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Si-

Editorial CLIE
Galvani, 113
08224 TERRASSA (Barcelona)
LA DOCTRINA DE LA SANTIDAD
Un estudio histórico y sistemático
© por el autor
Depósito Legal: B. 16.608-2001
ISBN 84-8267-210-X
Impreso en los Talleres Gráficos de la M.C.E. Horeb,
E.R. n° 2.910 SE -Polígono Industrial Can Trias,
c/Ramón Llull, 20- 08232 VILADECAVALLS (Barcelona)
Printed in Spain

Clasifíquese: 0056 TEOLOGÍA - Teología contemporánea


C.T.C. 01-01-0056-06
Referencia: 22.43.21
ÍNDICE
Prólogo 9
Introducción 13
Cap. I
RESEÑA HISTÓRICA DE LA DOCTRINA DE
SANTIDAD 17
A. Desde el inicio hasta el Concilio de Nicea 18
1. El montañismo 19
2. El arrianismo 19
3. El monasquismo 20
B. Desde el Concilio de Nicea hasta la Reforma 21
1. La Teología de Santidad de San Agustín 21
2. La Teología de Santidad de Tomás de Aquino 23
C. Desde la Reforma hasta la Era Moderna 23
1. El movimiento quákero 24
2. El movimiento metodista 26
D. Desde la Era Moderna hasta el pentecostalismo 31
1. La Teología de Santidad de F. Scheleirmarcher 32
2. La Teología de Santidad de K. Barth 32
E. Desde el pentecostalismo hasta nuestros días 34
1. El movimiento pentecostal 34
2. El movimiento carismático 35
Cap. II
INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA DOCTRINA
DE SANTIDAD 39
A. La doctrina de la Santidad desde una perspectiva
teológica 40
1. La doctrina de Santidad desde una perspectiva
arminina-wesleyana 41
M DOCTRINA DE LA. SANTIDAD

2. La doctrina de santidad desde una perspectiva


calvinista 45
3. La doctrina de Santidad desde una perspectiva
pentecostal 49
B. Generalidades de la doctrina de Santidad 53
1. Propósito y finalidad de la Santidad 53
2. Razón de la Santidad 54
3. El radicalismo de la Santidad 55
4. La naturaleza de la Santidad 59
5. La Santidad como ciencia 61
Cap. III
EL PROBLEMA DUAL DEL PECADO Y SU
REMEDIO 65
A. El pecado personal y voluntario 66
1. El primer acto de pecado cometido por el hombre 66
2. La naturaleza perversa del pecado 68
3. El Remedio 69
B. El pecado original 70
1. La naturaleza heredada 70
2. ¿Existe el remedio? 71
Cap. IV
LA DOCTRINA DE SANTIDAD EN LA REVELACIÓN
Y EN LA RAZÓN 77
A. La doctrina de Santidad en la revelación 78
1. En el Antiguo Testamento 78
2. En el Nuevo Testamento 80
B. La doctrina de la Santidad en la razón 88
Cap. V
EL PROCESO DE LA SANTIDAD EN EL
CREYENTE 95
A. La iniciación del proceso de Santidad 96
1. Requisitos para Iniciar el proceso de Santidad 96
2. El Desarrollo del proceso de Santidad en el
creyente 99
Indice

B. Pruebas del proceso de Santidad en el creyente 100


1. La prueba lógica 101
2. La prueba exegética 102
Cap. VI
LA EVIDENCIA DE LA SANTIDAD EN EL
CREYENTE 111
A. El carácter de la evidencia de la santidad 112
1. El testimonio de lo consciente 112
2. El testimonio de Dios o del Espíritu Santo 113
B. El fruto del Espíritu Santo como evidencia de la
santidad 114
1. El fruto del Espíritu Santo que se relaciona con
Dios J16
2. El fruto del Espíritu Santo que se relaciona con
unos con otros 117
3. El Fruto del Espíritu Santo que se relaciona con
nosotros mismos 119
Conclusiones 123
Anexo 133
Bibliografía 137
PRÓLOGO

Uno de los temas fundamentales de la Biblia es el de la


Santidad. La palabra Santidad aparece tantas veces como la
palabra pecado, haciendo de estos dos temas los de mayor co-
bertura en el mensaje de las Sagradas Escrituras. A pesar de este
énfasis, el vocabulario de la Iglesia actual está más concentrado
en otros tópicos como ser el iglecrecimiento, evangelísmo, mi-
siones y guerra espiritual etc. Temas que por sí son importantes
y que la Biblia trata de ellos.
Debido al desmesurado crecimiento en la Iglesia en América
Latina, el liderazgo ha invertido sus esfuerzos en cómo atender
esa masa de gente necesitada que llegan a sus templos así como
en los aspectos logísticos y estratégicos del crecimiento. Esto ha
hecho que la doctrina de Santidad no sea tocada con la debida
frecuencia y énfasis que amerita. Sin embargo, el tema de la
Santidad tiene que ver con la calidad de vida que ese torrente de
personas deberían vivir. Por ende, es pertinente que el púlpito
enarbole nuevamente esa bandera y lo predique a tiempo y fuera
de tiempo, remplazando la Psicología del Espíritu por la expe-
riencia del Espíritu en el corazón del individuo. Este cambio
semántico y pragmático puede hacer la diferencia entre el salto
cuantitativo al cualitativo del iglecrecimiento.
El Dr. Zaldívar recibió sus primeras lecciones sobre el tema
de la Santidad de alguién que no era un teórico de la Teología.
Su vida era un mensaje acerca de la Santidad. No era un expo-
nente académico ni pretendía presentar una nueva corriente
teológica que arrastrara a las multitudes. Simplemente él vivía lo
que predicaba. Este personaje cuyo nombre era Pedro Oliva,
nació en el año de 1890 en un pueblo muy humilde en Honduras,
9
M DOCTRINA DE LA. SANTIDAD

Centro América. Durante toda su vida se dedicó a promoverla


hasta el día de su muerte en 1990. Pocos días después de su
conversión, el Dr. Zaldívar bebió de las aguas que predicaba aquel
anciano, marcando su vida para siempre. Desde aquel momento,
él ha mantenido un ministerio evangelístico fructífero con un
mensaje cuyo contenido siempre ha sido el de la Santidad y el
continuo desafío a vivirla acorde a los cánones bíblicos.
El Dr. Raúl Zaldívar ha acertado en retomar el tema para
hacernos reflexionar un poco y desempapelar estos temas claves
así como revisar nuestra vida en el espejo de la Palabra de Dios.
El tema no es muy popular porque toca los aspectos mas íntimos
de nuestras vidas. Aspectos que queremos mantener en lo más
profundo, sin que nadie los conozca. El tema de la Santidad toca
estos puntos que conciernen a nuestra intimidad y nos desafía a
romper esas cadenas que nos atan, liberándonos en una estruen-
dosa batalla en contra de mí mismo, del mundo o la carne.
Recomiendo este libro para todos aquellos estudiosos de la
Teología debido al contenido didáctico del mismo. El Dr. Zaldívar
toca el tema desde varios puntos de vista, desde el punto de vista
histórico y los exponentes más importantes en los movimientos
de Santidad hasta un exposición de manera exégetica con refle-
xiones teológicas que llevan al lector de la mano hasta el climax
fundamental que es como vivir una vida de Santidad y cuál es
el proceso mediante el cual yo puedo tener una vida de victoria.
El Dr. Zaldívar cuenta con las calificaciones necesarias para
abordar el tema y presentarlo de manera magistral. Su experiencia
como evangelista en América Latina, Europa, Estados Unidos y
Asia le dan una visión clara de cuál es la necesidad de la iglesia
en el ámbito de la reflexión teológica. También, su labor docente
de varios años en el Seminario Teológico de Honduras (SETEHO)
le da los aspectos académicos necesarios para desarrollar el tema.
Pero sobre todo, su testimonio de largos años le dan la autoridad
moral para hablar del mismo.
Es importante recalcar que el Dr. Zaldívar es fundador del
SETEHO, que, dicho sea de paso, es uno de los seminarios más
prestigiados en Honduras y con reconocimiento a nivel continen-
tal. Además cuenta con una Licenciatura en Derecho y Teología,
un Doctorado en Derecho Internacional por la Universidad de
Prólogo

Barcelona, España. El Dr. Zaldívar también ha desarrollado una


labor prólifica escribiendo diferentes tratados y libros abordando
diferentes temas de carácter jurídico, teológico y bíblico. Actual-
mente mantiene el programa radial El Mundo en Perspectiva que
se transmite en 13 países de Iberoamérica.
Invito a todos los lectores a estudiar el tema conjuntamente
con su Biblia, en una actitud devocional y con un espíritu abierto
para que Dios hable a sus vidas. Sin duda alguna, La Doctrina
de la Santidad hará de ustedes un cristiano diferente con una
visión clara del mensaje bíblico: «Sed Santos porque yo soy
Santo».

JUAN CARLOS VALLADARES


Presidente del Claustro Pleno
Seminario Teológico de Honduras

11
INTRODUCCION

La elaboración delpresente libro surge como un impe-


rativo insoslayable por expandir el conocimiento de la
ciencia numinosa de la Santidad por ser ésta una de las
exigencias imperativas de la Biblia, tanto para agradar a
Dios como para ser de testimonio al mundo no convertido.
La doctrina de la Santidad, es una de las disciplinas
que no ha sido tratada con la profundidad y el respeto que
merece, aún siendo uno de los temas torales de la Teología
Sistemática. A diferencia de cualquier otro tema de la doc-
trina cristiana, la Santidad tiene la particularidad que,
además de un pensamiento, es una experiencia real en la
vida de cada creyente.
Históricamente, la doctrina de la Santidad estáplasma-
da tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.
Después de los apóstoles, elprimer movimiento que aboga
por un estilo de vida en Santidad es el Montañismo. Luego
surgió el Monasquismo, una forma de Santidad que con-
sistió en el enclaustramiento en el desierto y los monaste-
rios para prácticar una vida de contemplación y flagela-
ción del cuerpo para contrarrestar las pasiones del alma.
De ahí que, durante la Edad Media, la perfección cristiana
Jue representada principalmente por cinco clases de expo-
nentes, a saber, fanáticos, ascéticos, místicos, pietistas y
evangélicos.
Ya en la Era Moderna surgieron los célebres movimien-
tos de Santidad en Inglaterra, el de Jo/ge Fox y la Iglesia
13
M DOCTRINA DE LA. SANTIDAD

Amigos y el de Juan Wesley y la Iglesia Metodista. El


primero surgió como una reacción al ritualismo y ceremo-
nial superficial quepracticaban lospuritanos, y el segundo
a la frialdal, vida licenciosa y poco interés por la evange-
lización de la Iglesia Anglicana. De estos movimientos, el
segundo Jue utilizado por Dios para traer un avivamiento
espiritual sin precedentes en la historia de Inglaterra y que
posteriormente se expandió a la colonia americana y al
mundo entero.
En esta época surge elpensamiento filos o/ico de John
Locke, David Hume y luego el idealismo de Kant y Hegel
inter alia que iban a influenciar de forma definitiva la
teología del siglo XIX. La academia alemana produce los
primeros teólogos que mezclan el humanismo con la teo-
logía y que dio como resultado un híbrido que la historia
conoce como el liberalismo teológico. El concepto de San-
tidad es reinterpretado y cae en un mero subjetivismo
humano.
En este contexto de incertidumbre surge el pentecos-
talismo, como un movimiento para lavarle la cara al cris-
tianismo del lodo que el liberalismo le había salpicado con
tal ímpetu que había anulado mucha de su influencia. En
este momento de la historia, la Santidad es la experiencia
central del creyente, el cual debe hablar en lenguas para
evidenciar ser depositario del poder del Espíritu Santo.
En la época actual, las cosas no han cambiado mucho,
porque si bien es cierto, se ha hablado mucho de Santidad,
ésta no ha sido explicada con la seriedad del caso. De ahí
que existan una serie de conceptos y prácticas que se rea-
lizan en la Iglesia de hoy que no tienen ningún sustento en
el Texto Sagrado. Y para agravar el asunto, el gran desafio
de la Iglesia del nuevo milenio de vivir una vida santa en
un mundo con enormes atracciones, no se ha logrado. Esto
constituye una motivación suficientepara invertir el tiempo
Introducción

necesario para escribir sobre una de las exigencias divinas


más importantes: La vida de Santidad.
Es mi fervoroso deseo que este trabajo preste servicio
a los estudiosos de la Biblia y que los principios aquí
contenidos y analizados sean una experiencia en la vida de
cada creyente.
RAÚL ZALDÍVAR
Chicago, 2001

15
Reseña histórica de la
doctrina de Santidad
a doctrina de la Santidad no recibió mucha atención
en los primeros siglos de la Historia de la Iglesia, de
ahí que no se encuentren obras sistematizadas que
expliquen con detalle esta forma de vida. Lo que sí huelga afirmar
es que en esta época hubo un énfasis marcado en la experiencia
de una vida santa.
Es así como en la era de los apologistas, la obra del Espíritu
Santo como doctrina quedó relegada a un segundo plano, ya que
en este momento histórico era de capital importancia dejar cla-
ramente establecido un sistema doctrinal respecto al Logos, su
deidad, su naturaleza, sus obras ínter alia. Los primeros puntos
sobre los cuales los teólogos se preocuparon en lo que a la
santificación concierne fueron:
1) La relación que la santificación guarda con la gracia de
Dios en la fe,
2) La relación de la santificación con la justificación;
3) El grado de santificación a la que se puede llegar en la vida
presente.
Los pecados cometidos antes del bautismo quedaban lavados
una vez efectuado éste, decían los teólogos, pero, qué ocurre con
aquellos que se cometían después, el hombre tenía que recurrir
a la penitencia y a las buenas obras. Tenía que llevar una vida
virtuosa y ganarse de este modo la aprobación del Señor. Bajo
77
M DOCTRINA DE LA. SANTIDAD

esta realidad se dio origen a conceptos inexactos de pecado,


legalismo, el sacramentalismo, el sacerdocio y todos los excesos
de la devoción monacal y por ende de la Santidad.
En este capítulo se efectuará una sucinta evolución histórica
del pensamiento cristiano respecto a la doctrina de la Santidad.
Para su estudio se ha dividido en los siguientes apartados:
A. Desde el inicio hasta el Concilio de Nicea
B. Desde el Concilio de Nicea hasta la Reforma
C. Desde la Reforma hasta la Era Moderna
D. De la Era Moderna hasta el Pentecostalismo
E. Desde el Pentecostalismo hasta Nuestros Días

A. DESDE EL INICIO
HASTA EL CONCILIO DE NICEA
Una vez entendido el mandato de la Evangelización mundial,
la prioridad de la Iglesia cristiana fue llevar el mensaje a todos
los rincones del imperio. Este hecho iba a suscitar una serie de
interrogantes y ataques mordaces por parte de la sociedad, tanto
judía como gentil, para quienes las enseñanzas predicadas no
tenían ningún valor.
Esta realidad hizo que los cristianos de la época pusieran las
barbas en remojo y dieran una respuesta, analizada y estructurada
a los ataques e interrogantes de la erudicción heterodoxa del
primer, segundo y tercer siglo. Uno de los factores que ayudó en
gran manera fue la conversión de intelectuales de gran calibre,
que una vez regenerados iban a convertirse en lo que la Historia
de la Iglesia llama los apologistas y maestros de la Iglesia? A
1

1. La tarea de defender la fe ante esta clase de ataques produjo algunas de las


más notables obras teológicas del siglo segundo. Y aún en el tercero y cuarto, no
faltaron quienes continuaron con esa tradición. Probablemente una de las más anti-
guas apologías es el Discurso de Diogneto. También es de gran valor la apología de
Arístidis, empero el más famoso de todos los apologistas fue el célebre Justino Mártir.
Justino había seguido una larga peregrinación espiritual, yendo de doctrina en doctrina,
hasta que se convenció que el cristianismo era la «verdadera filosofía». Cf. González,
Justo, Historia del Cristianismo, tomo I. Edit Unilit, 1994, pp. 71 y ss.
2. Entre los más importantes maestros de la Iglesia figuran Irineo de Lyon, es
el defensor tradicional de la Iglesia, el pastor que se preocupa por la sana doctrina
Reseña histórica de la doctrina de Santidad

esto hay que sumar que en el seno de la misma Iglesia cristiana


surgieron herejías que necesitaban ser tratadas urgentemente, una
de ellas fue la herejía de Arrio y la de Marción. Es así como surge
el primer Concilio Ecuménico de la Iglesia, el Concilio de Nicea
en el año 325.
Este apartado nos permitirá observar algunos vislumbres de
los primeros cristianos respecto a la práctica de una vida de
Santidad.
1. El Montanismd
Fue este movimiento el que habló de la obra del Espíritu
Santo y le dio cierta preeminencia. El Montañismo surgió como
una reacción de la rigidez y frialdad de la iglesia organizada. El
Montañismo también llamado la herejía de Frigia, apareció en
Frigia alrededor del año 155 a través del ministerio de Montano
y dos mujeres. Ellos enfatizaron la inminencia del fin e insistie-
ron en una vida de Santidad basada en altos y estrictos modelos
morales. Fue su alto contenido moral que atrajo a personalidades
como Tertuliano y otros. Este movimiento se opuso al Gnosticis-
mo, sin embargo fue rechazado como una herejía por su insis-
tencia en una revelación adicional.
Esta es la primera vez que la historia registra que un movi-
miento dentro de la Iglesia se interesa por una vida apartada para
agradar a Dios, y aunque éste fue sancionado más tarde como
herético, tenemos aquí el primer ejemplo del interés humano por
la Santidad.
2. El Arrianismo 4

La controversia arriana es la tesis que sostenía Arrio en contra


del dogma de la Trinidad. El Presbítero de Alejandría negaba la
3. El montañismo recibe el nombre de su fundador, Montano. Este había sido
sacerdote pagano hasta su conversión en el año 155. Un tiempo después Montano
comenzó a profetizar y afirmar que con él había comenzado una nueva era. González
... Ibid. pp. 96 y ss.
4. Arrio era una de los presbíteros más famosos de Alejandría cuando Alejandro
era el obispo. Y surgió una controversia entre ambos sobre la eternidad del Logos. Arrio
19
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

deidad del Hijo y del Espíritu Santo. El Concilio de Nicea resolvió


el asunto condenando la herejía.
Este Concilio se centró primordialmente en la persona del
Hijo, conformándose con hacer una declaración muy sencilla
sobre la deidad del Espíritu Santo. Esto es de una importancia
suprema para la doctrina de Santidad, pues el Espíritu Santo es
el que efectúa la obra de Santidad, reparte dones, capacita al
hombre, en fin, Él es el centro de todo. 5

En resumen, con el Concilio de Nicea se puso el fundamento


doctrinal primario para sistematizar el pensamiento cristiano en
lo que a la Santidad se refiere.
3. El Monasquismo
Por casi 300 años la Iglesia había vivido bajo la amenaza
constante de las persecusiones. Todo cristiano sabía que posible-
mente un día lo llevarían ante los tribunales. Cuando la paz de
la Iglesia parecía asegurada, muchas personas veían en esa paz
una nueva artimaña del maligno. ¿Cómo se puede ser cristiano
en esas circunstancias? Cuando la Iglesia se une a los poderes del
mundo, cuando el lujo y la ostentación se adueñan de los altares
cristianos, cuando la sociedad toda parece decir que el camino
angosto se ha vuelto una amplia avenida. ¿Cómo resistir las ten-
taciones del maligno? ¿Cómo dar testomonio del crucificado?
cuando los jefes de la Iglesia tienen lujosas mansiones.
La respuesta de muchos no se hizo esperar: Huir de la so-
ciedad humana, abandonarlo todo y subyugar el cuerpo y sus

sostenía que el Logos o Jesucristo no era eterno, provocando un cisma en la Iglesia


y que condujo al Concilio de Nicea, donde quedó bien establecida la doctrina de la
Trinidad. González ... Ibid., pp. 170 y ss.
5. El problema de la deidad del Espíritu Santo no terminó con el Conclio de Nicea,
puesto que una nueva herejía surgió; el Obispo de Constantinopla, Macedoniuos sos-
tuvo que el Espíritu Santo era una criatura subordinada al Hijo. La controversia adquirió
tal magnitud que el emperador Teodosio tuvo que convocar un Concilio en el año 381.
Este Concilio fue liderado por Gregorio de Nacianzo y declaró sobre el Espíritu
Santo lo siguiente: ... y creemos en el Espíritu Santo, el Señor y el dador de la vida,
que procede del Padre y del Hijo y que habla a través de los profetas. El valor de este
Concilio es el mismo que el de Nicea, en lo que a la doctrina de Santidad se refiere.

tn
Reseña histórica de la doctrina de Santidad

pasiones, de esta manera hubo un éxodo de personas en busca


de la Santidad en el desierto.
Esta es otra forma de Santidad que se practicó en aquellos
días, privados de todo y observando un vida contemplativa y
estéril. A pesar que en las Escrituras observamos que la Santidad
es dinámica, que interactúa en la sociedad, en el mundo de las
tinieblas donde tiene que ser luz y sal, no en el desierto, donde
no se puede dar testimonio de la fe.

B. DESDE EL CONCILIO DE NICEA


HASTA LA REFORMA
Este período abarca toda la Edad Media o época más negra
de la Historia como sostienen algunos historiadores, debido al
atraso al que fue sometida la humanidad. Esta fue la época de la
consolidación del cristianismo y más tarde de su prostitución.
Surge la figura del Papa y la Iglesia Católica como la rectora ya
no sólo de los asuntos religiosos sino temporales, ejerciendo una
influencia en todos los ámbitos de la sociedad.
La educación, la política, la sociedad, están manipuladas por
el dogma romano, la superstición y las tradiciones corrompieron
toda la estructura de la Iglesia visible, hasta que se levantó una
voz de protesta que fue oída por reyes y principes, el Papa y sus
Obispos, Europa toda. Lutero había clavado las 95 tesis en la
puerta de su parroquia y el hechizo de los siglos había sido roto
para siempre.
En este apartado se considerará el interés de la Iglesia por
una vida de Santidad.
1. La Teología de Santidad de San Agustín?
Agustín de Hipona expresó claramente que cada una de las
personas de la Trinidad posee una esencia total y que son inter-
6. Uno de los más grandes teólogos de todos los tiempos. Nace en Tagaste, África
en el año 354. Se convierte al cristianismo en Italia y en poco tiempo se vuelve en
M DOCTRINA DE LA. SANTIDAD

dependientes. Aunque los esfuerzos más grandes, Agustín los di-


rigió contra el monje inglés Morgan Pelagio. Este afirmaba que
7

el hombre no nace con la naturaleza pecaminosa, sino que abo-


gaba por la habilidad y capacidad del hombre de hacer lo bueno
o lo malo independientemente del Espíritu Santo. El Concilio de
Éfeso trató esta herejía en el año 431 y la condenó. En otras pa-
labras, Pelagio estaba afirmando que el Hombre puede vivir una
vida de Santidad por su propia habilidad y que por lo tanto ésta
es una decisión exclusiva del hombre. En contraposición Agustín
sostenía que el hombre estaba depravado totalmente, y que la
iniciativa tanto de su salvación como de su Santidad no procedían
del mismo, sino que era un acto soberano de Dios llamado el
decreto de la predestinación. 8

Sin lugar a dudas, el gran reformador Juan Calvino, bebió


hondamente el la teología de San Agustín y sistematizó el pen-
samiento cristiano que lleva su nombre: Calvinismo; confesión
aceptada por los grupos protestantes más importantes del movi-
miento cristiano evangélico del mundo 9

En resumen, fue Agustín el primero que, en gran parte,


desarrolló ideas definidas acerca de la santificación, y sus con-
ceptos tuvieron una influencia determinante en la iglesia de la
Edad Media. No distinguió con claridad entre justificación y

un maestro de la Iglesia y posteriormente en uno de sus más grandes pensadores. Para


una información completa de la biografía de San Agustín Vide. González ... Op cit.
pp. 221 y ss. Acerca del pensamiento de San Agustín desde una perspectiva filosófica,
Vide. Hirschberger, Johannes. Breve Historia de la Filosofía. Edit. Herder, Barcelona.
10 ed„ 1982. pp. 91 y ss.
a

7. Morgan Pelagio fue un monje inglés que llegó a Roma a principios del s. V.
Durante su estancia en la capital romana escribió un libro sobre el pecado original,
y catorce libros exponiendo las cartas de San Pablo. Pelagio enseñó que la naturaleza
del hombre no se había corrompido por el pecado, y defendió el libre albedrío del
hombre. Según él, ningún hombre nace ni bueno ni malo, sino que todos nacen como
Adán, es decir, en estado neutral, ni santo ni pecaminoso, sino con total libre albedrío
para escoger cada día entre lo bueno y lo malo. Para mayor información Vide. Los
Cánones de Dort. Felire, 2' ed. 1982, pp. 6, 7.
8. Sobre el tema de la predestinación se recomienda altamente la tesis La Pre-
destinación. Escrita por el Profesor de Teología Bíblica, Ignacio Alonzo, Rector del
Seminario Teológico de Honduras, quien aborda el tema de una forma muy erudita.
9. El pensamiento de este reformador puede ser visto en: Calvino, Juan, Institución
de la Religión Cristiana. Felire. Países Bajos. 3 ed., 1986.
a
Reseña histórica de la doctrina de Santidad

santificación, pero tenía el concepto de que esta última estaba


incluida en la primera. Puesto que creía en la corrupción total de
la naturaleza debido a la caída, pensaba que la santificación era
una nueva repartición sobrenatural de la vida divina, una nueva
energía difusa que opera con exclusividad dentro de la iglesia y
por medio de los sacramentos.
2. La Teología de Santidad de Tomás de Aquino 10

En los escritos de Tomás de Aquino no se distinguen con


facilidad la diferenciación entre justificación y santificación, pero
sí deja claro que la primera incluye como algo substancial la
infusión de gracia divina dentro del alma humana. Esta gracia es
de un orden más alto por medio del cual el alma se levanta a un
nuevo nivel o un orden más alto del ser y queda capacitada para
alcanzar su destino celestial de conocer a Dios y poseerlo así
como gozar de Él.
La gracia se deriva de los méritos de Cristo y se imparte a
los creyentes por medio de los sacramentos. Esta Gracia
santificante dentro del alma asegura la remisión del pecado ori-
ginal, imparte un hábito permanente de justicia inherente y lleva
consigo misma la potencia de una desarrollo posterior hasta la
perfección. De ella se desenvuelve la vida nueva con todas sus
virtudes.

C. DESDE LA REFORMA
HASTA LA ERA MODERNA
Hasta este momento todo el énfasis había estado en la persona
del Espíritu Santo, empero, con los reformadores la atención es
enfocada hacia la obra del Espíritu Santo. Es aquí cuando se
10. Otro de los teológos importantes de esta época es Tomás de Aquino. Este nació
en el año de 1224 a las afueras de Nápoles, en italia. Tomás de Aquino provenía de
la nobleza, ocupando su familia altos cargos púeblicos. Contra la voluntad de sus padres
se vuelve en un sacerdote dominico. Para una información completa de la biografía
de Tomás de Aquino Vide. González ... Op cit. p. 432 y ss. Acerca del pensamiento
de Tomás de Aquino desde una perspectiva filósofica, Hde. Hirschberger, Johannes.

23
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

comienza hablar de la regeneración del hombre a causa de su


depravación total que había enseñado Agustín de Hipona en
épocas pretéritas.
Otra de las importantes contribuciones de los reformadores 11

fue el énfasis que hicieron en la obra de la iluminación del


Espíritu. La iglesia Romana había enseñado que la interpretación
del Texto era exclusiva potestad del sacerdote. Los reformadores
abogaron por el estudio abierto de la Palabra de Dios por parte
de los creyentes, afirmando que sus verdades pueden ser ense-
ñadas a través del ministerio del Espíritu Santo.
En este contexto comenzó hablarse de la vida de Santidad
como producto de la obra del Espíritu Santo y se desarrollaron
en Ingaterra dos movimientos de Santidad célebres, que causaron
una profunda impresión no sólo en ese país, sino en el planeta
entero. Aún se puede ver el resultado de semejantes avivamientos,
a saber, el liderado por Jorge Fox que dio origen a los Quákeros
y el de Juan Wesley que originó el Metodismo.
1. El movimiento Quákero
En el siglo XVII surge, como una reacción al puritanismo y
conformismo de la Iglesia, el primer movimiento de Santidad en
Inglaterra, que tuvo en la figura de Jorge Fox, su fundador.
La reforma religiosa iniciada por Lutero había avanzado por
toda Europa y en un siglo ya existían diferentes corrientes de
pensamiento en el movimiento protestante.
En el siglo XVII en Inglaterra, uno de los movimientos
fuertes lo formaban los puritanos, además de la tradicional Iglesia
Anglicana. Jorge Fox, al ver la corrupción y la herejía no sólo

Breve Historia de la Filosofía. Edit. Herder, Barcelona, 10 ed., 1982. pp. 126 y ss.
a

En el campo de la filosofía será reconocido como aquel que tomara la filosofía


Aristotélica y la reinterpretara desde una perspectiva bíblica. Esta es considerada su
más grande contribución.
11. Los reformadores son Lutero, Zwinglio, Calvino, Knox ínter alia. Aunque
todos tienen su lugar, fue Calvino quien efectuó la contribución más importante en la
parte académica del movimiento protestante. Su Teología Sistemática se convirtió en
clásico de todos los tiempos, y sus comentarios de un gran número de libros de la Biblia
son exégesis de un valor incalculable, aun después de varios siglos.
1A
Reseña histórica de la doctrina de Santidad

en los grupos antes mencionados, sino en los demás grupos cris-


tianos, tuvo una visión en el Monte de Pende Hill y Dios le dice
que tiene que volver a los hombres, de las tinieblas a la luz para
que pudieran recibir a Cristo. Entre todos los grupos cristianos
12

de su tiempo no había uno solo que predicara la doctrina de la


liberación total del pecado. Él creía necesario sacarles de su
ignorancia.
Con Jorge Fox nacen los Amigos o Quákeros, primer 13

movimiento que predica la Santidad y una vida de poder en el


Espíritu, liberados totalmente del pecado. Esto constituyó una
perspectiva teológica nunca antes registrada en los anales de la
Historia de la Iglesia.
Los Quákeros tradicionales predican una Santidad tanto ex-
terna como interna. Externa en la forma de vestir, hablar y lugares
que frecuentan. En forma interna consideran que el enojo, la
envidia y demás obras de la carne que menciona el apóstol Pablo
en sus cartas, deben de ser erradicadas del corazón de la persona
como símbolo de su total Santidad. De ahí que se opongan a toda
clase de violencia y prestar servicio militar. 14

En resumen, se puede afirmar que con los Quákeros se entra


a una dimensión en lo que a la doctrina de Santidad se refiere,
pues desarrolla todo un sistema nunca antes hecho. 15

12 Madrid, Edgar. Breve Historia de los Amigos. Junta Anual Amigos.


Chiquimula, Guatemala. 1975.
13. El vocablo se deriva de la palabra inglesa Quaker que se traduce como temblar.
Cuando ellos oraban, temblaban, la gente les llamó tembladores o Quakers o Quáqueros
en castellano. Sin embargo, el nombre oficial de la Iglesia es Iglesia de los Amigos,
que es un movimiento mundial con iglesias muy grandes en Africa, Centro y Sur
América.
14. En la Segunda Guerra mundial, ningún Quákero se alistó en un ejercito,
empero sí sirvieron en labores de rescate y primeros auxilios. Esto les valió el premio
Nobel de la Paz en el año de 1944.
15. Robert Barclay es el autor de The Apology (La Apología), que es considerada
como la Teología Sistemática de la Iglesia de los Amigos. Se dice que Barclay era uno
de los abogados del rey de Inglaterra, quien fue seleccionado por éste para inquirir sobre
la nueva secta que había aparecido y que estaba causando mucha impresión. Es así
como llega a conocer con profundidad el pensamiento de Fox. Esto lo llevó a con-
vertirse al quakerismo, el informe que él presentó al rey, La Apología se convirtió en
el manual de doctrina de la Iglesia.
25
M DOCTRINA DE LA. SANTIDAD

2. El movimiento Metodista
Un siglo después de Fox, surge en Inglaterra Juan Wesley, 16

quien después de un encuentro con Dios en Aldersgate, comienza


un largo ministerio de más de 40 años que trajo un avivamiento
espiritual a Inglaterra y que está registrado en los anales de la
historia como una de las más relevantes manifestaciones del
Espíritu Santo, después del Pentecostés.
Wesley, adoptó la Teología Arminiana, que le sirvió de base
para su teología de la Santificación, la cual inmortalizó en sus
sermones y en un sinnúmero de publicaciones más que hizo. 17

Aunque existen algunas diferencias entre Jorge Fox y Juan


Wesley, los dos están de acuerdo en una liberación total del

16. El 28 de junio de 1703, en Epworth, Inglaterra, nació el hombre que iba a


sacudir los simientos de Inglaterra y que iba a causar una revolución espiritual sin
comparación en la historia eclesiástica después de Pentecostés. Hijo de Samuel y
Susana Wesley, era el décimo quinto de una familia de diez y nueve. Estudió con una
beca en la famosa escuela de Cartuja, luego inició estudios en Oxford, donde se licenció.
Más tarde obtuvo su Master en Artes. Fue ordenado Sacerdote por el Obispo Juan Potter
el 28 de septiembre de 1728. Carlos Wesley, su hermano que estaba en Oxford, había
fundado lo que la gente llamó el Club Santo, del que Juan se convirtió muy pronto
en su líder. En el año de 1735, se embarcó con destino a América, donde permaneció
un tiempo. Fue en Georgia donde Juan tuvo un traspiés y se dio cuenta de su miserable
condición, a pesar de ser un ministro ordenado. Al regresar a Inglaterra conoce a Peter
Bohler, quien era un Moravo alemán que se encontraba en Inglaterra, éste introduce
a Juan con la doctrina de la Gracia y la Salvación por la Fe, la que ai principio resiste,
pero que después acepta e incluso comienza a predicar, sin haber tenido la experiencia.
Y no fue sino hasta una tarde que de muy mala gana Juan fue a la calle de Aldersgate,
donde alguien estaba leyendo el prefacio de Lutero a la Espístola a los Romanos, y
fue allí donde Juan fue totalmente transformado. Él dice: «... aproximadamente a las
nueve menos un cuarto, mientras describía el cambio que Dios realiza en el corazón
por medio de la fe en Cristo, sentí un extraño calor en mí», y fue allí en Aldersgate
donde nació uno de los más grandes predicadores, después de San Pablo, Juan Wesley.
De los Moravos, Juan aprendió la doctrina de Santidad y de William Law, la doctrina
de la Perfección Cristiana, que su genio complementó y esquematizó ofreciendo al
mundo toda una herencia teológica que ha transformado la vida de muchos. Juan
Wesley, siguiendo el ejemplo de Jorge Whitefield, comenzó a predicar al aire libre,
a multitudes de cinco, diez, veinte mil y más personas. Miller, Basíl. Jonh Wesley.
Betania, 1983.
17. Para conocer con cierta profundidad el pensamiento de este prolijo escritor
se recomienda leer los siguientes sermones: La Circuncisión del Corazón, El Casi
Cristiano, Perfección Cristiana. Vide. Wesley, Juan, Sermones, tomos I y II. Casa
Nazarena de Publicaciones. Kansas, USA.
Reseña histórica de la doctrina de Santidad

pecado, en una vida de Santidad y en la necesidad de evidenciar


esa obra a través del fruto del Espíritu Santo.
A continuación pasamos a transcribir lo que Juan Wesley
titulara «El carácter de un metodista» y que resume su Teología
de Santidad.
«Un metodista es uno que ama a su Dios con todo su
corazón, con toda su alma, con toda su mente, y con todas
sus fuerzas. Dios es el gozo de su corazón y el deseo de su
alma, al cual continuamente clama: ¿A quién tengo yo en los
cielos? y fuera de ti nada deseo en la tierra. ¡Mi Dios y mi
todo! ¡La roca de mi corazón y mi porción es Dios para
siempre!» (Sal. 7 3 : 2 5 , 26). Es por lo tanto feliz en Dios, feliz
como teniendo én sí una fuente de agua viva inundando su
alma de paz y gozo. Habiendo el perfecto amor echado fuera
el temor, se regocija para siempre. Su gozo es completo, y
sus huesos claman: Bendito el Dios y padre de nuestro Señor
Jesucristo, que según su grande misericordia nos ha regene-
rado en esperanza viva, ... para una herencia incorruptible,
y que no puede contaminarse, ni marchitarse, reservada en
los cielos (I P. 1:3-4), y es para mí».

Y cualquiera que tiene esta esperanza llena de inmorta-


lidad, en todo da gracias, sabiendo que aquella (sea lo que
fuerej es la voluntad de Dios en Cristo Jesús, tocante a él. De
El, pues, recibe alegremente todas las cosas, diciendo: «Buena
es la voluntad del Señor», y sea que el Señor le dé o le quite,
bendice su santo nombre. Esté en comodidad, o en ansiedad,
en salud o en enfermedad, en vida o en muerte, da gracias
de lo más profundo de su corazón a Aquel que lo ordena para
bien, en cuyas manos ha encomendado completamente su
alma y cuerpo, «como a fiel Creador». Por lo tanto, por nada
está afanoso, pues ha puesto toda su confianza y echado toda
su solicitud en Aquel que tiene cuidado de él, y ha hecho
notorias sus peticiones delante de Dios con hacimiento de
gracias.

El verdaderamente ora sin cesar, el lenguaje de su corazón

27
M DOCTRINA DE LA. SANTIDAD

es en todo tiempo éste: «Para ti es mi boca, aunque sin voz,


y mi silencio te habla». Su corazón está elevado a Dios en
todo tiempo, y en todo lugar. En esto nunca es estorbado, ni
menos interrumpido por persona o cosa alguna. En el retiro,
o en compañía, en ocio, en negocios o conversaciones, su
corazón está siempre con el Señor. Ya esté acostado o levan-
tado, Dios está en todos sus pensamientos, camina con Dios
continuamente, teniendo el ojo amante de su alma fijo en El,
y por todas partes viendo a Aquel que es invisible.

Y amando a Dios, ama a su prójimo como a sí mismo,


ama a todos los hombres como a su propia alma. Ama a sus
enemigos y a los enemigos de Dios. Y si no está en su poder
hacer bien a los que le aborrecen, sin embargo no cesa de
orar por ellos, aunque rechacen su amor, y aun más aunque
le desprecien y persigan'.

Lo hace puesto que es «de limpio corazón». El amor ha


purificado su corazón de la envidia, malicia, ira y toda mala
índole. Le ha limpiado de orgullo, el cual sólo trae contami-
nación, y tiene ahora «entrañas de misericordia, de benigni-
dad, de humildad, de mansedumbre, de tolerancia» (Col.
3 : 1 2). Nadie puede quitarle este tesoro, puesto que no ama
«al mundo, ni las cosas que están en el mundo» (I Jn. 2:15),
sino todo su deseo es en Dios.

De acuerdo con esto, su único deseo, el sólo objeto de


su vida es hacer, no su propia voluntad, sino la voluntad de
Aquel que lo envió. Su sola intención en todo tiempo y en
todo lugar es, no agradarse a sí mismo, sino agradar a quien
su alma ama. Es de ojo sencillo y porque su ojo es sencillo,
todo su cuerpo está lleno de luz. Todo es luz como cuando
el resplandor de una vela ilumina la casa. Dios reina sólo,
todo cuanto hay en el alma es «Santidad al Señor». No hay
en su corazón un motivo que no esté de acuerdo con la
voluntad divina. Todo pensamiento que surge señala hacia El,
y está en consonancia con la ley de Cristo.
Reseña histórica de la doctrina de Santidad

«Por el fruto es conocido el árbol», y así se conoce el


cristiano perfecto. El se agrada en guardar no solamente una
parte o la mayoría de la ley, sino toda la ley, sin ofender en
un punto. Con respecto a todos los mandamiento, él tiene "una
conciencia sin ofensa para con Dios y los hombres" (Hechos
2 4 : 1 6 V.M.). El evita todo cuanto Dios ha prohibido, y hace
todo lo que El ordena. Sigue la senda de sus mandamientos,
ya que Dios ha libertado así su corazón. El hacerlo así es su
gloria y alegría, su corona diaria de regocijo es hacer la
voluntad de Dios, «como en el cielo así también en la tierra».

El guarda todos los mandamientos de Dios, y esto con


todas sus fuerzas, pues su obediencia es en proporción a su
amor. Y por consiguiente, amando a Dios de todo su corazón,
le sirve con toda su fuerza, continuamente presentando su al-
ma y cuerpo «en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios»
(Ro. 12:1), completamente y sin reserva dedicándose con todo
cuanto tiene y es, a Su gloria: Todos los talentos que posee,
los emplea constantemente, según la voluntad de su Maestro,
incluso cada facultad de su alma y cada miembro de su
cuerpo.

Por consiguiente, todo lo hace para la gloria de Dios. En


sus ocupaciones de toda clase, no solamente persigue este
fin (el cual se sobre-entiende es tener ojo sencillo), sino que
lo logra, su negocio, sus diversiones, como también sus ora-
ciones, todo sirve a este gran fin. Ya esté sentado en la casa,
ya caminando por la calle, sea que se acueste o que se
levante, desarrolla con todos sus dichos y hechos este único
fin en su vida, sea que se vista, trabaje, coma o descanse
de excesiva labor, todo tiende al adelanto de la gloria de
Dios, mediante la paz y la buena voluntad entre los hombres,
su regla invariable es ésta: "Y todo lo que hacéis, sea de
palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre de Jesús,
dando gracias a Dios Padre por él" (Col. 3:17).

Ni las preocupaciones del mundo le impiden correr "la


carrera que ha sido puesta delante" (He. 12:1 V.M.) Por lo

29
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

tanto, el acumular «tesoros en la tierra» le es tan dañoso como


llevar fuego en el pecho.

También como no puede mentir ni a Dios ni al hombre,


no puede hablar mal de su prójimo. No puede pronunciar
palabras hirientes contra nadie, porque el amor guarda las
puertas de sus labios. No puede hablar palabras ociosas, ni
inmorales, ni corrompidas salen de su boca. La conversación
ociosa es toda aquella que no edifica, ni sirve para adminis-
trar gracia a sus oidores. Pero, «todo lo puro, todo lo amable,
todo lo que es de buen nombre» (Fil.4:8), justamente en esto
piensa, y en consonancia con esto habla y obra «para que
adornen en toda la doctrina de nuestro Salvador Dios» (Tito
2:10). 18

El carácter de un metodista fue uno de los primeros escritos


de Juan Wesley sobre la perfección cristiana, y treinta y ocho años
después dijo:
«Esta es la misma doctrina que creo y enseño hasta hoy,
sin añadir otro punto al concepto de Santidad interior y
exterior». 19

A diferencia del movimiento Quákero, el Metodismo tuvo en


Juan a un escritor excepcional, el cual hiciera un legado inva-
luable a la humanidad. Coincide con Fox en que el pecado innato
debe ser erradicado totalmente del creyente y aunque no habla
de una segunda obra de gracia en forma taxativa, lo deja ver cla-
ramente. Los escritos de Wesley son excesivamente profundos,
y no de fácil interpretación, algunas veces pareciera que admite
la residencia del pecado innato otras veces lo condena. Sin
embargo, hay que admitir que la argumentación lógica que utiliza
es casi imposible rebatirla, pues es realizada con una brillantez
inusitada, y es una argumentación que cualquier cristiano, sin
importar su transfondo denominacional, aceptaría sin ambages.
18. Wesley, John. La perfección Cristiana. Tipografía Unión Colombiana.
19. ídem.
30
Reseña histórica de la doctrina de Santidad

El pensamiento de Wesley ha sido interpretado por otros


teólogos, siendo los más importantes aquellos adscritos a la
Iglesia del Nazareno y aquellos vinculados a la Asociación
20

Cristiana de Santidad que ha tenido en el Seminario de Asbury 21

un semillero de misioneros, pastores y teólogos wesleyanos en


los Estados Unidos.

D. DESDE LA ERA MODERNA


HASTA EL PENTECOSTALISMO
En esta época se pone en tela de juicio la fe del cristianismo.
Existe una falta de respeto a todo lo que tiene que ver con la
Biblia, Dios y su relación con el hombre. En otras palabras, el
dogma religioso había sido reemplazado por el humanismo y la 22

filosofía de los empiritas había hecho mella en el pensamiento


23

del hombre. Los alemanes, con KANT a la cabeza, habían cau-


sado una revolución copérnica en el pensamiento filósofico con
su Crítica a la Razón Pura, que sin duda influenció la reflexión
de teólogos como F. Schleiermacher, quien es considerado por
muchos como el padre de la Teología Liberal. Otro de los teólogos
más connotados de esta época es K. Barth, quien queriendo

20. Aunque los Teólogos Nazarenos como Wiley o Purkaiser no escribieron con
la brillantez de un Chafer o Berkhof, sí desarrollaron la doctrina de Wesley sobre la
Santidad como una segunda obra de gracia posterior a la justificación. Afirmando la
erradicación del pecado innato como la única posibilidad de vivir una vida agradable
a Dios.
21. El Seminario de Asbury está ubicado en Wilmore, kentucky y es una de las
instituciones de formación wesleyana más importantes.
22. El renacimiento produjo la renovación literaria, artística y científica de la
Europa de los siglos XV y XVI. En su sentido más general, el humanismo se refiere
al interés en los asuntos de este mundo, y en particular a la importancia del hombre
en la construcción de su propio destino. Los grandes humanistas de la época del
renacimiento mostraron una fe optimista en la capacidad del hombre para resolver sus
problemas y alcanzar alturas cada vez mayores.
23. Es la corriente filosófica liderada por Thomas Hobbes, John Locke y David
Hume ínter alia. Esta corriente sostiene que la experiencia sensible es en sí misma el
todo de la verdad. Ya no hay verdades eternas, absolutas y nada que no pueda com-
probarse científicamente es cierto. En otras palabras, es otra forma de ateísmo. Para
más información Vicie. Hirschberger, Johannes. Breve Historia de la Filosofía Op cit.,
pp. 185 y ss.
31
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

defender la ortodoxia cristiana, cayó en muchos de los presupues-


tos ideológicos de los liberales.
Bajo este epígrage se estudiará en forma sucinta el pensa-
miento de ambos teólogos en lo que se refiere exclusivamente a
la doctrina de Santidad.
1. La Teología de Santidad de F. Schleiermacher 24

Schleiermacher, sostenía que la única base de la religión se


halla en lo interior, en los sentimientos, en un sentido de absoluta
dependencia. Esta experiencia interior no es solamente del indi-
viduo, sino también de la comunidad cristiana. A este pensamien-
to, además se le ha llamado subjetivismo y, por supuesto, se sale
de los cánones bíblicos. La base de la religión o de la conducta
del hombre no son los sentimientos o los pensamientos del hom-
bre pecador, sino la Palabra de Dios.
Desde la perspectiva de este pensamiento, la Santidad tiene
su base en los sentimientos de la persona y de la comunidad de
fe, es decir, es el hombre quien define qué es Santidad y cómo
debe vivirse esa vida. El Texto Sagrado queda de lado ante este
pensamiento. Aunque Schleiermacher no habló expresamente de
esta doctrina, esta es la conclusión lógica siguiendo su pensa-
miento heterodoxo. 25

2. La Teología de Santidad de Karl Barth 26

En reacción al pensamiento liberal, principalmente, surge la


Nueva Ortodoxia de Karl. Barth, quien llama a los hombres de
24. F. Schleiermacher, (1768-1834) fue el teólogo alemán más influyente que
surgió del movimiento Idealista. Muchos historiadores consideran que fue el padre del
liberalismo. Quería defender la religión a pesar de que no estaba de acuerdo con la
ortodoxia.
25. En este mismo sentido se expresó Albrecht Ritschl, quien fue uno de los que
siguió las pisadas de F. Schleiermacher rechazando tanto la Teología Natural como
Revelada. Para este teólogo la religión es una jerarquía de valores que Cristo asigna
a los hombres, por lo tanto, Cristo es el portador del señorío ético de los hombres que
muere no por los pecados sino por una vocación, de manera que la religión es un asunto
práctico.
26. Karl Barth (1886-1968) nació en Basílea, Suiza. Estudió en varias universi-
32
Reseña histórica de la doctrina de Santidad

nuevo a la Biblia, pero no a la Biblia de los reformadores, ya que


los neo ortodoxos habían abrazado presupuestos idelógicos con-
trarios a la inspiración de la Biblia. Barth no aceptó al Espíritu
27

Santo como una persona, sino más bien como una manifestación
divina de Dios.
El levantamiento y aceptación de la Nueva Ortodoxia forzó
al liberalismo a examinar su minuta ideológica, dando como re-
sultado el nuevo liberalismo que niega la deidad de la tercera
persona de la Trinidad y la presenta como una mera función de
Dios.
En la Neo Ortodoxia el tema de la Santidad no tiene mayor
importancia. Barth predicó fundamentado en la Biblia aunque
aceptaba las posturas de la Alta Crítica, es decir, creía que el Texto
era falible. De ahí que tenía un concepto muy amplio de la
soberanía de Dios que se parece al universalismo, el cual enseña
que todos los hombres serán salvos. Esta postura elimina total-
mente cualquier esfuerzo humano por vivir una vida en sacrificio
vivo, agradable a Dios, pues al final todos los hombres serán
salvos. En resumen, ningún concepto sobre la Santidad de la vida
como una constante en el diario vivir del cristiano.
La Nueva Ortodoxia decayó muy pronto y surgió nuevamen-
te el liberalismo, recibiendo el nombre del Neo-Liberalismo,
teniendo como sus máximos expositores a Rudolf Bultman y 28

Paul Tillich. 29

dades alemanas y fue influenciado por varios teólogos liberales como Harnack y
Hermann. La publicación de su comentario sobre la Epístola a los Romanos fue una
de sus contribuciones más importantes.
27. Este movimiento fue fundado por Karl Barth. Siendo sus seguidores Emil
Brunner, Reinhold Niebuhr ínter alia.
28. R. Bultmann (1884-1976). Estudió y enseñó en varias universidades alemanas
antes de llegar a ser profesor de estudios neotestamentarios en Marburgo, en el año
de 1921. Ocupó esta cátedra hasta que se retiró el año de 1951. Es uno de los pioneros
en el desarrollo de la Crítica de Formas. Hizo famoso el término «desmitifícación»
cuando introdujo la idea en un ensayo de 1941 titulado: Nuevo Testamento y Mitología.
Su sistema de teología presenta una reinterpretación total del Evangelio en términos
de una filosofía inspirada por el existencialismo de Kierkegaard y Heidegger.
29. P. Tillich (1886-1965). Este pensador neo liberal, fue hijo de un pastor luterano
de Alemania. A sus 25 años recibió su doctorado en filosofía y sirvió como capellán
en la Primera Guerra Mundial. Fue profesor de varias universidades en alemania y
33
M DOCTRINA DE LA. SANTIDAD

E. DESDE EL PENTECOSTALISMO
HASTA NUESTROS DÍAS
En este contexto de descomposición doctrinal y moral surge
el pentecostalismo como un instrumento de Dios para lavarle la
cara a muchos que se encontraban sumergidos en el lodo
cenagozo del liberalismo. El cambio era impostergable, era ne-
cesario que algo ocurriera, algo que sacudiera los Cimientos de
la Iglesia nuevamente. Y es así como se dan los famosos avi-
vamientos de Topeka en Kansas y Azusa Street en California,
30

dando origen a un movimiento que se iba a expander como el


31

fuego por los puntos cardinales del planeta: Los Pentecostales.


Una de las características fundamentales de este movimiento fue
su agresividad con la que creció, de tal manera que poco a poco
se infiltró en las iglesias fundamentalistas, desbaratando esque-
32

mas, patrones litúrgicos y-doctrinales que se venían manteniendo


por siglos. Hoy, son muy pocas las iglesias que no tienen una
cuota de influencia pentecostal.
1. El movimiento pentecostal
Aceptan la deidad del Espíritu Santo y empiezan a enfatizar
la obra de la Tercera Persona de la Trinidad como el Bautismo
del Espíritu Santo que ellos presentan como una segunda obra de

también enseñó en el Seminario Teológico Unión de Nueva York y luego en Harvard.


Tillich se une a los liberales al insistir que la religión debe Qstar sometida al escrutinio
de la razón. Por otro lado se pone del lado de la ortodoxia al insistir en que el criterio
final de toda revelación es la figura del Señor Jesús como el Cristo que hallamos en
la Biblia.
30. Se cree que el movimiento pentecostal moderno nació en Topeka, Kansas,
la noche del año nuevo de 1901. Los estudiantes del Instituto Bíblico dirigido por Carlos
Parham se pusieron a buscar en oración la experiencia pentecostal.
31. El fenómeno del pentecostalismo se limita principalmente al S XX. No
obstante, afirma Carlos Jimenez, hubo derramamientos del Espíritu Santo sobre algunos
grupos como ocurrió con Montano en el s. II. Y otras casos aislados a través de la
historia de la Iglesia. Vide. Jiménez, Carlos, Crisis en Teología Contemporánea. Edit.
Vida. 1994, p. 186.
32. A partir de la década de los 50 la iglesia pentecostal comienza a influenciar
a las iglesias tradicionales de una manera espectacular. Hasta ese momento, estas
iglesias habían resistido la influencia con obstinación, pero los muros comenzaron a
Id
Reseña histórica de la doctrina de Santidad

gracia, que la interpretan como una erradicación del pecado


innato y que se evidencia mediante el don de lenguas, recalcando
que es en este momento cuando la persona es santificada y
adquiere la capacidad de vivir una vida de Santidad. 33

Como puede observarse, existe una similitud con el pensa-


miento expuesto tanto por Fox como por Wesley, empero se di-
ferencia en el énfasis que éstos ponen en el don de lenguas como
una evidencia de haber recibido la santificación. Este nuevo
elemento vino acompañado con una revolución litúrgica que
causó todo un escándalo y una predicación fundamentada en
experiencias humanas|más que en una exégesis bíblica^Esto por
supuesto trajo algunos excesos en algunos grupos.
En resumen, se puede afirmar que el pentecostalismo surge
en un momento crítico de la historia y surge como una respuesta
a la liviandad y poco interés de la Iglesia en tomar la vida cristiana
en serio. Hizo que el cristianismo pusiera las barbas en remojo,
de ahí que cumplió una función muy importante en la Historia
de la Iglesia. Pero como todo lo que comienza termina, el
pentecostalismo cayó con el correr de los años en un estancamien-
to y tuvo que ceder su lugar a otro movimiento, el carismático,
también llamado neo pentecostal.
2. El Movimiento Carismático
Con el correr de los años, el pentecostalismo no satisfacía ya
las aspiraciones de un segmento de la Iglesia, de ahí que había
que introducir otros elementos nuevos, tanto litúrgicos como
doctrinales. En el campo litúrgico se inició la práctica de la danza,
la risa, las caídas, las profecías, etc. En campo doctrinal, se

caer. Lo interesante de todo esto, es que el movimiento pentecostal influenció también


a la Iglesia Católica, dando origen al movimiento carismatico católico y todo un
movimiento de renovación que tiene su auge en nuestros días.
'33. Otras de las doctrinas fundamentales de los pentecostales son las siguientes:
Énfasis en lo sobrenatural, experiencia que trasciende las denominaciones, el entusias-
mo y la espontaneidad, los cultos cargados de participación, el gozo, la manifestación
de los dones del Espíritu Santo, ministración de las necesidades del pueblo, el espíritu
misionero, cuota de sacrificio pastoral, ínter alia. Cf. Jiménez, Carlos. Crisis en Teo-
logía Contemporánea. Op cit. pp. 190-192.
35
M DOCTRINA DE LA. SANTIDAD

enfatizó en los milagros, ocupando las sanidades el centro de todo


esto. A esta segunda etapa pentecostal se le conoce como el neo
pentecostalismo o movimiento Carismático. Su carácteristica fun-
damental no es el énfasis en un solo don, sino en todos, de ahí
el nombre Carismatico.
Estos movimientos se han caracterizado por un desprecio
manifiesto en la sistematización de su pensamiento, de ahí que
sea un tanto difícil afirmar una creencia. Los dogmas usualmente
no están escritos, son transmitidos verbalmente y creídos sin ma-
yor análisis ni reflexión. De ahí que se puede asegurar que pre-
dican la vida de Santidad y la práctica de los mandamientos
bíblicos, pero se ignora con exactitud una estructura sistematizada
acerca de la doctrina. En consecuencia, el interés está centrado
en la vivencia no en la letra.
Con este capítulo queda fundamentada históricamente la doc-
trina de Santidad y nos permite tener una base sólida para enten-
der no solamente el pensamiento y ministerio de la Iglesia de hoy,
sino que nos permite comprender el pensamiento que se presenta
en los capítulos siguientes.

3/í
Reseña histórica de la doctrina de Santidad

Preguntas
para ampliar el estudio

1. ¿Cúales fueron los temas teológicos que discutió la Iglesia


Primitiva?
2. ¿Cúal fue el primer movimiento que registra la historia que
se interesó por la vida de Santidad?
3. ¿Qué pensaba Agustín de Hipona sobre la Santidad?
4. ¿Qué llevó a Jorge Fox a crear un movimiento de Santidad?
5. ¿Sobre qué base teológica inició Juan Wesley su teología?
6. ¿Cúal es la esencia del pensamiento Wesleyano sobre la
Santidad?
7. ¿Cuáles son los aspectos más importantes que usted observa
en el carácter de un metodista?
8. ¿Cúal fue la característica del pensamiento sobre la Santidad
en la Edad Moderna?
9. ¿Qué dio origen al pentecostalismo y cómo se relaciona esto
con la doctrina de Santidad?
10. ¿En qué consiste la Santidad para los movimientos pente-
costales y neopentecostales?
Capítulo II

Introducción al Estudio
de la Doctrina
de Santidad

L a Santidad, más que una doctrina, es una experiencia


que el individuo debe vivir diariamente como un tes-
timonio fehaciente de la obra de regeneración que
Dios ha efectuado en su ser. A pesar de este hecho, es importante
34

tener un esquema ideológico de esta doctrina para su enseñanza,


entendimiento y por supuesto, su práctica.
Este segundo capítulo tiene un propósito doble: En primer
lugar, abordar las diferentes opiniones respecto al tema, y en se-
gundo lugar, introducir un conocimiento fundamental tanto para
la Teología como para la vida de la Iglesia de hoy.
Referente a lo primero, huelga señalar que la Iglesia no tiene
un criterio unificado respecto a esta doctrina, aunque todo el
cristianismo está de acuerdo en vivir una vida de Santidad, ésta
es interpretada doctrinalmente de diversas formas, aunque a la
postre todos la vivan de la misma manera, de ahí que, en el
desarrollo de este trabajo se mostrará esa diversidad de opiniones.
La segunda parte abordará todos aquellos elementos que se con-
sideran propedéuticos para la comprensión de este pensamiento

34. Este testimonio lo reclama Dios en su Palabra, empero lo reclama el mundo,


que quiere ver hechos concretos, no solamente oír palabras. Las palabras convencen,
los hechos arrastran.
39
1
LA DOCTRINA DE ¡A SANTIDAD

y por ende para tener una base que fundamente una vida práctica
sin prejuicios, porque está escrito que: sin Santidad nadie verá
al Señor? %

A. LA DOCTRINA DE SANTIDAD
DESDE UNA PERSPECTIVA TEOLÓGICA
Las Sagradas Escrituras no contienen ni un ápice de Teolo-
gía, lo que significa que la teología es humana y no divina, es
36

decir, producto de la razón y no de la revelación. Esta afirmación


nos lleva a conclusiones claras y sin ningún tipo de ambi-
güedades: La doctrina de Santidad es una doctrina bíblica. La
orientación y la perspectiva que los hombres le dan, son simple-
mente opiniones, no verdades absolutas y por lo tanto son falibles
y están sujetas a errores.
Dentro del movimiento protestante existen tres posturas
teológicas importantes respecto a la doctrina de Santidad, a saber:
los Calvinistas, los Arminianos y los Pentecostales; y todo esto
amén de un sinnúmero de escuelas teológicas no protestantes,
como son: La Católica Romana, Testigos de Jehová, Mormones,
Ciencia Cristiana y muchas otras.
Estas tres corrientes protestantes tiene un denominador co-
mún, parten de las Escrituras, este hecho les da un status de
respeto y consideración. Ahora, difieren en todo lo demás, ¿qué
implica?, ¿cómo se realiza?, ¿cúal es la evidencia?, etc. Estas
conclusiones exegéticas varían debido a que cada corriente de
pensamiento parte de presupuestos teológicos diferentes, de ahí
que las conclusiones no concuerden. No es prudente afirmar que
una es la correcta y las demás no lo sean, consideramos que cada
una tiene elementos de verdad y que lo más indicado no es tener
una vocación exclusivista sino inclusivista.
35. Pide. Hebreos 12:14.
36. Una de las definiciones más completas es la que da el profesor Chafer, quien
afirma que la Teología es una ciencia que sigue un plan humanamente trazado o un
orden de desarrollo doctrinal y que propone incorporar en su sistema toda verdad acerca
de Dios y su universo, de todas y cada una de las fuentes existentes. Vide. Chafer, L.S.
Teología Sistemática\ Publicaciones Españolas. 1986, p. 5.
Introducción al Estudio de la Doctrina de Santidad

1. La Doctrina de Santidad desde una Perspectiva


Arminiana- Wesley ana
La teología wesleyana-arminiana es una fusión del pensa-
miento de Arminio en cuanto a la salvación y el pensamiento de
Wesley respecto a la Santidad. Ambos pensamientos sirven de
marco dogmático a millones de protestantes alrededor del mundo
que se esfuerzan por vivir una vida agradable a Dios. A conti-
nuación se efectuará un análisis del concepto Santidad que
manejan los abogados de esta corriente.
a. Concepto de la Doctrina de Santidad 37

Técnicamente, un concepto es la mínima expresión que se


tiene de una idea. Definir ese concepto es un estadio más avan-
zado que permite una mejor comprensión. El tema que nos ocupa
en esta ocasión es la Santidad. Tener un concepto y definirlo no
es tan fácil como parece, es menester recorrer un camino antes
de tener una idea clara del mismo. Es precisamente este camino
el que se pretende recorrer en el transcurso de este escrito, a fin
de llegar a una conclusión importante. Uno de sus teólogos es
J.A. Wood, quien define la Santidad de la siguiente manera:
Negativamente es aquel estado de gracia que excluye
todo pecado del corazón. Positivamente es la posición de
amor puro a Dios. 38

Como puede observarse, Wood está hablando de la erradica-


ción total del pecado innato del cristiano y como consecuencia
este hombre está lleno de amor que le da un status de un ser
Esta defenición deja suficientemente claro que la Teología es un esfuerzo del
hombre finito e imperfecto por entender al Infinito y Perfecto Dios, de ahí que los
resultados de sus reflexiones serán opiniones, no verdades de quinta esencia.
37. Jacobo Arminio es un teólogo holandés que originalmente fue seguidor de
Calvino, sin embargo, llegó al convencimiento que el decreto de la predestinación, en
la forma como lo explicaba Calvino era inaceptable bíblicamente. Es entonces cuando
estructura un pensamiento que lleva su nombre y que contradice dicho decreto. En
esencia, enseñó que todos los hombre son predestinados para ser salvos y como
consecuencia, ésta puede perderse cuando el hombre peca.
38. Wood, J.A. El Amor Perfecto. Beacon Hill Press. Kansas City. 1952, p. 20.
41
M DOCTRINA DE LA. SANTIDAD

químicamente puro. Esto es presentado como la sagrada respon-


sabilidad de un verdadero cristiano.
Otro de los predicadores célebres de Santidad fue Samuel
Brengle, uno de los líderes de antaño del Salvation Army (Ejército
de Salvación), quien escribiera una serie de tratados sobre San-
tidad y el evangelismo, considerados hoy como clásicos. Brengle
señalaba que Santidad:
Es el estado en el cual no existe en el corazón ira, malicia,
blasfemia, hipocresía, envidia, afición a la holganza, deseo
egoísta del aplauso y buena opinión de los hombres, vergüen-
za de confesar la cruz, mundanalidad, engaño, contienda,
codicia, ningún deseo o tendencia mala.39

Brengle fue más específico que Wood y enumera los pecados


que van a ser erradicados del hombre santo y algunas de las
conductas que va a tener como consecuencia de esa vida de
Santidad. No hay ninguna discusión que esto solamente se logra
cuando la tendencia maligna del hombre es erradicada, es decir
el pecado innato. Brengle ratifica que es una responsabilidad del
cristiano alcanzar este status.
Sin lugar a dudas, Juan Wesley es considerado como el padre
de la doctrina de Santidad. Sus escritos y sermones evidencian
el énfasis de este ministro de Dios en una vida de pureza en este
mundo. El simplemente dijo que la Santidad:
Es la libertad instantánea de todo pecado, e incluye un
poder instantáneo dado en ese momento para permanecer
unido a Dios. 40

Con esta definición Wesley agrega otro ingrediente, afirma


que la erradicación del pecado es instantánea y afirma que im-
plícitamente el hombre adquiere un poder para permanecer en esa
vida de Santidad. Ese poder es la residencia del Espíritu Santo
39. Brengel, Samuel. Auxilios para la Santidad. Argentina, pp. 13, 14.
40. Wesley, Juan. Citado por Orton Wiley. Introducción a ta Teología Cristiana.
pp. 348, 349.
Introducción al Estudio de la Doctrina de Santidad

en la vida del creyente. Los wesleyanos sostienen que cuando una


persona es regenerada, el Espíritu Santo no hace morada en el
creyente hasta que éste recibe la segunda obra de gracia.
Orton WILEY, de la Iglesia del Nazareno, expone una de las
definiciones más completas de Santidad al incluir todos los ele-
mentos que encierra la teología wesleyana-arminiana:
Es el acto de Dios, subsecuente a la regeneración, por
el cual los creyentes son librados del pecado original o
depravación, y traídos a un estado de entera devoción a Dios
y a una obediencia santa de amor hecho perfecto. Se efectúa
por el bautismo con el Espíritu Santo, capacitando al creyente
para la vida y el servicio. 41

Wiley deja suficientemente claro el panorama, no hay nin-


guna duda al respecto. El pecado original debe ser erradicado de
la vida del creyente, de otra manera jamás podra vivir la vida de
Santidad que Dios exige del hombre, y sin la cual nadie verá a
Dios. Ahora, es menester efectuar un análisis de la definición
42

de Wiley.
En primer lugar, afirma que «Es el acto de Dios», esto sig-
nifica que es una obra divina en la cual el hombre no puede
intervenir. El segundo elemento que menciona es que la Santidad
es «subsecuente a la regeneración», esto quiere decir que no se
realiza cuando una persona es justificada, es decir, cuando se
arrepiente de sus pecados, sino como una segunda obra de gracia.
El tercer punto que resalta es el hecho que el cristiano «es librado
del pecado original», aseverando en forma expresa que el pecado
innato debe ser extirpado y la naturaleza depravada debe ser
destruida para vivir una vida de Santidad. En cuarto lugar señala
que es en este momento que el cristiano es «traído a un estado
de entera devoción y a una obediencia santa», es decir, que una
persona regenerada y justificada no tiene la capacidad de vivir
una vida de devoción a Dios. Otro punto es la forma como esto
se opera, la cual es mediante «el bautismo con el Espíritu Santo»,
41. Wiley, Orton. Introducción a la Teología Cristiana, p. 348.
42. Pide. Hebreos 12:14.
43
M DOCTRINA DE LA. SANTIDAD

en otras palabras, la Tercera Persona de la Trinidad viene a residir


en el individuo regenerado y finalmente señala que, únicamente
el cristiano santificado está «capacitado para servir y vivir».
Existen muchas más definiciones, empero las que se han
analizado, bastan para tener una idea clara del concepto de San-
tidad que sostienen los wesleyanos-arminianos.
b. Dogmática de la Doctrina de Santidad desde unaperspec-
tiva Wesleyana-Arminiana
Aunque no se asevera taxativamente, se cree que la salvación
del individuo no está completa cuando éste hace una decisión de
fe. Si bien es cierto el pecado voluntario es perdonado, queda en
el corazón la raíz depecado que tarde o temprano hará reverdecer
el árbol y por lo tanto ese individuo corre el grave riesgo de perder
su salvación, a menos que ésa raíz sea extirpada totalmente. Esa
raíz es el pecado innato que debe ser eliminado mediante una
segunda obra de gracia que se denomina Entera Santificación.
Una vez que el individuo entra en este estado de Santidad,
las tentaciones ya no provienen de su corazón, sino de afuera,
puesto que él está químicamente puro, aunque se reconoce que
aún en este estado se puede pecar, empero tal acto implicaría ipso
facto la perdida de la bendición, la cual es recuperable.
Partiendo de lo anteriormente expuesto, los presupuestos
ideológicos de esta Teología son los siguientes:
• La segunda obra de gracia es una necesidad en la vida del
creyente regenerado.
• La segunda obra de gracia es subsecuente a la regeneración,
y la santificación depende de la consagración y de la fe del
creyente.
• El pecado innato es extirpado y el creyente es liberado
totalmente de la influencia pecaminosa.
• La santificación por ningún momento puede ser imputada,
sino impartida por Dios con el Espíritu Santo.
• La santificación es una obra divina instantánea y nunca
progresiva.
Introducción al Estudio de la Doctrina de Santidad

• La evidencia de la santidad en el creyente es la vida o el


fruto del Espíritu Santo para los wesleyanos tradicionales,
aunque los pentecostales agregarían el don de lenguas como
una evidencia palmaría de haber recibido esta bendición.
2. La Doctrina de Santidad desde una perspectiva
Calvinista
Juan Calvino es el gran reformador francés, quien tuvo un
ministerio extraordinario en Ginebra, Suiza. El mismo trascendió
no sólo en el espacio, sino en el tiempo. Calvino reinterpretó la
teología de Agustín de Hipona y creó una síntesis teológica que
dio lugar a que sus seguidores la fueran perfeccionando hasta
convertirse en una de las corrientes protestantes más grandes e
importantes del planeta, el calvinismo.
a. El Concepto de la Doctrina de Santidad
Como se aseveró anteriormente, un concepto es la mínima
expresión que se tiene de una idea. En este epígrafe se realizará
un análisis de esa idea que el calvinista tiene acerca de la Santidad
que Dios demanda del hombre. Entrando en materia, la definición
de Santidad más importante es la definición de la Confesión de
Westminster, la cual reza de la siguiente manera:
Aquellos que efectivamente son llamados a la regenera-
ción, teniendo un nuevo corazón y un nuevo espíritu creado
en ellos, son santificados, real y personalmente a través del
poder de la muerte y resurrección de Jesucristo, por su Palabra
y Espíritu morando en ellos: El dominio de todo el cuerpo de
pecado es destruido, y las diversas concupiscencias son ca-
da vez debilitadas y mortificadas, y de esta manera las per-
sonas se van fortaleciendo en todas las gracias salvíficas a
la práctica de la verdadera santidad, sin la cual nadie verá
al Señor.

La santificación se realiza a través de todo el hombre,


aunque imperfecta en esta vida: Pues aún permanecen rema-
nentes de corrupción en cada parte, de donde surge una

45
M DOCTRINA DE LA. SANTIDAD

continua e irreconciliable guerra, la carne codiciando contra


el espíritu y el espíritu contra la carne.

En tal guerra, aunque los remanentes de corrupción pue-


den permanecer por poco o mucho tiempo, es a través de
la continua provisión^ de fuerza del Espíritu, santificador de
CristcLJ^yeJa parte regenerada siempre vence, y de esta
manera los santos crecen en gracia, perfecccionando la
santidad en el temor de Dios. 43

Se encuentra en esta declaración suficiente material como


para escribir un libro completo. El tema es en realidad harto
complejo, sin embargo, para efectos de este estudio, se realizará
unas breves consideraciones a ciertos elementos que se mencio-
nan en esta declaración dogmática.
En primer lugar, asegura que el dominio del pecado es des-
truido, no su existencia. En otras palabras, el pecado innato sigue
residiendo en el hombre regenerado, aunque no lo gobierna. El
segundo aspecto que es importante destacar es lo que se refiere
a la epithumia,^ la cual solamente es debilitada, nunca destruida;
la naturaleza adánica queda en el suelo, pero no destruida.
Estas dos declaraciones concatenadas llevan al tercer punto
que se destaca: La santidad humana es imperfecta. Esto significa
que el cristiano jamás será quimicamente puro, que siempre estará
en su corazón la raíz de orgullo, codicia, ira y demás obras de
la carne. Y esto más, asevera que habrá siempre una batalla
interna entre la carne y el espíritu. Concluye afirmando que el
hombre regenerado siempre vence y esto es importante entenderlo
para no efectuar afirmaciones en el sentido que los abogados de
este pensamiento otorgan licencia para pecar a los cristianos. Esta
es una falacia creada por pensadores fanáticos que no se han
tomado la molestia de analizar reposadamente esta síntesis
teológica.
43. Vide. Confesión de Westminster.
44. Vocablo griego que tiene varias traducciones: codicia, malos deseos, empero
la traducción castellana que más se acerca al griego es conscupicencia. Una tendencia
maligna que reside en el ser humano y que es activada por Satanás todos los días en
el individuo para llevarlo a su ruina.
Introducción al Estudio de la Doctrina de Santidad

En definitiva, esta definición deja suficientemente claro que


la santificación no implica en ningún momento la erradicación
del pecado innato y que reconoce la lucha continua del cristiano
en su deseo de vencer las obras de la carne. Uno de los aspectos
fundamentales de esta declaración es el triunfo final del espíritu
sobre la carne. En este mismo sentido el fundador y primer
presidente del Seminario Reformado de Grand Rapids, Louis
Berkhof definió la Santidad como:
Aquella operación bondadosa y continua del Espíritu
Santo, mediante el cual El, al pecador justificado lo liberta
de la corrupción del pecado, renueva toda su naturaleza a
la imagen de Dios y lo capacita para hacer buenas obras. 45

Berkhof reconoce que la Santidad en el hombre es la obra


del Espíritu Santo, es decir, de Dios, empero es una obra continua,
no instantanea. El hombre justificado es librado no del pecado
innato, sino de la corrupción del pecado.
En otras palabras, sostiene que de lo que el hombre es libe-
rado es del poder del pecado y que esto trae como consecuencia
la renovación de la naturaleza a la imagen de Dios. El último
elemento que señala es que el hombre santificado está capacitado
para buenas obras.
b. Dogmática de la Doctrina de Santidad desde unaperspec-
tiva Calvinista
Se llama Teología Calvinista al ángulo o a los presupuestos
ideológicos desde los cuales Juan Calvino hizo teología. Aunque
la realidad es que a esta Teología bien podría llamársele
Agustiniana, porque fue Agustín de Hipona quien sentó las bases
de esta propuesta. La base presupuestaria sobre la cual se fun-
damenta este pensamiento es la siguiente:
• La elección incodicionada, es decir, la potestad soberana
de Dios de decidir quien es salvo y quien no es salvo.

45. Berkhof, L„ Teología Sistemático. Edit. Tell. I ed. 1995, p. 637.


a

47
M DOCTRINA DE LA. SANTIDAD

• La depravación total que enseña que el hombre nace con


una naturaleza corrupta, a la que se le llama pecado innato,
de la cual no puede ser librado excepto cuando muere, y
que como consecuencia lógica el hombre no tiene la ca-
pacidad de buscar a Dios por sí mismo.
• La Seguridad del creyente. Este es un punto fundamental
del pensamiento calvinista, pues afirma que la persona, una
vez que ha sido regenerado, no puede perder la salvación 46

Estos tres puntos enumerados aquí tienen una importancia


capital para lo que se sostiene respecto a la santidad del cristiano.
Afirman que una persona cuando se arrepiente es regenerada,
justificada, adoptada y santificada. En consecuencia niegan que
existe una segunda obra de gracia. La naturaleza depravada o el
pecado innato no puede ser erradicado del ser humano, de tal
.suerte que tendrá que bregar con esta realidad siempre. El cre-
yente está cubierto con un manto de Santidad que no permite a
Dios ver su pecado, sino su Santidad; lo que se llama Santidad
imputada no impartida como sostienen los wesleyanos. La San-
tidad que inicia cuando el creyente es regenerado, es todo un
proceso hasta la muerte.
En resumen, el pecado no es abolido como un principio o un
poder, sino que la justicia de Cristo se imputa como un sustituto,
y el pecado original se esconde debajo el manto de una justicia
imputada. La permanencia del creyente es en Cristo, esto es por
imputación, el estado actual es aquel en el que el pecado es
reprimido, y por tanto, no reina, en tanto que la santificación es
un proceso de traer al principio del pecado en sujeción a la vida
de justicia. La santificación, por tanto, de acuerdo con esta« pos-
tura, es solamente progresiva, mientras el alma habita en el cuerpo
y se completa sólo a la hora de la muerte. 47

Como consecuencia de lo anterior, la santificación es triple:


(a) Es posicional o separación que ocurre cuando el que cree es
unido a Cristo por el Espíritu Santo y así viene a estar en Cristo.
46. Aquí se han enumerado tres de los cinco puntos sobre los que gira el pen-
samiento calvinista. Faltando la redención limitada y la gracia irresistible.
47. Wiley, Orton. Introducción a la Teología. Casa Nazarena, p.337.
AS
Introducción al Estudio de la Doctrina de Santidad

En este mismo aspecto posicional de la santificación se expone


también en otros tres pasajes: «Mas de El sois vosotros en Cristo
Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, y justifi-
cación, y santificación y rendención» 1 Corintios 1:30; «Mas
nosotros debemos dar siempre gracias a Dios por vosotros,
hermanos amados del Señor, de que Dios os haya escogido
desde el principio para salvación, por la santificación del
Espíritu y fe de la verdad» (2 Ts. 2:13). (b) Es experimental.
En cada creyente el poder del Espíritu opera para vigorizarlo
y para librarlo del pecado para que sea efectivo en cada actitud
correcta y en el servicio. La santificación progresiva o experi-
mental se ha dicho que es la voluntad de Dios para cada cre-
yente, y esto es razonable: «Porque la voluntad de Dios es
vuestra santificación, que os abstengáis de fornicación: que
cada uno de vosotros sepa tener su vaso en santificación y
honor», (c) La santificación será obtenida en su tercera y última
forma, es decir, los cristianos serán presentados sin falta ante
la presencia de Dios. (Ef. 1:4, Jud. 24) y conformes a la imagen
de Cristo (Ro. 8:29, 1 Jn 3:1-3).
3. La Doctrina de Santidad desde una perspectiva
Pentecostal
La Iglesia Pentecostal surge como una reacción al liberalismo
teológico que imperaba a principios del s. XX y el conformismo
en el cual el fundamentalismo norteamericano había caído. Como
todo incio, el del movimiento pentecostal no fue fácil, tuvo que
soportar toda una avalancha de críticas y juicios de los que no
aceptaban que la Iglesia cristiana había entrado en otra dimensión.
Una de las características de este movimiento fue el desprecio
manifiesto por el rigor académico del estudio de la Biblia, por
temor quizás, a caer en la frialdad que usualmente se cae cuando
se pone más énfasis en la cuestiones de forma que en la esencia
misma de las cosas. Ese había sido el error de la erudicción
alemana, que había enarbolado la bandera del liberalismo teoló-
gico, había mezclado el Texto Sagrado con filosofías y presupues-
tos científicos humanos y habían diluido la verdad de Dios en un
maremágnum de teorías que, lejos de animar al pueblo a la fe,
49
M DOCTRINA DE LA. SANTIDAD

lo llevó a la incertidumbre y desesperanza. Los Pentecostales no


querían caer en el mismo error, de ahí que muchos se opusieron
al estudio sistemático de la Biblia y se centraron en la práctica
de una vida de Santidad, creyendo sin ninguna discusión en cada
uno de los versículos del Texto Sagrado.
Con el correr del tiempo, este hecho cambió, algunos de los
grupos pentecostales se dieron cuenta que necesitaban tener una
educación formal y orientar a la multitud de personas que se
habían adherido a sus filas. Así surgen las primeras universidades
y seminarios en los cuales se preparan sus ministros, sin perder
el principio de aceptar la Palabra de Dios sin cuestionamientos
de ninguna naturaleza.
a. El concepto de la Doctrina de Santidad
El estudio sistemático del Texto es realmente algo nuevo
dentro del movimiento peñtecostal, de forma que no existe una
rica literatura como en el movimiento calvinista que tiene una
trayectoria de 500 años. Asambleas de Dios ha hecho un esfuerzo
y ha publicado una Teología Sistemática desde una perspectiva
48

pentecostal, sin embargo, dista mucho de la calidad de un manual


como el de Hodge, Berkhof, Strong o el mismo Chafer. Este
manual pentecostal define la Santidad en los siguientes términos:
Santificación es el proceso por el cual Dios está limpiando
nuestro mundo y su pueblo. Su meta final es que cada cosa
animada e inanimada sea limpia de cualquier pecado e
impureza. 49

Esta lacónica definición nos da una idea, empero no aclara


mucho el concepto pentecostal acerca de la Santidad. Lo presenta
como un proceso continuo en el cual Dios está limpiando al ser
humano del pecado. No afirma ni niega que sea una obra que se
complete durante la vida, ni asegura que sea una segunda obra
de gracia.

48. Horton, Stanley (Editor) Sistematic Theology. A Pentecostal Perspective.


Logion Press. Missouri, USA. 1994.
49. Ibid. pp. 399, 400.
Introducción al Estudio de la Doctrina de Santidad

Para precisar mejor el concepto de Santidad desde una pers-


pectiva pentecostal es necesario ver las confesiones de estas
iglesias. A continuación se cita lo que cree al respecto la Iglesia
de Dios de Cleveland, Tennesee:
50

La Santificación es subsecuente al nuevo nacimiento, a


través de la fe en la sangre de Cristo; a través de su Palabra,
y por el Espíritu Santo.

La Santidad debe ser la norma de vida de Su pueblo.

En el bautismo del Espíritu Santo, subsecuente a un co-


razón limpio.

En hablar en otras lenguas ... es la evidencia inicial del


bautismo de El Espíritu Santo.

Esta declaración deja ver con claridad meridiana que exis-


ten dos obras de gracia, la salvación y la santificación. Lo inte-
resante de esto es que los medios que sirven para la obtener la
Santidad son los medios que el Texto señala respecto a la salva-
ción, es a saber, la fe, la sangre de Cristo, la Palabra y el Espíritu
Santo.
La aseveración de que la Santidad debe ser una norma de vida
de pueblo, implica que los cristianos deben buscar diligentemente
esa segunda experiencia, porque caso contrario no pordrán vivir
esa vida de Santidad que Dios exige de su pueblo.
La tercera declaración da la impresión de una tercera obra de
gracia. Salvación, limpieza de corazón y Bautismo del Espíritu
Santo. Y podría interpretarse así porque, según esta postura, el
individuo no adquiere un corazón limpio cuando se convierte,
sino cuando es santificado. Pero el afirmar esto traería como
consecuencia afirmar que la santificación y el Bautistmo con el
Espíritu Santo son dos cosas diferentes; hecho éste que no está
aclarado en la declaración doctrinal.

50. Vide. Church of God. Declaration of Faith.


51
M DOCTRINA DE LA. SANTIDAD

Este último elemento constituye la diferencia fundamental


entre el pentecostalismo y el movimiento wesleyano-arminiano,
las lenguas son la evidencia inicial de la segunda obra de gracia
o de la santificación.
b. Dogmática de la Doctrina de Santidad desde una perspec-
tiva Pentecostal
El elemento distintivo de la postura pentecostal es el hablar
en otras lenguas, como una evidencia del Bautismo con el Espíritu
Santo y, por ende, de vivir una vida de Santidad. Sin embargo
hay una serie de elementos más, que los hacen únicos dentro del
cristianismo:
• El énfasis en lo sobrenatural. Antes del advenimiento del
pentecostalismo moderno, los creyentes evangélicos tenían
la predisposición de' esperar lo sobrenatural. Los Pente-
costales le dan un énfasis vigoroso a esperar lo sobrenatural,
y en parte esta experiencia les da solidez a su fe y asegura
el crecimiento, ya que lo sobrenatural sigue atrayendo a
personas. 51

• El fervor de ser investidos de potencia de lo alto. Este es


uno de los aspectos claves, el recibir el bautismo del Es-
píritu Santo, no solamente para vivir una vida de Santidad
sino para tener el poder de Dios para sanar enfermos, echar
fuera demonios, etc. El Pentecostal pasará largas horas de
oración, ayunos, vigilias a fín de recibir este poder de lo
alto.
• La Santidad exterior. Uno de los énfasis fundamentales es
la práctica de la Santidad externa que consiste en no usar
joyas, vestidos costosos, las mujeres no usan ropa de hom-
bre. Se abstienen de frecuentar bares, cines, estadios, etc.
una serie de prácticas que se consideran pecaminosas y que
no van acorde con la vida de Santidad que Dios exige de
sus hijos.
51. Oral Roberts en el pasado, Benny Him en el presente son paradigmas de esto.
52. Para tener una idea general de todos los elementos distintivos de los pente-
costales, se recomienda. Jiménez, Carlos., Crisis en ta Teología Contemporánea, op.
cit. pp. 190-192.
Introducción al Estudio de la Doctrina de Santidad

Existe una serie de elementos más que se podrían mencio-


nar, empero, esto es lo más importante en lo que a la dogmática
52

de la doctrina de Santidad se refiere.

B. GENERALIDADES DE LA DOCTRINA DE
SANTIDAD
El concepto que se tenga de la Santidad es en realidad lo que
derterminará la perspectiva del estudio que se haga de la doctrina.
Empero antes de llegar a ese punto trascendental, es necesario
abordar una serie de aspectos que en este epígrafe se mencionan
como generalidades, que son muy útiles para captar una dimen-
sión panorámica de este pensamiento.
1. Propósito y finalidad de la Santidad
El propósito de la Santidad en el hombre es que éste disfrute
de todas las riquezas de la gracia que Dios ofrece a los creyentes,
así como de librarlo del poder de las obras de la carne. Ahora,
la finalidad última es que el hombre viva una vida bajo la au-
toridad del Espíritu Santo para que sea un luminar enmedio de
una generación maligna y perversa.
Los términos: propósito y finalidad aparentemente son sinó-
nimos, pero existe entre ellos una sútil diferencia, el propósito de
la Santidad es darle un corazón limpio (Ez. 36:25-27) y la fina-
lidad es que el hombre disfrute del poder que se experimenta
cuando se vive bajo la autoridad de Dios. (Hch. 1:8).
Esta es la perfecta voluntad de Dios, que los hombres vi-
53

van en la Santidad que resulta de la unión al cuerpo de Cristo.


Es una realidad disponible, no es algo que trascienda a nuestras
posibilidades.
La Santidad de Dios le pertenece a Él, nadie puede tenerla.
La Santidad que un día tuvo Adán, es ya historia, fue su privilegio.
53. El texto indica claramente que la voluntad de Dios es vuestra santificación
... 1 Tesalonicenses 4:3, luego añade que Dios no nos ha llamado a inmundicia, sino
a santificación ... 1 Tesalonicenses 4:7.

53
M DOCTRINA DE LA. SANTIDAD

La Santidad de los ángeles no nos atañe a nosotros, empero la


Santidad cristiana es nuestro privilegio.
La marca distintiva del cristiano es una vida apartada de los
poderes que gobiernan este mundo, es una vida sometida a la
autoridad de Dios y controlada por Él, esta es la vida de Santidad
que Dios pide del hombre, pues sin ella la criatura humana jamás
se realizará como persona, de ahí que la exhortación sea sed
santos porque Yo soy Santo. * 5

2. Razón de la Santidad
La razón de la Santidad no se encuentra en las especulacio-
nes humanas o en el racionalismo. El hecho es que la base de la
doctrina de la Santidad se encuentra en la revelación y no en la
razón, Levítico 19:2, p. ej., señala cuál es la razón de la santidad:
«Habla a toda la congregación de los hijos de Israel, y
diles: Santos seréis, porque santo soy yojehová, vuestro Dios».

En otras palabras Dios es la razón de la Santidad, Dios es


Santo, su Palabra es Santa, su conducta es Santa, sus ángeles son
santos, no es posible que los hombres no lo sean. Aunque es
menester reiterar que una cosa es la Santidad de Dios y otra la
Santidad del hombre. Dios siempre ha sido y siempre será Santo.
El hombre fue concebido en pecado y ha vivido con el estigma
de una naturaleza depravada que lo ha llavado a los antros más
oscuros de maldad y perversidad. De ahí es donde Dios lo ha
rescatado mediante una obra extraordinaria del Espíritu Santo. De
manera que es obvio que la Santidad del hombre sea relativa e
imperfecta si la comparamos con la de Dios. Y en este contexto
debemos entender esta exhortación de Santos seréis, porque
Santo soy yo Jehová, vuestro Dios.
El término hebreo que se traduce al Castellano como santo
es gadosh¿ que no solamente conlleva el sentido de una pureza
moral o de apartamiento, sino, como Rudolf Otto indica, también
está implícita la idea de hermosura y maravilla. La razón de la
54. 1 Pedro 1:15 y 16.
Introducción al Estudio de la Doctrina de Santidad

Santidad también se encuentra en el Nuevo Testamento, como


vemos en 1 Pedro 1:15:
«Sino, como aquel que os llamó es Santo sed también
vosotros santos en vuestra manera de vivir».

Aquí el término griego es «hagios» que además de significar


pureza moral y apartamiento lleva implícita la idea de hermosura,
al igual que el término hebreo. No está demás recalcar que estos
términos de pureza moral, apartamiento y hermosura no deben
entenderse como absolutos. Si bien es cierto que el cristiano ha
sido regenerado por el poder del Espíritu Santo, no puede haber
absolutos en un ser tan relativo e imperfecto que inicia toda una
aventura en el deseo de alcanzar aquello para lo que también fue
alcanzado.
En conclusión, la razón de la Santidad del cristiano es la
Santidad de Dios, así como la razón de la depravación de los no
creyentes es la depravación de Satanás.
3. El Radicalismo de la Santidad
La doctrina de la Santidad jamás será una doctrina popular.
Para los pecadores y para aquellos que sólo pretenden ser cris-
tianos, el verdadero Jesucristo ha sido siempre, y siempre será
como raíz de tierra seca, despreciado y desechado entre los
hombres. A continuación se transcribirá el pensamiento del Dr.
Brengle respecto al radicalismo de la Santidad.
«Cristo en vosotros», no vino para traer paz a la tierra,
sino espada, vino «para hacer disensión del hombre contra
• su padre, y de la hija contra su madre y de la nuera contra
su suegra, y los enemigos del hombre serán los de su casa»
(Mt. 1 0 : 3 5 , 36).

«Cristo en vosotros», no apagará la paja que humea ni


quebrará la doblada vara del arrepentimiento y humildad,
pero él pronunciará las más terribles y espantosas maldicio-
nes contra el «formalismo» hipócrita y contra la «tibieza» de

55
M DOCTRINA DE LA. SANTIDAD

aquellos que profesan servirle, pero que no obstante, son ami-


gos del mundo y, por lo tanto, enemigos de Dios. «Adúlteros
y adúlteras, ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad
con Dios?» (Santiago 4:4). «Si alguno ama al mundo, el amor
del Padre no está en El» (I Juan 2:15).

En los hogares de los pobres y en las guaridas de los


desamparados, «Cristo en vosotros», ayudará a buscar y salvar
a los perdidos, y dirá dulce y tiernamente: «Venid a Mí todos
los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descan-
sar» (Mt. 1 1:28), pero en los grandes templos y catedrales,
donde se mofan de Dios con toda su pompa, orgullo y amor
al mundo, El clamará diciendo: «Los publícanos y las rameras
entrarán al reino de los cielos antes que vosotros».

«Cristo en vosotras» no es un aristócrata lujosamente


vestido de púrpura y lino fino, de oro y perlas preciosas, sino
un humilde carpintero del pueblo, con las manos llenas de
callos, veraz, siervo de los siervos, que busca siempre los
asientos más humildes en las sinagogas y en las fiestas, y
condesciende a lavar los pies de sus discípulos. « N o mira a
los soberbios», (Sal. 4 0 : 4 ) , ni es de aquellos que lisonjean
«con su lengua» (Sal. 109), sino que sus palabras son «pa-
labras limpias, plata refinada en horno de tierra, purificada
siete veces» (Sal. 12:6), palabras vivas y eficaces y más
penetrantes que «toda espada de dos filos, que discierne los
pensamientos e intentos del corazón».

Tratad de conocer al verdadero Jesús y seguid los pasos


del humilde y santo aldeano de Galilea, porque ciertamente
muchos «falsos cristos» y «falsos profetas» han venido al mundo.

Hay cristos soñadores y poéticos cuyas palabras ablan-


dan más que manteca su boca, pero «guerra hay en su
corazón, suavizan sus palabras más que el aceite, más ellas
son cuchillos» (Salmo 5 5 : 2 1 ) . Hay cristos a quienes les agrada
las diversiones y las modas, aman más los placeres que a Dios,
tienen la apariencia de piedad y santidad de corazón, más
Introducción al Estudio de la Doctrina de Santidad

niegan la eficacia, «estos son los que entran por las casas,
y llevan cautivas las mujercillas cargadas de pecado, lleva-
das de diversas concupiscencias que siempre aprenden y
nunca pueden acabar de llegar al conocimiento de la verdad»
(2 Ti. 3:4-7).

Hay cristos mercaderes que convierten la casa de Dios


en cuevas de ladrones, |Mat. 2 1 : 1 3 ) .

Hay cristos que lo que quieren es saciar sus vientres, estos


prenden a los hombres, hartando sus vientres y no sus cora-
zones e inteligencias, (Ro. 16:18).

Hay cristos entendidos y filósofos que os engañan con


«filosofías y vanas sutilezas, según las tradiciones de los hom-
bres, conforme a los elementos del mundo» (Col. 2:18).

Hay cristos reformadores de la política, que se olvidan de


los negocios de su Padre, estando completamente absorbidos
con la idea de ser elegidos o de elegir un gobernante en este
mundo, Cristos que recorren medio mundo para dar un dis-
curso sobre prohibicionismo o sobre los derechos de la mujer,
mientras que en su propia ciudad hay centenares de peca-
dores que se van al infierno, que prefieren más bien arrancar
a golpes el fruto que pende de las ramas, en vez de emplear
el hacha y cortar los árboles desde la raíz para que estos sean
buenos» (Mt. 3:10).

¿No veis la imposibilidad de hacer que un evangelio tan


radical como éste llegue a ser popular? Este espíritu y el del
mundo son tan opuestas el uno al otro, como dos locomotoras
sobre una misma vía corriendo al encuentro ía una de la otra,
a una velocidad de sesenta millas por hora. El fuego y el agua
se ¡untará más pronto el uno con el otro, que no el «Cristo
en vosotros» con el espíritu del mundo.

No desperdicies el tiempo procurando arreglar una san-


tidad que llegue a ser popular. Sed santos, sencillamente

57
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

porque el Señor es santo. Procurad agradarle a El sin tener


en cuenta los gustos o disgustos de los hombres y aquellos
que están dispuestos a ser salvos no tardarán en ver a «Cristo
en vosotros». 55

Este trozo de pensamiento de Bregle ilustra perfectamente el


radicalismo de ser un cristiano viviendo una vida de Santidad
agradable a Dios.
La dicotomía establecida es una realidad con la que nos
enfrentamos diariamente, empero el cristiano debe tomar partido,
no hay posiciones eclécticas, somos o no somos. Y ser lleva
implícita la idea de renuncia, entrega incondicional, sacrificio,
que en definitiva serán los elementos que nos distinguirán de los
otros cristos en vosotros.
Finalmente, cabe señalar que vivir una Santidad radical no
significa por ningún punto caer en el fanatismo ignorante, en
ninguna manera. Ser santo no significa ser fanático. Entonces
surge la interrogante: ¿Qué diferencia a un cristiano que vive una
Santidad radical de un fanático? Y la respuesta es muy simple:
que el uno vive con los pies en la tierra y el otro en la nubes.
¿Pero qué significa esto? Todavía más simple: que el hombre
santo se mezcla con los pecadores sin practicar el pecado, no los
critica, sino que los ayuda, y cuando peca contra Dios pide perdón
y se levanta en el acto y sigue, empero tiene una característica
especial, es compasivo y entiende la debilidad de los demás. El
fanático se aisla por temor a contaminarse de pecado. Tiene un
ojo clínico, es decir, su deleite es apuntar las faltas de los demás
y no tiene capacidad de ver las suyas porque en su opinión él es
un santo que nunca ha pecado. Piensa que nunca ofende a Dios
y se escuda cuando comete pecado diciendo que es una debilidad,
pero nunca admite que ha pecado, su corazón está lleno de orgu-
llo espiritual, e incluso da gracias a Dios por no ser como los
demás cristianos pecadores. Santidad y fanatismo son dos cosas
diferentes.

55. Brengle, Samuel. Op. cit. p. 103.


eo
Introducción al Estudio de la Doctrina de Santidad

4. La Naturaleza de la Santidad
La Santidad a todas luces se refiere a la pureza moral, 56

aspecto éste que entra dentro de la ética. Rudolf Otto descubre


un elemento «no racional» para el cual acuña la palabra
«numinoso» y de esta forma la Santidad no es solamente un
capítulo de la ética. «Lo numinoso y lo ético deben mantenerse
unidos como el anverso y reverso de una moneda, la auténtica
Santidad». La Santidad es una práctica constante que se rela-
57

ciona con el acto humano directamente. El acto humano, que cae


dentro del campo de la ética, puede ser bueno o malo.
58

Esto lo determina siempre la Palabra de Dios. De forma que


todos aquellos actos que se enmarcan dentro de la Palabra de Dios
deben ser considerados buenos y por lo tanto testimonio de una
vida de Santidad. Ahora, cuando Otto habla de numinoso se
refiere a la hermosura o lo delicioso que es hacer lo correcto, lo
que señala la Palabra. Hacer lo bueno trae implícito una expe-
riencia de una satisfacción enorme.
Tanto la palabra godesh como hagios incorporan el elemento
ético y el numinoso. La hermosura, la maravilla de la experiencia
que encierra tres aspectos claves: la gloria, la separación y la
pureza. El cristiano disfruta de estos tres elementos, el primero
tiene que ver con la satisfacción enorme de enmarcar su vida bajo
la soberanía de Dios, pero sobre todo sentir el respaldo de Dios
en cualquier empresa que lleve a cabo, esto es simplemente
glorioso. Por otro lado, el hecho de vivir separado significa que
aunque vivimos en el kosmos satánico, nuestras vidas no están
sujetas a aquellos preceptos que contradicen expresamente la
voluntad de Dios. Y, por último, la pureza, que como se ha
afirmado anteriormente, debe considerarse en el contexto de la
imperfección humana.

56. La expresión pureza moral debe entenderse como un concepto relativo a la


humanidad y nunca como un absoluto relativo a la divinidad.
57. Purkiser, W.T. Explorando Nuestra Fe Cristiana. Casa Nazarena de Publi-
caciones, p. 361.
58. Para una mejor comprensión sobre el tema de la ética se recomienda altamente,
Bellonch y Tejedor. Filosofía. Ediciones S.M. Madrid, 1975, pp. 180 y ss.
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

Al llegar a este punto, es de suma importancia dejar claro que


únicamente Dios es Santo per se. Su Santidad es una cualidad
59

estática como también es una energía dinámica que se imparte


por sí misma, es decir, Dios no recibe la Santidad de nadie ni está
sujeta a cambios, es estática, empero es simultáneamente diná-
mica porque la imparte a sus hijos para que viven conforme a su
voluntad.
La santificación describe el don de la Santidad imputado por
Dios, sea a cosas o a personas. Bajo la influencia profética, al
mismo tiempo, la idea de santificación fue haciéndose cada vez
más ética. Además de la idea de Santidad hay en el Antiguo
60

Testamento todo un segundo campo de conceptos que se asocian


con la palabra «perfección».
Mientras que la Santidad es un concepto sacerdotal, la per-
fección tiene matices característicamente proféticos. Sugiere la
semejanza del hombre con respecto a Dios, la posibilidad de que
el hombre agrade a Dios. El Shema afirma la exigencia de per-
fección que Dios plantea al hombre y la define como una per-
fección en el amor. Deuteronomio 30:6 contiene la promesa de
que el Señor efectuará esa perfección en los corazones de su
pueblo. Esto conduce al anhelo de perfección que experimentan
los profetas. Los grandes dirigentes de Israel descubrieron este
tesoro y algunos llegaron a poseerlo por la fe, pero las multitudes
quedaron sujetas a sus recursos, debiendo atravesar la prueba de
la victoria y la derrota. Los grandes profetas anticiparon, sin
embargo, la dispensación cristiana y reconocieron que su carac-
terística distintiva sería el derramamiento del Espíritu de Dios que
da como resultado el final de una Santidad legalista y da inicio
a una Santidad por Gracia de Dios. Esto indica que el ser santo
ya no depende de actos que hagamos o dejemos de hacer, sino
de la Gracia de Dios y que los actos serán un efecto, no una causa
como en la época veterotestamentaria.

59. Fueron los profetas los que dieron una expresión clara y definitiva a esta
verdad. La declaración de Isaías es definitiva: Santo, Santo, Santo. Vide. Isaías 6:3.
60. En Deuteronomio, capítulo 28, puede observarse esto. Bendito si haces esto
y maldito si no lo haces. Las justicia por obras de la ley apunta directamente a una
Santidad eminentemente ética. Fundamentada en el acto humano.
jen
Introducción al Estudio de la Doctrina de Santidad

El Nuevo Testamento anuncia que ya ha llegado el día del


cumplimiento. El día de pentecostés, la visiones de los profetas
se convirtieron en una realidad histórica. Siguiendo el rastro de
la idea de santificación en el Nuevo Testamento, encontramos que
su doctrina es la consumación del pensamiento veterotestamen-
tario, combinándose en ella, de manera gloriosa, las corrientes
pro fótica y sacerdotal.
La santificación en el Nuevo Testamento reúne los elementos
numinoso y ético en una única idea. La plenitud del Espíritu Santo
y los frutos éticos del Espíritu. Mediante la actividad personal del
Espíritu Santo en nuestro corazón podemos ser absueltos, tanto
de la culpa, como del dominio del pecado en nuestra vida, ser
perfeccionados en el amor, y finalmente ser restaurados a una
total semejanza a Cristo. Ese es el privilegio de todos los creyen-
tes, por lo tanto, la Santidad en el cristiano es el resultado directo
de la Gracia de Dios, el hombre no tiene nada que ver en esta
obra maravillosa. La conducta es simplemente el testimonio de
la Gracia no su causa.
5. La Santidad como Ciencia
La santidad es una síntesis teológica que usualmente se lee
en las grandes obras de teología, pero a la cual no se le da la
importancia que la misma merece. El estudio de la misma es de
suprema importancia porque se relaciona directamente con los
aspectos prácticas de la vida del creyente, que se constituyen en
el testimonio práctico que hay que dar al mundo no convertido.
También es cierto que los wesleyanos-arminianos han escrito
innumerables obras sobre el tema de la Santidad, sin embargo,
son pocas, aquellas que le han dado el carácter científico que la
misma tiene.
La doctrina de Santidad es un pensamiento científico que
debe ser presentado en una forma sencilla para su entendimiento
pero sin ceder la rigurosidad que le da el carácter de tal. Ahora,
hay quienes niegan la científicidad de este conocmiento, razón
por la cual, este apartado tiene el propósito de demostrar que la
doctrina de la Santidad es un conocimiento ordenado rigurosa-
mente con relaciones entre sus temas, conceptos claros y fundado
61
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

metódicamente, que le da ipso facto el carácter de científico. A


continuación se verán los cuatro requisitos que hacen de la doc-
trina de Santidad una ciencia. 61

• Primeramente, la doctrina de la Santidad es una ciencia


porque es un conocimiento relacionado lógicamente. Como
todo conocimiento, el científico se refiere a un objeto. Así
como una ciencia no estudia todas las particularidades de
su objeto, sino que elige aquellas que le permiten descubrir
relaciones lógicas, así también la doctrina de la Santidad,
sólo exige aquellas particularidades que tienen relaciones
lógicas. Dicho en una forma más sencilla, los temas de la
Santidad, como ser, generalidades, requisitos para obtener-
la, la evidencia, objeciones, etc., deben estar relacionados
y tener una secuencia lógica; requisito éste que sí se cumple.
• En segundo lugar, se requiere que para que la doctrina de
la Santidad sea una ciencia, tenga un conocimiento concep-
tual, como puede verse en el desarrollo de este libro. Exis-
ten ciertos conceptos de los diversos temas de la Santidad
que hace que este requisito se cumpla y que son indispen-
sables para el entendimiento de esta materia.
• En tercer lugar, es necesario que la Santidad sea un cono-
cimiento sistemático. En ciencia no hay conocimientos
sueltos, pues un simple agregado de conocimientos no
constituye ciencia. Todo conocimiento científico es parte de
un conjunto al que está relacionado, de manera tal que, sólo
cobra todo su sentido en función de ese conjunto. La doc-
trina de la Santidad es una ciencia porque posee conoci-
•mientos sistemáticos.
• En último lugar, se requiere que para que la Santidad sea
ciencia, tenga un conocimiento metódicamente fundado. El
conocimiento científico está siempre fundado en un méto-
do, pues aspira a dar razón de todas sus afirmaciones. Cada
ciencia recurre para descubrir las relaciones para sistema-
61. Para conocer todo lo relacionadon al conocimiento científico, es útil ver:
FATONE, Vicente., Lógica e Introducción a la Filosofía. Edit. Kapeluz. Argentina
1951, pp. 149 y ss.
62
Introducción al Estudio de la Doctrina de Santidad

tizarlas, para fundamentarlas, para probarlas a métodos


especiales. La Santidad no es la excepción, pues recurre al
método teológico, que es el método inductivo para desen-
trañar la verdad de la Biblia.
La Santidad es un conocimiento científico que hay que seguir
explorando y aprendiendo, ya que la ignorancia es la causa de
la caída del pueblo. Es cierto que la Santidad es una experiencia,
una forma de vida, pero también es un conocimiento, y general-
mente éste determina la práctica.

63
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

Preguntas
para ampliar esestudio

1. ¿Es la teología producto de la razón o de la revelación?


Explique.
2. ¿Qué es la Teología de Santidad para usted?
3. Compare los postulados de la escuela calvinista y la escuela
arminiana respectivamente y escriba sus conclusiones gene-
rales.
4. Analice el concepto de Santidad formulado por la Confesión
de Westminster y Orton Wiley respectivamente.
5. ¿Cuál es la diferencia entre el propósito y la finalidad de la
Santidad?
6. ¿Cuál es la razón de la Santidad?
7. Explique con sus propias palabras en qué consiste el
radicalismo de la Santidad
8. Explique en qué consiste el descubrimiento de Rudolf Otto.
9. ¿Cuál es la palabra hebrea y griega para Santidad y qué
significa?
10. Cuando se habla de la naturaleza de la Santidad, ¿de qué se
habla?
11. Explique por qué la doctrina de la Santidad es una ciencia?
64
Capítulo III

El problema dual
del pecado
y su remedio
Pecado viene de la palabra griega hamartía, que significa
errar en el blanco. Cuando el hombre no acierta en hacer la
voluntad de Dios y cada actuación suya sólo significa crear un
entorno de miseria espiritual, el hombre ha errado en el blanco
y, como consecuencia, ha pecado.
El Texto Bíblico nos da un vislumbre del origen del pecado
en textos como Isaías 14 y Ezequiel 28, pero no nos amplía más
el tema, de ahí que al afirmar que Dios creó a la criatura con libre
albedrío, trae como única consecuencia lógica que el origen del
pecado fue el abuso de libertad moral que Dios había concedido
a la criatura, de tal suerte que cuando el Lucero Hijo de la Manaña
abusó de esta libertad, el pecado que existía en potencia se con-
vierte en acto y Dios tuvo que actuar.
En las esferas humanas, el pecado entra por una influencia
maligna de Satanás sobre el hombre, lo que provoca una serie de
decretos divinos, que para efectos de este estudio, el más im-
62

62. El Decreto de Dios fue definido en el Catecismo Menor de Westminster como:


Su propósito eterno, según el consejo de su voluntad por cuya virtud, y para su propia
gloria, ha preordenado cuanto acontece. Esta definición nos sugiere lo siguiente: El
Decreto es uno, o sea, que aunque hablamos de decretos en plural, el consejo de Dios
es uno, porque su conocimiento es inmediato y simultáneo y, por tanto, siempre
completo, y cuando hablamos de Decretos es por razones puramente académicas.
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

portante es aquel en el cual se establece la transmisión de la na-


turaleza corrompida de generación en generación. Esto significa
que cada persona que nace, trae consigo la inclinación innata a
hacer lo malo. A diferencia del pensamiento de Morgan Pelagio
que sostenía que el individuo nacía químicamente puro y que
posteriormente se corrompía.
Adentrándonos más en el tema, llegamos al punto en el cual
el hombre es pecador por dos razones fundamentales, la primera
por herencia y la segunda por decisión propia. El hombre no es
un robot, es un individuo con capacidad de decisión, de suerte
que cuando hace lo malo, lo hace por su propia voluntad. No tiene
ninguna capacidad de hacer nada bueno, pues está totalmente
depravado hasta el momento en el cual se opera el milagro de
la regeneración del alma.
Finalmente, dejar claro que el pecado afecta los tres aspectos
de una persona. Su intelecto. No tiene la capacidad de percibir
las cosas del Espíritu, puesto que tiene una mente carnal que
necesita ser renovada por medio de la obra del Espíritu Santo.
Afecta su voluntad, puesto que es esclavo de sus vicios y pasiones
que lo dominan hasta arrastrarlo a los antros de pecado más
oscuros e inicuos y por último afecta su conciencia, ya que hacer
lo malo es su deleite, no se inmuta ante las cosas horrorosas que
hace sino que las disfruta, su conciencia es insensible, ha sido
cauterizada por el poder satánico.
En este capítulo se abordarán los dos temas más importan-
tes de la Hamartología que se relacionan con la doctrina de
Santidad:
A. El pecado personal y voluntario
El pecado original

A. EL PECADO PERSONAL Y VOLUNTARIO


El mal no tuvo existencia real antes de cometerse el primer
pecado por parte de las criaturas que Dios había hecho, las cuales,
según el designio divino tenían la capacidad de pecar por medio
de la oposición a la voluntad divina, y eso fue lo que ocurrió con
Lucifer, quien después arrastró al hombre a la misma suerte.
66
El problema dual del pecado y su remedio

Para desarrollar mejor este tema, el mismo se dividirá en tres


numerales:
1) El primer acto concreto de pecado cometido por el hombre
en la tierra
2) La naturaleza perversa del pecado
3) El remedio
1. El Primer Acto de Pecado Cometido por el Hombre
«Satanás propuso a Adán y a Eva que siguieran el mismo
camino por el cual él mismo se había aventurado y el cual
proseguía. Ese camino consistía en declararse independientes
de Dios y apartarse de su voluntad y de sus planes. La ambi-
ción, indudablemente cegada por un orgullo impío, estuvo
dispuesta a cambiar el estado y el destino que el amor, la
sabiduría y el poder infinito le había dado por el infeliz bien-
estar de una vida egoísta con su eterna experiencia agónica
de muerte. Evidentemente, a estos seres humanos no se les
presentó la verdad íntegra, se les dijo que serían como Elohim
(Gn. 3:5), pero eso era solamente en un sentido, en el sentido
de que sus ojos serían abiertos y sabrían el bien y el mal.
Ellos no ganarían nada, sino que lo iban a perder todo.

Toda criatura, sea angélica o humana, es por creación,


no sólo propiedad del Creador, según los derechos más vitales
que pueda haber, sino que por ser creada depende comple-
tamente del Creador. Esta relación era bendita realmente y no
causaba ninguna ofensa. Al oponerse Adán y Eva a Dios por
medio de la desobediencia, se embarcaron en una nave pe-
ligrosa, sin brújula, sin timón o gobernante para navegar en
un mar tempestuoso y sin costas. Tal rumbo sólo podía condu-
cirlos a un fracaso ignominioso y a los juicios finales a que
serán sometidos por Aquel a quien rechazaron y del cual se
apartaron. Así queda plenamente demostrada la verdad de
que el pecado es sólo una locura».63

63. L.S., Chafer. Teología Sistemática, op. cit. p. 675. Refiriéndose al pecado,
Carlos Spurgeon señaló que era la locura del peor género. Vide. Sermones Sectos. Pan
Bastante y Sobrante, de Carlos Spurgeon.
67
LA DOCTRINA DE LA SANTIDAD

En conclusión, el pecado personal o pecado voluntario es la


transgresión voluntaria que un hombre comete contra la santa Ley
de Dios, es decir que peca porque quiere, de su propia voluntad.
Un hombre es alcohólico porque quiere, un hombre es adúltero
porque quiere, así como un hombre es santo porque quiere.
Nadie obligó a Lucifer a pecar, fue de su propia voluntad, así
como Satanás no obligó a Eva a pecar, ella lo decidió de su propia
voluntad, su pecado fue muy personal y voluntario. Este es uno
de los problemas del hombre de todos los tiempos, empero, como
toda enfermedad tiene su medicina, también el pecado voluntario
tiene su remedio.
2. La Naturaleza Perversa del Pecado
En su carácter fundamental, el pecado es la incesante falta
de voluntad por parte de la criatura para permanecer en la esfera
limitada en la cual el Creador, según su infinita sabiduría, la había
colocado. Esta falta de voluntad se puede expresar de diversas
maneras, y algunas veces se piensa que esas expresiones indican
la verdadera naturaleza del pecado. En sentido general, el pecado
es el hecho de la falta de conformidad con el carácter de Dios.
El primer pecado del hombre fue un pecado personal y, como se
dijo, de él se derivó la naturaleza de pecado. En este aspecto, la
experiencia humana de todos los miembros de la posteridad de
Adán es inversa, ellos poseen la naturaleza caída, por lo cual
llegan a cometer el pecado personal. Así, como se señaló, la
naturaleza de pecado puede ser causa del pecado personal, y
viceversa.
Existe la más amplia diferencia entre la estimación que Dios
tiene del pecado y la que tiene el hombre, lo cual no es otra cosa
que un contraste entre lo que es infinito y lo que es finito. No
obstante, hasta cierto punto, los hombres juzgan el pecado muy
aparte de la revelación, sólo sobre la base de la natural evaluación
humana.
Puesto que el pecado no sólo es negativo hasta el punto de
no tener normas propias, sino que tiene que derivar sus medidas
de aquello que es positivo o bueno, y puesto que el carácter santo
de Dios es la norma de aquello que es bueno, se deduce que el
aa
El problema dual del pecado y su remedio

pecado es tan malo como parece cuando se le ve desde el punto


de vista ventajoso de la Santidad de Dios. Ningún ser humano
caído puede lograr jamás una comprensión cabal de la Santidad
de Dios, ni tampoco un concepto correcto de la naturaleza del
pecado. Cuando se descubre que los juicios divinos contra el
pecado llegan hasta la eternidad, tenemos que concluir que no le
corresponde al hombre, que cayó y que es finito, la tarea de
cuestionar estos juicios. 64

3. El Remedio
El remedio divino para el pecado personal y voluntario es la
justificación o perdón de pecados que Dios provee al hombre en
su infinita misericordia, de ahí todo el esfuerzo del Apóstol Pablo
en la Epístola a Romonas por explicar este tema tan fundamen-
tal de la teología cristiana. Para entrar en materia, el primer paso
65

a dar es entender qué es justificación. El teólogo nazareno Orton


Wiley afirma que:
«La justificación es aquel acto judicial o declarativo de
Dios, por medio del cual considera a los que con fe han
aceptado la ofrenda propiciatoria de Jesucristo, como absuel-
tos de sus pecados, libertados de su pena, y aceptado como
justos delante de El». 6 6

Según Hebreos 9:22, la base de la justificación es la sangre


de Cristo, pues sin derramamiento de sangre no hay perdón de
pecados. Como se sabe, en la era veterotestamentaria la justifi-
cación tenía su base en una serie de sacrificios cruentos que el
hombre hacía. En la era novotestamentaria, Cristo se ofrece como
sacrificio y se constituye como única base de la justificación,
mediante la fe que ejercita en el hombre pecador.
64. ídem.
65. A partir del capítulo 3:21 hasta el final del capítulo 5, Pablo desarrolló todo
lo referente a este tema, clarificando a los judíos el hecho de que Jesucristo es la justicia
de Dios y que sólo por la fe en Él el hombre puede ser absuelto de culpa.
66. Wiley, Orton. Introducción a la Teología Cristiana, op. cit. Casa Nazarena
de Publicaciones.
69
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

B. EL PECADO ORIGINAL
La condición en la que nacen todos los seres humanos se
designa en la Teología con el nombre de peccatum origínale o
pecado original, por las siguientes razones:
• Porque se deriva del tronco original del raza humana.
• Porque está presente en la vida de cada individuo desde el
momento de su nacimiento hasta su muerte.
• Porque es la raíz interna de todos los pecados actuales que
manchan la vida del hombre.
Es importante señalar que es erróneo que este término im-
plique en alguna forma que el pecado así designado pertenezca
a la constitución original de la naturaleza humana, puesto impli-
caría que Dios creó al hombre como pecador y esto no obedece 67

a la verdad.
1. La Naturaleza Heredada
Dios creó la naturaleza humana antes de la caída, la cual
reflejaba la imagen y la semejanza de Dios. En su significado
secundario, el término naturaleza designa la perversión de la
naturaleza, con sus impías disposiciones, las cuales fueron engen-
dradas por la caída.
Esta naturaleza se manifiesta en dos formas: inclinación al
mal, que es la que generalmente sirve para identificarla, y depra-
vación, que es la inhabilidad para hacer aquella clase de bien que
puede agradar a Dios.

67. Según Lutero somos contados por Dios como culpables, debido al pecado
íntimo que heredamos de Adán. Calvino habla en sentido parecido. Sostiene que, puesto
que Adán no solamente era nuestro padre, sino el tronco de la raza humana, todos sus
descendientes nacen con una naturaleza corrupta; y que, tanto la culpa por el pecado
de Adán como su propia e innata corrupción se imputan a sus descendientes como
pecado. El desarrollo de la teología representantiva trajo a primer plano la idea de Adán
como representante de la raza humana, y condujo a una distinción más clara entre la
transmisión de la culpa y de la corrupción del pecado de Adán. Sin negar que nuestra
corrupción natural también constituye culpa a la vista de Dios, la teología representativa
acentúa el hecho de que hay una imputación inmediata de culpa de Adán a todos los
que él representa como cabeza federal de la humanidad. Vide. Berkhof, Louis. Teología
Sistemática, op. cit., p. 285.

70
El problema dual del pecado y su remedio

La naturaleza de pecado es una perversión de la creación


original de Dios, y en ese sentido es algo anormal. Todas las
facultades del hombre sufrieron por la caída y por la inhabilidad
del hombre para hacer el bien. Y de esa confusión interna surge
la extraña predisposición hacia el mal.
Tanto la muerte espiritual como la naturaleza de pecado se
transmiten directamente de padres a hijos, de generación a ge-
neración y en todas las generaciones. «El último niño que haya
nacido de esta raza estará tan afectado por la muerte espiritual
y tan saturado de la naturaleza de pecado como lo estuvo Caín,
quien recibió su tendencia pecaminosa de su padre Adán.»
En sencillas palabras, la naturaleza depravada o el pecado
original es la tendencia maligna que heredamos de Adán y que
es la raíz que crece en el corazón del hombre hasta producir tal
ramificación que destruye cada una de las partes en las que éste
está constituido: Su intelecto, voluntad y sentimientos.
2. ¿Existe un remedio?
Esta es, sin duda, una de las preguntas teológicas más can-
dentes de la teología sistemática. El papel contiene exactamente
lo que el escritor escribe, pero otra cosa es la experiencia humana,
que, en este caso, vindica o desmiente lo que el papel afirma. El
objetivo del teólogo debe ser que ambas cosas concuerden.
La respuesta a esta pregunta atañe directamente a la forma
como se va interpretar la Santidad que Dios exige del ser humano,
por lo que su respuesta no es tan sencilla como pudiera parecer.
No es tan fácil como decir que el Espíritu Santo quema la raíz
del pecado adámico y el asunto está resuelto o, por el otro lado,
afirmar que la naturaleza adámica es un estigma con el que te-
nemos que vivir hasta el día de nuestra muerte. Es necesario
esgrimir una serie de argumentos y efectuar una serie de mati-
zaciones que nos den una idea clara en qué consiste la Santidad
sin la cual nadie verá al Señor.
a. Una Realidad después de la Conversión
Existe un problema que el cristiano enfrenta inmediatamente
después de su conversión, cree que, al haber sido perdonado,
71
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

alcanzó una especie de perfección que le asegura que no volverá


a cometer ninguna clase de pecado. Pero pronto se da cuenta que
no es cierto, puesto que comienza a experimentar una serie de
tentaciones y comienza a darse cuenta de que todavía incurre en
una serie de hábitos propios de la vida antigua. Esto muchas veces
provoca una confusión porque creé que la vida cristiana no es lo
que esperaba.
Cuando un individuo es regenerado, las cosas viejas pasaron,
sin embargo, la naturaleza adámica permanece en su ser. Satanás
sabe esto y tienta al hombre, quien entra en una situación espi-
ritual confusa y muchas veces cede ante la tentación.
La Bilbia enseña que el espíritu codicia contra la carne y la
carne contra el espíritu, así que internamente en el hombre existe
una lucha interna. Esa lucha va a existir hasta el día de la muerte.
El hombre regenerado tiene una ventaja enorme, éste tiene vida
espiritual, esto significa que la lectura de la Palabra, la oración,
el ayuno, son armas poderosas que permitirán a la naturaleza
espiritual que ha nacido se vaya fortaleciendo, y la naturaleza
carnal vaya menguando hasta ser reducida a su mínima expresión.
Sobre este tema Billy Graham comenta:
Podemos caer en el pecado, pero odiamos el pecado.
La nueva naturaleza no comete pecado, pero cuando el
cristiano peca es porque la vieja naturaleza cede por un
momento. Y cuando el cristiano peca se siente miserable hasta
que el pecado es confesado y el compañerismo con Dios es
reestablecido. Esta es la diferencia entre un cristiano y un im-
plo. El inconverso hace del pecado una práctica y el cristiano
no. El aborrece el pecado y procura con diligencia vivir
conforme a los mandamientos establecidos por Dios. 68

Este comentario resalta el hecho que el cristiano no practica


el pecado, empero que la posibilidad de pecar es latente y de
hecho peca, no como una regla, sino por vía de excepción, pero
que cuando este es confesado y perdonado el gozo vuelve al
corazón del creyente.
68. Graham, Billy, World Aflame. Doubleday & Company. USA, 1965, p. 168.

72
El problema dual del pecado y su remedio

b. Una Experiencia Real del Creyente hasta la Muerte


Es contrario a la realidad afirmar que si un individuo agrede
a un ser querido, nuestro corazón permanecerá químicamente
puro. O si somos víctima de un ultraje verbal o físico no vamos
a sentir ni un ápice de ira. Esto es fácil afirmarlo en el papel,
imposible de vivirlo en la práctica. Ahora, si cambiamos los
nombres, quizás eso sea posible. Por ejemplo, si por enojo deci-
mos molestia de ánimo, o por pecado usamos la palabra debili-
dades entonces la situación cambia, empero si le vamos a llamar
pan al pan y al vino vino, entonces no tenemos escapataria, sólo
existe una palabra: Pecado. Y la Santidad que Dios exige del
hombre, y sin la cual nadie vera al Señor, debe ser vivida desde
esta perspectiva. Decir lo contrario no es hacer justicia a la
realidad que vivimos en nuestro diario vivir.
He ahí la importancia de alimentar la naturaleza divina que
hemos recibido de Dios para aplastar a la carnal. Es menester orar,
leer la Palabra, participar de los sacramentos y demás experien-
cias que enriquezcan la naturaleza de Dios. La natualeza carnal
se interpondrá en nuestro camino cuando nosotros por negligen-
cia, pereza y descuido la fortalezcamos con celos, envidias, por-
nografía, malas compañías, etc. Ahora cuando el cristiano peca,
Dios da una respuesta:
Hijitos míos estas cosas os escribo para que no pequéis.
Pero si alguno ha pecado, abogado tenemos para con el
padre, a Jesucristo ... el que practica el pecado es del diablo,
porque el diablo peca desde el principio ... todo aquel que
es nacido de Dios no practica el pecado, porque la simiente
de Dios permanece en él; y no puede pecar... 09

La exégesis de estos pasajes requiere mucho cuidado porque


se puede caer muy fácilmente en contradicciones y doctrinas que
no son bíblicas. Él exhorta al cristiano a no pecar, empero si
alguno peca, tiene un paracletos, es decir, un abogado que lo
defiende y lo absuelve, Jesucristo. Por otro lado, afirma que el

69. Pide. I Juan 2:1, 3:8, 9.


73
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

cristiano no practica el pecado, porque el que lo practica es del


diablo. A simple vista existe una contradicción. Empero, cuando
se analiza el Texto, se observa que el creyente no hace del pecado
una práctica consuetudinaria y se deleita en él. El cristiano que
afirma tal cosa, no lo es, y se engaña a sí mismo, empero si por
vía de excepción peca, paracletos tiene, y ese es Jesucristo, lo
que indica que no hay posibilidad de pérdida de nada. Jesucristo
es Dios y tiene toda postestad. 70

El pecado de Pedro enmedio de de los gentiles ilustra a la


perfección lo anterior:
Pero cuando Pedro vino a Antioquía, lo reprendí cara a
cara, porque era de condenar, pues antes que llegaran algu-
nos de parte dejacobo. Comía con los gentiles, pero después
que llegaron, se retraía y se apartaba ... aun Bernabé fue
también arrastrado por. la hipocresía de ellos . . / '

En este momento histórico, Pedro era ya un hombre consa-


grado y respetado por todos como una de las columnas de la
Iglesia Cristiana. No se le puede llamar a esto debilidad, yerro,
falta. Esto es pecado y como señala Pablo, es digno de condenar.
Pero esto no significa que Pedro era un pecador empedernido y
que la hipocresía era un hábito en su conducta. En ninguna
manera, esto es simplemente un hecho poco afortunado de la vida
de Pedro en el cual incurrió en pecado, empero que el paracletos
aboga y él es perdonado.
La Santidad que Dios exige se practica desde esta realidad,
una realidad triste y dura porque muchas veces nos hará pasar
vergüenzas, empero pedagógica, porque nos permitirá madurar,
perfeccionar la santidad en el temor de Dios hasta el día que
estemos preparados para el encuentro con nuestro Dios.

70. Si somos verdaderamente nacidos de Dios, tenemos una fe que no puede dejar
de vencer el mundo. Podemos pecar, pecaremos, pero el proceso de santificación nunca
puede detenerse por completo. Dios está obrando en nosotros y continuará perfeccio-
nándonos hasta el día de Cristo. Vide. MacArthur, John. ElEvangelio Según Jesucristo.
Casa Bautista de Publicaciones. El Paso. 1991, p. 32.
71. Vide. Gálatas 2:11 y ss.

74
El problema dual del pecado y su remedio

En este capítulo, se ha tratado uno de los temas que más se


relacionan directamente con la Santidad, el pecado. Ha quedado
claro que la justicia imputada de Dios borra nuestro pecado, aun
cuando el cristiano continuará pecando, no como una práctica
consuetudinaria, sino por vía de excepción. El ser humano puede
llegar a subyugar el poder del pecado de tal manera que éste que-
de reducido a su mínima expresión, sin embargo, no asegura que
no pecará más. La inclinación innata a pecar es una realidad que
sólo será eliminada en el momento de la muerte, mientras tanto,
es necesario vivir la Santidad en ese contexto y bajo esa realidad.

75
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

Preguntas
para ampliar el estudio

1. ¿Qué es el pecado personal y voluntario?


2. ¿Qué entiende usted por naturaleza del pecado?
3. ¿Cómo se transmite esta naturaleza?
4. Establezca la diferencia entre el pecado personal y el pecado
innato.
5. ¿Tiene remedio el pecado innato?
6. ¿Qué escuela teológica cree usted que se acerca más al es-
píritu de la Biblia, y por qué?
76
Capítulo IV

La Doctrina de Santidad
en la Revelación
y la Razón

E n la Biblia la cualidad de Santidad se aplica a Dios


y como es obvio existe una imposibilidad intrínseca
de obtener esa Santidad, y eso se debe al hecho que
Dios es un ser divino y absoluto, exactamente diferente a la
criatura. Dios es Santo en todas sus acciones, en su gracia, en su
justicia, en su ira, Él es la esencia misma de la Santidad, porque
pecar es actuar en contra de su voluntad y Él no puede hacer tal
cosa porque es soberano.
Si Dios es Santo, significa que en un sentido derivativo las
personas lo sean también, especialmente aquellas que se han
colocado en una relación especial con Dios.
La Santidad a la que se refiere la Biblia para los creyentes
es una Santidad con una idea ética, es decir, que la conducta de
la persona que esté bajo autoridad de Dios debe ser acorde a las
prescripciones bíblicas. De ahí la exhortación del Apóstol
Pedro.
Sino como aquel que os llamo es Santo, sed también
vosotros santos en vuestra manera de vivir... 7 2

72. Vide. 1 Pedro 1:15 y 16.


77
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

Este es uno de los tantos textos que exige que la criatura


humana observe una conducta de acuerdo a los parámetros es-
tablecidos por la Palabra de Dios.
El estudio de este capítulo se efectuará bajo las siguientes
divisiones:
A. La demostración de los oráculos divinos.
B. Las veinte tesis para demostrar la urgencia de vivir una
vida de Santidad.

A. LA DOCTRINA DE SANTIDAD EN
LA REVELACIÓN
Cuando se habla de la demostración de la doctrina de San-
tidad nos referimos a toda la argumentación lógica que pone de
manifiesto la verdad de una proposición llamada tesis, mediante
otras proposiciones verdaderas, de las cuales necesariamente de-
riva. Este es el trabajo que se efectuará bajo este epígrafe; el de
73

probar, tanto con el Antiguo como con el Nuevo Testamento, la


veracidad de la doctrina de Santidad.
1. En el Antiguo Testamento
En la epóca veterotestamentaria el trato de Dios con la cria-
tura humana, y especialmente con su pueblo, tenía sus caracte-
rísticas especiales.
Este trato cambió radicalmente con la venida de Jesucristo
y colocó la relación Dios-hombre en una dimensión totalmente
diferente - Tomando en cuenta esto, es que se realiza la siguiente
74

exposición.

73. Para mayor información acerca de la demostración de un argumento, Vide.


Bellonch y Tejedor. Filosofía, op. cit. pp. 61 y ss.
74. En teología se le conoce con el nombre de dispensacionalismo, una tesis
popularizada por C.I. Scofield y consagrada por Lewis S. Chafer. En síntesis sostiene
que han habido 6 Eras y una que estar por venir. La característica principal es que cada
Era representa un trato diferente de Dios respecto al hombre. Para mayor información
Vide. Scofield, C.I. Biblia Comentada.

78
ta Doctrina de Santidad en la Revelación y la rRazón

a. La Santidad de Dios
Es evidente, a partir de lo que se ha visto, que para las
Escrituras el único Santo per se es Dios. La Santidad es la cua-
lidad única y exclusiva de la divinidad. Isaías usa el término con
este sentido no menos de treinta veces, cuando habla de «El Santo
de Israel». La Santidad es un predicable de todo lo que se en-
75

cuentra en Dios. Hablando con rigurosa exactitud, la Santidad se


convierte en un atributo de Dios en el sentido ético. Rudolf Otto
fue quien habló de la Santidad como algo numinoso, un anona-
damiento del yo, una pureza majestuosa o sublimidad ética. Este
es un principio activo en Dios que debe vindicarse por sí mismo
y mantener su honor. Frente a la Santidad de Dios, el hombre
siente no solo su insignificancia, sino que sabe que, en efecto,
es impuro y pecador y como tal, objeto de la ira de Dios. Porque
cuanto más conocemos de la Santidad de Dios, más evidente se
nos hace nuestro pecado.
Lo anteriormente expuesto deja suficiente claro que se debe
establecer una diferencia entre la Santidad de Dios y la del hom-
bre, de manera que, ipso facto, la Santidad humana esta sujeta
a imperfecciones y relativismos propios de nuestra condición de
criaturas. Ningún ser humano inteligente puede osar pensar que
puede adquirir una Santidad abosoluta y perfecta, ésta pertenece
exclusivamente a Dios.
b. La Santidad de las cosas
La Santidad, no solamente se aplica a las personas sino que,
en su sentido derivativo, se aplica también a cosas, en virtud de
su relación con Dios. En este sentido es que era «santa» la tierra
que rodeaba la zarza ardiendo, (Éx. 3:5). Dios ordenó a Moisés
«santificar» el Monte Horeb (Éx. 19:23) la ciudad de Jerusalén,
el tabernáculo, el templo inter alia son santos. 76

c. Santidad de las personas


Además de la Santidad de Dios y de las cosas, el Viejo
Testamento menciona la Santidad de las personas. Dentro de la
75. Isaías 1:4, 5:19-24, 10:17, etc.
76. Números 3:31, Éxodo 30:25, 30:35-37, etc.
79
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

Santidad de las personas hay una santidad puramente cultural. 77

El código de Santidad en el Antiguo Testamento inicia con una


solemne advertencia: «Santos seréis, porque Santo soy yo vuestro
Dios» (Lv. 19:2). Aquí hay muchas indicaciones de orden cultu-
ral, pero en ellas aparecen admoniciones de orden moral que
volverán a repetirse, algunas de ellas en el Nuevo Testamento
La santificación incluye, tanto la acción humana de consa-
grarse a Dios, como la acción divina de limpiar y separar. Aún
cuando la idea ceremonial domina los escritos Mosaicos, la idea
profética de la santificación subraya el concepto de purificación
moral. Isaías entiende que la justicia es la marca distintiva de la
santificación (5:16). En Ezequiel, los elementos, moral y ceremo-
nial, están entremezclados en la descripción de esta gran obra
divina (36:25-27). La limpieza de toda impureza y la renovación
del corazón mediante el Espíritu de Dios con la esencia de la
actividad santificadora de Dios. 78

Es importante señalar que esta no es todavía la idea ética de


Santidad. Uno puede ser una persona sagrada, como un sacerdote
levita y, pese a ello, estar vacío de la Gracia de Dios en su cora-
zón. En la antigua dispensación, como en ésta, la renovación ética
es el resultado de la influencia renovadora y santificadora del
Espíritu Santo. La Santidad no es una bondad moral considera-
da en sí misma, sino la de una bondad ética vista en su relación
con Dios.
2. En el Nuevo Testamento
Ya en el período novotestamentario, la Santidad se presenta
como una característica especial del Espíritu de Dios por quien
los creyentes son santificados, capacitados para servir y condu-
cidos a su eterno destino. 79

El texto clave sobre la santificación en el Nuevo Testamento


es la declaración del apóstol Pedro el día de Pentecostés:

77. 1 Samuel. 21:5-6, Números 8:18, Éxodo 29:1, etc.


78. Purkiser, W.T. Explorando Nuestra Fe Cristiana. Casa Nazarena de Publi-
caciones, p. 371.
79. Vide. 2 Tesalonicenses 2:13, Tito 3:3.

80
ta Doctrina de Santidad en la Revelación y la rRazón

«Esto es lo dicho por el profeta Joel...» 80

Ha venido por fin, el largamente esperado derramamiento del


Espíritu Santo. Ya ha llegado la era del Espíritu que Ezequiel
anticipó. La profecía de Jeremías se ha convertido en historia.
Como dice el autor de la Epístola a los Hebreos:
«porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre
a los santificados. Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo,
porque después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis
leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré». 81

Con el devenir de la nueva era, surge una serie de nuevos


elementos que son indispensables conocer y darles una acertada
interpretación, pues de ello dependerá el concepto que se tenga
de la doctrina de Santidad. Una vez enunciado el cambio extraor-
dinario que se opera en el día de Pentecostés, es menester cla-
rificar una serie de acontecimientos propios de este nuevo trato
en las relaciones Dios-hombres. 82

a. El Derramamiento del Espíritu Santo


Lo primera que hay que entender es que el Espíritu Santo es
la Tercera Persona de la Trinidad y por lo tanto es Dios mismo.
En segundo término, Él no está sujeto a espacio por ser omni-
presente, de tal manera que es impropio, técnicamente hablando,
afirmar que Él desciende o se traslada de un lugar a otro. Ahora,
refiriéndonos al término derramamiento^ no hay que entenderlo
en su sentido literal, sino en el sentido lógico. 84

80. Hechos 2:16ss.


81. Hebreos 10:14-16.
82. Para conocer el punto de vista Pentecostal sobre los acotecimientos que se
explicarán en esta sección, se recomienda Hagin, Kenneth, Tocante a los Dones Es-
pirituales. Faith Library Publications. 1990. Passim.
83. Del Griego ekqueo que puede traducirse literalmente derramarse, esparcirse,
verter.
84. La Biblia es la Palabra de Dios en la palabra de los hombres, y la palabra
de los hombres se halla en una amalgama de idiomas con peculiaridades propias,
muchas veces imposibles de traducir, y que en el mejor de los casos, tras un titánica
hazaña se logra apenas una aproximación. Vide. Zaldívar, Raúl., Critica Bíblica. Edit.
CLIE. 1994, p. 34.
81
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

Hechas estas aclaraciones, el derramamiento del Espíritu


Santo no es más que un acontecimiento en el cual los apóstoles
y discípulos reciben un don del Espíritu Santo, en virtud de su
85

decisión de morir al yo y vivir para Cristo y de esta manera llevar


a cabo la extraordinaria tarea de predicar el Evangelio por todos
los confínes de la tierra. Este regalo de Dios era la capacidad de
ir por el mundo y predicar la Palabra, ser instrumentos de Dios
en la realización de milagros para vindicar el mensaje hablado,
pero sobre todas las cosas, los signos, tanto internos como ex-
ternos de su autoridad que les iba a valer el respeto y la admi-
ración de todos los fíeles y que les permitiría dirigir la obra que
Dios les había encomendado. De ahí que no es correcto darle una
interpretación fantástica a este acontecimiento, ni mucho menos
pensar que el Espíritu Santo vino. El Espíritu Santo es Dios, y
está desde la eternidad hasta la eternidad en todas partes, porque
no está sujeto a espacio, ni a tiempo. El Espíritu Santo dio un
regalo divino a 120 hombres que esperaban la promesa de Dios;
promesa que tiene plena vigencia en nuestros días.
b. Bautismo del Espíritu Santo
Otro de los hechos controversiales de esta nueva era es el
bautismo del Espíritu Santo. Para comprender este fenómeno lo
primero que hay que entender es el significado del vocablo bau-
tismo en el idioma griego i.e. estar debajo de¿ de manera que
bautismo del Espíritu Santo es simplemente estar bajo la auto-
ridad del Espíritu Santo, es decir de Dios mismo. El ser humano
que somete su vida sin ninguna clase de reservas a la soberanía
de Dios, esa persona, está ipso facto bautizada en el Espíritu
Santo. La consecuencia lógica de tal acontecimiento en la vida
de una persona es una vida de Santidad, no sólo en su dimensión
ceremonial o posicional, sino en la dimensión ética.
Cuando el individuo se arrepiente de sus pecados y busca el
perdón de Dios, está ejecutando un acto en el cual expresa di-
rectamente su deseo que Dios tome las riendas de su vida. Antes
de la regeneración, es decir, en la vida sin Cristo, las riendas de

85. De la palabra griega Carisma, que significa regalo divino, no humano.


R7
ta Doctrina de Santidad en la Revelación y la rRazón

la voluntad del hombre son controladas directamente por Satanás,


lo que equivale a afirmar que está bautizado en el espíritu de este
mundo. Empero, cuando, por la misericordia de Dios, éste tiene
la oportunidad de escuchar la Palabra de Dios y decidir acerca
de su existencia, sí éste confiesa sus pecados y pide a Dios que
tome las riendas de su vida, esa persona está siendo bautizada en
el Espíritu Santo ipso facto. Por el simple hecho de que su vo-
luntad ha sido puesta bajo la soberanía del Espíritu Santo.
El inicio del recién convertido es como un bebé. Nadie duda
de la perfección de sus miembros y de su naturaleza humana, sin
embargo, es totalmente indefenso y está incapacitado a valerse
por sí mismo. Con el correr del tiempo, ese bebé ira creciendo
hasta convertirse en un adulto que puede valerse por sí mismo
y que ayudará a otros en el proceso del crecimiento. Es exacta-
mente igual en la vida espiritual de un hombre. A esto se le llama
el proceso de maduración espiritual y producto del bautismo del
Espíritu Santo.
c. La Llenura del Espíritu Santo
Otro de los aspectos pneumatológicos, que es fundamental
86

entender es lo que se refiere a la llenura del Espíritu Santo. El


Texto por excelencia para este tema es el que Pablo escribiera a
los Efesios:
No os embriaguéis con vino en lo cual hay disolución;
antes bien sed llenos del Espíritu. 87

El contraste mismo nos explica con claridad meridiana de


qué se trata. La persona embriagada por el alcohol es gobernada
por el alcohol, a contrario sensu la persona llena del Espíritu
Santo es controlada por Dios. La única forma de ser lleno del
Espíritu Santo es estimular la vida espiritual de la persona, va-
liéndose dé todos los medios de gracia, tales como la Palabra, la
oración, los sacramentos inter alia. Solamente esto nos asegura
el privilegio de ser controlados por Dios.
86. La Pneumatología es la parte de lá Teología Sistemática que estudia todo lo
referente a la obra del Espíritu Santo.
87. Vicie. Efesios 5:18.
S3
LA DOCTRINA DE LA SANTIDAD

La característica principal de la llenura, es que la misma es


responsabilidad del hombre, si él se abreva de Dios, la consecuen-
cia lógica es la llenura de Espíritu porque la ley está dada:
... todo lo que el hombre sembrara esto también co-
sechará... 88

Queda establecida la diferencia entre el bautismo del Espíritu


Santo y la llenura. El primero es una obra exclusiva de Dios,
previo a una decisión del hombre, en cambio, la llenura es una
obra divina que depende exclusivamente del hombre. Si éste nutre
su hombre interior con los nutrientes de la Palabra, participa de
la comunión de los santos, de la oración, de los sacramentos; la
consecuencia lógica es que su naturaleza divina se irá fortalecien-
do de tal manera que aplastará a la naturaleza carnal o el viejo
hombre. Una vez que el hombre nuevo ejerza todo tipo de control,
se puede aseverar que el proceso de llenura ha alcanzado un nivel
deseado. Ser llenos del Espíritu Santo significa ser controlados
por el Espíritu Santo, pero el Espíritu va a controlar a un hombre
nuevo.
Cabe destacar que este es un proceso continuo en la vida del
ser humano, nunca cesa mientras se está en este mundo. Esto
significa que es necesario participar constantemente de todos
aquellos elementos que dan como resultado el gobierno de Dios
en la vida del individuo.
Cuando el hombre es regenerado, ipso facto es bautizado en
el Espíritu Santo, puesto que existe una manifestación de volun-
tad expresa, de poner su vida bajo la soberanía del Espíritu Santo,
y no sólo la manifestación de voluntad, sino el hecho concreto.
Empero, la llenura del Espíritu Santo es un proceso que toma su
tiempo y depende de las circunstacias que rodeen al nuevo con-
vertido. A este proceso se le llama mudaración.
d. Perfección Cristiana
Una de las preguntas que más inquieta a los creyentes es ésta.

88. Vide. Gálatas 6:7.

R4
ta Doctrina de Santidad en la Revelación y la rRazón

¿Puede el cristiano ser perfecto? Y esto surge porque hay una


serie de textos bíblicos que así lo demandan: Anda delante de mí
y sé perfecto, o Sed perfectos como vuestro Padre que está en
los cielos esperfecto™ y muchos otros más. Pero también porque
la idea de Santidad lleva implícita la idea de perfección; son
conceptos que van ligados el uno con el otro y que deben estu-
diarse concomitantemente.
Los pasajes que se han examinado constituyen ejemplos
instructivos de la combinación y la sublimación de los ideales
sacerdotales y proféticos, tanto del Antiguo como del Nuevo
Testamento. Las dos corrientes confluyen y se convierten en una
sola. La perfección cristiana y la entera santificación son dos
términos que describen la misma experiencia. La perfección en
el amor frente a Dios es la Santidad cristiana.
El verbo «teleio» aparece veinticinco veces en el N.T. Sig-
nifica, suplir, llevar a sufin, alcanzar una cierta norma o pauta.
En varios casos el significado evidentemente es «maduro», en el
sentido moral (1 Co. 14:20, Ef. 4:13-14). En 1 Corintios 2:6, 15,
sin embargo, los «perfectos» son equiparados con los «espiritua-
les» (1 Co. 3:1). El estudio de este último pasaje indica que los
«perfectos» son también los que han sido santificados. J. Weiss
concluye así:
Si bien la perfección siempre es futura en Pablo (Fil. 3:12),
a veces (I C o . 2 : 6 , Fil. 3:15), ya se ha hecho presente.
Sostiene que el uso de teleios por Pablo en Colosenses 1:28
y 4 : 1 2 denota la perfección espiritual y moral. 90

La evidencia, entonces, señala que existe un doble significado


de «perfección». El cristiano puede ser perfecto y al mismo tiem-
po imperfecto, según el sentido en que se usen las palabras.
Acerca de la perfección en el amor, uno de los pasajes más
importantes es Mateo 5:43-48, que culmina con la orden del
Maestro:

89. Vide. Génesis 17:1, Mateo 5:48.


90. Weiss. Citado por W.T. Purkiser, p. 384.
85
1
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

«Sed, pues, vosotros perfectos, corno vuestro Padre que


está en los cielos es perfecto».9'

Jesús está diciendo, según el contexto, ... así como vuestro


padre es perfecto en el amor, enviando sus bendiciones, tanto
sobre sus amigos, como sobre sus enemigos, vosotros debéis ser
perfectos en vuestro amor hacia todos los hombres. Es evidente
que se trata del amor ágape, una buena voluntad espontánea, no
causada, que fluye desde la naturaleza interior del creyente. Este
amor no está condicionado por sus objetos, sino que es creado
por el Espíritu Santo (Ro. 5:6, 1 Jn. 4:13-21). Este amor es el
cumplimiento de la ley (Mt. 22:35-40, Ro. 13:8-10).
Tal como dice Pablo:
El amor no hace mal al prójimo, así que el cumplimiento
de la Ley es el amor.92

El perfecto amor implica la eliminación de todos los sen-


93

timientos y de toda mala voluntad. Su calidad es pura, nada que


sea contrario al amor debe permanecer en el corazón del hombre
santificado. En resumen, lo que se puede afirmar de la perfección
Cristina es lo siguiente:
• La perfección existe, porque se le cita en las Escrituras.
• La perfección absoluta no le pertenece a los hombres, ni a
los ángeles, sino sólo a Dios.
• No hace que el hombre sea infalible, nadie es infalible
mientras permanece en el cuerpo.
• Es el «perfecto amor» (1 Jn. 4:18). Esta es su esencia, sus
propiedades o frutos inseparables, el gozo permanente, la
oración sin cesar y la capacidad de dar gracias a Dios en
todo, (1 Ts. 5:16).

91. Vide. Mateo 5:48.


92. Vide. Romanos 13:10.
93. El perfecto amor debe entenderse dentro de la relatividad del hombre y, por
ende, de sus imperfecciones.
86
ta Doctrina de Santidad en la Revelación y la rRazón

• Es perfeccionable. Lejos de consistir en la posesión de una


calidad que es incapaz de incremento, aquel que ha sido
perfeccionado en el amor puede crecer en la gracia mucho
más rápidamente que antes.
Esto clarifica que la perfección que Dios exige del creyente
se da en un contexto de imperfección. Que en realidad toda esta
exigencia se enmarca en el amor que el cristiano debe profesar
a sus congéneres. Empero, como Dios es consciente de que el
cristiano tiene una perfección imperfecta, contempla disposicio-
nes como:
Airaos pero no pequéis y no se ponga el sol sobre vuestro
enojo. 94

Estas prescripciones demuestran palmariamente que nuestra


imperfección es relativa y que Dios entiende la química humana
en sus relaciones, de ahí que, no se puede evitar el enojo empero
sí se puede evitar que el Sol se ponga sobre el mismo. El no con-
vertido no tiene esa capacidad, de ahí que surge el resentimiento
y la amargura de espíritu que da como resultado la venganza, esto
no ocurre en una persona que está llena de Espíritu Santo. Lo
importante es que las manifestaciones de imperfección que se dan
en la memoria, el criterio o de la razón del individuo, no son de-
terminantes, pues Dios mira a la sinceridad de sus propósitos, el
amor y la fe del corazón, no a las imperfecciones de su cabeza,
y le llama santo.
La Santidad no es la perfección absoluta, que sólo pertenece
a Dios, ni es la perfección angelical, ni la perfección adámica,
porque indudablemente Adán tendría un modo de pensar perfec-
to, tanto como un corazón perfecto, antes de que pecara contra
Dios, sino que es perfección cristiana, aquella perfección y obe-
diencia del corazón que llega a serle posible a una criatura caída
a la cual auxilian el poder supremo y la gracia sin límites. En
resumen, un cristiano no es que puede ser perfecto, sino que debe
ser perfecto (2 Ti. 3:16, Mt. 5:48, etc.).

94. Vide. Efesios 4:26.

87
1
LA DOCTRINA DE LA SANTIDAD
i
B. LA DOCTRINA DE SANTIDAD EN LA RAZÓN
Una vez efectuado un recorrido por la Revelación Divina, es
menester recurrir a la razón humana para abordar el tema de la
Santidad, es por eso que este apartado tiene como propósito desa-
rrollar toda una argumentación que demuestre el imperativo in-
soslayable de vivir una vida de Santidad y que cree conciencia
en el individuo de la importancia del testimonio de la vida en un
mundo que demanda hechos, no palabras.
Para lograr el cometido se enunciaron veinte tesis para de-
mostrar la urgencia de vivir una vida de Santidad. 95

1. Porque sin la Santidad no podemos ser ni hacer todo lo que


Dios manda. Su mandamiento definido y repetido es:
"Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu
alma y de toda tu mente".
No podemos amar a Dios de todo nuestro corazón mientras
que el pecado gobierne en nosotros. Dios nos manda de este
modo: «Estad siempre gozosos, orad sin cesar, dad gracias
en todo, amad a vuestros enemigos, pensad que de cierto
estáis muertos alpecado, revestios de humildad, sed Uenos
del Espíritu y sed santos», todo lo cual es imposible si
nuestras vidas no están bajo la autoridad de Dios.
2. Porque sin Santidad es imposible estar libre del poder del
pecado, del rudimento del ánimo carnal, que es enemistad
contra Dios. Este elemento discorde, la raíz de amargura,
retoñará para molestarnos. La muerte del hombre viejo,
el cuerpo del pecado, por la crucifixión, la amortiguación
es imperativa. Se nos demanda: «amortiguad, pues, vues-
tros miembros que están sobre la tierra» y que el cuerpo
del pecado sea deshecho, a fin de que no sirvamos más
al pecado. Será entonces cuando la Gracia celestial con-
trolará cada pensamiento, ordenará cada deseo y endulzará
el carácter.

95. Wood, J. La Perfección Cristiana. Beacon Hill Press. Kansas. 1952, p. 95.

88
ta Doctrina de Santidad en la Revelación y la rRazón

3. Porque sin amor, los males quedan en el corazón y preva-


lecerán nuestras malas pasiones y tendencias pecaminosas.
Nuestro carácter estará desfigurado y defectuoso. Mientras
gobiernen en el corazón las fuerzas hostiles a la gracia, el
cristiano no está preparado para los conflictos ni para la
carrera que le es propuesta.
4. Porque si nuestros corazones no son controlados por Dios,
la obra de la divina Gracia estará interrumpida y estorba-
da, tanto que no podremos ser arraigados y fundados en
amor. Nadie puede estar firmemente confirmado, corrobo-
rado y establecido antes de que su corazón esté sometido
a Dios.
5. Porque sin Santidad no hay crecimiento en la gracia. La
Santidad asegura la mejor preparación posible para el cre-
cimiento rápido en el amor, el conocimiento y el poder.
«Dejando todo elpeso delpecado que nos rodea, corramos
con paciencia la carrera». Hebreos 12:1.
6. Porque sin Santidad no podemos vivir libres de la convic-
ción aflictiva del poder del pecado en nuestras vidas, la
convicción de que no somos lo que debemos ser; en vista
de las posibilidades y necesidades de la vida cristiana.
7. Porque sin Santidad nuestra comunión con Dios está dete-
riorada. Sólo los santos están libres del poder del pecado.
Sólo ellos tienen la comunión constante con el Padre, el
Hijo y el Espíritu Santo. 1 Juan 1.
9. Porque sin el amor de Dios, tenemos el temor servil y
congojoso. «El perfecto amor echa fuera el temor, porque
el temor tiene pena. De dónde el que teme no está perfecto
en el amor.» (1 Jn. 4:18).
10. Porque sin el perfecto amor no podemos entrar plenamente
en el reposo evangélico y poseer la verdadera paz. «.Empe-
ro, entramos en el reposo los que hemos creído» (He. 4:3).
89
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

En este reposo, el tumulto del corazón está calmado y reina


la paz sublime. «El efecto de lajusticia será paz, y la labor
de justicia (la Santidad) reposo y seguridadpara siempre.»
(Is. 32:17).
11. Porque la Santidad es necesaria para retener la certidumbre
continua de la justificación. El pecado obscurece la vista.
La clara luz y el testimonio del Espíritu Santo no pueden
retenerse constantemente, sino poseyendo o buscando la
completa conformidad a toda la voluntad de Dios. '"''Vosotros
sois mis amigos, si hacéis la cosas que yo os mandd' (Jn.
15:14).
12. Porque es el objeto y propósito de todo el sistema cristiano.
Con este objeto Cristo murió, fueron dadas las Sagradas
Escrituras y fueron provistas la obra y la gracia del Espíri-
tu Santo. «Y la Santidad, sin la cual nadie verá al Señor,»
(He. 12:14).
14. Porque sin la santificación no podemos ocupar el mejor
terreno para resistir la tentación y ganar la victoria completa
sobre Satanás. La Santidad envuelve todos los elementos
de solidez y robustez, da poder en la hora de la prueba y
fortalece para los conflictos de la vida. La Santidad cristiana
nos libra de muchas incomodidades y dificultades de la
vida, nos levanta por sobre ellas. Si volara el águila cerca
del suelo, todo el mundo podría tirarle piedras, pero cuando
se remonta hasta las nubes está fuera del alcance de los
hombres, y proclama su libertad con gritos triunfantes de
gozo. Así los que gozan la plena salvación «levantarán las
alas como águilas, correrán y no se cansarán, caminarán
y no se fatigarán» (Is. 40:13).
15. Porque sin el perfecto amor no podemos poseer la plena
medida de gozo religioso y felicidad saludable que Dios ha
provisto para nosotros. Cuando nuestro bendito Redentor
predicaba en aquel día de fiesta, se ponía en pie y clamaba.
El estaba llamando a todos que vinieran y bebieran de la
90
ta Doctrina de Santidad en la Revelación y la rRazón

fuente de su propia felicidad infinita. «estas cosas os he


hablado para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo
sea cumplido» (Jn. 15:11).
16. Porque sin la Santidad no podemos alcanzar el límite de
nuestra potencia espiritual o de nuestra más grande utilidad.
El amor y la limpieza de corazón son los más fuertes ele-
mentos del poder moral. «Asíque, si alguno se limpiare de
estas cosas, será vaso para honra, santificado y útil para
los usos del Señor y aparejado para toda buena obra.» (2
Ti. 2:21).
17. Porque el perfecto amor es la más grata expresión de
nuestra gratitud a Dios por su bondad infinita. Cuando
estábamos en nuestros pecados, Él nos convenció, nos per-
donó y nos regeneró. ¿No debemos ser tan cabales en el
servicio de Dios como lo fuimos en el servicio del diablo?
Tenemos infinitas obligaciones de amor y alabanza a Dios.
Él nos ha dado su Hijo, su verdad y su Espíritu. «Para que
donde yo estoy, vosotros también estéis» (Jn. 14:3).
18. Porque Dios es Santo, es esencial, absoluto, inmutable,
supremamente Santo. Él ama la Santidad infinitamente y
odia el pecado infinitamente. Él es el infinito modelo y la
fuente de la Santidad, y desea que todas sus criaturas sean
santas. «Porque escrito está: sed santos, porque yo soy
Santo» (1 P. 1:16).
19. Porque la Santidad tiene excelencia y gloria en sí misma.
Trae el entero grupo de las virtudes al corazón: perfecto
amor, fe, humildad, paciencia y limpieza. Aquí hay rique-
zas y honras tan gloriosas como los cielos y tan durables
como la eternidad. Estas gracias constituyen el más rico
adorno de nuestra naturaleza. Los vestidos de la Santidad
son para gloria y belleza. El adorno y la belleza de esta
tierra, además de Dios y sus obras, son los hombres y las
mujeres que alumbran y brillan en la belleza de la
Santidad.
91
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

20. Porque el adelanto del reino de nuestro Redentor demanda


el amor perfecto. No podemos glorificar a Dios sin él. Las
vidas de los cristianos deben ser representantes prácticos de
los santos principios del reino espiritual de Cristo. « Voso-
tros sois la luz del mundo» (Mt. 5:14). Millones de peca-
dores están pereciendo por falta de ministerio y del testi-
monio de obreros de Dios. De Bernabé fue escrito: «.Era
varón bueno y lleno de Espiritu Santo y de fe, y mucha
compañia fue agregada al Señor» (Hch. 11:24).
Con este capítulo queda suficientemente claro que la vida de
Santidad no es una opción, sino que es inherente a la naturaleza
del cristiano y que tenemos una suprema responsabilidad de ser
llenos del Espíritu Santo, para poder vivir la vida de Santidad
plena que Dios exige en nuestro peregrinaje sobre la faz de la
tierra.

92
ta Doctrina de Santidad en la Revelación y la rRazón

Preguntas
para ampliar el estudio

1. ¿Cúal era el concepto de Santidad en el A.T.?


2. ¿Cree usted que hay diferencia entre Santidad y perfección
cristiana? Explique su respuesta.
3. Establezca la diferencia entre derramamiento, bautismo y
llenura del Espíritu Santo.
4. Haga un comentario sobre el pensamiento de Juan Wesley
respecto a la perfección cristiana.
5. Haga un comentario general de las veinte tesis sobre la ur-
gencia de vivir una vida de Santidad.

93
Capítulo V

El proceso
de la Santidad
en el creyente
La Santidad es producto de una operación divina que se opera
en el alma del hombre, por medio de la cual, aquella disposición
malvada e inicua es sustituida por una disposición santa, nacida
en la regeneración y que ahora queda totalmente fortalecida.
Es indiscutiblemente una obra que opera Dios, aunque el
hombre puede cooperar y se espera que coopere mediante el uso
adecuado de los medios que Dios ha puesto delante de él, como
ser la Palabra, los sacramentos y la providencia.
La Palabra es el principal medio utilizado por el Espíritu
Santo para la santificación del hombre. La Palabra en sí misma
no tiene la eficacia adecuada para santificar al creyente, sin em-
bargo se adapta de manera natural para ser el medio de santifi-
cación en la forma en que la utiliza el Espíritu Santo. Ella presenta
todas las condiciones objetivas para ejercicios y hechos santos.
Sirve para excitar la actividad espiritual presentando motivos,
prohibiciones, exhortaciones, etc.
Los sacramentos, que siempre están supeditados a la Palabra,
contienen una representación viviente de la verdad, la cual el
Espíritu Santo utiliza como ocasión para ejercicios santos.
Los actos providenciales de Dios, tanto los favorables como
los aparentemente adversos, son con frecuencia medios podero-
95
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

sos de santificación. En relación con la operación del Espíritu


Santo por medio de la Palabra, operan en nuestros afectos natu-
rales y, de esta manera, a menudo ahondan la imprensión de la
verdad religiosa y la introducen al alma.
Para su estudio, este capítulo se dividirá en dos apartados, es
decir:
A. La iniciación del proceso de Santidad
B. Pruebas del proceso de Santidad en el creyente.

A. LA INICIACIÓN DEL PROCESO DE SANTIDAD


Cuando el individuo es regenerado por el poder del Espíritu
Santo, automáticamente es santificado e inicia el proceso de
maduración que lo va llevar hasta alcanzar un status de testimonio
ante la Iglesia y los incrédulos igualmente, empero que lo llevará
también el día de su traslado a la presencia de Dios a una san-
tificación total que le permitirá disfrutar de todas las promesas
de Dios. El estudio de este tema se efectuará bajo dos numerales:
1) Requisitos para iniciar el Proceso de Santidad
2) Desarrollo del Proceso de Santidad e el creyente.
1. Requisitos para iniciar el Proceso de Santidad
Si se afirma que la Santidad es un acto divino concomitante
con la Salvación, es lógico pensar que los requisitos para expe-
rimentar una gracia sean idénticos para experimentar la otra. De
ahí que la Sotereología enseña que los requisitos que deben
96

operarse en el individuo previo a recibir estas Gracias de Dios


son: el requisito extrínseco y el requisito intrínseco.
a. El requisito extrínseco
No hay Santidad si previo no existe un acto de entrega por
parte del individuo, es decir la voluntad manifiesta de devolver
la autoridad de la vida a Dios, mediante un acto de arrepenti-
96. Parte de la Teología Sistemática que estudia lo relacionado con la Salvación.

96
El proceso de la Santidad en el creyente

miento. En este sentido se puede afirmar que ese acto extrínseco


es:
«... aquel acto y disposición de nosotros mismos hacia
Dios que nos trae a la actitud de recibir». 97

Esta definición deja ver clara la iniciativa del hombre en


aras de alcanzar un favor divino. La siguiente definición es más
completa:
«Acto y disposición del creyente, en el cual se presenta
en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios, no conformándose
a la corriente de este mundo, ni a su situación espiritual, sino
a una decisión 'inflexible de esperar...». 98

Lo anterior clarifica que esta disposición y acto de entrega


es una cuestión puramente humana, aunque, previamente, ha
habido una intervención del Espíritu Santo, quizás por años, para
llevar al individuo a ese momento trascendental en el cual Dios
opera un milagro extraordinario, que consiste en el cambio de una
naturaleza carnal y pecaminosa por una naturaleza divina que
proviene directamente, como un don perfecto, del Padre de las
luces en el cual no hay sombra de variación. Este es realmente
un acto de misericordia divina, así como de soberanía, el de
escoger a un individuo para ser recipiente de una salvación tan
grande.
b. El requisito intrínseco
Este es la exigencia divina que tiene que ver con el interior
del individuo, y es la fe, sin la cual es imposible ser santificado.
La fe es el principio de confianza absoluta en un Salvador per-
sonal para ser salvo o santificado por Él, inmediata y completa-
mente del poder del pecado."
97. Lowrey, Asbury. Posibilidades de la Gracia. Beacon Hill Press. Kansas.
1884, p. 38.
98. Valladares, J.C. E!Sendero de la Santidad. Edit. Juventud Para Cristo. 1985,
p. 26.
99. Mateo 3:11.
97
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

Para ser salvos se necesita fe, y para ser santos también.


«Sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario
que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galar-
donador de los que le buscan».' 00

La fe que santifica es una que tiene su asiento en el corazón


y está enraizada en la vida regenerada. Esta fe no es ante todo
una actividad del hombre, sino una potencia latente producida
por Dios en el corazón del individuo. Sobre este tema, Berkhof
ha expresado:
La semilla de la fe es habitus de fe, pero oíros más
correctamente lo llaman semen fidei. Sólo después de que
Dios ha implantado la semilla de la fe en el corazón puede
el hombre ejercitar la fe ... el ejercicio consciente de la fe
gradualmente forma el habitus, y esto adquiere un significado
fundamental y determinante para el ejercicio futuro de la
fe. 10 '

La fe es un don que Dios da a la persona. Recuérdese que


el hombre nace con una naturaleza depravada, todos sus sen-
tidos están incapacitados para percibir las cosas espirituales, de
manera que no puede ejercer de moto propio ninguna facultad
para buscar a Dios ni mucho menos para ser santificado. Ignora
el poder de Dios, de ahí que la obra del Espíritru Santo es
indispensable para crear fe en el corazón de la persona, esa será
la fe que lo lleve a la salvación y santificación de su alma. El
Texto Sagrado señala también que la fe es por el oír y el oír
por la Palabra de Dios.
En definitiva, se puede definir la fe santificadora como aque-
lla convicción segura, operada en el corazón del creyente median-
te el Espíritu Santo, respecto a la verdad de la vida de Santidad,
y una confianza sincera en las promesas de Dios en Cristo.

100. Hebreos 11:6.


101. Berkhof, L. Teología Sistemática, op. cit., p. 602.
98
El proceso de la Santidad en el creyente

De esta definición surgen los siguientes elementos: El ele-


mento intelectual es aquel en el cual el hombre reconoce un
conocimiento como verdadero y tiene la certidumbre que es así.
El individuo reconoce y llega a tener plena certidumbre de la
exigencia de Dios de apartarse del pecado para vivir una vida de
Santidad. El elemento emocional.
Cuando el ser humano abraza la fe cristiana y es santificado
lo hace con profunda convicción de la verdad y de la realidad del
objeto de la fe, siente que esa fe satisface en la propia vida una
necesidad importante y tiene consciencia de la importancia que
tiene todo esto. El elemento volitivo la fe no sólo es un asunto
de intelecto o emociones, también tiene que ver en una forma
directa con la voluntad, que en definitiva es la que determina la
dirección del alma.
2. El desarrollo delproceso de Santidad en el creyente
El individuo, al momento de convertirse, es regenerado, jus-
tificado, adoptado, redimido y santificado, todo ello se opera en
forma concomitante.
El inicio de una nueva vida es en realidad el inicio de una
vida en Santidad que se irá desarrollando como un proceso lógico
hasta que éste llegue a su fin, el día que tengamos que estar en
presencia de Dios.
En este sentido, el profesor Berkhof se ha expresado de la
siguiente manera:
«Cuando hablamos de la santificación como imperfecta
en esta vida, no queremos decir que sea imperfecta en esta
o aquella parte como si nada más una parte del hombre santo
que se origina en la regeneración fuera afectado. Se trata
del hombre completo, aunque todavía no se desarrolle como
un hombre nuevo, pero tendrá que crecer hasta alcanzar su
completa estatura. Un niño recién nacido es, descontando las
excepciones, perfecto en sus partes, pero todavía no en el
grado de desarrollo para el cual ha sido creado. De esta
manera precisa, el nuevo hombre es perfecto en cada parte,
pero sigue siendo imperfecto en el grado de desarrollo espi-

QQ
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

ritual, durante la vida presente. Los creyentes tienen que luchar


contra el pecado, durante todo el tiempo que viven». 102

Con este pensamiento, el profesor Berkhof deja claro que el


pecado innato es una realidad con la que hay que bregar hasta
el día de la muerte y, como consecuencia, la vida de Santidad no
significa en ningún momento la ausencia de esta realidad, sino
el aprender a vivir con ella y triunfar sobre todas aquellas pro-
puestas que nos inciten a apartarnos de la senda por Dios pro-
puesta. Esto deja claro entonces, que la vida de Santidad es todo
un proceso que comienza cuando el hombre es regenerado y
termina cuando éste pasa a la presencia de Dios.

B. PRUEBAS DEL PROCESO DE LA SANTIDAD


EN EL CREYENTE
La santificación no es una obra que se opera instantánea-
mente en la vida del creyente, es un proceso, que como es lógico
está sujeto a tiempo. El proceso comienza con la regeneración,
de ahí que, técnicamente a este hecho se le llame: santificación
inicial, el cual inicia un proceso de muduración que va a durar
hasta el momento de la muerte, que es cuando ocurre la Santi-
ficación Final.
Es en este momento cuando el pecado original es desarrai-
gado del corazón del hombre y el individuo se vuelve como los
ángeles del cielo. No se casan ni se dan en casamiento, como
señaló el Señor Jesucristo a los Saduceos. Esto significa que el
creyente no estará sujeto a las pasiones a las que se está sujeto
mientras vivimos. Esto será posible hasta que cada quien reciba
su cuerpo glorificado, y es este hecho el que marca una diferencia
significativa.
En este apartado se demostrará la veracidad de lo anterior-
mente afirmado, es decir, el hecho de la permanencia de la ten-
dencia e inclinación pecaminosa del creyente a hacer todo aquello

102. Ibíd., p. 644.


i nn
El proceso de la Santidad en el creyente

que desagrada a Dios, empero dejando claro que este es un medio


que Dios utiliza para el crecimiento o muduración de la persona
que lo prepara mejor para su encuentro final con Dios. Para lograr
el objetivo se utiliza la razón y, por supuesto, la revelación, por
lo que se hablará de una prueba lógica y otra exégetica.
1. La prueba Lógica
La lógica es la ciencia que nos enseña a pensar correctamente,
es fundamental a la hora de hilvanar los razonamientos para de-
mostrar la veracidad de ciertas proposiciones, de ahí que en este
numeral se desarrollará toda una argumentación que pruebe de
una manera clara las afirmaciones que anteriormente se han
formulado.
• La Santidad y la perfección se atribuyen a menudo en la
Biblia a los creyentes. Sin embargo, cuando la Biblia habla
de los creyentes como santos y perfectos, esto no significa
que se encuentren sin pecado, puesto que ambas palabras
se usan con frecuencia en un sentido diferente. Las personas
puestas aparte para el servicio de Dios son llamadas santas
en la Biblia, sin tomar en cuenta su condición moral y vida.
Los creyentes pueden ser y son llamados santos, porque
objetivamente son santos en Cristo.
• Se mencionan ejemplos bíblicos de personas que tuvieron
vidas perfectas como Noé, Job y Asa entre otros. Pero tales
ejemplos no prueban el punto por la simple razón de que
no son ejemplos de perfección inmaculada, aún los santos
más notables de la Biblia se describen como hombres que
tuvieron fallas y que pecaron, en algunos casos gravemente.
• El apóstol San Juan explícitamente declara que los que son
nacidos de Dios no pecan. Pero en realiadad un análisis del
griego nos muestra que podríamos traducirlo, no continúan
en pecado.
• A la luz de la Biblia la doctrina del perfeccionamiento 103

es por completo insostenible. La Biblia nos da la seguridad


103. Aquí este término debe entenderse como ausencia de pecado.
101
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

explícita y muy definida de que no hay en la tierra ni


siquiera uno solo que no peque (IR. 8:46, Pr. 20:9, Ro.
3:19). En vista de estas afirmaciones claras de la Escritura
es imposible ver cómo es que un creyente puede tener una
vida inmaculada.
• Según la Escritura existe una lucha constante entre la carne
y el espíritu en la vida del hijo de Dios y aún el mejor de
ellos, está luchando por la perfección. Pablo da una descrip-
ción muy impresionante de esa lucha en Romanos 7:7-26.
• La Confesión del pecado y la oración se requiere continua-
mente. Jesús enseñó a orar sin ninguna excepción por el
perdón de pecados.
2. La prueba exegética
Dado que el Texto Sagrado es la fuente de todo pensamiento
teológico, es oportuno efectuar una exégesis bíblica de algunos
pasajes de la Escritura, que arrojen luz sobre un tema tan com-
plejo desde la perspectiva humana, pero tan simple desde la divina.
a. La epithumia en la Epístola de Santiago
Bienaventurado el hombre que soporta la tentación(l: 1 2a)
Este Texto proclama una bienaventuranza al hombre que soporta
la tentación. Del vocablo griego Hupomenei que también puede
traducirse como paciencia y que en castellano puede decirse sufrir
con alegría. La palabra tentación viene del vocablo griego
Peirasmon que puede traducirse como incitación al mal.
Dicho en otras palabras este texto puede traducirse: Feliz,
dichoso el hombre que sufre con alegría las incitaciones o las
invitaciones a hacer lo malo. De manera que el hombre de Dios
siempre bregará con esta realiadad. El kiddel asunto es sufrir con
alegría, no ceder.
Porque cuando haya resistido la prueba recibirá la corona
de vida que Dios ha prometido a los que lo aman (1:12b). Lo
interesante en esta porción es que el hagiógrafo establece una
diferencia entre tentación y prueba, de ahí que la palabra que
utiliza para prueba es dokimos. De esta manera deja claro que el
ser humano está puesto en una situación de doble vía en forma
102
El proceso de la Santidad en el creyente

simultánea, es tentado por el maligno, pero también es probado


por Dios. Aunque en el idioma griego no aparece la palabra
resistir hubiese sido mejor decir cuando haya pasado la prueba,
porque las pruebas de Dios no se resisten, sino que se reciben.
Las tentaciones de Satanás sí se resisten.
El hecho de que el hombre verdaderamente santificado esté
muerto al pecado, no significa que no tiene inclinaciones malva-
das y que eventualmente no pueda ceder a las tentaciones comu-
nes a todo ser humano. Empero es importante saber que la lucha
del cristiano santificado es una constante hasta su último día so-
bre la faz de la tierra. (Ef. 6:12).
Si Satán tentó a Adán o a Pablo, ¿Quiénes somos nosotros?.
Claro que sí, la tentación vendrá, empero, el sempiterno poder
de Dios que mora en nosotros nos protege. «Cuando el fuerte
armado guarda su atrio, en paz está lo que posée» (Le. 11:21).
Acerca de este asunto, Wesley comenta lo siguiente:
Alguien me elogia. Así me presenta la tentación del
orgullo. Pero inmediatamente mi alma se humilla delante de
Dios, y no siento orgullo. Estoy tan seguro de esto como estoy
seguro de que el orgullo no es humildad. Un hombre me
abofetea. Así me viene la tentación de encolerizarme, pero
mi corazón rebosa de amor. No siento ninguna cólera. Estoy
tan seguro de esto como estoy seguro de que el amor y la
¡ra son antagónicos. Me solicita una mujer. Presentándoseme
así la tentación a la sensualidad. Pero al instante huyo de la
tentación, y estoy tan seguro de no sentir deseos lascivos,
como lo estoy de que mi mano está fría o caliente.' 04

Así sucede si uno es tentado por un objeto presente; y es lo


mismo cuando el objeto está ausente, el diablo trae a nuestra
mente un elogio, una injuria o una mujer. Al instante, el alma
rechaza la tentación y permanece llena de amor puro.
El resto del texto no requiere mayor explicación, el ser hu-
mano recibirá su estefanon o premio por decir no a Satanás, que
implica ipso facto que se ama a Dios.
104. Wesley, Juan. Perfección Cristiana, op. cit., p. 83.
103
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

Cuando alguno es tentado no diga que es tentado de Dios


(1:13a). Está suficientemente claro: Dios no invita a la criatura
humana a tomar conductas que el mismo detesta y condena. Esto
es una contradicción absoluta. Lo que sí se puede afirmar, es que
Dios usa las incitaciones de Satanás como un medio para probar
nuestra fe, lo cual es altamente positivo, puesto que forma nues-
tro carácter y purifica nuestro ser como el oro que se refina.
La razón del texto anterior nos la da el mismo apóstol San-
tiago cuando afirma porque Dios no puede ser tentado por el mal
ni el tienta a nadie (1:13b). Esto indica que que Satanás no tiene
ninguna potestad de modificar la conducta de Dios. Aun en el caso
de Job, pudiera parecer que Satanás está modificando la conducta
de Dios.
Pero la realidad es que no es así. Dios «accede» a algunas
pretensiones de Satanás, empero le marca límites, con esto deja
suficientemente claro quien es el Soberano. Pero en este caso
particuar Dios tenía dos propósitos bien establecidos. El primero
era demostrar que la propuesta de Satanás era una mentira y
fantasía sin fundamento y la segunda afirmar la fe de Job para
llevarlo a un conocimiento glorioso de su soberanía. De manera
que cualquier cosa que Dios haga es conforme a su voluntad y
buena. Pecar es precisamente actuar en contra de esa voluntad,
de allí que si hubiera convertido las piedras en pan como le fue
propuesto por el maligno, no hubiera hecho nada malo, porque
hubiera sido según su voluntad, sólo que con un propósito dife-
rente, como es el caso de Job.
La conclusión de todo esto es que Dios no puede ser incitado
a hacer el mal, porque hacer el mal es actuar en contra de su
voluntad, y Él como un ser omnipotente y soberano siempre actúa
según su voluntad.
Sino que cada uno es tentado cuando de su propia
conscupicencia es atraido y seducido (1:14). Este es el versículo
clave de todo el pasaje, puesto que afirma sin ambages de ninguna
naturaleza que las incitaciones a hacer lo malo provienen de la
conscupicencia del hombre que en el idioma griego se diría
epithumia que podría traducirse como deseo o pasión pero que
en realidad es una inclinación vehemente del alma hacia aquello
que es contrario a la voluntad de Dios.
104
El proceso de la Santidad en el creyente

Esta declaración es de capital importancia, puesto que afirma


que la epithumía es la causa de las tentaciones. Que las incita-
ciones a actuar en forma contraria a la voluntad establecida por
Dios nacen en el propio ser humano. Si no hubiera epithumía no
hubiera ni tentaciones ni pruebas y como consecuencia lógica, no
tendríamos la oportunidad de crecer en la fe ni de experimentar
el poder de Dios venciendo obstáculos.
La epithumía trae como aparejada consecuencia las tentacio-
nes y las pruebas y como consecuencia, el crecimiento en la gracia
y la bienaventurtanza del creyente y por ende la gloria de Dios.
La epithumía es una realidad con la cual, según las Escrituras,
tendremos que bregar todos nuestros días sobre la faz de la tierra
y sobre todas las cosas a aprender a vivir en Santidad con ella.
Ese es el punto clave de todo este discurso.
Entonces la epithumía, después que ha concebido, da a luz
el pecado, y el pecado siendo consumado da a luz la muer-
te. (1:15) La epithumía es lo que engendra el pecado y da a luz
el adulterio, la mentira, los celos o cualquier otra conducta re-
prochable, una vez ejecutada la acción da como resultado la
muerte, que en este caso debe entenderse como la separación del
individuo en su relación con Dios.
Ahora, Santidad aquí no es erradicar la epithumía, sino evitar
que ésta nos lleve a concebir el pecado, pues una vez concebido
es sumamente difícil abortarlo, usualmente da a luz una conducta
y esa conducta una vez realizada trae como consecuencia la
muerte espiritual.
Nótese que la metáfora tiene sus aplicaciones prácticas. Entre
la concepción y el nacimiento hay espacio de tiempo que implica
un proceso, que en realidad es lo que ocurre cuando un individuo
cae en una situación de conducta deplorable.
b. El pecado que mora en mí en la Epístola a los Romanos
La Ley no es pecado, porque la ley fue dada para conocer
elpecado (7:7). Esta aseveración deja suficientente claro que la
ley de Moisés tiene ínter alia el propósito de introducir el cono-
cimiento de lo qué es.pecado. Pero el pecado aprovechándose del
mandamiento, produjo en mi epithumía o codicia (7:8). Aquí vol-
vemos a encontrar la palabra clave. La ley de Dios que prescribe
105
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

No codiciarás la mujer de tu prójimo activa la epithumía del


individuo y lo lleva a hacer exactamente lo contrario de lo que
la Palabra de Dios señala. Y la consecuencia lógica es: hallé que
el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para
muerte (7:10).
Todo lo anterior trae a colación la siguiente pregunta: ¿Lo que
es bueno, vino a ser muerte para mi? La respuesta es NO. Esto
ocurrió para que elpecado, por medio del mandamiento, llegara
a ser extremadamente pecaminoso (7:13). El verdadero problema
es que la Ley es espiritual; pero yo soy carnal (7:14). Aquí está
el detalle. El problema no es la Ley sino Yo. Soy un hombre
carnal, existe en mí epithumía. Este hecho lleva a Pablo a afirmar
lo que hago no lo entiendo, pues no hago lo que quiero, sino lo
que detesto, eso hago. Y si lo que no quiero eso hago, apruebo
que la ley es buena. De manera que ya no soy yo quien hace
aquello, sino el pecado que mora en mí (7:15-17). Al confesar
que el problema es el pecado que mora en mi está hablando de
la epithumía como la causa de su realidad.
La epithumía es un estigma con el que se tendrá que bregar
hasta el día de la muerte. La Santidad que Dios exige debe en-
tenderse desde esta perspectiva, no de otra. Lo que Pablo relata
es la experiencia de un hombre que quiere hacer lo bueno, sin
embargo se da cuenta de que tiene un problema el pecado que
mora en mí. Este hecho, en ninguna manera otorga licencia para
pecar y caer en el fatalismo espiritual de afirmar que el pecado
cometido tiene una justificación y que por lo tanto no es punible.
Todo lo contrario, el pecado siempre trae consecuencias para el
cristiano: Se pierde el gozo de la salvación y la disciplina divi-
na no se hace esperar porque Dios no dará por inocente al
culpable.
Pablo termina esta sección efectuando tremendas declaracio-
nes: Según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero
veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi
mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en
mis miembros. Miserable de mí. ¿Quién me librara de este cuerpo
de muerte? Al llegar a este punto, es menester preguntar de
quién está hablando Pablo. De un judío bajo la Ley de Moisés
o de un cristiano que ha sido regenerado. Un estudio cuidadoso
lñA
El proceso de la Santidad en el creyente

del contexto apunta a lo primero. Todo este relato es la experien-


cia de un judió bajo la Ley que puede ser aplicado a una persona
no convertida salvando todas las diferencias. Al responder de esta
forma, no significa que ésta no sea también la experiencia de un
cristiano, lo que significa es que la relación de Dios con el indi-
viduo cambia diametralmente. Pablo asegura Ninguna conde-
nación hay para los que están en Cristo Jesús. Al ser regenerados,
es puesto en el hombre la simiente santa, que se irá desarrollando
hasta aplastar la carnal. En todo este proceso la epithumía no
desaparece, de ahí que el cristiano incurrirá en pecados. Él no
deseará cometerlos, porque odia el pecado, pero el pecado que
mora en mílo llevará algunas veces a la ira, codicia, celos y demás
obras de la carne. Pero tiene algo que no tenía un judío bajo la
ley, un parakletos, que lo defienda. Esto lleva a San Pablo a
añadir: porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha
librado de la ley delpecado y de la muerte (8:2) El cristiano no
practica el pecado, porque el que practica el pecado es del diablo,
empero cuando la epithumía es activada por la tentación y es
vencido por ésta, exclamará lo mismo que Pablo: No hago el bien
que quiero, sino el mal que no quiero. Pero el Espíritu mismo
que ha creado una sensibilidad espiritual, nos llevará a la con-
fesión y restauración de la comunión con Dios. En el cristiano
regenerado hay un poder que lo levantará siempre y que madura-
rá el carácter y la vida del creyente hasta que el pecado que mora
en mí esté subyugado por el poder de Dios hasta el glorioso día
de la liberación total.
La exégesis de estos dos pasajes clarifica todo lo que se ha
afirmado en el transcurso de este capítulo. Cuando el creyente es
regenerado, comienza un proceso de maduración, bregando con
la epithumía como una realidad, que si bien es cierto le causará
tristezas, también es cierto que el día de la liberación le dará una
satisfacción enorme, porque será el día de la victoria y el triunfo,
amén de la función de formación que ejerce durante toda la vida.
La Santidad sin la cual nadie verá al Señor debe ser entendida
desde esta perspectiva.
Este capítulo establece la veracidad que la Santidad es un
proceso que se inicia cuando el individuo es regenerado y que
termina cuando es glorificado. Que la Santidad no es una obra
107
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

instantánea en el sentido que hace al creyente inmaculado, sino


un proceso, un bregar con la epithumía todos los días de nuestro
peregrinaje y ver esto no como una maldición, sino todo lo con-
trario, como un medio para nuestro crecimiento personal, para
recodar nuestra dependencia absoluta de Dios, pero sobre todas
las cosas, porque esta realidad será la causa de un gozo infinito
el día de nuestra glorificación, cuando experimentemos la satis-
facción de haber vencido.

108
Preguntas
para ampliar el estudio

1. ¿Cuál es la diferencia entre el requisito extrínseco e intrínseco?


3. Explique la diferencia entre Santidad inicial y total.
3. ¿En qué consiste el proceso de maduración?
4. ¿Qué opina usted de la argumentación sobre el proceso de
Santidad?
5. ¿Cúal es el concepto que tiene de epithumia? ¿Puede ésta ser
desarraigada o es una realidad con la que se tiene que vivir?
Argumente su respuesta.
6. ¿Es el hombre santificado tentado? ¿Hasta qué punto?
7. ¿Peca el cristiano? ¿Se pierde la Santidad ?

109
Capítulo VI

La evidencia
de la Santidad
en el creyente

A l hablar de la evidencia de la obra de Santidad en


el creyente ipso facto se está hablando del fruto o
las buenas obras que da como resultado la obra del
Espíritu Santo.
Las buenas obras no son obras perfectas que respondan con
perfección a los requerimientos de la ley divina, sino obras que
en su cualidad moral son diferentes en esencia a las acciones de
los no regenerados y que son la expresión de una naturaleza
nueva y santa. Son obras que Dios además de aprobar, también
recompensa. 105

Las buenas obras tiene al menos tres objetivos primordiales:


1) Son el fruto de un corazón regenerado, puesto que, sin esto,
no puede haber disposición de obedecer a Dios ni motivo, es
decir, glorificarlo con su acción.
2) No son hechas sólo en conformidad externa con la ley de
Dios, sino en obediencia consciente a la voluntad de Dios.
3) Siempre la finalidad última va a ser la gloria de Dios.
105. En un debate con el cardenal católico Jacobo Sadoleto, Calvino escribió:
«Negamos que las buenas obras tengan parte alguna en la justificación, pero reclama-
mos plena autoridad para ellas en la vida de los justos ... Es obvio que la justicia está
conectada con la regeneración. Por ello, para entender adecuadamente lo inseparables
que son la fe y las obras, mira a Cristo...» Vide. Olin, John, A Reformation Debate.
Baker Book. Grand Rapids, p. 68.
111
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

Lo primero señala que un individuo que no es cristiano no


puede hacer buenas obras, de manera que las obras filantrópicas
que se observan en este tipo de individuos, haciendo uso de sus
recursos económicos tienen motivaciones diferentes a obedecer
a Dios y honrarlo con su acción. Estas personas generalmente
tienen motivaciones egoístas, por lo tanto no puede ser conside-
radas como buenas obras, en el sentido teológico de la conno-
tación. Las «buenas obras» de los no creyentes no son hechas de
conformidad a la ley de Dios ni en obediencia a su Palabra, puesto
que ellos tienen una naturaleza depravada y no conocen a Dios.
Finalmente, las buenas obras que son fruto del hombre san-
tificado son siempre para la gloria de Dios y esta es la marca
distintiva con cualquier otra apariencia de buenas obras.
Este tema será abordado en dos apartados principales:
A. El carácter de la evidencia de la Santidad
B. La evidencia de la-Santidad en el creyente.

A. EL CARÁCTER DE LA EVIDENCIA DE LA SANTIDAD


La palabra carácter viene del griego charasso, que significa
grabar. El sustantivo es una herramiento para grabar. En el con-
texto que se aplica esta palabra nos referimos a la forma como
opera la evidencia de la obra de Dios en la vida del hombre
santificado. Existen dos maneras de saberlo: 1) El testimonio de
lo consciencia y 2) El testimonio de Dios, lo cual hace que el
carácter de la evidencia sea fuerte y positivo.
1. El testimonio de lo consciente
Este es un testimonio subjetivo, pero no por eso falso. Nadie
sabe mejor acerca de la persona que Dios y la persona misma.
El individuo sabe perfectamente cuando ha sido regenerado por
el poder de la Palabra de Dios y está viviendo una vida de
Santidad. Es cierto, que se puede tener una apariencia de piedad
y engañar a las demás personas, empero, lo que no es posible
hacer es engañarse a uno mismo conscientemente. De ahí que J.
Wood se expresara en los siguientes términos:
111
La evidencia de la Santidad en el creyente

Ningún testimonio es más cierto que éste, y no podemos


dudarlo. Por él sabemos que vivimos y respiramos, que ama-
mos u odiamos, y que estamos alegres o tristes, felices o
miserables. El alma santificada puede estar tan clara y ple-
namente consciente de su Santidad. En tanto que el orgullo,
la ira, la incredulidad y el amor del mundo son sujetos del
conocimiento positivo, no lo son menos el amor, la paz, la
humildad, la paciencia y la fe. El pecado paraliza la concien-
cia, la gracia divina la vivifica. 106

En definitiva, el hombre tiene consciencia de quien es como


persona y sabe si es un santo o un impío.
2. El testimonia de Dios o del Espíritu Santo
Este testimonio es divino, directo y positivo. Es la dulce
persuasión interior del corazón por el Espíritu Santo, por el cual
se asegura al alma del agrado de Dios. Es la aseveración de Dios
al alma que ha santificado. Según Wood, este testimonio:
Habla al corazón del pecador, atestiguando su culpa, su
condenación y la desaprobación de Dios. Habla a cada alma
justificada, atestiguando que ella es regenerada (nacida de
Dios) y está en el estado de la justificación. Habla a cada
alma santificada, atestiguando que la sangre de Jesucristo la
ha limpiado de todo pecado. Dicho testimonio se recibe bajo
las circunstancias más favorables, y no puede ser menos claro
y fuerte que los otros. 107

A lo anterior hay que señalar que Dios mismo da testimonio


a otras personas sobre la obra de gracia que ha hecho en un
individuo. Este es un factor que no puede ser omitido en este
tratado, la Gracia que Dios da a un individuo ante el pueblo,
Gracia por la cual la gente va a reconocer su ministerio y va a
honrarlo como tal. Ese es el caso de todos los hombres de la Biblia

106. Wood, J. El Amor Perfecto, op. cit.


107. ídem.
113
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

desde Abraham, pasando por Moisés hasta llegar al apóstol Pablo


y todos aquellos hombres que en la historia Dios ha levantado
y que el pueblo ha reconocido como profetas de Dios, como el
caso de Lutero, Calvino, Wesley, Billy Graham o Emilio Núnez.
Siervos de Dios que además de recibir la Gracia de Dios ellos
mismos, Dios ha dado testimonio al pueblo de esa Gracia que los
reconoce como hombres de Dios. Y lo mismo ocurre con el
laicado de la Iglesia, solo que en una dimensión diferente.

B. EL FRUTO DEL ESPÍRITU SANTO COMO


LA EVIDENCIA DE LA SANTIDAD
Cuando se habla de la evidencia de la Santidad del hombre,
existe una remisión expresa a resultados concretos, es decir, al
fruto de esa Santidad, y ese fruto es la conducta que se observa
en las diferentes situaciones de la vida. Esas situaciones son
algunas veces adversas y difíciles y es precisamente en esos
momentos cuando se hace evidente que hay un fruto de la relación
del hombre con Dios. De ahí que cuando el texto señala:
Bienaventurado es el varón que no anduvo en consejo de
malos ... será como árbol plantado ¡unto a corrientes de
aguas, que da su fruto en su tiempo.' 08

Inidica claramente que el kid de la cuestión es el lugar donde


el ser humano está plantado. Porque si está fundamentado en
Cristo, su fruto será diferente a si está plantado en los principios
del príncipe de las tinieblas. En este mismo sentido puede uti-
lizarse el siguiente texto:
Permaneced en mi y Yo en vosotros. Como el pámpano
no puede llevar fruto por si mismo, si no permanece en la Vid,
asi tampoco vosotros si no permanecéis en mí. 109

108. Vide. Salmo 1:1.


109. Vide. Juan 15: 4.

114
La evidencia de la Santidad en el creyente

Este texto ratifica el anterior, en el sentido que cuando se está


en Cristo, indefectiblemente va a ser evidente la obra de Santi-
dad en la vida.
Acerca de este sobrenatural acontecimiento, Carlos Spurgeon
comenta:
Otra prueba de la conquista de un alma para Cristo se
encuentra en un auténtico cambio de vida. Si el hombre no
vive de forma diferente a la anterior, tanto en casa como fuera,
necesita arrepentirse de su arrepentimiento, y su conversión es
ficticia. No sólo la acción y el lenguaje, sino también el espíritu
y el temperamento deben cambiar ... Vivir bajo el poder de
cualquier pecado a sabiendas es una señal de que somos
esclavos del pecado, porque sois esclavos de aquel a quien
obedecéis. Es inútil la jactancia de un hombre que abriga en
si mismo el amor a cualquier transgresión. Puede sentir lo que
quiera, y creer lo que quiera, pero aún estará en la hiél de
la amargura y en los lazos de iniquidad mientras haya un solo
pecado que gobierne su corazón y su vida. La verdadera re-
generación implanta el odio a todo mal; y cuando hay delei-
te en un pecado. La evidencia para una sana esperanza es
fatal ... Ha de haber armonía entre la vida y la profesión de
fe. Un cristiano profesa renunciar al pecado y, si no lo hace,
su mismo nombre es un engaño. 1,0

Spurgeon establece en una forma brillante que la vida de una


persona es la verdadera evidencia de la obra de Santidad en el
individuo, pero sobre todas las cosas, una persona que ha sido
regenerado y santificada indefectiblemente experimentará una
metamorfosis desde la planta del pie hasta su cabeza. No hay
posturas eclécticas. Somos o no somos.
Resumiendo, el fruto del Espíritu Santo depende del lugar
donde se esté plantado. Cuando el creyente reconoce a Jesucris-
to como su Salvador es trasplantado a un terreno totalmente fértil,
que generará una vida con fruto en abundancia. La evidencia de

110. Spurgeon, Charles. The Soul Winner. Pilgrim, Usa. 1978, pp. 32 y 33.

115
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

esa obra de Santidad será sin ninguna discusión las reacciones del
creyente ante los grandes problemas de la vida.
A continuación se efectuará una sucinta exégesis del Fruto
de la vida de un hombre santificado. Para su desarrollo se ha
dividido en tres partes:
1) El Fruto del Espíritu Santo que se relaciona con Dios
2) Que se relaciona Unos con Otros
3) Que se relaciona con Nosotros Mismos

1. El Fruto del Espíritu Santo que se relaciona con


Dios
Tanto el amor como el gozo son parte del fruto de una vida
santificada que se relaciona directamente con Dios y que a con-
tinuación son explicados.
a. Amor Jn

El amor es una categoría que incluye todo lo demás, es en


forma única la fuente del resto del grupo, así como un tronco del
que salen las ramas, o como un prisma que refleja diversos colo-
res de luz.
Agape es la benevolencia que no admite derrota, la buena
voluntad que no se rinde. Es la respuesta de toda persona, lo cual
involucra la voluntad, las emociones y el intelecto. No es algo
débil y dañinamente permisivo, sino fuerte y disciplinador. 1
Corintios 13, es el himno del amor que describe mejor su natu-
raleza.
El amor es la marca distintiva del cristiano. En esto conoce-
rán que sois mis discípulos, en que os amáis los unos con los
otros. En otras palabras, el mundo dará testimonio de la obra del
Espíritu Santo en la vida del creyente cuando vea la conducta
observada en forma práctica con los demás hombres.

