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Libro Ciencia Tercer Milenio PDF
Libro Ciencia Tercer Milenio PDF
MILENIO
Hacia un nuevo paradigma epistemológico
2016
1 Doctor en Ciencias Pedagógicas, Universidad Pedagógica de Holguín, Cuba. Doctor Honoris Causa en Iberoamérica,
Consejo Iberoamericano en Honor a la Calidad Educativa (CIHCE), Lima. Perú. Magíster en Gestión Educativa en
Iberoamérica, CIHCE, Lima, Perú. Magíster en Pedagogía Profesional, Universidad Pedagógica y Tecnológica de la
Habana. Contador Público. Licenciado en Educación. Recibió el premio a la excelencia educativa 2007 y 2008 otorgado
por el CIHCE con sede en Lima, Perú. Mejor pedagogo novel de Cuba en el año 2002. Ha publicado más de 30 libros.
Ha realizado asesorías pedagógicas, talleres y conferencias en empresas y universidades de Cuba, Colombia, México,
Brasil, Ecuador, Venezuela, Chile y Panamá. Actualmente reside en Colombia. Email: alexanderortiz2009@gmail.com
Ortiz Ocaña, Alexander
Fecha de catalogación:
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IMPRESO EN COLOMBIA
PRINTED IN COLOMBIA
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.......................................533
¿POR QUÉ Y PARA
QUÉ SE ESCRIBE
ESTE LIBRO?
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El origen de este libro tiene sus raíces en el año 2004, en el inicio y
desarrollo de una línea de investigación sobre el desarrollo humano
integral que, en la misma medida en que avanzaba, me fue llevando
hacia nuevas construcciones teóricas y conceptuales que progresi-
vamente me han conducido a la necesidad de esta reflexión episte-
mológica, por cuanto los retos de continuar una elaboración teóri-
co-conceptual dentro de la definición holística de la personalidad,
me llevaron a considerar el carácter configuracional de sus cualida-
des y atributos.
Por otro lado, Martínez (2012; p. 227) afirma que en muchos de
nuestros ambientes académicos, la desorientación epistemológica si-
gue siendo uno de sus rasgos más sobresalientes; y, en otros, se cabal-
ga con feliz ingenuidad, se trabaja dentro de moldes teóricos y me-
todológicos, dentro de coordenadas teórico-prácticas que dan frutos
en apariencia, sólidos únicamente porque no son cuestionados en su
basamento epistémico.
Laszlo (1997; p. 44) nos recuerda que ya en los primeros años vein-
te, los físicos cuánticos, con Niels Bohr a la cabeza, se vieron obliga-
dos a suspender toda especulación sobre la naturaleza independiente
de las cosas que estaban observando, y pasaron a considerar como
simples “fenómenos” a las entidades subatómicas que eran objeto de
sus investigaciones (unas entidades que, por lo demás, no sobrepasan
la masa de Planck, equivalente a 10-5 g). Ahora bien, cuando las úni-
cas cosas conocidas son “fenómenos”, la realidad objetiva se evapora.
Porque los fenómenos -como decía Heisenberg no son “obras hechas
por la naturaleza” sino sólo “textos de ciencia”. «El físico atómico tie-
ne que resignarse ante el hecho de que su ciencia no es sino un esla-
bón más en la infinita cadena de discusiones que el hombre entabla
con la naturaleza, y también a que ya no se pueda hablar, sin más, de
naturaleza en sí». Y añadía: «Hemos sacado un suspenso en la asig-
natura de lenguaje». Bohr, por su parte, estaba de acuerdo en que:
«la física concierne únicamente a lo que podemos decir acerca de la
naturaleza». Daba, pues, la impresión de que las obras que produce
la naturaleza -los objetos de la física clásica- se hurtaban a la visión
de los físicos cuánticos. Así, para Eddington, el mundo externo de la
física se había convertido en un mundo de sombras. «Nada es real
-escribió-, ni siquiera la mujer con quien uno está casado. La física
cuántica lleva al científico a creer que hasta su propia mujer es una
ecuación diferencial mejor elaborada que otras». De todos modos,
Eddington se apresuraba a añadir que seguramente resultaría poco
delicado expresar esta opinión en la vida doméstica.
“Cada vez son mayores mis dudas acerca del lenguaje como para-
digma necesario para el pensamiento. Si pensamos en términos mu-
sicales, ¿eso es un lenguaje?” (Laing, citado en Capra, 2009; p. 163)
De manera que se necesitan otros lenguajes de expresión científica,
otros diálogos, formas diferentes de hacer ciencia, una nueva racio-
nalidad científica.
Según Capra (2009; p. 254), nuestras instituciones sociales son in-
capaces de resolver los principales problemas de nuestra época, por
el hecho de aferrarse a una visión anticuada del mundo, la visión
mecanicista de la ciencia del siglo XVII. Tanto las ciencias natura-
les como las sociales y las humanidades se han ajustado al modelo
clásico de la física newtoniana, y las limitaciones de esta visión del
mundo son ahora evidentes en múltiples aspectos de la crisis global.
Si bien el modelo newtoniano es todavía el paradigma dominante en
nuestras instituciones académicas y en la sociedad en general.....los
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físicos han ido mucho más allá.
Es indudable que esto no significa negar una lógica causal, sino re-
lativizarla, ubicarla dentro de una cantidad de relaciones que pueden
ser más complejas que la relación causa-efecto. (Zemelman, 2009; p.
20)
2 (25 de enero de 1917 Moscú - 28 de mayo de 2003, Bruselas) Físico, químico, sistémico y profesor
universitario belga de origen ruso, galardonado con el Premio Nobel de Química del año 1977, por
sus contribuciones en la termodinámica de no equilibrio, particularmente en la teoría de las estructu-
ras disipativas.
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también a nivel microscópico en la física de partículas y en la vasta
escala de la moderna cosmología. (En: Laszlo, 1989; p. 9)
Por otro lado, según Laszlo (2009; p. 33), los sistemas complejos
-los biológicos y también los sociales- evolucionan a través de bifur-
caciones. La evolución en la biosfera es un proceso integral: incluye
organismos unicelulares en un extremo de la escala de organización
y complejidad, y biosferas enteras pobladas por organismos multi-
celulares por el otro. El proceso está dirigido por el flujo de energía
liberada por el Sol. Las plantas transforman en biomasa la energía
libre; la biomasa es consumida por los herbívoros, que a su vez son
alimento de carnívoros, creando un ciclo continuo que constituye un
sistema termodinámico abierto. Este molino energético impulsa los
procesos biológicos y bioquímicos en la biosfera.
En este sentido, Laszlo (1989; p. 33-38) nos ofrece una serie de da-
tos e informaciones muy precisas que dan cuenta de la magnitud de
la problemática mundial y la necesidad de cambiar nuestra forma de
pensar y configurar una nueva matriz epistémica:
Por otro lado, Laszlo (2009; p. 20-21) nos ofrece una caracteriza-
ción muy precisa de la grave situación mundial actual:
• Existe una inseguridad cada vez mayor tanto en
países ricos como pobres, así como una mayor
propensión en muchas regiones del mundo a echar
mano del terrorismo, la guerra y otras formas de
violencia.
Por otro lado, las teorías e hipótesis que expone Laszlo (1997), son
ofrecidas sin dogmatismo alguno a la consideración del lector, reco-
nociendo sin reservas la magnitud de la cuestión que se afronta y la
osadía de las respuestas que se proponen.
Los diversos misterios con los que nos enfrentamos y las múlti-
ples extrañezas que han aparecido en el campo científico, debemos
mirarlas bajo una óptica nueva, con una visión más abierta, flexible
y abarcadora; ya es hora de despertar del letargo científico en el que
hemos estado durante decenas de años, los tiempos han madurado lo
suficiente como para levantarnos y echar a andar en la búsqueda de
nuevas concepciones epistemológicas.
