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LA CONTRARREVOLUCIÓN RUSA Y

EL DESARROLLO DEL CAPITALISMO


Grupo Comunista Internacionalista (GCI)

LA CONTRARREVOLUCIÓN RUSA Y
EL DESARROLLO DEL CAPITALISMO
Grupo Comunista Internacionalista
La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo. 1a ed. - Buenos Aires : Libros de Anarres: , 2009.
146 p. ; 20x14 cm.

ISBN 978-987-1523-04-7
Presentación
1. Comunismo. 2. Revolucion Rusa. 3. Marxismo. I. Título CDD 947
Los materiales publicados aquí son el producto de la discusió n
interna- cional del Grupo Comunista Internacionalista 1, acerca de la
revolució n y la contrarrevolució n internacional y en particular acerca de
la contrarrevolu- ció n en Rusia y el consecuente desarrollo del
capitalismo. En 1984, cuando se comenzaba la publicació n de esos
Correcció n: Eduardo Bisso materiales, los introducíamos así:
Diseñ o: Diego Pujalte “Extraer las lecciones de la lucha de nuestra clase, reapropiarse del
programa de la revolución, es una tarea fundamental en la
reconstitución del Partido Comunista. Siguiendo la larga trayectoria
Grupo Comunista Internacionalista de Marx y de las iz- quierdas comunistas, nuestro grupo se ha fijado
BP 33. Saint Gilles (BRU) 3 como tarea fundamental al respecto continuar con el trabajo de balance
1060 Bruselas. Bélgica de estudio y de discusión internacional de las expresiones más elevadas
Web: http://gci-icg.org de la contradicción entre re- volución y contrarrevolución. En dicho
Email: info@gci-icg.org marco hemos fijado, desde hace tres años, como criterio de orientación
de la discusión, el concentrarnos principalmente en el período 1917-
1923 por haber sido el período en donde la revolución y la
ISBN : 978-987-1523-04-7 contrarrevolución internacionales llegaron a su más alta expresión,
logrando esta última imponerse. Todos los grandes problemas del
La reproducción de este libro, a través de todo tipo de medios, está programa invariante del comunismo encuentran en esos años cruciales
permitida y alentada por los editores. su máxima afirmación, su mayor claridad y su confirmación brutal: la
pro- pia contrarrevolución permite reafirmar la previsión comunista y
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723 aporta nuevos materiales para comprender mejor, para precisar aspectos
esenciales que en las olas revolucionarias anteriores sólo aparecían
Impreso en la Argentina / Printed in Argentina esbozados.
Los textos que publicamos forman parte de esa gran discusión
acerca del período 1917-1923, que seguimos desarrollando en nuestro
grupo a ni- vel global y por región. La revolución y la
contrarrevolución de 1917-1923 fueron internacionales por su alcance
y por su contenido, pero la forma y los hechos, así como los materiales
de que disponemos, están fuertemente encajonados aún en la estructura
de los países. Ello constituye sin duda un límite (‘nacional’) del
movimiento mismo. Es por ello que en nuestra discusión (no existen
siquiera los materiales adecuados para un análisis di- rectamente
internacional, las organizaciones y los partidos que daban vida al
proletariado se estructuraban por país...) y en la primera fase de la
expo- sición nos hemos visto obligados a mantenernos en los marcos
estrechos de una comprensión por país, que sabemos restringida,
limitada.
La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 7
1
Grupo Comunista Internacionalista: Web: http://gci-icg.org Email: info@gci-icg.org.
Direcció n postal:BP 33, Saint Gilles (BRU) 3, 1060 Bruselas, Bélgica.

La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 7


Cuando comenzamos el ordenamiento para la publicación de los Sin lugar a dudas publicamos un material sumamente importante,
prime- ros materiales, la discusión en el grupo ha avanzado bastante pero pedimos al lector el no ser demasiado exigente en cuanto a la
sobre Rusia, ha comenzado sobre Alemania y se planifican discusiones presentación del mismo. En efecto, se trata de textos de diferentes
sobre otras regio- nes en donde la revolución internacional llegó compañeros, escritos en diferentes lenguas, que hemos decidido
también a niveles muy altos (México, España…). publicar por su importancia, aun antes de haberlos arreglado,
Acerca de Rusia nos hemos concentrado en lo que consideramos cohesionado, sintetizado, lo que no sólo planteaba un problema técnico,
peor explicado por todas las corrientes que conocemos: La sino que hubiese requerido esperar a lle- gar a un estado de la discusión
contrarrevolución y el desarrollo del capitalismo. La publicación de mucho más acabado del que existe en la actualidad. El lector sabrá
esos materiales nos lleva- rá aproximadamente tres números de la comprender entonces que se trata de un nivel alcanzado en la
revista ‘Comunismo’, dedicados casi exclusivamente, sin que podamos discusión, que entre los textos habrán apreciaciones re- lativamente
aún precisar si serán números su- cesivos o intercalaremos, de acuerdo diferentes acerca de la misma realidad, y sobre todo, sabrá disculparnos
con las necesidades internacionales, otros artículos. Dado que se trata las reiteraciones de los aspectos fundamentales entre uno y otro texto.”
de una obra colectiva en la que aún se requieren muchas precisiones, no
Si bien en la revista Comunismo fueron publicados esos (salvo el nú -
podemos asegurar que no habrá modi- ficaciones en el plan de
mero 6, del cual existen innumerables borradores) y otros textos sobre el
publicaciones, pero en grandes líneas dicho plan será el siguiente:
tema durante los añ os ochenta, en este primer libro, que editamos en el
2008, sobre la contrarrevolució n y el capitalismo en Rusia, fundamen-
1. La concepción socialdemócrata de transición al socialismo. talmente por razones de espacio, só lo incluimos los dos primeros tex-
2. La política económica y social de los bolcheviques, la continuidad tos mencionados, así como algunos documentos histó ricos importantes.
capitalista. Hemos incluido algunos extractos del primer folleto publicado por los
3. Brest-Litovsk, la paz es siempre paz contra el proletariado. socialistas-revolucionarios de Izquierda en el exilio en 1918, así como un
4. Kronstadt: El proletariado contra el Estado burgués. texto global sobre la revolució n y la contrarrevolució n en Rusia de 1946,
5. La Makhnovschina. escrito por compañ eros comunistas revolucionarios, que consideramos
6. Crecimiento capitalista y crisis; estalinismo y desestalinización. un eslabó n valiosísimo en la crítica proletaria de la contrarrevolució n
rusa.
Es decir que explicaremos la continuidad capitalista en Rusia En esta segunda edició n de los textos se han incorporado algunas me-
(artículo 2), a pesar de la insurrección proletaria de 1917 y el papel que joras importantes. La mayoría de ellas se operan porque en la primera
en ello jugó la ideología, la práctica socialdemócrata (artículo 1). edició n habíamos sobrevalorado las oposiciones internas de los bolchevi-
Veremos los momen- tos e instancias cruciales de la política ques con respecto a las de otras organizaciones revolucionarias rusas que
contrarrevolucionaria del Estado (artículos 2, 3, 4 y 5), así como las criticaban a los bolcheviques, que conocíamos mal en esos añ os (y que
distintas reacciones que ella suscitó (ídem). Luego veremos las por lo tanto subvaloramos) y cuyos principales documentos se han ido
características del desarrollo del capitalismo en Rusia. No descartamos cono- ciendo, en lenguas no rusas en estas tres ú ltimas décadas. Por
publicar además algunos textos más pequeños, como por ejemplo una ejemplo no conocíamos gran cosa de la importancia histó rica de la lucha
cronología acerca de la política de los bolchevi- ques en el ámbito de los socia- listas-revolucionarios y especialmente de sus minorías
internacional (especialmente sobre la Internacional Co- munista), que radicales; no sabía- mos hasta qué punto la acció n directa contra el
permita seguir el paralelismo contrarrevolucionario con la política capitalismo y el Estado en Rusia había sido obra principalmente de
nacional, algún documento acerca de las izquierdas comunistas, así militantes que no se decían so- cialistas demócratas (como bolcheviques y
como algún material contra los principales mitos que se mantienen mencheviques), sino socialistas revolucionarios y/o maximalistas, o
actualmente acerca de la URSS (‘capitalismo de Estado’...), lo que nos comunistas y/o anarquistas. Tampoco sabíamos hasta qué punto habían
permitirá sintetizar las tesis finales. sido militantes de estas organizaciones quienes habían sido los blancos

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principales de la represió n zarista y que

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cuando los bolcheviques comenzaron la represió n, el aprisionamiento, los armadas proletarias habían sido escritos y publicados en Comunismo
fusilamientos y la tortura de esos mismos militantes y grupos (Brest-Litovsk, Makhnovschina, Kronstadt), los hemos seguido discutien-
revoluciona- rios de toda Rusia, en las cá rceles y campos de concentració n
do y, en base a esas nuevas fuentes, se han vuelto a escribir o está n en
leninistas, había total conciencia de la evidente continuidad represiva y
vías de reescribirse. Traicionada la revolució n de febrero, traicionada la
capitalista entre zarismo y bolchevismo, y como tal se denunció .
revolució n de octubre, el proletariado revolucionario en Rusia desde la
Tampoco conocíamos lo potentes que habían sido programá ticamente,
traició n de Brest-Litovsk intenta hacer “la tercera revolució n”, la verda-
desde el punto de vista del proletariado revolucionario, esas estructuras y
dera, y lo expresa en forma cada vez má s clara durante todo el período
formaciones proletarias. El ocultamiento y la deformació n de la historia
1918-1921. La primera gran tentativa fue sin dudas la rebelió n armada
efectuada por la ideología leninista, el estalinismo y el Estado ruso, sobre
internacional e internacionalista contra esa paz imperialista, impulsada
la historia de esas fuerzas y estructuras del proletariado, en particular so-
por los llamados y la acció n armada de los socialistas-revolucionarios de
bre diferentes fracciones revolucionarias de los socialistas-
izquierda, cuyo límite evidente fue no haber definido como objetivo la des-
revolucionarios fue tal que hasta nosotros habíamos utilizado la etiqueta
trucció n del poder bolchevique y la imposició n del poder revolucionario.
“populista” para referirnos a todas esas organizaciones, sin ser
Al mismo tiempo que se llama al levantamiento armado en todo el mundo
conscientes de que la misma había sido una maniobra descalificadora de
(“a continuar la insurrecció n internacional” dirá n los compañ eros) con-
Plejá nov2, que luego se había transformado en una forma de propaganda
tra el imperialismo y, en particular, al proletariado alemá n, que pronto
contrarrevolucionaria del le- ninismo y má s tarde del estalinismo. No
sabíamos que mientras los social- demó cratas nunca se habían definido estaría en pleno proceso insurreccional, se llama al levantamiento armado
por la revolució n social y el comu- nismo, sí lo habían hecho grupos en Rusia y se organiza, como en octubre de 1917, una serie de acciones
denominados comunistas, anarquistas y maximalistas, tanto en el siglo xix insurreccionales, de toma de puntos estratégicos de la ciudad, ademá s de
como en el xx. Tampoco sabíamos que las tan cacareadas tesis de abril la liquidació n del embajador alemá n. Dichas acciones revolucionarias se
leninistas eran copia del viejo programa de los maximalistas, ni que los realizan simultá neamente (cuando no coordinadamente) con la acció n del
socialistas-revolucionarios siempre habían luchado directamente por un proletariado en diferentes puntos de Rusia, que desconoce la capitulació n
programa socialista revolucionario tanto en la ciudad como en el campo, que implica someterse al ejército y la burguesía alemanes, en el mismo
contrariamente a los socialdemó cratas, que siempre habían defendido la momento que el proletariado en Alemania y en otras regiones de Europa
necesidad de la etapa democrá tica. Es decir que cuando los socialistas- central está también enfrentando a ese mismo enemigo. La unificació n
revolucionarios (o mejor dicho las minorías radicales de ese partido) en la defensa del terrorismo de Estado de los generales alemanes y los
llamaban a la lucha contra el capitalismo y por la revolució n, los bolcheviques no deja lugar a dudas en las acciones sucesivas: la represió n
socialdemó cratas se oponían a la lucha en el campo contra el capitalismo será terrible, la paz imperialista y la consecuente opresió n es impuesta
en nombre de la lucha exclusivamente “antifeudal” y de la etapa con cañ ones contra el proletariado rebelde, los socialistas-revolucionarios
democrá tica. de izquierda y otras fracciones revolucionarias del proletariado será n
Por esa razó n no habíamos valorado en toda su dimensió n las luchas brutal- mente reprimidos. La represió n masiva contra el proletariado será
violentas y armadas del proletariado en oposició n a la política contrarre- acom- pañ ada del fusilamiento de los grupos de conspiradores
volucionaria de los bolcheviques de los primeros días tanto en el terreno revolucionarios, del arresto de miles de militantes. Como complemento
econó mico-social, como en el terreno imperialista (paz de Brest-Litovsk) documental de nuestro trabajo publicamos entonces algunos extractos del
y en el terreno represivo. Los textos que sobre esas luchas y resistencias primer folleto publicado por los socialistas-revolucionarios de izquierda,
en el mismo añ o 1918, en el exilio luego de esa derrota.
2
“Esos revolucionarios se autodesignaban tradicionalmente como socialistas revolucio- Resta decir que a 25 añ os de haber producido este conjunto de textos,
narios, pero son conocidos en la historia por el apodo algo despectivo de populistas que que muestran que la socialdemocracia en general y los bolcheviques en
le pusieron los amigos y sucesores de Plejánov, es decir los socialdemócratas rusos”.
Jacques Baynac Les socialistas-révolutionnaires. particular lo que impusieron en Rusia no fue el socialismo, sino por el

