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Atlas Histórico de América.

Pueblos Originarios por Instituto Panamericano de Geografía e Historia se distribuye


bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
Instituto Panamericano de Geografía e Historia

ATLAS HISTÓRICO DE AMÉRICA


PUEBLOS ORIGINARIOS
Pub. 558
ATLAS
HISTÓRICO
DE AMÉRICA
Pueblos Originarios

Coord. Luis Andrés Valenzuela Olivares

Pub. 558
Atlas Histórico de América.
Pueblos Originarios

“ Esta obra es el producto del proyecto CART 03 – HIST 04 2018 “Atlas Histórico de América. Pueblos Originarios
(segunda etapa: publicación del borrador)” financiado por las comisiones de Cartografía e Historia”

Co-patrocinio de la Licenciatura en Historia de la Universidad Andrés Bello

© D.R. Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 2019.

Universidad Andrés Bello. 2019

Diseño de portada: Rosa Catalán Peña


Imágenes de Portada:
- Edward Sheriff Curtis, Sioux Chiefs, 1904. Preus museum Collection
- Foto de Correo del Orinoco (https://lamula.pe/2014/05/12/bolivia-tendra-su-ley-de-consulta-a-indigenas/danyvaldez/)
- Familia Selknam. CONADI (http://centroderecursos.educarchile.cl/)
Mapas y diseños: Rosa Catalán Peña y Luis Valenzuela Olivares

Las imágenes, textos y gráficos en la presente publicación, son de exclusiva responsabilidad de cada autor propio de su artículo.

ISBN digital: 978-956-401-529-3


Inscripción de Propiedad Intelectual N° 311.133
Presentación
El Atlas Histórico de América es una iniciativa de De esta manera, el proyecto PAT-2017 y PAT-2018
la Agenda Panamericana 2013-2017, que se enmarca en el plasmaron el vínculo que se introdujo en el conocimiento ge-
plan de trabajo de la Comisión de Historia del Instituto Pan- neral de América. Para ello, se planteó que el objetivo no era
americano de Geografía e Historia, organismo de la Organiza- proporcionar un Atlas actualizado de lo ya escrito, sino ofrecer
ción de Estados Americanos (OEA). nuevas investigaciones y líneas de trabajo en torno a la comu-
nidad y lugares de nuestra América, adhiriéndose a nuestro
Siendo esta labor, generar este instrumento que
lema “Nuevas miradas en la huella del americano”.
desde lo físico a lo humano demuestre el pasar del americano,
el Comité de Cartografía Histórica dependiente de la Comisión Desde los Pueblos Originarios hasta el Estado de
de Historia, hace suya esta función en la 3° Reunión Conjunta República, el sujeto sería nuestro estudio. Y, por medio de se-
de las Comisiones 2015 en la Ciudad de México, para activar minarios internacionales de investigación, se confeccionarían
esta iniciativa como Proyecto de Asistencia Técnica. Desde volúmenes tanto digital como impresos para la educación.
este punto de vista, el Comité podría no solamente ejecutarla
Es así, como el proyecto PAT-2017 Pueblos Origi-
desde la comisión de Historia, sino hacer partícipe a todas las
narios, comienza el llamado a participar en esta iniciativa que
Comisiones.
tuvo lugar los días 13 y 14 de noviembre 2017 en la ciudad de
Si bien, el Comité comenzaba su administración Santiago de Chile, y que sus resúmenes y conclusiones fueron
con un número reducido de miembros, la imagen objetivo fue el contenido de una herramienta tecnológica que combina
adquiriendo resonancia entre ellos. El Doctor Jorge Ortiz-So- tanto la historia como la geografía (Story Maps- ESRI).
telo de Perú y el Doctor Filiberto Cruz Sánchez de República
Desde estas mismas ponencias, los artículos en ex-
Dominicana vieron en este proyecto una unión del trabajo in-
tenso pasaron a describir y generar el borrador que presenta-
terdisciplinario y multidisciplinario para establecer vínculos en
mos a continuación (PAT-2018) y que representan el vínculo
la región americana.
antes nombrado, y el espíritu de conocimiento y educación del
Instituto.

Mg. Luis Andrés Valenzuela Olivares


Coordinador General Proyecto Atlas Histórico de América
Coordinador Comité de Cartografía Histórica
Comisión de Historia (IPGH)
lvalenzuelaolivares@gmail.com

7
Contenido
Introducción .............................................................................................11 Pinturas y Cartografía del siglo XVI .................................................. 132
Luis Valenzuela Olivares Carmen Barroso – Gabriela Benítez – Ma. Eugenia Sánchez

La conquista española en la región de Ocuilan ................................. 140


Primeros Habitantes ...............................................................................13
Vladimira Palma Linares – Rosa de la Peña Virchez
Los valles del Mapocho y Maipo durante el período incaico................15
Rubén Stehberg Una reinterpretación de la “misteriosa desaparición” de los Mayas 151
Ricardo Escamilla Peraza
Tres Puntas. Un hito del período preinkaico en Marga-Marga ...........23
Ricardo Loyola – Brus Leguás
Desarrollo Indígena .............................................................................. 163
Asentamientos prehispánicos en territorio Guanajuatense ................42
Verónica de la Cruz Zamora Adecuaciones y ajustes socio-demográficos .................................... 165

Los pueblos originarios de las Antillas .................................................52 Alfredo Gómez – Francisco Ocaranza – Martín Lara

Filiberto Cruz Sánchez Dinámicas demográficas de población indígena .............................. 191

Premagallania, un caso de difusión ciudadana de la herencia preco- Xochitl Inostroza Ponce – Jorge Hidalgo Lehuedé
lombina en Chile ..................................................................................63
Pastoreo de camélidos en el norte chileno ....................................... 198
Eugenio Rivas – Paulette Faure
Jorge Moreira – Rómulo Bolaños

El uso del mar en Área Andina ......................................................... 208


Choque Cultural .......................................................................................71
Jorge Ortiz Sotelo
La configuración del territorio de Chile en el siglo XIX .........................73
Jorge Pinto Rodríguez
Cultura Viva .......................................................................................... 225
Diaguita y Calchaquí ...........................................................................81
Laura Quiroga Indigenous Cartographies ................................................................ 227
Michelle Raheja
El combate de Corpus Christie 1536 .....................................................89
Daniel Correa Roselló Recuperación de toponimia de ranquel ............................................ 237

Provincias indómitas, repúblicas privilegiadas y antiguos reinos .......98 Norberto Mollo

Werner Stangl Mercados Tradicionales ................................................................... 250

Relaciones interétnicas entre aborígenes australes americanos y caza- María Castellanos Díaz
dores de lobos marinos estadounidenses ......................................... 113
Marcelo Mayorga Créditos ............................................................................................ 259
El cocoliztli de 1545 a 1548 en la Nueva España .............................. 123
Sandra Guevara Flores

