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Considero que el área por la cual optaría para que sea beneficiada, sería el
sector vulnerable como son los niños, niñas y adolescentes, y los adultos
mayores, porque en su mayoría son personas que no poseen los
suficientes medios para su subsistencia y mecanismos de defensa.

Precisó que las personas adultos mayores no poseen suficientes medios


para su subsistencia porque en el caso de este grupo vulnerable en su
mayoría son abandonados y no tienen fondos económicos para
alimentación, salud y otras necesidades básicas de subsistencia. Por otro
lado es claro y vemos muchos adultos mayores en la calle sin un techo para
descansar, y se encuentran totalmente expuestos.

Hay insuficientes mecanismos de defensa para ejercer un rastreo


proporcional que genere una base de dato de óptimas condiciones para
poder lograr su resguardo.

En el caso de los niños, niñas y adolescentes, la coyuntura es un tanto


compleja porque la vulnerabilidad en su situación es en cuanto a las
situaciones de violencia que viven día a día en muchos hogares en
cualquiera de sus modalidades, ya sea violencia física, psicológica, o
sexual, en algunos casos también hablamos de violencia económica o
patrimonial. Es por ello que el sector que hemos considerado es el que nos
impulsa en proponer medidas para poder solucionar estos conflictos.

¿Son los niños, niñas y adolescentes los más maltratados? De acuerdo con
la encuesta ENARES del INEI aplicada en el año 2015, el 81,3% de
adolescentes de 12 a 17 años de edad fueron víctimas de violencia
psicológica o física por parte de las personas con las que viven alguna vez
en su vida. El 65.6% fue víctima de violencia física. Esto evidencia una
cifra sumamente alta, que nos indica que la violencia es una condición muy
frecuente y extendida más que en cualquier otro grupo vulnerable.
Así también, el 73,8% de niñas y niños de 9 a 11 años de edad, alguna vez
en su vida fueron víctimas de violencia psicológica o física por parte de las
personas con las que vive. El 58% sufrió violencia física que consiste en
golpes con objetos (correa, soga, palo), jalones de cabello u orejas,
cachetadas o nalgadas, pateados, mordidos o puñetazos.

La citada encuesta también abordó la violencia que sufren los niños y niñas
entre pares y en el entorno escolar y se encontró que el 75% fue afectado
por este tipo de violencia que ocurre en el salón de clase, en el patio o
también fuera del horario de clase. Esto último nos evidencia una situación
de polivictimización, donde se puede apreciar que los niños, niñas y
adolescentes son víctimas de maltrato dentro y fuera de sus hogares.

81,3% de adolescentes de 12 a 17 años de edad fueron víctimas de


violencia psicológica o física por parte de las personas con las que viven
alguna vez en su vida.

Atención especial hay que ponerle a la violencia psicológica o emocional


que se traduce en hablarles con gritos, ponerles apodos, culparlos,
burlarse, asustarlos, amenazarlos. Muchas veces esto se convierte en una
forma cotidiana y sistemática de relación entre adultos cuidadores y
niños/as que no es considerada como violencia, por lo mismo que tampoco
se toma conciencia de los daños que genera.

La encuesta no ha abordado la violencia en los niños y niñas menores de 5


años; sin embargo la literatura señala que usualmente son los más
vulnerables debido a que la satisfacción de sus necesidades básicas
depende de las personas adultas. De la revisión de los datos del Programa
Nacional Contra la Violencia Familiar y Sexual para el primer semestre del
año 2018 se tiene que fueron atendidos en los Centros Emergencia Mujer
19,175 casos de menores de 18 años por violencia, de los cuales 3,519 son
menores de 5 años, quienes fueron víctimas de violencia económica,
psicológica, física y sexual.

En cuanto a los casos de niños, niñas y adolescentes, en lo referente a la


violencia familiar, los datos del Programa Nacional Contra la Violencia
Familiar y Sexual evidencian que son los padres y madres quienes ejercen
el papel de maltratadores en cada una de las formas de violencia, incluido
el abuso sexual. Lo grave de esto, es que las personas adultas muchas
veces no son conscientes del abuso que cometen porque piensan que
simplemente están ejerciendo un supuesto derecho de corregir o controlar a
sus hijos e hijas . Muchos inclusive hacen alusión a las formas de castigo
que recibieron en la infancia y destacan el valor correctivo de los mismos: »
Así me educaron a mi».