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contrario la contrarrevolució n y la reorganizació n del capitalismo, rati-
Aunque hoy ya no quede ninguna duda del cará cter capitalista de la
ficamos la totalidad de su contenido. La importancia excepcional de esta Unió n Soviética, debe tenerse en cuenta que entonces nuestras afirmacio-
crítica radica en que la misma, basada en las luchas del proletariado in- nes, de que en dicha regió n nunca se había superado el capitalismo, se
ternacional contra el leninismo, se contrapone totalmente a la crítica de- efectuaban totalmente a contracorriente y que habían sido y eran no só lo
mocrá tica que realizaran todos los aparatos de propaganda y de guerra una afirmació n de una enorme trascendencia, sino una posició n de lucha
imperialista. contra el capitalismo mundial, que a pesar de toda la represió n mundial,
Pero radica también en el hecho de que aquí se critica un modelo cuya seguía recorriendo el mundo desde que la habían afirmado los revolu-
primera aplicació n fuera Rusia y la URSS, pero que luego fue aplicado por cionarios presos en los campos de concentració n leninistas-estalinistas.
todo el mundo (China, Europa del Este, Albania, Corea, Cuba…), no Contra el frente ú nico de la burguesía mundial interesada en mantener
só lo sostenido por todas las fuerzas estalinistas, sino apoyado tam- bién la mentira de los países socialistas o Estados obreros, los revolucionarios
(“críticamente”) por toda clase de trotskistas, maoístas, guevaristas, gritá bamos y seguimos gritando que todo eso no es má s que capitalismo,
libertarios… en nombre de la izquierda, de los frentes ú nicos, populares, que el má s puro y esclavista de los capitalismos.
nacionales, antiimperialistas y antifascistas. Independientemente de los
Pero el reconocimiento del carácter capitalista de los supuestos países so-
pretextos estamos ante la misma monstruosidad capitalista: concentra-
cialistas o supuestos Estados obreros degenerados nunca ha asumido la
ció n formal del capital, estatizació n jurídica, apología del trabajo, partido
forma que algunos militantes (como por ejemplo Amadeo Bordiga) habían
ú nico, populismo, culto de la personalidad, trabajo forzado… El “socia-
previsto de confesión realizada por el propio poder, sino que, en funció n de
lismo en un solo país” es en realidad la dictadura capitalista que busca,
los intere- ses de la burguesía mundial, se la ha bautizado como “muerte del
por medio del terrorismo centralizado del Estado, imponerle al proleta-
comunis- mo” o “fin del campo socialista”, lo que lejos de liquidar para
riado condiciones de explotació n (má s trabajo, es decir producció n de
siempre el mito de los “países socialistas” busca reafirmarlo. No hay nada
plusvalía absoluta) brutales a los efectos de intentar (a la larga sin éxito)
que afirme más la perennidad de la sociedad burguesa mundial que decir
competir con el modelo clá sico de librecambio basado principalmente en
que el socialismo o el comunismo no era, ni podía ser, otra cosa que los
la diná mica de la innovació n tecnoló gica con el acicate de la plusvalía
gigantescos campos de concentració n que Lenin, Stalin... (y luego otros como
extraordinaria y la permanente producció n de plusvalía relativa.
Mao, Ceausescu, Ho Chi Minh, Pol Pot...) habían impuesto bajo el nombre de
Otra serie de artículos, escritos recientemente (El leninismo contra la “socialismo”.
revolución, Comunismo, nú meros 55 y 56) y en preparació n, comple- Por lo que, lejos de haber perdido vigencia, el conjunto de
tan y dan otros elementos de fondo e histó ricos para mostrar el papel afirmaciones que habíamos realizado hace 25 añ os resultan hoy má s
contrarrevolucionario del leninismo a nivel internacional. En ese sentido imprescindibles y subversivas que nunca: esa sociedad basada en los
nuestro grupo se sitú a en continuidad directa con las minorías revolu- campos de concentra- ció n siempre fue una sociedad capitalista, lo que se
cionarias que en distintas partes del mundo habían afirmado siempre el hundió con el leninis- mo y el estalinismo no fue el socialismo o el
cará cter capitalista de la URSS y luego lo mismo de los llamados “paí- comunismo sino la pretensió n de la burguesía soviética de controlar el
ses socialistas”, así como el cará cter burgués y contrarrevolucionario de capitalismo centralmente. Lo que se desfondó no fue la sociedad sin
todos los partidos “comunistas” oficiales y sus apoyadores críticos clases, no fue el comunismo, que será necesariamente una sociedad sin
trotskistas, maoístas, castristas… mercancía y sin Estado, sino el proyecto socialdemó crata, el proyecto
El lector debe tener presente que el texto de base que reeditamos aquí leninista (trotskista-estalinista) de cambiar la sociedad tomando el poder
fue escrito hace má s de 25 añ os, cuando el muro de Berlín así como el e introduciendo una cantidad de reformas, es decir, el proyecto social
mito de los “países socialistas” estaba intacto, cuando la terminología de burgués politicista de hacer las tareas democrá - tico burguesas y
“bloque socialista” y/o “países comunistas”, y/o “Estados obreros defor- aproximarse así al socialismo. Lo que se terminó para siempre es el
mados y/o degenerados”, seguía siendo rigurosamente aplicada. socialismo leninista basado en el poder de los soviets y la electrificació n
de la campañ a, que como se sabe se concretó en el mayor desarrollo de

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campos de concentració n de la historia.

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En las nuevas luchas proletarias contra el capitalismo, indiscutible-
mente mundial y unificado, la crítica de ese falso socialismo, de ese falso La concepción socialdemócrata de transición al socialismo
comunismo (así como de todas las fuerzas que lo defienden), son y serán
decisivas para la afirmació n del verdadero proyecto revolucionario que La visión socialdemócrata
só lo podrá afirmarse no acelerando el desarrollo capitalista, como pensa-
ba Lenin, sino en contraposició n total con el capitalismo. Las tareas de la La socialdemocracia no comprendió nunca lo que es el capitalismo: un
burguesía las ha hecho lo suficientemente bien la propia burguesía, mejor sistema social cuyas leyes engloban el planeta entero. Su metodología
de todo lo que alguien hubiese podido imaginar, gracias a la movilizació n analítica, descriptivista, positivista, ligada con los mitos del progreso y
que la socialdemocracia y el leninismo lograron imponer al proletariado. la ciencia (verdaderos dioses socialdemó cratas, como de todos los mate-
Ahora le toca al proletariado afirmar sus propias necesidades y tareas, rialistas vulgares), y su propio desarrollo como partido representante de
que no consisten en desarrollar ninguna democracia, ningú n capitalismo, la conciliació n de clases (la socialdemocracia es el frente histó rico entre el
sino en actuar en contraposició n total y completa a toda la sociedad proletariado y la burguesía, por lo tanto la renuncia del proletariado a
burguesa. La catá strofe de la sociedad actual só lo podrá ser liquidada con sus propios intereses y a sí mismo) le impide totalmente comprender el
la destruc- ció n total de la sociedad de la mercancía; con la dictadura de cará cter del capitalismo3.
las necesida- des humanas afirmá ndose contra todos los criterios del Para la socialdemocracia, el capitalismo no es nunca todo el capitalis-
capital (ganar lo má s posible). Eso que Marx llamaba dictadura del mo, sino la imagen idílica que el capitalismo engendra de sí mismo. No es
proletariado, eso que los revolucionarios siempre reivindicaron (la el desarrollo y la destrucció n de las fuerzas productivas, sino el desarrollo
abolició n de la propiedad privada, del trabajo asalariado, del Estado...) es de las fuerzas productivas (la destrucció n no es capitalismo). No es la gran
la ú nica perspectiva posi- ble para la humanidad. Sin esa dictadura social, industria y la miseria en el campo, sino que el capitalismo es la gran
sin esa destrucció n vital de los fundamentos de esta sociedad, hablar de indus- tria y la miseria en el campo es, para ella, el precapitalismo (!!!)...
socialismo, de comunismo o de anarquismo, seguiría siendo un mito. Mucho menos podía comprender entonces lo que es el socialismo, el
Este libro, inspirado y producto de todas las resistencias y luchas con- comunismo. Esquemá ticamente podemos decir que el socialismo es para
tra el falso socialismo y el falso comunismo, es, sin dudas, un arma in- la socialdemocracia el desarrollo de las fuerzas productivas (del capitalis-
dispensable en la lucha por la verdadera destrucció n de la sociedad ca- mo) bajo la administració n de los obreros y/o del partido
pitalista mundial y la construcció n de una sociedad sin explotados, ni socialdemó crata (“comunista”, para el caso es exactamente lo mismo), a lo
explotadores, la comunidad humana mundial. que se agrega, segú n las versiones, cierta dosis de depuració n de las
calamidades más evidentes del capitalismo (esto ú ltimo es evidentemente
una utopía reac- cionaria).
Por ello, el programa general de la socialdemocracia consiste en el
apoyo de los lados “progresistas” del capitalismo (la industrializació n,
los aspectos “obreros” del capital...), la lucha por su extensió n (!), por
3
Má s de un compañ ero nos ha hecho remarcar que eso de que no comprendió es falso, que
en realidad la socialdemocracia como partido burgués para los obreros actú a de esa manera
en funció n de sus intereses y en un sentido evidentemente tienen razón. Nosotros nos
expresa- mos de esa manera para denunciar también las comprensiones que la
socialdemocracia tiene del mundo, como forma de luchar contra la política socialdemó crata,
independientemente de si los principales protagonistas creen o no en lo que defienden. Por
otra parte, crean o no en lo que dice tal o cual dirigente, comprendan o no la realidad de esa
manera, de lo que se trata es de denunciar la concepción del mundo que, al dominar
ideoló gicamente a los prole- tarios, constituye la principal barrera a la revolución proletaria.

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las “tareas democrá tico burguesas”, las “tareas nacionales”..., contra los
que só lo puede concretarse como dictadura orgá nicamente centralizada
“modos de producció n anteriores”..., lo que prá cticamente significa la de las necesidades de los productores contra toda sociedad mercantil 5.
defensa (dada la unicidad contradictoria del capital) del capitalismo a se- Frente a esa realidad, necesariamente totalizadora, la socialdemocra-
cas y en su totalidad. O mejor dicho, la socialdemocracia no es otra cosa cia, en coherencia con la concepció n general que hemos esquematizado,
que la lucha histórica del capitalismo4 por justificarse ante toda sociedad, adopta como recetas de “transformació n socialista” dos grandes esque-
por demostrarse como progresista, especialmente para encuadrar a los mas, que aparecen como formalmente opuestos y que denominaremos
obreros a su servicio. aquí “gestionismo” y “politicismo”.
En cuanto a la concepció n de transició n al socialismo, todo consiste El gestionismo, el economicismo, que parte de un rechazo romá ntico
en el pasaje de la administració n de la sociedad a los obreros, para lo cual del centralismo, del partido ú nico, del Estado, se pronuncia por la autono-
concibe distintas tá cticas desde la toma del poder (ver “politicismo”) a la mía, por la libertad, si no del individuo al menos de cada fá brica, coope-
gestió n descentralizada de las unidades de producció n (ver rativa, sindicato, comunidad, soviet, asamblea, consejo obrero. Segú n los
“gestionismo”) y la realizació n de un conjunto de medidas para socializar partidarios de esta ideología, la garantía se encuentra en la participació n
la democracia, distribuir el producto igualitariamente, darle la propiedad de las bases, en la democracia “directa”, “obrera”, en las asambleas, en el
a los produc- tores (o al Estado que los representa)... Dada la concepció n hecho de que los obreros son la mayoría y que quieren el socialismo.
de base idén- tica sería absurdo aceptar la existencia de una ruptura
El politicismo que parte de una admiració n imbécil de la “revolució n”
fundamental entre aquellos sectores que consideran que la simple
francesa, reduce la revolució n a la toma del poder político (en forma vio-
evolució n del capitalismo es el socialismo y los que pretenden
lenta o pacífica, segú n las variantes) y a la realizació n de un conjunto de
diferenciarse de los otros reformistas, por el solo hecho de preconizar
reformas: nacionalizaciones, desarrollo de las fuerzas productivas, distri-
una “revolució n violenta”.
bució n má s equitativa del producto social, gratuidad de los artículos de
Dado que el modo de producció n capitalista es considerado como si- primera necesidad... Para los partidarios de esta ideología, todo se reduce
nó nimo de progreso (particularmente la subsunció n real del trabajo en el al “partido” que detenta el poder político, y asimilan la “revolució n socia-
capital), la política socialdemó crata denominada de transició n al socialis- lista” al poder controlado por un partido “proletario” má s el desarrollo
mo nunca ataca la base del capital: “qué se produce”, “có mo se produce”, de las fuerzas productivas, o má s sucintamente: la electrificació n má s el
es decir no cuestiona el objetivo y la forma de la producció n... Nunca poder de los soviets.
declara la guerra al motor de dicho modo de producció n (el valor, la ga-
En la comprensió n de la contrarrevolució n, y por lo tanto de la revo-
nancia, la tiranía sobre el valor de uso...), sino que, sin excepció n y en
lució n (la teoría revolucionaria só lo puede serlo plenamente si capta las
todas sus variantes, preconiza un conjunto de medidas que, lejos de atacar
leyes invariantes de la contrarrevolució n), ambas concepciones resultan
la esfera de la producció n, ataca la distribució n y su expresió n jurídica: el
fundamentales. En todas las tentativas histó ricas de la revolució n, ambas
derecho “real”.
concepciones socialdemó cratas (gestionistas y politicistas) aparecen com-
binadas y actú an objetivamente (independientemente de la voluntad de
Ideologías economicistas y politicistas del pasaje al socialismo sus protagonistas) contra la revolució n.
Conceptualmente, ambas desviaciones tienen como comú n denomina-
El socialismo revolucionario, en sus sucesivas y cada vez má s potentes dor el mismo punto de partida: consideran que el socialismo es la pro-
reafirmaciones histó ricas, se ha ido delimitando programá ticamente como longació n del capitalismo bajo la administració n de los obreros o, dicho
la necesaria imposició n despó tica de los intereses del proletariado contra
todos los criterios de valorizació n del capital, contra el valor mismo, lo
5
Estas afirmaciones programá ticas no deben considerarse só lo en tanto que proyecto so-
cial de una clase, de un partido, sino que son el desarrollo necesario de la guerra al valor
4
Es má s correcto expresar así la realidad, pues el verdadero sujeto no es la socialdemo- que toda lucha obrera implica (contraposició n inmediata con la tasa de ganancia), como
cracia, sino el capital constituido en partido político para sus obreros. implica al mismo tiempo la centralizació n orgá nica como manera de ser.

