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Atlas Histórico de América.

Pueblos Originarios por Instituto Panamericano de Geografía e Historia se distribuye


bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
Instituto Panamericano de Geografía e Historia

ATLAS HISTÓRICO DE AMÉRICA


PUEBLOS ORIGINARIOS
Pub. 558
ATLAS
HISTÓRICO
DE AMÉRICA
Pueblos Originarios

Coord. Luis Andrés Valenzuela Olivares

Pub. 558
Atlas Histórico de América.
Pueblos Originarios

“ Esta obra es el producto del proyecto CART 03 – HIST 04 2018 “Atlas Histórico de América. Pueblos Originarios
(segunda etapa: publicación del borrador)” financiado por las comisiones de Cartografía e Historia”

Co-patrocinio de la Licenciatura en Historia de la Universidad Andrés Bello

© D.R. Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 2019.

Universidad Andrés Bello. 2019

Diseño de portada: Rosa Catalán Peña


Imágenes de Portada:
- Edward Sheriff Curtis, Sioux Chiefs, 1904. Preus museum Collection
- Foto de Correo del Orinoco (https://lamula.pe/2014/05/12/bolivia-tendra-su-ley-de-consulta-a-indigenas/danyvaldez/)
- Familia Selknam. CONADI (http://centroderecursos.educarchile.cl/)
Mapas y diseños: Rosa Catalán Peña y Luis Valenzuela Olivares

Las imágenes, textos y gráficos en la presente publicación, son de exclusiva responsabilidad de cada autor propio de su artículo.

ISBN digital: 978-956-401-529-3


Inscripción de Propiedad Intelectual N° 311.133
Presentación
El Atlas Histórico de América es una iniciativa de De esta manera, el proyecto PAT-2017 y PAT-2018
la Agenda Panamericana 2013-2017, que se enmarca en el plasmaron el vínculo que se introdujo en el conocimiento ge-
plan de trabajo de la Comisión de Historia del Instituto Pan- neral de América. Para ello, se planteó que el objetivo no era
americano de Geografía e Historia, organismo de la Organiza- proporcionar un Atlas actualizado de lo ya escrito, sino ofrecer
ción de Estados Americanos (OEA). nuevas investigaciones y líneas de trabajo en torno a la comu-
nidad y lugares de nuestra América, adhiriéndose a nuestro
Siendo esta labor, generar este instrumento que
lema “Nuevas miradas en la huella del americano”.
desde lo físico a lo humano demuestre el pasar del americano,
el Comité de Cartografía Histórica dependiente de la Comisión Desde los Pueblos Originarios hasta el Estado de
de Historia, hace suya esta función en la 3° Reunión Conjunta República, el sujeto sería nuestro estudio. Y, por medio de se-
de las Comisiones 2015 en la Ciudad de México, para activar minarios internacionales de investigación, se confeccionarían
esta iniciativa como Proyecto de Asistencia Técnica. Desde volúmenes tanto digital como impresos para la educación.
este punto de vista, el Comité podría no solamente ejecutarla
Es así, como el proyecto PAT-2017 Pueblos Origi-
desde la comisión de Historia, sino hacer partícipe a todas las
narios, comienza el llamado a participar en esta iniciativa que
Comisiones.
tuvo lugar los días 13 y 14 de noviembre 2017 en la ciudad de
Si bien, el Comité comenzaba su administración Santiago de Chile, y que sus resúmenes y conclusiones fueron
con un número reducido de miembros, la imagen objetivo fue el contenido de una herramienta tecnológica que combina
adquiriendo resonancia entre ellos. El Doctor Jorge Ortiz-So- tanto la historia como la geografía (Story Maps- ESRI).
telo de Perú y el Doctor Filiberto Cruz Sánchez de República
Desde estas mismas ponencias, los artículos en ex-
Dominicana vieron en este proyecto una unión del trabajo in-
tenso pasaron a describir y generar el borrador que presenta-
terdisciplinario y multidisciplinario para establecer vínculos en
mos a continuación (PAT-2018) y que representan el vínculo
la región americana.
antes nombrado, y el espíritu de conocimiento y educación del
Instituto.

Mg. Luis Andrés Valenzuela Olivares


Coordinador General Proyecto Atlas Histórico de América
Coordinador Comité de Cartografía Histórica
Comisión de Historia (IPGH)
lvalenzuelaolivares@gmail.com

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Contenido
Introducción .............................................................................................11 Pinturas y Cartografía del siglo XVI .................................................. 132
Luis Valenzuela Olivares Carmen Barroso – Gabriela Benítez – Ma. Eugenia Sánchez

La conquista española en la región de Ocuilan ................................. 140


Primeros Habitantes ...............................................................................13
Vladimira Palma Linares – Rosa de la Peña Virchez
Los valles del Mapocho y Maipo durante el período incaico................15
Rubén Stehberg Una reinterpretación de la “misteriosa desaparición” de los Mayas 151
Ricardo Escamilla Peraza
Tres Puntas. Un hito del período preinkaico en Marga-Marga ...........23
Ricardo Loyola – Brus Leguás
Desarrollo Indígena .............................................................................. 163
Asentamientos prehispánicos en territorio Guanajuatense ................42
Verónica de la Cruz Zamora Adecuaciones y ajustes socio-demográficos .................................... 165

Los pueblos originarios de las Antillas .................................................52 Alfredo Gómez – Francisco Ocaranza – Martín Lara

Filiberto Cruz Sánchez Dinámicas demográficas de población indígena .............................. 191

Premagallania, un caso de difusión ciudadana de la herencia preco- Xochitl Inostroza Ponce – Jorge Hidalgo Lehuedé
lombina en Chile ..................................................................................63
Pastoreo de camélidos en el norte chileno ....................................... 198
Eugenio Rivas – Paulette Faure
Jorge Moreira – Rómulo Bolaños

El uso del mar en Área Andina ......................................................... 208


Choque Cultural .......................................................................................71
Jorge Ortiz Sotelo
La configuración del territorio de Chile en el siglo XIX .........................73
Jorge Pinto Rodríguez
Cultura Viva .......................................................................................... 225
Diaguita y Calchaquí ...........................................................................81
Laura Quiroga Indigenous Cartographies ................................................................ 227
Michelle Raheja
El combate de Corpus Christie 1536 .....................................................89
Daniel Correa Roselló Recuperación de toponimia de ranquel ............................................ 237

Provincias indómitas, repúblicas privilegiadas y antiguos reinos .......98 Norberto Mollo

Werner Stangl Mercados Tradicionales ................................................................... 250

Relaciones interétnicas entre aborígenes australes americanos y caza- María Castellanos Díaz
dores de lobos marinos estadounidenses ......................................... 113
Marcelo Mayorga Créditos ............................................................................................ 259
El cocoliztli de 1545 a 1548 en la Nueva España .............................. 123
Sandra Guevara Flores

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Introducción
El Diccionario de la Real Lengua Española define participé en forma voluntaria e involuntaria a las culturas in-
“Atlas” como una colección de mapas y descripciones de cier- dígenas.
tas disciplinas, que son expuestas a través de un volumen o
Aspectos económicos, políticos y territoriales, son
libro, generalmente impreso. Desde esta concepción, el pro-
factibles de distinguir en estas investigaciones, y nos reflejan
yecto Atlas Histórico de América, en sus dos proyectos de Asis-
a la población nativa que ha sido diezmada y marginada de su
tencia Técnica (PAT-2017 y PAT-2018) ha pretendido entregar
propio territorio. O, por mencionar las enfermedades, que
esta herramienta para el conocimiento de nuestra región
arrasaron e impregnaron cambios en las estructuras sociales
americana.
y en la percepción de su cosmovisión. El lector podrá encontrar
Los Pueblos Originarios es nuestra descripción de y recorrer una sola visión de los Pueblos Originarios sin la ne-
disciplina, como primer volumen, que ha permitido reunir más cesidad de una línea de tiempo que limite la continuidad de
de 20 artículos de destacados historiadores, arqueólogos, an- una batalla, problemas estructurales, religiosidad y diversidad
tropólogos, geógrafos, cartógrafos e investigadores, presen- cultural.
tando sus trabajos en forma extensa para el Atlas.
También, el espacio americano es un punto que
Su exposición fue conformando el desarrollo de lector podrá descubrir en cada artículo. Y, muy por el contra-
cada artículo por medio de nuestro primer Seminario Interna- rio, a la mirada de una tierra aislada que presentaba el con-
cional y, después, por las reuniones de coordinación que mol- quistador del Nuevo Mundo, los hallazgos arqueológicos y los
dearon tanto los mapas como el texto, destacando al sujeto registros de Archivos, definirán un espacio amplio lleno de cul-
de estudio (individuo), quien es el verdadero protagonista de turas donde convivían y conviven los Pueblos Originarios.
este volumen.
Diferentes espacios y tiempos, como lo indicara
Desde investigaciones que pasan de los Primeros nuestro invitado principal Federico Navarrete, podrían unifi-
Habitantes (culturas precolombinas) a la Cultura Viva (relacio- car en un solo relato la historia de diferentes acontecimientos
nes contemporáneas), los ejes que conforman el Atlas (Prime- de los Pueblos Originarios, siendo el principal objetivo en este
ros Habitantes, Choque Cultural, Desarrollo Indígena, Cultura Atlas.
Viva), nos indican una continuidad y un presente del pasado,
En este sentido, la gran cantidad de mapas de lujo
que demuestra el valor de conocer y respetar a nuestros Pue-
que muestran los diferentes artículos, proporcionan compren-
blos Originarios. Un vínculo que representa nuestro lema y nos
der el espacio habitado de los Pueblos Originarios, que si bien,
identifica como americanos.
no cubren todos los lugares y comunidades de la diversidad
En este primer Volumen de los Pueblos Origina- americana, cumplen con orientar y establecer en América, un
rios, el lector podrá encontrar nuevas investigaciones que solo pueblo en esta extensa región.
transitan en otras áreas del conocimiento, y que han hecho

11
Primeros habitantes
Primeros Habitantes

Los valles del Mapocho y Maipo durante el


periodo incaico
Doctor Rubén Stehberg
Ex arqueólogo del Museo Nacional de Historia Natural,
Chile
stehberg.ruben@gmail.com

El 13 noviembre 2017, pre- del rio Maipo, en la actual Región Metro- zona más de 13.000 años: ¿si no hubie-
senté la ponencia Mapocho incaico en politana de Chile y, asimismo, a sus ha- ran llegado los europeos, América no
una reunión para el Atlas de América, ce- bitantes originarios conocidos etnohis- tendría historia? No comparto este en-
lebrada en la Universidad Andrés Bello, tóricamente como Mapochoes y ar- foque que reduce nuestra historia a
a cargo del profesor Luis Valenzuela. En queológicamente como Cultura Aconca- cinco siglos, muy poco si se la compara
dicha ocasión expuse los resultados de gua. Por incaico definimos lo foráneo, con los más de 30 a 40 siglos que tiene la
una investigación interdisciplinaria reali- aquellos contingentes humanos prove- escritura en Europa, Medio y Lejano
zada entre el 2011 y 2017 sobre la ocu- nientes de más al norte y pertenecientes Oriente, China e India. Por lo demás no
pación incaica del valle del Mapocho que el Tawantinsuyu, el mayor estado an- sé si sentirnos afortunados por la incor-
titulamos Mapocho Incaico. Este estudio dino con capital Cuzco. poración de la escritura en nuestro terri-
contó con apoyo del Museo Nacional de Antes de presentar estos re- torio que posibilitó la entrega de títulos
Historia Natural (Santiago) y del Fondo sultados quiero referirme brevemente a de merced de tierra que significó la pér-
para el Desarrollo Científico y Tecnoló- una frase introductoria al texto “Desen- dida de la propiedad indígena, la dicta-
gico (Proyecto FONDECYT 1140043) y gaño de Chile” publicado recientemente ción de títulos de encomienda que intro-
participaron el historiador Gonzalo Soto- por Bernardino Bravo Lira, Premio Na- dujo el trabajo forzado en la población
mayor (Q.E.P.D.), el geógrafo Juan Carlos cional de Historia 2010, en el periódico local y la introducción del evangelio y la
Cerda y los arqueólogos Claudia Prado, chileno El Mercurio (15.03.2019: A2) Inquisición que implicó la desaparición
Carolina Gatica y Rubén Stehberg. que dice “Chile es un pueblo afortunado. de las creencias religiosas indígenas.
Por Mapocho nos referimos Tiene cinco siglos de historia”. Obvia- Esta investigación apuntó a
a la Provincia Incaica del Mapocho, espa- mente se está refiriendo a la historia es- modificar la visión europeo céntrica,
cio geográfico comprendido entre los crita, a la escritura alfabética introducida mostrando un fenómeno histórico muy
cordones montañosos transversales de por los europeos en América. El período interesante que fue la incorporación de
Chacabuco por el norte y Angostura por anterior es considerado Prehistoria. Este los Mapochoes al Tawantinsuyu, ini-
el sur, incluyendo toda la cuenca del rio enfoque invisibiliza el aporte de la pobla- ciado hacia el año 1400 d.C. y que se en-
Mapocho y la parte central de la cuenca ción nativa originaria que estuvo en la contraba en pleno desarrollo a la llegada
de los conquistadores castellanos. Cabe

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Primeros Habitantes

destacar que la infraestructura indígena, en piedra, la ritualización del paisaje y la en la población local y en la toponimia
que incluía una red vial (el famoso ca- introducción del idioma quechua. Es po- tuvo gran importancia. Los centros ad-
mino del Inca), un complejo hidroagrí- sible que el interés por incorporarse a ministrativos y productivos quedaron
cola muy desarrollado, un centro admi- este estado haya partido de las jefaturas unidos por una gigantesca red vial que
nistrativo principal, además de un sis- locales, que vieron que esta anexión les abarcó desde el sur de Colombia hasta el
tema laboral muy eficiente, fueron am- traería beneficios. Aquí estaría funcio- sur de Chile, incluyendo los actuales paí-
pliamente utilizados para fundar la ciu- nando un enfoque llamado de la perife- ses de Ecuador, Perú, Bolivia y Argen-
dad de Santiago y mantener en funcio- ria al centro que potenciaba el rol de las tina.
namiento la capital del Reino de Chile. provincias y que cambió la visión tradi- A partir de algunas referen-
Sin duda, fueron muy afortunados los cional de que todo se efectuaba desde el cias documentales tempranas se sabe
europeos en encontrar todo esto, sin lo centro (Cuzco) a la periferia. que existió la provincia del Mapocho.
cual, su conquista hubiera tenido otro Otro concepto importante Creemos que se refería a una provincia
resultado. es que el foco principal de las autorida- incaica de este nombre. Suponemos que
Iniciaremos este artículo re- des incaicas no era el control del territo- se extendió por espacio de 104 km de
pasando algunos conceptos generales rio sino el de gobernar sobre la gente y largo entre el cordón de Chacabuco
sobre el Tawantinsuyo para luego anali- sobre el agua. En otras palabras, les in- (nombre quechua), por el norte, el cor-
zar si estos conceptos fueron introduci- teresaba controlar poblaciones y admi- dón de Angostura, por el sur y tuvo 40
dos en los valles de Mapocho y Maipo. nistrar el líquido necesario para el riego. km de ancho entre las cordilleras de Los
Cabe mencionar que la auto- Entonces, se construyeron nuevas redes Andes y de la Costa, abarcando toda la
ridad máxima del Tawantinsuyu era el de riego y gran parte de la población se cuenca del Mapocho y la parte media y
Rey cuyo cargo se denominaba Inca. Se fue a vivir a las chacras. Existieron comu- superior del valle del Maipo. Fuera de
lo consideraba una figura divina, ya que nidades (ayllus) especializadas en agri- sus cursos de agua, más bien escasos, la
era el hijo del Sol. Tenía el poder de es- cultura, pastoreo, artesanos y comer- tierra era seca y sus habitantes origina-
tar en distintas partes a través de algu- ciantes, las cuales se mantenían en cons- rios tenían una economía mixta de caza,
nos símbolos que lo representaban. En tante movimiento. Cada ayllu se recono- recolección, aguachamiento de guana-
territorios tan alejados como Chile cen- cía como descendiente de un mismo an- cos y un pequeño huerto de poca exten-
tral, distante 3.500 km al sur del Cuzco, cestro. Las comunidades estaban disper- sión junto a sus viviendas, dejando enor-
la conquista no fue de carácter militar. sas y, actualmente se pone en duda la mes espacios sin ocupar. Tampoco había
Con los medios de aquella época sería existencia de ciudades o centros urba- minera de oro y plata. Sin embargo, la
imposible abastecer a tropas tan aleja- nos. Incluso el Cuzco es visto como un importancia estratégica de esta provin-
das y, por lo demás la presencia militar centro religioso y político, en tanto que cia era enorme. Este territorio constituía
generaba resistencia, que habría hecho los Incas y sus familias vivían en palacios un paso obligado para las poblaciones si-
mucho más larga y dificultosa la ocupa- en los valles adyacentes y la población se tuadas más al sur en el extenso llano lon-
ción. El dominio y legitimación se efec- distribuía en sus chacras. El Tawantin- gitudinal y todo el comercio con grupos
tuó, entonces, mediante la diplomacia suyu sacralizaba todo el paisaje, inclu- de más al norte debió pasar por aquí. Por
de los acuerdos, la celebración de festi- yendo los valles, las cumbres y los neva- estar rodeado de cordilleras cualquier
nes y la introducción de elementos de dos donde residían las deidades celestia- otra ruta resultaba mucho más dificul-
eficacia simbólica como la construcción les. La introducción del idioma quechua tosa. De esta manera constituyó la

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Primeros Habitantes

Maipo, y se incorporaron grandes exten-


siones de terreno eriazo a la agricultura
del maíz. Paralelamente, se establecie-
ron adoratorios en distintos sectores de
cerros y nevados, necesarios para contar
con el apoyo de Illapa, dios del trueno,
relámpago, rayo y hacedor de las aguas
cordilleranas y del dios sol, padre del
Inca.
Un mapa colonial del Mapo-
cho norte de principios del siglo XVII
muestra que ese sector fue atravesado
por el Qhapaq Ñan (camino principal) y
que contó con dos ramales paralelos, lo
cual reflejó el incremento que experi-
mentó el flujo de bienes y personas du-
rante este período. Pronto el Tawantin-
suyu se abocó a levantar un centro ad-
ministrativo y religioso principal, eli-
giendo para ello un lugar de alto conte-
Figura 1. Mapa de principios del siglo XVII del Distrito Lampa-Colina (AGI. ES.41091.AGI/27.22/MP- nido simbólico. Exactamente en un
PERU-CHILE 264). Aparecen a la derecha dos caminos incaicos. punto equidistante entre los cordones
transversales de Chacabuco y Angos-
puerta de entrada y salida de la Arauca- necesidad de contar con mayores ali- tura, o sea a 52 km de distancia de am-
nía (nombre puesto por los españoles al mentos por lo cual era necesario mejo- bos, en el centro de la Provincia Incaica
territorio centro-sur de Chile) y cabecera rar el sistema de riego, conocimiento y del Mapocho, entre dos brazos del río, al
del llano longitudinal antes mencionado. capacidad organizativa necesaria que no pie de un cerro de origen volcánico con
Suponemos que fue la im- poseían. El Tawantinsuyu era experto en presencia de grandes basaltos columna-
portancia estratégica del valle del Mapo- aquello. res y en el lugar iluminado por el primer
cho-Maipo lo que interesó al Tawantin- Concretado los acuerdos y rayo de luz del amanecer del solsticio de
suyu para establecerse en la zona e in- contando los curacas incaicos y los miti- invierno (21 de junio) luego de atravesar
tentar controlar las poblaciones de más maes (colonos traídos de otras partes) la cumbre del cerro sagrado recién men-
al sur. Los pasos obligados por los dos con la mano de obra necesaria ofrecida cionado (cerro Santa Lucía), allí se erigió
cordones montañosos transversales fa- por las jefaturas locales, se comenzó con una plaza rodeada de edificios adminis-
cilitaban enormemente dicho control. El la construcción de nuevos caminos y la trativos y residencia de la máxima auto-
interés de los Mapochoes por incorpo- habilitación de grandes canales con bo- ridad incaica. Nuestro proyecto tuvo la
rarse al Estado Inca habría radicado en la catomas en el río Mapocho y en el río oportunidad de excavar esta área y en-

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Primeros Habitantes

Figuras 2 y 5. Vistas de las excavaciones arqueológicas realizadas en el patio prin-


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cipal del Museo Histórico Nacional de Santiago (2016). Fig. 3. Cimientos de piedra
canteada con base de piedras rodadas. Fig. 4. Cerámica Tawantinsuyu, patio Los
Naranjos, Catedral Metropolitana de Santiago.
Primeros Habitantes

contrar restos de antiguos muros de pie- posible al Mapocho utilizando en todo el nudos (quipus) y una eficiente forma de
dra que se vinieron a sumar a otros ha- trayecto el Qhapaq Ñan. transmisión de tradición oral que ha per-
llazgos similares efectuados anterior- Llegado al valle del Mapo- mitido que sus conocimientos hayan lle-
mente por otros arqueólogos. cho, tras un mes de espera, finalmente gado a la actualidad, pese a la férrea po-
Es interesante mencionar ingresó al centro administrativo y reli- lítica de extirpación de idolatrías que im-
que a la llegada de la expedición caste- gioso principal Tawantinsuyu, ocupó los pulsó la Iglesia Católica.
llana de Diego de Almagro (1536) con- edificios incaicos y su plaza y fundó la Finalmente, nuestra ponen-
formada por 600 españoles, miles de in- ciudad de Santiago. Rápidamente se cia dio a conocer el hallazgo de un mapa
dios de servicio y algunos caballares, asignó para sí todo el sector norte del colonial inédito que mostraba las ace-
esta fue recibida pacíficamente en el va- Mapocho, desde los cerros de Galáz (ce- quias de regadío incaicas del sector de
lle de Aconcagua por el Gobernador Inca rro de Renca) hasta el río Aconcagua por Apoquindo (nombre quechua), Tobalaba
Quilicanta y otros caciques quienes le el norte, y desde la cordillera de la costa y Peñalolén (nombres mapuzungun) y
dieron sustento durante los ocho meses por el oeste hasta el Camino del Inca por dos adoratorios indígenas encontrados
que permanecieron en el lugar. Poste- el este. Lo llamó la Estancia del Goberna- en la vecina quebrada de Rabón, cons-
riormente, Pedro de Valdivia al organi- dor y justificó su ocupación por que “fue truidos y ocupados por la población local
zar su expedición conquistadora de de los ingas pasados”. Con ello el Gober- durante el período Tawantinsuyu.
Chile, tuvo información detallada de las nador aseguró los caminos que lo conec-
condiciones del territorio, de las caracte- taban con el resto del mundo europeo
rísticas estratégicas del valle del Mapo- tan necesarios para la supervivencia de
cho, de la existencia de una numerosa su capital y se apropió de la bocatoma de
población al sur del Mapocho-Maipo Collo (El Salto) y de las acequias indíge-
que estaba siendo controlada por el Ta- nas de Guechuraba y Quilicura, que pa-
wantinsuyu, amén de la infraestructura saron a regar las tierras ocupadas por los
vial, agrícola y administrativa de apoyo conquistadores españoles, asignándose
que habían construido. Coincidiendo el para sí una extensa chacra que llegaba al
interés de Pedro de Valdivia con el del rio Mapocho.
Tawantinsuyu, en cuanto a disponer de Nuestro proyecto considera
la mayor cantidad de mano de obra po- que estos notables conocimientos indí-
sible el conquistador castellano decidió genas, incaicos y locales, que fueron as-
en Perú, antes de iniciar su viaje, venir a tutamente aprovechados por los euro-
poblar el valle del Mapocho. Lo men- peos no pueden seguir siendo invisibili-
ciona así su cronista Gerónimo de Bibar zados por la historia oficial de nuestro
y también se evidencia su apuro de país y tampoco creemos que no formen
avanzar lo más rápidamente hacia el sur, parte de nuestra historia, por el solo he- Figura 6. Plano del siglo XVIII mostrando la
parando pocos meses en San Pedro de cho de no tener escritura alfabética. Te- distribución de las acequias prehispánicas de
Atacama y Copiapó, para lograr la recu- nían otras formas de escritura, como los Apoquindo (sector oriente de Santiago). Ar-
peración de su fatigados soldados y ca- dibujos en las piedras y en su vesti- chivo Recoleta de la Orden Dominica (San-
tiago). Inédito.
ballos y tratando de llegar lo más rápido menta, un sistema de contabilidad por

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Primeros Habitantes

El mapa mostró las bocato- la cual se hacía la chicha que acompa- puesto con anterioridad por la arqueó-
mas de estos canales en el rio Mapocho, ñaba las festividades religiosas, las liba- loga Claudia Cádiz. Nuestra conclusión
seis cuadras aguas debajo de su con- ciones líquidas destinadas a los ances- fue que el primer adoratorio sirvió para
fluencia con el estero Arrayán, y el tros y las reuniones políticas con los ca- sacralizar los saltos de agua y la juntura
avance de la “Acequia antigua de Apo- ciques locales. A esto nos referíamos al de ambas quebradas en un punku, ritua-
quindo”, la “Acequia antiquísima de principio por introducción de elementos lizando el paisaje y reforzando los princi-
Apoquindo”, la “Acequia Nueva de Apo- de eficacia simbólica. La población local pios complementarios andinos de la
quindo”, la “Acequia antigua de Toba- conoció y entendió estos significados y dualidad (dos quebradas) y la unidad (el
laba” y la “Acequia de Peñalolén”. Otros prontamente los hizo suyos, agregándo- punku). Este lugar sirvió, además, de lu-
documentos mostraron como estos dos las a sus antiguas creencias. gar de alojamiento para aquellas perso-
últimos canales atravesaron la quebrada nas que debían seguir hacia el adorato-
Nuestro proyecto prospectó
de Rabón, para ir a regar las tierras de rio del portezuelo.
la quebrada de Rabón y encontró a 2000
Tobalaba, Macúl y Peñalolén. Dentro de
metros de altitud un grupo de estructu- El sitio Lo Barnechea 23
la cosmovisión incaica, la apertura de ca-
ras pircadas cercanas a la confluencia de constituyó un adoratorio satélite de El
nales ordenados por el Rey Inca me-
dos quebradas con caídas de agua que Plomo, ocupado por los habitantes de
diante la excavación del suelo represen-
denominamos Quebrada de Rabón 1. Apoquindo, Tobalaba y Peñalolén, para
taba la penetración de la Pachamama, la
Las excavaciones proporcionaron restos seguir de cerca las ceremonias religiosas
madre tierra. A través de este acto se
de los cimientos de piedra de cuatro re- estatales que se hacían en el cerro El
consumaba el matrimonio entre el Inca
cintos cuadrangulares y fragmentos de Plomo. Así lo atestiguan los fragmentos
y la Pachamama, pasando el Rey a ser
cerámica no decorada del período Ta- cerámicos no decorados hechos inten-
dueño de esas tierras. Pero faltaba lo
wantinsuyu que fueron fechados por cionalmente para diferenciarse de las
más importante, el agua.
termoluminiscencia a fines del siglo XIV. cuidadosas piezas alfareras ceremonia-
Para el Inca el control de las Más arriba, a 3000 metros de altitud, les incaicos y la construcción no tan es-
aguas fue fundamental, y por ello levan- próximo al cerro y portezuelo Tambor merada de sus recintos pircados.
taron el adoratorio principal en el cerro (deformación de la voz quechua tambo)
La información arqueológica
de El Plomo (5.400 m de altitud), punto y a un regolito rojo (mineral de color que
y etnohistórica disponible señala que
donde el Estado Inca realizó ofrendas aflora a la superficie), se construyó un
gran parte de las instituciones, creen-
materiales y humanas a su divinidad so- complejo residencial, se levantó un mo-
cias, simbolismos, sacralización del pai-
lar e hizo subir al adoratorio la tierra nolito o gnomon y se sacralizó un aflora-
saje y formas de organización adminis-
agrícola y piedras rodadas de río desti- miento rocoso mediante la introducción
trativa, política y social incaica estuvie-
nadas a Illapa, para asegurar el agua de en sus fisuras de fragmentos de cerá-
ron presentes en la Provincia Incaica del
riego. El agua era vista como semen del mica idénticos a los encontrados en el si-
Mapocho. Además, el Tawantinsuyu en
Inca que al desparramarse por los cana- tio de Quebrada de Rabón 1. El sitio te-
esta zona siguió funcionando incluso
les fertilizaba la tierra y hacía crecer el nía una vista directa al adoratorio del
después de la caída de su capital Cuzco
maíz, constituyéndose en hijos de la Pa- Plomo y a la gran cordillera andina y se
en manos europeas el año de 1532, lo-
chamama y el Rey Inca. Por tal razón, el denominó Lo Barnechea 23, nombre
grando sobrevivir hasta el 11 de sep-
maíz constituyó una planta sagrada, con
tiembre de 1541, cuando su Gobernador

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Primeros Habitantes

Fig. 7. Excavaciones arqueológicas al pie de la huaca o lugar sagrado del sitio Lo Barnechea 23, a
3.000 de altura, quebrada de Ramón, Santiago. Fig. 8. Vista de la plataforma ceremonial inca (adora-
torio) y cumbre del cerro del cerro El Plomo, a 5.400 m de altura, frente a Santiago. Foto gentileza de
Ángel Cabeza. Fig. 9. Agujero ceremonial o ushnu al interior de la plataforma ceremonial de cerro El
Plomo. Foto gentileza de A. Cabeza. Fig. 10. Niño del cerro El Plomo. Ofrenda humana. Se conserva
en el Museo Nacional de Historia Natural (Santiago). Fig. 11. Regolito rojo existente junto al sitio Lo
Barnechea 23. Es una rareza geológica existente junto al sitio y que fue sacralizada durante el pe-
riodo incaico. Fig. 12. Excavación arqueológica de un recinto cuadrangular en el sitio Quebrada de
Ramón 1. Fue ocupado por los habitantes de Apoquindo y Tobalaba durante el período de ocupación
Tawantinsuyu. Fig. 13. Saltos de Agua cercano al sitio Quebrada de Ramón 1 y que fueron sacraliza-
dos por la población indígena local durante el período Tawantinsuyu.

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Primeros Habitantes

Quilicanta fue degollado por doña Inés guez (60 años de vida académica y cien-
de Suárez, durante el asalto indígena a la tífica)". Universidad del Norte. Ediciones
ciudad de Santiago. Este acto selló defi- del Desierto, Antofagasta: 113-176.
nitivamente la existencia del Tawantin- Mapa de los hallazgos arqueológicos de los
suyu en Santiago, pero algunos contin- valles Mapocho – Maipo.

gentes lograron huir hacia la Araucanía,


donde se unieron a los habitantes de Pu-
rén y Lumaco, logrando ofrecer una dura
resistencia de 300 años a la intromisión
europea.

Bibliografía
Boletín del Museo Nacional de Historia
Natural (Chile) 61: 85-149.
Sotomayor, G., R. Stehberg y J. C. Cerda.
2016. Mapocho Incaico Norte. Boletín
del Museo Nacional de Historia Natural
(Chile) 65: 109-135.
Stehberg, R. y G. Sotomayor. 2012. Ma-
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Stehberg, R. 2016. Plataforma ceremo-
nial ushnu de Chena, valle del Maipo,
Chile. Chungará (Arica) 48(4): 557-588.
Stehberg, R, C. Prado y P. Rivas. 2017. El
sustrato incaico de la Catedral Metropo-
litana. Boletín del Museo Nacional de
Historia Natural (Chile) 66(2): 161-208.
Stehberg, R., C. Gatica y F. Torrijos. 2017.
Habitantes del Mapocho sacralizan la
quebrada de Ramón durante el período
Tawantinsuyu. En “Estudios de Arqueo-
logía, Historia, Filosofía y Ciencias Socia-
les. En homenaje a Mario Orellana Rodrí-

22
Primeros Habitantes

Tres Puntas
Un hito del período preinkaico en Marga-Marga

Ricardo Andrés Loyola Brus Leguás Contreras


Docente Universidad Adolfo Ibáñez, Centro Investigador de Sociedades del Pasado, Centro
de Documentación, Estudios y Publicaciones de Documentación, Estudios y Publicaciones
Kuntur Mallku. Kuntur Mallku.
ricardo.loyolal@gmail.com bleguas@yahoo.com

Presentación Objetivos cordones de cerros que la ciñen por tres


de sus cuatro costados. Estos dos cordo-
Sin duda, todavía queda mu- Los objetivos que podemos nes se originan del grupo de cerros al
cho camino por recorrer en relación con señalar en esta presentación son básica- que suele llamarse Cordillera de la Costa.
los primeros habitantes del continente y mente dos: el primero es lograr un estu-
En efecto, desde el cerro El
de la Zona Central de Chile en particular, dio profundo y lo más acabado posible
Roble, que es una de las principales altu-
pero se ha ido descubriendo una serie de del sitio ceremonial de El Morro, que
ras del cordón de Chacabuco, que
sitios que están proporcionando a los es- forma parte del Cordón Tres Puntas, en
avanza en dirección noroeste, desde la
pecialistas pistas y claves para ir deve- Quebrada Escobares, comuna de Villa
cordillera de los Andes, se desprende
lando tanto el momento como las cir- Alemana, provincia de Marga-Marga, en
una serie de cerros con dirección al sur
cunstancias en que el hombre hizo su la Región de Valparaíso.
que a poco andar se divide en dos rama-
aparición aquí.
El segundo objetivo dice re- les principales, el más alto de los dos va
Nos interesa referirnos a la lación con poner en valor, resguardar y ciñendo por el levante al valle superior
presencia del hombre y a sus huellas en preservar para las futuras generaciones del estero de Puangue (Colliguay) y
el sector de Quebrada Escobares, co- este sitio principal y los otros sitios rela- avanza al sur dividiendo las cuencas del
muna de Villa Alemana, provincia de cionados dentro de Quebrada Escobares Mapocho y del Puangue. El otro cordón
Marga-Marga, en la Región de Valpa- y, al mismo tiempo, hacer partícipe a la avanza al poniente, en dirección oeste-
raíso, y particularmente, en el macizo de comunidad de cuanto se descubra a este sur-oeste, desde el cerro Vizcachas y
Tres Puntas, en el límite entre las comu- respecto. Un tercer objetivo sería poten- forma un cordón que limita por el norte
nas de Limache y Villa Alemana, por por ciar el turismo de sector. al valle del estero de Puangue, separán-
tal motivo, nuestra presentación está di- dolo de la cuenca del estero de Limache,
rectamente relacionada con los Prime- el cual se ha conocido desde antiguo
Orografía
ros Habitantes, esto es, la población pre- como Cerros de Colliguay. Este subsis-
colombina. Nuestro centro de estudios, tema vuelve a dividirse y un subcordón,
la Quebrada Escobares está determi-
nada por la existencia de dos principales

23
Primeros Habitantes

desprendiéndose desde el faldeo no- orografía del lado oriental de la Que-


roccidental del cerro Vizcachas de Colli- brada Escobares.
guay, de 1.147 metros de altitud sobre el
Aunque por el faldeo norte y
nivel del mar, avanza en esa dirección,
noroeste es bastante fácil el acceso al
dividiendo las aguas que van a tributar al
cerro El Morro y al cerro Tres Puntas, de-
estero Fullero, al suroeste, y las que van
bido a la conformación de dicho faldeo,
a tributar a la quebrada de Los Bolsones,
por el lomaje occidental se torna mucho
al noreste. La principal altura aquí es el
más difícil, salvo donde se ha podido
cerro Almud, que se eleva a los 1.024
abrir senderos. Las alturas van decli-
metros; enseguida el cordón continúa
Figura 2. Aspecto general del macizo del ce- nando rápidamente y ya frente al sector
en la misma dirección general con altu-
rro Tres Puntas desde uno de los caminos llamado de “los Galpones”, la cota ma-
ras algo menores, pero que logran empi-
de acceso, en Quebrada Escobares. yor es de apenas 238 metros, enseguida,
narse a los 917 metros en el cordón de
la siguiente cota es de tan solo 185 me-
la Loma de El Durazno, que forma el lí- Continuando hacia el
tros, si bien se presenta una oscilación,
mite meridional de la Quebrada oriente, el cordón tuerce al nor-noreste,
debido a la conformación del terreno. Al
Escobares que estudiamos. y alcanza su máxima altura en el cerro
lado sur del Camino Troncal y al este de
Tres Puntas, que se eleva a 1.083 metros
la Quebrada Escobares, las principales
sobre el nivel del mar. Desde este ma-
alturas son de 234, 227 y 163 metros.
cizo se desprenden cordones hacia el le-
vante, formando un terreno muy fra- Al lado norte del Camino
goso hacia Lliu-Lliu, pero hacia la Que- Troncal y hacia el sector de “El Sauce”,
brada Escobares se presenta breve y las alturas comienzan a recuperarse.
muy abrupto. Continuando hacia el no- Frente al embalse de El Patagual hay una
roeste, la siguiente principal elevación altura principal de 155 metros, en tanto
es el cerro El Morro, con una altura de que al sur del embalse de El Sauce se al-
898 metros sobre el nivel del mar, y que canzan los 230 metros.
tiene una gran importancia desde el
Solo un poco más al norte se
Figura 1. Acceso al cerro Tres Puntas, en un punto de vista arqueológico.
encuentra la principal altura del sector
nublado día de diciembre de 2016.
En general, puede decirse entre el Camino Troncal y el estero de Li-
que el sistema Tres Puntas-El Morro con- mache, el cerro Nancahue, que durante
La Loma de El Durazno pre- forma un gran macizo que es, en sí los primeros tiempos de la Colonia se lla-
senta alturas decrecientes de poniente a mismo, conclusión del sistema de cordo- maba Llancahue, y fue un hito principal
oriente, pero que de todas maneras des- nes que se da en llamar Cordillera de la en la subdivisión de la gran Estancia de
cuellan sobre el fondo de la Quebrada Costa en este sitio. Desde aquí no conti- Quillota, que perteneció originalmente a
Escobares (917, 874, 739 metros), con- núa un cordón, sino que son lomajes que Pedro de Valdivia y luego al bachiller Ro-
formando una barrera natural que descienden de él y que conforman la drigo González Marmolejo, quien llegó a
forma un límite perfecto. ser el primer obispo de Santiago. El cerro

24
Primeros Habitantes

Nancahue alcanza los 330 metros, y es


visible desde gran distancia, tanto desde
Limache como desde Quebrada Escoba-
res.
Al norte del cerro Nancahue
las alturas decrecen nuevamente, y a
muy corta distancia de este cerro alcan-
zan apenas los 230 metros. Hacia el
norte ya no hay ninguna altura impor-
tante que mencionar.
Por el lado poniente, sin em-
bargo, sí existe un cordón, que se des-
prende en dirección nor-noroeste desde
el cordón de la Loma de El Durazno, en
una cota que supera los 900 metros de
altura, y que en su punto superior separa
a la Quebrada Escobares del valle del
Marga-Marga. Este cordón va avan-
zando decididamente y dejando al po-
niente la quebrada de El Durazno, decre- Figura 3. Parte alta de Quebrada Escobares. Las curvas de nivel que se dibujan en este croquis (to-
ciendo poco a poco a medida que avanza das a cien metros) dan una idea general sobre la orografía local, íntimamente ligada a su hidrografía
hacia el noroeste, y alcanzando los 693 y a su clima. La principal altura es, sin duda, el cerro Tres Puntas, con 1.083 metros sobre el nivel
del mar, y que domina todo el sector. Al norponiente de esa principal altura se encuentra el cerro El
metros en el cerro Loma Blanca de Mos-
Morro, con una altitud de 898 metros. Las líneas punteadas indican cursos de agua estacionales o
coso. quebradas. Los puntos negros indican vertientes, manantiales u ojos de agua.

En su avance, va dejando al
poniente el valle de Lo Moscoso y el del
estero de Quilpué, decreciendo sus altu- tural entre los valles de Quilpué y de Li- Troncal, hay una altura por el poniente
ras rápidamente también. Las dos altu- mache, pero el cordón que va separando de 307 metros, pero a la misma altura,
ras principales frente a El Rincón de El a Quebrada Escobares de Quilpué y del por el lado oriente del cordón, hay solo
Carmen, en las nacientes del estero de Cajón de Lebo (Limache) continúa des- 157 metros, mas, la menor altura se en-
Quilpué, alcanzan los 319 y 312 metros, cendiendo, y permite el paso del Camino cuentra al suroeste del embalse de El Pa-
respectivamente. Troncal sin mayores dificultades que una tagual, con apenas 145 metros.
leve cuestecilla.
Este cordón va ganando al- Sin embargo, debe decirse
tura en el desprendimiento que tiene Al norte de El Carmen, en el qué hacia el norte del Camino Troncal,
hacia el oeste, y que forma la división na- sector de Peñablanca, y al norte del por- las alturas se van recuperando leve-
tezuelo que permite el paso del Camino

25
Primeros Habitantes

mente. Al noroeste del embalse de El Pa- inkaico debido a sus especiales caracte- de las horadaciones inconclusas practi-
tagual se alcanzan los 210 metros, no rísticas y al hecho de ser un centro cere- cadas. E incluso se ha postulado que es-
obstante, al noroeste de este punto, el monial Aconcagua/pikumnche. En este tos diferentes tipos de tacitas podrían
cerro La Bandera, que es un hito impor- sentido, estamos desarrollando una me- corresponder a diferentes estadios cul-
tante, mirando hacia el cajón de Lebo, todología que nos lleve a determinar, turales, y que la cultura Aconcagua pudo
solo llega a los 205 metros. mediante acuciosos estudios in situ y de haber sido la que produjo las últimas ta-
fuentes relacionadas, una cronología de citas.
Un poco al norte, y por la
uso del sitio, pero a la vez tratar de de-
misma línea, el cerro Borriquero llega a Quebrada Escobares, a pesar
terminar también quiénes eventual-
los 264 metros, siendo la principal y úl- de no ser un lugar de tránsito recono-
mente pudieron haberlo utilizado y cuál
tima gran altura en este cordón, que va cido para las gentes del período prea-
habría sido su objetivo principal, así
decreciendo rápidamente a medida que groalfarero, ni tampoco haber sido el lu-
como los objetivos secundarios, pero no
se acerca al estero de Limache, pero que gar de establecimiento de una gran po-
solo para El Morro, sino también para los
presenta una altura de 183 metros, do- blación agroalfarera después, sí pre-
otros sitios de ocupación prehispana
minando el cajón de Lebo por el levante senta hasta la actualidad restos o vesti-
que hemos identificado en la Quebrada
y, en seguida, un poco al oriente, el cerro gios de una cultura lítica que se suele fe-
Escobares, como El Patagual, Aguas
Loma Blanca de Limache, que alcanza los char muy disparmente por los especialis-
Frías, Cerro Frutilla, y el propio cerro
149 metros, y es la altura final de este tas.
Tres Puntas en toda su extensión.
cordón.
El sitio principal corresponde
A partir de nuestros estu-
a una piedra que se ubica en el cerro El
dios, hasta ahora, podemos afirmar que
Morro, que es un espolón que se avanza
Hipótesis y metodología el panorama para la cuenca de Que-
hacia el noroeste en el macizo del Tres
brada Escobares muestra diferentes fo-
Puntas, y que la arqueóloga Gabriela
Nuestra hipótesis principal cos de concentración de las piedras taci-
Carmona, que entonces trabajaba en el
es que el hombre precolombino, en al- tas, todas ellas ubicadas a corta distan-
Museo Francisco Fonck de Viña del Mar,
gún momento, no solo reconoció el sec- cia unas de otras, aunque en distintos ni-
afirmó que “se trata de piedras que fue-
tor de Quebrada Escobares, sino que chos o estratos. Al tomar en conjunto los
ron confeccionadas en el período ar-
también supo ocupar y aprovechar las sitios analizados se ve que el tipo de ta-
caico, que se distribuye entre los 8000 a
características del cerro Tres Puntas, y citas que está mayormente represen-
300 años antes de Cristo.” (Diario Las Úl-
encontró en “El Morro” no un simple tado aquí es el tradicional, más o menos
timas Noticias, 28 de abril de 2006). En
manantial permanente, sino que tam- circular, y, finalmente, el elipsoidal. En
esta misma oportunidad, la destacada
bién los materiales necesarios para dar cada uno de estos tipos se observa una
arqueóloga dijo que “se cree que las pie-
forma a un centro ceremonial que fue importante diversidad en términos de
dras tacitas fueron utilizadas en activida-
usado durante siglos, muy probable- tamaño y de manufactura, las que se
des rituales. Algunos plantean que fue-
mente por las culturas Bato, Llolleo y asocian a las diferencias tanto en el tipo
ron morteros colectivos, pero no se han
Aconcagua y que luego, probablemente, de material, de sección de la piedra o
encontrado restos de granos sobre ellas
haya sido también un centro ceremonial roca, como en el diámetro y profundidad

26
Primeros Habitantes

Mapa de los sitios analizados en el Cordón Tres Puntas y El Morro: (A) ruinas en la base del cerro; (B) El Morro; (C) Cerro Tres Puntas; (1) Círculo A; (2) La
Cuna del Morro; (3) Tacita del Morro y círculos; (4) Puntilla; (5) Círculo B; (6) Pirca; (7) La Cumbre y apacheta; (8) Círculo C; (9) sector del camino con res-
tos de empedrado.

que puedan avalar esa hipótesis.” (Dia- Fuentes al sitio realizada en 2006, así como otras
rio Las Últimas Noticias, 28 de abril de De gran ayuda y utilidad ha varias visitas por grupos interesados en
2006). sido el informe de la arqueóloga Ga- el tema, y que han dejado sus impresio-
briela Carmona a propósito de una visita

27
Primeros Habitantes

nes y opiniones. Otras fuentes de impor- temprana y que es probable que su pri- sitios al pie del cerro Tres Puntas, pero
tancia para el estudio del sitio han sido, mer momento pueda datarse hacia falta un trabajo arqueológico, muy nece-
entre otras, Bahn (2002), Bauer y Dear- 10.000 a. de J.C., o quizá si antes, y su sario en toda la cuenca, para determinar
born (1998), Cerutti (2003, 2011, momento final hacia 1500 d. de J.C. Es fechas, ocupaciones del sitio y estrati-
2011b), Falabella y Stehberg (1989), Bus- posible, asimismo, que haya sido un sitio grafías necesarias para un más completo
tamante (2014), Bustamente y Moyano ceremonial utilizado por gentes que ha- conocimiento del sector, ya que hasta la
(2015), Grillo (1994), Latcham (1936), bitaban en el valle de Limache poco an- fecha no se han realizado excavaciones
Madrid (1965), Mostny (1971), en temas tes de la manifestación de la cultura arqueológicas en toda la cuenca de Que-
relacionados directamente con el pobla- Bato. brada Escobares.
miento y los resultados de los estudios;
Hasta el momento no hay Todo lo que se ha hecho
Adovasio (2003), Amick (2016), Antevs
evidencia de la existencia de material ce- hasta la fecha han sido observaciones y
(1935), Arnold (2002), Auerbach (2012),
rámico, salvo algunos pequeños trozos estudios de superficie, sin intervención
Beltrão et al. (1987), Beltrão y Perez
de cerámica de uso cotidiano que pue- ninguna del sitio, aparte de mediciones,
(2007), Beorchia (1984), Bever (2008),
den observarse a ras de piso en algunos fotografías y dibujos in situ.
Bradley y Standford (2006), Brown
(2002, 2002b), Bryan (1978) y Bygarski
(2013) en lo que se refiere a los estudios
y teorías sobre la llegada del hombre a
América.
Aunque a ras de superficie y
a simple vista puede notarse lo especial
que debió ser todo el macizo del Tres
Puntas debido a los vestigios que pue-
den apreciarse, principalmente la piedra
tacita que mira hacia el norte, teniendo
las principales alturas de los Andes y de
los cordones de la Cordillera de la Costa
y de la Cordillera de El Melón a la vista,
no puede, en el actual estado de los co-
nocimientos que hay sobre este sitio,
precisarse absolutamente su origen y
primera ocupación o utilización, aunque,
por comparación con otros sitios simila-
res, como El Retiro, por ejemplo, puede
adscribirse al período arcaico. Esto signi-
fica que se le puede atribuir una data
Figura 4. Tacita de El Patagual.

28
Primeros Habitantes

Algunas consideraciones sobre la cos- y/o también con la apariencia de seres haya considerado especial y lo haya con-
movisión asociada al lugar mitológicos tales como el Piguchén o sagrado para la realización de algunas
Piwuychén6 o el Waillepeñ7. También ceremonias. Y, en tal caso, sobre todo
Los Ngen-winkul son Ngen o, podían aparecer como hombres que re- porque desde su cima se puede tener a
espíritus o entidades dueños y tutelares sidían en la cima y/o interior de los ce- la vista los principales cerros o Apu,
de los cerros, montañas y volcanes, de rros o montañas, sin envejecer jamás, y como el Aconcagua, el Mauco de Acon-
acuerdo a la mitología de las poblacio- donde disfrutarían de todos los bienes y cagua y las principales alturas de los cor-
nes ancestrales de Chile centro-sur. De recursos imaginables: ganado, siembras, dones de la cordillera de la Costa, de la
acuerdo a la mitología de los pueblos an- agua, cántaros llenos de oro y plata8, y cordillera de El Melón y de los cordones
cestrales de habla mapudungún, las en- todo lo necesario para la vida. menores que atraviesan el territorio, no
tidades Ngen están presentes en algu- podría considerarse que tal cerro y las
A partir de lo anterior, es po-
nos füta-winkul1 o los pichi-winkul2 que instalaciones de El Morro, no hayan lla-
sible considerar, como ya se ha dicho en
están dotados de newén3, distinguién- mado la atención de las autoridades del
otra parte de estas páginas, que por su
dose, de esta manera, de acuerdo a su Tawantinsuyu en esta área, sobre todo
conformación y su situación como cerro-
tamaño o preponderancia, los Ngen- porque queda a la vista del Qhápaq Ñan
isla, el cerro Tres Puntas debió ser consi-
füta-winkul4 y los Ngen-pichi-winkul5. que comunicaba el centro administra-
derado por las antiguas poblaciones del
Los Ngen-wikul son representados con tivo inkaico de Quillota, los lavaderos de
valle medio del estero de Limache como
características zoomorfas o antropo- oro de Marga-Marga y de Las Dichas, y el
un cerro Tren-Tren. No puede afirmarse
morfas. valle del río Maipo por la cuesta de Iba-
que haya sido considerado el lugar de re-
cache.
Frecuentemente se les ve sidencia de algún Pillán. Pero, debido a
como animales de apariencia extraña, la presencia de un ojo de agua a 845 me- Cada comunidad que habitó
fabulosa y hasta repugnante en ciertos tros de altitud, cerca del Morro, es muy en el Centro y en el Sur de Chile, identi-
casos, como grandes toros o culebras, posible que la administración inkaica lo ficó un cerro Ten-Ten o Treng-Treng, un

1
Esto es, grandes montañas o volcanes. yenda se inspirara en dicho animal. General- sería inofensivo, pero en el agua sería muy peli-
2
Es decir, cerros o colinas. mente tendría la forma de una culebra alada que groso y atacaría con gran ferocidad a todo ani-
3
Esto es, potencia. habitaría en los bosques y en las quebradas. Las mal o persona que se encuentre. Su descripción,
4
Entidad o espíritu dueño del cerro grande o vol- alas le crecerían cuando llega a la edad madura. señala, sin duda, la influencia europea, ya que la
cán. Su longevidad resulta increíble, pero al llegar a la oveja y el ternero no son auctóctonos, y obvia-
5
Entidad o espíritu dueño del cerro pequeño o vejez se transformaría en un pájaro del tamaño mente debió incorporarse esta descripción bas-
colina.
6 de un gallo o de un pavo joven, pero igual de san- tante avanzado el siglo XVIII o quizá ya en el siglo
También se le conoce como Piuchén, Peuchén,
guinario como en su anterior forma. En el valle XIX.
Pihuchén, Pihuychén, Pihuichén, Piwichén o Pigu-
de Putaendo, existe una localidad con este nom-
chén. El nombre proviene del mapudungún piwi- 8
Esta referencia es, sin duda, muy tardía, ya que
bre, Piguchén.
cheñ, secar a la gente. Es conocido en el Norte para las poblaciones originarias estos metales no
Chico, en Chile Central, el Sur de Chile y el Sur de 7
El waillepeñ, esto es, oveja-ternero o El Centi- tenían valor económico, y su extracción en tiem-
la Argentina. Así se llama también al murciélago nela, también conocido como Guallipén, Waille- pos del Tawantinsuyu obedecía más bien a un
vampiro (Desmodus rotundus), por lo que algu- pén, Huallepén, Huallepenyú o Huallepenyí, es objetivo religioso.
nos opinan que lo más probable es que esta le- una criatura maligna. Sería un animal anfibio que
viviría a orillas de ríos, lagos o del mar. En tierra

29
Primeros Habitantes

cerro-isla, donde refugiarse en caso de Mauco de Aconcagua así como el Merca- Queronque, en Limache abajo y Tabo-
que nuevamente Kai-Kai Vilú provocara chas, en las inmediaciones de la actual lango; el Mayaca, en Quillota; y, por su-
una inundación. En la zona, como ya se ciudad de Los Andes; El Molle, en el án- puesto, el Tres Puntas en el sector de
ha dicho, son cerros Tren-Tren el cerro gulo norponiente del valle de Quilpué; el Quebrada Escobares y Lliu-Lliu9. La do-

Figura 5. Comunidad aymará realizando una ceremonia en uno de los sitios, a los pies del Cerro Tres Puntas.

9
Un cementerio, aparentemente de la cultura la hacienda lo destruyó ordenando que se efec- cementerio quedaba, precisamente, a la sombra
Aconcagua, existió en Lliu-Lliu. El propietario de tuara en el lugar una plantación de frutales. Este del cerro Tres Puntas.

30
Primeros Habitantes

minación inkaica significó el apodera- entre 100 y 150 metros de faldeo bas- poblaciones originarias cordilleranas y al
miento de estos centros de especial de- tante escarpado. En tanto, el manantial sur del Itata, debido al proceso de la con-
voción de las poblaciones locales, donde del cerro El Morro se encuentra a menos quista española y a la expansión chileno-
presumiblemente se realizarían algunas de cien metros de distancia y a un desni- argentina durante el siglo XIX en la pre-
ceremonias y rituales. Pero, la adminis- vel de apenas unos treinta metros, sobre cordillera andina de ambas vertientes y
tración inkaica los transformó en centros un faldeo muy suave. al sur del Itata, obviamente significó la
ceremoniales estatales, dotándolos de pérdida de las tradiciones locales rela-
El hecho de que, por las dis-
construcciones que le daban un carácter cionadas con cerros y volcanes en esos
tintas razones ya bien conocidas, haya
especial, como muros defensivos y cons- territorios.
desaparecido la población originaria
trucciones destinadas al acomoda-
pikumche en el sector comprendido en- Las piedras tacitas son consi-
miento de quienes participaran en las
tre los ríos Choapa e Itata, así como otras deradas horadaciones inconclusas sobre
ceremonias que se realizaran en esos ce-
rros, especialmente en el caso del
Mauco y del Mercachas, que fueron
transformados en wak’a estatales.
En tanto, los cerros que no
tenían ya masivas concurrencias o que
no eran especiales para grandes núme-
ros de personas, debido a distintas razo-
nes, como, por ejemplo, la baja o escasa
población local, se mantuvieron como
hasta entonces, aunque sin duda la ad-
ministración inkaica contribuiría a que
no se abandonaran. Tales serían los ca-
sos del cerro El Molle, en Quilpué, y del
cerro El Morro (Tres Puntas), en Que-
brada Escobares. En especial este último
tenía la especialidad de contar con un
manantial u ojo de agua en la inmediatez
de una piedra tacita, característica que
no acompaña al cerro El Molle, en donde
el agua más cercana a su cima está en la
quebrada de las nacientes del estero de
Reñaca y en las nacientes de la quebrada
de Los Bellotos, lo que es entre uno y dos Figura 6. Aspecto actual del Círculo A.
kilómetros de distancia y un desnivel de

31
Primeros Habitantes

afloraciones rocosas o sobre rocas suel-


tas de distintos tamaños y que no son fá-
cilmente transportables, al menos desde
el actual punto de vista. En cambio, los
morteros son piedras de pequeñas di-
mensiones, movibles o transportables.
Hasta no hace mucho
tiempo, los especialistas generalmente
se referían a las piedras tacitas como
“morteros fijos en rocas”10, “morteros
colectivos”11, “mortero en roca”12. Más
tarde se fueron aceptando otras explica-
ciones.
Así y todo, todavía se les
suele llamar a veces “morteros comuni-
tarios”. También se les llama “piedra con
tacitas”, “piedras con platillos” (cuando
Figura 7. Aspecto actual de los
las horadaciones parecían incipientes), círculos en el sector de la piedra
“ollitas” o “piedras con ollitas” (cuando tacita de El Morro.
las horadaciones eran profundas). En
Figura 8. Piedra tacita de El Morro
ciertos lugares, en el campo, se las ha lla- con la numeración de horadacio-
mado “piedras de indios”, en tanto que nes, los puntos cardinales y la
algunos especialistas las llamaron “pie- orientación de la misma.
dras sagradas”, atribuyéndoles la condi-
ción de altares de sacrificio. Se conoce
bibliografía especializada que sugiere la
realización de sacrificios de animales,
particularmente guanacos, cuya sangre

10 11 12
NIEMEYER F., Hans, Gastón Castillo G., y Miguel FALABELLA G., Fernanda, y Rubén Stehberg, HIDALGO L., Jorge, Virgilio Schiappacasse F.,
Cervellino G., Los Primeros Ceramistas del Norte Los Inicios del Desarrollo Agrícola y Alfarero: Hans Niemeyer F., Carlos Aldunate del S., e Iván
Chico: Complejo El Molle (0 a 800 d. C.), en Cul- Zona Central (00 a.C a 900 d.C.), en Culturas de Solimano R., editores, Culturas de Chile. Prehis-
turas de Chile. Prehistoria. Desde sus orígenes Chile. Prehistoria. Desde sus orígenes hasta los toria. Desde sus orígenes hasta los albores de la
hasta los albores de la Conquista, HIDALGO L., albores de la Conquista, HIDALGO L., Jorge, Vir- Conquista, Glosario General, Editorial Andrés Be-
Jorge, Virgilio Schiappacasse F., Hans Niemeyer gilio Schiappacasse F., Hans Niemeyer F., Carlos llo, Santiago, 1989, página 420.
F., Carlos Aldunate del S., e Iván Solimano R., edi- Aldunate del S., e Iván Solimano R., editores, Edi-
tores, Editorial Andrés Bello, Santiago, 1989, pá- torial Andrés Bello, Santiago, 1989, página 301.
ginas 227, 249, 250.

32
Primeros Habitantes

Número de Profundidad Diámetro


Tacita (cm.) (cm.)
1 1,38 4,1
2 2,75 7,52
3 1,7 5,1
4 3,5 7
5 2,6 7,1
6 3,42 8,7
7 3,7 9,8
8 2,6 6
9 1,68 4,7
10 2,8 7,49
Tabla 1. Mediciones de las horadaciones in-
conclusas en la piedra tacita de El Morro.
Figura 9. Plano esquemático de la tacita y los círculos de El Morro.

habría sido vertida en las horadaciones.


Algunas de estas piedras tacitas presen- Sin embargo, ha de tenerse Se entiende, por otra parte,
tan “canales” que comunican estas hora- siempre presente que no todas las expli- que las piedras tacitas comienzan a apa-
daciones y se ha dicho, si bien no hay caciones pueden aplicarse a todas las recer cuando la fauna pleistocénica se
prueba contundente alguna, que servían piedras tacitas que se conocen. empieza a extinguir y forzosamente
para difundir la sangre de esos sacrifi- debe modificarse la dieta, adoptando
La funcionalidad pretendida
cios, la que habría sido consumida por nuevas formas o al menos de comple-
de meros morteros colectivos debe
los oferentes. Hasta hay quienes sostie- mentarla, probablemente dándose un
desecharse cuando menos para las que
nen que la costumbre de beber ñachi mayor énfasis a la recolección de frutos,
se encuentran en lugares aislados y so-
por parte de las comunidades mapuche semillas y raíces silvestres.
bre cerros, ya que sería impensable que
se ha derivado de los rituales de sangre
cada vez que se necesitara moler granos Pero si se las considera me-
arcaicos que alguna vez se realizaron en
las personas debieran realizar fatigosos ramente morteros comunales, debe asu-
tales piedras tacitas13.
viajes incluso hasta la cima de cerros de mirse que cuando menos en torno al si-
más de mil metros de altitud. En tales ca- tio donde se las encuentra debieron
sos, quizá tuvieran un sentido pura- existir aldeas más o menos permanen-
mente ceremonial. tes, caso que se pretenda que tuvieron

13
La costumbre de beber ñachi puede documen- manifiesto en la expresión de las costumbres re-
tarse también en las poblaciones originarias de lacionadas con la matanza de animales principal-
la zona Central de Chile, como queda bien de mente en comunidades campesinas derivadas
de los antiguos pueblos de indios.

33
Primeros Habitantes

tal fin. De lo contrario, si quienes las pro- tuviera más que ver con la utilidad que muestran que, sin lugar a duda alguna,
dujeron y utilizaron eran gentes no se- con otra cosa. Si fueron objeto de, por cada sitio se escogió como un lugar es-
dentarias, sería imposible que tales ejemplo, de libaciones, no sería tan ne- pecial e importante a nivel local, pero
“morteros comunales” tuvieran alguna cesario que fueran tan profundas, sino quizá también a nivel del entero valle de
utilidad práctica. que existieran, pero si eran contenedo- Limache y de los valles inmediatos de
res para ofrendas o para agua en la cual Marga-Marga y de Quilpué. Obvia-
El panorama para la cuenca
ver reflejados los astros, entonces sí se- mente, no puede establecerse si todo
de Quebrada Escobares muestra dife-
ría necesario que tuvieran cierta profun- este conjunto ceremonial estuvo funcio-
rentes focos de concentración de las pie-
didad para cumplir a cabalidad con su nando, pero al menos en términos de
dras tacitas, todas ellas ubicadas a corta
objetivo. trabajo acumulado es imposible negar la
distancia unas de otras, aunque en dis-
importancia que tuvo y que tiene hasta
tintos nichos o estratos. Al tomar en con- Lo que sí resulta interesante
la fecha este conjunto lítico.
junto los sitios analizados se ve que el notar es que no existe una relación di-
tipo de tacitas que está mayormente re- recta entre el tamaño y el número de ta- Es mediante la aplicación
presentado aquí es el tradicional, más o citas del soporte. En este sentido, puede conjunta de diferentes tipos de análisis
menos circular, y, finalmente, el elipsoi- afirmarse que el practicar más horada- que deben realizar los especialistas y de
dal. En cada uno de estos tipos se ob- ciones dentro de un soporte no res- una mirada más amplia del fenómeno
serva una importante diversidad en tér- ponde a una imposibilidad métrica, sino que se logra uno dar cuenta que resultan
minos de tamaño y de manufactura, las que estaría más bien en relación con las ser un registro material más complejo de
que se asocian a las diferencias tanto en elecciones culturales de una persona o como tradicionalmente se ha abordado,
el tipo de material, de sección de la pie- grupo cultural en particular. en donde no solo se mezclan lo produc-
dra o roca, como en el diámetro y pro- tivo y lo funcional, sino que también ele-
La cantidad de tacitas, su-
fundidad de las horadaciones inconclu- mentos del paisaje y la reproducción so-
mada a la cantidad de trabajo invertido
sas practicadas. cial a partir del co-trabajo de las perso-
en ellas, da cuenta de una actividad de
nas y la conformación de espacios cen-
En cuanto a los soportes, especial importancia en la que debieron
trales.
puede decirse que existe la tendencia a trabajar posiblemente un gran número
presentarse como concentraciones en de personas. Se trataría, por lo tanto, de Como observatorios astro-
una misma roca o afloración rocosa y si una actividad colectiva cuya agregación nómicos, se ha propuesto que se utiliza-
bien está absolutamente manifiesto y podría vincularse más con aspectos so- ban llenando las horadaciones con agua
claro que sus tamaños son muy diversos, ciales y ceremoniales que con aspectos y observando el movimiento aparente
por ahora preferimos no elucubrar en económicos y en esta actividad posible- de los astros, para determinar los mo-
cuanto a esta variable. Lo mismo puede mente intervendrían también elemen- mentos precisos en que debían reali-
decirse en cuanto a los tamaños de las tos sociales de fuera del grupo principal zarse actividades tales como la recolec-
horadaciones, las hay desde profundas o inmediato. ción de semillas, raíces y frutos silvestres
hasta totalmente superficiales, como si o, posteriormente, para determinar el
Tanto el volumen percu-
hubieran sido comenzadas y abandona- momento en que debía prepararse la
tido/cantidad de trabajo invertido en
das, pero, lo más probable en este sen- tierra para el cultivo, el momento de las
ellas como las características del sitio
tido es que la profundidad de las tacitas siembras, pero también para calcular

34
Primeros Habitantes

cuándo debían celebrarse tales o cuales bares pertenece geográficamente al va- Puerto Montt), Pilauco (en las vecinda-
ceremonias o festividades. Esta opinión lle de Limache, tanto geográfica como des de Osorno) y probablemente Estero-
es también muy apoyada, particular- hidrográficamente. Los dos cordones de 1 (en el estero de Quilpué, en el radio ur-
mente desde que se ha empezado a es- cerros que le ciñen por ambos costados bano de la ciudad del mismo nombre).
tudiar la arqueoastronomía. inducen a que naturalmente todo gire Hasta hace unos años, se suponía que la
en torno al valle de Limache y la misma cultura Clovis era lo más antiguo que se
Atendiendo a todo lo ante-
quebrada, que luego se transforma en el conocía en América con relación a la pre-
riormente dicho, se está todavía muy le-
estero Aranda, tributa al estero del sencia humana. Ahora se entiende que
jos de llegar a una explicación que apli-
mismo nombre, mas también es a través Clovis es un estadio más bien tardío de
que a todas las piedras tacitas que se co-
del sector de la confluencia, que las bri- las culturas paleolíticas americanas.
nocen. Las interpretaciones señaladas y
sas marinas logran penetrar en el valle
otras más que se han propuesto pueden La sola fecha que se le ha
de Quebrada Escobares. Es por eso que
ajustarse a algunos ejemplares, pero asignado a Monte Verde, Puerto Montt,
la influencia costera es bastante pronun-
normalmente no calzan con las demás. hace que la llegada original del hombre
ciada en el sector bajo de la Quebrada,
a América tenga que retrotraerse en va-
Se requiere todavía mucha evidenciándose en la diferencia climá-
rios miles de años, para permitir que
investigación y estudio para llegar a una tica entre la parte baja y la parte alta de
desde su llegada a la zona del estrecho
explicación real sobre lo que en verdad la misma, donde los extremos climáticos
de Bering pudiera haber finalmente lle-
son las piedras tacitas, lo mismo que so- son bastante apreciables.
gado al sur de Chile. Esto también tiene
bre las piedras horadadas.
Hablar de los primeros po- una gran dosis de suposición, porque se
En el caso de la piedra tacita bladores del valle de Limache tiene una ha asumido que el hombre que llegó ori-
del cerro El Morro, es particularmente serie de problemas. Primero que nada, ginalmente a Bering no pudo haber tar-
interesante el hecho de que el conjunto la mayor parte de lo que puede leerse, dado dos o tres generaciones en llegar a
existente en el sitio, y que se relaciona escucharse, decirse y escribirse es pura ese sitio, sino que debieron pasar mu-
directamente con dicha piedra, puede elucubración, fantasía, y poco de ello chas generaciones, sobre todo porque
estar relacionado con las Pléyades, con puede ser probado científicamente ha- primero debieron recorrer el continente
el llamado Cinturón de Orión, o con la blando. a lo ancho y a lo largo antes de arribar a
Cruz del Sur. Se necesitan, obviamente, Reloncaví.
De todos modos, se asumiría
estudios sobre arqueoastronomía com-
que los primeros hombres y mujeres que Lo mismo es el caso de la
pletos y especializados para definir este
vieron estos valles eran gentes trashu- ruta que siguió el hombre viniendo
asunto en particular.
mantes que venían del norte y que for- desde el norte.
maban parte de las primeras oleadas de
Ahora bien, si el hombre ori-
migraciones.
Los primeros pobladores de Quebrada ginalmente vino por mar, navegando de
Escobares Estas suposiciones se basan isla en isla o a lo largo de la línea de costa
Sin duda alguna, como ya se en ciertos descubrimientos arqueológi- del período glacial, eso pudo haberle
ha dicho anteriormente, Quebrada Esco- cos, como los de Monte Verde (cerca de dado alguna movilidad que pudo ha-
berle permitido navegar a lo largo de la

35
Primeros Habitantes

costa occidental del continente en el período preagroalfarero, ni tampoco ha- cerro Tres Puntas, y que el diario Las Úl-
transcurso de tan poco como una o dos ber sido el lugar de establecimientos de timas Noticias, del 28 de abril de 2006
generaciones hasta el extremo austral una gran población agroalfarera des- dice que fue originalmente descubierto
del continente. Pero si se asume que el pués, sí presenta hasta la actualidad res- por un grupo de jóvenes que conforma-
hombre llegó a América caminando y a tos o vestigios de una cultura lítica que ban en ese tiempo un grupo llamado Co-
un paso muy lento, deteniéndose en in- se suele fechar muy disparmente por los lectivo Juvenil Patriota. Se informó que
numerables sitios para cazar, para reco- especialistas. el hallazgo se hizo a mil metros de altura
lectar vegetales y para pasar el invierno, sobre el nivel del mar y la arqueóloga
Algunos consideran que co-
entonces ha de asumirse que el tiempo Gabriela Carmona, que entonces traba-
rresponden a testimonios de la religiosi-
empleado en llegar a estas latitudes es jaba en el Museo Fonck de Viña del Mar,
dad del hombre primitivo que pasó por
inmensamente grande. afirmó al diario que “se trata de piedras
estas tierras y que se detuvo lo sufi-
que fueron confeccionadas en el período
Sin embargo, esto también ciente no solo para cazar y recolectar
arcaico, que se distribuye entre los 8000
depende de muchos factores, incluso de frutos, sino que, más importante aún,
a 300 años antes de Cristo.”14
la disponibilidad de comida y de si ve- para dejar testimonio de su paso. Obvia-
nían otros grupos detrás presionándolos mente, no se trata de una acción cons- En esta misma oportunidad,
a avanzar. Si solamente avanzaban era ciente en este sentido, se trataría, más la destacada arqueóloga dijo que “se
distinto a si se establecían temporal- bien, de una labor que le resultaba im- cree que las piedras tacitas fueron utili-
mente en algún sitio por algún tiempo, prescindible y que no necesariamente zadas en actividades rituales. Algunos
como, por ejemplo, un año, para aprove- tenía como finalidad dejar su impronta. plantean que fueron morteros colecti-
char los recursos de cada sitio al que lle- vos, pero no se han encontrado restos
Tres parecen ser los princi-
gaban. de granos sobre ellas que puedan avalar
pales sitios donde en la actualidad se
esa hipótesis.”15
Pero las poblaciones prea- pueden encontrar piedras tacitas dentro
groalfareras y agroalfareras han dejado de los límites de Quebrada Escobares. Este verdadero monumento
su huella en Quebrada Escobares, testi- Sin embargo, en este caso, ninguno de lítico se emplaza sobre la loma que da al
moniando con vestigios líticos la impor- los tres está dentro o en las márgenes de norte. Su ubicación ofrece una excepcio-
tancia que debió tener para esas gentes, la quebrada misma. Las exploraciones y nal vista de los valles y cerros. A los pies,
probablemente antes de la llegada de caminatas realizadas últimamente por al norte, el valle de Limache, enseguida
gentes de la cultura Aconcagua. miembros de la Sociedad de Historia y el valle del Aconcagua; al frente, en di-
Geografía de Chile no han arrojado re- rección nor-noreste, se pueden apreciar
sultados distintos a este respecto. las descollantes alturas locales de La
Los monumentos líticos de Quebrada
Campana y El Roble. Más allá, dando un
Escobares Pero sí se encuentran estas
gran fondo, el cerro Aconcagua, la ma-
Quebrada Escobares, a pesar piedras especiales en los bordes o már-
yor altura del continente americano se
de no ser un lugar de tránsito recono- genes del sector. El primer sitio corres-
presenta majestuosa. Al norponiente se
cido para las gentes trashumantes del ponde a una piedra que se ubica en el

14 15
Descubren valiosa piedra ceremonial, Las Últi- Ibídem.
mas Noticias, 28 de abril de 2006, página 9.

