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I. Introducción
La calidad del suelo se considera como una medida de su capacidad para funcionar
adecuadamente en relación con un uso específico y para su determinación se tiene en cuenta
indicadores que se conciben como una herramienta de medición que debe ofrecer información
sobre las propiedades; siendo atributos edáficos sensibles al manejo y a las condiciones
edafoclimáticas que permiten valorar el estado del sustrato y la sustentabilidad en la
producción.
El suelo desde el punto de vista físico es considerado como un sistema trifásico (fase
sólida, fase liquida, fase gaseosa) muy heterogéneo. Además que los ICS pueden ser las
propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo (Larson y Pierce, 1991; Doran y
Parkin, 1994; NRCS, 1996; Seybold et al., 1997). Los ICS son herramientas de
medición que ofrecen información sobre las propiedades, procesos y características
del suelo (Bremer and Ellert, 2004). Estos ICS son atributos medibles que revelan la
respuesta de la productividad o funcionalidad del suelo al ambiente, e indican si la
calidad del suelo mejora, permanece constante o decrece (Ghaemi et al., 2014).
3.1 Color
Es una característica del suelo que se puede apreciar a simple vista además que a partir de
esta propiedad se pueden prever información sobre otras propiedades del medio edáfico.
El color del suelo no tiene un efecto directo sobre el crecimiento de las plantas, pero
si puede verse interferido en la temperatura y la humedad del suelo. Los factores que
definen el color del suelo es su contenido y estado de los minerales de hierro y manganeso
y de materia orgánica por otra parte existen una amplia gama de factores que pueden
modificar el color del suelo.
Color amarillo: se relaciona con condiciones de media a baja fertilidad del suelo, por lo
general es indicativo de meteorización bajo ambientes aeróbicos (oxidación)
Color rojo: se asocia a procesos de alteración a los materiales parentales bajo condiciones
de alta temperatura, baja actividad de agua, rápida incorporación de materia orgánica,
niveles bajos de fertilidad de suelos, pH ácidos y ambientes donde predominan los
procesos de oxidación.
Color gris: puede ser indicativo de un ambiente anaeróbico; ocurre cuando el suelo se
satura con agua, siendo desplazado o agotado el oxigeno del espacio poroso del suelo
III.2. Textura
Características de los suelos según su textura
Los suelos arenosos se denominan suelos sueltos. Se caracterizan por tener una
elevada permeabilidad al agua y por tanto una escasa retención de agua y de nutrientes.
Los suelos limosos Retienen más agua y tienen menor capacidad de drenaje,
Presenta baja pegajosidad o plasticidad.
El triángulo de textura de suelos (según la FAO) se usa como una herramienta para
clasificar la textura. Partículas del suelo que superan tamaño de 2.0mm se definen como
piedra y grava y también se incluyen en la clase de textura. Por ejemplo, un suelo arenoso
con 20% de grava se clasifica como franco arenoso con presencia de gravas. Cuando
predominan componentes orgánicos se forman suelos orgánicos en vez de minerales
3.3. Estructura
Se define por la forma en la que se agrupan las partículas individuales de arena limo
y arcilla formando agregados. La agregación del suelo puede asumir distintas modalidades
lo que da por resultado distintas estructuras del suelo y esta a su vez esta relacionado con el
espacio poroso del suelo y el movimiento de agua que hay en este.
La densidad aparente
es la masa contenida en una unidad de volumen de una muestra de suelo tal y como
es, incluyendo el volumen ocupado por los poros.
La densidad real
Es la relación entre la unidad del peso y la unidad del volumen de la fase solida del
suelo, siendo más o menos constante, ya que está determinado por la composición química
y mineralógica de la fase sólida. El peso especifico de los componentes es variado, es decir
menor 2.5gr/cm3 (humus y yeso), de 2.5 a 3.0 (arcillas, cuarzo, feldespatos, calcitas, micas)
de 3.0 a 4.0 (limonitas, piroxenos, olivinos) y mayores de 4.0 (hematitas y magnesitas)
La densidad real, de las partículas densas del suelo, varía con la proporción de
elementos constituyendo el suelo y en general está alrededor de 2,65 por lo que si la
densidad real es menor a este parámetro podemos pensar que el suelo contiene un alto
contenido de yeso o de materia orgánica y si por el contrario es significativamente superior
podemos inferir que posee un elevado contenido de óxidos de Fe o minerales
ferromagnesianos.
