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El viajero funesto.

El cólera ' morbu~


en la ciuda.d de México, 1850 ' .

Salvador- Rueda

El medio siglo, promedio de esperanzas, con- na, Tamaulipas, yen Linares, Nuevo León, en
flictos y transformaciones se sintió en muchos ese mismo enero); igualmente mortífera; se
lugares como el principio de la "época de la se- temió qu.e la viruela acabara con' la labor
guridad". No aquí: el falso sosiego de la rutina destructora que venía dejando 'aquéL Sin em-
no podía desplazar cierta ansiedad por lo in- bargo, "el funesto viajero", como ,se le llamó al
mediatamente venidero y a duras penas haría cólera en ese entonces, se mov,ía solitario.
olvidar lo inmediatamente pasado. Pues las Se ataban distintos cabos. Con'la enferme-
noticias anunciaban un peligro inminente para dad se trenzaban los problemas políticos y
la capital; el futuro era incierto tanto para los sociales. Los Mectos múltip'les de una gUerra
individuos ricos como para los pobres, y tam- desastrosa se ligaban' a los conflictos secula-
bién para la nación que se quería construir res, estructurales: 'al golpe de la derrota mili-
dentro de los cánones vigentes de la llamada tar de147 se unían los vaivenes p'olíticos-de un
"civilización moderna". Desde los primeros días pacto federal que no acababa de' anuda:rs'e; a
de enero--colocación de lo noticiado en 1849- los ideales de una sociedad ordenada y dírigida
las noticias tenían un sabor amargo, sabor a por una "clase propietaria" se ligaban las dife-
posible despedida. Y es que, junto a laspolémi- rentes realidades de una heterogénea sO'CÍe-
cas políticas y a las notas sobre la situación dad que no se comportaba como "republicana";
económica del país, aparentemel'\te los presa- a los,problemas de la vida de un pa ís agrario se
gios de graves problemas, literalmente vitales, sobreponían discursos de ' una burguesía de
anunciaban el regreso de uno de los jinetes de intenciones -y quizá' sólo' eso- urbana. 'El
la muerte, incontenible, que se acercaba a la asunto era complejo: la lucna por el poder
ciudad de 'México desde el norte. La memoria político se, había vertebrado mediante alian-
hacía el resto: se recordaba su terrible paso el zas coyunturales de distintas fuerzas '(libera-
año de 1833, cuando diezmó a la población. Era les y conservadores) y de diferentes fu'entes de
el cólera asiático (cholera morbus), al parecer poder real, répresentadaspor los caudillos
procedente-de Nueva Orleans -puerto ameri- regiona.les y por los dueños de la naturaleza
cano de entrada de esta pandemia-, I y que productiva, alianzas necesarias en pos de la
rápidamente invadía los estados occidentales. hegemonía. Intereses sectoriales y ré-g ionales,
Se creyó que tras el cólera venía la viruela, en fin, conformaban la intrincéda red de pod«¡lr
según se apreciaba en los periódicos (se cono- nacional, hecha y rehecha constantemente. Y
cieron casos en San Fernando y Soto la Mari- para los hombres involucrados en la esfera de

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las decisiones políticas cupulares, los sucesos "Medios preservativos del Cholera Morbus".
del medio siglo serían fundamentales:' de sus El discurso médico -científico- intentaba
resoluciones y actitudes se armaría la relación crear la impresión de que esta vez el hombre
entre el Estado y la sociedad civil, entre la podría controlar a la naturaleza. Pero sus
"clase política" y el resto de los mexicanos en funciones anticipadoras fueron inútiles en este
ese huidizo tiempo-espacio que es la cotidia- caso. Pudo haber pospuesto los temores, pero'
neidad. Pues fue por este entonces cuando se la noticia dada por el mismo diario de que en
afinaron los filtros y las mediaciones del ejercí- Tampico había muerto un hombre de una
cio moderno del poder; se pudo poner en prácti- enfermedad que, en opinión de los médicos, era
ca al conjunto de discursos jurídicos, científicos cólera, quitaba eficacia a las fórmulas del
y religiosos que hicieron sentir la presencia de "lejano" y desconocido Guilbert. Frente a los
liberales y conservadores en la vida cotidiana conceptos, el hecho resultaba mucho más con-
del hombre común. Preparaban así el que sería tundente. Y el encargado de escribir la nota no
el camino de la siguiente generación, la de la disipó la incertidumbre: "Quiera Dios que se
Reforma y la intervención francesa, la que hayan equivocado en su juicio, pues de lo
haría la política en los siguientes veinticinco contrario será muy sensible que por diversas
años. Por lo pronto, el cólera avanzaba. partes a la vez se extienda esa asoladora
Miguel Bustamante, estudioso del tema, epidemia".4 Casi no quedaba la.duda: el "viaje-
refi~re;así la llegada del "viajero funesto" al ro funesto" reaparecería después de diecisiete
país: "El cólera endémico tuvo brotes epidémi- años de haberse estacionado.
cos, e.n 1849, en Coahuila, Durango, Nuevo A los pocos días, la incertidumbre dio paso a
León y Oaxaca. Coahuila registró los casos de la certeza: se reportaron más casos en el mis-
1849 ,como extensión de la segunda pandemia mo puerto de Tampico, mientras que en El
lleg&da ese año a .Nuevo Orleans ... Campeche Venado, San Luis Potosí, había ya treinta y
y Santa Cru·z, Quintana Roo (en ese entonces dos, enfermos de los'cuales cinco morirían
todavía Y:ucatán, pues el territorio con aquel antes de finalizar la semana. Era difícil adivi-
nombre fue. creado en 1902) fueron víctimas nar el camino del viajero; no así seguirle la
deL cólera, también en 1849... La pandemia pista: e16 de enero se reportaron "varios casos
llegó de Europa a los Estados Unidos con inmi- de esta enfermedad" en Tepatitlán, Jalisco.
grantes alemanes; la onda de Nueva Orleans Así pues, no quedaba más que aceptar el
se e~endió al.valle del Mississipi y cruzó el forzado reto y el hombre quiso adelantarse a la
continente con los aventureros 'buscadores de epidemia: en Guadalajara ya se tomaban me-
oro en California". 2 didas preventivas; y la ciudad jalisciense de-
E1.l1adudad de México hubo quien se quiso mostraría, como todas las demás, su poca
anti,cipar; el recuerdo de los estragos del cólera resistencia.
en ~83310 ameritaba. El doctor Pedro Vander El 8 de enero se notificó que el cólera ya
Linden, director del Cuerpo Médico.Militar, se había desaparecido en Mazatlán, pero sólo
ofreció 'l'l ayudar, a. prevenir la enfermedad en para aparecer en los estados del centro del
la capital hacia octubre del 49; pero fue como paí$¡ Aunque es obvio que .las cifras de enfer-
dar un paso en falso, pues esto le valió ser mos y muertos proporcionadas por los diarios
críticadoporBlMonitor y El Tío Nonilla. 3 Y es son muy poco confiables, sí muestran en cam-
que el cólera estaba lejos todavía y los temores bio cómo se sentía el ambiente en ese difícil
noe~an parte dela cotidianeidad. Sin embar- año: eran las cifras que la "opinión pública" del
go, .al finalizar el año ya se tomó la cosa en momento conocía y tenía por verdaderas, con
serio: entre diciembre y enero de 1850se publi- las que elucubraba, con las que pensaba su
oaron en El Siglo XIX una serie de artículos de presente y trazaba su futuro imaginarios. Y en
A.M.D. Guilbert sobre las maneras de preve- esto las cifras eran desesperanzadoras y de
nir los .estragos del. cólera, bajo el título de una crueldad incisiva por involuntaria: todos