36
Primeros Habitantes

divisa claramente el cerro Mauco de la subida al Tres Puntas descubrieron va- tiempo transcurrido, pero principal-
Aconcagua, cuya doble cima contiene rios círculos de piedra sobre el terreno, mente por la acción antrópica. Un tercer
una wak’a inkaica y que, obviamente, amplios, y que presentan un notoria- círculo parece haber originalmente ro-
fue de singular importancia para las po- mente desgastado aspecto, obviamente deado la piedra tacita, a juzgar por el en-
blaciones preinkaicas de la zona. Al po- debido al paso del tiempo y a las circuns- torno y los restos que se aprecian. De
niente, el océano, y el cerro El Molle, tancias y eventos que se han debido pro- manera que los tres círculos que se en-
otro principal hito de la prehistoria re- ducir en el sector, así como a la incle- cuentran al poniente de la piedra tacita
gional.
Lo interesante sobre este
monumento lítico es que no es sola-
mente una piedra tacita sobre una loma
y a gran altura, cosa que, de paso, ten-
dría que dar alguna idea sobre su utili-
dad real y efectiva. En efecto, el examen
del terreno inmediato muestra que se
trata más bien de un sitio ceremonial, ri-
tual, donde debieron realizarse ceremo-
nias relacionadas con las fuerzas de la
naturaleza, posiblemente. La relación
existente con las principales alturas de la
región, podría indicar que el ceremonial
que se realizó en este sitio estuvo rela-
cionado con lo que algunos proponen
que debió ser una especie de culto dedi-
cado a los antepasados, a quienes quizá
se supuso habitando sobre las grandes Figura 10. El cerro Aconcagua, una de las principales wak’a del Tawantinsuyu en los Andes meridionales,
cumbres que se ven a simple vista desde como se ve desde el cerro Tres Puntas.
este punto del cerro Tres Puntas.
Sobre las piedras tacitas se
ha escrito mucho, particularmente mencia del tiempo. de El Morro se encuentran en buen es-
desde que el eminente científico y mé- tado, como lo señala el croquis adjunto,
Al menos tres de estos círcu-
dico, Francisco Fonck, se dedicó a su des- y los dos al oriente están en mal estado,
los identificados se encuentran casi en
cripción y estudio, así como a darlas a incluido el que aparentemente rodea a
perfecto estado de conservación, abso-
conocer, tanto en Chile como en el ex- la piedra tacita.
lutamente identificables. Otros dos, en
tranjero.
cambio, se encuentran semidestruidos, Estas formaciones circulares
Sin embargo, lo más intere- borrados en parte, probablemente por de piedras no son producto del acaso ni
sante de todo es que los participantes en la acción de los elementos a través del

37
Primeros Habitantes

del fortuito paso del tiempo sobre pie- cluyen al que rodea a la piedra tacita, po- los sitios donde se encuentran piedras
dras sueltas del cerro. Tampoco se de- dría significar una relación directa con el tacitas.
ben a la acción humana reciente. Su Cinturón de Orión, que en otros lugares
forma, su aspecto, y su ubicación indican del planeta también fue objeto de espe-
Una aproximación a las conclusiones
a las claras que han de tener relación di- cial atención, como en el caso de Egipto
recta con algún tipo de ceremonial desa- y algunas culturas americanas, por ejem- A diferencia de otros sitios,
rrollado en ese lugar y por personas que plo. esta tacita, a la que hemos llamado Ta-
subieron expresamente con tal finali- cita de El Morro, se emplaza en un sitio
En todo caso, los estudios
dad, y seguramente utilizando la piedra inmediato a un ojo de agua llamado “la
sobre arqueoastronomía realizados en
tacita que se encuentra en ese mismo lu- Cuna” por los habitantes de Quebrada
algunos puntos del Norte Chico han pre-
gar, a pocos pasos. Escobares y que, además, presenta tres
sentado evidencia invaluable sobre esta
círculos de piedra, dos más en mal es-
En cuanto a lo que real- materia.
tado y un sexto probable. En tal caso, po-
mente son y su utilidad o funcionalidad,
La segunda hipótesis general dría tratarse de un cerro considerado es-
existen al menos dos hipótesis. La pri-
es que pudiera tratarse de sepulturas del pecial o consagrado y desde donde era
mera es que se trataría de un sitio dedi-
tipo ancuviña, muy erosionadas y des- posible acercarse a algún ancestro mí-
cado a alguna actividad sacra, quizá rela-
gastadas por el tiempo, y que solo man- tico que habitaría en tal macizo o,
cionada con las grandes alturas que se
tienen el círculo de piedras. A este res- cuando menos, en algún otro macizo
pueden ver a simple vista. Incluso podría
pecto, es probable que la lluvia, el viento que queda a la vista desde este punto.
ser posible que los círculos pudieran es-
y el tráfico humano y animal, a través de Las poblaciones más tardías, como los
tar dibujados o construidos, mejor di-
varios siglos, hayan producido un dete- Bato, Llolleo y/o Aconcagua, lo conside-
cho, sobre la base de alguna observación
rioro tal que ya no existen los túmulos rarían un cerro Tren-Tren o la morada de
astronómica, y que cada círculo repre-
que las habrían caracterizado en su mo- un Pillán o ancestro, y continuarían utili-
sente un cuerpo celeste determinado.
mento. zándolo con fines ceremoniales o cultua-
Si los círculos, incluido el que les, lo que habría llevado a que la propia
De todos modos, el trabajo
aparentemente rodea a la piedra tacita, administración inkaica lo considerara un
arqueológico es el que finalmente ha de
tienen que ver con lo sagrado y celestial, Apu, particularmente porque desde su
contextualizar y dar luz sobre lo que en
podría tratarse de una forma de adora- privilegiada ubicación era posible tener
realidad son esos enigmáticos círculos,
ción de estrellas, quizá si identificando a a la vista el cerro Aconcagua16, en la alta
que no se encuentran en la actualidad
algunas de las principales con antepasa- cordillera, como también los cerros
en ningún otro sitio relacionado con pie-
dos o ancestros del grupo. Entonces, el Mauco de Aconcagua17, La Campana18,
dras tacitas que se conozca o, al menos,
que los tres círculos alineados y que in- El Molle19, Charahuecho20, con el
pareciera que se ha pasado por alto más
océano, la Mamacocha, al poniente.
de alguna cosa al estudiar y documentar

16 18 19
Apu y wak’a. Posiblemente wak’a y Apu en el período in- También un cerro-isla, en los límites entre Viña
17
Wak’a consagrada al dios Qon? kaico, debido a sus características, aunque no del Mar y Quilpué.
20
existe vestigio alguno en la actualidad. Macizo que domina sobre el valle de Marga-
Marga y los llanos de Peñuelas como una gran

38
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41
Primeros Habitantes

Asentamientos prehispánicos en territorio


Guanajuatense
Del sedentarismo a la llegada de los españoles Verónica de la Cruz Zamora Ayala
Universidad de Guanajuato.
División de Arquitectura, Arte y Diseño
Departamento de Arquitectura
veronica@ugto.mx

Introducción su territorio no hubo culturas importan- Para responder a estas pre-


tes, ni mucho menos asentamientos hu- guntas recurrimos a un planteamiento
Tal como se señala en el pro- manos que mostraran los aspectos polí- geohistórico, y a partir de fuentes docu-
yecto Atlas Histórico de América, desa- ticos, religiosos, económicos, sociales y mentales producidas por especialistas
rrollado a través del primer Seminario culturales, propios de las sociedades que de diferentes disciplinas: historiadores,
Internacional con la temática Pueblos lo habitaron; por ese motivo nos inclina- geógrafos, antropólogos, arqueólogos,
Originarios, particularmente en el eje te- mos por apartarnos de la aproximación como son: R. M. Ávila Aldapa; B. Braniff
mático “Primeros Habitantes. población institucional que tiende a señalar la exis- Cornejo; E. Cárdenas García; C. Casta-
precolombina”, el territorio mexicano y tencia de grandes culturas en el territo- ñeda y otros; F. J. Estébanez; W. Jiménez
en particular el correspondiente al ac- rio conocido como Mesoamérica, al cen- Moreno; A. López Austin y L. López Lu-
tual estado de Guanajuato, fue poblado tro – sur y este y oeste, de la actual Re- ján; Ph. W. Powell; entre los más rele-
por sucesivas oleadas migratorias, de pública Mexicana, olvidando por com- vantes, en la construcción de la historia
dos tipos, por un lado, están los cazado- pleto el Septentrión; además, se suele del México Antiguo en general y del ac-
res recolectores, que tuvieron una dividir en tres grandes períodos cronoló- tual territorio guanajuatense en particu-
fuerte presencia hasta bien iniciado el si- gicos. lar.
glo XVII, y por otro, los que avanzaron en
Los criterios espacial y tem- El objetivo general es el pre-
el descubrimiento de la agricultura y la
poral descritos dificultan el acceso a la sentar y discutir los resultados obteni-
cerámica, hasta conformar complejas
información específica sobre el área que dos hasta el momento de la reconstruc-
organizaciones sociopolíticas, que ten-
nos ocupa, motivo por el que partimos ción sobre las formas de ocupación, dis-
dieron a casi desaparecer a la llegada de
de las siguientes preguntas cuáles fue- tribución y apropiación del actual terri-
los españoles.
ron los grupos indígenas que habitaron torio guanajuatense, en los diferentes
Al estudiar los asentamien- el actual territorio del estado de Guana- momentos históricos a partir de la intro-
tos humanos del actual estado de Gua- juato; qué espacio ocuparon, y de qué ducción del sedentarismo a la llegada de
najuato, nos encontramos en los docu- manera se apropiaron del territorio. los españoles, señalando en particular
mentos que abordan la historia, que en las características generales de los cen-
tros urbanos de lo que se realizó una

42
Primeros Habitantes

construcción gráfica de la zona, ya que verso. El año 2500 a. C., marca conven- Sierra Madre Occidental. Los límites sep-
ofrecen las bases para la formación con- cionalmente la separación de las socie- tentrionales de esta área corrían en
formación de los asentamientos virrei- dades nómadas de las agrícolas sedenta- forma paralela a la corriente del río
nales de origen indígena, actuales cabe- rias generando el nacimiento de Mesoa- Lerma, aunque 250 Km al norte. Figura
ceras municipales del Estado. mérica y Aridoamérica. 1.

México Antiguo

El México Antiguo se ha con-


ceptualizado desde una mirada ajena a
la de sus antiguos habitantes, a partir de
la segunda mitad del siglo XX, como Me-
soamérica; los diferentes enfoques de
los mesoamericanistas para abordar el
estudio emplean como criterios princi-
pales el espacio y el tiempo, considerado
el primero desde la geografía, ha divi-
dido el territorio en diez áreas o regiones
culturales definidas en función de carac-
terísticas geomorfológicas, étnicas y lin-
güísticas, o materiales; y el segundo,
desde la historia, lo hace como una mo-
nografía cronológica, organizado en ho-
rizontes y periodos Preclásico: Tem-
prano, Medio y Tardío; Clásico; Tem-
prano y Tardío; y, Posclásico: Posclásico
y tardío. Figura 1. México. Áreas Culturales. 1. Occidente, 2. Septentrional, 3. Centro de México, 4. Cuenca
de México, 5. Golfo de México, 6. Guerrero, 7. Maya, 8. Oaxaca, 9. Costa Sur, y 10. Centroamérica.
El México Antiguo no existió Fuente: Archivo personal.
como unidad histórica, en su territorio
coexistieron diferentes sociedades que Entre las diez áreas está Me- Mesoamérica Septentrional
conformaron entramados históricos; soamérica septentrional, cuya área tiene ocupa territorio semiárido, de los esta-
mientras algunas sociedades se desarro- una franja horizontal que atravesaba la dos de Guanajuato, Querétaro, San Luis
llaron dentro de una economía de reco- Mesa Central de oriente a poniente, con Potosí, Zacatecas, Durango y sur de Ta-
lección – caza – pesca, otras modificaron dos ramales que se prolongaban hacia el maulipas. Debido a su situación de ve-
sus actividades de subsistencia, organi- norte a lo largo de las vertientes húme- cindad con Mesoamérica Central, los re-
zación social y su concepción del uni- das de la Sierra Madre Oriental y de la colectores – cazadores de la Mesoamé-

43
Primeros Habitantes

rica Septentrional, establecieron relacio- Esta población vivía en casas desde el cual se regía la vida de la pobla-
nes de intercambio que propiciaron recí- de materiales perecederos, construía ción circundante. Los centros cuentan
procas influencias culturales.
El actual estado de Guana-
juato se ubica espacialmente, en la zona
centro, en la franja horizontal; el área ha
sido dividida temporalmente en los si-
guientes grandes períodos: La Tradición
Chupícuaro, 350 a. C. – 350 d. C.; El Desa-
rrollo Regional, 350 – 900 d. C.; La Pre-
sencia de Tula, Hidalgo, 900 – 1150 d. C.;
acompañada del repliegue de la frontera
norte, 900 – 1350 d. C.; La Presencia Ta-
rasca, en la región colindante con el Río
Lerma ca. 1350 d. C.; y finalmente, La
Fase Chichimeca, de cazadores – reco-
lectores, que en la porción norte se inicia
a partir de 1200 d. C. y que en el sur se
desarrolla hasta 1500 d. C. Se han cata-
logado más de 800 sitios prehispánicos,
de los cuales se han realizado trabajos
arqueológicos en: El Cóporo, El Cubo,
Carabino, Cañada de la Virgen, San Mi-
guel el Viejo, Morales, La Gloria, Los Lo-
cos, Peralta, Los Garos, El Cobre, Plazue-
las, La Virgen, Chupícuaro, San Bartolo y
Tierra Blanca. Figura 2.
La Tradición Chupícuaro,
tuvo como núcleo principal a Chu- Figura 2. Asentamientos prehispánicos en el actual estado de Guanajuato: 2. El Cóporo; 3. El Cubo;
pícuaro, en la confluencia de los ríos 4. Carabino; 5. Cañada de la Virgen; 6. San Miguel el Viejo; 7. Morales; 8. La Gloria; 9. Los Locos; 10.
Peralta; 11. Plazuelas; 12. La Virgen; 20. Chupícuaro; 21. San Bartolo; 22. Tierra Blanca. Fuente:
Lerma y Coroneo; estaba conformada
Braniff 2001, Archivo personal
por asentamientos con base agrícola
ubicados en áreas con recursos hídricos,
para el cultivo y se combinaba con acti- plataformas revestidas de piedras y so- con conjuntos arquitectónicos, que ade-
vidades de pesca, caza y recolección; bre ellas edificaba sus casas. Los núcleos más de centros cívicos – ceremoniales
también podían contar con las materias de población tenían como lugar rele- servían como acrópolis. Edificios cua-
primas necesarias. vante un centro cívico ceremonial, drangulares con sencillos sistemas de

44
Primeros Habitantes

patios hundidos y plataforma de mayor centros menores. Los centros de poder


altura, construidos a partir de piedra presentan características similares en
amarrada con barro, capas de adobe cuanto a la magnitud y diversidad cons-
mezclado con arena y tierra mezclada tructiva y cada uno con un determinado
con cal. Las propiedades de estos mate- espacio de dominio; con cerámica y ar-
riales funcionaban con un mismo fin, el quitectura específicas; se localizan en las
de contener, formando un núcleo com- laderas, cuentan con basamentos monu-
pacto. (Castañeda). mentales, el patio hundido es el princi-
pio ordenador y central del espacio y di-
La tradición cultural cono-
seño del asentamiento; están delimita-
cida como El Bajío, de acuerdo a Braniff
dos por una serie de pequeños basa-
Cornejo y Cárdenas García se ubica entre
mentos; tienen elementos arquitectóni-
el 300 y 700 d. C. La cultura que nos
cos como: terrazas, grandes plataformas
ocupa se desarrolló en un paisaje de
de adobe recubiertas de taludes de pie-
contrastes, pues mientras la parte norte
dra sobre las cuales construían sus habi-
de El Bajío mostraba algunas porciones
taciones, templos y recintos dedicados a
semiáridas, en la planicie aluvial los ce-
las actividades rituales y políticas, pe-
rros estaban copeteados de robles y el
Figura 3. Reconstrucción hipotética del asen- queñas pirámides, edificios con colum-
valle se encontraba poblado por bosque
tamiento de Cañada de la Virgen, en el área nas fabricadas de piedra y lodo, estruc-
de mezquite. Estos contrastes en clima, de La Gloria. Elaboró Tonatiuh Cárdenas Ávila turas circulares, y canchas abiertas y ce-
vegetación y la presencia de amplias
rradas, así como, áreas de recepción y al-
ciénegas en distintas partes de la plani-
macenaje, produciendo ejemplos típicos
cie aluvial, se tradujeron en una gran di-
de una arquitectura regional homogé-
versidad biótica, lo que a su vez significó
nea. En el área de dominio hay zonas de-
la existencia de condiciones óptimas
dicadas a la talla de piedras; a la produc-
para el poblamiento y el desarrollo social
ción de cerámica.
mesoamericano. Las actividades agríco-
las, se desarrollan en un medio cultural Toda la parte del Bajío re-
diverso, y se combinó con la pesca, la re- sulta del cruce de influencias opuestas y
colección y la caza. Culturalmente, ha complejas, además de tener su propia
sido dividida en seis porciones menores, identidad cultural; y para entender su
identificadas como regiones de poder o Figura 4. Distribución del espacio del asenta- trayectoria, se deben considerar las in-
regiones políticas: Peralta o El Divisa- miento de Cañada de la Virgen teracciones de todos esos factores. En
dero; San Bartolo Agua Caliente; Loza de cuanto a su carácter de zona de transi-
los Padres; La Gloria; Tepozán; y, Peñue- ción, El Bajío dispone de suelos ricos y
las. fértiles, se ubica en un área climática al
centros de control político regional, de
límite de las zonas desérticas; la frontera
Los asentamientos se orga- los cuales dependen centros secunda-
se diferencia así del lugar de origen de
nizan jerárquicamente; los mayores son rios, que ejercen control directo sobre

45
Primeros Habitantes

los colonos, como del territorio en imperio tarasco, para el resguardo y pro- hasta bandas igualitarias que vivían de la
donde se instalan. tección de la frontera norte; algunos si- caza y la recolección, pasando por comu-
tios muestran una clara influencia ta- nidades culturalmente híbridas. Ade-
Alrededor del siglo IX, una
rasca: en el sitio del Cerro Gordo, cer- más, entre estos grupos podía haber no-
gran sequía provocó cambios, con el
cano a Salamanca, Apaseo el Grande, tables diferencias étnicas y lingüísticas.
abandono progresivo de los sitios, y cuya
Salvatierra, Santiago Maravatío, Hua-
población se trasladó hacia el sur, en- La información que ha pre-
nímaro y hasta en Irapuato, y en el cerro
contrándose elementos y rasgos arqui- valecido en México sobre esta región su-
El Chivo, cerca de Acámbaro, con ausen-
tectónicos y rituales procedentes del reña de la Gran Chichimeca, es aquella
cia de elementos de defensa. Además,
área norte. heredada de los españoles quienes en el
ejercieron influencia en casi toda el área
siglo XVI se enfrentaron a los grupos nó-
A partir del siglo XII la zona del actual estado de Guanajuato.
madas totalmente diferentes a los civili-
centro oriental de Guanajuato fue ocu-
Los tarascos fueron grandes zados y domesticados mesoamericanos.
pada por grupos con una economía
constructores de Yácatas, que les ser-
mixta de caza recolección con agricul- Los nómadas fueron difíciles
vían de templos, palacios y dado el mo-
tura; algunos de estos grupos llegaron a de subyugar y por ello los conquistado-
mento de lugar fuerte en sus lides mili-
ocupar antiguos recintos ceremoniales, res adoptaron la política de acabar con
tares. Las casas del pueblo eran de ma-
construyendo sencillas plataformas con ellos a “sangre y fuego”; por lo que, la
dera y paja, varas y lodo; las de los no-
cimientos de piedra laja colocada en única población que sobrevivió fue la de
bles de piedra, muy amplias y ventiladas,
canto. Estos asentamientos se localizan los chichimecas-jonáz en la Misión de
así como adornadas y con numerosa ser-
en lugares cercanos a barrancas y aún en Chichimecas, San Luis de la Paz, identifi-
vidumbre.
abrigos de la sierra. cados como Guaxabanes y Sanzas de la
En las primeras décadas del lengua cuachichil. (Braniff Cornejo 116).
En la parte occidental del es-
siglo XVI, se presenta un nuevo proceso
tado de Guanajuato, los centros de po-
de retraimiento de la población en esta
blación se enriquecen con nuevos ele-
zona; el territorio que van abandonando Conclusiones
mentos, tanto en la disposición de los
es ocupado por bandas de cazadores re-
asentamientos como en la arquitectura. El territorio correspondiente
colectores llamados Chichimecas, tér-
Los sitios se encuentran de preferencia al actual estado de Guanajuato, estuvo
mino que llegó a modificarse mediante
en lugares escarpados. En la arquitec- poblado por sucesivas oleadas migrato-
la aplicación de nombres tribales o de
tura se presenta un nuevo concepto de rias, de dos tipos: los cazadores recolec-
nombres dados a grupos mayores llama-
plazas abiertas en desnivel, con juego de tores, con presencia hasta el siglo XVII; y
dos naciones (figura). Las cuatro nacio-
pelota y el empleo masivo de piedra laja grupos sedentarios que conformaron
nes principales fueron las de los pames,
para la construcción de largos muros de complejas organizaciones sociopolíticas
jonaces, guamares y guachichiles.
contención. Los sitios presentan una dis-
posición defensiva. El término chichimeca se
aplicaba a grupos con economías y for-
La presencia tarasca se ma-
mas de organización disímiles: desde las
nifestó con la invitación que hicieron a
sociedades agrícolas y estratificadas,
los otomíes que habitaban al oriente del

46
Primeros Habitantes

Figura 5. Fronteras aproximadas de los grupos indígenas, en el actual estado de Guanajuato en la primera mitad del siglo XVI.
Fuente: Wigberto Jiménez Moreno, Plano La Colonización y evangelización de Guanajuato en el siglo XVI, Mapoteca Manuel Orozco y Berra, Colección
General, No. Clasificador 21954-CGE-7244-A.

y que tendieron a desaparecer a la lle- importantes, ni mucho menos asenta- estudio del territorio mexicano: el espa-
gada de los españoles. Se le considera mientos humanos que permitan consta- cial, señala que en el territorio mexicano
zona de frontera entre Mesoamérica y la tar el desarrollo político, económico, so- existieron grandes culturas en un espa-
Gran Chichimeca. cial y cultural alcanzado por los habitan- cio geográfico que se identifica como
tes de la zona. Mesoamérica, y comprende el centro –
Los documentos de historia
sur y este – oeste de la República Mexi-
institucionales señalan que en el territo- La aproximación institucio-
cana, y de la que se olvida el Septen-
rio no hubo grupos sociales con culturas nal emplea dos criterios generales en el
trión. El criterio temporal empleado en

47
Primeros Habitantes

el estudio del área se compone de tres una vida sedentaria, asociada a una agri- de la forma particular de concebir las
grandes períodos cronológicos. cultura, siempre en riesgo. transformaciones sociales, en donde se
privilegian diferentes criterios de clasifi-
La información existente so- A lo largo de cada período
cación y se basan en autores europeos y
bre el actual estado de Guanajuato, ha los asentamientos se organizan jerárqui-
norteamericanos, así como del México
sido producida por especialistas de dife- camente, con características similares
del siglo XX. Si bien nos interesa sobre
rentes disciplinas: historiadores, geógra- en cuanto a magnitud y diversidad cons-
todo Guanajuato, es necesario vincu-
fos, antropólogos, arqueólogos, etnólo- tructiva, con cerámica y arquitectura es-
larlo a un contexto más amplio de carác-
gos, sociólogos, principalmente, lo que pecíficas; se ubican en las laderas, cuen-
ter regional y en relación con las otras
imprime, un enfoque teórico y metodo- tan con basamentos monumentales, en
áreas culturales de la actual República
lógico diferenciado a cada uno de los tra- donde el patio hundido es el principio
Mexicana, en los diferentes momentos
bajos, principalmente en lo que respecta ordenador y central del espacio y diseño
de su desarrollo; las tierras que estaban
a los criterios espacio tiempo y en la es- del asentamiento; cuentan con plazas
en manos de grupos nómadas, como los
cala, macro o micro del estudio. abiertas y lugares para el juego de pe-
guamares en Guanajuato, los guachichi-
lota.
La lectura de los materiales les en San Luis Potosí y los zacatecos en
nos permitió ubicar temporalmente seis En las primeras décadas del Zacatecas.
períodos históricos para el caso de Gua- siglo XVI, una sequía llevó al retrai-
Los grupos que vivieron en lo
najuato: la Tradición Cupícuaro, El Desa- miento de la población en esta zona, y el
que hoy es el estado de Guanajuato, an-
rrollo Regional, La presencia de Tula, el territorio fue ocupado por Chichimecas,
tes de la llegada de los españoles deja-
repliegue de la frontera norte, la presen- grupos de economía y forma de organi-
ron testimonios diversos de su presen-
cia tarasca y la fase chichimeca. zación disímbolas, con diferencias étni-
cia, en 1400 lugares; al momento en El
cas y lingüísticas.
Espacialmente, el medio fí- Bajío se cuenta con una cultura material
sico natural cuenta con varios paisajes La información y visión que de más de 800 sitios, de los cuales se han
que contrastan, entre zonas semiáridas prevalece sobre esta zona es la que fue abierto al público Plazuelas, 2006; Pe-
y planicies aluviales, con robles en las heredada de los españoles, nómadas di- ralta, 2008; Cañada de la Virgen, 2011; El
partes altas y mezquite en los valles, pre- fíciles de subyugar y con quienes adop- Cóporo, 2012; y se están realizando tra-
sencia de Ciénegas en las planicies; todo taron la política de acabar con ellos. bajos de rescate en Arroyo Seco y Sitio
ello manifiesta una diversidad biótica Desde entonces sobre el área se han rea- de los Remedios el conocimiento de las
que permitió el desarrollo social y se lizado pocos estudios, ya que, resultan culturas que dieron origen a estos asen-
combinan las actividades agrícolas, caza, más interesantes los sitios donde hay tamientos, está desintegrado y ha sido
pesca y recolección. Es un área perma- construcciones monumentales y a partir poco estudiada; ya que los pueblos ágra-
nentemente amenazada por la sequía, de los cuales se realizaron los trabajos fos, de la Gran chichimeca, no dejaron
por lo que los pobladores debieron ade- de P. Gendrop, I. Marquina, y A. Man- información; y los españoles se enfoca-
cuarse a una vida nómada dependiente gino Tazer. Al respecto, B. Braniff señala ron en su dominio y destrucción. Figuras
de la caza y la recolección en tiempos de que este enfoque es el que se incluye en 5, 6, y 7.
mayor aridez, y en buenas temporadas a libros de texto, con una mentalidad cen-
tralista. Las propuestas están cargadas

48
Primeros Habitantes

Figura 6. El Cóporo, Ocampo, Guanajuato. Fuente INAH (Instituto Nacio-


nal de Antropología e Historia de México

Figura 7. Peralta, Abasolo, Guaognajuato. Fuente: INAH


https://www.lugares.inah.gob.mx/images/guias/1722/76_peralta.pdf

Figura 8. Plazuelas, Pénjamo, Guanajuato. Fuente: INAH


https://www.lugares.inah.gob.mx/images/guias/1723/77_plazuelas.pdf

50
Primeros Habitantes

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51
Primeros Habitantes

Los pueblos originarios de las Antillas

Filiberto Cruz Sánchez


Universidad Autónoma de Santo Domingo
Profesor Titular
fcruz1955@gmail.com

Resumen Origen del poblamiento antillano plazaban o se mezclaban con los más an-
tiguos, formando comunidades híbridas,
El objetivo del presente en- más evolucionadas.
Cuando los españoles arriba-
sayo es ofrecer una visión panorámica
ron a las islas antillanas se encontraron
acerca del origen y evolución del pobla-
con pueblos muy distintos a las socieda-
miento de las Antillas, última región
des europeas de la época. Hacía más de
americana en ser poblada por sucesivas
30 mil años que el actual territorio ame-
migraciones provenientes de Mesoamé-
ricano estaba habitado por unos pueblos
rica y más tarde del norte de Suramérica.
originarios muy diferentes a los euro-
Se destaca el origen de di- peos.
chas migraciones y sus principales espa-
Los aborígenes del archipié-
cios de asentamientos, sus medios de
lago antillano, por ejemplo, habían al-
subsistencia, sus hábitos alimenticios y
canzado para 1492 un nivel de desarro-
sus continuos desplazamientos por una
llo comparable históricamente al neolí-
región compuesta por cientos de islas,
tico superior, lo que significa que entre
circunstancia que permite sistematizar
aborígenes y europeos había una distan-
una matriz diacrónica-comparativa so-
cia social superior a los diez mil años.
bre dichas comunidades, con las cuales
empieza la historia de la región. Los pueblos originarios anti-
llanos provinieron de las costas caribe-
Se trata de un rastreo, desde
ñas de Mesoamérica y más tarde de la
los grupos más arcaicos hasta los más
costa caribeña suramericana. Durante
evolucionados, entre ellos los taínos que
miles de años se produjeron sucesivas
habían alcanzado, en casi todas las Anti-
migraciones de aborígenes desde diver-
llas, el mayor grado de desarrollo cultu-
sos lugares del Caribe ribereño. Casi
ral cuando se produjo la invasión espa-
siempre los grupos recién llegados des- Ídolo Taino de Madera.
ñola. Museo del Hombre Dominicano.

52
Primeros Habitantes

Las migraciones de los gru-


pos prehispánicos a las islas antillanas se
hacían utilizando balsas y canoas. Se
desplazaron a través del archipiélago de
las Antillas menores hasta establecerse
en las grandes Antillas, últimos territo-
rios americanos en ser poblados.
Por ejemplo, los grupos más
antiguos llegados a la isla Española o de
Santo Domingo han sido llamados de di-
ferentes maneras por historiadores, ar-
queólogos y etnólogos. El más antiguo
se identifica con los nombres de arcai-
cos, ciboneyes o barreroides. Sus utensi-
lios y sus restos han sido localizados en
un sitio de la provincia sureña de Azua,
en la actual República Dominicana, lla-
mado Barrera-Mordán, de donde surge Enterramiento humano en el sitio Banwari Trace, Isla de Trinidad. (Tomado de La Isla de Santo Do-
su nombre arqueológico de barreroides. mingo Antes de Colón. Marcio Veloz Maggiolo, 1993).

Esos primeros grupos arriba-


ron por el oeste de la isla hace aproxima- caza de pequeños animales y la recolec- nombre arqueológico al sitio de Ban-
damente 6 mil años antes del presente. ción de alimentos que les daba la natu- wari-Trece, de la isla Trinidad, situada al
Procedían de la costa caribeña de Me- raleza. Sus principales útiles de trabajos noreste y muy cerca de Venezuela. En el
soamérica y se asentaron por primera fueron la piedra escasamente tallada y delta del río Orinoco primero, y en la isla
vez en la actual ciudad de Port-au- después, en una fase más adelantada, Trinidad después, se habían desarro-
Prince, de donde se desplazaron hacia el hicieron algunos instrumentos de cara- llado sociedades recolectoras muy dife-
este, llegando a las provincias sureñas coles. Habitaron cerca de las costas, es- rentes a los barreroides.
de Pedernales, Barahona y Azua, cientos pecialmente en las desembocaduras de
De la isla Trinidad, los ban-
de años después. los ríos y los manglares para aprovechar
waroides emigraron hacia el arco anti-
las especies de aves, peces y moluscos.
llano en fecha más tardía, arribando a
Jamás superaron la fase del desarrollo
los ríos Soco e Higuamo, de San Pedro de
Las comunidades preagrícolas de la humanidad que algunos historiado-
Macorís, al sureste de la actual Repú-
res llaman salvajismo.
Aquellos primeros propieta- blica Dominicana. De allí continuaron su
rios del espacio insular antillano no co- Otros pobladores arcaicos, expansión más hacia el este y al norte de
nocieron la agricultura. Formaron ban- que arribaron a la Española por el lado
das móviles que se desplazaban en dis- oriental hace 4 mil 500 años, fueron los
tintas direcciones y vivían de la pesca, la llamados banwaroides, que deben su

53
Primeros Habitantes

la Española. El más antiguo sitio banwa-


roide es Hoyo de Toro, donde se han en-
contrado instrumentales muy similares a
los de Banwari-Trece.
Cientos de años después,
ambos grupos preagrícolas se encontra-
ron en varios lugares de la isla, iniciando
un período de intercambio tecnológico,

Mapa de la isla Trinidad mostrando sitios de grupos recolectores


tempranos. Se señala lugar Banwari-Trace. en La isla de Santo
Domingo antes de Colón. Marcio Veloz Maggiolo, 1993.

étnico y cultural llamado híbrido o de


transición que se extendió hasta el siglo
2 de la era cristiana.
Dos mil 500 años antes del
presente, es decir, 500 años antes de
Cristo, los grupos más antiguos empeza-
ron a tener contacto con otros más evo-
lucionados porque conocían la cerámica,
pero no la agricultura. En la isla Española
o de Santo Domingo se encontraron va-
rios sitios con presencia de diversos ti-
pos de alfarería. Los grupos alfareros o
ceramistas procedían de la costa occi-
dental de Venezuela. Haciendo puente
en las islas de Aruba y Curazao, llegaron
a las islas centrales del archipiélago anti-
Posibles líneas migratorias de los grupos Arawuacos con cerámica modelada y pintada portadores de sistemas llano y desde allí alcanzaron la costa sur
agrícolas y del modo de vida aldeano igualitario. Siglo III Antes de Cristo. oriental de la Española. Los grupos cera-
(copia del mapa en Panorama Histórico del Caribe Precolombino. Marcio Veloz Maggiolo, 1991)
mistas se denominan caimitoides, por el

54
Primeros Habitantes

sitio El Caimito, de San Pedro de Maco- matices diferentes en distintos momen- De los saladoides se des-
rís. tos de su desarrollo local. La distribución prendieron otras comunidades. Una de
desigual de los recursos naturales, daría ellas ha sido llamada igneri, nombre que
lugar a un intercambio de materias pri- deriva del tipo de roca ígnea que pulían,
Las comunidades agrícolas mas entre las comunidades "madres" y o de la voz arauaca eyeri, que significa
las comunidades "derivadas". hombre. El recorrido de los igneris sobre
Dos nuevas comunidades
aborígenes, de origen arawaca, arriba-
ron a la Española provenientes también
de la costa venezolana y zonas cercanas
a la actual Guyana. La primera ha sido
llamada saladoide, por el sitio de Sala-
dero, localizado en la cuenca baja del
Orinoco, y la segunda, ostionoides, por
el lugar de Punta Ostiones, de Puerto
Rico, donde vivieron durante cientos de
años. La emigración saladoide se inició
hace 2 mil 500 años en dirección a las is-
las más al norte de las Antillas menores,
las Islas Vírgenes y Puerto Rico.
Los saladoides se caracteri-
zaron por su organización en comunida-
des aldeanas tribales, por su producción
horticultora, por su cerámica de calidad
y por el uso generalizado del burén, un
instrumento que evidencia el cultivo de
raíces, de yuca y patatas. Los rastros de
la cultura saladoide han sido encontra-
dos, desde la isla Trinidad hasta el ex-
tremo oriental de la Española. Vivían
también de la caza, la pesca y la recolec-
ción, garantizando así una alimentación
de amplio espectro.
Dujo o Banco de Cacique. Cultura taína.
En los nuevos territorios al- Colección Museo del Hombre Dominicano.
canzados, las nuevas comunidades de En Panorama Histórico del Caribe Precolombino. Marcio Veloz Maggiolo, 1991.
origen arauacas se alejaron de sus hábi-
tos continentales y se adaptaron a los
ambientes isleños, donde adquirieron

Mapa que representa una reconstrucción ideal de la red de movimientos e intercambios de las poblaciones indígenas Precolombinas
del Caribe, según mapa de Hofman y Hoogland, 2012. (paginas siguientes) 55
Primeros Habitantes

las islas antillanas se inició en la misma El montículo generó la vida social colectiva más desarrollada que la
época de los saladoides. Se cree que ha- sedentaria, que a su vez hizo posible una de sus predecesores.
bitaron desde la isla Trinidad hasta el ex- mayor producción, dando origen a un
En la Española se asentaron
tremo oriental de la Española. excedente, o sobrante que demandaba
en casi todos los lugares, partiendo
su almacenamiento y la distribución de
Otra comunidad "hija" de los luego hacia Jamaica y Cuba. A su masiva
alimentos por parte de los estamentos
saladoides es la huecocoide, encontrada presencia y su expansión por toda la isla,
sociales que desempeñaban un rol pro-
en el vecindario La Hueca, en la isla de se unió su capacidad de absorción de las
tagónico en la estructura tribal.
Vieques, al este de Puerto Rico. No se culturas anteriores. Al confundirse con
han encontrado huellas de la versión Los ostionoides fueron los otras etnias, siguieron sus estilos cerá-
huecoide en las demás Antillas. grupos que cambiaron el panorama en micos y desarrollaron nuevas tecnolo-
las Antillas desde el punto de vista cultu- gías, especialmente en la región este,
De la isla de Puerto Rico sí
ral. En Puerto Rico construyeron plazas donde generaron, hace 1,000 años, las
llegaron los ostionoides, hace aproxima-
ceremoniales para el juego de pelota, lo primeras alfarerías del estilo Boca Chica
damente 1,300 años. Los ostionoides
que habla de una actividad religiosa im- o chicoide.
eran el resultado del desarrollo de cultu-
portante, y además, de una organización
ras locales y de la relación con otros gru-
pos descendientes del tronco histórico
de los arauacos. Entraron por el este y el
noreste de la Española y se dispersaron
por el valle del Cibao. Arribaron masiva-
mente y de inmediato se mezclaron con
otros grupos agrícolas ya existentes. Los
ostionoides fueron los primeros en usar
la técnica del montículo agrícola, que
sustituyó en muchos lugares isleños la
técnica del cultivo de las rozas, practi-
cado por los anteriores grupos saladoi-
des.
El cultivo de las rozas consis-
tía en la quema y tala de los bosques
para sembrar entre cenizas, mientras el
de los montones consistía en la acumu-
lación de la tierra fértil para el cultivo.
Ese recurso, más eficiente y avanzado,
sería perfeccionado después por los gru- Ostionoides. Siglo VII al XIV, La Isla de Santo Domingo antes de Colón. Marcio Veloz Maggiolo, 1993.
pos taínos, sus ascendientes más cerca-
nos.

58
Primeros Habitantes

Los ostionoides iniciaron un Los macoriges vivieron en la en la zona ciguaya la alfarería era taína,
proceso vital en el sitio de Juanpedro, en parte norte de la Española y hablaban un típico del estilo cerámico llamado chi-
San Pedro de Macorís, estableciendo dialecto distinto a los taínos. Las prime- coide, encontrado en la parte oriental.
una sociedad autónoma, de auto subsis- ras evidencias de los grupos macoriges
tencia, cuya forma de vida tribal no ha- se remontan al siglo 8, encontradas en
bía alcanzado niveles más allá del modo los alrededores de La Vega, en Cutupú,
de vida aldeano. El cultivo de la yuca, los donde se localizaron restos de una cul-
montículos agrícolas, el incremento de tura ostionoide que parecía tener rela-
la recolección, de la caza y la pesca y la ción con otra llamada meillacoide, en-
organización familiar en grandes bohíos, contrada en Meillac, en el norte de Haití,
fueron recursos que les permitieron vivir pero que en realidad era oriunda de la
hasta el período de contacto con los his- parte este de la isla. Los macoriges utili-
panos. zaron también el montículo agrícola, he-
rencia de los ostionoides.
Existen evidencias de que
usaron el ritual de la cohoba, encabe- En cuanto a los ciguayos, las
zado por un shamán o brujo; el trigono- crónicas confirman que eran grupos di-
lito, o dios de la yuca, que los taínos lla- ferentes a los macoriges y taínos. Su
maron Yocahu-Bagua-Maorocoti; en su zona de existencia incluye a Samaná y
estilo cerámico incluyeron la figura del Nagua, hasta Cabrera, en la costa norte
murciélago como parte de su paraferna- de la Española. Esos pobladores usaron
lia. Los estudios arqueológicos más re- arcos grandes, prueba de su firme voca-
cientes sostienen que la transformación ción belicosa. Los ciguayos fueron los
de las sociedades ostionoides generaron primeros en enfrentar a Cristóbal Colón
las comunidades taínas en un espacio de en una escaramuza llamada "batalla del
tiempo comprendido entre los siglos 9 y golfo de las flechas", ocurrida en Sa-
Excavaciones en Barrera-Mordaean, Azua.
16 de la era cristiana. maná durante el primer viaje. Los ci-
República Dominicana, fotografía de La Isla de Santo Domingo
guayos tenían características muy dife- antes de Colón. Marcio Veloz Maggiolo, 1993
rentes a los demás grupos. Su lengua
Macoriges, ciguayos y caribes era distinta y tenían mucho parecido Los cronistas afirman que los ciguayos
físico a las tribus guerreras de los cari- aprendieron el uso del areíto de los taí-
Grupos contemporáneos a
bes. nos norteños.
los ostionoides fueron las comunidades
macoriges, ciguayas y caribes. Los pri- Sobre su origen se discute De la existencia de los llama-
meros cronistas del período de contacto mucho todavía. Una teoría sostiene que dos caribes también se discute mucho.
se refirieron extensamente a la existen- los ciguayos fueron un grupo caribe Algunos autores dudan de su existencia.
cia de diversos grupos étnicos, que te- adaptado a la cultura taína, o bien taínos De todas formas, la crónica es funda-
nían culturas y lenguas diferentes, de que imitaban a los grupos caribes, pero mental para saber si los caribes habita-
origen arawuaco, o arauaco, según las el uso de una lengua diferente dificulta ban parte de las Antillas menores al mo-
diversas grafías de la palabra. aceptar esa teoría, aunque se sabe que mento de la conquista.

59
Primeros Habitantes

Los caribes parecen tener re- En cuanto a los taínos de la Los taínos se organizaron en
lación con una oleada migratoria de una Española, se reconoce que fueron efi- tribus, integradas por varias familias
etnia diferente, que ocuparon tardía- cientes agricultores. Ellos heredaron de bajo la autoridad de un jefe. La familia
mente algunos espacios caribeños desde grupos predecesores el método de los era monógama y patriarcal porque el
zonas de Guyana. Los caribes hablaban montones agrícolas, superando la tala y jefe de la familia, que era el padre, es-
un dialecto arawaco diferente. la quema de bosques que practicaban taba casado con una sola mujer. En
los ostionoides. Amontonando la capa torno al patriarca se movían sus familia-
Su canibalismo, o ingestión
vegetal de la tierra, la más fértil, en un res y seguidores. Si varias tribus se
de carne humana, fue siempre un ele-
área circular de 12 pies de diámetro y unían, formaban un clan, unidad más
mento ceremonial, porque los grupos
tres de altura, el rendimiento de la cose- amplia de organización social. Algunas
caníbales creían que, al consumir carne
cha era tan elevado que obtenían un ex- aldeas o tribus se colocaban bajo las ór-
humana, o comer el órgano de un
cedente en la producción de yuca, maíz, denes de otras, constituyendo así una
enemigo, suponía un trasiego de pode-
batata, ají, maní y yautía, sus cultivos confederación tribal con fines guerreros,
res del muerto al vivo.
más importantes. Ellos intercambiaban la cual dio origen al cacicazgo.
con otras tribus la producción sobrante,
El cacique era asistido los ni-
mediante el trueque. Vivían también de
Características de los taínos taínos, jefes militares de las unidades en
la caza, la pesca y la recolección.
Los taínos eran las comuni-
dades étnicas más numerosas e impor-
tantes que habitaban las Antillas al mo-
mento de la invasión española. Ellos re-
sumían los aspectos más avanzados de
anteriores grupos caribeños que desa-
rrollaron la técnica del montículo agrí-
cola, construyeron bateyes o plazas ce-
remoniales y practicaban rituales em-
pleando sustancias alucinógenas.
Las comunidades taínas se
desarrollaron en Puerto Rico, en casi
toda la Española, en el oriente cubano,
en parte de Jamaica, en las Islas Vírgenes
y las Bahamas. En cada uno de esos es-
pacios, generaron una diversidad de ni-
veles culturales, pero de menor desarro-
llo si los comparamos con las grandes
áreas culturales mesoamericanas y sur-
americanas de la época precolombina.
En Panorama Histórico del Caribe Precolombino. Marcio Veloz Maggiolo, 1991.

60
Primeros Habitantes

que se dividía la tribu, y también por los de un vistoso conjunto de objetos reli- conocimiento, lo ponía en comunicación
behíques, los curanderos y sacerdotes giosos y suntuarios que los diferenciaba con los grandes dioses y unos espíritus
que servían de mediadores ante la divi- de los demás. Llevaban coronas de oro, protectores llamados cemíes que ser-
nidad, teniendo así mucho poder e in- finos cinturones, collares y otros objetos vían de intermediarios entre los dioses y
fluencia entre el cacique y el resto de la llamativos que ellos usaban en los actos los caciques.
población. En el más bajo nivel de aque- ceremoniales.
En las ceremonias religiosas,
lla estructura social y política estaba la
Los taínos alcanzaron un alto los behíques desempeñaban también
población taína, la más numerosa y la
grado de desarrollo en su cultura mate- una función muy importante, pues orga-
encargada de realizar las actividades
rial. De la yuca amarga fabricaban el ca- nizaban y dirigían los ritos religiosos y
económicas. Existió también un seg-
sabe que los hispanos llamaban “el pan curaban a los enfermos. Ellos también se
mento social inferior a los taínos lla-
de las Indias”. Fabricaban dos tipos de vi- comunicaban con los dioses y cemíes.
mado naborías, considerados sirvientes
viendas, el caney, de techo cónico y Por eso tenían mucho poder y prestigio
de los caciques y sus ayudantes. Es muy
forma casi circular, y los bohíos, de social. Considerados hombres sabios,
probable que los naborías descendieran
forma rectangular y con marquesinas, debían mantener viva entre la población
de grupos anteriores, absorbidos por los
donde el cacique recibía a sus visitantes. tanto las creencias religiosas como las
taínos.
tradiciones taínas.
Los taínos eran comunida-
A pesar de esa estratifica-
des sin escritura, pero hablaban una len- Esas tradiciones se conserva-
ción social, no existían en la sociedad
gua común. En las cavernas que usaron ban en relatos míticos y en canciones le-
taína ni las clases sociales ni la lucha de
de refugio, llegaron a desarrollar una es- gendarias llamadas areítos, las fiestas y
clases. Lo que sí sabemos es que entre
pecie de escritura de las ideas, a través cantos corales que sirvieron de canal
ellos existió la división natural del tra-
del arte rupestre. para la supervivencia de las tradiciones
bajo, pues mientras las mujeres fabrica-
taínas que la ominosa presencia de los
ban vasijas, tinajas, vasos y cucharas, los En cuanto a las creencias
invasores europeos no pudo desapare-
hombres fabricaban canoas, hachas de mágicas y religiosas, los taínos poseían
cer por completo.
piedra y los utensilios necesarios para la bastante imaginación para explicar los
caza, la pesca y la defensa. fenómenos de la naturaleza, aunque no
de manera racional. Al igual que las de-
Los primeros cronistas espa- Referencias bibliográficas comentadas
más sociedades primitivas, los taínos
ñoles dicen que los taínos estaban orga-
también fueron politeístas, creían en la Para la redacción del pre-
nizados en cinco confederaciones o caci-
existencia de varios dioses, aunque para sente ensayo, consulté las obras del ar-
cazgos con distintas denominaciones,
ellos algunos dioses eran más “fuertes” queólogo, escritor e historiador domini-
pero con límites territoriales muy difícil
que otros. Al poseer los más fuertes, los cano Marcio Veloz Maggiolo, autor de
de establecer.
caciques se hacían respetar por toda la numerosos libros, ensayos y artículos
Los taínos fueron también población, pues tenían el privilegio ex- científicos, sin cuya lectura resultará
grandes artistas. Elaboraban la cerámica clusivo de ponerse en contacto con ellos cuesta arriba sistematizar una matriz
con fines rituales y para uso cotidiano. mediante una ceremonia llamada Rito diacrónica-comparativa sobre las comu-
Fabricaban ídolos y amuletos, confeccio- de la Cohoba, en la que previamente el nidades prehispánicas del Caribe y de la
nados de piedra, madera, concha y otros cacique inhalaba una sustancia alucinó-
materiales. Los jefes taínos se rodeaban gena que además de hacerle perder el

61
Primeros Habitantes

Isla de Santo Domingo. Sus investigacio- Dominicano, nos encontramos con una el período de protocontacto, de Angus
nes arqueológicas son muy bien conoci- lista bastante numerosa de otros ar- A. A. Mol (Universidad de Leiden, Ho-
das dentro y fuera del país. Veloz Mag- queólogos extranjeros que desde 1925 landa); La temprana introducción y uso
giolo pertenece a una generación pio- se interesaron por la arqueología ameri- de algunas plantas domésticas, silves-
nera, que en los inicios de la década de cana y antillana. Sería prolijo mencionar tres y cultivos en las Antillas precolom-
1970 se destacó con sus excavaciones aquí tantas obras de igual número de ar- binas. Una primera revaloración desde
arqueológicas, en una búsqueda ince- queólogos estadounidenses, venezola- la perspectiva del "arcaico" de Vieques
sante de las huellas dejadas por socieda- nos, puertorriqueños, cubanos, etc. y Puerto Rico, de Jaime R. Pagán Jimé-
des extintas, en torno a las cuales se ha- nez, et al; Las crónicas en la arqueología
En los últimos años, una
bían construidos numerosos mitos y le- de Puerto Rico y del Caribe, de L. Anto-
nueva camada de arqueólogos ha irrum-
yendas. Su más reciente aportación a los nio Curet (Caribbean Studies, Vol. 34,
pido entre los dominicanos, descartando
estudios de los grupos precolombinos se No.1, Juanuary-June 2006, 163-199) y Ci-
viejos esquemas, corrigiendo viejas hi-
encuentra en el libro Historia General boneyes, guanahatabeyes y crónicas.
pótesis y aportando nuevas teorías so-
del Pueblo Dominicano, Tomo I, publi- Discusión en torno a problemas de re-
bre los aborígenes americanos. Casi to-
cado en marzo de 2013 por la Academia construcción etnohistórica en Cuba, del
dos los nuevos son especialistas extran-
Dominicana de la Historia. En los capítu- ya mencionado González Herrera.
jeros. Algunos de ellos han decidido
los 4 y 5 de ese libro, Veloz Maggiolo ac-
adaptarse a nuestro medio. Debo men- Todos esos títulos de libros y
tualiza, en apretada síntesis, todo lo que
cionar especialmente al doctor Jorge artículos mencionados fueron consulta-
había escrito en libros anteriores, entre
Ulloa Hung, cubano, nacionalizado do- dos para la redacción del presente en-
ellos, Arqueología prehistórica de Santo
minicano, quien lleva más de 15 años vi- sayo.
Domingo (1972), Medio ambiente y
viendo en República Dominicana.
adaptación en la prehistoria de Santo
Domingo (Tomos I y II, 1976 y 1977), Las Entre la literatura arqueoló-
sociedades arcaicas de Santo Domingo gica difundida por Ulloa Hung se encuen-
(1980), El Caribe antes de Colón (1985), tran: Las migraciones saladoides y hue-
La Isla de Santo Domingo antes de Colón coides en el Caribe, de Arie Boomert
(1985) y Panorama histórico del Caribe (Universidad de Leiden, Holanda); Una
precolombino (1991). mirada al uso de las crónicas de Indias
en la historiografía nacional de Cuba,
Además de Veloz Maggiolo
de Ulises M. González Herrera (Instituto
se conocen las investigaciones de otros
Cubano de Antropología); Estudio
arqueólogos, antropólogos y paleontó-
acerca del significado y funciones de los
logos dominicanos de amplio dominio
aros líticos, piedras en codo y trigonoli-
en sus respectivas disciplinas, entre
tos de Puerto y La Española, de José R.
ellos, Elpidio Ortega, Joaquín Nadal, Fer-
Oliver (Institute of Archeology, Univer-
nando Luna Calderón, Renato O. Rímoli,
sity College London); Universos socio-
José Guerrero, Bernardo Vega Voyrie y
cósmicos en colisión: descripciones et-
Manuel García Arévalo. Leyendo los en-
nohistóricas de situaciones de inter-
sayos de esos y otros autores, publica-
cambio en las Antillas Mayores durante
dos en el Boletín del Museo del Hombre

62
Primeros Habitantes

Premagallania, un caso de difusión ciudadana


de la herencia precolombina de Chile
Eugenio Rivas Mansilla Paulette Faure Fuenzalida
www.exhi.cl www.exhi.cl
eugenio.rivas@gmail.com

El saqueo o vandalización de (Monumentos.cl/23-06-2017). El Pre- bienes de patrimonio cultural está si-


las manifestaciones culturales ha for- fecto Gonzalo Barra, Jefe Nacional de la tuada fuera del mercado.” Se trata se-
mado parte de la actividad humana en Brigada Investigadora de Delitos Contra gún los autores de su valor para investi-
todas las épocas. En países con alta ri- el Medioambiente y Patrimonio Cultural
queza arqueológica es común que el ofi- (BIDEMA), señala en el número 53 de la
cio de saqueador se transmita incluso Revista PAT, que no hay claridad de
por generaciones. quiénes son los huaqueros en Chile, ni
de su perfil, aunque es “gente con un
Desde Latinoamérica hemos
cierto conocimiento, gente que se ha de-
exportado la palabra de origen quechua
dicado a esto”.
–huaqueo– a otros idiomas, para deno-
minar el saqueo en sitios arqueológicos El huaqueo es un delito y el
que los huaqueros realizan con el fin de objetivo de quienes se dedican a ello es
obtener piezas para su posterior comer- lucrar con el patrimonio de todos, inde-
cialización. Generalmente los huaqueros pendientemente de si este patrimonio
venden al cliente final, aunque también pasa a manos privadas o no. En ciertos
existen líneas de comercialización de casos reciben la ayuda de la población
piezas a través de revendedores, que in- local con conocimientos de la localiza-
cluso alcanzan el mercado internacional. ción de vestigios arqueológicos, o que
El fenómeno del huaqueo existe tam- han encontrado objetos durante sus fae-
bién en Chile, especialmente en el norte nas.
del país.
Existe consenso en que los
Informes de la Policía de In- vestigios arqueológicos tienen un gran
vestigaciones señalan que se “han incau- valor, generalmente se declara que su Imagen 1. Figura representativa de la palabra “Huaqueo”
tado 24.321 especies arqueológicas y valor es incalculable, y esto corresponde de origen quechua que denomina la actividad de saqueo
paleontológicas en el periodo corres- según Krebs y Schmidt-Hebbel, a “que en sitios arqueológicos.

pondiente entre los años 2010 y 2016” una fracción importante del valor de los

63
Primeros Habitantes

gación, para goce de generaciones futu- nes culturales físicos presenta caracte-  La indiferencia de la población
ras, la satisfacción de saber que existen, rísticas e imperfecciones que justifican local que no percibe su valor so-
porque incrementa el turismo, y la edu- una función reguladora del Estado en su cial y económico.
cación en la población y contribuyen a la protección” (Krebs & Schmidt-Hebbel,
 La necesidad de marcar “yo es-
identidad local o nacional (Krebs & Sch- 207).
tuve aquí” incluso sobre los ves-
midt-Hebbel, 207, 215-216).
Las motivaciones para reunir tigios.
Piezas arqueológicas se han objetos de valor arqueológico y en cier-
 El placer de engañar a futuros vi-
transado y se transan actualmente en tos casos para dañar los sitios, son varia-
sitantes, modificando los vesti-
forma global. Al respecto un estudio de das y no siempre responden a un incen-
gios.
la United Nations Office on Drugs and tivo económico. El arqueólogo Álvaro
Crime (UNODC) señala que “como su- Romero Guevara (Romero, 2003) señala  Sentido del humor retorcido,
cede con numerosos mercados ilícitos, una lista de motivaciones, como: que lleva a remover piedras, por
los países fuente suelen ser países en ejemplo, geoglifos.
 La codicia de los saqueadores.
desarrollo, mientras que los países mer-
 Falta de conciencia nacional so-
cado son más ricos, países desarrolla-  El egoísmo de coleccionistas.
bre el cuidado del medio am-
dos.
 La ignorancia de excursionistas o biente, que lleva a las personas
Lo paradójico de este mer- turistas, que recogen objetos a arrojar basura en todo el terri-
cado es que existe desde la antigüedad. como "recuerdos" de sitios ar- torio.
En muchas ocasiones colecciones priva- queológicos.
El vandalismo es una de las
das se nutrieron del huaqueo, para pos-
 La desidia de cualquier ciuda- principales causas del deterioro de los
teriormente constituirse en la base de
dano, que no informa sobre ha- vestigios precolombinos, especialmente
importantes museos y de esta forma pa-
llazgos o saqueos de yacimientos de los que se encuentran a la vista como
sando a ser parte del patrimonio social.
arqueológicos. geoglifos, petroglifos y conchales. El fe-
En Chile son emblemáticos los casos del
nómeno del vandalismo tiene variados
Museo Chileno de Arte Precolombino,  La irresponsabilidad de encarga-
orígenes, aunque el principal es la falta
que nace de la colección de Sergio La- dos de obras que no acatan la le-
de conciencia de la población sobre la
rraín; el Museo Arqueológico de San- gislación vigente que protege el
importancia de los vestigios arqueológi-
tiago, fundado a partir de las colecciones patrimonio.
cos como herencia cultural e identidad
de Manuel Santa Cruz y Hugo Yaconi; y
 El descuido de profesionales liga- común.
el Museo Andino heredero de la colec-
dos al turismo, educación e in-
ción de Ricardo Claro y su esposa María No obstante, hay que desta-
vestigación con prácticas inade-
Vial. car que a nivel local existen numerosas
cuadas.
iniciativas de ciudadanos que realizan
Esta relación entre diferen-
Es posible agregar otras mo- una labor social de difusión y defensa de
tes actores es tan tortuosa, que incluso
tivaciones negativas a esta lista, como: este patrimonio, ejemplo de aquello
economistas neoliberales reconocen
son:
que el mercado de bienes culturales es
diferente a otros: “El mercado de los bie- Gabriel Tapia. Las Chilcas, Combarbalá.

64
Primeros Habitantes

Ramón Cortés. Agua Colgada, Huasco. oportunidad de obtener ingresos adicio- académicos y autoridades, con vistas a
nales como guías, dado el interés cre- potenciar la conservación y concientiza-
Félix Gonzales. Los Perales, Illapel.
ciente de turistas, visitantes y la pobla- ción social sobre los vestigios arqueoló-
Ítalo García, Putaendo. (Imagen 2) ción por las culturas originarias. gicos en la población. Algunas de estas

Imagen 2. Conciencia y protección a través de la difusión ciudadana por medio de sus propios habitantes.

Los gestores de estas inicia- También existen proyectos iniciativas son:


tivas locales buscan de alguna manera ciudadanos que buscan poner en valor
 Agrupación Tacitas. Región de
preservar este patrimonio de vestigios las manifestaciones culturales de los
Valparaíso.
precolombinos, ya que le reconocen pueblos originarios. El interés de estos
como un valor de la cultura e identidad ciudadanos y grupos puede constituir  Agrupación Hipascu. Región de
local, aunque de igual manera influye la una base de apoyo para especialistas, Arica y Parinacota.

65
Primeros Habitantes

 Grupo Nómade Excursionistas de zas sin informar a las autoridades res- enero de 2014. La página del Senado re-
Taltal. pectivas, y de esta forma infringen la Ley salta que “Desde 1976 integra el Insti-
17.288 que protege los vestigios preco- tuto Chileno de Investigaciones Genea-
Hay que destacar que el co-
lombinos en Chile como monumentos y lógicas y Heráldicas de Chile como
nocimiento local puede ser de gran
patrimonio cultural. miembro de número y preside el Museo
apoyo para los especialistas. Un ejemplo
de Piedras Indígenas Monte Verde de
de cómo un conocimiento local puede En ciertos casos, incluso se
Puerto Montt desde el año 2000.”
pasar a conocimiento científico, lo cons- han formado pequeños museos como el
tituye el descubrimiento de las pinturas Mini Museo de Cobquecura, por Exe- Probablemente su acción
rupestres del morro Vilcún en Chaitén. quiel Valenzuela que "alternaba su tra- más destacada constituye la compra de
En efecto, un grupo de investigadores bajo con su pasión, que es desenterrar y los terrenos del sitio arqueológico de
conformados por los arqueólogos Rafael recolectar restos arqueológicos, tanto Monte Verde, declarado Monumento
Labarca, Alfredo Prieto y Francisco en la comuna de Cobquecura, como en Nacional en el año 2008. En entrevista
Mena, confirmaron en 2012, las histo- lugares cercanos" (Contenidosloca- con el diario El Llanquihue el 23 de mayo
rias de lugareños respecto a la existencia les.cl). Valenzuela ha sido reconocido de 2016 señala que adquirió los terrenos
de pinturas rupestres en el Cerro Vilcún, por su comunidad como un aporte y antes que se declaran Monumento Na-
en las cercanías de Santa Bárbara. Domi- como uno de los “Tesoros Humanos Vi- cional. “Apenas supe de los hallazgos
tila Millaquén, relata que conocía estos vos de Cobquecura”. Hay que señalar traté de adquirir y por suerte pude ha-
vestigios desde pequeña, en el verano que su labor autodidacta la realizó cerlo de la misma forma en que pudie-
del ’94: “Cuando fuimos, pensamos que cuando no existía una legislación protec- ron realizarlo las autoridades”. Adicio-
los dibujos y los conchales los había de- cionista fuerte y cuando la mayoría de la nalmente Kuschel mantiene registrada
jado la gente que visitaba el lugar. Fue población mostraba indiferencia ante las la marca Monte Verde ante el Instituto
grande la sorpresa cuando después supi- rocas trabajadas, flechas y otros objetos Nacional de Propiedad Industrial
mos que eran pinturas rupestres. Qué que aparecían en los campos de la zona. (INAPI).
bonito que eso sea un patrimonio histó-
Un caso diferente y emble- En términos generales se
rico para Chaitén”. (Revista PAT Patri-
mático de la actividad privada relacio- puedes señalar que, en torno a nuestra
monio Cultural DIBAM. 53. diciembre
nada con la arqueología y el patrimonio herencia precolombina, independiente-
2012).
lo constituye Carlos Kuschel, ex alcalde mente de sus motivaciones, han girado
Lamentablemente, estos designado de Puerto Montt, durante el tradicionalmente diversos grupos de in-
grupos o ciudadanos aficionados tam- año 1989, Diputado de la Región de Los terés: investigadores, población local,
bién cometen errores producto de la Lagos entre 1990 y 2006, y Senador huaqueros, revendedores, coleccionis-
falta de conocimiento de la legislación o desde 2006 al 2014. "Kuschel es colec- tas, turistas, interesados en la cultura, el
falta de conciencia respecto al rol reser- cionista aficionado de arqueología ma- arte y la historia, vándalos. Sus motiva-
vado a especialistas para el trabajo de puche y de otros lugares del mundo. En ciones son diversas y en muchos casos
campo en sitios con vestigios arqueoló- 2000 instaló en Puerto Montt el, hoy son contradictorias:
gicos. Los errores más comunes son con- inexistente, Museo de Piedras Indígenas
 Incrementar el saber.
servar los objetos encontrados, remo- Monteverde para exhibir su colección
ción de sitios e incluso extracción de pie- personal”, consigna El Mercurio 12 de  Carreras académicas o de inves-
tigación.

66
Primeros Habitantes

 Buenas intenciones. grupos ciudadanos en relación al patri- Premagallania


monio precolombino, incorporando a
 Valorización y prestigio social.
éstos en instancias de participación y di- Premagallania es un pro-
 Recolección de recuerdos. fusión, como comisiones, consultas ciu- yecto cultural para la difusión ciudadana
dadanas, seminarios e incluso congresos de la herencia precolombina de Chile. A
 Lucrar con el patrimonio de to-
especializados, fortaleciendo de esta lo largo del país existen vestigios de los
dos.
forma el intercambio y la educación en-
 Ignorancia y estupidez. tre los actores de intervención positiva.

El deterioro de los vestigios En el caso de la interacción


precolombinos y del patrimonio en ge- entre investigadores, población local y
neral es un problema de larga data y de ciudadanos, los primeros educan en la
difícil solución. Una constante en esta importancia de no alterar ni extraer pie-
problemática es que el aprecio por el pa- zas de los sitios, para que se mantenga
trimonio es más elevado en grupos más el valor patrimonial de los mismos. En
ricos y con mayor acervo cultural. Por lo cambio, los otros grupos aportan en en-
tanto, al igual que en otros problemas tregar información de localización de lu-
sociales, parte de la solución es la edu- gares de interés, y en difundir a la ciuda-
cación a la ciudadanía y la equidad so- danía los sitios de valor histórico.
cial.
Una de las formas más acce-
Sin embargo, a corto plazo, sibles de difusión corresponde a la labor
pueden desarrollarse diferentes accio- que realizan personas y agrupaciones a
nes con ese mismo fin, como mantener través de internet con sitios web, blogs y
Imagen 3. Logo Proyecto Premagallania
y redoblar los esfuerzos de difusión y redes sociales, donde dan cuenta de su
concientización a la población en torno trabajo. A pesar que, al igual que en el
al valor cultural y de identidad de este mundo real, en muchos casos hay confu-
patrimonio, contribuir a acercar entre sí sión de roles, y se asumen interpretacio- pueblos originarios que habitaban el te-
a los grupos de intervención positiva nes arqueológicas, sociales e históricas rritorio antes de la llegada de los espa-
como la población local y los investiga- propias de especialistas, lo positivo es ñoles, como pinturas rupestres, geogli-
dores, así como disminuir la acción de que pueden transformarse en excelen- fos, conchales y ruinas. Una parte de es-
los grupos de intervención negativa, tes vehículos de difusión y concientiza- tos vestigios son desconocidos para la
como huaqueros y vándalos, desincenti- ción sobre el valor patrimonial de los población en general y otros se encuen-
vando la compra de piezas arqueológi- vestigios, con llegada a público nacional tran en un estado de deterioro tal, que
cas. y extranjero. su existencia como herencia cultural
está seriamente amenazada.
Es importante que, desde el
estado, la institucionalidad y la acade- Misión. El proyecto Premagallania se en-
mia, se potencie el trabajo y opinión de foca en la difusión social del patrimonio
precolombino heredado de los pueblos

67
Primeros Habitantes

Imagen 4. Elementos representativos que contribuyen al registro digital del Proyecto Premagallania.

originarios que habitaban Chile antes de Objetivos  Desarrollar una base de datos
la llegada de los españoles. de agrupaciones ciudadanas re-
 Captura digital en fotografía y vi- lacionadas con el tema.
Visión. El nombre del proyecto alude al
deos del patrimonio precolom-
arribo de Hernando de Magallanes al es- Proyecto. El proyecto se enfoca a pre-
bino del país.
trecho que hoy lleva su nombre, y de servar en forma digital, con fotografías y
esta forma hace una diferencia simbó-  Difusión social de la importancia videos, el patrimonio precolombino con-
lica entre el concepto precolombino apli- del patrimonio precolombino formado por geoglifos, arte rupestre,
cable a toda América, y el concepto pre- del país. conchales y otros que se ubican en el te-
magallania restringido al territorio na- rritorio nacional para difundirlo a través
 Difusión de la Ley 17.288.
cional. La visión del proyecto es poner en de internet y libros.
valor cultural los vestigios precolombi-  Difusión del trabajo de institu-
La importancia del proyecto
nos del país, a través de la difusión so- ciones y especialistas sobre este
radica en que ayuda a la preservación
cial, destacando todas las actividades o patrimonio.
del patrimonio precolombino nacional,
iniciativas relacionadas con el tema que
difundiendo socialmente su importancia
existen a lo largo de Chile.
cultural. Crea conciencia en la población

68
Primeros Habitantes

de la importancia de su cuidado y pre- Bibliografía Romero, Álvaro, et al. Manual del Patri-
servación. Hace accesible este patrimo- monio Cultural y Natural Arica y Pari-
nio a través de internet. El proyecto Krebs, Magdalena y Schmidt-Hebbel, nacota. Consejo de Monumentos Nacio-
cuenta con un medio de comunicación Klaus. “Patrimonio cultural: aspectos nales, 2003.
propio en forma del portal web Prema- económicos y políticas de protección”.
“La cadena del tráfico patrimonial”. Re-
gallania.cl, donde se incorporan fotogra- Perspectivas en Política, Economía y
vista PAT Patrimonio Cultural DIBAM
fías, contenidos relacionados con el Gestión, 2 (2) (1999): 207-45.
(2012): 18-23.
tema, y un completo archivo de prensa
Mackenzie, Simon. “Protección contra el
sobre los vestigios precolombinos. www.contenidoslocales.cl.
tráfico de bienes culturales”. Viena:
UNODC, 2009. www.monumentos.cl/23-06-2017.