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de otra forma, que el socialismo es la extensió n depurada del capitalismo
de que esas tareas se realizan en el partido (así, en las asociaciones
y purgada de sus elementos nefastos (los patrones, la miseria, la falta de obreras es comú n constatar que convergen en el apartidismo los
desarrollo de las fuerzas productivas, las desigualdades...). En realidad, el “partidistas” más recalcitrantes7).
socialismo de estas concepciones es el capitalismo sin todos los Dadas todas esas convergencias reales, que derivan, en ú ltima ins-
problemas que le son inherentes; el capitalismo no como realidad
tancia, de una sola y misma concepció n socialdemó crata de la sociedad
contradictoria, sino como ideal de igualdad, de libertad, de fraternidad..., capitalista y de su transformació n socialista, no puede extrañ arnos que
de democracia. De ahí la reivindicació n de la “democracia social”, la
encontremos la coexistencia de ambas desviaciones en una misma
“verdadera democra- cia”, en oposició n a la democracia “política” (en corrien- te ideoló gica, e incluso en una misma organizació n. Podemos
realidad la democracia practica, histó rica, ¡la ú nica posible como
constatar esta coexistencia en Lasalle (debe recordarse que la
resultado de la igualdad y la libertad... del mundo mercantil!), e incluso el socialdemocracia es el heredero teó rico y orgá nico del partido de Lasalle,
origen del nombre de la socialdemocracia.
y no del de Marx), en Proudhon, en Kautsky, en Luxemburg, en Gramsci,
Por lo tanto, ambas concepciones son tajantemente reformistas y, como en el trotskismo...
tales, se colocan siempre en la primera fila de la contrarrevolució n. Ellas Má s aú n, si analizamos cualquier teoría de la transició n originada en
son producto y agente histó rico de la contrarrevolució n y de la liqui- la visió n socialdemó crata podremos percatarnos de la necesaria
dació n del proletariado como clase social, sobre la base de la separació n de coexisten- cia del reformismo político y el gestionismo economicista. Así,
la “acció n econó mica” y la “acció n política”, el sindicato y el partido Lenin, que es considerado como un partidista, como alguien que puso en
parlamentario, y teorizan esa separació n que el capital impone al pro- el centro de todo la toma del poder político (concepció n que fue como
letariado (especialmente a través de su fracció n socialdemó crata), entre siempre ligada con una visió n totalmente reformista de la transició n),
economía y política, llevando hasta el nivel de proyecto de sociedad lo que hacía entrar por todos lados en su esquema la concepció n gestionista, el
no es má s que la separació n que efectú a la sociedad burguesa. Cuanto má s control obrero de la producció n capitalista. Lo mismo se puede decir de
potente es la contrarrevolució n dicha divisió n tiene má s fuerza. Si bien Bordiga.
incluso en las épocas de alza revolucionaria existen restos de esa divisió n
Llegado a este punto, el lector se demandará acerca de la pertinencia
entre organizaciones “políticas” (“partidos”) y “econó micas” (sindicatos,
de mantener, durante y para nuestra crítica, la separació n entre las ideolo-
consejos, cooperativas...)6, dicha divisió n encuentra su expresió n má xima
gías economicistas y politicistas, que por todo lo indicado terminan
en la contrarrevolució n misma: tanto en la contrarrevolució n como fase
siendo exactamente lo mismo. Nuestra respuesta, es que, a pesar de esa
específica de negació n del proletariado, como en el conjunto de fuerzas
identidad de fondo, continú a siendo totalmente pertinente el realizar la
sociales y estructuras organizativas cuya funció n social es la de dividir a
crítica, en ese doble nivel, por un lado contra cada una de esas ideologías y
los proletarios y a sus intereses totalizadores para liquidarlos como clase.
por el otro demostrando que en el fondo convergen en una misma visió n
En este sentido, la oposició n economía-política, organizaciones eco-
del mundo.
nó micas-organizaciones políticas, gestionismo-reformismo estatal cumple
En efecto, también la economía política se hace vulgar cuando le toca
una funció n social general y decisiva en la reproducció n del capital. De ahí
administrar o cuando le quita el cará cter histó rico a las categorías que ha
esas coincidencias prá cticas entre teorías aparentemente tan opuestas,
elaborado, y no por ello no fue necesaria la crítica de Marx de cada una
que a veces sorprenden a los militantes jó venes e inexperimentados. Por
de las grandes concepciones, diferenciá ndolas por un lado y al mismo
ejemplo, todos convergen en liquidar la discusió n y la acció n política en las
tiempo demostrando el cará cter cada vez má s vulgar de toda la economía
asociaciones obreras en nombre de la unidad inmediata del proletariado, y
política.
También el materialismo mecanicista, el materialismo fisiologista..., es
en el fondo un idealismo, pero a pesar de que Marx puso en evidencia esta
identidad, consideró indispensable la realizació n de una crítica específica

18 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 19


tanto de la filosofía especulativa, idealista, como de aquel materialismo.
6
En pleno desarrollo insurreccional del proletariado toda separació n entre economía y
7
política tiende a ser abolida. Es por eso que los “partidistas” siempre son sindicalistas.

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Por otra parte, la fuerza de las ideologías es justamente el presentar
la totalidad de las absurdas construcciones de éste para poner en eviden-
esas falsas oposiciones como verdades universales. El marxismo vulgar cia que, incluso así, la sociedad capitalista se reproduciría. Creemos que el
(por ejemplo en su forma estalinista) ha caído sistemá ticamente en la dilucidar y explicar las expresiones má s sutiles y desarrolladas de ambas
idealiza- ció n de esas oposiciones y en la adopció n sagrada de uno de esos concepciones es mucho má s ú til en nuestro desarrollo político (y en el de
polos. Así se ha hecho partidario del monismo materialista, fisiologista nuestros simpatizantes y lectores), que el contentarnos con la crítica de
(sin dar- se cuenta có mo esta antítesis vulgar del idealismo es idealista), las formas má s burdas. Sin embargo no debe perderse de vista tampoco
liquidando partes enteras de la dialéctica. Así ha transformado en religió n aquí la identidad de fondo de la contrarrevolució n y olvidar que también
de Estado la economía política (sin darse cuenta hasta qué punto son los las cari- caturas existen, que el ejemplo de gestionismo que má s gusta a la
herederos de los economistas vulgares)... y se ha definido, por ejemplo, burguesía internacional es el de Tito, o que podemos encontrar la
por la ocupació n del Estado y las reformas como vía hacia el socialismo caricatura suprema de reformismo estatal capitalista bajo la cobertura de
(politicismo). transició n al socialis- mo en el modelo de socialismo caribeñ o a la Fidel
Además, esas falsas oposiciones, precisamente por ser ideologías de la con- Castro.
trarrevolución, han estado y están profundamente arraigadas en las masas, so- Tomando pues las formas má s radicales veremos có mo gestionismo y
bre todo entre los proletarios que creen ser socialistas o comunistas por politicismo han actuado y actuará n contra la revolució n en los momentos
adherir- se a las mismas, y su fuerza está precisamente en existir decisivos. En esa crítica trataremos de ir hasta los fundamentos y
prácticamente en la vida social de los proletarios como tales opciones expresio- nes má s extremas de ambas ideologías, lo que no só lo resulta
diferentes, socialismo democrático o socialismo autoritario, consejismo o importante para captar los límites de la ola revolucionaria 1917-1923 y de
partidismo..., con la consiguiente des- orientación, división y ocultamiento de la “revo- lució n en Rusia”, sino que proporciona elementos claves de la
los verdaderos objetivos de clase. concepció n revolucionaria de la transició n al socialismo, al comunismo.
Histó ricamente, esas concepciones que aquí hemos tildado de economi-
cistas y politicistas se han presentado con un sinnú mero de variables y com-
binaciones, y trascienden las formas de toda estructura organizada (como El gestionismo contra la revolución
toda ideología importante). Así, si nos limitáramos a la estructura formal de
la socialdemocracia, constataríamos que ambas ideologías preexisten a dicha La acció n del gestionismo contra la revolució n, como freno funda-
organizació n, y que durante su existencia, el gestionismo y el politicismo mental a la insurrecció n, se ha verificado como sumamente importante en
des- bordan esa organizació n, y a veces son la característica principal de muchísimos ejemplos histó ricos: Italia 1920, Españ a 1936-1937... Han
sectores que se autoproclaman en oposició n con la misma. Es el caso, por sido precisamente las corrientes má s radicales del socialdemocratismo, el
ejemplo, de Proudhon y sus continuadores, el sindicalismo revolucionario en anarquismo gestionista, el seudomarxismo ordinovista, las que propor-
su expresión soreliana (de Sorel), que debemos clasificar sin temor a dudas cionaron la má xima cobertura ideoló gica y el má ximo encuadramiento
entre los pre- cursores del gestionismo y el gestionismo propiamente dicho. político de los proletarios radicales para imponer la contrarrevolució n.
Pero así como el partido de la revolució n trasciende sus formas (por En los momentos que es decisivo el ataque al Estado burgués: la
ejemplo, el partido comunista en 1848, como realidad internacional destitución del gobierno, del parlamento, del poder judicial, la represión de
vivien- te, trasciende la Liga de los Comunistas, así como en general todas todos los cuer- pos de choque de la contrarrevolución (fascista y antifascista),
las otras sectas revolucionarias), el partido de la socialdemocracia, como de la policía y el ejército, en fin, el despotismo proletario generalizado, el
liquidació n histó rica del partido de la revolució n social en las telarañ as de terror rojo, esas co- rrientes entretienen a los proletarios en la producción, en
la democra- cia, supera la socialdemocracia formal. la gestión, en 10.000 problemas administrativos de distribución y
Economicismo y politicismo será n a continuació n criticados en sus ex- democrático-burocráticos...
presiones má s radicales, má s sutiles, incluso en formas en que la contra- Se le dan todas las posibilidades al Estado para reconstituirse, rearmar
dicció n revolució n-contrarrevolució n aú n no las ha forzado a concretarse. sus cuerpos, preparar sus garras, recrear las polarizaciones en el interior
Marx, también en la crítica a Proudhon, muchas veces llegó a situarse en de la burguesía (fascismo-antifascismo). Es lo que ha pasado siempre en
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la historia, es lo que se repetirá siempre que la direcció n de las masas
Pero no puede dudarse que cuando la insurrecció n proletaria logre
proletarias no coincida con su direcció n revolucionaria, comunista, y que imponerse como fuerza en todo un territorio, cuando la necesidad de des-
los proletarios se dejen entretener con la democracia de base, la gestió n trucció n del capitalismo supere el reformismo politicista, el gestionismo
obrera, los consejos de fá brica, los soviets. será la principal barrera contra la dictadura del proletariado. Frente a la
Incluso una variante mucho má s radical que las que hasta ahora se ha desorganizació n social generalizada consecutiva a todo proceso insurrec-
hecho fuerte, que admite la necesidad de acabar con el Estado burgués e cional o bien el proletariado logra forjar su dictadura contra el mercado,
imponer la dictadura del proletariado, pero que sigue dejando la gestió n imponiendo sus desiciones contra la ley del valor y extendiendo simul-
de la sociedad a las asociaciones de productores, a los comités de fábrica tá neamente ese proceso a nivel internacional, o se reimpone el funcio-
y/o los consejos obreros (es decir, que no comprende por qué no puede namiento de las decisiones autó nomas de cada unidad productiva que
ha- ber destrucció n del capitalismo sin centralizació n del proletariado caracteriza el capitalismo. El gestionismo extremo aparece así como la
consti- tuido en fuerza orgá nica, en “estado”8) es también ú ltima trinchera de la defensa capitalista, como puede vislumbrarse ya
contrarrevolucionaria y jugará un importante papel en el futuro. en las luchas actuales. Las modernizaciones del gestionismo y reformis-
Si no hay una experiencia directa al respecto se debe só lo a que, por mo, que bajo la forma de “cambiar al mundo sin tomar el poder” (en
el momento, las organizaciones, que en los momentos cruciales de lucha realidad cambiar al mundo sin destruir ni el poder burgués, ni el capital),
obrera fueron la direcció n formal de los proletarios má s combativos, es- debemos considerarlas como parte de la preparació n
taban aú n por debajo de dichas concepciones, y a que dicha ideología contrainsurreccional de la burguesía. Cada vez que el proletariado ha
má s radical del gestionismo só lo puede aplicarse cuando se disuelven las salido a la calle y se ha encontrado en una cierta correlació n de fuerzas,
fuerza principales del Estado. En Españ a, el gestionismo impidió llegar a esas “nuevas” expre- siones del viejo y putrefacto gestionismo han
esta situació n. La insurrecció n que había triunfado contra los Kornilov constituido barreras reales de defensa de la gestió n autó noma de las
fue abortada por la decisió n de no (“ir por el todo”) disolver el Estado unidades del capital (empresas, emprendimientos productivos,
republicano y todos los cuerpos armados del mismo, por el sometimiento municipios…) y han logrado liquidar las energías y la diná mica de
del movimiento al antifascismo. En Rusia, Kerenski no tuvo la suerte de los destrucció n revolucionaria del capital portada por el proletariado10.
Companys o Azañ a. Por eso hasta el momento la de octubre 1917 es la
De la misma manera que es una utopía reaccionaria suprimir el capita-
ú nica insurrecció n triunfante en el sentido de que todo el territorio del
lismo sin atacar su Estado, lo es también el pretender eliminarlo en base a
país quedó en manos de los insurrectos9. Sin embargo en Rusia
la autonomía y la libertad de las asociaciones proletarias. En efecto, supo-
predominó la otra cara de la misma moneda: el politicismo radicalizado.
niendo incluso la má xima utopía de que se haya efectivamente destruido
8
Dejemos constancia una vez má s que, para los revolucionarios, la dictadura del toda fuerza organizada político-militar de la contrarrevolució n abierta en
proletaria- do no es un Estado en el sentido tradicional del té rmino, sino un verdadero el mundo y se comience a organizar la sociedad, no sobre la base de la
anti-Estado; en el sentido de que só lo lo es contra la contrarrevolució n y la sociedad
mercantil, que su afirmació n implica su superació n histó rica, su extensió n y extinció n,
cen- tralizació n orgá nica y una directiva ú nica contrapuesta a la ley del
en fin, la supresió n misma del proletariado y de toda dictadura hasta la comunidad valor, sino a las decisiones democrá ticas de un sinnú mero de asociaciones,
9
humana mundial. poco tiempo después tendremos otra vez el capitalismo en pleno
Como evidentemente tampoco los bolcheviques terminaron con el Estado burgué s existe
la tentació n de relativizar esta diferencia. Pero en este texto, en donde estamos
funcionamien- to. O dicho de otra forma, sin la supresió n de la autonomía
poniendo el acento en la inversió n de la praxis que posibilita que los insurrectos puedan de decisió n local en el có mo producir y el qué producir, que caracteriza a
imponer su política en funció n de su concepció n, nos parece fundamental el reafirmarla: la sociedad mercantil, no se puede destruir el capitalismo.
en Rusia los que triunfaron en la insurrecció n pudieron, a pesar de todas las
contradicciones con las
fuerzas en presencia, iniciar la política econó mica y social que defendían en el territorio
que controlaban; en Españ a, por el contrario, la ideología gestionista había impedido ese primando.
salto decisivo y los que triunfaron en la calle no aplicaron ninguna política econó mica y
social global: hasta en el territorio que controlaban físicamente los insurrectos, el
mercado capitalista y las viejas fuerzas republicanas del Estado burgué s siguieron

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10
Vé ase al respecto en Comunismo nú mero 51, Del poder y la revolución, en
Comunismo nú meros 49, 50 y 51 Acerca de las luchas proletarias en Argentina, y
en Comunismo nú mero 51, Imperio de A. Negri, los eructos modernos del viejo
reformismo y La fiesta de los caracoles.

