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Debido a sus características fisicoquímicas, los COPs se han identificado en todos los
compartimientos ambientales (agua, lluvia, nieve, aire, sedimento y suelos), en todas las
zonas del mundo incluyendo aquellas que son muy remotas del sitio de su liberación
ambiental. Al igual que se han encontrado en todo tipo de especies desde plancton hasta
animales polares; estos se bioacumulan en numerosas especies y se biomagnifican a
través de todas las redes tróficas del planeta.
Los seres humanos no están exentos de esto ya que se han encontrado en tejidos de
personas que habitan en lugares donde no hay ni ha habido fuentes de estas sustancias.
La preocupación mundial sobre estos contaminantes se debe a su persistencia y su
movilidad ambiental, sus concentraciones en el ambiente que no disminuirán a corto plazo,
aunque cesen las actividades y el uso de éstos.
Índice
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1 Antecedentes históricos
2 Características químicas y fisicoquímicas de las COPs
o 2.1 Fisicoquímicas
o 2.2 Químicas
3 Fuentes ambientales
4 Toxicocinética
5 Efectos de los COPs
o 5.1 Efectos en el ambiente
5.1.1 Inmunotoxicidad
o 5.2 Efectos en la salud humana
6 Pesticidas
o 6.1 Alternativas al uso de plaguicidas químicos
o 6.2 Insecticidas organoclorados
o 6.3 Bifenilos policlorados (PCB)
o 6.4 Dioxinas y Furanos
Antecedentes históricos[editar]
El DDT, primer COP detectado en el ambiente en 1960, fue usado como un insecticida
durante la segunda Guerra mundial, salvando a miles de personas de la muerte por
malaria. Sin embargo, junto con otros pesticidas clorados, tal como el dieldrín, fue
encontrado presente en huevos de pájaros, pez, sedimentos y leche humana. Más tarde
los policloruros de bifenilo, usados en una variedad de aplicaciones industriales, fueron
también detectados en las mismas matrices ambientales así como en los seres humanos.
Rachel Carson en su libro "La primavera silenciosa", describió por primera vez que la
disminución en las poblaciones de aves, se debía al uso indiscriminado de plaguicidas
sintéticos. Posteriormente numerosos estudios demostraron que los plaguicidas
organoclorados, en particular el DDT, se biomagnifican a lo largo de las cadenas tróficas y
causa daños graves en los organismos situados en los niveles superiores de ellas, como
las aves de presas y los mamíferos marinos, aunque las concentraciones ambientales de
estos compuestos en el ambiente fueran muy bajas. Fue así como en la década de 1980,
la producción y el uso de la mayoría de estos fue prohibida.
Por otra parte hubo varios casos de intoxicación agudo por el mal manejo de los COPs, así
como la contaminación accidental de alimentos y con accidentes industriales. Uno de los
primeros fue la intoxicación crónica que ocurrió en Turquía en 1960-63, a causa de la
contaminación de alimentos con hexaclorobenceno. Este accidente causó la muerte de un
90% de los afectados y una alta tasa de cirrosis hepática, porfiria y trastornos urinarios,
artríticos y neurológicos.
Entre 1962 y 1971 cerca de 75 millones de herbicidas fueron lanzados sobre territorio
vietnamita desde los aviones norteamericanos para despejar los bosques y facilitar así los
bombardeos de la población. Entre los productos que cayeron desde el cielo se
encontraba el agente naranja, uno de los pesticidas más famosos de aquella guerra y que
más repercusiones ha traído desde entonces para la salud de los combatientes de ambos
bandos.
Fuentes ambientales[editar]
Sus fuentes antropogénicas pueden ser fijas o difusas:
Erupciones volcánicas
Incendios forestales
Una vez que los COPs han entrado al ambiente, no pueden ser recuperados, por lo que
una gestión adecuada de ellos debe basarse en evitar su generación y / o liberación, y en
sustituirlos por compuestos menos peligrosos, pues aún el uso de COPs en sistemas
cerrados puede representar un riesgo grave en el caso de accidentes como fugas,
derrames o incendios.