Imagen 5. Registro fotográfico del patrimonio precolombino proyecto Premagallania y


su distribución en las regiones del país

69
Choque Cultural
Choque Cultural

La configuración del territorio de


Chile en el siglo XIX
Impacto en el pueblo Mapuche y en el conflicto de la
Doctor Jorge Pinto Rodríguez
Departamento de Ciencias Sociales
Araucanía
Universidad de La Frontera - Temuco
jorge.pinto@ufrontera.cl

El momento de la expansión territorial más concretamente en 1857, cuando la fundan “El Ferrocarril”, el diario que
crisis que se produjo ese año incidió en transmitirá sus mensajes. Con ellos llega
Usualmente hemos presu-
la decisión de expandirse al sur y des- también Gustavo Courcelle Senuil quien
mido en Chile que la expansión territo-
plazó inversionistas y mano de obra chi- organizará las finanzas del país.
rial, tanto al norte como al sur, se pro-
lena al litoral boliviano.
dujo en las décadas del 70 y 80. En tercer lugar, se ha plan-
teado que, a propósito del caso de Car-
La llamada Guerra del Pací-
men Marín, se inicia la ciencia en Chile.
fico se inicia en 1879 y las tropas chile- La década de 1850
nas llegan a Villarrica, en plena Arauca- Por último, en 1857 se
En realidad, la década del 50
nía, en 1882. desata una crisis económica que provo-
fue clave en la historia de Chile, a pesar
cará intensos debates acerca de que
En ambos casos, Chile ocupa de la menor atención que le hemos
causas la habían provocado, como debía
el norte y el sur mediante la movilización prestado.
resolverse y, en definitiva, como pensar
de su ejército, haciendo presumir que,
En primer lugar, en esa el futuro.
en ese momento, comienzos de la dé-
década se produjeron dos
cada del 80, se habría producido dicha
insurrecciones regionales, en 1851 y
expansión territorial.
1859, las cuales, por sus resultados, La Crisis de 1857
Sin embargo, ambos proce- demostraron que el Estado había
La crisis fue provocada por
sos se habían iniciado dos décadas an- adquirido cierta solidez y podía
diversos factores; sin embargo, hubo
tes. Con la Guerra del Pacífico y la lle- emprender nuevos desafíos.
dos que gravitaron con más fuerza: el
gada del general Basilio Urrutia a Villa-
En segundo lugar, a media- cierre de los mercados de California y
rrica, sólo estaba concluyendo la expan-
dos de la década retornan los jóvenes Australia y, el colapso de la minería de la
sión que Chile había iniciado por lo me-
que habían partido a Europa después del plata de Copiapó.
nos 20 años antes.
51, empapados del positivismo que los
El cierre de los mercados ca-
A mi juicio, el punto de par- hizo pensar que el desafío para Chile era
liforniano y australiano.
tida de ambos está en la década del 50, avanzar hacia el progreso. Muy pronto

73
Choque Cultural

Años California Australia


Exportaciones a California y Australia 1848 250.195
(pesos chilenos) 1848-1859 1849 1.835.460
3000000 1850 2.445.868
1851 2.067.603
2500000 1852 2.203.729 23.930
1853 1.674.367 269.473
2000000 1854 705.470 878.429
1855 275.763 2.698.911
1500000 1856 210.895 1.153.200
1857 137.955 228.623
1000000 1858 178.484 21.214
1859 102.735 272.269
500000

Gráfico y Cuadro 1. Exportaciones a California y Aus-


0 tralia, 1849-1859 (en pesos chilenos). Manuel Miquel,
1848 1849 1850 1851 1852 1853 1854 1855 1856 1857 1858 1859 “La Estadística. Comprobando las Causas de la Crisis
Comercial”. En El Ferrocarril, Santiago, 21 de junio de
Años California Australia
1861.

Precios corrientes de las harinas


1856-1861
(pesos por quintal) Precio Mayor Precio Menor

Años Precios 7

1856 6 5 6
1858 5 4
5
1859 5 3,62
1861 3 2,5 4

2
Gráfico y Cuadro 2. Precios corrientes de las hari-
nas, 1856-1861 (en pesos chilenos por quintal). 1
Miquel, “La Estadística...
0
1856 1858 1859 1861

74
Choque Cultural

La caída de ambos mercados


estuvo acompañada de un período de Exportaciones de plata y oro sellados
sequía y malas cosechas que agravaron 1853-1859
aún más la situación, en un momento en
que caen también los precios. Valor
2.000.000

1.500.000
La Crisis de la Minería de la Plata
1.000.000
Para complicar aún más la si-
500.000
tuación, se produjo una baja en la pro-
ducción de plata que se reflejó con toda 0
1853
claridad en las exportaciones del metal. 1854
1855
1856
En 1854 Chile exportó, por concepto de 1857
1858
1859
plata en barras, 301.575 marcos. La cifra
bajó a 150.928, en 1857, y a 69.421, en
1859.
Gráfico 3. Exportaciones de plata y oro sellados, 1853-1859 (en pesos chilenos). Miquel, “La Estadística...
Manuel Miquel creía, que el
año crítico había sido 1857, recurrién-
dose para salvar la situación a las expor-
Los debates frente a la crisis Revista o en El Ferrocarril y El Mercurio
taciones de oro y plata sellados, con lo
de Valparaíso.
que se paraliza el comercio y hace pre- La crisis generó un intenso
sumir a algunos analistas de la época debate. Respecto de su origen, podría- Uno de los más interesantes
que se trataba de una crisis monetaria. mos señalar que hubo dos posiciones. se publicó en 1861 justamente en La Re-
vista del Pacífico. Su autor, que firmó
Algunos presumieron que se
bajo las iniciales F.G., asoció la depresión
trataba de una crisis coyuntural provo-
Años Valor al lujo que produjo la plata de Chañarci-
cada por el cierre de los mercados de Ca-
1853 121.517 llo, a la pérdida del control sobre el Pací-
lifornia y Australia, a lo que se habría su-
1854 945.317
fico por la navegación a vapor y a la ex-
mado la contracción de la minería de la
tracción de monedas. California, Austra-
1855 45.472 plata.
lia y la pasajera bonanza que trajo con-
1856 442.309
Otros, en cambio, recono- sigo la minería de la plata de Tres Puntas
1857 1.488.665 cieron que se trataba de una situación (Copiapó), en la década del 50, sólo fue
1858 1.209.769 más compleja, provocada por la especu-
1859 1.523.546 lación que generó California y la compe-
tencia que luego haría su producción a la
Cuadro 3. Exportaciones de plata y oro sellados, producción chilena. La Revista del Pací-
1853-1859 (en pesos chilenos). Miquel, “La Esta-
dística...
fico publicó diversos artículos sobre el
tema que fueron rebatidos en la propia

75
Choque Cultural

el preludio de la estrepitosa caída que se tomado ya algunas medidas, fue la crisis En el imaginario nacional se
produjo en la en la economía chilena1. la que agitó el debate sobre la Arauca- iniciaba la construcción del sur de un
nía. modo distinto.
En este artículo se puso en
evidencia toda la fragilidad de nuestra En 1856, cuando la crisis re-
economía. Los agricultores especulan, cién empezaba, El Ferrocarril se refirió a
Los efectos de la ocupación de la Arau-
las minas brocean y ya los trigos califor- la región como una zona de recursos
canía
nianos se vendían en Iquique, casi a las inagotables, manantial de riqueza que
puertas de Chile y a precios inalcanza- requería brazos y capitales para conso- La ocupación de la Región
bles para nuestros productores. Y las so- lidar una próspera agricultura3. Tres tuvo, al menos, dos efectos.
luciones que propuso no dejan de ser años más tarde, declaró que era “la
Primero, desde luego, ge-
una suerte de esperanza en medio del parte más rica de nuestro territorio”4.
neró el conflicto del Estado con el pue-
colapso: “cultivar bien, producir mucho, Por esos mismos días El Mercurio de Val-
blo mapuche que aún no resolvemos.
vender a precios que no opriman a las paraíso difundió la idea de que el futuro
demás industrias, i exportar cuanto se de Chile estaba en esa región. En segundo lugar, reconfi-
pueda a otros mercados”2. guró el territorio. Y lo hizo en un triple
“El porvenir industrial de
sentido:
En suma, modificar las es- Chile -sostenía El Mercurio- se encuentra
tructuras de la economía nacional chi- a no dudarlo, en la rejión del Sur, no te- a) Colocó a la región en la periferia
lena. niendo acia el Norte más que áridos de- del Estado, sometida a políticas que
siertos que un accidente tan casual complicaron su desarrollo.
como el hallazgo de ricos minerales ha
b) Desarticuló la economía fronte-
La Solución logrado hacer célebres, dándoles una
riza que mantenía fuertemente vincu-
importancia que dista mucho de ser im-
Por cierto, se impuso la idea lada a la Araucanía con las Pampas y la
perecedera. Natural es, pues, que las mi-
de que la crisis era provocada por facto- Región Norpatagónica
radas de la previsión se dirijan acia esa
res del momento, que el modelo expor-
parte, la más rica y extensa del territorio c) En tercer, le dio un vuelco a su
tador podía resistir y que se sólo se de-
chileno”5. economía. De ganadera pasa a ser una
bía aumentar la producción para superar
economía triguera que dependió de su
la coyuntura desfavorable y buscar nue- Tierras y mercados, eso era
comportamiento.
vos mercados para reemplazar a los que lo que necesitaba Chile y en ese mo-
se habían perdido. mento se decidió invadir la Araucanía. Se ha señalado que el pueblo
mapuche debió abandonar sus viejas
Y, en este ambiente se inició No por casualidad los prepa-
prácticas de pueblo ganadero para con-
el debate sobre la ocupación de la Arau- rativos empezaron en 1860 y ya en 1862
vertirse en un pueblo de campesinos
canía. Aunque la clase política que diri- las tropas llegaban a Angol.
empobrecidos. Es probable que el cierre
gía los destinos desde Santiago, había

1 2 5
“La crisis comercial de 1861 i sus remedios”. En Ibídem, pp. 754-755. “La conquista de Arauco”, 24 de mayo de
3
Revista del Pacífico, tomo IV, Imprenta Santos 31 de mayo de 1856. 1859.
4
Tornero, Valparaíso, 1861, pp. 657-673 y 743- 23 de mayo de 1859.
755.

76
Choque Cultural

de las fronteras haya incidido en esto


por la enorme masa ganadera que
llegaba del otro lado de la cordillera.

Imagen 1. Carvajal, Juan de DiosValck Wiegand,


Fernando Maximiliano 1857-1910. Familia mapu-
che, hacia 1890. Disponible en Memoria Chilena,
Biblioteca Nacional de Chile http://www.memo-
riachilena.gob.cl/602/w3-article-99105.html . Ac-
cedido en 11-06-2019.

Para tener una idea cabal de


lo que estamos diciendo sería conve-
niente leer el texto que viene a continua-
ción rescatada del libro de Oscar E.
Cornblit, Ezquiel Gallo y Alfredo A.
O’Connell. “Cap. II. La generación del 80
y su proyecto: antecedentes y conse-
cuencias”. En Torcuato di Tella, Gino
Germani, Jorge Graciarena y colabora-
dores. Argentina, sociedad de masas,
Mapa 1. J. O., Manuel, Plano de Arauco y Valdivia con la designación de la antigua i nueva línea de fron-
tera contra los indios, Santiago, 1870. Disponible en Memoria Chilena, Biblioteca Nacional de Chile
http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-98520.html . Accedido en 11-06-2019.
77
Choque Cultural

Eudeba, Buenos Aires, 3ª edición, 1971 Sin duda, la crisis y la ocupa- Estado, aunque este había manifestado
(1ª edición 1965), (pp. 18-58). ción de la Araucanía reconfiguró el terri- interés en la zona.
torio en el cono sur del continente con
“El éxito del gobierno nacio- Un primer reconocimiento
efectos que aún se perciben en la zona.
nal en la guerra con el indio y su consi- oficial se hizo en 1842, pero el más im-
guiente expulsión más allá del Río Negro, portante fue el encargado a don Rodulfo
constituye otro de los rasgos sobresa- Amando Philippi en 1853. Recorrió pri-
lientes de este “momento” político. Este mero la costa y luego, durante 81 días, el
evento tuvo, como lo señala Estanislao desierto propiamente tal, desde Chaña-
Zeballos, una triple repercusión: econó- ral hasta San Pedro de Atacama.
mica, política y militar. Al mismo tiempo
No obstante, Benjamín Vi-
que se reafirmaba la soberanía nacional
cuña Mackenna, reconoce que la en-
sobre la Patagonia, en aquella época en
trada al desierto fue el mineral de Tres
litigio con Chile, y se eliminaba uno de los
Puntas descubierto en 1848, en las in-
últimos reductos de conflicto armado, se
mediaciones de Copiapó.
rescataban para la Nación inmensas ex-
tensiones de tierra productiva, a la par De acuerdo a Vicuña Ma-
que se eliminaba definitivamente el pi- ckenna, el viaje de Philippi se habría he-
llaje y la destrucción causadas por las cho en el momento de mayor esplendor
constantes incursiones de los indios. En de la economía chilena; sin embargo, en
este sentido se ha señalado que ‘entre 1858, se habría precipitado la crisis y con
1820 y 1870 los indios habían robado 11 ella la emigración de los trabajadores y
millones de bovinos, 2 millones de caba- empresarios mineros de Copiapó, la ma-
llos, 2 millones de ovejas, matado 50.000 yoría de los cuales se dirigió al norte.
personas, destruido 3.000 casas y ro- Imagen 2. Valck Wiegand, Fernando Maximiliano
1857-1910. Grupo de hombres mapuches, hacia El mismo Vicuña Mackenna
bado bienes por valor de 20.000.000 de
1890. Disponible en Memoria Chilena, Biblioteca recuerda figuras señeras que estuvieron
pesos’ ... ‘en términos económico, el con- Nacional de Chile http://www.memoriachi-
a la vanguardia de estos movimientos.
trol indígena del sur de la provincia de lena.gob.cl/602/w3-article-68740.html . Accedido
en 11-06-2019.. Lo encabezaron Diego de Almeida, el ca-
Buenos Aires y del oeste y norte de Santa
teador que conocía el desierto como la
Fé, significaba la preservación de una
palma de su mano y que lo había reco-
forma primitiva de producción y la ab-
La expansión al Norte rrido por lo menos dos veces, desde el
sorción de excedentes de producción pri-
mismo Copiapó, antes de acompañar a
mitivos hacia Chile’.” (se cita a H.S. La crisis no sólo gatilló la
Philippi. Junto a él menciona a José San-
Ferns, Britain and Argentina in the nine- ocupación de la Araucanía, sino contri-
tos Ossa y José Antonio Moreno, el fa-
theenth century, At. The Clarendon buyó a la ocupación del litoral boliviano
moso Manco Moreno.
Press, Oxford, 1960). de Atacama.
Sin embargo, el más impor-
En este caso, se trató de una
tante parece haber sido José Díaz Gana,
expansión espontánea, no dirigida por el
un empleado de comercio que partió a

78
Choque Cultural

Copiapó y que aseguraba que en el de-


sierto de Atacama existía un yacimiento
de plata tan rico como Potosí.
Fue esa leyenda la que ha-
bría movido a medianos y pequeños em-
presarios mineros de Copiapó y a sus
propios trabajadores a iniciar la emigra-
ción de la que habla Vicuña Mackenna.
De este modo, la “chileniza-
ción” del litoral boliviano parte no sólo
por el guano que interesó inicialmente y
el salitre que aparece más tarde, sino
por la plata que buscaron aquellos peo-
nes y empresarios de Copiapó agobiados
por la crisis de 1857.
Ese éxodo agravó el conflicto
territorial que ya existía con Bolivia, agu-
dización que terminaría más tarde con la
Guerra del Pacífico.
Estaría de más referirme a
sus efectos en la historia de ambos paí-
ses. La demanda que ha hecho el go-
bierno de Evo Morales en La Haya de-
muestran, como en la Araucanía, que
desde la década de 1850 incubamos
conflictos que aún no podemos resolver.
Vicuña Mackenna, “El Libro
de la Plata” y Carmen Gloria Bravo en
“La Flor del Desierto. El mineral de Cara-
coles y su impacto en la economía chi-
lena” entregan interesantes anteceden-
tes sobre el movimiento de chilenos al
norte que están en la base de lo que
quiero plantear. Giovanni Maria Cassini, Il Chili con le contrade vicine ed il Paese dei Patagoni…, Rome, 1798.
Disponible en línea: https://www.raremaps.com/gallery/detail/60438/il-chili-con-le-contrade-vicine-ed-il-
paese-dei-patagoni-cassini

79
Choque Cultural

BIBLIOGRAFÍA
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che, Ediciones Sur, Santiago, 1985.
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sierto. El mineral de Caracoles, Ediciones
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Lara, Horacio. Crónica de La Araucanía,
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Santiago, 2003.
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Vicuña Mackenna, Benjamín. El libro de
la plata, Imprenta Cervantes, Santiago,
1882.

80
Choque Cultural

Diaguita y Calchaquí
Paisajes de resistencia indígena en la Gobernación del Tucumán,
Virreinato del Perú, siglos XVI y XVII

Doctora Laura Quiroga


Universidad de Buenos Aires -FFYL-CONICET
cotagua@yahoo.com.ar

Las tierras andinas ubicadas altiplánica y la cartografía de las identi- zada conquistadora modificaba el esce-
en la gobernación del Tucumán, al sur dades étnicas como una geografía de la nario político de las tierras altas de la
del virreinato del Perú, representaron resistencia. La diversidad de la produc- Gobernación del Tucumán.
áreas de resistencia persistente durante ción cartográfica sobre el área andina de
La expansión incaica hacia el
los siglos XVI y XVII. Las descripciones co- los siglos XVI y XVII responde a las nece-
sur del Cuzco, más allá de los Charcas y
loniales sobre el área, mencionan los ce- sidades de una sociedad muy heterogé-
al oriente de los Andes, se atribuye a la
rros y punas como refugio hacia donde nea. Los archivos americanos y peninsu-
figura del décimo Inca Túpac Yupanqui,
se dirigían aquellos grupos nativos deci- lares guardan mapas, planos y gráficos
de acuerdo con la información que con-
didos a eludir el peso del tributo colo- generados por funcionarios de diverso
tiene la probanza de méritos presentada
nial. La forma en que los textos y carto- rango institucional, órdenes religiosas e
por los nietos del inca en el año de 1569
grafías construyeron su mirada sobre el integrantes de las huestes conquistado-
(Rowe 1985). La Memoria de las provin-
ambiente andino constituye una pers- ras que expresaron en forma visual el sa-
cias que acompañaba el pedido de reco-
pectiva relevante para analizar discursos ber geográfico de la región (Quiroga
nocimiento colonial de su linaje contenía
y representaciones como forma cultural 2017).
un listado de los territorios y fortalezas
y política de dominio, pero también,
conquistadas por sus antepasados.
para abordar el estudio de las resisten-
cias nativas. Diaguita y calchaquí, la historia en el te- La relación de contigüidad
rreno entre aquitas y copayapos que aparece
Para esta presentación pro-
en la enumeración de pueblos, se reitera
pongo analizar la cartografía colonial En este apartado vamos a
en la ubicación que éstos presentaban a
como fuente para reconstruir un pro- considerar los nombres de los grupos
ambos lados de la cordillera, cuando la
ceso histórico desde las representacio- que habitaron la región analizando su re-
entrada de Diego de Almagro, con des-
nes visuales considerando dos aspectos: lación con el Inca y las transformaciones
tino a Chile, atraviesa la provincia de los
los conflictos por la conformación de un que se producen en la toponimia, identi-
diaguitas en 1535. Las descripciones de
paisaje minero colonial que replicara en dades y territorios, conforme la avan-
la tierra que guardan tanto cronistas
la región los rendimientos de la minería

81
Choque Cultural

como las probanzas de méritos descri-


ben la provincia inca de Quire quire
como un área de algarrobales, arenales
y ríos de régimen estacional habitada
por mitimaes o gente de guerra, capaces
de articular alianzas y resistencias al in-
greso de la hueste.
A lo largo del siglo XVI, ob-
servamos que el término Quire quiri
pierde vigencia y la provincia de los dia-
guitas se identifica con un espacio más
acotado establecido por el alcance juris-
diccional de la ciudad de Londres (1558),
como se observa en el mapa elaborado
por el cosmógrafo del Perú, Lucas de
Quirós, en 1612 (ver mapa 1).
Al mismo tiempo, la rebelión
de 1562 visibiliza otro topónimo regional
nombrado valle calchaquí. El mapa cata- Mapa 1. Descripción corographica de las Provincias del Pirú, Chile, nuevo Reyno y Tierra Firme. Biblioteca Real
logado como MP-Buenos Aires, 4 del Ar- del Palacio ARCH1_CART46.
chivo General de Indias carece de fecha
y autoría, sin embargo, la nota de ar-
La actuación de Ruy Díaz de bito andino con el Río de La Plata, la ex-
chivo menciona que esta representación
Guzmán en el Tucumán se encuentra en ploración de las riquezas mineras de la
acompaña la probanza de méritos de
la probanza de méritos y servicios pre- cordillera y controlar a los rebeldes cal-
Ruy Díaz de Guzmán, autor de los Anales
sentada en La Plata con fecha 1605 chaquíes y chiriguanos (Levillier 1931).
del Río de la Plata (1612), (ver mapa 2).
(Quevedo 1981). El interrogatorio re-
Este caso representa uno de serva dos preguntas destinadas a descri-
los ejemplos más antiguos en los que se bir su actuación en el Tucumán. En la pri- Los cerros mineros del Tucumán y el oro
puede observar la distinción geográfica mera declara su participación en la fun- del inca
entre el valle de calchaquí y valle de Lon- dación de la ciudad de Salta a las órde-
Las exploraciones iniciales
dres o provincia de los diaguitas. Sin em- nes de Hernando de Lerma en 1582,
de Juan Núñez de Prado (1552) por va-
bargo, su objetivo fue registrar aquellos donde reside por tres años. La fundación
lles y serranías identificaron los cerros
aspectos del territorio que resultaban de Salta, como jalón de una política tole-
mineros -ya explotados por el inca- en
primordiales para los intereses de los ac- dana de articulación del espacio sur an-
Famatina, Chicoana, Gualastre y Pacina.
tores coloniales, en las primeras décadas dino, tuvo como objetivo enlazar el ám-
Las primeras referencias a exploraciones
del siglo XVII: indios y recursos mineros.

82
Choque Cultural

cuyas riquezas daban grandes noticias


todos los comarcanos del valle de Fama-
tina, pero experimentó tirana resisten-
cia en los indios, haciéndose fuertes en
las fortalezas que tenían construidas en
la circunferencia” (1875: 135).
La resistencia indígena no
impidió que los catorce pueblos indios
de Famatina se entregaran en enco-
mienda a García Sánchez, quien había
participado de la entrada, aunque care-
cemos de datos que nos permitan saber
si llego a hacerse efectiva (Lozano 1875:
136). Las investigaciones arqueológicas
en el área corroboran una actividad pro-
ductiva metalúrgica prehispánica, junto
con restos del qapaq ñam y tamberías in-
caicas (Martin 2015).
La encomienda del valle de
Conando -tierra muy rica en oro, según
Ampliación sector que identifica a Diaguitas (Mapa 1). Descripción corographica de las Provincias del Pirú, el testimonio de Rodrigo Palos- se en-
Chile, nuevo Reyno y Tierra Firme. Biblioteca Real del Palacio ARCH1_CART46. tregó a Juan Bautista Alcántara, criado
del Gobernador, quien integraba su
mineras en el área comienzan con la en- cerro de Famatina, destacado especial- hueste desde el momento de la entrada
trada de Juan Núñez de Prado, quien mente por nuestro mapa. a Chicoana. Las búsquedas alcanzaron a
fuera alcalde de minas en Potosí, antes las minas de Punta de Balasto menciona-
Los testimonios de los veci- das en otros testimonios “vio traer el oro
de partir hacia el Tucumán en 1549. Con
nos santiagueños mencionan que Núñez de Gualastre y dijeron que eran muy ri-
la fundación de la ciudad del Barco en las
de Prado salió de su emplazamiento ha- cas minas las personas que lo traían el
tierras bajas de Santiago del Estero, se
cia la conquista de los diaguitas y descu- dicho oro” (Medina 1896:149). Las in-
inician las búsquedas del oro por medio
brimiento de las minas de Famatina1. El vestigaciones arqueológicas regionales
de la técnica de lavadero y cateo, en cer-
cronista jesuita Lozano menciona que muestran explotaciones y producción
canías de la ciudad o exploraciones en
una vez fundada la ciudad salieron “…en minero metalurgia incaica y preincaica
los cerros de los diaguitas, entre ellos, el
la conquista de aquel famoso cerro, de

1
Información levantada por el procurador del entre los vecinos de Santiago del Estero. En: Co-
Cabildo de Santiago del Estero, Alonso de Abad rrespondencia de Cabildos. Pág.153

83
Choque Cultural

en el área conocida como Punta de Ba- una serie de restos arqueológicos incai- acceder a las riquezas mineras de la cor-
lasto, ubicada al sur del Valle de Yocavil cos entre los cuales se encuentran el dillera queda expresada en los testimo-
(Gluzman 2007). centro minero de Quillay (Lynch y Lynch nios de los vecinos de Santiago del Es-
2015). tero para decidir el lugar de emplaza-
En función de los estudios
miento de la nueva ciudad (Levillier 1931
arqueológicos y la vigencia de los topó- ¿A qué se debe este cambio
Tomo III: 270). En estos argumentos se
nimos mencionados en las fuentes, po- en la toponimia regional? Retomando el
expresaba el tenor del conocimiento de
demos ubicar en el terreno los enclaves planteo de Schlogel (2007) cuando plan-
la tierra por parte de la hueste. Se refe-
mineros del inca pertenecientes a la pro- tea en el espacio se lee el tiempo, consi-
rían no sólo al conocimiento de cerros y
vincia de los diaguitas, sin embargo, las dero que la respuesta se encuentra en
vetas previamente explotadas por el
minas de pacina, se nombran solo hasta una interpretación histórica del paisaje.
inca o abandonadas por la resistencia in-
el siglo XVI. No planteo que se haya producido un re-
dígena en tiempo colonial, sino también,
emplazo de topónimos –hualfin por pa-
La mención más antigua se a la disponibilidad regional de mano de
cinas- sino que refiere a procesos colo-
encuentra en la obra del oidor Juan de obra para el trabajo, un componente im-
niales diferentes. A lo largo del siglo XVI
Matienzo Gobierno del Perú (1567) des- prescindible para la producción regional.
la caída del ordenamiento incaico de la
tinada a generar un ordenamiento del
región, va dando lugar a la geografía de El fundamento del voto del
territorio que no solo garantizara el con-
las poblaciones locales junto con las ten- alcalde ordinario Hernán López Palo-
trol de los indígenas, sino también, enla-
siones surgidas de las relaciones hispano mino para fundar la ciudad en el valle de
zara Charcas con el Río de la Plata. Los
indígenas. Lerma expresaba: “es mi voto y parecer
capítulos 15 y 16 dedicados a la gober-
nación del Tucumán brindan datos sobre La rebelión de los indígenas
la ubicación de las minas de pacina, en obligó al despoblamiento de varias ciu-
forma coincidente con la ubicación que dades como Londres (1562), Córdoba de
tienen en nuestro mapa: “se han visto Calchaquí (1562) y San Clemente de la
unas minas que están entre la provincia Nueva Sevilla (1577). De tal forma que
de Calchaquí y esta de Londres, que se las toponimias que observamos a inicios
llaman las de Pasinas” (Matienzo 1567: del siglo XVII surgen como resultado de
191). procesos históricos diferentes, ensam-
blando el paisaje político del inca mar-
Si comparamos la ubicación
cado por caminos y enclaves, junto al or-
asignada en los textos con los sitios ar-
denamiento colonial por medio de fun-
queológicos reconocidos de la minería
daciones urbanas, pero también, de re-
incaica, planteamos que las minas de Pa-
sistencias y rebeliones de gran escala li-
cina se ubican en el área que hoy llama-
deradas por calchaquíes y malfines.
mos Hualfin, en la actual Provincia de Mapa 2. Mapa de América del Sur desde el Ecua-
Catamarca (Argentina). Este valle ubi- La importancia de la funda- dor hasta el Estrecho de Magallanes, Mitad Siglo
cado entre Londres y Calchaquí presenta ción de Salta (1582) como avanzada para XVII, MP-BUENOS_AIRES,4. Archivo General de In-
dias (Sevilla, España).

84
Choque Cultural

Ampliación Mapa 2. Mapa de América del Sur desde el Ecuador hasta el Estrecho de Magallanes, Mitad Siglo XVII, MP-BUENOS_AIRES,4. Archivo General de Indias (Sevilla, España).

85
Choque Cultural

que se vaya a poblar al dicho valle de cal- En otra carta describe sus ex- ral, enmarcados por las cadenas monta-
chaquí porque hay noticia de muchas ploraciones prometiendo a su majestad ñosas. El caso de Soconcho y guatalitala,
minas de oro como es en el valle de Chi- “mas quintos que en todas las indias…” indígenas encomendados en Santiago
cuana y en gualasto y en pacina…” (Levi- (Levillier 1920: 307). del Estero y Talavera respectivamente,
llier 1931: 273). En forma coincidente, el asentamiento indígena se cartografía
Al igual que las cartas del Go-
García Sánchez decía que “…ha visto sa- con el mismo signo gráfico pero prece-
bernador nuestro mapa representa en
car oro en tres partes en el dicho valle y dido por una estructura de iglesia para
igual jerarquía al cerro de Famatina y el
minas de inga donde lo sacaba…” (Levi- denotar su control colonial.
Potosí, sin embargo, su sucesor el Go-
llier 1931: 276). En este, como en otros
bernador Pedro Mercado declaraba que Si ascendemos hacia las tie-
ámbitos regionales, se buscaba aprove-
los rendimientos no alcanzaron las ex- rras altas observamos una serie de valles
char en beneficio de la corona el saber
pectativas generadas. “hasta agora no identificados por medio de rótulos ma-
prehispánico de la minería incaica (Gluz-
ay hombre en las yndias que haya sa- nuscritos, con su nombre específico
man 2007).
cado ni visto sacar dellas un tomin de como valle de Jujuy, de Salta, de Londres
plata” Carta al Rey 2-5-1599 (Levillier y de Pacina y un solo caso en el que se
1919: 328). El motivo del fracaso de las enuncia sin nombre propio, caracteri-
Famatina y el Potosí
explotaciones mineras se debió a la re- zado como “valle muy poblado de in-
Con la fundación de la ciu- sistencia indígena basada en una red de dios”. Un segundo conjunto de rótulos
dad de La Rioja en 1591 se distribuyen alianzas para la guerra motivo de repre- representa etnónimos sin un signo grá-
nuevas encomiendas y se retoman las sentación cartográfica. fico que los adscriba al terreno. Estos
exploraciones en el cerro de Famatina, son calchaquís, choromoros, los holcos,
de las que se esperaba fueran compara- umaguaca y Casabindo. El texto de Ruy
bles a los rendimientos del centro mi- La cartografía de la resistencia Diaz menciona una entrada a los valles a
nero del Potosí. En carta al rey el Gober- las órdenes de Lerma para reprimir el al-
Las exploraciones mineras
nador describe sus exploraciones: zamiento de los indios de la región –en-
en la cordillera y la política de fundacio-
tre ellos los de choromoros en 1584.
“…a la conquista y descubri- nes urbanas generaron alzamientos y re-
miento de las minas de famatina que es- sistencias de diversa escala en los siglos “Si saben que al año si-
tán en la jurisdicción de la dicha ciudad XVI y XVII. En esta área los asentamien- guiente me halle con el gobernador en la
de todos santos de la nueva rioja y des- tos indígenas están escasamente repre- guerra de los casabindos y cochinocas
pués de aver conquistado la tierra hasta sentados, a excepción de ocloya, socon- (…) y asimismo fui a la jornada de los
los confines de Chile (…) descubri las mi- cho, guatalitala y juríes. Estos son los in- choromoros y a la pacificación de los in-
nas e plata que en el dicho cerro de fa- dios de las tierras bajas aquellos que son dios guachipas…” (Groussac 1914: 382)
matina hay que son muy ricas e para en- cartografiados con signos gráficos simi- Los holcos se mencionan en la Probanza
terarme de su riqueza envie a la villa de lares como puntos en el espacio, mien- de méritos de Hernán Mexia Miraval
potosí doscientas y cincuenta leguas por tras que los serranos rebeldes no reci- como aquellos indios que junto con los
azoge e hize ensayer que prometen ben un signo gráfico específico, solo una diaguitas y juries atacan e incendian la
grandísima riqueza…” (Levillier 1920: etiqueta que los ubica en sentido gene- ciudad de San Miguel de Tucumán en
304). 1578 (Levillier. 1919: 141).

86
Choque Cultural

proceso de conquista y la lógica que sub-


yace a la hueste y la necesidad de apelar
a las probanzas para consolidar su posi-
ción social. En este sentido, la historia se
inscribe en el terreno y así lo expresa la
cartografía (Schlogel 2007).
Las cartografías coloniales
que presentamos dan cuenta de otras
dinámicas del Tucumán como es la pre-
sencia de grupos rebeldes a la avanzada
colonial. No se trata de mapas étnicos
donde se cartografía la distribución es-
pacial de la identidad, sino representa-
ciones que describen las relaciones his-
pano-indígenas del Tucumán. De esta
forma la selección de aquello que era ne-
cesario representar responde a la inten-
ción de dar soporte visual a aquellos tex-
tos que describían la experiencia de la
tierra. Entonces el Tucumán se describe
en términos de las exploraciones y con-
Mapa 3. Paraquaria/vulgo/Paraguay/cum Adja-centibus. En: America, quae est Geo-graphiae Blavianae: Pars
Quinta, Liber Unus, Volumen Undecimum. Amstela-dami. 1662. Ejemplar digitalizado por la Biblioteca Nacional
flictos para articular un espacio minero
de España. de envergadura en las tierras altas de la
gobernación. En tal sentido, se registran
Las probanzas de méritos ción no fue la representación cartográ- los recursos mineros, pero también la
debían responder a un formato jurídico fica del continente sudamericano sino disponibilidad de mano de obra para la
específico pero la cartografía no siguió los espacios donde se desarrollaba una organización de las mitas mineras, que
los estándares precisos esperados de historia personal y familiar. siguiera el formato que se había articu-
una cartografía elaborada por especialis- lado en la minería altiplánica. En relación
El mapa como representa-
tas que atendiera y respondiera a las for- con este punto, las probanzas daban tes-
ción del espacio contiene también un re-
mas de representación esperadas. Por timonio de la participación de la hueste
lato biográfico –probablemente el de
esto observamos múltiples perspectivas que, más allá, de certezas o testimonios
Ruy Díaz de Guzmán- entendido como
gráficamente expresadas y que hemos exagerados demostraban la resistencia
una continuidad en el tiempo de un li-
buscado dar cuenta, sorteando la pri- de los indígenas a su instalación.
naje conquistador con largos servicios a
mera impresión de errores de dibujo o
la corona. De modo que el mapa no es
desconocimiento del terreno. La inten-
la representación sincrónica del espacio,
por el contrario, en ella se expresa el

87
Choque Cultural

MAPAS Levillier, Roberto. Probanzas de Méritos Rowe, John. “Probanza de méritos de los
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88
Choque Cultural

El Combate de Corpus Christie 1536


Primer enfrentamiento armado entre querandíes y españoles,
en las actuales tierras argentinas, su análisis y localización
Doctor Daniel G. Correa Roselló
Universidad de la Defensa
dgcr2001@gmail.com

En 1536, arribó al río de la Querandíes, Schmidel lo reafirmará di- de “Corpus Christie” entre querandíes y
Plata, la expedición de don Pedro de ciendo: “Los susodichos Querandíes nos españoles, sin ser su intensión, iría a su
Mendoza, con el fin de explorar y poblar han traído diariamente al real durante vez describiendo el ambiente geográfico
una región de interés para la corona cas- catorce días su escasez de pescado y de la pampa ondulada, nos contará de su
tellana, deseosa de ocupar esas tierras carne y sólo fallaron un día en que no relieve, hidrografía, suelo y vegetación;
ante las ambiciones de la corona portu- nos trajeron de comer”. (26) incluso nos brindará el origen del nom-
guesa. Así surgió Santa María de los Bue- bre del río Luján. De ahí la importancia
Por esta razón Don Pedro de
nos Aires, abandonada cinco años des- de este relato que transcribimos a conti-
Mendoza envió a un alcalde y dos hom-
pués, debido al hambre que sufrieron y nuación, y que motivará nuestro poste-
bres más hasta el poblado querandí (dis-
la hostilidad de los nativos, ya que se en- rior análisis:
tante a 5 leguas) a exigirles que los sigan
contraron con todo el territorio ocupado
alimentando. Este, “se condujo de un Los querandíes, luego que
por pueblos originarios llamados “Que-
modo tal con los indios que fueron bien sintieron a los españoles, vinieron a darle
randíes” que, coexistían con otras pobla-
apaleados” (Schmidel 26). Al regresar los algunos rebatos por impedirles su pobla-
ciones como la Guaraní, la Charrúa e in-
tres al fuerte, el Adelantado, decidió en- ción; y no pudiéndolo estorbar se retira-
clusive con pueblos más antiguos como
viar a su hermano Diego con “300 infan- ron sobre el Riachuelo, de donde salieron
los Chañá- Timbúes.
tes y 19 de a caballo” (Guzmán 33). un día y mataron como diez españoles
Ulrico Schmidel describirá a que estaban haciendo carbón y leña; y
“Que él junto con nosotros
los Querandíes de la siguiente forma: escapando algunos de ellos vinieron a la
diera muerte y cautivara o apresara a los
“…ahí hemos encontrado en esta tierra ciudad dando aviso de lo que había suce-
sobredichos Querandíes y ocupara su lu-
un lugar de indios los cuales se han lla- dido; y tocando al arma, mandó don Pe-
gar. Cuando nosotros llegamos a su lu-
mado Querandíes; ellos han sido alrede- dro a su hermano don Diego, que saliese
gar, sumaban los indios cuatro mil hom-
dor de tres mil hombres formados con a este castigo con la gente que le pare-
bres, pues habían convocado a sus ami-
sus mujeres e hijos y nos ha traído pes- ciese. Don Diego sacó en campo trescien-
gos” (Schmidel 26).
cados y carne para comer” (25).
Rui Díaz de Guzmán, al con-
Con respecto al buen recibi-
tar los acontecimientos sobre la batalla
miento y alimentación por parte de los

Mapa 1. Actualización del mapa de Raul Mandrini, La Argentina aborigen: De los primeros
pobladores a 1910 Buenos Aires: Siglo XXI Editores. 2008. Con agregados propios del au- 89
tor de este artículo.
Choque Cultural

tos soldados infantes, y doce de a caba- en puesto aventajado sin el riesgo y difi- golpe muy fuerte en el pecho con una
llo, con tres capitanes, Perafán de Ri- cultad que había en pasar aquel vado. Al bola, de que luego cayó sin sentido: en
vera, Francisco Ruiz Galán y don Barto- fin se vino a tomar el peor acuerdo, que este tiempo Pedro Ramiro de Guzmán se
lomé de Bracamonte, y cerca de su per- fue pasar el desaguadero donde estaban arrojó primero al escuadrón de los indios
sona a caballo don Juan Manrique, Pe- los enemigos; los cuales en este tiempo por sacarle de este aprieto; y llegando
dro Ramiro de Guzmán, Sancho del se estuvieron quedos hasta que vieron donde estaba, le pidió la mano para
Campo, y el capitán Luján; y así todos que había pasado la mitad de nuestra subirle a las ancas de su caballo el cual,
juntos fueron caminando como 3 leguas gente de a pie, y entonces se vinieron re- aunque se esforzó lo que pudo, no tuvo
hasta una laguna donde halló algunos pentinamente cerrados en media luna, y fuerzas, por estar tan desangrado; y ce-
indios pescando, y dando sobre ellos ma- dando sobre los nuestros, hiriendo con rrando los enemigos con Pedro Ramiro le
taron y prendieron más de 30; y entre tanta prisa que no les dieron lugar a dis- acosaron de tal suerte a chuzazos, que
ellos un hijo de un cacique de toda aque- parar las ballestas y arcabuces: y visto en el propio lugar que don Diego, le aca-
lla gente: y venida la noche se alojaron por los capitanes y los de a caballo cuan baron y fue muerto. Luján y Sancho del
en la vega del río, de donde despachó mal les iba a los nuestros, dieron lugar a Campo andaban algo a fuera muy mal
don Diego algunos presos para que die- que pasase la caballería, y cuando llegó, heridos escaramuceando entre los in-
sen aviso al cacique que se viniese a ver ya era muerto don Bartolomé de Braca- dios, los cuales, cerrando con la infante-
con él bajo de seguro, porque no preten- monte; y siguiendo Perafán de Rivera, ría, y desbaratándola, entraron por el
día con ellos otra cosa que tener amis- que peleaba con espada y rodela metido desaguadero, hiriendo y matando a una
tad, que esta era la voluntad del Adelan- en la fuerza de enemigos, junto con Mar- mano y a otra a los españoles, de tal
tado su hermano. Con esto venido otro molejo su alférez, los cuales mataban y suerte que hicieron cruel matanza en
día acordó de pasar adelante hasta to- herían a gran prisa, hasta que cansados ellos, y a seguir el alcance no dejaron
par los indios, y tomar más lengua de y desangrados de las muchas heridas hombre a vida de todos. Luján y otro ca-
ellos, y llegados a un desaguadero de la que tenían, cayeron muertos. Don Diego ballero, por disparar sus caballos, salie-
laguna, descubrieron de la otra parte, con los de a caballo acometió en lo raso ron sin poderlos sujetar ni detenerlos,
más de tres mil indios de guerra, con mu- al enemigo; mas hallole tan fuerte que por estar muy heridos, los cuales lle-
cha flechería, dardos, macanas y bolas no le pudo romper, porque también los gando a la orilla de un río que hoy llaman
arrojadizas, y tocando sus bocinas y cor- caballos venían flacos del mar, y temían de Luján, ambos cayeron muertos, como
netas, puestos en buen orden esperaban el arrojarse a la pelea, y así revolviendo después se vio, porque hallaron los hue-
a don Diego; el cual como los vio dijo: cada uno por su parte, hiriendo y ma- sos, y uno de los caballos vivo; de cuyo
«Señores, pasemos a, la otra banda y tando lo que podían, hasta que con las suceso se le quedó el nombre a este río.
rompamos estos bárbaros: vaya la infan- bolas fueron derribando algunos caba- Sancho del Campo y Francisco Ruiz reco-
tería delante haciendo frente, y déles llos. Don Juan Manrique se metió en lo gieron la gente que por todos fueron 140
una rociada, porque los de a caballo po- más espeso de su escuadrón, y peleando de a pie, y cinco de a caballo; y como de
damos sin dificultad salir a escaramu- valerosamente cayó del caballo, y lle- estos venían muchos heridos y desangra-
cear con ellos y a desbaratarlos». Algu- gando don Diego a socorrerle no lo pudo dos, aquella noche se fueron quedando,
nos capitanes dijeron que sería mejor hacer tan presto, que cuando llegó no le
aguardar, a que ellos pasasen, como al tuviesen ya cortada la cabeza, y al que se
parecer lo mostraban, y pues se hallaban la cortó el bravo don Diego le atravesó la
lanza por el cuerpo, y a él le dieron un

91
Choque Cultural

donde acabaron de hambre y sed sin po-


derlos remediar, y quedaron solos de
toda aquella tropa 80 personas (33).
Mucho nos dice en este re-
lato Rui Díaz de Guzmán, sobre el am-
biente geográfico de nuestra pampa on-
dulada: En primer lugar, la vegetación le-
ñosa no se encontraba en cualquier lu-
gar, sino que había que ir a buscarla a las
orillas de los cursos de agua, pero a la
vez eran estos los lugares donde los
Querandíes se podían ocultar y despla-
zarse sin que los vieran. Eran los lugares
ideales para realizar emboscadas y gol-
pes de mano, tácticas militares emplea-
das siempre por las tropas que se en-
cuentran en inferioridad de condiciones.
Queda muy claro en el relato
la perfecta utilización del terreno por
parte de los Querandíes y la ignorancia o
Imagen 1. Shmidl, Ulrico. Derrotero y Viaje del Río de la Plata y Paraguay. Córdoba: Jorge Sarmiento Editor -
quizás una falsa sensación de superiori- Vniversitas, (1ra edición 1599), 2011.
dad que tenían los españoles que hicie-
ron abstracción del terreno ignorando la
Christi, en el encuentro con los Queran- Shmiedel y Guzmán. Las bajas españolas
geografía que los rodeaba. Era un te-
díes cometen nuevamente un error tác- van desde 27 para el primero, (Schmidel
rreno ondulado, con lagunas, arroyos,
tico que será fatal: vuelven a ignorar el
vados y bañados en las zonas bajas 26), hasta 239 para el segundo (Guzmán
terreno que los circunda, atacan fran-
donde indefectiblemente habría vegeta- 34).
queando un curso de agua, obviamente
ción acorde al terreno anegadizo circun-
desde una zona baja en pendiente as- El combate estaba perdido
dante. Todo este paisaje es el peor de los
cendente y con un suelo pesado para el antes de iniciarse. Los Querandíes em-
escenarios que podría elegirse para des-
avance, anegadizo arcilloso y con infe- plearon la táctica y el terreno en forma
cansar, ya que favorece indefectible-
rioridad numérica, mientras los queran- inmaculada, los españoles, por el contra-
mente al acercamiento del atacante, sin
díes se encontraban en una zona alta. rio, lo ignoraron y más errores no po-
embargo, vemos que los españoles deci-
Todo esto llevará indefectiblemente a la drían haber cometido.
den hacer noche en una vega según el
derrota más allá del número de bajas, o
relato, gravísimo error sin duda del cual La fidelidad del relato de la
la cantidad de aborígenes existentes, da-
salieron milagrosamente ilesos. En la batalla por parte de Guzmán no es lo im-
tos que no coinciden en las crónicas de
mañana siguiente, en el día de Corpus portante para el presente estudio, (hay

92
Choque Cultural

de Luxán, Lucán o Luján, porque el com-


bate se libró a orillas del mismo “y por
haber muerto sobre su margen derecha
el capitán Don Pedro Luján, integrante
de las huestes del adelantado y proba-
blemente pariente suyo: el apellido ma-
terno de Mendoza era Luxan.” (Boullosa
17).
Félix de Azara, relata el epi-
sodio del Capitán Luján diciendo que
“…distraído en la persecución de los in-
dios, se extravió, y no sabiendo volver, se
halló muerto de hambre y herido al lado
de su caballo, junto al arroyo que por eso
llaman Lujan” (Azara 10).
Jorge Boullosa es categórico
Mapa 2. Realizado por el Padre Juan Antonio Presas con datos del Dr Alfredo Grassi y agregados propios del autor. al afirmar que el combate contra los gua-
raníes se produjo a orillas del río Luján y
agrega: “Es por esta similitud de nom-
muchas discrepancias principalmente con el nombre de “Riachuelo” (Boullosa bres que Vicente Fidel López ubica el
con Shmidel, quien fue partícipe de los 17), igual que el curso de agua localizado combate de Corpus Christi a orillas del
hechos), pero si la descripción del te- sobre Buenos Aires. Por esta razón para Riachuelo” (Boullosa 17) confundiendo
rreno y la utilización o la indiferencia diferenciarlos, a este último, lo designa- ambos cursos de agua.
del mismo por parte de cada bando. ron como “Riachuelo de los Navíos”1. Lo Un aspecto que no podemos
curioso es que al río de las Conchas tam- dejar de nombrar es que Paul Groussac,
En concreto, ese ambiente
bién le llamaban Riachuelo y para distin- en su libro “Pedro de Mendoza”, catego-
pampeano descripto “al pasar”, a través
guirlo de los otros dos este era conocido rizará de “inverosímil” el accionar espa-
del relato de una batalla, termina con la
como el “Riachuelo de las Conchas”. ñol del relato de Guzmán y presupone
otorgación del nombre al único río que
Después del combate la toponimia se que el Adelantado, habría mandado a
atraviesa el partido del Pilar: el río Luján.
simplifico, ya que tan solo quedaron dos Diego de Mendoza no a reprimir a los
Antes del combate de Cor- riachuelos: el de los Navíos y el de las aborígenes, sino a construir un fuerte
pus Christi contra los querandíes, al ac- Conchas, el tercero paso a llamarse río para la defensa de Buenos Aires (143).
tual río Luján los españoles lo conocían

1
El Riachuelo de los Navíos, se le llamó así, por- cido, que se localizaba paralelo al mismo y se- las naves ancladas de los embates del río agi-
que en su boca anclaban las naves desde que parado de éste por un espolón o banco de tado por el viento, actuando como una especie
arribaron a estas tierras, y más precisamente lo arena. Este brazo desembocaba en sentido con- de escollera natural.
hacían en un brazo del Riachuelo, ya desapare- trario a la corriente del río. El banco protegía a

Mapa 3. (Paginas siguientes) Mapa actualizado de los posibles lugares del combate de corpus Christie. 93
Choque Cultural

Groussac localizaría dicho muerto del Capitán Luján junto a su ca- que el combate de Corpus Christi sólo se
fuerte precisamente en “Los Cerrillos” ballo. Este hecho descartaría los actua- pudo concretar en dos partidos de la
de Pilar, (144) que, en 1916, al momento les terrenos del partido de Escobar como provincia de Buenos Aires: en el partido
de escribir su libro, aún quedaban vesti- un posible lugar del combate, ya que del Pilar o en el de Escobar, pero debe-
gios del mismo, y presupone que mien- dista a más de 40 Km. de la ciudad de Lu- mos descartar este último por la lejanía
tras lo estaban construyendo es cuando ján, y reafirma al partido Del Pilar que se en donde se encontró el cuerpo del Ca-
se acercaron los aborígenes atacándo- ubica a tan solo 20 Km. de donde fuera pitán Luján (actual ciudad de Luján)
los, siendo ese el probable lugar del hallado el Capitán Luján. junto a su caballo que se desbocó du-
combate con los Querandíes. De todas rante el combate. De esta manera pode-
Asimismo, Garay ya se refe-
formas, afirma categóricamente que el mos concluir que el combate se produjo
ría como “río de Luján” al curso de agua
lugar del combate, de no haber sido en en el actual partido del Pilar.
que atravesaba el valle, nombres que se-
los Cerrillos, sería en las inmediaciones El ambiente geográfico
gún Groussac, “ya se lo habían puesto
del río Luján en alguna de sus lagunas o donde se desarrolló el combate de Cor-
los mismos habitantes de la expedición
bañados2. pus Christie era un terreno ondulado,
de Mendoza y que perduró a través del
con lagunas, arroyos, vados y bañados
Por esta razón no sería erró- tiempo” (144).
en las zonas bajas donde indefectible-
neo llamar al valle del río Lujan en Pilar
Después que la ciudad de mente habría vegetación acorde al te-
como: valle de Corpus Christi, aunque
Buenos Aires fuera abandonada por los rreno anegadizo circundante.
existieron posturas contrarias, estas fue-
españoles debido a la hostilidad de los
ron desestimadas con el tiempo por ser Los Querandíes supieron te-
Querandíes, la destrucción del fuerte, el
poco confiables3. ner la paciencia necesaria y aprovecha-
hambre, las bajas producidas, y las mis-
ron las características del terreno para
El propio Juan de Garay mas rencillas internas de los españoles,
su propio beneficio y en contra de los eu-
nombra en su acta de repartición de tie- habría que esperar hasta 1580 para que
ropeos.
rras de 1580, al actual “valle del río Luján los europeos volvieran a pisar tierras
de Pilar”, como valle de Corpus Christie, pampeanas. Los españoles subestimaron
en conmemoración del combate allí li- a los querandíes, o se confiaron dema-
brado en 1536, y según las narraciones, siado en su superioridad técnica, su ar-
en el paraje conocido en ese tiempo Conclusiones mamento superior, y en el empleo de su
como “árbol sólo” (Salvaire 6), donde Las características del am- caballería.
hoy se localiza la ciudad de Luján, resultó biente geográfico descriptas por los cro-
ser el lugar donde se encontró el cuerpo nistas de la época me permiten afirmar

2
Hoy sabemos que el fuerte llamado “Santa nombre de “La Matanza” al actual partido del descripciones de los cronistas y Escobar dista
María de la Concepción del río Luján”, locali- conurbano bonaerense, pero esta postura ya ha muy lejos de donde fue encontrado el cuerpo
zado en Los Cerrillos de Pilar fue mandado a sido dejada de lado por ser inconsistente. Paul del Capitán Luján. Sólo el partido Del Pilar reúne
construir en 1671, por el Gobernador José Mar- Groussac infiere que el nombre de “La Ma- las características geográficas e históricas,
tínez de Salazar. tanza” habría surgido por “el gran destrozo de donde dicho combate pudo tener lugar a orillas
3
Puntualmente, el lugar del combate de Corpus aborígenes que habría realizado Garay en 1580” del río Luján.
Christi se desconoce con exactitud. Por un (146) en su fundación de Buenos Aires. En el
tiempo hubo partidarios de que habría sido so- partido de Luján no pudo haber sido por tra-
bre el Riachuelo y que de allí habría quedado el tarse de tierras altas que no se condicen con las

96
Choque Cultural

Para los españoles, el com- GROSSAC, Paul. Pedro de Mendoza. Bue-


bate estaba perdido antes de iniciarse. nos Aires: Claridad, (1ra edición 1916)
Los Querandíes emplearon la táctica y el 2009.
terreno en forma inmaculada, los espa-
SALVAIRE, Jorge María. Historia de Nues-
ñoles, por el contrario, lo ignoraron y
tra Señora de Luján. Buenos Aires: Edi-
más errores no podrían haber cometido.
ciones Fabro, (1ra edición 1885) 2014.
Queda demostrado en este
SHMIDL, Ulrico. Derrotero y Viaje al Río
primer contacto entre españoles y que-
De La Plata y Paraguay. Córdoba: Jorge
randíes que los pueblos originarios
Sarmiento Editor – Vniversitas, (1ra edi-
abrieron sus brazos a los españoles en su
ción 1599), 2011.
arribo a estas tierras, recibiéndoles con
cordialidad y respeto, abasteciéndolos
de comida durante 14 días, pero no se
dejaron avasallar, demostrando su espí-
ritu bravío e inquebrantable que obli-
gará al total abandono por parte de los
españoles, del fuerte de Santa María del
Buen Aire a los 5 años de su llegada.

Bibliografía
AZARA, Félix De. Diario de un Reconoci-
miento de las Guardias y Fortines, que
guarnecen la línea de la Frontera de Bue-
nos Aires, para ensancharla. Buenos Ai-
res: Imprenta del Estado. 1837.
BOULLOSA, Jorge. Juan de Garay: El Pri-
mer Urbanista del Río de la Plata. Bue-
nos Aires: Docuprint S.A, 2008.
DÍAZ DE GUZMÁN, Rui. Anales del descu-
brimiento, población y conquista de las
provincias del Río de la Plata o LA AR-
GENTINA MANUSCRITA. Córdoba: Jorge
Sarmiento Editor / Vniversitas, (1ra edi-
ción 1612), 2012.

97
Choque Cultural

Provincias indómitas, repúblicas privilegiadas


y antiguos reinos: Percepciones y transformaciones de
territorialidades indígenas en la mente colonial
Phd. Werner Stangl
Universidad de Graz
Werner.stangl@uni-graz.at

Este artículo1 se acerca al ¿En qué, entonces, consiste mero de procesos sociales con muy dife-
tema de los pueblos originarios desde la contribución de este artículo? En pri- rentes resultados o convergencias y dife-
las perspectivas de actores coloniales y mer lugar, considero que tanto las histo- rente grado de agencia indígena.
observadores europeos quienes busca- riografías nacionales tradicionales como
El texto se acerca a cuatro
ban por comprender, representar, inte- las posiciones críticas a ellas suelen in-
constelaciones diferentes en toda la His-
grar u ocultar las territorialidades indíge- terpretar al proceso de territorialización
panoamérica en donde las autoridades y
nas y ordenar el espacio americano se- colonial como algo monolítico, como un
observadores coloniales tenían que inte-
gún sus intereses propios su capacidad “gran plan” guiado por una misma
grar imaginaciones de territorios indíge-
semántica de traducir las realidades se- mente que propiciaba un fin claro a tra-
nas en su concepción del espacio: El pri-
gún las terminologías coloniales y sus vés de los siglos: la opresión del indí-
mero enfoca una “provincia indómita”
medios de expresión. Esta forma de crí- gena/el proceso civilizatorio o moderni-
según los observadores coloniales que
tica se practica desde ya algún tiempo en zador. Sin embargo, al analizar los proce-
se establece como concepto sólo lenta-
discursos indigenistas y poscoloniales. sos se evidencia que más bien lo que hoy
mente como consecuencia del colonia-
Lo que estos discursos suelen tener en se nos presenta como “la visión de los
lismo fallado: el Chaco. En el segundo
común es que resaltan – con alguna ra- colonizadores” es producto de una caco-
ejemplo se elaboran las autonomías te-
zón – que a través de sus escritos y ma- fonía de voces auto-interesadas, algunas
rritoriales indígenas dentro del sistema
pas, “los colonizadores” imprimían y re- de ellas indígenas, y muy divergentes en-
imperial, posibilitado por la división
forzaban el orden colonial, a la vez que tre sí. En este caos, diferentes formas de
idealtípica y jurídica de la sociedad en
oprimían las cosmovisiones y prácticas territorialidades indígenas precolombi-
“república de indios” y “república de es-
indígenas del territorio. nas y poscolombinas se inventan, silen-
pañoles”, centrándose en el caso más
cian, enaltecen y transforman (y casi
emblemático de hegemonía territorial
siempre se malentienden), en un sinnú-
indígena: los mapuches de la Araucanía.

1
Este trabajo ha sido apoyado por el funded by
the Austrian Science Fund (FWF), project num-
ber P 26379-G18.

98
Choque Cultural

El tercer ejemplo nos desplaza muy al En los primeros contratos – o encontrar elementos de definición terri-
norte y muestra como la idea de las dos capitulaciones – entre conquistadores y torial en toda la cuenca fluvial platense.
repúblicas sobrevivió en espacios efecti- la Corona, el continente suramericano Además, este mapa es un buen ejemplo
vamente dominados en el pleno centro en un principio se dividió por esferas de de la hegemonía semiotica de los jesui-
de la América hispana – Nueva España – influencia de diversos conquistadores tas en los procesos cartográficos de de-
y cómo los tlaxcaltecas lograron la con- definidas por simples paralelos. Obvia- finir territorios: la inclusión del Tucumán
servación de sus fueros y su sobreviven- mente, esta idea de dividir el territorio en la “provincia de Paraguay” deja muy
cia como provincia indígena. El último como torta por devorar sirvió principal- claro que el concepto de Paraguay aquí
ejemplo nos lleva a un ámbito más típi- mente para impedir conflictos entre equivale a la provincia homónima de los
camente colonial en el que la población conquistadores y chocó con unas reali- jesuitas. La viñeta particular al oriente
indígena fue sujeta no sólo a la Corona, dades – tanto geográficas como étnico- del río Paraguay, con la palabra de
sino también a una mayor dominancia políticas – con las que había que arre- “GUARANIES” corresponde simple-
criolla y el pago del tributo. Concreta- glarse. Por esto, capitulaciones más tar- mente al área de sus principales misio-
mente, trata del escenario de mayor días ponían más énfasis en lo que efecti- nes. Dado que el interés de los jesuitas
complejidad de constelaciones espacia- vamente conquistasen y fundasen los era en primer lugar comunicar su labor
les entre las dos repúblicas: El Nuevo capitulantes. Así, obstáculos geográficos misional, no es extraño que ponían a las
Reino de Granada y la provincia de Popa- y entes y concepciones territoriales ya etnias objeto de su celo prominente-
yán, y más concretamente de las “anti- existentes entrarían en la definición pro- mente en el mapa. Los guaraníes así pa-
guas provincias” de los pastos y los qui- vincial del Imperio. Al oriente de los An- recen prestar su nombre al territorio en
llacinga en el área fronterizo entre los des meridionales, el escenario está mar- el mapa, como también lo hacen los Xa-
ámbitos payanés y quiteño. En ese ejem- cado por núcleos europeos muy aislados rayes en el Pantanal y los Moxos y los
plo se puede ver cómo realidades terri- y hasta efímeros, una caótica expansión, Chichas. En mínúsculas se anotan otras
toriales prehispanas con el tiempo se con grandes partes del territorio ocu- “tribus” que no parecen definir al terri-
perdieron, fueron ofuscadas por los pro- pado pueblos originarios independien- torio, pero sí ocuparlo. No siempre está
cesos de Conquista y la dominación co- tes o en rebeldía, algunas zonas de mi- claro si un lema designa el topónimo o si
lonial, cuyos vestigios se reinterpreta- siones compactas y a partir del siglo con es un demónimo, politónimo, etnónimo
ban constantemente en descripciones y una fuerte presencia de “bandeirantes” o todo mixto – en otras palabras, si defi-
productos cartográficos y últimamente o “mamelucos” paulistas quienes se nen la tierra o la gente que ocupa la tie-
emergen nuevamente como conceptos apropiaron del espacio de forma anár- rra.
territoriales transformados. quica.
Y es allá que nace la idea de
El siguiente mapa (Mapa 1.), una provincia indómita del Chaco. Pen-
del primer tercio del siglo XVII2 muestra sándolo bien, la provincia indómita es un
Del Paraguay al Chaco – la invención de
la dificultad que había en esa época para concepto muy paradójico. En su origen
la provincia indómita

2
El mapa existe en diferentes variantes y desco-
nozco cuál es la edición más temprana. La fecha
de la versión usada aquí es de 1633.

99
Choque Cultural

Mapa 1. Paraguay, ó prov. de Rio de la Plata cum regionibus adiacentibus Tucuman et Sta. Cruz de la Sierra. Autor: Jan Janszon (ca. 1633).

100
Choque Cultural

latín, la provincia es un espacio justa- Con esto también da cons- de reducción, conquista, aumento de
mente definido a partir de su condición tancia de la definición cada vez más fondos o campañas punitivas. El sistema
de dominancia por la metrópoli y más realística y reducida de lo que eran las tardo-colonial era más conciente de lo
aún, por su institucionalización adminis- provincias y obispados coloniales. El es- que controlaba y lo que no controlaba.
trativa. Veamos también la etimología tablecimiento de fronteras defensivas a Un mapa de 1760 es (a mi saber) el pri-
del nombre de la provincia en cuestión. lo largo de los ríos Paraguay, Salado etc. mer mapa manuscrito que ensaya repre-
convirtió al siempre indómito Chaco en sentar límites entre territorios dentro de
La palabra existía ya en tiem-
algo nuevo, reconocible por su contura, la cuenca rioplatense representadas por
pos precolombinos. Chacu en quechua
un territorio propio que ya no era parte líneas dotadas (Mapa de la governa-
se refiere a la tierra de caza (de la vi-
del Paraguay (sobre las transformacio- ción). Ahora, final y definitivamente, ya
cuña). Pero como topónimo en un mapa,
nes del territorio del Paraguay, la otra no puede quedar duda de que la región
por lo que sepa, aparece por primera vez
cara de la moneda del Chaco, cf. Stangl, se había convertido en un espacio exclu-
en 1650 en un mapa francés de Nicolas
Provincias y partidos 175-83). Esta ten- sivo. Con la creación del nuevo virrei-
Sanson. Como se aprecia, tanto el Chaco
dencia de una definición cada vez más nato rioplatense y la reinstitución de la
como “Paraguay propia” están muy al
estrecha del Paraguay se nota clara- Audiencia de Buenos Aires, estas entida-
norte de lo acostumbrado, y el Chaco pa-
mente en la relación del virrey Amat y des se definieron en los textos legales
rece tener como límite sur el río Ber-
Juniet: como “suma de provincias”: La nueva
mejo. Además, el Chaco aquí todavía es
Audiencia por ejemplo se componía de
una toponimia entre otras, no necesaria- “Toda la parte que corre
las provincias de Buenos Aires, Para-
mente exclusiva para la definición del te- desde la provincia de los Charcas asia el
guay, Tucumán y Cuyo. Ante la ausencia
rritorio. La definición estrecha del Chaco Oriente, como al sur se llamó Paraguay:
del Chaco y la Patagonia en esos textos,
a su parte septentrional se extendería hoy se halla reducida a menos extensión,
apologetas de diferentes Estados-nación
más tarde, mucho después del fracaso haviéndosele separado el Govierno de
han elaborado argumentos ex nihilo so-
de la ciudad de Concepción del Bermejo. Buenos Ayres en 1621. [...] Es confinante
bre lógicas de “pertenencia” implícita
Sólo entonces forma una provincia ex- con el Brasil, con los yndios ynfieles, que
para algún lado, volviendo a basarse in-
clusiva. El jesuita Pedro de Lozano en su los tiene al poniente [...]”. (Relación ...
cluso en capitulaciones y reales cédulas
famosa Descripción corográfica del Amat vol. 1 f. 176v-177r)
del siglo XVI como fundamento. La “pro-
Chaco es probablemente el primero que
Aunque no usa el término vincia indígena” en el concepto de sobe-
lo describe en esta forma en 1733: “La
“Chaco”, queda claro que “los yndios yn- ranía nacional ya no podía existir (sobre
latitud de la provincia del Chaco corre
fieles” viven en un propio territorio que la complicada transformación de con-
desde los confines del arzobispado de
no se interpreta simplemente como la ceptos coloniales a nacionales, cf.
Chuquisaca o de la Plata hasta los de la
“parte salvaje” del Paraguay. Sin em- Stangl, Vom Imperium).
diócesis del Paraguay; y su longitud
bargo, no debe equivocarse: No se trata
desde los confines de la provincia de
de un reconocimiento de una soberanía
Santa Cruz de la Sierra, hasta los del
indígena en sentido alguno. Casi, al con-
obispado de Buenos Aires o Río de la
trario, la definición del espacio indómito
Plata.” (64).
sirvió tanto a gobernadores como la so-
ciedad criolla para promover proyectos

101
Choque Cultural

Los vasallos indómitos: Los Butalmapu tiempos posteriores, Quillín sería impor- Quillín y la ritualidad de los “parlamen-
de la Araucanía tante para la creación de un discurso de tos generales” más o menos periódicos
independencia araucana con respecto a entre los capitanes generales de Chile y
Otro territorio indómito, re-
la República de Chile, particularmente representantes mapuches lo que esta-
conocido como tal tanto por los contem-
en el proyecto de Orélie Antoine de Tou- bleció una relación legal entre el imperio
poráneos como en la historiografía, es la
nens, el autoproclamado rey de la Arau- y el territorio dentro del tejido sistema
tierra mapuche al sur del río Biobío: la
canía (cf. Proceso seguido 383). Aun hoy, colonial. Era una época de intensa rivali-
Araucanía. Pero la semejanza con el caso
la cuestión si era un documento de ca- dad europea y un cuestionamiento del
chaqueño termina en el aspecto de no
racter de “derecho de gentes” da lugar a dominio español, principalmente en el
existir autoridades españolas en el área.
polémicas entre la historia nacional y “fi- Caribe. Pero tampoco es coincidencia
Con diferencia al Chaco, la Araucanía era
loindigenístas” como la entre Sergio Vi- que los mapas impresos de holandeses,
más o menos bien definida desde muy
llalobos y José Bengoa (Villalobos; Ben- franceses e ingleses suelen representar
temprano como la parte continental al
goa). En todo caso, hay que subrrayar la Patagonia como terra nullius (tierra de
oeste de los Andes desde el río Biobio
que ya se atribuía mucha importancia a nadie). En España se temía la intromisión
hasta la isla de Chiloé. Además, no era
los eventos en la época y se difundió de potencias europeas en la Araucanía
un espacio tan pluriétnico, escasamente
tanto en Chile como en Europa con al- circumnavigando el Cabo de Hornos, y
poblado y ecológicamente difícil como el
guna prominencia y excepcionalidad. Ya con mucha razón: en el mismo año en el
Chaco. En la Araucanía, los intentos co-
en el año siguiente el tema apareció una que se publicó la relación sobre Quillín,
lonizadores desde un principio se vieron
relación impresa en Madrid y en 1646 se los directores de la VOC en Holanda se
limitados ante una resistencia política
incluyó en la crónica histórica de Chile de reunieron y en 1643 un grupo bajo el
férrea, marcada por alianzas bastante
Antonio Ovalle, quien resaltó el evento mando de Hendrik Breuwer ocuparía la
estables de los mapuches como nación
con un grabado en el que los dos bandos bahía de Valdivia por un corto tiempo –
hegemonial (aunque no políticamente
se juntan y parecen estar en un mismo es poco probable que la publicación y la
unificada).
nivel jerárquico. expedición holandesa no fueran no-rela-
La excepción araucana se cionadas en algún modo.
Pero, podríamos preguntar:
manifiesta de forma más clara en las fa-
¿Por qué la publicación fue tan inme- Hacia los rivales europeos, la
mosas paces de Quillín de 1641. Según
diata? – una carta de Chile a España ape- publicación de las paces era un mensaje
muchos historiadores, las paces (o el tra-
nas llegaba a España en menos tiempo que la Araucanía ya no podía interpre-
tado) de Quillín era único en la historia
¿Por qué el Consejo dio licencia para im- tarse como tierra de nadie: era tierra de
colonial y significó el reconocimiento de
primir este testimonio de la resistencia los mapuches que con las paces entra-
soberanía mapuche en forma de un do-
de una nación “bárbara” en Madrid? – ron en una relación de vasallaje con el
cumento que cumplía con lo que el pú-
justamente aquella Corona que según rey.
blico europeo entendía bajo los matices
las críticas foráneas y en el juicio posco-
del derecho de gentes. Es por esto que El tratado es también evi-
lonial es definida por su secretismo y si-
la Araucanía está arraigada en nuestras dencia de la flexibilidad de la Corona en
lenciamiento de “verdades inconvenien-
mentes como el territorio fuera del do- definir sus relaciones con la población
tes”. Podría argüirse que era precisa-
minio español más emblemático. En aborigen. La base de esta flexibilidad
mente el formalismo de las paces de
está en el concepto dual de “república

102
Choque Cultural

de indios” y “república de españoles” generales” (¡nótese el término!) de 1723 primer lugar el término de lo suyo frente
cuya relación entre sí (política y espacial- y 1769/70, cada vez se tranquilizaron a un “otro” mapuche que se pinta en los
mente) podía manifestarse en un sinnú- con unos parlamentos generales que ri- escritos como fuente permanente de in-
mero de constelaciones diferentes. Enti- tualmente seguían el espíritu de Quillín, seguridad. Para la Corona, lo más impor-
dades políticas indígenas (“repúblicas”) confirmando la exclusión de los hispanos tante de Quillín y los parlamentos suce-
podían estar sujetas inmediatamente a de la tierra al sur del Biobío y la condi- sivos era el reconocimiento mapuche de
jurisdicciones republicanas hispanas (ca- ción de “vasallos del rey” de los mapu- ser “vasallos” del rey, aunque sea con
bildos de ciudades), a representantes ches (León 22ff.). El parlamento de Ne- autonomía total indígena y exclusión de
reales de distritos (corregidores o alcal- grete de 1793, convocado por Ambrosio instituciones coloniales. La estabilidad
des mayores), regímenes misionales o – O’Higgins después de una campaña mili- de esta situación se evidencia también
como en el caso mapuche – con exclu- tar contra Llanquitur, un toqui pehuen- en el hecho de que luego del parlamento
sión de la sociedad hispano-criolla, esta- che, según el historiador republicano Ba- de Tapihue de 1774 se logró establecer
bleciéndose una relación inmediata con rros Arana concluyó así: una carrera de correo terrestre desde
las autoridades reales más altas o direc- Concepción hasta Valdivia. Es decir, un
“Con el aparato de costum-
tamente con el rey. corredor de correo debió cruzar el terri-
bre, juraron éstos su amor a la paz i su
torio mapuche regularmente, y aunque
El orden establecido en Qui- sumisión al rei de España [...] Aquel par-
seguramente hubo incidentes en la tra-
llín no fue del todo estable y se conocen lamento, en cuyo resultado no podia te-
vesía, el servicio mensual aparente-
diferentes episodios más o menos vio- ner gran fe el presidente O’Higgins, pero
mente funcionó de forma estable. Lo
lentos en la Araucanía, tanto debido a que complacia a la corte por el aparente
mismo no se puede decir para diferentes
avances criollos como causados por ro- sometimiento de los araucanos, habia
regiones de Hispanoamérica que no tie-
bos y saqueos por parte de mapuches costado 10,897 pesos” (Barros Arana vol.
nen la misma aura de “independencia”
chilenos (y sus parientes trasandinos 7, 63).
como la Araucanía: Por razones de segu-
pehuenches). Pero estos disturbios, par-
Para los criollos, el Bío Bío y ridad no se establecieron – por ejemplo
ticularmente los dos “levantamientos
su frontera militarizada constituían en – carreras entre Riohacha y Maracaibo,

Mapa 2. Mapa del Reyno de Chile. Autor: Ambrosio O’Higgins, 1768.

