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BRAGUITAS SPRINGER EN MICROBIOLOGIA


BACTERIAS EXTREMOFÍLICAS

Sonia M. Tiquia-Arashiro

Termofílico
Carboxidótrofos y
sus
Aplicaciones en
Biotecnología
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SpringerBriefs en Microbiología

Bacterias Extremófilas

Editores de serie

Sonia M. Tiquia-Arashiro, Dearborn, MI, EE. UU. Melanie


Mormile, Rolla, MO, EE. UU.
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Más información sobre esta serie en http://www.springer.com/series/11917


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Sonia M. Tiquia-Arashiro

Termofílico
Carboxidótrofos y
sus Aplicaciones en
Biotecnología

123
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Sonia M. Tiquia-Arashiro
Departamento de Ciencias Naturales
Universidad de Michigan Dearborn,
MI EE. UU.

ISSN 2191-5385 ISSN 2191-5393 (electrónico)


ISBN 978-3-319-11872-7 DOI ISBN 978-3-319-11873-4 (libro electrónico)
10.1007/978-3-319-11873-4

Número de control de la Biblioteca del Congreso: 2014951696

Springer Cham Heidelberg Nueva York Dordrecht Londres

© El(los) autor(es) 2014


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Este libro está dedicado a mi esposo,


Peter, cuya devoción y apoyo
ilimitados hicieron posible este proyecto de libro.

Al lector…

Espero que te diviertas al menos la


mitad de lo que me he divertido
leyendo este libro al escribirlo.
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Contenido

1 Introducción.................................................. 1

2 Metabolismo del CO microbiano ............................. 5

3 Microorganismos CO-oxidantes. . . . . .. . . . ... . . ... . . . ... . . .. 11


3.1 Bacterias hidrogenogénicas y arqueas que utilizan CO . . . ... . . .. 12
3.1.1 CO que utilizan bacterias anaerobias facultativas 3.1.2 . . ... . . .. 15
CO que utilizan bacterias anaerobias obligatorias
y arqueas . . . ... . . . .. . . . ... . . ... . . . ... . . ..
3.2 Bacterias reductoras de sulfato y arqueas que utilizan CO 3.3 . . . . . . . 17 . 19
. ... . . ... . . . ... . . ..
Archaea reductoras de azufre que utilizan CO 3.4 Bacterias 22
. . . . . . . .que
acetogénicas que utilizan CO 3.5 Archaea metanogénicas . . ... . . . ... . . .. 22
utilizan CO 3.6 Archaea y bacterias reductoras de .hierro
. . . .que
. . utilizan
. . . . . . . . . . . . . . 23
CO . . . . . . . . . . . 26

4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos


Termofílicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
4.1 Producción de electricidad a partir de celdas de combustible microbianas alimentadas con
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31 . .
CO/gas de síntesis . . .

4.1.1 Descripción general de las pilas de combustible microbianas (MFC) . . . . . . . . . 31


4.1.2 CO/gas de síntesis como sustratos para celdas de combustible
microbianas (MFC) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
4.1.3 Carboxidótrofos termófilos en pilas de combustible microbianas
. .. .
(MFC) alimentadas con CO/gas de síntesis . . . ... . . . ... . . .. 41
4.1.4 Consideraciones de diseño de MFC que
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48
funcionan a temperaturas termófilas.
4.2 Producción de biocombustibles y ácidos orgánicos por Thermophilic
Carboxidótrofos de la fermentación de gas de síntesis (syngas). . . . 50 4.2.1
Microbiología de microorganismos carboxidotróficos
Capaz de convertir gas de síntesis en biocombustibles y ácidos
. . . ... . . . .. . . . ... . . ... . . . ... . .
orgánicos.. . .. .. 57

viii
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viii Contenido

4.2.2 Bioquímica de la fermentación de gas de síntesis . . . . . . . . . . . . . . 67 72


4.2.3 Productos de la fermentación de gas de síntesis. . .. . ... . . . ... . . .. 77
4.2.4 Mejoras potenciales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
4.3 Biorremediación de Compuestos Tóxicos con Carboxidótrofos
Termofílicos . . . . . ... . . . .. . . . ... . . ... . . . ... . . .. 81
4.3.1 Deshalogenación reductiva de tricloroetileno
por Metanosarcina Thermophila . . . . . ... . . . ... . . .. 83
4.3.2 Decloración reductiva/sustitutiva de
Tetraclorometano (CCl4) por Clostridium
Thermoaceticum y Methanobacterium
Thermoautotrophicum . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
4.3.3 Transformación de 2,4,6,-trinitrotolueno (TNT)
por un anaerobio reductor de sulfato carboxidotrófico. . . . .. 87
4.4 Carboxidótrofos Termofílicos como Biosensores para la
Detección de. . CO
. . 4.4.1
. . . . Mediadores
. . . . . . . . 4.4.2
. . . .Electrodos
. ... . . ... . . . ... . . .. 88
Enzimáticos 4.4.3 Biosensores
. . . . . . . . de
. . Gas
. . . .4.4.4
. . . Detección
.. . . ... . . . ... . . . . 92 . .
de CO del Medio Ambiente . . . . . . . . . . . . . .. . . ... . . . ... . . 92 . .
. ... . . . .. . . . ... . . ... . . . ... . . 93 . . 94
. . . ... . .

5 Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103

Referencias. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
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Resumen

El monóxido de carbono (CO) es un gas incoloro e inodoro tóxico para muchos organismos
debido a su alta afinidad con las enzimas que contienen metales. A pesar de su toxicidad
para la mayoría de los organismos vivos de nuestro planeta, numerosos microorganismos
tanto aerobios como anaerobios pueden utilizar el CO como fuente de carbono y energía para
su crecimiento. Los microorganismos oxidantes del CO o simplemente carboxidotrofos son
un grupo de microorganismos capaces de utilizar el CO como fuente de energía. La oxidación
de CO está acoplada a la acetogénesis, metanogénesis, hidrogenogénesis, reducción de
sulfato/azufre o reducción de hierro. Aunque tan diverso como los organismos capaces de
hacerlo, cualquier metabolismo energético dependiente de CO conocido depende de la
presencia de monóxido de carbono deshidrogenasa. El metabolismo del CO es una parte
importante del ciclo global del carbono y la comprensión de los procesos involucrados será
útil para desarrollar o mejorar los procedimientos que emplean el CO para la remediación o
como fuente de biomasa o combustible. Esta revisión resume conocimientos recientes sobre
la ecología, la bioquímica y las aplicaciones de los carboxidótrofos termófilos en los procesos
industriales y la biotecnología ambiental, incluida la producción de biocombustibles, la
producción de electricidad a través de la tecnología de celdas de combustible microbianas, la
biorremediación y la biodegradación de sustancias químicas tóxicas y la detección de CO utilizando la tecnolo

Palabras clave Bacterias CO-oxidantes Monóxido de carbono deshidrogenasa Gas de síntesis


Biocombustible Celda de combustible microbiana Biorremediación Biosensor Hidrógenos
Acetógenos Metanógenos Termófilos Carboxidótrofos

ix
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Capítulo 1
Introducción

El monóxido de carbono (CO) es un gas traza atmosférico. Su concentración en la


atmósfera terrestre osciló entre 0,06 y 0,15 ppm (IPPC 2001). El CO es un donante de
electrones potente (Eo ÿ-524 a 558 mV para el par CO/CO2 ) (Grahame y DeMoll 1995),
y aunque puede inhibir las proteínas de hierro tanto de los aerobios como de los
anaerobios (Adam 1990), el CO se utiliza por muchos microorganismos. Los
microorganismos oxidantes del CO o simplemente carboxidótrofos son un grupo
taxonómicamente diverso de microorganismos y representan un tipo de metabolismo
quimiolitoautótrofo capaz de catalizar la oxidación de CO a CO2. El término
carboxidótrofos se acuñó originalmente para los microbios con utilización aeróbica,
respiratoria y quimiolitoautotrófica de CO2 como única fuente de carbono y energía
(Meyer y Schlegel 1983). Sin embargo, el término se usará aquí para todos los microbios
capaces de usar CO como fuente de energía, porque la mayoría de los microorganismos
que utilizan CO estudiados hasta la fecha son anaerobios facultativos o anaerobios
obligados. Estos microorganismos pueden (1) catalizar la oxidación de CO a CO2; (2)
utilizar los electrones derivados de esta reacción para el crecimiento; (3) para asimilar
partes de la ruta del bifosfato de ribulosa del CO2; y (4) resistir la inhibición de CO.
Ciertos hongos (Inman e Ingersoll 1971); algas (Chappelle 1962); acti nomicetos y
estreptomicetos (Bartholomew y Alexander 1982; Gadkari et al. 1990); micobacterias
(Kim y Park 2014); oxidantes de amonio (Bedard y Knowles 1989; Jones y Morita 1983);
metanótrofos (Bedard y Knowles 1989; Ferenci et al. 1975; Hubley et al. 1974); bacterias
fijadoras de nitrógeno (Chappelle 1962); bacterias fotosintéticas (Pakpour et al. 2014);
acetógenos (Henstra et al. 2007a), bacterias reductoras de sulfato (Henstra et al.
2007b); bacterias reductoras de hierro (Slepova et al. 2009); y las bacterias
hidrogenógenas y las arqueas (Sokolova et al. 2004a) pueden oxidar el CO a CO2.
Además del CO, muchos microorganismos carboxidotróficos pueden crecer con
hidrógeno más dióxido de carbono (Henstra et al. 2007b), lo que indica que sus
capacidades autótrofas no están restringidas como las de las bacterias oxidantes de
hidrógeno clásicas no carboxidotróficas. La mayoría de los carboxidótrofos son litótrofos
facultativos, ya que pueden usar una amplia variedad de sustratos orgánicos para el crecimiento heter

© El(los) Autor(es) 1
2014 SM Tiquia-Arashiro, Carboxidótrofos Termofílicos y sus Aplicaciones
en Biotecnología, Bacterias Extremófilas, DOI 10.1007/978-3-319-11873-4_1
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2 1. Introducción

Antranikian 2006; Balck et al. 2009; Sokolova y Lebedinsky 2013; Nguyen et al. 2013).

El CO es un contaminante atmosférico abundante generado en gran medida por la


combustión incompleta de combustibles fósiles en procesos domésticos e industriales. Por
ejemplo, los gases de los altos hornos contienen un 25 % de CO y los gases de escape de
los automóviles contienen entre un 0,5 y un 12 % de CO (Colby et al. 1985). El CO se
encuentra en la troposfera en una concentración de 0,1 ppm y en áreas urbanas
contaminadas; se ha informado que su concentración alcanza niveles de 50 a 100 ppm
(Colby et al. 1985). Además, el CO contribuye al ozono troposférico y al efecto invernadero indirecto (King
La fotólisis de materia orgánica disuelta genera CO en océanos y aguas dulces (Conrad y
Seiler 1980; Bullister et al. 1982; Conrad et al. 1982; Zuo y Jones 1995). El CO también se
libera con los gases volcánicos en concentraciones que oscilan entre el 1 y el 2 %
(Symonds et al. 1994). El CO puede formarse como un producto del metabolismo
microbiano por parte de microorganismos aerobios durante la degradación del hemo (Ratliff et al.
2001; O'Brien et al. 1984). Se observó producción de bajas cantidades de CO en algunas
bacterias acetogénicas termófilas y arqueas metanogénicas (Svetlichny et al. 1991a).

Los termófilos son probablemente una de las variedades más interesantes de


microorganismos extremófilos porque pueden prosperar a temperaturas superiores a 50
°C. Entre todos los termófilos, hay un número mucho mayor de anaerobios que de aerobios.
Esto quizás se deba al hecho de que el oxígeno es mucho menos soluble a temperaturas
más altas y, por lo tanto, no está disponible para los organismos en los procesos
metabólicos. Según su temperatura óptima, los termófilos se pueden subdividir en tres
grupos principales: termófilos moderados, con una temperatura óptima entre 50 y 64 °C, y
un máximo de 70 °C; termófilos extremos, con una temperatura óptima de entre 65 y 80
°C; y finalmente hipertermófilos, con una temperatura óptima por encima de los 80 °C y
una máxima por encima de los 90 °C (Stetter 1996). El principal interés de los termófilos
durante las últimas décadas se ha centrado en temas relacionados con la investigación
básica y aplicada. Además, el descubrimiento de muchas arqueas hipertermófilas
novedosas, de las cuales muchas pueden crecer a 100 °C o más y algunas incluso hasta
121 °C, ha atraído un gran interés entre la comunidad científica. Los termófilos son
ciertamente interesantes en términos de biotecnología, ya que muchos procesos industriales
químicos que emplean altas temperaturas deben reducirse para usar bioprocesos de
mesófilos, y esto podría evitarse usando enzimas de termófilos (Wiegel y Ljungdahl 1986).
Los termófilos son actualmente una fuente de una variedad de compuestos de alto valor
como antioxidantes, bioestabilizadores, solutos compatibles, biosurfactantes y biopolímeros.
Sus enzimas únicas pueden catalizar reacciones a alta temperatura y pueden servir como
excelentes fuentes de biocatalizadores termoestables. La investigación sobre
microorganismos termófilos ha demostrado que sus proteínas termotolerantes son
generalmente más estables que otras proteínas y conservan esta propiedad cuando se
clonan y expresan en bacterias mesófilas (Connaris et al. 1998; Hayakawa et al. 2009). Se
investigaron enzimas activas y estables a temperaturas elevadas para aplicaciones
biotecnológicas, en particular para bioconversión, biorefinación y producción de
biocombustibles (Donaghy et al. 2000; Vielle y Zeikus 2001; Li et al. 2005; Razvi y Scholtz
2006; Turner et al. 2007, Liang y otros, 2010;
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1. Introducción 3

Willie et al. 2010; Niñito 2011). Otras biotecnologías que involucran termófilos cubren los
campos de biomasa y degradación de moléculas orgánicas complejas (Blumer-Schuette et
al. 2008; Suryawanshi et al. 2010; Sizova et al. 2011), lixiviación de metales (Chen y Pan
2010), producción de solutos compatibles (Empadi nhas y da Costa 2006), y tecnología de
tratamiento de agua (Liao et al. 2010). La aplicación potencial de microorganismos termófilos
para la producción de biocombustibles, incluidos metano e hidrógeno, así como etanol a
partir de biomasa mediante procesos biológicos termófilos, se investigó durante las últimas
décadas (Wiegel 1980; Henstra et al. 2007b; Koskinen et al. 2008). Shaw et al., 2008; Taylor
et al.
2009; Kongjan et al. 2010; Roberts et al. 2010).
Los avances recientes en la fisiología microbiana demuestran que el CO es un sustrato
fácilmente utilizado por los microorganismos termófilos y puede emplearse en nuevos
procesos biotecnológicos para la producción de productos químicos finos y a granel o en el
tratamiento biológico de flujos de desechos (Sipma et al. 2006). Este resumen se centra en
la ecología, la bioquímica y las aplicaciones de los carboxidótrofos termófilos en los procesos
industriales y la biotecnología ambiental, incluida la producción de biocombustibles, la
producción de electricidad a través de la tecnología de celdas de combustible microbianas,
la biorremediación y la biodegradación de sustancias químicas tóxicas y la detección de CO.
utilizando la tecnología de biosensores.
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Capitulo 2
Metabolismo microbiano del CO

El metabolismo del CO comienza con una reacción que puede considerarse una desproporción
termodinámicamente favorable, dando como resultado CO2 y un par de equivalentes reductores,
o hidrógeno molecular como productos:

CO þ H2O ! CO2 þ 2Hþ þ 2e

La enzima que cataliza esta reacción es la monóxido de carbono deshidrogenasa (CODH).


Esta enzima funciona para oxidar CO, sintetizar acetil-CoA o escindir acetil-CoA en una variedad
de vías de producción de energía (Hausinger 1993). Contiene hierro (no hemo) y molibdeno (en
aerobios) o níquel (en anaerobios) en el sitio activo (Ragsdale 2004). En los carboxidótrofos
aeróbicos, la CODH es monofuncional y consiste en un dímero de heterotrímeros que contienen
cofactores de dinucleótidos de FAD y molibdopterina citosina (Dobbek et al. 2002). Las estructuras
cristalinas de alta resolución de los CODH de MoFeS de Oligotropha carboxidovorans (Gremer
et al. 2000) o Hydrogenophaga pseudoflava (Hanzelmann et al. 2000) muestran un dímero de
dos heterotrímeros en una estructura de subunidad (LMS)2. Cada heterotrímero se compone de
una proteína de molibdeno (subunidad L), una flavoproteína (subunidad M) y una proteína de
hierro y azufre (subunidad S). La molibdoproteína lleva el sitio activo, que contiene un complejo
molar de molibdopterina citosina dinucleótido 1:1 y un átomo de molibdeno. La proteína hierro-
azufre contiene los centros tipo I y tipo II [2Fe-2S].

La flavoproteína contiene el cofactor del dinucleótido de flavina y adenina (FAD) y muestra un


nuevo tipo de unión a la flavina (Gremer et al. 2000). Los genes que codifican la CODH aeróbica
se denominan cox (genes de monóxido de carbono oxidasa) (Hugendieck y Meyer 1992). Hasta
ahora se han identificado dos formas de CODH aeróbico: forma I y forma II. La forma I se ha
caracterizado específicamente por su capacidad para oxidar CO. La forma II, que es
filogenéticamente cercana a ella, pero distinta de la forma I, es una CODH putativa, cuya
verdadera función sigue siendo incierta. En contraste con la forma II de CODH, el sitio activo de
la forma I de CODH contiene un bucle único catalíticamente esencial de cuatro aminoácidos,
cisteína, serina, fenilalanina y arginina, y un átomo de cobre unido al sitio activo de cisteína,
azufre y al átomo de molibdeno. . En estas bacterias, la

© El(los) Autor(es) 2014 5


SM Tiquia-Arashiro, Carboxidótrofos Termofílicos y sus Aplicaciones en
Biotecnología, Bacterias Extremófilas, DOI 10.1007/978-3-319-11873-4_2
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6 2 Metabolismo del CO microbiano

los equivalentes reductores resultantes de la oxidación del CO se canalizan a través de una cadena
respiratoria insensible al CO a través de la ubiquinona y los citocromos, lo que finalmente da como
resultado la reducción del oxígeno (Frunzke y Meyer 1990).
La oxidación aeróbica de CO puede considerarse análoga a la oxidación aeróbica de H2 llevada
a cabo por las bacterias knallgas (Schlegel 1966); sin embargo, el H2 no es un intermediario en la
reducción del O2 dependiente del CO (Meyer y Schlegel 1983). En algunos carboxidotrofos aeróbicos,
la energía conservada del metabolismo del CO se puede utilizar para fijar el CO2 en la biomasa.
Este proceso normalmente implica el ciclo de Calvin-Benson-Bassham (CBB), que se basa en la
enzima ribulosa-1,5-bisfosfato carboxilasa/oxigenasa (Ragsdale 2004). Otros carboxidótrofos aeróbicos
parecen incapaces de fijar CO2 mediante el ciclo CBB u otros mecanismos. En estos organismos, el
CO puede proporcionar una fuente de energía suplementaria sin contribuir directamente a la biomasa.

Los carboxidótrofos anaeróbicos tienen CODH que difieren claramente de los carboxidótrofos
aeróbicos, en parte porque contienen níquel en lugar de molibdeno como cofactor metálico. Los
CODH de NiFeS son monofuncionales o bifuncionales (Ferry 1995). Forman complejos con la acetil
coenzima A (acetil-CoA) sintasa (ACS). La CODH monofuncional de la bacteria fototrófica
Rhodospirillum rubrum (Bonam y Ludden 1987) es inducible en la oscuridad en condiciones
anaeróbicas en presencia de CO, muestra una Km micromolar para CO (Bonam y Ludden 1987) y
contiene una propuesta de níquel-hierro- grupo de azufre (grupo C) (Heo et al. 1999) y un grupo
convencional [4Fe–4S] (grupo B) (Hu et al. 1996). Los estudios de radiomarcaje sugirieron un ligando
de CO no sustrato catalíticamente esencial (COL) para el átomo de Fe en el grupo central putativo
[Fe-Ni] C (Heo et al. 2000). Los acetógenos y los metanógenos emplean el CODH-ACS bifuncional
(Ferry 1995). Las enzimas son tetrámeros de dos subunidades diferentes o pentámeros de cinco
subunidades diferentes. Las subunidades que albergan la actividad CODH contienen el grupo C y el
grupo B (Ferry 1995), que es similar a la función de R. rubrum CODH. Los carboxidotrofos anaerobios
fototróficos crecen al convertir CO en H2, un proceso que se inicia con CODH que contiene centros
de níquel y hierro-azufre (Drennan 1991). Los carboxidótrofos acetogénicos emplean CODH de níquel/
hierro-azufre para sintetizar acetil-CoA a partir de un grupo metilo, CO y CoA (Ragsdale y Kumar
1996). Una enzima similar es responsable de la escisión de acetil-CoA por parte de arqueas
anaeróbicas que obtienen energía al fermentar acetato en CH4 y CO2. Los carboxidotrofos reductores
de sulfato de bacterias y arqueas también utilizan CODH para escindir acetil-CoA produciendo grupos
metilo y carbonilo. Estos microbios obtienen energía para crecer a través de una vía respiratoria en la
que los grupos metilo y carbonilo se oxidan a CO2 y el sulfato se reduce a sulfuro (Ferry 1995). El CO
se considera una excelente fuente de energía ya que el potencial redox (Eo ÿ) del par CO2/CO es
muy bajo (ÿ524 a 558 mV)

(Grahame y DeMoll 1995). Sin embargo, se han descrito relativamente pocos microbios anaerobios
capaces de utilizar CO como su única fuente de energía. Los procesos respiratorios conocidos, que
están acoplados a la oxidación anaeróbica de CO, se ilustran en la figura 2.1. Estos procesos
respiratorios incluyen la respiración de protones (hidrogenogénesis)
(Henstra et al. 2007b), respiración de sulfato (o azufre) (desulfuración) (Rabus et al. 2006) y
respiración de carbonato (acetogénesis y metanogénesis) (Drake et al. 2002).
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2 Metabolismo del CO microbiano 7

Fig. 2.1 Esquema de


respiraciones anaeróbicas, que
pueden acoplarse a la oxidación
de CO. monóxido de carbono
deshidrogenasa CODH; ÿ cadena
ÿ

ÿy de transporte de electrones,
algunos de cuyos componentes
son desconocidos (Oelgeschlager
y Rother 2008)

Los microorganismos hidrogenógenos carboxidotróficos anaerobios conservan energía


mediante la oxidación de CO a CO2 junto con la reducción de protones a H2. Estas
reacciones son catalizadas por CO deshidrogenasa e hidrogenasa, respectivamente.
Estas dos enzimas deben conservar energía en un mecanismo de conservación de
energía aún desconocido, ya que no encajan en las teorías clásicas de fosforilación a
nivel de sustrato (SLP) y fosforilación de transferencia de electrones (ETP) (Hedderich
2004). Las hidrogenasas catalizan la reducción de protones a H2 o la reacción inversa según:

2Hþ þ 2e $ H2

La función fisiológica de las hidrogenasas generalmente se restringe a una de estas


direcciones y se denomina hidrogenasa de captación de hidrógeno o hidrogenasa de
evolución de hidrógeno. Recientemente, la clasificación y filogenia de las hidrogenasas
fueron revisadas por Vignais et al. (2001). Se reconocen tres clases de hidrogenasas
según la filogenia y el contenido de metales (también el contenido de metales de transición
o el contenido del sitio de activación de H2 ). La primera y más grande clase está formada
por las [NiFe]- hidrogenasas. La segunda clase, las [FeFe]-hidrogenasas únicamente,
contienen Fe en su sitio activo, mientras que la tercera clase está formada por
hidrogenasas que hasta hace poco se denominaban hidrogenasas “libres de
metales” (Berkessel y Thauer 1995). La última clase se descubrió en los metanógenos,
donde catalizan la reducción de F420 con H2 en un complejo con
metilentetrahidrometanopterina deshidrogenasa en condiciones de privación de níquel
(Zirngibl et al. 1992; Afting et al. 1998, 2000). Ahora se las conoce como hidrogenasas
libres de grupos de hierro y azufre, ya que se encontró la presencia de un nuevo grupo
de coordinación de hierro sensible a la luz en este tipo de hidrogenasas (Buurman et al. 2000; Lyon et al
La conciencia de que existe una subclase única de [NiFe]-hidrogenasas ha crecido en
la última década. Estas hidrogenasas fueron indicadas como hidrogenasas convertidoras
de energía (ECH), por su capacidad para acoplar la translocación de protones al
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8 2 Metabolismo del CO microbiano

reducción de protones u oxidación de H2 molecular , y fueron revisados recientemente por


Hedderich et al. (2004). Una similitud de secuencia limitada y una topología enzimática
divergente marcan las principales diferencias entre ECH y otras [NiFe]-hidrogenasas.
Estos ECH son complejos enzimáticos unidos a la membrana y juegan un papel clave en la
generación de energía en el metabolismo hidrogenógeno carboxidotrófico (Hedderich et al.
2004). La ECH acopla la oxidación de H2 o la reducción de protones a la translocación de
protones sobre la membrana citoplasmática. El gradiente electroquímico de protones sobre la
membrana generalmente se conoce como fuerza motriz de protones (pmf) y es la fuerza
impulsora para la síntesis de ATP. La translocación de protones por ECH puede generar la
pmf dependiendo de su dirección. La reducción de protones para formar H2 está acoplada a
la generación de una pmf, que a su vez impulsa la síntesis de ATP. El número de donantes de
electrones adecuados para la reducción de protones está limitado por el potencial de electrodo
relativamente bajo del par H+ /H2 (E°ÿ ÿ414 mV). El par CO2/CO (E°ÿ ÿ520 mV) es lo
suficientemente bajo como para impulsar la translocación de protones por ECH, pero también
el formiato o la ferredoxina reducida generada por piruvato:ferredoxina oxidorreductasa en los
metabolismos fermentativos sirven como donantes de electrones para ECH (Bagramyan y
Trchounian 2003; Sapra et al. 2003; Hedderich et al. 2004; Soboh et al. 2004). La ferredoxina
reducida puede donar electrones directamente a la ECH, mientras que la CODH y la formiato
deshidrogenasa forman un complejo con la ECH. En estos complejos, una subunidad similar
a la ferredoxina facilita la transferencia de electrones. En el metabolismo hidrogenógeno
carboxidotrófico, ECH junto con CODH juegan un papel importante como se describe para
Carboxydothermus hydrogenoformans y R. rubrum (Hedderich et al. 2004; Fox et al. 1996a,b).
Estos organismos contienen sistemas enzimáticos similares que catalizan la conversión de
CO en H2. Los genes que codifican las enzimas involucradas se organizan en dos grupos de
genes que comparten una gran similitud de secuencia entre ambos organismos. Un grupo
comprende los genes para ECH, el otro grupo codifica CODH y CooF. Con estas subunidades
se forma un complejo generador de H2 oxidante de CO funcional , como se demostró para C.
hydro genoformans (Soboh et al. 2002). El acoplamiento de la translocación de protones a la
oxidación de CO por parte de C. hydrogenoformans y R. rubrum les permite utilizar el CO
como única fuente de energía y crecer con la formación de H2.
El posible papel del CO como donante de electrones en la respiración anaeróbica ha
recibido poca atención y el número de especies que se sabe que usan CO en la respiración
anaeróbica aún es limitado. Moorella thermoacetica puede crecer quimiolitotróficamente con
CO como donante de electrones y nitrato como aceptor de electrones (Drake y Daniel 2004; Frostl et al.
1996). Además, Thermosinus carboxydivorans reduce el hierro férrico y el selenito con CO
como donante de electrones (Sokolova et al. 2004b), y C. hydrogenoformans reduce el
fumarato y la 9,10-antraquinona-2,6-disulfonato (AQDS) con CO como donante de electrones
(Henstra y Stams 2004). C. hydrogenoformans reduce el nitrato, el tiosulfato, el azufre y el
sulfito con lactato como donante de electrones, pero según Henstra y Stams (2004), el CO
también podría servir como donante de electrones.
Sin embargo, T. carboxydivorans y C. hydrogenoformans forman H2 a partir de CO, que podría
ser el donante de electrones real para estas reducciones. Por el contrario, la bacteria
Thermoterra ferrireducens no forma hidrógeno con CO, pero es capaz de reducir
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2 Metabolismo del CO microbiano 9

AQDS y fumarato con CO. Además de AQDS, T. ferrireducens también puede reducir Fe (III),
nitrato, sulfito, tiosulfato y azufre con CO, como lo hace con H2 o lactato (Henstra y Stams 2004;
Slobodkin et al. 1997). ).
El rango exacto de microorganismos capaces de usar CO aún no está claro, ya que la
utilización de CO rara vez se prueba en estudios de crecimiento. Aunque el CO inicialmente
puede inhibir el crecimiento, la adaptación al CO puede ocurrir después de una incubación a
largo plazo o transferencias múltiples con niveles crecientes de CO (Rother y Metcalf 2004; O'Brien et al. 1984).
Además, el crecimiento en CO puede requerir diferentes nutrientes o concentraciones (Kerby et
al. 1995). La capacidad de oxidación del CO a CO2 parece estar omnipresente en la naturaleza
y tiene un origen antiguo, como mencionan Ferry (1995) y Hedderich (2004).
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Capítulo 3
Microorganismos CO-oxidantes

El CO es metabolizado por una amplia variedad de microorganismos. Existe una clara división
entre especies aeróbicas y anaeróbicas, ya que contienen sistemas enzimáticos
fundamentalmente diferentes para la biotransformación de CO. Las bacterias aeróbicas
oxidantes de CO se pueden dividir en dos grupos: metabólicas, en las que la oxidación de CO
proporciona energía para el crecimiento, y cometabólicas, en las que el CO se utiliza como
pseudosustrato para el sistema enzimático, pero no proporciona valor nutricional. Colby et al.
1985). Este último se observa durante la oxidación aeróbica de CO por bacterias oxidantes
de metano que emplean el complejo metano monooxigenasa, que es bastante inespecífico
con respecto a su sustrato (Higgins et al. 1980; Daniels et al. 1977). Las bacterias aeróbicas
metabólicas oxidantes del CO o los carboxidótrofos aeróbicos utilizan el CO como fuente de
energía, que se oxida con O2 como aceptor terminal de electrones. Estas bacterias contienen
una citocromo b1 oxidasa específica tolerante al CO y monóxido de carbono deshidrogenasa
de Mo-Fe-flavina insensible al O2. La diversidad y ecología de las bacterias que crecen
aeróbicamente con CO se ha estudiado y revisado intensamente (Zavarzin y Noz hevnikova
1977; Meyer et al. 1990; Conrad 1996; King y Webber 2007).
Los carboxidótrofos aeróbicos incluyen microorganismos que utilizan CO que pertenecen a
ÿ Proteobacteria, Firmicutes y Actinobacteria (Tabla 3.1).
La oxidación aeróbica de CO simplemente da como resultado la producción de CO2 y
biomasa en el caso de un metabolismo de CO productor de energía. La conversión anaeróbica
de CO, por otro lado, da como resultado la producción de una variedad de otros compuestos.
En el metabolismo del CO se han identificado representantes de varios grupos, por ejemplo,
homoacetógenos, metanógenos y bacterias reductoras de sulfato. En la Tabla 3.2 se presenta
una descripción general de los microorganismos anaerobios que se sabe que metabolizan el
CO como única fuente de carbono y energía . Muchos microorganismos que utilizan el
monóxido de carbono como fuente de energía se encuentran en ambientes de alta
temperatura, como las áreas geotérmicas. Los investigadores creen que estos carboxidótrofos
pueden estar involucrados en la reducción de los puntos calientes de monóxido de carbono
potencialmente tóxicos al combinarse con agua para formar hidrógeno, dióxido de carbono y
acetato, que a su vez se utilizan para la conservación de energía termófila y los mecanismos
de secuestro de carbono. Los ambientes cálidos naturales y antropogénicos contienen niveles
apreciables de monóxido de carbono. Las comunidades microbianas anaerobias juegan un
papel importante en la conversión de CO en estos ambientes. Los anaerobios carboxidotróficos termófilos inc

© El(los) Autor(es) 11
2014 SM Tiquia-Arashiro, Carboxidótrofos Termofílicos y sus Aplicaciones
en Biotecnología, Bacterias Extremófilas, DOI 10.1007/978-3-319-11873-4_3
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12 3 microorganismos CO-oxidantes

Tabla 3.1 Microorganismos aeróbicos representativos que utilizan CO como única fuente de C y energía

Microorganismos Aislamiento Referencia


aeróbicos que utilizan CO fuente

ÿ-proteobacteria

Oligotropha Aguas residuales Meyer y Schlegel (1983)


carboxidovoranos

Pseudomonas Compost Lyon et al. (1984)


termocarboxidovorans
Pseudomonas Aguas residuales Meyer y Schlegel (1983)
carboxydohyrogena

Bradyrhizobium japonicum rizosfera Lorita et al. (2000), Keneko et al. (1990)


USD 110

Firmicutes

Bacilo schlegelii Sedimento de Meyer y Schlegel (1983), Krueger y


agua dulce Mayer (1984)
Actinobacteria

Streptomyces montón de carbón Gadkari et al. (1990)


thermoautotrophicus

Mycobacterium smegmatis medio ambiente, Rey (2003), Parque et al. (2003)


humano

Mycobacterium gordonae humano, agua Rey (2003)

Tuberculosis micobacteriana aislado de pulmón Rey (2003), Parque et al. (2003)


H37Ra

Mycobacterium sp. JC1 Suelo Parque et al. (2003), Kang y Kim (1999)

metanógenos, acetógenos, hidrógenos, reductores de sulfato, reductores de azufre y


reductores de hierro férrico (Tabla 3.2). Entre estos grupos de carboxidótrofos, los
hidrogenógenos son los más numerosos y, según los datos disponibles, son los más
importantes en la biotransformación de CO en ambientes cálidos (Sokolova et al. 2009;
Sokolova y Lebedinsky 2013).