Toxicocinética[editar]
En términos generales, la absorción más importante de COPs para la mayoría de la
población ocurre por vía oral y se facilita en presencia de alimentos ricos en grasas. La
estructura espacial de la molécula es determinante para la biotransformación y la
excreción pero, por lo común éstas son más rápidas en los productos con menor contenido
de halógeno. Debido a la resistencia de los COPs a la degradación, en general son
resistentes a la biotransformación. Algunos de ellos se biotransforman para dar productos
más persistentes que el compuesto original, como ocurre con la biotransformación de DDT
en DDE y la dealdrín para formar dieldrín. En muchos casos similares, los productos de
biotransformación son más persistentes y de mayor peligrosidad que el compuesto
original.
A causa de su lipofilicidad, el principal sitio de depósito de los COPs son los tejidos ricos
en grasa y, de ellos, además del tejido adiposo, el hígado, el sistema nervioso, la médula
ósea y las gónadas. La excreción de los COPs es difícil, lo que contribuye a su
bioacumulación.
Inmunotoxicidad[editar]
1. Disminución inmunitaria.
2. Disfunciones neurológicas.
3. Disfunciones reproductivas.
4. Alteraciones hormonales.
5. Alteraciones del desarrollo.
6. Trastorno neuroconductuales.
7. Cáncer.
Pesticidas[editar]
Artículo principal: Pesticidas
Los pesticidas son sustancias que pueden matar directamente a organismos no deseados
o bien controlarlos, por ejemplo interfiriendo con el proceso reproductivo. Todos los
pesticidas químicos presentan la propiedad común de bloquear procesos metabólicos
vitales de los organismos. la aplicación de los pesticidas implica a la agricultura, de hecho
la capacidad actual de los países desarrollados de producir y cultivar grandes cantidades
de alimento en relativamente pequeñas extensiones de terrenos y con relativamente poco
trabajo humano, ha sido posible gracia al uso de los pesticidas. existen varios tipos de
pesticidas: Acaricias (ácaros), Avivias (pájaros), Bactericidad (bacterias), fungicidas
(hongos), Raticidas (roedores), herbicidas (plantas),insecticidas (insectos), entre otros.
pero los más preocupande por su uso masivo y alta toxicidad son los insecticidas
organoclorados.2
Alternativas al uso de plaguicidas químicos[editar]
Todos los problemas de contaminación asociados a los plaguicidas químicos han
despertado un gran interés en buscar alternativas a su uso. Las investigaciones se
orientan en diferentes campos, entre los que podemos citar:
Uso de controles biológicos: mediante el empleo de depredadores o parásitos
naturales.
Desarrollo de variedades de plantas más resistentes a insectos y enfermedades.
Empleo de atrayentes (sexuales, luz, sonido).
Eliminación posterior en las tramas.
Control genético mediante esterilidad, por ejemplo, los insectos.
Manipulación hormonal para evitar el desarrollo a la etapa adulta de los insectos.
Control bioambiental mediante el uso de prácticas agrícolas que afecten
negativamente a las plagas (demora de la siembra, eliminación de restos tras la
cosecha...).
Insecticidas organoclorados[editar]
Artículo principal: Insecticida
2.- Bajas solubilidades en agua, exceptos que estén presentes átomos de oxigeno o
nitrógeno en las moléculas.
4.- Relativamente alta toxicidad a los insectos, pero baja para los seres humanos.
Bifenilos policlorados (PCB)[editar]
Clordano furanos
DDT
Dieldrina
Endrina
Heptacloro
Hexaclorobencen
o
Mirex
Toxafeno
Vigilar que un producto químico COPs, que cuenta con una exención o
autorización para su producción o utilización en una finalidad aceptable, tenga en
cuenta las disposiciones de los instrumentos internacionales de consentimiento
fundamentado previo existentes.
La Docena Sucia[editar]
Inicialmente el Convenio de Estocolmo solo reconoció doce COPs por sus efectos
adversos en la salud humana y en el ambiente, colocando una prohibición mundial en
estos compuestos particularmente tóxicos y dañinos y requiriendo que sus partes tomaran
medidas para eliminar o reducir la liberación de COPs al ambiente.
Nuevos COPs[editar]
Otros agregados a la "Docena Sucia" derivada del Convenio de Estocolmo de 2001 son:
Los elementos que presentan gran facilidad para ceder
electrones y oxidarse se les conoce como reductores, cuyo
patrón es el hidrógeno. Los elementos proclives a ganar
electrones y reducirse se les conoce como oxidantes, cuyo
prototipo es el oxígeno de donde se deriva el nombre del
proceso.
El conjunto de un oxidante y un reductor es lo que se
conoce como un sistema redox. Entre ambos elementos
existe una transferencia de electrones que genera una
corriente eléctrica, marcada por una diferencia de potencial
entre ambos. Este es, como sabemos, el mecanismo de las
pilas eléctricas.
Cuando se ponen en contacto dos elementos en solución,
con presencia de su forma elemental y la forma ionizada
correspondiente, siempre hay uno que se oxida y otro que
se reduce, lo que se manifiesta por el incremento en una de
sus formas. El elemento que se reduce es el que posee una
capacidad oxidante mayor. La capacidad oxidante es lo que
se conoce como potencial de oxidación (Eh), que cuanto
más alto es, mayor es la capacidad oxidante del sistema y
mayor es la concentración de la forma reducida. El
potencial de oxidación se mide en voltios, aunque como su
valor es muy pequeño se expresa usualmente en milivoltios
(mV).
La medida del potencial de un sistema es siempre un valor
relativo por lo que es necesario tomar una referencia. La
medida del potencial se efectua colocando un electrodo
inerte, constituido por un un hilo de platino, y otro de
referencia en el que existe el par formado por el hidrogeno y
su ion correspondiente en concentraciones iguales. Se
toma como valor positivo cuando la corriente circula hacia
el electrodo inerte, mientras que su valor se considera
negativo cuando sucede al revés. De este modo todos los
sistemas más oxidantes que el hidrógeno presentarán un
Eh positivo, mientras que todos los que sean más
reductores lo presentarán negativo.
Lógicamente el caracter oxidante o reductor de un sistema
variará con la relación entre las concentraciones de la forma
oxidada y de la reducida, pues un oxidante cuando se haya
reducido totalmente perderá su capacidad, mientras que
ésta será máxima cuando todo él se encuentre en forma
oxidada. De esta forma se define como potencial normal de
un sistema (Eo) al potencial que presenta cuando las
concentraciones de su forma oxidada y reducida son
iguales. En el caso del hidrógeno Eo es igual a cero, al
tomarle como referencia.
El potencial de un sistema viene definido por la ecuación de
Nerst:
Eh = Eo + (RT / nF) • ln ( [Ox] / [Rd] )
En esta ecuación "R" es la constante de los gases, "T" es la
temperatura absoluta, "n" es el número de electrones que
se transfieren y "F" la constante de Faraday. "Ox"
representa a la sustancia oxidada y "Rd" a la reducida.
Cuando intervienen más de un sistema, se aplica la ley de
acción de masas a la ecuación anterior y supuesta una
temperatura de 25º C, que es la de referencia para las
medidas de Eh, quedaría de la siguiente forma:
En ella A y B representan a las sustancias oxidadas, C y D a
las reducidas y las correspondientes letras minúsculas
serían el número de moleculas o iones que participan en la
reacción.
La vida que conocemos sobre la Tierra está basada en la
presencia de agua, pero este líquido puede sufrir una
oxidación de la siguiente forma:
Si aplicamos la ecuación anterior a esta reacción, tenemos:
El potencial normal del oxígeno, que es el elemento que se
oxida, es de 1.23 V. La concentración del agua es la unidad
y tomando como presión parcial del oxígeno en un gas
constituido por él, la de una atmósfera, la ecuación anterior
quedaría de la siguiente forma:
El logaritmo de la concentración de hidrogeniones es el
opuesto del pH, por lo que la ecuación queda finalmente
como:
Eh = 1.23 - 0.059 pH
Para valores de Eh superiores al indicado el agua no puede
existir porque toda ella se ha oxidado, solo existe oxígeno.