Hace muchos años que vengo planteando estas ideas con gente muy
diversa y estoy tranquilo y sosegado, de manera que no me irrita, ni
me perturba si la gente comprende realmente lo que estoy diciendo o
se limita a escuchar y/o leer por civismo, cortesía y educación.
I
CONSTRUCCIÓN DE
UNA NUEVA CIENCIA
SOCIO-HUMANA EN
EL TERCER MILENIO
54
¿Será que los hechos en el mundo surgen por azar, debido al caos?
A lo largo del siglo XX, los mismos físicos han cambiado radical-
mente su comprensión del mundo material. Los descubrimientos
revolucionarios de la física subatómica y de la astrofísica han des-
truido la imagen del universo como un sistema mecánico infinita-
mente complejo y totalmente determinista formado por partículas
indestructibles de materia.
Como mencioné antes, cada disciplina tiene que basar sus estruc-
turas teóricas en las observaciones de su propia área de investigación.
El criterio de validez y confiabilidad de los hallazgos y de los concep-
tos científicos en un área determinada no radica en su compatibili-
dad con las teorías en otra área, sino en el rigor del método científico
con el que se obtuvieron, la armonía en el empleo de las técnicas e
instrumentos de investigación y la coherencia de los análisis hermenéuticos.
Schifter (2001; p. 18) afirma que “existe una ciencia del desorden.....
La ciencia del caos encuentra el desorden escondido entre un apa-
rente orden real.”
Por otro lado, Morín afirma que la primera revolución científica del
siglo XX, comenzaba por la termodinámica de Boltzmann, desenca-
denada por el descubrimiento de los quanta, proseguida en la desin-
tegración del universo de Laplace, cambió profundamente nuestra
concepción del mundo.
Una ley más amplia también dejaría sitio para esto, permitiendo
que incluso los órdenes más básicos conocidos pudieran ser, al me-
nos en potencia, de grado muy alto o infinito. En casos extremos se acer-
carían incluso al orden caótico o aleatorio. (Bohm y Peat, 2008; p. 152)
Sin embargo, según Schifter (2001; p. 17), una de las primeras sa-
cudidas a la sólida estructura del determinismo la proporcionó la
conocida teoría cinética de los gases, desarrollada por J. C. Maxwell
y luego perfeccionada por L. Boltzman, quienes hacen emerger el or-
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den del caos, pues las regularidades observadas en el nivel macros-
cópico provienen de la incapacidad que tenemos para predecir las
trayectorias individuales de los átomos.
“El lenguaje de la estadística es una manera subjetiva de analizar la
objetividad de la naturaleza. Recurrimos a ella no porque los acon-
tecimientos sean de naturaleza azarosa, sino porque desconocemos
subjetivamente cuál va a ser el curso que van a tomar dichos acon-
tecimientos. Cada una de las partes que integran los sistemas de la
naturaleza tiene una historia individual, pero como integran siste-
mas tan complejos, en los cuales interviene un número tan grande de
partes, es imposible conocer la historia individual de cada parte y por
ello debemos recurrir a la estadística.” (Schifter, 2001; p. 17)
La concepción causal y determinista del mundo colapsa con la apa-
rición de la teoría de la mecánica cuántica, en particular con el prin-
cipio de la incertidumbre de Heisenberg, que plantea que no se puede
medir al mismo tiempo la posición y la velocidad de una partícula.
Por otro lado, Charles Darwin decía que las variaciones aleatorias,
seleccionadas en forma ciega, pueden engendrar toda la diversidad
de formas vivientes, lo cual es otro ejemplo del desorden que puede
generar el orden.
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Además, las teorías genéticas desarrolladas por Gregor Medel, for-
muladas en 1865, pero que fueron aceptadas a partir de 1900, tam-
bién constituyen un fuerte golpe a las leyes del determinismo, por
cuanto él descubre que las mezclas de especies siempre son posibles y
que resultan tan fecundas como sus precursores, en cambio los híbri-
dos son frecuentemente estériles, en el caso de que sean viables. No
obstante, Mendel reconoce que el grado de esterilidad no se encuen-
tra asociado estrictamente con la afinidad de las formas, por cuanto
está administrado por leyes oscurecidas y desconocidas.
Por otro lado, W. Freeman, profesor de neurobiología de la Univer-
sidad de California ha estudiado por más de 40 años los fenómenos
de la percepción. Al ver, oír y escuchar, nuestro cerebro desencadena
en fracciones de segundos un complejo mecanismo por medio del
cual reconocemos el estímulo que lo estimula.
Por otro lado, Prigogine (2009; p. 90) nos dice que “se cumplen las
condiciones mínimas para que, sin un grosero contrasentido, poda-
mos afirmar que la termodinámica describe la génesis propiamente
histórica de estructuras activas; parece ser que, por primera vez, el
objeto de la física ya no es radicalmente distinto al de las ciencias
llamadas humanas y que, por consiguiente es posible un intercambio
real entre estas disciplinas. Así, en el estudio de las propiedades de
estabilidad de los sistemas termodinámicos, la física podrá inspirarse
en conceptos y métodos de las ciencias humanas, del mismo modo
que éstas, en los modelos y en las matemáticas que comienzan a po-
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nerse a punto.”
Ahora bien, es preciso aclarar que llevar a cabo una discusión se-
ria, coherente, fluida, armónica y rigurosa acerca de los enfoques de
investigación científica en las ciencias humanas y sociales, constituye
verdaderamente un problema científico en este tercer milenio. Y más
aún si lo hacemos basados en un abordaje desde las ciencias históri-
co-hermenéuticas, dada su complejidad epistemológica y las diversas
posturas científicas, modelos epistémicos, metodologías, tipos de in-
vestigación, modalidades, métodos y técnicas que proliferan hoy en
el ámbito sociocultural.
“Es cierto que, independientemente de nuestra apreciación final de
estos complejos problemas, el universo en que vivimos posee un ca-
rácter plural y complejo. Desaparecen estructuras, como en los pro-
cesos de difusión, pero aparecen otras estructuras, como en biología
y, con mayor claridad aún, en los fenómenos sociales. Por lo que sa-
bemos, algunos fenómenos están adecuadamente descritos por ecua-
ciones deterministas, como sucede con los movimientos planetarios,
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pero otros, como la evolución biológica, implica procesos estocásti-
cos.” (Prigogine, 2009; p. 23)
Desde luego que, nos dice Prigogine (2009; p. 24), “para recorrer
el camino que separa la descripción clásica de la naturaleza hasta la
nueva que empieza a esbozarse, han sido necesarios numerosos ha-
llazgos sorprendentes tanto teóricos como experimentales. Podemos
decir que buscamos esquemas globales, simetrías, leyes generales in-
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mutables y hemos descubierto lo mutable, lo temporal, lo comple-
jo. Los ejemplos son abundantes. Como sabemos, la teoría cuántica
postula una notable simetría, la existente entre materia y antimate-
ria, pero nuestro mundo carece de esta simetría. Predomina sobra-
damente la materia sobre la antimateria, y es una feliz circunstancia,
porque, si no, la aniquilación entre materia y antimateria significaría
el fin de todas las partículas con masa. El descubrimiento de un gran
número de partículas inestables es otro ejemplo; puede que incluso
todas las partículas sean inestables. De cualquier modo, la idea de
un sustrato inmutable, permanente de la materia ha sufrido un duro
golpe.”
Según Maturana (1990), el ser humano posee dos vías para acce-
der al conocimiento: la razón y el amor. Pero nuestro intelecto es un
camino incompleto para conocer, por cuanto está cargado de creen-
cias, representaciones conceptuales, nociones, vivencias, experien-
cias praxiológicas y complejos sistemas cognoscitivos. En cambio,
el amor es el medio esencial, el camino científico e infalible para la
obtención del conocimiento. Para Maturana (1990; p. 209) el amor es
“la aceptación del otro junto a uno en la convivencia.”
El amor es el fundamento biopsicosocial de los eventos, situaciones
y acontecimientos culturales, por cuanto, sin amor, es decir, sin la
aceptación del otro junto a uno en la convivencia, no hay socializa-
ción, y sin socialización, no hay lenguaje, y sin lenguaje, no hay ser
humano, no hay humanidad.