9
Introducción
El Diccionario de la Real Lengua Española define participé en forma voluntaria e involuntaria a las culturas in-
“Atlas” como una colección de mapas y descripciones de cier- dígenas.
tas disciplinas, que son expuestas a través de un volumen o
Aspectos económicos, políticos y territoriales, son
libro, generalmente impreso. Desde esta concepción, el pro-
factibles de distinguir en estas investigaciones, y nos reflejan
yecto Atlas Histórico de América, en sus dos proyectos de Asis-
a la población nativa que ha sido diezmada y marginada de su
tencia Técnica (PAT-2017 y PAT-2018) ha pretendido entregar
propio territorio. O, por mencionar las enfermedades, que
esta herramienta para el conocimiento de nuestra región
arrasaron e impregnaron cambios en las estructuras sociales
americana.
y en la percepción de su cosmovisión. El lector podrá encontrar
Los Pueblos Originarios es nuestra descripción de y recorrer una sola visión de los Pueblos Originarios sin la ne-
disciplina, como primer volumen, que ha permitido reunir más cesidad de una línea de tiempo que limite la continuidad de
de 20 artículos de destacados historiadores, arqueólogos, an- una batalla, problemas estructurales, religiosidad y diversidad
tropólogos, geógrafos, cartógrafos e investigadores, presen- cultural.
tando sus trabajos en forma extensa para el Atlas.
También, el espacio americano es un punto que
Su exposición fue conformando el desarrollo de lector podrá descubrir en cada artículo. Y, muy por el contra-
cada artículo por medio de nuestro primer Seminario Interna- rio, a la mirada de una tierra aislada que presentaba el con-
cional y, después, por las reuniones de coordinación que mol- quistador del Nuevo Mundo, los hallazgos arqueológicos y los
dearon tanto los mapas como el texto, destacando al sujeto registros de Archivos, definirán un espacio amplio lleno de cul-
de estudio (individuo), quien es el verdadero protagonista de turas donde convivían y conviven los Pueblos Originarios.
este volumen.
Diferentes espacios y tiempos, como lo indicara
Desde investigaciones que pasan de los Primeros nuestro invitado principal Federico Navarrete, podrían unifi-
Habitantes (culturas precolombinas) a la Cultura Viva (relacio- car en un solo relato la historia de diferentes acontecimientos
nes contemporáneas), los ejes que conforman el Atlas (Prime- de los Pueblos Originarios, siendo el principal objetivo en este
ros Habitantes, Choque Cultural, Desarrollo Indígena, Cultura Atlas.
Viva), nos indican una continuidad y un presente del pasado,
En este sentido, la gran cantidad de mapas de lujo
que demuestra el valor de conocer y respetar a nuestros Pue-
que muestran los diferentes artículos, proporcionan compren-
blos Originarios. Un vínculo que representa nuestro lema y nos
der el espacio habitado de los Pueblos Originarios, que si bien,
identifica como americanos.
no cubren todos los lugares y comunidades de la diversidad
En este primer Volumen de los Pueblos Origina- americana, cumplen con orientar y establecer en América, un
rios, el lector podrá encontrar nuevas investigaciones que solo pueblo en esta extensa región.
transitan en otras áreas del conocimiento, y que han hecho

11
Primeros habitantes
Primeros Habitantes

Tres Puntas
Un hito del período preinkaico en Marga-Marga

Ricardo Andrés Loyola Brus Leguás Contreras


Docente Universidad Adolfo Ibáñez, Centro Investigador de Sociedades del Pasado, Centro
de Documentación, Estudios y Publicaciones de Documentación, Estudios y Publicaciones
Kuntur Mallku. Kuntur Mallku.
ricardo.loyolal@gmail.com bleguas@yahoo.com

Presentación Objetivos cordones de cerros que la ciñen por tres


de sus cuatro costados. Estos dos cordo-
Sin duda, todavía queda mu- Los objetivos que podemos nes se originan del grupo de cerros al
cho camino por recorrer en relación con señalar en esta presentación son básica- que suele llamarse Cordillera de la Costa.
los primeros habitantes del continente y mente dos: el primero es lograr un estu-
En efecto, desde el cerro El
de la Zona Central de Chile en particular, dio profundo y lo más acabado posible
Roble, que es una de las principales altu-
pero se ha ido descubriendo una serie de del sitio ceremonial de El Morro, que
ras del cordón de Chacabuco, que
sitios que están proporcionando a los es- forma parte del Cordón Tres Puntas, en
avanza en dirección noroeste, desde la
pecialistas pistas y claves para ir deve- Quebrada Escobares, comuna de Villa
cordillera de los Andes, se desprende
lando tanto el momento como las cir- Alemana, provincia de Marga-Marga, en
una serie de cerros con dirección al sur
cunstancias en que el hombre hizo su la Región de Valparaíso.
que a poco andar se divide en dos rama-
aparición aquí.
El segundo objetivo dice re- les principales, el más alto de los dos va
Nos interesa referirnos a la lación con poner en valor, resguardar y ciñendo por el levante al valle superior
presencia del hombre y a sus huellas en preservar para las futuras generaciones del estero de Puangue (Colliguay) y
el sector de Quebrada Escobares, co- este sitio principal y los otros sitios rela- avanza al sur dividiendo las cuencas del
muna de Villa Alemana, provincia de cionados dentro de Quebrada Escobares Mapocho y del Puangue. El otro cordón
Marga-Marga, en la Región de Valpa- y, al mismo tiempo, hacer partícipe a la avanza al poniente, en dirección oeste-
raíso, y particularmente, en el macizo de comunidad de cuanto se descubra a este sur-oeste, desde el cerro Vizcachas y
Tres Puntas, en el límite entre las comu- respecto. Un tercer objetivo sería poten- forma un cordón que limita por el norte
nas de Limache y Villa Alemana, por por ciar el turismo de sector. al valle del estero de Puangue, separán-
tal motivo, nuestra presentación está di- dolo de la cuenca del estero de Limache,
rectamente relacionada con los Prime- el cual se ha conocido desde antiguo
Orografía
ros Habitantes, esto es, la población pre- como Cerros de Colliguay. Este subsis-
colombina. Nuestro centro de estudios, tema vuelve a dividirse y un subcordón,
la Quebrada Escobares está determi-
nada por la existencia de dos principales