3.1 Bacterias hidrogenogénicas y arqueas que utilizan CO

Los hidrógenos pueden crecer al oxidar el CO y luego reducir los protones derivados
del H2O para formar hidrógeno molecular:

CO þ H2O ! CO2 H2 GD 20 kJ/mol CO

Este proceso se lleva a cabo en ausencia de un aceptor de electrones y es análogo


a la reacción de desplazamiento agua-gas utilizada para agotar las mezclas de gases
de CO (Graven y Long 1954). Se han aislado hidrogenógenos que pertenecen al
dominio Bacteria y Archaea en varios lugares del mundo (Tabla 3.2). Actualmente, este
metabolismo hidrogenogénico carboxidotrófico se encuentra en tres grupos distintos de
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3.1 Bacterias hidrogenogénicas y arqueas que utilizan CO 13

Tabla 3.2 Carboxidotrofos anaerobios representativos aislados de diferentes entornos

Organismo fuente de aislamiento Referencia


Temperatura
óptima (°C)

Caldanaerobacter
subterraneus hidrogenogénico Lodo 70 Carga et al. (2004),
sp. pacífico Sokolova et al. (2001)

Carboxydocella Lodo y estera de 58 Sokolova et al.


thermautotropica cianobacterias (2002)
Carboxydocella Lodo y estera de 60 Slepova et al. (2006)
sporoproducens cianobacterias

Carboxythermus barro de calor 70–72 Svetlichny et al.


hidrogenoformans pantano (1991b)
Carboxydothermus Filamentos rosas 72 Slepova et al. (2009)
siderophilus
Dictyoglomus carboxydivorans Agua y lodo 80 Kochetkova et al.
(2011)
Thermincola carboxydiphila Estera de barro y 51–72 Sokolova et al.
cianobacterias (2005)
Thermincola ferriacetica Depósitos de agua sesenta y cinco Zavarzina et al.
y ocre (2007)
Thermolithobacter agua y 80 Sokolova et al.
carboxydivorans sedimento (2007)
Thermosinus carboxydivorans Barro y agua 60 Sokolova et al.
(2004b)
Termococo AM4 Respiradero hidrotérmico 82 Sokolova et al.
de aguas profundas (2004a)
Thermococcus onnurineus hidrotermal 80 Bae et al. (2006),
respiradero Lee et al. (2008)
Thermofilum carboxyditrophus Agua y barro 90 Kochetkova et al.
(2011)
Bacterias reductoras de sulfato
Un arqueoglobo brillante Campo de petróleo caliente 76 Stetter (1988), Henstra
aguas et al. (2007a)
Desulfotomaculum Lodos de un 55 Parshina et al.
carboxydivorans biorreactor (2005a)
anaeróbico

Desulfotomaculum kuznetsovii Petróleo 60–65 Parshina et al.


refinería (2005a)
Las desulfononas de tieja Lodos de depuradora 37 DeWeerd y otros
(1990)
Desulfovibrio vulgaris (cepa Suelo 37 Lupton et al. (1984)
madison)
(continuado)
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14 3 microorganismos CO-oxidantes

Cuadro 3.2 (continuación)

Organismo fuente de aislamiento Referencia

Temperatura
óptima (°C)

Desulfovibrio desulfuricanos Barro, tierra, rumen 37 Davidova et al.


de ovejas (1994)

Desulfosporosinus orientis Suelo 35 Klemps et al. (1985)

Desulfotomaculum nigrificans Suelo 35 Klemps et al. (1985)

Desulfotomaculum thermo benzoicum Lecho de 55 Parshina et al.


subsp. thermosyntrophicum Acetógenos lodos anaerobios (2005a)
Moorella thermoacetica reactor

heces de caballo 55 Daniel et al. (1990)

Moorella thermoautotrophica Lodo y suelos húmedos 58 Salvaje et al. (1987)

Clostridium autoethanogenum heces de conejo 37 Abrini et al. (1994)

Oxobacter pfennigii rumen de ganado 36–38 Krumholz y Bryant (1985)

Clostridium heatherdahlii Residuos de corral 37 Tanner et al. (1993)


de pollos

producido por Peptostreptococcus Digestor de lodos de 37 Lorowitz y Bryant (1984)


depuradora

Acetobacterium woodii Lodo 30 Sharak Genthner y


Bryant (1987)
Eubacterium limosum rumen de ovejas 38–39 Sharak Genthner y
Bryant (1982)

Butyribacterium Digestor de lodos de 37 Grehtlein et al.


methylotrophicum depuradora (1991)
reductor de hierro férrico

Carboxydothermus pertinax Fuente termal de sesenta y cinco


Yoneda et al. (2012)
ácido volcánico

Manantial kamchatka caliente sesenta y cinco


Slepova et al. (2009)
Carboxydothermus siderophilus

Thermosinus carboxydivorans Barro y agua 60 Sokolova et al.


(2004b)

Thermincola ferriacetica Manantial 57–60 Zavarzina et al.


hidrotermal (2007)
terrestre

metanógenos
Metanobacteria Formación agua sesenta y cinco
Daniels et al. (1977)
termoautotrófico de rocas
petrolíferas

Metanosarcina acetivoranos Lodo marino 37 Moran et al. (2008)


Methanosarcina barkeri Digestor anaerobio 37 O'Brien et al. (1984)
de edad residual
(continuado)
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3.1 Bacterias hidrogenogénicas y arqueas que utilizan CO 15

Tabla 3.2 (continuación)

Organismo fuente de aislamiento Referencia


Temperatura
óptima (°C)
Metanosarcina thermophila Digestor 50 Zinder et al. (1984,
anaeróbico de lodos 1979)
Methanothermobacter Planta de tratamiento 65–70 Daniels et al. (1977)
termoautotrófico de residuos municipales
reductor de azufre

Termoproteus tenax Agujero de barro 88 Fischer et al. (1983)


Solfatara

procariotas, es decir, bacterias Gram-negativas mesófilas, bacterias Gram-positivas termófilas


y arqueas termófilas (Tabla 3.3). Las bacterias Gram-negativas mesófilas son anaerobias
facultativas, mientras que las bacterias Gram-positivas termófilas son anaerobias obligadas.
Los hidrogenógenos bien conocidos son Rubrivivax gelatinosus (anteriormente R. gelatinosus)
(Dashekvicz y Uffen 1979), Rhosodspirullum rubrum (Kerby et al. 1995) y Carboxydothermus
hydrogenoformans (Svetlichny et al. 1991b). Ambas bacterias fotosintéticas, Rhodospirillum
rubrum y R. gelatinosus, pueden crecer anaeróbicamente en la oscuridad convirtiendo el CO
en CO2 y H2 (Dashekvicz y Uffen 1979; Kerby et al. 1995).

3.1.1 Bacterias anaerobias facultativas que utilizan CO

Las bacterias anaerobias facultativas que oxidan CO y desarrollan H2 aisladas hasta ahora
son bacterias mesófilas Gram-negativas. El hidrógeno solo se produce en condiciones
anaeróbicas tras la oxidación de CO. Generalmente, las tasas de crecimiento de CO son
bajas y los niveles altos de CO son inhibitorios. Las bacterias púrpuras no sulfurosas forman
la parte predominante de este grupo de bacterias. La oxidación de CO junto con la formación
de cantidades equimolares de H2 se descubrió por primera vez con Rhodopseudomonas
gelatinosa (Dashekvicz y Uffen 1979; Uffen 1976), luego se reclasificó como Rhodocyclus
gelatinosa (Imhoff et al. 1984) y más recientemente como R. gelatinosus (Willems et al. .
1991). También se observó conversión hidrogenógena de CO con extractos proteicos de R.
rubrum S1 (Uffen 1981), aunque las tasas de crecimiento de R. rubrum S1 se consideraron
demasiado bajas para dilucidar la microbiología del metabolismo del CO. Sin embargo, Kerby
et al. (1995) demostraron que R. rubrum, de hecho, era capaz de un rápido crecimiento
anaeróbico en CO en la oscuridad, pero solo después de aumentar la concentración de níquel
en el medio. Dos cepas diferentes de R. rubrum revelaron diferentes requisitos de NiCl2 con
concentraciones superiores a 75 y 600 µM necesarias para el crecimiento. Además de los
diferentes requerimientos de nutrientes para el crecimiento en CO, la presencia de CO2 puede
tener un efecto estimulante sobre el crecimiento y la conversión de CO, como se informó
recientemente para el homoacetógeno Moorella thermoacetica (Drake y Daniel 2004). R. rubrum hasta el mom
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dieciséis
3 microorganismos CO-oxidantes

Tabla 3.3 Microorganismos hidrogenógenos representativos que utilizan CO

pH óptimo Tiempo de Referencia


Microorganismos coutilizadores Temperatura duplicación (h)
óptima (°C)
bacterias
Anaerobios facultativos

rubrivivax gelatinosa 34 6.8–6.9 6.7 Uffen (1976),


Dashekvicz y Uffen
(1979)
Rhodopseudomonas 30 Dakota del Norte 2 Jung et al. (1999a)
palustris P4
Rodospirillum rojo 30 6.8 8.4 Kerby et al. (1995)
Citrobacter sp Y19 30–40 5,5–7,5 8.3 Jung et al. (1999b)
Anaerobios obligados
Carboxydothermus 70–72 6,8–7,0 2 Svetlichny et al.
hidrogenoformans (1991b)
carboxidotermo 70 7.0 0.3 Svetlichny et al.
restringido (1994)
Caldanaerobacter 70 6.8–7.1 7.1 Sokolova et al.
subterraneus subsp. (2001)
pacificus Carboxydocella
termoautotrófica 58 7.0 1.1 Sokolova et al.
(2002)
Carboxidívoros 60 6,8–7,0 1.2 Sokolova et al.
termosinusales (2004b)
arqueas
Cepa de termococo 82 6.8 Dakota del Norte Sokolova et al.
AM4 (2004a)
y no determinado

organismo, especialmente con respecto a las propiedades de su CO deshidrogenasa. Un


inconveniente importante de las bacterias fotosintéticas en la producción de H2 a partir del
CO derivado del gas de síntesis es el requerimiento de luz para un crecimiento celular óptimo.
Se descubrió que Rhodopseudomonas palustris P4 (Jung et al. 1999a) era capaz de convertir
CO hidrogenógeno cuando se incubaba anaeróbicamente en la oscuridad, aunque el
crecimiento cesó por completo en ausencia de luz. Se postuló que R. palustris P4 solo
obtiene energía de mantenimiento a partir de la conversión hidrogenógena de CO (Jung et al. 1999a).
Además de estas cepas fototróficas, hasta ahora solo se ha descrito un anaerobio facultativo
Gram-negativo no fototrófico capaz de convertir CO en H2, a saber. Cepa de Citrobacter Y19,
aislada de una planta de lodos activados (Jung et al. 1999b). Sin embargo, como el
crecimiento de este organismo en condiciones anaeróbicas es bajo en comparación con las
condiciones aeróbicas, se propuso un cultivo de la biomasa en dos pasos, es decir, una fase
de crecimiento aeróbico seguida de una fase de conversión de CO anaeróbico (Jung et al. 1999b). .
Sin embargo, la separación del crecimiento y la bioconversión complica considerablemente
la operación del reactor.
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3.1 Bacterias hidrogenogénicas y arqueas que utilizan CO 17

3.1.2 Bacterias y arqueas anaerobias obligadas


que utilizan CO

Los termófilos anaerobios estrictos forman un grupo en rápido crecimiento de procariotas


hidrogenógenas carboxidotróficas (Tabla 3.3). Se ha observado la conversión de CO a H2
a temperaturas elevadas tanto en agua dulce como en ambientes marinos con temperaturas
que oscilan entre 40 y 85 °C y pH entre 5,5 y 8,5 (Osmolovskaya et al. 1999; Svetlichny et
al. 1991b).
Los representantes de las bacterias carboxidotróficas hidrogenadas termófilas fueron
descubiertos por primera vez por Svelichny et al. (1991) en aguas termales de la isla Kunashir.
Actualmente, existen 17 especies carboxidotróficas hidrogenógenas pertenecientes a los
géneros Carboxydothermus, Thermincola, Carboxydocella, Thermosinus, Caldane robacter,
Thermoanaerobacter, Thermolithobacter, Dictyoglomus, Thermococcus y Thermophilum
(Sokolova y Lebedinsky 2013). Todas las especies de Carboxythermus son anaerobios
obligados, termófilos extremos y neutrófilos. La temperatura óptima de crecimiento oscila
entre 65 y 70 °C. Todos los Carboxydothermus pueden utilizar CO, pero son carboxidotrofos
facultativos y pueden crecer quimiolitotróficamente en CO o en otros sustratos. El género
Carboxydothermus contiene actualmente cuatro especies, incluidas C. hydrogenoformans
(Svelichny et al. 1991), C. siderophilus (Slepova et al. 2009), C. islandicus (Novikov et al.
2011) y una especie no hidrogenógena C. ferrireducens (Slobodkin et al. 2006). Actualmente,
C. hydrogenoformans es el gen de hidrógeno carboxidotrófico termófilo mejor estudiado. Su
genoma completo fue secuenciado por Wu et al. (2005a). C. hydrogenoformans emplea una
vía muy similar a la de R. rubrum (Svetlichny et al. 1991b). Sin embargo, recientemente se
demostró que C. hydrogenoformans puede crecer de forma no hidrogenógena con varios
donantes de electrones, como formiato, lactato y glicerol, así como aceptores de electrones,
como 9,10-antraquinona-2,6-disulfonato, sulfito, tiosulfato, azufre, nitrato y fumarato (Henstra
y Stams 2004).

El género Thermincola contiene tres especies descritas: Thermincola carbo xydiphila


(Sokolova et al. 2005), T. ferriacetica (Zavarzina et al. 2007) y Thermincola potens (Byrne-
Bailey et al. 2010). Son estrictamente anaeróbicos y moderadamente termofílicos. T.
carboxydiphila y T. ferriacetica crecen hidrogenógenamente en 100 % CO. Durante el
crecimiento quimiolitotrófico en CO, estas especies requieren fuentes adicionales como
acetato y extracto de levadura. T. carboxydiphila es un carboxidótrofo obligado, mientras
que T. ferriacetica es un carboxidótrofo facultativo en el sentido de que puede crecer a
expensas de la reducción del hierro férrico con hidrógeno o acetato u otras fuentes orgánicas
como fuente de carbono.
El género Carboxydocella contiene cuatro especies. Tres de las cuales son especies
carboxidotróficas hidrogenógenas termófilas, Carboxydocella thermauto trophica (Sokolova
et al. 2002), C. sporoproducens (Slepova et al. 2006) y C. ferrireducens (Sokolova et al.
2009), y una especie no carboxidotrófica , C. manganica (Slobodkina et al. 2012). Las
especies de Carboxydocella son estrictamente anaeróbicas, moderadamente termófilas y
neutrofílicas. Todas las especies de Carboxydocella pueden crecer en
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18 3 microorganismos CO-oxidantes

100 % con excepción de C. manganica (Slobodkina et al. 2012). Entre las tres especies
carboxidotróficas, C. thermautotrophica es la única carboxidotrofa obligada. Las otras
dos especies son carboxidótrofas facultativas y pueden ser organotróficas en varios
sustratos.
El género Thermosinus está representado por T. carboxydivorans (Sokolova et al.
2004b). T. carboxydivorans crece organotróficamente en algunos carbohidratos o en
piruvato. Durante el crecimiento con CO, sacarosa o lactosa, reduce el hierro férrico. No
utiliza lactato, acetato, formiato ni H2 ni en ausencia ni en presencia de hierro férrico,
tiosulfato, sulfato, sulfito, azufre elemental o nitrato.
El género Caldanaaerobacter incluye Caldanaaerobacter subterraneus y C.
subterraneus subsp. pacificus (Sokolova et al. 2001; Fardeau et al. 2004). Ambas cepas
son anaerobios estrictos, termófilos extremos y neutrófilos. Además del crecimiento
hidrogenógeno litotrófico sobre CO, crecen organotróficamente sobre algunos sustratos
fermentables.
Las especies de Thermoanaerobacter son estrictamente anaeróbicas, termófilas
(crecen entre 55 y 75 °C) y la mayoría forman esporas. El único representante
hidrogenógeno es T. hydrosulfuricus subsp. carboxidívoros (Balk et al. 2009). Puede
crecer tanto en presencia como en ausencia de tiosulfato en una serie de sustratos
fermentables que incluyen peptona, varios azúcares, xilano, almidón, pectina, inulina y
celobiosa. Los principales productos de la fermentación del azúcar son lactato, acetato,
etanol, alanina, H2 y CO2. Además del tiosulfato, el azufre elemental, el sulfito de sodio,
el hierro férrico, el MnO2, el 2,6-disulfonato de antraquinona y el arseniato pueden servir
como aceptores de electrones.
La única cepa carboxidotrófica hidrogenogénica del género Thermolit hobacter es T.
carboxydivorans (Sokolova et al. 2007). Crece en CO hidrogenógenamente. No crece
en CO en presencia de NO3 – , óxido/hidróxido de Fe(III), citrato de Fe(III), o fumarato,
SO3 S2O3pero
2– 2–
la presencia de aceptores de electrones. no estimula
Crece sobreelCO
crecimiento. No de
en presencia SO4 el SO4 ni,
reduce
2–
el azufre, elemental en medios
acetato, piruvato, suplementados
citrato, con extracto
succinato, lactato de levadura,
o H2:CO2. Tampocoformiato,
crece en una
2– 2–
mezcla de H2:CO2 con NO3 – , SO3 ,oS2O3 ,
fumarato.

2–
,
Dictyoglomus carboxydivorans es actualmente la única bacteria hidrogenógena
termófila (Kochetkova et al. 2011). El organismo es una bacteria anaeróbica
extremadamente termófila, que crece en CO a una concentración que no excede el 15
% en la fase gaseosa. Crece en CO significativamente más lento que otros
hidrogenógenos termófilos.
Los miembros del género Thermococcus (euyarchaeotas hipertermofílicos) pueden
crecer fermentando carbohidratos o péptidos, o empleando un metabolismo energético
respiratorio con azufre como aceptor de electrones (Bertoldo y Antranikian 2006).
Thermococcus sp AM4 es un representante del género Thermococcus (Sokolova et al.
2004b). Esta cepa fue descrita como el primer representante carboxidotrófico
hidrogenógeno del dominio Archaea. Fue aislado de un respiradero hidrotermal de
aguas profundas. Crece por oxidación de CO junto con producción de H2 . Dado que
CODH generalmente no se encuentra entre los miembros de Thermococcales,
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3.1 Bacterias hidrogenogénicas y arqueas que utilizan CO 19

se concluyó que la cepa AM4 ha adquirido el rasgo por un reciente evento de transferencia lateral de
genes (Sokolova et al. 2004b). La cepa SM4 crece a 60–90 °C y tiene un intervalo de temperatura de
amplio espectro de 70–80 °C. Crece con un 100 % de CO en fase gaseosa. En ausencia de CO, la
cepa AM4 crece sobre algunos sustratos peptídicos con azufre elemental como aceptor de electrones.
Otra especie hidrogenógena del género Thermococcus es T. onnurineus NA1 (Bae et al. 2006; Lee et
al. 2008). El análisis de la secuencia del genoma completo de T. onnurineus reveló la presencia de
un grupo de genes que contenía genes para la monóxido de carbono deshidrogenasa y la hidrogenasa
convertidora de energía (Lee et al. 2008). Esta cepa puede crecer hidrogenógenamente en 100 % CO
en fase gaseosa (Lee et al. 2008).

Thermofilum carboxytrophus cepa 1505 es el representante del género Thermofilum. Este


organismo crece quimiolitotróficamente en 45 % Co en fase gaseosa a 92 °C produciendo cantidades
equimoleculares de H2 y CO2 (Kochetkova et al. 2011). Se requiere extracto de levadura a una
concentración de 0,2 g L-1 para el crecimiento.
Aunque los hidrogenógenos carboxidotróficos comparten similitudes en la fisiología del
crecimiento, son filogenéticamente divergentes (Fig. 3.1), lo que sugiere que la oxidación anaeróbica
de CO se propagó con frecuencia a través de la transferencia horizontal de genes. Por ejemplo, la
similitud del operón CODH de los hidrógenogens carboxidotróficos en la Fig. 3.1 no está de acuerdo
con la divergencia de las secuencias de ARNr 16S de estos taxones en la Fig. 3.2.

3.2 Bacterias reductoras de sulfato y arqueas que utilizan CO

Los miembros de los desulfurantes (reductores de sulfato) también usan CO como fuente de energía
(Sipma et al. 2006). La reacción de oxidación procede de la siguiente manera:

4CO þ SO2 þ Hþ ! 4CO2 þ HS GD ¼ 57:8 kJ=mol CO


4

Se informó que la mayoría de las bacterias reductoras de sulfato utilizan CO como fuente de
energía y lo convierten en CO2 y H2. Posteriormente, el H2 se utiliza para la reducción de sulfatos
(Rabus et al. 2006). Dado que los reductores de sulfato que utilizan CO son sensibles a niveles
elevados de CO y pueden tolerar solo un pequeño porcentaje de CO en la fase gaseosa (Sipma et al.
2006), la producción de H2 a partir de la oxidación de CO probablemente sirva como vía de desintoxicación de CO.
Una excepción es Desulfotomaculum carboxydivorans, que no solo crece en presencia de 100 % de
CO, sino que también es capaz de crecer en ausencia de sulfato como hidrógeno (Parshina et al.
2005a). Algunos reductores de sulfato, incluidos Desulfotomaculum thermobenzoicum y
Desulfotomaculum kuznetsovii, no solo producen H2 como intermediario transitorio, sino que también
generan acetato a partir de CO durante el crecimiento (Parshina et al. 2005b).

Uno de los reductores de sulfato de arqueas mejor estudiados es Archaeoglobus fulgidus (Stetter
1988). Tiene un crecimiento óptimo de 83 °C y oxida el lactato a CO2 con reducción concomitante de
sulfato a sulfuro. Para la reducción de sulfato, lo mismo
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20 3 microorganismos CO-oxidantes

Fig. 3.1 Filogenia de los hidrogenógenos. Se construyó un árbol de ADNr 16S en ARB utilizando
métodos de unión de vecinos. Los números representan el porcentaje de 1000 arranques y solo se
muestran para arranques superiores al 50 %. Se sabe que las especies en negrita realizan
carboxidotrofia hidrogenogénica (Techtmann et al. 2009)
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3.2 Bacterias reductoras de sulfato y arqueas que utilizan CO 21

Fig. 3.2 Filogenia de la subunidad catalítica CODH: un árbol filogenético que compara la relación de
la subunidad catalítica de la CODH de varias bacterias, arqueas y secuencias de secuenciación de
ADN ambiental (Techtmann et al. 2009)

Se emplean pasos enzimáticos como en la reducción de sulfato bacteriano (Rabus et al. 2006).
El genoma de A. fulgidus codifica varias formas de CODH y una CODH/ACS (Klenk et al.
1997). Por lo tanto, no fue sorprendente que A. fulgidus sea capaz de acoplar la oxidación de
CO con la reducción de sulfato (Henstra et al. 2007a). Sin embargo, fue muy sorprendente que
A. fulgidus no dependa estrictamente de la presencia de sulfato, tiosulfato u otros compuestos
de azufre como aceptor de electrones, pero puede crecer quimiolitoautótrofamente con CO
como acetógeno (Henstra et al. 2007a). Por lo tanto, en ausencia de sulfato, el único producto
del metabolismo del CO es el acetato, que se forma a través de la vía reductora de acetil-CoA
con formil-metanofurano como intermediario y formiato (Henstra et al. 2007a). A. fulgidus
también puede oxidar completamente varios compuestos orgánicos en presencia de sulfato o
crecer quimiolitoautotróficamente en H2 con tiosulfato pero no con sulfato como aceptor de
electrones (Zellner et al. 1989).
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22 3 microorganismos CO-oxidantes

3.3 Archaea reductoras de azufre que utilizan CO

Thermoproteus tenax, una crenarchaeota hipertermófila que puede crecer


heterotróficamente oxidando azúcares (Siebers y Schonheit 2005) o
quimiolitoautotróficamente oxidando H2 y CO, acoplado a la reducción de azufre
elemental produciendo sulfuro de hidrógeno (Fischer et al. 1983). T. tenax depende
estrictamente de la presencia de azufre como aceptor terminal de electrones en
condiciones litotróficas (Fischer et al. 1983).

3.4 Bacterias acetogénicas que utilizan CO

Las bacterias acetogénicas son anaerobios obligados que forman acetato a partir de
CO2 a través de la vía reductora de acetil-CoA (también conocida como vía Wood-
Ljungdahl) o de sustratos orgánicos (Wood 1991; Ljungdahl 1994; Drake et al. 2002). En
la vía del acetilo, las moléculas de CO2 se reducen a grupos metilo y carbonilo, y CODH/
ACS las combinan con CoA para formar acetil-CoA. Los primeros estudios sobre la
fisiología y bioquímica de los acetógenos mostraron que el CO puede metabolizarse a
través de esta vía de acuerdo con la siguiente reacción (Kerby y Zeikus 1983):

4CO + 2H2O ! CH3COO þ 2CO2 þ Hþ DG ¼ 43:6 kJ=mol CO

Algunos clostridios como Clostridium carboxidovorans (un carboxidotrofo mesófilo


anaeróbico) producen una cantidad significativa de etanol, butirato y butanol además de
acetato durante el crecimiento en CO (Liou et al. 2005). Otras clostrias carboxidotróficas
productoras de acetato incluyen C. formiaceticum (un carboxidotrofo mesófilo anaeróbico)
y C. thermoaceticum (un carboxidotrofo termófilo anaeróbico)
(Diekert y Thauer 1978). Entre los grupos de carboxidótrofos anaeróbicos, los acetógenos
han atraído la mayor atención porque ofrecen varias rutas prometedoras para la
producción de productos químicos y combustibles.
Muchas bacterias acetogénicas termófilas también pueden crecer en CO. La
conversión de CO para cuatro acetógenos termófilos ha sido descrita por Balk et al.
(2008). Entre ellos se encuentran M. thermoacetica, Moorella thermoautotrophica,
Moorella perchloratiredu cens y Thermoanaerobacter kivui. M. thermoacetica y M.
thermoauto trophica pueden crecer en CO a altas presiones parciales como única fuente
de energía (Savage et al. 1987; Daniel et al. 1990). M. thermoacetica y T. kivui pueden
oxidar CO durante el crecimiento en otros sustratos (Sokolova y Lebedinsky 2013).
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3.5 Arqueas metanogénicas que utilizan CO 23

3.5 Arqueas metanogénicas que utilizan CO

Los metanógenos son las Archaea mejor estudiadas capaces de crecer con CO como
única fuente de energía (Daniels et al. 1977; O'Brien et al. 1984). Su principal
metabolismo energético, la metanogénesis, procede a través de tres vías distintas
pero superpuestas: la vía de reducción de CO2, la vía metilotrófica y la vía aceticlástica
(Thauer 1998; Deppenmeier et al. 1999). Este proceso da como resultado la formación
de una fuerza motriz de iones a través de la membrana (Fig. 3.3). Con respecto a la
utilización del sustrato, se pueden distinguir dos grupos principales de arqueas
metanogénicas: las metanógenas hidrogenotróficas y las metanógenas metilotróficas (Boone et al. 19
Los metanógenos hidrogenotróficos utilizan H2 + CO2 y se forman como sustratos.
Estos organismos pertenecen a los órdenes Methanobacteriales, Methanococcales y
Metanomicrobiales. Los organismos modelo de este grupo son Methanothermobacter
thermoautotrophicus (anteriormente Methanobacterium thermoautotrophicum cepa ÿH)
y Methanococcus jannaschii, cuyos genomas se han secuenciado por completo. Los
metanógenos metilotróficos distantemente relacionados del orden Methanos arcinales
utilizan compuestos C1 simples como metanol, metilaminas y metiltioles. Algunos de
ellos también pueden crecer en H2 + CO2 y en acetato (Boone et al. 1993). Se sabe
que la mayoría de los metanógenos poseen la vía hidrogenotrófica,

Fig. 3.3 Transporte de electrones ligado a la membrana en cepas de Methanosarcina. a H2: sistema
heterodisulfuro oxidorreductasa, b F420H2: sistema heterodisulfuro oxidorreductasa, c ferredoxina
reducida: sistema heterodisulfuro oxidorreductasa; MP metanofenazina; MPH2, metanofenazina
reducida; y Fdred redujo la ferredoxina (Deppenmeier 2002)
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24 3 microorganismos CO-oxidantes

Fig. 3.4 Metabolismo del CO de arqueas metanogénicas, Methanosarcina barkeri. Las enzimas en
esta ruta incluyen las siguientes: (1), CODH (ACS); (2) Ech-hidrogenasa; (3) hidrogenasa
dependiente de F420; (4) metil-tetrahidrosarcinapterina:HSCoM metiltransferasa; y (5) metil-CoM
reductasa (Oelgeschlager y Rother 2008)

en el que el CO2 se reduce secuencialmente a metano a través de intermediarios unidos a coenzimas


usando H2 como donante de electrones (Fig. 3.4).
Los metanógenos son las Archaea mejor estudiadas capaces de crecer con CO como única fuente
de energía (Daniels et al. 1977; O'Brien et al. 1984). Su principal metabolismo energético, la
metanogénesis, procede a través de tres vías distintas, pero superpuestas:
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3.5 Arqueas metanogénicas que utilizan CO 25

la vía de reducción de CO2, la vía metilotrófica y la vía aceticlástica (Thauer 1998; Deppenmeier
et al. 1999). Este proceso da como resultado la formación de una fuerza motriz de iones a
través de la membrana (Fig. 3.3). Con respecto a la utilización del sustrato, se pueden distinguir
dos grupos principales de arqueas metanogénicas: las metanógenas hidrogenotróficas y las
metanógenas metilotróficas (Boone et al. 1993). Los metanógenos hidrogenotróficos utilizan
CO2 como fuente de carbono y H2 como agente reductor. Estos organismos pertenecen a los
órdenes Methanobac teriales, Methanococcales y Methanomicrobiales. Los organismos modelo
de este grupo son M. thermoautotrophicus (anteriormente M. thermoautotrophicum cepa ÿH) y
M. jannaschii, cuyos genomas se han secuenciado por completo. Los metanógenos
metilotróficos distantes del orden Methanosarcinales utilizan compuestos C1 simples como
metanol, metilaminas y metiltioles.

Algunos de ellos también pueden crecer en H2 + CO2 y en acetato (Boone et al.


1993). Se sabe que la mayoría de los metanógenos poseen la vía hidrogenotrófica, en la que
el CO2 se reduce secuencialmente a metano a través de intermediarios unidos a coenzimas
utilizando H2 como donante de electrones (Fig. 3.4).
El CO ha sido un sustrato metanogénico común. Sin embargo, solo Methanosarcina ace
tovorans, Methanosarcina barkeri y Methanosarcina ace tovorans demostraron utilizarlo para
el crecimiento (Daniels et al. 1977; Krzycki et al.
mil novecientos ochenta y dos; O'Brien et al. 1984; Rother y Metcalf 2004). En M. barkeri y M.
ace tovorans, cuatro moles de CO se oxidan a CO2 por cada mol de CO2 reducido a metano:

4CO + 2H2O ! CH4 þ 3CO2 GD ¼ 52:6 kJ=mol CO

Tanto M. thermautotrophicus como M. barkeri crecen lentamente en CO (tiempo de


duplicación: >200 y 65 h, respectivamente) y el crecimiento cesa con niveles crecientes de este
sustrato. Durante el crecimiento carboxidotrófico, ambos organismos producen una cantidad
sustancial de hidrógeno molecular, que eventualmente se remetaboliza. Por lo tanto, el
crecimiento carboxidotrófico de estos dos organismos puede considerarse hidrogenotrófico,
combinado con la formación de H2 dependiente de CO (Fig. 3.4). La eliminación de los genes
que codifican Ech-hidrogenasa (Fig. 3.3c), que es homóloga a la hidrogenasa tipo III de E. coli
(Hedderich y Forzi 2005), afecta el crecimiento de M. barkeri en H2 + CO2 y CO (Oelgeschlager
y Rother 2008 ). M. acetovorans, que crece bien con CO como única fuente de energía, pero
no con H2 + CO2, no codifica Ech-hidrogenasa (Fig. 3.2a). Carece de metabolismo de H2
(Sowers et al. 1984) y nunca se ha observado la formación de H2 dependiente de CO
(Oelgeschlager y Rother 2008). Sin embargo, la formación de metano a partir de CO parece
proceder a través de la ruta común de reducción de CO2 (Fig. 3.5), ya que se produce CO2 y
porque las proteínas que se sabe que están involucradas también se sintetizan a niveles
elevados en células de M. acetovorans cultivadas con CO (Lessner et al. 2006; Rother et al.
2007).
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26 3 microorganismos CO-oxidantes

Fig. 3.5 Metabolismo del CO de arqueas metanogénicas, Methanosarcina acetovorans. Las


enzimas en esta ruta incluyen las siguientes: (1), CODH (ACS); (2) Ech-hidrogenasa; (3)
hidrogenasa dependiente de F420; (4) metil-tetrahidrosarcinapterina:HSCoM metiltransferasa; y
(5) metil-CoM reductasa (6), CODH/ACS; (7) fosfotransacetilasa; y (8), acetato quinasa. Las
flechas discontinuas representan reacciones hipotéticas (Oelgeschlager y Rother 2008)

3.6 Bacterias y arqueas reductoras de hierro que utilizan CO

La reducción disimilatoria de hierro se encuentra en muchos grupos filogenéticos de


bacterias o arqueas (Weber et al. 2006). Los ejemplos de microorganismos reductores
de hierro que utilizan CO incluyen Carboxydothermus pertinax, Carboxydothermus
siderophilus, Thermosinus carboxydivorans y Thermincola ferriacetica (Tabla 3.2).
C. pertinax (cepa Ug1T), una nueva bacteria anaeróbica, reductora de Fe(III),
hidrogenógena y carboxidotrófica, se aisló de una fuente termal ácida volcánica en
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3.6 Bacterias y arqueas reductoras de hierro que utilizan CO 27

sur de la isla de Kyushu, Japón (Yoneda et al. 2012). Las células del aislado tenían forma
de varilla (1,0–3,0 µm de largo) y móviles debido a los flagelos peritricos. La cepa Ug1T
creció quimiolitoautotróficamente en CO (100 % en la fase gaseosa) con reducción de
citrato férrico, óxido de hierro (III) amorfo, 9,10-antraquinona 2,6-disulfonato, tiosulfato o
azufre elemental. No se produjo crecimiento carboxidotrófico con sulfato, sulfito, nitrato o
fumarato como aceptor de electrones. Durante el crecimiento en CO, se produjeron H2 y
CO2 . El crecimiento se produjo en el hidrógeno molecular como fuente de energía y el
dióxido de carbono como única fuente de carbono. También se observó el crecimiento de
varios compuestos orgánicos bajo una atmósfera de N2 con la reducción del hierro férrico.
El rango de temperatura para el crecimiento carboxidotrófico fue de 50 a 70 °C, con un
óptimo a 65 °C. El rango de pH (25 °C) para el crecimiento fue de 4,6 a 8,6, con un óptimo
entre 6,0 y 6,5. El tiempo de duplicación en condiciones óptimas utilizando CO con citrato
férrico fue de 1,5 h. El contenido de ADN G+C fue del 42,2% en moles. El análisis de las
secuencias del gen 16S rRNA demostró que esta cepa pertenece al género bacteriano
carboxidotrófico termofílico Carboxydothermus, con similitudes de secuencia del 94,1 al
96,6 % con los miembros de este género. El aislado se puede distinguir de otros miembros
del género Carboxydothermus por su capacidad para crecer con azufre elemental o
tiosulfato junto con la oxidación de CO (Yoneda et al. 2012).
C. siderophilus, también conocida como cepa 1315T, es una bacteria anaeróbica,
termófila, reductora de Fe (III) y que utiliza CO (Slepova et al. 2009). Fue aislado de una
fuente termal de Geyser Valley en la península de Kamchatka. La cepa 1315T creció a 52–
70 °C, con un óptimo a 65 °C, ya un pH de 5,5–8,5, con un óptimo a un pH de 6,5–7,2. En
presencia de Fe(III) o 9,10-antraquinona 2,6-disulfonato (AQDS), la bacteria fue capaz de
crecer con CO y extracto de levadura (0,2 g L-1 ); durante el crecimiento en estas
condiciones, la cepa 1315T produjo H2 y CO2 y Fe(II) o AQDSH2, respectivamente. La
cepa 1315T también creció por oxidación del extracto de levadura, glucosa, xilosa o lactato
en una atmósfera de N(2) , reduciendo Fe(III) o AQDS.
Se requirió extracto de levadura (0,2 g L-1 ) para el crecimiento. Creció exclusivamente
con Fe(III) o AQDS como aceptor de electrones. El tiempo de generación en condiciones
óptimas con CO como sustrato de crecimiento fue de 9,3 h. El contenido de G+C del ADN
fue de 41,5 ± 0,5% en moles. El análisis de la secuencia del gen 16S rRNA colocó al
organismo en el género Carboxydothermus (97,8 % de similitud con el pariente más
cercano) (Slepova et al. 2009).
T. carboxydivorans (cepa Nor1T) es una bacteria anaerobia, termófila, facultativamente
carboxidotrófica (Sokolova et al. 2004b). Fue aislado de una fuente termal en Norris Basin,
Parque Nacional de Yellowstone. La cepa Nor1T era termófila (el rango de temperatura
para el crecimiento fue de 40 a 68 °C, con un valor óptimo a 60 °C) y neutrofílica (el rango
de pH para el crecimiento fue de 6,5 a 7,6, con un valor óptimo de 6,8 a 7,0). Creció
quimiolitotróficamente en CO, produciendo cantidades equimolares de H2 y CO2. Durante
el crecimiento en CO en presencia de citrato férrico u óxido de hierro férrico amorfo, la
cepa Nor1T redujo el hierro férrico pero produjo H2 y CO2 en una proporción cercana a
1:1. El crecimiento sobre CO en presencia de selenito de sodio estuvo acompañado por la
precipitación de selenio elemental. El azufre elemental, el tiosulfato, el sulfato y el nitrato
no estimularon el crecimiento de la cepa Nor1T en CO, y ninguno de estos químicos se
redujo. La cepa Nor1T fue capaz de crecer en glucosa, sacarosa, lactosa,
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28 3 microorganismos CO-oxidantes

arabinosa, maltosa, fructosa, xilosa y piruvato, pero no en celobiosa, galactosa, peptona,


extracto de levadura, lactato, acetato, formiato, etanol, metanol o citrato de sodio. No se
utilizaron lactato, acetato, formiato ni H2 ni en ausencia ni en presencia de hierro férrico,
tiosulfato, sulfato, sulfito, azufre elemental o nitrato (Sokolova et al. 2004b).