4 Premio Nobel de Física en el año 1918, por las aportaciones que realizó en favor al avance de la
física, debido a sus descubrimientos sobre los cuantos de energía.
5 Premio Nobel de Física en el año 1921, por sus aportaciones a la física teórica y, especialmente, por
el descubrimiento de la ley del efecto fotoeléctrico.
6 Premio Nobel de Física en el año 1922, por sus servicios en la investigación de la estructura de los
átomos y de la radiación que de ellos emana.
7 Premio Nobel de Física en el año 1932, por la creación de la mecánica cuántica, cuya aplicación
tiene, entre otras cosas, el estudio y descubrimiento de las formas alotrópicas del hidrógeno.
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Schrödinger8) sostienen que “no llegaron a sus hallazgos siguiendo
una receta o una fórmula metodológica y ni siquiera un procedi-
miento lógico por medio del cual se pudiera ir de los datos de la
observación hasta la teoría científica.” (Martínez, 2000; p. 90-91)
Erwin Schrödinger (1887-1961), quien nació en Viena, Austria,
donde estudió y fue profesor de física en la universidad hasta 1927,
año en que fue llamado a Berlín para reemplazar a Max Planck en
la cátedra de física; en 1933, al acceder Hitler al poder, decide aban-
donar Alemania y ese mismo año le conceden el Premio Nobel, que
compartió con Paul Dirac, por la formulación matemática de la me-
cánica cuántica.
“El único medio que existe para salvarse de esta situación es el in-
tento de saltar fuera de estos encasillamientos conceptuales y ver otro
panorama: contemplando los linderos de nuestros conceptos acep-
tados, de nuestras construcciones teoréticas, de nuestros sistemas
formales de creencias, etc., en una palabra, de la validez de nuestra
teoría de la racionalidad; y, para ello, debemos asumir una actitud
básica y esencialmente critica.” (Morín, 1984).
“Sin embargo, hasta cierto punto para mí es una lástima que este
gran avance en Física se han logrado con experimentos que han dado
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resultados que no me esperaba”, añadió Hawking. “Por este motivo,
yo hice una apuesta con el físico Gordon Kane de la Universidad de
Michigan, a favor de que la partícula de Higgs no se encontraría.
Pero parece ser que he perdido 100 dólares”, confesó el astrofísico.
Por su parte, el presidente del Instituto de Física (IOP) del Reino
Unido, Peter Knight, señaló que “el descubrimiento del bosón de
Higgs es tan importante para la física como el descubrimiento del
ADN lo fue para biología”. Además, dijo que este hallazgo establece
el marco para “una nueva aventura en el esfuerzo por comprender la
estructura del Universo”.
Por su parte Morín (1984) señala en este sentido que “todo cono-
cimiento opera mediante la selección de datos significativos: sepa-
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ra (distingue o desarticula) y une (asocia, identifica), jerarquiza (lo
principal, lo secundario) y centraliza (en función de un núcleo de
nociones maestras). Estas operaciones, que utilizan la lógica, son de
hecho comandadas por principios “supralógicos” de organización de
pensamiento o paradigmas, principios ocultos que gobiernan nues-
tra visión de las cosas y del mundo sin que tengamos consciencia de
ello.”
Hay que seguir de cerca las alertas de Prigogine (2009; p. 62), por
cuanto él insiste en el hecho de que, “en modo alguno, hay que sus-
tituir el modelo por una decisión, sino al contrario, el modelo debe
servir para facilitar la explicación de las motivaciones de la decisión.”
Russell: Sí, creo que ésta es la dirección que hemos tomado: el nue-
vo paradigma podría surgir muy pronto. Lo único que necesitamos
es que alguien reúna todas las piezas en una ordenación radicalmen-
te distinta y produzca un modelo teórico que pueda dar razón del
mundo de la mente así como del mundo de la materia. Es algo que
encuentro muy excitante, y además se ha convertido en el eje de mi
trabajo durante estos últimos años. Ahora vemos la conciencia como
algo que surge del espacio, el tiempo y la materia, algo que aparece
como resultado de la actividad física en el sistema nervioso del ser
humano. No obstante, vamos en dirección contraria. Creo que tarde
o temprano tendremos que aceptar que la conciencia es absoluta-
mente fundamental para el cosmos y no algo que surge de la materia.
Creo que no queda mucho por decir. Arte, ciencia y filosofía deben
estar unidas. Representan formas diferentes de conocimiento que
deben complementarse. El conocimiento científico, el filosófico y el
artístico constituyen una tríada sistémica y holística, una configura-
ción válida que nos permite orientarnos de una mejor manera en este
complejo y caótico mundo lleno de acontecimientos impredecibles e
incertidumbres.
NUEVA
II RACIONALIDAD
CIENTÍFICA EN EL
SIGLO XXI
126
Estas ciencias, según Laszlo, 1989; p. 137), nos dan una visión nue-
va de la naturaleza de la realidad. En esta visión, el hombre y la socie-
dad no son extraños en el universo sino que forman parte de la gran
cadena de la evolución, que comenzó con el Big Bang hace 18.000
millones de años y se manifiesta ahora en los fenómenos de la vida, la
cultura y la conciencia. Las nuevas ciencias describen las característi-
cas dinámicas de esta evolución y sus principales etapas.
Por ello, veamos sólo algunos datos más (Martínez, 2008; p. 218 y
2012; p. 29-30):
• El cerebro humano tiene solo 2% del peso del
cuerpo, pero consume 20% de su energía, de su
oxígeno.
El cerebro es una entidad muy diferente de las del resto del univer-
so. Es una forma diferente de expresar todo. La actividad cerebral
es una metáfora para todo lo demás. Somos básicamente máquinas
de soñar que construyen modelos virtuales del mundo real (Llinás,
2003).
Sin embargo, fue Roger W. Sperry9 , fue quien estableció hace casi
dos décadas, la división cerebral en hemisferios derecho e izquierdo
en su teoría de los hemisferios cerebrales.
Según Enciso (2004; p. 89), el cerebro humano “actúa como un
órgano integral, compuesto por los dos hemisferios –derecho e iz-
quierdo- hasta cierto punto especializados e interrelacionados entre
sí, por un cuerpo calloso que hace las veces de puente, con doscientos
millones de fibras de unión.”
Además, según Alper (2008; p. 83) el hecho de que las afasias mu-
sicales existan indica que, al igual que el lenguaje, “nuestras capaci-
dades musicales deben estar integralmente relacionadas con nuestra
estructura neurofisiológica.”
Las personas pueden sufrir afasias musicales, las cuales son seme-
jantes a la afasia lingüística y que consisten en la pérdida de alguna
capacidad musical especifica debido a una lesión física del cerebro.
Por ejemplo, un compositor puede perder su capacidad para compo-
ner luego de sufrir un derrame cerebral, o un músico su capacidad
para tocar un instrumento.
Martínez (2008; p. 221) precisa que son muchos los autores e in-
vestigadores que han demostrado que falta de desarrollo estructural
lleva luego a una incapacidad funcional.
Sperry lo especifica en los siguientes términos: “muchos elementos
internos de nuestro cerebro se activan solamente con operaciones
muy especificas y, si estas actividades no se realizan (de una manera
particular durante las etapas del desarrollo infantil y juvenil cuando
las neuronas y sus sinapsis dependen mucho del uso), las neuronas
involucradas pueden sufrir un proceso regresivo, dejando profun-
das deficiencias funcionales en su maquinaria integradora” (Bogen,
1976).
Según Kervran (1982), el hipotálamo funciona como un transduc-
tor capaz de convertir los neutrinos en electrones o viceversa, según
actúe como emisor o como receptor. Algo similar harían la epífisis y
el timo.