103
Choque Cultural

ni desde Panamá al Darién o Costa Rica, se evidencia en el mapa de Chile de Am- hispano. No existe un estudio de con-
y había más que “corre[n] algún riesgo brosio O’Higgins de 1768, hecho en oca- junto sobre las ciudades de indios, pero
de yndios bárbaros” (Pando: f. 51v). sión de la expulsión de los jesuitas sí algunos estudios de caso. Para Cho-
(Mapa 2). Aparecen los indios “arauca- lula, por ejemplo, Norma Castillo ha es-
A pesar de su autonomía la
nos”, “boroa”, “juncos”, “alaquevanos”, tudiado el papel de las autoridades indí-
Araucanía nunca se estableció como una
“llanos”, “guilieches” y “pehuenches” genas frente al alcalde mayor y la pobla-
“provincia indómita”, no perteneciente
con atributos como “infieles, aun domi- ción española de la provincia (Castillo).
al “Reino de Chile”, en la misma manera
ciliados” o “infieles y acérrimos enemi- Pietschmann (296) da el número de “ca
como la provincia del Chaco. La toponi-
gos”. En suma, la Araucanía es el per- 20” ciudades de indios, pero considero
mia “Araucanía” no se incluye o apenas
fecto ejemplo como territorios indíge- que no existían todas al mismo tiempo.
aparece en la época. En la esfera de tex-
nas podían caber en la idea española de Algunas ciudades como Tzintzuntzan,
tos escritos, algunos cronistas, como Vi-
imperio, aunque no en su “división terri- por su declive, aunque Carlos V les otor-
cente Carvallo, usan el reconocimiento
torial-administrativa”. gara un título oficial, ya no tenían las ins-
del concepto político-territorial de los
tituciones correspondientes a su título
propios mapuches para referirse al terri-
en tiempos posteriores.
torio: “butalmapu”. Carvallo, incluso, di-
La provincia indígena privilegiada: Tlax-
vide el Reino de Chile en su descripción La ciudad de indios era un
cala
en tres partes: la “primera división” del mecanismo jurídico exclusivo de Nueva
reino incluye los diferentes corregimien- También en Nueva España España. En mis investigaciones, sólo Co-
tos desde Copiapó en el norte hasta Rere diferentes repúblicas de indios mante- bán en Guatemala y posiblemente Chu-
y La Laja en el sur; en la “segunda divi- nían un mayor grado de autonomía ver- cuito en el Alto Perú tenían el mismo tí-
sión” describe los cuatro butal-mapus y sus la sociedad criolla. Sin embargo, con tulo privilegiado de “ciudad de indios”,
su forma de gobierno; y como “tercera diferencia al caso de los mapuches, eran aunque a mi saber no se ha estudiado to-
división” la tierra de los huilliches al sur plenamente integradas en el sistema ad- davía la relevancia del título para esos
del río Bueno – tierra araucana que co- ministrativo colonial y sus distritos se casos. Pero salvo esas excepciones, in-
rrespondió tradicionalmente a la esfera encabezaron por oficiales reales como cluso grandes e importantes urbes indí-
de Chiloé y cuyos representantes no ha- gobernadores, alcaldes mayores y corre- genas como Cajamarca jurídicamente
bían asistido en Quillín – y últimamente gidores. Existían varias “ciudades de in- eran simples “pueblos de indios”. Es de-
las “islas del mar del sur”, principal- dios” que tenían cabildos y defendían fe- cir, la población hispano-castiza que vi-
mente la isla de Chiloé. (Carvallo: se- rozmente diferentes derechos y prerro- vía afuera del ejido del pueblo fue subor-
gunda parte, esp. cap. XXXI-XXXVI). gativas como la organización de la colec- dinada a la jurisdicción de ciudades his-
ción del tributo o la organización de fes- panas, en el caso de Cajamarca era la
En la cartografía contempo-
tividades religiosas, etc. Un privilegio ciudad de Trujillo. El caso de Cajamarca
ránea no se usa ni Araucanía ni Butal-
muy importante de esas ciudades era es particularmente interesante porque
mapu – el territorio seguía siendo sim-
que sus territorios jurisdiccionales más o esa población rápidamente adquirió un
plemente una “parte del reino de Chile”,
menos amplios eran privativos y no eran carácter mestizo e hispano – pero el
aunque se anotaron grupos indígenas y
subordinados al territorio de un cabildo único cabildo existente hasta 1808 era el
su relación con el mundo colonial, como

104
Choque Cultural

indígena de “pueblo de indios” (Ar- mismo territorio. Los fueros tlaxcaltecas total del sistema de intendencias y su re-
gouse). podían transferirse a otros aliados indí- novada administración exclusiva como
genas en las fronteras. La autoridad co- gobernación militar (Gerhard, A Guide,
La más importante de las
lonial competente para el gobierno de 324-325). Así, aunque el Estado borbó-
ciudades indígenas novohispanas era la
esos indígenas fronterizos era un “pro- nico logró una cierta homogeneización
de los tlaxcaltecas que por su ayuda a
tector de naturales”. La mayoría de esas en el gobierno territorial, no logró aca-
Cortés en la Conquista mantenían orgu-
comunidades eran como pequeñas “is- bar completamente con los fueros de
llosos fueros durante toda la Colonia.
las extraterritoriales” dentro de zonas antiguo régimen y completar lo que a ve-
Hasta bien entrado el siglo XVIII era el
que con el tiempo se llenaron con sitios, ces se llama la “segunda conquista” del
único territorio dentro de la Nueva Es-
haciendas y reales de minas. Sólo al este Nuevo Mundo.
paña propiamente dicha que no fue go-
de Nayarit, en las “Fronteras de San Luis
bernada por los magistrados tradiciona-
de Colotlán” existió un espacio conjunto
les (alcaldes mayores y corregidores)
de tales comunidades sin presencia his- Antiguas provincias y nuevos corregi-
sino por un propio gobernador, ni tenían
pana, por lo que experimentó un paula- mientos: El Nuevo Reino de Granada y
que pagar el tributo. El geógrafo y enci-
tino proceso de territorialización y a fi- Popayán
clopedista Antonio de Alcedo dice de
nes del siglo XVIII se convirtió en una uni-
Tlaxcala en su diccionario histórico-geo- Presión sobre autonomías
dad territorial-administrativa propia-
gráfico de 1789: territoriales indígenas y una complicada
mente dicha (cf. Stangl, Provincias y par-
relación espacial-administrativa entre
“[…] fueron tan fíeles amigos tidos 169-75; Rojas; Gerhard, La frontera
las dos repúblicas existieron también en
que ayudaron á Cortés con fineza y em- 70-8). El estado tardo-colonial tenía ge-
otras regiones del Imperio bajo regíme-
peño al logro de la conquista de Nueva neralmente la tendencia de uniformar el
nes menos privilegiados que los hasta
España, por cuya razón conservan justa- método de administración, especial-
ahora referidos. En realidad, todas las
mente muchos privilegios, siendo uno de mente con la célebre reforma de inten-
repúblicas indígenas tenían espacios de
ellos la libertad que gozan de tributos sus dencias. Tanto el ámbito hispano como
jurisdicción autónomos y derechos a la
naturales que compondrán 11.000 fami- el indígena fueron afectados por la re-
tierra dentro del espacio perteneciente
lias, y solo pagan una corta cantidad que forma que debía minimizar las excepcio-
al pueblo, todo bajo los matices de la le-
se llama reconocimiento ó vasallage.” nes y privilegios particulares instalando
gislación indiana. Este apartado trata de
(Alcedo vol. 5, 155). un nuevo nivel administrativo – la inten-
la transformación de antiguas realidades
dencia – con autoridad sobre un número
Los tlaxcaltecas también indígenas en los procesos territoriales
de las antiguas alcaldías mayores y co-
participaron de forma activa en la ex- formativos del Nuevo Reino de Granada
rregimientos. En Nueva España la re-
pansión hispana en las fronteras chichi- y la provincia de Popayán, procesos en
forma fue realizada en 1786/7, y según
mecas, donde formaron colonias milita- los que los indígenas, generalmente ha-
la ordenanza Tlaxcala tenía que suje-
res cuyos habitantes mantenían los pri- blado, no tenían el mismo grado de
tarse al intendente de Puebla. Pero los
vilegios de su república nativa (exención agencia como los “indómitos” o fueros
tlaxcaltecas protestaron su sujeción al
del tributo) y que eran sujetas a la Au- como los tlaxcaltecas: sufrían las trans-
intendente con éxito, evocando sus anti-
diencia de México y no Guadalajara formaciones y redefiniciones con meno-
guos privilegios y su papel en la Con-
como las jurisdicciones hispanas en el res o inexistentes medios de influencia y
quista. En 1793 se decretó su exclusión

105
Choque Cultural

resistencia. Existen trabajos excelentes familias criollas de ciudades como Santa tes. Así, el corregidor de naturales de Co-
sobre el ordenamiento territorial colo- Fe o Tunja en ocupar esos oficios. Ade- yaimas y Natagaimas era sujeto al corre-
nial y su relación con las realidades más, similar a la situación en Nueva Es- gidor de Mariquita, aunque esos pueblos
prehispanas de Marta Herrera Ángel paña, su jurisdicción se limitó a las tie- se encuentran al sur del río Saldaña y por
(Herrera, Transición; Herrera, Las bases; rras de los pueblos, mientras que los lo tanto en la jurisdicción de la villa de
Herrera, Poder local), por lo que aquí asentamientos y las haciendas hispanas, Purificación, a su vez sujeta al goberna-
sólo vamos a resumir los puntos clave así como todos los individuos “no indios” dor de Neiva (Moreno, Visita, f. 91r). Y
del panorama general para desarrollar se subordinaban a las jurisdicciones de como si esto no fuera bastante, los co-
con mayor detalle un ejemplo enigmá- los cabildos de villas y ciudades. Ambas rregidores de Mariquita a veces inves-
tico que no se ha “solucionado” en los formas de organización municipal se su- tían al teniente del gobernador de la villa
trabajos de Herrera. jetaban a los gobernadores, sus tenien- de Purificación como corregidor de na-
tes y algunos “corregidores de provin- turales de Coyaimas, quien así era “ser-
En clave de instituciones mu-
cia”. vidor de dos señores”.
nicipales, vemos una separación concep-
tual bastante clara y generalmente acep- Esto cambió en las últimas En estas complicadas cons-
tada entre cabildos hispanos e indíge- décadas de la Colonia. Primero, la Au- telaciones además influyeron los cabil-
nas. En cuanto a la categorización jurí- diencia de Santa Fe declaró el 5 de octu- dos hispanos como corporaciones que
dica de asentamientos se hablaba de bre de 1758 y 25 de junio de 1759 que lograron que se les dejara el ejercicio de
“dóctrinas” o “pueblos” para las repúbli- los pocos corregidores de naturales forma inmediata del corregimiento de
cas de indios, y de “parroquias” y “sitios” nombrados en la metrópoli (los de Soga- naturales en toda o parte de su jurisdic-
para las de españoles. A partir de fines moso y Zipaquirá) estarían iguales a los ción, por lo que con el tiempo las pobla-
del siglo XVI, la jurisdicción de los pue- corregidores de provincia (Moreno y Es- ciones indígenas quedaron totalmente
blos indígenas se agrupó en distritos candón, Visita f. 3r-v). Los corregidores bajo el control inmediato de las institu-
(“partidos”), muchos de ellos definidos a virreinales o nombrados por los gober- ciones criollas. Aun así, los indígenas sí
partir de territorios étnicos y políticos nadores sí seguían sujetos a los oficiales tenían recurso a procuradores en la
prehispanos. Su gobierno – y principal- reales arraigados en las ciudades, pero Corte y especialmente un protector de
mente el cobro del tributo – se puso en también recibían la jurisdicción sobre la indios para hacerse oír en la Corte. La
manos de “corregidores de naturales” totalidad de la población en sus distritos competencia sobre la tierra entre pue-
para limitar y vigilar el poder los enco- a detrimento de los cabildos hispanos y blos de indios en descenso demográfico
menderos. Pero con diferencia a los co- sus alcaldes mayores provinciales (He- y una sociedad hispano-castiza en au-
rregidores peruanos, la mayoría de esos rrera, Poder local 34-5). mento creó conflictos intensos. En los
funcionarios no se nombró en la metró- ojos de los “hispanos”, un número redu-
En este orden influían algu-
poli sino por los gobernadores y luego, cido de indios monopolizó la tenencia de
nas idiosincrasias. Primero, hay varios
una vez instalado el virreinato en Santa tierra en los ejidos, aunque no podían la-
ejemplos donde la organización los “co-
Fe de Bogotá, algunos por los virreyes y brarla, mientras que los “hispanos” se
rregimientos de naturales” y los distritos
otros por los gobernadores (Herrera, Los tenían que arrendarla. La extinción del
jurisdiccionales hispanas de una misma
corregidores). Esto no sólo llevó consigo pueblo significó el fin de su resguardo o
área se sujetaban a superiores diferen-
la hegemonía de un contado número de ejido y por lo tanto posibilitó el acceso a

106
Choque Cultural

la tierra por la sociedad hispana. Las sometido por el imperio incaico, cuyo lí- cialmente en percepciones étnicas y lin-
grandes visitas provinciales en el siglo mite se tiene comúnmente en el río güísticas. Los dos conceptos se confun-
XVIII, la de Andrés Verdugo y Oquendo Charca, dividendo territorios pastos en den además porque solían ser vecinos
para Tunja y Joaquín de Aróstegui para el icónico Rumichaca (“puente del de Pasto (junto con algunos de Ibarra y
Santa Fe en la década de 1750, así como Chaca”). En la Colonia se estableció la di- Barbacoas) los que tenían las encomien-
la visita de Francisco Moreno y Escandón visión entre los espacios del “Reino de das en los Pastos. El sistema de enco-
a partir de 1775 – todas hacían particular Quito” y la “provincia de Popayán” en el mienda causó notables disrupciones y
énfasis en el asunto de extinguir pueblos mismo punto, e incluso hoy es frontera reconfiguraciones étnicas causadas por
y ordenar con mayor racionalidad los te- nacional entre Colombia y Ecuador (He- el traslado forzado de población. Hay va-
rritorios de los corregimientos de natu- rrera, Popayán 60). Es decir, la provincia rios pueblos pastos (Males, Puerres,
rales (Verdugo, Tunja; Aróstegui, San- de los pastos ya era fragmentada en Gualmatán, Chapal) que tienen homóni-
tafé; Moreno, Visita). Las visitas causa- tiempos prehispanos. mos en las inmediaciones de la ciudad
ron oleadas de extinciones de pueblos y de Pasto que muy fácilmente pueden
En tiempos de la Colonia, la
conversiones de “pueblo” en “parro- confundirse (p.e. Herrera, Popayán 126-
parte incaica cayó en el ámbito quiteño
quia” acompañadas de relocalizaciones 7).
y la villa de Ibarra, la parte septentrional
forzosas de población indígena, a su vez
se integró en la gobernación de Popayán Diferentes autores interpre-
frecuentemente ignoradas y resistidas
y fue sujeta a la ciudad de San Juan de taron la extensión de los dos partidos de
por los indios que regresaban a sus tie-
Pasto – que obviamente deriva su nom- forma distinta. Representantes pastos
rras y a veces veían a sus pueblos recons-
bre de los pastos. Aun así, hay que dis- en Quito en 1579 se refieren a la “pro-
tituidos y reconocidos.
tinguir entre dos “partidos” distintos de vincia de Pastos” mencionando sólo a los
A esto se suma el curioso los que componía el ámbito de la ciudad: pueblos pastos al sur del Rumichaca (He-
ejemplo de entidades políticas y étnicas el “partido de los Pastos” y la “jurisdic- rrera, Popayán 60). Las Noticias Secretas
prehispanas que sobrevivieron como ción de Pasto”. Esta distinción se debe de Ulloa y Juan de 1748 sólo conocen al
concepto de “antigua provincia” aunque esencialmente al hecho de que la ciudad “partido de Pasto” y no mencionan “los
nunca eran provincias en un sentido ad- de Pasto no se fundó en territorio pasto Pastos”. Aparentemente los considera-
ministrativo del sistema colonial. El re- sino en la de sus vecinos quillasinga. Ya ron de forma conjunta como sugiere el
sultado es un total desorden entre auto- Pedro Cieza de León en su Crónica del alto número de 27 pueblos sujetos a
res y mapas en la representación de las Perú hizo claro esta diferencia étnica y Pasto, aunque no mencionan a cuáles se
divisiones territoriales que aquí explica- confusión de nombres. La jurisdicción de refieren (Ramos 72). En la descripción de
remos con el caso de la provincia de Pas- la ciudad de Pasto además incluía enco- la Audiencia de Quito por Dionisio de Al-
tos y la jurisdicción de Pasto, parte de la miendas en vastos territorios amazóni- cedo de 1766, “Pasto” incluye tanto los
gobernación de Popayán. cos de las provincias de Sucumbios y pueblos pastos sur como los del norte,
Mocoa, heredando las antiguas jurisdic- pero también los de los quillacinga de la
Los pastos son una etnia, na-
ciones de las fracasadas ciudades de jurisdicción de Pasto, inclusive pueblos
ción o cultura que ocuparon el territorio
Écija y Agreda. La definición de los dos amazónicos como Mocoa (Ponce 430).
al sur del río Patía y cuyos territorios se
partidos Pastos y Pasto se fundaba esen- Últimamente, también incluye algunos
extendían hasta el valle del Chota-Mira.
Parte de ese territorio cultural había sido

107
Choque Cultural

pueblos que parecen absurdos en el con- fuente en la historiografía (Groot 39). El Padrones … Pastos; Padrones de los in-
texto: Nanegal, Galea y Esmeraldas, en caso de Coayquer es algo diferente por- dios tributarios). Una relación del gober-
la provincia de Atacames (Ecuador). El que sabemos que esos indígenas barba- nador Nieto de 1797 (Herrera, Popayán
único nexo que podría explicar esta irre- coas junto con Mayaquer y Nambi for- 119-30) repite la misma distribución de
gularidad está en la labor misional de los maron parte del cacicazgo de Mallama, pueblos “pastos” y “de Pasto” como los
mercedarios, quienes tenían sus doctri- en Pastos (Espinosa; Bustamante), y censos, con la única diferencia de que
neros tanto entre los pastos, barbacoas también una encomienda común con el Nieto es el único que menciona al ex-pa-
y en Esmeraldas (Bustamante 16 y 39- mismo pueblo (Herrera, Popayán 93), lenque de El Castigo como pueblo de li-
40). por lo que sí existían fuertes lazos políti- bres anexo a Ancuya, poniéndolo así en
cos con los pastos. la provincia de los Pastos (en Velasco el
Esta confusión dio origen a
sitio aparece como límite entre Barba-
otro error de su hijo, quien en su diccio- Otras representaciones de la
coas y jurisdicción de Popayán sin indicar
nario histórico-geográfico mezcló los “provincia de Pasto(s)” resultan en nue-
de forma alguna a cuál correspondiera).
conceptos territorial y administrativo. vos panoramas. Para una descripción de
La mención de El Castigo puede ser una
En el tomo V dice sobre el pueblo de Tul- la Audiencia de Quito en 1631, no era re-
nueva inferencia de criterios eclesiásti-
cán (al sur del Rumichaca y por lo tanto levante la identidad étnica de los pastos
cos en un informe administrativo, una
parte del corregimiento de Ibarra) que ni instituciones administrativas. Más
redefinición territorial de “Los Pastos”, o
sería “Pueblo de la Provincia y Corregi- bien, se usaron definiciones de organiza-
simplemente deberse al hecho de que
miento de Pasto en el Reyno de Quito, ción eclesiástica para estructurar esa
informes anteriores sólo se interesaron
situado en el camino que va á la Provin- área: el norte de la audiencia en ese do-
en pueblos de indios tributarios y por lo
cia de Popayán.” Aunque Alcedo se basa cumento se divide simplemente entre
tanto simplemente ignoraron a El Cas-
en lo administrativo, aparentemente una “provincia de Pasto” y otra “de Iba-
tigo, aunque territorialmente sí caía
también aplica criterios de toponimia rra”, entre las que se dividen los pueblos
dentro de la provincia de los Pastos.
lingüística eclesiásticos, para definirla – pastos – e incluso pueblos al norte de
pero sin método, porque sí termina la Rumichaca se incluyen en la de Ibarra El origen del “corregimiento
descripción de “Los Pastos” en el Rumi- (Ponce 129-30). de los Pastos” (o “corregimiento de Tú-
chaca. querres”) como institución no está claro.
Cómo últimos documentos
Sabemos que durante el siglo XVII y en el
Para el ex-jesuita Velasco, la que pueden ayudarnos en distinguir
temprano siglo XVIII existía sólo una “te-
“tenencia de Pastos”, un término clara- Pasto y Pastos quisiera mencionar los
nencia de gobierno” común para Pasto y
mente administrativo, también incluía que provienen de la práctica administra-
Los Pastos, pero ya para esas fechas, por
Coayquer que se suele ubicar en la juris- tiva inmediata: Censos de población y
lo menos a partir de la década de 1670,
dicción de Barbacoas y Yacanquer de la cuentas de tributo suelen mencionar
había corregidores separados para “Pas-
de Pasto. Como posible explicación se pueblos principales y sus “anexos” sobre
tos” y “los pastos” nombrados por el ca-
puede notar que “-quer” es una toponi- los que existía alguna forma de autori-
bildo de la ciudad (Archivo Central del
mia pasto que significa “lugar”. Ya que dad, aunque todo tipo de fuentes con
Cauca). Por lo menos a partir de 1765
Velasco es el único autor que pone Yaca- sus propias deficiencias. Pero, sin em-
(ibídem), ese corregidor también tenía el
nquer entre los pastos en vez de quilla- bargo, son los que muestran mayor
cinga se ha criticado su valor como coherencia entre sí (Padrones … Pasto;

108
Choque Cultural

título adicional de “teniente de goberna-


dor”, con lo que la provincia finalmente
se emancipó de la ciudad de Pasto. Por
lo menos un corregidor, Francisco Rodrí-
guez Clavijo, no fue nombrado por el go-
bernador sino por el virrey Ezpeleta en
1792 (Echeverri 71). Por lo que también
podía actuar con casi total independen-
cia de Popayán. Pero esta resurrección
de la antigua provincia de los pastos a
través de la separación de Pasto y auto-
nomía de Popayán no fue acompañado
por una mejora de la suerte de los indí-
genas. Al contrario, Rodríguez Clavijo en
su casi plenipotencia tenía graves con-
flictos con las comunidades (Echeverri
70ff.). Pero justo en estos momentos
también se manifestó la continuada
cohesión de la antigua provincia de los
pastos, quienes montaron una subleva-
ción prácticamente total de la provincia
Mapa 3. Fuentes: 1553: Cieza; 1648: Ponce 207-322; 1754: Ponce 323-52; 1766: Ponce 418-65; 1771:
en 1800 conocida como la de “los comu- Pando: 1779: Padrones … Pasto/Padrones … Pastos; 1793: Estado general; 1797: Herrera, Popayán 119-30;
neros del sur” (Williams). Aunque últi- 1804: Padrones de los indios.
mamente fracasó, como tantas revuel-
tas, los pastos lograron mantener el ca-
rácter indígena de su territorio con bas- de territorios indígenas, pre y pos co- estructuras espirituales – procesos en
tante éxito hasta hoy en día. lombinos, en el mundo colonial. En el los que se rescatan y recuperan pero al
caso de las “antiguas provincias” y “anti- mismo tiempo transforman, pervierten
Para resumir el capítulo, pre- guos reinos” de Nueva Granada y Quito e inventan territorialidades indígenas.
sentamos aquí una serie de mapas que vemos una marcada mestización de con- Simplemente no existe un orden único
resumen lo que constituía la “provincia ceptos por parte de los observadores territorial-administrativo, ni de compe-
de los pastos” (Mapa 3.) desde las distin- ilustrados del siglo XVIII (viajeros, cartó- tencias solapadas, que definiera “pro-
tas perspectivas mencionadas a través grafos, geógrafos e historiadores) que vincias”, sino que hay muchos aspectos
del texto. van desarrollando visiones que combi- paralelos de configuración espacial que
Ante la multitud de visiones nan informaciones de la conquista con incluyen las encomiendas y la reconfigu-
del territorio colonial, no puede existir observaciones etnográficas de misiona- ración étnica correspondiente, así como
una solución que resuelva las preguntas rios con convenciones cartográficas tra-
sobre las continuidades y disrupciones dicionales y prácticas administrativas y

109
Choque Cultural

primitivas etnografías y realidades polí- transformarían y reinterpretarían nue- de Chile: http://www.histo-


ticas prehispanas, que a su vez influyen vamente con los intereses de soberanía ria.uchile.cl/CDA/fh_com-
también a territorios administrativos. territorial y formación de estado. La idea plex/0,1393,SCID%253D7181%2526ISID
imperial del espacio y su concepción de %253D404%2526JNID%253D12,00.html
dominio era mucho más flexible que la . Acceso 27-08-1018.
Conclusión moderna. Ideas de soberanía de pueblos
Lozano, Pedro de. Descripción corográ-
de indios y autonomía política no eran
Como punto final, quisiera fica del gran Chaco Gualamba, ed. de
conceptualmente incompatibles con la
postular tres conclusiones fundamenta- Gianna Carla Marras. Milán: FrancoAn-
condición de vasallaje al monarca, por lo
les: Primero, no había una organización geli 2001 (original: Córdoba del Tucu-
que algunos lograron – en muy diferen-
territorial colonial única, superpuesta mán: Compañía de Jesús, 1733.)
tes grados – mantener dominancia terri-
desde arriba, diseñada en oficinas me-
torial, inaceptable en los Estados-nación Ovalle, Antonio de. Histórica relación del
tropolitanas. Más bien, se trata de pro-
posteriores. Reyno de Chile. Roma: Francisco Caballo
cesos semióticos latentes, más o menos
1646.
coherentes, en los que confluyeron mu-
chos intereses, medios de expresión y “Padrones de la jurisdicción de la ciudad
Bibliografía
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Barros Arana, Diego. Historia Jeneral de Moreno y Escandón, Francisco Antonio.
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indígenas y las territorialidades creadas
Jover, 1884-1902. Escandón”. Archivo General de Indias,
por ellos influyeron en muy diversas for-
Santa_Fe,595,N.1.
mas, ya sea como antagonistas, aliados Alcedo, Antonio. Diccionario histórico
o sujetos. No existió sistemática alguna geográfico de las Indias 5 vols. Madrid: “Padrones de la jurisdicción de la ciudad
en cómo se entendieron, reconocieron o varias imprentas, 1786-1789. de Pasto”. Universidad de La Sabana.
representaron espacios de indígenas, http://intellectum.unisa-
Amat y Juniet, Manuel de. “Relación de
sino que dependió de las circunstancias bana.edu.co/handle/10818/23636 . Ac-
gobierno [...]”, 2 vols. Biblioteca Nacio-
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nal de España, Mss/3110 y 3111.
Tercero, el frecuentemente “Padrones de la provincia de Los Pas-
Aróstegui y Escoto, Joaquín de. “Santafé:
postulado ocultamiento sistemático y tos”. Universidad de La Sabana.
visita a diferentes corregimientos”. Ar-
premeditado de territorialidades indíge- http://intellectum.unisa-
chivo General de la Nación (Colombia),
nas por parte de un monolítico opresor bana.edu.co/handle/10818/23627. Ac-
VISITAS-C/MARCA:SC.62,7,D.21.
que no quería reconocer una realidad no ceso 25-09-2017.
se confirma en esos procesos formativos Cieza de León, Pedro. Primera parte de
“Padrones de los indios tributarios de la
– tanto interesados como sine ira et stu- la chronica del Peru. Amberes: Steelsius,
jurisdicción de los Pastos en la provincia
dio –, que desencadenaron en resulta- 1554.
de Popayán, correspondientes a 1803 y
dos muy diferentes según el caso parti-
Carvallo y Goyeneche, Vicente. Descrip- 1804”. Archivo General de la Nación (Co-
cular y que en épocas nacionales se
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Chile. Edición en línea por la Universidad

110
Choque Cultural

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Tierra firme”: New York Public Library, ceso 27-08-2018. justicia indígena bajo la dominación es-
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“Mapa de la governación de Paraguay, y
manejo de los procesos jurídicos en el
Relacion verdadera de las pazes que ca- de la de Buenos Ayres” de José Cardiel
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112
Choque Cultural

Relaciones interétnicas entre aborígenes australes


americanos y cazadores de lobos marinos
estadounidenses
Doctor Marcelo Mayorga
Universidad de Magallanes
marcelo.mayorga@umag.cl

Desde aproximadamente paso de García de Jofré de Loayza, pri- determinados casos, respondían a in-
11.000 años antes del presente, el ex- mer “choque cultural” documental- tereses comerciales, por ejemplo, los
tremo meridional americano, específica- mente consignado, y por espacio de más viajes de balleneros y loberos. Detalles
mente lo que hoy conocemos como Pa- de cuatro siglos, serán recurrentes los como la salud de la tripulación, la reali-
tagonia y Tierra del Fuego, comenzaba a registros referidos a relaciones interét- zación de los trabajos a bordo, cantidad
ser habitado por grupos de cazadores- nicas entre grupos aborígenes australes de pieles o barriles de aceite obtenidos y
recolectores pedestres, predecesores de y foráneos (navegantes, exploradores, comentarios personales de quien lle-
aónikenk, sélknam y hausch, y seguida- misioneros, baqueanos, etc.). vaba la bitácora, complementaban los
mente, hace poco más de seis mil años datos y mediciones que originalmente
En este sentido, y en base a
atrás, a bordo de portentosas embarca- contenían los logbooks (Berry 2), y cuya
la revisión de un conjunto de fuentes pri-
ciones, los antepasados de nuestros revisión y análisis nos ha permitido dar
marias, consistentes en logbooks o bitá-
pueblos kawésqar y yámana, singlaban con interesantes antecedentes en varia-
coras de embarcaciones estadouniden-
por los intrincados laberintos marítimos dos aspectos (Imagen 1).
ses dedicadas a la caza de lobos marinos
de la geografía austral americana.
finos (Arctocephalus australis), hemos En este sentido, se plantea la
Varios milenios después, a logrado documentar una serie de inédi- hipótesis que tras la llegada de los pri-
bordo de la nao Trinidad y en compañía tas interacciones entre aquellos y los meros cazadores de lobos marinos hacia
de otras tres embarcaciones, un nave- aborígenes australes, a saber, chono, el área geográfica de Patagonia y Tierra
gante lusitano al servicio de la Corona de kawésqar, aónikenk y sélknam. del Fuego hacia fines del siglo XVIII, se
España, ingresaría al estrecho de Maga- consolidó entre éstos y los aborígenes
Valga señalar que un log-
llanes, paso interoceánico que logró australes, habituales relaciones interét-
book, fue concebido originalmente
atravesar en 38 días de navegación, y en nicas, marcadas no sólo por el conflicto,
como un registro técnico de elementos
cuyo contexto, y a juzgar por las fuentes sino que también por relaciones de
medibles, como el rumbo de la embarca-
históricas conocidas, paradójicamente cooperación, de modo tal, que esta in-
ción, tasa de progreso o velocidad, direc-
no hay antecedentes de interacción en- teracción se plasmaría en una serie de
ción del viento y estado del clima, etc.
tre los visitantes europeos y los habitan- intercambios de tipo material y simbó-
Con el tiempo, estos logbooks incorpo-
tes del territorio. Sin embargo, desde el lico, vale decir, un capítulo desconocido
raron otro tipo de informaciones que, en

113
Choque Cultural

del “choque cultural” iniciado a partir de En este contexto, este grupo de embarcaciones menores y para el
la expedición de García Jofré de Loayza1 de cazadores, se irían transformando en proceso de obtención de aceite).
en 1526. Se plantea, además, que esta eximios conocedores de las particulari-
Sin embargo, cabe consignar
actividad cinegética estuvo relacionada dades de la geografía del extremo aus-
que miles de años antes que se diera
directamente con el proceso de expan- tral americano, producto de sus estadías
inicio a la caza comercial de las diferen-
sión de parte de las potencias europeas por periodos prolongados en los roque-
tes especies de lobos marinos, grupos
noroccidentales y Estados Unidos, mate- dales o apostaderos de los otáridos, ya
aborígenes de ambos hemisferios, hicie-
rializada a través de expediciones cientí- sea por la necesidad de abastecimiento
ron del aprovechamiento de mamíferos
fico-navales, que caracterizaron los años de productos de vital importancia (agua
marinos una actividad fundamental para
finales del siglo XVIII e inicios del XIX. y carne) y de suministros (madera, ya
sea para la construcción y/o reparación

Imagen 1. Extracto de una bitácora que registra lo que debió ser una fuerte réplica del terremoto de Valdivia del 7 de noviembre 1837, cuando la goleta Betsey, capitaneada
por William Noyes, registra el día 8 de noviembre: “at 1 pm felt a heavy shook from Earthquake which shook the vessel shockingly (…)”.

1
Sabido es que, durante la expedición coman- tro, corresponde al grupo denominado tehuel- los loberos. Para más antecedentes respecto de
dada por Fernando de Magallanes, se produjo el ches septentrionales (que habitaban desde el río las clasificaciones etnográficas referidas a los ha-
primer ‘choque cultural” en la bahía de San Ju- Santa Cruz por el sur, hasta el río Negro por el bitantes de la estepa patagónica, ver: Escalada
lián, con aborígenes patagones, exónimo con el norte), emparentados con los Aónikenk (o (1949), Casamiquela (1965), Martinic (1995) y
que pasaron a ser conocidos luego de esta expe- tehuelches meridionales), grupo situado entre el Vezub (2015).
dición. Sin embargo, aquel desgraciado encuen- río Santa Cruz hasta el estrecho de Magallanes,
quienes serán los que más contacto tendrán con

114
Choque Cultural

procurar su existencia (Mayorga, Activi- El primer encuentro acaece taban con los pelos hacia fuera), manu-
dad lobera temprana 34). en la bahía de San Gregorio, lugar de his- factura que constituía en una pieza cen-
tóricos y habituales encuentros entre tral del vestuario de ambos sexos (Ima-
A continuación se da cuenta
navegantes foráneos y aborígenes gen 2). Producto de los fuertes vientos,
de algunas de estas instancias represen-
aónikenk. El registro de bitácora del día permanecen en este lugar una semana,
tativas del “choque cultural”, específica-
13 de marzo de 1834 señala que “fuimos por lo que es dable sugerir algún otro en-
mente a partir de la revisión de los log-
books de las goletas Hancox y Mary
Jean2 y de los contactos sostenidos con
aborígenes aónikenk (patagones o
tehuelches meridionales)3.
El schooner Hancox desarro-
lló un crucero cinegético que abarcó
poco más de dos años tras su partida
desde del puerto de Stonington en julio
de 1833, periodo en que estos cazadores
de mamíferos recorrieron desde el canal
Trinidad y Wilde por el norte, justo al sur
de la isla Wellington, hasta las distantes
Imagen 2. Exterior e interior de un quillango (capa), manufactura que como es bien sabido, se constituiría en
islas Diego Ramírez por el sur, de modo unos de los principales elementos en base al cual los aónikenk, sostendrían sus intercambios con visitantes fo-
que su accionar abarcó el archipiélago ráneos. Fuente: Archivo fotográficos Centro de Estudios del Hombre Austral, Instituto de la Patagonia.
patagónico y fueguino (ver Mapa). Es
importate mencionar que antes de in-
gresar al archipiélago patagónico, reali-
a la orilla y compramos algo de carne cuentro con los aónikenk. Más adelante,
zaron cruceros de caza en el archipiélago
fresca a los nativos y cuatro mantas” luego de casi un año de aquel amistoso
de las Malvinas/Falklands y en la isla de
(Mayorga, Sealskinner lobeando). Estas encuentro, y en el contexto de la finali-
Los Estados.
capas a las que refiere el tenedor de la zación de las faenas de caza por el archi-
La bitácora de la Hancox bitácora, no son otras que los cuidado- piélago occidental patagónico, cuando la
contiene un par de interesantes regis- samente bien confeccionados quillan- tripulación de la goleta Hancox se apres-
tros de relaciones interétnicas llevadas a gos, elaborados en base a pieles de gua- taba a salir a las aguas del Atlántico por
cabo entre tribus aónikenk y loberos nacos nonatos y jóvenes, usada con los la vía del estrecho de Magallanes, efec-
yankees, y que da cuenta del tipo de di- pelos hacia adentro (al contrario de las túan una nueva detención en la costa
námica de interacción que pudo desa- menos elaboradas capas de guanaco nororiental del paso interoceánico, y en
rrollarse entre ambos grupos humanos. usadas por los sélknam, quienes las por-

2 3
Logbook of the Mary Jane y logbook of the Han- Las siguientes líneas se basan en lo fundamen- Mapa 1. (páginas siguientes) Ruta de la Goleta “Hancox”
cox, Manuscript Collection, G. W. Blunt White Li- tal en antecedentes que hemos publicado en entre 1833 a 1835
brary, Mystic Seaport Museum, Inc. Mayorga 2016, 2017 y 2018.

115
Ruta de la Goleta "Hancox"
75°0'W 70°0'W 65°0'W 60°0'W

entre 1833 a 1835

:
Isla Wellington

Isla


Mornington

G

Z
r [
` !
16
Z
[ [
§
[ cana
G

l Tr 15 14
50°0'S i d 50°0'S
! Wi

e
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D
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Isla Holmes d al
n G
[§ [
[Z
a

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|
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13
24
!
canal !
Oeste
Isla Inocentes
G

G
G [
§ Océano Atlántico
H

Isla New/de Goicoechea


G G 5

H [
Z
F
!

G
52°0'S 52°0'S

G
[
Z [
Z

cabo Victoria 25 F 4
[
`
[
Z
F

[
§ 2226
! 20
! Isla Pacheco [
| 30
!

[ Z
!

G
H
[

G
!19
Isla Eagle/Speedwell
Islotes
[
Z § Estrecho de Magalla
nes

Evangelistas
r
!18
Isla Westminster
Z
[ 29
!8
bahía
San Gregorio
[
Z
F
!

G
H
[ D
C !

[
§ Zr 12

[
Z
F
bahía Oazy

G
G
[C
Z

es
!
cabo Tamar 23
r
D

llan
! cabo Upright
Punta Arenas 9 cabo San Sebastián
[
`

aga
Sandy Bay !
isla Landfall 6

de M

G

28


G
(Recalada)
[
Z
!
bahía
!

[
Z
F

ch o
DZ[
G

Agua Fresca
C
H

e
Puerto del Hambre !10

Estr
Puerto Gallant 27 Port Famine Isla Grande
!!11
bahía
[
Z
r
de Tierra G
del Fuego
de Cordes
GH
cabo Froward
54°0'S 54°0'S

Simbología [
Océano Pacífico [ Z
r
` D
C 1

G
!
Isla de los Estados

 §
Obtención de agua dulce [
[
Z
r

Recolección de madera
[
Z [ |
Isla Hoste


C
D
[ Caza de lobos marinos

G
§ Z
[

G
 Trabajos de mantención de la embarcación
2

G
[
Z Falso cabo de Hornos
!

56°0'S
[
| Pesca y recolección de mariscos 56°0'S
G

G
Caza de aves y recolección de huevos


[
` 3

Encuentro con aborígenes


[
§
Z
!

[ Islas Diego Ramírez

G
Zona Ampliada
Entrada o salida de la embarcación
[
Z
F
N° Parada
0 25 50 100 Millas Náuticas

Dirección y ruta
G

75°0'W 70°0'W 65°0'W 60°0'W


Choque Cultural

tal sentido, la bitácora consigna que el cuadrados y es la única prenda usada desde los tiempos de Antonio Pigafetta.
día 8 de marzo “apostados en puerto por los nativos. Algunos se dedicaban Basado en aquello, corroboró empírica-
Oazy, comerciado con los indios” (Ma- afanosamente en intercambiar, mien- mente lo equivocado de algunas descrip-
yorga, Sealskinner lobeando). tras que otros se divertían examinando ciones respecto de la estatura de los “Pa-
las diferentes partes del buque. He reco- tagones”, estableciendo en este caso,
En lo que respecta a la goleta
pilado varias lecturas sobre descripcio- que su voluntario medía poco menos de
Mary Jane, zarpó el 16 de agosto de
nes, como la altura de estos ‘formidables 2 metros, y no los aprox. 2,30 que decían
1833, desde Nueva York, con destino al
gigantes’, la curiosidad me llevó a selec- las lecturas que pudo revisar. De hecho,
archipiélago patagónico y fueguino. Tras
cionar a uno […] a partir de los que esta- prosiguió con sus mediciones, determi-
88 días de navegación, ingresan al estre-
ban a bordo, y al darle dos o tres tacos nando la estatura de otros 6 y comen-
cho de Magallanes, el 12 de noviembre.
de tabaco, permaneciendo firmes contra tando que el uso de sus quillangos,
Dos días después, llegan a la bahía San
el mástil, lo que hizo que en lugar de me- puede ayudar a explicar por qué de tan
Gregorio, y ante la ausencia de aboríge-
dir 7 pies y 7 pulgadas […] su talla exacta exageradas descripciones (Ilustración
nes aónienk, descienden de la embarca-
fuese 6 pies y 6 pulgadas. El objeto de mi 4).
ción, se internan en la estepa, y desde
selección era mucho más alto que cual-
una colina, proceden a encender una fo- El 29 de noviembre de 1830,
quier otro a bordo…” (Mayorga, Interac-
gata. la tripulación del Mary Jane llega al área
ción fronteriza 159).
de la boca occidental del estrecho de
El día 15, comienzan a llegar
En este caso, el tenedor del Magallanes, aquí se dirige a la isla
varios indios en sus caballos, todos ata-
logbook, abunda en detalles respecto de Landfall (Recalada), donde reciben la vi-
viados con sus quillangos, ocasión donde
lo que le tocó experimentar y observar, sita de un grupo de canoeros kawésqar.
además el narrador comenta sobre el
y en tal sentido, viene a ratificar lo que Antes divisan gran cantidad de pinnípe-
color cobrizo de su piel, similar a los abo-
las fuentes históricas advierten, en dos, toninas (porpoises) y ballenas, si-
rígenes norteamericanos. Seguida-
cuanto a los habituales elementos con tuación que hizo pensar a la tripulación
mente, un grupo superior a 20 nativos
los que los aónikenk contaban para co- que el viaje sería lucrativo y de corta du-
suben a bordo de la goleta, demos-
merciar: quillangos, boleadoras, pieles ración. Establecen un intercambio mer-
trando una disposición amistosa y profi-
de animales de variado tipo y lasos (Ima- cantil, teniendo como protagonista a
riendo a gritos las palabras “Jobac, Jo-
gen 3). Charles Palmer, tenedor de la bitácora,
bac”, y al mismo tiempo
quien obtiene unas flechas y algunos
Otro aspecto interesante,
“…muestran su ‘stock de abalorios, y en tal contexto, apunta que
tiene que ver con la mayor circulación de
mercancías’, consistentes en mantas, el capitán fue a la costa, no sin antes
lecturas y relatos en torno a los habitan-
pieles de diferentes tipos de animales, “supplied himself with a brace of pistols,
tes de la Patagonia, y en este caso, se
bolas (o balls) y lasos, que iban a vender for it is a good maxim when among In-
aprecia que el narrador conocía informa-
por 10 o 12 tacos de tabaco cada una. dians, to be always prepared” (Mayorga,
ción adicional respecto de los “Patago-
Las mantas están hechas de la piel de Interacción fronteriza 163). Luego de
nes”, sobre todo aquellas relaciones de
guanaco o lama, que es muy superior en esto la situación se vuelve confusa, ya
viaje de navegantes como Bougainville y
calidad a la mejor ‘lana merino’ de las
Byron, quienes contribuyeron a levantar
que llegan al mercado de Nueva York.
el halo de fantasía que giraba en torno a
Por lo general, son de seis a ocho pies
las descripciones exageradas originadas

118
Choque Cultural

Imagen 3. Representación del intercambio llevado a cabo en la bahía de San Gregorio, entre aborígenes aónikenk y loberos de la goleta Mary Jane. En primer plano,
pareja aónikenk ataviada con capar de guanacos, quillangos…

que intempestivamente Palmer es ata- miembro de la tripulación logra pres- nes intentan una nueva agresión, y en di-
cado con un palo por uno de los indios, tarle ayuda a Palmer, logrando que los cho momento interviene Clift, dispa-
logrando esquivar el golpe gracias a las indios se vayan, tras constatar que esta- rando al agresor, aunque sin apuntarle
flechas que portaba en sus manos, ban en inferioridad numérica y material. directamente. Los indios son dejados en
cuando se venía el segundo golpe, un Ya fuera de la embarcación, los aboríge- el lugar y la goleta sigue su curso.

119
Choque Cultural

bién en los momentos en que se apres-


taban a abandonar el estrecho para diri-
girse rumbo a Norteamérica, lo que deja
en evidencia el particular interés en las
capas o quillangos aónikenk y en la carne
de guanaco (Mayorga, Sealskinner lo-
beando).
Por otra parte, las parcialida-
des aónikenk acudían prestamente a la
costa apenas se acercaba alguna embar-
cación, llevando consigo algunas manu-
facturas capas y provisiones, cuyos valo-
res de uso, -que antes del contacto con
grupos foráneos, radicaba en la satisfac-
ción de necesidades como vestuario, en
el caso de los quillangos; abrigo o techo,
en cuanto a las pieles de guanaco y de
otros animales; alimentación, represen-
tada por la carne de guanaco, además de
sus caballos, boleadoras y lasos, elemen-
tos que sustentaban su economía tradi-
Imagen 4. Representación del momento en que Charles Palmer, tenedor de la bitácora de la goleta Mary Jane, cional-, terminarían trastocados, deri-
realiza mediciones antropométricas a un “gigante” aónikenk. vando en adelante, en mercancías, con
las que podían obtener, elementos dañi-
En el caso de la situación Analizando con detención lo nos, como tabaco, alcohol e incluso ar-
acaecida entre un kawésqar y un miem- que se registró en ambas bitácoras, la di- mas de fuego, los que obtenían a partir
bro de la tripulación del Mary Jane, todo námica de encuentros estaba determi- de asimétricos intercambios (un diario
hace suponer que algo debió molestar a nada por el acercamiento ex profeso de de viaje de 1798, informa que miembros
los naturales, ya que no se explica que los veleros a los paraderos habituales de una tripulación lobera consiguieron
actuase tan desafiantemente, sabién- utilizados por los aborígenes, en estos caballos a cambio de la entrega de una
dose en inferioridad numérica y sobre la casos, las bahías de San Gregorio y galleta marinera), y en determinadas cir-
cubierta de una goleta, o simplemente, puerto Oazy, ambos sitios localizados en cunstancias, podían llegar a elucubrar
vislumbró la posibilidad de hacerse de la costa nororiental del estrecho de Ma- elaborados planes para conseguir a toda
algunos objetos que portaba Palmer, y gallanes. Por lo general, los capitanes
tras obtener lo suyo, huir a su canoa decidían acudir donde los indígenas al
donde estaban aguardando por él. momento previo de internarse en los ca-
nales patagónicos y fueguinos, y tam-

120
Choque Cultural

costa aquellos productos a los que tem-


pranamente se hicieron aficionados (se
registran casos de retención de tripulan-
tes por parte de los aónikenk, cuya libe-
ración estaba condicionada a la entrega
de determinados productos).
A modo de conclusión, en
términos cuantitativos, pudimos regis-
trar 42 encuentros entre loberos y abo-
rígenes, agrupados en interacciones o
encuentros duraderos (31) y avistamien-
tos o encuentros fugaces (11). La mayor
cantidad de encuentros duraderos o in-
teracciones, se dio con los grupos
aónikenk (14), seguido de las instancias
suscitada para con los yámana (7),
chono (5), kawésqar (4) y sélknam (1). Si
se considera que el periodo estudiado
de la irrupción lobera, corresponde en
este caso aproximadamente a media
centuria (1790-1840), y que únicamente
incluye las fuentes a las que se tuvo ac-
ceso, la cantidad resulta significativa a la
hora de analizar y dimensionar el im-
pacto o alcance de lo que debió ser un
verdadero “choque cultural” para los
aborígenes australes4. Comparativa-
mente, para el periodo que va desde
1520 a 1924, diferentes registros históri-
cos, dan cuenta de un total de 118 en- Tabla 1: Extracto de la ruta del crucero cinegético de la goleta Hancox, llevado a cabo entre 1833 y1835.

cuentros entre aónikenk y foráneos, lo

4
Cabe consignar que Rubén Stehberg, estudió bio-antropológicas eran compatibles con la po- nuestro objetivo, la revisión y análisis de diversas
detenidamente la relación entre los cazadores blación indígena del extremo sur de América y fuentes, ha proporcionado información directa
de lobos marinos y los aborígenes canoeros res- que posteriores hallazgos de herramientas y edi- que da cuenta de la utilización de aborígenes en
pecto de las actividades cinegéticas de aquellos ficaciones precarias, situación que llevó a plan- las incursiones de los loberos, pero en el ámbito
en la islas Shteland del Sur, a partir del hallazgo tear la hipótesis del traslado de mano de obra geográfico de Patagonia y Tierra del Fuego, si-
en 1985 de un cráneo aborigen de sexo feme- aborigen por parte de los cazadores de lobos ma- tuación que vendría a confirmar lo planteado por
nino en la isla Livingstone, cuyas características rinos, que operaban en dicha zona geográfica, el Rubén Stehnberg.
durante el siglo XIX. En nuestro caso, y sin ser

121
Choque Cultural

que considera a navegantes de distintas Escalada, Federico. El complejo Tehuel- chilote, 1830-1845”. Revista de Estudios
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ras, etnógrafos, etc., durante un periodo
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de tiempo de poco más de cuatro siglos
White Library, Mystic Seaport Museum, Santiago: Ediciones Dirección de Biblio-
(Martinic 21-25), en tanto que en un pe-
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riodo solo de 50 años, se reportan vir-
tualmente un tercio del total de aquellos Logbook of the Hancox, (Log 731), Man- Vezub, Julio. La caravana de Musters y
contactos sostenidos entre aónikenk y uscript Collection, G. W. Blunt White Li- Casimiro. “La ´Cuestión Tehuelche´ revi-
visitantes alóctonos. brary, Mystic Seaport Museum, Inc. sitada por el análisis de redes. Punta
Arenas-Carmen de Patagones, 1869-70”.
Finalmente, la irrupción en Martinic, Mateo. “Navegantes norte-
Magallania Volumen 43, 1 (2015): 15-
la zona austral de América del Sur de lo- americanos en aguas de Magallanes du-
35.
beros británicos y norteamericanos, re- rante la primera mitad del siglo XIX”.
sultó ser mucho más que instancias de Anales del Instituto de la Patagonia 17
navegación esporádica, por cuanto sus (1987): 11-17.
derroteros dan cuenta de permanencias
Mayorga, Marcelo. “Interacción fronte-
prolongada en el territorio, y en tal sen-
riza, loberos y aborígenes en Patagonia y
tido, se comprueba y explica el acabado
Tierra del Fuego en el marco de la expan-
conocimiento de la geografía. La Tabla
sión europea noroccidental y estadouni-
1, contiene parte del derrotero de la go-
dense desde fines del siglo XVIII”. Tesis.
leta Hancox, cuyo examen permite co-
Instituto de Estudios Avanzados, Univer-
nocer el amplio espacio geográfico que
sidad de Santiago, 2016.
abarcaba este tipo de navegaciones
Mayorga, Marcelo. “Actividad pesquera
temprana en la Patagonia oriental:
BIBLIOGRAFÍA pesca de mamíferos marinos”. Revista
Iberoamericana de Viticultura, Agroin-
Berry, Stephen. Early American Ships'
dustria y Ruralidad Volumen 4, 11
Logs as Theological Texts: Divining the
(2017): 31-51.
Sacred amidst the Mundane. Coriolis Vo-
lumen 4, 2 (2013): 1-18. Mayorga, Marcelo. Loberos yankees: En-
cuentros/Desencuentros en torno a la
Casamiquela, Rodolfo. Rectificaciones y
Tierra del Fuego y Patagonia. Revista de
ratificaciones. Hacia una interpretación
Estudios Hemisféricos y Polares Volumen
definitiva del panorama etnológico de la
9, 4 (2018): 28-44.
Patagonia y área septentrional adya-
cente. Bahía Blanca: Cuadernos del Sur, Mayorga, Marcelo. “Seal-skinners lo-
1965. beando en territorio chono, aónikenk y

122
Choque Cultural

El cocoliztli de 1545 a 1548 en la Nueva España


Enfermedad colonial

Doctora Sandra Elena Guevara Flores


Centro de Estudios Antropológicos (CEA)
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
sandraelena.guevara@gmail.com

Introducción que se presentó la enfermedad, además 1548 en la Nueva España. Para ello, se
de considerarla sólo como entidad bioló- buscarán los signos y símbolos que los
Entre los años 1545 y 1548,
gica, pasando por alto que las enferme- médicos indígenas emplearon en la
la población de la Nueva España se vio
dades igualmente son entidades creadas construcción del diagnóstico. Estos ele-
afectada por una enfermedad epidémica
a partir del diálogo establecido entre mentos conllevan cambios retóricos
desconocida. Las autoridades guberna-
cuerpo médico (practicantes) y sociedad para su construcción y aceptación, ade-
mentales y médicas, ante el descon-
(enfermos y familiares), que deriva en el más de permitir el estudio del diagnós-
cierto generado por el evento, pidieron
diagnóstico. Por diagnóstico se refiere al tico a partir del giro retórico y la se-
a los médicos indígenas, llamados titici,
significado que una sociedad le da a un miótica. El primero, propuesto por Har-
proponer el diagnóstico de la enferme-
evento biológico, como las enfermeda- ley (409), se basa en el giro lingüístico y
dad y tratar a los enfermos (Viesca; So-
des, y que es construido en una red de la retórica, y refiere, en el caso del giro
molinos; Aguirre). Éstos, al enfrentarse a
signos y símbolos que reflejan la forma lingüístico, a un giro contextual que per-
una enfermedad ignorada, decidieron
de pensar y concebir el mundo de las mite situarse en el dónde, cómo y
nombrarla cocoliztli, en náhuatl, la len-
personas. Por lo que, si se pretende co- cuándo se construyó el diagnóstico de la
gua de los mexicas, “enfermedad, epide-
nocer la causa de cocoliztli, habrá de enfermedad (Good, Medicine, rationa-
mia, pestilencia” (Robelo 363).
identificar el diagnóstico que la sociedad lity and experience 112; Staiano 174). Al
Actualmente, cocoliztli per- que lo padeció, construyó para la enfer- contextualizar, podrá aplicarse la retó-
manece como incógnita para la Historia medad (Le Roy 2; Good 27; Cunningham rica para conectar el conocimiento de
de la Medicina en México. Varios son los 16; Harley 418; Staiano 174). los practicantes y los enfermos. En base
investigadores1 que se han dedicado a a los últimos, junto con los conocimien-
En base a lo hasta aquí men-
tratar de identificar la causa biológica de tos de los practicantes, es como se con-
cionado, el objetivo de este trabajo es la
la enfermedad, sin embargo, poco se co- cibe el diagnóstico para cualquier enfer-
aproximación al diagnóstico elaborado
noce sobre cocoliztli. Lo anterior se debe medad (Harley 408, 411; Coulehan 112;
por los titici para el cocoliztli de 1545 a
a que se ha ignorado la sociedad en la

1
Las varias etiologías médicas para cocoliztli se Marr y Kiracofe, Acuña-Soto et al, Cordero, Gue-
han propuesto en los trabajos de Malvido y vara y Olagüe.
Viesca (1985), Sánchez y Guerra, Prem, Cook,

123
Choque Cultural

Anrubia 98). Con el empleo de la se- médicas escritas por peninsulares, mes- española, surgiría una sociedad de tran-
miótica en este trabajo, se podrán reve- tizos y/o indígenas en la Nueva España sición entre la época prehispánica y la
lar los sistemas sociales y conceptuales durante los siglos XVI y XVII. época colonial propiamente dicha, que
del ambiente médico en el que se pro- fue denominada “sociedad fractal4”
En resumen, a través de có-
puso el diagnóstico, logrando así llegar a (Gruzinski 151). Esta se caracterizó por
dices y crónicas, será posible conocer a
un re-diagnóstico y re-configuración so- un aspecto caótico e inestable, hetero-
cocoliztli tal y cómo la concibieron las
cial al revelarse la episteme del grupo génea y con mutaciones imprevistas.
mentes de quienes la observaron y expe-
social (Harley 435; Staiano 179).
rimentaron directamente. Sin embargo, Además del caos de la época
Volviendo al objetivo de este hay que considerarse que, si bien los ti- de contacto, esta se caracterizó por la
trabajo, el cual es la reconstrucción del tici diagnosticaron a cocoliztli, al encon- imposición, por parte del sector español,
diagnóstico de cocoliztli, se buscarán sus trarse bajo el dominio español, el diag- de su cultura a los indígenas mexicanos
signos y símbolos en Códices indígenas. nóstico de la enfermedad pudo no haber al extender el modelo de la España cató-
Estos son los testigos más directos a los sido enteramente indígena, sino que lica. Dicho proceso ha sido denominado
titici, debido a que fueron empleados tuvo influencia de los otros agentes so- como hispanización o cultura de la con-
por la sociedad mexica, desde la época ciales. Por lo tanto, el objetivo secunda- tinuidad (Bouchard 240, Baudot, Pervi-
prehispánica hasta mediados del siglo rio de este trabajo es conocer la influen- vencia del mundo azteca 109; Todorov
XVI, para preservar su historia y mante- cia de dichos agentes en el diagnóstico 192). Esta imposición fue apreciable en
ner la estabilidad del grupo. Los códices de cocoliztli. los ámbitos políticos y administrativos,
se conforman de dos partes insepara- la vida cotidiana, y la medicina. Pese a
bles: los glifos que son en si texto que los esfuerzos por crear una “nueva Es-
contiene significado, y su complemento, Sociedad y Medicina en la “Época de paña”, la hispanización no perduró más
la tradición oral memorizada y transmi- contacto” allá de la primera mitad del siglo XVI de-
tida por generaciones mediante los sa- bido a la realidad americana que obligó
El cocoliztli se presentó
bios indígenas (León-Portilla 140; Boone a que se modificaran y adaptaran las ins-
veinte años después de la conquista de
y Mignolo 20; Dibble 9). Los códices pue- tituciones acordes al medio y población
México-Tenochtitlan, en el periodo que
den contar una historia al unir escenas americana. En resumen, la supuesta his-
va de los años de 1521 a 1560, y que ha
pictográficas específicas con las poste- panización pasó a ser la americanización
sido llamado como “época de contacto”
riores versiones escritas del mismo (Cal- 3. La denominación permite visualizar la
(Gruzinski 162; Bouchard 240).
nek 240). Desafortunadamente, en la ac-
sociedad post-conquista en la que de- En cuanto al ámbito médico
tualidad no se cuenta con la parte oral
bido al choque entre la cultura mexica y de la Nueva España durante la época de
de los códices2. Para suplirle, se buscará
en las Crónicas Novohispanas y obras

2
Después de consumada la conquista de Mé- acciones, se fue perdiendo en el tiempo la inter- desde 1520 a 1560, y una segunda “Época Colo-
xico-Tenochtitlan, los códices sufrieron una pretación de los códices (Baudot, Pervivencia del nial” desde 1561 al final del periodo colonial, en
purga por parte de los religiosos cristianos, mundo azteca 306-307; Batalla 14). 1815 (Malvido).
3 4
mientras que los sabios fueron cazados y despo- La historia de la medicina en México ha dividido El término “fractal”, proveniente de la física y
seídos de sus antiguos roles sociales. Con estas el estudio de la situación epidemiológica y mé- las matemáticas, refiere a fenómenos irregula-
dica presente en la colonia de la Nueva España res, fragmentados y que no pueden ser reduci-
en una primera “Época de Contacto” que iría dos a formas enteras y sencillas (Gruzinski 151).

124
Choque Cultural

contacto, habrá de decirse que la hispa-


nización no fue íntegra, ya que la prác-
tica sanitaria fue el resultado de la inter-
acción entre sistemas médicos indígena
y español, y que pasaría a ser conocido
como “medicina novohispana o colo-
nial”. Su primera fase, llamada de “fu-
sión médica” (Somolinos, 110), abarcó
los años entre 1521 a 1618, y se caracte-
rizó por cambios tanto en la medicina
nahuatl o ticiotl5, como en la medicina
española de corte galeno-hipocrático.
De forma general, la ticiotl se vio seria-
mente alterada por la enorme pérdida
de contingente demográfico y de sus
practicantes; además de modificarse al
aceptar prácticas e ideales de la medi-
cina hegemónica y la religión cristiana,
junto con la entrega de la herbolaria, su
más importante legado terapéutico, y
pasar de ser aceptada y alabada, a ser
confinada socialmente al pueblo bajo.
Con respecto a la medicina española,
principalmente pasó a ser un híbrido que
admitió elementos de la terapéutica in-
dígenas (Somolinos 110; Viesca 56;
Anzures 29).
Las modificaciones de am- Imagen 1. Códice TELLERIANO-REMENSIS.
bos sistemas médicos se dieron, princi-
palmente, en los hospitales novohispa-
nos. Estos centros fueron instaurados,
primeramente, para proporcionar bie- todos los sectores poblaciones de la sanadores indígenas y religiosos españo-
nestar a la población española. A medida Nueva España. Pese a ser centros con- les dentro de ellos fue abrumadora,
que pasaron los años, los nosocomios se trolados por españoles, la presencia de dando paso al intercambio y producción
encargaron de la asistencia sanitaria de

5
Por medicina náhuatl, mexica o azteca, en central de México antes de la conquista española la cultura mexica o azteca era la cultura domi-
náhuatl Ticiotl, se entiende a la medicina que fue (Anzures, La medicina tradicional 33; Aguirre nante del territorio al momento en que los espa-
practicada por diversas sociedades en el área 38). El considerar sólo a la Ticiotl se debe a que ñoles conquistaron México.

125
Choque Cultural

de conocimiento médico entre religio- permitieran construir a la enfermedad análisis, y que fueron el año en que ocu-
sos, titici y médicos peninsulares. Igual- como una entidad. Ambos elementos rrió la epidemia, la región afectada, el
mente, los hospitales permitieron el pudieron ser identificados en los glifos pictograma para cocoliztli, y el texto que
desarrollo de una medicina enfocada a de cinco códices indígenas, los cuales se acompaña al glifo. En base a ellos, se
confrontar la enfermedad en el contexto habían empleado anteriormente para identificó que para los años de 1544 y
fractal de la Nueva España durante la ilustrar los estudios sobre la enferme- 1545, hubo una enfermedad, en nahuatl
época de contacto, y que ha sido lla- dad, pero nunca considerados como tes- cocoliztli, la cual tuvo como caracterís-
mada “medicina de la conversión” timonios próximos a los médicos nativos tica principal sangrado nasal. Esta enfer-
(Pardo, Communication and circulation y su sociedad. medad generó una alta mortandad entre
24; Hospital in Mexico city 11; Antigua- la población indígena que habitaba en el
Los códices que a través de
mente vivían más sanos 751). área central de la Nueva España.
sus glifos mencionan a cocoliztli fueron
el Códice en Cruz (1545)6, el Códice Au- Si bien los glifos presentan
bin o códice de 1576 (1576)7, La Tira de ciertos datos sobre la enfermedad de in-
El glifo y su narración
Tepechpan (s. XVI)8, el Códice Telleriano- terés, su complemente o parte oral se
Los titici que vivieron en la Remensis (s XVI), y el Codex Mexicanus obtuvo de quince documentos novohis-
sociedad fractal novohispana de la (1571-1590)9. panos. Éstos fueron catalogados de
época de contacto fueron los que cons- acuerdo a tres categorías: crónicas gu-
Los cinco códices presenta-
truyeron el diagnóstico de cocoliztli. En bernamentales10 (en donde se incluye
ron cuatro elementos que sirven para su
base a su cosmogonía, los practicantes algunas Relaciones geográficas), cróni-
hicieron uso de signos y símbolos que les cas religiosas11, y crónicas indígenas o

6 8
El Códice en Cruz fe realizado aproximada- La Tira de Tepechpan (imagen 3), procedente carta dirigida al Rey Don Felipe por el Virrey Don
mente en 1553 por un tlacuilo o artista de afini- de Santa María Magdalena Tepechpan o Tepex- Martín Enriquez en 1576; y la Historia general de
dades Texcocanas (Texcoco, municipio del actual pan (Acolman, Estado de México), representa los los hechos de los castellanos en las Islas y Tierra
Estado de México, México). El primer glifo, en la acontecimientos de los señoríos de México-Te- firme del Mar Oceano, de Antonio de Herrera
parte inferior representan el año de 1545 en la nochtitlan en la parte inferior y los de Tepechan (1601-1615).
11
cuenta mexica, es decir año 1-calli (1-casa). En la en la parte superior, acomodados sincrónica- Los frailes que mencionaron a cocoliztli fueron
parte superior se observa a una persona con el Fray Domingo de Betanzos y su carta del 11 de
mente (Noguez, 9,13-16). Los pictogramas de in-
cuerpo cubierto de puntitos, cabello enmara- septiembre de 1545, Fray Bernardino de Saha-
terés representan, en la parte inferior, un indí-
ñado y arrojando líquido de la boca (Dibble, gún en Historia General de las Cosas de Nueva
1942). gena que acorde a Noguez (141) simboliza “[…]
7 un indígena de cabeza, desnudo, con los ojos ce- España (1570-1582), Fray Agustín Dávila Padilla
El Códice Aubin probablemente fue realizaco con Historia de la fundación y discurso de la pro-
en 1562 por un tlacuilo de San Juan (Estado de rrados, los brazos cruzados en el pecho, y de
cuya boca sale sangre. No lleva prenda o atavío videncia de Santiago de México de la Orden de
México). El pictograma representa a un indígena Predicadores, por las vidas de sus varones insig-
al que le sale sangre, sin especificar si la sangre alguno […].”
nes, y casos notables de Nueva España (1596),
es de boca y/o nariz. La anotación que acompaña 9
El Codex Mexicanus, (imagen 4) fue producido Gerónimo de Mendieta con Historia eclesiástica
al jeroglífico, escrita en náhuatl, se lee “Aquí se entre 1571 y 1590, e intervinieron varios artistas indiana (1597), y fray Juan de Torquemada con
extendió la enfermedad. Fue cuando de nuestras en su realización (Mengin, 392). La imagen pre- Monarquía (1615). Por último, la obra del mé-
narices salió sangre. Un año duró […]” (Dibble senta sobre el glifo Calli-1 a un indígena al que le dico Juan de Cárdenas titulada Primera parte de
1963, 65). fue dibujada sangre a nivel facial. los problemas y secretos maravillosos de las In-
10
dias (1591).
En cuanto a las Crónicas gubernamentales, los
documentos que conforman este grupo son la

126
Choque Cultural

grados de boca y nariz, además de calen-


turas. Por último, los autores mencionan
que la población indígena fue la que más
padeció la enfermedad, aunque hubo
casos de españoles que igualmente en-
fermaron, pero en menor grado.

Imagen 2. Códice Aubin.

mestizas12 (entre las que también se in- evento por parte de los indígenas del
cluyen algunas que fueron originadas centro de la Nueva España fue cocoliztli,
como lo que más tarde se conocerá mientras los indígenas del norte de la co-
como Relaciones geográficas). lonia le llamaron terezequía. Ambos tér-
minos fueron traducidos por autores pe-
Los documentos novohispa-
ninsulares como “pestilencia o peste”,
nos mencionan que, en 1545, por espa-
vocablo que para la medicina española
cio de seis meses, ocurrió una epidemia Imagen 3. Tira de Tepechpan.
del siglo XVI refería a una enfermedad
que afectó a México (ciudad de), Tex-
que se esparcía por el ambiente con ca-
coco, Tlaxcala, Cholula, Xochimilco y Re-diagnosticando a Cocoliztli
rácter epidémico, en términos actuales
Chalco; además, la enfermedad se pre-
(Betrán 197; López Piñero 236-237). Los Pasando a la reconstrucción
sentó en dos pueblos del actual estado
enfermos se vieron afectados por san- del diagnóstico de cocoliztli, en base a
de Michoacán. El nombre que recibió el
los códices, crónicas y obra médica, se

12
Las Crónicas indígenas y ladinas consultadas las Relaciones Geográficas de Cuiseo de la La-
fueron Anales de San Gregorio Acapulco 1952, guna (1579) y Tiripitio (1580).