Principal Persona Agresora del Niño, Niña y Adolescente por Grupos de


Edad según Tipo de Violencia

2. Niños, niñas y adolescentes


El problema principal son las condiciones de vulnerabilidad en el caso de
los niños, niñas y adolescentes e acuerdo a la Convención Internacional
sobre los niños y niñas, se entiende por tal, al ser humano menor de
dieciocho años de edad. De acuerdo a los resultados del Censo Nacional
que brinda el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) el total
de niños y niñas de cero a 17 años censados, fue de 9’204, 329, del cual el
50.9% son niños y el 49.1% niñas. El 32.7% tiene de cero a cinco años, el
34.5% de 6 a 11 años y el 32.8% tiene de 12 a 17 años, es decir, son
adolescentes.
Por las características propias de su edad los niños, niñas y adolescentes
requieren el apoyo de las personas adultas para los cuidados, afecto y
protección. Ellos y ellas deben ser acompañados en su proceso de
desarrollo hasta lograr la autovalencia.

Se considera a los niños, niñas y adolescentes una población vulnerable,


porque al no contar con autonomía tienen una posición de desventaja para
poder hacer efectivos sus derechos y libertades. La autonomía es algo que
van adquiriendo progresivamente a medida que crecen y se socializan. A
veces, este proceso no se logra de manera apropiada por un conjunto de
condiciones sociales, culturales y económicas que les impiden disfrutar de
los derechos.

El maltrato, el abandono, la negligencia, la explotación, el abuso sexual son


problemas graves y frecuentes que afectan a la niñez peruana.
De acuerdo al Plan Nacional de Acción por la Infancia y Adolescencia
2012-2021 se considera maltrato infantil a toda acción u omisión,
intencional o no, que ocasiona daño real o potencial en perjuicio del
desarrollo, la supervivencia y la dignidad de la niña, niño y adolescente en
el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder. Esta
acción u omisión puede ser producida por individuos, por instituciones o por
la sociedad en su conjunto y supone la vulneración de los derechos de
niñas, niños y adolescentes.

Los niños, niñas y adolescentes son víctimas de violencia dentro de sus


familias, instituciones y la sociedad en general cuando no se les reconoce
como sujetos de derechos que necesitan ser protegidos y atendidos; sino
que son cosificados para cubrir necesidades de las personas adultas. Se
suma a ello, el inadecuado ejercicio de la paternidad y maternidad que
puede ir acompañado de embarazos no deseados, disfunción familiar,
abandono, pobreza, violencia dentro de la pareja, presencia de adicciones,
entre otros.
Adultos mayores

El caso de los adultos mayores en el Perú, han reportado datos


preocupantes. En materia de salud, el 82,6% de la población adulta mayor
femenina presenta algún problema de salud crónico (artritis, hipertensión,
asma, entre otros) y, en la población masculina, afecta al 69,9%. A ello se
suma que las PAM1 del área urbana son las que más padecen estos
problemas de salud. También debe notarse que del total de la población
con alguna discapacidad, el 45,1% son PAM. Asimismo, de las mujeres que
padecen alguna, la mayoría son adultas mayores, a diferencia del caso de
los hombres.

Otra situación bastante preocupante ocurre en materia de trabajo, donde


las Poblaciones de Adulto mayor incluidas en la PEA representan el 56,1%,
siendo mayor el porcentaje de hombres que de mujeres, 68,5% y 44,7%,
respectivamente. Además, 3,259 personas de 60 a 64 años cuentan con
empleos temporales. Con respecto a educación, el 14,8% de la población
adulta mayor no cuenta con un nivel educativo o solo tiene nivel inicial; el
40,7% alcanzó estudiar primaria; el 25,7%, secundaria; y, el 18,8%, nivel
superior. En este ámbito también existe una brecha entre hombres y
mujeres donde las segundas han tenido menor acceso.

Por último, cabe mencionar algunas cifras sobre la violencia por las que
atraviesa la población adulta mayor. Desde el Ministerio de la Mujer y
Poblaciones Vulnerables (MIMP), se han atendido 5,594 casos atendidos
de violencia contra PAM durante el año 2017 y, entre enero y marzo de
2018, ya se han reportado 3,157 casos. Los principales agresores en
violencia de tipo económico, psicológico y físico suelen ser los
descendientes de la persona adulta mayor. También es común encontrar a

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Poblaciones de Adulto mayor
PAM que viven solas o se encuentran abandonas, lo cual también califica
como un tipo de violencia.