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En efecto, si esas asociaciones, consejos obreros, soviets... no está n uni-
Y ello no só lo porque, como ya se ha verificado histó ricamente, incluso
ficados como totalidad, si no funcionan como cuerpo orgá nico contra el en los soviets, la mayoría está dominada por la ideología burguesa (véase
funcionamiento mercantil… si no se imponen como potencia revoluciona- en Alemania, pero también en Rusia, ¡en donde los soviets aprobaron y
ria contra el valor, si no ejercen la dictadura social contra la mano invisible caucionaron en democrá ticos congresos toda la política contrarrevolu-
del mercado, no pueden suprimirse las bases mismas del intercambio y el cionaria de los bolcheviques!), sino porque el tipo de centralismo demo-
egoísmo mercantiles. En tales circunstancias, la producció n no sería direc- crá tico (negació n de la organicidad, de la unidad de decisió n y acció n...)
tamente social, sino que seguiría siendo particular (y de hecho privada corresponde precisamente a la independencia de los electores, a la auto-
con respecto al resto de la sociedad). Pero, como necesariamente la nomía de los productores y de sus asociaciones, a la necesidad de mediati-
producció n particular tiene que socializarse, como las cosas tienen que zar, de construir una totalidad sobre la base de lo que está separado, a la
circular, si las mismas no circulan en base a las necesidades del conjunto conciliació n de los intereses diferentes, los productores con sus
de la sociedad, el intercambio tenderá a imponerse. decisiones independientes.
A pesar de todos los discursos que puedan hacerse contra la democracia He ahí la democracia obrera, he ahí la sociedad mercantil bajo cobertu-
burguesa y por la democracia obrera y contra el valor de cambio, sin el des- ra socialista y la explotació n del hombre por el hombre seguirá existiendo.
potismo centralizado orgánicamente contra el valor (sin la dictadura contra el Agréguesele a la palabra “democracia” el calificativo de obrero, o de base,
mercado), los productos de cada asociación, cada grupo de asociaciones, cada y nada cambia, es exactamente lo mismo que eliminar por decreto el papel
grupo de comités de fábrica, cada congreso de soviets..., de cada región, en moneda y creer que se ha eliminado el dinero. En este caso, cualquier otra
tales circunstancias no son sólo productos, sino valores de cambio. Aunque se mercancía asumirá el papel de equivalente general y se transformará en
supri- man las formas materiales del dinero, el dinero seguirá regulando las la “nueva” comunidad dineraria. En lo que respecta a la democracia, los
relaciones humanas. ¡El dinero, como relación social burguesa, seguirá “obreros” democrá ticos terminará n también eligiendo por la votació n los
reinando! nuevos gestionistas del capital.
Si no hay producció n y distribució n de productos sobre la base de la En realidad estamos aú n en la misma incomprensió n de base de la
dictadura contra el valor de cambio, centralizada en el proletariado cons- socialdemocracia, que por má s que se radicalice no ha llegado aú n a com-
tituido en partido, hay cambio de productos en la que domina la decisió n prender el capitalismo mismo, y busca –sin tenerlo claro– hacerlo má s
democrá tica de los productores y, por lo tanto, hay mercancías y tendencia obrero, má s democrá tico, es decir, otra vez, conservarlo depurado.
al cambio sobre la base de valores equivalentes. El trabajo abstracto sigue
Los teó ricos de esta corriente realizan una oposició n entre jefes y de-
guiando la sociedad, la ley del valor sigue omnipresente.
mocracia de base, negando en los hechos lo que es evidente: que la pro-
Si los productos no pierden el cará cter mercantil, si el valor de cambio pia democracia obrera producirá jefes, que toda forma asamblearia crea
continú a reinando, todas las atrocidades del capitalismo volverá n a repro- burocracia. “Jefes” habrá durante toda la fase revolucionaria, y si bien es
ducirse, y esa nueva sutilidad del gestionismo se revelará como lo que es, evidente que los “jefes” del proletariado pueden representar sus intereses
un arma de la contrarrevolució n, de la reconstitució n del capitalismo, no histó ricos11, ellos pueden representar también la contrarrevolució n. ¿Qué
ya contra la insurrecció n sino para después. se garantiza con las asambleas, las elecciones libres de los obreros, la vo-
Viendo las cosas por el lado de có mo se centralizan, se socializan, las luntad de la mayoría de los obreros? Una sola cosa, que tanto las ideas que
decisiones políticas (paralelo siempre a có mo la producció n privada-par- dominen como los jefes sean los de la contrarrevolució n y ello por varias
ticular se socializa) se llega exactamente a lo mismo. La democracia de los razones:
obreros (incompatibilidad de hecho, pues si el pueblo gobierna, el prole-
tariado es esclavo), de los soviets, los consejos, las comunas o los comités
lleva exactamente a lo mismo o, mejor dicho, es la otra cara del mismo 11
En este caso, cuando el proletariado se constituye en partido y se afirma como fuerza
proceso de predominancia del valor de cambio. Democracia y sociedad revolucionaria el concepto mismo de “jefe”, que es propio de todas las separaciones de la
democracia, pierde sentido y sería utilizar una terminología caduca el mantenerlo.
mercantil está n indisociablemente unidas.

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1. Porque en toda la fase revolucionaria las ideas dominantes seguirá n de transició n, y especialmente en el aná lisis de la contrarrevolució n en
siendo las burguesas. Ru- sia, pues, frente a la política bolchevique (que, como veremos, no
2. Porque lo que predomina en ese tipo de organizaciones socioló gica- constituía tampoco una alternativa revolucionaria), toda la burguesía se
mente obreras es precisamente el pueblo, y no el comunismo: los buenos agrupó para hacer una crítica gestionista, segú n la cual se debía garantizar
discursos, lo má s ló gico, la opinió n pú blica, los dirigentes populares, el la “democra- cia obrera”... Por ello esta crítica es la condició n previa para
sentido comú n, los que hablan mejor en la asamblea… demarcarse de una crítica de derecha.
3. Y el punto má s importante, que engloba a los otros dos, porque el
capital (que estos socialdemó cratas radicalizados siguen sin comprender) El politicismo contra la revolución
se afirma en todo esto como sujeto (y no só lo como relació n social y
cosa12) que sigue en vida en la mercancía, gracias a su “medio” propio, la En su expresió n má s radical (el leninismo), la visió n politicista adop-
democracia, y es capaz de seguir cooptando como dirigentes de la socie- ta elementos de la crítica revolucionaria al reformismo, al pacifismo, al
dad a los má s aptos para su gestió n. gestionismo, al inmediatismo..., colocando, en primer plano y en contra-
posició n a todo aquello, la violencia revolucionaria, la toma del poder
En síntesis, la democracia, modo y medio de vida del capital, só lo pue- político, la necesidad de la insurrecció n, el terrorismo revolucionario, la
de producir dirigentes cooptados por el capital, “direcciones” (pues direc- dictadura del proletariado...
ciones habrá siempre) que conduzcan a su reconstitució n. Pero incluso esa variante más radical no se sitú a en el proyecto social de
El capital como sujeto está , por decirlo así, oculto; los hombres creen destrucció n del capital, de abolició n del trabajo asalariado y el dinero; de ahí
dirigirlo y éste termina siempre dirigiendo a los hombres. La democracia que se haya limitado a repetir con Lenin que lo que diferencia la revolució n
se ha considerado siempre como un simple mecanismo que pudiera ser- del reformismo es el hacer extensivo el reconocimiento de la lucha de clases,
virle a la clase que lo adopte (democracia burguesa-democracia obrera), y de su desarrollo hasta la revolució n violenta y la dictadura del
cuando en realidad ella está indisociablemente ligada con la disolució n proletariado.
del proletariado como clase13, a su negació n (incluido, evidentemente, el Es decir, que su defensa de la revolució n en ruptura con el reformis-
terrorismo estatal, prisiones, cá rceles y la conciliació n de los ciudadanos mo queda exclusivamente reservada al aspecto político, y en todo lo que
independientes), y termina siempre por verificarse (el hecho de que sean concierne a la revolució n social (a pesar de la terminología utilizada, por
los obreros los que la adoptan no cambia nada) como afirmació n de la ejemplo, por Kautsky), esta corriente continú a siendo profundamente
sociedad mercantil del valor de cambio, como mecanismo del capital para reformista, es decir, partidaria de un conjunto de reformas econó micas
popularizarse y cooptar mejor a sus gestionistas, especialmente si son como las estatizaciones, la redistribució n del ingreso...
obreros. Ni siquiera el concepto de dictadura del proletariado es captado en
Esta crítica del gestionismo en sus variantes má s radicales debe estar su totalidad, como dictadura social de una clase que se desarrolla contra
per- manentemente presente en todas las discusiones que conciernen al los criterios de valorizació n y de desarrollo de fuerzas productivas corres-
período pondiente al capital, sino como dictadura de tal o cual “partido político”,
autodefinido como del proletariado.
12
La socialdemocracia, como la economía política, comprende el capital como cosa (má- En realidad no se trata só lo de liquidar “los otros aspectos” de la re-
quinas, materias primas, productos, tierras…). En sus expresiones má s radicales llegan a volució n, centrá ndose en “lo político”, sino que, dada la visió n politi- cista,
considerarlo una relació n social (de privatizació n, de explotació n, de represió n…) pero
difícilmente lo entienden como sujeto social e histó rico que independientemente de los
a través de la cual la revolució n se limita a lo político, y la ruptura entre
hombres, o las instituciones, adopta todas las decisiones econó micas y políticas del reforma y revolució n se reduce a la necesidad de la dictadura y el
mun- do y que es la esencia de todas las relaciones sociales. Sin embargo é sta es la terrorismo obrero, se pierde todo sentido de la totalidad de la dictadura
cualidad má s importante del capital, la que abarca todas las otras y lo que en realidad
constituye el fundamento de toda la sociedad burguesa.
del capital y de la necesidad totalizadora de la dictadura del comunismo
13
Y antes aú n a la negació n de la humanidad como especie unificada. orgá nicamente centralizado.
26 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 27
De ahí se llega a la vieja visió n parcializadora de la burguesía, y se
el capital) llega a ser expresió n suprema cuando se afirma que se ha rea-
acepta la independencia de sus diferentes esferas, negando el ABC de la lizado la revolució n proletaria desde el punto de vista político, que existe
obra de Marx14. Así, Kautsky, Lenin (y los epígonos) son incapaces de la dictadura del proletariado, aunque socialmente no se ha cuestionado
comprender que la revolució n proletaria es una revolució n social (es de- el trabajo asalariado y la tasa de ganancia continú a ejerciendo el mando
cir, total), esencialmente diferente a todas las que han existido. Aquellos real en toda la economía, es decir, que la dictadura efectiva del valor de
siguen prisioneros del modelo de la “revolució n” francesa (que supuso el cambio contra el valor de uso se mantiene en todos sus términos15.
afianzamiento político de una fracció n burguesa que ya controlaba la so-
Es importante subrayar que esta concepció n socialdemó crata existente
ciedad contra otra, pero de ninguna manera la destrucció n revolucionaria
ya antes de Marx había sido totalmente rechazada por éste. Para Marx,
de un modo de producció n anterior) y limitan la revolució n proletaria al
la dictadura del proletariado no comenzaba a partir de un cambio guber-
cambio en la esfera política.
namental, político, sino que la dictadura del proletariado empieza como
Sin lugar a dudas es por ello que las má s variadas fracciones
dictadura social, cuando cada productor recibe una parte del producto
burguesas, en las luchas que entre ellas se libran (guerra imperialista),
que corresponde a lo que aportó con su trabajo (ver Crítica al programa
han proclama- do a Lenin, Stalin, Trotsky “como sus teó ricos”. Por un lado,
de Gotha, es decir, el programa má s importante de la socialdemocracia
el esquema de base del leninismo es totalmente compatible con una
alemana). Con esto ú ltimo, nosotros no estamos de acuerdo, pues no hay,
reforma “revo- lucionaria” (expresió n ésta que el leninismo limita un
desde el punto de vista comunista, nada que justifique una fase en donde
cambio político violento, seguido por el consiguiente terrorismo). Y por el
el criterio de la distribució n sea el aporte de trabajo, pero lo que es esen-
otro se le puede dar una tintura “obrera”, tan indispensable para movilizar
cial en la posició n de Marx, contra lo que afirmaran Lenin y sus epígonos,
a los obreros en la “revolució n”, y luego para hacerlos trabajar má s
es el contenido necesariamente social de la dictadura y la revolució n.
intensa y extensa- mente en la reconstitució n nacional. Por ello, los
No tiene, ni para Marx ni para nosotros, ningú n sentido hablar de
grandes líderes de esas fuerzas capitalistas (desde Mao Tse Tung a Ho Chi
dictadura del proletariado, si la producció n sigue siendo dirigida por la
Min, de Fidel Castro a Enver Hoxha) no han debido cambiar ni una letra al
ley del valor. La dictadura del proletariado comienza precisamente con el
esquema de base del reformismo politicista. Ellos también son
despotismo contra el valor, cuando la sociedad está efectivamente dirigida
“revolucionarios”, pues como Robespierre, Lenin, Stalin o Trotsky cortan
no por el capital, sino contra él.
cabezas, y también como ellos llaman a trabajar mucho para desarrollar
Por lo tanto, aquello que consiste en afirmar que lo que diferencia la
las fuerzas productivas.
revolució n del reformismo es la revolució n violenta, el terrorismo revo-
Para los politicistas, la economía es realmente asunto aparte, y por
lucionario..., es totalmente falso. É sa es una condició n necesaria, pero
ello, a pesar de ser tan “revolucionarios” en la política no só lo son tan
de ninguna manera suficiente. El capital puede y se ha reformado sobre
reformistas (contrarrevolucionarios) en lo socioeconó mico (ningú n ata-
la base de la violencia y el terrorismo “revolucionario”. Claro que sin
que al capital, sino la bú squeda de su centralizació n jurídico-estatal), sino
violencia revolucionaria, sin dictadura del proletariado organizado en
que terminan sin excepció n haciendo entrar por la ventana lo que decían
partido comunista, sin terrorismo revolucionario contra toda la contra-
expulsar por la puerta: el gestionismo. Todos los leninistas son partidarios
rrevolució n organizada, el hablar de revolució n proletaria es una estu-
del control obrero (en tanto que control contable, administrativo) de la
pidez o un cinismo. Y esto será siempre indispensable subrayarlo, má s
producció n capitalista.
aú n hoy, luego de la gigantesca contrarrevolució n que aú n padecemos y
La incomprensió n de la totalidad (o, mejor dicho aú n, de la contra-
posició n total existente entre la dictadura del capital y dictadura contra 15
Los epígonos de Lenin han llevado é sta aú n má s lejos (aunque a veces de forma reverti-
14
da). De esta forma, para Trotsky, puede existir un Estado obrero donde la sociedad esté
Entre otras cosas que el modo de producció n determina el modo de distribució n, que el dirigida contra los intereses obreros, un modo de producció n socialista coexistiendo con
derecho (u otras ideologías) son la expresió n formal de relaciones de fuerzas econó mi- un modo de distribució n burgué s, relaciones de producció n socialistas determinando un
cas, que la política, a pesar de poder tener una relativa autonomía, está determinada, en derecho burgué s...
ú ltima instancia, por la economía...