127
Choque Cultural

puede inferir que en el año de 1545, la … el año de 1545, hubo una


Nueva España se vio afectada por una pestilencia grandísima y universal,
enfermedad que recibió dos nombres, donde, en toda esta Nueva España murió
cada uno acuñado por los dos bandos de la mayor parte de la gente que en ella
la etapa colonial. Por parte de los mexi- había. Yo me hallé en el tiempo de esta
cas, al evento se le llamó cocoliztli, voca- pestilencia en esta ciudad de México, en
blo náhuatl que refiere a “enfermedad”; la parte de Tlatilulco (Tlatelolco), y ente-
por el otro lado, los españoles le nom- rré más de diez mil cuerpos, y al cabo de
braron “pestilencia”, término que refe- la pestilencia diome a mí la enfermedad
ría a enfermedad que se esparce por el y estuve muy al cabo. (Sahagún, 1979:
aire y afecta a gran parte de la pobla- 707).
ción.
Si bien el contingente euro-
Los registros de cocoliztli o peo también padeció el cocoliztli, las
pestilencia señalan que se presentó en pérdidas humanas quizá fueron muchas
los pueblos de Texcoco (Estado de Mé- menos, hasta el punto de no consignarse Imagen 4 y 5. Codex Mexica Códice en Cruz,
xico), Tepechpan (Estado de México), respectivamente.

Tlaxcala (Tlaxcala), Cholula (Puebla), Xo-


chimilco (Ciudad de México), Chalco (Es-
tado de México), y la Ciudad de México,
todos localizados en el área centro de la
Nueva España, además de los poblados
Tiripirio y Cuiseo de la Laguna (Michoa-
cán). Se cree que los mismos cronistas
señalaron que afectó a toda la Nueva Es-
paña porque para la época, los pueblos
del área central contaban con la mayor
concentración poblacional, por lo que
generalizaron los alcances de la enfer-
medad a toda la zona geográfica que cu-
bría la colonia de ultramar.
Esta enfermedad produjo
una gran mortandad entre la población
indígena. Además, se conoce que el co-
coliztli también afectó a españoles,
como lo atestigua Fray Bernardino de
Sahagún en su obra de la siguiente ma-
nera:

Giovanni Antonio Magini, Hispania Nova, 1597.


128 Disponible en: David Rumsey Historical Map Collection
Choque Cultural

o crear en otros testimonios la verosimi- evento dependiendo el grupo poblacio- dad de la Nueva España. Además, los có-
litud de la no afectación absoluta de los nal, se ha convertido en sinónimo. Esto dices son fuentes ricas en información
españoles. Por último, se infiere que co- ha llevado a tener serios problemas para que pudieran señalarnos aspectos poco
coliztli tuvo como síntomas sangrados estudiar el cocoliztli de 1545. estudiados debido a la supuesta falta de
nasales, orales y calentura. Lo anterior documentos pertenecientes al mo-
El segundo punto que se
se confirma con varios testimonios, en- mento histórico de interés. Es momento
desprende del diagnóstico refiere a lo
tre los que se encuentran el del fraile Ge- de retomar a los códices como objeto de
que los titici concibieron como cocoliztli.
rónimo de Mendieta quien lo describe: investigación, ya que ofrecen visiones de
El análisis para obtener el diagnóstico de
un contexto social y médico muy poco
La tercera pestilencia grande cocoliztli permitió apreciar momentos
conocido para los investigadores.
y general vino en el año de cuarenta y de tensión entre dos historias y conoci-
cinco, que de reliquia de las pasadas de- mientos locales representados en los es- BIBLIOGRAFÍA
bió de retoñecer. Esta fue de pujamiento pañoles, quienes hispanizaron la socie-
Acuña-Soto R.; Calderon R., L.; y J. H. Ma-
de sangre, y juntamente calenturas, y dad y la medicina novohispanas, y los in-
guire. “Large epidemic of hemorrhagic
era tanta la sangre, que les reventaba dígenas, los que tuvieron que acomodar
fevers in Mexico 1545-1815”. American
por las narices… (Mendieta, 1870: 515). su historia, narración y episteme al
Journal of Tropical Medicine and Hy-
modo del conquistador español (Mig-
giene 62, 6 (2000): 733-739.
nolo, The darker side 15; Historia locales
Conclusión 78). Pese a las diferencias, el diagnóstico Aguirre Beltrán, Gonzalo. Medicina y
de cocoliztli muestra la unión de las cos- Magia. El proceso de aculturación en la
El objetivo de este trabajo se
mogonías de ambos grupos, mostrándo- estructura colonial. México: Instituto
enfocaba en el diagnóstico de cocoliztli
nos una enfermedad mestiza propia de Nacional Indigenista, 1963.
por parte de los titici en la epidemia de
la medicina de la conversión, y que para
1545 en la Nueva España. Bajo esta di- Anrubia, Enrique. “Tierra de nadie, tierra
estudios futuros, debería ser entendida
rectriz, el diagnóstico, o el entendi- con alguien: Hermenéutica del cuidado y
de esta forma.
miento de lo observado, conceptuali- la alteridad”. Cartografía cultural de la
zado y construido como enfermedad, Por último, este trabajo fue enfermedad. Ensayos desde las ciencias
conlleva un análisis mayor. posible al analizar documentos que an- humanas y sociales. España: Monogra-
teriormente, habían sido utilizados sólo fías de Ciencias Sociales y de la Comuni-
El primer aspecto a analizar
como ilustraciones. Es decir, gracias al cación, 2002. 81-112. 2003.
refiere a vocablos y conceptos. La histo-
análisis de los glifos de códices prehispá-
ria de la medicina ha mantenido que el Anzures y Bolaños, Ma. Del Carmen. La
nicas, fue posible conocer el diagnóstico
vocablo cocoliztli refiere a “enfermedad, medicina tradicional mexicana. México:
de cocoliztli. Estos documentos no sólo
pestilencia”. Tanto indígenas como es- Secretaria de Educación Pública, 1981.
permiten al investigador conversar con
pañoles nombraron al evento con sus
el sector indígena denigrado y desnatu- _____________ La medicina tradicional
propios referentes culturales, solo que
ralizado durante la época de contacto, en México. Proceso histórico, sincretis-
en la actualidad, se ha dejado de dife-
sino que permiten conocer las mutacio- mos y conflictos. México: Universidad
renciarlos y lo que en un tiempo fue la
nes sociales por parte de españoles e in- Nacional Autónoma de México, 1983.
etiqueta con la que identificaban el
dígenas mientras se asentaba la socie-

129
Choque Cultural

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Choque Cultural

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131
Choque Cultural

Pinturas y Cartografía del siglo XVI


Elementos de interpretación en las fundaciones franciscanas
del Centro-Occidente de México

Doctora Carmen Dolores Barroso García Doctora Ma. Eugenia Sánchez Ramos
Departamento de Arquitectura Departamento de Estudios Organizacionales
Universidad de Guanajuato Universidad de Guanajuato
carmina@ugto.mx Maru_sanchezr@hotmail.com

Doctora Gabriela Benítez Fuentes


Universidad Autónoma del Estado de Morelos
gababenitez@yahoo.com

Introducción actualmente conocidas como Acám- les recientes con la finalidad de enrique-
baro, Apaseo el Grande y San Miguel de cer el análisis y comprensión de su con-
La historia prehispánica y
Allende (todas ellas en el Estado de Gua- tenido.
posteriormente la virreinal del siglo XVI
najuato) empleando una perspectiva
ha sido estudiada principalmente a par- Las citadas fuentes docu-
teórica donde se incluyen los espacios
tir de documentos generados por los pri- mentales utilizan en su mayoría ideogra-
urbano-territoriales y arquitectónicos de
meros españoles asentados en la Nueva mas, pictogramas y glosas, contentivos
las comunidades antes citadas, cuyo ori-
España, en donde destacan los francisca- de iconos e inscripciones donde señalan
gen se asocia a los Pueblos de Indios, Vi-
nos llegados con Hernán Cortés. Una de referentes específicos a la geografía del
llas de Españoles y Presidios.
las formas más comunes de registro fue lugar y la región. Ello facilita la lectura de
a través de códices y lienzos, elaborados Las Actas de Fundación de los procesos inherentes a la traza de los
por los indígenas a lo largo del siglo XVI los pueblos (1534-1554) y las Relaciones pueblos en la época novohispana y su re-
en la Nueva España. Geográficas del siglo XVI: Michoacán (c. lación con el territorio.
1579) constituyen el punto de partida de
Un ejemplo manifiesto de
la presente investigación. Los eventos
estas prácticas se encuentra en las pin-
históricos fundacionales aquí consigna- Las fuentes documentales
turas y cartografía asociadas a las funda-
dos quedan entonces articulados a tra-
ciones franciscanas del siglo XVI estable- Los antecedentes históricos
vés de sus pinturas y la representación
cidas en la zona del Estado de Guana- de la región conocida como el Bajío gua-
del territorio habitado, las cuales fueron
juato, hoy denominada como El Bajío. najuatense están enmarcados en el pe-
complementadas con imágenes satelita-
Así, analizamos el origen de las ciudades ríodo durante el cual Acámbaro, Apaseo
el Grande y San Miguel de Allende (c.

132
Choque Cultural

1531-1554) fueron erigidos acorde a di- Entre los documentos del para explicar los orígenes y conservar y
ferentes documentos consultados relati- siglo XVI revisados y utilizados en este transmitir su memoria” e identidad (Flo-
vos a la fundación de los mismos.1 Par- documento, podemos destacar El Códice rescano 254-256). Generalmente, en es-
tiendo de la interpretación de las pintu- de Jilotepec, de gran influencia en la tas composiciones y expresiones gráfi-
ras y cartografía de la época y contras- zona de El Bajío; las Pinturas de Celaya y cas, pictóricas y cartográficas aparecen
tando esta información mediante tra- Acámbaro y la correspondiente a San mezclados los universos conceptuales y
bajo de campo, fueron establecidas co- Miguel y San Felipe (ambas en las Rela- materiales de la cultura indígena.
rrespondencias entre los sitios arqueoló- ciones Geográficas); los mapas delimi-
Relativo al producto espacial
gicos localizados en las cercanías de los tantes del territorio de los pueblos y sus
franciscano, poco ha sido abordado
poblados bajo estudio, referenciando villas de españoles (consultados en el Ar-
como tal. Diferentes investigadores han
esta circunstancia al reacomodo en traza chivo General de la Nación) y cartografía
estudiado las fundaciones del Bajío gua-
de los pueblos refundados por los fran- de referencia existente en el Archivo Ge-
najuatense reduciendo el análisis a una
ciscanos. neral de Indias.
perspectiva disciplinar restringida (ar-
En el estudio han sido exami- queología, antropología, historia del
nadas un conjunto de fuentes primarias arte, ente otras). Sin embargo, el espacio
Lectura conceptual del territorio
existentes en el Archivo Provincial Fran- desde el punto de vista urbano arquitec-
ciscano de Celaya Guanajuato (Fondo Las comunidades estudiadas tónico escasamente ha sido analizado, si
Provincia, secciones General, Conventos se encuentran asociadas a asentamien- bien representa una categoría funda-
y Gobierno); el Archivo General de la Na- tos prehispánicos donde se experimentó mental en la comprensión de la interre-
ción (Fondo Mapas y Planos) y el Archivo el fenómeno de un mestizaje material y lación entre los ámbitos y los usuarios.
General de Indias (Fondo Patronato y cultural, además de la eventual usurpa-
Los franciscanos en sus fun-
Mapas y Planos); así como las Relaciones ción de su territorio físico y conceptual.
daciones del siglo XVI en El Bajío guana-
Geográficas del siglo XVI: Michoacán. A pesar de esta agresión la sociedad me-
juatense aprovecharon rasgos, aspectos
Los mapas y documentos relativos a la soamericana nos legó un patrimonio
y cualidades de los asentamientos po-
zona de estudio (Acámbaro, Apaxco y tangible, elaborado a modo de cumplir
blacionales indígenas preexistentes pro-
San Miguel de los Chichimecas) forman con leyes españolas y obtener al mismo
pios de la región. Tal circunstancia les
parte fundamental de este trabajo de- tiempo su propia defensa en la recupe-
confirió características únicas asociadas
bido al carácter pictórico contenido, el ración de sus lugares originarios sin per-
a las fundaciones de la Provincia de San
cual permite delimitar espacialmente el der sus valores culturales. Aparecen en-
Pedro y San Pablo, a la cual pertenecie-
área de estudio para el período investi- tonces productos conteniendo la des-
ron. Esta premisa permite abordar bajo
gado, obteniéndose una base útil a su cripción de sus demarcaciones donde al-
otro enfoque, el peso de la evangeliza-
cotejo con imágenes satelitales coadyu- gunos de ellos incluyen una fuerte carga
ción y sus efectos sobre los desarrollos
vantes en la comprobación de los resul- simbólica, reflejo del pensamiento y la
tados obtenidos. identidad cultural prehispánica. Consti-
tuye también este patrimonio, el testi-
monio de la elaboración de un “canon

1
Los más relevantes aparecen contenidos en las (c. 1579); y en las Actas de fundación de Acám-
Relaciones Geográficas del siglo XVI: Michoacán baro (1534) y Apaxco (1554).

133
Choque Cultural

Código de Referencia:MX09017AGNCL01SB01FO178MAPILUUS0599 (Archivo General de la


Nación AGN / México)

Título: Acámbaro.
sociopolíticos y económicos novohispa-
Fecha(s): 1594
nos en el área de estudio. Demuestra
Nivel de descripción: Unidad documental simple (Pieza Documental) también la homologación de criterios al-
Volumen y soporte: 0 metros lineales, 1 Mapa con elementos pictográficos, soporte papel con dimen- canzada respecto a los principios del
siones de 32 x 42 cm nuevo diseño urbano experimentado en
Productores: Luis Guerra, escribano de su Majestad. las comunidades indígenas atendidas y
refundadas por los franciscanos.
Alcance y contenido: Acámbaro, Guanajuato. Muestra al Pueblo de Acámbaro que colinda a la derecha
con las estancias de Santa Clara Piucheo que se encuentran a la orilla de un camino, el cual está junto
Por tanto, a través de las
a las tierras que pide Francisco Sánchez Paniagua para su ganado.
fuentes primarias, cartografía, pinturas,
Notas: Número de pieza: 0599 Clasificación: 977/0797 Referencia: Tierras, vol. 69, exp. 1, f. 19.
referencias documentales y tecnológicas

134
Choque Cultural

Código de Referencia:MX09017AGNCL01SB01FO178MAPILUUS1927 (Archivo General de la


Nación AGN / México)

relativas al territorio del Bajío guanajua- Título: Acámbaro; Celaya. Gto.

tense, aspiramos enriquecer las pro- Fecha(s): 1570


puestas acerca de los criterios urbanos y Nivel de descripción: Unidad documental simple (Pieza Documental)
arquitectónicos empleados por los her-
Volumen y soporte: 0 metros lineales, 1 Mapa, soporte papel con dimensiones de 31 x 22.7 cm
manos menores (O.F.M.) en su actividad
misional y aculturadora de los grupos Productores: Cristóbal de Arenas, lugarteniente de alcalde. mayor.

autóctonos pobladores del área durante Alcance y contenido: Celaya, Guanajuato. Junto a un río grande y un cerro hace su aparición Acámbaro.
las primeras décadas de la presencia ibé- Diego del Águila gobernador del pueblo de Ácambaro pidió se le hiciese merced de dos caballerías de tie-
rra en términos del dicho pueblo cerca del camino que viene de Celaya.
rica.
Notas: Número de pieza: 1927 Clasificación: 978/0563 Referencia: Tierras: vol. 2735, 2ª parte, exp. 1, f. 6.

135
Choque Cultural

Interpretación del territorio en El Bajío cia entre lo asentado en el Acta de Fun- modo cardinal a partir de un centro:
guanajuatense dación y el espacio físico del siglo XVI y 4,233 metros al Norte; 4,190 metros al
conservado a la fecha. Poniente donde también precisa la loca-
Como hemos mencionado,
lización del Cerro de Santa María y el Río
las diferentes fuentes documentales, En el caso de Apaseo el
Laja; 4,606 metros hacia el Sur inclu-
pinturas y cartografía analizadas para los Grande y continuando con la propuesta
yendo el Rio El Pueblito, finalmente
pueblos de Acámbaro, Apaseo el Grande de García Zambrano (248-250) en donde
4,606 metros al Oriente. Posterior a la
y San Miguel Viejo, permiten una com- textualmente dice:
delimitación cardinal, el Acta refiere la
prensión integral del territorio desde su
“… Al reafirmar el carácter definición del número de manzanas que
fundación y su continuidad hasta nues-
de las conquistas con alegorías al lugar conformaran el poblado, así como la dis-
tros días. A tal fin ha sido necesario in-
mítico de origen, el sitio escogido para tribución de solares.
corporar la información proporcionada
fundar el poblado debía necesariamente
por los documentos fundacionales de A partir de la relación entre
localizarse en medio o al lado de una la-
estos asentamientos sobre las pinturas y el centro del asentamiento virreinal y el
guna, o en las márgenes o confluencias
cartografía de la época, para finalmente eje rector propuesto por la unión de los
de ríos, junto a barrancas surcadas de
contrastarla sobre mapas satelitales re- referentes prehispánico y orográfico, hi-
manantiales e idealmente estaría asen-
cientes. potéticamente queda explicada la des-
tado en la falda o al pie de un cerro o de
viación de la traza ortogonal respecto
Para ello se consideraron los un sistema montañoso… Prosiguiendo
del Norte, además de la probable rela-
postulados de García Zambrano (247- con la ceremonia de alinderamiento, es
ción territorial con otros poblados aso-
248) acerca de los rituales fundacionales necesario destacar que la “montaña sa-
ciados al ascendente prehispánico. De
de origen prehispánico: Ceremonia de grada” constituía el punto de partida y
hecho, la prolongación de dicho eje en
definición de linderos, ceremonia de se- de llegada del recorrido ritual efectuado
dirección Suroeste remata factible-
lección del lugar para organizar el po- alrededor de las tierras legadas por los
mente en la cima del Cerro de la Gavia,
blado, aunado a la presencia de los di- ancestros a la comunidad… y en cuyo
en la región de Cortazar, Gto. Este
funtos (ancestros guardianes) en los lin- ámbito espacial gravitaba el asenta-
monte contiene en su cima un cuerpo de
deros y el lanzamiento de flechas a los miento constituido por el centro ceremo-
agua y está localizado muy próximo al
cuatro rumbos cardinales. En el caso de nial-habitacional y los poblados subordi-
sistema de volcanes conocido como “Las
la cartografía del Pueblo de Acámbaro nados al influjo de su prestigio y autori-
siete Luminarias”, denominación que
aparecen además dos individuos despla- dad…Por su significado mágico religioso,
puede ser una resignificación semántica
zándose en dirección Sur, portando es- el cerro o montaña debía contener cue-
virreinal del origen ancestral de Chico-
tandartes o banderas. Posterior al reco- vas y manantiales y el conjunto estaría
moztoc.
nocimiento de los principios conceptua- alineado en la dirección donde nace el
les de fundación y con base en la traza Sol…” En este caso, al no existir al-
actual fueron posicionados los puntos guna pintura relativa al pueblo de Apa-
Contrastando su dicho con la
descritos al interior del Acta de Funda- seo, se tradujeron los datos descritos en
transcripción del fragmento relativo al
ción. Seguidamente fue delimitada el el documento y se marcaron sobre una
trazo de la Villa contenido en el Acta de
área original del pueblo de Acámbaro, imagen satelital actual, en donde nueva-
Fundación de San Francisco Apaxco, en
demostrándose la exacta corresponden- mente encontramos la exacta corres-
esta se definen los límites del territorio a
pondencia entre lo asentado en el Acta

136
Choque Cultural

Mapa de las villas de San Miguel y San Felipe de los Chichimecas y el pueblo de San Francisco Chamacuero (ca. 1579-1580)
Sección: Cartografía y Artes Gráficas
Título: [Mapa de las villas de San Miguel y San Felipe de los Chichimecas y el pueblo de San Francisco Chamacuero] [Material cartográfico]
Área de datos: Escala indeterminada
Publicación: [ca. 1579-1580]
Descripción física: 1 mapa: ms., col.; 82 x 61 cm
Notas: Título tomado de la carpetilla moderna que acompañaba al mapa en el legajo
Referencias: Manso Porto, Carmen. Los mapas de las Relaciones geográficas de Indias de la Real Academia de la Historia. Revista de Estudios Colombinos, nº
10, 2012, pp. 62-63
Referencias: Manso Porto, Carmen. Real Academia de la Historia. Selección de cartografía histórica. Siglos XVI-XX. Madrid, Real Academia de la Historia, 2012,
n.º 10, pp. 62-63 (ficha y foto)
Referencias: Morato Moreno, Manuel. Empirical Antecedents of Representation of Relief Features in Plan. The Case of Spanish American Cartography in the
Sixteenth Century: Three Significant Examples. The Cartographic Journal, vol.0, n.º0, 2014, pp. 7-10 (figs. 1-3, pp. 6-11)

Ámbito geográfico: Abarca los pueblos de San Miguel (San Miguel de Allende) y San Felipe, el valle y río de San Miguel desde su nacimiento hasta llegar a San
Francisco de Chamacuero (hoy Comonfort), situado en la parte inferior derecha del mapa.

RAH. Biblioteca, Relaciones geográficas del obispado de Michoacán, 09-04663, nº 13. El mapa acompañaba a la Relación geográfica de la villa de San Miguel y 137
su jurisdicción, que no se conserva en el legajo. La Relación responde al interrogatorio (1577) enviado por Felipe II a las autoridades de las Indias.
Choque Cultural

de Fundación y el espacio físico-territo- gráfica y de umbrales paisajísticos. Tam- ción, mezcla y contexto cultural de di-
rial del siglo XVI. bién han permitido la deducción del área chos registros documentales respecto a
de influencia de la población y sus oríge- la sociedad hispana del siglo XVI, donde
Finalmente, el caso de San
nes tarasco-otomíes. advertimos las transformaciones cultu-
Miguel de los Chichimecas resultó ser un
rales sufridas desde esta época hasta
caso sui generis. Primero por el hecho de En los poblados de Apaxco y
nuestros días.
encontrarse actualmente sumergidos San Miguel de los Chichimecas efectua-
los vestigios prehispánicos del lugar, mos el proceso metodológico de forma Es importante destacar la
consecuencia de la construcción de la similar al de Acámbaro: visita y ubicación contribución de la presente investiga-
presa Solís y segundo, porque San Mi- del centro prehispánico, reconocimiento ción al estudio e interpretación de las
guel carece de Acta de Fundación por el de los referentes geográficos, confronta- trazas urbanas en el siglo XVI, aplicable
hecho de remitir sus orígenes y antece- ción con la fuente primaria de las Rela- tanto a la zona de estudio como para
dentes al sistema de presidios. Los dos ciones Geográficas y posterior definición otros pueblos de México. La utilización
únicos documentos encontrados al res- del eje rector. En los tres casos analiza- de modelos teóricos que establecen los
pecto2 muestran un territorio no identi- dos fue confirmada la relación entre di- elementos y las consideraciones hechas
ficable debido a la ausencia de rastros. cho eje y la localización de la capilla de tanto por indígenas como por los con-
cada unidad poblacional. quistadores al momento de la fundación
Aquí se realizó una recons-
de pueblos de indios, villas de españoles
trucción hipotética del eje rector a partir
y presidios, pueden ser claramente apli-
de la consideración inicial de la perma-
Conclusión cadas en las trazas urbanas de Acám-
nencia encubierta de la naturaleza ur-
baro, Apaseo y San Miguel. Estos pue-
bana prehispánica en el área, vinculada A través del análisis de los
blos fueron considerados caso de estu-
con los referentes paisajísticos y a la ca- documentos, pinturas y cartografía an-
dio al presentar características fisiográfi-
pilla de San Miguel Viejo aunado a la tes citados, iniciamos una lectura sobre
cas específicas y pocas alteraciones ur-
apreciación de los hitos prehispánicos los procesos inherentes a la traza de los
banas en sus centros históricos a través
próximos al área de la iglesia. El inicio del pueblos establecidos durante el siglo XVI
del tiempo, además de conservar ritos y
eje fue a partir del centro prehispánico y la relación simbólica existente con el
tradiciones ancestrales en su vida coti-
en dirección Noreste hasta el centro del territorio circundante. Este valioso
diana.
altar de la capilla. Posteriormente la lí- acervo, aunado a las fuentes documen-
nea fue prolongada en dirección inversa, tales primarias existentes en el Archivo
donde culmina en una rinconada monta- Provincial de Celaya, Gto., testimonia la
ñosa. Estas asociaciones han arrojado identidad cultural de sus habitantes, es-
resultados notables que apoyan a las pecialmente entre los de Acámbaro, BIBLIOGRAFÍA
propuestas de los autores guía de este Apaseo el Grande y San Miguel de los
Acta de Fundación de Acámbaro. 25 de
apartado, relativas a la importancia oro- Chichimecas. Evidencia además la evolu-
noviembre de 1535.

2
Nos referimos a dos croquis de la Villa de San
Miguel, de 1591, resguardados en el Archivo
General de la Nación (AGN).

138
Choque Cultural

Acta de la Fundación de San Francisco


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139
Choque Cultural

La conquista española en la región de Ocuilan

Doctora Vladimira Palma Linares Doctora Rosa Guadalupe de la Peña Virchez


Universidad de Guanajuato Universidad Autónoma del Estado de México
vpalmal@uaemex.mx rgdelapenav@uaemex.mx

Introducción parte de la Sierra de la Cruces. La topo- getación predominante en las tierras al-
grafía del centro del municipio es irregu- tas es el bosque mixto de pino-encino y
El municipio de Ocuilan de
lar, la cabecera municipal se localiza en bosque de pino con oyameles. En las
Arteaga se encuentra en el sureste del
una pequeña porción de aproximada- partes más bajas se encuentra selva baja
Estado de México, entre los paralelos
mente 1.5 km2, rodeada por pequeñas caducifolia, con diversos tipos de vege-
18° 52’ y 19° 06’ de latitud Norte; los me-
lomas a manera de colinas. En el sur del tación secundaria en los lugares pertur-
ridianos 99° 18’ y 99° 29’ de longitud
municipio el relieve es escabroso y pro- bados por la actividad humana (INEGI
Oeste; con una altitud que varía de los
nunciado debido a la profundidad de sus 35).
1.500 a los 3.700 msnm. Colinda al norte
barrancas; también se pueden encontrar
con el municipio de Tianguistenco y con De acuerdo con los datos del
grandes peñas que probablemente son
el estado de Morelos; al este con el es- censo de población 2010, el municipio
producto de la erosión fluvial de los ríos
tado de Morelos; al sur con el estado de de Ocuilan contaba con 31 810 habitan-
Tlaxipehualco y Chalma, o causados por
Morelos y con el municipio de Malinalco; tes, distribuidos en 44 localidades, de las
movimientos tectónicos (INEGI 23).
al oeste con los municipios de Malinalco, cuales 25% se consideran en pobreza ex-
Joquicingo, San Mateo Texcalyacac y Las variaciones en el relieve trema. La mayor parte de la población
Tianguistenco (INEGI 12). hacen que existan tres tipos de clima: en económicamente activa se dedica al co-
el centro del municipio es templado sub- mercio, agricultura y ganadería. Se trata
Tiene una extensión de
húmedo; en la zona montañosa norte de un municipio con dinámicas primor-
316.52 km2, al norte se encuentran las
templado semifrío, específicamente en dialmente rurales y con un grado de
principales elevaciones como el cerro de
los cerros de Zempoala y Olotepec, y en marginalidad media, de acuerdo con los
Zempoala (3 700 msnm) que forma
el sur es semicálido subhúmedo. La ve- indicadores de “acceso a servicios”, “ca-

Pagina siguiente: Imágenes de los alrededores del municipio de Ocuilan. Características


140
geográficas de la región de Ocuilan. (Fotografías de las autoras).
Choque Cultural

141
Choque Cultural

racterísticas constructivas de la vi- calizaba en la zona meridional o de caña- conquista, ya que Ocuilan había sido in-
vienda” y “analfabetismo” (INEGI, Censo das de sierras descendientes y fue habi- tegrado por Moctezuma Ilhuicamina, el
de población y vivienda 2010). tada por hablantes de matlatzinca y tlatoani anterior (Hassig 161). De
ocuilteco (Albores 264). La conquista de acuerdo con Carrasco (1986 66), esta re-
Esta ruralidad que se ob-
Ocuilan por el Imperio tenochca, que do- gión había estado bajo el dominio de Az-
serva en la actualidad nada tiene que ver
minó el centro de México de 1427 a capotzalco; fue con Axayácatl con quien
con lo que podemos inferir del registro
1521, se ubica en el reinado del tlatoani se reorganiza y se consolida el dominio
arqueológico para el período previo a la
Axayácatl, en la campaña que empren- de la Triple Alianza, concretamente de
Conquista, para el que se han localizado
dió en el Matlatzinco de 1476 a 1477 Tenochtitlán sobre Ocuilan.
hasta el momento 36 sitios arqueológi-
(Hassig 185). Al parecer fue más una re-
cos de los cuales 13 presentan arquitec-
tura pública, así como evidencias de ha-
ber estado densamente poblados. Ocui-
lan era un altépetl de importancia polí-
tica y económica dentro de la Triple
Alianza, formada por Tenochtitlan, Tex-
coco y Tlacopan; asimismo, era un cen-
tro recaudador de tributo.
¿Cuáles fueron las causas
por las que una región, económica-
mente tan importante en la época
prehispánica, en la actualidad sea uno
de los municipios con mayor índice de
ruralidad en el centro de México? La
causa la podemos rastrear en la Con-
quista y las modificaciones ocurridas en
los cambios de la configuración sociopo-
lítica y económica, ocasionadas por la
imposición de las nuevas instituciones
españolas como la Iglesia, la enco-
mienda, el corregimiento y la hacienda.

Ocuilan en la época prehispánica


Nuestra área de estudio for-
maba parte de la región conocida como Imagen 2. Cabecera Municipal de Ocuilan de Arteaga, al fondo el Ex Convento Agustino (Fotogra-
Matlatzinco al inicio del Virreinato; se lo- fía de las autoras).

142
Choque Cultural

La región fue incluida en el la organización territorial de la Colonia material cerámico en superficie. Las ex-
sistema calpulli-altépetl, base de la orga- temprana es un reflejo de la organiza- cavaciones realizadas en 2017 dentro
nización del Imperio tenochca. El alté- ción prehispánica? del ex Convento de Ocuilan recuperaron
petl, cuya traducción usual es ‘pueblo’, gran cantidad de material cerámico
En la Suma de Visitas se es-
se define como una población con un te- prehispánico, que posiblemente se uti-
cribe que tenía 17 estancias sujetas,
rritorio, un conjunto de partes que lo lizó como relleno de la estructura colo-
pero sólo se informa del nombre de 11:
constituyen y un gobernante o tlatoani. nial.
Calhuacán, Amistlatoca, Tlatequit, Cala,
Está dividido en subunidades conocidas
Tecuacuilco, Tecuaquiluaca, Teocal- Al norte de la cabecera se lo-
como calpulli o bien, en otros casos,
cingo, Chalma, Ozolotepec, Jilotzingo y calizaban sitios como El Pedregal, Casti-
como tlaxilacalli, ambos términos se tra-
Mimiapa (Del Paso y Troncoso 256). llo del Rey, Reforma Agraria y Santa Lu-
ducen como barrios (Carrasco 27; Lo-
cía. Todos presentan arquitectura pú-
ckhart 30-31). De esta forma, Ocuilan En la Relación de 1579, ade-
blica, montículos alrededor de plazas,
era un altépetl que tenía un territorio; más de la cabecera, se mencionan ocho
caminos empedrados y estructuras for-
dentro del mismo se localizaban la sede estancias: Chalma, Sta. Martha, San
madas por varios cuartos cuyo uso aún
del poder político, o cabecera del alté- Juan, Sta. Lucía, Sta. Mónica, Sta. María,
no se ha determinado. Al respecto, una
petl, y los calpultin o barrios sujetos. San Francisco y Los Reyes. No se propor-
posibilidad, dadas las características de
ciona el topónimo en náhuatl (Romero,
En los trabajos etnográficos
27). Otro documento de 1579 enlista,
que se han realizado, se ha podido iden-
además de la cabecera, 14 sujetos: Te-
tificar que actualmente la cabecera está
zontetlahuaca, Tlachquaca, Calhuacán,
dividida en cuatro barrios internos: San
Amiztlatocan, Sta. Mónica, San Sebas-
Sebastián, Santa María, Santa Ana y
tián, Tequiaquilco, Sta. Martha, San
Santa Mónica. Actualmente se continúa
Juan, Acahualtzingo, Sta. María Nativi-
con el análisis para determinar hasta
tas, San Pedro, San Ambrosio y Sta. Lucía
qué grado esta organización puede ser el
(AGN, Indios, 1579, v. 1, exp. 235, f. 97).
reflejo de la que existió en el período
previo a la Conquista. Las evidencias arqueológicas
resultado de los trabajos de recorrido de
El análisis de la información
superficie, realizados en el Proyecto Ar-
documental ha sido de gran utilidad para
queológico Ocuilan, muestran que era
trabajar la época previa a la Conquista y
una región densamente poblada y tam-
la Colonia temprana. El análisis de docu-
bién se han localizado sitios con arqui-
mentos se desarrolla a la par que las in-
tectura monumental. El sitio de jerar-
vestigaciones arqueológicas de reco-
quía mayor era la cabecera del altépetl,
rrido de superficie, las cuales permiten
que se encuentra bajo la actual cabera
vincular las evidencias documentales
municipal en una zona de valles; tam-
con los restos materiales, con el objeto
bién se localizaron dos marcadores de
de responder preguntas que son el eje
juego de pelota y una densidad alta de Imagen 3. Provincia de Ocuilan, lámina 34 de la
de las investigaciones arqueológicas que
Matrícula de Tributos.
se realizan en este momento: ¿qué tanto

143
Choque Cultural

los cuartos que se identificaron en El Pe- trojes de maíz y 2 000 ollas de sal. Tam- Andrés de Tapia, quien creyó que junto
dregal, Reforma Agraria y Sta. Lucía, es bién, los habitantes tuvieron que partici- con sus tropas había derrotado a los de
que tengan alguna relación con la fun- par en las guerras del Imperio tenochca Malinalco y Ocuilan; no obstante, sema-
ción de Ocuilan como centro recaudador como como abastecedores de alimen- nas después llegaron ante Cortés men-
de tributo; es decir, pudiera tratarse de tos, como soldados y como productores sajeros otomíes del Valle de Toluca, para
almacenes y zonas de control adminis- de armas. Ocuilan tenía una relación pedirle ayuda para combatir a los
trativo. Hasta ahora, se continúa traba- muy estrecha con Tenochtitlan; de matlatzincas, quienes eran gente brava;
jando en identificar a cuáles de los suje- acuerdo con Carrasco (Carrasco 372), fue así como determinó enviar allá al al-
tos descritos en los documentos del siglo este vínculo cercano se puede observar guacil mayor Gonzalo de Sandoval (De la
XVI corresponden a dichos sitios. en el matrimonio de una hija de Peña 27).
Axayácatl con el señor de Ocuilan.
En las zonas de cañada, en
los límites del sur de Ocuilan que colin-
daban con el altépetl Malinalco, se loca-
La conquista del altépetl Ocuilan
lizan sitios de difícil acceso sobre lomas
modificadas en mesetas entre cañadas, Se tiene noticia de que los
como Tlatucapa, Castillo de la Reina y El españoles visitaron la región en 1520, un
Tambor, todos presentan arquitectura año después llegaron directamente a
pública monumental y pudieron funcio- Malinalco y áreas aledañas, en el mo-
nar como puntos de control visual y vigi- mento mismo en el que el gran Impero
lancia. tenochca era vencido por las huestes de
Hernán Cortés. Durante las últimas bata-
Respecto a la organización
llas que se libraban entre españoles y
tributaria, Ocuilan se convirtió en el cen-
mexicas, en la gran Tenochtitlan, el capi-
tro recaudador de tributo de la provincia
tán Hernán Cortés recibió la queja de la
del mismo nombre junto con Tenan-
población de Cuernavaca de que sus ve-
tzinco, Tecualoyan, Tonatiuhco, Coate-
cinos, los de Malinalco, les causaban mu-
pec y Cincozcac, tal como se menciona
cho mal
en la Matrícula de Tributos y en el Códice
Mendocino. En efecto, los tributos y las ...y les destruían su tierra, y
cantidades que se pagaban, de acuerdo que ahora se juntaban con los de la pro-
con los pictogramas, consistían en 400 vincia de Cuisco, que es grande, y que-
cargas de mantas con diseño de colibrí rían venir sobre ellos a los matar, porque
Imagen 4. Puerta del claustro del Ex Convento
herido a la mitad del cuerpo, 400 cargas se habían dado por vasallos de Vuestra Agustino de Ocuilan (Fotografía de las autoras).
de mantas con diseño ricamente la- Majestad, y nuestros Amigos, y que de-
brado, 400 cargas de mantas con diseño cían que después de ellos destruidos ha-
de Ocuilan, 400 cargas de mantas de bían de venir sobre nosotros... (277) Posterior a la conquista mili-
ichtle, 1 traje de guerrero y su escudo, 20 tar inició la espiritual. Sin duda, los evan-
Cortés, para prevenir posi- gelizadores tuvieron que enfrentar difi-
trajes de jaguar y 20 escudos. Además, 2
bles ataques de fuera, envió al capitán cultades, principalmente, la lingüística.

144
Choque Cultural

Imagen 5. Planta arquitectónica e imagen del estado actual de la nave del


templo y claustro bajo del Ex Convento de Ocuilan (Fotografías de las au-
toras, planta arquitectónica del Proyecto Ocuilan).

145
Choque Cultural

Fray Juan de Grijalva escribe de los ocui- En los primeros años de la Es importante señalar que la
tecos: Colonia el territorio fue repartido a los construcción de una ermita en San Mi-
conquistadores a través de una nueva guel Chalma habría de ocasionar otra de
...Fue grandísimo pueblo y
institución, la encomienda. El rasgo dis- las mayores modificaciones en la organi-
único en la Nueva España, porque no se
tintivo de esta institución fue la asigna- zación de territorial de la región: el su-
sabe que haya otro de su lengua; fue fa-
ción de un grupo de indígenas a un espa- jeto de Ocuilan San Ambrosio Chalma,
milia que vino por sí a poblar ochenta
ñol, quien tenía derecho a recibir de correspondía a un sitio de jerarquía ma-
años antes de la conquista, poco más o
ellos tributo en especie y fuerza de tra- yor en la época prehispánica, cuando en
poco menos y por esto no se había exten-
bajo. Por su parte, el encomendero de- 1680 los agustinos sustituyeron el culto
dido mucho. Estaban repartidos en ocho
bía procurar la instrucción en el cristia- de un santuario prehispánico localizado
pueblos, y aunque la cercanía era tan
nismo de los indígenas (Gibson 63). Si- en una cueva cercana a San Ambrosio,
grande, por la dificultad y singularidad
guiendo a Gerhard (174-175), Ocuilan por el culto a un cristo conocido en la ac-
de la lengua no había sonado entre ellos
estuvo bajo la encomienda de Juan de tualidad como “el Señor de los Milagros
la voz del evangelio. (Grijalva 87).
Morales, pero para 1527 se dividió entre de Chalma”, el lugar adquiere tal impor-
El cronista franciscano, fray Serván Bejarano y Pedro Zamorano, en tancia religiosa que en el siglo XVII, San
Bernardino de Sahagún también hace 1548 la mitad de Bejarano pasa a su Miguel Chalma pide ser separado de
mención de este pueblo: viuda Francisca Calderón y la de Zamo- Ocuilan y pasa al territorio de Malinalco.
rano pasa a su hijo en 1560. En 1623 una De esta forma, el sujeto original de Ocui-
...Estos que se llamaban
mitad pasa a la Corona y en 1640 la otra lan, San Ambrosio Chalma, se convirtió
ocuiltecos viven en el distrito de Toluca,
mitad estaba en manos de descendien- en San Ambrosio Chalmita (Gerhard
en tierras y términos suyos, son de la
tes de Moctezuma. 175).
misma vida y costumbre que los de To-
luca, aunque su lenguaje es diferente del García Castro calcula, para Posteriormente, ya en el si-
de los de Toluca. Usaban también, y muy 1550, la población de Ocuilan en 5.949 glo XVIII, para 1712, se cuenta con la in-
mucho, de los maleficios y hechizos personas, sin considerar a los niños me- formación de un mapa denominado Fac
(606). nores de dos años. En 1579 disminuyó a Simile del Mapa Original de los Terrenos
1.810 y en 1591 se registran únicamente de la Municipalidad de Santiago de
En 1537 inició la construc-
500 tributarios (374). De las 17 estancias Ocuila del Distrito de Tenancingo, Estado
ción del convento y la iglesia a cargo de
que tenía Ocuilan en 1548, aún existían de México, formado en el año de 1712,
los agustinos fray Juan de San Román y
14 en 1580, pero a inicios del siglo XVII en el cual se ubican los barrios sujetos de
fray Diego de Alvarado. La construcción
fueron reducidas a Ocuilan y Chalma Ocuilan, cuyos topónimos, estudiados
inició con la edificación de una ermita y
(Gerhard 176). En 1593 se ordena al en- por Muntzel (1990), permiten por un
en 1540 se construyó el convento y la
comendero Diego de Ocampo Saavedra lado comparar los puntos limítrofes ac-
iglesia (De la Peña Virchez, 2016).
y al prior agustino fray Diego de Orozco tuales del municipio de Ocuilan con los
que congreguen a los naturales. Para del siglo XVIII y, por otro, analizar y loca-
1604 se ordena que la estancia de San lizar los barrios reportados en los docu-
Cambios en la estructura sociopolítica y
Ambrosio Chalma se quede en su lugar mentos del siglo XVI. Este mapa ya es
territorial en los primeros años de la Co-
(García 344, 402). muy parecido a la configuración espacial
lonia

146
Choque Cultural

Imagen 6. Fotografía superior Capilla de


Santa María, Ocuilan de Arteaga antes
del sismo del 19 de septiembre de 2017.
Fotografía inferior: Cristos en el antiguo
camino a Chalma (Ambas fotografías de
las autoras).

actual del municipio; no obstante, pode-


mos identificar lugares que para ese mo-
mento estaban poblados y en la actuali-
dad son vestigios arqueológicos.

Discusión final
Las modificaciones a la es-
tructura sociopolítica y territorial de
Ocuilan ocasionadas por las nuevas ins-
tituciones coloniales se pudieron con-
cretar después de las epidemias del siglo
XVI, las cuales mermaron la región, prin-
cipalmente las de 1546 y 1576. Durante
esta última, pueblos enteros quedaron
deshabitados en el centro de México,

147
Choque Cultural

Imagen 7. Mapa de Malinalco y Ocui-


lan siglo XVIII, AGN, México.

148
Choque Cultural

muriendo dos terceras partes de la po- Cortés, Hernán. Cartas de relación. Mé- Grijalva, fray Juan de. Crónica de la or-
blación indígena; además de la ciudad de xico: Porrúa, 1981. den de N. P. S. Agustín en las provincias
México, afectó a las zonas altas y frías de la Nueva España en cuatro edades
De la Peña Virchez, Rosa Guadalupe. El
(Malvido, 29). desde el año 1533 hasta el de 1592.
ex convento agustino de Ocuilan: un es-
México: Porrúa, 1985.
En el registro arqueológico tudio arqueológico de los usos de los es-
se pueden observar grandes centros ur- pacios. Tesis de doctorado en estudios Hassig, Ross. Aztec warfare. Imperial ex-
banos del Posclásico tardío (1220-1521) mesoamericanos. México: Universidad pansión and political control. Norman:
que fueron deshabitados durante el pe- Nacional Autónoma de México, 2016. University of Oklahoma Press, 1988.
ríodo colonial. Debido a que en la Colo-
Del Paso y Troncoso, Francisco. Suma de INEGI. Síntesis de información geográ-
nia Ocuilan dejó de ser el centro de con-
visitas de pueblos por orden alfabético: fica del Estado de México. México: Go-
trol tributario, decayó frente a otros
México: Gobierno mexicano, 1905. bierno general del Estado de México,
pueblos como Malinalco, Tenancingo y
2009.
Tonatico, que habían pertenecido a la Echeagaray, José Ignacio, ed. Códice
misma provincia. El crecimiento del San- Mendocino o Colección de Mendoza. INEGI. Censo de población y vivienda
tuario del señor de Chalma también con- Manuscrito mexicano del siglo XVI que se 2010. México: Gobierno mexicano,
tribuyó a la reestructuración del territo- conserva en la Biblioteca Bodleiana de 2010.
rio de esta región. Oxford. México: San Ángel ediciones,
Lockhart, James. The nahuas after the
1979.
De esta forma, lo que fuera conquest. Stanford: Stanford University
una importante región económica y po- García Castro, René. Indios, territorios y Press, 1992.
lítica bajo el dominio del Imperio teno- poder en la provincia Matlatzinca. La ne-
Malvido, Elsa y Carlos Viesca. “La epide-
chca, se convirtió en una población rural gociación del espacio político de los pue-
mia de cocoliztli de 1576”. Revista de la
de menor jerarquía que aquellos pue- blos otomianos, siglos XV – XVII. México:
dirección de estudios históricos del Insti-
blos a los cuales dominara en la época CIESAS-INAH- El Colegio Mexiquense,
tuto Nacional de antropología e Historia
previa a la Conquista. A.C., 1999.
oct.-dic. (1985): 27-33.
García Castro, René, coord. Suma de Vi-
Muntzel, Martha. “La toponimia del
sitas de pueblos de la Nueva España,
BIBLIOGRAFÍA mapa de Santiago Ocuila de 1712”: Ex-
1548 – 1550. Toluca: Universidad Autó-
presión Antropológica, 1(2), oct.-dic.
Albores Zarate. “Beatriz. Una travesía noma del Estado de México-Colegio Me-
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conceptual del Matlatzinco al Valle de xiquense, 2013.
Toluca”. Anales de Antropología 40-1 Romero Quiroz, Javier. Relación del pue-
Gerhard, Peter. Geografía Histórica de la
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Carrasco, Pedro. Estructura político-te- versidad Nacional Autónoma de México,
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minio español 1519-1810. México: Siglo
Fondo de cultura económica, 1996.
XXI, 1984.

150
Choque Cultural

Una reinterpretación de la
“misteriosa desaparición” de los Mayas
Doctor Ricardo Escamilla Peraza
Merida, Yucatan
CIESAS Peninsular
ricardoescamillaperaza@yahoo.com

Introducción mayas continúa como paradigma cientí- de un atlas, pues el paisaje más que una
fico, pero conforme se analiza a mayor escenografía estática resulta ser un
Las investigaciones dedica-
profundidad se encuentra que la situa- agente histórico. Con la historia natural,
das a los encuentros entre culturas se
ción era la contraria y demasiado com- el tiempo deja de ser una dimensión ex-
mantienen vigentes gracias en parte a
pleja. clusiva de la historia escrita y se integra
que el reconocimiento de pasado preco-
al diálogo con la geografía como propu-
lombino de las naciones autóctonas Para poder sintetizar el abru-
sieron historiadores como Braudel o
como historia repercute en sus derechos mador volumen de evidencias, en este
García Martínez. En el caso yucateco, la
ancestrales colectivos y la historia de los texto se procede siguiendo los linea-
comprensión del paisaje, permite enten-
mismos estados-nación.1 En el caso de mientos de Fernand Braudel, iniciando
der la capacidad de resiliencia maya.
los mayas yucatecos esta polémica invo- con una breve descripción de la historia
lucra el que se da como un hecho cientí- natural del paisaje yucateco, seguida por Yucatán es una placa tectó-
fico al así llamado “colapso maya” del la enumeración de las evidencias ar- nica (kratón) más relacionada con Flo-
clásico alrededor del siglo X de nuestra queológicas anteriores al contacto euro- rida y Cuba que con México o los de Tie-
era según el cual su civilización desapa- peo para finalizar con las crónicas colo- rras Altas Mayas adyacentes (Morales
reció siglos antes del encuentro con los niales de los testigos presenciales del en- 24-25). Por su deriva continental no solo
europeos. cuentro con los mayas. emergió del mar, sino que fue la que
formó al Golfo de México (Morales 25),
El tema se volvió una ten-
aunque el Golfo recibe su nombre no de
dencia viral, pero por una cosa tan ab-
El paisaje Yucateco la península que la formó y con la que
surda como la profecía del fin del mundo
comparte cientos de kilómetros de
del 2012 falsamente atribuida a los ma- La caracterización del área
costa, sino de una ciudad a dos mil me-
yas por parte de los pseudocientíficos de estudio, la Península de Yucatán o
tros de altitud y cientos de kilómetros
que los arqueólogos llaman piramidio- Tierras Bajas Mayas, no es solo para
del puerto más cercano (García 33).
tas. La “misteriosa desaparición” de los cumplir un requisito para formar parte

1
Postulado por la arqueología social latinoame- función social de la arqueología (McGuire y Na-
ricana (o ameroibérica) la cual hace explícita la varrete) y que Ruz Lhullier aplica para el caso
maya.

151
Choque Cultural

La Península ha atraído la Las matemáticas y cosmo- por las cortas en las que solo se regis-
atención incluso de agencias espaciales grafía era lo único que se había desci- traba el mes y el día o “katuno’ob” (Ai-
internacionales tras el hallazgo de un frado de la escritura maya, pero gracias mers 332, López y López 197, 274).
cráter de impacto o astroblema, que pul- a que era lo que era parte del bagaje cul-
La sustitución del sistema es
verizó y esparció el suelo de peninsular tural que compartían con las otras civili-
esgrimida como marcador del colapso
por todo el planeta para formar el es- zaciones mesoamericanas. Pero en
según la periodización clásica usada por
trato K-T (Cretacio-Terciario). El epicen- plena guerra fría y más allá de la cortina
los arqueólogos, aunque paradójica-
tro del impacto se localiza en el puerto de hierro, Yuri Knórozov reveló que su
mente no se basa en el calendario autóc-
de Chicxulub (del que el cráter recibe su escritura (dzib) incluyó el sistema foné-
tono, como tampoco permiten recono-
nombre) al norte de Yucatán, al que se tico-silábico,4 siglos antes que el de los
cer al pasado autóctono como historia.
atribuye la formación en su perímetro nahuas (Escalante 165; Nalda 78). Según
La negación de ese pasado como historia
de un “anillo” de cenotes o pozos natu- López y López: “para envidia de los espe-
ya debe superarse, pues si incluso los
rales (descritos por los españoles como cialistas de otras áreas de Mesoamérica,
conceptos braudelianos permiten reco-
socavones o “sinkholes” en inglés). En el Clásico maya quedó cronológica-
nocer a la geografía como historia natu-
realidad, los cenotes son parte de ese mente establecido con una impresio-
ral, entonces también se podría recono-
paisaje kárstico por el que los españoles nante exactitud” (151, 165). Se ha desci-
cer a la arqueología como historia de la
se referían a Yucatán como “una de las frado desde sucesiones dinásticas
cultura material y con ello, al pasado de
más pedregosas del Universo”2 sin mine- (Grube y Martin) hasta “firmas” de pin-
las naciones autóctonas como historia,
rales preciosos, pero sobre la que crecen tores, escultores y escribas (Nalda 100-
como forjadora de la identidad nacional
selvas neotropicales de las que los ma- 102, 109). Los señores del tiempo tam-
y su soberanía sobre el territorio, la geo-
yas supieron sacar provecho. bién lo fueron de la historia, la más larga
grafía y los recursos naturales.
y precisa (quizás de todo el Nuevo
Los mayas plantearon sus
Mundo) que continuó registrándose
propias explicaciones sobre su territorio,
hasta ya avanzada la etapa novohispana.
como referencias a un mar primigenio; El Colapso
tal vez, inspirados por la presencia de fó- La última fecha de cuenta
Para entender el discurso del
siles marinos en las rocas. También re- larga del así llamado “clásico” es de 909
colapso del clásico debe explicarse el sis-
gistraron fechas calendáricas de sucesos de nuestra era, pero es casi dos siglos
tema de periodización prevaleciente, en
de millones de años al pasado, como el posteriores al colapso del resto de Me-
el que lo “clásico” es calificado como una
de la estela 1 de Cobá (Freidel et al. 57- soamérica en donde se vivieron realida-
época de “apogeo”, “auge”, “esplen-
60).3 El sistema de fechamiento es cono- des distintas (Nalda 107, 115). Pero to-
dor”, “florecimiento”, “grandeza”, “ma-
cido como cuenta larga (no confundir davía no era el final de su civilización,
jestuosidad”, que estaría precedida por
con la larga duración braudeliana, aun- pues a las cuentas largas las sustituyeron
un “preclásico” y seguido por un “pos-
que guarden gran parecido).
clásico”; denominaciones que definen

2
Respuesta al cuestionario “Instrucción y memo- antigua de cuenta larga encontrada de la estela desde el siglo XVI la Relación de Tabí anotó que
ria del Consejo de Indias”, Relación de Mérida, 2 de Chiapa de Corzo, del año 36 antes de nues- se trataban de sílabas, RHGY, v. I, 164.
RHGY, v. 1, p. 81. tra era (López y López 84).
3 4
Esa es la fecha de cuenta larga de más atrás en Coe reconstruye el esfuerzo del desciframiento,
el tiempo; no confundir con la inscripción más pero los epigrafistas no se percataron de que

152
Choque Cultural

algo por lo que no es (Escalante 164; Ló- postulados como, por ejemplo, que ni han sido excluidas con el discurso de que
pez y López 109, Nalda 74). los mayas desaparecieron y que hubo un la historia inició solamente tras los en-
reforzamiento de las relaciones sociales cuentros con los europeos y que el pa-
Pero los vestigios revelan
(Lucero 184, 186). A los cuestionamien- sado precolombino no es historia, sino
que cada etapa tuvo sus características
tos de otros autores a las grandes se- “prehistoria” (un más allá del tiempo).
que las distinguen de las demás. Por eso
quías se le puede agregar: ¿no será que Pero más que la historia de la cultura
es que Piña Chán propuso otra periodi-
el estrés ambiental reforzó la observa- material, es precisamente la documen-
zación que no se basa en un solo criterio,
ción de los ciclos de las estaciones y sus- tación virreinal europea la que incluye al
ni adjetivos calificativos, estéticos y sub-
tituir la cuenta larga por la corta? pasado precolombino a su propia histo-
jetivos del buen o mal gusto (Piña “Intro-
ria imperial (junto con el mismo Génesis
ducción”, “Un modelo de evolución”) y Otras variables esgrimidas
bíblico) y de su continuidad, no de dis-
menos por peyorativos como “decaden- como pruebas de la desintegración
rupción.
cia” o “degeneración”. Pese lo acertado, maya son los glifos-emblema, que reve-
su periodización todavía sigue desapro- lan la fragmentación entre las distintas
vechada. entidades territoriales; pero la organiza-
Etapa Protocolonial
ción política maya funcionaba como los
Con respecto a la decadencia
nodos de un tejido social en el que la ho- En las crónicas indianas au-
estética es más factible que los mayas
mogeneidad étnica de las Tierras Bajas tóctonas (hechas por los indios, pero con
optaran por la simplificación de sus pro-
(mayor que en Tierras Altas) era una red escritura occidental), los acontecimien-
ductos para comercializarlos durante la
de seguridad. tos más antiguos se pierden en la bruma
competitiva etapa mercantilista que
mítica; pero también proporcionan refe-
ellos mismos estaban iniciando (An- El abandono de los grandes
rencias para etapas inmediatas anterio-
drews y De la Mata 466; Masson 346). centros ceremoniales de la etapa teocrá-
res a la conquista o la así llamada etapa
Con respecto a que ya no se levantaban tica no fue simultáneo; en el Caribe
“protohistórica”, hasta el siglo XIII (Ló-
monumentos de piedra, los mayas tam- Maya-Yucateco (mal llamado mexicano)
pez y López 283-284).
bién prefirieron la eficiencia por medio ocurrió lo contrario, pues la concentra-
del uso de materiales perecederos para ción de población (el mayor en el puerto Las crónicas revelan que
hacer obras de infraestructura. de Cerros, Belice) data precisamente de para los mayas los choques culturales no
los siglos del “colapso” y es difícil preci- les eran extraños. En el Popol Vuh reco-
Entre las hipótesis de las
sar las fronteras entre los sitios (An- pilado por fray Francisco de Ximénez en
causas del colapso o desaparición, las de
drews y De la Mata 455, 459; Mason el siglo XVIII se mencionan dos grandes
variables ambientales son las que van
348-349). Además, el patrón de asenta- “bajadas” migratorias en los siglos VIII a
adquiriendo aceptación, como la de las
miento maya tendía a ser disperso y era X, y otra, en el XIII (Escalante 125-126;
grandes sequías siendo R. Gill quien ha
el más variado de Mesoamérica. López y López 275-276, 295; Nalda 116).
proporcionado el mayor sustento por
Las “bajadas” traían influencias “mexica-
datos paleoambientales. Pero otros au- Todas las evidencias para in-
nas”,5 denominación menos certera que
tores se han encargado de corregir sus cluir al pasado autóctono como historia

5
Otras “bajadas” sí serían de mexicanos bajo el presenciaron la ejecución de Cuauhtémoc, su úl-
mando de Hernán Cortés. Precisamente en tie- timo tlatoani por Cortés.
rras mayas, en Itzamkanak (El Tigre), Campeche,

153
Choque Cultural

la moderna denominación de “interna- puertos de “contrataciones” o “merca- rey católico a la Isla de Yucatán” citado
cional panmesoamericano”, o “zuyua- derías” en el Caribe y el Golfo u otros si- en Macías 87, 89-90).
nos” o “siwanos” (López y López 273). tios accesibles para alguna modalidad de
Alonso Luján (informante del
navegación (Aimers 335, 351; Andrews y
Las transferencias de recur- cronista Fernández de Oviedo) describió
De la Mata 455, 459, 464; López y López
sos materiales y humanos iban en ambos que Chuacá en tierra dentro, era tan
279; Masson 346-349; Piña “Commerce
sentidos, por lo que se han encontrado grande que: “a mediodía que empeza-
in Yucatán Península”). Tal fue el caso de
influencias mayas en sitios mesoameri- ron a entrar en él, no dejando de andar
Itzamkanak (o “Acalán”) capital de Ixchel
canos, o joyería de oro en Cozumel y hasta que allegaron [sic] a la casa del ca-
del río Candelaria, Campeche y Tá Ytzá
Santa Rita Corozal, o piezas con glifos cique […] era hora de las vísperas” (His-
(Tayasal, capital Itzá) en el lago Petén,
mayas hasta Costa Rica (Andrews y De la toria general y natural de las Indias ci-
ambas descritas por el conquistador
Mata 463). Los movimientos interétni- tado en Macías 209). Con sus compara-
Hernán Cortés como potencias mercan-
cos repercutieron en el cambio social de ciones comenzaron a forjar una idea (e
tiles rivales.
una cultura cada vez más cosmopolita, historia) “neohispana”.
pluriétnica y heterogénea, que catalizó En los puertos divisaron to-
Los encuentros fueron unos
distintos procesos que derivó en otra rres (¿faros?) que los mayas llamaban
nueve: desde 1502 con el almirante Co-
etapa de aguerrida competitividad mer- “ku”, conocidas por la legislación indiana
lón en su último viaje; en 1511 con unos
cantilista lo suficientemente intrépida y como “oques”, (o “cuyos”, como el
náufragos de Valdivia desde el Darién
audaz como para trastornar el culto a la puerto El Cuyo) construidos con el estilo
entre ellos Gonzalo Guerrero, renegado
personalidad de la anquilosada etapa arquitectónico maya más reciente,
quien prefirió unirse a los rebeldes ma-
teocrática (Escalante 119, 122; Masson como el “costa oriental”. Los puertos
yas en contra de los españoles; en 1517
343-346; Nalda 74, 107-110, 115-117). continuaron siendo sitios de peregrina-
con la flota de Hernández de Córdoba
ción para los mayas hasta su expropia-
“descubridor oficial” de Yucatán; en
ción en el siglo XX para fines turísticos.
1518 con la de Juan de Grijalva. Ver
Las primeras impresiones
Como ejemplo, el soldado mapa 1.
Por si no fuera suficiente con Díaz del Castillo apuntó que en la expe-
En 1519 se encontraron con
las evidencias arqueológicas o las regre- dición de Grijalva de 1518, al puerto de
Hernán Cortes (Mapa 2) hace ya 500
siones autóctonas de tiempos “inmemo- Ecab lo llamaron el “Gran Cairo” (Díaz
años. Luego, tras conquistar México Cor-
riales” de su “gentilidad” e “idolatría”, del Castillo Historia de la verdadera con-
tés cruzó 1524 a 1526 por Itzamkanak y
entonces debe revisarse las bitácoras de quista citado en Macías 79). El capellán
Tayasal, potencias rivales a las que no se
los marineros europeos, cuya experien- de esa expedición, Juan Díaz, describió
atrevió a conquistar ni con las fuerzas
cia de sus viajes de navegación les con- otro puerto (San Gervasio según Macías)
combinadas de sus aliados mexicanos
cede valor como testigos presenciales en la Isla de Cozumel: “y si no fuera por-
(Mapa 2). Aunque ya eran súbditos no-
que refutan la desaparición de los ma- que parecía haber ahí edificios nuevos,
vohispanos, para los mexicanos esas in-
yas. se pudiera presumir que eran edificios
cursiones les permitió llegar hasta terri-
hechos por españoles”. El 7 de mayo de
Lejos de ruinas abandonadas torios a los que nunca antes habrían lo-
1518, comparó otro puerto que podría
o decadencia, ellos describen bulliciosos grado llegar en sus guerras floridas in-
ser Xelhá o Zamá (Tulum) con Sevilla
(Juan Díaz “Itinerario de la armada del

Páginas siguientes mapas correspondientes a los encuentros entre ultramarinos y mayas desde 1502 a 1697.
154
Choque Cultural

cluso con tlaxcaltecas hasta Filipinas for- cano y fray Diego de Delgado (masacra- El tercero en disputa
jando así, la identidad mexicana (y tlax- dos el 8 de julio de 1623, día de Santa
Los cientos de kilómetros de
calteca). Isabel). En 1642 regresó Fuensalida
costas, la escasa altitud y perfil horizon-
(Arias, Jones “La conquista” 488-490).
No sería sino entre 1527 a tal de su paisaje (por lo que también se
1547, cuando la familia Montejo logró Hubo otras intervenciones, llaman Tierras Bajas) su ubicación estra-
fundar ciudades permanentes como Mé- pero en 1696 el vasco fray Andrés de tégica junto a Cuba en el centro del
rida como capital o Valladolid (Chamber- Avendaño y Loyola se reunió en el Petén Golfo-Caribe y las Antillas (el “Medite-
lain, Macías) pero hasta su tercer intento con el consejo itzá para recordarles los rráneo Americano”) y de ahí al Atlántico
(Mapa 3). Pese a lo reiterado de los in- vaticinios para someterse. El religioso Norte, expuso a Yucatán a los conquista-
tentos y que ya se había logrado una apuntó: “que todo consta de unos li- dores. Pero también, se expuso a los na-
ocupación y colonización permanente, bros”6 de cuya descripción recuerda a vegantes de las potencias navales
la conquista continuaba inasequible. Lo los únicos códices que se conservan en enemigas de sus enemigos, los infames
temprano y reiterado de los encuentros Madrid, París y Dresde ¿o acaso son esos corsarios (aunque los españoles también
permitió que los mayas asimilaran al in- mismos?7 eran corsarios, pero de Sus Majestades y
vasor, lo que contribuyó a retardar la Su Santidad Católicas). En el archipiélago
Otro cronista acompañante
conquista. antillano también se les conocían como
del fraile y por tanto testigo presencial,
bucaneros y filibusteros.
Las fronteras coloniales lle- confirmó que los mayas todavía conti-
gaban hasta la precaria misión de la Ve- nuaban usando su sistema de escritura Así, Yucatán quedó inmersa
rapaz y Tipuj, capital del territorio Tzul precolombino (Jones El manuscrito de en los conflictos trasatlánticos, espacios
Uiniko’ob y Lamanai, Belice (Nalda 108, Can Ek 33, 63, “La conquista de los ma- más amplios no restringidos a los mexi-
Jones 489, 490). Más allá, el objetivo era yas” 488-489). Incluso en la correspon- canos. Por eso es que la regionalización
Tayasal, capital itzá en la isla del Petén, dencia del gobernador Urzúa también que incluye a Yucatán como parte del
visitada por los misioneros Orbita y de origen vasco8 se leen expresiones si- “sureste” de México es contradictoria
Fuensalida en 1618, cuando destruyeron milares al “lenguaje zuyúa” (López y Ló- debido a que la califica como la más ais-
a la escultura del caballo adorado por los pez 279). Los misioneros se quejaban de lada. En realidad, las Tierras Bajas Mayas
mayas que había dejado Cortés entre que hasta los colonos en Yucatán habla- son nodos de sistemas de redes maríti-
1524 y 1526. Después fueron el capitán ban el maya como lengua franca. mas antillano-caribeñas, con escalas de
yucateco Francisco de Mirones y Laz- interacciones más amplias, dinámicas e
inasequibles para un solo poder central9.

6 9
Fray Andrés de Avendaño “Relación de las dos punta que tiene?” a lo que Avendaño replicó con García Martínez fue el primero en refutar la
entradas que hice a la conversión de los gentiles actitud melodramática de mártir. idea del “sureste” mexicano pues reconoció que
7
ytzáez, y cehaches”, ff. 35-36. Pese a que el con- Otros dos son el Grolier ya reconocido y otro de se trataba de dos regiones distintas que deno-
sejo itzá y los misioneros confirmaron las cuen- origen cuestionado por Ramayo Lanz en 1978. minó cadenas, a Yucatán la incluyó como un es-
8
tas, el viejo cacique Cowój de Chakán Ytzá plan- “Carta de Martín de Urzúa y Arizmendi al Canek labón de la Cadena Caribeña (28, 85, 87, 89-90).
teó una objeción que sintetiza la resistencia au- de los itzáes”, Mérida 8 de diciembre de 1695, Si bien la metáfora de cadenas se puede aplicar
tóctona: “¿Y qué importa que se haya cumplido AGI, Guatemala, 151 A, ff. 60r-63r, citado en Bra- para las cordilleras del istmo centroamericano,
el tiempo de que seamos cristianos, si no se le ha camonte y Solís, Espacios mayas de autonomía
gastado a mi lanza de pedernal, esta delgada 98.