Es más, como hemos dicho, hoy día se avanzan teorías que los con-
sideran como un solo sistema, la estructura cognoscitivo-emotiva, ya
que hay vías de complicada circulación que van desde las entradas
sensoriales al sistema límbico y luego, de ahí, al lóbulo prefrontal,
regresando de nuevo al sistema límbico y, posteriormente, una vez
más, al lóbulo prefrontal (Eccles, 1980; p. 307-308; 391-392).
Por otro lado, el nervio óptico está compuesto por más de un mi-
llón de canales que trabajan en ambas direcciones, y sabemos que
en la naturaleza no hay órganos inútiles. ¿Qué hacen tantos canales?
De acuerdo con los que nos dice Popper y Eccles (Eccles es premio
nobel en transmisión neurocerebral) en su obra El yo y su cerebro
(1980), en el mismo instante en que aparece la imagen en la retina
comienza un intensísimo dialogo, un ir y venir de información, un
toma y dame, entre esa imagen y nuestro centro visor, ubicado en la
parte occipital del cerebro. Ese intercambio de información va a tal
velocidad que en una fracción de segundo se repite sentenares -y aun
millares- de veces, dependiendo de la agilidad mental de cada sujeto.
(Citados en Martínez, 2009a; p. 144)
Mente Humana
CONFIGURACIÓN CONFIGURACIÓN
AFECTIVA COGNITIVA
CONFIGURACIÓN
INSTRUMENTAL
153
Entre el cerebro y la mente humana se produce una interacción
dialéctica, dialógica y configuradora. El cerebro crea la mente huma-
na, apoyándose para ello en sus configuraciones y sistemas de redes
y circuitos de comunicación neuronal, y la mente humana modifica
y reconfigura al cerebro, apoyada en sus configuraciones afectivas,
cognitivas e instrumentales. La una no puede existir sin el otro, y vi-
ceversa, ambos se complementan armónicamente y de manera crea-
tiva en su desarrollo y configuración.
Las nociones, conceptos, teorías, creencias, pensamientos, infor-
mación, saberes, aptitudes, facultades intelectuales y conocimientos
del ser humano se configuran, se relacionan entre sí, son interde-
pendientes, formando así la configuración cognitiva de la mente
humana. Así mismo ocurre con la configuración afectiva, que no es
otra cosa que la interrelación armónica entre los afectos, emociones,
sentimientos, actitudes y valores humanos. Por otro lado, la confi-
guración instrumental es el resultado de las configuraciones que se
producen entre las operaciones, instrumentos, acciones, habilidades
y destrezas del ser humano.
3) las fluctuaciones.
Por fin, dice Morín (2010a; p. 157), hay que ser consciente del pro-
blema del paradigma. Un paradigma reina sobre los espíritus porque
instituye los conceptos soberanos y su relación lógica (disyunción,
conjunción, implicación, etc.), los cuales gobiernan de manera oculta
los conceptos y las teorías científicas que se efectúan bajo su imperio.
Ahora bien, en el día de hoy emerge, de modo disperso, un paradig-
ma cognitivo que comienza a poder establecer unos puentes entre
161
ciencia y disciplinas no comunicantes
Así, hoy nos enfrentamos a diversas teorías que dan cuenta de la com-
plejidad natural, humana y social y representan un paradigma emergente:
teoría de los sistemas dinámicos, dinámica no lineal, dinámica de redes,
sistemas autorreferentes, estructuras disipativas, teoría holográfica, com-
plejidad, enfoque holístico, concepción ecológica, autopoiesis14, entre
otros.
13 Sistemas autorreferentes propuestos por el eminente y controvertido sociólogo alemán
Niklas Luhmann.
14 Neologismo introducido por Maturana como noción principal en su Teoría de los Seres
Vivos.
163
Estas teorías constituyen el resultado de múltiples investigaciones desa-
rrolladas en las ciencias naturales, exactas y sociales. La aparición y pro-
pagación de estas teorías indica que al parecer la Química, la Biología, la
Física, la Matemática, las Neurociencias, la Psicología, la Sociología, la
Antropología, incluso la Pedagogía, la Teoría Curricular y la Didáctica, se
encuentran hoy en una encrucijada científica.
Según Martínez (2012; p. 128), cuanto más compleja sea una es-
tructura disipativa, más energía necesita para mantener todas sus
conexiones. Por ello, también es más vulnerable a las fluctuaciones
internas. Se dice, entonces, que está más lejos del equilibrio. Debido
a que estas conexiones solamente pueden ser sostenidas por el flujo
de energía, el sistema está siempre fluyendo. Cuanto más coheren-
te e intrincadamente esté conectada una estructura, más inestable
es. Así, al aumentar la coherencia se aumenta la inestabilidad. Pero,
esta inestabilidad es la clave de la transformación. La disipación de
la energía, como demostró Prigogine con refinados procedimientos
matemáticos, crea el potencial para un repentino reordenamiento. El
continuo movimiento de energía a través del sistema crea las fluctua-
ciones. Si estas alcanzan un cierto nivel crítico, “perturban” el sistema
y aumentan el número de nuevas interacciones en él mismo.
Los elementos de la vieja estructura entran en una nueva interac-
ción unos con otros y realizan nuevas conexiones, y así, las partes
se reorganizan formando una nueva entidad: el sistema adquiere un
orden superior, más integrado y conectado que el anterior; pero este re-
quiere un mayor flujo de energía para su mantenimiento, lo que lo hace,
a su vez, menos estable, y así sucesivamente. (Martínez, 2012; p. 129)
166
En el año 1972, Aharon Katchalsky organizó todo un trimestre de
sesiones de trabajo en el instituto tecnológico de Massachusetts con
los más destacados neurocientíficos para introducir la teoría de Pri-
gogine en la neurociencia.
Por otro lado, las ideas que ha expuesto Prigogine cada día tienen
más eco. Y para demostrarlo él mismo toma un texto de Lighthill
como ejemplo: The Recently Recognized Failure of Predictability in
Newtonian Dynamics.
173
Este texto testimonia perfectamente la reciente revolución de las
ideas en mecánica clásica: “Tengo que hablar a favor de la amplia
confraternidad entre los profesionales de la mecánica. Querríamos
pedir excusas colectivamente por haber engañado al público difun-
diendo ideas sobre el determinismo de los sistemas basados en las
leyes de Newton sobre el movimiento que, desde 1960, se han de-
mostrado inexactas”. (Citado en Prigogine, 2012; p. 59)
Por otro lado, Capra (2012, p. 55; 81) afirma que a nivel subatómi-
co, las correlaciones y las interacciones de las partes de la unidad son
más importantes que las partes mismas. Hay movimiento pero no
hay, en el fondo, objetos que se mueven; hay actividad, pero no hay
16 Wolfgang Ernst Pauli (1900-1958), físico austríaco, nacionalizado suizo y luego estadou-
nidense. Premio Nobel de física en el año 1945, por el descubrimiento del principio de exclusión,
también llamado el principio de Pauli.
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actores; no existen danzantes, sólo existe la danza.
Hay que destacar que desde el año 1940, en torno al Instituto Tec-
nológico de Massachussets (MIT) y al Instituto para Estudios Avan-
zados de Princeton fue desarrollándose la llamada “epistemología ex-
perimental” que representó un esfuerzo por parte de una generación
de brillantes científicos (Warren McCulloch, John Von Neumann,
Alan Turing y Norbert Wiener) de abordar los procesos mentales
desde una perspectiva distinta a como lo venían haciendo psicólogos
y filósofos, es decir, tenían el propósito de explicarlos por medio de
formulaciones precisas y razonamientos matemáticos, así pensaban
crear la ciencia de la mente, término que finalmente Wiener (1948),
uno de los prodigios de esa generación quien ya a los once años había
comenzado una vertiginosa carrera por diversas universidades nor-
teamericanas, bautizó con el nombre de Cibernética.
180
La palabra cibernética está tomada del griego y quiere decir: piloto,
timón. Uno de los conceptos que Wiener desarrolla es el de feed-
back, es decir, retroacción o retroalimentación, para hacer referen-
cia a aquel principio según el cual las informaciones sobre lo que
está sucediendo alimentan continuamente al sistema, permitiéndole
adaptarse a los nuevos acontecimientos.