23
Primeros Habitantes

desprendiéndose desde el faldeo no- orografía del lado oriental de la Que-


roccidental del cerro Vizcachas de Colli- brada Escobares.
guay, de 1.147 metros de altitud sobre el
Aunque por el faldeo norte y
nivel del mar, avanza en esa dirección,
noroeste es bastante fácil el acceso al
dividiendo las aguas que van a tributar al
cerro El Morro y al cerro Tres Puntas, de-
estero Fullero, al suroeste, y las que van
bido a la conformación de dicho faldeo,
a tributar a la quebrada de Los Bolsones,
por el lomaje occidental se torna mucho
al noreste. La principal altura aquí es el
más difícil, salvo donde se ha podido
cerro Almud, que se eleva a los 1.024
abrir senderos. Las alturas van decli-
metros; enseguida el cordón continúa
Figura 2. Aspecto general del macizo del ce- nando rápidamente y ya frente al sector
en la misma dirección general con altu-
rro Tres Puntas desde uno de los caminos llamado de “los Galpones”, la cota ma-
ras algo menores, pero que logran empi-
de acceso, en Quebrada Escobares. yor es de apenas 238 metros, enseguida,
narse a los 917 metros en el cordón de
la siguiente cota es de tan solo 185 me-
la Loma de El Durazno, que forma el lí- Continuando hacia el
tros, si bien se presenta una oscilación,
mite meridional de la Quebrada oriente, el cordón tuerce al nor-noreste,
debido a la conformación del terreno. Al
Escobares que estudiamos. y alcanza su máxima altura en el cerro
lado sur del Camino Troncal y al este de
Tres Puntas, que se eleva a 1.083 metros
la Quebrada Escobares, las principales
sobre el nivel del mar. Desde este ma-
alturas son de 234, 227 y 163 metros.
cizo se desprenden cordones hacia el le-
vante, formando un terreno muy fra- Al lado norte del Camino
goso hacia Lliu-Lliu, pero hacia la Que- Troncal y hacia el sector de “El Sauce”,
brada Escobares se presenta breve y las alturas comienzan a recuperarse.
muy abrupto. Continuando hacia el no- Frente al embalse de El Patagual hay una
roeste, la siguiente principal elevación altura principal de 155 metros, en tanto
es el cerro El Morro, con una altura de que al sur del embalse de El Sauce se al-
898 metros sobre el nivel del mar, y que canzan los 230 metros.
tiene una gran importancia desde el
Solo un poco más al norte se
Figura 1. Acceso al cerro Tres Puntas, en un punto de vista arqueológico.
encuentra la principal altura del sector
nublado día de diciembre de 2016.
En general, puede decirse entre el Camino Troncal y el estero de Li-
que el sistema Tres Puntas-El Morro con- mache, el cerro Nancahue, que durante
La Loma de El Durazno pre- forma un gran macizo que es, en sí los primeros tiempos de la Colonia se lla-
senta alturas decrecientes de poniente a mismo, conclusión del sistema de cordo- maba Llancahue, y fue un hito principal
oriente, pero que de todas maneras des- nes que se da en llamar Cordillera de la en la subdivisión de la gran Estancia de
cuellan sobre el fondo de la Quebrada Costa en este sitio. Desde aquí no conti- Quillota, que perteneció originalmente a
Escobares (917, 874, 739 metros), con- núa un cordón, sino que son lomajes que Pedro de Valdivia y luego al bachiller Ro-
formando una barrera natural que descienden de él y que conforman la drigo González Marmolejo, quien llegó a
forma un límite perfecto. ser el primer obispo de Santiago. El cerro

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Primeros Habitantes

Nancahue alcanza los 330 metros, y es


visible desde gran distancia, tanto desde
Limache como desde Quebrada Escoba-
res.
Al norte del cerro Nancahue
las alturas decrecen nuevamente, y a
muy corta distancia de este cerro alcan-
zan apenas los 230 metros. Hacia el
norte ya no hay ninguna altura impor-
tante que mencionar.
Por el lado poniente, sin em-
bargo, sí existe un cordón, que se des-
prende en dirección nor-noroeste desde
el cordón de la Loma de El Durazno, en
una cota que supera los 900 metros de
altura, y que en su punto superior separa
a la Quebrada Escobares del valle del
Marga-Marga. Este cordón va avan-
zando decididamente y dejando al po-
niente la quebrada de El Durazno, decre- Figura 3. Parte alta de Quebrada Escobares. Las curvas de nivel que se dibujan en este croquis (to-
ciendo poco a poco a medida que avanza das a cien metros) dan una idea general sobre la orografía local, íntimamente ligada a su hidrografía
hacia el noroeste, y alcanzando los 693 y a su clima. La principal altura es, sin duda, el cerro Tres Puntas, con 1.083 metros sobre el nivel
del mar, y que domina todo el sector. Al norponiente de esa principal altura se encuentra el cerro El
metros en el cerro Loma Blanca de Mos-
Morro, con una altitud de 898 metros. Las líneas punteadas indican cursos de agua estacionales o
coso. quebradas. Los puntos negros indican vertientes, manantiales u ojos de agua.

En su avance, va dejando al
poniente el valle de Lo Moscoso y el del
estero de Quilpué, decreciendo sus altu- tural entre los valles de Quilpué y de Li- Troncal, hay una altura por el poniente
ras rápidamente también. Las dos altu- mache, pero el cordón que va separando de 307 metros, pero a la misma altura,
ras principales frente a El Rincón de El a Quebrada Escobares de Quilpué y del por el lado oriente del cordón, hay solo
Carmen, en las nacientes del estero de Cajón de Lebo (Limache) continúa des- 157 metros, mas, la menor altura se en-
Quilpué, alcanzan los 319 y 312 metros, cendiendo, y permite el paso del Camino cuentra al suroeste del embalse de El Pa-
respectivamente. Troncal sin mayores dificultades que una tagual, con apenas 145 metros.
leve cuestecilla.
Este cordón va ganando al- Sin embargo, debe decirse
tura en el desprendimiento que tiene Al norte de El Carmen, en el qué hacia el norte del Camino Troncal,
hacia el oeste, y que forma la división na- sector de Peñablanca, y al norte del por- las alturas se van recuperando leve-
tezuelo que permite el paso del Camino

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Primeros Habitantes

mente. Al noroeste del embalse de El Pa- inkaico debido a sus especiales caracte- de las horadaciones inconclusas practi-
tagual se alcanzan los 210 metros, no rísticas y al hecho de ser un centro cere- cadas. E incluso se ha postulado que es-
obstante, al noroeste de este punto, el monial Aconcagua/pikumnche. En este tos diferentes tipos de tacitas podrían
cerro La Bandera, que es un hito impor- sentido, estamos desarrollando una me- corresponder a diferentes estadios cul-
tante, mirando hacia el cajón de Lebo, todología que nos lleve a determinar, turales, y que la cultura Aconcagua pudo
solo llega a los 205 metros. mediante acuciosos estudios in situ y de haber sido la que produjo las últimas ta-
fuentes relacionadas, una cronología de citas.
Un poco al norte, y por la
uso del sitio, pero a la vez tratar de de-
misma línea, el cerro Borriquero llega a Quebrada Escobares, a pesar
terminar también quiénes eventual-
los 264 metros, siendo la principal y úl- de no ser un lugar de tránsito recono-
mente pudieron haberlo utilizado y cuál
tima gran altura en este cordón, que va cido para las gentes del período prea-
habría sido su objetivo principal, así
decreciendo rápidamente a medida que groalfarero, ni tampoco haber sido el lu-
como los objetivos secundarios, pero no
se acerca al estero de Limache, pero que gar de establecimiento de una gran po-
solo para El Morro, sino también para los
presenta una altura de 183 metros, do- blación agroalfarera después, sí pre-
otros sitios de ocupación prehispana
minando el cajón de Lebo por el levante senta hasta la actualidad restos o vesti-
que hemos identificado en la Quebrada
y, en seguida, un poco al oriente, el cerro gios de una cultura lítica que se suele fe-
Escobares, como El Patagual, Aguas
Loma Blanca de Limache, que alcanza los char muy disparmente por los especialis-
Frías, Cerro Frutilla, y el propio cerro
149 metros, y es la altura final de este tas.
Tres Puntas en toda su extensión.
cordón.
El sitio principal corresponde
A partir de nuestros estu-
a una piedra que se ubica en el cerro El
dios, hasta ahora, podemos afirmar que
Morro, que es un espolón que se avanza
Hipótesis y metodología el panorama para la cuenca de Que-
hacia el noroeste en el macizo del Tres
brada Escobares muestra diferentes fo-
Puntas, y que la arqueóloga Gabriela
Nuestra hipótesis principal cos de concentración de las piedras taci-
Carmona, que entonces trabajaba en el
es que el hombre precolombino, en al- tas, todas ellas ubicadas a corta distan-
Museo Francisco Fonck de Viña del Mar,
gún momento, no solo reconoció el sec- cia unas de otras, aunque en distintos ni-
afirmó que “se trata de piedras que fue-
tor de Quebrada Escobares, sino que chos o estratos. Al tomar en conjunto los
ron confeccionadas en el período ar-
también supo ocupar y aprovechar las sitios analizados se ve que el tipo de ta-
caico, que se distribuye entre los 8000 a
características del cerro Tres Puntas, y citas que está mayormente represen-
300 años antes de Cristo.” (Diario Las Úl-
encontró en “El Morro” no un simple tado aquí es el tradicional, más o menos
timas Noticias, 28 de abril de 2006). En
manantial permanente, sino que tam- circular, y, finalmente, el elipsoidal. En
esta misma oportunidad, la destacada
bién los materiales necesarios para dar cada uno de estos tipos se observa una
arqueóloga dijo que “se cree que las pie-
forma a un centro ceremonial que fue importante diversidad en términos de
dras tacitas fueron utilizadas en activida-
usado durante siglos, muy probable- tamaño y de manufactura, las que se
des rituales. Algunos plantean que fue-
mente por las culturas Bato, Llolleo y asocian a las diferencias tanto en el tipo
ron morteros colectivos, pero no se han
Aconcagua y que luego, probablemente, de material, de sección de la piedra o
encontrado restos de granos sobre ellas
haya sido también un centro ceremonial roca, como en el diámetro y profundidad