T. ferriacetica, designada como cepa Z-0001, es una bacteria moderadamente


termófila, formadora de esporas, capaz de reducir el hidróxido de Fe(III) amorfo (Zavarzina et al.
2007). Fue aislado de depósitos férricos de un manantial hidrotermal terrestre, la isla
Kunashir (Kuriles). Se encontró que la cepa Z-0001 era un anaerobio obligado. Creció en
el rango de temperatura de 45 a 70 °C con un óptimo de 57 a 60 °C; en un rango de pH
de 5,9 a 8,0 con un óptimo de 7,0 a 7,2; y en el rango de concentración de NaCl 0–3.5 %
con un óptimo en 0 %. Hidrógeno molecular, acetato, peptona, levadura y extractos de
carne, glucógeno, glicolato, piruvato, betaína, colina, N-acetil-D glucosamina y
casaminoácidos se utilizaron como sustratos energéticos para el crecimiento en presencia
de Fe(III) como electrón. aceptador. Los azúcares no apoyaron el crecimiento.
Magnetita, Mn(IV) y antraquinona-2,6-disulfonato sirvieron como aceptores de electrones
alternativos, apoyando el crecimiento del aislado Z-0001 con acetato como donante de
electrones. Se observó formación de magnetita cuando se utilizó hidróxido de Fe(III)
amorfo como aceptor de electrones. El aislado Z-0001 fue capaz de crecer
quimiolitoautotróficamente con hidrógeno molecular como único sustrato de energía,
Fe(III) como aceptor de electrones y CO2 como fuente de carbono. El aislado Z-0001 fue
capaz de crecer con 100 % de CO como única fuente de energía, produciendo H2 y CO2,
requiriendo la presencia de 0.2 g Lÿ1 de acetato como fuente de carbono (Zavarzina et al. 2007).
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Capítulo 4
Aplicaciones biotecnológicas
de carboxidótrofos termófilos

Los microorganismos se han utilizado en la industria de varias maneras que generalmente


explotan sus capacidades metabólicas naturales. Se utilizan en la fabricación de alimentos
y producción de antibióticos, probióticos, medicamentos, vacunas, cultivos iniciadores,
insecticidas, enzimas, combustibles y solventes (Tiquia y Mormile 2010, 2013). Además,
con la tecnología de ingeniería genética, las bacterias se pueden programar para producir
diversas sustancias que se utilizan en la ciencia de los alimentos, la agricultura y la medicina.
Las posibilidades de la biotecnología son infinitas considerando los reservorios de genes y
las capacidades genéticas dentro de las bacterias. Desde el descubrimiento de los
microorganismos termófilos, los científicos se han interesado en la diversidad de estos
extremófilos por diversas razones, incluidos los intereses fundamentales, las aplicaciones
biotecnológicas y los beneficios económicos (Charlier y Droogmans 2005; Spain y Krumholz
2011; Gugliandolo et al. 2012). Se ha prestado mucha atención a las bases moleculares de
las estrategias de termoadaptación que involucran macromoléculas celulares. En los últimos
años, los termófilos han sido útiles en la degradación de moléculas orgánicas complejas
(Blumer-Schuette et al. 2008; Suryawanshi et al. 2010; Sizova et al. 2011), lixiviación de
metales (Chen y Pan 2010), producción de solutos compatibles ( Empadinhas y da Costa
2006), tecnología de tratamiento de agua (Liao et al. 2010) y producción de biocombustibles
(Wiegel 1980; Henstra et al. 2007b; Koskinen et al. 2008; Shaw et al.
2008; Taylor et al. 2009; Kongjan et al. 2010; Roberts et al. 2010).
El interés en aplicar microorganismos carboxidotróficos en procesos biocatalíticos
adecuados para la producción de productos químicos útiles a partir de gas CO ha llevado a
varios estudios sobre la producción de compuestos alternativos, por ejemplo, metano,
acetato, butirato y otros compuestos orgánicos (Zeikus 1983). La conversión de CO a etanol
y butanol se demostró para Butyribacterium methylotrophicum (Shen et al. 1999) y para
algunas especies de Clostridium cepa P7 (Rajagopalan et al. 2002). Los estudios que
emplearon metil viológeno y otros tintes de viológeno, como inhibidores de la metanogénesis,
dieron como resultado la producción de formiato por Methanosarcina barkeri (Mazumder et
al. 1985) y metanol por Moorella thermoacetica (White et al.
1987). Lapidus et al. (1989) demostraron que los extractos libres de células de Desulfovibrio

© El(los) Autor(es) 29
2014 SM Tiquia-Arashiro, Carboxidótrofos Termofílicos y sus Aplicaciones en
Biotecnología, Bacterias Extremófilas, DOI 10.1007/978-3-319-11873-4_4
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30 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

los desulfuricanos pueden producir metanol, etanol, ácido acético y parafinas C8-C24 de
CO a H2 a presiones elevadas. Las incubaciones de diferentes inóculos con mezclas de H2/
CO/CO2 revelaron la presencia de varios ácidos, que van desde el acético hasta el caproico,
pero solo se observaron altas cantidades de ácido acético y ácido butírico (Levy et al. 1981).
La Tabla 4.1 resume termodinámicamente las posibles fermentaciones de gas de síntesis,
ya sea a partir de CO o H2/CO. Además del uso de células en crecimiento, también las
enzimas purificadas de organismos convertidores de CO, especialmente CODH, podrían
ofrecer potenciales interesantes en biotecnología (Ferry 1995). La CODH purificada podría
usarse en biofiltros para limpiar el aire en estacionamientos subterráneos o en biosensores
para la detección de CO (Colby et al. 1985). Recientemente, se descubrió que un CODH de
M. thermoacetica cataliza la reducción de 2,4,6-trinitrotolueno (TNT), un importante explosivo
químico comúnmente presente en el suelo de los sitios de entrenamiento militar (Huang et al. 2000).
CODH se puede aplicar tanto en la decloración como en la carboxilación reductora de
fenoles (Ferry 1995). Con el creciente descubrimiento de aislamientos anaeróbicos de rápido
crecimiento capaces de convertir CO junto con el interés actual en H2, una alternativa
biológica para la reacción química de cambio de agua-gas podría representar una de las
aplicaciones más interesantes. En las siguientes secciones, se describe el uso de
carboxidótrofos termófilos en aplicaciones biotecnológicas como en celdas de combustible
microbianas, síntesis de productos bioenergéticos, biorremediación y detección de CO
(herramienta de biodetección).

Tabla 4.1 Resumen de las reacciones notificadas con CO y H2/CO

Producto Reacción ÿGo


ÿ kJ mol COÿ1

Reacciones de CO
Acetato 4CO + 2H2O ÿ CH3COOÿ + H+ + 2CO2 ÿ44

butirato 10CO + 4H2O ÿ CH3(CH2)2COOÿ + H+ + 6CO2 ÿ44


Etanol 6CO + 3H2O ÿ CH3CH2OH + 4CO2 ÿ37
formado CO + H2O ÿ HCOOÿ + H+ ÿ16

Hidrógeno CO + H2O ÿ H2 + CO2 ÿ20


Metano 4CO + 2H2O ÿ CH4 + 3CO2 ÿ53
n-butanol 12CO + 5H2O ÿ CH3(CH2)3OH + 8CO2 ÿ40

Reacciones de H2/CO
Acetato 2CO + 2H2 ÿ CH3COOÿ + H+ ÿ67

butirato 4CO + 6H2 ÿ CH3(CH2)2COOÿ + H+ + 2H2O ÿ80


Etanol 2CO + 4H2 ÿ CH3CH2OH + H2O ÿ72
Metano CO + 3H2 ÿ CH4 + H2O ÿ151
metanol CO + 2H2 ÿ CH3OH ÿ39
n-butanol 4CO + 8H2 ÿ CH3(CH2)3OH + 3H2O ÿ81
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4.1 Producción de electricidad a partir de celdas de combustible microbianas alimentadas con CO/gas de síntesis 31

4.1 Producción de electricidad a partir de microbios alimentados con CO/syngas


Pila de combustible

4.1.1 Descripción general de las pilas de combustible microbianas (MFC)

Las pilas de combustible microbianas (MFC) representan una solución tecnológica novedosa
para la producción de electricidad a partir de biomasa. En su configuración más simple, una
celda de combustible microbiana es un dispositivo que utiliza microorganismos para producir
una corriente eléctrica. La tecnología explota la capacidad de los microorganismos que son
capaces de transferir electrones extracelulares a un aceptor de electrones insoluble como
un electrodo. Dichos microorganismos se conocen comúnmente como anodófilos,
exoelectrógenos o electricígenos, y el proceso se conoce como electrogénesis o
electricigénesis (Logan 2008). La oxidación de sustancias químicas orgánicas por
microorganismos libera tanto electrones como protones. Luego, los electrones se transfieren
de los microorganismos al ánodo y luego al cátodo a través de una red eléctrica.
Simultáneamente, los protones (aceptor de electrones) que migran al cátodo se combinan
con electrones y un aceptor de electrones como el oxígeno para producir agua. La corriente
eléctrica generada es similar a la de las celdas de combustible químicas; sin embargo, en
las MFC, los catalizadores microbianos se adhieren a la superficie del ánodo (Franks y Nevin 2010).
Los MFC están configurados en una variedad de configuraciones. Los MFC de cámara
única están diseñados con un compartimiento anódico sin el requisito de un compartimiento
aireado que contenga cátodo (Fig. 4.1). En una configuración típica, el ánodo contenido en
un compartimento está acoplado con un cátodo de aire poroso (Shewa et al. 2014).

Fig. 4.1 Esquema de una celda de combustible microbiana de una sola cámara (Shewa et al. 2014)
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32 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

Fig. 4.2 Esquema de una celda de combustible microbiana de dos cámaras (Shewa et al. 2014)

En una configuración MFC de dos cámaras, la oxidación de los donantes de electrones en un


ánodo está físicamente separada de la reducción de un aceptor de electrones en el cátodo. Los
microorganismos se cultivan en el ánodo donde se oxidan los donantes de electrones. Los
electrones se transfieren al ánodo y posteriormente al oxígeno u otros aceptores de electrones.
Por lo general, el compartimiento del ánodo está separado del compartimiento del cátodo por
una membrana de intercambio de protones (PEM) o una membrana de intercambio de cationes
(CEM) (Fig. 4.2). La cámara anódica alberga los microorganismos electricigénicos que se colocan
sobre un ánodo enrevesado, conductor y no corrosivo, como cepillo de grafito, fieltro de carbón,
formando una biopelícula. Esta biopelícula primero cataliza la oxidación del combustible
alimentado (donante de electrones), liberando electrones y protones y luego transfiriendo los
electrones al ánodo (Rinaldi et al. 2008).
En la celda de combustible microbiana, el sustrato se oxida en la parte del ánodo produciendo
CO2, protones (H+ ) y electrones. Los electrones pasarán por un circuito externo a la parte del
cátodo produciendo corriente y los protones pasarán por la membrana de intercambio. En la
parte del cátodo, la reacción de reducción de oxígeno ocurre como en la celda de combustible
química típica (Fig. 4.3). El papel de los microorganismos en la pila de combustible microbiana
es muy importante. Algunos microorganismos no pueden transferir el electrón al ánodo y, por lo
tanto, deben usarse mediadores como la tionina o el metil viológeno para facilitar la transferencia
de electrones. Sin embargo, desarrollos recientes han demostrado que existen bacterias
electroquímicamente activas como Shewanella putrefaciens, Aeromonas hydrophila, que pueden
transferir electrones directamente al electrodo sin mediadores.
En la Fig. 4.3, se puede ver que los microorganismos en la celda de combustible microbiana
convierten el sustrato de biomasa directamente en energía eléctrica, mientras que en el método
de fermentación de biogás (Fig. 4.4), el sustrato de biomasa se degrada eventualmente en la
mezcla de CH4 y H2 (combustibles químicos). Por lo tanto, los tipos apropiados de microorganismos
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4.1 Producción de electricidad a partir de celdas de combustible microbianas alimentadas con CO/gas de síntesis 33

Fig. 4.3 Un microorganismo fermentativo convierte el sustrato en productos finales, CO2 e hidrógeno.
El hidrógeno puede reaccionar abióticamente con el ánodo para producir electrones y protones. Este proceso solo
recupera parcialmente los electrones disponibles en el combustible orgánico como electricidad y da como resultado
la acumulación de productos orgánicos en la cámara del ánodo (Logan 2008)

Fig. 4.4 Etapas biológicas y químicas de los procesos de fermentación de biogás. Las especies químicas exactas
producidas en cada etapa dependen considerablemente de los tipos de microorganismos utilizados, así como de
las condiciones de procesamiento.

utilizados en la celda de combustible microbiana son cruciales ya que determinan el


mecanismo real de las reacciones de oxidación, así como el mecanismo de transferencia de
electrones en la parte del ánodo de la celda de combustible, lo que influirá en la eficacia con
la que podemos obtener energía eléctrica de este sistema. Como ejemplo, la oxidación de la
glucosa en la cámara anódica se presenta en la siguiente ecuación:

C6H12O6 + 6H2O ! 6CO2 þ 24Hþ þ 24e

Mientras los electrones viajan a través de una carga eléctrica (dispositivo a ser alimentado
o una resistencia en estudios a escala de laboratorio) y generan electricidad hasta llegar al
cátodo, los protones correspondientes migran a través del separador al compartimento
catódico para mantener la neutralidad eléctrica. En el cátodo, los protones se combinan con
los electrones y un aceptor de electrones (catolito) como el oxígeno, para formar H2O a través
de una reacción de reducción como se muestra en la siguiente ecuación:
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34 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

6O2 þ 24Hþ þ 24e ! 12H2O

La generación de energía en las MFC depende de la química de oxidación-reducción (redox).


Las MFC contienen compartimentos anódicos y catódicos, cada uno de los cuales contiene un
electrodo separado por una membrana permeable a los cationes (Fig. 4.5). En la cámara del ánodo,
las bacterias respiratorias oxidan sustratos microbianos como el acetato (un donante de electrones)
en ausencia de oxígeno, lo que produce protones y electrones. Los electrones pasan a través de una
cadena de transporte de electrones (ETC) y los protones se translocan a través de la membrana
celular para generar trifosfato de adenosina (ATP). Los electrones y protones que salen del ETC
generalmente pasan a un aceptor de electrones terminal, como oxígeno, nitrato o Fe (III). Sin
embargo, en ausencia de tales aceptores en un MFC, algunos microorganismos pasan los electrones
a la superficie del ánodo. La diferencia en los potenciales redox (es decir, la capacidad de un
compuesto para donar o aceptar electrones, denominada Eo y medida en voltios) entre el donante
de electrones y el aceptor de electrones es el determinante de la energía potencial disponible para el
microorganismo para los procesos anabólicos. En un MFC, la diferencia de potencial redox
electroquímico del ánodo y el cátodo determina la cantidad de energía disponible. Los electrones
producidos en un MFC fluyen desde el ánodo a través de un circuito eléctrico externo hasta el cátodo
para generar corriente eléctrica. Mientras los electrones se mueven externamente, los protones se
difunden del ánodo al cátodo a través de la membrana catiónica para completar el circuito interno
(Fig. 4.5). En el cátodo, los electrones y protones se combinan para reducir el aceptor de electrones
terminal, que en muchas aplicaciones es oxígeno. Por lo tanto, las bacterias en el ánodo están
físicamente separadas de su aceptor de electrones terminal en el compartimiento del cátodo. La
potencia eléctrica (medida en vatios) producida por un MFC se basa en la tasa de electrones que se
mueven a través del circuito (corriente, medida en amperios) y la diferencia de potencial electroquímico
(voltios) entre los electrodos. Muchos factores afectan la producción actual, incluida la concentración
de sustrato, la tasa de oxidación del sustrato bacteriano, la presencia de aceptores de electrones
alternativos y el crecimiento microbiano. El potencial electroquímico, por otro lado, depende del par
redox entre la enzima respiratoria bacteriana o el transportador de electrones y el potencial en el
ánodo, que está determinado por el aceptor de electrones terminal en el cátodo y cualquier pérdida
del sistema (Wrighton y Coates 2009).

Para que las bacterias produzcan electricidad en las MFC, las células necesitan transferir
electrones generados a lo largo de sus membranas a sus superficies. Sin embargo, se sabe muy
poco sobre las interacciones bacterianas con los electrodos. Si bien los ánodos y los cátodos pueden
funcionar en la respiración bacteriana, la investigación se ha centrado en comprender la transferencia
de electrones anódicos microbianos. Las bacterias que respiran en el ánodo catalizan la transferencia
de electrones en sustratos orgánicos hacia el ánodo como sustituto de los aceptores de electrones
extracelulares naturales (p. ej., óxidos férricos o sustancias húmicas) mediante diversos mecanismos (fig. 4.6).
Las bacterias transfieren electrones a los ánodos, ya sea directamente o mediante mecanismos
mediados. En la transferencia directa de electrones, las bacterias requieren contacto físico con el
electrodo para la producción de corriente. El punto de contacto entre las bacterias y la superficie del
ánodo requiere citocromos unidos a la membrana externa o pili supuestamente conductores llamados
nanocables. Aunque el contacto directo de un citocromo de la membrana externa a un anódico
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4.1 Producción de electricidad a partir de celdas de combustible microbianas alimentadas con CO/gas de síntesis 35

Fig. 4.5 a Esquema de una celda de combustible microbiana que ilustra la oxidación del combustible por bacterias en
el compartimiento del ánodo para producir electrones y protones. Los electrones (flecha roja) resultantes de la
oxidación microbiana fluyen desde el ánodo a través de la conexión externa al cátodo para generar corriente eléctrica,
mientras que los protones (flecha verde) viajan a través de la membrana catiónica. Juntos, ambos funcionan para
reducir el aceptor de electrones terminal, que en este caso es oxígeno, en el cátodo. b Torre redox para componentes
que son significativos para la producción actual en un MFC. Para un par redox, el donante de electrones debe tener
un potencial negativo mayor que el aceptor de electrones; esta diferencia de potencial es proporcional a la cantidad de
energía generada por la reacción. La generación de corriente en un MFC se basa en reacciones redox secuenciales.
Primero, las bacterias oxidan el combustible (potenciales señalados en azul) y transfieren estos electrones a un
portador de electrones con un potencial más positivo (indicado en rojo), generando así energía para las bacterias. La
energía final generada por un MFC se basa en la producción actual y el par redox entre la enzima respiratoria
bacteriana o el transbordador de electrones y el potencial en el ánodo, que está determinado por el aceptor de
electrones terminal en el cátodo y las pérdidas del sistema (Marsili et al. .2008)
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36 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

Fig. 4.6 Las bacterias utilizan mecanismos directos y mediados para transferir electrones desde la membrana
celular a la superficie del ánodo. Los electrones se pueden transferir desde la celda o a través de una biopelícula
conductora usando cada método (Lovley 2008)
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4.1 Producción de electricidad a partir de celdas de combustible microbianas alimentadas con CO/gas de síntesis 37

superficie requeriría que los microorganismos estuvieran situados sobre el propio electrodo, los
mecanismos directos de transferencia de electrones no se limitan a interacciones de corto
alcance, ya que los nanocables producidos por Geobacter sulfurreducens se han implicado en la
conducción de electrones a través de biopelículas anódicas de más de 50 mm de espesor. En
los mecanismos de transferencia de electrones mediados, las bacterias producen o aprovechan
los compuestos redox solubles autóctonos, como las quinonas y las flavinas, para transportar
electrones entre la enzima respiratoria terminal y la superficie del ánodo.
Las MFC han funcionado con éxito en una amplia gama de sustratos, como acetato, CO, H2,
glucosa, galactosa, butirato, almidón, sedimentos marinos y aguas residuales porcinas. (Pant et
al. 2010; Hussein et al. 2011). En principio, cualquier material biodegradable podría utilizarse
como combustible para la generación de electricidad en un MFC (Fig. 4.7).
Un MFC ideal puede producir corriente mientras mantiene un voltaje constante siempre que se
mantenga un suministro constante de sustrato. El voltaje ideal teórico, Eideal (V), alcanzable en
un MFC se puede predecir termodinámicamente mediante la ecuación de Nernst:

Eideal ¼ E0 ð Þ RT=nF lnð Þ P

Fig. 4.7 Modelo simplificado para la conversión de combustibles orgánicos complejos en electricidad. La materia orgánica
compleja se hidroliza a constituyentes, en los que la mayoría de los casos se fermentan principalmente, pero hay
microorganismos que pueden oxidar por completo dichos compuestos con un electrodo que actúa como único aceptor
de electrones u oxidar estos sustratos de forma incompleta con transferencia de electrones a un electrodo. El acetato y
otros ácidos de fermentación menores se pueden oxidar por completo a dióxido de carbono, y esta suele ser la principal
fuente de electrones para la producción actual. El hidrógeno producido a partir de la fermentación también puede ser
una fuente de electrones. Se ilustra la transferencia directa de electrones al ánodo, pero también es posible la
transferencia indirecta de electrones al ánodo a través de lanzaderas de electrones solubles (Lovley 2008)
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38 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

donde E0 es el potencial de celda estándar (V), R es la constante universal de los gases


(8,314 J molÿ1 Kÿ1 ), T es la temperatura (K), n es el número de electrones transferidos
en la reacción (adimensional), F es la constante de Faraday (96.485 C molÿ1 ), y ÿ es la
actividad química de los productos dividida por la de los reactivos (adimensional). En la
práctica, el voltaje real alcanzable en un MFC es menor que el voltaje previsto debido a
varias pérdidas irreversibles o sobrepotenciales.
Las pérdidas por activación, óhmica y transporte de masa son las tres principales pérdidas
irreversibles que afectan el rendimiento de la MFC (Rismani-Yazdi et al. 2008).
Brevemente, las pérdidas por activación se deben a la energía de activación que debe
superar la especie que reacciona en cada electrodo y depende en gran medida de las
propiedades electroquímicas de los electrodos desplegados, la densidad de corriente del
ánodo, la temperatura de funcionamiento y la presencia de mediadores electroquímicos.
Por lo tanto, dichas pérdidas de voltaje podrían minimizarse mejorando la configuración
de los electrodos y el área superficial, aumentando la temperatura de operación y
utilizando microorganismos con alta actividad bioelectroquímica o enriqueciendo las
cámaras de los electrodos con compuestos electromediadores (Rinaldi et al. 2008). Las
pérdidas óhmicas pueden atribuirse ampliamente al flujo electrónico a través de los
electrodos, los colectores de corriente y el contacto, y también a la resistencia al flujo de
iones a través del electrolito. Tales pérdidas podrían reducirse mejorando el diseño del
reactor para reducir la distancia entre los electrodos, utilizando PEM (si se usan) con baja
resistencia y aumentando la conductividad del electrolito. Las pérdidas de concentración
representan las pérdidas de voltaje debidas al agotamiento de los reactivos en el
electrolito cerca de los electrodos y la acumulación de los productos de reacción. La
mejora en la configuración del reactor y los parámetros de operación para reducir el
gradiente de concentración minimiza tales pérdidas. El voltaje de celda real, Ecell (V), de
un MFC puede determinarse restando las pérdidas de voltaje en el compartimiento
anódico y catódico y puede describirse mediante la siguiente ecuación (Rinaldi et al. 2008):

Ecelda ¼ Ecátodo gact;c þ gconc;c Eanodo gact;a þ gconc;a gohm

donde Ecathode y Eanode representan los potenciales de cátodo y ánodo (V), gact;c y
gact;a representan las pérdidas de activación en la cámara catódica y anódica, gconc;c y
gconc;a representan las pérdidas de concentración en la cámara catódica y anódica, y
gohm representa las pérdidas óhmicas.

4.1.2 CO/gas de síntesis como sustratos para celdas de combustible


microbianas (MFC)

La gasificación de biomasa a altas temperaturas conduce a la generación de gas de


síntesis (syngas). El CO y el H2 representan el 60 % de la composición del gas de
síntesis, con CH4, CO2, SO2, H2S y NH3 presentes en cantidades más pequeñas (Sipma
et al. 2006; Munasinghe y Khanal 2010). Aunque la mayoría del gas de síntesis actual se produce
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4.1 Producción de electricidad a partir de celdas de combustible microbianas alimentadas con CO/gas de síntesis 39

Fig. 4.8 Esquema del proceso de dos etapas para la producción de electricidad a partir de monóxido de carbono
utilizado en el estudio de Kim y Chang (2009)

a partir de recursos no renovables, como el gas natural y el carbón, la producción de gas de


síntesis a partir de biomasa renovable o materia orgánica poco degradable hace que la generación
de energía a partir de gas de síntesis sea un proceso sostenible (Faaij et al. 1997; Henstra et al. 2007b).
La fermentación es una forma de producir un portador de energía a partir del gas de síntesis, que
ha sido defendida por muchos estudios (Bredwell et al. 1999; Sipma et al. 2006; Henstra et al.
2007b). Además, se ha estudiado la generación de electricidad a partir de gas de síntesis (Steele et al.
1999; Baschuk y Li 2001; Canción 2002; Ormerod 2003; Hussain et al. 2011). Kim y Chang (2009)
han demostrado la posibilidad de producir electricidad a partir de CO y gas de síntesis en un MFC
en un sistema de reactor de dos etapas, como se muestra en la Fig. 4.8, en el que el CO primero
se convirtió microbiológicamente en productos de fermentación (principalmente acetato). , que
posteriormente se alimentaron a un MFC sembrado con un lodo anaeróbico. Se informó una
potencia de salida máxima de 1,6 mW Lÿ1 (normalizada al volumen total del reactor) y una
eficiencia de Coulombic (CE) de *5 %.
Mehta et al. (2010) demostraron la generación de electricidad en un MFC alimentado
directamente con CO2/syngas. La potencia máxima volumétrica y la CE del sistema fueron de 6,4
mW Lÿ1 y 8,7 %, respectivamente. Aunque el rendimiento general de la MFC alimentada
directamente con CO/syngas fue solo marginalmente mejor que el proceso de dos etapas utilizado
en el estudio de Kim y Chang (2009), demostró claramente que las comunidades microbianas de
una MFC podrían utilizar CO/syngas como donante de electrones para la generación de electricidad.
El bajo rendimiento del MFC en CO/syngas se atribuyó al diseño del sistema y al suministro de gas
ineficientes. La utilización de un sistema de aspersión para el suministro de gas (Fig. 4.9) no solo
requería duplicar el volumen del reactor, lo que invariablemente resultaba en una baja densidad de
potencia, sino también la
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40 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

Fig. 4.9 Esquema de la configuración experimental para la generación de electricidad a partir de monóxido de
carbono/syngas utilizado por Mehta et al. (2010)

la transferencia de masa gas-líquido ineficiente requería tasas de alimentación de CO/syngas mucho


más altas para alcanzar los niveles deseados de CO disuelto; resultando en pérdidas de gas
considerables y una baja eficiencia de transformación de CO. Esto sugirió que el rendimiento de un
MFC en CO/syngas podría mejorarse mediante la adopción de un mecanismo eficiente de
transferencia de masa gas-líquido y la optimización del diseño del reactor.
Con base en el análisis de los productos metabólicos, Mehta et al. (2010) concluyeron que la
producción de electricidad a partir de CO o gas de síntesis en un MFC procede a través de un
proceso de biotransformación de varios pasos. Se plantearon la hipótesis de varias vías concurrentes,
como se muestra en la figura 4.10 : una vía implicaba la transformación de CO en acetato por
microorganismos carboxidotróficos acetogénicos (oxidadores de CO), seguida de la oxidación del
acetato por microorganismos electricigénicos tolerantes al CO (vía 1–4 en la Fig. 4.10). Se planteó la
hipótesis de que esta vía era la principal responsable de

Fig. 4.10 Rutas propuestas para la producción de electricidad a partir de CO y gas de síntesis en una MFC (Mehta
et al. 2010). Notaciones (1) conversión de CO a acetato por carboxidotrofos acetogénicos; (2) conversión de CO
a H2 por carboxidotrofos hidrogenógenos; (3) conversión de H2 a acetato por homoacetógenos; (4, 5) consumo
de acetato y H2 por microorganismos electricigénicos; y (6)
Consumo de CO por carboxidótrofos electricigénicos (hipótesis)
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4.1 Producción de electricidad a partir de celdas de combustible microbianas alimentadas con CO/gas de síntesis 41

generación eléctrica. La inyección de acetato en el MFC siempre condujo a un aumento


espectacular en la producción de energía. Además del acetato, también se encontraron otros
productos de degradación, como el hidrógeno, en las muestras de gases de escape durante el
funcionamiento del MFC únicamente con CO, lo que indicaba la presencia de microorganismos
carboxidotróficos hidrogenógenos. Se planteó la hipótesis de que los microorganismos
electricigénicos también utilizan el H2 para la producción de electricidad (vía 3-5 en la figura
4.10). La importancia de esta vía podría aumentar en el MFC alimentado con gas de síntesis
donde está presente una cantidad significativa de hidrógeno. En particular, se ha documentado
la capacidad de los microorganismos electricigénicos para utilizar H2 como donante de electrones
(Bond y Lovley 2003). La presencia de acetato cuando la MFC se alimentó solo con hidrógeno
también indicó la presencia de microorganismos homoacetogénicos. Con base en esta
observación, también se sugirió una ruta de producción de electricidad a través de H2 y acetato
seguida de conversión de acetato en electricidad (vía 2–3–4 en la Fig. 4.10).
El trabajo de Mehta et al. (2010) también planteó la posibilidad de otra vía, que implicaba la
transferencia directa de electrones al ánodo por parte de las bacterias carboxidotróficas
reductoras de metales (vía 5 en la Fig. 4.10). Recientemente se han aislado microorganismos
capaces de utilizar CO como donante de electrones para la reducción de metales, como
Thermosinus carboxydivorans y Carboxydothermus ferrireducens (Sokolova et al. 2004).

Con base en las observaciones experimentales de los estudios de Kim y Chang (2009) y
Mehta et al. (2010), es evidente que la producción de electricidad a partir de gas de síntesis en
un MFC plantea una serie de desafíos microbiológicos y de ingeniería relacionados con las
limitaciones de transferencia de gas, la selección y el enriquecimiento de microorganismos
capaces de transformar el gas de síntesis en electricidad de manera eficiente, y la selección de
catalizadores catódicos resistentes. al envenenamiento por CO y compuestos de azufre. Las
secciones subsiguientes de este capítulo revisan las comunidades microbianas y los diseños de
reactores adecuados para la operación de MFC en CO/syngas.