28 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 29


en la cual la ideología dominante empuja a una crítica de derecha, anti-
Debe subrayarse también que, en muchas partes del mundo, las expre-
rrevolucionaria del leninismo: rechazo de la necesidad de la insurrecció n siones má s claras del comunismo nunca formaron parte formal de la so-
proletaria, rechazo de la necesidad del terror rojo, rechazo de la cialdemocracia. A pesar de que Lenin nunca rompió con los fundamentos
necesidad de la dictadura del proletariado constituido en partido... metodoló gicos de la socialdemocracia en su vida militante, en ocasiones
Pero, para delimitar realmente la revolució n del reformismo, es nece- se situó objetivamente al frente del proletariado y también como parte de
sario, como Marx lo hizo, ubicar en el centro de la cuestió n la revolució n la expresió n teó rica de la ruptura del proletariado con la socialdemocracia
social, es decir, la destrucción total de la sociedad del capital, la abolició n formal. Así, en continuidad total con Marx y muchos otros revoluciona-
del trabajo asalariado, de la propiedad privada... He ahí lo que realmente rios y en particular (entre los que iniciaban la ruptura con la socialdemo-
diferencia la revolució n de la contrarrevolució n. cracia por encontrarse anteriormente en sus propias filas) con
La insurrecció n, la dictadura, la violencia, el terrorismo só lo son me- Pannekoek, Lenin, en un momento crucial de la revolució n mundial
dios (medios que el proletariado está forzado a emplear), y como tales no (1917), volvió a poner en el centro la necesidad de la destrucció n del
contienen en sí una determinació n social específica. Son revolucionarios Estado burgués.
o contrarrevolucionarios en funció n del proyecto social que objetivamen- Claro que esto le valió también el calificativo de anarquista. Como
te, independientemente de la voluntad o las declaraciones de sus agentes,
hoy los estalinistas, los socialistas, los trotskistas..., ayer la socialdemo-
sostienen.
cracia formal consideraba anarquista a todo aquel que volviera a poner
De ahí que sea tan absurdo atribuir a la violencia, al terrorismo, a la
en su lugar ese aspecto central del programa comunista: la destrucció n
dictadura..., una virtud intrínseca, como siendo revolucionarios en sí,
del Estado burgués. Segú n ellos, el Estado había que tomarlo, que
como el considerar que son por naturaleza no revolucionarios.
utilizarlo al servicio de la socialdemocracia y, poco a poco, se iría
Lamentablemente, ésta ha sido, hasta el presente, la clá sica polarizació n
extinguiendo. Lenin reafirma la posició n de siempre de los comunistas en
que la burguesía ha logrado mantener en el seno del proletariado para su
El Estado y la revolución, siendo precisamente en esto má s explícito que
divisió n.
los propios Marx y Engels: el Estado burgués no se extingue, sino que hay
que des- truirlo; el Estado que se extingue es el Estado (antiestado) de la
Dictadura del proletariado - destrucción del Estado burgués dictadura del proletariado. Durante la ola revolucionaria 1917-1923, la
afirmació n “sin destrucció n del Estado burgués no hay revolució n” fue
El proletariado no puede contentarse con tomar el poder, con apro- crucial (y lo será aun en el futuro).
piarse del Estado burgués y ponerlo a su servicio (lo que en realidad es Esta reafirmación programá tica fue decisiva en la autonomizació n del
imposible). El proletariado só lo podrá realizar su proyecto social revolu- proletariado en esa época, pero como veremos en el conjunto de nuestro
cionario destruyendo de arriba abajo el Estado burgués. La dictadura del trabajo sobre la “cuestió n rusa”, Lenin no fue consecuente (en especial a
proletariado no es la ocupació n del Estado burgués por los obreros o un partir de octubre de 1917) con dicha posició n fundamental, y todos sus
partido obrero, sino la negación efectiva del Estado burgués. epí- gonos se apresuraron a olvidar que al Estado burgués es necesario
Como todo aspecto central del programa de la revolució n, la socialde- destruir- lo. En la crítica al leninismo, a la concepció n socialdemó crata,
mocracia tenía que traficarlo. Si a los partidarios del ataque al capital y al hubiese sido parcial no subrayar esta tentativa de ruptura de Lenin con su
trabajo asalariado, la socialdemocracia los trata de utó picos y a los de la propia visió n politicista y socialdemó crata, sin embargo, sería parcial
conspiració n revolucionaria de blanquistas, a los proletarios revoluciona- también el dejar las cosas así, incluso en esa obra (El Estado y la
rios que sostienen la destrucció n del Estado burgués los trata de
revolución), sin duda la más radical, Lenin sigue marcado por su
anarquis- tas. Sin embargo, la lucha invariante del proletariado por la
destrucció n del capital y el Estado continuó desarrollá ndose y concepció n socialdemó crata.
expresá ndose contra la socialdemocracia, aunque en algunas partes esa En efecto, aunque se proclama la destrucció n del Estado burgués, éste
ruptura no llegase a formalizarse. sigue siendo concebido como un instrumento al servicio de una clase, no
como la expresión orgánica de las relaciones de producción, de vida, que
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una clase porta (como organización de una clase en clase dominante).

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Es decir que, para Lenin, la ruptura queda reducida a “la política”, pues
Contra el utopismo
por un lado, como vimos, la dictadura del proletariado no es considerada
dictadura contra la ley del valor y el trabajo asalariado, sino mera
No faltará n aquellos que, luego de nuestra crítica de la concepció n
dictadura política, y por el otro, mantiene la concepció n del Estado como
socialdemó crata de transició n al socialismo, quisieran encontrar una re-
instrumen- to, que incluye implícitamente la posibilidad de cambiar su
ceta má gica, positiva, de transformació n socialista, y por qué no, una
direcció n para servir a una política diferente.
descripció n de có mo nos imaginamos la sociedad futura. La autodefensa
Si el Estado fuese un instrumento, como un fusil o un martillo, cual-
socialdemó crata llegará incluso a tacharnos de utó picos, idealistas, por no
quiera podría tomarlo y utilizarlo para sus intereses 16. Esta posició n del
Estado como instrumento, con la que Lenin no rompió totalmente ni si- “tener nada concreto que proponer”.
Precisamente por rechazar el idealismo, el utopismo (¡también hoy
quiera en El Estado y la revolución, sería abiertamente sostenida por los
contra la corriente, pues ante la descomposició n de la sociedad presente
bolcheviques desde que se instalaron en el Kremlin, y sería decisiva, como
el utopismo tiende a ponerse otra vez de moda!), no tenemos ninguna
veremos, para que el capital los transforme en sus mejores agentes.
rece- ta, ni ningú n molde preconcebido al que quisiéramos adecuar la
En realidad, como el Estado no es un simple instrumento, sino la
sociedad futura. Pero también hoy, como hace má s de un siglo, sabemos
estructuració n en fuerza organizada de la reproducció n de la sociedad;
perfecta- mente có mo no será la sociedad futura, sabemos claramente que
como el Estado del capital no es otra cosa que el capital organizado en Es-
tenemos que negar revolucionariamente toda la sociedad presente,
tado, ninguna dictadura política puede destruirlo. El Estado burgués no se
suprimiendo la propiedad privada, el trabajo asalariado, el capital, el
destruye políticamente. Aunque la dictadura sea realmente una dictadura
Estado, la familia, la religió n, lo que implica, hoy, como hace un siglo,
total contra todas las instituciones y antiguos gestores del capital (cosa
actuar en contrapo- sición real, prá ctica (es decir, también teó rica) con
que los bolcheviques ni siquiera tuvieron ni el coraje, ni la perspectiva de
respecto a todas las formas de perpetuació n y reforma de la actual
realizar), el Estado (siempre que no se haya destruido la ley del valor que
sociedad, lo que incluye en forma especialísima la contraposició n con
manda en la sociedad) seguirá existiendo, independientemente de los que
respecto a todas las falsas concepciones de la transició n.
pretenden dirigirlo, como Estado que reproduce el capital.
Quien pretenda que esto no es una clarísima perspectiva de futuro, que
Para destruir el Estado del capital hay que destruir el capital, es decir,
no constituye la definició n de un proyecto social, no ha comprendido nada
la base de donde surge. Con este ABC del marxismo revolucionario no
del materialismo dialéctico e histó rico. La negació n es una definició n y,
actuó en consecuencia ningú n socialdemó crata (¡ningú n bolchevique!).
ade- má s, es la ú nica definició n materialista existente ya como negació n
Hablar de dictadura del proletariado, de destrucció n del Estado burgués,
inevi- table de la sociedad presente. La diferencia entre utopismo y
sin una dictadura contra la ley del valor es un sinsentido. Sin el ejercicio
comunismo revolucionario no está en que el primero define y el segundo
social de la dictadura del proletariado, sin la dictadura contra el capital, el
no; sino en que mientras el primero define a partir de un conjunto de
Estado capitalista seguirá reproduciéndose, sean cuales sean los hombres
deseos y una concep- ció n moral, el comunismo define a partir de la
que tiene en su direcció n y cualquiera sean sus intenciones (como en el
abolició n en acto de la socie- dad presente. La concepció n comunista de la
caso de los bolcheviques desde octubre de 1917).
transició n surge de la crítica (teó rico-prá ctica) que realiza el proletariado
16
Incluso los instrumentos está n socialmente determinados y no son neutros, pero el deba- constituido en partido de toda la sociedad presente, así como de todas las
te al respecto sobrepasa este texto. Esto es lo que la socialdemocracia jamá s falsas concepciones de la transi- ció n. La transició n histó rico-real entre el
comprendió , o mejor dicho, siempre ocultó ideoló gicamente. Las fuerzas productivas capitalismo y el comunismo será antes que nada una negació n activa,
existentes son las del capital. Por eso aunque dichas fuerzas productivas constituyan una
base para la revolució n (porque se parte de ellas y porque su desarrollo permite por organizada y cada vez má s consciente del capital y todas sus adaptaciones
ejemplo la re- ducció n de la semana de trabajo) deberá n, en ú ltima instancia, ser para intentar perpetuarse (reformas).
totalmente destruidas y sustituidas por otras, que sean concebidas en funció n de las Por ello, en las batallas histó ricas ya ocurridas, el programa
necesidades humanas y no de la valorizació n del valor.
revoluciona- rio se ha ido afirmando siempre en tanto que conjunto
coherente de nega- ciones: dictadura del proletariado para la abolició n del
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dinero, del trabajo

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asalariado, del cará cter privativo de los medios de vida (lo que incluye
siglo xx, ni el sujeto de la misma, eran comprendidos por la socialdemo-
los medios de producció n en sentido estricto), de la democracia..., cracia internacional, incluida la rusa. Para la socialdemocracia en Rusia
crítica de las falsas concepciones de la transició n (verdaderas barreras no tenía sentido plantear la revolució n proletaria y el socialismo (ahora
contra la revo- lució n, para rearmar el capital) de Proudhon, Lasalle, dejamos de lado el hecho de que “incluso el socialismo” socialdemocrático
Berstein, Kautsky..., Lenin, Trotsky, Stalin, Mao Tse Tung, Ho Chi Min, sea, como vimos, socialismo burgués, es decir, mera reforma y extensión
Fidel Castro... del capitalismo), sino que lo que estaba al orden del día era una
É ste es el lugar que ocupa en nuestro trabajo global sobre la cuestió n revolució n burguesa, las tareas democrá tico-burguesas.
rusa (o, má s en general aú n, sobre el período má s alto de la revolució n y Peor aú n, Rusia era, en especial para el centro internacional social-
la contrarrevolució n registrado hasta el presente en el mundo entero) el demó crata, un país bá rbaro por excelencia, el enemigo nú mero uno del
resumen crítico que hemos hecho acerca de la concepció n socialdemó cra- progreso y la civilizació n. Por ello, en las contradicciones intercapitalistas,
ta de transició n al socialismo. Como tal es patrimonio del proletariado y la socialdemocracia se mostraba sin excepció n del lado de las potencias
su partido en su lucha por constituirse y afirmarse para abolir de arriba capitalistas europeas, lo que constituye un elemento interpretativo funda-
abajo toda la sociedad burguesa. mental de la contrarrevolució n, que ha sido totalmente oscurecido por el
mito de la traició n de 191417. Por ello, toda la socialdemocracia interna-
La socialdemocracia y la cuestión rusa cional y la rusa adoptaron con tanta facilidad la posició n derrotista del
lado ruso (el zarismo era considerado por todos –incluidos bolcheviques
Nunca, ni en ninguna parte, tuvo tanta importancia la concepció n so- y mencheviques– como una traba al capitalismo que ellos preconizaban),
cialdemó crata de transició n al socialismo como en Rusia a partir de 1917, de la misma manera que habían justificado (salvo algunos sectores margi-
pues fue por primera vez en esas circunstancias que un partido formado nales como Luxemburg, Jogiches...) toda lucha nacional capitalista contra
en esa escuela controlaba, decidía e imponía (casi solo, a pesar de la re- el zarismo, en nombre del derecho a la autodeterminació n, basá ndose en
lació n de fuerzas y las contradicciones sociales) la política econó mica y textos de Marx y Engels18.
social que regía todo un país. En todos los textos que siguen veremos la Esa tesis de la barbarie rusa, opuesta al progresismo del capital ale-
importancia de esas decisiones centrales, guiadas por la concepció n cuyos má n, fue una constante desde principios de siglo hasta 1917, y a partir
fundamentos hemos criticado. de esa fecha sigue jugando un papel fundamental en las políticas nacional
Pero si, como veremos, los bolcheviques aplicaron una política estric- (el modelo de los bolcheviques fue el capitalismo alemá n) e internacional
tamente de desarrollo capitalista nacional, ello no só lo fue una consecuen- (acuerdo de Brest-Litovsk, de Rapallo...) preconizadas y aplicadas por los
cia implícita inevitable de la concepció n socialdemó crata, sino que para bolcheviques.
el caso ruso la socialdemocracia internacional defendía explícitamente ese
proyecto de defensa y desarrollo del capital como la alternativa. En efecto, 17
Desconociendo el apoyo implícito o explícito a la política nacional imperialista que la
la idealizació n del capitalismo realizada por la socialdemocracia inter- socialdemocracia realizara desde su origen hasta 1914.
nacional, propia a su visió n general (véase al principio de este texto), le 18
Como es sabido, Marx y sobre todo Engels una vez muerto Marx, defendieron al
respec- to la posició n burguesa nacionalista: el apoyo al armamento y la guerra del
impedía reconocer el capitalismo real en Rusia, en especial cuando ese ca- lado prusia- no. Engels llegará incluso a preconizar abiertamente la posició n
pitalismo se mostraba en su forma má s bá rbara e “incivilizada”: miseria “patrió tica” adoptada por la socialdemocracia en 1914: “En 1891, cuando parece
absoluta, extrema, en la mayor parte del territorio, despotismo inminente el estallido de una contienda bélica entre Alemania, por un lado, y Rusia y
Francia, por el otro, Engels asegura a Bebel y otros dirigentes socialistas que si Alemania
generaliza- do del Estado zarista... En la miseria del proletariado ruso, la es atacada “todo medio de defensa es bueno”; ellos deben “lanzarse contra los rusos y
socialdemo- cracia só lo veía la miseria, los pobres, la enorme masa de sus aliados sean quienes sean”. Podría ocurrir incluso, sostiene Engels, que en ese caso
“campesinos” y no la subversió n proletaria revolucionaria en preparació n. “nosotros seamos el único partido belicista verdadero y decidido”. Engels, citado por
Ni el proyecto social internacional de la revolució n, cuyos signos anun- Pedro Scaron en La intro- ducción a Marx y Engels. Materiales para la historia de
América Latina. MEW, tomo XXXVIII, pá ginas 176, 188.
ciadores en Rusia pudieron constituirse por lo menos desde principios del

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Por encima de todo, la socialdemocracia había llevado su visió n nacio-
tenía ningú n sentido hacer depender linealmente el desarrollo econó mico
nal (contrapuesta a la realidad mundial) del desarrollo del capitalismo a
de un país, las posibilidades del proletariado de ese país de colocarse en
su extremo ló gico. Segú n ella, por un lado la revolució n del proletariado
el cen- tro de la lucha. Esto ú ltimo dependía de otros factores “subjetivos”,
debía realizarse país por país, por el otro, dado que ésta dependía de
como la experiencia de lucha, la organizació n, la conciencia..., y concluían
la contradicció n relaciones de producció n-fuerzas productivas, era ló gico
que el proletariado en Rusia era la fuerza revolucionaria decisiva.
que no se pudiese aspirar a la revolució n proletaria ahí donde las fuerzas
Esta teoría, que influyó fuertemente en el movimiento revolucionario
productivas está n “menos desarrolladas” y que mecá nicamente el esque-
internacional, desde principios del siglo xx (1903) hasta nuestros días,
ma de la revolució n proletaria fuese la consecuencia de tal desarrollo. Por
incluida la fracció n de los bolcheviques que sostuvo la necesidad de la
lo tanto, só lo país por país, desde la adelantada Alemania hasta la atrasa-
revolució n proletaria y dirigió la insurrecció n, a pesar de su aparente ra-
da Rusia, podría irse planteando la revolució n proletaria.
dicalidad, no constituye una ruptura de fondo. Se seguía prisionero de la
Si en Alemania o Inglaterra la revolució n proletaria no se había rea- religió n de que el capitalismo “debe” desarrollarse país por país, de que
lizado no tenía ningú n sentido plantearla en Rusia, y hacerlo significaba cada burguesía nacional debe desarrollar su país, que, si no lo hace, es
aventurerismo, anarquismo... Hasta qué punto esta concepció n dominó
por su debilidad y que en este caso es al proletariado (junto al “campesi-
incluso en la socialdemocracia rusa nos lo da el hecho de que la misma
nado” o no, segú n las variantes) a quien corresponde realizar las tareas
se haya considerado en general satisfecha con la seudo “revolució n” de
burguesas (lo que es una idealizació n apologética e integralmente
febrero de 191719 y haya apoyado al gobierno provisional y su política
religiosa del capital). Ello llevaba a aceptar un cambio en cuanto al sujeto
imperialista de “paz” (hasta la llegada de Lenin y las Tesis de abril), y má s de la revolució n venidera –se aceptaba al proletariado como tal 20–, lo que
claro aú n en el hecho de que haya sido exactamente sobre la base de esa su- ponía también un cambio tá ctico en el partido socialdemó crata, pero
idea y esa argumentació n (“debemos esperar la revolució n en Alemania”) no en cuanto al contenido social de la revolución futura: había que
que una fracció n importante del partido bolchevique (los “viejos bol- realizar las tareas democrá tico-burguesas.
cheviques” que sostenían las posiciones de siempre de los bolcheviques, Peor aú n, esa concepció n, que finalmente aparecía como “revoluciona-
principalmente dirigidos por Kamenev y Zinoviev) se haya opuesto a la ria” en relació n con la oficial de la socialdemocracia, en los hechos serviría
insurrecció n, la haya traicionado, denunciado y saboteado, y que incluso para justificar aú n mejor, en nombre del proletariado, el desarrollo
en los días siguientes a la victoria insurreccional, proponía abandonar esa
nacional burgués. Aunque el proletariado tuviese la fuerza de imponerse a
“empresa aventurera” o intentar reconstituir un gobierno con la unidad
la bur- guesía no podría aplicar su programa social, sino que debería
de todos los partidos.
aplicar el programa social de su enemigo histórico 21. Era el eslabó n que
La importancia real del movimiento del proletariado en Rusia puso faltaba para la apología explícita del capitalismo de Estado y del
más de una vez esa teoría reaccionaria en cuestió n y llevó a algunos capitalismo a secas,
militantes de la socialdemocracia rusa, directamente empapados con ese
movimiento, a re- conocer, incluso desde principios del siglo xx, la 20
Sin embargo se lo identificaba con el obrero industrial de las grandes ciudades. Esta visió n
posibilidad de la revolució n proletaria sin una larga etapa de “democracia socioló gica es típica en la socialdemocracia. No só lo se definía la clase en sí y no por
burguesa”, condició n previa inevitable segú n la ideología de la su diná mica de lucha (por su proyecto social y su constitució n en partido), sino que se
socialdemocracia internacional. É ste fue el caso primero de Parvus, luego desconocía completamente el potencial socialista del proletariado agrícola, base del
ejé rcito zarista y de su descomposició n subversiva. A la mayoría de este ú ltimo se le
principalmente de Trotsky, que contra la corriente pusieron en evidencia atribuía la categoría de “campesino” y como perspectiva la consigna burguesa “tierra
que no tenía sentido concebir nacionalmen- te, país por país, las para el que la trabaja”.
21
contradicciones que empujaban a la revolució n, y no La posició n de Trotsky de la “revolució n permanente” (a pesar de que formalmente utiliza
la misma expresió n que Marx, es diferente en cuanto al contenido), segú n la cual el
19 proletariado podría hacer en un mismo movimiento las tareas burguesas y su propia
En realidad, la canalizació n estatal y burguesa (sustitució n del zarismo por un gobierno
revolució n, olvida precisamente que las tareas burguesas son la negació n brutal (e inclu-
de toda la burguesía) eran de hecho el intento general del capital de desviar y liquidar la
so terrorista) del proletariado y su proyecto, pues consisten en la dictadura efectiva de la
verdadera revolució n proletaria que había emergido.
valorizació n del valor contra toda tentativa de resistencia proletaria.

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en nombre del proletariado, lo que en los hechos se tradujo en Rusia en la
direcció n de la insurrecció n..., constituye una condició n necesaria, im-
liquidació n física –siempre en nombre del proletariado– de toda oposició n
prescindible, para servir al proletariado y dirigir su victoria insurreccio-
a las tareas burguesas en Rusia, que requerían un aumento brutal de la
nal; pero no es suficiente para llevar adelante una verdadera revolución
tasa de explotació n para lograr una nueva fase de industrializació n que
comunista y constituir, en los hechos, la vanguardia de la centralizació n
llegaría a su apogeo durante el estalinismo.
internacional del proletariado.
Para terminar esta crítica general de la concepció n socialdemó crata,
El límite fundamental del movimiento del proletariado, de su propia
decisiva para comprender la “cuestió n rusa”, debemos explicitar que la
constitució n en fuerza internacional, en partido, en lo má s alto de la ola
escisió n en la socialdemocracia rusa, entre bolcheviques y mencheviques,
revolucionaria de 1917-1923, es el no haber producido una vanguardia
no se refería a la concepció n de fondo, al proyecto social que había que
constituida sobre la base de una ruptura general con toda la socialdemo-
impulsar en la revolució n que se avecinaba. Sostener que entre los bol-
cracia, lo que le permitiría a una organizació n como los bolcheviques,
cheviques y los mencheviques, a principios del siglo xx, se produjo una
totalmente dominada por la concepción socialdemócrata del mundo y de
escisió n entre revolució n y reformismo implica permanecer prisionero de
su transformación22, ubicarse como dirección formal del proletariado, no
la visió n reformista, politicista, de la socialdemocracia. En los hechos,
só lo en Rusia, sino en el mundo entero.
ambas fracciones, bolcheviques y mencheviques, continú an defendiendo
Los resultados fueron los siguientes:
el mismo proyecto para Rusia: la realizació n de las tareas burguesas, el
desarrollo del capitalismo.
El conjunto de textos (fundamentalmente el ¿Qué hacer?) y la acti-
– En Rusia, los bolcheviques se constituyeron en gestores del capital
nacional, en directores del Estado burgués y en jefes sanguinarios de la
tud organizacional de los bolcheviques, que condujeron a la “ruptura”
represió n contra la lucha proletaria y comunista: contra toda resistencia a
del partido socialdemó crata, no cuestionaron ese reformismo general de
la explotació n, contra todo proyecto de revolució n social.
principio (aunque los bolcheviques tuvieran una visió n má s violenta, más
“revolucionaria” de có mo llegar a ese reformismo), sino que se limitaban a – En el terreno internacional, los bolcheviques, basá ndose en la necesi-
aspectos de la estructura organizativa. dad del proletariado de constituirse en fuerza organizada mundialmente,
Sin duda la visió n menchevique de la organizació n de revolucionarios formalizaron una estructura (Tercera Internacional) que desde el
se sitú a en una perspectiva de típico partido socialdemó crata, sindicalista principio fue puesta, por los bolcheviques, al servicio del capital y de las
y parlamentario, y la de los bolcheviques, en cambio (a pesar de no necesidades del Estado nacional ruso. Dicha fuerza se transformó en el
romper tampoco con el parlamentarismo y el sindicalismo), se centro de la contrarrevolució n internacional, lo que se concretó en la
corresponde con la trayectoria insurreccionalista y conspirativa, de liquidació n de las posiciones comunistas internacionalistas, y llegó a su
defensa intransigente (contra la corriente y sin miedo a perder nivel supremo con el frente popular, el socialismo en un solo país..., la
popularidad) de las posiciones revolucionarias propias de todos los masacre de revo- lucionarios en todas partes y la guerra imperialista.
grupos revolucionarios del pasado y el futuro. Es por ello que de los
bolcheviques podía surgir, luego de otra profunda crisis organizativa
durante 1917, una fracció n capaz de servir al proletariado durante la
insurrecció n y de constituirse en su direcció n formal y jamá s podía el
proletariado esperar esto de los mencheviques. 22
Dejando incluso de lado aquí el hecho de que el mito del “partido” infalible y del de los
Estamos en el mismo problema abordado cuando criticamos la visió n “viejos bolcheviques” sirvió para que se mantuviera la unidad formal de una organiza-
politicista, radical y su tan cacareada ruptura con el reformismo. No ció n formal totalmente contradictoria, que no coincidía en absoluto con la vanguardia
existe tal ruptura de base. Esa estructura organizativa, apta para la de- real del proletariado que había realizado la insurrecció n, en la que se impulsaba como
grandes jefes a traidores del día anterior (¡Zinoviev!), y que consolidada como fuerza
fensa de ciertas posiciones contra toda la corriente, para la organizació n contrarrevolucionaria, se transformaría en un vivero personalista e individualista de
y centralizació n de los combates que el proletariado desarrolla, para la lucha por el poder en la que todos se terminarían arrancando los ojos.

38 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 39


Contra el mito de la transformación socialista:
La política económica y social de los bolcheviques
y la continuidad capitalista
“El dinero mismo es la comunidad y no
puede soportar ninguna otra por
encima de él.”
Marx, Grundrisse.

Introducción

Los revolucionarios siempre subestimamos el poder enorme de los


grandes mitos sociales o, al menos, seguimos sorprendidos de la solidez
que siguen teniendo las grandes religiones, los mitos má s burdos y gigan-
tescos que mantienen anclado al proletariado en su esclavitud. No hay
duda de que nunca repetiremos de má s aquello de que la ideología domi-
nante es la de la clase dominante, y que si bien la revolució n proletaria
será forzosamente una revolució n consciente, lo será no en el sentido de
las mayorías (como cree todo demó crata populista), de las grandes masas,
que só lo participará n en la revolució n porque no tienen má s remedio,
sino en el de la inversió n de la praxis operada por la acció n consciente y
organizada de los militantes revolucionarios, de los comunistas interna-
cionalistas, que constituirá n la direcció n histó rica del proletariado inter-
nacional organizado en partido mundial.
Ningú n mito ha sido tan decisivo contra el proletariado para su di-
visió n y desorientació n, en cuanto a su perspectiva general y mundial,
como el mito de la existencia de “países socialistas” y en particular de una
“Rusia socialista”.
Dicho mito, que le viene fenó meno a la burguesía internacional, tanto
en Rusia como en Occidente, demuestra su solidez aú n hoy, cuando ante la
propia crisis de acumulació n capitalista en aquel país y las tentativas de
reemergencia del proletariado contra el Estado en lo que la burguesía
denomina “campo socialista” (principalmente en Polonia, Hungría, Ale-
mania del Este, Rumania), el proletariado de esa regió n queda acantona-
do en las reivindicaciones de la democracia a la occidental, y el del resto
del mundo no siente aquella lucha como suya (como sucedía en los cinco
continentes a principios del siglo xx), con sus mismos objetivos y contra
el mismo enemigo.

La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 41


Ese mito demuestra también su solidez, desde un punto de vista más
Dinero y comunidad
elaborado, teorizado, cuando ante la reemergencia cada vez má s violenta
de las contradicciones propias del capital, en Rusia mismo, se las
Muy esquemá ticamente podríamos resumir el programa de los comu-
interpreta como debidas a la burocracia, al estalinismo, a la “dictadura”, e
nistas (resultado de sucesivas afirmaciones histó ricas) como la constitu-
incluso cuando se llega a preguntar: ¿se ha paralizado el proceso de
ció n del proletariado en clase dominante para abolir la propiedad privada
transformació n socialista? ¿Có mo es posible que Rusia no sea má s
de los medios de producció n y por lo tanto el trabajo asalariado 23, la
socialista? ¿Desde cuán- do? ¿Cuá l fue el proceso que condujo a la
mercancía, el dinero... y construir una sociedad no mercantil, sin clases,
liquidació n del socialismo?
sin Estado, sin naciones, una verdadera comunidad humana.
En todos estos casos se parte del prejuicio vulgar, especie de dogma
No podemos desarrollar estos puntos aquí, sino que só lo haremos re-
aceptado por todos, de que realmente en Rusia, en un momento dado,
ferencia en contraposició n, y en la medida en que resulte imprescindible,
se inició la transformació n socialista. Este prejuicio (que en este texto
para situar el accionar de la direcció n del Estado y comprender su pers-
trataremos de analizar y denunciar), que só lo resultará barrido con una
pectiva econó mico-social. Sin embargo no podemos dejar de subrayar un
reemergencia generalizada y mundial del movimiento comunista, parte a
aspecto central de la concepció n revolucionaria de la crítica de la econo-
su vez de un conjunto de identificaciones (insurrecció n proletaria
mía, que nos ayudará a comprender lo que sigue: el dinero, como comu-
victoriosa y triunfo del socialismo, nacionalizaciones y socialismo,
nidad, excluye toda otra comunidad.
industrializació n estatalmente dirigida y socialismo, colectivizació n
forzada y socialismo...) que no tienen ni pies ni cabeza, y que nosotros El dinero24, como el individuo, la mercancía o el Estado, no nace de
hemos denunciado siempre como falsas. una convenció n, sino que nace como producto social del intercambio. A
través de su desarrollo se afirma sobre la base de un conjunto de determi-
En vez de aquellas preguntas que parten del prejuicio de que en algú n
naciones histó ricas hasta su transformació n en capital. Desde el momen-
momento se inició la transformació n socialista y que luego se liquidó , de-
to mismo en el que los productos comienzan a determinarse socialmente
generó ..., nosotros plantearemos la verdadera pregunta: a partir de 1917 y
como valores de cambio y se constituye la mercancía como unidad de
hasta nuestros días, ¿se inició en Rusia una transformación socialista?
valor de uso y de valor de cambio, el valor de cambio comienza a tomar
En nuestra exposició n (y completando el texto de crítica de la con-
una existencia separada del producto.
cepció n socialdemó crata de transformació n socialista), nosotros comen-
“El valor de cambio separado de las mercancías y existiendo junto a
zaremos subrayando aquello que, segú n los autores clá sicos, constituye lo
ellas es el dinero. Todas las características de la mercancía como valor de
fundamental de la transformació n revolucionaria; veremos luego las
cambio aparecen en el dinero, como en un objeto diferente de ella, en una
posibilidades existentes en Rusia para dicha transformació n, la política
forma de existencia social, separada de su forma de existencia natural.
efectivamente llevada adelante por el gobierno bolchevique, y sus resul-
tados, lo que nos permitirá responder negativamente a aquella cuestión. 23
Si el productor no estuviese privado de sus medios de vida (y de los de su producció n) por
Veremos también muy brevemente las críticas efectuadas por las izquier- la propiedad (propiedad privada particular o estatal) no vendería su fuerza de tra- bajo
das comunistas, que llevará n a la direcció n del Estado (Lenin) a confesar y por lo tanto el trabajo asalariado no podría existir; de ahí la unidad inseparable de la
que la política efectuada tiene por objetivo el desarrollo del capital, y a reivindicació n revolucionaria: “eliminació n de la propiedad privada” con respecto a la
de “abolició n del trabajo asalariado”.
realizar la apología del capitalismo. La crítica de la visió n leninista nos 24
El revisionismo, en lo concerniente a la obra de Marx, ha liquidado en general la im-
abrirá la vía para poner en evidencia no só lo que no hubo transforma- portancia decisiva que tiene el dinero y lo ha considerado como era en su origen: un
ció n socialista, ni inicio de la misma, sino que, incluso socialmente, no simple medio (de pago, de compra, de circulació n…). Ha perdido así la posibilidad de
comprenderlo como fin, como objetivo, que es la clave de la sociedad actual. En efecto,
tiene ningún sentido hablar de dictadura del proletariado en Rusia, pues el dinero en su determinació n de medio de acumulació n engloba a todas las otras deter-
en ningú n momento esta clase social dirigió la sociedad: el capital nunca minaciones. Como tal es relación social y comunidad. En esa determinació n, el dinero
dejó de ejercer su dictadura; a pesar de la voluntad y las tentativas de los subsume a los diferentes modos inmediatos de producció n de cosas y se afirma como
fin, como sujeto histórico, es decir como capital.
bolcheviques, éstos fueron sus mejores agentes.