26
Primeros Habitantes

Mapa de los sitios analizados en el Cordón Tres Puntas y El Morro: (A) ruinas en la base del cerro; (B) El Morro; (C) Cerro Tres Puntas; (1) Círculo A; (2) La
Cuna del Morro; (3) Tacita del Morro y círculos; (4) Puntilla; (5) Círculo B; (6) Pirca; (7) La Cumbre y apacheta; (8) Círculo C; (9) sector del camino con res-
tos de empedrado.

que puedan avalar esa hipótesis.” (Dia- Fuentes al sitio realizada en 2006, así como otras
rio Las Últimas Noticias, 28 de abril de De gran ayuda y utilidad ha varias visitas por grupos interesados en
2006). sido el informe de la arqueóloga Ga- el tema, y que han dejado sus impresio-
briela Carmona a propósito de una visita

27
Primeros Habitantes

nes y opiniones. Otras fuentes de impor- temprana y que es probable que su pri- sitios al pie del cerro Tres Puntas, pero
tancia para el estudio del sitio han sido, mer momento pueda datarse hacia falta un trabajo arqueológico, muy nece-
entre otras, Bahn (2002), Bauer y Dear- 10.000 a. de J.C., o quizá si antes, y su sario en toda la cuenca, para determinar
born (1998), Cerutti (2003, 2011, momento final hacia 1500 d. de J.C. Es fechas, ocupaciones del sitio y estrati-
2011b), Falabella y Stehberg (1989), Bus- posible, asimismo, que haya sido un sitio grafías necesarias para un más completo
tamante (2014), Bustamente y Moyano ceremonial utilizado por gentes que ha- conocimiento del sector, ya que hasta la
(2015), Grillo (1994), Latcham (1936), bitaban en el valle de Limache poco an- fecha no se han realizado excavaciones
Madrid (1965), Mostny (1971), en temas tes de la manifestación de la cultura arqueológicas en toda la cuenca de Que-
relacionados directamente con el pobla- Bato. brada Escobares.
miento y los resultados de los estudios;
Hasta el momento no hay Todo lo que se ha hecho
Adovasio (2003), Amick (2016), Antevs
evidencia de la existencia de material ce- hasta la fecha han sido observaciones y
(1935), Arnold (2002), Auerbach (2012),
rámico, salvo algunos pequeños trozos estudios de superficie, sin intervención
Beltrão et al. (1987), Beltrão y Perez
de cerámica de uso cotidiano que pue- ninguna del sitio, aparte de mediciones,
(2007), Beorchia (1984), Bever (2008),
den observarse a ras de piso en algunos fotografías y dibujos in situ.
Bradley y Standford (2006), Brown
(2002, 2002b), Bryan (1978) y Bygarski
(2013) en lo que se refiere a los estudios
y teorías sobre la llegada del hombre a
América.
Aunque a ras de superficie y
a simple vista puede notarse lo especial
que debió ser todo el macizo del Tres
Puntas debido a los vestigios que pue-
den apreciarse, principalmente la piedra
tacita que mira hacia el norte, teniendo
las principales alturas de los Andes y de
los cordones de la Cordillera de la Costa
y de la Cordillera de El Melón a la vista,
no puede, en el actual estado de los co-
nocimientos que hay sobre este sitio,
precisarse absolutamente su origen y
primera ocupación o utilización, aunque,
por comparación con otros sitios simila-
res, como El Retiro, por ejemplo, puede
adscribirse al período arcaico. Esto signi-
fica que se le puede atribuir una data
Figura 4. Tacita de El Patagual.

28
Primeros Habitantes

Algunas consideraciones sobre la cos- y/o también con la apariencia de seres haya considerado especial y lo haya con-
movisión asociada al lugar mitológicos tales como el Piguchén o sagrado para la realización de algunas
Piwuychén6 o el Waillepeñ7. También ceremonias. Y, en tal caso, sobre todo
Los Ngen-winkul son Ngen o, podían aparecer como hombres que re- porque desde su cima se puede tener a
espíritus o entidades dueños y tutelares sidían en la cima y/o interior de los ce- la vista los principales cerros o Apu,
de los cerros, montañas y volcanes, de rros o montañas, sin envejecer jamás, y como el Aconcagua, el Mauco de Acon-
acuerdo a la mitología de las poblacio- donde disfrutarían de todos los bienes y cagua y las principales alturas de los cor-
nes ancestrales de Chile centro-sur. De recursos imaginables: ganado, siembras, dones de la cordillera de la Costa, de la
acuerdo a la mitología de los pueblos an- agua, cántaros llenos de oro y plata8, y cordillera de El Melón y de los cordones
cestrales de habla mapudungún, las en- todo lo necesario para la vida. menores que atraviesan el territorio, no
tidades Ngen están presentes en algu- podría considerarse que tal cerro y las
A partir de lo anterior, es po-
nos füta-winkul1 o los pichi-winkul2 que instalaciones de El Morro, no hayan lla-
sible considerar, como ya se ha dicho en
están dotados de newén3, distinguién- mado la atención de las autoridades del
otra parte de estas páginas, que por su
dose, de esta manera, de acuerdo a su Tawantinsuyu en esta área, sobre todo
conformación y su situación como cerro-
tamaño o preponderancia, los Ngen- porque queda a la vista del Qhápaq Ñan
isla, el cerro Tres Puntas debió ser consi-
füta-winkul4 y los Ngen-pichi-winkul5. que comunicaba el centro administra-
derado por las antiguas poblaciones del
Los Ngen-wikul son representados con tivo inkaico de Quillota, los lavaderos de
valle medio del estero de Limache como
características zoomorfas o antropo- oro de Marga-Marga y de Las Dichas, y el
un cerro Tren-Tren. No puede afirmarse
morfas. valle del río Maipo por la cuesta de Iba-
que haya sido considerado el lugar de re-
cache.
Frecuentemente se les ve sidencia de algún Pillán. Pero, debido a
como animales de apariencia extraña, la presencia de un ojo de agua a 845 me- Cada comunidad que habitó
fabulosa y hasta repugnante en ciertos tros de altitud, cerca del Morro, es muy en el Centro y en el Sur de Chile, identi-
casos, como grandes toros o culebras, posible que la administración inkaica lo ficó un cerro Ten-Ten o Treng-Treng, un

