respuesta es sí, cuando se firma un TLC, un convenio o un contrato
de integración se busca un equilibrio comercial para los países involucrados donde se respete la sana competencia,
teniendo como objetivo un mercado con mejores estándares de calidad y rentabilidad, que permitan el
mejoramiento del nivel de bienestar mediante la importación de productos eficientes desde un país miembro,
Maeso (2011).
¿Suena bonito verdad?, pues como todo buen cuento los acuerdos comerciales no son perfectos, según la
DW Documental (2018) los acuerdos prohíben el proteccionismo y afectan la producción nacional, mientras que
para el país con mayor capacidad de producción y exportación es un ganar-ganar, generándole una plusvalía que
significa un déficit para el país que importa. Este caso no solo puede presentarse en Colombia, sino en los otros
Paula Lizeth Gomez Varón | Jornada nocturna

países pertenecientes a las integraciones comerciales; por eso es importante que se protejan los sectores más
vulnerables de producción así sea con un pequeño porcentaje arancelario a las mercancías importadas, desde los
países miembro, evitando el ahogamiento de las producciones de origen.
Claramente la como se viene diciendo, la integración económica entre naciones debe ser dinámica, porque
para eso se generan estos acuerdos, para emplear beneficios unos de otros, con el fin de impulsar el bienestar de
las mismas, sabiendo que esto no solo incurre en el sector económico, sino también en los sectore políticos y
sociales.
Proteger la empresa y producto colombiano o de otros países, no significa que se cierren las fronteras y
se deje de exportar ya que esto impide el progreso y el desarrollo de todos los sectores económicos del país, pero
si se necesita un juego limpio entre las partes; se necesita consolidar primero la economía nacional para luego
pensar en expandirse a economías internacionales; tratados; convenios de libre comercio e integraciones
regionales; no hay que dejar de lado la visión de aplicar gravámenes a quienes a pesar de conocer las reglas
insisten en comerciar sin ética y a bajo costo amenazando la producción nacional.

Referencias
DW Documental (11 de junio de 2018). Juego sin límites - La mentira del libre comercio [Archivo de video].
Redacción Economía. (10 de agosto de 2018). El Espectador. Arroz de Ecuador estaría afectando a los arroceros
colombianos.
Paula Lizeth Gomez Varón | Jornada nocturna

Maesso, M. (2011). La integración económica. En Galindo, M., Ribeiro, D., Howells, P., Biefang-Frisancho, I.,
Muñoz, C., Alonso, M., Bagus, P., Rallo, J., Carrasco, I., Castaño, M., Pardo, I., González, R., Maesso, M.,
Rodríguez, S., Martínez, J., Fernández, J., Fuentes, R., Minondo, A., Requena, F., Climent, F., Momparler, A.
Tendencias y nuevos desarrollos de la teoría económica. (pp.119-130). España: Información Comercial Española.

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