Por Carlos Rider Pérez- León (docente de Lenguaje-UPC) Idea en rojo: presentación de la propuesta de solución Ideas en verde: argumentos para demostrar que la propuesta es la mejor opción para el problema
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), San Juan de
Lurigancho es el distrito con mayor población de Lima Metropolitana, con alrededor de 1’069,566 residentes. Al mismo tiempo, según la Organización para el Desarrollo Sostenible (ODS), es el distrito que produce una mayor cantidad de residuos sólidos. Al respecto, la municipalidad realizó trabajos de recolección de 1,200 toneladas de desperdicios solo en las celebraciones de Navidad y Año Nuevo de finales de 2015. La situación descrita parece enunciar algunos datos curiosos, pero es en sí preocupante por la acumulación de basura. Algunas zonas son evidencia clara de este problema. Por ejemplo, en la cuadra 28 de la avenida Malecón Checa, una cantidad significativa de desperdicios está acumulada en la berma central. No son pocos los vecinos que han expresado su indignación al respecto. “Esta zona es un paradero. Entonces, imagínese el olor que tenemos que soportar todos los días”, fue el comentario de Cecilia Flores, una vecina del distrito. Ella asegura que son los propios residentes de calles cercanas que arrojan sus desperdicios en la avenida principal. También podemos encontrar basura amontonada en el cruce de esta vía con la calle Los Halcones, y en otras avenidas: Las Lomas, Lima, Las Flores y Santa Rosa de Lima, donde se usa como vertedero una canchita de fútbol. Como podemos deducir, el problema de la basura en San Juan de Lurigancho es significativo. Existen diversas maneras de enfrentarlo; sin embargo, propondremos una solución orientada a largo plazo destinada a crear conciencia cívica y ciudadana. Esta medida nos parece que puede ser muy útil y tener un impacto significativo con miras a una mejor calidad de vida. La solución que planteamos consiste en crear un programa de concientización y participación cívica llamado Guardianes de la salud. El objetivo de nuestro programa consiste en mejorar la calidad ambiental, sanitaria y paisajística de los barrios de San Juan de Lurigancho a través de la formación y capacitación de líderes comunitarios, y la promoción y el afianzamiento de redes locales de trabajo de recolección alternativa. El programa está conformado por dos etapas claramente definidas. La primera es un diagnóstico comunitario que nos permitirá planificar la gestión del proyecto. En esta etapa, se establecerán reuniones periódicas con los vecinos (residentes de barrios y asentamientos humanos). En dichas reuniones, se planteará como punto de agenda principal el manejo de la basura y la limpieza de los barrios. Esta cuestión será abordada por medio de preguntas que permitan generar un diálogo con la comunidad, una toma de conciencia frente al problema y un mecanismo de acción real para combatirlo. Interrogantes como ¿la basura es un problema que afecta tu barrio? ¿Te gustaría tener un barrio limpio para poder disfrutar de él? ¿Qué opinas si un sistema de recolección alternativo emplea vecinos del barrio? serán importantes para ello. La siguiente etapa consiste en la implementación de la recolección alternativa. Con las personas que respondan positivamente a los grupos de diálogo de la etapa de planificación se formarán equipos de Guardianes. El número de integrantes de cada equipo dependerá del recurso humano y de los requerimientos de la zona. Cada equipo tendrá a su cargo la tarea de recolección. Esta, en principio, puede organizarse en dos turnos diarios (mañana y tarde) de lunes a sábado. Cada turno tendrá su propia dinámica. En el primero, se distribuyen bolsas domiciliarias para los vecinos. En el segundo, se pasa por las viviendas y se recogen las bolsas llenas. A cada vivienda se le entregarán dos bolsas, para materiales reciclables y no reciclables, respectivamente. Los materiales reciclables (papel, plástico, cartón, etc.), una vez recogidos, se depositan en un recolector especial con miras a su comercialización. Los residuos no reciclables se acopian en recolectores dispuestos por la municipalidad, en zonas establecidas según acuerdo entre estas instituciones y los vecinos (para garantizar la funcionalidad del recojo edil). Para que este proyecto funcione, se deberá contar con el apoyo y soporte de varias instituciones importantes: el Ministerio del Ambiente, la municipalidad de San Juan de Lurigancho, organizaciones vecinales ya en funcionamiento, instituciones privadas (ONG) e instituciones religiosas. Como es un sistema de recolección alternativo, lo prioritario será organizar la propuesta teniendo el apoyo de estos tres últimos actores para luego presentarlo al sector público. Consideramos que este proyecto puede ser útil para combatir el problema de la basura por las siguientes razones. En primer lugar, es una propuesta que crea conciencia cívica efectiva, pues involucra a las personas comunes, quienes son parte del problema de mala disposición de basura. Integrarlas a un programa alternativo de acción refuerza el valor de ciudadanía, entendida como la condición activa de una persona con derechos pero también con deberes que le permiten intervenir en las decisiones y el manejo de la comunidad. En ese sentido, asumir que son parte del problema pero sobre todo de la solución posibilita trabajar una propuesta a largo plazo que se fortalece desde la participación del propio cuerpo social. En segundo lugar, y en relación con lo anterior, es una propuesta que permite articular un trabajo coordinado entre el sector civil y el público, con lo que se haría más eficiente la labor de este. Determinar los puntos de recolección de basura de cada zona según las demandas y los monitoreos previos redundará en una gestión eficaz en ese rubro. Además, es una opción interesante que facilita la limpieza de aquellas zonas que, por motivos de seguridad de bienes y personas, la gestión municipal excluye de sus áreas de trabajo. En tercer lugar, la presión vecinal y civil obligará a la municipalidad a desempeñar un rol más activo y decidido en el combate de este problema (incluso solo por cuestiones de respaldo electoral). Una sociedad civil organizada y activa genera un mayor conocimiento acerca de los problemas del distrito, de los roles que esta puede desempeñar y de la función que debe tener la autoridad al respecto. Este conocimiento empodera a la comunidad en relación con lo que puede exigirle a sus autoridades a cambio de un respaldo popular. Por consiguiente, esta situación de presión exigirá a las autoridades a repensar sus procesos de gestión, y a organizarlos y ejecutarlos de modo más comprometido. Finalmente, es una propuesta que genera un impacto positivo en la calidad de vida del distrito desde una perspectiva económica. En el caso de la municipalidad, al estar optimizados y articulados los procesos de recolección, la inversión en recursos de diverso tipo (combustible, camiones, horas/hombre, etc.) sería menor. Una vez que la propuesta se haya sistematizado, el ahorro de inversión resultante se puede emplear para otras obras necesarias en el distrito. En el caso de los barrios, al comercializarse los residuos reciclables, se podrán obtener fondos que también se destinen para obras de la comunidad. Como reflexión final, es necesario indicar que es una apuesta ambiciosa, pues implica un trabajo ciudadano de formación que se verá cuestionado por hábitos sociales comunes en el distrito. Asimismo, es casi seguro que se producirán demandas que colisionen con prácticas públicas ineficientes y corruptas. Resolver estas cuestiones no será tarea sencilla, pero creemos que la propuesta bien vale el sacrificio.