42 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 43


[...] De la misma manera que es imposible superar las complicaciones y requiere de aquél (de esa mediació n que sustituye así a la comunidad)
contradicciones que proceden de la existencia del dinero junto a las mer- para hacerse “social”. Esa socializació n dinero-capital25 excluye toda otra
cancías particulares, transformando la forma de dinero, igualmente impo- socializació n.
sible es superar el dinero, mientras el valor de cambio continúe siendo Ademá s, el desarrollo del valor de cambio hasta su conversió n en
la forma social de los productos.” Marx, Grundrisse. capital lejos de ser una posibilidad entre muchas otras es, por el
Es totalmente inconcebible y utó pico eliminar la relación social dinero contrario, un pro- ceso necesario que está implícito en la mercancía.
sin eliminar el valor de cambio. Toda sociedad mercantil es una sociedad Como dice Marx: “Es un deseo tan piadoso como tonto que el valor de
“monetaria”. Toda tentativa de cambiar, por ejemplo, el dinero por bonos cambio no se desarrolle hasta convertirse en capital o que el trabajo
de trabajo, sin un proceso que haya destruido las bases de la mercancía, productor de valor de cambio no se desarrolle hasta convertirse en trabajo
está condenado al fracaso. A pesar de que la materia física pueda cambiar asalariado”. Grundrisse.
mucho, el dinero, como ú nica condensació n social del trabajo privado Subrayamos bien algo tantas veces negado por estalinistas-trotskistas
en tanto que trabajo social y por lo tanto como comunidad, reaparecerá y otros socialistas burgueses. Para Marx, como para nosotros, toda
bajo otros disfraces. Y recíprocamente, toda sociedad dominada por la sociedad en la que predomina el valor de cambio desarrollado es una
relació n social dinero es necesariamente una sociedad mercantil, en sociedad capi- talista y, evidentemente, toda sociedad salarial es una
donde el valor comanda las materias físicas producidas (así como en sociedad capitalista.
ú ltima ins- tancia la distribució n de las mismas). La importancia de citar a Marx es incuestionable dado que, de hecho,
“El dinero mismo es la comunidad y no puede soportar ninguna otra Marx será (bien o mal conocido, segú n los casos) el punto de referencia
por encima de él.” Marx, Grundrisse. Con la transformació n histó rica teó rico principal para los bolcheviques, la verdadera “autoridad” en la
del dinero en capital, este proceso de exclusió n de toda otra comunidad materia para todos los protagonistas de la pretendida “transformació n
entre los hombres, lejos de ser negado, es reproducido a nivel cuantitativo socialista”. Se podría objetar que los textos que hemos citado no eran
y cualitativo superior. En efecto, el dinero, en tanto que capital, es decir, conocidos por los bolcheviques26. Sin embargo, si bien hemos tomado esas
como relació n social general en donde todo se subordina al proceso de citas por su claridad y su cará cter explícito y condensado en el tema en
valorización del valor, es al principio una determinació n social del dinero, cuestió n, las mismas tesis se encuentran expuestas por todas partes en la
que, sin embargo, la supera, englobando al mismo tiempo todas las otras obra de Marx y Engels, como ha sido suficientemente demostrado, por
determinaciones. ejemplo, por Amadeo Bordiga en sus diversas y variadas contribuciones
“Trabajo asalariado, por un lado, y capital, por otro, son, por lo sobre el tema. Ademá s, lo que puede haber oscurecido en la mente de tal o
tan- to, otras formas del valor de cambio desarrollado y del dinero como su cual bolchevique el cará cter no mercantil del socialismo, la indisoluble
encarnación. El dinero es inmediatamente de esta forma la comunidad unidad entre valor de cambio, mercancía, dinero, trabajo asalariado, capi-
real, ya que es al mismo tiempo la sustancia general de la existencia de talismo, no es en absoluto la no lectura de los Grundrisse (que no era posi-
todos y el producto común de todos. Pero en el dinero, como ya hemos ble en la época), ni la falta de claridad de los autores clá sicos en el conjun-
visto, la comunidad es al mismo tiempo mera abstracción, cosa to de la obra (tesis totalmente claras en la Contribución a la crítica de la
externa economía política, El capital, El anti-Dühring...), sino, por el contrario, la
ideología y los prejuicios propios a toda la socialdemocracia internacional
y casual para el individuo y puro medio de satisfacción como individuo
aislado.” Marx, Grundrisse. revelando que el trabajo no es directamente social, sino privado y que
Por ello, socialismo con el dinero no puede ser otra cosa que una bur-
da abstracció n, una comunidad externa y casual, una comunidad ficticia.
Lejos de ser la afirmació n del comunismo es, por el contrario, la afirma-
ció n típica de la socializació n bajo el capital: la existencia del dinero sigue
44 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 45
25
Una sociedad que requiere socializar sus productos revela que la producció n no es conce-
bida de forma directamente social, sino privada, y en té rminos estrictos debería
afirmar- se que una sociedad socialista no requiere de ninguna “socializació n”.
Paralelamente, una sociedad en que no existe el trabajo privado, ni el individuo-
ciudadano-atomizado no necesita ni puede conciliarse con ninguna mediació n; é sta es
otra vía para percibir lo absurdo de hablar de socialismo democrá tico o de democracia
obrera.
26
Los Grundrisse, escritos en 1857, recié n fueron publicados en 1939 por el Instituto Marx-
Engels-Lenin de Moscú .

44 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 45


y la rusa en particular. No podemos olvidar en absoluto, en todo lo que
que esa relació n fundamentalmente salarial se disfrazaba) de los medios
sigue, que los bolcheviques fueron formados en la concepció n burguesa, y los objetos de trabajo se trata efectivamente de proletarios, sino que
socialdemó crata, del mundo, y que en su gran mayoría consideraban las también liquida el movimiento de contraposició n al capital nacional e in-
teorías de Marx y Engels como equivalentes a las revisiones, reescrituras, ternacional de esos “campesinos”, movimiento reivindicativo general que
retraducciones e interpretaciones hechas por los jefes de la abarca el campo y la ciudad, que va oponiéndose a todos los gobiernos y
socialdemocra- cia y que consideraban las presentaciones del marxismo que termina por constituir en las calles, en las fá bricas, en los comités de
efectuadas por Karl Kautsky, a escala internacional, y por Gueorgui empresa, en el campo, en los soviets, en el ejército, la fuerza principal de
Plejánov, en Rusia, como idénticas a la obra de Karl Marx. descomposició n del Estado burgués28. Desconocer esta constitució n gene-
ral del proletariado como clase, a la cual condujo la diná mica en el campo
Las debilidades de la revolución y las ciudades (“campesinos” y “ciudadanos”, ¡oh, brutal negació n de la
vida misma por parte del lenguaje burgués!), es desconocer la historia
En general, toda exposició n sobre las posibilidades de transformació n mis- ma de la constitució n de soviets obreros y soldados (¡¿y qué otra cosa
econó mico social de Rusia parte de un aná lisis de la pobreza existente eran los soldados, esa parte decisiva del proletariado en el derrotismo
en ese país, de la “falta de desarrollo” o de la existencia de estructuras revolu- cionario, que hombres venidos del campo, que “campesinos” a los
precapitalistas. Nosotros rechazamos totalmente ese punto de vista. En que se les imponía el uniforme?!), es decir, la historia de la revolució n en
realidad, la pobreza existente en la Rusia zarista no se debía a la falta del Rusia. La misma lucha revolucionaria del proletariado en Rusia se
desarrollo del capital nacional ruso 27 (y menos aú n a las supuestas estruc- desarrolla en contraposició n con toda esa visió n socialdemó crata
turas no capitalistas), sino, por el contrario, al verdadero desarrollo gene- (nacional, etapista, democrá tica…) de la revolució n.
ral y contradictorio del capitalismo mundial, que por un lado produce la Por lo tanto explicar los límites de la revolució n en Rusia a partir del
miseria y por el otro empuja por todos lados a la guerra imperialista, lo nú mero de campesinos (y su importancia relativa en la població n), de la
que se concreta en 1914. falta de desarrollo capitalista29 o “del feudalismo” es un error fundamental.
Ademá s, contrariamente a lo que se dice en general, la burguesía mun- En realidad, la revolució n nunca fue funció n lineal del desarrollo de las
dial poseía en Rusia una industria muy concentrada e importante, que fuerzas productivas, regió n por regió n, país por país, y, desde ningú n
en plena época zarista permitía situar a ese país como la cuarta potencia punto de vista, las posibilidades de transformació n econó mico-social
industrial mundial. Por otra parte, la concentració n del proletariado en las fueron más grandes en países má s “desarrollados” (para expresarse en los
ciudades, como en Petrogrado y Moscú , era una de las má s altas del términos de la opinió n pú blica, es decir, de nuestros enemigos) que en
mundo. Claro que la gran mayoría de la població n vivía en el campo, como Rusia.
no hacen má s que repetir todos los aná lisis descriptivistas (no dialécticos, Má s aú n, aquella explicació n fue, como veremos a lo largo de este
castrados de perspectiva y del proyecto social revolucionario), que artículo, el pretexto general de que se valió el capital y el Estado para,
centran todo en el “campesinado”. Este enfoque no só lo desconoce que hablando por boca de los bolcheviques, justificar toda la política econó-
por sus condiciones de producció n y por la separació n real con respecto a mica contra el proletariado, contra la revolución social. Si la revolució n
toda forma de propiedad (a pesar del sinnú mero de formas jurídicas
en las 28
Eso es precisamente el proletariado, ¡y no la adició n socioló gica de los obreros de fá bri-
27 ca! En general, por má s decisivos que estos ú ltimos puedan ser, siempre constituyen una
Dicha teoría, que se imagina el desarrollo del capital país por país, y segú n la cual cada
minoría en la constitució n del proletariado como clase.
país debe pasar por las etapas que los otros han pasado, era la teoría fundamental de 29
Una variante de esta falsa explicació n es la que se basa en la falta de desarrollo de los
todos los hijos teó ricos de Plejá nov. Plantear en el capitalismo, sistema que presupone
aspectos sociopolíticos del capital y principalmente de la “democracia”. Ademá s de la
el mercado mundial, la cuestió n a nivel de desarrollo nacional es un sinsentido. Só lo confusió n entre la democracia y la forma parlamentaria-republicana de la dictadura del
quienes cuestionaron esa tesis y comprendieron el cará cter mundial del capitalismo y el capital, esta explicació n es típica de los epígonos de la socialdemocracia: “Cuanto más
de sus contradicciones pudieron, contra la ortodoxia de la socialdemocracia, sostener la
democracia, más cerca del socialismo estamos”. En todos nuestros trabajos denuncia-
posibilidad de una revolució n proletaria en Rusia.
mos este punto de vista.

46 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 47


se demostró totalmente débil, con los bolcheviques en el poder, para
volució n (para afirmar su necesidad de las tareas democrá tico-
realizar importantes cambios econó micos y sociales, ello se debió a dos
burguesas), sino porque como clase internacional no se constituye en
razones principales:
fuerza suficiente- mente autó noma, porque como fuerza no se llega a
dotar (ni nacional, ni in- ternacionalmente) de una direcció n, de un
1. A la imposibilidad general de destruir las relaciones mercantiles en programa con suficiente ruptura con la prá ctica y la concepció n
el interior de un solo país (es decir, a la oposició n total entre “socialis- mo” socialdemó crata.
y “país”) y al desarrollo desfavorable de la correlació n de fuerzas Todo nuestro trabajo acerca de la contrarrevolució n y el desarrollo
internacional en la contradicció n revolució n comunista o contrarrevo- capitalista en Rusia se centra, en especial en lo que respecta a la ex-
lució n capitalista (derrota sucesiva de la revolució n en otros países y posició n, en este país, pero tiene como punto de partida y perspectiva
continentes). una visió n global, internacional de todo el período. Ni la revolución ni
2. A la debilidad programá tica y organizativa de la direcció n del prole- la contrarrevolución son “rusas”, ni pueden comprenderse sin una
tariado a nivel internacional y ruso; a la ruptura insuficiente con respecto comprensió n global de la correlació n internacional de fuerzas. Esto,
a la socialdemocracia en todos los niveles (véase el artículo La concepción que está presente en todos nuestros estudios y desarrollos teó ricos, no
socialdemócrata de transición al socialismo, en este mismo libro). puede ser perdido nunca de vista por el lector, aunque nos concentre-
mos, como en lo que sigue, en la concreció n “rusa” de las contradic-
De má s está decir que ambos aspectos son inseparables y se ciones mundiales.
condiciona- ron mutuamente. La debilidad de la organizació n del Estudiar có mo la debilidad objetiva del proletariado se expresó y
proletariado en par- tido internacional, producto de décadas de concretó en Rusia implica por lo tanto criticar la práctica subjetiva, la
contrarrevolució n socialdemó - crata, determinaba la desorientació n prá ctica voluntaria, humana, de aquellos que pretendieron (o al me-
general, la política internacionalmente oportunista de los bolcheviques, la nos, dijeron pretender) dirigir la “revolució n” y que en realidad diri-
derrota país por país, y la aplicació n de una política en favor de la gieron la reorganizació n capitalista, contrarrevolucionaria: el partido
contrarrevolució n capitalista también en Rusia. La divisió n metafísica bolchevique.
entre elementos objetivos y subjetivos, tantas ve- ces efectuada, no hace Al respecto es fundamental el texto anterior, en el que expusimos la
má s que confundir aú n má s las relaciones diná mi- cas de una totalidad concepció n general de la socialdemocracia internacional y el de la
compleja. La correlació n objetiva de fuerzas integra y depende de la socialdemocracia en Rusia, dentro de la cual los bolcheviques eran una
estructuració n y la conciencia de las fuerzas contrapuestas, es decir, de fracció n, pues lo que sigue es la consecuencia de dicha concepció n, es el
los elementos subjetivos. Ello es el ABC de nuestra metodolo- gía. No se estudio de las tentativas de los bolcheviques de aplicar una política eco-
trata de contemplar el mundo objetivo, “tal como es”, como hace el nó mica y social coherente con su visió n socialdemó crata de la transició n
materialismo vulgar, sino de concebir toda correlació n de fuerzas al socialismo.
objetivas en tanto que prá cticas humanas, subjetivas, revolucionarias y Esa visió n se encuentra condensada en la consigna de propaganda de
contrarrevolucionarias30. Lenin, que se transformaría en la guía directiva de la economía y de toda
El proletariado en Rusia no es débil porque los proletarios sean pocos, la sociedad: “El comunismo es el poder de los soviets más la electrifica-
no luchen lo suficiente, o estén poco desarrollados, como dice la contrarre- ción de todo el país”31.