4.1.3 Carboxidótrofos termófilos en pilas de combustible microbianas


(MFC) alimentadas con CO/gas de síntesis

La búsqueda de microorganismos que sean capaces de catalizar la reducción de un electrodo


dentro de una pila de combustible se ha centrado principalmente en bacterias que operan a
temperaturas mesófilas. Sin embargo, los estudios de digestión anaeróbica han informado sobre
la superioridad de la operación termófila y han demostrado una ganancia neta de energía en
términos de producción de metano. Las bacterias que funcionan de manera óptima en condiciones
extremas están comenzando a examinarse porque pueden servir como catalizadores más
efectivos (mayor actividad, mayor estabilidad, vida útil más prolongada y capacidad de utilizar
una gama más amplia de combustibles) en las MFC. Los MFC alimentados con CO/syngas han
funcionado hasta ahora a temperaturas mesófilas. Teniendo en cuenta que a la salida del proceso
de gasificación, la temperatura del gas de síntesis podría estar en un rango de 45 a 55 °C, la
operación del MFC a temperaturas termofílicas podría ser preferible porque elimina la necesidad de gas de síntes
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42 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

enfriamiento y podría conducir a una mayor actividad biocatalítica (Jong et al. 2006; Mathis
et al. 2008). Las condiciones termófilas también conducirían a una solubilidad reducida del
oxígeno, lo cual es beneficioso considerando que incluso pequeñas cantidades de O2 sin
reaccionar que se difunden a través del cátodo pueden inhibir los microorganismos
carboxidotróficos anaeróbicos que son altamente sensibles a la presencia de O2 (Daviddova et al. 1994) .
Esta sección analiza las comunidades microbianas termófilas que podrían utilizarse en un
MFC para la transformación eficiente de CO/syngas en electricidad en función de las vías
bioquímicas discutidas en la sección anterior y como se ilustra en la Fig. 4.10.
Hussain et al. (2012) demostraron por primera vez que se puede generar electricidad en
un MFC termofílico alimentado con gas de síntesis. Las condiciones termófilas condujeron a
una mayor densidad de potencia y mejoraron la eficiencia de transformación del gas de
síntesis en comparación con un MFC similar operado en condiciones mesófilas. La CE
también mejoró al 20–26 % en comparación con el 6–9 % informado para el MFC mesófilo.
También se mejoró el suministro de CO al líquido anódico (Hussain et al. 2012). Se pueden
citar varias razones para explicar el rendimiento mejorado de MFC en condiciones termófilas.
En primer lugar, las condiciones termófilas afectan las pérdidas por activación, óhmica y
difusión en el ánodo. Las pérdidas por activación contribuyen al 5–10 % de la resistencia
interna total en un MFC mesófilo (Logan 2008; Zhang y Liu 2010).
En segundo lugar, las velocidades de reacción electroquímica aumentan con el aumento de
la temperatura, lo que conduce a menores pérdidas por activación. En tercer lugar, la
temperatura afecta la difusión de los sustratos en el líquido anódico, lo que influye en las
pérdidas de concentración, que representan del 45 al 50 % de la resistencia interna total de
un MFC (Logan 2008; Zhang y Liu 2010). Probablemente, la operación del MFC alimentado
con gas de síntesis a temperaturas termófilas aumentó la tasa de transferencia de CO y H2
no solo al líquido anódico, sino que también facilitó el transporte de los gases disueltos a
través de la capa de líquido estancado adyacente a las fibras del ánodo, reduciendo así las
pérdidas por difusión. En general, la resistencia interna de la MFC termófila con un
rendimiento optimizado fue inferior a 246,50 ÿ, mientras que la MFC mesófila tenía una
resistencia interna superior a 120 ÿ (Mehta et al. 2010; Hussain et al. 2011). Finalmente, las
condiciones termófilas incrementaron la actividad de los microorganismos carboxidotróficos.
Hasta cierta temperatura, las tasas de conversión de sustrato y crecimiento de biomasa
aumentan con la temperatura de acuerdo con la relación de Arrhenius. En general, los
microorganismos termofílicos presentan mayores tasas de crecimiento y reacción en
comparación con los cultivos mesófilos (Min et al. 2008). Por lo tanto, podría esperarse una
mayor actividad carboxidotrófica a temperaturas termófilas. En una MFC mesófila alimentada
con CO, el paso de conversión de CO a acetato pareció limitar la tasa de transformación
general (Mehta et al. 2010). Otra ventaja podría estar relacionada con la menor solubilidad
del O2 a temperaturas elevadas. Si bien la mayor parte del O2 que se difunde a través de la
superficie del cátodo es consumido por la reacción catódica, el O2 residual se difunde al
líquido anódico, lo que da como resultado la inhibición de las poblaciones anodófilas y
carboxidotróficas (Oelgeschlager y Rother 2008), además de competir con el ánodo como el
aceptor final de electrones (Liu et al. 2004). Se observó que la presencia de trazas de O2 en
la cámara anódica afecta significativamente la producción de energía de la MFC mesófila
alimentada con gas de síntesis (Hussain et al. 2011).
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4.1 Producción de electricidad a partir de celdas de combustible microbianas alimentadas con CO/gas de síntesis 43

4.1.3.1 Conversión de gas de síntesis en electricidad por carboxidótrofos


termofílicos acetogénicos y electricigénicos

En la Secc. 3.4. Salvaje et al. (1987) informaron sobre la capacidad de crecimiento y


acetogénesis quimiolitotrófica dependiente de CO por parte de Moorella
thermoautotrophicum (anteriormente Clostridium thermoautotrophicum), con CO2
suplementario requerido para un crecimiento eficiente en CO. La relación CO/CO2 de
2:4 produjo tiempos de duplicación óptimos a una temperatura de 58 °C. Este
microorganismo tiene la capacidad de crecer de forma autotrófica y heterótrofa utilizando
varios donantes y aceptores de electrones (Savage et al. 1987; Sokolova et al. 2009).
Clostridium thermoaceticum también demostró crecimiento dependiente de CO y
acetogénesis en condiciones quimiolitotróficas con un tiempo de duplicación de 10 h a
una temperatura de 55 °C (Daniel et al. 1990). La bacteria termófila recientemente
aislada Moorella perchloratireducens, que está estrechamente relacionada con las
especies bacterianas antes mencionadas, recurrió a la acetogénesis en ausencia de
perclorato (Balk et al. 2008). La hidrogenación acetogénica o la conversión de H2 y
CO2 en acetato también se ha observado en termófilos. C. thermoaceticum, capaz de
crecer en CO, creció quimiolitotróficamente en H2 y CO2 formando acetato. El tiempo
de duplicación fue de 18 h a una temperatura de 55 °C (Kerby y Zeikus 1983). También
se observó una fisiología de crecimiento similar en Acetogenium kivui (Daniel et al.
1990). Esta bacteria anaeróbica termófila formó acetato por crecimiento quimiolitotrófico
sobre H2 y CO2 con un tiempo de duplicación de 2 h, a una temperatura de 66 °C y un
pH de 6,8. Para la generación de electricidad en un MFC, estos microorganismos
carboxidotróficos termófilos tienen que ser cocultivados con microorganismos
electricigénicos termófilos capaces de usar acetato como donante de electrones.
Aunque los microorganismos estudiados para la generación de electricidad en un MFC
son predominantemente mesófilos (p. ej., G. sul furreducens o Geobacter metallireducens),
se ha demostrado el funcionamiento exitoso del MFC en condiciones termófilas. Choi
(2004) utilizó bacterias termófilas Bacillus licheniformis y Bacillus thermoglucosidasius
(con un mediador redox) para la generación de electricidad. La mejor eficiencia se logró
dentro del rango de temperatura de 50 a 60 °C. El funcionamiento de MFC en
condiciones termófilas también fue informado por Jong et al. (2006). En su estudio, el
MFC se inoculó con efluentes de digestores anaeróbicos y se alimentó con acetato de
sodio. La densidad de potencia máxima se logró durante el funcionamiento de MFC a
55 °C. Según el análisis de ARNr 16S, solo se observaron 13 patrones diferentes de
poblaciones bacterianas anódicas, de los cuales 5 patrones mostraron la homología
más alta con un clon E4 no cultivado, que inicialmente se identificó como miembro de
una comunidad microbiana termófila en un metanol a escala de laboratorio. digestor
anaerobio alimentado. Siete patrones estaban relacionados con el género Coprothermobacter y un pat
Mathis et al. (2008) estudios Se utilizaron bacterias termófilas seleccionadas de MFC
de sedimento para colonizar el ánodo de MFC alimentadas con acetato y celulosa. La
clonación y secuenciación del biofilm formado en el ánodo del MFC alimentado con
acetato mostró la presencia de Deferribacters y Fermicutes. Curiosamente, 48 clones
(de 64) de Fermicutes tenían patrones y secuencias de RFLP (99 %) más similares a
los de Thermincola carboxydophila, un termofílico oxidante de CO hidrogenógeno.
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44 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

microorganismo (Mathis et al. 2008). Firmicutes spp. también se identifican durante la operación
de MFC termófilas por Wrington et al. (2008). Este estudio proporcionó un análisis detallado de
la dinámica de la comunidad microbiana en un MFC alimentado con acetato inoculado con lodo
recolectado de un digestor anaeróbico termófilo. Los miembros dominantes de la comunidad
productora de electricidad se identificaron mediante el análisis de la biblioteca de clones. Los
resultados mostraron la dominancia de Firmicutes spp. (80 % de las secuencias de la biblioteca
de clones). Dentro de Firmicutes, se identificaron secuencias pertenecientes a Thermicanus, Ali
cyclobacillus y Thermincola que representan el 27, 25 y 22 % del total de clones, respectivamente.
El estudio se complementó bien con la demostración de la producción de electricidad en un
MFC inoculado con una cepa pura de Thermincola sp.
Cepa JR, que representa la reducción directa del ánodo por parte de un miembro del filo
Fermicutes (Wrighton et al. 2008).
Dado que la generación de electricidad nunca ha sido una presión evolutiva per se, sino más
bien la capacidad de transferir electrones a los aceptores de electrones extracelulares naturales,
es probable que la capacidad del microorganismo para producir electricidad esté estrechamente
relacionada con su capacidad de transferir electrones a los aceptores extracelulares. tales como
óxidos de Fe(III) y Mn(IV), y sustancias húmicas (Lovley et al. 2004; Lovley 2006; Logan 2009).
Por lo tanto, la perspectiva de microorganismos electricigénicos podría incluir cualquier
microorganismo capaz de transferir electrones extracelulares, incluso si su capacidad para
generar electricidad aún no ha sido evidenciada experimentalmente (Lovley et al. 2004).
A este respecto, se informó que los hipertermófilos Ferroglobus placidus y Geoglobus ahangari
crecen a 85 °C al acoplar la oxidación de acetato con la reducción de Fe(III) (Tor et al. 2001).
Deferribacter thermophilus aislado de un yacimiento de petróleo (Reino Unido) pudo crecer
mediante la reducción de Fe(III) y Mn(IV) y nitrato en presencia de acetato, extracto de levadura,
peptona y otras fuentes de carbono en el rango de temperatura de 50 –65 °C (Greene et al.
1997). Kashefi et al. (2003) reportaron el aislamiento de una cepa bacteriana perteneciente a la
familia Geobacteraceae que presentaba crecimiento termofílico. La bacteria, Geothermobacter
ehrlichii, aislada de una oxidación de acetato acoplada a un respiradero hidrotermal a reducción
de Fe(III), con una temperatura óptima de crecimiento de 55 °C. Esta cepa es el primer miembro
de la familia Geobacteraceae que se ha informado que es capaz de un crecimiento termofílico.
La reducción de Fe(III) acoplada a la oxidación de acetato también ha sido demostrada por la
bacteria Thermincola ferriacetica (Zavarzina et al. 2007). En general, una amplia gama de
microorganismos termofílicos electricigénicos podría ser capaz de formar un consorcio sintrófico
con microorganismos termófilos carboxidotróficos para el funcionamiento eficiente de un MFC
alimentado con gas de síntesis.

4.1.3.2 Conversión de gas de síntesis en electricidad por termofílicos


Carboxidótrofos hidrogenogénicos y electricigenicos

Esta vía conduce a la conversión de CO a H2 a través de la reacción biológica de cambio de


agua-gas (WGS) (BWGSR) seguida de la utilización de H2 como donante de electrones por
bacterias electricigénicas que conducen a la generación de H2. Se puede definir de acuerdo
con la siguiente ecuación estequiométrica, que describe la reacción de desplazamiento agua-
gas (Maness et al. 2005).
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4.1 Producción de electricidad a partir de celdas de combustible microbianas alimentadas con CO/gas de síntesis 45

CO þ H2O ! H2 + CO2

La exposición de los microorganismos al CO conduce a la producción de H2 debido a la


estimulación de un sistema enzimático que oxida el CO y genera H2 (Singer et al.
2006). En un MFC alimentado con gas de síntesis, se espera que esta vía maximice la CE de
la transformación del gas de síntesis, en comparación con la utilización de H2 a través de la
formación de acetato. Un cultivo mixto de bacterias hidrogenógenas carboxidotróficas mesófilas
y electricigénicas permitiría la conversión de CO a H2 y el posterior uso del H2 producido a
partir de CO a H2 presente en el gas de síntesis para la generación de electricidad.
Microorganismos hidrogenógenos carboxidotróficos informados en la Secc. 3.1 como
Thermolithobacter carboxydivorans, Carboxydothermus hydrogenoformans, T. carboxydophila,
Carboxydocella thermoautotrophica, Themolithobacter carb oxydivorans y Carboxydibrachium
pacificum producen H2 a partir de la oxidación de CO en condiciones de crecimiento termófilas
(Sokolova et al. 2002, 2005, 2007, 2009). Se han aislado varios microorganismos
carboxidotróficos capaces de actividad hidrogenógena de respiraderos hidrotermales marinos
(Henstra et al. 2007b; Sokolova et al. 2009). C. pacificum, aislada de un respiradero submarino,
creció quimiolitotróficamente en cantidades equimolares de H2 y CO2 que producen CO. Su
crecimiento se observó entre 50 y 80 °C con una temperatura óptima de 70 °C (Sokolova et al.
2002). Asimismo, C. thermautotrophica, una bacteria termófila que utiliza CO aislada de una
fuente terrestre caliente en la Península de Kamchatka (Rusia) produjo H2 y CO2 con un
tiempo de generación de 1,1 h a una temperatura de 58 °C y pH 7. Carboxydocella
sporoproducens , también aislado de las aguas termales del lago Karymshoe, península de
Kamchatka (Rusia), crece quimiolitotróficamente en CO (tiempo de duplicación de 1 h) y
produce cantidades equimolares de CO2 y H2. Se observó que la temperatura y el pH óptimo
eran 60 °C y 6,8, respectivamente (Slepova et al. 2006). Sokolova et al. (2005) informaron
sobre el aislamiento de la bacteria hidrogenada carboxidotrófica tolerante a los álcalis, T.
carboxydophila, de una fuente termal de la región del lago Baikal, Rusia. Se descubrió que el
CO es la única fuente de energía para esta bacteria. Para el crecimiento litotrófico de T.
carboxydiphila, se requirió acetato o extracto de levadura, pero estos sustratos no permitieron
el crecimiento en ausencia de CO. No se detectó formación de acetato ni de metanol durante
su crecimiento en CO. Similar al cocultivo mesófilo, un El cocultivo de microorganismos
carboxidotróficos hidrogenógenos termófilos con H2 utilizando microorganismos electricigénicos
termófilos como D. thermophilus o Pyrobaculum islandicum podría usarse para generar
electricidad en un MFC alimentado con gas de síntesis. D. thermophilus pudo crecer mediante
la reducción de Fe(III), Mn(IV) y nitrato en presencia de H2.

De manera similar, P. islandicum es capaz de reducir Fe(III) y Mn(IV) con H2 como donante
de electrones (Kashefi y Lovley 2000). Thermolithobacter ferrireducens reduce el Fe(III), la
antraquinona-2,6-disulfonato (AQDS), el tiosulfato y el fumarato con H2 como donante de
electrones en un rango de temperatura de 50 a 75 °C (Sokolova et al. 2007).
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46 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

4.1.3.3 Conversión directa de CO en electricidad por carboxidótrofos


reductores de hierro termofílicos

La mayoría de los organismos carboxidotróficos reductores de metales son termófilos.


Las altas temperaturas pueden ser más favorables ya que se requeriría menos
enfriamiento del gas de síntesis (Henstra et al. 2007). Aunque se espera que la operación
de MFC a temperaturas termófilas tenga un efecto perjudicial sobre la solubilidad del CO
en el líquido anódico, esto se ve contrarrestado por el aumento en la tasa de transferencia
de masa con el aumento de la temperatura (Drew 1981). Las temperaturas elevadas
también conducirían a una solubilidad de O2 reducida , lo cual es beneficioso si se tiene
en cuenta la sensibilidad de los carboxidótrofos al O2 (Davidova et al. 1994).
Carboxidótrofos reductores de hierro discutidos en la Secc. 3.1 incluyen Thermosinus
carboxydovorans, Carboxydothermus ferreducens, Carboxythermus sid erophilus, M.
perchloratireducens y Thermicola ferriacetica. Todos estos producen H2 durante la
oxidación de CO a CO2. T. carboxydivorans crece a temperaturas entre 40 y 68 °C (con
un óptimo a 60 °C) en condiciones neutrofílicas. La bacteria puede utilizar CO como su
única fuente de energía con un tiempo de duplicación de 1,15 h, lo que conduce a la
formación de H2 y CO2 en cantidades equimolares. Fe (III) también se redujo durante su
crecimiento en sacarosa y lactosa. La especie fue la primera bacteria carboxidotrófica
reductora de metales que se informó (Sokolova et al. 2004b). C. ferrireducens también
se aisló del Parque Nacional de Yellowstone (Henstra y Stams 2004; Sokolova et al.
2009) y tiene la capacidad de usar CO como donante de electrones para AQDS y
reducción de fumarato. Fumarato, AQDS, hierro férrico y tiosulfato podrían servir como aceptores de ele
Carboxydothermus siderophilus, aislado de aguas termales de Geyser Valley (península
de Kamchatka, Rusia), produjo H2 y CO2 junto con reducción de Fe(III) y AQDS durante
su crecimiento en CO (Slepova et al. 2009). Sin embargo, el tiempo de duplicación de C.
siderophilus (9,3 h) en CO fue mucho más largo que el de T. carboxydivorans (1,15 h).
Balck et al. (2008) reportaron el aislamiento de M. per chloratireducens, la bacteria Gram-
positiva termófila con la capacidad de usar perclorato como aceptor terminal de electrones.
Esta cepa pudo utilizar CO, metanol, piruvato, glucosa, fructosa, manosa, xilosa, pectina
y celobiosa para su crecimiento. T. ferriacetica, aislada de depósitos férricos de un
manantial hidrotermal terrestre (isla de Kunashir, Rusia), y es una bacteria anaerobia
quimiolitoautotrófica facultativa termófila. Fue capaz de utilizar H2 y acetato como fuentes
de energía, con Fe (III) sirviendo como aceptor de electrones. Además, fue capaz de
crecer en una atmósfera 100 % CO (como única fuente de energía), dando lugar a la
formación de H2 y CO2. Sin embargo, requirió 0,2 g Lÿ1 de acetato como fuente de
carbono durante su crecimiento en CO (Zavarzina et al. 2007). C. hydrogenoformans, un
pariente cercano de T. ferrireducens, oxidó CO y H2 utilizando AQDS como aceptor de
electrones. CO2 y H2 se formaron durante su crecimiento en CO.
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4.1 Producción de electricidad a partir de celdas de combustible microbianas alimentadas con CO/gas de síntesis 47

4.1.3.4 Conversión de gas de síntesis en electricidad por


carboxidótrofos termofílicos metanogénicos y electricigénicos

Los carboxidotrofos metanogénicos identificados por Hussain et al. (2012) en el MFC


alimentado con gas de síntesis operado a 50 °C se enumeran en la (Tabla 4.1). La capacidad
de crecer en presencia de CO o utilizar CO como única fuente de energía ha sido reportada
en grupos metanogénicos filogenética y fisiológicamente diversos (ver Sección 3.5).
Los metanógenos identificados en la Tabla 4.1 tienen la capacidad de reducción secuencial
de CO2 a CH4 en la vía hidrogenotrófica. Esto explica la cantidad significativa de CH4 en el
gas de escape anódico (Hussain et al. 2012). Se encontraron especies metanogénicas que
incluyen Methanothermobacter wolfeii, Methanothermobacter thermautotrophicus y
Methanobrevibacter arboriphilicus (Tabla 4.
2). Estas especies utilizan H2 y CO2 para el crecimiento y la formación de CH4 (Daniels et al.
1977; Invierno et al. 1983). Además, se ha informado sobre la capacidad de M.
thermoautotrophicus y M. arboriphilicus para eliminar CO en la fase gaseosa mientras crecen
en CO2 y H2 (Daniels et al. 1977). M. thermoautotrophicus podría utilizar el CO como única
fuente de energía desproporcionando el CO a CO2 y CH4. Esta capacidad podría atribuirse
a la presencia de monóxido de carbono deshidrogenasa (CODH) y acetil-CoA sintasa (ACS)
en los microorganismos, las dos metaloenzimas fundamentales para el crecimiento en CO
(Oelgeschlager y Rother 2008). Las otras arqueas no cultivadas identificadas en el MFC que
poseen la vía hidrogenotrófica para la formación de CH4 pertenecían a los géneros
Methanobacterium y Methano brevibacterium (Wasserfallen et al. 2000).

Tabla 4.2 Especies de carboxidótrofos metanogénicos identificadas por Hussain et al. (2012) en el MFC alimentado
con gas de síntesis operado a 50 °C
Identidad de Condiciones de Actividad hipotética Referencias
Microorganismo identificado nucleótidos origen/crecimiento en un MFC
(%) 100 alimentado con gas de síntesis

Methanothermobacter wolfeii H2/CO2 Metanogénesis Invierno et al.


hidrogenotrófica (1984)
Methanothermobacter 100 H2/CO2 Metanogénesis Nolling
thermautotrophicus hidrogenotrófica et al. (1993)
Arqueón inculto 100 Aislado de un fermentador – Malín et al.
de residuos biológicos (2008)
anaeróbicos termofílicos
(53 °C)
Methanobrevibacter 100 H2/CO2 Metanogénesis Watanabe
arboriphilicus hidrogenotrófica et al. (2004)
Arqueón inculto 100 Aislado de un –
Wagner
digestor microbiano et al. (2011)
Deseducado 99 Aislado de un campo de Metanogénesis Mochimaru y
Metanobrevibacterium gas natural de alta hidrogenotrófica otros (2007)
temperatura en Japón
Deseducado 99 Aislado en Metanogénesis Sakai et al.
Metanobacteria condiciones de hidrogenotrófica (2009)
bajo hidrógeno
Deseducado 99 Aislado de un depósito Metanogénesis Kobayashi y
Metanobacteria de petróleo de alta hidrogenotrófica otros (2011)
temperatura
y no determinado
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48 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

4.1.4 Consideraciones de diseño de MFC que


funcionan a temperaturas termófilas

El rendimiento y el costo de los electrodos son factores importantes que afectan el diseño
de las MFC (Wei et al. 2011a). En los últimos años se ha examinado una amplia gama de
materiales y configuraciones de electrodos para mejorar el rendimiento y reducir los costes.
Un electrodo adecuado debe ser un buen conductor, químicamente estable, mecánicamente
fuerte y económico (Wei et al. 2011a). La identificación de materiales y arquitecturas que
maximicen la generación de energía y CE es un gran desafío en el diseño de MFC (Logan
2008). Otro desafío es reducir costos y desarrollar configuraciones que puedan construirse
desde un punto de vista práctico (Logan 2008). Según Logan y Regan (2006), el impedimento
más importante para lograr altas densidades de potencia en MFC son las configuraciones
del sistema y no la composición de la comunidad bacteriana. El uso de electrodos con
propiedades mejoradas mejorará el rendimiento de los MFC porque diferentes materiales
de ánodo dan como resultado diferentes pérdidas de polarización de activación (Du et al.
2007). Debido a que la producción de energía de las MFC es baja en relación con otro tipo
de celdas de combustible, reducir su costo es esencial si la generación de energía usando
esta tecnología va a ser un método económico de producción de energía (Liu y Logan
2004). Muchos estudios se han centrado en maximizar la generación de energía en las
MFC; sin embargo, el trabajo sobre estudios de minimización de costos es limitado.
Las aplicaciones prácticas de los MFC requerirán el desarrollo de diseños que no solo
produzcan salidas de alta potencia y eficiencias de Coulombic, sino que también sean
económicos de fabricar en grandes cantidades (Logan 2008).
Si bien la mayoría de los MFC se han probado a temperatura ambiente o mesófila, los
sistemas termofílicos justifican una evaluación debido al potencial de aumento de las tasas
de actividad microbiana en el ánodo. Los estudios de celdas de combustible microbianas a
temperaturas elevadas se han dispersado y la mayoría usa diseños que ya están
establecidos, como los diseños de cámara única y dos cámaras de cátodo de aire. El diseño
modular anterior de MFC (Rismani-Yazdi et al. 2007) ha demostrado que funciona en
condiciones mesófilas (39 °C), pero no se podía utilizar a 60 °C. Este diseño no era un
sistema cerrado y permitía la evaporación, específicamente desde la cámara del cátodo. A
medida que el catolito se evaporaba, el anolito se difundía a través de la membrana
permeable a los protones hacia el compartimiento del cátodo y se evaporaba. Entre el 50 y
el 70 % del volumen de trabajo del ánodo se perdió en 2 días. El anolito concentrado puede
ser perjudicial para el metabolismo y la actividad microbiana debido al enriquecimiento de
metabolitos y restos celulares. Los estudios termofílicos no han abordado estos problemas
aparte de observar el reemplazo periódico de anolito y catolito (Mathis et al. 2008; Marshall
y May 2009). Jong et al. (2006) utilizaron flujo continuo, en lugar de lotes o lotes alimentados,
lo que permitió el reemplazo constante de anolito y catolito en la MFC termófila. El mejor
desempeño de MFC fue con 338 y 11 cm3 hÿ1 para las tasas de flujo de catolito y anolito,
respectivamente (Jong et al. 2008). El catolito requería una tasa de flujo más alta
probablemente debido a la evaporación continua de líquido de la cámara de cátodo abierto.
Si bien esto evita la pérdida drástica de líquido, la producción de electricidad depende
únicamente de la biopelícula electroquímicamente activa desde que se suspendió.
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4.1 Producción de electricidad a partir de celdas de combustible microbianas alimentadas con CO/gas de síntesis 49

las células se eliminan con el flujo continuo del anolito. Varios estudios de MFC han probado un
rango de temperaturas de operación y han demostrado densidades de energía consistentemente
más altas con temperaturas más altas, dentro de los límites de las poblaciones microbianas (Choi
2004; Moon et al. 2006).
Carver et al. (2011) presentó un diseño basado en el concepto original dilucidado por Min y
Angeladaki (2008). El MFC utilizó un diseño de reactor de vidrio anaeróbico en combinación con
una cámara de cátodo sumergida en anolito. En lugar de tener capas extensas de juntas,
membrana, papel carbón y policarbonato como en el diseño anterior (Min y Angeladaki 2008), la
cámara del cátodo tenía una junta tórica de goma única que puede evitar el cruce de líquido o
aire. Se ha demostrado que los componentes del conjunto del cátodo, incluidos los tornillos de
acero inoxidable, la lámina y los discos de grafito, son propicios y se conectaron de forma segura.
Los análisis de la MFC termófila alimentada con glucosa mostraron un rendimiento mejorado
durante 120 h con un aumento de la potencia máxima de 3,3–4,5 mW mÿ2 (Carver et al. 2011).
La curva de polarización tiene tres secciones distintas de pérdidas de voltaje irreversibles: pérdida
de activación, pérdida óhmica y pérdida de transferencia de masa. La caída de voltaje inicial y
drástica típica no fue aparente, lo que indica pérdidas de activación más bajas de lo normal (Carver
et al. 2011).
Esto se atribuye al aumento de las velocidades de reacción a temperaturas termófilas que
redujeron la energía de activación y, por lo tanto, el voltaje necesario para mantener un
metabolismo anaeróbico activo. La pérdida óhmica se puede observar en el centro de la curva de
polarización con la disminución gradual del voltaje a medida que aumenta la densidad de corriente
(Carver et al. 2011). La pendiente de esta sección de sobrepotencial, equivalente a tensión sobre
corriente, produjo una resistencia interna de 9,25 ± 0,15 ÿ. Este valor está en el rango general
informado para otras MFC, aunque las condiciones experimentales no son comparables entre los
estudios revisados en la literatura (He et al. 2006; Ieropoulos et al. 2010). Los resultados sugieren
el potencial para una operación MFC termofílica estable, aunque es necesaria la optimización de
los componentes biológicos y de ingeniería antes de la aplicación del diseño.

Un sistema MFC alimentado con CO/syngas requiere un cátodo tolerante al CO. El material de
cátodo más utilizado en un MFC convencional consiste en papel carbón con un catalizador de Pt/
C (Logan 2008). Aunque el cátodo basado en Pt demuestra una alta actividad electroquímica, el
uso de Pt no es deseable debido a los altos costos y la fácil inhibición por parte del CO (Logan
2008; Herrmann et al. 2009). Incluso en pequeñas concentraciones, el CO puede cubrir
completamente la superficie de Pt, reduciendo así el sitio de reacción. El CO se puede absorber
fácilmente a Pt debido a la energía libre negativa de adsorción (Baschuk y Li 2001). Mehta et al.
(2010) utilizaron un cátodo CoTMPP para generar electricidad a partir de CO con una carga de Co
. del de
de 0,5 mg cm-2 . Se informó una densidad potencia
cátodo máxima
se probó de 6,4
en MFC mW L-1 . Elcon
alimentados rendimiento
acetato y
CO. La operación de MFC en CO mostró el mejor rendimiento con el catalizador de cátodo
CoTMPP/FeTMPP/C. Teniendo en cuenta el alto costo de los cátodos basados en Pt y la plausible
disminución de la actividad con el tiempo, el uso de cátodos CoTMPP/FeTMPP/C o FePc es un
paso adelante para aumentar la eficiencia de las MFC operadas por CO.

Los sistemas de membrana también deben tenerse en cuenta para mejorar la eficiencia de la
transferencia de masa. La principal resistencia al transporte de gas se encuentra en la película
líquida de la interfase gas-líquido. Para mejorar la eficiencia de transferencia, el continuo convencional
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50 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

Se han utilizado reactores de tanque agitado (STR). Sin embargo, las altas velocidades del
impulsor requieren una entrada de alta potencia (Henstra et al. 2007b; Hickey et al. 2008) y
conducen al corte del biofilm, lo que provoca una disminución en el crecimiento de
microorganismos sensibles al corte (Munasinghe y Khanal 2010). Como solución, se logró una
transferencia de gas a líquido sin burbujas mediante la selección de un sistema de membrana
con una alta selectividad para el sustrato gaseoso. Los sistemas de membrana ofrecen un
método eficiente y relativamente económico para la transferencia de masa gas-líquido (Scott y
Hughes 1996). También se han utilizado membranas de silicona. Estas son membranas densas,
que ofrecen la ventaja de una alta resistencia mecánica, flexibilidad y estabilidad a altas
temperaturas y presiones. Se ha informado que son ideales para la aireación sin burbujas
basada en membranas sin una mezcla vigorosa, donde un sistema convencional no puede
cumplir con los requisitos de O2 de un sistema de alta tasa (Côté et al. 1989). Otras alternativas
prometedoras a los STR convencionales para una mayor transferencia de masa gas-líquido
incluyen el empaque monolítico y los reactores columnares. El empaque monolítico consta de
una serie de canales de flujo angostos, rectos y paralelos con un área frontal grande y abierta
que permite una baja resistencia al flujo, lo que genera bajas caídas de presión y bajas pérdidas
de energía. Las altas tasas de transferencia de masa volumétrica de *1 sÿ1 y una reducción del
50–80 % en el consumo de energía en comparación con los reactores convencionales hacen
de los reactores monolíticos una opción económicamente viable (Hickey et al.
2008; Munasinghe y Khanal 2010). De manera similar, los reactores columnares, como los de
columna de burbujas, lecho percolador y reactores de transporte aéreo, ofrecen la ventaja de
una alta tasa de transferencia de masa gas-líquido con bajos costos operativos y de
mantenimiento. Se han informado valores de KL dentro del rango de 18–860 hÿ1 para dichos
reactores (Charpentier 1981; Bredwell et al. 1999; Munasinghe y Khanal 2010).
Varias mejoras en el diseño del reactor, como la vibración de baja frecuencia de la fase
líquida en un reactor de columna de burbujeo, la adición de mezcladores estáticos, deflectores,
placas perforadas, circuito de chorro y circuito de circulación forzada en reactores de transporte
aéreo de circuito interno y externo, prometen una mejora adicional. aumento en la eficiencia de
transferencia de masa gas-líquido (Chisti et al. 1990; Gavrilescu et al. 1997; Vorapongsathorn
et al. 2001; Krichnavaruk y Pavasant 2002; Ugwu y Ogbonna 2002; Ellenberger y Krishna 2003;
Fadavi y Chisti 2005).

4.2 Producción de biocombustibles y ácidos orgánicos por


carboxidótrofos termófilos a partir de gas de síntesis (syngas)
Fermentación

Una parte importante de las fuentes de biomasa, como la paja y la madera, es poco degradable
y los microorganismos no pueden convertirla en biocombustibles. La biomasa se compone de
celulosa, hemicelulosa y lignina, siendo esta última extremadamente resistente a la degradación.
Un enfoque para desbloquear el potencial de esta abundante materia prima es separar la lignina
de la fracción de carbohidratos de la biomasa a través de un extenso pretratamiento de la
lignocelulosa que involucra, por ejemplo, explosión de vapor y/o ácido.
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4.2 Producción de biocombustibles y ácidos orgánicos por carboxidotrofos termófilos... 51

hidrólisis. Estos pretratamientos están diseñados para permitir que la porción de carbohidratos de la
biomasa se descomponga en azúcares simples, por ejemplo, mediante hidrólisis enzimática usando
celulasas añadidas exógenamente para liberar azúcares fermentables (Carere et al. 2008). Se ha
descubierto que tales enfoques son costosos y limitan la velocidad (Datar et al. 2004; Carere et al.
2008; Köpke et al. 2011). Alternativamente, procesos que utilizan microorganismos celulolíticos (Cl.
cellulolyticum, C. thermocellum y C. phytofermentans) para llevar a cabo tanto la hidrólisis de
lignocelulosas como la fermentación de azúcares en un solo paso, denominado “proceso de
bioprocesamiento consolidado (CBP)”
(Carere et al. 2008; Plecha et al. 2013), se han propuesto; sin embargo, el desarrollo de estos aún
se encuentra en una etapa temprana y, nuevamente, las bajas tasas de conversión parecen ser una
limitación importante que debe superarse.
La gasificación de este material de desecho para producir gas de síntesis podría ofrecer una
solución a este problema, ya que se dispone de microorganismos que convierten el CO y el H2 (los
componentes esenciales del gas de síntesis) en multicarbonos (Tabla 4.3). Debido a la flexibilidad de
los microbios para fermentar el gas de síntesis con una composición diversa, prácticamente cualquier
material carbonoso puede usarse como materia prima para la gasificación. La biomasa no alimentaria
que se puede emplear como materia prima para la gasificación incluye desechos agrícolas, cultivos
energéticos dedicados, residuos forestales y desechos orgánicos municipales, o incluso glicerol y
plumas (Abubackar et al. 2011; Mohammadi et al. 2011; Siedlecki et al. 2011; Wei et al. 2011b;
Dudynski et al. 2012). La biomasa está disponible en forma renovable, ya sea a través de procesos
naturales o actividades antropogénicas (p. ej., desechos orgánicos). Se ha estimado que de un
potencial energético global de biomasa moderna de 250 EJ por año en 2005, solo 9 EJ (3,6 %) se
utilizaron para la generación de energía (Siedlecki et al. 2011). El uso de flujos de desechos existentes,
como los desechos orgánicos municipales, también se diferencia de otras materias primas, como los
cultivos energéticos dedicados, porque estos desechos están disponibles hoy en día a precios
económicamente atractivos y, a menudo, ya están agregados y requieren un uso indirecto menor de
la tierra. Como alternativa, la gasificación de fuentes que no son de biomasa, como carbón, coques,
esquisto bituminoso, arenas bituminosas, lodos de depuradora y residuos pesados del refinado de
petróleo, así como gas natural reformado, se aplican comúnmente como materias primas para el FTP
y también se pueden utilizar para la fermentación de gas de síntesis (Klasson et al. 1992; Sipma et al.
2006). Además, algunas industrias, como la fabricación de acero, la refinación de petróleo y la
producción química, generan grandes volúmenes de corrientes de gas ricas en CO y/o CO2 como
desechos.
Aprovechar estas fuentes mediante el proceso de fermentación microbiana esencialmente convierte
las corrientes de gases residuales tóxicos existentes en productos valiosos como los biocombustibles.
El proceso general de fermentación de gas se describe en la Fig. 4.11. Antes de la gasificación, la
biomasa generalmente necesita pasar por un proceso de pretratamiento que incluye secado, reducción
de tamaño (p. ej., astillado, molienda y troceado), pirólisis, fraccionamiento y lixiviación, según la
configuración del gasificador (Griffin et al. 2012). ; McKendry 2002). Este proceso de pretratamiento
aguas arriba puede incurrir en gastos de capital significativos y aumentar el costo total de la materia
prima de biomasa, que oscila entre US$16 y US$70 por tonelada seca (Griffin et al. 2012).

La gasificación es una tecnología bien establecida en la que el material carbonoso se craquea a


temperaturas extremas (700–1000 °C) (Mohammadi et al. 2011; Griffin et al. 2012). Si se usa oxígeno
puro como oxidante en el gasificador, entonces el resultado
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52 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

Cuadro 4.3 Microorganismos carboxidotróficos anaerobios

Organismo Sustrato Productos opción de pH Referencias


Superior (°C)

Microorganismos mesófilos
acetobacteria H2/CO2, Acetato 30 6.8 Genthner y
maderaii CO Bryant (1987),
Poehlein et al.
(2012)
Acetonema largo H2/CO2 Acetato, 30–33 7,8 Kane y
butirato Breznak (1991)
alcalibaculum bacchi H2/CO2, Acetato, 37 8,0–8,5 Allen et al.
CO etanol (2010), Liu et
al. (2012)
Productos Blautia H2/CO2, Acetato 37 7.0 Lorowitz y
CO Bryant (1984)
Butyribacterium H2/CO2, Acetato, 37 6.0 Lynd et al.
methylotrophicum CO etanol, (1982), Zeikus et
butirato, al. (1980),
butanol Grethlein et al.
(1991)
Citrobacter sp. Y19 H2/CO2, H2 30–40 5,5–7,5 Jung et al. (1999b, 2002)
CO
Clostridium acético H2/CO2, Acetato 30 8.3 Lux y Drake
CO (1992), Adamse
et al.
(1980), Braun et
al. (1981)
Clostridium H2/CO2, Acetato, 37 5,8–6,0 Abrini et al.
autoethanogenum CO etanol, (1994), Koepke
2,3- et al. (2011)
butanodiol, lactato
Clostridium carboxy- H2/CO2, Acetato, 38 6.2 Bruant et al.
devourans “P7” CO etanol, (2010), Liou et
butirato, al. (2005)
butanol,
lactato
Clostridium drakei H2/CO2, Acetato, 25–30 5,8–6,9 Gössner et al.
CO etanol, (2008), Kusel et
butirato al. (2000), Liou
et al. (2005)

Clostridium CO Acetato, 37 No. Andreese et al.


formicoaceticum formiato (1970), Diekert y
Thauer (1978),
Lux et al. (1992)

Clostridium H2/CO2 Acetato 37–40 7,0–7,5 Ohwaki et al.


glicolicum (1977)
(continuación)
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4.2 Producción de biocombustibles y ácidos orgánicos por carboxidotrofos termófilos... 53

Cuadro 4.3 (continuación)

Organismo Sustrato Productos opción de pH


Referencias
Superior (°C)

Clostridium H2/CO2, Acetato, 37 6.0 Köpke et al.


heatherdahlii CO etanol, (2011, 2010),
2,3- Tanner et al.
butanodiol, lactato (1993)
Clostridium magnum H2/CO2 Acetato 30–32 7,0 Bomar et al.
(1991), Schink
(1984)
Clostridium ondas H2/CO2 Acetato 33 7.3 Kane et al.
(1991)
H2/CO2 Acetato, 37 7.4 Mechichi et al.
Metoxibenzovoranos de Clostridium formiato (1999)
Clostridium ragsdalei H2/CO2, Acetato, 37 6.3 Huhnke et al.
CO etanol, (2008)
2,3-
butanodiol, lactato
Clostridium H2/CO2, Acetato, 37–40 5,4–7,5 Gössner et al.
scatologenes CO butirato (2008), Kusel
de etanol et al. (2000)
Eubacterium limosum H2/CO2, Acetato 38–39 7,0–7,2 Genthner y
CO Bryant (1987),
Genthner et al.
(1981)
Oxobacter pfennigii H2/CO2, Acetato, 36–38 7,3 Krumholz y
CO butirato Bryant (1985)
producido por H2/CO2, H2 37 7.0 Lorowitz y
Peptostreptococcus CO Bryant (1984)
Rubrivivax gelatinoso H2/CO2, H2 34 6.7–6.9 Dashekvicz y Uffen
CO (1979); Ufen
(1976)

Rhodopseudomonas H2/CO2, H2 30 No. Jung et al.


palustris P4 CO (1999a)
Rodospirillum rojo H2/CO2, H2 30 6.8 Kerby et al.
CO (1995)
Microorganismos termofílicos
Un arqueoglobo H2/CO2, Acetato, 83 6.4 Zellner et al.
brillante CO formiato, (1989)
H2S
moore tiene un problema CO Acetato, H2 65 7.5 Alves et al.
(2013)
Moorella H2/CO2, Acetato 55 6.5–6.8 Kerby y Zeikus
termoacética CO (1983), Daniel et
al.
(1990), Pierce
et al. (2008)
(continuación)
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54 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

Cuadro 4.3 (continuación)

Organismo Sustrato Productos Referencias


opción de pH

Superior (°C)

Moorella H2/CO2, Acetato 58 6.1 Salvaje et al.


termoautotrófica CO (1987)
Habitante del caldero CO H2 sesenta y cinco 7.0–7.5 Yoneda et al. (2013)
marítimo

Carboxydothermus H2/CO2, H2 70-72 6.8-7.0 Svetlitchnyi


hidrogenoformans CO et al. (2001)
Carboxydbrachium H2/CO2, H2 70 6.8–7.1 Rother y
pacificus CO Metcalf (2004)
Carboxydocella H2/CO2, H2 60 6.8 Slepova et al.
sporoproducens CO (2006)
Carboxydocella H2/CO2, H2 58 7.0 Sokolova et al.
termoautotrófica CO (2002)
Desulfotomaculum H2/CO2, Acetato, 60 7.0 Parshina et al.
kuznetsovii CO H2, H2S (2005b)
Desulfotomaculum H2/CO2, Acetato, 55 7 Parshina et al.
thermobenzoicum CO H2, H2S (2005a)
subsp.
thermosyntrophicum
Desulfotomaculum H2/CO2, H2, H2S 55 7.0 Parshina et al.
carboxydivorans CO (2005b)
Methanothermobacter CO CH4 6.8 No. Daniels et al.
thermoautotrophicus (1977)
Thermincola H2/CO2, H2 55 8.0 Sokolova et al.
carboxydiphila CO (2005)
Thermincola H2/CO2, H2 57–60 7,0–7,2 Zavarzina et al.
ferriacetica CO (2007)
Termoanaerobacter kiuvi H2/CO2 Acetato 66 6.4 Leigh y
Wolfe (1983)
Cepa de termococo CO H2, H2S 82 6.8 Sokolova et al.
AM4 (2004a)
Thermolithobacter H2/CO2, H2 70 7.0 Svetlichnyi
carboxydivorans CO et al. (1994),
Sokolova et al.
(2007)
Carboxidívoros H2/CO2, H2 60 6,8–7,0 Sokolova et al. (2004b)
termosinusales CO

NR No reportado

El gas de síntesis es rico en CO y H2. Si se utiliza aire, el gas resultante (gas productor)
es una mezcla de CO, CO2, H2, CH4, N2 y algunos hidrocarburos ligeros como C2H2
y C2H4 , así como hidrocarburos pesados conocidos como alquitrán (Munasinghe y
Khanal 2010; Abubackar et al. 2011; Griffin et al. 2012). Las reacciones de oxidación
parcial con oxígeno que tienen lugar dentro de un gasificador son exotérmicas. El vapor
también se puede utilizar como oxidante en la gasificación indirecta. El resultado de estos
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4.2 Producción de biocombustibles y ácidos orgánicos por carboxidotrofos termófilos... 55

Fig. 4.11 Resumen del proceso de fermentación de gas (Liew et al. 2013)

Las reacciones termoquímicas son un proceso endotérmico y, a menudo, limitado en la transferencia


de calor, pero termodinámicamente eficiente (Sipma et al. 2006). La proporción de los componentes
del gas de síntesis varía según la fuente de biomasa y las condiciones de gasificación empleadas
(ver Tabla 4.4). La gasificación de biomasa para proporcionar combustible a los vehículos ha estado
en uso desde principios de la década de 1930 (McKendry 2002). Debido a la escasez de productos
derivados del petróleo durante la Segunda Guerra Mundial, esta tecnología floreció en algunos países
europeos proporcionando combustible tanto para civiles como para militares (Dasappa et al. 2004).
Más recientemente, en las décadas de 1980 y 1990, el gas de síntesis se utilizó con éxito en EE. UU.
y Europa para producir calor y electricidad (Faaij 2006).

Tabla 4.4 Composición del gas de síntesis derivado de varias fuentes de biomasa lignocelulósica

Fuente Composición (% vol.) Referencias

CO CO2 H2 N2 CH4 Otro

pasto varilla 14.7 16.5 4.4 56,8 4.2 3.4 Datar et al. (2004)

astillas de madera de pino 16.1 13.6 16.6 37.6 2.7 13.4 Corella et al.
(1998)
Sauce 9.4 17.2 7.2 60.5 3.3 2.5 van der Drift et al.
(2001)
cáscaras de cacao 8 dieciséis 9 61.5 2.3 3.2 van der Drift et al.
(2001)

Biomasa lechera 8.7 15.7 18.6 56 0.6 0.4 Gordillo y


Annamalai (2010)

Paja de hierba 12.9 17.4 2.6 64.2 2.1 0.8 Boteng et al.
azul de Kentucky (2007)
Residuos de madera/ 9.2 16.1 6.1 63.2 2.8 2.6 van der Drift et al.
papel de demolición (2001)
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56 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

Fig. 4.12 Productos combustibles obtenidos de la transformación del gas de síntesis (Spath y Dayton 2003)

El gas de síntesis también se puede transformar en varios productos diferentes, como


metanol, etanol, hidrógeno, dimetiléter y otros, a través de catalizadores químicos (Fig. 4.12).
Esta idea no es nueva y se ha desarrollado en las últimas décadas (Wilhelm et al. 2001). Sin
embargo, estos son procesos costosos sujetos a altas presiones y temperaturas (Takeguchi et
al. 2000; Quinn et al. 2004). Además, el gas de síntesis que sale del gasificador tiene muchos
contaminantes que provocan el envenenamiento del catalizador (Leibold et al. 2008). Algunas
transformaciones de gas de síntesis en biocombustibles, como etanol, butanol e hidrógeno, se
pueden realizar utilizando catalizadores químicos y biológicos (Fig. 4.13a, b). Los procesos
biológicos, aunque son más lentos que las reacciones químicas, tienen una serie de ventajas,
como mayores rendimientos (incluso similares a la fermentación directa de biomasa) (Spath y
Dayton 2003), especificidad y, en general, un mayor potencial para disminuir el envenenamiento
del catalizador (Younesi et al. 2008). ). La conversión termoquímica de biomasa lignocelulósica
integra el proceso de gasificación de biomasa y la síntesis de biocombustibles, como se ilustra
en la Fig. 4.14. La producción de biocombustible a partir de gas de síntesis se realiza utilizando
catalizadores inorgánicos o basados en metales conocidos como proceso Fischer-Tropsch (FT) o
catalizadores microbianos conocidos como fermentación de gas de síntesis (Mohammadi et al.
2011).
El CO y el H2 presentes en el gas de síntesis son sustratos para el metabolismo microbiano,
que pueden aprovecharse para la síntesis de varios productos interesantes. Se espera que la
fermentación de gas de síntesis desempeñe un papel en la conversión de biomasa, desechos y
residuos que forman sustratos pobres para la fermentación directa. Dado que la gasificación da
como resultado un gas a alta temperatura, los procesos microbianos termófilos podrían ser más
aplicables para la producción biotecnológica de productos químicos a partir de gas de síntesis.
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4.2 Producción de biocombustibles y ácidos orgánicos por carboxidotrofos termófilos... 57

Fig. 4.13 Producción de biocombustibles a partir de biomasa: (a) hidrólisis-fermentación (b1) gasificación-
síntesis química y (b2) gasificación-biosíntesis (Tirado-Acevedo et al. 2010)

Fig. 4.14 Representación esquemática de la gasificación de biomasa integrada con fermentación de gas de
síntesis (Mohammadi et al. 2011)

4.2.1 Microbiología de microorganismos carboxidotróficos


Capaz de convertir gas de síntesis en biocombustibles y orgánicos
ácidos

Los microorganismos como los acetógenos carboxidotróficos, los hidrógenos carboxidotróficos,


los metanógenos carboxidotróficos, las bacterias carboxidotróficas reductoras de sulfato y las
bacterias carboxidotróficas reductoras de hierro pueden utilizar el CO2 + H2 y/o el CO (consulte
el Capítulo 3) disponible en dicho gas de síntesis como su única fuente de carbono y energía
para el crecimiento, así como para la producción de biocombustibles y otros productos valiosos.
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58 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

Sin embargo, la mayoría de los carboxidotrofos descritos para sintetizar productos metabólicos
finales que tienen potencial como combustibles de transporte de líquidos hasta ahora son los
carboxidotrofos acetogénicos. La producción de compuestos orgánicos simples a partir de gas de
síntesis es termodinámicamente favorable, como lo muestran los cambios negativos de la energía
, producir
libre de Gibbs, ÿGo en la Tabla
acetato
4.1.
a partir
Fisherde
y Tropsch
CO mediante
fueron
lodos
los primeros
anaeróbicos
en demostrar
de aguas que
residuales
se podía
en 1932 (Diekert et al. 1982). Desde entonces, la fermentación microbiana del gas de síntesis
producido a partir de materiales celulósicos ha sido estudiada por muchos e incluso se ha demostrado
en operaciones a gran escala. Aunque se encontraron dificultades en los primeros intentos, ahora
muchos creen que la producción microbiana de combustibles y productos comerciales a partir de gas
de síntesis es comercialmente factible a través de la formación adecuada del producto, la selección
de microbios y la optimización del proceso (Barik et al. 1990). Se demostró que muchos
microorganismos anaerobios (algunos han sido aislados pero aún no identificados) son capaces de
crecer con CO y H2 como sustratos (Tabla 4.3). Aunque la mayoría de las cepas mostraron la
formación de acetato, formiato, butirato, etanol y butanol también se informaron como productos.

Además, se aislaron varias bacterias moradas sin azufre que pueden convertir CO en H2 en un
proceso similar a la reacción WGS (Tabla 4.3).
Uno de los factores más significativos de la fermentación del gas de síntesis es la tasa de
conversión de CO y los productos específicos superiores de microorganismos que podrían producir
valiosos combustibles y compuestos orgánicos. El aislamiento de nuevos microbios capaces de
convertir el CO en combustibles y compuestos orgánicos y la investigación para mejorar la eficiencia
harán que esta tecnología sea comercialmente más factible.

4.2.1.1 Carboxidótrofos que producen acetato a partir de CO o gas de síntesis

Muchos de los primeros estudios se realizaron sobre microorganismos que producen acetato y
butirato usando CO como sustrato. Estos incluyen los homoacetógenos (microorganismos
acetogénicos que producen acetato como principal producto de fermentación) (Tabla 4.3).

Carboxidótrofos mesófilos que producen acetato

Eubaterium limosum aislado de varios ambientes, por ejemplo, intestino humano, aguas residuales,
rumen y suelo, produce acetato y butirato utilizando exclusivamente CO2 como única fuente de
energía (Genthner et al. 1982, 1987). Se identificaron otros homoacetógenos, incluidos Clostridium
aceticum (Wieringa 1936, 1939) y Acetobacterium woodii (Balch et al. 1977), capaces de producir
acetato a partir de gas de síntesis. C. aceticum fue el primer acetógeno aislado de una muestra de
suelo en 1936, aunque la cepa se perdió posteriormente (Braun et al. 1981). En 1980, se encontraron
y reactivaron por casualidad esporas de la cepa original (Braun et al. 1981), mientras que, al mismo
tiempo, se volvió a aislar por separado (Adamse 1980). El acetato se produce a partir de sustratos
que favorecen el crecimiento, incluidos H2, CO2, CO y una variedad de azúcares (fructosa, ribosa,
glutamato, fumarato, malato y piruvato). C. aceticum tiene una temperatura óptima de crecimiento de
30 °C (Braun et al. 1981). Una secuencia del genoma de
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4.2 Producción de biocombustibles y ácidos orgánicos por carboxidotrofos termófilos... 59

el organismo está actualmente en construcción (Schiel-Bengelsdorf y Dürre 2012).


C. aceticum se ha investigado recientemente para la producción de ácido acético a partir
de gas de síntesis (Sim et al. 2007), con una productividad publicada de 1,28 g Lÿ1 con
una conversión de CO del 100 % (Sim y Kamaruddin 2008). A. woodii también es uno
de los mesófilos carboxidotróficos capaces de producir acetato a partir de CO. A. woodii
se aisló del sedimento del estuario en 1977 (Balch et al. 1977) y es capaz de formar
acetato a partir de H2 a CO2 y CO. Con fructosa, se han informado pequeñas cantidades
de etanol bajo ciertas condiciones (Buschhorn et al. 1989). A. woodii tiene una
temperatura de crecimiento óptima reportada de 30 °C y crece en otros sustratos como
glucosa, lactato, glicerato y formiato (Balch et al. 1977). Recientemente, se secuenció el
genoma de A. woodii (Poehlein et al. 2012). Las investigaciones publicadas más
recientemente sobre A. woodii se han centrado en dilucidar el modo acetogénico de
conservación de energía (Imkamp et al. 2007; Mülleret al. 2008; Biegel et al. 2009;
Schmidt et al. 2009) y su metabolismo dependiente del sodio ( Schmidt y otros, 2009, Poehlein y otros.
2012). Sin embargo, estudios han demostrado su uso como biocatalizador para la
producción de acetato, reportando una concentración de acetato de 44 g Lÿ1 después de 11
días, con
alcanzado con una productividad máxima de acetato específico de células deÿ1
6.9dÿ1
gacetato
gcdw H2 y CO2 como sustrato (Demler y Weuster-Botz 2011).

Carboxidótrofos termofílicos que producen acetato

La fermentación termófila tiene las ventajas de un menor requerimiento de enfriamiento


del gas de síntesis, altas tasas de conversión y un beneficio de separación para los
alcoholes; sin embargo, temperaturas más altas reducirían la solubilidad del gas de
síntesis (Henstra et al. 2007b). También se han aislado recientemente termófilos
grampositivos que pueden convertir CO y H2O en H2 y CO2 , incluidos C.
hydrogenoformans y T. carboxydivorans. Se ha informado que otros termófilos, como M.
thermoautotrophica y M. thermoacetica, usan acetato que produce CO (Cuadro 4.3).
Moorella thermoacetica se considera un acetógeno modelo (Drake y Daniel 2004) y
fue utilizado por Wood y Ljungdahl (Wood 1991) y más tarde por Ragsdale y Pierce
(2008) para dilucidar la vía Wood-Ljungdahl. M. thermoacetica es una bacteria termófila
aislada del estiércol de caballo y se caracterizó originalmente en 1942 como C.
thermoaceticum (Fontaine et al. 1942). Forma acetato a partir de una amplia gama de
sustratos, con una temperatura de crecimiento óptima de 55 a 60 °C. Durante los últimos
10 años, se han aislado y explorado nuevas cepas de Moorella para la producción de
acetato y etanol, aunque solo se han informado productividades de etanol muy bajas
(Balk et al. 2003; Sakai et al. 2004; Jiang et al. 2009). Debido a su papel en la elucidación
de la vía Wood-Ljungdahl, M. thermoacetica está bien caracterizada (Drake y Daniel
2004). En 2008, M. thermoacetica se convirtió en el primer acetógeno en publicar su
secuencia genómica (Pierce et al. 2008), lo que ayudó a mejorar la comprensión del
metabolismo acetogénico y el modo de conservación de la energía. Usando un modo de
fermentación de ciclo de dilución, se han producido hasta 108 g L-1 de acetato a partir
de azúcar usando M. thermoacetica (Wiegel et al. 1991). Tasas de producción
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60 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

de hasta 14,3 g L-1 h-1 de acetato de azúcar en cultivo continuo, pero solo a bajas
concentraciones de 7,1 g L-1 (Reed y Bogdan 1985).
Archaeoglobus fulgidus es un arqueón hipertermofílico anaeróbico estricto que oxida
el lactato completamente a CO2 con sulfato como aceptor de electrones (Stetter 1988).
La secuencia del genoma de A. fulgidus codifica tres genes de CO-deshidrogenasa
(CODH) (Klenk et al. 1997). A. fulgidus crece con éxito en un medio de crecimiento que
contiene sulfato y CO (Henstra et al. 2007a). En presencia de CO y sulfato, la DO660
del cultivo aumentó a 0,41 y se formaron sulfuro, dióxido de carbono, acetato y formiato.
La acumulación de formiato fue transitoria. Se obtuvieron resultados similares, excepto
que no se formó sulfuro, cuando se omitió el sulfato. Nunca se detectó hidrógeno. Bajo
las condiciones probadas, las concentraciones observadas de acetato (18 mM) y
formiato (8,2 mM) fueron más altas en cultivos sin sulfato. La espectroscopia de RMN
de protones indicó que el CO2, y no el CO, es el precursor del formiato y el grupo metilo
del acetato. Se detectó actividad de formiato deshidrogenasa (FDH) dependiente de
metilviológeno (1,4 m mol de formiato oxidado minÿ1 mgÿ1 ) en extractos libres de
células y se esperaba que tuviera un papel en la recaptación de formiato. Se especula
que la formación de formiatos se produce a través de la hidrólisis de formil-metanofurano
o forma iltetrahidrometanopterina. A. fulgidus puede crecer quimiolitoautotróficamente
con CO como acetógeno y no depende estrictamente de la presencia de sulfato,
tiosulfato u otros compuestos de azufre como aceptor de electrones (Henstra et al. 2007a).
Moorella thermoautotrophica, anteriormente conocida como C. thermoautotrophicum,
es un acetógeno termofílico capaz de crecer a expensas de una variedad de sustratos
heterótrofos y autotróficos en un medio complejo e indefinido (Wiegel et al.
1981). Sobre la base de una homología de ADN de casi el 50 %, Wiegel et al. (1981)
demostraron que M. thermoautotrophica es similar a otro acetógeno termófilo, M.
thermoautotrophica; un estudio enzimático posterior demostró que estos dos clostridios
acetogénicos también muestran perfiles enzimáticos similares (Clark et al. 1982).
Lundie y Drake (Lundie y Drake 1984) definieron los requerimientos nutricionales de M.
thermoautotrophica y demostraron que la glucosa podía servir como la única fuente de
carbono y energía y que el ácido nicotínico era la única vitamina esencial.
M. thermoautotrophica se adaptó a un medio mínimo y se cultivó a expensas de glucosa,
metanol o H2–CO2 (Savage y Drake 1986). No se requirieron aminoácidos
suplementarios para el crecimiento de la cepa adaptada, y el ácido nicotínico fue la
única vitamina esencial. Ni el N2 ni el nitrato podían reemplazar al amonio como fuente
de nitrógeno, y la biotina estimulaba preferentemente las líneas celulares de glucosa.
El crecimiento en medio mínimo produjo concentraciones de acetato sustancialmente
más altas por unidad de biomasa formada que el crecimiento en medio indefinido. Las
adiciones de CO2 y posiblemente de H2 estimulan el crecimiento dependiente del CO
de M. thermo autotrophica (Savage y Drake 1986; Savage et al. 1987).
Otra cepa de Moorella que produce acetato es Moorella stamsii. Esta cepa se aisló
del lodo anaeróbico de un digestor de desechos sólidos municipales (Alves et al.
2013). El rango de temperatura de crecimiento está entre 50 y 70 °C, con un óptimo a
65 °C. El rango de pH para el crecimiento está entre 5,7 y 8,0, con un óptimo de 7,5. M.
stamsii tiene la capacidad de fermentar varios azúcares, como fructosa, galactosa,
glucosa, manosa, rafinosa, ribosa, sacarosa y xilosa, produciendo principalmente H2 y
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4.2 Producción de biocombustibles y ácidos orgánicos por carboxidotrofos termófilos... 61

acetato. Además, el aislado pudo crecer con CO2 como única fuente de carbono y energía. La
oxidación de CO estuvo acoplada a la formación de H2 y CO2 . El contenido de G + C del ADN
genómico fue del 54,6% en moles. Según el análisis de la secuencia del gen 16S rRNA, esta
bacteria está más estrechamente relacionada con Moorella glicerini (97 % de identidad de
secuencia) (Alves et al. 2013).
Desulfotomaculum kuznetsovii y D. thermobenzoicum subsp. los reductores de sulfato
carboxidotróficos termófilos pueden crecer en CO como único donante de electrones y, en
particular en presencia de hidrógeno/dióxido de carbono, en concentraciones de CO de hasta
50–70 % (Pashina et al. 2005b). Los últimos reductores de SO4 acoplaron la oxidación de CO
a la reducción de SO4, pero una gran parte del CO se convirtió en acetato. Los cocultivos de
C. hydrogenoformans y D. kuznetsovii o D. thermobenzoicum subsp. thermosyntrophicum,
cultivada con 100 % de CO como única fuente de carbono y energía en cultivos en pie,
convierte el CO y reduce el SO4 (Pashina et al. 2005b). Cuando C. hydrogenoformans se
cultiva con D. kuznetsovii sin agitar, el H2 se forma gradualmente y también se consume
gradualmente. Al final del experimento se forma acetato 4,3 mM. En condiciones de agitación,
el H2 se acumula rápidamente y su conversión posterior ocurre lentamente. Se inhibe la
reducción de sulfato (solo se forma H2S 0,4 mM ) y el H2 no se consume por completo. Se
forma más acetato (6,6 mM) en comparación con los cultivos en reposo. Cuando C. hydrogeno
formans se cultiva con D. thermobenzoicum subsp. thermosyntrophicum en cultivos en pie, las
tasas de formación de H2 y reducción de SO4 son similares a las tasas en el cocultivo con D.
kuznetsovii (Pashina et al. 2005b). En condiciones de agitación, el H2 se forma rápidamente,
pero solo después de que todo el CO se convierte, la concentración de H2 disminuye y el SO4
se reduce (Pashina et al. 2005b). La concentración de acetato es de 4 mM en cultivos en
reposo y de 7,5 mM en cultivos agitados (Pashina et al. 2005b).

Thermoanaerobacter kivui (anteriormente A. kivui) es una especie de bacteria termófila,


anaeróbica, que no forma esporas (Leigh y Wolfe 1983). T. kivui se aisló originalmente del lago
Kivu en África. El rango de crecimiento del organismo es de 50 a 72 °C a un pH de 5,3 a 7,3,
con condiciones óptimas de crecimiento a 66 °C y un pH de 6,4. El género original Acetogenium
recibió su nombre porque el organismo produce principalmente ácido acético a partir de
sustratos (Leigh et al. 1981). Otros estudios de ARN ribosomal 16S colocaron a la bacteria en
el género Thermoanaerobacter.

4.2.1.2 Carboxidótrofos que producen etanol a partir de CO o Syngas

Carboxidótrofos mesófilos que producen etanol

El primer microorganismo que se demostró que cataliza la conversión de los componentes del
gas de síntesis en etanol fue el acetógeno Clostridium ljungdahlii (Barik et al. 1988). Aunque se
detectó producción de etanol a partir del gas de síntesis, el principal producto fue el acetato.
Inicialmente, se obtuvo una relación molar de etanol a acetato de 1:9 y una concentración de
etanol de menos de 1 g L-1 en cultivos discontinuos (Vega et al. 1989). Klasson et al. (1991)
observaron que el extracto de levadura influía en la relación de producto y en la producción de
etanol. Por lo tanto, la concentración de extracto de levadura se redujo en gran medida o
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62 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

eliminado completamente y reemplazado por celobiosa. Esto aumentó tanto las concentraciones
de etanol como las de células. Agregar agentes reductores a los medios pareció alterar el flujo
de electrones para la formación de NADH y, a su vez, aumentó la producción de etanol. Estos
primeros experimentos se realizaron en cultivos discontinuos. Al aplicar la información sobre el
rendimiento del cultivo adquirida a través de la experimentación y operar dos reactores de
tanque de agitación continua (CSTR) en serie (el primero para promover el crecimiento y el
segundo para aumentar la producción de etanol), pudieron mejorar la producción de etanol en
30 veces ( Klasson et al. 1991). Se agregó un aparato de reciclaje celular al CSTR, el pH se
mantuvo en 4,5, la agitación se ajustó a 450 rpm, la tasa de flujo de gas fue de 30 ml min-1 y la
tasa de flujo de, de
líquido varió. concentración
la celda de 3,5 a 12 ml de
h-1. Estas
800 modificaciones
a 4000 . de etanol
aumentaron
mg L-1 y aumento la
a capacidad
de la producción
50 g L-1
con una relación molar de etanol a acetato de 21:1; y conversiones de CO y H2 de 90 y 70 %,
respectivamente (Klasson et al. 1991; Phillips et al.

1993). Las investigaciones también mostraron que C. ljungdahlii es bastante tolerante a los
gases de azufre. Es capaz de crecer y absorber CO y H2 en presencia de hasta un 2,7 % de
H2S o un 5 % de sulfuro de carbonilo (Klasson et al. 1993; Smith et al. 1991). Esto es relevante
ya que el gas de síntesis contiene una cantidad considerable de estos gases. Este organismo
favorece la producción de acetato durante su fase de crecimiento activo, mientras que el etanol
se produce principalmente como un producto no relacionado con el crecimiento (Klasson 1992).
La producción de acetato se ve favorecida a pH más altos (5–7), mientras que la producción de
etanol se ve favorecida a valores más bajos (pH 4–4.5). C. ljungdahlii crece en gas de síntesis a
pH 4–7 y produce etanol y acetato (Tanner et al. 1993). Se ha utilizado en la producción a gran
escala de etanol a partir de gas de síntesis en un proceso comercial que implica gasificación,
fermentación y destilación.
Unos años después de la descripción de C. ljungdahlii, Clostridium autoethanogenum, otro
acetógeno capaz de producir etanol a partir de CO2, fue aislado de heces de conejo (Abrini et
al. 1994). C. autoethanogenum se aisló de heces de conejo en 1994 y tiene una temperatura de
crecimiento ideal informada de 37 °C (Abrini et al. 1994). C. autoethanogenum es una bacteria
anaeróbica estricta, grampositiva, formadora de esporas, móvil y con forma de bastoncillo que
metaboliza el CO para formar etanol, acetato y CO2 como productos finales. También es capaz
de utilizar CO2 y H2, así como compuestos orgánicos como piruvato, xilosa, arabinosa, fructosa,
ramnosa y L-glutamato como sustratos (Abrini 1994). Se realizó una investigación mínima sobre
C. autoethanogenum como organismo fermentador de gas hasta los últimos 5 años cuando se
ha investigado para la producción de etanol con gas de síntesis o monóxido de carbono puro
como materia prima (Cotter et al. 2009a, b; Guo et al. 2010; Abubackar et al. 2012). Sin embargo,
la eficiencia de conversión de C. autoethanogenum de gas de síntesis a alcohol y acetato fue
mucho menor que la de C. ljungdahlii (Cotter et al. 2009a). Solo se ha informado una producción
de etanol de bajo nivel de 0,32 g Lÿ1 (Cotter et al. 2009b), 0,28 g Lÿ1 (Abrini et al. 1994) y 0,26
g Lÿ1 (Guo et al. 2010) para C. autoethanogenum, con CO como única fuente de carbono. C.
ljungdahlii y C. autoethanogenum estuvieron entre los primeros organismos identificados que
convierten CO, CO2 y H2 (syngas) en etanol y ácido acético (Abrini 1994; Vega 1990).

La única investigación publicada que muestra el crecimiento y la producción de etanol a partir


de gas productor de biomasa real se ha realizado con el acetógeno Clostridium carboxidivorans
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4.2 Producción de biocombustibles y ácidos orgánicos por carboxidotrofos termófilos... 63

P7 (Datar et al. 2004; Liou et al. 2005). C. carboxidivorans P7 (originalmente llamada


bacteria P7) se aisló de una laguna de sedimentación agrícola y se estudió ampliamente
debido a su capacidad para producir seis veces más etanol que acetato (Raj agopalan et
al. 2002). Se descubrió que produce acetato, etanol, butirato y butanol a partir de CO a H2
(Liou et al. 2005). Es móvil, Gram-positivo y formador de esporas y forma acetato, etanol,
butirato y butanol como productos finales. El rango de pH óptimo para esta cepa es de 5,0
a 7,0, y el rango de temperatura óptimo es de 37 a 40 °C. Actualmente, el proceso de
fermentación de gas de síntesis más atractivo es el uso de C. carboxidivorans P7 para
producir butanol (consulte la Sección 4.2.1.3), que tiene un contenido de energía más alto,
una presión de vapor más baja y menos corrosivo que el etanol.
Investigadores de la Universidad de Oklahoma y la Universidad Estatal de Oklahoma
aislaron Clostridium ragsdalei o cepa P11 del sedimento de un estanque de patos y se
describe en una patente (Huhnke et al. 2010). C. ragsdalei se ha explorado para la
producción de etanol a partir de gas de síntesis (Saxena y Tanner 2011; Kundiyana et al.
2011a, b), con temperaturas de crecimiento de 32–37 °C (Kundiyana et al. 2011b) y una
fermentación discontinua reportada de etanol. concentración de 1,99 g Lÿ1 (Saxena et al.
2012). En un STR de 100 L, se logró una concentración de etanol de 25,26 g Lÿ1 durante
una fermentación de 59 días (Kundiyana et al. 2010).
Acetobacterium bacchi se aisló de suelo afectado por ganado en 2010 y recientemente
se investigó para la producción de etanol a partir de gas de síntesis, con una temperatura
de crecimiento ideal informada de 37 °C (Allen et al. 2010). Esto se llevó a cabo en particular
a un pH inicial entre 7,7 y 8,0, con A. bacchi moderadamente alcalifílica (Liu et al. 2012). La
cepa CP15 de A. bacchi logró una productividad máxima notificada de 1,7 g Lÿ1 con un
rendimiento de etanol del 76 % a partir del CO utilizado con gas de síntesis derivado del
carbón puro (40 % CO, 30 % CO2 y 30 % H2). Utilizando gas de síntesis de biomasa (20 %
CO, 15 % CO2, 5 % H2 y 60 % N2), se ha informado que el rendimiento de etanol a partir
del CO utilizado es del 65 % (Liu et al. 2012).

Carboxidótrofos termofílicos que producen etanol

Moorella sp. HUC22-1 es un microorganismo termofílico capaz de producir etanol a partir


de gas de síntesis (Sakai et al. 2004); sin embargo, el etanol producido por este organismo
es bajo. Incluso cuando se redujeron el pH y el reciclaje celular, la producción de etanol
mejoró solo 15 veces (1–15 mM) y una relación molar de etanol:acetato de 1:45 (Sakai et
al. 2005). Se han descrito una acetaldehído deshidrogenasa (Aldh) y tres alcohol
deshidrogenasas (AdhA, AdhB y AdhC) de este organismo (Inokuma et al. 2007; Sakai et
al. 2004). Se demostró que Aldh cataliza la escisión de tioéster de acetil-CoA, así como la
condensación de tioéster de CoASH y acetaldehído. También se demostró que tenía
actividad hacia NADP (H) y NAD (H), pero se determinó que la actividad hacia NAD (H) era
ocho veces mayor. Se observó que AdhA cataliza la reducción de acetaldehído dependiente
de NADP(H) así como la oxidación de etanol. Esta enzima también puede usar NAD(H)
como cofactor pero con actividad disminuida. AdhB estaba activo solo cuando se usaba
NADP(H) como cofactor. AdhC no mostró actividad con ninguno de los cofactores utilizados.
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64 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

Tanto AdhA como AdhB fueron activos en la reducción de una variedad de aldehídos.
Sorprendentemente, las actividades más altas fueron hacia el n-butilaldehído y el
isobutilaldehído, aunque no se ha demostrado que este organismo produzca butanol.
Finalmente, el estudio informó una mayor expresión del gen Aldh cuando las células se
cultivaron en H2/CO2, pero una menor expresión de adhABC en células cultivadas en H2/
CO2 que en células cultivadas en fructosa (Inokuma et al. 2007; Sakai et al. 2004).

4.2.1.3 Carboxidótrofos que producen butanol a partir de CO o Syngas

Carboxidótrofos mesófilos que producen butanol

La fermentación industrial de acetona-butanol-etanol (ABE) fue el segundo proceso de


fermentación más grande en la historia detrás de la fermentación de etanol, utilizando azúcar
o almidón utilizando clostridios solventogénicos como Clostridium acetobutylicum, C.
beijerinckii, C. saccharobuylicum o C. saccharoperbutylacetonicum (Köpke et al. 2011; Dürre
2007). C. acetobutylicum ha sido el organismo modelo para la investigación en la fermentación
ABE de azúcares.
Butyribacterium methylotrophicum es un anaerobio formador de esporas catabólicamente
versátil (Zeikus et al. 1980; Lynd et al. 1982; Kerby y Zeikus 1987; Worden et al. 1989; y
Grethlein et al. 1991). Es un anaerobio capaz de fermentar sustratos de un solo carbono (CO,
CO2/H2, CH4 y formiato) y sustratos de múltiples carbonos (es decir, glucosa, lactato,
piruvato, sacarosa y glicerol) en proporciones variables de ácido acético, ácido butírico , etanol
o butanol (Zeikus et al. 1980). También posee la ventajosa capacidad de producir butanol a
partir de gas de síntesis (Grethlein et al.
1990; Lynd et al. mil novecientos ochenta y dos; Zeikus et al. 1980). Es una de las bacterias
que utilizan CO más versátiles (Grethlein et al. 1991). Otros productos de la fermentación son
el etanol, el acetato y el butirato. En particular, el crecimiento en concentraciones altas de CO
(más de 101 kPa, 1 atm) y la producción de butirato y butanol a partir de CO dependieron de
la selección de una cepa adaptada al CO. Los primeros intentos de investigar esta cepa para
la producción de butanol a partir de CO arrojaron concentraciones de 1,4 g Lÿ1 (Worden et al.
1991). Después de algunos cambios en la configuración de la fermentación, como la operación
a pH 5,5 y el ciclo celular continuo, la producción de butanol a partir de CO2 mejoró en más
del 200 % (Grethlein et al. 1991). Sin embargo, con las cepas ABE clásicas que producen
butanol a más de 400 g L-1 (Lee et al. 2008), B. methylotrophicum aún no es un competidor
para la producción comercial de biobutanol.
Otra cepa interesante, pero menos estudiada, para la producción de butanol es C. carbox
idivorans P7. Siendo capaz de producir hasta cuatro veces más etanol que butanol a partir de
CO o gas pobre, esta cepa se ha estudiado principalmente por sus capacidades de producción
de etanol (Datar et al. 2004; Liou et al. 2005; Rajagopalan et al. 2002). C. carb oxidivorans o
cepa “P7” fue aislada en 2005 de un asentamiento en una laguna y puede crecer
autotróficamente con H2 y CO2, o CO como sustrato, o heterotróficamente con azúcares
simples, con una temperatura de crecimiento óptima de 37–40 °C (Liou et al. 2005).
Los productos incluyen acetato, etanol, butanol y butirato. Hay borradores de secuencias del
genoma disponibles para C. carboxidivorans (Paul et al. 2010; Hemme et al. 2010), que
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4.2 Producción de biocombustibles y ácidos orgánicos por carboxidotrofos termófilos... sesenta y cinco

contienen los genes de la vía reductora de acetil-CoA, así como enzimas para la conversión
de acetil-CoA en butanol y butirato. Bruant et al. (2010) encontraron que la cepa contiene un
plásmido y una ruta de butanol similar a la de C. acetobu tylicum (Bruant et al. 2010). El
segmento de acetilo de dos carbonos de la acetil-CoA se convierte en butiril-CoA de cuatro
carbonos a través de la tiolasa, la 3-hidroxibutiril-CoA deshidrogenasa, la crotonasa y la butiril-
CoA deshidrogenasa como en el organismo de fermentación ABE C. acetobutylicum, mientras
que los genes de la CoA transferasa para la producción de acetona están ausentes en C.
carboxidivorans (Bennett 1995). Luego, la butiril-CoA se convierte en butirato y butanol de
manera similar al acetato y el etanol a partir de acetil-CoA; las enzimas como la alcohol
deshidrogenasa suelen ser inespecíficas y actúan para producir tanto butanol como etanol. C.
carboxidivorans se ha explorado para la producción de etanol (Hurst et al. 2010; Ukpong et al.
2012), así como para la producción de butanol (Bruant et al. 2010).

Clostridium scatologenes se aisló del suelo en 1925, pero la cepa tipo no se describió
originalmente como acetogénica (Küsel et al. 2000). Aunque el acetato es el producto final
principal, el butirato también se produce a partir de azúcares (Küsel et al. 2000).
C. scatologenes tiene una temperatura de crecimiento óptima de 37 a 40 °C (Liou et al. 2005).
Clostridium drakei se aisló de un estanque de mina de carbón ácido (Liou et al. 2005) y es
similar a C. carboxidivorans y C. scatologenes. Originalmente clasificada como cepa C.
scatologenes SL1 (Liou et al. 2005; Küsel et al. 2000), C. drakei tiene una temperatura de
crecimiento óptima de 37 °C.

Carboxidótrofos termofílicos que producen butanol

Nguyen et al. (2013) aislaron 250 bacterias termófilas de compost de estiércol. De estos, 4
aislamientos (T1–16, T2–22, T3–14 y T7–10) pudieron usar CO como única fuente de carbono
y energía. Para evaluar la base bioquímica de su capacidad para producir butanol a partir de
CO, se evaluaron las actividades de CODH y butanol deshidrogenasa para cada uno de los
aislados. Todos los aislamientos mostraron evidencia de actividades enzimáticas de CODH y
BDH, y la mayoría exhibió actividades más altas en comparación con el carboxidótrofo
conocido, B. methylotrophicum. El nivel de actividades de CODH y BDH osciló entre 0,163 y
3,59 y entre 0,19 y 2,2 ÿmol minÿ1 , respectivamente (Nguyen et al. aislado
2013). Aunque
varios se han
carboxidotrofos anaerobios con la capacidad de convertir el gas de síntesis en biocombustibles,
son predominantemente mesofílicos (Tabla 4.3). Hasta el momento, se han realizado muy
pocos intentos para aislar microorganismos termófilos que puedan producir compuestos
orgánicos a partir del gas de síntesis. Las temperaturas de crecimiento de los termófilos a
altas temperaturas podrían ser ventajosas ya que se requiere menos enfriamiento del gas de
síntesis antes de introducirlo en el biorreactor. Además, las temperaturas más altas pueden
conducir a tasas de conversión más altas, aunque las temperaturas más altas tienen un
impacto negativo en la solubilidad de CO y H2 (Henstra et al. 2007b).
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66 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

4.2.1.4 Carboxidótrofos que producen hidrógeno a partir de CO o gas de síntesis

Carboxidótrofos que producen hidrógeno

La producción biológica de hidrógeno es respetuosa con el medio ambiente y requiere menos


aporte de energía en comparación con los procesos químicos (Ismail et al. 2008). Rhodospirillum
rubrum, Rhodopseudomonas palustris P4, Citrobacter sp. y Rubrivivax gelati nosus CBS son
microorganismos fotoautótrofos y quimioheterótrofos capaces de realizar la reacción de
desplazamiento gas-agua (GWS) (Klasson et al. 1992b; Jung et al.
1999; Maness y Weaver 2002; Najafpour et al. 2003, 2004; Markov y Weaver 2008; Ismael et
al. 2008). Dos enzimas que contribuyen principalmente a la reacción de GWS en estos
organismos son la CODH y la hidrogenasa. El primero cataliza la oxidación de CO y la
hidrogenasa media en la reducción de protones a H2 (Maness et al.
2005; Najafpour et al. 2004). El GWS biológico es termodinámicamente favorable a temperatura
ambiente (CO + H2O ÿ H2 + CO2, ÿG = ÿ20 kJ molÿ1 ) y presión atmosférica, en comparación
con la catálisis química donde se requiere un proceso de dos etapas y alta temperatura (> 200
°C) (Benemann 1999). Por lo tanto, se esperan requerimientos mínimos de energía y bajo costo
de proceso (Ismail et al. 2008).
Rhodospirillum rubrum crece rápidamente y alcanza altas concentraciones celulares que
captan CO más rápidamente que otros organismos similares capaces de realizar la reacción
GWS (Klasson et al. 1992; Najafpour et al. 2003, 2004). También tolera pequeñas cantidades
de O2 y azufre, a menudo presentes en el gas de síntesis (Klasson et al. 1992). Como resultado,
esta cepa es el organismo favorito para los estudios que investigan la producción de biohidrógeno
a partir de gas de síntesis. R. rubrum requiere una fuente de luz para crecer; sin embargo, la
producción de H2 es independiente de la intensidad de la luz (Najafpour et al. 2004). Se necesita
una fuente de carbono orgánico para que este organismo consuma CO de manera eficiente. Se
ha determinado que el mayor consumo de CO (90–97 %) ocurre cuando R. rubrum recibe
acetato como sustrato de carbono orgánico (1–2 gLÿ1 ), dando como resultado un rendimiento
de producción de hidrógeno del 98 % (Najafpour et al. 2004; Najafpour y Younesi 2007). Las
investigaciones que involucran CSTR de R. rubrum y con flujo continuo de CO dieron como
resultado rendimientos de hidrógeno y conversiones de CO de valores teóricos del 87 y 95 %,
respectivamente (Younesi et al. 2008). Este tipo de biorreactor fue estable para operación
continua durante 27 días (Ismail et al. 2008). La mayor parte de la producción de hidrógeno a
partir de la investigación del gas de síntesis se ha realizado utilizando gas de síntesis artificial.
Normalmente, una mezcla de gases puros está presente en el gas de síntesis en una
concentración fija (p. ej., 56,0 % N2, 17,2 % CO, 16,3 % CO2 y 8,8 % H2).
Rubrivivaxgelatinosus CBS es otra cepa prometedora para su uso en la conversión de gas
de síntesis en hidrógeno. En presencia de CO, este organismo lleva a cabo la reacción WGS
tanto en condiciones de luz como de oscuridad (Maness y Weaver 2002). Estas celdas son
capaces de convertir el 100 % del CO en fase gaseosa en H2 en la oscuridad (Markov y Weaver
2008). Su tolerancia al oxígeno (Maness y Weaver 2002) y su capacidad para utilizar CO como
única fuente de carbono y energía (Markov y Weaver 2008) lo convierten en un biocatalizador
atractivo.
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4.2 Producción de biocombustibles y ácidos orgánicos por carboxidotrofos termófilos ... 67

Carboxidótrofos termofílicos que producen hidrógeno

Los termófilos anaerobios estrictos forman un grupo en rápido crecimiento de


procariotas hidrogenógenas carboxidotróficas (Tabla 4.3). Se ha observado la
conversión de CO a H2 a temperaturas elevadas tanto en agua dulce como en
ambientes marinos con temperaturas que oscilan entre 55 y 85 °C y pH entre 5,5 y 8,5
(Bonch Osmolovskaya et al. 1999; Henstra et al. 2007b). Todas las especies aisladas
son capaces de crecer quimiolitotróficamente en CO. Hasta el momento, no existe
evidencia de inhibición del crecimiento por altos niveles de CO. Algunas cepas también
crecen por fermentación o respiración anaeróbica. Debido a la producción simultánea
de H2 y la reducción del aceptor, se desconoce si el CO es un donador directo de
electrones en la respiración anaeróbica o si el H2 actúa como intermediario. C.
hydrogenoformans se describió originalmente como carboxidotrofo obligado (Svetlichny
et al. 1991b). Más tarde se descubrió que era capaz de fermentar piruvato a acetato
(Svetlichnyi et al. 1994), y más recientemente se descubrió que podía respirar
anaeróbicamente CO como donante de electrones con diferentes aceptores de
electrones, por ejemplo, hierro, nitrato y quinonas (Henstra y Stams 2004). ).
Caldanaerobacterium subterraneus subsp. pacificus (anteriormente Carbo xydobrachium
pacificum) es la única especie bacteriana carboxidotrófica marina descrita hasta ahora
(Fardeau et al. 2004; Sokolova et al. 2001). Fue aislado de un respiradero hidrotermal
submarino. Además del CO, también crece organotróficamente en varios monosacáridos
y disacáridos, celulosa y almidón. T. carboxydivorans es la única especie conocida con
una pared celular Gram-negativa en este grupo de carboxidótrofos termófilos (Sokolova et al. 2004b).

4.2.2 Bioquímica de la fermentación de gas de síntesis

La Acetil-CoA reductora o la vía Wood-Ljungdahl (Fig. 4.15) es utilizada exclusivamente


por microorganismos anaeróbicos para la conservación de energía y para la asimilación
de CO2 en el carbono celular (Henstra et al. 2007b; Drake et al. 2008). Se describió
por primera vez en el acetógeno M. thermoacetica (anteriormente conocido como C.
thermoaceticum), un heterótrofo capaz de producir 3 mol de acetato a partir de 1 mol
de glucosa. Además de la vía reductora de la acetil-CoA, se conocen otras cuatro vías
biológicas para la fijación autotrófica completa del CO2: el ciclo de Calvin, el ciclo del
ácido tricarboxílico reductivo (TCA), el ciclo del 3-hidroxipropionato/malil-CoA y el ciclo
de la 3- ciclo del hidroxipropionato/4-hidroxibutirato (Thauer 2007). La vía reductora de
acetil-CoA no es cíclica como el ciclo de Calvin o el ciclo TCA inverso, ya que está
formada por dos ramas (fig. 4.15). Estas ramas han sido llamadas ramas orientales (o
carbonilo) y occidentales (o metilo) y fueron el foco de investigación de Lars Ljungdahl
y Harland Wood, respectivamente (Ragsdale 1997). La rama oriental produce el grupo
metilo de acetil-CoA y la occidental produce el grupo carbonilo. El grupo metilo se
forma a partir de la reducción de CO2 a formiato, que se convierte en
formiltetrahidrofolato y se reduce a metiltetrahidrofolato. Estos pasos involucran FDH
y una serie de enzimas dependientes de tetrahidrofolato (Drake 1994). Científicos
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68 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

Fig. 4.15 Esquemas de la vía


reductora de acetil-CoA/Wood-
Ljungdahl.
a
Formato (HCOOH),
b
tetrahidrofolato de metileno
(CH-THF), C
tetrahidrofolato de metenilo
d
(CH2-THF) y tetrahidrofolato
de metilo
(CH3-THF)

han sugerido que antes de que apareciera una atmósfera de O2 , los primeros
autótrofos en la Tierra pudieron usar CO o CO2 como su única fuente de carbono y,
por lo tanto, utilizar la vía acetil-CoA (Ragsdale y Wood 1991; Pereto et al. 1999;
Russell y Martin 2004). La vía reductora de acetil-CoA es bioquímicamente la más
simple entre las vías autotróficas y se postula como el primer proceso autotrófico en
la tierra (Lindahl y Chang 2001; Drake et al. 2006). Esta vía antigua está diversamente
distribuida entre al menos 23 géneros bacterianos diferentes: Acetitomaculum,
Acetoanaerobium, Acetobac terium, Acetohalobium, Acetonema, Alkalibaculum,
“Bryantella”, “Butyribacteri um”, Caloramator, Clostridium, Eubacterium, Holophaga,
Moorella, Natroniella, Natronincola, Oxobacter, Ruminococcus, Sporomusa,
Syntrophococcus, Tindallia, Thermoacetogenium, Thermoanaerobacter y Treponema (Drake et al. 20
CODH es la enzima central en esta vía (Wood et al. 1986), y también se ha
caracterizado en un grupo diverso de organismos. En los acetógenos, esta enzima es
responsable de reducir el CO2 a CO produciendo el grupo carbonilo de acetil-CoA, y
también cataliza el paso final en la síntesis de acetil-CoA a partir de CH3, CO y S-
CoA. Los acetógenos convierten la acetil-CoA en acetato ganando un ATP. Algunos
de estos organismos también pueden reducir la acetil-CoA a acetaldehído y etanol
utilizando donantes de electrones como NAD(H) y NADP(H). Esto resulta en un consumo neto de AT
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4.2 Producción de biocombustibles y ácidos orgánicos por carboxidotrofos termófilos... 69

(Klasson y col. 1992). En los quimiolitoautótrofos, esta enzima también permite la utilización
de CO como única fuente de carbono y electrones al catalizar la oxidación de CO a CO2. En
estos organismos, la energía se conserva a través de un ETC. En los carboxidotrofos
hidrogenogénicos, la reacción de CODH es la misma que en los quimiolitoautotrofos. Sin
embargo, los electrones se transfieren a una hidrogenasa asociada a la membrana que combina
la generación de hidrógeno con la translocación de protones. Esto genera el gradiente de
protones necesario para la formación de ATP por parte de la ATP sintasa. En las arqueas
acetoclásticas, la CODH funciona de manera inversa en la que se forma acetil-CoA a partir de
acetato. El acetil-CoA se escinde, el grupo metilo se reduce a CH4 y el CO se oxida a CO2. La
energía en este sistema también se genera a través de un ETC. En metanógenos capaces de
crecer en CO2/H2 o CO, la CODH impulsa la formación de acetil-CoA a partir de
metiltetrahidrosarcinapterina y CO, así como la oxidación de CO a CO2. En M. barkeri, una
hidrogenasa acopla la generación de hidrógeno con la translocación de protones de manera
muy similar al proceso que ocurre en los carboxidotrofos hidrogenogénicos. En las bacterias
sulfato-reductoras, la CODH funciona de manera muy similar a la vía inversa de la acetil-CoA
en los metanógenos. Más recientemente, ha habido evidencia de una enzima CODH en arqueas
hipertermófilas capaz de crecer en CO. Estos CODH son muy similares a sus contrapartes en
los metanógenos, como Methanosarcina acetivorans C2A y Methanosarcina mazei Go¨1 (Lee
et al.
2008). Incluso se ha encontrado una bacteria hipertermófila, C. hydrogeno formans, que
contiene cinco formas diferentes de esta enzima (Wu et al. 2005a).
Los productos de la fermentación del gas de síntesis se limitan a estas reacciones y pueden
conservar suficiente energía para el metabolismo de los microbios del gas de síntesis. La vía
de Wood-Ljungdahl (fig. 4.16) es el mecanismo principal para la producción de acetato, etanol,
butirato y butanol a partir de la fermentación de gas de síntesis por parte de acetógenos,
bacterias reductoras de sulfato y arqueas en condiciones estrictamente anaeróbicas. El CO
entra en la vía a través de dos rutas. Una molécula ingresa directamente a la rama occidental
como CO, mientras que otra molécula de CO es oxidada a CO2 por una CODH monofuncional
en el BWGSR, con la energía resultante de esta reacción capturada como ferredoxina reducida
(Drake et al. 1980; Shanmugasundaram y Wood 1992). ). Dado que el CO es abundante en el
gas de síntesis, el complejo CODH bifuncional no es manifiestamente necesario.
Parte del CO2 resultante luego ingresa a la rama oriental de la vía reductora de acetil CoA.
Esto depende de si el CO sirve como fuente de carbono y energía, o si está presente una
fuente de energía adicional, como el hidrógeno, que se puede utilizar en una reacción de
hidrogenasa (Fig. 4.16). La producción de electrones es termodinámicamente más favorable
con CO que con H2 (Hu et al. 2011), y las hidrogenasas son inhibidas reversiblemente por CO
(Bennett et al. 2000; Greco et al. 2007; Matsumoto et al.
2011). Por lo tanto, a altas concentraciones de CO, se producirá una absorción de hidrógeno
escasa o nula, pero aumentará una vez que se utilice CO y la concentración disminuya. El
etanol y el acetato se pueden producir de acuerdo con las siguientes reacciones: con CO como
único carbono como fuente de energía, como en las Ecs. (4.1) y (4.2); con CO como fuente de
carbono y tanto CO como H2 como fuente de energía, de acuerdo con las Ecs. (4.3–4.5); y con
CO2 como fuente de carbono y H2 como fuente de energía, como en las Ecs. (4.6) y (4.7)
(Ljungdahl 1986):
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70 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

Fig. 4.16 Vía de Wood-Ljungdahl de los acetógenos y su final metabólico

6 CO þ 3 H2O ! CH3CH2OH þ 4 CO2 DG0 ¼ 224 kJ=mol ð4:1Þ

4CO + 2H2O ! CH3COOH þ 2CO2 DG0 ¼ 175 kJ=mol ð4:2Þ


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4.2 Producción de biocombustibles y ácidos orgánicos por carboxidotrofos termófilos... 71

3CO + 3H2 ! CH3CH2OH þ CO2 DG0 ¼ 164 kJ=mol ð4:3Þ

2CO + 2H2 ! CH3COOH DG0 ¼ 135 kJ=mol ð4:4Þ

2CO + 4H2 ! CH3CH2OH þ H2O DG0 ¼ 144 kJ=mol ð4:5Þ

2CO2 + 6H2 ! CH3CH2OH þ 3H2O DG0 ¼ 104 kJ=mol 4:6Þ

2CO2 + 4H2 ! CH3COOH þ 2H2O DG0 ¼ 95 kJ=mol ð4:7Þ

En la rama oriental (o metilo), la FDH reduce el CO2 a formato (fig. 4.16), que
luego se une al tetrahidrofolato (THF) mediante la 10-formil-THF sintetasa
(Ragsdale y Pierce 2008). Esto pasa por varios pasos reductores catalizados
por enzimas que incluyen metilen-THF ciclohidrolasa (MTC), metilen-THF
deshidrogenasa (MTD) y metilen-THF reductasa (MTRS). La metiltransferasa
(MTR) luego transfiere el grupo metilo del metil-THF a una proteína corrinoide-
FeS (Bruant et al. 2010), y luego, este grupo metilo se proporciona como el
grupo metilo de Acetil-CoA. Los genes que codifican las enzimas que operan en
la rama oriental son ubicuos y en M. thermoacetica están dispersos por todo el
genoma (Ragsdale y Pierce 2008), mientras que en C. ljungdahlii se encuentran
en un solo grupo grande (Köpke et al. 2010), C autoethanogenum (Köpke et al.
2011), C. ragsdalei (Köpke et al. 2011), C. carboxidivorans (Bruant et al. 2010) y
A. woodii (Poehlein et al. 2012) con la excepción de los genes para FDH. La
rama occidental (o carbonilo) (Fig. 4.16) es exclusiva de los microorganismos
anaerobios (Ragsdale 1997). El CO puede usarse directamente o generarse a
partir de CO2, y sirve como grupo carbonilo para la síntesis de acetil-CoA. La
única metaloenzima bifuncional de subunidades múltiples CODH/ACS es una
característica que da nombre a la vía (Doukov et al. 2002). Esta enzima clave es
capaz de reducir el CO2 a CO en la rama occidental y aceptar el grupo metilo de
la proteína corrinoide-Fe/S de la rama oriental y condensar tanto el grupo metilo
como el carbonilo con un grupo CoA para producir una molécula. de coenzima-
A. El complejo acetil-CoA-sintasa/CO-deshidrogenasa (ACS/CODH) es
responsable de formar acetil-CoA al unir un carbonilo y un grupo metilo (Lindahl et al. 2002; Ra
Las bacterias y las arqueas tienen una ruta de acetil-CoA ligeramente diferente. Para
las bacterias, el formiato se reduce del CO2 y luego forma compuestos de formilo
unidos a la pterina THF con la utilización de ATP (Henstra et al. 2007b). Para
Archaea, un formilo unido a metanofurano reducido de CO2 se convierte en
tetrahidrometanopterina. Debido a que la formación de acetil-CoA a partir de H2 y
CO2 requiere energía, se transfiere acetato de acetil-CoA para recuperar la energía
perdida en la formación de acetil-CoA. El etanol se produce a partir de la reducción
adicional de acetato. Dos moléculas de acetil-CoA producen una acetoacetil-CoA
que además produce butanol y butirato (Henstra et al. 2007b; Ragsdale y Pierce 2008; Fischer et a
La producción de hidrógeno a partir del gas de síntesis es metabolizada por
carboxidotrofos hidrogenógenos (fig. 4.17). La vía de la acetil-CoA con el balance de energía
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72 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

Fig. 4.17 Esquemas del complejo enzimático de hidrógeno carboxidotrófico oxidante de CO


unido a la membrana (Henstra et al. 2007b)

la conservación gobierna este metabolismo bacteriano (Henstra et al. 2007b). Un CODH


monofuncional libera electrones al oxidar CO a CO2. La hidrogenasa convertidora de energía
(ECH) recibe electrones y reduce los protones para producir hidrógeno (Hedderich 2004;
Singer et al. 2006). ECH, que forma H2 y traduce protones o iones de sodio, produce ATP a
partir de una ATP sintasa impulsada por un gradiente de iones quimiosmóticos (Hedderich
2004; Maness et al. 2005).

4.2.3 Productos de la fermentación del gas de síntesis

4.2.3.1 Acetato de Syngas

El ácido acético es una importante materia prima industrial que se ha producido


tradicionalmente a partir de materias primas petroquímicas mediante carbonilación de
metanol u oxidación de acetal dehído (Wagner 2002). Utilizado como material de partida para
la síntesis de acetato de vinilo y anhídrido acético (Wagner 2002), la demanda de ácido
acético ha crecido durante la última década y se espera que alcance los 12,15 millones de
toneladas para 2017 (Global Industry Analysts Inc. 2012). Se han utilizado tres organismos
para la producción de acetato o acetato de calcio-magnesio (CMA): C. aceticum, M.
thermoacetica y A. woodii (Parekh 1991; Drake 1994; Sim et al. 2007; Demler y Weuster Botz
2011). Si bien el ácido acético no tiene potencial como combustible, algunos organismos,
como las levaduras oleaginosas, pueden convertir el ácido acético y otros ácidos grasos
volátiles (AGV) en lípidos, que podrían usarse como biodiésel (Fei et al. 2011; Jin et al.
2012). Se ha propuesto un esquema de proceso que combina dicho proceso de fermentación
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4.2 Producción de biocombustibles y ácidos orgánicos por carboxidotrofos termófilos... 73

con un proceso de fermentación de CO2 (Stephanopoulos 2011). Un acetógeno convierte el


CO2 en acetato, que luego es utilizado por la levadura oleaginosa para producir lípidos con
CO2 como subproducto que luego podría ser retroalimentado al acetógeno. El poder reductor
puede provenir del H2 o de la electricidad.

4.2.3.2 Etanol de Syngas

El etanol es, con diferencia, el biocombustible que se produce en mayor cantidad en todo el
mundo (Demirbas y Balat 2006). Brasil es el productor número uno de etanol en el mundo con
el 41 % de la producción total, seguido muy de cerca por Estados Unidos (Herrera 2006). La
mayor parte de este etanol se produce por fermentación microbiana de azúcares de caña de
azúcar o almidón de maíz. Para hacer del etanol un competidor de combustible comercial, la
materia prima debe cambiarse a biomasa lignocelulósica. La tecnología de hidrolisis-
fermentación ha demostrado ser costosa y laboriosa. Hasta el 40 % del carbono presente en
la biomasa se pierde en forma de lignina, y la mayoría de los microorganismos utilizados en
este proceso no pueden utilizar azúcares de 5 carbonos en los hidrolizados. Además, el etanol
producido de esta manera no ha podido competir con los derivados de combustibles fósiles
como la gasolina y el diésel. La gasificación de biomasa puede producir hasta un 100 % de
conversión de carbono en componentes gaseosos, y se ha demostrado que la fermentación
de gas de síntesis en etanol es comercialmente factible (Tirado-Acevedo et al. 2010). En 1987,
se descubrió que C. ljungdahlii tenía la capacidad de fermentar monóxido de carbono e
hidrógeno en etanol y ácido acético. Desde entonces, ha habido un desarrollo significativo en
la investigación de fermentación de gas de síntesis, especialmente en microbiología de
procesos con el descubrimiento de más de docenas de nuevas especies e ingeniería de
procesos, como el diseño de nuevos reactores para mejorar la transferencia de masa, entre
otros (Lynd 2008). La fermentación de gas de síntesis en etanol y otros bioproductos se
considera más atractiva debido a varios méritos inherentes al enfoque bioquímico y al proceso
Fisher-Tropsch (FT) (Bredwell et al. 1999; Brown 2003; Heiskanen et al. 2007; Klasson et al.
al. 1990), como (1) la utilización de toda la biomasa, incluida la lignina, independientemente
de la calidad de la biomasa; (2) eliminación de etapas complejas de pretratamiento y enzimas
costosas; (3) mayor especificidad de los biocatalizadores; (4) independencia de la relación
H2:CO para la bioconversión; (5) operación aséptica de fermentación de gas de síntesis
debido a la generación de gas de síntesis a temperaturas más altas; (6) funcionamiento del
biorreactor en condiciones ambientales; y (7) ningún problema de envenenamiento por metales nobles.
El etanol es el producto más deseable en la fermentación de gas de síntesis derivado de
biomasa (Schmidt et al. 2009). Younesi et al. (2005) examinaron la producción de etanol y
acetato durante la fermentación de gas de síntesis utilizando C. ljungdahlii. En condiciones
normales de crecimiento, se encontró que la cepa de tipo salvaje de C. ljungdahlii produce
principalmente ácido acético con una proporción de etanol a acetato de 0,05 y concentraciones
de etanol de 60,1 g Lÿ1 (Vega et al. 1990). Varios estudios se centraron en mejorar el
rendimiento de etanol en Clostridia mediante la adición de un agente reductor, la
suplementación de constituyentes de medios adicionales, cambios de pH, la adición de
hidrógeno y la provisión de condiciones limitantes de nutrientes. También se ha encontrado
que una condición que induce la esporulación favorece la solventogénesis (Klasson et al. 1990). La adición de
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74 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

Tabla 4.5 Rendimientos máximos de producto y células de diferentes estudios (Munasinghe y Khanal 2010)

Microorganismo Etanol Acetato Rendir Referencias


(g Lÿ1 ) (g Lÿ1 ) (g celda gÿ1 )

Clostridium heatherdahlii 48.0 3.0 0,45 Klasson et al. (1993)

Clostridium heatherdahlii 3.0 2,0–3,0 Dakota del Norte


Klasson et al. (1990)

Clostridium heatherdahlii 0.062a 0.094a 1.378b Phillips et al. (1994)


bacteria p7 0.15a 0.025a 0.25b Rajagopalan et al. (2002)
Clostridium heatherdahlii 0,55 1.3 0.3 Younesi et al. (2005)

Clostridium heatherdahlii 11,0–12,0 28,0 1.15 Najafpour y


Younesi (2006)
a
mol C en productos por mol CO consumido g molÿ1
b
de CO; y no determinado

(0,02 %) seguido de celobiosa produjo una relación molar de etanol a acetato de 1,0, con
concentraciones de etanol de hasta 3,0 g Lÿ1 (Klasson et al. 1990). Los autores también informaron
una mejor relación molar de etanol a acetato (>1,1) con la suplementación de un agente reductor
(viológeno de bencilo: 30 ppm). Klasson et al. (1993) informaron una mejora drástica en el
rendimiento de etanol con C. ljungdahlii cuando el pH se redujo a 4,0–4,5 y se utilizó un medio
limitado en nutrientes. La concentración de etanol correspondiente llegó a 20 g Lÿ1 con una
concentración de acetato de solo 2–3 gLÿ1 en un reactor de mezcla completa que utiliza gas de
síntesis derivado del carbón (H2: 25–35 %, CO: 40–65 %, CO2: 1–20 % y CH4: 0–7 %). Los
autores reportaron una concentración máxima de etanol de 48 g Lÿ1 usando este microbio durante
560 h de operación. La concentración de acetato correspondiente fue de alrededor de 3 g Lÿ1 . Los
rendimientos máximos de producto y células obtenidos de diferentes estudios
Tabla 4.5.
se resumen en la

4.2.3.3 Butanol de Syngas

El butanol, como el etanol, se puede producir a partir de azúcares fermentables, gas de síntesis y
glicerol. El butanol tiene una serie de cualidades notables que lo convierten en un combustible
alternativo adecuado. Su contenido energético es un 30 % superior al del etanol (Qureshi y Ezeji 2008).
Puede mezclarse con gasolina en cualquier proporción o usarse como único componente de
combustible (100 % butanol) en motores de automóviles no modificados (Ramey 2007). Transporta
menos agua y, por lo tanto, puede transportarse a través de los gasoductos existentes (Dürre
2007). Los informes de formación biológica de butanol se remontan a Louis Pasteur.
Informó un producto alcohólico de un cultivo de clostridios (Dûrre 2007). La fermentación ABE fue
esencial durante la Primera Guerra Mundial. Se necesitaba acetona para preparar municiones, y
en ese momento escaseaba mucho. La producción de acetona por fermentación significó un
suministro constante de acetona para Gran Bretaña y sus aliados (Dûrre 2007).
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4.2 Producción de biocombustibles y ácidos orgánicos por carboxidotrofos termófilos... 75

Aunque la eficiencia de la producción de butanol a partir de gas de síntesis es muy baja, la


fermentación de gas de síntesis en butanol tiene varios méritos potenciales porque toda la biomasa,
incluida la lignina, se puede utilizar sin necesidad de un pretratamiento complejo ni de hidrólisis
enzimática. Por lo tanto, alivia algunos de los problemas asociados con la utilización de biomasa
lignocelulósica. Por lo tanto, el desarrollo de procesos basados en gas de síntesis para la
producción de butanol puede mejorar sustancialmente la economía y la viabilidad de la producción
de butanol de base biológica si se puede mejorar la eficiencia de la fermentación a través de la
ingeniería metabólica y la optimización del proceso.
Uno de los problemas más críticos en la fermentación ABE es la toxicidad del solvente. Por
ejemplo, el metabolismo celular de los clostridios cesa en presencia de 20 g Lÿ1 o más de solventes
(Woods 1995). Esto limita la concentración de sustrato de carbono que se puede utilizar para la
fermentación, lo que da como resultado una baja concentración final de disolvente y una productividad.
El solvente lipofílico butanol es más tóxico que otros ya que altera los componentes fosfolípidos
de la membrana celular causando un aumento en la fluidez de la membrana (Bowles y Ellefson
1985). Moreira et al. (1981) habían intentado dilucidar el mecanismo de toxicidad del butanol en C.
acetobutylicum. Descubrieron que el butanol 0,1–0,15 M provocaba una inhibición del 50 % tanto
del crecimiento celular como de la tasa de absorción de azúcar al afectar negativamente a la
actividad de la ATPasa. El aumento de la fluidez de la membrana provoca la desestabilización de
la membrana y la interrupción de las funciones asociadas a la membrana, como varios procesos
de transporte, captación de glucosa y actividad ATPasa unida a la membrana (Bowles y Ellefson
1985). Además, el butanol es el único solvente producido al nivel que se vuelve tóxico para las
células durante la fermentación de clostridios (Jones y Woods 1986). Se ha conocido que la adición
de 7–13 g Lÿ1 de butanol al medio de cultivo resulta en una inhibición del crecimiento del 50 %,
mientras que la adición de acetona y etanol hasta 40 g Lÿ1 reduce el crecimiento en un 50 %
(Jones y Woods 1986).

Para desarrollar procesos económicos y sostenibles para la producción de butanol de base


biológica, las rutas metabólicas de los productores nativos, como los clostridios, deben estar bien
caracterizadas y rediseñadas de manera óptima. La construcción de vías sintéticas mediante el
uso de genes de varios organismos y genes recién sintetizados también puede facilitar el rediseño
de las redes metabólicas para permitir la producción eficiente de butanol (Jang et al. 2012). Se han
utilizado enfoques a nivel de sistemas, incluida la secuenciación e ingeniería del genoma, la
construcción de redes metabólicas de clostridios a escala del genoma, estudios ómicos, ingeniería
de maquinaria de transcripción y construcción de rutas sintéticas, para desarrollar productores de
butanol más eficientes (Huang et al. .
2010; Jang et al. 2012). A través de estos estudios, se ha caracterizado aún más la vía metabólica
productora de butanol que se origina en los clostridios y se han identificado vías alternativas para
la formación de butanol. Sin embargo, todavía se necesita mucha mejora para hacer un proceso
económicamente competitivo para la producción de butanol de base biológica. Sobre la base de la
secuencia del genoma, se ha reconstruido con éxito un modelo metabólico a escala del genoma.
Los estudios de perfiles de transcriptoma y proteoma realizados bajo varios genotipos y condiciones
ambientales nos permitieron descifrar algunos de los mecanismos subyacentes de la expresión
génica y la proteína.
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76 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

abundancia, incluidos los circuitos reguladores. Aunque todavía no es tan eficiente como en E.
coli y otros microorganismos bien estudiados, se encuentran disponibles herramientas de
ingeniería metabólica para la desactivación y amplificación de genes en clostridios. La integración
de todas estas estrategias para la ingeniería metabólica de clostridios a nivel de sistemas permitirá
el desarrollo de una cepa superior capaz de producir butanol de manera eficiente a partir de
biomasa renovable (Jang et al. 2012).

4.2.3.4 Hidrógeno de Syngas

Si bien el etanol y el butanol tienen mucho potencial como fuente de combustible alternativa, el
hidrógeno tiene el potencial de ser aún más eficiente como fuente de combustible. El hidrógeno
no introduce carbono nuevo en la atmósfera y no produce subproductos nocivos.
El hidrógeno promete ser el combustible soñado del futuro con muchos beneficios sociales,
económicos y ambientales en su haber. El H2 molecular tiene el mayor contenido de energía por
unidad de peso entre los combustibles gaseosos conocidos (143 GJ tonÿ1 ) (Boyles 1984) y es el
único combustible libre de carbono que finalmente se oxida a agua como producto de combustión.
Por lo tanto, el hidrógeno se considera un combustible limpio ya que el agua es el único
subproducto cuando se quema. La quema de hidrógeno no solo tiene el potencial de satisfacer
una amplia variedad de aplicaciones de uso final, sino que tampoco contribuye a las emisiones de
gases de efecto invernadero, la lluvia ácida o el agotamiento de la capa de ozono (Kotay y Das
2008). El uso de hidrógeno contribuirá a una reducción significativa de estos impactos ambientales
relacionados con la energía. El hidrógeno se puede utilizar como combustible para la combustión
directa en un motor de combustión interna o como combustible para una pila de combustible. Los
mayores usuarios de H2, sin embargo, son las industrias de fertilizantes y petróleo con,
respectivamente, 50 y 37 % (Elam et al. 2003; Kotay y Das 2008). Las ventas de hidrógeno han
aumentado un 6 % anual en los últimos 5 años, lo que está estrechamente relacionado con el
mayor uso de hidrógeno en las refinerías como resultado de estándares más estrictos para la calidad del combusti
2003). El hidrógeno se convertirá en la “opción de energía limpia” del mundo, uniéndose a la
electricidad como principal portador de energía y sentando las bases para un sistema de energía
sostenible a nivel mundial (Beneman 1996; Demirbas 2007). Tiene una amplia variedad de
aplicaciones, que incluyen combustible para automóviles, electricidad distribuida y central y
generación de energía térmica (Fig. 4.18).
Los principales obstáculos para el uso del hidrógeno como combustible son las dificultades
de transporte y almacenamiento, ya que el hidrógeno es muy volátil. Aunque el hidrógeno es el
elemento más abundante en el universo, debe producirse a partir de otros compuestos que
contienen hidrógeno, como los combustibles fósiles, la biomasa o el agua. Cada método de
producción requiere una fuente de energía, es decir, energía térmica (calor), electrolítica
(electricidad) o fotolítica (luz) (Kotay y Das 2008). El gas natural y el carbón SMR son las
tecnologías conocidas menos costosas para la producción de H2 . Este proceso da como resultado
una mezcla de gases principalmente de CO y H2. Posteriormente, el CO se convierte químicamente
en CO2 mediante la reacción WGS que produce H2 adicional. El gas de síntesis también se puede
convertir en hidrógeno a través de la reacción WGS. Con un costo de producción de hasta $50/
GJH2, estos procesos no hacen que el hidrógeno sea un reemplazo viable para los combustibles
fósiles en la actualidad (Ismail et al. 2008). Si bien el hidrógeno parece ser el combustible ideal para el futuro, más
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4.2 Producción de biocombustibles y ácidos orgánicos por carboxidotrofos termófilos... 77

Fig. 4.18 Cronología del uso de combustible por parte de la humanidad (Kotay y Das 2008)

Se necesitan mejoras para hacer que el hidrógeno sea más portátil y más fácil de almacenar.
La investigación futura probablemente abordará estos problemas.
La producción microbiana de H2 es un proceso atractivo para suministrar una parte
significativa del H2 requerido para el futuro cercano. En la Tabla 4.3 se informan varios
carboxidortrofos hidrogenógenos pertenecientes a los géneros Citrobacter, Peptostreptococcus,
Rubrivivax, Rhodo pseudomonas, R. rubrum, Moorella, Calderihabitans, Carboxydothermus,
Carb oxydibrachium, Carboxydocella, Desulfotomaculum, Thermincola, Thermococcus,
Thermolithobacter y Thermosinus .
El progreso de la investigación para identificar los principales cuellos de botella
tecnoeconómicos de varios bioprocesos para la producción comercial de hidrógeno parece prometedor.
Sin embargo, el alto rendimiento de hidrógeno sigue siendo el objetivo final y el desafío para la
investigación y el desarrollo del biohidrógeno. La mejora en la producción de hidrógeno puede
ser posible mediante el uso de cepas microbianas adecuadas, modificación de procesos, diseño
de biorreactores eficientes y también técnicas de ingeniería genética y metabólica, para redirigir
la ruta metabólica (Nath y Das 2004).