Como se puede apreciar, las cifras respecto a esta población en el Perú


evidencian las dificultades que han tenido en el acceso a servicios públicos
y la situación de violencia que atraviesan, cuyos impactos varían según
factores como género o región. La Defensoría del Pueblo ha señalado que
los obstáculos para el acceso a tales servicios afectan los derechos a una
vida digna, a la salud e integridad. Además, el MIMP, a través del Plan
Nacional para las Personas Adultas Mayores (PLANPAM) 2013-2017, ya
había identificado estas problemáticas sobre acceso a servicios, así como
violencia y discriminación por motivos de edad.

Actualmente, el Perú ha adoptado diversas medidas que le han permitido


construir un marco jurídico e institucional en relación a las PAM. En esa
línea, se pueden identificar dos principales instrumentos normativos: la Ley
de la Persona Adulta Mayor y su Reglamento, aprobado de forma reciente.
Ambos textos establecen los derechos de las PAM y los deberes tanto del
Estado como de la sociedad para ellos. Asimismo, prescriben y detallan
cómo el aparato estatal se organizará para cumplir con sus disposiciones,
siendo el MIMP el ente rector en la materia.

Por otra parte, se cuentan con otro tipo de instrumentos como la Política
Nacional en relación a las Personas Adultas Mayores, que define los
contenidos principales de las políticas públicas: (i) envejecimiento
saludable; (ii) empleo, previsión y seguridad social; (iii) participación e
integración social; y, (iv) educación, conciencia y cultura sobre
envejecimiento y vejez. Estos fueron contemplados para el diseño y
elaboración del PLANPAM 2013-2017.
Con la reciente aprobación del Reglamento, queda pendiente que se
efectúen las disposiciones de la Ley como la promoción y creación de los
Centros Integrales de Atención al Adulto Mayor (CIAM) y la acreditación de
los Centros de Atención para Personas Adultas Mayores (CEAPAM).
Asimismo, con el fin del periodo del PLANPAM 2013-2017, resulta
imprescindible la adopción de nuevos instrumentos de política pública que
tomen en cuenta las cifras actuales y el marco normativo-institucional
vigente. En esa línea, corresponde iniciar los procesos correspondientes
para implementar, entre otros, la Política para la Promoción del Buen Trato
o el Plan de Promoción del Empleo para PAM.

Finalmente, es pertinente recordar que cada medida adoptada debe


encontrarse acorde a las obligaciones y estándares internacionales en
materia de derechos humanos. A la fecha, el Estado peruano aún no ha
ratificado la Convención Interamericana sobre la Protección de los
Derechos Humanos de las Personas Mayores, que es el principal
instrumento convencional a nivel universal en la materia. La ratificación de
esta Convención y la adopción de mayores instrumentos de política pública
permitirán consolidar los derechos y deberes de una población cada vez
más visible.

3. Niños, niñas y adolescentes

Lo ideal para poder monitorear los casos de violencia en personas


vulnerables de niños,niñas y adolescentes es teniendo en cuenta los
siguientes planes de acción:
 Fortalecer el compromiso y las acciones nacionales y locales
 Prohibir toda violencia contra los niños y niñas, garantizar la
responsabilización y poner fin a la impunidad
 Dar prioridad a la prevención
 Cómo eliminar la violencia contra los niños y niñas
 Promover valores no violentos y generar conciencia; aumentar la
capacidad de todos los que trabajan con y para los niños y niñas
 Prestar servicios de recuperación y reinserción social
 Garantizar la participación de los niños y niñas
 Crear sistemas de denuncia y servicios accesibles y
 adecuados para los niños y niñas
 Abordar la dimensión de género de la violencia contra los niños y
niñas
 Crear y aplicar sistemáticamente sistemas nacionales de recolección
de datos e investigación.

Población de adulto mayor

Lo ideal para poder mejorar este sector de vulnerabilidad dirigido a los


sectores del gobierno nacional, a los gobiernos regionales y locales:

Respecto a la atención en los centros de cuidado residencial :

Durante la emergencia, se requiere identificar a todos los centros los


acreditados y no acreditados, elaborar una ficha de supervisión con
estándares de calidad de acuerdo a la ley y las recomendaciones
internacionales para que se respeten los derechos de las personas
mayores en esos servicios, hacer el seguimiento permanente según
nivel de riesgo identificado, exigir la participación de las personas
mayores y sus familiares en las decisiones que les competen dentro de
los centros de cuidado y desarrollar protocolos de capacitación para los
trabajadores, garantizar el tamizaje del COVID-19 a toda la población de
los centros de cuidado residencial, albergues públicos y privados, a fin
de tener un diagnóstico temprano y garantizar acceso a cuidados y
tratamiento.