158
Choque Cultural

Debe ponerse en perspec- red de seguridad marítima para los ma- 490; López y López 72, 282). Luego, Ur-
tiva que el virreinato de la Nueva España yas. zúa fue enviado a Filipinas.
era la joya de la corona hispana, pues era
El factor corsario no debe El triunfo culminó los ex-
la más grande tanto en extensión como
descartarse del todo como variable de la haustivos esfuerzos de generaciones
en riqueza, pero la documentación ofi-
ecuación en la que Yucatán fue el primer tras generaciones de conquistadores es-
cial parece muy alarmada sobre la com-
portal y a la vez el último baluarte de la pañoles y sus aliados mexicanos, misio-
plicidad de ambos agentes subalternos,
civilización mesoamericana en el pe- neros11 y colonos yucatecos que invirtie-
los de tierra dentro y ultramar (Gerhard
ríodo novohispano. En comparación, los ron demasiados recursos para derrotar a
7-8, 12-14, mapa 1, 42, 55, 57, 58, 60, 65,
mayas de las Tierras Altas fueron un una civilización que según los expertos,
95; Jones “La conquista” 490; Pinet 57-
tanto ajenos a la resistencia maya yuca- ya había desaparecido desde siglos an-
60, 133-148).
teca. tes de la conquista.
Las interacciones de ambos
La posterior colonización por
distarían de ser armónicas, “simbióti-
presidios fue precaria; luego, los mayas
cas”, o la coordinación de una estrategia El último bastión
sufrieron lo que Nancy Farriss calificó de
de defensa recíproca como pretendie-
Mientras los misioneros to- “segunda conquista”: las reformas bor-
ron las autoridades no serían sino espe-
davía intentaban la conquista pacífica, bónicas, cuya intromisión en los asuntos
culaciones con base en indicios circuns-
las fuerzas yucatecas marchaban desde autóctonos catalizó más rebeliones,
tanciales de los presuntos implicados. Lo
Mérida por el Camino Real que habían como la de Jacinto Canek a mediados del
que sí es cierto, es que la resistencia del
estado abriendo desde años atrás.10 siglo XVIII (quien tomó el apellido de la
último reino yucateco en el Petén obsta-
Aunque Guatemala estaba más cerca, última dinastía itzá). Tras la independen-
culizaba las incursiones terrestres de las
los esfuerzos de conquista fueron prácti- cia y en plena intervención norteameri-
fuerzas yucatecas en contra de los puer-
camente en su totalidad de yucatecos, cana, los mayas volvieron a rebelarse en
tos corsarios los que a su vez, entorpe-
tanto colonos como mayas. la Guerra de Castas en 1847, justo a tres
cían las maniobras de la flota de Nueva
siglos de la rebelión contra los Montejo
España contra el último bastión maya. El gobernador Urzúa ordenó
y en la misma zona oriental.
el asedio que incluyó una nave en el lago
En las Tierras Bajas Mayas,
Petén (como en la caída de Tenoch- Y el ciclo se repitió a media-
los piratas se establecieron en la actual
titlán). En la ofensiva final ocuparon la dos del siglo XX por uno de los tantos ge-
Belice hasta convertirla en un enclave de
isla de Tayasal, capital del último reino nocidios de la CIA con el patrocinio de
Su Majestad Británica, un enclave logís-
maya (autoproclamada sucesora de Chi- una famosa bananera; una y otra dirigi-
tico para los desarraigados merodeado-
chén Itzá) y mesoamericano, un 13 de das por los hermanos Dulles. Ese último
res del mar que lejos de perjudicar, pro-
marzo de 1697 (Jones “La conquista” etnocidio fue peor que el de la con-
porcionaron un nodo de conexión a una
quista, pues por lo menos los misioneros
redujeron los sacrificios humanos ya que

10
para el caso de las Antillas funciona mejor la me- A lo que se dedica una tesis de caminería del siendo un lastre colonial anacrónico del que el
táfora de redes marítimas como aquí se pro- 2012 de Arias Ortiz. Nuevo Mundo todavía no logra librarse.
11
pone. Los misioneros serían los conquistadores más
exitosos, pues el adoctrinamiento continúa

159
Choque Cultural

los indios les eran más útiles como BIBLIOGRAFÍA de México. México: El Colegio de Mé-
fuerza de trabajo. xico, 2013, c2010. 119-168.
Aimers, James J. “What Maya Collapse?
Conclusión Terminal Classic Variation in the Maya Farriss, Nancy. La sociedad maya bajo el
Lowlands”. Journal of Archaeological Re- dominio colonial. México: Artes de Mé-
Lo anterior es una mínima
search. Springe 4 (2007): 329-377. xico y del Mundo: CONACULTA, 2012.
parte de los complejísimos aconteci-
mientos que señalan lo contrario al co- Andrews, Anthony P. y Rocío González Freidel David, et al. El cosmos maya: tres
lapso del clásico. Los testigos presencia- de la Mata. “Navegación y comercio en mil años por la senda de los chamanes.
les coinciden en apuntar que los mayas la costa oriental de la Península de Yuca- México: FCE, 2001.
protagonizaron el primer capítulo de la tán”. Los mayas. México: CONACULTA,
García Martínez, Bernardo. “Regiones y
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mesoamericana que definen la historia
Arias Ortiz, Teri Erandeni. Imagen, fun- toria general de México: versión 2000.
nacional mexicana y hasta de la vecina
ción, uso y significado de los caminos co- México: El Colegio de México, 2002. 25-
Centroamérica.
loniales durante la conquista de El Petén 91.
Es esa tenacidad y perseve- (1695-1704). Bonn: Facultad de Filoso-
Gerhard, Peter. La frontera sureste de la
rancia para superar las adversidades y fía, Universidad Rheinische Friedrich-
Nueva España. México: UNAM, 1991.
convertirlas en oportunidades la que Wilhelms, 2012.
merece más atención por parte de la so- Gill, Richard B. Las grandes sequías ma-
Avendaño y Loyola Fray Andrés de. “Re-
ciedad occidental contemporánea, la yas: agua, vida y muerte. México: FCE,
lación de las dos entradas que hice a la
que por su impacto se ha erigido en una 2008.
conversión de los gentiles ytzáez, y ceha-
fuerza de la naturaleza a una escala tal,
ches”. 2001 [1696]. FAMSI, Resources, Grube, Nikolai y Simon Martin. Crónica
que en el congreso internacional de geo-
Dictionaries, Combined Dictionary-Con- de los reyes y reinas mayas: la primera
logía de Sudáfrica en agosto del 2016, se
cordance of the Yucatecan Mayan Lan- historia de las dinastías mayas. México:
reconoció que ya se vivía en una nueva
guage. 09/09/2017. Planeta, 2002.
era geológica: el Antropoceno. La resi-
liencia maya podría ayudar a superar Bracamonte y Sosa Pedro, y Gabriela So- Jones, Grant D. “La conquista de los ma-
esta nueva etapa global. lís Robleda. Espacios mayas de autono- yas de Yucatán y la resistencia en el pe-
mía: el pacto colonial en Yucatán. Mé- ríodo colonial”. Los mayas. México: CO-
Así como los corsarios inte-
rida: UADY, c1996. NACULTA, INAH, 1999. 482-493.
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la Nación. México. San Cristóbal de las

161
Desarrollo Indígena
Desarrollo Indígena

Adecuaciones y ajustes socio-demográficos


Comunidades andinas sur-peruanas y de Tarapacá, siglos XVI y XVIII

Doctor Francisco José Ocaranza Bosio


Doctor Alfredo Gómez Alcorta Director de la Escuela de Historia y Geografía
Universidad Bernardo O’Higgins Facultad de Educación, Universidad Bernardo O’Higgins
alfredo.gomezalcorta@gmail.com focaranz@uc.cl

Doctor Martín Lara Ortega


Universidad Autónoma de Chile
martinlara@uc.cl

Introducción. una desorganización productiva res- como los de Espinoza Soriano (1964b,
pecto de la economía comunal, redun- 1976), Gentile (1977) y Benavides
La historiografía y los estu-
dando en el agravamiento de las condi- (1989), entre muchos otros.
dios de la antropología cultural han
ciones de subsistencia que precipitó una
apuntado por décadas a la comprensión Para nuestra investigación,
merma significativa en la economía local
de los procesos socio-demográficos de la nuestra pregunta se basa si ¿Persisten
(Furtado 1969). Consideramos funda-
población andina de Tarapacá y Ata- estructuras demográficas prehispánicas
mental para el estudio sociodemográ-
cama en el lapso de los siglos del período o prevalecen moldes de ordenamiento y
fico los documentos coloniales denomi-
colonial en el área sur peruana (Tarata y determinación hispano colonial en la
nados visitas y revisitas de indígenas;
Tacna), y Tarapacá, a lo que deseaos modelación fiscal de la población? En re-
verdaderas representaciones de la reali-
aportar con una revalorización de los an- lación al modelo de transición demográ-
dad demográfica de las comunidades
tecedentes referidos a la constitución de fica, los antecedentes corresponden a
andinas (Hidalgo, 1978, 1992; Hidalgo
las comunidades andinas, los cambios una población dentro de la primera fase
et. al. 2004), cuyo estudio aún demanda
en su conformación social bajo el régi- o estadio, caracterizada por altas tasas
un ajuste del enfoque de estudio. Ellas
men colonial y una mirada a sus proceso de natalidad y mortalidad, con tasas de
han sido fundamentales para la labor et-
de ajuste demográfico. A la actividad mi- mortalidad alta en todos los intervalos
nohistórica desde los estudios de Wal-
nera (Assadourian, 1979, 1982; Bakewell de edad. No obstante, los datos prelimi-
demar Espinoza Soriano (1964a), John
1984; 1990) se sumó tardíamente la im- nares (Gómez 2008, 2010 y 2013; Gómez
Murra (1967), Cook (1975) y Pease
plantación de políticas tributarias y la et. al. 2015), nos hacen pensar que la
(1978) en torno a la publicación de do-
práctica de continuas exacciones tribu- mortalidad entra en alza en los interva-
cumentos censales de valor etnológico y
tarias sobre las poblaciones andinas que los de edad adulta entre los 25 y 45 años,
cultural. Estos estudios poseen un ca-
precipitaron desplazamientos forzosos respectivamente, precipitada posible-
rácter fundacional de valor epistemoló-
de la población (Golte, 1980), así como mente por las condiciones de vida, tra-
gico (Vilar, 1980) relevante a la que le si-
guen un significativo caudal de estudios

165
Desarrollo Indígena

bajo y subsistencia bajo el sistema colo- antecedentes referidos a su constitu- 1985; Livi Bacci 2006). Hemos abordado
nial. La esperanza de vida al nacer no se ción, los cambios sociales y su evolución el análisis de información demográfica
muestra con tendencia hacia el incre- demográfica. (Hidalgo 1978; Hidalgo et. al. 1988; Hi-
mento, separándose de la tendencia que dalgo et. al 1992; Hidalgo et. al 1996; hi-
Revisar las categorías censa-
comienzan a mostrar las sociedades que dalgo et. al. 2004; Villalobos 1980), to-
les contenidas en la documentación co-
sufren los efectos de la revolución indus- das fuentes publicadas de dominio pú-
lonial con el fin de establecer correlatos
trial (Casas Torres 1982). Los anteceden- blico y de libre acceso en archivos nacio-
más clarificadores de las consecuencias
tes nos permiten realizar un bosquejo de nales y extranjeros detalladas en las re-
precipitadas por el esfuerzo del Estado
la realidad fisiológica, modelada tanto ferencias adjuntas.
hispano-colonial de promover un for-
por rasgos y condiciones culturales, tec-
mato de sociedad indígena modelada Como antecedentes genera-
nológicas como por la evolución sanita-
desde patrones mercantilistas y sin per- les podemos señalar que, los datos de-
ria, permitiéndonos comprender que el
der de vista el contexto fuertemente mográficos obtenidos desde estas fuen-
envejecimiento en estas poblaciones era
condicionado por la administración y la tes han sido utilizados en estudios que
más temprano que en la actualidad, den-
fiscalidad colonial, así como las relacio- abordan el proceso de organización la
tro del rango de los 60 y 65 años. Los pa-
nes intracomunales. fuerza de trabajo requerida por la activi-
drones que ya han sido cotejados en la
dad minera (Assadourian 1980 y 1982;
perspectiva de la información cuantita- Para ello, nuestra metodolo-
Bakewell 1984 y 1990), fundamento de
tiva que posee (Aróstegui 1995), su valor gía parte de un conjunto de fuentes édi-
la economía colonial, así como del pro-
etnológico como en su contexto de pro- tas desde la perspectiva de la demogra-
pio régimen fiscal. Es así como las visitas
ducción (Murra 1964), en tanto instru- fía histórica (Floud, 1975; Henry 1983;
y revisitas de indígenas se consideran
mentos coloniales de poder y coerción Hollingsworth1983; Spiegelman 1985;
fuentes para apreciar las transformacio-
fiscal. Su análisis demanda de una mi- Vallin 1995; Livi Bacci 2009), aun cuando
nes demográficas y obtener informacio-
rada minuciosa de su proceso de elabo- este estudio no adscribe íntegramente a
nes en torno a los procesos idolátricos y
ración y de los rasgos de la información la historia cuantitativa (Wrigley 1964;
así como del contexto socio-económico
que contienen (Kula1973; Sierra 1988, Burton 1977; Chaunu 1987; Vallin 1995),
de las rebeliones anticoloniales (Burga
Gómez 2008 y 2010; Zagalky 2009). ya que enfatizamos una interpretación
1976; Flores Galindo, 1976; Gade 1991;
etno- histórica y cultural en la estructura
Nuestros objetivos se basan Golte 1976, 1980; Harris 1978; Lewin
y la dinámica de las poblaciones andinas
en comprender la evolución demográ- 1957; O’ Phelan 1978 1988 2012; Spal-
(Murra 1967). Nuestra mirada a la com-
fica y sociocultural de las comunidades ding 1970y 1974; Tord 1974 y 1981, en-
prensión de la transformación demográ-
andinas a partir de casos diagnósticos tre otros), poniendo énfasis especial en
fica del ayllu y los cambios en las familias
seleccionados en base a información la comprensión de las relaciones econó-
desde el método agregativo y de recons-
inédita y édita (Siglos XVII-XVIII), aproxi- micas andinas y su continuo proceso de
trucción de familias, en el marco de las
mándonos a los rasgos de su organiza- adecuación al esquema mercantilista, la
sociedades modernas bajo el Antiguo
ción y constitución de las unidades étni- creación de mercados internos de con-
Régimen en la Europa occidental (De
cas del período colonial del área sur pe- sumo, el asedio impositivo y la moneta-
Vries 1987; Flinn 1989; Woolf 1989),
ruana (Tarata y Tacna) y Tarapacá (caci- rización de la economía indígena entre
pero en el marco etno-social andino
cazgos de Codpa); a fin de describir los los siglos XVI al XVIII.
desde datos censales (Sánchez Albornoz

166
Desarrollo Indígena

En relación al estudio de las recuentos de población. La categoría de denominó “mecanismos de compensa-


rebeliones anticoloniales con aspiracio- mestizos es legitimada por el Estado y ción” (24) en el sistema de recaudo de
nes emancipadoras, las visitas de indios terminan por asentarse dentro de las co- tributos, sugiriendo nuevos límites para
también utilizadas como referencias a munidades indígenas, demostrando la los recuentos de población en relación a
fin de explicar el panorama preinsur- capacidad de acomodo y negociación de la expansión de las redes mercantilistas,
gente (Lewin, 1957; Flores Galindo 1976; las comunidades bajo este esquema re- la creación de mercados de consumo y la
Albó 1984; Valcárcel, 1977; Stern 1987), gulador (Cosamalón com. pers.). El peso monetarización del indigenado. La revi-
dando cuenta de la condición colonial de de los mestizos dentro de las comunida- sión de estos antecedentes nos permitió
estos pueblos y del impacto de la siste- des es determinante, representando un encontramos estructuras demográficas
mática expoliación, subordinación y es- 42, 7 % hacia 1685 en el área de Puna de sociedades preindustriales,y todos
tratificación social (Spalding 1974) de (Saignes, 1983), y un 45,0% en corregi- los antecedentes nos hacen pensar en
una sociedad racista. La estratificación mientos próximos a Potosí (Sánchez Al- que las sociedades andinas poseen ras-
social se adoptó por las comunidades bornoz, 1978), lo que gravitó en su reco- gos propios de la sociedad moderna (Ci-
andinas por causa y efecto de la de- nocimiento jurídico mediante las ins- polla 1989; Sánchez Albornoz 1985;
manda de la administración colonial y la trucciones de revisita del duque de La Vries 1987; Woolf 1989), con un cuadro
necesidad de establecer un kuraca o ca- Palata. de alta natalidad, alta mortalidad y un
cique que funcionara como articulador crecimiento vegetativo moderado hacia
Las visitas y revisitas han
del sistema tributario, panorama en el fines del siglo XVIII.
sido comprendidas como la expresión de
que Spalding (1970) propone una evolu-
la racionalización administrativa y fiscal
ción interna radical de acuerdo a la evo-
borbónica de un esquema urbano de or-
lución de los mercados, sin dejar de Las visitas de indios: fuentes de la histo-
denamiento de los recursos humanos,
darle un sentido explicativo amplio a las ria cultural y demográfica de los Andes.
donde se implementaba la hegemonía
cifras generales que arrojan estas fuen-
del Estado y, sobre todo, de la sociedad
tes, llegando a describir la crisis demo-
dominante. Es lo que se ha dado llamar Las visitas y revisitas de in-
gráfica precipitada tanto por la mortan-
la visión del “plan maestro urbano civili- dios son documentos que varían a través
dad causada por epidemias como por el
zador” (Guevara y Salomon 26). La histo- de los siglos coloniales, cambiando en su
escape de la población hacia zonas exen-
riografía reconoce también un nuevo funcionalidad y en la naturaleza de la in-
tas de tributo en un esfuerzo de evasión
significado que va adquiriendo el instru- formación que contienen en los siglos
de los cobros abusivos de caciques y co-
mento de la visita y las revisitas indíge- coloniales. De ser instrumentos de reco-
rregidores que emprende la población.
nas, cual es configurar una realidad de- pilación de información general sobre
El fenómeno de la deserción de las co-
mográfica de cada área y, consecuente- las comunidades andinas en la segunda
munidades, otro aspecto evidenciado en
mente, definir la carga tributaria que ella mitad del siglo XVI, las revisitas del pe-
las revisitas, se ha comprendido como
disponía. La depresión demográfica exi- ríodo colonial tardío pasan a ser docu-
un problema gravitante en la disolución
gió una serie de mecanismos de expolia- mentos de notable uniformidad jurídica.
étnica de las comunidades. Los foraste-
ción o exigencias de sobreproducción a Ellas dan cuenta de las instrucciones de
ros, se instituyen en una realidad de
los agricultores indígenas que O`Phelan su realización, al que sigue el recuento
facto, que se institucionaliza mediante
su reconocimiento como estatus en los

167
Desarrollo Indígena

de la población según las categorías cen- Que se abra la Numeracion en ninguna forma los indios a que estos
sales detallando edades, nombres y nú- con el Principal del Ayllo, y su muger si la se hazen en orden al interés de los espa-
mero de integrantes de las unidades tri- tubiere, y sus hijos a cada uno con sus ñoles, sino para el finque se introduje-
butarias o familias. Se agregan datos edades; sacando a un margen la de los ron, como Ministros de la Iglesia. Felipe
adicionales obtenidos de la aplicación de Barones, y al otro la de las embras pro- III en Madrid a 10 de octubre de 1618.
una encuesta que inquiere datos relati- ciguiendo en la misma orden con los de- (Recopilaciones de Indias Ley XXIII)
vos a viudas, viudos, niños y niñas huér- mas casados del Ayllo hasta que se
Uno de los criterios eviden-
fanos y las defunciones registradas en el acabe; y luego distintamente se podran
tes de la administración colonial del siglo
período intercensal, o antecedentes so- los Viudos con sus Hijos e Hijas, los Solte-
XVI fue conservar y potenciar la capaci-
bre las sucesiones del cacique. ros, los Reserbados de Tributos por tener
dad administrativa del Tawatinsuyu, va-
cinquenta años de edad, o por otras en-
Los primeros conteos de po- liéndose de sus conteos y continuándo-
fermedades que los imposibiliten de tra-
blación para el área andina se registran los según la tradición castellana. En efec-
baxar, o finalmente por Provisiones par-
en 1532 en la región de Piura, seguidos tos, los primeros cuestionarios y recuen-
ticulares del Superior Govierno todos con
de los realizados en Cajamarca, Jayanca tos se orientaron a actualizar la informa-
sus Mugeres e Hijos, y sus edades en la
y Lambayeque hacia 1540, llevadas a ción de contenidas en los quipus que es-
forma dicha… (Recopilaciones de Indias
efecto por Francisco Pizarro y el clérigo tán en manos de sus redactores bajo ad-
Ley XXIII)
Vicente Valverde. El carácter de estos ministración hispana. Para Pease “…la fi-
instrumentos fue puramente indagato- De la misma manera, se es- nalidad demográfica de las visitas es-
rio, ya que eran cuestionarios que inqui- tablece el conteo de toda la población taba determinada tanto por el interés de
rían datos de las características de la bajo los mismos términos, mostrando un la Corona en saber cuánta población tri-
vida de los indígenas que eran pesquisa- formato de información muy rígido en butaria podía disponer, pero también es-
dos. Las visitas indígenas siguieron un cuya construcción se generan oportuni- taba centrada en la necesidad de distri-
proceso de sofisticación en la medida en dades para presentar información ambi- buir encomiendas…” (Pease 216). Se han
que la información recogida de la pobla- gua y, en ocasiones, difusa. Su nomen- formulado definiciones más funcionales
ción se traducía en beneficios económi- clatura procede de la jurisprudencia pe- y descriptivas del valor empírico de las
cos tangibles para la administración co- ninsular, y se establece la realización de visitas, definidas ahora como: “registros
lonial, y particularmente para sus funcio- padrones bajo el siguiente mandato: de censo de poblaciones indígenas ela-
narios. Desde La Gasca hasta el virrey boradas con fines tributarios por funcio-
Ley XXIII. Que en padrones
Francisco de Toledo las revisitas poseían narios coloniales mediante inspecciones
de las tassas se pongan los hijos, y sus
un carácter testimonial que permitían y encuestas in loco…” (Robinson XIII).
edades. Por los padrones de tassas de los
retasar a la población con una visión bas-
indios, en que mandamos se pongan También, en razón a nuevas
tante pormenorizada de la condición
también los hijos, se han de averiguar las aproximaciones a las visitas, Curatola
económica de las comunidades y, sobre
edades, y obligaciones, que tuvieren de consigna que: “…en cuanto al estudio de
todo, del patrimonio de sus kurakas o ca-
pagarlas, en que debe haver muy buen David. J. Robinson este nos muestra, una
ciques, tal cual como la voluntad real de-
orden, para escusar pleitos, y no tener vez más de modo fehaciente, la extraor-
terminó la pesquisa:
necesidad de valerse de los padrones que dinaria relevancia de las visitas como do-
hazen los curas, porque no se persuadan cumentos históricos-antropológicos y

168
Desarrollo Indígena

cómo se pueden recabar importantes in- dicional y que abre puertas para el desa- de una literatura escrita vinculada a los
formaciones tanto sobre el mundo an- rrollo medianamente normal y razona- sectores marginalizados son, a nuestro
dino antiguo como sobre la sociedad in- ble para la vida de las personas, permi- juicio referentes no escriturales de la
dígena colonial” (Robinson XVI), comen- tiendo, en última instancia, la reproduc- vida de las comunidades andinas.
tando el propio Robinson que: “…las vi- ción social de la comunidad. En suma, se
En efecto, desde las últimas
sitas de los siglos XVI y XVII deben ser re- distingue una separación, una distinción
décadas del siglo XVI al siglo XVIII, los
conocidas demográficamente como cor- o una profunda escisión entre sentido de
procesos sociales de la Europa Moderna
tes en el tiempo, patrones de estructura; realidad del texto y semántica directa y
se dejaron sentir en sus posesiones ul-
así limitan la posibilidad de identificar positiva. El discurso colonial niega la idea
tramarinas alterando y determinando la
cambios en las poblaciones estudias” de la propia centralidad de las comuni-
vida de millones de personas. El régimen
(Robinson LXVIII 2006). dades indígenas, y las coloca en la cen-
monárquico se erige sobre la sociedad
tralidad de la sociedad en torno a las ins-
Los conteos de población de los privilegiados, una casta aristocrá-
tituciones políticas y, en consecuencia,
con finalidad fiscal desatan profundos tica y de grupos de interesados que, su-
al proyecto colonial que no apunta a la
conflictos en las comunidades, sobre perando sus propias convicciones y prin-
reproducción social y cultural de las co-
todo por el peso de las resposabilidades cipios, mostrando el verdadero influjo
munidades andinas, sino que a su per-
impositivas sobre las familias. Dentro de de la modernidad ilustrada (Moreno
manente occidentalización. Las expre-
las comunidades indígenas, siempre con 1977), desplegaron sus mejores esfuer-
siones discursivas se pueden enmar-
una pretensión de autonomía, emerge la zos para incorporarse a ella para hacerse
carse en lo que Liendhard (1990) ha in-
pugna con el orden colonial se formulan
tentado representar como irrupciones
distensiones contenidas en la mentira, la
simulación, la evasión, la ambigüedad,
etc. Las comunidades debían desarrollar
su propia existencia vital bajo este orden
colonial que condicionaba material e
ideológicamente tanto la vida social, la
mentalidad colectiva como la vida psí-
quica de los individuos. En este escena-
rio surgen las respuestas que ayudan a
sobrellevar la opresión colonial, así
como las válvulas de escape de algunas
de las presiones que, históricamente, las
comunidades poseen a lo largo de la pre-
sencia hispana. Las medidas coloniales
intentan irrumpir en este escenario hu-
mano, dinámico, que se reinventa y se
adecua en los modelos de la cultura tra-

Imagen 1. Cabecera de Valle de Tarata. Andenería de cultivo que rodea las serranías cercanas al poblado de Tarata

169
Desarrollo Indígena

reconocer como sus miembros venera- mecanismos de obtención de informa- en las páginas según su sexo. Se confi-
bles y subalternizar al indigenado como ción cuantitativa o cuestionarios especí- guró así un recuento general de todas las
un conglomerado en que se diluyeron ficos de datos demográficos de la pobla- familias consideradas como unidades
los derechos étnicos comunitarios por la ción, de muertes del período y antece- tributarias. La formulación de nomencla-
subjetividad del éxito económico de los dentes sobre la sucesión cacical de la lo- turas específicas y el desarrollo de prác-
agentes coloniales. La desigualdad y la calidad numerada. Las visitas o revisitas ticas que tienen respuestas conocidas o
asimetría es la viga maestra del orden y poseen una introducción compuestas esperables en la comunidad indígena no
la organización de la sociedad del Anti- por los funcionarios mandatados para hacen más que reproducir un esquema
guo Régimen, y en último término fun- realizarla, en que dan cuenta de todos de organización que tiende a la conser-
damento del poder monárquico. En este quienes participaron en la elaboración vación de un modelo comunal originario,
esquema se situaba la masa indígena en directa del recuento, el corregidor y de que en lo sustancial no fue transformado
cuyas espaldas se construyen las bases los funcionaros que contribuyeron a su durante la materialización del proyecto
materiales de una sociedad mercanti- realización en terreno. Por lo general se colonial, trastocado los lazos étnicos y a
lista, así como el sentido de la autoridad incluían los autos de las órdenes de rea- la génesis tradicional de la autoridad ét-
monárquica, que aquí hemos llamamos lización del recuento, que incluían las nica.
el Estado colonial. instrucciones del orden en que debían
Los efectos en la política tri-
consignarse la información requerida. Le
No solo debe atenderse al butaria no se hicieron esperar, particu-
sigue un extenso listado de la población
esquema social que sirve de referencia larmente después que los españoles to-
considerada integrante de las comunida-
para la modelación de la sociedad colo- maron cuenta del caudal de recursos y
des bajo un cacicazgo o parcialidad.
nial, sino que atender a la concepción de de la fuerza de trabajo que podían obte-
Desde 1690 los recuentos incluyen fo-
la sociedad, del orden y , en último tér- ner de la población andina, más aún ayu-
rasteros, mestizos y negros. Es así como
mino, de realidad, que posee el peque- dados por la imposición por la fuerza y la
se da cuenta del proceso de la territoria-
ños grupo aristocrático; máximos intere- coerción del Estado colonial contra quie-
lización de los indígenas; su descripción
sados en reeditar un microcosmos de nes adquirían la categoría fiscal de tribu-
numérica se realiza de acuerdo a las uni-
poder y autoridad a modo de una copia tarios: un rótulo irrenunciable que gravi-
dades de asentamientos o ayllos en los
burda de la sociedad metropolitana; y taba fuertemente en la vida económica
cuales se encuentra dispuesta la pobla-
que promueve y legitima la subordina- familiar y comunitaria. Hacia 1565 con el
ción. Esta es la principal característica
ción y la obediencia, sin que valieran las establecimiento del régimen de corregi-
según la cual las investigaciones han pro-
Leyes Indianas o imperara Derecho Na- mientos y la creación de sus jurisdiccio-
yectado la continuidad de rasgos de ori-
tural, generando una política colonial nes administrativas, fue posible la esti-
gen prehispánico en la organización de
particularmente violenta, especial- mación de la distribución de la población
las comunidades y en la reproducción
mente formulada para la sociedad indí- a un nivel regional, situación que llevó a
tradicional de las autoridades étnicas
gena subordinada. Los censos dan un fuerte incremento en la recopilación
(Assadourian 1979, Hidalgo 1987). Estas
cuenta de una variada gama de informa- de datos geográficos y visitas realizadas
exhaustivas numeraciones dan cuenta
ción. Su definición instrumental se da a en la época toledana (1569-1581). Esta
de quienes constituían los ayllos, hom-
lo largo de los siglos XVII y XVIII, como base factual sirvió de fundamento de
bres, mujeres y jóvenes y niños, sus res-
pectivas edades y nombres, organizados

170
Desarrollo Indígena

toda la política fiscal y productiva apli-


cada al indigenado. El énfasis adminis-
trativo toledano, y fundamentalmente
Imagen 2. Parroquia de San Benito de
los recuentos de población efectuados Iglesia de Tarata, década de los 90
entre 1580 hacia fines de siglo, tienen
como referencia las consideraciones de-
mográficas efectuadas en la etapa pre-
cedente. Las fluctuaciones demográficas
de las poblaciones indígenas y la situa-
ción tributaria de las comunidades die-
ron paso a fuertes tenciones sociales, las
que llevaron a los caciques debieron dia-
logar con la administración colonial en
torno a la baja de los cobros en conside-
ración a la situación real de las poblacio- Imagen 3. Parroquia de San
Benito de Tarata década de
nes. Podría decirse que las categorías los 50, establecida el año
censales que se aplicaron en las revisitas de 1613, de acuerdo a las
de indios se formularon en época tole- partidas de bautismo data-
das en marzo del año en
dana en atención a la configuración de mención.
una realidad social y demográfica
cambiante en el mundo andino. La dife-
renciación entre originarios y forasteros
tenía connotaciones étnicas, culturales y
fiscales profundas y determinantes
desde el punto de vista cualitativo.
La economía política colonial
dependía de las fluctuaciones de los pre- 1683 Bolivia disminuyó un 42% (Sán- siglo XVII la descentralización de la auto-
cios de la plata y de la disponibilidad del chez-Albornoz 27), acusando tanto los ridad incrementó las prácticas abiertas
crédito, capital financiero y bienes de ca- efectos de la depresión demográfica de corrupción administrativa e imposi-
pital, particularmente el mercurio. El Es- como un agudo proceso de movilidad tiva. Las tensiones de esta situación se
tado suministraba mano de obra barata poblacional y laboral que se transformó expresaban, según Larson (1983), en la
y abundante a las minas. En este es- en un problema crítico para la financia- estructura burocrática que se enfrentó a
fuerzo, se pretendió conservar aspectos ción del Estado colonial. La caída de los los intereses de los burócratas individua-
de la organización social nativa relativas precios de la plata y de la producción mi- les, a todo nivel, con los demás altos fun-
a la optimización de la fuerza de trabajo nera desde 1680 solo agudizó este pano- cionarios reales, representantes direc-
y de las capacidades productivas (Larson rama de crisis y representó un golpe tos de la corona española. La visita bene-
1983). En los censos generales de 1573 y para el Estado. En la segunda parte del

171
Desarrollo Indígena

ficiaba los intereses económicos y co- acceso a derechos y beneficios comuni- tereses personales y relaciones particu-
merciales del corregidor ya que la intro- tarios ancestrales, sino por una delimita- lares con las autoridades coloniales que
misión de funcionarios estatales en las ción estricta respecto de la condición so- los distanciaban de sus comunidades.
comunidades indígenas era devastadora cial y la relación fiscal que se establecía
ya que se prestaba para todo tipo de con el Estado. Las renuncias de su esta-
abusos y despojos, agravando la situa- tus y la búsqueda de nuevas condiciones Estado y políticas coloniales: la modela-
ción económica de la comunidad a nivel étnicas y económicas fueron un meca- ción del indígena
familiar, colectivo y a nivel patrimonial nismo para aminorar las tenciones de la
Un aspecto central en las po-
de los bienes y servicios del cacique, relación con el fisco colonial, masificán-
líticas coloniales étnicas de los Andes
comprometiendo la administración de dose la figura del forastero en propor-
meridionales es la organización fiscal de
los bienes comunales. ciones alarmantes para la autoridad. Ya
la población y su conteo en unidades
en la segunda mitad del siglo XVII la de-
Las categorías censales de productivas idealizadas, como unidades
presión poblacional y la volatilidad del
las visitas comenzaron a constituirse, en familiares atomizadas, forzosamente
asentamiento habían mermado signifi-
el transcurso del siglo XVII en realidades modeladas, lejos de parámetro de la fa-
cativamente el volumen del tributo indí-
legales a las que las familias y los indivi- milia extendida europea. Así las cosas,
gena, por lo que el duque de La Palata
duos, según sus particulares intereses, las políticas coloniales, en sus expresio-
determina incorporar a forasteros y
pugnaban por renunciar llegando a la nes orgánicas y simbólicas, tienden a
mestizos en los recuentos de población,
edad de exención de tributario (50 ma- normalizar las relaciones sociales de in-
situación que no revirtió el movimiento
ños). Durante el siglo XVII y los inicios del dígenas, mestizos e hispanos (entién-
poblacional. A la postre, la situación fis-
siglo XVIII las categorías censales repre- dase blancos), todos en un escenario co-
cal del indigenado favorecía a un signifi-
sentaban verdaderos criterios de clasifi- mún determinados por la voluntad ofi-
cativo número de funcionarios colonia-
cación colonial, tanto como de cuantifi- cial (Saignes 1983). Si bien el Tawantin-
les que no eran proclives al cambio de
cación poblacional. El gran salto de este suyo modeló el escenario étnico andino,
las políticas fiscales. El choque de intere-
sistema de conteos es desarrollado en la la situación colonial promovió su disolu-
ses entre las altas autoridades coloniales
década de 1680 con la redefinición tribu- ción mediante la imposición de las cate-
y los funcionarios intermedios, como los
taria de la población en la que son incor- gorías tributarias que cruzaron transver-
corregidores y los propios encomende-
porados forasteros, mestizos y yanaco- salmente a la sociedad indígena y que
ros, llevó a la distorsión y manipulación
nas. El virrey duque de La Palata había terminaron por permear su propia et-
de los resultados de los recuentos, aún
realizado una ampliación radical de la nopercepción. La sustitución valórica se
más, el Estado colonial contaba con que
población en la que recayó en el cobro expresa a todo nivel, desde el surgi-
estos instrumentos jurídicos de numera-
del canon fiscal. De este modo, las visitas miento del particularismo hasta el rem-
ción de la población debían ser confia-
comenzaron a ser instrumentos de con- plazo de los elementos legitimadores de
bles y certeros en la información que re-
teo detallado de la población en que sus las autoridades étnicas. Aunque la expe-
cogían, sin embargo, su contenido podía
categorías étnicas-culturales se confun- riencia de la organización estatal posi-
ser adecuado a los intereses de las auto-
dían con categorías fiscales, no solo por ciona al hombre andino meridional en
ridades que contradecían este proceso,
la distinción de la posesión de tierras y el una situación “ventajosa” que le permite
incluyendo los caciques, que poseían in-

172
Desarrollo Indígena

sobre llevar la reproducción de la em- de los grupos étnicos. Para Salomón, las consumo americano (Lohmann 1957;
presa de la hegemonía social hispana y categorías conceptuales aplicadas a las Lynch 1962; Ramos 1970).
el despotismo político. La conquista his- revisitas procedentes del panorama in-
La disolución del valor cultu-
pana y el dominio colonial suponen un caico se aplican como una respuesta a la
ral de las etnias en relación al Estado co-
estatus al indígena de súbdito, cuya inte- necesidad de “simplificar la infinita va-
lonial es un golpe de gracia para la socie-
gridad queda manifiesta en el Derecho riedad de las sociedades americanas, en
dad indígena, ya que se configuran los
Indiano. Sin embargo, la realidad se alejó categorías que podrían ser comparadas
elementos de una nueva alteridad, pro-
de estas expresiones de buenas inten- y manipuladas por burócratas carentes
piamente tal la alteridad colonial deter-
ciones y de la moral natural cristiana: el de experiencia de campo como de sensi-
minada por la generación del indígenado
Estado colonial relegó al indigenado al bilidad etnológica” (Salomón 39).
como masa trabajadora, sin elementos
estatus genérico de agricultores usufruc-
Un elemento paralelo a las distintivos. Podemos pensar que en épo-
tuarios de la tierra, propiedades que en
homogenización de la condición étnica cas del Tawantinsuyu las relaciones éti-
última instancia eran propiedad real. En
del indigenado es la competencia cas con el Estado estaban determinadas
esta perspectiva, para Saignes (1983),
abierta de los distintos agentes colonia- por la particularidad de los interlocuto-
uno de los objetivos fundamentales de la
les por la expoliación de este grupo, para res culturales. El Estado colonial crea
política colonial es la disolución de las
lo que se aprovecha la propia institucio- una generalidad sin distinciones cultura-
especificidades étnicas, frente la imposi-
nalidad de la administración colonial, les, negando la diversidad étnica y cultu-
bilidad de un diálogo común entre el Es-
fundamentalmente desde 1570 con el ral de la población indígena, subordinán-
tado colonial y los múltiples intereses de
establecimiento de los corregimientos y dola a obligaciones de prestaciones la-
las sociedades tradicionales; por lo que
el establecimiento, en rigor, de una polí- borales y cobro de tasas anuales y tribu-
intentó integrarlas en una sociedad co-
tica colonial rígida que determinaba el tos eclesiásticos. Así, desde el Estado, se
lonial inclusiva; una realidad indiana que
rol económico de la población a través promueven nuevas relaciones de pro-
no reconocía particularidades ni diferen-
de su recuento, además de crear un ducción que desestructuran a la socie-
ciaba tradiciones culturales que no fue-
mercado de trabajo a través del estable- dad andina tradicional (tradicional como
ran las del orden aristocrático incaico
cimiento de los turnos de la mita minera. remanentes o continuidades prehispáni-
que permearon la administración colo-
En este nuevo esquema administrativo cos) y determina el establecimiento de
nial.
los caciques serán los protagonistas de relaciones de producción mercantilistas
Una de las claves está en la todas las manifestaciones de presión co- cuyo principal promotor es la aplicación
creación de las categorías fiscales en las lonial y expresiones de tensión social de los recuentos de población y estanda-
que se organiza, sanciona y determina a que generó el cobro de los tributos. Del rización fiscal-productiva del indige-
la población. Este esquema no solo se re- mismo modo, surge la relación ambiva- nado. Sin embargo, este no es un pro-
duce al cobro de tasas predeterminadas, lente entre caciques- gobernadores, ceso totalizante, para Wachtel (1978) los
existe una red de control colonial que in- transformados en agentes económicos recuentos de población muestran proce-
cide en la organización productiva de las de las políticas fiscales y de relaciones sos de integración étnica, poniendo
comunidades y en la disposición de los mercantilistas que terminan por incor- como ejemplo los movimientos migrato-
bienes productivos, afectando, en úl- porar al indigenado en el mercado de rios y la transformación poblacional del
timo término, a la organización interna

173
Desarrollo Indígena

altiplano y la agregación de nuevas cate- por la evidente crisis demográfica, preci- nuevos componentes como forasteros y
gorías censales como una respuesta a la pitada tanto por la mortandad causada mestizos, y por otro lado, la homogeini-
materialización social. por epidemias y el escape de la pobla- zación del indigenado por la disolución,
ción hacia zonas exentas de tributo, ade- si no de la etnicidad, de las relaciones ét-
Los recuentos o retasas apa-
más de la presión que generaban en las nicas entre las comunidades y el Estado,
recen como mecanismos de adscripción
comunidades los cobros abusivos de ca- lo que generó la formación de un cam-
étnica de las personas a su grupo o co-
ciques y corregidores (Spalding 1970), pesinado sin grandes matices, caracteri-
munidad. De hecho, hay un reconoci-
las exigencias de trabajo en las propieda- zado por la pobreza y su extrema vulne-
miento de las comunidades como enti-
des de éstos y el descuido de los campos rabilidad ante la expoliación sistemática,
dades jurídicas con derechos propios, sin
comunitarios y familiares, y el cobro de ya sea por el Estado colonial ya sea por
embargo, ante la coacción del corregi-
los impuestos eclesiásticos. el grupo privilegiado.
dor, los curas, los encomenderos y otros
agentes del Estado, estos derechos pare- El fenómeno de la deserción Pero el problema de la movi-
cen disiparse. Ante la reconfiguración de las comunidades fue gravitante en la lidad de la población no es un rasgo
fiscal de las comunidades, el fenómeno disolución étnica de las comunidades. único de la crisis sistémica del modelo
de la territorialización de una masa de Los forasteros, se instituyen en una reali- colonial, también es gatillada por las ne-
trabajadores indígenas que se desplazan dad de facto, que se institucionaliza me- cesidades de complementariedad de las
con relativa libertad y que constituyen el diante su reconocimiento como estatus propias comunidades ya que, en período
grupo de los “forasteros”. Ellos también en los recuentos de población. Del de sequías o carestía, las comunidades
deberán responder ante las exigencias mismo modo, la categoría de mestizos organizan traslados de población con el
impositivas y laborales de caciques, cu- es legitimada por el Estado y terminan fin de mediatizar recursos con los que no
ras y corregidores que desean retener por asentarse dentro de las comunida- contaban. De este modo, también, quie-
para sí el máximo de recursos posibles des indígenas. Su peso dentro de las co- nes se desplazaban entraban a engrosar
procedentes de las prestaciones direc- munidades es determinante dentro de las categorías de forasteros, agregados,
tas, producción agrícola o ganadera o di- las comunidades, representando un 42, mitayos o yanas), movimientos que, en
nero. Quieren retener el máximo de po- 7 % hacia 1685 en el área de Puna (Saig- suma, tendían al ajuste población que
blación para sus necesidades, lo que im- nes 1983), y un 45,0% en corregimientos modelaron el mercado del trabajo desde
plica el recargo de las obligaciones de los próximos a Potosí (Sánchez Albornoz, la segunda mitad del siglo XVI. Frente al
indígenas. La territorialización supone el 1978), lo que gravitó en su reconoci- proceso temprano de crisis demográfica
remplazo de la descendencia étnica por miento jurídico mediante las instruccio- y de disolución étnica por la crisis de los
el de la adscripción geográfica. De un nes de revisita del duque de La Palata. valores tradicionales de las comunida-
modo u otro, la territorialización o ads- Del proceso dilatado de recuentos indí- des (particularismo e individualismo v/s
cripción de los forasteros a sus comuni- genas y de las sucesivas configuraciones colectivismo y bien común) surge el fe-
dades de estancia termina por fragmen- y reconfiguraciones de las comunidades nómeno de la integración comunitaria
tar de modo definitivo los vínculos étni- por la fuerza de las políticas fiscales, es mediante la implantación de un modelo
cos, creando una masa o un todo gené- posible apreciar resultados como el de- fiscal de sociedad indígena. El proceso
rico: el indigenado. En términos suma- terioro de las relaciones étnicas intraco- de disolución étnica y de los vínculos co-
rios, se llega a esta situación terminal munitarias y el rol ascendente de sus

174
Desarrollo Indígena

munitarios, remplazados por la territo- indios no dejaron de ser un sistema polí- exigió una serie de mecanismos de expo-
rialización y la adscripción fiscal a una ticamente integrado que hizo posible la liación o exigencias de sobreproducción
comunidad son la antesala del desplome aplicación de políticas fiscales sobre la a los agricultores indígenas que O`Phe-
étnico de los grupos andino meridiona- población a pesar de su tendencia a la lan denomina “mecanismos de compen-
les, el que posee como corolario su co- disgregación o la ruralización. El escena- sación” (24) en el sistema de recaudo de
existencia con grupos sin filiación étnica, rio de los pueblos de indios es donde se tributos. Si esta práctica fue permanente
con mestizo, negros y españoles pobres. recrean los límites en donde se perfila la en la institución del corregimiento, tras
sociedad estamental, donde se discipli- su supresión el cacique se transformó,
Ya hemos mencionado el in-
nan las actitudes y los movimientos, según esta autora, en una “pieza impor-
terés y motivación que llevaron a la rea-
donde la mirada pesquisa a las personas, tante de la actividad fiscal” (24), modifi-
lización de las reformas toledanas en el
y su espacialidad tiene la función de ase- cando la realidad demográfica y tributa-
plano urbano (Rama 1984; Gómez 2014ª
gurar la reproducción económica y social ria al manipular los antecedentes de las
y 2014b), sus consecuencias económi-
del proyecto hispano-colonial (Solano revisitas de indios, factor fundamental
cas, y el esquema de administración hu-
1983). La racionalización administrativa para controlar la fuerza de trabajo de su
mana que deseaba implementar el pro-
y fiscal borbónica fortaleció y replicó el comunidad en beneficio personal. En la
yecto colonial. Sin embargo, la política
esquema urbano en un intento de po- etapa tardía colonial y bajo el régimen
de los conteos de población y de suje-
tenciar los recursos humanos y natura- de las intendencias, la volatilidad de la
ción a las tasas anuales y demás impues-
les, y fortalecer la hegemonía del Estado autoridad de los caciques hizo más nece-
tos fue un potente aliciente para la con-
y, sobre todo, de la sociedad dominante. saria para el aumento de las arcas perso-
servación del patrón urbano que se im-
Así las cosas, coincidimos con la visión nales del cacique tanto el control de las
puso a las comunidades. Aunque, en las
del “plan maestro urbano civilizador” Cajas de Indios como el manejo de los
décadas postreras del siglo XVI y durante
(Guevara y Salomon 26), espacio donde resultados de los datos de las numera-
el XVII la movilidad indígena fueron ca-
los españoles dramatizan el poder y re- ciones de indios. Esta situación no solo
racterísticas, el patrón urbano no se vio
crean el espacio cívico donde se jerar- genera un terreno de activas pugnas y
soslayado, siguió siendo parte de un sis-
quiza la posición en la sociedad colonial hostilidades entre los caciques y sus co-
tema fiscal muy deteriorado con un serio
de los indígenas. Se articuló el proyecto munidades según constan en los antece-
déficit en su capacidad de recoger el tri-
político colonial de subordinación social dentes de relativos a las acusaciones de
buto y en hacer respetar las tasas. Un
del indigenado, los mestizos y los castas, los indios del pueblo de Asillo (Puno)
ejemplo: los espacios de movilidad cir-
estructurando una red de administra- contra sus caciques, sino que contra los
cunlacustre consignados en la revisita de
ción coercitiva hacia quienes generaban intentos de la Iglesia de hacer efectivos
Indios del Repartimiento de Tarata
el trabajo y la riqueza; constituyentes de y regulares los impuestos eclesiásticos.
(1773-1774) son: Pomata, Juli, Chucuito,
la principal fuerza productiva de la eco- Un antecedente de O´Phelan en relación
Yunguyo, Acora, (Provincia de Chucuito /
nomía colonial. El rol cambiante del ins- a la tergiversación de la realidad demo-
Reino Lupaqa) (Ver mapa N°1 y N°2), en
trumento de la visita y las revisitas indí- gráfica y productiva de las comunidades
tanto en la Revisita de los Altos de Arica
genas, se configura en relación a la reali- en beneficio de sus caciques es la reac-
(1772-1773) son: Carangas, Desagua-
dad demográfica de cada área y, conse- ción de la comunidad de Maras, Uru-
dero, Totora (Carangas), Umagata (ver
cuentemente, a la carga tributaria que bamba, que acusa en 1796 por “la mala
mapa N° 3). No obstante, los pueblos de
ella disponía. La depresión demográfica versación y delitos en la actuación de la

175
Desarrollo Indígena

revisita y numeración de indios tributa- EDAD JEFE DE NUMERO DE HIJOS N° TOTAL DE


TOTAL FAM.
FAMILIA HIJOS
rios” (23) a sus caciques Sebastián Urru- N=O N=1 N=2 N=3 N=4 N=5 m ás
< 25 5 5 6 16 17
tia, Manuel Marcieluz y Manuel Acuña.
25-34 4 8 7 3 22 31
El ascenso del poder cacical no solo se 35-44 5 3 6 6 3 1 24 47
verifica con las reformas precipitadas 45-54 5 8 3 1 1 1 19 26

por la Gran Rebelión, se vienen dando 55-64 5 1 2 7 10


65 Y más 2 1 3 1
con el proceso que Hidalgo llamó un
TOTAL 26 26 22 12 4 2 0 91 132
“ejercicio despótico del poder” (Hidalgo
297), desde la segunda mitad del siglo
XVIII, determinando su continuidad y
apoyo social a las conductas de distribu-
ción de recursos o generosidad hacia los
integrantes de sus comunidades, sin dis-
tinción étnica.

El padrón como espejo de la realidad


socio-demográfica del indigenado
La información de las revisi-
tas y sus irregularidades, particular-
mente aquellas que dicen relación a la
falta de correlato con los procesos natu-
rales de una población biológica (tasa de
Tabla y Gráfico 1. AYLLU COLLANA DE TARATA: DISTRIBUCION DE NUMERO DE HIJOS Y FAMILIAS
fallecimientos por edades, por ejemplo),
así como irregularidades en las catego-
rías etarias (en casi todas las edades eco-
nómicamente productivas son eleva- la revisita de Tarata de 1773 y corres- de familia con edad superior a los 25
das), muestra un propósito performador ponde a la distribución del número de hasta los 54 años, el número de hijos es
de estos instrumentos de finalidad fiscal, hijos y familias de esa población. El regis- mayor entre los 25 y 44 años, cuestión
y que también busca una finalidad re- tro denota que existe un número apa- que es un problema al proyectar la espe-
productora de un modelo política para rentemente inusual de familias sin hijos. ranza de vida de la población masculina,
las comunidades indígenas, a saber, la Las cifras arrojan antecedentes de lo que la que sustancialmente es más baja que
república india. Nuestro siguiente paso podríamos hipotetizar que el índice de la actual. El promedio de hijos por fami-
es comentar algunas cifras, representa- nupcialidad es bajo y que el nacimiento lia en esta población corresponde a 1,46
das en los gráficos y tablas adjuntos: de los hijos tiende a aplazarse o que se según las cifras obtenidas, lo que repre-
evidencia en esta cifra el impacto de la senta un índice bajo si lo homologamos
Tabla 1 y Gráfico 1, corres- alta mortalidad infantil. El mayor nú- al índice de fecundidad actual, ya que re-
pondientes al ayllo Collana registrado en mero de familias se concentra con jefes presenta poco menos que la mitad. Si

176
Desarrollo Indígena

bien estas cifras corresponden a una po- EDAD JEFE DE NUMERO DE HIJOS N° TOTAL DE
TOTAL FAM.
blación en proceso de recuperación de- FAMILIA N=O N=1 N=2 N=3 N=4 N=5 m ás HIJOS

< 25 11 7 2 20 11
mográfica, ellas muestran una comuni-
25-34 5 10 9 4 3 1 32 58
dad con problemas en su crecimiento. 35-44 4 7 1 4 5 2 1 24 57

Estos números pueden compensarse 45-54 3 3 2 8 12


55-64 6 3 9 3
con los niños huérfanos de las comuni-
65 Y más 4 2 6 2
dades, así como con los nacimientos TOTAL 33 29 15 10 8 2 2 99 143

fuera del matrimonio, lo que se ordena


por reglamento que se incorpore en las
numeraciones, pero que sospechosa-
mente no son registrados. Es posible que
el número de estos niños sea considera-
ble, pero se incluyen en la lista de huér-
fanos. Podemos constatar un ligero des-
plazamiento de nacimientos respecto
del máximo potencial de edad fértil de
las mujeres. Aunque esta observación se
refrenda en la información de la edad (la
que en el recuadro no se registra) de las
mujeres respecto de sus hijos, ello
puede tener relación a una demora en la
nupcialidad de las hijas, o las dificultades
de los tributarios jóvenes (18 años cum-
Tabla y Gráfico 2. AYLLU ARANSAYA DE TARATA: DISTRIBUCION DE NUMERO DE HIJOS Y FAMILIAS
plidos) por acceder a los recursos que
permitan un sustento familiar. Las ten-
siones que debe enfrentar la comunidad
en la revisita de Tarata de 1773. Corres- aproximándose a un panorama más cer-
para procurar su propio sustento en re-
ponde a la distribución del número de cano a las conductas reproductivas eta-
lación a su crecimiento pueden ser altas
hijos y familias de esa población. El nú- reas. Aquí el número mayor de hijos
y ellas limitarían y atrasarían los naci-
mero de la población registrada en hijos coincide con la edad reproductiva pic,
mientos. El número de familias sin hijos
y familias por su semejanza sorpren- cosa que no ocurría en el registro prece-
en esta comunidad es muy alto, más de
dente. El promedio de hijos por familia dente. A la vez, en la primera categoría
un 19,7% de la comunidad, lo que im-
es de 1,44, denotando la misma situa- etarea, hay un número considerable de
pone dificultades de subsistencia a la
ción antes descrita. El número de fami- familias “jóvenes” que no han tenido hi-
propia familia y compromete a la comu-
lias, así como de hijos, se desplaza hacia jos (un 10%), lo que hace referencia a
nidad.
el período fértil. Las familias más nume- que todas ellas o son uniones recientes
Tabla 2 y Gráfico 2, corres- rosas también bajan de rango etareo, o en efecto están retrasado sus hijos.
pondientes al ayllo Aransaya registrado Aquí también el número de familias sin

177
Desarrollo Indígena

hijos es importante, un 33,3%, lo que es Gráfico Nº 3 correspon- 1750. Registro efectuado según las cifras
un problema cuando en los rangos diente a la relación de masculinidad que proporcionadas por Hidalgo Revisita a
superiores etéreos la fecundidad muestran las cifras en los ayllos que los Altos de Arica en 1750, y nos muestra
desciende. comprendían los Altos de Arica hacia un panorama complejo para las pobla-
ciones andinas aquí representadas, ya
que el índice de masculinidad se pre-
senta muy bajo en casi todas las parcia-
lidades. Esto puede corresponder a las
presiones fiscales y la imposición de la
mita, (Tord 1974; Golte 1980) panorama
que terminó por mermar la población.
Este es un momento en que deben ex-
presarse signos de recuperación demo-
gráfica. Sin embargo, las cifras muestran
un gran déficit de varones en las comu-
nidades. Solo un ayllo, el de Pachica,
tuvo un índice muy superior al regular,
motivado quizás por condiciones mate-
riales particulares o una concentración
Gráfico 3. Relación de masculinidad en la Doctrina de Belén 1750. por razones productivas que ayudaría a
compensar el índice en otros ayllos. Aun
así, los rangos inferiores de este índice
(entre 60 y 80) son muy más bajos y pu-
dieron haber comprometido a las comu-
nidades bajo el esquema monográfico
que se difundía en las doctrinas.
Gráfico Nº 4 Relación de
masculinidad en los ayllos de Tarata
1773-1774. En este esquema observa-
mos antecedentes que podemos atribuir
acierta recuperación del índice de mas-
culinidad y, en consecuencia, de la po-
blación en general, esto si deseamos
creer que el panorama anterior era co-
Gráfico 4. Relación de masculinidad en los ayllos de Tarata 1773-1774. mún a las comunidades andinas pro-
ducto de la presión y los compromisos
fiscales (Hidalgo et. al. 1996). Veinte

178
Desarrollo Indígena

años después y este índice llega a un 350

20,9% de la comunidad de Tarata. Sin


embargo, hay cifras por debajo de 80 300

que se asemejan al panorama anterior.

RELACION MASCULINIDAD
Estas diferencias pueden deberse a la 250
COLLANA

YUNGA
distribución temporal de la mita, aunque
ARANSAYA
las revisitas no dan cuenta de moviliza- 200
TARUCACHE

das periódicas, sino de registros cerra- MAURE

dos que hacen inadmisible la ausencia 150


LANCATA

de un contingente considerable en el GUANA-CUNI

conteo. 100 TICACO

CHALLGUAIA

El Gráfico 5, demuestra la re- 50 TARATA

lación de masculinidad comparada de


los ayllus de Tarata de 1774, a través de 0

10 - 14

15 - 19

20 - 24

25 - 29

35 - 39

40 - 44

45 - 49

55 - 59

60 - 64

65 - 69

70 - 74

75 - 79

80 - 84
0-4

5-9

30 - 34

50 - 54
los índices de masculinidad de todos los
ayllos de Tarata, mostrando una tenden- RANGO DE EDAD

cia a la baja en relación a mayor rango


de edad, mostrando una baja considera- Gráfico 5. Relación de masculinidad comparada de los ayllus de Tarata de 1774.

ble de la prevalencia de hombres de


edad madura, mayor a los 40 años res-
pecto de la población femenina, pano-
rama coincidente con los hallazgos de
Inostroza (2014). El gráfico N° 6 relativo
a la relación de masculinidad comparada
de los ayllos de la Doctrina de Belén de
los años 1750. 1772 y 1813 (Gómez et.
al. 2015), se presenta junto al gráfico N°
7 de relación de masculinidad compa-
rada de la población total de la Doctrina
de Belén en los años de 1750, 1772,
1792 y 1813, mostrando una tendencia
al descenso de la población masculina en
relación a la femenina hacia fines de si-
glo XVIII e inicios del XIX, tal como se
aprecia en el gráfico N° 8 de relación de
masculinidad de los ayllos de Tarata, Re-
partimiento de Tarata, según rangos de

Gráfico 6. Relación de masculinidad comparada de los ayllus de la Doctrina de Belén de los años 1750.
1772 y 1813
179
Desarrollo Indígena

Edad Moderna, caracterizada por el es- se registren en este período, fundamen-


RELACIÓN MASCULINIDAD DOCTRINA DE BELÉN trés alimentario que genera una cons- talmente entre los 2 y 4 años en el pe-
tante inseguridad vital, problemas de hi- ríodo del destete, a saber, por el cambio
85,1
94,3 giene y de sanidad en la población de la dieta. Es posible que las familias no
70,7
85,9
general. informen de tales fallecimientos, aun

1750
1772
1792 RELACIÓN DE MASCULINIDAD SEGÚN GRUPO DE EDAD
1813
REPARTIMIENTO DE TARATA 1773-1774

Gráfico 7. Relación de masculinidad comparada de la


población total de la Doctrina de Belén en los años de
1750, 1772, 1792 y 1813.

edad, evidenciando la tendencia a la


baja del índice de masculinidad en cada
una de las unidades censales del Tarata,
área sur-peruana El gráfico N° 9 muestra
el comportamiento de la Población se-
gún sexo por unidad censal (ayllos) en el
10 - 14
15 - 19
0-4

20 - 24
5-9

25 - 29

30 - 34

35 - 39

40 - 44

45 - 49

50 - 54

55 - 59

60 - 64
repartimiento de Tarata 1773-1774, así

65 - 69

70 - 74

75 - 79

80 - 84
como por grupos etarios de acuerdo al EDADES

gráfico N° 10, correspondiente a una pi-


rámide demográfica de los ayllos de Ta- Gráfico 8. Relación de masculinidad de los ayllos de Tarata, Repartimiento de Tarata, según rangos de edad.
rata 1773-1774 según distribución por
edad y sexo. Su comportamiento es de
una pirámide con un perfil expansivo, re-
presentativa de una población en creci- Gráfico Nº 11 Defunciones cuando faltarían a la obligación de infor-
miento, expansiva o progresiva (Henry registradas en los libros parroquiales en mar del nacimiento al cura párroco.
1983) caracterizadas por altas tasas de los ayllos de Tarata en el año de 1765. Llama poderosamente la atención que
natalidad junto a una esperanza de vida Revisita de Tarata por Don Egan 1773- los registros de defunciones aquí repro-
baja la alta mortalidad de la población 1774. Un primer problema es la ausencia ducidos, y que son la fuente más fide-
que promedia sobre los 45 años. Pode- en un año completo en un corregimiento digna de los eventos de nacimientos y
mos caracterizar a la población del re- donde habitan más de 3.000 personas, defunciones, tanto porque así se valoran
partimiento de Tarata como una pobla- que no registren fallecimientos de niños por el contexto eclesiástico como por la
ción joven, con un alto crecimiento, si- bajo la edad de los 4 años. Es esperable autoridad política, al solicitar que sean
guiendo la tendencia demográfica de que el mayor número de fallecimientos tales registros expuestos y estudiados
una sociedad pre-industrial, propia de la

180
Desarrollo Indígena

como primer actor en el recuento. Otro


aspecto relevante es la concentración de
defunciones1 en el rango etario de los
40.-44 años. Es posible que este registro
sea aleatorio. Pero coincide con la espe-
ranza de vida de estas comunidades de
acuerdo a las condiciones de vida (Ho-
llingsworth 1983; Spiegelman 1985).
Gráfico 12. Defunciones re-
gistradas en los libros parroquiales en Gráfico 9. Población por unidad censal (ayllos) en el repartimiento de Tarata 1773-1774.

los ayllos de Tarata en el año de 1768.


(Revisita de Tarata…). De acuerdo a las
condiciones biológicas y culturales de la
población es esperable un número con-
siderable de fallecimientos en el rango
etario más temprano. Llama la atención
el elevado número de fallecidos sin edad
ni identificación. Representan un 33,8%,
lo que es porcentaje muy alto. ¿Es posi-
ble que más de un tercio de los fallecidos
en un año no tuvieran ninguna referen-
cia etaria? Esto es inverosímil, particu-
larmente cuando los fallecimientos de
tributarios eran parte de un proceso bu-
rocrático que debía seguir el cacique
para la respectiva rebaja tributaria.

Gráfico 10. Pirámide demográfica de los ayllos de Tarata 1773-1774. Distribución por edad y sexo.

1
Otro aspecto relevante es la existencia de falle- que era política religiosa el “aconsejar a la mujer de la población”. No solo se enumeraba en las
cimientos sin registro de edad. Parece poco ve- embarazada intra confessionem, que en caso de matrículas a las personas adultas por una cues-
rosímil que en una comunidad que está siendo aborto, cuide que no se prive al feto de la gracia tión numérica, sino para obligarles al precepto
pesquisada sistemáticamente por el cura doctri- del bautismo”. Cabe aquí mencionar que dentro de la confesión y la comunión, incluyendo a las
nero para el pago de los servicios del sacramento de las obligaciones parroquiales se encontraba la mujeres y a los niños de todas las edades, ha-
del bautismo. Siendo esta materia de la adminis- fabricación de matrículas que tenían la función ciendo distingo especial de quienes tenían la
tración parroquial. Si los fallecimientos corres- de realizar descripciones generales de los feligre- obligación de confesar y comulgar en el año.
pondieran a un número significativos de neona- ses de la doctrina. Ella correspondía a la organi-
tos, ellos no quedaban exentos del registro dado zación y clasificación de la “condición religiosa

181
Desarrollo Indígena

Gráfico 11. Rangos etarios de las defunciones en los ayllos de Tarata Gráfico 14. Rangos etarios de las defunciones en los ayllos de Tarata
en el año de 1765.. en el año de 1773.

Gráfico 12. Rangos etarios de las defunciones en los ayllos de Tarata


en el año de 1768.

Gráfico 15. Relación de Masculinidad doctrina de Belén, 1750.

Gráfico 13. Rangos etarios de las defunciones en los ayllos de Tarata


en el año de 1770.

Gráfico 16. Relación de Masculinidad Doctrina de Belén, 1772.

182
Desarrollo Indígena

rangos etarios de las defunciones en los


ayllos de Tarata en un período de 9 años,
y la tabla 3, su representación numérica
que recoge todos los datos en un pe-
ríodo de 9 años, los antecedentes resul-
tan muy dispares y hasta artificiosos. En
tal período fallecen 367 personas, de las
cuales 96 son registradas como sin edad.
¿Cómo es posible que en sus casos no se
conociera su edad si es que en las revisi-
tas se registra prolijamente este antece-
dente? No tenemos respuestas, pero pa-
rece que constituye una disonancia en el
registro no menos significativa. Tam-
poco creemos que correspondan a falle-
cidos de otras comarcas, producto de la
Gráfico 17. Relación de masculinidad Doctrina de Belén, 1813. movilidad de población estimada para la
época, y el número es relevante y el re-
gistro de la revisita atribuye estas cifras
a la población originaria de Tarata, sin
Gráfico 13, Defunciones re- con antecedentes erarios son 31. Nueva-
reparar en otra condición. Como datos
gistradas en los libros parroquiales en mente se presenta la situación atípica de
adicionales, en el tabla Nº 3 también po-
los ayllos de Tarata en el año de 1770. ausencia de fallecimientos en etapa
demos observar que en 1769, de 85 fa-
Rompiendo con la regularidad anterior, temprana, pero se distribuyen antes del
llecimientos, 16 se registran sin edad, es
el registro de este año no posee antece- umbral de los 55 años, denotando la
decir un 18,8%. En 1772 se registran fa-
dentes de fallecimientos sin datos de baja expectativa de vida de esta pobla-
llecimientos, de ellos 26 constan sin
edad. También pone el umbral de los 40- ción. Creemos que estos registros no co-
edad, es decir, un 42,5%, pudiendo re-
44 años como la categoría etaria con rresponden a la realidad, ellos tienden a
presentar la categoría no natos.
más fallecimientos, avalando nuestra hi- una aproximación, pero no son datos
pótesis. Gráfico 14 Defunciones registra- reales. Los fallecidos en este período se Los gráficos 15, 16 y 17 co-
das en los libros parroquiales en los ay- concentran en la etapa etaria de los 20- rresponde al índice de masculinidad
llos de Tarata en el año de 1773 (Revisita 24 años, por lo que, si exceptuamos la para la doctrina de Belén en los años de
de Tarata…). En este registro de falleci- muerte causada por alguna epidemia, el 1750, 1772 y 1813. Teniendo en vista es-
mientos correspondiente al año de fallecimiento a etapa temprana puede tos tres gráficos podemos realizar una
1773, las cifras nuevamente muestran corresponder a violencia, accidentes de
un alto número de fallecidos sin registro trabajos o problemas relativos a la salud
de edad, equivalente en cifras a 16 per- reproductiva en el caso de las mujeres.
sonas, es decir, un 32,6%. Los fallecidos Si observamos el gráfico 18 referido a los

183
Desarrollo Indígena

NÚMERO DE MUERTES DE HOMBRES POR GRUPO DE EDAD


CACICAZGO DE TARATA (1765-1773)
N° muertes
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
1765
1766
1767
1768
1769
1770
1771
1772
1773
0-4 5-9 10 - 14 15 - 19 20 - 24 25 - 29 30 - 34 35 - 39
40 - 44 45 - 49 50 - 54 55 - 59 60 - 64 65 - 69 70 - 74 75 - 79
80 - 84 85 - 89 90 - 94 95 - 99 100 -104 Sin Edad

Gráfico 18. Rangos etarios de las defunciones en los ayllos de Tarata en un período de 9 años.

simple apreciación comparativa res- registra un aumento significativo en el de modo particular, observando el ayllo
pecto de las condiciones demográficas número de tributarios cercanos a un de Caquena, observamos una fluctua-
de la comunidad allí representada. Los 25% en 17 años, cuestión que denota ción muy irregular del índice. Es posible
antecedentes representados nos mues- tanto la movilidad de la población por que sucedieran transformaciones de es-
tran una comunidad con un índice de razones de evasiones tributarias más tas características en una población,
masculinidad negativo. La falta de hom- que por el crecimiento vegetativo. Nos aunque sus consecuencias se dejarían
bres se extiende hasta el siglo XIX de referimos al aumento del número de fo- sentir sobre toda la población. Sin em-
modo que en más de siglo y medio no se rasteros a la transformación de los crite- bargo, no hay razones para que este ín-
verifica una recuperación demográfica. rios censales por criterios puramente dice bajara significativamente entrado el
¿Cómo es posible cuando en la región se pragmáticos, al incluir en la categoría de siglo XIX luego de la sensible recupera-
extendieron las exenciones de mita, y en tributarios a personas que no poseían ción de 1772.
repartimientos como los de Tarata, la esa categoría anteriormente (mestizos
población aumenta considerablemente? sambaigos, cholos y mestizos indígenas).
En el caso de Tarata, la revisita de Egan Siguiendo con el análisis comparativo, y

184
Desarrollo Indígena

Revisita de los Altos de Arica


1772-1773

1623; 45%

1959; 55%

mujeres hombres
Imagen 4. “Mestizo e india: cholo”. Serie los cuadros del mestizaje del Virrey Amat (1770).

Gráfico 19. Estructura de la población según


sexo, Doctrina de Codpa. 1772.

Finalmente, el gráfico 19 re-


feridos a la estructura de la población se-
Revisita de Tarata realizada por el gún sexo, Doctrina de Codpa.1772 y el
Corregidor Demetrio Egan gráfico 20 de la estructura de la pobla-
1773-1774 ción según sexo, ayllos de Tarata en
1773, sorprenden por su similar fisono-
mía, lo que nos hace pensar que nues-
tros supuestos referidos al peso del tra-
1320; 47%
bajo y las exacciones tributarias incidie-
ron en la esperanza de vida de la pobla-
ción en general, y en particular en el seg-
mento masculino.