Ahora bien, dice Martínez (2009a; p. 23) que toda estructura cog-
noscitiva generalizada, o modo de conocer, en el ámbito de una de-
terminada comunidad o sociedad, se origina o es producida por una
matriz epistémica.
En este sentido Hegel nos da una lección acerca del proceso de configu-
ración de la ciencia:
“La ciencia expone, en su configuración, tanto este movimiento
formativo en su detalle y su necesidad, como aquello que ha pasado
ya a ser momento y propiedad del espíritu. El fin es la intelección que
el espíritu tiene de lo que es el saber. La impaciencia reclama lo impo-
sible, a saber: la consecución del fin sin los medios. De una parte, hay
que soportar la longitud de ese camino, pues todos los momentos son
necesarios; de otra, hay que detenerse en cada uno, pues cada uno de
ellos es a su vez una figura individual entera, y será considerado por
completo únicamente cuando se considerado por completo única-
mente cuando se considere su determinación como un todo o como
algo concreto, o bien, cuando se considere el todo en la peculiaridad
de esa determinación.” (Hegel, 1994; p. 42)
192
De ahí que propongo hacer una síntesis configurante, creadora, dialécti-
ca, holística, armónica y coherente, que integre estas teorías y hallazgos fí-
sicos, químicos, matemáticos, biogenéticos, neurocientíficos, psicológicos,
sociológicos, antropológicos y socio-humanos en general, en un contexto
natural-físico-biogenético-neuropsicológico-sociocultural, permitiendo la
comprensión por parte de cualquier ser humano de una manera nítida, con-
vincente e inteligible: la asunción de una concepción configurativa de la
ciencia para la comprensión de los procesos humanos y sociales, precisa-
mente desde una racionalidad configuracional.
Como bien señala Laszlo, esto quiere decir que simplemente dedu-
cimos que existe la gravedad a partir de tales observaciones; de modo
194
que la gravedad no es, por supuesto, ninguna cosa que se pueda ob-
servar directamente, sino algo “cuya existencia se deduce” (Pribram,
En: Laszlo, 1997; p. 13)
De modo que el quinto campo no es algo que pueda deducirse de
una serie de observaciones. Es, más bien, una función transformada
de otros campos cuya existencia sí que se deduce a partir de observa-
ciones. Este aspecto que presenta, de realidad de segundo orden, es lo
que hace al quinto campo tan difícil de captar. De hecho, en tanto que
la tecnología no nos había proporcionado todavía el conocidísimo
y muy ingenioso invento que materializa las fórmulas matemáticas
de la realidad holográfica, tan sólo los matemáticos eran capaces de
imaginar semejante tipo de organización. Leibniz fue quien prime-
ro describió una entidad [de tipo holográfico] que llamó “mónada”,
¡pero por cierto que hasta Gabor, hace pocos años, no ha nacido la
holografía! (Pribram, En: Laszlo, 1997; p. 14)
Sin embargo, según este autor, él no puede decir que se haya sen-
tido satisfecho; y esto porque aunque es cierto que cada teoría estu-
diada contribuía con alguna cosa o algún punto de vista fundamental
que se echaba en falta en las precedentes, ninguna de ellas planteaba
ningún concepto básico realmente capaz de fundamentar, sin dejar
lugar a dudas y desconfianzas razonables, una dinámica unificada de
los procesos.
Entre las teorías que siguen este método se pueden citar la teoría de
la matriz S de Heisenberg y la teoría bootstrap de Chew.
Por otra parte, según Laszlo (1997; p. 49), en las teorías del campo
cuántico, los sistemas decisivos se conciben en términos de interac-
ciones entre campos, las cuales se considera que constituyen, de he-
cho, las partículas mismas, en lugar de darse por sentado que son las
partículas las que crean los campos.
Según Laszlo (1997; p. 66), una teoría que trate del modo como se
genera la complejidad en el mundo empírico no tiene ciertamente
que ir más allá del enfoque científico. Aunque es cierto que las leyes
que permiten entender la integración progresiva de las entidades ma-
teriales -de las partículas a los organismos- no son fáciles de estable-
cer, eso no significa que tales leyes no existan.
Por otro lado, Martínez (2008; p. 120) nos dice que cuando un pa-
207
radigma científico se va agotando en su capacidad de explicar la rea-
lidad, en su poder de generar conocimientos útiles en el área para la
cual se creó, lo más sabio y lógico es pensar en concebir otro, cam-
biando el “modo de pensar”, partiendo de nuevos conceptos básicos,
de nuevos axiomas, de nuevos presupuestos.
En cierta ocasión, Einstein dijo que los científicos son como los
detectives que se afanan por seguir la pista de un misterio; pero que
los científicos creativos deben cometer su propio “delito” y también
llevar a cabo la investigación.
“En los días en que podía silenciarse una idea diciendo que era
contraria a la religión, la teología se convirtió en la mayor fuente de
las falacias. Hoy, cuando todo pensamiento humano puede desacre-
ditarse calificándolo de no-científico, el poder ejercido previamente
215
por la teología ha pasado a la ciencia; así, la ciencia ha llegado a ser la
mayor fuente de errores.”
3.2-¿Qué es un paradigma?
Etimológicamente, la palabra paradigma se deriva de las raíces
“para”, que significa “del lado de”, “en la perspectiva de”, “bajo la óp-
tica de” y de deiknymi, que significa “mostrar”, es decir, “mostrar del
lado de”, lo que corresponde a lo que en filosofía se denomina “pers-
pectivismo” (Hurtado, 2011, p.29)
Creo que eso es cierto, -dice Chew- y que también lo es que el enfo-
que de “bootstrap” no merece todavía la aprobación de los científicos
debido a la larga tradición de la ciencia occidental. No está organizado
como ciencia, debido precisamente a su falta de fundamentos firmes.
“El caso es que -prosiguió Chew- cuando uno formula una pre-
gunta debe tener algunos conceptos básicos que acepta para poder
formularla. Pero en el enfoque “bootstrap”, en el que todo el sistema
representa una red de relaciones sin ningún fundamento firme, la
233
descripción de nuestro tema puede empezar en una gran variedad
de lugares distintos. No hay ningún punto claro de partida. Y por el
modo en que nuestra teoría ha evolucionado a lo largo de los últimos
40 años, lo típico es que no sepamos qué preguntas formular. Nos
guiamos por la consistencia y cada vez que ésta aumenta sugiere algo
que está incompleto, aunque raramente adquiere la forma de una
pregunta bien definida. Vamos más allá de la estructura de preguntas
y respuestas. (Capra, 2009; p. 75)
En esos períodos, los problemas con los que Leonardo había lu-
chado volvían a abordarse con niveles crecientes de complejidad a
medida que los científicos progresaban en su comprensión de la es-
tructura de la materia, las leyes de la química y el electromagnetismo,
la biología celular y molecular, la genética y el papel decisivo de la
evolución en la plasmación de formas del mundo vivo.
«Todas las cosas tienen su origen en todas las cosas, todas están
hechas de todas las demás y todas se convierten en todas las demás,
porque lo que existe en los elementos está hecho de estos elementos.»
(Citado en Capra, 2008b; p. 224)
La ciencia a veces mejora las hipótesis y otras veces las refuta, pero
probarlas es otra cuestión, y esto tal vez no se produzca jamás salvo
en el reino de la tautología totalmente abstracta. En ocasiones po-
demos decir que si se dan tales y tales supuestos y postulados abs-
tractos, entonces tal o cual cosa debe seguirse de ello absolutamente.
Pero, nuevamente, la verdad acerca de lo que puede ser percibido,
o acerca de aquello a lo cual se llega por inducción a partir de una
percepción, es otra cosa.