Es indispensable garantizar la aplicación de pruebas del COVID-19 para


el personal asignado a los centros de cuidado, albergues,
independientemente de su dependencia, sean centros públicos o
privados, esto debe de ser realizada antes de dar positivos o
contagiados.

El gobierno local, regional y nacional deben garantizar la seguridad


alimentaria en los albergues y centros residenciales, sean públicos o
privados.

Respecto a la atención integral de salud:

El acceso ininterrumpido a tratamientos de enfermedades crónicas y


que requieren atención permanente, con acceso a sus medicamentos tal
como lo estipula el reciente Decreto Legislativo 1474 que asegura la
atención a través de mecanismos accesibles como la atención a
domicilio a través del uso de medios informáticos como tele salud.

La atención pública de la salud debe asegurar la existencia de


especialistas, la provisión suficiente de medicamentos adecuados y que
se les haga llegar a su domicilio como hacen algunos Hospitales en
coordinación con los CIAM2, el acceso a vacunas y una atención con
respeto a sus derechos humanos.

Implementar intervenciones de soporte psicológico a las personas


adultas mayores. En coordinación con los centros de salud mental
difundir e implementar líneas telefónicas para dar soporte sicológico y
contención emocional siendo atendidas con urgencia aquellas personas
en situación de abandono que presenten sintomatología relacionada con
la enfermedad mental, también después de un mapeo visitarán a
aquellas personas mayores en situación de dependencia psíquica.

Difundir la importancia de una adecuada alimentación, saludable y


nutritiva, así como del ejercicio físico habitual.

Las municipalidades, en coordinación con el sector salud, deben


impulsar registros y padrones nominales de la población mayor y su
ubicación geográfica, con énfasis en población que vive sola, en
2
Centro Integral de Atención al Adulto Mayor.
situación de pobreza, con enfermedades crónicas o en abandono, que
permita contar con una clasificación socioeconómica y acceder a otros
programas como Pensión 65, Pensión por Discapacidad Severa, entre
otros.

Implementar medidas de apoyo para que accedan a alimentos de


manera más segura para evitar contagios.

Respecto a la protección contra la violencia:

Implementar las consultas de atención en línea para prevenir la violencia


contra las personas adultas mayores.

Difundir el protocolo de actuación conjunta de los Centros de


Emergencia Mujer y Comisarías en materia de protección contra la
violencia familiar (Decreto Supremo N°006-2018-MIMP.)

Implementar centros temporales de protección frente a la violencia


especializados en personas adultas mayores, así como el retiro del
agresor/a de la vivienda de la persona adulta mayor.

Identificar conjuntamente con los CIAM donde se encuentran las


personas adultas mayores que son atendidas en sus domicilios por
cuidadoras o cuidadores ya que esta población está en mayor riesgo de
ser víctima de violencia.

Desarrollar una red de soporte emocional para cuidadores de personas


mayores a fin de capacitarlos para la prevención de la violencia y en
técnicas del manejo del stress.

Respecto a los sistemas pensionarios:

Establecer mecanismos digitales para el inicio de los procesos de


jubilación de los adultos mayores que garanticen no estar expuestos a
los contagios del COVID 19.
Difundir las medidas establecidas de adelanto de pago de los
beneficiarios del programa Pensión 65 para hacer frente a la situación
económica de emergencia producto del impacto del COVID 19.

Impulsar el diálogo con autoridades y sociedad civil para la reforma


integral de pensiones considerando a las AFPs y a la ONP.

La organización y participación de las personas adultas mayores:

Garantizar y adaptar el trabajo remoto de las personas adultas mayores


en condición de riesgo por presentar múltiples patologías que los
exponen al contagio.

Promover desde los distintos niveles de gobierno (local, regional y


nacional) una visión positiva y objetiva de la adultez mayor y el
fortalecimiento de su salud mental y la de sus familiares, adecuando sus
comunicaciones e intervenciones al enfoque de derechos humanos, que
reconoce el derecho de las poblaciones vulnerables de recibir apoyo,
pero, también su obligación de asumir responsabilidades, en el marco
del concepto de envejecimiento activo.

Promover (gobierno local, regional y nacional) la participación activa de


la población adulta mayor en la lucha contra el COVID-19, mostrando
que cumplen los señalamientos de prevención y cuidado para evitar el
contagio, educando así a la sociedad y contribuyendo a la superación de
estereotipos sobre esta etapa de la vida.

Alentar desde los gobiernos locales, regional y nacional mayor alcance


de grupos o redes de ayuda mutua de adultos mayores, que interactúen
a través del teléfono y redes sociales, con apoyo de los medios de
comunicación tal como ocurre con las organizaciones o clubes
presenciales, u otros grupos de apoyo mutuo, como los de cuidadores
domiciliarios, de ludópatas, de alcohólicos o fumadores anónimos, que
de esa manera hacen frente y superan problemas comunes. Estas redes
aportarán de esta manera, a los fines de la Red de Soporte para la
Persona Adulta Mayor con Alto Riesgo y la Persona con Discapacidad
Severa.

Promover la creación de programas comunicacionales en la televisión


nacional para atender un enfoque positivo de la adultez, alfabetización
básica y acceso a internet.

Promover la creación o recuperación de comedores populares o formas


similares de organizaciones de sobrevivencia, dotándolas de
equipamiento, alimentos e insumos necesarios para atender a la
población en las zonas más desfavorecidas e inaccesibles de las
ciudades y localidades del país, como una forma de desalentar la salida
y movilización de las personas adultas mayores, en búsqueda del
sustento diario.

Fortalecer a los CIAM, para que sigan coordinando que las acciones
sociales del Gobierno como las canastas básicas y los bonos que el
Estado lleguen a las personas mayores en mayor riesgo. Así como otras
acciones que en el marco de la pandemia se realicen a favor de las
personas adultas mayores y sus hogares.

Impulsar para que los CIAM diseñen un nuevo modelo de gestión, de


atención y de servicios para continuar brindando atención a las
personas adultas mayores mientras dure el confinamiento social y
posterior a él, a fin de que su público objetivo no se quede sin el
servicio.

4. Las relaciones entre la Moral y el Derecho constituyen una de las


cuestiones más importantes y complejas de la Filosofía del Derecho, sobre
todo si se tiene en cuenta que afectan al concepto del Derecho, a su
aplicación, a las relaciones entre legalidad y justicia o al espinoso tema de
la obediencia al Derecho. La Moral y el Derecho hacen referencia a una
parte importante del comportamiento humano y se expresan, en gran
medida, con los mismos términos (deber, obligación, culpa,
responsabilidad). Se puede decir que el contenido del Derecho tiene una
clara dependencia de la moral social vigente, de la misma forma que toda
moral social pretende contar con el refuerzo coactivo del Derecho para así
lograr eficacia social.

El Derecho y la Moral se encuentran íntimamente relacionados, pero son


órdenes normativos distintos no equiparables y, por ello, es necesario
precisar estas diferencias y relaciones.
A lo largo de la historia del pensamiento se han propuesto sobre todo
cuatro criterios básicos de distinción entre el Derecho y la Moral, que en
realidad responden a un mismo hilo conductor.

Podemos decir que la Moral es el orden de la persona, mientras que el


Derecho es el orden de la sociedad. Más concretamente, esta diferencia de
ópticas o puntos de vista significa que, mientras que la bondad moral de los
comportamientos humanos se deriva de su idoneidad para la consecución
de los fines existenciales del hombre, el Derecho regula los
comportamientos humanos tan sólo desde el punto de vista de su
repercusión social, de su relación con los demás.

Naturalmente, que el Derecho y la Moral sean diferentes no significa que


entre ambos órdenes exista una separación absoluta, como pretenden
algunas concepciones positivistas: por el contrario, el Derecho y la Moral
están íntimamente conectados, y la pista para esa conexión nos la da
precisamente algo que hemos dicho antes: la Moral es el orden de la
persona, y el Derecho el orden de la sociedad. Que la Moral sea el orden
de la persona y el Derecho el orden de la sociedad nos muestra que la
Moral y el Derecho son distintos, pero a la vez nos muestra que están
íntimamente relacionados, pues la dimensión social es precisamente una
dimensión esencial de la persona humana, y la armonía social es uno de
los fines existenciales del hombre en función de los que valorar la
corrección moral de nuestros comportamientos.

En función a lo expresado en líneas anteriores deseamos

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