4.2.4 Mejoras potenciales

Si bien el proceso de conversión de productos de desecho en combustibles útiles se encuentra


en una etapa comercial, todavía hay margen de mejora. Un proceso que potencialmente podría
realizarse de manera más eficiente es el proceso en el que el gas de síntesis se enfría después
de la etapa de gasificación. Si bien una parte del exceso de calor se puede convertir en
electricidad, parte del calor también se pierde en el entorno. El descubrimiento o la ingeniería
genética de bacterias termófilas que son capaces de convertir el monóxido de carbono en etanol
eliminaría la necesidad de enfriar el gas de síntesis antes de que pueda ser
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78 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

convertido en etanol. Esto reduciría en gran medida la cantidad de calor que se pierde en el proceso
(Henstra et al. 2007b).

4.2.4.1 Diseño de biorreactores

Un área de mejora potencial es el diseño y la función del reactor. Younesi et al. (2008) realizaron un
experimento muy similar al realizado por Najafpour et al. (2004), utilizando varios tipos de reactores
para determinar las condiciones óptimas para la conversión de gas de síntesis. Para maximizar la
conversión de gas de síntesis, se debe optimizar la tasa de transferencia de masa. En el experimento
de Younesi et al. (2008), se utilizó un microaspersor para minimizar el tamaño de las burbujas de
gas, y el reactor utilizado fue un biorreactor de tanque de agitación constante. Ambos factores
aumentaron la tasa de transferencia de masa. En el
experimento, R. rubrum se colocó en un biorreactor de 2 L y se expuso a gas de síntesis durante un
período de 2 meses. Se variaron la velocidad de agitación y las tasas de flujo de gas para determinar
sus efectos sobre la tasa de transferencia de masa. A bajas velocidades de agitación, se convirtió
poco monóxido de carbono debido a la baja mezcla de reactivos. Sin embargo, cuando las
velocidades de agitación se elevaron por encima de 500 rpm, los nutrientes se volvieron tóxicos
debido a la formación de espuma en la mezcla. Las bajas tasas de flujo de gas no proporcionaron
cantidades significativas de monóxido de carbono para convertirlas en hidrógeno. Sin embargo,
cuando se utilizaron altas tasas de gas, parte del monóxido de carbono pasó a través del reactor
demasiado rápido y no se convirtió. Para el experimento de Younesi et al. (2008), se determinó que
la conversión de gas de síntesis en hidrógeno se producía mejor con un caudal de gas de 14 ml
minÿ1 y una velocidad de agitación de 500 rpm (Younesi et al. (2008).
La transferencia de masa gas-líquido es un paso limitante de la velocidad en el proceso de
fermentación del gas de síntesis (Worden et al. 1991; Klasson et al. 1993). Las limitaciones de
transferencia de masa son inevitables en varios puntos del proceso de difusión, incluido el transporte
del sustrato gaseoso a la interfase gas-líquido, su transporte al medio de cultivo (fase acuosa), el
transporte de los gases mezclados a la capa líquida estancada alrededor de los microbios y la
difusión del sustrato gaseoso transportado en la célula microbiana. La transferencia de masa de la
interfaz gas-líquido es la principal resistencia para la difusión del sustrato gaseoso. Las limitaciones
de difusión de un sustrato gaseoso en los medios de cultivo dan como resultado una baja absorción
de sustrato por parte de los microbios y, por lo tanto, una baja productividad (Munasinghe y Khanal
2010). La configuración del reactor está estrechamente relacionada con la eficiencia de transferencia
de masa gas-líquido. Por lo tanto, el diseño del reactor juega un papel importante en la fermentación
del gas de síntesis. Las altas tasas de transferencia de masa, los bajos costos de operación y
mantenimiento y la fácil ampliación son algunos de los parámetros clave para diseñar un sistema de
biorreactor eficiente. De manera similar, el tamaño del biorreactor depende en gran medida de la
tasa de transferencia de masa para gases poco solubles (Vega et al. 1990).

4.2.4.2 Catalizadores microbianos

El aislamiento de carboxidotrofos termofílicos capaces de convertir el gas de síntesis en


biocombustibles y otros bioproductos con mayores rendimientos de productos es otro importante
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4.2 Producción de biocombustibles y ácidos orgánicos por carboxidotrofos termófilos... 79

aspecto de la comercialización del proceso. Recientemente, se han aplicado técnicas de ingeniería


metabólica y biología sintética a organismos de fermentación de gases. Este trabajo se esfuerza por
mejorar la productividad y la solidez microbiana e introducir vías para la producción comercial de
combustibles cada vez más densos en energía y productos químicos más valiosos. En las últimas dos
décadas, las técnicas genéticas para clos tridia, como las estrategias de ARN antisentido (Desai et al.
1999), los sistemas de genes informadores (Tummala et al. 1999; Girbal et al. 2003; Feustel et al. 2004;
Cui et al. . 2012), sistemas promotores-represores inducibles (Girbal et al. 2003; Dong et al. 2012), y
varias estrategias de recombinación homóloga de cruce doble (Soucaille et al.

2008; Cartman y Minton 2010; Tracy y Papoutsakis 2010; Tripathi et al. 2010; Argyros et al. 2011;
Tracy et al. 2011), han sido desarrollados. Más recientemente, se han aplicado a C. acetobutylicum y
otras especies como la celulolítica C. thermocellum. Recientemente se han publicado varios artículos
de revisión que brindan una descripción detallada de las herramientas desarrolladas (Green 2011;
Lütke-Eversloh y Bahl 2011; Tracy et al. 2012). Hasta los últimos 5 años, había una falta notable de
técnicas y herramientas que permitieran la manipulación cromosómica en organismos de fermentación
de gases. A lo largo de la literatura, muchos microorganismos han sido manipulados genéticamente
para mejorar la producción de biocombustibles. Sin embargo, el gas de síntesis no ha sido la fuente de
energía o crecimiento de los organismos en estos experimentos. Esto probablemente se deba a la falta
de información genética y herramientas para los organismos que utilizan gas de síntesis. El trabajo de
Nishio y colegas (Inokuma et al. 2007) es un buen comienzo para identificar qué enzimas son más
activas bajo la fermentación de gas de síntesis y cuáles no, lo que ayuda a identificar buenos genes
candidatos para modificaciones genéticas. La ingeniería metabólica de estos microorganismos puede
facilitar aún más la conversión de biomasa en biocombustibles, así como reducir el costo de estos
procesos. La disponibilidad reciente de secuencias genómicas para organismos de fermentación de
gas combinada con estas nuevas técnicas de biología molecular y protocolos de transformación
desarrollados específicamente para clostridios ha hecho posible la modificación directa de organismos
de fermentación de gas.

La fermentación de gas de síntesis siempre está asociada con la producción de ácido, lo que
reduce el pH del cultivo. El pH bajo proporciona un ambiente desfavorable para la producción de
solventes por clostridios. Redirigir la ruta metabólica hacia la producción de solventes mediante el
bloqueo de la producción de ácido podría mejorar la producción de etanol. Mas investigación es
necesaria en esta area. El uso de ingeniería metabólica para integrar nuevas vías ha sido reportado en
tres organismos de fermentación de gas (Schiel-Bengelsdorf y Dürre 2012; Köpke y Liew 2012): C.
ljungdahlii y C. autoethanogenum, para la producción del biocombustible butanol (Köpke et al. . 2010;
Köpke y Liew 2012), y C. aceticum, para la producción autótrofa del químico acetona (Lederle 2010).

Estos esfuerzos se beneficiarán enormemente de los enfoques de biología de sistemas y la creación


de modelos metabólicos a escala del genoma.
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80 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

4.2.4.3 Compuestos inhibidores

El gas de síntesis derivado de biomasa a menudo contiene constituyentes adicionales como


etileno (C2H4), etano (C2H6), acetileno (C2H2), alquitrán, cenizas, partículas de carbón y
gases que contienen azufre y nitrógeno (Bridgwater 1994; Ahmed et al. 2006; Haryanto et al.
2009). Estas impurezas en el gas de síntesis afectan la eficiencia del proceso de fermentación
por la posible incrustación en las vías, lo que inhibe los catalizadores microbianos y da como
resultado un bajo crecimiento celular y un bajo rendimiento del producto. Un estudio informó
latencia celular, cierres de absorción de hidrógeno y un cambio en las vías de acidogénesis a
solventogénesis y viceversa, cuando el gas de síntesis se usó sin acondicionamiento (Datar
et al. 2004). Ahmed y Lewis (2007) pudieron superar la latencia celular mediante la introducción
de un filtro de 0,025 ml para eliminar el alquitrán, las cenizas y otras partículas del gas
productor derivado de la biomasa. Se descubrió que el óxido nitroso (NO) es un inhibidor
potencial de la actividad de la enzima hidrogenasa, lo que reduce el carbono disponible para
la formación del producto (Ahmed y Lewis 2007). Los efectos inhibidores del NO en la
fermentación del gas de síntesis se pueden eliminar mejorando la eficiencia de la gasificación
o eliminándolo con agentes como hidróxido de sodio, permanganato de potasio o hipoclorito
de sodio (Brogren et al. 1997; Chu et al. 2001).
Al optimizar el pretratamiento y la gasificación en función de la materia prima, se puede
minimizar la formación de impurezas, lo que reduce la necesidad de costosas limpiezas de
gases. Sin embargo, dado que las impurezas generadas pueden influir en las variables
involucradas en el proceso de fermentación, incluidos el pH, la osmolaridad y el potencial
redox, y pueden inhibir directamente las enzimas y contribuir a la toxicidad celular, es
importante un paso de limpieza de gas para garantizar que se produzca un gas de síntesis
limpio que no contenga componentes que interferirán negativamente con el proceso de fermentación (Daniell
Las impurezas en la síntesis y los pasos posteriores de limpieza de gases utilizados variarán
según la materia prima de biomasa (Ahmed et al. 2006). Algunas técnicas de limpieza de
gases incluyen el fraccionamiento de alquitrán, la limpieza húmeda y el uso de carbón activado
y ZnO (Boerrigter et al. 2002). Las técnicas de craqueo de alquitrán incluyen el craqueo
catalítico, el craqueo térmico, el craqueo por plasma, el lavado con agua y el lavado con aceite
(Rabou et al. 2009). La limpieza de gas húmedo es un método convencional en el que el gas
de síntesis está en contacto con finas gotas de agua en un flujo a contracorriente o paralelo.
Las sustancias solubles en agua se disuelven, incluido el óxido nítrico y el amoníaco. Sin
embargo, los nuevos desarrollos que utilizan la limpieza de gas caliente con base catalítica
parecen ser superiores en términos de eficiencia energética para eliminar tanto el alquitrán
como el amoníaco del gas de síntesis (Xu et al. 2010), y los filtros de carbón activado y ZnO
son un buen método para eliminando H2S y otras impurezas inorgánicas (Boerrigter et al.
2002). Ahmed et al. (2006) encontraron que el gas de síntesis del pasto varilla producido en
un reactor de lecho fluidizado se podía limpiar con un ciclón, un baño de lavado con acetona
al 10 % y filtros de 0,025 ÿm. Este proceso limpió suficientemente el gas de síntesis para que
el biocatalizador fuera viable y el perfil del producto no se viera afectado, en comparación con
los resultados de una corriente de gas sintético (Ahmed et al. 2006).
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4.2 Producción de biocombustibles y ácidos orgánicos por carboxidotrofos termófilos ... 81

4.2.4.4 Recuperación del producto

Aunque la destilación se utiliza como método tradicional para separar el etanol de una mezcla de agua
y otros subproductos de la fermentación del gas de síntesis, los altos costos de la energía desafían la
continuación de este método. La atomización ultrasónica, la recompresión de vapor, la reutilización de
vapor y la destilación al vacío, y la adsorción selectiva de agua son algunos de los métodos alternativos
que se han examinado para reducir el costo de recuperación de etanol (Sato et al. 2001). La extracción
líquido-líquido es una técnica de separación ampliamente utilizada para la recuperación de ácido acético.
Puede usarse un disolvente adecuado para extraer una solución de ácido acético sustancialmente pura.
Fockedey et al. (2008) propusieron un nuevo método de extracción/reextracción utilizando glicerol como
uno de los solventes para recuperar etanol, ácido acético y otros subproductos.

4.3 Biorremediación de Compuestos


Tóxicos con Carboxidótrofos Termofílicos

La biorremediación implica el uso de enzimas y microorganismos para descomponer los productos de


desecho de modo que se minimice su impacto en el medio ambiente (Baker y Herson 1994). El objetivo
de la biorremediación es estimular a los microorganismos con nutrientes y otras sustancias químicas
que les permitan destruir los contaminantes (Wu et al. 2005b; Gentile et al. 2006). Esta tecnología se
considera una alternativa eficaz y ecológica a las estrategias de remediación convencionales (Kazy et
al. 2006).
Los sistemas de biorremediación en operación hoy en día responden a los microorganismos nativos de
los sitios contaminados, animándolos a trabajar proporcionándoles los niveles óptimos de nutrientes y
otros químicos esenciales para su metabolismo (Margesin y Schinner 2001; Tyagi et al. 2011; Cho et
al. . 2012). Por lo tanto, los sistemas de biorremediación actuales están limitados por las capacidades
de los microbios nativos.
Sin embargo, los investigadores actualmente están investigando formas de aumentar los sitios
contaminados con microbios no nativos, incluidos microorganismos modificados genéticamente,
especialmente adecuados para degradar los contaminantes de interés en sitios particulares (Crowford y
Crowford 2005; Megharaj et al. 2011). Es posible que este proceso, conocido como bioaumentación,
pueda expandir el rango de posibilidades para futuros sistemas de biorremediación (Tyagi et al. 2011).
Independientemente de si los microbios son nativos o recién introducidos en el sitio, la comprensión de
cómo destruyen los contaminantes es fundamental para comprender la biorremediación. Los tipos de
procesos microbianos que se emplearán en la limpieza dictan qué suplementos nutricionales debe
suministrar el sistema de biorremediación (Boopathy 2000; Crowford y Crowford 2005; Tiquia 2010;
Megharaj et al. 2011). Además, los subproductos de los procesos microbianos pueden proporcionar
indicadores de que la biorremediación es exitosa.

Los microorganismos obtienen energía al catalizar reacciones químicas productoras de energía que
involucran la ruptura de reacciones químicas que involucran la ruptura de enlaces químicos y la
transferencia de electrones lejos del contaminante. El tipo de reacción química es
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82 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

llamada reacción de oxidación-reducción: el contaminante orgánico se oxida, el término técnico


para la pérdida de electrones; correspondientemente, la sustancia química que gana los electrones
se reduce. El contaminante se denomina donante de electrones, mientras que el receptor de
electrones se denomina aceptor de electrones. La energía obtenida de estas transferencias de
electrones luego se invierte, junto con algunos electrones y carbono del contaminante, para
producir más células. Estos donantes y aceptores de electrones son esenciales para el crecimiento
celular y se denominan sustratos primarios. Muchos microorganismos utilizan O2 como aceptor
de electrones. El proceso de destrucción de compuestos orgánicos con la ayuda de O2 se llama
respiración aeróbica. En la respiración aeróbica, los microbios usan O2 para oxidar parte del
carbono de los contaminantes a dióxido de carbono (CO2), y el resto del carbono se usa para
producir nueva masa celular. En el proceso, el O2 se reduce, produciendo agua. Por lo tanto, los
principales subproductos de la respiración aeróbica son CO2, H2O y una mayor población de
microorganismos. Muchos microorganismos pueden existir sin oxígeno, utilizando un proceso
llamado respiración anaeróbica. En respiración anaeróbica
ÿ

2ÿ +
ración, nitrato (NO3 ), sulfato (SO4 ), metales como el hierro (Fe3 ) y manganeso
+
(Mn4 ), o incluso el CO2 puede desempeñar el papel del oxígeno, aceptando electrones del
contaminante degradado. Por lo tanto, la respiración anaeróbica utiliza productos químicos
inorgánicos como aceptores de electrones. Además de materia celular nueva, los subproductos
de la respiración anaeróbica pueden incluir gas nitrógeno (N2), sulfuro de hidrógeno (H2S),
formas reducidas de metales y metano (CH4), dependiendo del aceptor de electrones.
Las técnicas de biorremediación se han utilizado para tratar compuestos orgánicos en los
efluentes de plantas químicas, para degradar derrames de petróleo y otros combustibles fósiles,
para eliminar lodos de tuberías, para degradar materia orgánica en rellenos sanitarios y para una
amplia variedad de otras aplicaciones (Alexander 1999; Cookson 1995). Se han realizado
esfuerzos para utilizar procesos de biorremediación para convertir sustancias tóxicas en formas no peligrosas.
La biorremediación tiene las ventajas potenciales de bajo costo y seguridad ambiental y, por lo
tanto, ha recibido mucha atención en las comunidades científica y empresarial. La mayoría de los
procesos de biorremediación se realizan en condiciones aeróbicas utilizando microorganismos
aeróbicos. Sin embargo, muchos sitios de contaminación potencial, como la contaminación del
agua subterránea, que podrían beneficiarse de un proceso de limpieza de biorremediación son
de carácter anaeróbico. Por lo tanto, el esquema de tratamiento típico para la contaminación del
agua subterránea, por ejemplo, implica extraer el agua subterránea, airearla, exponerla a
microorganismos aeróbicos para desintoxicar las especies químicas dentro del agua subterránea
y luego devolver el agua al suelo. Emplear tales procedimientos puede ser costoso y puede
provocar la liberación de componentes químicos peligrosos en el aire ambiente, anulando así las
dos principales ventajas de usar procesos de biorremediación.

Las CO deshidrogenasas y los anaerobios que contienen CO deshidrogenasa son


prometedores para la biorremediación de compuestos tóxicos (Jablonksi y Ferry 1993; Lowe y
Zeikus 1993). Los carboxidótrofos conocidos que han sido objeto de biorremediación y degradación
de compuestos tóxicos se informan en la Tabla 4.6. Tres de estos son termofílicos: Methanosarcina
thermophila (un metanógeno), C. thermoaceticum (un acetógeno) y Methanobacterium
thermoautrophicum (un metanógeno).
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4.3 Biorremediación de Compuestos Tóxicos con Carboxidótrofos Termofílicos 83

Tabla 4.6 Carboxidótrofos capaces de degradar compuestos tóxicos

Compuestos tóxicos Microorganismo Clasificación Referencias


de temperatura

pentaclorofenol Acetobacterium mesófilo Bhatnagar et al.


(PCP) woodii (1989)
Butyribacterium mesófilo Bhatnagar et al.
methylotrophicum (1989)
Eubacterium mesófilo Bhatnagar et al.
limosum (1989)
Metanobacterium mesófilo Bhatnagar et al.
ivanovii (1989)
Methanobacterium mesófilo Bhatnagar et al.
formicum T1N (1989)
Methanosarcina mesófilo Bhatnagar et al.
barkeri (1989)
percloroetileno Las desulfononas de tieja mesófilo Cole et al. (1995),
(PCP) De Weerd et al. (1990)
Metanosarcina cepa mesófilo Fatepure et al. (1988)
DCM
Metanosarcina mesófilo Fatepure et al. (1987)
mazei S6
Tricloroetano (TCA) Clostridium sp. mesófilo Galli y McCarty (1989)

tetraclorometano Acetobactenium mesófilo Egli et al. (1988)


(CCl4) woodii
Clostridium Termófilo Egli et al. (1988)
thermoaceticum

Desulfobacterium mesófilo Egli et al. (1988)


autotropicum
Metanobacteria Termófilo Egli et al. (1990)
termoautotrófico
Trinitrotolueno (TNT) Clostridium Termófilo Huang et al. (2000)
thermoaceticum

Tricloroeteno (TCE) Metanosarcina Termófilo Jablonski y Ferry


thermophila (1992, 1993)
Triclorofluorometano Methanosarcina mesófilo Corona y Thauer
(CFC-11) barkeri (1992)

4.3.1 Deshalogenación reductiva de Tricloroetileno


por Methanosarcina Thermophila

El tricloroetileno (TCE) es uno de los contaminantes orgánicos de las aguas subterráneas citado con
mayor frecuencia y la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA, por sus siglas en
inglés) lo cataloga como un contaminante prioritario (Sittig 1985). Los microorganismos productores de
metano se han implicado en la deshalogenación reductora de compuestos monocarbonados multihalogenados.
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84 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

compuestos y etilenos (Fathepure et al. 1987; Fathepure y Boyd 1988; Freedman y Gossett
1989; Krone et al. 1989, 1991). La deshalogenación es el reemplazo de un sustituyente
dehalogenado de una molécula con un átomo de hidrógeno. En todos los ejemplos biológicos
conocidos de esta actividad, el halógeno (p. ej., flúor, cloro, bromo, yodo y astato) se libera
como ion haluro. Este proceso hace que muchos compuestos xenobióticos sean menos tóxicos
y más fácilmente degradables y parece ser el paso principal esencial en la degradación
anaeróbica de los compuestos aromáticos halogenados. La deshalogenación reductora
anaeróbica es el único mecanismo de biodegradación conocido de ciertos contaminantes
ambientales significativos, como los bifenilos altamente clorados, el hexaclorobenceno y el
tetracloroetileno. Se ha sugerido que la deshalogenación reductora de compuestos de un solo
carbono puede ser catalizada por corrinoides (Krone et al. 1989, 1991) que están presentes en
altos niveles en microorganismos productores de metano (Gorris et al. 1988). Se informó que la
vitamina B12 reducida declora reductivamente el TCE (Gantzer y Wackett 1991).

La mayoría de los estudios de desintoxicación de compuestos halogenados han involucrado


consorcios de cultivos mixtos en lugar de cultivos puros. Muchos compuestos orgánicos clorados
no se biodegradan en condiciones anaeróbicas, a menudo porque las sustituciones de cloro
evitan la escisión del anillo y la subsiguiente decloración. Se demostró que ciertos compuestos
aromáticos clorados se descloran en hábitats anaeróbicos como sedimentos, suelos inundados
y lodos digeridos. Estos productos químicos incluyen benzoatos clorados (Suflita et al. 1982,
1983; Horowitz et al. 1983), fenoles clorados (Ide et al. 1972; Murthy et al. 1979; Boyd et al.
1983; Boyd y Shelton 1984), algunos de los plaguicidas como el diurón [3-(3,4-diclorofenil)-1,1-
dimetilurea] (Attaway et al. 1982), techloftalam [N-(2,3-diclorofenil)-3,4,5,6- ácido tetracloroftálmico]

(Kirkpatrick et al. 1989), cloronitrofeno (4-nitrofenil-2,4,6-triclorofenil éter)


(Yamada y Suzuki 1983), y ácido 2,4,5-triclorofenoxiacético (Suflita et al.
1984). En todos estos casos, el cloro se elimina del anillo aromático antes de la escisión del
anillo, lo que contrasta con el metabolismo aeróbico de los compuestos clorados.
Por lo tanto, esta reacción (una decloración reductora) es importante, ya que tiene el potencial
de hacer que algunos de los contaminantes graves altamente clorados sean menos persistentes
y menos tóxicos.
Methanosarchla thermophila es un microorganismo productor de metano acetotrófico, que
sintetiza altos niveles de un complejo enzimático deshidrogenasa de monóxido de carbono (CO)
que contiene corrinoide (Terlesky et al. 1986). El complejo enzimático escinde los enlaces C-C
y C-S de la acetil-CoA (Terlesky et al. 1986) y contiene un componente de níquel/hierro-azufre
(Ni/Fe-S) oxidante de CO de dos subunidades y un componente de dos componente de la
subunidad corrinoide/hierro-azufre (Co/Fe-S) que contiene el factor III corrinoide (Abbanat y
Ferry 1991). Aquí, informamos sobre la decloración reductora de TCE por el complejo enzimático
CODH de M. thermophila. El complejo enzimático CODH purificado de M. thermophila decloró
el TCE en presencia de CO (Jablonski y Ferry 1992). Después de 145 min, aproximadamente
un tercio del TCE se transformó en cis-DCE, trans-DCE, cloruro de vinilo y etileno. En la figura
4.19 se presenta un mecanismo propuesto para la decloración reductora de TCE al producto cis-
DCE por el complejo enzimático CODH . Este mecanismo incorpora resultados recientes que
muestran que el componente Ni/Fe–S reducido en CO transfiere
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4.3 Biorremediación de Compuestos Tóxicos con Carboxidótrofos Termofílicos 85

Fig. 4.19 Mecanismo


propuesto de decloración
reductora de TCE por el
complejo enzimático CO
deshidrogenasa reducido en
CO de Methanosarcina
thermophila (Jablonski y Ferry
1992)

electrones al componente Co/Fe–S (Abbanat y Ferry 1991) reduciendo el átomo de cobalto


al estado redox Co+ de bajo potencial (Em del par Co2+/Co+ = ÿ515 mV, Jablonski y Ferry
1992). En el mecanismo propuesto para la decloración del TCE, el componente Ni/Fe–S
oxida el CO y los electrones se transfieren al componente Co/Fe–S reduciendo el átomo
de Co del factor III unido a la enzima al estado redox Co+.
El componente Ni/Fe–S reducido en CO por sí mismo no declora el TCE (Jablonski y Ferry
1992); sin embargo, el factor III unido a enzima reducido declora reductivamente el TCE a
cis-DCE. Se desconoce el mecanismo de decloración reductora por el factor III unido a la
enzima, pero puede involucrar la formación de un enlace CO-C como se mostró previamente
para la decloración de CCl4 (Krone et al. 1989) y TCE (Gantzer y Wackett 1991) con
vitamina B12 libre. Aunque la tasa de decloración de TCE fue mayor cuando se usó el
factor III libre, la relación y distribución de los productos formados fue comparable a la del
complejo enzimático CODH reducido (Jablonski y Ferry 1992). Por lo tanto, los procesos
anaeróbicos basados en CO2 para la biorremediación de compuestos halogenados son
perspectivas interesantes.

4.3.2 Decloración reductiva/sustitutiva


de tetraclorometano (CCl4) por Clostridium
Thermoaceticum y Methanobacterium
Termoautotrófico

Los hidrocarburos alifáticos clorados, algunos de los cuales son carcinógenos o mutágenos,
son contaminantes comunes del agua. Los microorganismos aeróbicos utilizan varios
hidrocarburos mono y dihalogenados como fuentes de carbono y energía para el crecimiento, y
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86 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

algunos trihaloalcanos están sujetos a transformaciones aeróbicas (Egli et al. 1988).


Sin embargo, la transformación microbiana de los hidrocarburos policlorados de interés
industrial tetraclorometano, tetracloroetileno y 1,1,1-tricloroetano se cataliza únicamente
en condiciones anaeróbicas mediante mecanismos de deshalogenación indefinidos
(Vogel et al. 1987; Cook et al. 1988).
El tetraclorometano y el triclorometano están sujetos a biotransformación
anaeróbica (Muller y Lingens 1986; Vogel et al. 1987; Cook et al. 1988). Los productos
de CCI4, que se ven en muestras de suelo, también se encuentran en cultivos puros
de varias bacterias estrictamente anaerobias (Methanobacterium thermoautotrophicum,
A. woodii, Desulfobacterium autotrophicum y Clostridium spp.) (Egli et al. 1990; Lowe
et al. 1993). Se han reconocido dos tipos de reacciones: reductivas, a metanos menos
clorados, y sustitutivas, a CO2 y algunos de sus productos de transformación (Egli et
al. 1988; Galli y McCarty 1989). La capacidad de transformar anaeróbicamente CCI4
se ha correlacionado (Egli et al. 1988) con la presencia de la vía acetil-CoA (Wood et
al. 1986) para la degradación o síntesis de acetato (acetil-CoA) en estos organismos.
Las bacterias con una vía operativa de acetil-CoA contienen altos niveles de corrinoides
(Dangel et al. 1987), y se ha sugerido que estos últimos catalizan la deshalogenación
reductora en bacterias anaerobias (Egli et al. 1988; Krone et al. 1989).

La transformación total del tetraclorometano fue demostrada por los carboxidotrofos


mesófilos D. autotrophicum y A. woodii, y el carboxidotrofo termófilo C. thermoaceticum
(Egli et al. 1988, 1990). La reducción de CCl4 por D. autotrophicum requirió 18 días
de incubación, y A. woodii y C. thermoaceticum pudieron degradar completamente
CCl4 80 µM en 3 días (Egli et al. 1988).
El triclorometano se acumuló como intermediario transitorio, pero los únicos metanos
clorados recuperados al final del período de incubación fueron diclorometano 8 µM y
trazas de clorometano. Por lo tanto, el 90 % del CCl4 se degradó a productos
desconocidos. Los cultivos en crecimiento de A. woodii convirtieron el 92 % del 14CC14
agregado en productos no halogenados. Gran parte de la radiactividad inicial (67 %)
se recuperó como CO2, acetato, piruvato y material celular; el resto incluía un material
hidrofóbico desconocido y CH2Cl2 (Egli et al. 1988). Sobre la base de la reactividad
de los halometanos con las cobamidas y debido a que los tres organismos contienen
cobamidas, se ha sugerido que las cobamidas podrían estar involucradas en la
deshalogenación de CCl4.
Egli et al. (1988) propusieron una vía para el metabolismo de CCl4 por A. woodii
que comprende al menos dos secuencias. En la primera secuencia, las enzimas
corrinoides supuestamente catalizan la reducción de CCl4 a triclorometano,
diclorometano y clorometano. En la segunda secuencia, una rama sustitutiva transforma
CCl4 en CO2 mediante una serie de reacciones desconocidas, que no provocan un
cambio neto en el estado de oxidación del átomo de carbono. Luego, el CO2 es
asimilado por la ruta de la acetil-CoA. En la vía reductora, CCl4 y los otros metanos
clorados sirven como aceptores de electrones. En condiciones anaeróbicas en un
tampón reducido, las suspensiones de A. woodii, D. autotrophicum o M.
thermoautotrophicum degradaron CCl4 mediante mecanismos reductores y sustitutivos
(Egli et al. 1990). Los productos formados incluían metanos menos clorados y CO2. Extractos celular
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4.3 Biorremediación de Compuestos Tóxicos con Carboxidótrofos Termofílicos 87

tetraclorometano degradado de una manera similar a la de las células enteras, pero a un


ritmo más bajo (63 frente a 140 µkat kgÿ1 de proteína) (Egli et al. 1990). Cuando M. thermo
autotrophicum o A. woodii se esterilizaron en autoclave, se eliminó parcialmente la decloración
reductora, mientras que se mantuvo la decloración sustitutiva. El triclorometano fue oxidado
a CO2 tanto por células nativas como esterilizadas en autoclave de A. woodii. Por lo tanto,
los halometanos se degradan anaeróbicamente mediante mecanismos reductores, sustitutivos
y oxidativos (Egli et al. 1990).

4.3.3 Transformación de 2,4,6,-trinitrotolueno (TNT)


por un anaerobio reductor de sulfato carboxidotrófico

El 2,4,6-trinitrotolueno (TNT) es uno de los explosivos más utilizados. Por lo tanto, se produce
como contaminante del suelo y de las aguas subterráneas, especialmente en las fábricas de
municiones (Preuss et al. 1993). El hecho de que aproximadamente 50 años después de la
Segunda Guerra Mundial en las ubicaciones de las antiguas fábricas de municiones, todavía
se pueden encontrar grandes cantidades de TNT y sus derivados en el suelo indica una alta
persistencia de estos compuestos en ambientes naturales (Preuss et al. 1993). Por lo tanto,
la degradabilidad biológica de los nitroaromáticos es de gran interés. Los intentos de encontrar
microorganismos que sean capaces de degradar TNT en condiciones aeróbicas dentro de un
período de tiempo razonable han fracasado hasta ahora. La degradación anaeróbica de los
compuestos nitro suele iniciarse por la reducción de los sustituyentes nitro. Hay varios
informes sobre la reducción (inespecífica) de grupos nitro aromáticos o alifáticos por
anaerobios o enzimas de estos organismos (O'Brien y Morris 1971; McCormick et al. 1976;
Angermaier y Simon 1983; Hallas y Alexander 1983). La reducción del primer sustituyente
nitro es catalizada por muchas bacterias aeróbicas y anaeróbicas (McCormick et al. 1976;
Parrish 1977; Amerkhanova y Naumova 1978; Kaplan y Kaplan 1982; Schackmann y Müller
1991). El producto de esta reacción, aminodinitrotolueno, se reduce aún más a 2,4-diamino-6-
nitrotolueno (DANT) por bacterias facultativas y anaerobias (McCormick et al. 1976; Naumova
et al. 1989).
La reducción de este último compuesto a triaminotolueno se observó solo con bacterias
estrictamente anaerobias. Se presentó evidencia con Veillonella alcalescens de que la
reducción de DANT podría ser catalizada por hidrogenasa parcialmente purificada combinada
con una fracción que contiene un compuesto similar o idéntico a la fer redoxina (McCormick
et al. 1976). La reducción del grupo nitro con DANT como sustrato, por lo tanto, parecía
similar a la de otros compuestos nitroaromáticos y nitroalifáticos, que estaba mediada por
hidrogenasa purificada y ferredoxina o viológenos (Angermaier y Simon 1983).

El CO es un donante de electrones para la transformación reductora de 2,4,6,-trinitrotolueno


por un anaerobio reductor de sulfato (Preuss et al. 1993). El CO también proporciona
electrones para la carboxilación reductora de fenoles, que es el primer paso en la degradación
anaeróbica de estos compuestos aromáticos (Knoll y Winter 1988). La medida en que el CO
puede proporcionar el potencial de reducción de otros procesos degradativos y de desintoxicación.
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88 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

Se desconocen los mecanismos por microbios anaerobios. Los CODH se han descrito a
partir de microbios filogenéticamente diversos, incluidas especies de los dominios Bacteria
y Archaea. La enzima tiene una variedad de funciones de oxidación de CO, síntesis de
acetil-CoA y escisión de acetil-CoA. Está presente en aerobios y anaerobios con amplias
capacidades metabólicas. Esta naturaleza diversa de CODH sugiere que muchos más
microbios no descubiertos utilizan la enzima en vías novedosas que podrían tener
potencial en la industria biotecnológica. La reciente clonación de genes CODH debería
proporcionar una fuente de sondas de ADN para ayudar en el aislamiento e identificación
de nuevos microbios que contienen CODH.