Digamos que la verdad significaría una correspondencia precisa
entre nuestra descripción y lo que describimos, o entre nuestra
red total de abstracciones y deducciones y alguna comprensión
total del mundo exterior. En este sentido, la verdad no es ase-
quible. Y aun dejando de lado las barreras de la codificación -la
circunstancia de que nuestra descripción estará dada en palabras,
figuras o imágenes, mientras que lo que describimos será de car-
ne y hueso, de sangre y acción-, aun soslayando ese estorbo de la
traducción, nunca podremos reclamar haber alcanzado un cono-
cimiento definitivo de nada.
Tal vez no haya ninguna variable que plantee de manera tan clara y
268
vívida para el analista los problemas del estar vivo como el tamaño.
Pero los “si... entonces...” de la lógica del silogismo son muy distin-
tos de los “si... entonces...”de la causa y el efecto.
Cuando las secuencias de causa y efecto se vuelven circulares (o ad-
quieren formas más complejas aún que la circular), la descripción o
trazado de esas secuencias en la lógica atemporal se torna auto-con-
tradictoria. Se generan paradojas que la lógica pura no puede tolerar.
Así está hecho nuestro lenguaje: “La piedra es dura”. Etcétera. Y esa
manera de hablar basta para ir al mercado: “Esa es una nueva marca”.
“Las papas están podridas”. “Los huevos están frescos”. “El recipiente
está roto”. “El diamante está rajado”. “Un kilo de manzanas es sufi-
ciente”. Y así siguiendo.
“La piedra está inmóvil” hace referencia al lugar en que está situada
la piedra respecto del lugar de la persona que habla y de otras posi-
bles cosas inmóviles. También hace referencia a cuestiones internas
de la piedra: su inercia, su falta de distorsión interna, su falta de fric-
ción superficial, etc.
Por otro lado, desde 1975 hasta sus últimas obras, la labor de Capra
ha estado encaminada a sistematizar el paradigma ecológico. Para
la formulación de esta síntesis paradigmática ha incursionado en el
ámbito de diversas disciplinas, desde la física, su campo profesional,
hasta la química, la biología, pasando por la psicología, la economía,
las ciencias sociales, e incluso las teorías cognitivas. Su hipótesis, que
logra argumentar, sistematizar y desarrollar de manera enfática con-
siste en pensar y configurar un campo unificado del conocimiento,
donde los conceptos de red y vida sean los centrales.
Desde esta perspectiva, la vida en su totalidad, como atributo del
planeta, empieza a ser el centro de interés y no tanto el hombre, o
los objetos. Es importante señalar que Capra inaugura y promue-
ve un nuevo tipo de investigación, que se ajusta precisamente a
su visión en red de los procesos socio-humanos: la conversación,
como modalidad original y creativa de cooperar mediante el diá-
logo y el encuentro.
Asimismo, dice Martínez (2008) que casi todos los problemas me-
todológicos tienen un fondo esencialmente epistemológico. Es por
ello que la epistemología actual deberá ir logrando una serie de me-
tas que puedan formar un conjunto de postulados generales, de alto
nivel, que parezcan irrenunciables y que pudieran presentarse como
los rieles de la nueva ciencia.
Barrera (2008; p. 102) precisa que “la holística -no debe confundir-
se con el holismo que alude a la doctrina de la totalidad y se consti-
tuye un ontologismo epistémico de corte panteísta, que en oportuni-
dades deriva hacia un gnosticismo-, considera que todo evento debe
ser apreciado en su mayor complejidad y en su contexto para poder
obtener una visión más amplia y completa de dicho evento, sin que
dicha visión agote ni la comprensión ni el evento.”
“Puesto de otra manera, orden y caos son dos aspectos de los co-
mentarios explicativos que un observador puede hacer sobre lo que
pasa en la dinámica sistemática espontánea de constitución de un sis-
tema en un dominio de determinismo estructural desconocido para
él o ella, y no dos condiciones intrínsecas de lo que un observador
puede llamar el mundo natural.” (Maturana y Varela, 2004; p.27)
Así, nuevas categorías han ido dando forma a nuestra visión sobre
el mundo que nos rodea, entre las que se destaca la de “red”, que hoy
ocupa un lugar significativo en la construcción de sentido tanto en
las ciencias naturales como en las ciencias sociales.
Según Barrera (2010; p. 12), “el todo -la vida, el universo-, se ex-
presa como totalidad, pero se aprecia a través de múltiples y varia-
dos eventos, algunos grandes y otros pequeños, unos extraños y
otros familiares, en oportunidades, naturales y en otros insólitos. El
todo como todo es imposible de apreciar en su plenitud; por ello, se
revela como detalle, como signo, como particularidad… es a través
de las evidencias como el todo se da a conocer.” Precisamente, las
configuraciones son los eventos y procesos a través de los cuales se
aprecia el todo.
Si se reconoce la cualidad de complejidad, la comprensión de la
configuración se hace más nítida e inteligible, por cuanto dicha no-
ción prepara el camino para nuevas comprensiones más asequibles.
Como lo afirma Theilard de Chardin (1967; p. 132), dicha comple-
299
jidad corresponde a la “cualidad” de las cosas de estar formadas por
“un número mayor de elementos” “estrechamente organizados entre
sí”, aunque preciso que en nuestro enfoque la configuración no está
integrada por elementos sino por procesos y eventos dinámicos.
Por otra parte Morín (1998; p. 415), propone que la compleji-
dad “debe planearse correlativamente en el marco gnoseológico
(el pensamiento de la realidad) y en el marco ontológico (la natu-
raleza de la realidad)
Lo que hizo Lamarck fue poner cabeza abajo esa escala, precisa Ba-
teson (2010; p. 480). Observó que los animales cambiaban cuando
se los somete a la presión del ambiente. Se equivocaba, por supuesto,
al creer que esos cambios eran heredados, pero de cualquier manera
esos cambios eran para él la prueba de la evolución. Cuando puso
cabeza abajo la escala, lo que había sido la explicación, es decir, la
Mente, se convirtió ahora en lo que debía explicarse. Su problema fue
explicar la Mente.
Según Bateson (2010; p. 480), Lamarck estaba convencido de la
evolución, y allí se detenía su interés al respecto. Por ello, si us-
ted lee la Phüosophie Zoologique (1809), observará que el primer
tercio de ella está consagrado a resolver el problema de la evolu-
ción y a poner cabeza abajo la taxonomía, y que el resto del libro
se dedica, en realidad, a la psicología comparativa, ciencia que él
fundó. Lo que realmente le interesaba era la Mente. Lamarck ha-
bía utilizado el hábito como uno de los fenómenos axiomáticos en
su teoría de la evolución, y eso, por supuesto, lo llevó al problema
de la psicología comparada.
…no podemos comprender el todo sin ver sus partes, pero pode-
mos ver las partes sin comprender el todo… cuando comprendemos
como parte de un todo una determinada serie de elementos, el foco
de nuestra atención pasa de los detalles hasta ahora no comprendi-
dos a la comprensión de su significado conjunto. Este pasaje de la
atención no nos hace perder de vista los detalles, puesto que solo se
327
puede ver un todo viendo sus partes, pero cambia por completo la
manera como aprehendemos los detalles. Ahora los aprehendemos
en función del todo en que hemos fijado nuestra atención. Llamaré a
esto aprehensión subsidiaria de los detalles, por oposición a la apre-
hensión focal que emplearíamos para entender a los detalles en sí, no
como partes del todo.
Hace mucho tiempo Pascal dijo una frase que se ha hecho famosa:
“el corazón tiene razones que la razón no conoce”.
Pero no es al corazón físico a lo que se refiere pascal, y ni siquiera
a los sentimientos, sino a la función cognoscitiva de la intuición, que
es capaz de sintetizar y aprehender la totalidad de una realidad o si-
tuación dada.
Popper señala (1973; p. 31) que “el acto por el que se inventa o con-
cibe una teoría no requiere análisis lógico”
Y Martínez (2012; p. 39) asegura que quizá la falta mayor de nues-
tra educación haya consistido en cultivar, básicamente, un solo he-
misferio, el izquierdo, y sus funciones racionales conscientes, descui-
dando la intuición y las funciones holistas y gestálticas del derecho
e, igualmente, marginando la componente emotiva y afectiva y su
importancia en el contexto general.
