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El Chivo

Ganado caprino en el paraje La Japonesa (Avellaneda, Río Negro, Argentina).


Es un animal de pequeña talla, con cuernos arqueados, muy ágil y adaptado a saltar
y escalar. Su distribución es amplia y se encuentra en casi todo el mundo,
principalmente en las zonas montañosas. Existen cabras salvajes, pero la mayoría de
ellas fueron domesticadas por el hombre.2
La cabra es criada por su leche (usada frecuentemente en la producción de quesos),
así como por su carne, piel, y pelo. Algunas razas son criadas especialmente para
la producción de fibra (pelo), como la « angora » originaria de Turquía (Angora era
el antiguo nombre de Ankara) e igualmente la «cachemira ».
El macho se llama cabrón o macho cabrío, y las crías se distinguen con los nombres
de cabritos, chivos o chivas, el primero mientras maman y el segundo hasta que
cumplen un año; desde esta época hasta los dos años se denominan primales o
primalas; desde los dos a los tres años machos llanos y a las hembras con el de
cabras; pasada esta edad machos cuatreños y a aquellos a quienes se les castra,
sobre todo los que han servido de padres, se les llama castrones.
El macho y la hembra tienen caracteres tan marcados que los hacen distinguirse
desde lejos; el primero no solo se conoce a simple vista en las partes genitales y
en sus cuernos, sino que el olfato le hace distinguir por lo desagradable de su
olor; la hembra es notable por la longitud de sus ubres. Ambos sexos tienen cola
corta, un mechón de pelos largos sobre la barba y la mayoría dos glándulas en el
cuello que se distinguen con el nombre de mamellas.3

Razas
Hay gran cantidad de razas caprinas, las más conocidas entre ellas son: alpina,
raza lamacha, saanen, angora, cachemira, cabra enana, anglo-nubiana, bóer, entre
otras.4 Entre las razas españolas destacan la murciano-granadina, la malagueña, la
florida y la canaria, como razas lecheras. También son muy interesantes como
reserva genética dos razas en peligro de extinción, como son la serrana andaluza y
la blanca celtibérica.
Hábitat
Cabras en el monte.
Las cabras viven bien en todos aquellos terrenos en que, por su pendiente,
elevación y plantas que se crían, sería de todo punto imposible mantener otra clase
de cuadrúpedos. Les es muy conveniente la hierba con el rocío de la mañana y por lo
mismo en verano se las saca a pastar en cuanto despunta la aurora; huyen de los
terrenos pantanosos, que las perjudican en extremo, y su inclinación las hace
trepar por los montuosos donde encuentran alimento en abundancia, y lo mismo que en
las tierras estériles donde consumen zarzas, espinos y otras clases de maleza.
Cabra ramoneando.
Linneo cuenta hasta seiscientas especies que alimentan a las cabras, con la
particularidad de que en ciertas ocasiones eligen y prefieren algunas que en otras
no tocan y mientras comen con gusto y provecho el díctamo, el pentafilion y la
cicuta ordinaria, huyen de la sabina, la zaragatona, y del fruto y hojas del
bonetero, que las envenenan y las matan. Luego que han pastado de madrugada, se las
vuelve al establo para que pasen resguardadas en él las horas de calor. En invierno
se alimentan muy bien con sarmientos de las viñas, ramas de olmos y fresnos,
rábanos, nabos, y generalmente con todos los desperdicios de las huertas. Se las
saca a pastar a las nueve de la mañana hasta las cinco de la tarde, en que se
vuelven al establo o corral en que se recomienda la mayor limpieza y ventilación.
El clima más apropiado para las cabras es el frío, en el que adquieren más completo
desarrollo; así se observa que en todos los países situados al norte son mayores
que las que se crían en los países meridionales.
Se conoce la edad de las cabras en los dientes y en los anillos o círculos de los
cuernos, al igual que la de las ovejas. Los dientes incisivos en la mandíbula
anterior y posterior se caen y renuevan ordenadamente en la oveja y en la cabra. La
vida de esta es por lo regular de diez a doce años, si bien cuidándolas mucho
suelen vivir hasta dieciséis o dieciocho.
Reproducción
Crianza de un cabritillo
Cabra preñada
Son estos animales adecuados para la generación desde los dos hasta los siete años
pero la edad más conveniente es la de tres años. Así se ha observado por la
robustez y desarrollo de los cabritos. A los seis años, el macho suele ya
encontrarse apurado y débil de cuyo defecto participan las crías y es preciso no
caer en este inconveniente, lo mismo que en el de la precocidad, pues si bien puede
engendrar la cabra a los ocho meses y el macho cabrío se encuentra en disposición
al año, los frutos de esta generación serían tan defectuosos como los habidos
cuando ya se encuentran sin fuerzas y apurados.
La época para engendrar es desde septiembre a octubre y noviembre; en algunos
climas suele ser en mayo y a mediados de invierno.
Mientras las cabras estén preñadas, se las debe cuidar con el mayor esmero y
solicitud, procurando que no las falte agua de continuo y dándoles por alimento del
mejor, días antes y después de parir. El parto es laborioso y por lo tanto
necesitan que se las ayude para facilitarlo. El cabrito debe mamar de un mes a seis
semanas y a medida que se le vaya acostumbrando a tomar otro alimento, como hierba
tierna o heno del mejor, se le va quitando la leche poco a poco, hasta que bien
acostumbrado a comer, se le quita de una vez.
A los seis o siete meses suelen los cabritos entrar en calor, y por esto y para que
se sientan menos se les castra de tiernecitos; por ejemplo, los que nacen en
septiembre se les puede castrar en marzo, los de diciembre en abril o mayo, y los
de marzo a finales de septiembre.