4.4 Carboxidótrofos termófilos como biosensores de CO


Detección

Los biosensores son análogos funcionales que se basan en el acoplamiento directo de


un compuesto biológicamente activo inmovilizado con un transductor de señal y un
amplificador electrónico (Bÿnicÿ 2012; Turner et al. 1987). La función principal de un
transductor es convertir el cambio físico-químico en el material biológicamente activo
resultante de la interacción con el analito en una señal de salida. La Figura 4.20 muestra
una configuración general de un biosensor. Un biosensor generalmente consta de un
componente de biorreconocimiento, un componente biotransductor y un sistema
electrónico que incluye un amplificador de señal, un procesador y una pantalla (Hierlemann
y Baltes 2003; Hierlemann et al. 2003). El componente de reconocimiento, a menudo
denominado biorreceptor (fig. 4.20), utiliza biomoléculas de organismos o receptores
modelados a partir de sistemas biológicos para interactuar con el analito de interés. Esta
interacción es medida por el biotransductor que emite una señal medible proporcional a la presencia de

Fig. 4.20 Esquema de un biosensor (Chaubey y Malhotra 2002)


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4.4 Carboxidótrofos termófilos como biosensores para la detección de CO 89

el analito objetivo en la muestra. El objetivo general del diseño de un biosensor es permitir una
prueba rápida y conveniente en el punto de preocupación o atención donde se obtuvo la muestra
(Chaubey y Malhotra 2002). En un biosensor, el biorreceptor está diseñado para interactuar con
el analito específico de interés para producir un efecto medible por el transductor. La alta
selectividad por el analito entre una matriz de otros componentes químicos o biológicos es un
requisito clave del biorreceptor. Si bien el tipo de biomolécula utilizada puede variar ampliamente,
los biosensores se pueden clasificar de acuerdo con los tipos comunes de interacciones
biorreceptoras que involucran: anticuerpo/antígeno, enzimas, ácidos nucleicos/ADN, estructuras
celulares/células o materiales biomiméticos (Vo-Dinh y Cullum 2000 ). Además de enzimas,
anticuerpos y ácidos nucleicos, los sistemas de biorreconocimiento también pueden incluir
bacterias y organismos unicelulares e incluso tejidos completos de organismos superiores
(Chaubey y Malhotra 2002). Las interacciones específicas entre el analito objetivo y la capa de
biorreconocimiento complementaria producen un cambio fisicoquímico que se detecta y puede
medirse con el transductor. El transductor puede adoptar muchas formas según los parámetros
que se miden: los cambios electroquímicos, ópticos, de masa y térmicos son los más comunes.

Según el tipo de transductor utilizado, los biosensores se han dividido en biosensores ópticos,
calorimétricos, piezoeléctricos y electroquímicos. Los biosensores ópticos se basan en la medida
de la luz absorbida o emitida como consecuencia de una reacción bioquímica. En tal biosensor,
las ondas de luz son guiadas por medio de fibras ópticas a detectores adecuados (Peterson y
Vurek 1984; Seitz 1987). Se pueden utilizar para la medición de pH, O2 o CO2, etc. Muchos
biosensores ópticos se basan en el fenómeno de las técnicas de resonancia de plasmones
superficiales (SPR) (Zeng et al.
2014). Este tipo de biosensor óptico utiliza una propiedad de y otros materiales; específicamente
que una fina capa de oro sobre una superficie de vidrio de alto índice de refracción puede
absorber la luz láser, produciendo ondas de electrones (plasmones superficiales) en la superficie de oro.
La producción de ondas de electrones ocurre solo en un ángulo y longitud de onda específicos
de la luz incidente y depende en gran medida de la superficie del oro, de modo que la unión de
un analito objetivo a un receptor en la superficie de oro produce una señal medible. Un biosensor
óptico comercial, que es el LAPS híbrido electroquímico/óptico (sensor potenciométrico
direccionable por luz), fue desarrollado por la empresa Molec ular Devices en Palo Alto, EE. UU.
(Tiefenthaler 1993).
Los biosensores calorimétricos detectan un analito sobre la base del calor desprendido debido
a la reacción bioquímica del analito con una enzima adecuada (Chaubey y Malhotra 2002). Los
cambios de temperatura generalmente se determinan por medio de termistores en la entrada y
salida de pequeñas columnas de lecho empacado que contienen enzimas inmovilizadas dentro
de un ambiente de temperatura constante (Fig. 4.21).
En condiciones tan estrictamente controladas, hasta el 80 % del calor generado en la reacción
puede registrarse como un cambio de temperatura en la corriente de muestra. Esto puede
calcularse simplemente a partir del cambio de entalpía y la cantidad de reacción. Recientemente,
las estructuras sensibles a la temperatura de los circuitos integrados se han modificado con
enzimas (Chaubey y Malhotra 2002). Se han determinado diferentes sustratos, enzimas, vitaminas
y antígenos utilizando biosensores termométricos. El enfoque más comúnmente utilizado en las
sondas térmicas de enzimas (Danielsson y Mosbach 1987; Weaver et al. 1976) estaba relacionado
con la enzima directamente unida al termistor.
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90 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

Fig. 4.21 Diagrama esquemático de un biosensor calorimétrico. La corriente de muestra pasa (a) a
través de la caja aislada exterior (b) al intercambiador de calor (c) dentro de un bloque de aluminio (d).
Desde allí, pasa por el termistor de referencia (e) y entra en el biorreactor de lecho empacado (f,
volumen de 1 ml), que contiene el biocatalizador, donde se produce la reacción. El cambio de
temperatura está determinado por el termistor (g) y la solución pasa al desecho (h). La electrónica
externa (l) determina la diferencia en la resistencia y, por lo tanto, la temperatura entre los termistores
(http://www1.lsbu.ac.uk/water/enztech/calorimetric.html )

Se observó que la mayoría del calor desprendido en la reacción enzimática se perdió en la


solución circundante sin ser detectado por el termistor, lo que resultó en una disminución de
la sensibilidad del biosensor.
Los sensores piezoeléctricos utilizan cristales que experimentan una deformación elástica
cuando se les aplica un potencial eléctrico (Fig. 4.22). Un potencial alterno produce una onda
estacionaria en el cristal a una frecuencia característica. Esta frecuencia depende en gran
medida de las propiedades elásticas del cristal, de modo que si un cristal está recubierto con
un elemento de reconocimiento biológico, la unión de un analito objetivo grande a un receptor
producirá un cambio en la frecuencia de resonancia, lo que da una señal de unión. . La
adsorción del analito aumenta la masa del cristal y altera su frecuencia básica de oscilación.
Los sensores piezoeléctricos se utilizan para medir amoníaco, NO, monóxido de carbono,
hidrógeno, metano y ciertos compuestos organofosforados (Abad et al. 1998; Minunni et al.
1994).
Los biosensores electroquímicos son la clase de biosensores más utilizada. Han sido
ampliamente aceptados en dispositivos biosensores, pueden operarse en medios turbios,
tienen una sensibilidad instrumental comparable y son más susceptibles a la miniaturización
(Chaubey y Malhotra 2002). Los biosensores electroquímicos generalmente se basan en
potenciometría y amperometría. Los electrodos selectivos de iones (ISE), los transistores de
efecto de campo selectivos de iones (ISFET) y los electrodos de pH generalmente se basan en la oxidación.
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4.4 Carboxidótrofos termófilos como biosensores para la detección de CO 91

Fig. 4.22 Diagrama esquemático de la unión antígeno-anticuerpo (Kumar 2000)

del sustrato/producto, por ejemplo, electrodo de oxígeno y detección de H2O2.


Según la propiedad electroquímica a medir por un sistema detector, los biosensores
electroquímicos pueden dividirse en conductimétricos (Sukeerthi y Contractor
1994), potenciométricos (Papastathopoulos y Rechnitz 1975; Mascini 1995;
Senillou et al. 1999; Koncki et al. 2000). ) y biosensores amperométricos (Lindgren
et al. 2000; Davis et al. 1995). Los biosensores electroquímicos se basan en la
electroquímica mediada o no mediada para la transferencia de electrones (Fig.
4.23). El ferroceno y sus derivados, el ferricianuro, el azul de metileno, la
benzoquinona, la N-metilfenazina, etc., son los mediadores más utilizados en los biosensores m

Fig. 4.23 El esquema de transferencia de electrones mediada y no mediada (Chaubey y Malhotra 2002)
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92 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

(Karyakin et al. 1994; Turner 1988; Kulys y Cenas 1983; Kajiya et al. 1991; Cass et al. 1984;
Cenas et al. 1984; Jaffari y Turner 1997; Gregg y Heller 1991; Garjonyte et al. 2001).

4.4.1 Mediadores

Los mediadores son agentes de transferencia de electrones artificiales que pueden participar
fácilmente en la reacción redox con el componente biológico y, por lo tanto, ayudar en la
transferencia rápida de electrones. Es un par redox de bajo peso molecular, que transporta
electrones desde el centro redox de la enzima a la superficie del electrodo indicador. Durante
la reacción catalítica, el mediador primero reacciona con la enzima reducida y luego se
difunde a la superficie del electrodo para experimentar una rápida transferencia de electrones.
Se espera que un mediador sea estable en las condiciones de trabajo requeridas y que no
participe en las reacciones secundarias durante la transferencia de electrones. El mediador
debe elegirse de tal manera que tenga un potencial redox más bajo que los otros interferentes
electroquímicamente activos en la muestra. El potencial redox de un mediador adecuado
debería proporcionar un gradiente de potencial adecuado para la transferencia de electrones
entre el sitio activo de la enzima y el electrodo. El potencial redox del mediador (en
comparación con el potencial redox del sitio activo de la enzima) debería ser más positivo
para la biocatálisis oxidativa o más negativo para la biocatálisis reductora. La voltametría de
corriente continua es una técnica útil para estudiar las propiedades de los mediadores y
ayuda a seleccionar un mediador adecuado para un biosensor amperométrico (Gilmartin y Hart 1995; Nakam
Los colorantes orgánicos como el azul de metileno, las fenazinas, el violeta de metilo, el
amarillo de alizarina, el azul de prusia, la tionina, el azul A y el azul C, el azul de toluidina y
los iones redox inorgánicos como el ferricianuro se han utilizado ampliamente en varios
biosensores (Dubinin et al. 1991; Karyakin et al. 1994, 1995; Aoyagi et al. 1997; Molina et al.
1999; Brunetti et al. 2000). Sin embargo, adolecen de una serie de problemas tales como una
mala estabilidad y dependencia del pH de sus potenciales redox (colorantes orgánicos). Los
mediadores inorgánicos tienen problemas porque no es fácil ajustar sus potenciales redox y
su solubilidad mediante el uso de sustituyentes. Recientemente, se ha trabajado en el uso de
derivados de ferroceno como mediadores redox para flavo- y quinoenzimas.
Nakaminami et al. (1997) estudiaron la sensibilidad electroquímica al colesterol en el sistema
de detección utilizando colesterol oxidasa y estos compuestos redox, y el empleo de MPMS
o tionina permite la determinación electroquímica del colesterol a un potencial de electrodo
bajo (0 V frente a SCE) en el rango de concentración de 0,25– 0,5 mM.

4.4.2 Electrodos enzimáticos

Un electrodo de enzima más simple consiste en una capa delgada de enzima mantenida muy
cerca de la superficie activa de un transductor, un electrodo de referencia adecuado y un
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4.4 Carboxidótrofos termófilos como biosensores para la detección de CO 93

circuito para medir ya sea por potenciometría o por amperometría (Chaubey y Malhotra
2002). Mientras se realizan las mediciones, el electrodo de enzima se sumerge en el
analito a detectar y se lee el potencial o la corriente en estado estacionario. En general
se observa una relación logarítmica para los electrodos potenciométricos y lineal para
los amperométricos. Generalmente, los electrocatalizadores se inmovilizan sobre la
superficie de un electrodo por adsorción (Degrand y Miller 1980; Huck y Schmidt 1981;
Jaegfeldt et al. 1981), polimerización (Jaegfeldt et al. 1983) o electrodeposición (Persson
et al. 1993). Los potenciales máximos para electrocatálisis de NADH para diferentes
electrocatalizadores fueron informados por Lorenzo et al. (1998).
Encontraron cambios de potencial drásticos en comparación con la oxidación de NADH
en el electrodo de carbono vítreo desnudo (0,7 V). Para una reacción bioquímica
cinéticamente controlada catalizada por la enzima inmovilizada, la corriente de estado
estacionario es proporcional a la velocidad inicial del proceso enzimático (Mell y Maloy
1975). En este caso, una gráfica de I frente a la concentración de sustrato S produce
una respuesta típica de tipo Michaelis-Menten. Una gráfica lineal de Lineweaver-Burke,
1/I frente a 1/S, es la técnica de diagnóstico para el control cinético de la respuesta
electroquímica. La respuesta de un biosensor depende típicamente de la cantidad de
enzima activa inmovilizada. Un mediador soluble de bajo peso molecular es desventajoso
ya que puede filtrarse fuera del electrodo y perderse en la solución a granel. Esto puede
conducir a una pérdida de señal significativa (Schuhmann et al. 1990) y se considera un
problema grave para las aplicaciones in vitro. Para superar esto, varios grupos han
investigado el uso de mediadores inmovilizados con enzima en solución o con enzima
co-inmovilizada.

4.4.3 Biosensores de gases

Los biosensores para el análisis de gases ya han logrado cierto éxito comercial; Goodson
y Jacobs (1974) han desarrollado un sistema de reactor de colinesterasa inmovilizado
capaz de detectar venenos nerviosos gaseosos, tales como pesticidas, en el rango de
ppm. El dispositivo consta de una almohadilla de colinesterasa inmovilizada sostenida
entre un par de electrodos de platino. Una corriente de aire de muestra junto con el
sustrato enzimático yoduro de butiriltiocolina se pasa a través de la almohadilla y el
producto de hidrólisis, el yoduro de ocholina I, se detecta electroquímicamente. En
presencia de inhibidores enzimáticos, no se forma tiol fácilmente oxidable y aumenta el
voltaje de la celda (Goodson y Jacobs 1974). Se han descrito biosensores que incorporan
microorganismos intactos para la determinación de metano (Okada et al. 1981; Karube
et al. 1982), amoniaco (Hikuma et al. 1980), dióxido de nitrógeno (Suzuki y Karabe 1982)
y compuestos orgánicos volátiles (COV). ) (Lee y Karube 1996; Naessens y Minh 1998).
Estos sistemas requieren que los gases respectivos se disuelvan antes de la entrega a
las celdas inmovilizadas. El metabolismo de los sustratos se refleja en el consumo de
oxígeno, que se controla mediante una sonda de oxígeno Clark. El uso de
microorganismos intactos en lugar de las enzimas purificadas relevantes facilita la
construcción de dispositivos estables, con resultados que se mantienen constantes durante 10 a 24 día
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94 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

El uso de una enzima purificada para el ensayo de su sustrato directamente en la fase gaseosa fue demostrado por
primera vez por Guilbault (1983) y representa una desviación significativa de los enfoques convencionales. Guilbault
(1983) informó que la absorción puede hacerse específica para el formaldehído recubriendo el cristal con una
mezcla de formaldehído deshidrogenasa, glutatión reducido y NAD. La implicación de que la capacidad de unión
específica de una enzima puede explotarse en condiciones secas tiene connotaciones importantes, particularmente
para el análisis de gases. Dennison et al. también han desarrollado biosensores electroquímicos que utilizan
enzimas inmovilizadas como elemento sensor. (1995), Parque et al. (1995), Hammerle y Hall (1996) y Kaisheva et
al. (1997) para la detección de gases. Estos sensores típicamente demostraron alta sensibilidad y selectividad.
Además, una respuesta rápida que permitía reducir el tiempo de detección era otra característica.

4.4.4 Detección de CO del Medio Ambiente

Existe un interés comercial considerable en el potencial de los biosensores para la medición específica de gases,
siendo el CO un objetivo principal para tales programas de desarrollo. El biosensor de CO es necesario para lo
siguiente: (1) La detección de CO es necesaria en minas, estacionamientos subterráneos , túneles de carretera y
diversas situaciones industriales; (2) la cuantificación del gas es importante en los sistemas de control de combustión
para hornos o motores; y (3) como una herramienta para proporcionar la base para una alarma contra incendios
(Colby et al. 1985). Muchas de estas aplicaciones requieren un mayor grado de especificidad que el que ofrece la
tecnología convencional para minimizar las falsas alarmas o lecturas.

La implicación del gas en el área emotiva del tabaquismo es parte de un amplio interés clínico y biológico que
frecuentemente requiere una medición precisa del CO tanto en solución como en fase gaseosa.

4.4.4.1 Efectos sobre la salud asociados con el CO

El CO es un subproducto de la combustión de combustible y se emite en el escape de gasolina, propano u otros


equipos y motores alimentados por combustible. Se forma por la combustión incompleta de materiales que contienen
carbono, que están presentes en los combustibles de aviación. También está presente en calefactores de queroseno
y gas sin ventilación; chimeneas y hornos con fugas; tiro inverso de hornos, calentadores de agua a gas, estufas de
leña y chimeneas; estufas de gas; generadores y otros equipos de gasolina; escape de automóviles de garajes
adjuntos; y humo de tabaco. La oxidación incompleta durante la combustión en estufas de gas y calentadores de
queroseno o gas sin ventilación puede causar altas concentraciones de CO en el aire interior. Los dispositivos de
combustión desgastados o mal ajustados y mantenidos (p. ej., calderas y hornos) pueden ser fuentes importantes,
o si la chimenea no tiene el tamaño adecuado, está bloqueada, desconectada o tiene fugas.

Los gases de escape de automóviles, camiones o autobuses de garajes adjuntos, carreteras cercanas o áreas de
estacionamiento también pueden ser una fuente (consulte www.epa.gov/airquality/carbonmonoxide). CO es un oculto
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4.4 Carboxidótrofos termófilos como biosensores para la detección de CO 95

peligro porque es un gas incoloro e inodoro. La exposición al CO puede causar efectos nocivos para
la salud según la concentración en el aire y la duración de la exposición. El CO es un asfixiante en
humanos, donde la inhalación provoca hipoxia tisular al impedir que la sangre transporte suficiente
oxígeno. La intoxicación aguda por CO se asocia con dolor de cabeza, mareos, fatiga, náuseas y, en
dosis elevadas, daño neurológico y muerte. Las exposiciones agudas o crónicas más altas también
pueden afectar el corazón, particularmente en aquellos con enfermedades cardiovasculares. La
exposición al CO puede provocar que las personas se confundan o queden incapacitadas antes de
que puedan abandonar el entorno contaminado. Cuando esto ocurre en un avión, el resultado final
podría ser muy posiblemente un accidente. La Tabla 4.7 enumera los síntomas que se pueden esperar
según la cantidad de CO en el área y en función de la duración de la exposición (Tierney 2004). El
límite de exposición permisible (PEL) actual de la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional
(OSHA) para el monóxido de carbono es de 50 partes por millón (ppm) partes de aire [55 miligramos
por metro cúbico (mg m-3 )] como un tiempo ponderado de 8 horas. concentración promedio (TWA)
(Benignus et al. (1979). Los síntomas de dolor de cabeza leve, náuseas y fatiga pueden ocurrir a 200
ppm entre 2 y 3 h de exposición, donde una magnitud creciente de exposición por períodos de tiempo
más cortos resulta en síntomas similares En exposición extrema (12,800 ppm), solo se necesitan 1 a
3 minutos para causar la muerte (Tierney 2004).

Síntomas típicos en función de la exposición al CO en términos de concentración en sangre, que


se muestra en la Tabla 4.8. Los dolores de cabeza leves comienzan con un contenido de CO en
sangre del 10 %, la somnolencia comienza con un contenido de CO en sangre de alrededor del 20 %
y la visión borrosa comienza con un contenido de CO en sangre de alrededor del 30 %. La pérdida del
conocimiento y la muerte pueden ocurrir cuando la cantidad de CO es superior a 50 % en la sangre.

Tabla 4.7 Síntomas resultantes de la exposición al CO (Tierney 2004; Occupational Safety and Health Standards 1997)

CO2 (ppm) Tiempo Exposición de los síntomas

50 8 horas
Exposición máxima permitida por la Administración de Seguridad y Salud
Ocupacional durante un período de 8 horas

200 2–3 horas Dolor de cabeza leve, náuseas, fatiga

400 1–2 horas Cefalea grave, potencialmente mortal después de 3 h

800 45 minutos Mareos, náuseas, pérdida del conocimiento en 2 h, muerte en 2 a 3 h

1.600 20 minutos Dolor de cabeza, mareos, náuseas, muerte dentro de 1 h

3.200 5-10 minutos Dolor de cabeza, mareos, náuseas, muerte dentro de 1 h

6.400 1–2 minutos Cefalea, mareos, náuseas, muerte en 25-30 min

12,800 1–3 minutos Muerte

ppm = partes por millón


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96 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

Tabla 4.8 Porcentaje de CO en sangre y posible síntoma (Tierney 2004)

CO en sangre (%) Típico de los síntomas


<10 Ninguna

10–20 Ligero dolor de cabeza


21–30 Dolor de cabeza, ligero aumento de la respiración, somnolencia
31–40 Dolor de cabeza, deterioro del juicio, dificultad para respirar, aumento de
la somnolencia, visión borrosa
41–50 Dolor de cabeza palpitante, confusión, falta de aliento marcada,
somnolencia marcada, aumento de la visión borrosa
>50 Pérdida del conocimiento, eventual muerte si la víctima no se retira de la
fuente de CO

4.4.4.2 Biosensor de CO

La diversidad de situaciones en las que se requiere la medición de CO se refleja en la


gama de técnicas convencionales adoptadas. En situaciones donde el costo y el tamaño
no son un problema, se han utilizado la cromatografía gash y la absorción infrarroja. El
espectrofotómetro de masas también se ha utilizado en el pasado; sin embargo, se
encontraron problemas en presencia de gas dinitrógeno, que tiene el mismo número de
masa que el CO (McLafferty 1993). Está disponible comercialmente una gama limitada
de detectores de gas de CO en miniatura de bajo costo, que funcionan por oxidación
electroquímica directa de CO o por absorción en dispositivos semiconductores revestidos
(Watson 1984; Azad et al. 1992). Sin embargo, al analizar muestras reales, la limitación
más importante de estos dispositivos es la falta de selectividad y la interferencia en N2O,
NO2 y H2S (Wetchakun et al. 2011).
Un requisito previo para un biosensor exitoso es la identificación de un componente
biológico apropiado. La capacidad del CO para unirse a las oxidasas terminales de los
organismos aerobios e inhibir la respiración de la mayoría de ellos proporciona la base
de un enfoque. Se han incorporado microorganismos intactos en biosensores basados
en transductores secundarios, como electrodos de oxígeno (Divies 1975), y en
transferencia de electrones mediada (Turner et al. 1983). Además, la citocromo oxidasa
se ha acoplado a un electrodo a través del citocromo c (Hill et al. 1981). Un enfoque más
flexible para la cuantificación de CO requería el metabolismo específico del gas. Las
bacterias oxidantes de CO poseen oxidorreductasas de CO. Este grupo de enzimas se
ha aislado en varios microorganismos carboxidotróficos, incluido el termofílico
Pseudomonas thermocarboxydovorans (Bell et al. 1985). Las características de la CO
oxidor ductasa de Pseudomonas carboxydovorans son particularmente adecuadas para
su uso en un sensor basado en enzimas, ofreciendo una mayor estabilidad (vida media
de varios días a temperatura ambiente) y una mayor afinidad por C (Km para CO = 0,6
µM) O que las enzimas de las bacterias carboxidotróficas (Bell et al. 1985).
Se han observado CO oxidorreductasas en varios carboxidótrofos mesófilos (Cypionka
et al. 1980) como P. carboxydovorans (Meyer y Schlegel 1980) y Pseudomonas
carboxydohydrogena (Kim y Henegan 1981). Los análisis químicos y espectrales han
demostrado que la CO oxidorreductasa de P. carboxydovorans
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4.4 Carboxidótrofos termófilos como biosensores para la detección de CO 97

ser una molibdenoflavoproteína de hierro y azufre que contiene dos moléculas de FAD,
ocho átomos de hierro, ocho de sulfuro lábil en medio ácido y probablemente dos de
molibdeno (Meyer 1982). La espectroscopia de resonancia paramagnética de electrones
(EPR) reveló que la enzima de P. carboxydovorans y P. carboxydohydrogena contenía
átomos de Mo (V) en dos ambientes químicos diferentes y dos centros de hierro y azufre
diferentes (Bray et al. 1983). Las propiedades de la CO oxidorreductasa de P. thermo
carboxydovorans termófilas se asemejan a la enzima análoga de las bacterias mesófilas
(Tabla 4.9). Sin embargo, la CO oxidorreductasa de P. thermocarboxydovorans muestra
las siguientes propiedades únicas: (1) la enzima es termoestable con una temperatura
óptima en el ensayo habitual de 80 °C; (2) la enzima tiene una Km aparente muy baja
para CO (0,5), unas 100 veces menor que los valores publicados para otras CO
oxidorreductasas (Meyer y Schlegel 1980; Kim y Hegeman 1981); y (3) la enzima puede
usar tanto citocromo c de corazón de caballo como ferricianuro de potasio como aceptores
de electrones (Bell et al. 1985). El aceptor de electrones natural de P. thermo
carboxydovorans es la ubiquinona (Bell et al. 1985). También se ha descrito CODH de
carboxidotrofos acetogénicos anaerobios como C. thermoaceticum y Acetogenic woodii
(Drake et al. 1980; Ragsdale et al. 1983). Sin embargo, sus CODH contienen níquel y
utilizan aceptores de electrones de mucho menor potencial, como tintes de viológeno,
ferredoxina y rubredoxina.
La Figura 4.24 muestra el esquema para la construcción de biosensores con enzima
redox como la CO oxidorreductasa. Alternativamente, se pueden usar mediadores de
bajo peso molecular como el etosulfato de fenazina (PES) en lugar del citocromo c (Fig.
4.25) para acoplar la reacción de oxidación a un electrodo (Turner et al. 1982; Davis et al. 1983).

Tabla 4.9 Propiedades cinéticas y moleculares de la CO oxidorreductasa de Pseudomonas thermocarboxydovorans (Bell


et al. 1985)

Propiedades

pH óptimo 7.5

Temperatura de máxima actividad 80 ºC

Km para CO 0,6 µM
inhibidores Acetileno, cianuro, metanol, 8-
hidroxiquinona, yodoacetato, p-
hidroximercuribenzoato Azul de

aceptores de electrones metileno, ferricianuro, tionina, etosulfato/


metosulfato de fenazina, citocromo c, 2,6-
diclorofenolindofenol Km para etosulfato de fenazina 3,8

µM Peso molecular (mediante filtración en gel) 310.000 Peso molecular


g átomo (por
mol-1a
velocidad
6,9 g átomo
de sedimentación)
mol-1a 0,7 g átomo
230.000
mol-1a
6,9

1,8a

Contenido de fe

sulfuro lábil en ácido

contenido mensual

Flavina

Absorción máxima 340 y 420nm


a
Calculado asumiendo un peso molecular de 270.000
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98 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

Fig. 4.24 Esquema que representa la construcción de un biosensor con enzima redox (Hill et al. 1981)

También se ha utilizado un ion ferrocenio como mediador sustituto de la transferencia de


electrones entre la CO oxidorreductasa y un electrodo de grafito. Esta clase de mediador
combina la electroquímica de buen comportamiento y la insensibilidad al oxígeno con una
selección de propiedades físicas y químicas adecuadas para sensores basados en enzimas (Cass et al.
1984). La cinética de la reacción homogénea entre el ácido ferroceno monocarboxílico y la
CO oxidorreductasa se estudió utilizando voltamperometría cíclica DC.
El efecto de la adición de CO oxidorreductasa sobre la electroquímica transversal del ácido
monocarboxílico de ferroceno en presencia de sustrato se muestra en la Fig. 4.26.
Se añadió enzima a concentraciones finales de 10–100 µM y la corriente anódica mejorada
obtenida se registró en función de la velocidad de barrido (Turner et al. 1985).
Aunque los experimentos de voltametría cíclica no mostraron indicios de electroquímica
directa de la CO oxidorreductasa o del sustrato, la corriente anódica mejorada obtenida en
presencia del ferrocenio (Fecp2R+ ) fue indicativa de la secuencia que se muestra en la figura
4.27.

Fig. 4.25 Reacciones en celdas de combustible de CO (Turner et al. 1982)


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4.4 Carboxidótrofos termófilos como biosensores para la detección de CO 99

Fig. 4.26 Voltamograma cíclico de corriente continua de ácido monocarboxílico de ferroceno en tampón
Tris-HCl saturado con argón que contiene a CO o CO oxidorreductasa sin adiciones y b Co y Co
oxidorreductasa (Cass et al. 1984)

Fig. 4.27 Secuencia indicada por la corriente anódica mejorada observada en experimentos de
voltamperometría cíclica en presencia de iones de ferrocenio (Bell et al. 1985)
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100 4 Aplicaciones Biotecnológicas de Carboxidótrofos Termofílicos

Fig. 4.28 Sonda de CO basada en enzimas (Colby et al. 1985)

La Figura 4.28 ilustra un sensor de CO basado en enzimas. El electrodo de trabajo se


construyó a partir de un disco de platino recubierto con una pasta de carbón que contenía el
derivado de ferroceno 1,1'-dimetilferroceno prácticamente insoluble como mediador (Turner et al.
1985). La CO oxidorreductasa se retiene en la superficie del electrodo mediante el uso de
una membrana permeable al gas. Se utiliza una pieza cilíndrica de lámina de plata como
pseudoelectrodo de referencia. Se aplica un potencial de +150 mV frente a Ag/AgCl a los
electrodos de enzima con una microcomputadora BBC equipada con una interfaz programable
(Fig . 4.29). Las respuestas amperométricas de los electrodos son registradas por una
computadora. Las sondas responden muy rápidamente al CO tanto en solución como en
forma de gas, alcanzando una corriente de estado estable en menos de 15 s. La corriente
obtenida es directamente proporcional a la concentración acuosa de CO hasta 60 µM, que
está muy por encima de la Km de la enzima en la solución homogénea (Km para CO = 0,6 µM) (Turner et al.
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4.4 Carboxidótrofos termófilos como biosensores para la detección de CO 101

Fig. 4.29 Una sonda de CO basada en enzimas conectada a una microcomputadora BBC a través de una interfaz
programable (Bell et al. 1985)

Las sondas son relativamente estables y la corriente disminuye aproximadamente un 12 %


por hora en funcionamiento continuo (Turner et al. 1985).
Las corrientes sustanciales producidas por este tipo de biosensor amperométrico junto
con su potencial para la producción en masa a partir de materiales simples sugieren que
esta es una ruta prometedora para un sensor de CO en miniatura barato con alta
especificidad. Es un dispositivo de monitoreo simple, económico y continuo que se ha
demostrado basado en la enzima oxidante de CO altamente específica. Se engaña a la
enzima para que no entregue electrones a su aceptor natural, el oxígeno. En cambio, los
electrones se entregan a un dispositivo de medición de corriente a través de mediadores
como el citocromo c o el ferroceno. El flujo de corriente proporciona una medida de CO
altamente específica, rápida y sensible en el rango de ppb a ppm. La sensibilidad y
especificidad de un biosensor de CO operado en el laboratorio ya se encuentran dentro de
un rango útil para las aplicaciones mencionadas anteriormente. Sin embargo, los diseños
capaces de operar en un entorno industrial en muestras de gas seco serán más difíciles de
lograr. Probablemente el mayor problema es el de la vida útil. Pueden concebirse dispositivos
con una larga vida de almacenamiento, pero una vida útil limitada, que tendrían una
aplicación limitada para pruebas de una sola vez. Sin embargo, el biosensor de CO industrial
realmente robusto y libre de mantenimiento espera una mejora considerable en la estabilidad del sistema.
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Capítulo 5
Conclusiones

Ahora se sabe mucho sobre los carboxidótrofos. En un futuro cercano, los carboxidótrofos jugarán
un papel cada vez más importante en varias industrias y en la biotecnología ambiental como fuente
de nuevas enzimas y procesos que ocurrirán sin pretratamiento en condiciones menos extremas.
Los desarrollos de investigación recientes resaltan aún más el tremendo potencial de tales
microorganismos, abriendo el camino a una amplia gama de nuevas aplicaciones.

La producción microbiana de electricidad puede convertirse en una forma importante de


bioenergía en el futuro porque las MFC ofrecen la posibilidad de extraer corriente eléctrica de una
amplia gama de desechos orgánicos complejos solubles o disueltos y biomasa renovable.
Por lo tanto, la generación de electricidad en celdas de combustible microbianas (MFC) ha sido
objeto de importantes esfuerzos de investigación. Si bien se ha demostrado la aplicación de MFC
para la producción de electricidad a partir de una variedad de fuentes orgánicas, se ha informado
muy poca investigación sobre la producción de electricidad a partir de monóxido de carbono y gas
de síntesis (syngas) en un MFC. Un proceso basado en MFC de conversión de gas de síntesis en
electricidad ofrece una serie de ventajas, como una alta eficiencia de Coulombic y actividad
biocatalítica en presencia de monóxido de carbono y componentes de azufre. Sin embargo, la
optimización de los componentes biológicos y de ingeniería es necesaria antes de la aplicación del
diseño. En comparación con las contrapartes mesófilas, las MFC termófilas podrían demostrar
mayores tasas metabólicas y de producción actual como lo indican otros bioprocesos complejos a
temperaturas elevadas. Aunque los rendimientos de corriente y energía son relativamente bajos en
la actualidad, se espera que con las mejoras en la tecnología y el conocimiento sobre estos sistemas
únicos, la cantidad de corriente eléctrica (y energía eléctrica) que se puede extraer de estos sistemas
aumentará enormemente proporcionando un entorno sostenible. forma de convertir directamente el
gas de síntesis en energía útil.

Los biocombustibles son una fuente prometedora de energía sostenible. La biomasa puede
convertirse en gas de síntesis (syngas) a través de la gasificación y transformarse en combustibles
utilizando microorganismos carboxidotróficos que pueden convertir el CO, H2 y CO2 del gas de
síntesis en combustibles como etanol, butanol e hidrógeno. El descubrimiento de nuevos
carboxidótrofos termofílicos capaces de producir un mayor rendimiento del producto, así como de cambios metabólic

© El(los) Autor(es) 2014 103


SM Tiquia-Arashiro, Carboxidótrofos Termofílicos y sus Aplicaciones en
Biotecnología, Bacterias Extremófilas, DOI 10.1007/978-3-319-11873-4_5
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104 5. Conclusiones

ingeniería de catalizadores microbianos existentes, hace de esta tecnología una opción viable
para reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles. Los microorganismos
carboxidotróficos termófilos que fermentan el gas de síntesis que se informan aquí poseen
características ventajosas para la producción de biocombustibles y tienen potencial para futuros esfuerzos de inge
Desafortunadamente, se han aislado pocos carboxidotrofos termofílicos que producen
biocombustibles a partir de gas de síntesis. Los carboxidotrofos termófilos pueden tener una
ventaja frente a los microorganismos mesófilos, ya que se requiere menos enfriamiento del gas
de síntesis antes de introducirlo en el biorreactor. Además, las temperaturas más altas pueden
conducir a tasas de conversión más altas y favorecen la separación del producto por destilación.
Si las condiciones se eligen adecuadamente, es posible aislar carboxidotrofos termofílicos que
producen biocombustibles (p. ej., etanol o butanol).
Los carboxidotrofos termofílicos poseen un potencial sustancial para la degradación de los
contaminantes ambientales. Sin embargo, el conocimiento de las rutas de degradación termófila
es aún muy limitado y las propiedades de las enzimas involucradas son en gran parte
desconocidas. Esta es un área interesante para futuras investigaciones, que necesita ser
explotada. Se descubrirán nuevas vías de degradación con nuevas reacciones catalizadas por
nuevas enzimas, que conducirán a nuevos procesos biotecnológicos.
Uno de los rendimientos más rápidos y sustanciales de la inversión en investigación en nuevas
áreas de la biotecnología probablemente provenga del campo de los biosensores. Existe un
mercado más pequeño pero significativo para el control de procesos y sensores ambientales (p.
ej., biosensor de CO). La detección de CO es necesaria en minas, aparcamientos subterráneos,
túneles de carretera y diversas situaciones industriales. Muchas de estas aplicaciones requieren
un mayor grado de especificidad que el que ofrece la tecnología convencional para minimizar las
falsas alarmas o lecturas. Otra consideración es el mercado potencial que puede estar disponible
para dispositivos de muy bajo costo. La mayor parte del trabajo sobre biosensores de CO se ha
llevado a cabo con CO disuelto, aunque se ha demostrado que los sensores funcionan en una
corriente de gas. Se requiere el desarrollo de este principio para producir sensores fabricables
con características de rendimiento realistas.
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