Bartley (1987; p. 156) destaca que, para mejorar sus actividades edu-
cativas, Wittgenstein “leyó los escritos de los psicólogos de la gestalt
y quedó impresionado por ellos”, que incluso, fue estudiante de Karl
Bühler en Viena, uno de los psicólogos más importantes de Europa en
la década de los años veinte y treinta, y de gran fama mundial.
Bartley (1987) puntualiza que las semejanzas entre lo que fue la se-
gunda filosofía de Wittgenstein y los gestaltistas emerge claramente
en varios puntos básicos.
En consecuencia, en mi discusión de la última filosofía de Witt-
genstein, afloran de vez en cuando referencias de Bühler, Köhler y
otros psicólogos de la gestalt, ya que hay, en efecto, sorprendentes
semejanzas entre algunas de ellas (Bartley, 1987; p. 157):
Por ejemplo, cuando se tocan a la vez las dos notas, “do” y “sol”, pro-
ducen un sonido que, en música, se llama una quinta. Esta cualidad
no está ni en el “do” ni el “sol”, ni depende de esas notas concretas.
Dos notas cualesquiera con la relación 2/3 se reconocerán inmedia-
tamente como una quinta, cualquiera que sea la parte de la escala en
que se toquen. La quinta es una Gestalt que difiere de cualquiera de
sus partes, y ni el mayor conocimiento de sus partes separadas nos
dará nunca la más remota idea de lo que es la quinta.
Köhler con frecuencia insistía que tanto los datos introspectivos
como los de la conducta son hechos fenoménicos y que establecer
diferencia entre ellos es o como un acertijo metafísico sin solución o
una diferencia bizantina.
Por ejemplo, dice Köhler (1972; p. 64), las imágenes que vemos en
el cine nunca se mueven al ser proyectadas las distintas fotografías
en la pantalla. Una fotografía es sustituida rápidamente por otra; du-
rante el cambio no se proyecta luz en la pantalla. Por lo tanto, una
película consiste en una secuencia de distintas fotografías en reposo.
Los movimientos que el público ve son todos movimientos aparen-
tes o estroboscópicos. No sería fácil convencer a la gente de que no
ocurre de hecho, en la pantalla, ningún movimiento real y que los
movimientos que les parecen ver son el resultado de miles de errores
de juicio cometidos en unos minutos.
Estas citas reveladas por Köhler demuestran que los primeros psi-
cólogos de la forma, en aquel tiempo no familiarizados aún con es-
tas notables afirmaciones de los grandes científicos, trabajaron de
un modo casi ingenuo, más no ilusorio, en una dirección que estaba
completamente de acuerdo con las tendencias que habían aparecido
ya en las Ciencias Naturales.
Por otro lado, para Fuentes, Álvarez y Matos (2004; p. 6), “las con-
figuraciones constituyen un reflejo subjetivo de la realidad objetiva,
cuyo fundamento en última instancia está en las propias regularida-
des objetivas de esa realidad estudiada, que al ser reflejada en el suje-
to y ser empleada conscientemente por éste, permite la comprensión
y transformación de esa realidad.”
• La figura es un hecho.
Las fuentes de luz normales, según Laszlo (2009; p. 134), son cohe-
rentes en unos cuantos metros; láseres, microondas y otras fuentes
lumínicas tecnológicas son coherentes a lo largo de distancias bas-
tante superiores. Pero el tipo de coherencia que está apareciendo en
varias ramas de las ciencias empíricas es más compleja e importante.
Indica una conexión casi instantánea entre las partes o elementos de
una cosa, tanto si esa cosa es un cuanto, un átomo, un organismo o
una galaxia. Este tipo de coherencia aparece en campos tan diversos
como la física cuántica, la biología, la cosmología y la investigación
cerebral y de la consciencia.
384
En este sentido, los acontecimientos que tienen lugar en el sistema
nervioso y que van acompañados por experiencias, constituyen sólo
subprocesos inmanentes a procesos dinámicos y funcionales más
amplios. En este sentido, dependen de situaciones a las que no tiene
acceso directo lo empírico.
Es evidente, en este caso, que si hay que acudir a las actividades del
sujeto para dar cuenta de las configuraciones precedentes, se trata de
un sujeto epistémico, configurado conceptualmente por el investiga-
dor, es decir, de los mecanismos comunes a todos los sujetos indivi-
duales del mismo nivel; dicho de otro modo, de un sujeto cualquiera.
1. Configuración sistémica
2. Holonimia21
4. Holoformidad
5. Proceso
6. Contexto configurante
7. Rasgos caracterológicos
• Interconexiones
• Funciones
• Sentido y significado
• Regularidades
• Ritmo configurativo
Como dice Hegel (1994; p. 36), “el saber sólo es real como ciencia o
como sistema, y sólo puede ser expuesto como tal.”
Ahora bien, en la Teoría de la Configuración, un sistema está inte-
grado por procesos relacionados entre sí por alguna forma de inte-
racción que los identifica con determinada independencia, armonía
y coherencia, donde los procesos adquieren la identidad de otros
procesos inherentes (subprocesos) y sus relaciones e interconexiones
determinan el significado alrededor del cual se integran éstos, a la
vez que los subprocesos le aportan sentido al sistema.
Al descender del módulo lunar, justo antes de que sus pies tocasen la
superficie de la luna, Neil Armstrong pronuncio sus famosas palabras:
un pequeño paso para el hombre, un paso grande para la humanidad.
Mucho menos conocido es que, al subir de nuevo al módulo lunar
tras dejar la superficie de la luna, murmuró otra frase: ¡buena suerte,
410
señor Gorski!. Tras su regreso a la tierra, algunos periodistas intriga-
dos le preguntaron qué significaba aquella frase, pero Armstrong se
negó a revelarlo. Algunos pensaron que podría haber sido dirigida a
algún cosmonauta soviético, pero no había ninguno de este nombre.
Tras diversos esfuerzos frustrados por parte de los periodistas, se ol-
vidó todo el asunto.
Holonimia
Holoformidad
Holoedridad
En cambio, una explicación puede ser total sin ser descriptiva. (Ba-
teson, 2011; p. 95)
Una explicación tiene que ofrecer algo más de lo que ofrece una
descripción, y, a la postre, la explicación apela a la tautología, la cual,
según yo la he definido, es un conjunto de proposiciones de tal ma-
nera vinculadas entre sí que los nexos entre las proposiciones son
forzosamente válidos. (Bateson, 2011; p. 97)
Proceso
El claroscuro está muy bien, pero William Blake nos asegura rotun-
damente que los hombres sabios ven contornos y por consiguiente
los trazan. (Bateson, 2011; p. 219)
Lo que resulta durante más tiempo verdadero, en criterio de Bate-
son (2011; p. 222), de hecho resulta verdadero durante más tiempo
que aquello que no resulta verdadero durante tanto tiempo.
Bajo la lente de un macroscopio suficientemente grande, ningu-
na idea puede ser errónea, ninguna finalidad puede ser destructiva,
ninguna disección puede estar descaminada. (Bateson, 2011; p. 223)
“Tú dijiste que las partes de una totalidad las hacemos nosotros”, le
dice a Bateson su hija, en uno de sus famosos metálogos.
“No, yo dije que las partes son útiles cuando queremos describir
totalidades” (Bateson, 2011; p. 223)
Precisamente, el término configuración es generalmente empleado
en el sentido de sistema total, holístico (macro-configuración). Ahora
422
bien, las configuraciones, a diferencia de los sistemas, no están integra-
das por elementos estructurales (componentes, partes) necesarios para
la operación del sistema total, llamados subsistemas; sino que el siste-
ma, en tanto configuración, se configura en procesos y subprocesos,
meso-configuraciones y micro-configuraciones, de manera respectiva.
Interconexiones
Bateson (2011; p. 23) decía que hemos sido adiestrados para pen-
sar en las pautas (a excepción de las de la música) como cosas fijas.