1
Esto es, grandes montañas o volcanes. yenda se inspirara en dicho animal. General- sería inofensivo, pero en el agua sería muy peli-
2
Es decir, cerros o colinas. mente tendría la forma de una culebra alada que groso y atacaría con gran ferocidad a todo ani-
3
Esto es, potencia. habitaría en los bosques y en las quebradas. Las mal o persona que se encuentre. Su descripción,
4
Entidad o espíritu dueño del cerro grande o vol- alas le crecerían cuando llega a la edad madura. señala, sin duda, la influencia europea, ya que la
cán. Su longevidad resulta increíble, pero al llegar a la oveja y el ternero no son auctóctonos, y obvia-
5
Entidad o espíritu dueño del cerro pequeño o vejez se transformaría en un pájaro del tamaño mente debió incorporarse esta descripción bas-
colina.
6 de un gallo o de un pavo joven, pero igual de san- tante avanzado el siglo XVIII o quizá ya en el siglo
También se le conoce como Piuchén, Peuchén,
guinario como en su anterior forma. En el valle XIX.
Pihuchén, Pihuychén, Pihuichén, Piwichén o Pigu-
de Putaendo, existe una localidad con este nom-
chén. El nombre proviene del mapudungún piwi- 8
Esta referencia es, sin duda, muy tardía, ya que
bre, Piguchén.
cheñ, secar a la gente. Es conocido en el Norte para las poblaciones originarias estos metales no
Chico, en Chile Central, el Sur de Chile y el Sur de 7
El waillepeñ, esto es, oveja-ternero o El Centi- tenían valor económico, y su extracción en tiem-
la Argentina. Así se llama también al murciélago nela, también conocido como Guallipén, Waille- pos del Tawantinsuyu obedecía más bien a un
vampiro (Desmodus rotundus), por lo que algu- pén, Huallepén, Huallepenyú o Huallepenyí, es objetivo religioso.
nos opinan que lo más probable es que esta le- una criatura maligna. Sería un animal anfibio que
viviría a orillas de ríos, lagos o del mar. En tierra

29
Primeros Habitantes

cerro-isla, donde refugiarse en caso de Mauco de Aconcagua así como el Merca- Queronque, en Limache abajo y Tabo-
que nuevamente Kai-Kai Vilú provocara chas, en las inmediaciones de la actual lango; el Mayaca, en Quillota; y, por su-
una inundación. En la zona, como ya se ciudad de Los Andes; El Molle, en el án- puesto, el Tres Puntas en el sector de
ha dicho, son cerros Tren-Tren el cerro gulo norponiente del valle de Quilpué; el Quebrada Escobares y Lliu-Lliu9. La do-

Figura 5. Comunidad aymará realizando una ceremonia en uno de los sitios, a los pies del Cerro Tres Puntas.

9
Un cementerio, aparentemente de la cultura la hacienda lo destruyó ordenando que se efec- cementerio quedaba, precisamente, a la sombra
Aconcagua, existió en Lliu-Lliu. El propietario de tuara en el lugar una plantación de frutales. Este del cerro Tres Puntas.

30
Primeros Habitantes

minación inkaica significó el apodera- entre 100 y 150 metros de faldeo bas- poblaciones originarias cordilleranas y al
miento de estos centros de especial de- tante escarpado. En tanto, el manantial sur del Itata, debido al proceso de la con-
voción de las poblaciones locales, donde del cerro El Morro se encuentra a menos quista española y a la expansión chileno-
presumiblemente se realizarían algunas de cien metros de distancia y a un desni- argentina durante el siglo XIX en la pre-
ceremonias y rituales. Pero, la adminis- vel de apenas unos treinta metros, sobre cordillera andina de ambas vertientes y
tración inkaica los transformó en centros un faldeo muy suave. al sur del Itata, obviamente significó la
ceremoniales estatales, dotándolos de pérdida de las tradiciones locales rela-
El hecho de que, por las dis-
construcciones que le daban un carácter cionadas con cerros y volcanes en esos
tintas razones ya bien conocidas, haya
especial, como muros defensivos y cons- territorios.
desaparecido la población originaria
trucciones destinadas al acomoda-
pikumche en el sector comprendido en- Las piedras tacitas son consi-
miento de quienes participaran en las
tre los ríos Choapa e Itata, así como otras deradas horadaciones inconclusas sobre
ceremonias que se realizaran en esos ce-
rros, especialmente en el caso del
Mauco y del Mercachas, que fueron
transformados en wak’a estatales.
En tanto, los cerros que no
tenían ya masivas concurrencias o que
no eran especiales para grandes núme-
ros de personas, debido a distintas razo-
nes, como, por ejemplo, la baja o escasa
población local, se mantuvieron como
hasta entonces, aunque sin duda la ad-
ministración inkaica contribuiría a que
no se abandonaran. Tales serían los ca-
sos del cerro El Molle, en Quilpué, y del
cerro El Morro (Tres Puntas), en Que-
brada Escobares. En especial este último
tenía la especialidad de contar con un
manantial u ojo de agua en la inmediatez
de una piedra tacita, característica que
no acompaña al cerro El Molle, en donde
el agua más cercana a su cima está en la
quebrada de las nacientes del estero de
Reñaca y en las nacientes de la quebrada
de Los Bellotos, lo que es entre uno y dos Figura 6. Aspecto actual del Círculo A.
kilómetros de distancia y un desnivel de

31
Primeros Habitantes

afloraciones rocosas o sobre rocas suel-


tas de distintos tamaños y que no son fá-
cilmente transportables, al menos desde
el actual punto de vista. En cambio, los
morteros son piedras de pequeñas di-
mensiones, movibles o transportables.
Hasta no hace mucho
tiempo, los especialistas generalmente
se referían a las piedras tacitas como
“morteros fijos en rocas”10, “morteros
colectivos”11, “mortero en roca”12. Más
tarde se fueron aceptando otras explica-
ciones.
Así y todo, todavía se les
suele llamar a veces “morteros comuni-
tarios”. También se les llama “piedra con
tacitas”, “piedras con platillos” (cuando
Figura 7. Aspecto actual de los
las horadaciones parecían incipientes), círculos en el sector de la piedra
“ollitas” o “piedras con ollitas” (cuando tacita de El Morro.
las horadaciones eran profundas). En
Figura 8. Piedra tacita de El Morro
ciertos lugares, en el campo, se las ha lla- con la numeración de horadacio-
mado “piedras de indios”, en tanto que nes, los puntos cardinales y la
algunos especialistas las llamaron “pie- orientación de la misma.
dras sagradas”, atribuyéndoles la condi-
ción de altares de sacrificio. Se conoce
bibliografía especializada que sugiere la
realización de sacrificios de animales,
particularmente guanacos, cuya sangre

10 11 12
NIEMEYER F., Hans, Gastón Castillo G., y Miguel FALABELLA G., Fernanda, y Rubén Stehberg, HIDALGO L., Jorge, Virgilio Schiappacasse F.,
Cervellino G., Los Primeros Ceramistas del Norte Los Inicios del Desarrollo Agrícola y Alfarero: Hans Niemeyer F., Carlos Aldunate del S., e Iván
Chico: Complejo El Molle (0 a 800 d. C.), en Cul- Zona Central (00 a.C a 900 d.C.), en Culturas de Solimano R., editores, Culturas de Chile. Prehis-
turas de Chile. Prehistoria. Desde sus orígenes Chile. Prehistoria. Desde sus orígenes hasta los toria. Desde sus orígenes hasta los albores de la
hasta los albores de la Conquista, HIDALGO L., albores de la Conquista, HIDALGO L., Jorge, Vir- Conquista, Glosario General, Editorial Andrés Be-
Jorge, Virgilio Schiappacasse F., Hans Niemeyer gilio Schiappacasse F., Hans Niemeyer F., Carlos llo, Santiago, 1989, página 420.
F., Carlos Aldunate del S., e Iván Solimano R., edi- Aldunate del S., e Iván Solimano R., editores, Edi-
tores, Editorial Andrés Bello, Santiago, 1989, pá- torial Andrés Bello, Santiago, 1989, página 301.
ginas 227, 249, 250.

32
Primeros Habitantes

Número de Profundidad Diámetro


Tacita (cm.) (cm.)
1 1,38 4,1
2 2,75 7,52
3 1,7 5,1
4 3,5 7
5 2,6 7,1
6 3,42 8,7
7 3,7 9,8
8 2,6 6
9 1,68 4,7
10 2,8 7,49
Tabla 1. Mediciones de las horadaciones in-
conclusas en la piedra tacita de El Morro.
Figura 9. Plano esquemático de la tacita y los círculos de El Morro.

habría sido vertida en las horadaciones.


Algunas de estas piedras tacitas presen- Sin embargo, ha de tenerse Se entiende, por otra parte,
tan “canales” que comunican estas hora- siempre presente que no todas las expli- que las piedras tacitas comienzan a apa-
daciones y se ha dicho, si bien no hay caciones pueden aplicarse a todas las recer cuando la fauna pleistocénica se
prueba contundente alguna, que servían piedras tacitas que se conocen. empieza a extinguir y forzosamente
para difundir la sangre de esos sacrifi- debe modificarse la dieta, adoptando
La funcionalidad pretendida
cios, la que habría sido consumida por nuevas formas o al menos de comple-
de meros morteros colectivos debe
los oferentes. Hasta hay quienes sostie- mentarla, probablemente dándose un
desecharse cuando menos para las que
nen que la costumbre de beber ñachi mayor énfasis a la recolección de frutos,
se encuentran en lugares aislados y so-
por parte de las comunidades mapuche semillas y raíces silvestres.
bre cerros, ya que sería impensable que
se ha derivado de los rituales de sangre
cada vez que se necesitara moler granos Pero si se las considera me-
arcaicos que alguna vez se realizaron en
las personas debieran realizar fatigosos ramente morteros comunales, debe asu-
tales piedras tacitas13.
viajes incluso hasta la cima de cerros de mirse que cuando menos en torno al si-
más de mil metros de altitud. En tales ca- tio donde se las encuentra debieron
sos, quizá tuvieran un sentido pura- existir aldeas más o menos permanen-
mente ceremonial. tes, caso que se pretenda que tuvieron

13
La costumbre de beber ñachi puede documen- manifiesto en la expresión de las costumbres re-
tarse también en las poblaciones originarias de lacionadas con la matanza de animales principal-
la zona Central de Chile, como queda bien de mente en comunidades campesinas derivadas
de los antiguos pueblos de indios.

33
Primeros Habitantes

tal fin. De lo contrario, si quienes las pro- tuviera más que ver con la utilidad que muestran que, sin lugar a duda alguna,
dujeron y utilizaron eran gentes no se- con otra cosa. Si fueron objeto de, por cada sitio se escogió como un lugar es-
dentarias, sería imposible que tales ejemplo, de libaciones, no sería tan ne- pecial e importante a nivel local, pero
“morteros comunales” tuvieran alguna cesario que fueran tan profundas, sino quizá también a nivel del entero valle de
utilidad práctica. que existieran, pero si eran contenedo- Limache y de los valles inmediatos de
res para ofrendas o para agua en la cual Marga-Marga y de Quilpué. Obvia-
El panorama para la cuenca
ver reflejados los astros, entonces sí se- mente, no puede establecerse si todo
de Quebrada Escobares muestra dife-
ría necesario que tuvieran cierta profun- este conjunto ceremonial estuvo funcio-
rentes focos de concentración de las pie-
didad para cumplir a cabalidad con su nando, pero al menos en términos de
dras tacitas, todas ellas ubicadas a corta
objetivo. trabajo acumulado es imposible negar la
distancia unas de otras, aunque en dis-
importancia que tuvo y que tiene hasta
tintos nichos o estratos. Al tomar en con- Lo que sí resulta interesante
la fecha este conjunto lítico.
junto los sitios analizados se ve que el notar es que no existe una relación di-
tipo de tacitas que está mayormente re- recta entre el tamaño y el número de ta- Es mediante la aplicación
presentado aquí es el tradicional, más o citas del soporte. En este sentido, puede conjunta de diferentes tipos de análisis
menos circular, y, finalmente, el elipsoi- afirmarse que el practicar más horada- que deben realizar los especialistas y de
dal. En cada uno de estos tipos se ob- ciones dentro de un soporte no res- una mirada más amplia del fenómeno
serva una importante diversidad en tér- ponde a una imposibilidad métrica, sino que se logra uno dar cuenta que resultan
minos de tamaño y de manufactura, las que estaría más bien en relación con las ser un registro material más complejo de
que se asocian a las diferencias tanto en elecciones culturales de una persona o como tradicionalmente se ha abordado,
el tipo de material, de sección de la pie- grupo cultural en particular. en donde no solo se mezclan lo produc-
dra o roca, como en el diámetro y pro- tivo y lo funcional, sino que también ele-
La cantidad de tacitas, su-
fundidad de las horadaciones inconclu- mentos del paisaje y la reproducción so-
mada a la cantidad de trabajo invertido
sas practicadas. cial a partir del co-trabajo de las perso-
en ellas, da cuenta de una actividad de
nas y la conformación de espacios cen-
En cuanto a los soportes, especial importancia en la que debieron
trales.
puede decirse que existe la tendencia a trabajar posiblemente un gran número
presentarse como concentraciones en de personas. Se trataría, por lo tanto, de Como observatorios astro-
una misma roca o afloración rocosa y si una actividad colectiva cuya agregación nómicos, se ha propuesto que se utiliza-
bien está absolutamente manifiesto y podría vincularse más con aspectos so- ban llenando las horadaciones con agua
claro que sus tamaños son muy diversos, ciales y ceremoniales que con aspectos y observando el movimiento aparente
por ahora preferimos no elucubrar en económicos y en esta actividad posible- de los astros, para determinar los mo-
cuanto a esta variable. Lo mismo puede mente intervendrían también elemen- mentos precisos en que debían reali-
decirse en cuanto a los tamaños de las tos sociales de fuera del grupo principal zarse actividades tales como la recolec-
horadaciones, las hay desde profundas o inmediato. ción de semillas, raíces y frutos silvestres
hasta totalmente superficiales, como si o, posteriormente, para determinar el
Tanto el volumen percu-
hubieran sido comenzadas y abandona- momento en que debía prepararse la
tido/cantidad de trabajo invertido en
das, pero, lo más probable en este sen- tierra para el cultivo, el momento de las
ellas como las características del sitio
tido es que la profundidad de las tacitas siembras, pero también para calcular

34
Primeros Habitantes

cuándo debían celebrarse tales o cuales bares pertenece geográficamente al va- Puerto Montt), Pilauco (en las vecinda-
ceremonias o festividades. Esta opinión lle de Limache, tanto geográfica como des de Osorno) y probablemente Estero-
es también muy apoyada, particular- hidrográficamente. Los dos cordones de 1 (en el estero de Quilpué, en el radio ur-
mente desde que se ha empezado a es- cerros que le ciñen por ambos costados bano de la ciudad del mismo nombre).
tudiar la arqueoastronomía. inducen a que naturalmente todo gire Hasta hace unos años, se suponía que la
en torno al valle de Limache y la misma cultura Clovis era lo más antiguo que se
Atendiendo a todo lo ante-
quebrada, que luego se transforma en el conocía en América con relación a la pre-
riormente dicho, se está todavía muy le-
estero Aranda, tributa al estero del sencia humana. Ahora se entiende que
jos de llegar a una explicación que apli-
mismo nombre, mas también es a través Clovis es un estadio más bien tardío de
que a todas las piedras tacitas que se co-
del sector de la confluencia, que las bri- las culturas paleolíticas americanas.
nocen. Las interpretaciones señaladas y
sas marinas logran penetrar en el valle
otras más que se han propuesto pueden La sola fecha que se le ha
de Quebrada Escobares. Es por eso que
ajustarse a algunos ejemplares, pero asignado a Monte Verde, Puerto Montt,
la influencia costera es bastante pronun-
normalmente no calzan con las demás. hace que la llegada original del hombre
ciada en el sector bajo de la Quebrada,
a América tenga que retrotraerse en va-
Se requiere todavía mucha evidenciándose en la diferencia climá-
rios miles de años, para permitir que
investigación y estudio para llegar a una tica entre la parte baja y la parte alta de
desde su llegada a la zona del estrecho
explicación real sobre lo que en verdad la misma, donde los extremos climáticos
de Bering pudiera haber finalmente lle-
son las piedras tacitas, lo mismo que so- son bastante apreciables.
gado al sur de Chile. Esto también tiene
bre las piedras horadadas.
Hablar de los primeros po- una gran dosis de suposición, porque se
En el caso de la piedra tacita bladores del valle de Limache tiene una ha asumido que el hombre que llegó ori-
del cerro El Morro, es particularmente serie de problemas. Primero que nada, ginalmente a Bering no pudo haber tar-
interesante el hecho de que el conjunto la mayor parte de lo que puede leerse, dado dos o tres generaciones en llegar a
existente en el sitio, y que se relaciona escucharse, decirse y escribirse es pura ese sitio, sino que debieron pasar mu-
directamente con dicha piedra, puede elucubración, fantasía, y poco de ello chas generaciones, sobre todo porque
estar relacionado con las Pléyades, con puede ser probado científicamente ha- primero debieron recorrer el continente
el llamado Cinturón de Orión, o con la blando. a lo ancho y a lo largo antes de arribar a
Cruz del Sur. Se necesitan, obviamente, Reloncaví.
De todos modos, se asumiría
estudios sobre arqueoastronomía com-
que los primeros hombres y mujeres que Lo mismo es el caso de la
pletos y especializados para definir este
vieron estos valles eran gentes trashu- ruta que siguió el hombre viniendo
asunto en particular.
mantes que venían del norte y que for- desde el norte.
maban parte de las primeras oleadas de
Ahora bien, si el hombre ori-
migraciones.
Los primeros pobladores de Quebrada ginalmente vino por mar, navegando de
Escobares Estas suposiciones se basan isla en isla o a lo largo de la línea de costa
Sin duda alguna, como ya se en ciertos descubrimientos arqueológi- del período glacial, eso pudo haberle
ha dicho anteriormente, Quebrada Esco- cos, como los de Monte Verde (cerca de dado alguna movilidad que pudo ha-
berle permitido navegar a lo largo de la

35
Primeros Habitantes

costa occidental del continente en el período preagroalfarero, ni tampoco ha- cerro Tres Puntas, y que el diario Las Úl-
transcurso de tan poco como una o dos ber sido el lugar de establecimientos de timas Noticias, del 28 de abril de 2006
generaciones hasta el extremo austral una gran población agroalfarera des- dice que fue originalmente descubierto
del continente. Pero si se asume que el pués, sí presenta hasta la actualidad res- por un grupo de jóvenes que conforma-
hombre llegó a América caminando y a tos o vestigios de una cultura lítica que ban en ese tiempo un grupo llamado Co-
un paso muy lento, deteniéndose en in- se suele fechar muy disparmente por los lectivo Juvenil Patriota. Se informó que
numerables sitios para cazar, para reco- especialistas. el hallazgo se hizo a mil metros de altura
lectar vegetales y para pasar el invierno, sobre el nivel del mar y la arqueóloga
Algunos consideran que co-
entonces ha de asumirse que el tiempo Gabriela Carmona, que entonces traba-
rresponden a testimonios de la religiosi-
empleado en llegar a estas latitudes es jaba en el Museo Fonck de Viña del Mar,
dad del hombre primitivo que pasó por
inmensamente grande. afirmó al diario que “se trata de piedras
estas tierras y que se detuvo lo sufi-
que fueron confeccionadas en el período
Sin embargo, esto también ciente no solo para cazar y recolectar
arcaico, que se distribuye entre los 8000
depende de muchos factores, incluso de frutos, sino que, más importante aún,
a 300 años antes de Cristo.”14
la disponibilidad de comida y de si ve- para dejar testimonio de su paso. Obvia-
nían otros grupos detrás presionándolos mente, no se trata de una acción cons- En esta misma oportunidad,
a avanzar. Si solamente avanzaban era ciente en este sentido, se trataría, más la destacada arqueóloga dijo que “se
distinto a si se establecían temporal- bien, de una labor que le resultaba im- cree que las piedras tacitas fueron utili-
mente en algún sitio por algún tiempo, prescindible y que no necesariamente zadas en actividades rituales. Algunos
como, por ejemplo, un año, para aprove- tenía como finalidad dejar su impronta. plantean que fueron morteros colecti-
char los recursos de cada sitio al que lle- vos, pero no se han encontrado restos
Tres parecen ser los princi-
gaban. de granos sobre ellas que puedan avalar
pales sitios donde en la actualidad se
esa hipótesis.”15
Pero las poblaciones prea- pueden encontrar piedras tacitas dentro
groalfareras y agroalfareras han dejado de los límites de Quebrada Escobares. Este verdadero monumento
su huella en Quebrada Escobares, testi- Sin embargo, en este caso, ninguno de lítico se emplaza sobre la loma que da al
moniando con vestigios líticos la impor- los tres está dentro o en las márgenes de norte. Su ubicación ofrece una excepcio-
tancia que debió tener para esas gentes, la quebrada misma. Las exploraciones y nal vista de los valles y cerros. A los pies,
probablemente antes de la llegada de caminatas realizadas últimamente por al norte, el valle de Limache, enseguida
gentes de la cultura Aconcagua. miembros de la Sociedad de Historia y el valle del Aconcagua; al frente, en di-
Geografía de Chile no han arrojado re- rección nor-noreste, se pueden apreciar
sultados distintos a este respecto. las descollantes alturas locales de La
Los monumentos líticos de Quebrada
Campana y El Roble. Más allá, dando un
Escobares Pero sí se encuentran estas
gran fondo, el cerro Aconcagua, la ma-
Quebrada Escobares, a pesar piedras especiales en los bordes o már-
yor altura del continente americano se
de no ser un lugar de tránsito recono- genes del sector. El primer sitio corres-
presenta majestuosa. Al norponiente se
cido para las gentes trashumantes del ponde a una piedra que se ubica en el

14 15
Descubren valiosa piedra ceremonial, Las Últi- Ibídem.
mas Noticias, 28 de abril de 2006, página 9.

36
Primeros Habitantes

divisa claramente el cerro Mauco de la subida al Tres Puntas descubrieron va- tiempo transcurrido, pero principal-
Aconcagua, cuya doble cima contiene rios círculos de piedra sobre el terreno, mente por la acción antrópica. Un tercer
una wak’a inkaica y que, obviamente, amplios, y que presentan un notoria- círculo parece haber originalmente ro-
fue de singular importancia para las po- mente desgastado aspecto, obviamente deado la piedra tacita, a juzgar por el en-
blaciones preinkaicas de la zona. Al po- debido al paso del tiempo y a las circuns- torno y los restos que se aprecian. De
niente, el océano, y el cerro El Molle, tancias y eventos que se han debido pro- manera que los tres círculos que se en-
otro principal hito de la prehistoria re- ducir en el sector, así como a la incle- cuentran al poniente de la piedra tacita
gional.
Lo interesante sobre este
monumento lítico es que no es sola-
mente una piedra tacita sobre una loma
y a gran altura, cosa que, de paso, ten-
dría que dar alguna idea sobre su utili-
dad real y efectiva. En efecto, el examen
del terreno inmediato muestra que se
trata más bien de un sitio ceremonial, ri-
tual, donde debieron realizarse ceremo-
nias relacionadas con las fuerzas de la
naturaleza, posiblemente. La relación
existente con las principales alturas de la
región, podría indicar que el ceremonial
que se realizó en este sitio estuvo rela-
cionado con lo que algunos proponen
que debió ser una especie de culto dedi-
cado a los antepasados, a quienes quizá
se supuso habitando sobre las grandes Figura 10. El cerro Aconcagua, una de las principales wak’a del Tawantinsuyu en los Andes meridionales,
cumbres que se ven a simple vista desde como se ve desde el cerro Tres Puntas.
este punto del cerro Tres Puntas.
Sobre las piedras tacitas se
ha escrito mucho, particularmente mencia del tiempo. de El Morro se encuentran en buen es-
desde que el eminente científico y mé- tado, como lo señala el croquis adjunto,
Al menos tres de estos círcu-
dico, Francisco Fonck, se dedicó a su des- y los dos al oriente están en mal estado,
los identificados se encuentran casi en
cripción y estudio, así como a darlas a incluido el que aparentemente rodea a
perfecto estado de conservación, abso-
conocer, tanto en Chile como en el ex- la piedra tacita.
lutamente identificables. Otros dos, en
tranjero.
cambio, se encuentran semidestruidos, Estas formaciones circulares
Sin embargo, lo más intere- borrados en parte, probablemente por de piedras no son producto del acaso ni
sante de todo es que los participantes en la acción de los elementos a través del

37
Primeros Habitantes

del fortuito paso del tiempo sobre pie- cluyen al que rodea a la piedra tacita, po- los sitios donde se encuentran piedras
dras sueltas del cerro. Tampoco se de- dría significar una relación directa con el tacitas.
ben a la acción humana reciente. Su Cinturón de Orión, que en otros lugares
forma, su aspecto, y su ubicación indican del planeta también fue objeto de espe-
Una aproximación a las conclusiones
a las claras que han de tener relación di- cial atención, como en el caso de Egipto
recta con algún tipo de ceremonial desa- y algunas culturas americanas, por ejem- A diferencia de otros sitios,
rrollado en ese lugar y por personas que plo. esta tacita, a la que hemos llamado Ta-
subieron expresamente con tal finali- cita de El Morro, se emplaza en un sitio
En todo caso, los estudios
dad, y seguramente utilizando la piedra inmediato a un ojo de agua llamado “la
sobre arqueoastronomía realizados en
tacita que se encuentra en ese mismo lu- Cuna” por los habitantes de Quebrada
algunos puntos del Norte Chico han pre-
gar, a pocos pasos. Escobares y que, además, presenta tres
sentado evidencia invaluable sobre esta
círculos de piedra, dos más en mal es-
En cuanto a lo que real- materia.
tado y un sexto probable. En tal caso, po-
mente son y su utilidad o funcionalidad,
La segunda hipótesis general dría tratarse de un cerro considerado es-
existen al menos dos hipótesis. La pri-
es que pudiera tratarse de sepulturas del pecial o consagrado y desde donde era
mera es que se trataría de un sitio dedi-
tipo ancuviña, muy erosionadas y des- posible acercarse a algún ancestro mí-
cado a alguna actividad sacra, quizá rela-
gastadas por el tiempo, y que solo man- tico que habitaría en tal macizo o,
cionada con las grandes alturas que se
tienen el círculo de piedras. A este res- cuando menos, en algún otro macizo
pueden ver a simple vista. Incluso podría
pecto, es probable que la lluvia, el viento que queda a la vista desde este punto.
ser posible que los círculos pudieran es-
y el tráfico humano y animal, a través de Las poblaciones más tardías, como los
tar dibujados o construidos, mejor di-
varios siglos, hayan producido un dete- Bato, Llolleo y/o Aconcagua, lo conside-
cho, sobre la base de alguna observación
rioro tal que ya no existen los túmulos rarían un cerro Tren-Tren o la morada de
astronómica, y que cada círculo repre-
que las habrían caracterizado en su mo- un Pillán o ancestro, y continuarían utili-
sente un cuerpo celeste determinado.
mento. zándolo con fines ceremoniales o cultua-
Si los círculos, incluido el que les, lo que habría llevado a que la propia
De todos modos, el trabajo
aparentemente rodea a la piedra tacita, administración inkaica lo considerara un
arqueológico es el que finalmente ha de
tienen que ver con lo sagrado y celestial, Apu, particularmente porque desde su
contextualizar y dar luz sobre lo que en
podría tratarse de una forma de adora- privilegiada ubicación era posible tener
realidad son esos enigmáticos círculos,
ción de estrellas, quizá si identificando a a la vista el cerro Aconcagua16, en la alta
que no se encuentran en la actualidad
algunas de las principales con antepasa- cordillera, como también los cerros
en ningún otro sitio relacionado con pie-
dos o ancestros del grupo. Entonces, el Mauco de Aconcagua17, La Campana18,
dras tacitas que se conozca o, al menos,
que los tres círculos alineados y que in- El Molle19, Charahuecho20, con el
pareciera que se ha pasado por alto más
océano, la Mamacocha, al poniente.
de alguna cosa al estudiar y documentar

16
Apu y wak’a. 18
Posiblemente wak’a y Apu en el período in- 19
También un cerro-isla, en los límites entre Viña
17
Wak’a consagrada al dios Qon? kaico, debido a sus características, aunque no del Mar y Quilpué.
20
existe vestigio alguno en la actualidad. Macizo que domina sobre el valle de Marga-
Marga y los llanos de Peñuelas como una gran

38
Primeros Habitantes

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Créditos
Instituto Panamericano de Geografía e Historia (OEA)
Comisión de Historia
Comisión de Cartografía
Universidad Nacional Andrés Bello
Licenciatura en Historia

Auspiciadores
Geosystemas
Esri Chile
Turistik
Archivo Nacional de Chile

Comité Organizador
Luis Valenzuela Olivares (coordinador)
Jorge Ortiz-Sotelo
Filiberto Cruz Sánchez
Mario Prades Vilar

Diseño y Cartografía
Rosa Catalán Peña
Luis Valenzuela Olivares

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