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LA FAMILIA EN LA HISTORIA.
Ponte a pensar en tu árbol genealógico, aquel en el cual aparecen los nombres de las personas de tu familia
directa, de las generaciones que te anteceden (los padres, los tíos, los abuelos, los bisabuelos, tatarabuelos),
y de las personas que hacen parte de tu generación (hermanos y primos).
Ahora bien, también puedes analizar qué características tiene tu familia y qué similitudes y diferencias posee
con respecto a otras familias que conoces, y otras de hace dos, tres o cuatro décadas. De esta manera puede
hacerte a una idea de que es la vida familiar en tu contexto y de lo que conserva la institución familiar a pesar
del tiempo y las circunstancias culturales. Reconocer de dónde venimos, quienes son nuestros ancestros y
parientes, permite evidenciar que la familia es una comunidad de vida y amor, cargada de historia, afectos y
unión.
a) ¿Cuáles son los cambios más significativos que ha tenido la familia a lo largo de la historia humana?
b) ¿Qué ha contribuido a esos cambios?
c) ¿Cómo percibes a la familia de la sociedad actual?
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Lee comprensivamente y subraya las
ideas principales.
La familia a través del matrimonio es una búsqueda de plenitud, de un camino de felicidad. Pero para
alcanzarlo, los esposos deben estar dispuestos a sacrificarse el uno por el otro y a superar los tropiezos y las
dificultades.
El amor conyugal y familiar, como totalidad se hace exclusivo y permanece fiel con el transcurrir del tiempo, sin
reservas ni egoísmos.
La cultura nace con el mandato inicial de Dios a los seres humanos: crecer y multiplicarse, llenar la tierra y
someterla (Genesis 1,28-30). De tal forma que la cultura es cultivo y expresión de todo lo humano en relación
amorosa con la naturaleza y con la dimensión comunitaria de los pueblos y de las familias.
En la revelación bíblica se explica el origen y el carácter natural de la familia, pues surge cuando Dios instituyó
el sacramento matrimonial, es decir, cuando dispuso que el hombre dejaría a su padre y a su madre y se uniría
a su esposa para ser con ella una sola carne. De conformidad con dicha revelación, el magisterio de la iglesia
muestra cómo la familia original, por una parte, es el resultado de una relación monogámica y por otra parte,
se constituye a partir de la independencia del esposo y la esposa con relación a su respectiva familia paterna
y materna.
La perspectiva propiamente histórica nos muestra que en muchos de los grupos más primitivos de que se tenga
noticia, los núcleos familiares eran poligámicos, patriarcados y matriarcados, y muchas comunidades, a
menudo, mantenían vínculos de parentesco, y se denominaban “unidades económicas”. Los cambios sociales
han alterado la unidad familiar y los valores que la consolidaban. Estas transformaciones han vuelto comun la
familia monoparental, aquella en la que los hijos y las hijas viven sólo con el padre o con la madre, en situación
de soltería, viudez o divorcio.
La familia base fundamental de la sociedad
Desde la antigüedad, filósofos, historiadores y líderes religiosos han considerado la familia como la base del
orden social, el fundamento sobre el que se afianzan las naciones. Cicerón, por ejemplo, habló de la familia
como la “primera sociedad”, y “campo de semillas del estado”. La declaración Universal de los Derechos
Humanos, proclamada por las Naciones Unidas en 1948 describe la familia como “la unión natural y
fundamental de la sociedad”.
La familia es la comunidad universal e irremplazable de toda sociedad, basada en la naturaleza humana. Es la
principal fuente de identidad de un individuo, de autoestima y de apoyo y sustento. Es la primera escuela en la
vida de un recién nacido, y especialmente apta para enseñar a los niños carácter, valores morales y éticos,
responsabilidad, servicio y sabiduría. Como señalo las Naciones Unidad en el Programa del Día Internacional
de la Familia en 1994, la familia provee el contexto natural para el desarrollo emocional, material y financiero
de sus miembros, así como el apoyo esencial para su crecimiento, en particular para infantes y jóvenes, la
familia es un medio vital para preservar y transmitir valores culturales”.
Estos roles de transmitir valores culturales y socializar a los niños hacen a la familia indispensable para la
sociedad, principalmente como transformadora del niño indefenso recién nacido a un ciudadano responsable y
adulto.
7. ¿Cuáles son los cambios más significativos que ha tenido la familia a lo largo de la historia humana?