Productos

Leche de cabra
Entre los beneficios de más consideración que rinden las cabras al agricultor se
encuentra el de la leche y como entre ellas hay algunas mejor dispuestas que otras
para esto, es preciso que se cuide al escogerlas que sean grandes, fuertes y
ligeras, de pelo espeso y con las ubres gruesas y largas. Una vez escogidas las que
reúnan estas condiciones, todavía quedan al agricultor medios de aumentar tan
interesante producto; los buenos y abundantes pastos mezclados con dictamo y
pentafilion, la bebida constante y periódica por mañana y tarde, dándolas de vez en
cuando alguna sal, la quietud en el establo, el orujo de aceites para pasto, los
desperdicios de la huerta cocidos con salvado o harina de maíz, y las patatas
cocidas también con salvado, son medios eficaces para aumentar la leche de las
cabras.
Ordeño de una cabra
Se las ordeña dos veces al día, mañana y tarde, al igual que a las vacas, y se
efectúa convenientemente esta operación escurriendo la mano desde la parte superior
de la ubre hasta abajo sin interrupción, con lo que se logra no separar la leche de
la manteca. La leche de cabras es un medio entre la de vacas y la de burras, es muy
sana[cita requerida] y se consume mucha tanto cruda como cocida y en variedad de
platos, hasta el punto que solo para este objeto se mantienen en muchos pueblos
grandes rebaños de cabras. Dan más leche que las ovejas y hay países donde dan una
cantidad extraordinaria: por lo regular la temporada de leche dura de seis a siete
meses.
Se emplea muchas veces como medicamento, toma la virtud de las plantas que el
animal ha comido y se cuaja con facilidad.[cita requerida] Por esta razón en los
países donde abunda mucho y no se puede consumir todo el líquido, se destina una
gran parte para elaborar quesos, sobre todo mezclándola con la de vacas, tal como
se practica en algunos puntos de Asturias.
Costillas de cabra

La carne de la cabra y el cabrito se benefician también por el agricultor; la


primera es inferior e indigesta, tiene un gusto fuerte y una especie de humillo a
monte que la hace muy desagradable; pero se suele sacar el mejor partido echándola
en sal. En los climas fríos es mucho más desagradable que en los cálidos; así la
que se vende frecuentemente en los pueblos de Andalucía es más agradable que la de
los pueblos de Castilla. El cabrito es en todas partes un manjar fino y delicado, y
de tanta más importancia cuanto se logra y cría con facilidad; para que el cabrito
sea bien estimado es preciso que sea lechón, porque al poco tiempo de destetados
participan ya del mal sabor de la cabra.
Boina de pelo de cabra (mohair)

El sebo es otro artículo de excelente aprovechamiento; para la fabricación de velas


es el mejor que se conoce por su blancura y transparencia; en medicina se emplea a
la par que el tuétano como emoliente y anodino.

La piel es de tanta utilidad, tanto la de la cabra como la de cabrito, que se hace


con ella intenso comercio; los cordobanes, tafiletes, cabras, antes, cabritillas, y
otros varios curtidos, se sacan de las pieles de estos animales que sirven también
para colambres y pellejos de vino, aceite, miel, etc.

El pelo de cabra entra también como auxiliar de varias artes, y cuidando bien el
ganado puede rendir pingües beneficios al agricultor. Se emplea en la fabricación
de sombreros, en varias telas, como el camelote, barragán, etc., y en algunos
puntos se elaboran con él cuerdas o sogas muy estimadas por la apreciable cualidad
que las distingue de no pudrirse en el agua. Las especies de cabras de Angora y
Cachemira, cuya aclimatación en Europa es un hecho comprobado, las lanas de estos
animales se aprovechan para tejidos delicados y de gran estimación.
Perjuicios de su cría
Cabras subidas a un árbol.

La educación de la cabra en los países de arboledas, plantíos y sementeras es muy


difícil, a menos de que no se la someta a las leyes de la más severa domesticidad.
No solamente destruye los árboles nuevos, sino también los viejos y la defensa que
se pone para quitarlos del alcance de los otros animales, es de todo punto inútil
con la cabra, para la que no hay obstáculo de ninguna especie; de un salto se
encaraman en los árboles, cuyas ramas tiernas apetecen mucho, y les inutilizan
completamente. El mejor medio de evitar estos inconvenientes es el de llevarla a
terrenos estériles, pedregosos y montañosos, lo cual se consigue sin gran esfuerzo,
confirmándose el adagio de que la cabra tira al monte y, llevarla siempre por
veredas determinadas, acostumbrándola en lo posible a que no varíe de camino.
Enfermedades

De todos los animales, la cabra es la que está menos expuesta a enfermedades. No


obstante, éstas pueden clasificarse del siguiente modo:

Las internas
de la cabeza, son el vértigo o modorra, el letargo, la apoplejía. y la
tembladera.
del tronco son la calentura, la tos, la esquinencia, la hidropesia, la
hinchazón de la matriz, el orinar sangre o hematuria, la diarrea, el estreñimiento,
la zangarriana, el fuego de San Antón o sacro y las enfermedades pútridas.
Las externas
de la cabeza son la fractura de los cuernos, la uña, la papera, la boquera,
las aftas y las enfermedades exteriores de los ojos.
del tronco son la sarna, la fractura de las costillas, la relajación de
riñones, las úlceras en la vulva, etc.
de los extremidades, son los tumores en las rodillas y en los corvejones,
las relajaciones y dislocaciones, las fracturas, las mordeduras de animales
venenosos, la pera, etc.

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