1497; 53% Gráfico 20. Estructura de la población según


sexo, Ayllos de Tarata. 1773.

mujeres hombres

185
Desarrollo Indígena

Conclusiones que sea por razones de un eventual pro- creciente conflicto con la burguesía co-
ceso de revitalización de las redes comu- mercial (burguesía, pequeña burguesía
En el esfuerzo de compren-
nitarias propias del paradigma mu- provincial, hacendados, caciques de in-
sión de los procesos de constitución so-
rriano, sino por la reconfiguración social dios), por la expansión económica y la
ciodemográfica de las comunidades an-
precipitada por el orden económico necesidad de comercialización de su
dinas del sur del sur del Perú y Tarapacá
mercantilista y la permanente presión producción.
(hasta los lindes de Atacama) los docu-
fiscal sobre la población. Las comunida-
mentos coloniales conocidos como visi-
des andinas precipitan ajustes en el sis-
tas y revisitas nos permiten acceder a in-
tema de registros legales de información
formación que en primera instancia nos
fiscal, modelando sus contenidos me-
muestran un conflicto entre las comuni-
diante lentos y persistentes mecanismos
dades humanas andinas y el Estado colo-
de resistencia y ocultamiento de infor-
nial en materia de imposición y control
mación; propician una adecuación de la
del escenario productivo y económico
realidad demográfica con una represen-
mercantilista (Golte, 1980), donde la
tación jurídica-fiscal de la ordenación so-
dialéctica ayllu versus política fiscal es
cial del ayllu (negociación). Finalmente
una relación ineludible, ya que toda po-
logran articular una serie de adecuacio-
lítica fiscal afecta a la economía comuni-
nes etno-demográfica al ampliarse los
taria del ayllu, las arcas del cacique y de
componentes étnicos del ayllu: zambai-
modo particular a la economía de cada
gos, cholos, afuerinos de otros grupos
una de las unidades familiares.
étnicos, mestizos blancos etc. Como co-
Las unidades tributarias vi- rolario de este proceso, las comunidades
ven décadas de lento ajuste donde al- adoptan forzosamente del ordena-
canzan los siguientes acomodos, a sa- miento mercantil y del sistema tributa- Mapa 1. Repartimiento de Tarata. Siglo XVIII
ber: implementan un sistema de movili- rio. Efectivamente, este nuevo sistema
dad de compensación poblacional, tanto encerraba el deseo de la colonia de ex-
para suplir la mano de obra necesaria pandir el mercado interno de consumo
para articular la economía comunal de productos de exportación metropoli-
BIBLIOGRAFÍA
como para mantener la reproducción so- tanos, además de incorporar a estas po-
cial del ayllu; generan mecanismos de blaciones a la economía monetaria, de la Aróstegui, Julio. La investigación histó-
compensación multicultural con la lle- que se habían mantenido al margen en rica: teoría y método. Barcelona: Edito-
gada de mestizos, zambos y mulatos al su calidad de comunidades autosuficien- rial Crítica. 1995.
interior de las comunidades, propi- tes dentro del esquema de vínculos pro-
Assadourian, Carlos Sempat. La produc-
ciando movimientos migratorios (Ver ductivos andinos. Es que, hacia la colo-
ción de la mercancía dinero en la forma-
Mapa 4). Finalmente, los ayllus de cabe- nia tardía, el sistema de repartos res-
ción del mercado interno colonial. El
ceras de valles siguen recibiendo pobla- pondía a los intereses del corregidor y la
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Desarrollo Indígena

Dinámicas demográficas de población indígena


Doctrina de Belén, Altos de Arica (1763-1833)

Doctora Xochitl Inostroza Ponce Doctor Jorge Hidalgo Lehuedé


Universidad de Chile Universidad de Chile
xochitl@uchile.cl hidalgol@uchile.cl

Introducción. entrega algunas pistas respecto de los 1750 se registraron 1497 personas, en
El análisis de los registros de factores que pudieron incidir en el ta- 1772-73 la población incrementó a
bautizo, matrimonio y defunción de la maño de la familia en Belén. Los Altos de 1818, y en 1792 llegó a los 2023 sujetos.
parroquia de Belén, dieron origen a una Arica se ubican en una zona geográfica Posteriormente comenzó el descenso
investigación sobre las poblaciones indí- cuyo perfil topográfico presenta cinco que llegó a 1533 personas en 1804 y
genas que habitaban los Altos de Arica zonas ecológicas diferenciadas: puna luego a 1495 en 1813 (Hidalgo et.al. Pa-
en las postrimerías del período colonial. (sobre los 3.500 m.s.n.m.), sierra (2.000 drón, 24). El inicial aumento y posterior
La observación de los fenómenos demo- a 3.500 msnm), cabecera de los valles (a descenso de la población, se traducen en
gráficos generales confirma la tendencia los 2.000 msnm más o menos), valle una leve tendencia a la baja (Figura 1).
sobre la dinámica de la población reali- (hasta los 2.000 msnm) y costa. La Doc-
Veremos si la misma tenden-
zada a partir de registros censales que trina de Belén estaba compuesta por
cia de los registros censales se observa
mostraba un aumento en la segunda mi- ocho pueblos: Belén, Socoroma, Putre,
en los registros de la Parroquia de Belén.
tad del siglo XVIII y un posterior des- Pachama, (sierra) Parinacota, Guallatiri,
Los registros de nacimiento permiten
censo en los albores del siglo XIX (Hi- Choquelimpe (puna) y Sora y Churiña
observar la curva de los nacimientos ya
dalgo et.al. 1988). El análisis a partir de (valle).
que el registro indica la edad del bauti-
registros parroquiales permite observar
zado. La figura 2, por lo tanto, muestra
posibles causas tanto del incremento
Crecimiento de la población. Doctrina la tendencia de los nacimientos registra-
como del posterior descenso de la po-
de Belén, Altos de Arica (1763-1833). dos en la doctrina de Belén.
blación. Por otra parte, la reconstitución
de familias que contrajeron matrimonio Se observa en la curva de na-
en el pueblo de Belén entre 1774 y 1820, Como anteriormente se ha cimientos una tendencia general a la
permite atisbar novedosos aspectos re- observado, en el total de la población del baja, salvo el repunte marcado en el
ferentes a la familia y el ciclo vital. El cacicazgo, la población de la doctrina de quinquenio 1773-1777 y el período de
análisis etnohistórico de los resultados Belén aumentó entre 1750 y 1792: en aumento que va entre 1793 y 1817. Si se

191
Desarrollo Indígena

compara esta tendencia con la que arro- alza que se observa entre los registros manera de observar el grado de inciden-
jan los registros censales (Figura 1), se censales de 1773 a 1792. Ante la eviden- cia de este grupo es comparar el creci-
puede inferir dos situaciones: en primer cia empírica de que la explicación no se miento natural (es decir, bautizos menos
lugar, ambas tendencias coinciden en el encuentra en el aumento de la natali- defunciones) de la población total con el
decrecimiento entre 1770 y 1813; la di- dad, y luego de descartar otros posibles de la población oriunda (Figura 5).
ferencia en el grado de disminución de la factores -una posible disminución de la
Ambas curvas muestran dos
tendencia estaría dada por la diferencia mortalidad en el período anterior o cam-
grandes procesos, uno de variaciones
de tiempo que abarcan los dos tipos de bios en el instrumento censal (Inostroza,
positivas que tiene su punto culmine en
registros. Parroquia)-, proponemos que este au-
el quinquenio 1783-1792 y uno de de-
mento se debió a la inmigración.
crecimiento que alcanza cifras negativas
En la figura 3, se observa la entre 1803 y 1812. Estas tendencias,
diferencia entre medianas de los regis- confirman la dinámica poblacional que
tros de nacimientos y defunción en pe- se observó a partir de los registros cen-
ríodos de 10 años. La tendencia de este sales en la figura 1.
índice por decenios se acerca bastante a
Ahora bien, las causas del
la tendencia observada en la figura 1;
aumento de la población de origen forá-
una propensión al alza entre la revisita
neo pueden hallarse en el alza de los
de 1750 y el censo de 1792 y luego la dis-
productos agrícolas que observan Tan-
minución hasta 1813. Los tres tipos de
deter y Wachtel en el Alto Perú en el pe-
registros (bautizos, defunciones y matri-
ríodo 1779-1814 (Tandeter y Wachtel,
monios) muestran el período que co-
64), que por otra parte coinciden con
rresponde al año 1792 como un punto
una etapa de prosperidad que en la zona
alto de presencia de sujetos forasteros
Tacna-Arica en las décadas de 1780 y
en la zona que tiene su máximo en el pe-
1790 (Rosemblitt, 166). Luego de eso, se
ríodo 1784-1813 (Figura 4).
observa una tendencia general hacia el
Figura 1. Total de población. Doctrina de Be- Por otra parte, las cifras más descenso, que efectivamente concuerda
lén. Figura 2. Frecuencia de nacimientos por altas de mortalidad que registra este con la decadencia de la economía del
quinquenios. Doctrina de Belén, 1763-1833. grupo coinciden con el período de crisis Alto Perú que comenzó a partir de la dé-
que se observa en el gráfico de creci- cada de 1790 y que se extendió hasta
miento natural entre 1803 y 1812. Ahora 1830 (Klein, Haciendas, 113).
En segundo
a gráficos XXXX lugar, las listas
bien, es cierto que el registro de foraste-
censales muestran un alza notoria en Por otra parte, las tenden-
ros muestra un aumento significativo y
1792. En el registro de nacimientos se cias generales que muestran los regis-
un posterior descenso, pero se debe
observa una pequeña alza en el quinque- tros parroquiales de la doctrina de Belén
evaluar en qué medida la presencia de
nio 1788-1792, pero que en compara- son coherentes con lo observado en Pa-
forasteros es significativa, al punto de al-
ción a los quinquenios 1773-1777 es bas- cajes (Wachtel, 2001) y Chayanta Boli-
terar las tendencias demográficas. Una
tante menor, lo que no coincide con el via: un crecimiento en la segunda mitad

Página siguiente. Mapa de los Pueblos del Cacicazgo de Codpa.

192
Desarrollo Indígena

del siglo XVIII que tiene su expresión má- aquellos aspectos en que el análisis de tiempo de la duración. La distribución de
xima en 1792 (Tandeter, Población). En registros parroquiales es más fructífero la duración de todos los matrimonios re-
el caso Pacaje el ascenso comienza a y primordial: el de la familia. A continua- construidos en Belén muestra que la ma-
suavizar al final del siglo, mientras que ción, analizaremos algunos de los facto- yoría de los matrimonios no superó los
en Belén comienza a declinar en este pe- res que pudieron incidir en el tamaño de 14 años de vida conyugal, aunque esta
ríodo, para luego experimentar, en los la familia en Belén (Inostroza, Matrimo- cifra es el promedio máximo que alcan-
tres casos, los efectos de la crisis de 1803 nio). Los distintos análisis relativos a la zaron en los distintos quinquenios del
(Tandeter, Crisis). En los registros de Be- familia que analizaré, corresponden a las período.
lén la caída de la curva en el quinquenio 89 familias completas (fichas MC).
1803-1812 se produce en base al au-
Se identificó la fecha de na-
mento de los registros de defunción en- Promedio de hijos
cimiento de 85 mujeres. De estos casos,
tre 1803 y 1805, que coincide exacta-
el promedio de edad al matrimonio es En un total de 89 familias (in-
mente con el período de sequía que Tan-
de 23 años, con una mediana de 21. Las cluyendo las parejas sin hijos) se regis-
deter registró en Potosí desde 1800 a
edades se calcularon en años cumplidos. traron 168 nacimientos, de lo que se ob-
1805 (Tandeter, Coacción y mercado,
La cifra es bastante mayor que los 16 tiene un promedio de 1,89 hijos por fa-
265-266). Posteriormente, los tres casos
años obtenidos por Klein en Amate- milia. En estas familias, se hallaron 23
experimentan un lento ascenso.
nango (Klein, Familia), pero similar al nacimientos en otros registros, lo que
promedio de Acxotla del Monte que pre- corresponde técnicamente a nacimien-
sentó un promedio de 22,83 años en tos recuperados. Con ellos, el promedio
1790 y 21,75 en 1800 (Robichaux). En de hijos por familia asciende a 2,15. Por
Belén mujeres y hombres se casaban por otra parte, si se consideran exclusiva-
primera vez a una edad cercana a los 20 mente las familias que registraron al me-
años (entre 21 y 23 para ser más preci- nos a un hijo (60 familias), los promedios
sos), pero también revelan un promedio aumentan a 2,8 y a 3,18.
de edad bastante joven en el matrimo-
La cifra calculada de naci-
nio de viudos (31 a 33 en el caso de las
Figura 3. Crecimiento natural. Valores medios mientos perdidos por otra parte, podría
mujeres y 35 años en el caso de los hom-
por decenios. Registros de nacimientos y de- hacer variar este promedio. Se ha calcu-
funciones (1773-1832). bres), situación que es reflejo de la
lado la cifra absoluta de nacimientos
pronta viudez de su población.
perdidos en 26,94. Si al total de familias
La vida matrimonial en el (incluyendo parejas sin hijos) les atribui-
Reconstitución de familias: familia y ci- pueblo de Belén no era extensa. Al me- mos el total de 191 (que incluye naci-
clo vital nos así lo demuestran los registros. Los mientos perdidos), se obtiene un pro-
89 matrimonios de las fichas MC presen- medio de 2,15 hijos por familia. Si a ellos
Una vez identificadas las tan un promedio de 10 años, con una sumamos los 26,94 nacimientos recupe-
principales tendencias demográficas mediana que disminuye a los 7 años, rados calculados, el promedio aumenta-
que afectaron a los pueblos de los Altos pero con una desviación estándar de ría a 2,45 al incluir a todas las familias, y
de Arica, nos interesa profundizar en 9,33, debido a las variaciones en el a 3,63 si consideramos solo a las familias

194
Desarrollo Indígena

que registraron hijos. Sin embargo, la úl-


tima cifra podría estar sobredimensio-
nada, ya que el total de 191 incluye re-
gistros perdidos.
200
Aunque para los demógrafos
es fundamental conocer la cifra exacta 150
de los fenómenos estudiados, el interés
se enfoca principalmente en reconocer 100
que las familias nucleares de Belén fue-
ron mayoritariamente pequeñas, ya que 50

en su mayoría tuvieron entre dos y tres


0
hijos como cifra promedio. defunciones

bautizos

Mortalidad de los adultos casamientos

Luego de constatar que el


75% de los descendientes no superaba
los 15 años, buscamos observar el pro-
Figura 4. Población forastera por decenios. Doctrina de Belén (1773-1823).
medio de edad al que podría llegar ese
pequeño 25%. Para ello analizamos las
defunciones de casados, ante lo que
constatamos que el 50% de los adultos 24,5
17
casados no superaban los 40 años. naturales

Finalmente, el análisis del pob total 10,5


7,5 14,5
número de hijos de las autoridades del 18,5
pueblo de Belén, muestra que hay dife- 11
-6
rencias significativas entre las primeras 4,5 13
-1
nupcias y los re-matrimonios (Figura 6).
-0,5
1773 a
Comentarios finales 1782 1783 a
1792 1793 a
La observación de los fenó- 1802 1803 a
menos demográficos generales nos lleva 1812 1813 a
a confirmar la tendencia sobre la diná- 1822
1823 a
mica de la población que había pro- 1832
Figura 5. Crecimiento natural. Población de naturales y población total. Doctrina
de Belén (1773-1832).

195
Desarrollo Indígena

permitieron identificar los efectos de di-


cha crisis, que en la tendencia de los
padrones de tributarios eran invisibles
debido a la ausencia de registros inter-
medios entre 1792 y 1813.
En cuanto al fenómeno de la
migración, se constató la mayoritaria
presencia de forasteros provenientes de
la provincia de Carangas, sobre todo de
localidades vecinas del altiplano, lo que
muestra la permanencia de movilidad
entre asentamientos del archipiélago
vertical. En este sentido, algunos de los
aspectos analizados posteriormente
confirman las conclusiones de Hidalgo
respecto de la procedencia preferente
de sujetos caranga y su relación con la
mantención de lazos de parentesco con
sujetos originarios de los Altos de Arica,
mediante alianzas matrimoniales y de
compadrazgo (Hidalgo).
Por otra parte, la reconstitu-
ción de un total de 89 familias que se ca-
saron en el pueblo de Belén entre 1774
y 1820, permite acercarnos a aspectos
demográficos relacionados con la familia
Tabla 1. Número de hijos y de matrimonios de autoridades locales. En: Inostroza 2018: 111. y el ciclo vital poco estudiados en el pe-
ríodo colonial en la zona andina. El aná-
lisis etnohistórico de los resultados en-
puesto Hidalgo, junto a otros investiga- mento de la inmigración de sujetos fo-
trega algunas pistas respecto de los fac-
dores, que mostraba un aumento en la rasteros. Por otra parte, el crecimiento
tores que pudieron incidir en el tamaño
segunda mitad del siglo XVIII y un poste- poblacional habría experimentado una
de la familia en Belén, que presenta un
rior descenso en los albores del siglo XIX. fuerte caída, al sentirse en los pueblos
promedio cercano a los 2 hijos. Se iden-
Pero, además, demostramos que el in- de los Altos de Arica los efectos de la cri-
tificaron algunos factores que debieron
cremento demográfico de finales del si- sis de 1803 que afectó al Alto Perú. En
incidir en este resultado: la edad al ma-
glo XVIII, se debió principalmente al au- este aspecto, los registros parroquiales
trimonio que bordea los 23 años tanto

196
Desarrollo Indígena

en mujeres como en hombres, el prome- Hidalgo, Jorge; et al. Padrón de la Doc- Robichaux, David. “La reconstitution des
dio de años de duración de las nupcias trina de Belén en 1813: un caso de com- familles en Amérique Latine” En Jean-
(calculado en 10 años), y la alta mortali- plementariedad tardía. Arica: Universi- Pierre Poussou e Isabelle Robin-Romero.
dad de los adultos que, con suerte, llega- dad de Tarapacá, Facultad de Estudios Histoires des familles, de la démographie
ban a los 40 años. Hemos propuesto, Andinos. Departamento de Antropolo- et des comportements en homagge à
además, que algunas condiciones socia- gía, Geografía e Historia, 1988. Jean-Pierre Bardet, 259-277. Paris: Pres-
les, como el acceso a tierras, debieron ses Paris Sorbonn, 1997.
Inostroza, Xochitl. “Matrimonio y familia
afectar la procreación después del pri-
en sociedades andinas: propuestas Rosenblitt, Jaime. Centralidad geográ-
mer matrimonio (Inostroza, Familias).
desde la reconstitución de familias de fica, marginalidad política: La región
Estos mismos aspectos podrían haber in-
Santiago de Tacrama o Belén. Virreinato Tacna-Arica y su comercio, 1778-1841.
cidido en el pequeño tamaño de la fami-
del Perú (1763-1820).” Historia 47 (1) Santiago: Dibam, 2013.
lia de poblaciones indígenas en varias lo-
(2014): 65-90.
calidades de los Andes. Aunque hemos Tandeter, Enrique y Wachtel, Nathan.
intentado seguir el método de Henry _____ Parroquia de Belén: Población, fa- Precios y Producción Agraria. Potosí y
(Fleury y Henry; Henry), en algunas oca- milia y comunidad en una doctrina de in- Charcas en el Siglo XVIII. Buenos Aires:
siones optamos por variaciones que nos dios. Altos de Arica (1763-1820). Tesis Ediciones CEDES, 1983.
parecieron más acordes con las caracte- para optar al grado de Doctora en Histo-
_____ “Población y economía en los An-
rísticas de la población estudiada. ria, mención Etnohistoria. Universidad
des (siglo XVIII).” Revista Andina 13 (1)
de Chile, 2016.
(1995): 7-22.
_____ “Familias y ayllus: alianzas, ri-
Bibliografía _____ “Crisis in Upper Perú.” Hispanic
queza y prestigio. Belén 1787 (Altos de
American Historical Review 71 (1)
Fleury, Michel y Henry, Louis. Des regis- Arica)”. Surandino Monográfico 1(2016):
(1991): 35-71.
tres paroissiaux à L’Histoire de la popu- 5-22.
lation. Manuel de dépouillement et d’ex- _____ Coacción y mercado: la minería de
_____ “Complementariedad de méto-
ploitation de l´ état civil ancien. Paris: la plata en el Potosí colonial, 1692-1826.
dos y fuentes en el estudio histórico de
Institut National D’Etudes Démographi- Buenos Aires: Editorial Sudamericana,
familias indígenas (Belén, Altos de Arica,
ques, 1956. 1992.
1750-1820).” Estudios Atacameños 58
Henry, Louis. Manual de demografía his- (2018): 107-123. Wachtel, Nathan. El regreso de los ante-
tórica. Barcelona: Editorial Crítica, 1983. pasados. Los indios urus de Bolivia, del
Klein, Herbert. “Familia y Fertilidad en
siglo XX al XVI. Ensayo de historia regre-
Hidalgo, Jorge. “Indian Society in Arica, Amatenango, Chiapas, 1785-1816.” His-
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región de La Paz, siglos XVIII Y XIX. Lima: “Parroquia de Belén”, 11 volúmenes. Ar-
don, 1986.
Instituto de Estudios Peruanos, 1995. chivo Histórico Nacional.

197
Desarrollo Indígena

Pastoreo de camélidos en el norte chileno


El caso de la estancia altiplánica de Piasalla

Jorge Moreira Rómulo Bolaños


Magíster en Antropología, Universidad Profesor de Educación Media en Historia y
Academia de Humanismo Cristiano Geografía, Universidad de Tarapacá
jorge.moreira.p@hotmail.com romulo@prodemu.cl

Introducción. XX, lo que les fue denegado por el Estado existen seis individuos que practican el
a falta de documentos legales que evi- pastoreo en Piasalla, lo que se condice
La estancia1 de Piasalla se
denciaran la relación de descendencia con la tendencia general al despobla-
encuentra ubicada en el altiplano norte
respecto de sus padres. Los actuales des- miento de los sectores altiplánicos pro-
de Chile, al interior de la comuna de Ge-
cendientes de Martín y Dionisio se agru- ducto de la intensificación de los proce-
neral Lagos en la región de Arica y Pari-
pan en la Comunidad Indígena Aymara sos migratorios a la ciudad de Arica
nacota. Comprende una superficie apro-
de Piasalla, constituida el año 2004 bajo desde la década de 1960. A pesar de lo
ximada de 6.365,77 hectáreas entre
el alero de la Ley Indígena 19.253, quie- anterior, se mantiene una importante
áreas de bofedal y de cerro. La propie-
nes han mantenido una ocupación ex- vinculación social y económica entre los
dad del bien raíz es de carácter fiscal en
clusiva y continua en la estancia por más pastores del altiplano y la población mi-
virtud de la inscripción que realizó el Es-
de un siglo, manteniendo el carácter co- grante.
tado de Chile en 1935, estableciendo
lectivo de usufructo del territorio. Si bien
como territorios fiscales todos aquellos Las características del eco-
la Comunidad Indígena está compuesta
predios que no tuvieran un propietario sistema de puna seca -altitud promedio
por más de 40 miembros, hoy los resi-
reconocido por el Conservador de Bie- sobre los 4.000 msnm, amplia oscilación
dentes permanentes en la estancia son
nes Nacionales. No obstante, Piasalla es térmica, fuertes vientos, estación seca
solo tres personas, quienes representan
el territorio ocupado y reconocido como prolongada y precipitaciones concentra-
a troncos familiares, mientras que otras
propio por los descendientes de los her- das en los meses estivales- dificultan
3 personas son residentes semi-perma-
manos Martín y Dionisio Blas Flores, cualquier actividad económica que no
nentes, pues viven en Kollumi y Visviri,
quienes intentaron inscribir el predio sea la ganadería, motivo por el cual para
movilizando su ganado entre estos sec-
bajo su propiedad a comienzos del siglo los habitantes de Piasalla el pastoreo de
tores y la estancia de Piasalla. En total

1
La estancia se refiere a una unidad territorial y
social que aglutina a un conjunto de familias nu-
cleares, que ejercen derechos sobre la tierra
mancomunadamente (Gundermann, 1984: 111).

Página siguiente: Alpacas en bofedal de Taipuma, febrero 2016.Fotografías Jorge Moreira


198
Desarrollo Indígena

camélidos es su principal fuente de in- de la ganadería camélida. En este sen- pastoreo se efectúa en las zonas cerca-
gresos. En relación a la centralidad que tido, se requiere analizar los factores re- nas a bofedales, mientras que entre abril
tiene esta actividad en su cotidianidad, levantes para el desarrollo de los actores y julio se desplazan a las zonas de cerro
se plantea que esta forma específica de locales, los que fueron agrupados en tres o seco.
vida les otorga una identidad cultural categorías: 1) la translocalización del ca-
Un elemento importante a
propia a los pastores de la puna (Medi- pital social comunitario: 2) la inserción -
considerar es el cambio en el sistema de
naceli, 2005; Tomasi, 2013). marginal- en el mercado; 3) el rol de las
descendencia patrilineal -o virilocal- de
instituciones del sector público.
En general el pastoralismo las poblaciones altiplánicas, el que fun-
ha sido considerado por las sociedades cionaba marginando de derechos sobre
modernas como una forma marginal de el territorio a las mujeres, impeliéndolas
Sistema de pastoreo en Piasalla
vida debido a sus condiciones de desa- a dejar la estancia para incorporarse a la
rrollo en sectores rurales y la caracterís- propiedad familiar del esposo (Cerna et
tica de constante movilidad, alejadas El territorio de Piasalla se en- al., 2013; González, 1997; Gundermann,
por tanto de los patrones urbanos de cuentra dividido en sectores que son 1984; González y Gundermann, 2009).
ocupación del espacio. Sin embargo, nu- ocupados por los distintos pastores del En base a la información etnográfica, se
merosos estudios demuestran que el territorio, algunos de los cuales son de constata que, debido la familiarización
pastoreo constituye una actividad soste- uso compartido y otros de uso exclusivo con el régimen normativo del sistema ju-
nible en ecosistemas extremos como el de ciertas familias. Estas divisiones se rídico nacional, actualmente se practica
altiplánico, ya que a través de su movili- realizan en base a arreglos consuetudi- la descendencia bilateral, adquiriendo
dad permite un aprovechamiento ade- narios, de acuerdo a los sectores que tra- derechos de herencia sobre la tierra
cuado de los recursos en función de las dicionalmente ha ocupado cada tronco tanto hombres como mujeres. Esto ha
necesidades forrajeras del ganado (Flo- familiar para la explotación de los recur- decantado en una situación compleja
res, 1983; Göbel, 2002; Núñez y Dillehay sos. Esta configuración espacial de la es- que presiona sobre los recursos del terri-
[1979] 1995; Ossio, 1982; Salomon, tancia se debe a los desplazamientos torio, al ampliarse el número de indivi-
2012; Sendón, 2003). constantes que realizan los pastores en duos que ejercen derechos y mantienen
función de los requerimientos forrajeros ganado en la estancia. En este caso en
Durante el siglo XX han ocu- del ganado, motivo por el cual los comu- particular, cada pastor cuida un piño
rrido importantes transformaciones que neros hablan de un patrón rotativo o es- compuesto por animales cuya propiedad
han afectado elementos organizaciona- tacional de uso y ocupación del territo- corresponde a diferentes miembros de
les y territoriales estructurantes de las rio. Así, la utilización de estos caseríos se su tronco familiar: hermanos/as, hi-
comunidades andinas, dificultando y concreta en base a la evaluación que los jos/as, nietos/as, yernos y nueras tienen
amenazando la continuidad de esta acti- pastores realizan de las condiciones me- animales en el piño que se maneja como
vidad económica entre los pastores an- dioambientales, pero en general se man- una sola unidad. La retribución consiste
dinos (Castro, 1997; Gundermann, 1984; tiene cierta regularidad en sus desplaza- en dinero reunido por los propietarios
Moreira y Cerna, 2017). Por tanto, con- mientos. En relación a las características del ganado o la entrega de mercaderías
sideramos importante realizar un diag- del territorio de Piasalla, normalmente para subsistencia del pastor, lo que se
nóstico del contexto histórico actual que entre los meses de agosto a marzo el realiza en base a acuerdos informales,
permita evaluar las posibilidades futuras
sin mediar algún tipo de contrato. Este

200
Desarrollo Indígena

manos, pues la posibilidad de adapta-


ción ha estado condicionada en buena
medida por la capacidad para actuar co-
lectivamente. Esta idea se engloba bajo
la idea de “reciprocidad andina”, y que
también puede ser entendida como el
capital social comunitario (Durston,
2000; López, 2015). Sin embargo, evi-
denciamos que este elemento sociocul-
tural constitutivo de las comunidades
andinas se ha visto socavado por las mi-
graciones a los centros urbanos. La
translocalización de las comunidades,
entendida como una nueva forma de re-
lación establecida por los comuneros en
el territorio, en la que la realización co-
lectiva trasciende a la localidad, am-
pliando y complejizando sus actividades
por toda la región, es un fenómeno re-
ciente, de los últimos 50 años (González
Sector de bofedal y de seco en Taipuma, febrero 2016. Fotografía Jorge Moreira. et al., 2014; Gundermann, 2001; Gun-
dermann y Vergara, 2009). En este esce-
nario, el capital social comunitario ha
servido principalmente a los migrantes
sistema resulta más beneficioso para la Translocalización del capital social co-
urbanos, ya que sus relaciones y normas
población urbana que para los pastores, munitario: Históricamente las poblacio-
de reciprocidad les han permitido inser-
quienes en la práctica subvencionan con nes andinas han utilizado la labor comu-
tarse y adaptarse al nuevo contexto en
su tiempo y energía el costo de la crianza nitaria como una fuente de recursos
Arica. Pero en lo que se refiere a los pas-
de los animales. para hacer frente a las exigencias im-
tores del altiplano, esta relación no se ha
puestas por el medio geográfico. Sus for-
traducido en un mayor bienestar de sus
mas organizativas les han permitido sa-
condiciones de vida, incluso es posible
Análisis contexto actual tisfacer sus necesidades sostenida-
plantear que ha sido desfavorable bajo
mente en un medio ambiente caracteri-
Para el análisis del contexto el entendido que se mantienen en con-
zado por imponer barreras a las pobla-
actual se establecieron 3 categorías que diciones de relativo aislamiento con es-
ciones humanas para procurarse de re-
fueron consideradas como las más rele- casas innovaciones tecnológicas, se difi-
cursos (Alberti y Mayer, 1974; Golte,
vantes para el desarrollo de los actores culta la realización de las exigentes acti-
1980). Aquella organización es el capital
locales. vidades del pastoreo en este medioam-
social que han generado los grupos hu-
biente tan complejo (tormentas, se-
quías, heladas) por la edad avanzada de

201
Desarrollo Indígena

los pastores y la falta de contingente jo- Inserción al mercado: Sin desconocer la


ven, y se cubren solo los aspectos bási- importancia que han tenido las poblacio-
cos de subsistencia con las remesas por nes aymara del altiplano en los flujos de
el cuidado de los rebaños. Lo que se bienes e ideas a través de distintos pe-
puede observar es un desplazamiento riodos históricos (Assadourin, 1982;
de las relaciones de solidaridad origina- Choque y Muñoz, 2016; Flores, 1983;
das en la localidad hacia los sectores ur- Murra, 1975; Ruz y Díaz, 2011), actual-
banos, y de manera secundaria se evi- mente en el territorio chileno éstas
dencia desde la ciudad a la estancia, el muestran una débil integración al mer-
que presenta una relación principal- cado, lo que aumenta la precarización de
mente simbólica o cultural (festividades, sus bases productivas ganaderas. Antiguo centro habitacional de Piasalla, febrero
2016. Fotografía Jorge Moreira.
referente identitario) y, en menor
medida, económico.
Diversos factores actúan
para configurar esta situación. Por una
parte, con la construcción de las moder-
nas vías de comunicación y el paulatino
abandono del ferrocarril a partir de la
década de 1960, la función de cargado-
res que realizaban las tropas llameras
dejó de tener sentido, ya no se requería
combustible de llaretas y queñuas para
las locomotoras ni era necesario despla-
zarse largas distancias para realizar los
intercambios productivos con sectores
del valle. Hoy el ganado adquiere un va-
lor comercial solo en relación a su pro-
ducción de lana y carne. Esta forma de
insertarse en el mercado limita su po-
tencial económico, ya que la venta de
carne se realiza esporádicamente y en
reducidas cantidades. Al no existir una
planta faenadora en la región que cum-
pla con los requerimientos del Servicio
Agrícola y Ganadero (SAG), los pastores
se ven constreñidos a vender en fechas
especiales como fiestas religiosas o recu-
“Camaa” para refugio de los pastores, febrero 2016. Fotografía Jorge Moreira. rrir a ventas ilegales, ya sea en sectores
de consumo tradicional de camélidos,

202
Desarrollo Indígena

Recintos habitacionales en sector de Collumi, febrero 2016. Fotografía Jorge Moreira.

como la precordillera, o en carnicerías cifra escasa si se considera que la tropa vida. En cuanto a la lana, ésta tiene un
que aceptan sus productos. De acuerdo está compuesta por diversos propieta- bajo valor debido a la precariedad en el
a los pastores de Piasalla, el promedio rios y los animales se encuentran aptos procesamiento del producto, lo que im-
de venta es uno o dos animales por mes, para la venta a partir del tercer año de

203
Desarrollo Indígena

pide generar un valor agregado. La co- como desplazamiento temporal, subir a Si bien los pastores de Piasa-
mercialización se realiza casi exclusiva- los cerros, caminar largas distancias, ha- lla reconocen que existe este apoyo pro-
mente en la Feria del Tripartito, donde cer canales e irrigar bofedales. Por estas fesional en el manejo del ganado, lo que
compradores bolivianos y principal- razones se ha limitado la capacidad de se concreta en el monitoreo de su creci-
mente peruanos adquieren los vellones trabajo en la estancia, con lo que se ha miento, la entrega de vacunas para re-
para procesarlos en diversas iniciativas visto reducido el número del ganado. ducir la proliferación de plagas como
que funcionan de manera local y regio- sarna, suministrando vitaminas para evi-
De esta manera, pérdida de
nal. Los productores de los territorios tar enfermedades, critican que la asis-
la capacidad colectiva para mitigar las
fronterizos tienen una larga experiencia tencia es limitada en consideración al ga-
permanentes mermas de animales o in-
en la producción de fibra de camélidos, nado que manejan y el trabajo que reali-
crementar el valor de los productos, es-
por lo que en el actual escenario la cali- zan no es sostenido en el tiempo; ade-
casez de mano de obra, poca tecnifica-
dad de la producción de los ganaderos más señalan que no existe una coordina-
ción y restricciones sanitarias, son algu-
chilenos no tiene la capacidad de com- ción entre las instituciones, cada una ac-
nos elementos claves que dificultan una
petir en el mercado. En el caso de Piasa- túa por cuenta propia, con lo que solo se
positiva inserción de los pastores en el
lla, por las condiciones específicas del te- cumplen objetivos parcializados.
mercado, manteniéndose hasta el mo-
rritorio, la venta de lana es aún más re-
mento como productores marginales y Un aspecto relevante para
ducida que en otras estancias, ya que las
en condiciones de vulnerabilidad. los pastores de Piasalla es la situación le-
áreas de bofedal son pequeñas en com-
gal de su territorio. Actualmente no
paración con las de cerro, privilegiando Rol de las instituciones públicas: Entre
cuentan con el título de dominio2 sobre
la tenencia de llamas en tanto animales las instituciones del Estado que destacan
la propiedad de la tierra, lo que afecta
más aptos para los sectores de seco. por la asistencia que entregan a los ga-
directamente en su potencial desarrollo
naderos se encuentra INDAP, CONADI y
El despoblamiento y la edad ganadero, ya que poseer el título es una
CONAF. INDAP lo hace con programas
de las personas también son factores exigencia de las instituciones estatales
manejados por Prodesal, mediante el
que afectan en la capacidad colectiva para postular a los beneficios de los pro-
Sistema de Incentivos para la Sustenta-
que tenía la comunidad para enfrentar yectos destinados a la zona. Cabe con-
bilidad Agroambiental de los Suelos
las dificultades de su posición en el mer- signar que ésta no es una situación ex-
Agropecuarios o, junto a CONADI, con el
cado. Por estos motivos se han dejado clusiva de Piasalla, sino compartida tam-
Programa de Desarrollo Territorial Indí-
de realizar prácticas que antiguamente bién por otras estancias altiplánicas y co-
gena; CONAF tiene programas de ma-
eran de gran importancia, como el mejo- munidades precordilleranas de la re-
nejo de ganado y protección de los sue-
ramiento genético, separando a los me- gión.
los; CONADI sustenta proyectos de riego
jores ejemplares para lograr animales de
tanto intra como extrapredial, junto con Una forma de desarrollo
características superiores en cantidad y
apoyar el micro-emprendimiento de la para los pastores de Piasalla ha sido la
calidad de carne y lana. La edad de las
artesanía en lana de alpaca. participación en la Asociación Indígena
personas es otro factor, al restringir su
de Ganaderos de General Lagos, institu-
capacidad física para realizar todas las
labores que exige el pastoreo, tales

2
Actualmente se encuentra en proceso de regu- la CONADI y la Gobernación de la Provincia de
larización mediante un proyecto en conjunto de Parinacota.

204
Desarrollo Indígena

ción que ha podido canalizar fondos es- Chile y la Universidad de Tarapacá, pero Ciencia y conciencia en los Andes. II Sim-
tatales y privados para mejorar las con- cuyo financiamiento proviene en su to- posio Internacional de estudios altipláni-
diciones de la ganadería. Algunos de sus talidad de la Fundación BHP Billinton. cos, 19-21 de octubre de 1993. Arica,
objetivos son construir un matadero en Durante la última década la minera BHP 1997.
la comuna, ya sea permanente o móvil, Billinton ha efectuado exploraciones mi-
Cerna, Cristhian, et al. “Grupos de des-
pero que esté a disponibilidad de los ga- neras en la región y realiza gestiones
cendencia y propiedad de la tierra ay-
naderos y así poder faenar sus animales para comenzar explotaciones en la co-
mara en el altiplano del extremo norte
bajo las normas sanitarias; buscar alter- muna de General Lagos, donde man-
de Chile (Región de Arica y Parinacota)”.
nativas de alimentación para el ganado tiene un campamento frente al proyecto
Revista Austral de Ciencias Sociales 25
fuera de los bofedales porque eviden- minero Pucamarca de MINSUR en Perú.
(2013).
cian que cada año se reduce la disponi- Las condiciones de precariedad y la poca
bilidad del recursos hídricos y, por lo efectividad de las instituciones del go- Choque, Carlos e Iván Muñoz. “El Ca-
tanto, disminuye el forraje para los ani- bierno para generar un desarrollo agro- mino Real de la Plata. Circulación de
males; analizar la posibilidad de contar pecuario sostenible en la región, impe- mercancías e interacciones culturales en
con un seguro ganadero financiado por len a los ganaderos, incluidos los pasto- los valles y Altos de Arica (siglos XVI al
el Estado que otorgue sustentabilidad a res de Piasalla, a tomar alterativas como XVIII)”. Revista Historia 49, Vol 1 (2016).
la ganadería, ya que las pérdidas han ésta. A pesar del conflicto de intereses
Durston, John. ¿Qué es el capital social
sido importantes en los últimos años, es- que genera el financiamiento minero, en
comunitario? Santiago de Chile: CEPAL,
pecialmente por las sequías. Sin em- esta situación es posible que los pasto-
2000.
bargo, hasta el momento ninguna de es- res de altiplano, bajo una lógica de nece-
tas acciones ha sido concretada por la sidad latente, se encuentren hipote- Flores, Jorge. “El ecosistema del pasto-
Asociación, las que consideran como pa- cando el futuro de una actividad que han reo andino en las tierras altas de los An-
sos importantes para el desarrollo gana- sabido mantener desde tiempos ances- des Centrales”. Sobrevivencia campe-
dero. trales. sina en ecosistema de altura. Vol II. San-
tiago: CEPAL-PNUMA, 1983.
De esta manera, la poca
efectividad de las instituciones públicas Göbel, Barbara. “La arquitectura del pas-
Bibliografía
en el desarrollo ganadero abre espacios toreo: Uso del espacio y sistema de
a la escasa iniciativa privada que esté Alberti, Giorgio y Enrique Mayer, comp. asentamientos en la Puna de Atacama
dispuesta a invertir en estos territorios. Reciprocidad e intercambio en los Andes (Susques)”. Estudios Atacameños 23
Hoy está en marcha el proyecto Ayllu So- peruanos. Lima: IEP Ediciones, 1974. (2002).
lar que pretende construir un centro de
Assadourian, Carlos. El sistema de la eco- Golte, Jürgen. La racionalidad de la orga-
acopio y esquila móvil en la comuna, con
nomía colonial. Mercado interno, regio- nización andina. Lima: IEP Ediciones,
el objetivo de aumentar la producción y
nes y espacio económico. Lima: IEP Edi- 1980.
calidad de la fibra de los camélidos y así
ciones, 1982.
incrementar las ganancias de su comer- González, Héctor. “Disponibilidad, ac-
cialización. Este proyecto es ejecutado Castro, Milka. “El campesinado altoan- ceso y sistemas de tenencia de la tierra
por SERC-Chile (Solar Energy Research dino del Norte de Chile”. El Altiplano. entre los Aymaras del altiplano de la I re-
Center) a través de la Universidad de gión de Tarapacá”. El Altiplano. Ciencia y

206
Desarrollo Indígena

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207
Desarrollo Indígena

El uso del mar en Área Andina

Jorge Ortiz Sotelo


Universidad Nacional Mayor de San Marcos
thalassajos@gmail.com

Abstract. Whereas the Incas were from inland South America and had no maritime traditions, the Moche and Chincha civilizations drew great profit from
the sea: by way of fishing, guano extraction, and shell trade. At the start of the 16 th century, the Spanish were astonished to discover their rafts constructed
of balsa trunks, equipped with sails and rudders, and thus capable of traversing long distances

Los Andes son una cadena Más allá de las tradiciones mundo en recursos marinos debido a los
montañosa que se extiende a lo largo pesqueras, algunas de estas culturas ma- vientos y corrientes prevalecientes, con
de la costa oeste sudamericana. En su rítimas explotaron el guano de las islas y la mayor parte de esos recursos concen-
zona central florecieron varias culturas llevaron a cabo comercio marítimo de trados relativamente cerca de la orilla.
hasta el arribo de los primeros euro- corta y larga distancia. En algunos casos, La desértica costa de la parte central y
peos, que tuvo lugar cuando los incas estas culturas y sus sucesores retuvieron sur del Área Andina está intersectada
estaban en el poder. Los incas represen- esa relación con el mar, que permaneció por unos pocos valles, en los que tem-
tan el punto más elevado del desarrollo prácticamente inalterada hasta media- pranos grupos de cazadores recolecto-
cultural sudamericano. Por algo más de dos del siglo XIX, cuando la creciente res se asentaron. Dichos asentamientos
un siglo rigieron sobre varias culturas, presencia de pescadores europeos en fueron cercanos a la orilla, por lo que,
en un espacio que comprende partes comunidades pesqueras, y la competen- desde un principio, permitieron la reco-
sustanciales de las actuales repúblicas cia de embarcaciones más eficaces, afec- lección de moluscos y, posteriormente,
de Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, taron sus métodos y actividades tradi- realizar actividades de pesca desde la
Chile y Argentina. Algunas de estas cul- cionales. Eventualmente, algunas de orilla. Eventualmente, se comenzaron a
turas habían desarrollado una fuerte esas culturas, y con ellas sus tradiciones, usar elementos de flotabilidad, como el
tradición marítima, como resultado de desaparecieron. Sin embargo, hay algu- paso inicial al proceso de construir las
una larga relación y vínculos con el mar. nas excepciones donde las antiguas tra- balsas más tempranas, que fueron em-
Los incas, por su parte, eran originarios diciones han sobrevivido hasta nuestros pleadas para pescar alejándose de la ori-
de la región del Cusco, en las alturas an- días. lla e incluso más allá de la rompiente.
dinas, y no eran un pueblo marítimo.
El mar a lo largo de la costa
andina es uno de los más ricos del

208
Desarrollo Indígena

Caballitos de Totora, Santa Rosa, mayo 2014 (Fotografía Jorge Ortiz-Sotelo).

209
Desarrollo Indígena

La relación con el mar de es-


tos tempranos hombres andinos parece
haber seguido un proceso diferente en
la costa norte, donde hay una densa fo-
resta tropical, con ríos de suave co-
rriente y numerosos meandros. Una
combinación de estos factores natura-
les debió contribuir a la aparición de las
balsas e incluso balsas de palos, que
eventualmente fueron empleadas en
mar abierto.
En esta costa tropical, y tam-
bién en la parte norte de la costa árida,
la evidencia arqueológica muestra con-
sumo de recursos marítimos –moluscos
y peces de hasta un metro de largo– que Miniatura de balsa de totora, Huanchaquito, c. 3500 años

ha sido datado entre 10,000 y 8000 an-


tes del presente (Bonavía 1991: 95–96,
100). Fechas posteriores han sido repor- allá de la orilla y traspasaron la rom- Canoas fueron utilizadas en
tadas en otras partes de la costa árida. piente. Pesas y fragmentos de redes con la cuenca amazónica, así como en la
cocada de mayores dimensiones, así costa de Colombia y México, pero las
Posteriormente aparecieron
como restos de moluscos de aguas más únicas evidencias de su empleo en la
asentamientos permanentes, desarro-
profundas e incluso huesos humanos, costa del Área Andina provienen de las
llando un patrón similar al que puede
proveen evidencia de antiguas prácticas ofrendas funerarias de las culturas Chiri-
encontrarse en otras partes del planeta.
buceo y del uso de algún tipo de balsa baya y Arica. Ambas culturas se desarro-
Los primeros en asentarse construyeron
hace unos 3500 años. llaron en un periodo tardío, en la zona
pequeños centros ceremoniales, que
surandina, en lo que hoy corresponde al
eventualmente se convirtieron en villas Al momento del arribo de los
sur peruano y norte chileno (Horta 2010.
e incluso ciudades y estados complejos, primeros europeos, totora, cuero y tron-
Ortiz 2003.).
como fue el caso de Caral, donde la da- cos eran utilizados para construir balsas.
tación nos lleva hasta hace unos 5000 Los primeros dos materiales son relati- Aun cuando no hay eviden-
años atrás. vamente abundantes en la costa árida – cias disponibles, el contacto entre las
que corre desde Punta Pariñas hasta el culturas amazónicas y las que se desa-
Si bien estos grupos tenían
final del desierto de Atacama– mientras rrollaron en las costas tropical y árida
una dieta variada y diversificada, el uso
que el palo balsa solo se encuentra en la pudo permitir que los pescadores en es-
de recursos marinos fue aumentando
costa tropical –al norte de Sechura– (Or- tas últimas usaran canoas antes del
con el tiempo. Esto nos da algunas pistas
tiz 1990: 49-79). arribo de los primeros europeos (Ortiz
sobre cuando comenzaron a pescar más
2012).

210
Desarrollo Indígena

Representación cerámica de un pescador en una balsa de totora. Moche, s. V d.C

Por la misma época en que de su zona costera. Para algunos investi- la dieta de varias comunidades. Esto
las balsas comenzaron a ser usadas para gadores este importante desarrollo cul- llevó a que esas comunidades fueron
la pesca en mar abierto, las tradiciones tural estuvo vinculado a la disponibilidad siendo crecientemente mayores y más
cerámicas fueron desarrollándose en el de alimentos marinos, que se convirtie- complejas. Para otros investigadores, la
Área Andina, principalmente a lo largo ron en un componente fundamental en

211
Desarrollo Indígena

aparición de la agricultura fue el princi- historia a través de la evidencia arqueo- mercio y en la expansión cultural; em-
pal factor para ese proceso de desarrollo lógica, algunas de sus tempranas tradi- pleando para ello balsas construidas por
cultural. Lo que parece más probable es ciones pervivieron por largo tiempo des- cuero de lobo marino, totora y palo
que ambos puntos de vista sean correc- pués del arribo europeo, lo que permite balsa.
tos, y que ese desarrollo tuvo lugar de conocer cuando profunda fue esa rela-
Las balsas de cuero de lobo
diferentes maneras, dependiendo del lu- ción, a pesar de los cambios culturales
fueron usadas casi en toda la costa árida
gar donde se ubicaron esas comunida- que tuvieron lugar.
para la pesca y para transportar guano
des.

Ataque a Paita por Spilbergen, en 1615. En el primer plano, a la izquierda figura una pequeña balsa de pescadores, y al centro una
gran balsa a vela con guares (Spilbergen).

Esas comunidades tuvieron Los aspectos utilitarios de de las islas. Los cueros de lobo eran cosi-
una relación con el mar que fue tanto esa relación con el mar se manifestaron dos para formar una especie de cilindro
funcional como mágica-religiosa. Aun- de tres maneras: en la pesca, el en el co- cónico, empleando la grasa de ese ani-
que solo es posible tener una idea de su mal para sellar las costuras. Dos de esos

212
Desarrollo Indígena

cilindros cónicos eran atados, usual-


mente convergiendo en la parte más
delgada, y en su parte más ancha se
montaba una pequeña plataforma. Im-
pulsada por palas, esta embarcación po-
día medir de 2 a 3 metros de largo (Lot-
hrop 1932).
Estas balsas continuaron
siendo usadas hasta principios del siglo
XX, tanto para la pesca como para trans-
portar pasajeros y carga entre los bu-
ques y la orilla, pues eran más aparentes
que los botes para cruzar la rompiente,
particularmente en puertos poco prote-
gidos de los vientos.
Las balsas de totora fueron
usadas a lo largo de la costa árida, e in-
cluso actualmente se pueden encontrar
en algunas de las comunidades de pes-
cadores de la costa norte peruana. Tra-
dicionalmente conocida como caballito,
el registro histórico la muestra como una Utilización de las corrientes marinas para el desplazamiento de las balsas en el uso del mar.
embarcación pequeña, capaz de llevar
uno o dos pescadores. Las evidencias
más tempranas provienen del río Loa, en El segundo caso está aso- cual se pueden apreciar carga y/o prisio-
Chile, y también de la costa norte del ciado a la cultura Moche, que floreció en neros (Hocquenghem 1987: figs. 108–
Perú. la costa norte del Perú entre los siglos I y 113).
VIII d.C. La iconografía de la cerámica
En el caso del río Loa, un Iconografía de esta natura-
moche muestra balsas con uno o dos
ejemplar de madera de 42 cm. de largo leza sugiere que las balsas de totora co-
pescadores, pero también balsas bas-
representando una balsa, fue encon- menzaron a ser utilizadas antes del desa-
tante más grandes. Estas últimas apare-
trado en una tumba en un asentamiento rrollo de la cultura moche, incluso quizá
cen asociadas con personajes mitológi-
de pescadores. El fechado por radiocar- algunos milenios antes, habiendo evolu-
cos, acompañados por uno o dos bogas
bón de elementos de dicha tumba la ubi- cionado de tempranas embarcaciones
con palas o pértigas para impulsar la em-
can en los primeros tres siglos de nues- dedicadas a la pesca hasta adquirir un
barcación. Todos ellos son mostrados
tra era (Spahni1967: 220, 235, sheet 10, tamaño más grande que les permitió ser
sobre una plataforma o cubierta, bajo la
object 13). utilizadas en el comercio y en el contacto

213
Desarrollo Indígena

y eventual conquista de nuevos territo- de desarrollo, la de palo debió ser pe- El reporte de Ruiz fue regis-
rios. Esto es algo que la sofisticada cul- queña y empleada solo con propósitos trado en la llamada relación Sámano Xe-
tura moche llevó a cabo. A pesar de los de pesca. Este tipo de embarcación, pro- rez (1964 [1844]: V, 196-197) de la si-
elementos mitológicos representados, pulsada con palas o pértigas, aún es uti- guiente manera:
la forma como se hace lo propio con pri- lizada en algunas pequeñas caletas de
"Este navío que digo que
sioneros y carga demostraría que este pescadores de la ensenada de Sechura.
tomó, tenía al parecer de cabida de
tipo de escenas estuvieron basadas en Eventualmente, esas balsas fueron cre-
hasta treinta toneles; era hecho por el
hechos reales. ciendo y haciéndose más complejas,
plan y quilla de una cañas tan gruesas
permitiendo la pesca a larga distancia y
Las balsas de totora en la como postes, ligadas con sogas de uno
el contacto con otras culturas, contacto
costa andina fueron diferentes a las que que dicen eneguen, que es como cá-
que pudo tener propósitos comerciales
surgieron en varios otros lugares alrede- ñamo, y los altos de otras cañas más del-
o políticos.
dor del planeta, incluyendo Egipto, Me- gadas, ligadas con las dichas sogas,
sopotamia e incluso el lago Titicaca, Los primeros españoles que adonde venían sus personas y la merca-
pues las empleadas en la pesca tuvieron entraron en contacto con estas grandes duría en enjuto porque lo bajo se ba-
su extremo más ancho recortado. La balsas fueron aquellos que estaban en el ñaba. Traía sus mástiles y antenas de
única razón posible para esto parece ser bergantín enviado por Francisco Pizarro, muy fina madera y velas de algodón del
la de permitir que la totora saturada de a cargo del piloto Bartolomé Ruiz, a ex- mismo talle, de manera que los nuestros
agua al salir del mar se airee y pueda se- plorar hacia el sur del río San Juan, en la navíos, y muy buena jarcia del dicho
carse, siendo colocadas las balsas con actual Colombia. El encuentro fue a fina- eneguen que digo, que es como cáñamo,
esa parte trunca hacia abajo, en con- les de 1526, a la altura de un cabo que y unas potalas por anclas a manera de
tacto con la playa. Ruiz bautizó como cabo Galera. muela de barbero"
No hay evidencia del empleo "E vido venir del bordo de la Once de las personas que
de velas en este tipo de embarcación, mar, un navío que hacía muy grand había a bordo se tiraron al mar, desco-
aunque las balsas de totora en el lago Ti- bulto, que parecía vela latina, y el maes- nociéndose su suerte, pero las otras
ticaca sí usaban velas de ese mismo ma- tre e los que con él iban, se aparejaron nueve fueron capturadas. Algunos fue-
terial. Estas últimas balsas ya estaban en para pelear si fuese menester. E arribó ron liberados, pero Ruiz retuvo al resto
uso al arribo europeo y continúan siendo sobre el navío e le tomaron, e hallaron para que pudieran aprender castellano y
utilizadas en nuestros días. que era un navío de tractantes de aque- servir como intérpretes. Su idioma fue
llas partes, que venían a hacer sus resca- descrito como arábico, pero lograron sa-
En algún momento, entre los
tes, en el cual venían hasta veinte perso- ber a través de ellos que venían de una
siglos IX y XV, las grandes balsas de to-
nas, hombres e mujeres e muchachos. La villa llamada Calangane, donde “Se ha-
tora fueron reemplazadas por una em-
manera de este navío era de muy grue- cen las mantas que arriba digo de lana y
barcación más eficiente: la de palo balsa
sos maderos, reatados fuertemente con de algodón y las labores y las cuentas y
con velas de algodón y un original y
sogas rescias de ehequén, con su alcázar piezas de plata y oro... tienen muchas
único sistema de gobierno.
e retretes e gobernalles, velas e jarcia, e herramientas de cobre... tienen los pue-
Como sucedió con los otros potales de piedra de barbero, que sirven blos muy bien trazados de sus calles”.
tipos de balsa, durante su etapa inicial en lugar de áncoras. Llevaban conchas Añadiendo que en "una isla en la mar
coloradas" (Oviedo 1959: V, 12). junto a los pueblos [tienen] una casa de

214
Desarrollo Indígena

oracion hecha a la manera de tienda de por otros europeos que navegaron a lo el piloto Bartolome Ruiz, en 1526, como
campo" (Ídem: 199-200). largo del Pacífico sudamericano. Asi- por el almirante neerlandés Joris van
mismo, dado que este tipo de embarca- Spilbergen, cuando arribó a Paita en
Si bien el cronista Pedro
ción continuó en uso hasta principios del 1615, muestran velas latinas o triangula-
Cieza de León (1989: 33) señala que es-
siglo XX, sus principales características res. Ruiz menciona velas, sin indicar su
tos nativos eran de Tumbes, algunos in-
fueron documentadas en algunas foto- número, mientras que el grabado in-
vestigadores sostienen que Calangane
grafías. Obviamente, es altamente pro- cluido en el diario de Spilbergen muestra
estaba ubicada en la costa de Manta, en
bable que entre la balsa capturada por dos velas montadas en sendos mástiles
el actual Ecuador (Estrada 1988). Este
Ruiz y aquellas fotografiadas en las de- flexibles (Spilbergen 1906: 83, 85).2
debate ha estado fuertemente influen-
sérticas islas Lobos en 1906, este tipo de
ciado por elementos de naturaleza na- La primera referencia a velas
embarcación haya sufrido algunas modi-
cionalista, pero no es de mayor relevan- rectangulares corresponde a un grabado
ficaciones, pero no hemos podido deter-
cia. El hecho concreto es que hubo co- publicado en Venecia en 1565, mos-
minar cuáles ni de qué magnitud han
merciantes en el Área Andina, traficando trando una pequeña vela que se sos-
sido dichos cambios.
por mar a distancia con bienes diversos tiene de dos palos cruzados (Benzoni
(Jaramillo 2017). La balsa de palos fue cons- 1572: 164v). Hacia 1740, los oficiales na-
truida con un número variable de tron- vales españoles Jorge Juan y Antonio de
Es altamente probable que
cos de Ochroma piscatoria, llegando en Ulloa (1748: I, ilustración entre pp. 166 y
los nativos capturados por Ruiz y que
algunos casos a usar once de ellos, lo 167) hicieron un detallado dibujo de una
permanecieron en manos españolas in-
que les brindaba una capacidad para balsa de Guayaquil, representándola con
formaran a Pizarro sobre la importancia
transportar hasta cincuenta hombres y una vela cuadrada en un mástil bípode.
del señorío de Chincha. Esto puede ha-
tres caballos (Zárate 1947: 529. Xerez Las subsecuentes referencias describen
ber sido el punto de partida o de destino
1947: 322–323). o muestran velas rectangulares o can-
de su frustrado viaje. Sobre la base de
grejas casi cuadradas, soportadas por un
esa información, cuando Pizarro fue Grandes balsas de palos fue-
único mástil o por dos palos que se inter-
nombrado gobernador de las tierras que ron usadas en otras partes del mundo,
sectan en su extremo superior.3
pensaba conquistar pidió que Chincha pero las del Área Andina fueron únicas
fuese reconocido como el límite sur de en cuanto a su velamen y sistema de go- Este tipo de velamen perma-
gobernación. Más aún, el cosmógrafo bierno. neció en uso hasta principios del siglo
Diego Ribera incluyó Chincha en el pa- XX, como puede observarse en las foto-
Un dibujo de Richard Madox,
drón real de 1529 como el punto más al grafías tomadas por Hans Heinrich
hecho en 1582, muestra una de estas
sur a donde había llegado la exploración
balsas con una vela en forma de ‘V’
española (Rostworowski 1977: 106-107,
(Donno 1976: 209 y figura 17);1 sin em-
255).
bargo, todas las otras fuentes las refie-
Balsas similares fueron vis- ren como triangulares, rectangulares o
tas y descritas tanto por españoles como casi cuadradas. Tanto lo registrado por

1 2 3
Ya que nunca navegó en el Pacífico, estos dibu- El diario de Spilbergen fue publicado original- Delano 1817: 525-526, Porter 1986: 148, y Ste-
jos se basaron en información proporcionada mente en Amsterdam en 1619. venson 1994: 373-374, reportan lug-sails.
por alguno de los compañeros de Drake).

215
Desarrollo Indígena

Bruning4 y Robert E. Coker (1908) entre cerca al viento (Juan y Ulloa 1748: I, ilus- Es probable que los marinos
1890 y 1906, en Pimentel y en las islas traciones entre pp. 166 y 167). españoles reconocieran las calidades
Lobos. Algunas de estas imágenes mues- marineras de esta balsa, particular-
El velamen y la jarcia de es-
tran una suerte de bauprés, que pudo mente en su sistema de gobierno, que
tas balsas pueden haber variado con el
haber servido para ayudar en la manio- era desconocido para los europeos. Sin
tiempo. Pero su sistema de gobierno fue
bra de la vela, pero al parecer dicha in- embargo, el primer registro de este úl-
único. Cierto número de planchas de
novación fue introducida durante el si- timo aspecto aparece en el diario del al-
madera, llamados guares, eran inserta-
glo XIX. Antes de eso un pequeño palo mirante Spilbergen. En el ya mencio-
dos entre los troncos a diferentes pro-
era colocado en la balsa, cerca de la nado grabado de la balsa paiteña apare-
fundidades. Uno de ellos, el más largo,
proa, para que actúe como bauprés, cen cinco tripulantes, tres de los cuales
podía también ser utilizado como timón.
ayudándose con él para controlar los ta- están maniobrando los guares. Juan y
Ulloa (1748: I, 262-266) describen su uso
con algún detalle, señalando que:
"por cuyo medio, y el de
ahondar unos en el Agua, y sacar alguna
cosa otros, consiguen que orse; arribe;
bire de Bordo, por delante, ó en redondo;
y se mantenga a la Capa segun conviene
la faena para el intento. Invención que
hasta ahora se ha ignorado en las mas
cultas Naciones de Europa"
Algo similar a los guares era
usado por las balsas en Annam y For-
mosa, y también en las jangadas brasile-
ñas. Es probable que el teniente britá-
nico John Schank se inspirara en alguna
de ellas, o quizá en la balsa andina, para
Balsas y patrones, Paita, 1842 (Archivo Histórico de Marina, Lima). inventar la orza o quilla variable (Doran
1967: 39.53).

cos de la vela, especialmente cuando de- Los guares controlaban la deriva y le da- El hecho es que las cualida-
bían barloventear para navegar más ban a la balsa una gran habilidad para des veleras y de gobierno de la gran
navegar cerca del viento.

4
La colección fotográfica de Brunning se con-
serva en el Museum fur Volkerkunde, Ham-
burgo.

216
Desarrollo Indígena

balsa de palos fue admirada por los ma-


rinos extranjeros que pudieron obser-
varla. Ese fue el caso del capitán britá-
nico Basil Hall (1833: II. 85), cuando
arribó a Paita en 1822 al mando del HMS
Conway, vio una balsa:
corriendo delante del viento
de tierra y levantando espuma como la
nieve delante de sí, tal como ocurre de-
lante de la proa de una fragata en caza.
Nosotros podíamos entender en algún
modo como podía mantenerse a favor
del viento; pero cuando maniobró para
voltear la punta, luego de hacer una co-
rrida a lo largo de la playa, procediendo
a dar una bordada, escasamente pudi-
mos cree lo que nuestros ojos venían.
Una o dos plataformas eran
colocadas sobre los troncos, tanto para Balsas en Pimentel, 1894 [Bruning].
los tripulantes como para mantener seca
la carga que así lo requería.
Grandes balsas fueron re- menores, no excediendo los cuatro me- 1480. Este viaje duró entre nueve y doce
portadas navegando a lo largo de la tros de longitud, y son empleadas única- meses, e involucró un gran número de
costa entre Panamá y Callao, al menos mente para labores de pesca en la región gente, tan grande que los referidos cro-
hasta finales del siglo XVII (Aldana 1988: de Sechura. nistas mencionan unas 20,000 personas.
66-67). Durante el siglo siguiente estos Los viajeros arribaron a unas islas llama-
Ahora tenemos una mejor
viajes de larga distancia fueron disminu- das Auachumbi y Ninachumbe, de
idea de cuando dejó de ser usada la gran
yendo, y para mediados del siglo XIX solo donde retornaron al continente con pri-
balsa de palos; pero sus orígenes perma-
eran reportadas en puertos del norte pe- sioneros y objetos que fueron vistos por
necen aún inciertos.
ruano como medios para transportar pa- los españoles en el Cusco (Sarmiento
sajeros y carga entre la orilla y los bu- Tanto Sarmiento de Gamboa 1960: 251-252. Cabello de Balboa 1951:
ques fondeados. Una versión más pe- como Miguel Cabello de Balboa repor- 322).
queña continuó siendo empleada hasta tan en sus crónicas que este tipo de
Estas islas no han sido iden-
mediados del siglo XX para pesca a dis- balsa fue empleada por el príncipe inca
tificadas, y hay un debate abierto sobre
tancia y para el comercio desde Guaya- Túpac Inca Yupanqui, tanto para la con-
su ubicación precisa. Algunos investiga-
quil hasta Pimentel (Andritzky 1987: 39). quista de la isla de Manta como para un
dores creen que pudieron haber llegado
Las que se usan actualmente son aún viaje de exploración llevado a cabo hacia

217
Desarrollo Indígena

a algún lugar de Oceanía, otros conside- cer esto era la gran balsa de palo, gober- y redes y salían y entraban en sus puer-
ran que fue un punto en la costa al norte nada con los guares y con gran manio- tos señalados y conocidos", y seis mil
del actual Ecuador, cerca de Manta. Las brabilidad para el uso de sus velas. mercaderes, cada uno de los cuales
corrientes y vientos prevalecientes ha-
No cabe duda que este tipo "tenía razonable caudal... y
cen pensar que esa flota navegó hacia el
de balsa se originó en algún lugar en la con sus compras y ventas iban desde
oeste, y es posible que arribara a alguna
costa tropical, pero eventualmente su Chincha al Cuzco por todo el Collao, y
isla del archipiélago de Galápagos, como
uso se extendió a otros puntos de la otros iban a Quito y a Puerto Viejo, de
sucedió con otros marinos de la costa
costa árida, siendo utilizada por comer- donde traían mucha Chaquira de oro y
andina a partir del siglo VIII (Heyerdhal y
ciantes y pescadores. No podemos pre- muchas esmeraldas ricas... Podemos de-
Skoldvold 1990). Algunos fragmentos
cisar cuándo se inició este proceso, pero cir que solo ellos en este reyno trataban
cerámicos moche y de otras culturas
sabemos que existían grupos comercian- con moneda porque entre ellos compra-
costeras ecuatorianas y peruanas fueron
tes entre los chimú y los chincha que ha- ban y vendían con cobre lo que habían de
encontrados y clasificados por una expe-
brían tenido interés en el uso de embar- comer y vestir" 5
dición arqueológica noruega en 1953,
caciones para llevar a cabo sus transac-
sugiriendo que esas visitas fueron espo- A mediados del siglo XV los
ciones a distancia (Rostworowski 1972:
rádicas, o quizá accidentales; sin em- chincha cayeron bajo control inca, pero
306-307). Ambos grupos comerciaron
bargo, la concentración de restos de su curaca mantuvo una condición de pri-
con valiosos bienes –que incluían peces,
ocupación humana en algunas áreas es- vilegio, aún entre los propios incas. Esto
ropa, cobre, guano y el mullu o
pecíficas sugiere asentamientos tempo- fue evidenciando cuando el Inca
spondylus– pero todo parece indicar que
rales. Los pescadores del norte peruano Atahualpa fue capturado por Pizarro y
los chinchanos lograron controlar los
siguieron un patrón similar llevando a sus hombres en Cajamarca, pues solo él
mercados en las zonas altas, y eventual-
cabo visitas y asentamientos temporales y el curaca de chincha eran transporta-
mente los comprendidos en el creciente
en las islas Lobos hasta principios del si- dos en literas. Cuando se le preguntó al
imperio inca, centrado en el Cusco.
glo XX. Inca la razón de este privilegio, respon-
La cultura chincha creció en dió que dicho curaca era amigo suyo,
Cerámica moche también
importancia a partir del siglo XII, desa- siendo el mayor Señor de los Llanos, y
fue encontrada en los depósitos de
rrollándose en el valle del mismo nom- que disponía de cien mil balsas en la mar
guano en las islas Chincha, durante la se-
bre, al sur de Lima. Al momento del (Pizarro 1986: 37, 222).
gunda mitad del siglo XIX, evidenciando
arribo español, el señor del valle de
que entre finales del siglo VII y el siglo IX Aunque esta cifra parezca
Chincha tenía unos 30,000 tributarios,
algunas balsas ya eran capaces de reali- exagerada, era clara la vinculación de los
un tercio de los cuales eran pescadores,
zar largos viajes y navegar contra los chincha con el mar, y que su condición
“que cada día o los mas de la semana en-
vientos y corrientes prevalecientes a lo privilegiada estaba relacionada con sus
travan en la mar, cada uno con su balsa
largo de la costa árida (Kubler 1948: 29- actividades marítimas. Como ya se se-
50). La única embarcación capaz de ha- ñaló, una parte sustantiva de la pobla-
ción chinchana se dedicaba a la pesca,

5
‘Aviso de el modo que había en el gobierno de Real de Madrid, Miscelánea de Ayala, t. XXII, ff.
los indios en tiempo del Inca y como se repar- 261–273v [Rostworowki 1989: 237].
tían las tierras y tributos’, Biblioteca del Palacio

218
Desarrollo Indígena

pero había pescadores en otros puntos preguntas sin resolver sobre los comer- culturales entre los mayas y las culturas
de la costa andina. Esto sugiere que la ri- ciantes chinchanos. Si ellos usaban las andinas, que incluyen la importancia del
queza e importancia de ese señorío no grandes balsas antes descritas, ¿qué mullu en ambas zonas, algo que solo
provenía únicamente de esa actividad. pasó con ellas y con las tradiciones de puede explicarse por contacto directo
La extracción y distribución del guano de navegación y comercio a distancia des- entre ellas (Melgar 1999: 7-36). Otros in-
las islas cercanas pudo ser otra posible pués del arribo español? No hay referen- vestigadores señalan que los primeros
explicación de la riqueza del señor de cias históricas sobre balsas usadas en españoles que exploraron el Mar del Sur
Chincha (Curatola 1997: 223-239), quien esa zona, aunque algún tipo de embar- recogieron información sobre un pode-
retuvo su poder y control durante algu- cación continuó siendo empleada para roso y rico imperio ‘llamado Birú, de
nas décadas después de la conquista transportar el guano desde las islas. Es donde se derivó el nombre de Pirú’ (An-
inca (Cushman 2012: 1-8). Sin embargo, pues posible que los comerciantes chin- dagoya 1913: 420), y que eso probaría la
también hubo depósitos de guano en chano solo fueran clientes locales y que existencia de una conexión al menos en-
otras islas y puntas a lo largo de la costa. otro grupo fuera el transportista marí- tre el golfo de San Miguel y el Área An-
timo que llevaba a cabo el comercio a lo dina.
La riqueza de Chincha parece
largo de la costa andina.6 Esto podría ex-
provenir principalmente del comercio, Pese a que algunos docu-
plicar la presencia objetos chimú en las
que incluyó no solo la actividad marítima mentos refieren grandes balsas de palo
islas Chincha y San Lorenzo (Huapaya y
a distancia, usando las grandes balsas, navegando a la vela hasta Panamá –y a
Roselló 1974/1975. Kubler 1948).
sino también la presencia de un impor- que Eugene Savoy navegó desde Salave-
tante grupo de artesanos, así como la Aún no hay respuestas claras rry hasta Panamá en una gran balsa de
habilidad de los chinchanos para esta- sobre estos temas. totora en 1969– no hay evidencias irre-
blecer una extensa red comercial al inte- futables que prueben una conexión re-
La idea de contactos entre el
rior de la región surandina (Ros- gular o red comercial entre ambas áreas
Área Andina y Mesoamérica durante el
tworowski 1977: 125-126). antes del arribo español. Este es otro de
periodo prehispánico ha sido propuesta
los temas que requieren más investiga-
Uno de los bienes más valio- hace varias décadas. La única forma en
ción.
sos era el mullu, molusco proveniente de que dicho contacto pudo llevarse a cabo
las aguas cálidas de la costa tropical que fue por vía marítima, pues la región del Una de las dificultades para
tenía un significado importante en las Darién es imposible de cruzar por tierra. el uso de las balsas, y un problema que
religiones andinas. Si bien algunos auto- Los españoles reportaron canoas desde no ha sido totalmente resuelto, es la du-
res han vinculado dicha importancia a el golfo de Panamá hacia el norte, y rabilidad y resistencia del material con
cambios dramáticos de clima vinculados grandes balsas de palo desde el golfo de que fueron confeccionadas (Lothrop
al Fenómeno El Niño, las razones de ello Guayaquil hacia el sur, en ambos casos 1932: 237-238). La totora pierde boyan-
permanecen sin ser determinadas. siendo empleadas para navegación a tes en un tiempo relativamente corto,
gran distancia. Algunos investigadores como se pudo percatar Savoy cuando
A pesar de toda la informa-
están convencidos de ciertas similitudes tuvo que concluir prematuramente su
ción actualmente disponible, aún hay

6
La propuesta de Rostworowski sobre los chin- mente aceptada. Sin embargo, hay algunos sóli-
chanos como comerciantes marítimos es amplia- dos argumentos en contra, como el de Hoc-
quenghem 1993.

219
Desarrollo Indígena

viaje en Panamá y no en Acapulco como Las divinidades marinas también estu- grandes balsas de palo parecen estar
había planeado hacer. El palo balsa re- vieron presentes, y Pachacamac fue re- asociadas a la parte tropical, mientras
tiene su boyantes por mucho más conocido como el dios más importante que las grandes balsas de totora lo están
tiempo, como lo demostró Thor Heyer- en la costa central, al punto que su culto con la parte norte de la costa árida, que
dahl en 1947, cuando navegó con la Kon fue aceptado por los incas. estuvo bajo control de la cultura moche.
Tiki desde Callao hasta Raroia, en la Po- Hacia el siglo VIII, las grandes balsas de
En conclusión, es posible de-
linesia Francesa.7 palo contaban ya con velas y un sofisti-
cir que cada una de las culturas que se
cado sistema de gobierno, que les per-
Más allá de su uso práctico, desarrollaron a lo largo del litoral andino
mitió navegar contra los vientos y co-
el mar estuvo asociado a varias leyen- se relacionó con el mar de una manera
rrientes contrarios que prevalecen
das, mitos y creencias religiosas en el peculiar, en función a sus propias nece-
desde punta Pariñas hacia el sur. Esto es
mundo andino (Buse 1973: caps. VIII y sidades y disponibilidad de recursos lo-
IX). cales. Si bien hubo comunidades de pes-
cadores a lo largo de toda esa costa, las
Entre las leyendas, que
usualmente están basadas en hechos
históricos, y modificadas por la tradición
oral, las dos más relevantes son las de
Naylamp y Tacainamo. Ambas leyendas
refieren el arribo de estos individuos a la
costa árida, probablemente proceden-
tes de la costa tropical, dirigiendo gru-
pos humanos en número no especifi-
cado. Naylamp arribó en el siglo VIII en
un punto cercano a Lambayeque, y fue
el fundador de esa cultura. En el caso de
Tacainamo, la leyenda menciona que
arribó cerca de Pacasmayo al frente de
una flota de balsas de palo, fundando el
reino Chimú a finales del siglo XII.
Hay varios mitos referidos al
mar, algunos relacionados al arribo de
criaturas extraordinarias, otros a la lucha
entre el mar y las divinidades serranas.
Balsa a vela, Tortugas, 2012.