La densidad del suelo es importante para un buen manejo de suelos ya que a bajos
valores en la densidad se da mayor espacio poroso y menor compactación. Por consecuente
Nos dará información sobre el desarrollo del sistema radicular, drenaje, porosidad,
permeabilidad del aire y del agua, capacidad de saturación, almacenamiento y
disponibilidad del agua en el suelo
4.1. pH
Los denominados cationes del suelo son el K+, Ca2+, Mg2+, Na+, Al 3+ y H+. Estos
cationes son los predominantes en los suelos agrícolas y pueden ser reemplazados por otros
cationes presentes en la solución del suelo. El NH4+, Fe2+, Mn2+ y Cu2+ son otros
nutrientes que presentan carga positiva, pero se encuentran en cantidades muy pequeñas.
En relación al contenido de estos cationes intercambiables, la cantidad de estos en la
solución del suelo es muy pequeña comparando con la cantidad que se retiene en las
arcillas. Entonces la mayor proporción de cationes están adheridos a las superficies de las
partículas del suelo, y los cuales están en equilibrio con la solución del suelo. La CIC, por
lo tanto, proporciona una reserva de nutrientes para reponer los nutrientes que fueron
absorbidos por las plantas o lavados de la zona.
Cuando la relación C/N es alta significa que hay mucha energía y poco nitrógeno; por
tanto, prácticamente todo el N liberado es tomado por los microorganismos del suelo,
quedando muy poco libre para ser utilizado por las plantas.
Cuando la relación C/N es baja significa que hay mucho nitrógeno y poca
energía. Una parte del N liberado es tomada por los microorganismos y el resto es
incorporado al suelo y puede ser absorbido por las plantas.
Macronutrientes del suelo: Nitrógeno (N), Fósforo (P), Potasio (K), Calcio (Ca),
Magnesio (Mg), Azufre (S).
Micronutrientes del suelo: Hierro (Fe), Zinc (Zn), Manganeso (Mn), Boro (B), Cobre
(Cu), Molibdeno (Mo), Cloro (Cl).
Los organismos del suelo forman una comunidad organizada compuesta por
productores, consumidores, depredadores y descomponedores de la materia orgánica. El
crecimiento, la duración del ciclo de vida y la actividad que desarrollan estos organismos
dependen del tipo de suelo, del alimento existente (materia orgánica) y de las condiciones
climáticas (Schaller, 1968, citado por IGAC, 1995). La disponibilidad de alimento es el
factor principal que va a determinar la abundancia de los organismos y por tanto su
presencia en un determinado ecosistema.
Dentro de la comunidad de los organismos del suelo, por tamaño, se han distinguido
dos categorías: los macroorganismos, donde se encuentran las lombrices, termitas,
hormigas, abejas, moscas, ciempiés, gusanos, etc., y los microorganismos integrados por
hongos, bacterias, protozoarios y algas. Los macroorganismos son los encargados de
triturar los restos vegetales y animales que caen al suelo, reduciendo su tamaño y volumen.
De esta manera preparan los materiales para que los microorganismos los degraden y
conviertan en fuente de nutrientes para las plantas. La interacción de los constituyentes
químicos y físicos del suelo con los organismos que lo habitan propician condiciones para
que sucedan procesos que mejoran la aireación, circulación de agua, nutrientes y que se
generen condiciones que favorecen el establecimiento y productividad de las plantas. Un
ejemplo de esta interacción es la agregación de las partículas del suelo, la cual mejora la
infiltración y distribución del agua, por lo tanto, la movilidad de nutrientes y redistribución
de materia orgánica. Al mismo tiempo se crean espacios para que habiten organismos que
se alimentan de poblaciones fitoparásitas y/o inducen la producción de sustancias como
antibióticos -ambas opciones constituyen defensas para las plantas-. También pueden
establecerse organismos que secretan sustancias promotoras de crecimiento (Barea 1982,
citado por Sánchez de P. 1990).
las propiedades biológicas del suelo son muy dinámicas por lo que tienen la ventaja
de servir de señales tempranas de degradación o de mejoría del suelo.
Los indicadores biológicos integran una gran cantidad de factores que afectan la calidad
del suelo, como la abundancia y los subproductos de los macroinvertebrados (Karlen et al.,
1997).
Otro indicador del balance de la actividad metabólica de los microorganismos en los suelos
es la actividad enzimática; la estimación de las enzimas implicadas en los ciclos del C, N y
P permite el cálculo de la diversidad funcional de las comunidades microbianas en el
suelo-