Cuanto mayor sea el valor del pH, menor será el valor del Eh
necesario para que se oxide el agua, de modo que para un
mismo valor de Eh el medio será tanto más oxidante cuanto
mayor sea el pH.
Otra posibilidad de desaparición del agua sería su
reducción, la cual se produce mediante la siguiente
reacción, en la que solo consideraremos el hidrógeno
porque, como antes, el resto es irrelevante:
Volviendo a aplicar la ecuación de Nerst a esta rección
tenemos que:
Teniendo en cuenta que el potencial normal del hidrógeno
es de 0 V, al ser el de referencia, y haciendo las mismas
consideraciones que en el caso anterior, la ecuación
quedaría como sigue, de forma definitiva:
Eh = - 0.059 pH
De esta forma, cuando el Eh fuese inferior al indicado no
existiría agua por la imposibilidad de encontrar hidrógeno
oxidado, pues todo él estaría reducido a su forma elemental.
Cuanto más bajo fuese el pH mayor sería la capacidad
reductora del medio, pues con mayores valores de Eh se
conseguiría el mismo efecto reductor.
Si representamos las dos ecuaciones obtenidas en un sistema
en que la ordenada corresponda al Eh y la abcisa al pH,
ontendremos el gráfico de la izquierda en el que los valores
de pH se hayan restringidos a los usuales del suelo.
Cualquier muestra de suelo puede representarse en el
gráfico y quedaría incluida en alguno de los cuadrantes que
se han señalado en el mismo, conceptuandose de la manera
que se indica: Oxidante-ácido...
Es de resaltar el hecho de que para un mismo valor de Eh el
suelo pueda comportarse como oxidante o como reductor
según el valor del pH.
De este modo cuando el pH del suelo es de 5 es suficiente
que su Eh esté por debajo de 540 mV, que es un valor
relativamente frecuente, para que se produzca el paso de
nitrato a nitrito con la colaboración de numerosas especies
bacterianas, si bien solo algunas especies
de pseudomonas o bacillus son capaces de prolongar la
reducción hasta óxido nitroso o nitrógeno, aunque esta
reducción puede producirse incluso a un Eh superior.
Cuando sucede el segundo proceso los compuestos
formados, que son gaseosos, pasan a la atmósfera lo que
hace el proceso irreversible con una considerable pérdida
de nitrógeno. Cuando el pH del suelo es de 7 es necesario
que el Eh baje hasta 420 mV, que es un valor poco
frecuente.
Algo similar ocurre con el sulfato que puede pasar sulfuro
que se volatiliza en forma de sulfuro de hidrógeno salvo que
exista en el suelo suficiente hierro ferroso para fijarlo en
forma de pirita. Esta reacción requiere la colaboración de
especies del generodesulfovibrio, si bien su margen de
actuación está situado entre valores de pH comprendidos
entre 6.5 y 8.5, en los cuales es necesario un Eh inferior a
-200 mV, lo que requiere un ambiente muy reductor. Para un
pH de 5, esta reacción puede tener lugar con valores solo
inferiores a -70 mV.
La reducción del manganeso trivalente se produce a valores
de Eh inferiores a 635 mV cuando el pH es de 5 mientras
que se requiere bajar de 400 mV cuando el pH alcanza el
valor de 7.
El hierro férrico se reduce a ferroso con valores de Eh
inferiores a 170 mV a pH de 5 pero necesita menos de -180
mV cuando el pH es de 7.
Estos ejemplos son suficientes para ilustrar la importancia
de la relación Eh-pH en el suelo pues afecta a la pérdida de
nutrientes, en unos casos, y a la producción excesiva de
elementos que pueden resultar tóxicos para las plantas, en
otros.