Eso es más cómodo y sencillo, pero, desde luego, carece de sentido.
En verdad, para comenzar a pensar acerca de la pauta que conecta
lo correcto es considerarla primordialmente (cualquiera sea el sig-
nificado de esta palabra) como una danza de partes interactuantes,
y sólo secundariamente fijada por diversas clases de límites físicos y
por los límites que imponen de manera característica los organismos.
Asimismo, según Laszlo (2009; p. 14), si consideramos nuestras
conexiones en el marco de las nuevas ciencias -sobre todo de la fí-
sica cuántica-, veremos que aparecen indicaciones acerca de que la
“unión” que la gente experimenta a veces no es ilusoria y que la ex-
plicación no está más allá del campo de la ciencia. Igual que los cuan-
tos, y los átomos y moléculas, pueden conectarse instantáneamente
a través del tiempo y el espacio, también los organismos vivos -sobre
todo el cerebro y sistema nervioso complejo y suprasensible de los
organismos evolucionados- pueden conectarse instantáneamente
con otros organismos, con la naturaleza y con el cosmos en su con-
431
junto. Se trata de algo vital, importantísimo, pues admitir la intuición
de las conexiones con nuestra consciencia cotidiana puede inspirar
la solidaridad que tanto necesitamos para vivir en este planeta para
vivir en armonía entre nosotros y con la naturaleza.
Los científicos saben ahora que las partículas están involucradas
-conectadas de forma no local- entre sí a través del espacio: cuentan
con una unidad previa que está activa y manifiesta. Las cosas vivas de
todo tipo están conectadas de manera no local a través de la biosfera;
la suya es una conexión sutil que también está activa y es real, aunque
lo hayamos descubierto recientemente. (Laszlo, 2009; p. 117)
Hizo una pausa, miró fijamente a Capra para comprobar que le se-
guía la conversación y prosiguió:
- Si está encendido, se apaga; si está apagado, se enciende. Si es sí,
es no; si es no, es sí.
Entonces dejó de hablar, para dejar que Capra reflexionara sobre lo
que acababa de decir. Su última frase le recordaba a Capra las para-
dojas clásicas de la lógica aristotélica, que era, evidentemente, lo que
se proponía. Por consiguiente, Capra se arriesgó a dar un salto.
- La metáfora.
- ¿La metáfora?
Esta era la tarea de los filósofos, pero ahora es posible dentro de las
nuevas ciencias de la evolución y la complejidad. (Laszlo, 1989; p. 158)
Incluso, según Grof (1998; p. 55), en la práctica espiritual y siste-
mática con estados holotrópicos de conciencia, podemos trascender
repetidamente lo limites ordinarios del ego corporal e identificarnos
con otras personas, animales, plantas o aspectos inorgánicos de la
naturaleza y también con diversos seres arquetípicos. En este proceso
descubrimos que cualquier límite del universo material y de otras
realidades es en última instancia arbitrario y relativo. Liberándonos
de las limitaciones de la mente racional y del corsé del sentido común
y de la lógica cotidiana, podemos romper las muchas barreras que
nos separan, expandir nuestra conciencia en dimensiones inimagi-
nables y experimentar posteriormente la unión y la identidad con la
fuente transcendente de todo ser.
Funciones
Según Laszlo (1997; p. 80), Prigogine fue uno de los primeros en
constatar las implicaciones transdisciplinares del estudio de los pro-
cesos evolucionados. Un sistema vivo, dice Prigogine, no es como
un mecanismo de relojería que puede explicarse totalmente sobre la
base de relaciones causales sencillas entre sus partes constitutivas; en
un organismo, cada órgano y cada proceso es función de la totalidad
global. Y añade que convendría adoptar una perspectiva similar en
las ciencias sociales.
La teoría de la evolución irreversible de sistemas abiertos desde un
450
punto de vista termodinámico, resulta de aplicación en química-fí-
sica, y se aplica igualmente a los sistemas biológicos y a los sistemas
humanos. (Laszlo, 1997; p. 81)
En criterio de Laszlo (1997; p. 84), la dinámica interactiva propues-
ta por Prigogine crea vínculos entre sistemas pertenecientes a todos
los campos de observación: físico, químico, biológico, ecológico e
incluso social. Proporciona un pasaporte, por así decir, que permite
pasar de la física y la química a la biología y la ecología, e internarse
incluso en las ciencias sociales. Pero, de todos modos, queda en pie la
pregunta esencial: ¿Suministra la dinámica de Prigogine una expli-
cación plenamente satisfactoria de las diversas formas de orden que
aparecen en la naturaleza como resultado de la auto-organización?
Llegados a este punto, Laszlo (1997; p. 84) constata que siguen sin
respuesta cuestiones muy importantes. En la dinámica de Prigogine,
el camino que concretamente sigue el desarrollo de un sistema en
evolución, queda también dominado por el juego del azar.
Hemos de admitir, dice Köhler (1967; p. 162) que las entidades es-
pecíficamente dadas, junto con sus formas, adquieren fácilmente sig-
nificados, pero cuando esto sucede, tales entidades se dan en primer
término, y los significados se agregan ulteriormente a tales cosas do-
tadas de forma. No estoy informado acerca de todos los hechos en los
que se apoya la afirmación de que el aprendizaje es el que construye
cosas y formas. Cierto es que las situaciones deficientemente orga-
nizadas, en las que las entidades y formas específicas están apenas
aludidas, son susceptibles de percibirse claramente por el hecho de
ser dichas entidades bien conocidas.
Regularidades
De todo esto surge que una espiral es una figura que conserva su
forma (vale decir, sus proporciones) a medida que crece en una de
sus dimensiones por adición en el extremo abierto. No hay espirales
verdaderamente estáticas.
5.2-Auto-configuración
Bateson (2010; p. 460) recuerda que el doctor Laing le hizo notar
que lo obvio puede resultar muy difícil de ver para la gente. Por eso las
personas son sistemas auto-correctivos. Son auto-correctivos contra
la perturbación, y si lo obvio no es de una clase que puedan asimi-
lar fácilmente sin perturbación interna, sus mecanismos correctivos
operan para desviarlo por una senda lateral, para ocultarlo, aun hasta
el punto de cerrar los ojos, si es necesario, o de excluir distintas par-
tes del proceso de percepción. La información puede ser modelada
como una perla en crecimiento, para que no resulte molesta; y esta
modelación se hará de acuerdo con la comprensión que el sistema
mismo tenga de qué es lo que puede resultar molesto. También esto
-la premisa respecto de qué puede causar perturbación- es algo que
se aprende y que luego se perpetúa o conserva.
Todo esto nos lleva a pensar que los fenómenos, situaciones y pro-
cesos humanos son individuales, particulares, únicos, auténticos e
irrepetibles, de ahí la necesidad de utilizar métodos especiales para
su estudio científico correcto.
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Por otro lado, como afirma Martínez (2009b; p. 100), la vida psí-
quica no es atomística, sino dinámica; no es causada, sino motivada;
y no es mecánica, sino que actúa con un propósito. Esta realidad nos
obliga a buscar conceptos que la expresen y representen más cabal-
mente, y tales conceptos se conviertan, a su vez, en categorías de co-
nocimiento. Estos conceptos no serán tanto conceptos de contenido,
cuanto conceptos de proceso, concepto sobre realidades dinámicas.
La vida psíquica debe ser captada en su integridad, como se nos pre-
senta realmente. Si la fragmentamos, aún cuando sea de buena fe, y
con fines de estudio, no estaremos estudiando esa vida psíquica, sino
otra cosa y, por consiguiente, llegaremos a conclusiones falsas.
Por otro lado, Arnold Toynbee dedicó toda su vida a intentar com-
prender las fuerzas y fibras que configuran la historia humana.
Prigogine (2009; p. 286) utiliza una cita extraída de su Study of
History, revisada y resumida por A. Toynbee y J. Caplan, en el que
habla de su búsqueda de un “factor positivo”, responsable de la “dife-
renciación de la historia”:
REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICAS