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TATUAJES EN LA ENTREPIERNA

PARA MUJERES QUE NO TEMEN


EXPLOTAR SU SENSUALIDAD

Me dejo llevar
por ese olor a jazmín.
Profetiza la demencia
que padeceré.
Mientras
me hundo en la caverna
donde brotan rosas desnudas.
—Walter Morán, “Entrepierna”
-
Tal vez huele a jazmín como lo recuerda Morán o tal vez el
aroma no es del todo agradable. Quizá es blanca como la luz de
la mañana u oscura como una noche de terror. Puede que sea
lisa como una perla o espesa como la jungla misma, pero esa
es una de las partes femeninas que más gustan a los hombres
y a otras mujeres por el simple hecho de permanecer oculta y
solamente mostrarse en plenitud de la intimidad de dos.
¿Por qué gusta tanto? Porque es una zona erógena que,
obviamente, no se deja ver con facilidad, por lo que se crea
expectativa alrededor de ella y su función. Caer rendido ante
los encantos de tan querida parte, puede ser tan fácil como
enamorarse de la persona equivocada porque no sólo es una
zona enigmática y llena de sorpresas, sino que es el marco de
otro de los atractivos del cuerpo femenino, la vagina.

-
«[…] sé, sin embargo, la exacta huella donde
tocar el hombro de una mujer en solar desierto, mugriento,
subiendo la sangre, sangrando desde abajo,
 
sudando en los trabajos y los días,
en la semipenumbra del día agonizante,
en la entrepierna sibilante y lúbrica
en la línea exacta de su terminación
donde espalda y nacimiento dejan lugar
para envainar sables de vigor y dolor».
—Jorge Ernesto Olivera, “Los trabajos y los días” (Fragmento)
-
Sin las piernas abrazando la flor que a tantos les gusta percibir
con los cinco sentidos, probablemente no sería lo mismo y es
que por muy inusual que esto sea, la entrepierna no sólo es un
atractivo físico, sino un lienzo para poder plasmar hasta los
más profundos sentimientos. Mismos que nacen del corazón y
mente de aquél que sabe apreciar los detalles más mínimos de
la anatomía, porque siendo sinceros y hasta científicos, nadie
presta atención a terrenos tan escondidos y mucho menos para
dedicarle una obra de arte como un poema o un tatuaje.
De los poemas ya se han encargado los grandes de los versos,
personas enamoradas y pasionales que han hecho de una parte
tan simple y olvidada como la ingle una majestuosa divinidad
(casi). Pero los tatuajes te corresponden a ti. ¿Qué significa
para ti tener la ingle llena de garabatos? Quizá nada, hasta que
te das cuenta de que las posibilidades son infinitas. Desde un
simple corazón hasta un elaborado jardín, mismo que
terminaría de adornar la belleza de los genitales femeninos.
-
«[…] la que ha mirado
abrirse en abanico su entrepierna,
la que arrancándose del vientre rayos,
peleando con el león de su dolor, girando
como un viaje de centauros por su cuerpo,
he dado a luz;
 
yo,
quiero testificar:
estoy aquí frente a este ser que tiembla,
el que emana una esencia de gardenias calientes».
—Ana Istaru, “Testimonio” (Fragmento)
-
Llevar un tatuaje en zonas poco comunes sólo puede
convertirte en alguien atrevida, que no se inmuta en cuanto a
su sexualidad, pero es también un dibujo provocativo que incita
a disfrutar del placer y de la sensualidad. No se trata de incitar
a algún acto de violencia, sino de demostrarle al mundo que
una mujer no tiene miedo al dolor de las agujas inyectando la
tinta, mucho menos lo tendrá a entregarse a sus deseos y a su
pasión.
Nada es tan libre como el cuerpo, por ello, llevar un tatuaje,
una perforación o alguna modificación es señal de la
naturalidad y autodeterminación propia de una persona valiente
que se atreve y se arriesga.
-
«Hoy tampoco vendrá
llueve ceniza en la entrepierna de la tarde
y siento el frío ese que se siente cuando no hace frío
y hasta Rimbaud se me cae de las manos
en la memoria nieva lana sucia
mientras el otoño con sus dientes de rata despelleja los árboles
con sus dientes de rata los despelleja».
—Ramón Irigoyen, “La Vraie Vie Est Absente” (Fragmento)
-
 
El dolor es sólo un incentivo para la vida, misma que es
agresiva, violenta, mordaz y hasta demencial, pero es gracias a
ese “sufrimiento” que el alma encrudece y se esfuerza por
brindarle al mundo una mejor versión de sí. La sensualidad es
una manera de libertad, ya que pocas personas se atreven a
demostrarla de una manera obstinada; de hecho, el mundo se
inmuta ante una mujer que se muestra desnuda y con
seguridad en sus pasos y actitudes.
Usar como lienzo una parte tan sensible y poco convencional
resulta una acción tenaz, hacer surgir el espíritu salvaje y libre
que se esconde debajo de la piel, en especial si es una dermis
adornada con un bello paisaje, un ramo de flores o símbolos
tribales que embellecen aquella parte secreta del cuerpo
femenino.

-
«Te llevo
en la camisa
en la espalda
en el entrepierna
en el cuello
más allá del cuerpo
te sudo.
Caracas
conviertes vapor
transpiración
en esencia de esta vida urbana».
—Enrique Viloria Vera, “Acuosa” (Fragmento)

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Si aún estás fascinado con el erotismo de las piernas y lo que
hay entre ellas, lee el cuento titulado Una de dos  y
posteriormente, conoce a la mujer que se dejó tocar para hacer
consciencia y que sientas vergüenza de tus actos.

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