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los días el asesino transparente cobraba vícti- setenta personas de las que veintiuna falleeie-
mas (en proporción de un deceso por cada dos ron. Al principiar abril, también en Ario, hub.l
atacados durante el apogeo de la epidemia) sin ciento treinta yseis enfermos de los que murie-
que pareciera detenerse. Así, en San Juan de ron setenta y cuatro. En Santa Fe del Río se
los Lagos, Jalisco, se reportaron "varios muer- notificaron setenta defunciones. Se dijo, invero-
tos": hasta el 15 de enero "iban más de doscien- símilmente quizá, que en Angamacutiro había
tos", en ese nudo de rutas arrieras. 5 En el ya cerca de quinientos muertos. Zamora, po-
Venado;,S.L.P., moría diariamente un enfer- blación importante, anunció llevar hasta abril
mo la primera semana del añOi entre el 4 y el más de mil muertes, mientras que en la Cié-
7 de enero fueron atacadas cuarenta y un naga de ChapaIa, enJiquilpan, al comenzar el
personas y murieron tres; del 8 al 10 de enero azote se reportaron veintisiete decesos.
enfermaron veinticinco, de los que murieron Yen los estados vecinos de Guanajuato, Ja-
cuatro; del 11 a114 fueron atacados cuarenta lisco y México, los estragos parecían ir en au-
y murieron seis; del 15 al 17, cuando arreció la mento. Entan sólo unos días del mes de abril,
enfermedad, treinta y cinco fueron atacados, Silao sufrió ciento diez muertes y Salvatie-
muriendo dieciséis; una semana después, del rra ciento setenta y nueve de trescientos afec-
22 al ~4 se dijo que hubo dieciocho enfermos y tados. Más grave fue lo sucedido en el mine-
cinco muertos ... pero el ritmo no disminuyó ral de LaLuz: mil cincuenta muertos en doce
sino hasta finales de ma'rzo: entre el 22 ye126 días.
de marzo enfermaron doce personas, de las El cólera se acercaba a la capital. Y las me-
cuales una murió. Ahí mismo, en San Luis didas preventivas, las recetas, los consejos
Potosí, las localidades de El Salado, Las Char- y las cruces y talismanes se volvieron parte de
cas y Llescas comenzaron a reportar enfermos la vida diaria. Los elixires y jarabes, los folle-
a mediados de enero; hacia finales del mes, tos de médicos, con "remedios que han dado
Guadalcázar se declaró invadido. buenos resultados entre los pacientes atendi-
Por ese entonces se anunció que no había dos", las notas curiosas y hasta la publicación
cólera en Michoacán. Pero a los pocos4ías se pormenorizada de los síntomas del 'c ólera pa-
afirmó, que había enfermos en Uruapan y recieron amortiguar el impacto de la inminen-
Yurécuaro. En Pungarabato, decía El Siglo te llegada que, según atestiguaban los perió-
XIX del 24 de enero, apareció "una enfermedad dicos, sería violenta. Empero, hasta que no se
desconocida" . conocieron los primeros casos, el gohierno ci-
También invadió Guanajua~o entre enero y tadino no tomó medidas serias. Se acercaba el
febrero. Y se dijo -con manifiesta ilusión- cólera a la ciudad de México, "plaga formida-
que ya había desaparecido en Tepatitlán, ble", "viajero funesto", entre cuyos efectos se-
aunque continuaba en su vecina Atotonilco el ría importante el de su interpretación. El am-
Alto y en la populosa San Juan de los Lagos. biente de pesimismo no podía,ser más oscuro:
"El cloro ha salvado a la gente de Zapotlanejo", "Esta plaga formidable cuyo solo nombre deja
se afirmó. en el alma la impresión más vehemente de
Hacia marzo, Ojo.caliente, San Luis Potosí, terror, parece que se adelanta hacia esta capi-
anunciaba que en una sola semana habían tal, a quien solo falta su presencia para que
enfermado diez'personas, de las que murieron rebose la medida de sus infortunios. Presa
dos. Mientras, en Charapan, Michoacán,hubo disputada con encarnizamientopor'los bandos
ochenta enfermos y, terrorífico binomio, ochen- políticos, carece de representación en el con-
ta muertos. En ese estado el cólera avanzó sin greso general; la falta de vigor y acción de los
parar: en marzo, Uruapan, Ario, Santa Clara encargados de la justicia, la , hacen foco de
del Cobre, Peribán y Numarán fueron invadi- los bandidos y el teatro de los ,crímenes más
dos; en La Piedad se reportaron doscientos atroces. Sin policía, la exponen a que perezca
muertos; en Ario enfermaron, a fines del mes, entre las llamas o desaparezca en el fondo de

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las lagunas; y por fin, sin ayuntamiento la fechada e13 de ese mes, en la que se notifica-
privan de los que expresamente tienen el de- ban las cantidades dispuestas por el decreto
ber de su conservación. Parece una ciudad del 26 de febrero del obispo de la Diócesis de
maldita sobre la que pesa el azote del Señor; Michoacán para el auxilio de los feligreses po-
ciudad réproba, que a la manera de las que nos brea víctimas del cólera. Los curatos de Michoa-
habla la Escritura, lleva el sello del anatema y cán, Guanajuato y San Luis Potosí dispusieron
exterminio".6 Algo queda en evidencia: mien- de poco más de veintitrés mil pesos de ayuda, 7
tras que los hombres del círculo político se suma considerablemente alta si atendemos a
preocupaban por el futuro del poder y anuncia- los sueldos anuales de los funcionarios públi-
ban a sus candidatos a la presidencia, en los cos. En vano: la enfermedad era incontrolable.
diarios empezaba a cubrir espacios la nota que ¿Tenía razón el periódico conservador El Uni-
preocupaba a los lectores no-políticos, a la versal al temer la cercanía del apocalipsis me-
postre no-votantes. Los discursos periodísti- xicano? Para ciertos lectores del diario así
cos deslindaban intereses cotidianos. En ese debió parecer... pero para los que entendían el
ambiente sentían los primeros síntomas de la vocabulario político no escapaba el oportu-
enfermedad anunciada meses atrás, síntomas nista juego de palabras que aparentabanco-
por ahora más psicológicos que físicos: pesi- herencia porque la realidad las hacía coinci-
mismo, desánimo y ansiedad. Y su reflejo en la dir.
prensa se evidenció: recetas, medicinas, mi- Los encargados de los asuntos políticos ca-
sas, talismanes, yerbas y consejos que querían pita linos sabían que el adelantarse a los acon-
prevenir la invasión de ese asesino invisible, el tecimientos o el sobrevalorarlos sería contra-
cólera morbus. producente para el gobierno. El cólera morbus
Pues esa sombra que llegó con el año, se era una dura prueba y tendría que ajustarse a
acercaba a Ja ciudad capital. Su huella de muer- una regla: todo a su tiempo y en su justa
te, marcada en la memoria en 1833, hacía medida. Razón de estado: el pánico generali-
resurgir miedos apenas ·disfrazados de seguri- zado en la capital podía ser un enemigo tan
dad por los discursos científicos y religiosos peligroso como cualquier rebelde en provincia.
que se enlazaban a las primeras medidas con- Ya se sabía, y esta vez no debía ser excepción:
cretas tomadas por el gobernador del Distrito los múltiples tumultos populares citadinos
Federal. Los estragos ya notificados desde fi- habían enseñado, desde la época colonial, que
nales del 49, a fuerza de ser cuantificados y había que ser cautelosos con el manejo de los
repetidos por la prensa) tal vez ya habían de- problemas que afectaran al conjunto de la
j adode sorprender aunque no disminuyeron el población. Si las sequías o la escasez se aliaban
temor. El cólera seguía siendo noticia y los con "medidas dolorosas" para la economía co-
pueblos por los que pasaba en su incontenible tidiana, como racionar alimentos o auméntar
itinerario estaban cada ve~ más cerca de la los impuestos, la bomba social podría estallar.
ciudad de México. Las cifras resultaban in- La sede de los poderes federales se tambalea-
quietantes, si bien seguramente inexactas; ría si se exageraban, desde el punto de vista
por diversos medios los habitantes de la ciudad político, las prevenciones. Así, a pesar de los
sabían que la llegada del viajero funesto no constantes anuncios y noticias sobre el cólera
sería agradable. que aparecieron en los diarios desde 1849 y
El temor tenía como aval a las noticias pro- sobre su aumento en e150, la voz del gobierno
venientes del interior del país. Los números no se hizo sentir; esperó hasta él últimomo-
hablaban: los muertos sumaban miles entre mento para actuar. Fiel a la creencia liberal,
enero y abril, mientras que las cantidades en- pero quizá más fiel a la experiencia, el gobier-
viadas semana a semana no parecían dismi- no dejó que la sociedad se previniera á sí
nuir. Y ante ese asesino poco se podía hacer. El misma antes de hacer algo "oficialmente". Las
12 de abril El Universal dio a conocer una carta noticias de los efectos de la epidemia en pro-

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vincia (cüras y recorrido) fueron llamadas de táctica de la presión contra el gobierno de He-
atención que crearon un colchón en las con- rrera. Razón de estado también. Las palabras
ciencias que permitió a las 'autoridades actuar no escritas tenían que ser cuidadas tanto o más
con dureza contra comercios e individuos sin que los hombres. Ya se sabía de su fuerza; en
que reaccionasen "alterando el orden". otras partes los rumores crearon un clima pe-
La incertidumbre cedió: en el vecino estado ligroso que amenazó con extender al ámbito
de México el cólera se extendía con rapidez político los estragos de la epidemia. Se decía
hacia la mitad del mes de abril. Y su entrada que en Querétaro, por ejemplo, el cólera se de-
a la capital sería cosa de días. Los estragos de bía a que "algunos malvados" habían envene-
la epidemia pusieron en aprietos al gobierno nado el agua que surtía a la ciudad; y que acto
de Mariano Riva Palacio; además de que algu- seguido, el gobierno los había encubierto or-
nos de sus amigos y conocidos enfermaron, denando a los médicos que atendían a la po-
recibía cartas ,de todas las regiones atacadas, blación que envenenaran a su vez a todos los
desde Toluca hasta Chalco, de la tierra calien- enfermos para evitar que se propagara la epi- -
te sureña (el actual Morelos) hasta los límites demia: de ahí la gran cantidad de muertos. El
con Michoacán y Guanajuato. El 19 de abril discurso periodístico llamaba a la descalifica-
tomó medidas sobre el problema: se expidió el ción; había que desmentir las ficciones que la
Decreto di! 1Congresodi!l E. di! México facultando prensa no inventaba o no' utilizaba con fines
al mismo Es'tad,o para que tome las providi!n- políticos: "Todos los hombres de juicio se'afa-
cias necesarias para evitar los estragos de la naban por destruir el efecto de tan estupendas
epidemia de Cólera Morbus. 8 Con este decreto, vulgaridades", diría a propósito El Siglo XIX. 10
el gobierno estatal organizó el Consejo Supe- y también los periódicos se desmentirían entre
rior de Salubridad; en veintitrés artículos se sí: El Demócrata capitalino criticó a El Obser-
trató de frenar la propagación de la enferme- vador de Querétaro por usar el trillado argu-
dad a través de la vigilancia médica a nivel mento de que el cólera era "castigo de Dios".l1
municipal. Esos días, ' y muy sordamente, el En mayo se declaró oficialmente que la ciu-
gobierno del Distrito expidió un Bando de dad de México había sido invadida por esta
Policía que prohibía las reuniones éIi tabernas epidemia. El día 19, el coronel Miguel María
y expendios de pulque, so pretexto de guardar de Azcárate, gobernador del Distrito, quiso
el orden, cosa que en otras condiciones debió controlar los contagios: prohibió la venta de
ser "normal".9 Así pues, se tomaban medidas frutas, de algunas verduras y yerbas, carne
enlos márgenes físicos -en su doble sentido- de cerdo y sus derivados, pescados, pasteles,
del orden social capitalino: vigilancia sobre panes preparados con manteca, tamales y que-
espacios cotidianos de los "léperos" y vigilancia sadillas, helados de frutas y de leche, aguas
sobre 'los límites del orden público. Al mismo de chía y horchata, tepache y pulque que no
tiempo, se tomaron medidas precautorias para fuera fresco, entre otras cosas. Asimismo, man-
que la: enfermedad no traspasara las fronteras dó que se cerraran almidonerías, curtidurías y
de la capital evitando que se introdujese fruta. tocinerías; que se suspendiera la matanza de
y también se cuidaba de la propagación de animales a partir de esta fecha en el Distrito
otro viajero invisible, tan peligroso como el yen los pueblos de los alrededores, 12 Menos de
cólera mismo: el rumor. Pues si bien se quería dos semanas después, otro Bando del propio
evitar el pánico al no tomarse medidas apresu- gobernador Azcárate daba prevenciones so-
radas, había que vigilar ' la propagación de bre:Juntas de Socorros, cuidados en las casas
noticias exageradas sobre un tema que afecta- de atención, señales en las casas de enfermos
ba a cada uno de los habitantes -a diferencia (pintar una letra "En. en la puerta exterior),
de las acostumbradas alteraciones de la ver- venta de recetas, conducción de los cadáveres
dad én asuntos que sólo tocaban al círculo de a los panteones (sólo se podía transportar a los
políticos-; de otro modo se vol vería parte de la muertos entre las cuatro y las seis de la maña-

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na), apertura del Panteón de San Dieguito atacaba hacía de cada individuo una víctima.
(especialmente para las víctimas del cólera) y ¿Quién podría olvidar la heroica abnegación
sobre la certüicaciónmédica de que el inhumado con que la mayor parte de las Señoras se
no padecía de la llamada "muerte aparente"', consagraron' al desempeño de sus penosas
pues ya se había dado el caso de una mujer tareas? ¿Quién no vio la eficacia, el esmero y la
enterrada viva que había sufrido un ataque de asiduidad con que personalmente se dedica-
parálisis, común en el cólera. 13 Cuando la epi- ron, no sólo a curar a 10.8 enfermos, sino a
demia arreció, un Bando más mandó suspen-, proporcionarles toda clase de auxilios, y aún
der el toque de redobles y las misas de cuerpo aquellos consuelos que sólo dispensa el cariño
presente. 14 en sus más estrechas relaciones?". 16 Detrás de
La rudeza de las medidas gubernamentales toda esta ampulosidad estaba una febril labor
estaba justificada ante la opinión pública (los de recaudación de donativos, de organización
dos tipos de lectores) por las cifras que la de albergues, de distribución de medicinas y
misma prensa proporcionaba. Y en estos días alimentos, de repartición de recursos, de pre-
eran desconsoladoras: en Zacatecas entre el8 paración de los muertos y de su rápida sepul-
y 12 de mayo hubo 287 enfermos y 154 muer- tura. 17 En la lista de participantes en la Junta
tos; en Querétaro, del 14 al 17 de mayo murie- de So.corros y en la de donadores hay nombres
ron 149 personas; en Michoacán, sólo en muy conocidos de la alta sociedad capitalina:
Morelia, murieron 106 sin saberse el número Mariano Herrero, Faustino Goribar, Hilario
de enfermos entre el 9 y el 15 de mayo; en Helguero, Mariano Esteva, Francisco María
Guanajuato, del9 de abril al9 de mayo, según Beteta, general Mariano Salas, Guadalupe Al-
el periódico El Guanajuatense, murieron en monte de Quesada, Juliana Azcárate de Pedra-
La Luz, Marfil, Guanajuato, Silao, Irapuato, za, María Ana Noriega de O'Gorman, Antonio
Valle de Santiago y Salamanca tres mil cua- Haro ~ Tamariz, Gregorio Mier y Terán, Mateo
trocientos cincuenta y un individuos; en Aguas- Tijera, Margarita Peimbert, Juan Goribar, Ma-
calientes, del 23 de abril al 10 de mayo, enfer- nuel Peña, José María Casasola, Honorato
maron mil seiscientas diecisiete personas, Riaño, Manuel Escandón, José María Tornel,
murieron 581 y habían sanado mil treinta y el gobernador Miguel María de Azcárate, Juan
seis. 15 N. Almonte, Ignacio Comonfort y Francisco
~s conciencias caritativas se volvieron a Modesto de Olaguíbel, entre otros. Muchos,de
mover, al igual que lo hicieron poco tiempo esos nombres y apellidos eran más que conoci-
atrás para ayudar a las víctimas de un incen- dos en las polémicas políticas y en los círculos
dio. Se creó entonces una Junta de Socorros; en de hacendados, comerciantes y mineros.
su Memoria expusieron las labores realizadas: Pero a los "otros" lectores les interesaban
"La caridad pública correspondió al llama- también otras formas de prevehción. Y los
miento que se le hizo. Consignados están en los periódicos, folletos, hojas sueltas y revistas
diarios de aquellos meses los principales ras- dedicaron secciones y atenciones al problema:
gos de la generosidad de todas las personas que espantar al miedo ... En los periódicos el asunto
contribuyeron al alivio y socorro de los infelices no ocupaba las primeras planas -reservadas
epidemiados .. Porque estos hechos comprue- a notas de índole política para lectores del
ban la nobleza d~l corazón, que se muestra círculo dirigente-, sino las finale·s y 108 anun-
sensible al infortunio y a la desgracia". Se cios comerciales. Dos discursos disímiles se
alabó la participación de las mujeres: las "vir- dieron cita, de manera tan curiosa, cuantQ que
tudes del bello sexo ... puestas en acción, de- ambos se pensaban modernos y eficaces contra
mostraron que en la sensibilidad del. alma se el cólera: el discurso religioso y el discurso
encierra un gran tesoro y que éste debía pro- científico. Por lo que toca al religioso, El Uni-
porcionar positivos consuelos al desvalido ate- versal diría, por ejemplo, (tomando un~ nota
rrorizado con la idea de que el mal que lo de cierto periódico inglés) que, según dos refe-

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rencias bíblicas del Eclesiastés sobre el cólera, Pero no sólo los ruegos y los ejercicios reli-
el preservativo contra dicha enfennedad eran giosos exorcizaban al viajero funesto que inva-
la sobriedad y la templanza. 18 Otro ejemplo lo dió la cotidianeidadde los capitalinos. "Ayúdate
da un anuncio aparecido durante varios días que Dios te ayudará", el discurso científico
en el mismo diario, donde se explicaban las completaba las actividades contra el cólera sin
ventajas de comprar un" cuadernito" -folleto, oponerse al discurso religioso. La ciencia, con
diríamos hoy-, titulado Antídoto contra el su fe secular decimonónica, racionalista, mo-
cólera, "que contiene: las jaculatorias de San derna, que bajo el apellido de "médica" fincaba
ZacarÍas para que nos libre Dios de la peste; su credibilidad, redondeaba la esperanza del
dos cruces del mismo Santo, una al frente del conjuro. Ocupaba también sus espacios parti-
cuadernito y otra suelta para que se pueda culares en la prensa: folletos con ensayos espe-
fijar a las puertas de las casas, ventanas, etc.; cializados y artículos en las páginas centrales
reglas higiénicas para prever el cólera, modo y la sección de anuncios comerciales en los
de atacarle en sus principios y tres recetas periódicos. Uno de los más destacados fue el
para su curación, que generalmente se han largo escrito del doctor Ramón Pérez Silva,
empleado en todas partes con buen suceso. artículo de una edición de un periódico de
Hay concedidos setecientos veinte días de in- Morelia, reproducido por El Siglo XIX. De
dulgencia por cada vez que se recen las jacu- manera casi coloquial, el doctor Pérez Silva
latorias". El precio del cuadernito era de medio explicaba los síntomas, las fuentes de contagio
real y el de la cruz suelta un octavo. 19 y los modos de combatir a la enfermedad. Los
Por su parte, El Siglo XXI insertaba una síntomas: "vahidos, náuseas, cefalagia ligera,
cruz a la que acompañaba la siguiente oración: inapetencia, sensación de una cosa que les
s.ttbe del estómago a la cabeza y aumenta la
Santo Dios, náusea y el malestar. Este estado dura seis u
Santo fuerte, oc\).o días". Luego, "sin causa conocida, se sien-
Santo inmortal, te invadida con ganas vivas de evacuar las
líbranos Señor materias fecales: estas son espesas, luego más
de.la peste líquidas acuosas ... ligero dolor de corazón y
y de todo mal. aún en el brazo izquierdo; pulso frecuente con
Por ,vuestras llagas, algún desorden, sudor abundante y caliente en
por vuestra Cruz, toda la piel". El paciente sufría de vómitos y
líbranos de la peste evacuaciones abundantes, palidez, etc., hasta
Divino Jesús. 20 que a las pocas horas moría. Los remedios eran
distintos según se atendieran las diferentes
Asimismo, las organizaciones religiosas anun- etapas de la enfermedad. Recomendaba el
ciaban los eventos dedicados a ahuyentar la doctor Pérez Silva: 1) cucharadas de agua
epidemia. Las misas y los novenarios se suce- destilada de flor de naranjo (seis onzas), con
dieron paralelos a los esfuerzos de grupos como cuatro granos de tártaro emético, jarabe de
los de las conferencias de San Vicente de Paul, ipecacuana (media onza); 2) medios pocillos
integrados a las Juntas de Socorros. En mayo, con cocimiento de corteza de pan y raíz de'
"mes de María", la-Archicofradía deUnmacu- cramería (un cuartillo), -doce gotas de láudano
lado Corazón de María preparó varias misas y de Rosseau, jarabe de limón (media onza).
ejercicios para pedirle a la Virgen que librara También mezclado; 3) lavativas con un cuarti-
a la capital de "la peste desoladora" que la ame- llo de cocimiento fuerte de cramería, dos cu-
nazaba; la agrupación de los alonsiacos invitó charadas de atole de almidón, veinte gotas de
al novenario en la capilla de su colegio para acetato líquido de plomo, mezclado todo con
pedir a San Francisco Xavier, su santo patro- diez gotas de láudano líquido; 4) cucharadas
no, que dejara a la ciudad libre del cólera. 21 con doce gotas de tintura acuosa de opio mez-

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clado con seis onzas de agua destilada de todo del licenciado V ásquez" o el "Elíxir orien-
lechuga; 5) medios pocillos de cocimiento ligero tal del Dr. G.L. Sand", o el Método curativo
de cebada con diez gotas de ácido sulfúrico por racional para el Cholera Morbus Asiático~ de
cada cuartilloymedia onza de azúcar; 6)lava- Guillermo Ward Duck, folleto salido de la im-
tivas con un cuartillo de cocimiento fuerte de prenta de Rafael Rafael, misma de donde sa-
manzanilla y quina, dos adarmes de asafétida lían El Universal y 'su fantasmal hermano El
disuelta en una yema de huevo, doce gotas de Huracán,27 o el "Licor de Yippermann", cuya
láudano líquido. 22 Exactitud, seguridad y faci- sonoridad extranjera avalaba su éxito preser·
lidad en las recetas acompañaban al éxito, vativo. Cólera y muerte: distinciones de.la mis-
cuando menos en la credibilidad popular, que ma circunstancia. .
sentía la diferencia entre las abultadas cifras Acontecimiento cotidiano, la muerte era
en los diarios, finalmente lejanas y frías, yel manejada podos políticos ypor la prensa como
manejo individual; íntimo del peligro. parte circunstancial del orden de la sociedad.
Entre mayo y junio se anunció el "Método Protocolos, valores-y distinciones codificadas
del doctor José Marks", del cual se dijo también la hacían aparecer como un suceso que debía
que era muy efectivo. 23 Asimismo, a partir del ser diferenciada de acuerdo a sus causas e
27 de mayo apareció una serie titulada "Parte, incluso a sUs objetivos. Pues si pocos meses
científica. Apuntes sobre el Cholera Morbus" antes la prensa se quejaba de lo deslucida de·
que ampliaba las informaciones sobre los sÍn- una ejecución pública, en la que los padres
tomas y recetas. Por ese entonces el cólera se de familia no llevaron a sus hijos a presenciar
manifestó tal y como se esperaba: las muertes tan edificante espectáculo, ahora ' se quejaba
abultaron las cifras a pesar de · que -vano de que la exposición fugaz de los cuerpos de las
consuelO'-se dijo que la epidemia de 1833 fue víctimas del cólera ofrecía un espectáculo de-
con mucho más mortífera. gradante. La diferencia entre la fiesta puniti-
No faltaron los remedios caseros. En un va que exponía los cuerpos de los ajusticiados,
diario veracruzano alguien dijo "que quienes o algunas de sus partes, como la mano de un
acostumbran a tomar rapé no son atacados por fratricida,28 y la descuidada exposición de los
el cólera".24 O aquel otro de una inocencia fallecidos por la epidemia, era de ~rden moral;
manifiesta que, en caso de no ser muy efectivo, dos tipos de higiene separaban lo que se tenía
cuando menos era ,fácil y accesible: untarse que ver y lo que no: la ética judicial¡ higiene del
aceite, mante-ca o cualquier grasa en las pier- orden social, promovía la visibilidad del muer-
nas y en los pies; no cenar más que una taza de to; mientras que la ética simple suprimía, '
té, "de China, nO.de las macetas", se especifica- también por simple higiene, el espectáculo de
ba' y tostaditas de pan blanco. Pues la fru- los coléricos muertos.
galidad y la mesura en lo que se comía y se , Se pensaba que las ejecuciones debían ser
tomaba -sobriedad y templanza bíblica-eran vistas como una obligación cívica en la que el
la clave de la prevención. Una vez atacado, el ejecutado era el ejemplo de toda una vida
enfermo debía tomar una cucharada de infu- delincuente y de su final fatal, al tiempo que se
sión de raíz· de colombo con láudano de Siden- consideraba tabú a los muertos -anónimos". El
ham cada diez minutos omedia hora; aplicarse paso de un carro por las calles de San Juan
sinapismos de mostaza, harina yagua; darse "conduciendo' cuatro cadáveres enteramente
friegas de aguardiente refino con polvo de pi- desnudos" alteró los ánimos de aquellos que en
mienta de Tabasco. Se aclaraba que estos re- otras ocasiones favorecían la pena de muer-
medios se tendrían que usar sólo para ayudar te pública de los delincuentes. Y es que en el
al enfermo mientras un médico lo atendía. 25 caso de los coléricos no era necesaria la didác-
Obviamente, tampoco faltaron las sanguijue- tica de la muerte para mostrar la dureza de la
las aplicadas a algunos de los enfermos. 26 epidemia; el exceso, esta vez, no llamaba al
Hubo otros conjuros científicos, como el "Mé- orden. "Este espectáculo repugnante e inmo-

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ral ha causado una gran sensación de terror en amigos, que trémulos de angustia veían que se
cuantos lo presenciaron". La falta fue atribui- extinguía sin remedio ... La esposa delgi'ande
da a los eternos culpables, los que mostraban hombre y sus hijos que le acariciaban, desga-
su espíritu poco republicano, civilizado y sen- rraban el corazón ... Pocas horas duró la agonía
sible, aquellos hombres de la "clase-menos del jalisciense ilustre, quien falleció-a los trein-
ilustrada de la sociedad". Repugnancia por los ta y tres años".30 Ese mismo día, El Monitor
apestados, inmoralidad por la desnudez de Republicano lo había criticado ... Era el31 de
los cuerpos, actitudes poco dignas de quienes mayo en la noche; y según imormaron sus
eran los seguros infractores; y la nota del dia- amigos después, Otero murió el1º de junio a la
rio deslindaba para no herir susceptibilidades una de la mañana, luego de siete horas de
políticas: "No creemos que el gobierno del Dis- agonla.
trito le falten unas mantas o 'siquiera unas La pérdida afectó. El Siglo XIX notificó en
esteras para cubrir a los cadáveres que se con- un obituario de estilo desacostumbrado el sor-
ducen en los carros; mas, si como lo creemos la presivo suceso: "Con la mano temblorosa y el
falta es de los carreteros, excitamos a las auto- corazón desgarrado por la pena, damos la fu -
ridades a fin de que no pasen desapercibidos nesta noticia (le que a la una y media de la ma-
tan escandalosos y punibles abusos".29 ñana de hoy ha fallecido el señor senador y
La muerte, aunque afectaba a todos, no era consejero Lic. D. Mariano Otero. Cuando ha-
públicamente dolorosa más que cuando tocaba ya calmado el profundo dolor que nos agobia
a los hombres públicamente conocidos. Para el en este momento, dedicaremos un extenso ar-
común de la población la muerte era un asunto tículo' a la biografía del eminente ciudadano
privado, sin esquelas, la cual se hundía en un que ha perdido la república, y de cuya falta ja-
pronto y frío olvido: sólo sumaría dígitos a las más nos consolaremos sus amigos".31El diario
cifras explicativas. En aquel caso, sus nombres cumplió su promesa: al poco tiempo reprodujo
eran resaltados ... con la secreta esperanza de las semblanzas y los versos que 108 allegados
que el olvido tardara más en llegar. al reformador Otero leyeron durante una reu-
y la clase política no se salvó de los embates nión 'de homenaje ,póstumo. El cólera; aSési-
de la epidemia; varios jefes militares, como el no transparente, sumaba víctimas que no po-
coronel Matías Peña y Barragán y políticos drían-ser vengadas por el Estado.
encumbrados, murieron-víctimas de la aguda El cólera daba el contexto. Noticias, recetas,
deshidratación del cólera. Una de estas muer- explicaciones, prevenciones, rezos y fórmulas
tes resultó particularmente sensible: la mo- acompañaron a: los decretos, bandos y prácti-
dernización y el liberalismo perdieron a uno de cas -incluyendo el silencio de las autorida-
sus principales impulsores. Guillermo Prieto des-; a órdenes y a quehaceres cotidianos:
recordaría el hecho: "Una tarde de 1850, yen ideas y praxis que se hacían circular; imponían
los días en que la epidemia del cólera invadía una forma de vida acorde a un orden deseado,
barrios y gente infeliz, volvía Otero de una pero se entendían y practicaban de modos di-
comisión del Senado relativa a la deuda públi- versos y particulares, condicionados por las
ca ... Volvía como siempre contento, y sus hijos formas culturales del pueblo al que se quería
corriendo a recibirle; de pronto sintió alguna ordenar y que lo echaba a andar. Es la cultura
molestia y se retiró a las piezas interiores. A del medio siglo mexiéano: la del deber ' ser
poco gritó: tengo el cólera y me muero; que nacional y la de la realidad popular, con süs
llamen al padre León ... México entero se con- expectativas, maneras y códigos de relación ...
movió con la noticia del peligro del orador "circularidad, influencia recíproca ... entre cul-
insigne. El mal avanzó con rapidez suma. La tura subalterna y cultura hegemónica",32
sala en que agonizaba Otero fue invadida por La nota del mes de agosto la dio el paso del
personas de todas las clases de la soCiedad. El cólera. El día 19 salió publicada la lista de ata-
lecho del moribundo estaba rodeado de sus cados y muertos en la ciudad de México entre

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mayo, cuando formalmente se declaró invadi- 427 enfermos - 363 de cólera
da la ciudad por l~ epidemia, y agosto, cuando 251 muertos - Todos de cólera
descendió a "casos aislados". Otra vez los núme- 176 sanaron - 112 de cólera
ros creaban el ambiente al ser aceptada la in-
formación leída: de 16,506 atacados, murieron De éstos, 159 fueron hombres; el cuadro por
7,801. El terror no desaparecía; sólo se le cuan- edades es el siguiente:
tificaba. Pues aunque las cifras no fueran
exactas ni de procedencia conocida, como lo Entre 1 y 10 años- 6 enfermos
desearía un historiador, así formaban en los " 10 y 20 años - 11 "
lectores de los diarios una idea de lo que estaba " 20 y 30 años - 46 "
sucediendo. Desde Guadalajara, en sólo doce " 30 y 40 años - 54 "
días se notificaron 2,195 atacados y 989 muer- " 40 y 50 años - 38 "
tos. 33 " 50 y 60 años- 8 "
Fue hasta septiembre cuando se declaró " 60 y 70 años- 1 "
oficialmente libre de cólera a la capital. El día " 70y 80 años- 1 "
2, el gobernador Miguel María de Azcárate
publicó un bando basado en los informes del También se cuantificó a 108 enfermos según
Consejo Superior de Salubridad, en el que sus oficios:
derogaba los bandos del 19 de mayo y .13 de
julio, ya innecesarios.:l4 Los.números iniciaron 9 enfermos jornaleros y zapateros
su danza explicativa: lo mensurable, se pensa- 12 " tejedores
ba, era inteligible. Y el hecho de que las cifras 20 " cargadores
de distintas fuentes no coincidieran, no era 22 " albañiles
tan importante como la sensación que causa- 5 " vendedores o comerciantes
ban, pues la I'elación entre atacados y muertos 4 " carpinteros
resultaba casi siempre la misma: la mitad de 4 " criados
los afectados fallecían. Ignacio Cumplido, en su 4 " soldados
Calendario de1851, informó que hubo 15,330 3 " carretoneros '
atacados y 7,600 muertos,35 poco más de mil en- 3 " obrajeros
fermos menos que los apuntados por El Siglo, 2 " escribientes
con sólo doscientos fallecimientos menos. Años 2 " hojalateros
después, Manuel Orozco y Berra dio los si- 2 " aguadores
guientes datos: 18,498 afectados, con 9,619 2 " pintores
muertes.:16 2 " herreros
De cualquier forma, el porcentaje resultaba 2 " panaderos
muy altoc(>:nsiderando que la ciudad rozaba 1 enfermo carbonero
los doscientos mil habitantes. 1 " cohetero
Había al respectp informaciqnes muy suge- 1 " velero
rentes de los estragos de la epidemia) como el 1 " platero
cuadro final que a modo de informe presentó el 1 " pescador
director del Hospital de San Pablo al goberna- 1 " carnicero
dor del ditrito; en él se mostró parte de la 1 " sastre
realidad: a quiénes afectó el cólera ya quiénes 1 " cochero
no se les podía atender en sus casas -hogar, 1 " mendigo
recursos y familia eran privilegios hermana- 1 " limpiador de tripas 37
dos. El cuadro decía:
Todos los enfermos atendidos en el Hospital
Enfermos de cólera y colerina: de San Pablo estuvieron bajo el cuidado de los

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doctores Castillo, Jiménez y Navarro: tres mé- de su vida. Desde que inició 185010sobituarios
dicos para 427 enfermos. fueron frecuentes: senadores, diputados, mili-
El cólera seguía su camino. La segunda quin- tares, un gobernador, un "ministro en el ex~
cena de septiembre apareció una noticia que tranjero y un obispo sumaron sus ~mbres a la
disipaba dudas sobre la erradicación de la larga lista de muertes. Los senadores: Rafael
epidemia en el país: en el norte aún se sentía de la Garza y Torres, Mariano Otero y Domin-
con toda su fuerza. "Por una carta particular, go Ibarra y Ramos; el gobernador de Zacatecas,
hemos sabido que en Tula de Tamaulipas ha Manuel González de Cosío; los diputados Juan
descargado con tanta fuerza este terrible azote de Dios Cañedo, Francisco Torres, l.\1:an\Jel
de la humanidad, que hasta el 8 del actual José de Aranda, José María Sáhchez, Antonio
habían muerto más de 700 personas, contán- Díaz Guzmán; los generales Vicente Filisola,
dose muy pócos habitantes de aquel ' pueblo Matías de la Peña y Barragán/ Juan Pablo
que con más o menos gravedad no hubiesen Anaya, Pedro Cortázar y FranCisco Rodríguez
sido atacados". 38 Puebla; el ministro en ·Londres José María
y "aunque la enfermedad ya se había retira- Luis Mora; el magistrado Manuel de la Peña y
do de la capital, el gobernador Azcárate apro- Peña; el obispo de Michoacán Juan Cayetano
vechó el contexto para mantener el control Gómez de Portugal y Solís.
sobre los espacios de reunión de la "clase El cólera fue el principal azote de los políti-
menos notable de la sociedad": en un bando or- cos, En su informe del 14 de diciembre, el pre-
denó que las vinaterías y las pulquerías se sidente Herrera expresó a los congresistas:
siguieran cerrando al toque de la oración. 39 "Cuando fuisteis llamados, en Mayo, a este lu-
Mantener el orden social en las zonas de frac- gar, la epidemia reinaba en la ciudad, y vícti-
tura era su preocupación permanente. mas distinguidas de nuestro seno sucumbieron
a ella, en él mismo día tal vez Ém que la capital
de la República le,s vio llegar a 'cumplii- con su
Epílogo deber: los que padecieron esta triste pero noble
suerte, vivirán en la memoria de sus conciuda-
El año de 1850 fue duro con los hombres del danos, en tanto dure la de los que se sacrifican
círculo político. Para muchos fue el último año por su obligación y por su patria".10

Notas
1 Miguel Bustamante, "La situación epidemiológica 11 El Demócrata, 4 de junio de 1850.
de México en el Siglo XIX", en Enrique Florescano y Elsa 12 El Siglo XIX, 21 de mayo de 1850 y AGN, Suprema
Malvido (comps.), Ensayo sobre la historia de las epide- Corte de Justicia, caja 35, exp. 3, lego 13l.
mias en México, 2 vols_, t.lI, México, IMSS, 1982, p. 463. 13 El Siglo XIX, 12 de junio de 1850.
2 Ibídem . 14 AGN, Suprema CortedeJusticia, caja 35, exp. 3, lego
3 El Monitor Republicano, 9 de octubre de 1849; y El 131 , julio 13 de 1850.
Tío Nonilla, t . J, pp. 135-136. I~ El Demócrata, 20 de mayo de 1850.
4 El Siglo XIX, 19 de enero de 1850, pA. 16 Memoria de la Junta de Socorros (para los

5 El Siglo XIX, 21 de enero de 1850, p . 84. epidemiados del rolera Morbus) del Cuartel Mayor lVo. 1
6 El Demócrata, 30 de abril de 1850. ha presentado al Sr. Gobernador del Distrito dando
7 El Universal, 12 de abril de 1850. cuenta del desempeño de sus funciones; acompañándole
8 Véase Jach Autrey Dabbs, The Mariano Riva Pala- al mismo tiempo la lista de los Sres. que hicieron
cio Archives_ A guide, 3 vols., t. 1, México, Ed. Jus, 1967 donativos para tan filantrópico fin, y las cuentas de las
(Texas A & M University), y Archivo General de la Na- cantidades invertidas en este objeto, así romo la distri-
ción, Suprema Corte de Justicia, caja 35, exp. 3. bución de los fondos sobrantes, México, Imps . de Santia-
9 AGN, Suprema Corte de Justicia, caja 35, exp. 5, p. go Pérez, 1850, p. 4. También AGN, Gobernación., SS,
237. caja 373, exp. 3. "
10 El Siglo XIX, 26 de abril de 1850, p . 468. 17 La Junta informó que el Cuartel Menor núm. 4 fue

9'7
uno de los más afectados por ser de los más pobres. Me- entre 108 últimas algunas oo8tantes célebres, 2 vols.,
moha ... op. cit., pp. 7-10. Sobre recetas, vales por medi- México, Imps. de M. Villanueva, 1860.
cinas, petición de auxilios para los pobres, etc. durante 29 El Siglo XIX, 21 de junio de 1850.
la epidemia, véase AGN, Gobernación, SS, caja 374, E2 :lO Guillermo Prieto, Memoria8 de mis tiempos, pról.
(212), E.3 (1), E4 (8); caja 382, E.6 (1), E .7 (17). Para de Horacio Labastida, México, Ed. Porrúa, 1985 (Sepan
cólera en el Diatrito Federal, cfr. Celia Maldonado, "El Cuantos, 481), pp. 323-324.
cólera de 1850 en la ciudad de México", en A. Moreno 3. El Monitor Republicano, 31 de mayo de 1850 y
Toscano et al., Investigaciones sobre la historia de la Jesús Reyes HeroJes en Mariano Otero, Obras, 2 vols., t .
ciudad de México, 2 vols., México, DlH, INAH, 1974, pp. 1, México, Ed. Porrúa, 1967, p. 173.
27 -49; Archivo Histórico del Ayuntamiento CPDF), vol. 32 La cita es de Cario Ginzburg, El queso y los gusanos.
3676, años 1849-50, exps. 15-25. El cosmos según un molinero del siglo XVI, Barcelona,
18 El Universal, 26 de abril de 1850. Muclmick Eds., 1986, p. 17.
19 El Universal, abril-mayo de 1850. 33 El Siglo XIX, 19 de agosto de 1850.
20 El Siglo XIX, 7 de junio de 1850. 3-l AGN, Suprema Corte de JU8ticia , caja 35, lego 2, exp.
21 El Universal, abril de 1850. 131.
22 El Siglo XIX! 12 de mayo (y días siguientes) de 1850. 35 Cholera Morbus en México. Documentos para la
:Ll El Siglo XIX y El Universal, mayo-junio de 1850. historia de México. Calendario de Cumplido, México,
2 . El Siglo XIX, 21 de junio de 1850. Tomado de El 1851, p . 92; Orozco y Berra, Historia de la Ciudad de
Zempoalreca. México, desde su fundación hasta 1854.
2" El Siglo XIX, ibidem. El Universal, ibidem . :06 Orozco y Berra, Id.; Celia Maldonado, op. cit., p. 28.
2Ii AGN, Gobernación, SS, caja 373, exp. 3. Eisa Malvido, estudiosa de estos temas, opina que el
2; Guillermo Ward, Método curativo racional para el porcentaje de mtíertes debió ser en realidad más alto;
Cholera'Morbus Asiático, MéxicQ, Ed. de Rafael Rafael, casi el l{)O/o del total de la población.
1850. :17 El Monitor Republicano, 13 de octubre de 1850.
:¡jl Tal sucedió a Ramón Otero, acusado de la muerte :lM El Tio Nonilla, 28 de septiembre de 1850, t . 11, p.
de su hermano José; se le amputó la mano derecha des- 55.
pués .de serie aplicada la pe~a del "último suplicio" el 29 39 AGN, Suprema CortedeJU8ticia, caja 35, exp. 4, lego

de diciembre de 1849. José María Casasola, Colección de 128.


alegaciones y respuestas fiscales entendidas en varios ·10 Los presidentes de México ante la Nación. Informes,
negocios civiles y ¿ausas criminales que se han visto en manifiestos y documentos de 1821 a 1966, ed. XLVI
el Supremo Tribunal de Justicia de la Nación, habiendo Legislatura del Congreso de la Unión, t. 1, p. 377.

98
"De cómo los tlaxcaltecas tuvieron junta y consejo
sobre recibir al marqués, de paz, y e>ntrega/le la
ciudad y del gran recibimiento que> le hicieron',
Durán, taulo del Cap, LXXII!.

99
"De cómo el marqués del Valle fué recibido en
México de Montezuma y de sus grandes con mucha
solemnidad y contento y aposentado en las casas
reales de la ciudad y muy bien servido ... • Durán,
t(tulo del Cap. LXXIV.

lOO

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