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8. ¿Qué ha contribuido a esos cambios?
9. Escribe una oración para las familias dando gracias a Dios por ellas.
10. Resuelve en esta fotocopia la siguiente actividad.
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Colegio María Auxiliadora – Educación Religiosa Grado Séptimo GUÌA # 2
Tema: La familia educadora de los hijos Fecha
Desempeño: Expresa y practica en su vida cotidiana los valores aprendidos
en su familia. Calificación
Estudiante:
¿Te has preguntado qué tipo de relaciones humanas se viven en familia? Descubre en el siguiente
testimonio las relaciones humanas que se pueden establecer en un grupo familiar, sin importar las circunstancia
que se vivan.
Me llamó Sandra. Quede huérfana de mamá a los once meses de nacida. Desde entonces
mi papá se ha convertido en padre y madre a la vez para mí, aunque viví con mi abuela
materna en contra de la voluntad de mi padre. Tengo dos hermanos, ambos se encuentran
fuera de mi país. La relación con ellos, cuando éramos pequeños solía ser de discordia;
peleábamos por los juguetes o porque no nos entendíamos. A pesar de ello, con los años,
superamos las dificultades, aprendimos a vivir en comprensión y mucho cariño. Me
acuerdo mucho de una ocasión en que para una convivencia en el colegio donde asistía,
tenía que llevar una carta de mi mamá. Mi papá me escribió una, y desde luego no tenía
la de mi madre. Pero, para mi sorpresa y alegría, cuando fue el momento de leer las cartas,
no solo recibí la de mi papá, sino que también la de cada una de las mamás de mis amigas
y compañeras. Actualmente tengo una gran familia: mi padre, mis hermanos y, ahora mi
hija, y ellos me tienen a mí.
Todo hogar cristiano permite a sus miembros actuar con responsabilidad frente a Dios y al prójimo, asumir
compromisos sociales y espirituales, vivir y dejar vivir, ser amado y amar, ser servido y servir, e incluso dar la
vida para que otros tengan vida.
La Familia y la Iglesia nacen en Cristo, ya que, por su pasión, muerte y resurrección (Rm 6,9), nos atrae a todos
hacia Él (Jn 12,32), y porque, al enviarnos a su espíritu renovador, constituyo a su cuerpo que es la iglesia, y a
la familia, en medio de ese cuerpo.
La familia que permanece inserta en la iglesia, entendida esta como una comunidad de creyentes, se hace
partícipe de la dignidad de Cristo es reconfortada continuamente por el Señor por medio de la oración.
La familia es una realidad vital de la iglesia cristiana, al punto que se le considera el primer núcleo de
evangelización; promotora de la fe, del desarrollo social y cultural; edificadora de la iglesia y participe de la
misión evangelizadora a través de su testimonio y vida comunitaria.
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JEAN PIAGET, resalta desde la perspectiva del desarrollo gradual de la afectividad y la inteligencia, el
surgimiento de las primeras intuiciones morales de los niños (fase de los dos a los siete años) producto de su
relación e interacción con los adultos. Dentro del mundo de las valoraciones que surgen como resultado de los
nuevos intereses que se desarrollan en relación con los padres, se destaca el valor del respeto señalado por
muchos psicólogos como la fuente y origen de los sentimientos morales.
“La primera moral del niño es la de la obediencia y el primer criterio del bien es, durante mucho tiempo, para
los pequeños, la voluntad de los padres. Lo valores morales así constituidos son, pues, normativos, en el sentido
de que ya no están determinados por simples regulaciones espontáneas, a la manera de las simpatías o
antipatías, sino que, gracias al respeto, emanan de reglas propiamente dichas”.
El ser humano es esencialmente comunicativo, por lo que está llamado a colaborar a otros y dejar que los
demás le colaboren: tienden esencialmente al intercambio, a la entrega y a la participación, como se requiere
en la familia y en la sociedad. El propósito social del ser humano se realiza en el reciproco dar y participar. La
esencia de las diversas estructuras familiares y sociales está determinada por la vivencia de los valores
relacionales que en ellas intervienen.
Los valores se pueden entender como la “forma de vida que puede alimentar las disposiciones afectivas que,
durante toda la vida, serán auténticos cimientos y apoyos de una fe viva”. Además, se puede decir que son los
principios básicos para la educación en el hogar junto con la amabilidad, la corrección y la gentileza en el trato
mutuo entre padres e hijos.
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