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Luis Miguel Alcántara Velarde

Análisis de la película: El Violín

El prólogo de la cinta es brutal que describe la cruda realidad represiva del ejército
Mexicano de turno, muestra a miembros del Ejército interrogando a campesinos
con humillaciones torturas y muerte. Sin que se mencione de manera explícita, se
entiende que la acción transcurre durante el periodo de la guerra sucia, en los
años setenta, y en una región que pudiera ser la sierra guerrerense. Es claro para
el espectador, sin embargo, que la región y la época han quedado indeterminadas
por la sencilla razón de que las circunstancias de pobreza extrema y de rebelión
incipiente son tan vigentes hoy como hace 30 años.

Al mismo tiempo nos relata la historia de don Plutarco, un anciano violinista que se
ve atrapado en los enfrentamientos entre el Ejército mexicano y la guerrilla. Don
Plutarco amparándose en una doble identidad y en compañía de su hijo Genaro,
quien toca la guitarra, y de su nieto Zacarías recorre poblaciones campesinas
ganándose el sustento, mientras en la región cunde la revuelta contra el gobierno.
Al ocupar el Ejército el poblado de don Plutarco y ganar su hijo la sierra como
combatiente, el anciano logra cautivar con su música a un militar, por lo cual
establece entre ambos una extraña relación de complicidad y recelo mutuos, que
ayuda a que la guerrilla pueda tomar un poco más el control de la zona e ir
instalándose ya en la sierra para poder llegar antes que los militares al pueblo, que
se estaba suscitando, la masacre indígena.

Si lo relacionamos, con un poco de historia, esto puede ser el inicio del


movimiento indígena que surgió en México en el año de 1969, como Fuerzas de
Liberación Nacional (FLN), donde un grupo de indígenas de la zona de Chiapas se
levantaron contra las injusticas del gobierno federal, mediante el paso que
muchos jóvenes consideraran los canales legales de participación política
cerrados y apostaran por la formación de organizaciones armadas clandestinas
para buscar el derrocamiento de un régimen que, desde su punto de vista era
autoritario, y así mejorar así las condiciones de vida de la población.
Esta realidad descrita es un común denominador en la mayoría de los países
latinoamericano en donde se demuestra la ambición de los hombres por el poder y
llegando hasta atentar contra la vida de su compatriotas. Ante esta serie de abuso
el pueblo reprimido busca agruparse en ejércitos sediciosos para defenderse de
las injusticas del gobierno de turno.

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