111. Howard, R.E. Gálatas Comentario bíblico Beacon. Casa Nazarena. Kansas.
1965, pp. 109 y ss.

116
La evidencia de la Santidad en el creyente

b. Gozo y paz
La palabra gozo viene del vocablo griego chara, y paz del
vocablo griego eirene. Ambos están vitalmente relacionados,
ul

razón por la cual se estudian juntos. El gozo es la alegría o


felicidad interior que irradia la vida del creyente. Es una expo-
sición exterior de una paz interior, es decir, una tranquilidad, una
calma espiritual que trae una gran bendición al alma.
El mundo de hoy está sin gozo, lleno se sombras y desilución.
La libertad está desapareciendo de la faz de la tierra. Con la
pérdida de la libertad una gran cantidad de «gozos» y placeres
superficiales emergen. Ahora, las Escrituras enseñan que el gozo
espiritual no dependen de las circunstancias. Este sistema domi-
nado por Satanás no puede bloquear la fuente del gozo.
2. El Fruto del Espíritu Santo que se relaciona Unos
con Otros
Los elementos del Fruto del Espíritu Santo que se relacionan
unos con otros son la paciencia, la benignidad y la bondad.
a. Paciencia
Esta palabra viene del vocable griego Makrothumia y pue-
113

de definirse como la capacidad de sufrir por largo tiempo sin


desmoronarse. Su esencia primordial es la perseverancia, la de-
terminación a no rendirse nunca, el congeniar con personas y
circunstancias.
La paciencia es la radiante transparencia de un amante y
tierno corazón que en su trato con aquellos a su alrededor es
bondadoso y amable. La paciencia juzga las culpas de los otros
sin una crítica injusta. La paciencia también incluye la perseve-
rancia. La paciencia es parte de nuestra semejanza con Cristo. La
paciencia en nuestras vidas brota del poder de Dios basado en
nuestro deseo de aprender. En cualquier momento que nosotros
somos egoístas, o cuando el enojo o la enfermedad comienza a
hacer mella en nosotros, o cuando la impaciencia y la frustración
112. ídem.
113. ídem.
117
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

se apodera de nosotros, debemos reconocer que nosotros mismos


somos la fuente de nuestros problemas y, por lo tanto, debemos
rehusar, rechazar y repudiar esa situación inmediatamente, porque
viene de la vieja naturaleza.
La paciencia está estrechamente relacionada con las pruebas
y las tentaciones en la Biblia y eso es lógico. Nosotros necesi-
tamos paciencia en la vida ordinaria, para reaccionar positiva-
mente ante las pruebas y las tentaciones. Este es el momento
cuando se necesita el fruto del Espíritu Santo.
b. Benignidad
La palabra benignidad viene del vocablo griego Chrestotes nA

Es una clase de bondad en el hombre que es mejor vista cuando


perdonamos a otros. Y es la más grande bondad que pueda en-
contrarse en el hombre.
El significado de benignidad significa más que hacer el bien
es en realidad algo más profundo, es el amor en acción. Lleva
en sí misma, no solamente la idea de justicia imputada, empero
la justicia demostrada en el diario vivir por el Espíritu Santo. Es
hacer el bien, producto de un corazón bueno para agradar a Dios
sin esperar recompensas. Dios espera que esta benignidad sea la
forma de vida de un cristiano en su diario vivir.
c. Bondad
La palabra bondad viene del vocablo Gr. Agathosyne. Este115

termino griego se refiere a la bondad que penetra toda la na-


turaleza del ser humano. Esa gentileza que lava toda aspereza y
mal trato. Este es el que menos se presta para una definición
precisa.
Que fácil es ser impaciente y áspero con aquellos que han
fracasado en la vida. Por ejemplo nuestra actitud ante movimien-
tos como la de los homosexuales, o liberación femenina, hemos
reaccionado con asperesa y una crítica mordaz. La Biblia nos
enseña que Jesús fue bondadoso y gentil con todas las personas
excepto con los hipócritas judíos religiosos, pero con las demás
114. Idem.
115. ídem.
118
La evidencia de la Santidad en el creyente

pesonas fue muy bondadoso. Nunca la bondad es una señal de


debilidad en el carácter de la persona, todo lo contrario, es una
evidencia de la obra de Dios en su vida.
3. El Fruto del Espíritu Santo que se relaciona
con Nosotros Mismos
Finalmente, los elementos que forman parte del Fruto del
Espíritu Santo que se relaciona con nosotros mismos son la Fe,
la Mansedumbre y la Templanza.
a. Fe
La palabra fe viene del vocablo griego Pistis. Fe debe in-
terpretarse aquí en el sentido de fidelidad y que describe lealtad,
confiabilidad y seguridad. La Confesión Belga de 1561 la definió
de la siguiente manera:
Creemos que esta fe verdadera, forjada en el hombre por
oir la Palabra de Dios y por la obra del Espíritu Santo, le
regenera y hace de él un nuevo hombre, haciendo que viva
una vida nueva, y liberándole de la esclavitud del pecado... 116

Solamente un acto soberano de Dios, en el cual muestra su


misericordia a un individuo depravado y sin ninguna posibilidad
de ser salvo, puede crear fe para salvación y santificación en el
hombre. Una vez operada la obra transformadora de Cristo, el
elemento fe, como parte del fruto de Espíritu Santo, es simple-
mente una consecuencia lógica del acto de santificación operado.
En palabras simples, no hay cristiano sin fe. Si la persona ha sido
redimida, la fe es una experiencia cotidiana en su vida.
b. Mansedumbre
La palabra mansedumbre viene del vocablo griego Prautes. 117

El testimonio de mansedumbre no significa una falta de coraje


o de espina dorsal. Mansedumbre es una mezcla de fuerza y de
116. Vide. Confesión Belga de 1561.
117. Howard, R.E. Gálatas Comentario, op. cit. pp. 109 y ss.
119
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

gentileza, y de ser asociada con la verdadera humildad, contraria


al orgullo.
En otro sentido, mansedumbre se puede relacionar con mo-
destia, en lo que se opone con la autoindulgencia. La persona que
es manza es sensitiva a las necesidades y los derechos de las otras
personas. La mansedumbre disfruta de una fuerza silenciosa que
confunde a aquellos que piensan que es una debilidad. Esto puede
ser observado con claridad meridiana a la respuesta de Jesucristo
a todos aquellos hechos que le ocurrieron después de su arresto.
El sufrió y soportó el dolor tanto emocional como físico que le
infligieron sus enemigos sin ningún tipo de misericordia. La
mansedumbre es en realidad un amor en disciplina. 118

c. Templanza
La palabra Templanza viene del vocablo griego egkrateia. 119

Es el dominio de sí mismo; describe una restricción de todas las


pasiones y los deseos del hombre, y se aplica a ser sexualmente
continente. Dios quiere que sus hijos se guarden de la deprava-
ción moral del mundo.
Alguien señaló una vez: hay hombres que puede controlar
ejércitos, pero que no pueden controlarse a ellos mismos. Existen
hombres que con sus palabras pueden arrazar multitudes, hom-
bres que no pueden guardar silencio ante la provocación. La más
grande señal de la nobleza es sin duda el auto control. 120

El autocontrol es uno de los puntos en los que a menudo se


peca delante de Dios. No es un asunto de controlar solamente la
ira o los deseos sexuales, sino que es algo que tiene que ver,
incluso con el apetito, que puede conducir al individuo al pecado
de la gula o con los pensamientos que pueden conducir a maqui-
naciones satánicas y posteriormente a la muerte.
Para el ejercicio correcto del autocontrol, el cristiano debe
tener totalmente subyugada la naturaleza carnal y sometida bajo
el poder del Espíritu Santo, caso contrario, el poder del pecado
dominará la voluntad del cristiano de tal manera que éste incurrirá

118. Cf. Graham, Billy. The Holy Spirit, op. cit. pp. 304, 305.
119. Howard, R.E. Gátatas Comentario, op. cit. pp. 109 y ss.
120. Cf. Graham, Billy. The Holy Spirit, op. cit. pp. 308, 309.
120
La evidencia de la Santidad en el creyente

en pecado y tendrá que buscar restablecer su relación nuevamente


con Dios.
En resumen, la evidencia de que un individuo ha sido san-
tificado enteramente es la presencia del fruto del Espíritu Santo
manifestado en su relación con Dios y sus congéneres en la vida
cotidiana. Afirmar que existe otra evidencia sobre la vida santa
es como buscarle tres pies al gato. Este fruto del Espíritu Santo
es una experiencia permanente en la vida del creyente, sin em-
bargo, se hace evidente en aquellas situaciones difíciles y duras
por las que atraviesa el cristiano.
Cuando la tendencia lógica y normal es la ira, la envidia, el
egoísmo, la muerte, la reacción del cristiano debe ser la contraria;
amor, paciencia, misericordia, etc. Si bien es cierto, algunas veces
cederá en lo que se relaciona con las obras de la carne, rectifica-
rá porque su naturaleza divina le influenciará de tal manera que
no tendrá otra alternativa. El hombre santificado es un individuo
que pertenece a otra estirpe.
Cuando el fruto del Espíritu Santo es evidente ante propios
y estraños, Dios es glorificado en gran manera y este hecho será
utilizado por el Espíritu Santo en su magnífica obra de convencer
al mundo de pecado, juicio y justicia. Esta es la forma en que
el Evangelio crece y se ensancha en el reino de las tinieblas,
porque este no es un asunto de palabras solamente, es un asunto
de hechos.

121
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

Preguntas
para ampliar el estudio

1. ¿Cómo sabe la persona que es santificada?


2. ¿Qué es el testimonio del Espíritu Santo?
3. ¿Cuál es la diferencia entre el fruto del Espíritu Santo y los
dones del Espíritu Santo?
4. ¿Cuál cree usted que es la evidencia y por qué?
5. Defina cada una de las partes del fruto del Espíritu Santo.

122
Conclusiones

A. CONCLUSIÓN GENERAL
I
Como ha podido constatarse, la doctrina de Santidad es todo
un pensamiento estructurado que demanda un estudio serio y
dedicado de parte de los pastores y maestros de la Iglesia del
Señor, empero sobre todas las cosas, es una realidad que exige
del hombre, hechos más que palabras, pues vivimos en un mun-
do donde se habla mucho pero se vive poco. Este es el gran
desafío de la Iglesia, vivir de tal manera que despierte un deseo
profundo en las personas de ser seguidores de Jesucristo en un
contexto lleno de materialismo, tecnología, filosofías humanistas,
entre otros.
II
Siempre es mejor vivir una enseñanza teniendo un fundamen-
to teórico sólido, bíblico, de ahí la importancia de la sistemati-
zación de la doctrina de Santidad. Esto ha dado lugar a un nutri-
do debate entre las diversas escuelas de pensamiento teológico
sobre el contenido de esta teología; esto, como es obvio, ha
suscitado dudas e interrogantes que demandan una respuesta
clara y contundente.
III
Muchas veces no se puede afirmar algo como blanco o negro,
es preciso efectuar matizaciones y llevar a cabo análisis de los
123
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

diferentes ángulos que nos permitan una mejor comprensión de


la materia. Es esto precisamente, lo que se ha llevado a cabo en
trabajo de investigación.

B. LA HISTORICIDAD DE LA DOCTRINA DE
SANTIDAD
I
El Montañismo es el primer movimiento de origen cristiano
que se interesó por la vida de Santidad. Aunque el Montañismo
siguió un camino que la Iglesia consideró herético, fue el primer
esfuerzo del hombre, que registra la Historia Eclesiástica, por
vivir una vida de Santidad.
II
La Santidad es una experiencia que Dios concede al hombre
para que viva enmedio de una sociedad corrupta, enmedio de la
cual lo exhorta a ser un luminar. De ahí el error del Monasquismo,
de huir del pecado y enclaustrarse en monasterios para vivir una
vida de contemplación donde tampoco escaparon de la epithumía
del corazón. La Santidad es una experiencia que hay que vivirla
en los antros de pecado más profundos de esta sociedad. La luz
nunca se pone debajo del almud, sino sobre la mesa, para que
alumbre.
III
La Santidad es una experiencia que se da por iniciativa de
Dios. El hombre depravado con una naturaleza corrupta no tiene
la capacidad de poner en movimiento la voluntad soberana de
Dios. San Agustín dejo suficientemente claro esta incapacidad
humana en contraposición a la herejía formulada por Morgan
Pelegio. Esta puede ser la contribución más importante de la Edad
Media en lo que a la doctrina de Santidad se refiere.

124
Conclusiones

IV
La doctrina numinosa de la Santidad fue exaltada, enseñada
y vivida por los reformadores ingleses Fox y Wesley, quienes
sacaron del oscurantismo religioso uno de los más conspicuos
dogmas de la Teología, la Santidad. El enfoque teológico de estos
reformadores fue diferente al que tradicionalmente se había
manejado. Se habló por primera vez de la Santidad como una
segunda obra de Gracia que incluía la erradicación del pecado
original.
V
Después del extraordinario avivamiento de Inglaterra, surge
la escuela alemana con su liberalismo teológico, dando al traste
con el tradicionalismo doctrinal que se había desarrollado hasta
ese momento. La característica fundamental de este momento fue
el desprecio manifiesto por lo sobrenatural y la racionalización
de cada uno de los aspectos del Texto. La Santidad era una simple
doctrina que quedaba relegada al subjetivismo del creyente. Lo
que él decidiera que era santidad, eso era santidad. Tal era el
pensamiento de F. Schleiermacher.
VI
En medio de este contexto de liberalismo surge el movimien-
to pentecostal con un concepto diferente en todos los ámbitos de
la vida de la Iglesia. Causa una revolución litúrgica nunca antes
vista y presenta un nuevo concepto de Santidad que dejó pasma-
dos no sólo a los laicos de la Iglesia, sino a los maestros y docto-
res que arremetieron con vehemencia para contrarrestar lo que
ellos consideraron, en aquel momento, una herejía.
Los pentecostales enseñaron que la santificación es una se-
gunda obra de gracia, empero con la evidencia estricta de hablar
en lenguas. Este fue el signo de lo que después se denominó el
Evangelio completo.

125
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

C. LA PERSPECTIVA TEOLÓGICA DE LA SANTIDAD


I
La teología es una ciencia humana inducida por el hombre,
el cual ha establecido diferentes escuelas de pensamiento, las
cuales no son infalibles, sino humanas y por lo tanto sujetas a
error. Dentro del movimiento protestante las escuelas teológi-
cas más sobresalientes son la calvinista, la arminiana y la pen-
tecostal. Estas escuelas de pensamiento sólo representan opinio-
nes humanas; síntesis teológicas que sirven para orientar a sus
adeptos.
II
Nunca una opinión diferente debe ser motivo de enemistad
o separación. El Cuerpo de Cristo no es calvinista, ni arminiano
ni pentecostal, el cuerpo de Cristo es aquel grupo de personas que
ha sido regenerado por el Poder de Dios. Es normal que se
sostengan opiniones diferentes, lo que no es normal es que éstas
nos separen. Al final de cuentas, el creer una cosa u otra no salva
ni condena. No obstante, es fundamental tener una opinión que
nos oriente, respetando la de la otra persona.
III
Partiendo de lo anteriormente expuesto, se presenta en este
trabajo de investigación, una sintésis teológica, que si bien es
cierto es humana y está sujeta a errores, es el mejor esfuerzo
científico del autor por presentar su verdad en uno de los temas
trascendentales de toda la teología cristiana, la vida de Santidad.
IV
La obra divina de la Santidad hace posible que el dominio
del pecado sea destruido, no su existencia. En otras palabras, el
pecado innato sigue residiendo en el hombre santificado, aunque
no lo gobierna.
126
Conclusiones

V
La epithumía solamente es debilitada, nunca destruida. Esto
reafirma que la naturaleza adámica queda en el suelo, pero no
destruida. La Santidad humana es imperfecta. Esto significa que
el cristiano jamás será quimicamente puro, que siempre estará en
su corazón la raíz de orgullo, codicia, ira y demás obras de la
carne. Y esto más, habrá siempre una batalla interna entre la carne
y el espíritu.
VI
El hombre santificado siempre vence y esto es importante
entenderlo para no efectuar afirmaciones en el sentido que sos-
tener este pensamiento, significa ipso facto otorgar licencia para
pecar a los cristianos. Esta es una falacia creada por pensadores
fanáticos que no se han tomado la molestia de analizar reposa-
damente esta sintésis teológica.
VII
La santificación no implica en ningún momento la erradica-
ción del pecado innato y reconoce la lucha continua del cristiano
en su deseo de vencer las obras de la carne. Uno de los aspectos
fundamentales de esta declaración es el triunfo final del espíritu
sobre la carne.

D. EL PROBLEMA DUAL DEL PECADO


I
El hombre tiene un doble problema: Su pecado personal y su
naturaleza pecaminosa transmitida por decreto divino. El proble-
ma sólo tiene una solución: la justificación, es decir, el acto
judicial que ocurre en la mente de Dios por medio del cual Dios
absuelve al pecador de su culpa.

127
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

II
La Santidad es una obra imputada por el Espíritu Santo. Esto
significa que el hombre santificado, como está sujeto a tentacio-
nes, muchas veces incurrirá en pecado, pero esto no quiere decir,
que el hombre santificado practica el pecado. El cristiano peca
por vía de excepción no como una practica consuetudinaria.
III
El cristiano, cuando peca, siempre acude, sin ningún temor,
al paracletos quien intercede ante Dios para el perdón y el res-
tablecimiento de la relación. Esta es la realidad del hombre hasta
el día que sea como los ángeles del cielo.

E. LA SANTIDAD EN LA REVELACIÓN
Y EN LA RAZÓN
I
La Santidad no es producto del racionalismo, sino producto
de la revelación, pues como asevera el Obispo Foster: «La San-
tidad late en la profecía, ruge en la ley, murmura en las narra-
ciones, susurra en las promesas, suplica en las oraciones, irradia
en la poesía, resuena en los Salmos, musita en los tipos, resplan-
dece en las imágenes, enuncia en el lenguaje, y quema en el
espíritu de todo el sistema desde el Alfa hasta la Omega, desde
el principio hasta el fin. La Santidad necesaria, la Santidad re-
querida, la Santidad un deber presente. Un privilegio actual, un
gozo presente, es el progreso y complemento de su maravilloso
tema. Es la verdad brillante por doquier, mezclándose por toda
la revelación, la verdad gloriosa que irradia, susurra, canta y grita
en toda su biografía, poesía, profecía, precepto, promesa y ora-
ción; la gran verdad central de todo el sistema. Es una lástima
que no todos la vean, que no todos la consideren, es una verdad
tan conspicua, tan gloriosa y tan llena de consuelo».

128
Conclusiones

II
El derramamiento del Espíritu Santo es un acontecimiento en
el que el cristiano recibe un don del Espíritu Santo, en virtud de
su decisión de morir al yo y vivir para Cristo, y de esta manera
llevar a cabo la extraordinaria tarea de predicar el Evangelio por
todos los confínes de la tierra. Este regalo de Dios es la capaci-
dad de ir por el mundo y predicar la Palabra, ser instrumentos
de Dios en la realización de milagros para vindicar el mensaje
hablado.
III
El bautismo del Espíritu Santo es simplemente estar bajo la
autoridad del Espíritu Santo, es decir de Dios mismo. El ser hu-
mano que somete su vida sin ninguna clase de reservas a la so-
beranía de Dios, esa persona, está ipso facto bautizada en el
Espíritu Santo. La consecuencia lógica de tal acontecimiento en
la vida de una persona es una vida de Santidad no solo en su
dimensión ceremonial o posicional, sino en la dimensión ética.
IV
Cuando un individuo, por la misericordia de Dios, tiene la
oportunidad de escuchar la Palabra de Dios y de decidir acerca
de su vida, si éste confiesa sus pecados y pide a Dios que tome
las riendas de su existencia, esa persona está siendo bautizada con
el Espíritu Santo ipso facto. por el simple hecho que su voluntad
ha sido puesta bajo la soberanía del Espíritu Santo. El bautismo
del Espíritu Santo no es una segunda obra de gracia, ocurre en
el momento de la regeneración del alma.
V
La llenura del Espíritu Santo es una obra divina que depende
exclusivamente del hombre. Sí éste alimenta su hombre interior
con los nutrientes de la Palabra, participa de la comunión de los
santos, de la oración, sacramentos, la consecuencia lógica es que
129
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

su naturaleza divina se irá fortaleciendo de tal manera que aplas-


tará a la naturaleza carnal o el viejo hombre. Una vez que el
hombre nuevo ejerza todo tipo de control se puede aseverar que
el proceso de llenura ha alcanzado un nivel deseado. Ser llenos
del Espíritu Santo significa ser controlados por el Espíritu Santo.

F. EL PROCESO DE LA SANTIDAD EN EL CREYENTE


I
La santificación total no es una obra que se opera instantá-
neamente en la vida del creyente; es un proceso que, como es
lógico, está sujeto a tiempo. El proceso comienza con la regene-
ración, de ahí que, técnicamente a este hecho se le llame san-
tificación inicial, el cual inicia un proceso de muduración que va
a durar hasta el momento de la muerte, que es cuando ocurre la
santificación final.
II
En el momento de la santificación final, el pecado original
es desarraigado del corazón del hombre y el individuo se vuelve
como los ángeles del cielo. No se casan ni se dan en casamiento,
como señaló el Señor Jesucristo a los Saduceos. Esto significa
que el creyente no estará sujeto a las pasiones a las que se está
mientras vive en este mundo. Esto será posible hasta que cada
quien reciba su cuerpo glorificado.

G. LA EVIDENCIA DE LA SANTIDAD
I
La evidencia de que un individuo ha sido santificado ente-
ramente es la presencia del fruto del Espíritu Santo manifestado
en su relación con Dios y sus congéneres en la vida cotidiana.

130
Conclusiones

II
Afirmar que existe otra evidencia de la vida santa es como
buscarle tres pies al gato. El fruto del Espíritu Santo es una ex-
periencia permanente en la vida del creyente, sin embargo, se
hace evidente en aquellas situaciones difíciles y duras por las
que atraviesa el cristiano. Cuando la tendencia lógica y normal
es la ira, la envidia, el egoísmo, la muerte, la reacción del cris-
tiano debe ser exactamente la contraria: amor, paciencia, mise-
ricordia, etc. Si bien es cierto, algunas veces cederá en lo que
se relaciona con las obras de la carne, rectificará porque su
naturaleza divina que le influenciará de tal forma que no tendrá
otra alternativa. El hombre santificado, es un individuo que
pertenece a otra estirpe.
III
Cuando el fruto del Espíritu es evidente ante propios y ex-
traños, Dios es glorificado en gran manera y este hecho será
utilizado por el Espíritu Santo en su magnífica obra de conven-
cer al mundo de pecado, juicio y justicia. Esta es la forma como
el Evangelio crece y se ensancha en el reino de las tinieblas,
porque este no es un asunto de palabras solamente, es un asunto
de hechos.

131
Anexo

El Abecedario
del camino de
Santidad 21

Existe una senda que conduce al cielo, y hay que seguirla


mientras vivíamos en el suelo.
Su principio es Cristo, también su curso y su final.
Es la senda de Santidad, donde nunca se halla el mal.
Tiene ese camino un completo abecedario que todos debe-
ríamos recitar a diario.
Comenzamos con la A. Santidad es Amor a Dios con toda
el alma, al prójimo, al hermano en el Señor.
Siguiendo con la B. Santidad es bondad parte del fruto de la
tercera Persona de la Trinidad
Luego, la C. Santidad es contricción y confesión de aquellos
pecados que son con o sin intención.
Con la D, devoción es Santidad, afirmaremos, actitud piadosa
que Dios quiere cultivemos.

121. Salgado, Emilio. Santo, Santo, Santo. R. Antillon. Guatemala. 1988, p. 35.

133
LA DOCTRINA DE IA SANTIDAD

Santidad, dice la E, es enmienda del mal conocido, de hábitos


perversos que aún no hemos vencido.
Santidad es fe, la F nos anuncia, pues incredulidad como el
peor pecado se denuncia.
Nos hace recordar, la G, el gozo sacrosanto, parte esencial
del fruto del Espíritu Santo.
Si también la H, introducir queréis, aunque muda, grita:
Santidad es honradez.
Santidad dice la I, es integridad de acción, de pensamientos,
de palabras y de intención.
Enfática la J, afirma que Santidad es justicia, es rectitud, es
equidad.
Aunque en español poco se usa la K, Kief qs descanso. La
Santidad lo da.
También la letra L, nos enseña que la lealtad a Cristo y
nuestros semejantes, eso es Santidad.
La M, nos instruye con vehemencia: La misericordia es de
la Santidad esencia.
La negación de sí mismo, la N, nos diría fiel es la verdadera
Santidad. Fuera el egoísmo cruel.
Negativamente hablando la Ñ, nos diría: La Santidad de
corazón no admite ñoñerías.
Al contrario, interviene la O, con tono docente, la Santidad
de corazón da ordon y trato decente.
La Santidad nos dice la P, con voz conmovida, es pureza de
todo el ser: del corazón y la vida.
134
Anexo

Quebranto de corazón por el pecado y la maldad, que se


escribe con Q, condición es Santidad.
Santidad es restitución, es lo que la R, sugiere, porque el
santo restituye lo que posible fuere.
Santidad proclama la S, es sinceridad, preciosa virtud que
Dios ama en verdad.
Según nos dice la T, la Santidad es templanza, porque el
gobierno propio tiene de Dios alabanza.
La Santidad es también unión estrecha con Dios y, además
dice la U, unidad real entre nos.
Veracidad, enfatiza la V, es fruto de Santidad pues el Dios
Santo tres veces es un Dios de verdad.
De los Diez Mandamientos la X, numérica habla, la ley que
la Santidad escribe del corazón en la tabla.
La Y, habla del YO crucificado. Obra de la Santidad en el
ser santificado.
Santidad según la Z, es zafarnos totalmente del mal, y zam-
bullirnos en Dios completamente.

Hermanos, Santidad es no sólo un don que recibimos; es


también ser y hacer la voluntad de Dios mientras vivimos.
Ni Santidad es sólo una instantánea experiencia, sino una
carrera que hay que correr con paciencia.
Y, andando con el Señor, en Santidad constantemente, como
Enoc, iremos a vivir con Dios eternamente.

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