7
Otras expediciones han sido llevadas a cabo
para tratar de probar los posibles contactos en-
tre diversas áreas. Sin embargo, sus resultados
no han sido concluyentes.

220
Desarrollo Indígena

lo que puede explicar la presencia de ob- que fueron capaces de crear estados
jetos moche en las islas Chincha, y evi- más complejos fueron los Moche (200-
dencian el tráfico marítimo entre ambas 700), Lambayeque (700-1100) y Chimú
áreas, algo que se mantuvo hasta el pe- (900-1470), las tres ubicadas en la costa
riodo inca. norte peruana.
Es posible que Chincha cons- La riqueza y variedad de re-
tituyese una especie de punto de inter- cursos marinos en los Andes Centrales
cambio de bienes que provenían de la contribuyeron a desarrollar las primeras
costa tropical y de las culturas serranas. culturas en el Área. Durante un largo pe-
Esto pudo haber sentado las bases para riodo de tiempo, la actividad marítima se
que hacia el siglo XII surgiera de una cul- redujo a la pesca costera, pero esto fue
tura local en la que los comerciantes tu- cambiando en la medida en que se fue-
vieron un papel significativo. ron alcanzando mayores niveles de com-
plejidad social y política. En la medida en
Cuatro siglos más tarde,
que algunas culturas lograron expandir
cuando los españoles arribaron a la
sus actividades más allá de sus valles,
zona, los chincha, los chimú y varios
sea por comercio o conquista, reinos y
otros grupos costeños estaban bajo con-
eventualmente fueron apareciendo im-
trol de los incas. Este relativamente pe-
perios en el Área Andina. En la costa,
queño grupo serrano logró construir un
este proceso fue emprendido inicial-
enorme imperio, que iba desde el sur de
mente por la sofisticada cultura moche,
la actual Colombia al sur de Chile, y sin
que conquistó y controló una gran área
duda explotaron y se beneficiaron de las
de la costa norte. Los moche tenían una
redes desarrolladas por esas culturas
larga tradición pesquera, sin embargo
marítimas. Aún más, estas contribuye-
esta expansión requirió de embarcacio-
ron a los esfuerzos de expansión y explo-
nes mayores que las utilizadas para di-
ración de sus nuevos señores, así como
cha labor. Las balsas de totora crecieron
al control de los bienes más valiosos en
en tamaño y fueron usadas tanto para
el Área Andina, entre los cuales se en-
propósitos comerciales como militares.
contraba el mullu (spondylus).
Eventualmente, fueron reemplazadas
Mucho antes de la expan- por las grandes balsas de palo, desarro-
sión inca, varias culturas se desarrolla- lladas en la zona tropical y capaces de
ron en los valles costeros andinos, lle- navegar cerca al viento, siendo usadas
gando algunas de ellas a expandirse y para la expansión moche hacia el sur,
controlar áreas extensas. Entre las pri- proceso en el cual llegaron a la zona de
meras se encontraban Caral (3000-1800 Chincha.
a.C.), Chincha (900-1435), Chiribaya
Los moche fueron seguidos
Ofrendas funerarias de clara vinculación marítima. (900-1350) y Arica (1000-1400). Aquellas
por la cultura Lambayeque, que a pesar
Cultura Chiribaya, Ilo.

221
Desarrollo Indígena

de sus fuertes lazos con el mar, centró los motivos por los cuales los pueblos Coker, R. 1908. ‘Condición en que se en-
sus mayores esfuerzos en la agricultura. costeños peruanos continuaron ha- cuentra la pesca marina desde Paita
Llegaron a controlar una pequeña parte ciendo uso del mar sin mayores altera- hasta Bahía de la Independencia’, Bole-
del antiguo reino moche, y eventual- ciones hasta principios del siglo XX. tín del Ministerio de Fomento, n° 3,
mente fueron conquistados por los 31/3/1908: n° 4, 30/4/1908, and n° 5,
chimú. Con una combinación de expedi- 31/5/1908.
ciones militares y comerciales, tanto por Bibliografía
Curatola, M. 1997. ‘Guano: una hipótesis
tierra como por mar, los chimú constru-
Aldana, S. 1988. Empresas coloniales. sobre el origen de la riqueza del señorío
yeron un gran imperio costeño, que ejer-
Las tinas de jabón en Piura. Lima: de Chincha’, en Homenaje a María Ros-
ció su influencia mucho más allá de sus
CIPCA/IEP. tworowski, ed. R. Varón Gabai y J. Flores
límites políticos.
Espinoza, Lima: Instituto de Estudios Pe-
Andagoya, P. 1913. ‘Relación de los su-
Por la misma época una pe- ruanos: 223-239.
cesos de Pedrarias Dávila, en las provin-
culiar cultura se desarrolló en Chincha.
cias de Tierra-firme y de lo ocurrido en el Cushman, G.-T. 2012. Guano and the
Al igual que otras culturas costeñas, la
descubrimiento de la Mar del Sur y cos- Opening of the Pacific World: A Global
pesca fue su punto de partida, pero
tas del Perú y Nicaragua’, in Medina J., El Ecological History. Nueva York: Cam-
eventualmente se vio involucrada en el
Descubrimiento del Océano Pacífico, bridge University Press.
comercio marítimo a distancia, lo que
Santiago: Imprenta Universitaria (1913)-
llevó a sus gobernantes a gozar de un Delano, A. 1817. A Narrative of Voyages
1914, II
gran prestigio en el mundo andino. Si and Travels in the Northern and South-
bien algunos investigadores señalan que Andritzky, W. 1987. ‘Balsas de la costa ern Hemisphere. Boston: E.G. House.
este comercio fue llevado a cabo por los norte del Perú antiguo y actual’, Boletín
Donno, E.-S. (ed.). 1976. An Elizabethan
chinchanos, es más probable que los co- de Lima, 49.
in 1582. The Diary of Richard Madox, Fel-
merciantes marítimos fueran de la zona
Benzoni, G. 1572. La Historia del Mondo low of All Souls. Londres: Hakluyt Soci-
bajo control chimú, o incluso del área
Nuovo. Venecia: Pietro e Francesco. ety.
tropical.
Bonavía, D. 1991. Perú: hombre e histo- Doran, E. 1967. ‘The origin of Lee-
Tanto los chincha como los
ria. De los orígenes al siglo XV. Lima: boards’, The Mariner’s Mirror, 53: 39-53.
chimú fueron conquistados por los incas
Edubanco.
en el siglo XV, y sus capacidades maríti- Estrada, J. 1988. La balsa en la historia
mas se añadieron a las de otro género Buse, Hermann. 1973. Historia Marítima de la navegación ecuatoriana, Guaya-
que ya controlaba el enorme imperio in- del Perú. Época Prehistórica, Lima: Insti- quil: Instituto de Historia Marítima.
caico. Más allá de alguna expedición mi- tuto de Estudios Histórico-Marítimos del
Hall, B. 1833. Fragments of voyages and
litar o de exploración emprendida en las Perú, 2 vols.
travels. Edinburgo y Londres: R. Cadell
grandes balsas, los incas no fueron un
Cabello de Balboa, M. 1951. Miscelánea and Whittaker, 2 vols.
pueblo con tradición marítima, y cuando
Antártica. Lima: UNMSM.
los españoles arribaron, varias de las cul- Heyerdhal, T. y Skoldvold, A. 1990. Ar-
turas bajo su control los apoyaron. La Cieza de León, P. 1989. Crónica del Perú. chaeological Evidence of Pre-Spanish
mayoría de las culturas costeñas estu- Tercera Parte. Lima: Pontificia Universi- Visits to the Galapagos Islands. Oslo: The
vieron entre ellas, y ello debió ser uno de dad Católica del Perú.

222
Desarrollo Indígena

Institute for Comparative Research in Institute of Great Britain and Ireland, 62: Diego de Almagro, sacada del códice nú-
Human Culture 229-256. mero CXX de la Biblioteca Imperial de
Viena’, en Colección de Documentos iné-
Hocquenghem, A. M. 1987. Iconografía Melgar Tisoc, E. 1999. ‘La tecnología ma-
ditos para la historia de España, Madrid
Mochica. Lima: Pontificia Universidad rítima prehispánica en los contactos in-
(1844), vol. V, reprinted by Krauz, Vaduz
Católica del Perú. traocéanicos Andes-Mesoamérica’, Di-
(1964). Francisco de Xerez es conside-
mensión Antropológica, 17: 7-36.
1993. ‘Rutas de entrada del mullu en el rado el autor de este texto, que fue
extremo norte del Perú’, Bulletin de l’Ins- Ortiz Sotelo, J. 1990. ‘Embarcaciones transcrito por Juan de Sámano y es co-
titut Francais d’Études Andines, 22.3: aborígenes en el Área Andina’, Historia y nocido como la ‘Relación Sámano-Xe-
701-719. Cultura, Revista del Museo Nacional de rez’.
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Horta Tricaliotis, Helena. 2010. El seño- Sarmiento de Gamboa P. 1960. ‘Historia
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15/16. miento y Conquista de los Reinos del
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Jaramillo Arango, Antonio. 2017. Inter-
lica del Perú. Stevenson W. 1994. 20 años de residen-
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cia en Sudamérica. Quito: Ediciones
fico en la época prehispánica. México: Porter D. 1986. Journal of a Cruise. An-
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Madrid: Antonio Marín, 2 vols. Instituto de Estudios.
Zárate A. 1947. Historia del descubri-
Kubler, G. 1948. ‘Towards absolute time: Rostworowski M. 1972. ‘Las etnías del
miento y conquista del Perú. Madrid:
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Ediciones Atlas.
ciety for American Archaeology, 4: 29-50 cional, 35: 250-314.
Lothrop, S.-K. 1932. ‘Aboriginal naviga- Sámano, Juan y Xerez, Francisco de (atri-
tion off the West Coast of South Amer- buido). 1844. ‘Relación de los primeros
ica’, Journal of the Royal Anthropological descubrimientos de Francisco Pizarro y

223
Cultura Viva
Cultura Viva

Indigenous Cartographies:
Geographies of Desire and Visual Rematriation

Phd Michelle Raheja


Associate Professor of Literature and Director
California Center for Native Nations
University of California, Riverside
michelle.raheja@ucr.edu

My areas of research and geographical expanses, from the pre-Co- I’m interested in Indigenous
teaching are Native American literatures lumbian period to today, despite the ar- map-making that works as a decolonial
and visual culture, although I’ve recently bitrary political borders that separate us. practice to rethink the spaces of the
become interested in Indigenous map Both of these regions at the axes of the Americas, as a visual and speech practice
making and geographies in both the pre- Earth are areas of extreme weather and utilized by Indigenous peoples as a tech-
and post-European invasion historical changeable landscape, marked by shift- nology of understanding cosmographies
periods. The paper today is a work-in- ing terrains that render map-making dif- and geographies linking the spiritual, an-
progress from this new research on the ficult, if not impossible, particularly in an imal, plant and human beings populating
politics and erotics of cartography as de- era of massive climate change. [SLIDE 1: the land. Indigenous peoples have pro-
colonial practice. I want to look specifi- Queen Elizabeth I: “meta incognita”] duced visual guides to understanding
cally at the convergence of geographies Both the northern Arctic and the south- the physical environment and protocols
of desire and Indigenous conceptions of ern Andes regions have also been repre- for interacting with it for at least 20,000
space in a film from Nunavut, an Inuit sented in the popular imagination as iso- years. Perhaps the most obvious form of
territory in the Canadian Arctic. I chose lated, treacherous, and inscrutable. map making and geographical imprint-
to talk about this film, entitled Tungijuq They have been classified as “terra nul- ing are the geoglyphs and petroglyphs
(which translates as “lo que comemos”), lius” (tierra de nadie/belonging to no found throughout the Americas, at least
at this gathering because Inuit home- one) in colonial scrambles for ownership 5,000 of which are found in the Atacama
lands in the Arctic Circle closely resem- and have been represented as empty Desert [SLIDES 2, 3, & 4]. Large, mathe-
ble those of both the Desierto de Ata- spaces sparsely populated with mytho- matically precise earthworks also serve
cama and Patagonia in terms of topogra- logical, vanishing, and primitive Indige- as cosmological maps and as vast and
phy and in the literary and visual culture nous peoples. In our contemporary era, important social, political, and cultural
imaginary. My talk, I hope, attempts to they are seen as places void of human sites [Slides 5].
open up a dialogue between these two habitation—the playground of the
disparate regions in ways that recog- wealthy, adventurous tourist or an area
nizes the flows of intellectual, social, and endlessly available to multinational cor-
cultural ideas and objects across great porate mining and resource extraction.

227
Cultura Viva

Slide 1. C.F. HALL’S MAP OF FROBISHER BAY (1865): “META INCOGNITA”


Link: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:1865_Hall_Map_of_Frobisher_Bay,_Baffin_Island,_Canada_(important_Arctic_Exploration_Map)_-_Geographicus_-_Fro-
bisherBay-hall-1865.jpg

What these human imprints demonstrate a complex and sophisti- preting how to interact with these be-
on the land might mean has been con- cated way of recognizing the various be- ings. Likewise, other visual forms, such
tested by Indigenous and non-Indige- ings present in a given geographical as Inukshuk, buffalo robe paintings,
nous scholars, archaeologists and histo- space and offer up protocols for inter- ledger art, birchbark scrolls, and
rians, yet it cannot be denied that they

228
Cultura Viva

Haudenosaunee wampum belts consti-


tute an atlas of Indigenous political, so-
cial, spiritual, intellectual and cultural
map-making [Slides 6, 7 & 8].
Most maps of “Native South
and North America” reify settler colonial
agendas and epistemologies [Slide 9].
Communities deemed as more commen-
surable with European notions of “civili-
zation” are most prominent (for exam-
ple, the Inca, Aztec, Mayan, Navajo and
Pueblo). Yet as Federico Navarette Lina-
res has demonstrated, this binary oppo-
sition between “advanced” and “primi-
tive” societies is a function of settler co-
lonialism. The civil/savage dichotomy is
an “interpretation [that is] not correct,” Slide 2. “GIGANTE DE ATACAMA”. Ortho Image Geosystemas.
according to Navarette Linares, because
it comes from our conception of the ex-
istence of an irresolvable juxtaposition
between barbarism and civilization and
from the necessary superimposition of
the first over the second,” a juxtaposi-
tion that Indigenous peoples in the
Americas almost never subscribed to
themselves [Molly Bassett translation of
Los Origines de los Pueblos Indigenes del
Valle de Mexico, 2011]. Additionally,
maps such as these privilege settler co-
lonial national borders into which Indig-
enous communities are inserted and
bounded by. Unsurprisingly, they privi-
lege Native North America (it was really
difficult to find maps of Indigenous
South America). These maps also gener-
ally fix Indigenous nations in the ancient
past rather than in a vibrant, modern
present and future. The purpose of
Slide 3. Places the “GIGANTE DE ATACAMA”. Full OrthoImage Geosystemas

229
Cultura Viva

most settler colonial maps, particularly


from the early colonial period, serve to
mark paths of access into Indigenous
territories by conquistadors and other
violent and genocidal agents or to show
places where resources could be ex-
tracted. Maps have nearly always
served as weapons against Indigenous
peoples, land and bodies of water. [Ex-
ception perhaps being maps made now
by cartographers interested in tracing
out Indigenous territory against further
encroachment].
Slide 4. CAHUILLA ROCK ART FROM THE SALTON SEA IN CALIFORNIA(L). “NEWSPAPER ROCK” IN UTAH (R),
http://absfreepic.com/free-photos/download/funny-drawing-on-mountain-edge-4000x3000_78373.html

Slide 5. EARTHWORKS IN OHIO. Aerial View of Serpent Mound. Credit: The Archaeological Conservancy.
230 https://www.archaeologicalconservancy.org/update-mw-serpent-mound-vandalism/
Cultura Viva

Contemporary Indigenous- homelessness” of the deer for which the


made maps, however, serve Indigenous “Deer Meadow” tract housing project is
communities and point to a more em- named. Belcourt’s hand-drawn “Good
bedded, intimate, and decolonial rela- Land” (“Buena Tierra”) features inscrip-
tionship to the land, reflecting the more tions like “Stolen Land,” “place with his-
sustainable technological practices In-
digenous peoples have enacted for mil-
lennia. [SLIDE 10] For example, Northern
Sámi artist Hans Ragnar Mathisen has
produced maps of Sápmi, the Indige-
nous homelands of Arctic peoples from
Northern Norway to Eastern Russia, that
privilege Sápmi as the center of the
world with duodji (Sámi tools and art),
Sámi rather than Scandinavian place
names, and animals such as the reindeer
as map keys rather than more conven-
tional key markers like distance or roads.

Slide 6. INUKSHUK AT THE MALLIK GAS HYDRATE TEST SITE IN CANADA (Credit: Tim Collett, USGS. Public domain,
https://www.usgs.gov/media/images/inukshuk-mallik-gas-hydrate-test-site-canada) AND FLAG OF NUNAVUT, CANADA (By
Kooma (original) - Sodipodi's Clipart Gallery, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=435570)

[SLIDE 11] Northern Cana-


dian Cree artist and anti-oil pipeline ac-
tivist Christi Belcourt has a cartographic
practice that mimics the look of sepia-
toned maps from the 16th-19th centu-
ries, to decolonial ends as well. Her
“Good Land” (Buena Tierra) series from
2007 details both Indigenous place
names for what is now known as South-
ern Ontario, as well as settler colonial Slide 8. The Aionwá:tha Wampum Belt (above)
and Two Row Wampum Belt (Below). Available
geographical violence. Toronto is repre- online at: http://www.kahnawakelonghouse.com
Slide 7. Cadzi Cody (Cosiogo) (Shoshone, 1866- sented on the far right of the map by the
1912). Painted Elk Hide Robe, ca. 1900. Elk hide,
pigment, 81 x 78 in. (205.7 x 198.1 cm). Brooklyn CN Tower, but not explicitly named and tory older than Canada,” and the re-
Museum, Dick S. Ramsay Fund, 64.13. Creative she notes that “urban sprawl causes placement of settler names with the
Commons-BY (Photo: Brooklyn Museum,
64.13_edited_SL1.jpg). Available online at:
231
https://www.brooklynmuseum.org/opencollec-
tion/objects/83032
Cultura Viva

Haudenosaunee name for Lake Ontario film intervenes in political debates about Canada finds and misapprehends as the
(Onitariio) and the Anishinabeg name Indigenous geographies and settler colo- most foundational, repulsive, and primi-
for Lake Erie (Kitchi Waubishkkagow nial representations. I’m interested in tive.
Wa-Bish-Ka-Gow Gummeng) [Slide 12]. thinking about how Indigenous films un-
Tungijuq was released in
Belcourt’s map key subverts settler colo- pack and reorient subjects that are con-
2009 and was selected for and received
nial cartographical logic by providing vis- sidered controversial or disgusting and
awards at Sundance, the Toronto Inter-
ual markers for things that would never linked to putatively primitive practices
national Film Festival, and other prestig-
be represented on a conventional map: by the settler state; in particular, how
ious venues. It was created in collabora-
mountains as “place of spirits,” trees as the colonial language terms “vio-
tion with Tagaq, who played one of two
“lungs of the earth,” deforestation as lence/violencia” and “erotic/erótico” in
acting roles and whose music is the
“murder, rape, crime,” water pollution Tungijuq sit in uneasy relationship to In-
film’s only vocal sound. Tagaq plays the
as “criminal activity,” and the present uit geographical and cultural experi-
role of a computer-generated being
verb tense when referring to Indigenous ences. I employ Inuk throat singer and
whose life cycles include becoming prey
people: “ceremonial things are part of performer Tanya Tagaq’s provocative
and predator, non-human and human,
who we are.” critiques of the play between Inuit epis-
eaten and eater.
temic, geographical knowledge and set-
Now that I’ve taken you on a
tler normativity as a theoretical touch- The film traces Tagaq’s un-
brief tour of Indigenous map-making in
stone. These fraught terms have been named character’s transformation from
the North America, we end up in North-
critical to the production of settler nor- a striking blue-eyed human/wolf being
ern Canada on a visual media site, what
mativity as a function of what Patrick to a dying anthropomorphic caribou to
might be usefully be called a “virtual res-
Wolfe has called a compulsion to de- an unclothed, bleeding woman, to a
ervation” (a space of Indigenous carto-
stroy and replace Indigenous people in seal, to meat that resembles a vagina,
graphical experimentation and experi-
order to obscure the multiple forms of and then is, in turn, consumed by the
ence that exists in between distinct geo-
unimaginable violence enacted by the two Inuit human actors. These trans-
graphical environmental spaces and im-
state upon Indigenous bodies, land, lan- forming characters don’t have stable,
aginative, experimental, virtual ones).
guages, and spiritual practices. [SCREEN fixed identities, but are constantly in a
My talk today examines Tungijuq [Slide
FILM]. state of flux and transformation, mark-
13], a short experimental film that
ing and interacting with the land.
treats, among other things, sustainable Tungijuq resists settler colo-
hunting practices, biopolitics, and econ- nial theory’s compunction to center col- Drawing from the work of
omies in the Arctic and Inuit epistemolo- onization and the state as the primary the Indigenous ReMatriate Collective, I
gies of transformation and relationship signifier of Indigenous history and map- employ the term “rematriate” to think
to animals and land. When I first saw the making enterprises, a theoretical orien- about how intellectual, cultural and po-
seminar poster, I was intrigued by the tation that risks replicating the pro- litical power is recognized by and con-
cultura viva/living culture component. cesses it seeks to undo. I suggest that sciously placed back into Indigenous
So I hope to show an aspect of cultura the film critiques settler colonial discur- communities affected by settler colonial
viva in contemporary Native American sive violence at the same time it privi- violence. On their Twitter feed, the
film that draws from a long map-mak- leges, rearticulates, and rematriates the ReMatriate Collective defines their work
ing/land meaning-making tradition. The central aspects of Inuit culture settler

232
Cultura Viva

Slide 9. Updated Map of the CONVENTIONAL SETTLER


COLONIAL-ORIENTED MAPS OF THE AMERICAS (Zones,
texts and colors according to the maps of Paula Giese
1993-1997).

Available online at:


http://www.kstrom.net/isk/maps/cultmap.html

Slide 10. Map SÁBMI 1975


(left). HANS RAGNER
MATHIESEN (KEVISELIE)
WITH HIS MAPS OF KM 21
ÅARJELSAEMIEH
MAADTOE-DAJVE South
Sámi map (right)

http://www.keviselie-
hansragnarma-
thisen.net/33514843?i=34
883983

233
Cultura Viva

Violencia/Violence:
“I’m really hedonistic when it
comes to my senses. I love seeing vivid
things. To me, blood splattered on the
snow or a freshly-killed creature are really
beautiful to look at—when it’s still warm
and you’re feeling the life that used to be
in it ebb away. That’s because I grew up in
hunting culture.”

Slide 11. CHRISTI BELCOURT, “GOOD LAND”/“BUENA TIERRA” Indigenous people have al-
(2007) DETALLE A LA DERECHA. ways been represented in settler narra-
tives as inherently violent. Inuit and other
as “honoring Indig. identities + empow-
people of the North, in particular, have
ering womyn to collectively strengthen
been represented as living lives predi-
future generations through positive rep- One of these adaptive tech- cated on violence. Nanook of the North
resentation.”1 nologies is an invitation to the film spec- presents one example of this as titular
Tungijuq deconstructs the tator to engage in a discursive form of character moves from one scene of killing
settler/Indigenous binary by refusing to katajjaq, the female-centered throat animals to another, taking some degree of
provide a point of entry for a settler singing form practiced by Tagaq. Ac- pleasure in these deaths through his
spectator and by representing Inuit cul- cording to Liz Przybylski, smiles and laughter. Clad in animal skins,
ture as intact, representing thousands of Singers mimic sounds from
years of history on which settler violence nature, such as winds, calling birds, or
is just a hiccup. For example, Kunuk’s boiling water. Inuit throat singing is tra-
character shoots a seal with a rifle, but ditionally practiced by women in pairs…
the rifle is encoded into an Inuit narra- When played as a game, singers try to
tive as an Inuit instrument completely make each other laugh, and the first to
disaggregated from its non-Indigenous laugh loses.”2
originary context, reflecting a tradition
of borrowing and adapting technologies In this sense, Tagaq and the
for survival rather than an indicator of filmmakers extend an invitation to play
assimilation. this game and to attempt to understand
Inuit seal hunting, gender, and violence
on Inuit terms and through Inuit com-
munication forms, offering up a new vis-
ual and theoretical grammar. Slide 12. LLAVE DEL MAPA/KEY TO BELCOURT’S
“BUENA TIERRA”/“GOOD LAND”

1 2
https://twitter.com/rematriate?lang=en https://www.kcet.org/shows/artbound/tanya-
tagaq-nanook-of-the-north-throat-singer

234
Cultura Viva

the Inuit and other racialized people be-


come, in the Western imaginary, animals
killing other animals.
Rather than refute this stere-
otype or substitute it for non-violent,
commensurable representations, both
Tungijuq and Tagaq, through her activist
work, especially her conflicts with U.S.
based animal rights organization PETA
(People for the Ethical Treatment of Ani-
mals) and international anti-seal hunting
campaigns, present scenes of what we
might substitute as “vivid things” (cosas
vividas) or Tungijuq (“lo que comemos”)
rather than violence. In the film, the spec-
tator is presented with a concept of the
“vivida” through Inuit epistemic systems,
encouraging the spectator to reimagine
what constitutes the vivid or violence, but
more importantly, what delineates the
human and the animal and whether this
binary opposition, which is taken as fun-
damental in settler society, is an artificial
one. “Vivid” suggests a state of being that
produces powerful, memorable feelings
or images and also defines a state of being
lively and vigorous. Thinking about the
film in terms of its “vividness,” the scenes
of animal transformation into sustenance Slide 13. FÉLIX LAJEUNESSE AND PAUL RAPHAËL, “TUNGIJUQ” [LO QUE COMEMOS] (2009).

and attendant feelings of intimacy and Available online at: https://www.youtube.com/watch?v=zgzXbYsDpH0


tenderness resists the moral conditions
associated with violence and death. The While settler philosophy is philosophies don’t create this binary op-
virtual “vividness” of the film and its com- predicated on understanding the anthro- position. Tungijuq, for example, demon-
puter-generated images of animal life and pocentric as parsed from the animal, in hi- strates the ways in which Indigenous phi-
death ensure that Western sensitivities to erarchical relationship to it, and licensed losophers perceive complex nonhuman
animal violence in the film and debates to commit gendered and raced violence animal agency and a genealogical rela-
about cinematic animal harm don’t come against people by placing them in closer tionship to nonhuman animals that
to the fore. proximity to the animal, many Indigenous stresses kinship rather than evolution.

235
Cultura Viva

El Erótico/The Erotic vagina caressed by a human hand. In


speaking of the slippage between death
What’s the big shame with
and the erotic, Georges Bataille con-
sex and nudity? Before Christianity came
tends that “Eroticism is the sexual activ-
through, in Inuit culture, having sex was
ity of man [sic] to the extent that it dif-
[as] natural [as pooping]. There was no-
fers from the sexuality of animals,” an
one saying “Oh, you’re dirty because
argument challenged by the erotic im-
you’ve done this.” Sex is one of the most
ages in Tungijuq that don’t hinge on this
beautiful things you can be a part of.
difference. The final scene of the film is
So,why are people so [fucking] uptight
of Tagaq’s character eating pieces of the
about it? In the animal kingdom, the
organ meat/metaphoric vagina with am-
weakest creatures get the scraps. But
biguous pleasure.
women make the people. We have them
in our belly. We’re the creators. All of this So what I hoped to have ar-
revolves around sex. Everybody does it. gued today, in this abbreviated form, is
Everybody feels it. to suggest that Tungijuq and other Indig-
enous films rematriate critical terms and
Perhaps the most shocking
epistemic knowledges through troubling
scenes to settler sensibilities are the
and sometimes dismantling settler
film’s putatively taboo scenes of an un-
markers of putative Indigenous violence
clothed female holding in her organs,
and repulsion. They do so through vir-
blood, and an incision on a seal’s belly
tual Inuit cartographies in order to re-
that looks like a vagina. In general, In-
claim and rematriate Indigenous knowl-
digenous women are represented, ac-
edges and practices as acts of sover-
cording to Elise Marubbio, as either sex-
eignty and cultural map-making that
less drudges or passive, sexual objects.
push up against settler notions of the re-
In Tungijuq, this binary opposition has
pulsive and the morally reprehensible
no traction. The unclothed female body,
and by refusing to sublimate these
blood, and the vagina are vested with
knowledges and acts to what might be
the same kinds of erotic charge Audre
interpreted as less violent and erotically-
Lorde defines as “a measure between
charged practices. They suggest the
the beginnings of our sense of self and
possibility for new cartographies that
the chaos of our strongest feelings” and
put a bird’s eye, conventional map mak-
a “source of power.” As the hunted car-
ing practice in conversation with a
ibou being transforms into a female hu-
worm’s eye view that engages with In-
man figure, she lays on the formless
digenous experiences of their shifting
snow, cradling her organs as she would
geographies.
a child or a lover. And in the queer final
scene, the extreme close up of the seal’s
cut open belly resembles an oversized

236
Cultura Viva

“Recuperación de toponimia de ranquel”


Región Pampeana Argentina

Profesor Norberto Mollo


Taller de Etnohistoria de la Frontera Sur (TEFROS)
Laboratorio de Arqueología y Etnohistoria
Depto. de Historia, Facultad de Ciencias Humanas
Universidad Nacional de Río Cuarto
norberto.mollo@gmail.com

Introducción datos puedan ser de utilidad para inves- estudio. Para incrementar la precisión
tigadores, especialmente arqueólogos, de la información se utilizaron imágenes
Por más de dos siglos el área
que puedan prospectar los lugares. Esta satelitales y software para georreferen-
pampeana argentina permaneció bajo el
tarea tuvo la particularidad de que fue ciación, lo que permitió determinar con
dominio indígena, siendo la frontera in-
realizada tanto en español como en ran- bastante exactitud la situación de los to-
terétnica durante ese largo período el
quel, teniendo como lineamiento básico pónimos.
río Cuarto.
el respeto a las lenguas originarias y a la
A modo de ejemplo de la
El extenso territorio an- diversidad cultural.
citada técnica, se mostrarán los pasos
cestral de los ranqueles estaba surcado
La técnica de trabajo con- seguidos de manera visual. En la Direc-
por innumerables caminos, conocidos
sistió primero en una minuciosa investi- ción General de Catastro de La Pampa se
como rastrilladas, que unían distintos si-
gación cartográfica en la Dirección Ge- obtuvieron imágenes de los "Libros Azu-
tios de su nación. Esos lugares, de dis-
neral de Catastro de La Pampa, el Ar- les", donde se hallan las primeras men-
tinta importancia y jerarquía, tenían una
chivo Histórico de la Dirección de Geo- suras de dicha provincia. Luego se conti-
denominación en su lengua ranquel, por
desia de la Provincia de Buenos Aires, en nuó con las mensuras judiciales. Toma-
lo que toda la Pampa estaba nominada
la Dirección de Catastro de la Provincia mos a un topónimo muy conocido, que
mucho antes del arribo de los españoles
de Córdoba, en la Dirección Provincial de figura en diversas cartas geográficas
a esos parajes.
Catastro y Tierras Fiscales de San Luis, y como Lebucó, Leubucó o Leuvucó, que
Uno de los objetivos pri- en la Dirección de Topocartografía - SCIT fuera la última residencia del cacicato
mordiales de este trabajo es identificar, Rosario de Santa Fe, donde se tomaron ranquelino.
en un mapa actual y en el terreno los to- imágenes de los planos de mensura ori-
En esta mensura se puede
pónimos ranqueles, tratando además de ginales, los cuales contenían abundante
observar la laguna de "Leubucó" que
rescatar aquellos que se hayan perdido. toponimia. Luego la información obte-
ocupa parte del lote 12 y del 9. Además,
Asimismo se pretende situar con la ma- nida fue trasladada a cartas topográficas
los llamados "caminos pampas", que no
yor precisión posible los sitios, georrefe- del IGN (Instituto Geográfico Nacional)
eran otra cosa que rastrilladas indíge-
renciándolos, de manera tal que esos (escala 1:100.000), que se unieron en un
nas. En el plano se destaca el enorme
mosaico cartográfico de toda el área de
monte de algarrobo de la zona. En la

237
Cultura Viva

Para la identificación de este


sitio en la geografía actual de La Pampa,
se recurrió a varios mapas (ver mapa 3).
Mediante el Mapa de la Pro-
vincia de la Provincia de La Pampa, edi-
tado por la mencionada Dirección Gene-
ral de Catastro, se pudo tener una apro-
ximación de la situación de los lotes 9 y
12 y, dentro de los mismos, el paraje de
Leuvucó, ubicado unos 22 km al N de la
ciudad de Victorica.
Apelamos entonces a cartas
geográficas más detalladas de la región,
como son las Cartas Topográficas del Ins-
tituto Geográfico Nacional. En rojo se ha
señalado el límite de los lotes, apare-
ciendo nuestro topónimo como "Stral.
De Leuvuco".
Toda la información obte-
nida se trasladó a una imagen satelital,
determinándose las coordenadas geo-
gráficas (latitud y longitud) del topónimo
y lográndose la siguiente representa-
Primera mensura del Lote N.º 12, Fracción A, Sección VIII del Territorio de La Pampa, realizada por el agrimen-
sor Juan Ignacio Alsina en 1882.
ción:
Finalmente se logró viajar al
mensura del lote 9, ubicado al norte del pero de poca importáncia. Está á la orilla lugar, donde pudimos visualizar la la-
12, Alsina hace una descripción minu- de un inmenso monte que se estiende al guna completamente seca, la existencia
ciosa de Leuvucó: O. y al S.O. (DGC de La Pampa. Libros de monolitos recordatorios y la tumba
Azules). muy original, donde se hallan los restos
Leubucó. Este punto tan del cacique Panghitruz Gner (Mariano
nombrado por haber sido allí la residen- Diez años después estos te- Rosas), construida por el pueblo ran-
cia de los Rosas, es una especie de caña- rrenos son vendidos, realizándose la quel, donde cada 23 de junio se celebra
don ó laguna desplayada (estaba seca en mensura correspondiente. El topónimo el We Tripantü (Año Nuevo Ranquel).
la época qué la vi) de 2000m de largo, que nos ocupa aparece como Lebucó, y
por 500 de ancho, que corre de N.O. á una de las rastrilladas indígenas se ha Para la interpretación del
S.E. Tiene en sus alrededores algunos convertido en el "Camino de Victorica á significado de los topónimos indígenas,
ojos de agua que se derraman en ella Villa Mercedes".

238
Cultura Viva

se apeló a los trabajos de diferentes in-


vestigadores (Casamiquela (1968, 2003,
2005), Vúletin (1978), Fernández Garay
(2001), entre otros), y a numerosos dic-
cionarios tanto ranqueles como mapu-
ches. En la descripción de los topónimos
se procura preservar las lenguas indíge-
nas, por ello se indica primeramente el
nombre en castellano y luego, en cur-
siva, en el idioma indígena (general-
mente ranquel). En el caso del topónimo
citado, en español se escribe Leuvucó y
en ranquel Lewvüko, ya que proviene de
Lewvü que significa río, arroyo, en defi-
nitiva, todo curso de agua en la cual esta
corre y ko es agua, el todo: "Agua que
corre".
En primer término, aborda-
remos el concepto de topónimo con to-
das sus implicancias, para después aden-
trarnos específicamente en los topóni-
mos ranqueles, señalando sus caracte-
rísticas y listando los mismos en una ex-
tensa tabla. Finalizamos con las conclu-
siones, que incluyen un análisis de diver- Plano de la Mensura N.º 242 de la Dirección General de Catastro de La Pampa (1892).

sidad toponímica de esta lengua. Ade- cualquier lengua, a un elemento del pai-
más, se proporciona cartografía de la re- saje determinado. El mismo puede refe-
gión para facilitar la ubicación de la to- rir a rasgos del terreno, a flora, fauna o a
ponimia. un aspecto cultural (étnico). Un topó-
nimo es el producto de la apropiación,
por parte de un grupo étnico, de un
Toponimia: Conceptos Generales cierto espacio, al que le asignan una
carga simbólica y afectiva.
Un topónimo (del griego
τόπος (topos), lugar; y ὄνομα (onoma), Si se trata de adquirir lazos
nombre) es el nombre que se da, en de afecto hacia una tierra, y de poner de

División Catastral de la Provincia de La Pampa.


239
Está señalada la ubicación de Leuvucó.
Cultura Viva

manifiesto el carácter histórico-natural rompa la conexión entre lugar y topó- culturales. ¿Cuáles son las relaciones en-
de todas las formas sensibles con que el nimo. Si los nombres pasan a ser meros tre paisaje nombrado y paisaje sentido?
mundo nos envuelve, no es posible dar la términos de una lista archivada, o si se ¿Cómo puede ponerse en valor el legado
espalda a los nombres. Y para la plena olvida el exacto paraje al que pertene- toponímico para conservar y enriquecer
recepción del legado que otorgan los cen, pierden gran parte de su valor como la cultura territorial de una zona?
nombres al paisaje es preciso que no se índices geográficos y como inspiradores (Riesco Chueca 8).
Los topónimos no solo son
fenómenos lingüísticos, sino que tam-
bién son fenómenos históricos, ya que
sus términos específicos hacen referen-
cia a una realidad sociohistórica, en cuyo
contexto se hallan los accidentes geo-
gráficos, sean ellos de origen natural o
antrópicos. Nacen en un determinado
momento histórico y en una etapa pre-
cisa del desarrollo de una lengua. Pero
como estas sufren cambios permanen-
tes, ocurre lo mismo con los nombres
geográficos. Al respecto, se puede decir
que los topónimos son el resultado de
varias lenguas funcionales que se suce-
dieron en el tiempo.
Siempre se ha dicho, y con
razón, que en la toponimia han quedado
preservados, como fósiles, infinidad de
elementos lingüísticos característicos de
épocas pasadas, no sólo de tipo léxico,
sino también de tipo fonológico y ciertos
procedimientos gramaticales en la for-
mación de derivados y compuestos léxi-
cos. En ninguna otra parcela del léxico
pueden estudiarse mejor que en la topo-
nimia los estratos sucesivos de una len-
gua histórica; pero no están ahí muertos,
desfuncionalizados; por el contrario, la
toponimia es un corpus léxico vivo, fun-
Fragmento del Mapa de la Provincia de La Pampa editado por la Dirección General de Catastro de La Pampa en el cional, que se actualiza de continuo en el
año 2005. Se marcó la ubicación del Lote N.º 12 y parte del 9. El topónimo que nos ocupa figura como "Salitral de
habla común…" (Trapero 242).
Leuvuco".

240
Cultura Viva

Si tenemos en cuenta los cuerpo humano o de otro animal (v.g.


aportes de Dick (1992) y Comerci (2012), Lonco Trapial -Cabeza de puma-), zooto-
entre otros, los topónimos pueden agru- pónimos, aluden a determinadas espe-
parse siguiendo distintos criterios. No cies de animales que han vivido o viven
obstante, resulta de mayor utilidad para en una región. (v.g. Marra-ghelo -Donde
clasificar la toponimia indígena, la pers- hay maras-).
pectiva de su naturaleza (criterio se-
Los topónimos que se con-
guido por Dick, aunque lo hemos redu-
signan, actualmente, en las cartas topo-
cido y adaptado). Este sistema consiste
gráficas del IGN son escasos en relación
en un prefijo greco-latino, seguido del
a los que pueden observase en los ma-
término "topónimo". Así los antropoto-
pas del Siglo XIX. Un momento de cam-
pónimos, son los que se han formado a
bio notable tuvo lugar a partir de la
partir del nombre de una persona (v.g.
“Conquista del Desierto”, durante la
Painé Lauquen -Laguna de Painé-), astro-
apropiación de los territorios indígenas
topónimos, cuando mencionan cuerpos
por el Estado Nacional. Las cartas geo-
celestes (v.g. Antiqueo -Piedra del Sol-),
gráficas, elaboradas tras la concreción Lote 12 y parte del 9 en las Cartas topográficas
cromotopónimos, señalan colores (v.g. IGN 3766-4 Telén y 3766-5 Victorica (1970).
de expediciones militares, contienen
Carriló -Médano Verde-), fitotopónimos,
una interesante información toponí-
citan las especies vegetales de una re-
mica, aunque muchas veces con impor-
gión (v.g. Cocheñe-Loó -Médano de las
tantes errores en la ubicación de la
Tunas-), híbridos, cuando tiene dos par-
misma. Sin duda, los planos de mensura
tes en diferentes lenguas (v.g. Hueso Ló
graficados por los primeros agrimenso-
-Médano del Hueso-), hidrotopónimos,
res (que delimitaron y recorrieron lote
denotan la presencia de cursos de agua,
como ríos o arroyos o también de lagu-
nas, aguadas o represas (v.g. Chadileuvú
-Río Salado-), meteorotopónimos,
cuando se refieren a fenómenos meteo-
rológicos (v.g. Talca o Tralca -Rayo con
trueno-), nootopónimos, relacionados
con la vida espiritual y las creencias (v.g.
Calcumuleu -Donde hay brujas-), nume-
rotopónimos, son los que presentan ad-
jetivos numerales (v.g. Aillacó -Nueve
Aguadas-), Orotopónimos (incluimos
aquí a los geotopónimos, morfotopóni-
Profesor Norberto Mollo realizando el trabajo de archivo Imagen satelital obtenida de Google
mos y litotopónimos), (v.g. Limen
Earth, delimitándose en rojo los lotes, e
Mahuida -Sierra de la piedra laja-), so- indicándose el topónimo en español y
matotopónimos, mencionan partes del ranquel.

241
Cultura Viva

Mausoleo de Panghitruz Gner (Mariano Rosas) en Leuvucó.

por lote tomando todos los datos) son todos los agrimensores iban acompaña- sido traslados, ni consignados en las pos-
los más ricos en toponimia, tanto espa- dos de baqueanos, muy conocedores del teriores cartas topográficas del IGN, lo
ñola como indígena. Ello se debe a que lugar. Muchos de los topónimos no han que verdaderamente es una pena.

242
Cultura Viva

El área de investigación, de
acuerdo a los registros históricos, estuvo
influenciada primariamente por una es-
porádica presencia de los tehuelches
septentrionales, siendo más tarde reem-
plazados por las parcialidades arauca-
nas, preferentemente pehuenches. Uno
de estos grupos se radicó en el Mamüll
Mapu (Tierra o País del Monte) en el si-
glo XVIII, constituyendo la nación rankül-
che. La posesión ranquel del territorio
duró apenas poco más de un siglo, pero
fue un tiempo suficiente como para que
el área pampeana que nos ocupa, fuera
recorrida, conocida y denominada por
esta etnia. Esos nombres aparecen en
los antiguos mapas, y también en los pla-
nos de mensura que dibujaron los pri-
meros agrimensores que midieron el te-
rreno.
En definitiva, en este trabajo
intentamos bucear entre mapas y men-
suras a fin de rescatar los topónimos en
diferentes aspectos, como su ubicación
espacial y su significado lingüístico a tra-
vés del tiempo.

Los Topónimos Ranqueles


La lengua ranquel es una de
las diferentes variantes en que se ha di-
versificado el mapudungun, con particu-
laridades propias en la pronunciación de
ciertas palabras y en el uso de vocablos
locales, que derivan de dos cuestiones
básicas, como la interacción de los pri-
meros rankülches con los Günun a Küna Apoyo por medio de bibliografía específica de las lenguas nativas estudiadas

243
Cultura Viva

(tehuelches septentrionales) y españo- que han sido posibles de ubicar geográ- monte o árbol, p: paso, r: río, s: sierra,
les, y por las características distintivas ficamente y conocer su significado apro- sa: salina o salitral, v: valle.
del caldenal y la llanura pampeana, muy ximado en español.
Provincias: BA: Buenos Aires, CB: Cór-
diferentes al ambiente cordillerano, de
doba, LP: La Pampa, MZ: Mendoza, SF:
dónde provenía esta etnia.
Santa Fe, SL: San Luis.
Referencias
A continuación, se señalan
algunos sitios con toponimia ranquel Tipos de topónimos: a: arroyo, b: bajo,
cañada, cañadón, c: cerro, J: jagüel o
pozo, l: laguna, m: médano o loma, M:

244 Tabla parcial con la referencia de sitios y su respectiva toponimia ranquel


Cultura Viva

La toponimia ranquel pre-


senta una configuración especial, dada
por las características étnicas, ambienta-
les, geográficas, históricas, sociales, cul-
turales y por la prolongada interacción
con la lengua dominante en la región,
como lo es el español. La clasificación de
los topónimos mencionados en la tabla,
permite graficar los resultados de la si-
guiente manera:
El análisis de estos datos nos
permite deducir que los topónimos estu-
diados presentan una íntima relación
con el entorno natural de los ranqueles,
y ponen de manifiesto la importancia
que para su subsistencia tuvieron el
agua, las plantas y los animales. Asi-
mismo, muestran aspectos de su cosmo-
visión, vida cultural, realidad histórica y
también la interrelación con las pobla-
ciones criollas fronterizas, hecho que dio
lugar en algunos casos a la aparición de
topónimos híbridos

Conclusiones
Los ranqueles denomina-
ron en su lengua lagunas, médanos, ríos,
arroyos, montes, etc., accidentes geo-
gráficos que generalmente se hallaban
sobre el curso de las rastrilladas, de-
jando una impronta en la toponimia de
toda la región, hecho que no es suficien-
temente conocido ni valorado por la so-
ciedad actual. El surgimiento de comuni-
dades rankülches organizadas, principal- El territorio ranquel ancestral.
mente a fines del siglo XX e inicios del

245
Cultura Viva

XXI, reaviva la necesidad de identificar fortalecimiento identitario de las comu- Catrileo, María. Diccionario lingüístico-
los sitios de emplazamiento del pobla- nidades ranculches que habitan en las etnográfico de la lengua mapuche. Ed.
miento originario, como así también sus pampas. Andrés Bello. Santiago (Chile). 2005.
denominaciones en la lengua ranquel y
Comerci, María Eugenia. Espacios y
replantear las vías de comunicación (ras-
tiempos mediados por la memoria. La to-
trilladas) que unían los diferentes luga- BIBLIOGRAFÍA
ponimia en el oeste de La Pampa en el
res de asentamiento.
Aráoz, Fernando. Cobertura de geonimia siglo XX. En: Corpus. Archivos virtuales
La densidad de esta no- para el mapa de La Pampa. Fundación de la alteridad americana, Vol. 2, Nº 2.
menclatura autóctona es heterogénea, Chadileuvú. Santa Rosa. 1987. 2012.
siendo mucho mayor en el área del cal-
Augusta, Félix José de. Diccionario Arau- Dick, Maria Vicentina de Paula do Ama-
denal pampeano, donde estuvieron las
cano-Español y Español-Araucano. Im- ral.. Toponímia e Antroponímia no Brasil.
tres principales poblaciones ranqueles:
prenta Universitaria. Santiago. Chile. Coletânea de Estudos. Serviço de Artes
Marivil, Poitahué y Leuvucó.
1916. Gráficas/FFLCH/USP. São Paulo. 1992
Atendiendo a la clasifica-
Carlassare, Victorina. Apuntes para un Espósito, María. Diccionario Mapuche.
ción de los topónimos, que realizáramos
vocabulario rankül-español español- Ed. Guadal. Buenos Aires. 2003.
al inicio de este trabajo, se puede afir-
rankül. Con la colaboración de Daniel Ca-
mar que los más numerosos en el área Erize, Esteban.. Toponimia mapuche.
bral y Nazareno Serraino. 2ª Ed. Edicio-
ranquelina son los fitotopónimos, hidro- Editorial Yepun. Buenos Aires. 1990
nes Amerindia. Santa Rosa. La Pampa.
topónimos y zootopónimos.
2011. Febres, Andrés. Diccionario Hispano Chi-
La utilización simultánea leno. Imprenta del Progreso. Santiago
Casamiquela, Rodolfo. Geonimia. Obra
de antiguos mapas, planos de mensura, (Chile). 1846.
mapa de La Pampa. Provincia de La
modernas cartas topográficas e imáge-
Pampa. Ministerio de Economia y Asun- Fernández, Jorge. Historia de los Indios
nes satelitales, trabajando en software
tos Agrarios. Dirección General de Geo- Ranqueles. Instituto Nacional de Antro-
informático, en distintas capas y a la
desia y Catastro. Biblioteca Pampeana. pología y Pensamiento Latinoameri-
misma escala, permite georreferenciar
Santa Rosa. 1968. cano. Secretaría de Cultura. Presidencia
cada lugar, con bastante exactitud. Es
de la Nación. Buenos Aires. 1998.
importante destacar la gran utilidad que Casamiquela, Rodolfo, Carlos Funes De-
nos brinda esta novedosa técnica, que rieul y José Thill. Provincia de Buenos Ai- Fernández Garay, Ana. Ranquel-Español
ha permitido ubicar numerosos topóni- res: grafías y etimologías de los topóni- / Español-Ranquel. Diccionario de una
mos ranqueles dentro de la geografía mos indígenas. Fundación Ameghino. variedad mapuche de La Pampa (Argen-
pampeana de hoy. Finalmente considero Imprenta Impacto. Coronel Dorrego. tina). Escuela de Investigación de estu-
que puede ser significativo el hecho de 2003. dios Asiáticos, Africanos y Amerindios
recuperar topónimos ranqueles, algunos (CNWS). Universidad de Leiden (Paises
Casamiquela, Rodolfo. Toponimia indí-
de los cuales se hallaban completa- Bajos). 2001.
gena de la Provincia de La Pampa. Go-
mente en el olvido, y rescatarlos no solo
bierno de La Pampa. Santa Rosa. 2005.
para la historia, geografía y cultura de la
región, sino también para contribuir al

246
Cultura Viva

Hernández Sallés, Arturo et al. Mapuche, Racedo, Eduardo. Memoria militar y des- Pehuajó, Pellegrini, Rivadavia, Salliqueló
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la República Argentina. Plano de los te-
General Viamonte, General Villegas,
rrenos de la Sección 1ª situados dentro
Guaminí, Junín, Lincoln, Nueve de Julio,
de los límites de la Provincia de Córdoba

247
Cultura Viva

vendidos por la Nación de acuerdo con la Dirección General de Catastro de La San Luis. Departamento de Obras Públi-
ley de 8 de octubre de 1878. Lit. Stiller y Pampa. Planos de mensura de las seccio- cas de la Provincia de San Luis. Oficina
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Instituto Geográfico Nacional (IGN). Car-
vincia de Córdoba. 1924.
tas topográficas a escalas 1:500.000, Olascoaga, Manuel. Plano del territorio
Dirección de Catastro de Córdoba. Pla- 1:250.000, 1:100.000 y 1:50.000 de la re- de La Pampa y Río Negro y de las once
nos de mensura de los departamentos gión en estudio. provincias chilenas que lo avecindan por
General Roca, Juárez Celman, Marcos el oeste. Ostwald y Martínez. Buenos Ai-
Lefrançois, Alberto y Pablo Porri. Plano
Juárez, Presidente Roque Sáenz Peña, res. 1881
del Territorio Nacional de La Pampa.
Río Cuarto y Unión.
Buenos Aires. 1930. Paz Soldán, Mariano. Atlas geográfico de
Dirección de Catastro y Tierras Fiscales la República Argentina. F. Lajouane.
Ludwig, Pablo. Plano topográfico catas-
de San Luis. Planos de mensura de los Buenos Aires. 1888.
tral de la Provincia de Santa Fe. Registro
departamentos General Pedernera, Go-
gráfico de las propiedades rurales. Ofi- Posse, Dídimo. Plano general del Depar-
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cina Cartográfica de Pablo Ludwig. Bue- tamento Río Cuarto. Lit. de la Comp.
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nos Aires. 1895. Sud-Americana de Billetes de Banco.
Dirección de Topocartografía – SCIT Ro- Buenos Aires. 1906.
Ludwig, Pablo. Registro gráfico de las
sario (Santa Fe). Planos de mensura del
propiedades rurales de la Provincia de Racedo, Eduardo. Espedicion contra los
departamento General López.
Ranqueles Mandada por el Sr Coronel Dn.

248
Cultura Viva

Eduardo Racedo En Diciembre de 1878 y


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Memoria militar y descriptiva sobre la
campaña de la 3ª División Expedicionaria
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Ernst Nolte. Buenos Aires. 1889.
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Thamm, Alfredo y Wenceslao Castella-
nos. Registro gráfico de las propiedades
rurales del Territorio de la Pampa Cen-
tral y parte de las provincias limítrofes.
Lit. de la Comp. Sud-Americana de Bille-
tes de Banco. Buenos Aires. 1902.
Wysocki, Jordan. Plano General de la
Nueva Linea de Fronteras sobre La
Pampa. Litogr. de Alb. Larsch. Buenos Ai-
res. 1877.

SOFTWARE INFORMÁTICO
Las imágenes satelitales utilizadas para
la identificación de los topónimos indí-
genas fueron Bing (obtenidas desde SAS-
Planet) y Google (extraídas desde Goo-
gle Earth).
Para la georreferenciación se emplearon
tanto Ozi Explorer como Qgis .
Para el diseño del mapa se usó el pro-
grama Inkscape.

249
Cultura Viva

Mercados Tradicionales
Oaxaca de Juárez

Lic. María Isabel Castellanos Díaz


Facultad de Filosofía y letras
Universidad Nacional Autónoma de México
isbalecdiaz@gmail.com

Introducción consumiendo productos ancestrales de más el trabajo de campo de entrevistas


la gastronomía oaxaqueña. a los diferentes administradores se ob-
La ciudad de Oaxaca, capital
tuvo una metodología de trabajo que
del estado de Oaxaca en México, cuenta Los mercados de la ciudad
permitió validar las preguntas de inves-
con más de 10 mercados públicos a los no tienen la misma dinámica que el resto
tigación.
que cada día acude la población local y de los mercados de los Valles Centrales,
extranjera para adquirir productos cuyas pero la cultura indígena se mantiene
intenciones van desde hacer las compras viva en cada uno de ellos.
Ubicación geográfica
de la semana hasta llevarse recuerdos a
Los objetivos que se trataran
sus lugares de origen. Estos productos El estado de Oaxaca se loca-
en esta investigación, parten de la base
provienen de las 8 regiones del Estado, liza entre los paralelos 18° 39’ y 15° 39’
que los mercados públicos preservan el
muchos de ellos fusiones de lo indígena latitud Norte, y entre los meridianos 93°
intercambio de mercancías indígenas,
con lo español o de lo indígena con lo ac- 52’ y 98° 32’ longitud Oeste. Colinda al
siendo un ejemplo de ello, la ciudad de
tual. Son mercados tradicionales porque norte con los estados de Veracruz y Pue-
Oaxaca.
continúan vendiendo productos que cu- bla; al sur con el océano Pacífico; al este
bren necesidades básicas de alimento e Desde la comercialización de con Chiapas y al oeste con Guerrero. Re-
insumos para el hogar. productos a la identidad de sus comer- presenta el 4.8 % de la superficie total
ciantes se revelará que estos mercados nacional, ubicándose en el 5° lugar del
En la ciudad de Oaxaca exis-
convergen las culturas indígenas origina- país por su tamaño. Se divide adminis-
ten también supermercados de cadenas
rias de Oaxaca, como los productos de trativamente en 570 municipios y 30 dis-
nacionales e internacionales. Sin em-
un mestizaje español para la subsisten- tritos políticos. (Gobierno del Estado de
bargo, desde su instalación masiva nin-
cia diaria que deben sobrellevar espe- Oaxaca, 2015).
gún mercado tradicional ha cerrado sus
cialmente las mujeres.
puertas, incluso con la poca ayuda que En Oaxaca existen 16 pue-
reciben del gobierno municipal. Por medio de la revisión de blos indígenas distribuidos en todo el te-
bibliografía, censos de cinco mercados rritorio del Estado: Amuzgo, Chatino,
Existe todavía una importan-
públicos (Benito Juárez, Hidalgo, La Cas- Chinanteco, Chocholteco, Chontal de
cia local al continuar comprando en los
cada, Paz Migueles y Sánchez Pascuas),
mercados públicos tradicionales y seguir

250
Cultura Viva

pero el volumen de estos artículos era


mínimo comparado con lo que se obte-
nía gracias al tributo que recibían los me-
xicas de las poblaciones que tenían so-
metidas y que se localizaban en un am-
plio territorio.” (Suárez, 2009: 436).
En la ciudad de Antequera,
lo que hoy es Oaxaca, y que recibió la cé-
dula real como ciudad el 25 de abril de
1532, los españoles decidieron imple-
mentar un mercado para abastecer las
necesidades de la población, pero si-
guiendo el sistema de plazas indígena.
(Álvarez, 1999).
Con la colonización de
Nueva España se dio un intercambio co-
mercial entre ambos continentes, por
Algunos productos que conforman la amplia diversidad de lo tradicional como lo actual en Mercado Benito Juarez
una parte los productos autóctonos del
(noviembre 2017, fotografía de la autora).
territorio de Nueva España fueron lleva-
dos a Europa, mientras que los produc-
Oaxaca, Cuicateco, Huave, Ixcateco, Ma- pecial) organizaban y dirigían las carava- tos que venían de ese continente tam-
zateco, Mixe, Mixteco, Nahua, Tacuate, nas de cargadores de la ciudad a las cos- bién llegaron a Nueva España para ser
Triqui, Zapoteco y Zoque. tas; allí vendían los productos manufac- cultivados, tal es el caso del trigo, y otros
turados por los artesanos como las telas, productos que se incorporaron a los ya
mantas de piel de conejo, vestidos de existentes desde 1540 como la seda y el
Historia de los mercados públicos lujo, joyas de oro, orejeras de obsidiana ganado, y que no necesariamente tenían
y de cobre, cuchillos de obsidiana, tin- que ser comestibles o para el vestido,
El sistema de plazas y los in- como las monedas acuñadas. (Álvarez,
tura de cochinilla, hierbas medicinales o
tercambios comerciales han existido 1999).
para hacer perfumes. Como intercambio
desde épocas prehispánicas. Los zapote-
traían artículos exóticos: el chalchihuitl “En la Mixteca, el indio
cos y mixtecos comerciaban con los me-
(jade verde y transparente), esmeraldas, aprendió el cuidado del gusano de seda,
xicas, llevando productos de sus regio-
plumas de quetzal, caracoles marinos, y los capullos convertidos en madejas de
nes a ellos y a su vez regresando con pro-
conchas de tortuga, pieles de jaguar y de hilo se enviaban a la ciudad de Puebla.
ductos mexicas. (Diskin y Cook, 1989).
puma, ámbar, plumas de papagayo y de En el Valle de Etla, el cultivo de trigo co-
Entre los mexicas “Los poch- otras aves. Su comercio consistía, enton- bró especial importancia.” (Romero,
tecas (quienes constituían una clase es- ces, en la exportación de objetos manu- 2010: 58).
facturados a cambio de artículos de lujo,

251
Cultura Viva

“La economía dependiente la casa que Hernán Cortés había man- convertirse en el mercado de la Indus-
del tributo fue decayendo. Una nueva dado a construir para él, pero la casa tria, aunque la terminación de las gale-
economía basada en el comercio y en el nunca llegó a ocuparse y entonces fue rías, el pavimento y la arboleda se con-
intercambio de productos comenzó a derribada para dar pasó al depósito de cluiría hasta 20 años después. (Portillo,
cobrar importancia. Aprovechando anti- comestibles. (Pech, 2011) 1910 en Honorable Ayuntamiento de
guas formas de organización de trabajo Oaxaca de Juárez, 2004).
La segunda mitad del siglo
colectivo, los pueblos –en especial los
XVIII marca una destacada producción El nombre del Mercado de la
mixtecos y los zapotecos del Valle- for-
en la grana cochinilla en lo que es actual- Industria pudo haber sido porque ahí se
maron empresas comunitarias dedica-
mente el estado de Oaxaca. El gremio de daba alojamiento a los vendedores de
das a la cría de gusano de seda y de ga-
tejedores de Oaxaca obtuvo sus orde- manufacturas populares, como la loza y
nado o al cultivo de trigo.” (Ibid: 59).
nanzas, causando así un incremento en la cestería que habían sido trasladas de
Para 1580 se descubre en la producción de la grana. Este producto la Plaza de Cántaros. (Honorable Ayun-
Santa Catarina Mártir una importante era enviado a Europa, y se dice que in- tamiento de Oaxaca de Juárez, 2004).
veta iniciándose así las actividades mine- cluso pintó las casacas rojas del ejército
El 7 de abril de 1882, en la
ras en la provincia. (Commons, 2000). de Napoleón. En 1771 la grana alcanzó el
manzana que hoy conforman las calles
mayor precio de toda su historia. La libra
Desde finales del siglo XVII y de Las Casas, Miguel Cabrera, Aldama y
llega a ser pagada en 38 reales. Mientras
principios del siglo XVIII la población no 20 de noviembre se inaugura el mercado
que en 1780 se obtiene la producción
solo de lo que actualmente es Oaxaca, “Porfirio Díaz” que después cambiaría su
más elevada de grana cochinilla. (Álva-
sino de toda Nueva España se vio afec- nombre a Benito Juárez por los gobier-
rez, 1999).
tada por las epidemias. En la Mixteca nos de la revolución. (Álvarez, 1999).
muchas poblaciones quedaron casi des- La grana llegó a cosecharse
En 1885 se obtiene la pri-
pobladas y las personas que sobrevivie- en prácticamente todo lo que actual-
mera cosecha de café en la región de Po-
ron comenzaron a dedicarse a la cría del mente conforma el estado, desde la Mix-
chutla. Don Matías Romero incentivó la
ganado menor. (Álvarez, 1999). teca hasta el Istmo de Tehuantepec, fue
difusión del cultivo y pagó para que los
la producción de esta la que generó la ri-
Para 1643 en el valle de Oa- rancheros fueran enseñados a cultivar el
queza de Oaxaca. (Ibid).
xaca había 40 haciendas según los regis- café. De esta zona es donde proviene
tros coloniales. La mayoría se ubican en Desde 1843 la Plazuela de parte del café que se vende en la ciudad.
la parte sur del valle. A pesar de esto, Cántaros había quedado convertida en (Álvarez, 1999).
una buena proporción de las haciendas la Alameda de León y en la Plaza de Ar-
En 1907 se construyeron los
de Oaxaca eran pequeñas, con una parte mas por lo que ya no se admitieron co-
mercados Sánchez Pascuas y Democra-
para tierra arable y otra para la cría de mercios permanentes. El gobierno le en-
cia, ambos ubicados en el centro de la
ganado, los principales cultivos eran tregó al municipio el convento de San
ciudad y que aún siguen funcionando,
maíz y trigo. (Taylor, 1972). Juan de Dios con el fin de ampliar el mer-
con sus diferentes renovaciones, pero el
cado dejando una calle de por medio. En
A mediados del siglo XVII, segundo es mejor conocido como el
1862 inició la obra, la antigua Plaza de
Manuel Fernández de Fiallo mandó a mercado de la Merced. (Commons,
Santa Catarina Martir junto con el ex
construir un depósito de comestibles en 2000). Estos mercados fueron manda-
Convento de San Juan de Dios pasarían a
la Plaza del Marqués, ahí se encontraba dos a construir por el gobernador Emilio

252
Cultura Viva

Pimentel, quien le otorgó un préstamo al Santa María del Marquesado, se pen- vendedores por lo que estos se encon-
ayuntamiento para que se hiciera la saba hacer una remodelación con estilo traban ya ubicados en los distintos mer-
construcción permanente que diera un neoclásico, pero la Revolución impidió el cados, (Ibid).
mejor aspecto al mercado y en el caso proyecto. (Pech, 2011).
El 15 de enero de 1931 hubo
del mercado Democracia, mejorara el
Para 1909 ya había 4 merca- un terremoto que afectó muchos edifi-
aspecto de una de las calles que llevaban
dos en la ciudad de Oaxaca, el mercado cios de la ciudad de Oaxaca, entre ellos
al panteón municipal. Durante el go-
Porfirio Díaz (Benito Juárez), el de Sán- el mercado Benito Juárez, cuyos portales
bierno de Emilio Pimentel también se re-
chez Pascuas, el Democracia, y mercado del lado este se derrumbaron, por lo que
bautizó el mercado de La Rayita por mer-
de la Industria, ahora llamado 20 de no- se hicieron algunos cambios, los portales
cado Morelos, situado en el límite de la
viembre y ubicado frente al mercado Be- se quitaron, la calle se amplió y se alineó
ciudad de Oaxaca con la población de
nito Juárez. Por otro lado, en el Zócalo y
en la Alameda se prohibió la actividad de

Sector Mercado Benito Juárez. (noviembre 2017, fotografías de la autora).


253
Cultura Viva

la manzana siguiendo la línea de la man- de noviembre, Democracia e Hidalgo y de los servicios de electricidad, sanea-
zana de la plaza de gobierno. (Ma-
linowski, 1942 en Pech, 2011).
Las autoridades cambiaron
el nombre de otro mercado, el Morelos
pasó a ser el mercado IV Centenario en
1932, y aún conserva ese nombre. (Pech,
2011).
En 1978 la tienda Piticó de
Don José Manuel de la Cajiga y Doña Isa-
bel Pérez se convierte en la primera
tienda de autoservicio ubicada en Peri-
férico. Su negocio tuvo grandes cambios
en 1988 pues se abrieron nuevas sucur-
sales, así como cuatro centros de pro-
ducción y elaboración de tortillas, pan,
repostería y alimentos. (Piticó)
Para la década de 1980 fun-
cionaba ya el supermercado El Tostón,
ubicado en la colonia Reforma y que des-
pués se convertiría en una tienda
Blanco.
Aunque el municipio no
cuenta con la información al público y en
los mercados públicos tampoco hay pla-
cas que indiquen el año de su construc-
ción, vecinos y comerciantes indican que
fue alrededor de década de 1980 que se
construyeron varios mercados fuera del
Centro Histórico, tales como Hidalgo, In-
dependencia, Paz Migueles y Ricardo
Flores Magón. Mercados tradicionales en función a los habitantes de Oaxaca de Juárez.

Para el 2014 el Ayunta-


miento impulsó un proyecto de renova-
ción de distintos mercados, entre los cuya estrategia contempla la renovación miento, reposición de parte de la estruc-
que se encuentran el Benito Juárez, el 20 tura física como la techumbre, además

254
Cultura Viva

Mercados Públicos en Oaxaca de Juárez. Fuente: con base en Honorable Ayuntamiento de la ciudad de Oaxaca de Juárez, 2010.

del remozamiento de pisos y paredes. cado 20 de noviembre, los cuales se en- abarrotes y productos derivados del
(Agencia Quadratin, 2014). cuentran uno al lado del otro. El mer- maíz.
cado 20 de noviembre sin embargo tiene
Actualmente existen 19 mer- Tanto compradores locales
una dinámica que va en función con la
cados públicos, de estos 13 son adminis- como turistas del mercado Benito Juá-
preparación de alimentos y la venta de
trados por el municipio y el resto por or- rez, compran en su mayoría alimentos;
pan. En el mercado Benito Juárez se en-
ganizaciones de comerciantes. Los mer- los locales como compras de la semana
cuentra más variedad de productos; pre-
cados públicos más antiguos y más re- y los turistas alimentos representativos
paración de alimentos, productos del
presentativos de la ciudad de Oaxaca de Oaxaca tales como chapulines, quesi-
campo; derivados animales; productos
son el mercado Benito Juárez y el mer-
industriales; productos tradicionales;

255
Cultura Viva

llo, empanadas y mezcal. Entre los turis- Se puede por lo tanto asegu- Oaxaca y los Derechos Humanos. Direc-
tas se ve también que el 36% de ellos rar, que los mercados públicos en la ciu- ción de Derechos Humanos del Munici-
compra artesanías durante su visita. dad de Oaxaca preservan el intercambio pio de Oaxaca de Juárez. 2017.
de mercancías indígenas prehispánicas y
Olvera, J. Los mercados de la Plaza Ma-
de productos representativos oaxaque-
yor en la Ciudad de México. Ediciones Cal
Conclusiones ños que surgieron a partir de la combi-
y Arena. México. 2007.
nación de mercancías europeas, ameri-
Las mujeres sostienen la
canas y africanas; así como también se Romero, M.; C. Sánchez; J. Mendoza; J.
economía de cinco de los mercados pú-
comercian productos industrializados. Bailon; F. Ruíz; L. Arrioja y Y. Celaya. Oa-
blicos en Oaxaca de Juárez: Benito Juá-
En los mercados públicos de Oaxaca con- xaca. Historia breve. El Colegio de Mé-
rez, Hidalgo, La Cascada, Paz Migueles y
vergen las herencias indígenas, colonia- xico. México. 2010.
Sánchez Pascuas. En total representan el
les y la inserción de la industria.
69.2% de la población comerciante, y Suárez, M. “Los mercados de la ciudad
entre ellas son las mujeres de 50 a 59 de México y sus pinturas” Caminos y
años las que figuran un mayor porcen- Mercados de México, INAH. PP. 2009.
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29% tienen su origen en el continente
americano; el 17% son de origen indus- Garrocho C., “La teoría de interacción
trial; y el 13% son productos que llega- espacial como síntesis de las teorías de
ron de Europa y se insertaron con la Con- localización de actividades comerciales y
quista Española. Sin embargo, se des- de servicios.”, En Economía, Sociedad y
taca que el 39% de los productos se con- Territorio, vol. IV, número 14. Pp. 203-
siderarían Mixtos, ya que su producción 251. 2003
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tanto americanos como españoles, y no
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tos originarios o representativos del es-
Honorable Ayuntamiento de la Ciudad
tado de Oaxaca representan un 18%, sin
de Oaxaca “Los mercados de la ciudad
embargo, la rápida industrialización de
sabor y tradición” Caminemos Juntos,
los productos y la actividad turística en
año 1 mayo-junio, Pech, J. pp 18-20.
el estado amenaza la economía de co-
2011.
merciantes, artesanos, agricultores y re-
cursos naturales de Oaxaca. Honorable Ayuntamiento de la Ciudad
de Oaxaca. Mercados de la ciudad de

256
Créditos
Instituto Panamericano de Geografía e Historia (OEA)
Comisión de Historia
Comisión de Cartografía
Universidad Nacional Andrés Bello
Licenciatura en Historia

Auspiciadores
Geosystemas
Esri Chile
Turistik
Archivo Nacional de Chile

Comité Organizador
Luis Valenzuela Olivares (coordinador)
Jorge Ortiz-Sotelo
Filiberto Cruz Sánchez
Mario Prades Vilar

Diseño y Cartografía
Rosa Catalán Peña
Luis Valenzuela Olivares

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