30
“El defecto fundamental de todo el materialismo anterior (incluido el de Feuerbach) es que
31
sólo concibe las cosas, la realidad, la sensoriedad, bajo la forma de objeto o de Este principio leninista continuó constituyendo la quintaesencia de la doctrina general
contempla- ción, pero no como actividad sensorial humana, no como práctica, no de del Estado en Rusia durante dé cadas: “Al definir las tareas esenciales de edificación de
modo subjetivo. [...] La coincidencia de la modificación de las circunstancias y de la la sociedad comunista, se dice en el programa del PCUS, el partido se guía por la fórmula
actividad humana sólo puede concebirse y entenderse racionalmente como práctica genial de Lenin: ‘El comunismo es el poder de los soviets más la electrificación de todo
revolucionaria”. Marx, Tesis sobre Feuerbach. el país’”. Documentos del XXII Congreso del Partido Comunista de la URSS, 1962.

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La política económica y social de los bolcheviques en el poder. insurreccional, solidificará esa fuerza formal que se opondrá a la revolución
La orientación general permanente y a la liquidación del capitalismo. De ahí la importancia funda-
mental que tiene el estudio de las posturas bolcheviques y consecuentemente
El proletariado había peleado contra el capital y la guerra; y había ido la política que ese partido lleva adelante desde que tomó el control del Estado.
rechazando de forma violenta, y cada vez má s combativa, todos los seu- Situémonos entonces en el momento en el que, como agente e intér-
docambios hasta empujar al partido que aparecía como el má s extremo a prete del proletariado ruso y sus contradicciones, el partido bolchevique,
asumir el poder: los bolcheviques. Pero esa autonomía y combatividad luego de muchas dudas, idas y venidas32, asume insurreccionalmente la
cre- cientes en la calle, en la guerra, en los campos... no había ido direcció n de la sociedad. Por sus propias fuerzas y debilidades será in-
acompañ ada de una fortificació n en la direcció n (en el sentido fuerte, mediatamente capaz de explicar la necesidad de la dictadura, pero no de
histó rico, en el de proyecto social) del proletariado. Aunque en términos dirigir al proletariado hacia consignas y un proyecto revolucionario de la
de violencia de des- composició n del ejército, de terrorismo sociedad. Lejos de eso, los bolcheviques se contentarán con promover a
revolucionario, de conspiració n insurreccional, se había avanzado mucho, nivel de “programa revolucionario” el conjunto de medidas democrático-
las consignas de realizació n so- cial seguían siendo exactamente las burguesas (paz, pan, tierra, democratizació n del ejército, control obrero...)
mismas: “pan”, “paz”, “tierra”. Ese desconocimiento del proyecto social que los obreros desean y piden especialmente a través de los soviets33 y
revolucionario (de destrucció n del capital, del trabajo asalariado) tuvo un que en grandes líneas coincide con el horizonte socialdemó crata
peso contrarrevolucionario decisi- bolchevique.
vo. La violencia revolucionaria del proletariado se concreta entonces en la
destrucció n del ejército y otros cuerpos del Estado burgués. Pero ello no 32
No debemos olvidar que el partido bolchevique nunca había sido claramente partidario de la
insurrección y que, además, nunca había concebido una alternativa de poder exclusivamente
es suficiente. El proletariado no logra dirigir la sociedad en concordancia proletaria antes de la existencia de la revolución en otros países. Hasta el mismo Lenin, en
con sus intereses y asumir la destrucció n de la sociedad mercantil. septiembre de 1917, estaba lleno de ilusiones acerca de una “salida pacífica”, de conciliación
En vez de una dirección realmente revolucionaria se consolida, con la in- con los partidos seudoobreros (mencheviques y socialistas revolucionarios de centro y de
derecha).Tampoco debemos olvidar que la insurrección se llevó adelante con una estructura
surrección de octubre, el partido bolchevique, una organización centrista y os- surgida de la lucha y con la oposición total de la vieja estructura del partido y de los “viejos
cilante que, como buena estructura socialdemócrata, nunca había defendido, bolcheviques”. Por ú ltimo no olvidemos que incluso después de la insurrección de octubre
ni propagandeado, la necesidad del comunismo, sino de la democracia y las de 1917 parte importante del partido y de la dirección no só lo seguía estando en contra de
ella, sino que proponía volver para atrás y crear un gobierno de “todos los partidos
tareas democrático-burguesas. La superación por parte del proletariado de los obreros”.
planteos democráticos de otras fuerzas que se autodefinían como socialistas 33
Es simplista considerar a los soviets como revolucionarios y a los bolcheviques como ma-
y la ductilidad de los bolcheviques, que impulsados por minorías radicales de nipuladores. En realidad, los bolcheviques aplicaron la política mayoritariamente
deseada por los soviets. Si exceptuamos la experiencia y tentativas de la izquierda
adentro y de afuera de ese partido (especialmente sectores del socialismo comunista en Rusia (socialistas revolucionarios de izquierda, izquierda comunista de los
revo- lucionario de izquierda, y minorías sin partido), fueron cambiando de bolcheviques, sectores autodenominados como comunistas anarquistas o incluso
posición para adaptarse a la situación, produjo una dirección formal del anarquistas a secas...), las propuestas “alternativas” mayoritarias en los soviets eran
tambié n predominantemente socialdemó cratas (social-revolucionarios de derecha,
movimiento, que se hizo cargo del Estado en nombre del proletariado sin mencheviques…) y conducían tam- bié n al capitalismo. Se olvida a menudo que los
representarlo en términos históricos revolucionarios. El partido bolchevique soviets, tanto antes como despué s de octu- bre, funcionaron como parlamentos y
constituye así una encrucijada de fuerzas en donde se concentran las tambié n consejeros gubernamentales que buscaban las salidas a la crisis nacional y que
las posiciones proletarias y revolucionarias en los mismos siempre fueron obra de
contradicciones sociales: lo- gra potenciar la fuerza del proletariado y fracciones que actuaron a contracorriente y que no se so- metieron a la disciplina
concretar la insurrección de octubre de 1917, pero será el agente de la mayoritaria. Por eso fue tan fá cil la adaptació n de dichos consejos a su funcionamiento
resolución de la contradicción en favor de la contrarrevolución capitalista. El como ó rganos de gestió n, encuadre de los trabajadores y control del trabajo. De ahí que
el desarrollo de los soviets haya sido tan paralelo y simbió tico con el de los sindicatos,
mito de la unidad del partido (y de los “vie- jos bolcheviques”) por el cual tambié n en su funció n de aparatos de Estado, y que en muchos casos sus componentes y
los bolcheviques no rompen ni con su pasado socialdemó crata, ni con los proyectos coincidieron. En este sentido, los soviets se preparaban ya para desempeñ ar
mismos traidores que se opusieron a la lucha su papel posterior de ó rganos del estalinismo y constituyeron el antecedente de los CDR
de Cuba o de cualquier otro sistema de movilizació n popular (las comunas en China,
50 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 51
“Sinamos” en Perú ...) por parte del Estado pintado de “socialista”.

50 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 51


Los primeros tiempos de poder bolchevique han sido muy mal estu-
guerra, reduciéndola a una absurda caricatura, al fijarle como objetivo un
diados. Es eso lo que permite mantener el mito del “pasaje al socialis- conjunto de medidas de reorganizació n de la democracia. Ni una palabra
mo” En efecto, tal como lo resumimos en nuestro trabajo, si realmente de la lucha, de la revolució n socialista, ni del proletariado, sino la
se tiene en cuenta la correlació n de fuerzas internacionales, la evolució n confirmació n de un programa tímidamente reformista para ser lleva- do
real de las relaciones de producció n, la ideología, las intenciones y las adelante por el pueblo (ese “sujeto” de la historia que todo burgués tiene a
primeras medidas adoptadas por los bolcheviques, la tesis de una trans- flor de labios para enterrar al proletariado). Nada má s coherente que el
formación económica socialista inmediata a la “revolución” 34 de 1917 hecho de que Lenin no dirigiera esa proclamació n del triunfo al
se derrumba. Por eso, el estudio de esta época tiene una importancia de- proletariado internacional, sino a los “ciudadanos de Rusia”. Ese mismo
cisiva, dado que todos los grandes problemas, decisiones y oposiciones día, en el Segundo Congreso de los Soviets de diputados y soldados de
serán definidos durante esos primeros añ os y el curso posterior de las Rusia, dicho programa gubernamental fue resumido en siete puntos por
contradicciones no es más que el producto del desarrollo preexistente. el propio Lenin:
Veamos, por tanto, cuá l fue la política efectivamente defendida y aplica-
da por los bolcheviques. Controlada la situació n militar, los bolcheviques, “El poder de los soviets:
en coherencia con su concepció n y los deseos de la mayoría, anunciará n
su plan de gobierno. En el mismo acto, en el cual se anuncia oficialmente
1. Propondrá una paz inmediata y democrática a todos los pueblos y
la destitució n del gobierno provisorio y que “el poder del Estado pasó a
un armisticio inmediato sobre todos los frentes.
manos del Ó rgano de Soviets de diputados, obreros y soldados de Petro-
grado, del Comité Revolucionario Militar que se encuentra a la cabeza del
proletariado y de la guarnició n de Petrogrado”, el mismo Lenin35 resume el
2. Asegurará la entrega, sin indemnización, de las tierras de los terrate-
nientes, de los infantados y de los monasterios a los comités de campesinos.
programa que intentará n llevar adelante, el programa por el cual “el
pueblo luchó”, comprometiéndose a aplicarlo. Dicho programa era,
segú n Lenin
3. Defenderá los derechos del soldado, procediendo a la democratiza-
ción total del ejército.
y los bolcheviques: “La proposición inmediata de una paz democrática, la
abolición del derecho de propiedad de los terratenientes, el control obrero
de la producción, la creación de un gobierno de los soviets”36. 4. Establecerá el control obrero de la producción.
Es decir, al otro día de la insurrecció n triunfante37 se estaba liqui-
dando la lucha revolucionaria del proletariado, contra el capital y la 5. Asegurará, a su debido tiempo, la convocación de la Asamblea
Constituyente.
34
Ponemos comillas aquí en el té rmino revolució n para demarcarnos de la posició n que
defiende que la insurrecció n de octubre fue una revolució n concluida que habría trans-
formado la sociedad o que habría marcado el principio de esa transformació n. Para
6. Se preocupará de abastecer de pan a las ciudades y de artículos de
nosotros en octubre de 1917 hubo una insurrecció n que forma parte de un movimiento primera necesidad al campo.
revolucionario internacional del proletariado, pero que como en otras partes logró ser
liquidado por la contrarrevolució n capitalista y particularmente por la política de la
socialdemocracia internacional. 7. Asegurará a todas las naciones que pueblan Rusia el verdadero de-
35
Vé ase A los ciudadanos de Rusia. recho de disponer de sí mismas.”38
36
Ídem.
37
Eran las diez de la mañ ana del 25 de octubre de 1917. En realidad, la insurrecció n se ha-
bía concretado el día y la noche anterior, sin que Lenin, ofuscado en la lucha contra sus
compañ eros de partido que se oponían a todo preparativo, estuviera realmente al tanto
de su concreció n. Só lo durante el principio de esa mañ ana Lenin tuvo la informació n 38
Lenin, A los obreros, los soldados y los campesinos, en el Segundo Congreso de los
suficiente para comprender que el poder había sido tomado pasá ndole por arriba a las Soviets. Nosotros hemos agregado la numeració n para facilitar el aná lisis que haremos a
estructuras bolcheviques oscilantes. continuació n.

52 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 53


Las medidas concretas anunciadas por los bolcheviques. Significado,
aplicación y proyección histórica 2. La expropiación de tierras y su entrega a los comités de campesi-
nos correspondía a la canalizació n y la legalizació n de una situació n de
hecho: la expropiació n y la ocupació n de tierras habían estado a la orden
Salta a los ojos que ese programa, incluso en la mejor de las hipó tesis en
del día durante los ú ltimos meses de acció n y agitació n revolucionarias.
cuanto a su aplicació n, no ponía en absoluto en cuestió n el carácter capitalis-
Durante ese invierno de 1917-1918, aceleradas por el apoyo efectivo de
ta de la sociedad rusa. Todos los mitos acerca de la transformació n socialista
los soviets urbanos, la mayor parte de las tierras de los terratenientes,
de Rusia arrancan o bien de la ignorancia total acerca de la política que los
del Estado, de la Iglesia, fueron expropiadas por el proletariado agríco-
bolcheviques quisieron implementar, o bien de un ocultamiento sistemático
la, que no había esperado ningú n tipo de medida bolchevique para ha-
acerca del significado de cada uno de esos puntos, así como del de su concre-
cerlo. También fueron expropiadas partes de las tierras de los antiguos
ció n histó rica. De ahí que sea tan importante analizar el carácter de dichas
“campesinos ricos”39. Lo que hacían Lenin y los suyos era formalizar
medidas, así como lo que en la práctica resultó . Veámoslas una a una.
jurídicamente la situació n de hecho. Lejos de dirigir efectivamente hacia
la revolució n social una lucha que objetivamente había desarrollado el
1. La “paz inmediata y democrática” significaba aceptar el programa proletariado contra el capitalismo en todas sus formas, (es decir, contra la
burgués y renunciar abiertamente a la consigna del derrotismo revolu- explotació n y por la apropiació n de los medios de producció n cualquie- ra
cionario, de guerra civil internacional contra la guerra imperialista, por la que sean las formas inmediatas en que esa explotació n se concretaba
que había luchado el proletariado mundial y con la que se había iden- –asalariado declarado, asalariado disfrazado en la pequeñ a propiedad
tificado la vanguardia revolucionaria internacionalista, en todas partes, jurídica, medianerías...–) tomaron como suyas las viejas consignas de
incluida en la propia Rusia. En los hechos era continuar con el engañ o “tierra para los campesinos” comunes a los partidos populistas, lo que
–inconsciente o deliberado– de que se pueden eliminar las guerras sobre fortificará en los hechos la pequeñ a propiedad burguesa y en general el
la base de las relaciones entre las naciones. En los hechos, esa política desarrollo aná rquico del capital. Igual que en el caso de la medida ante-
se comenzaría a aplicar de inmediato a través de las conversaciones en- rior acerca de la paz (justificada en nombre de que no había otra salida),
tre el Estado en Rusia, representado por los bolcheviques, y el Estado nadie, sobre todo nadie que conozca el ABC del marxismo, incluidos los
en Alemania, representado por los generales alemanes, y se concretaría mismos bolcheviques, osaría calificar esas medidas como “socialistas”,
en la paz de Brest-Litovsk (febrero de 1918). Dicho tratado, que en los sino que se justificaron como parte de las tareas democrá tico-burguesas y
hechos se sitú a en continuidad con la política preconizada por los de- como una “concesió n a la pequeñ a burguesía democrá tica”, en la tá ctica de
fensistas, pacifistas, socialistas y otras fuerzas burguesas, y no con los la alianza “obrero campesina”. En vez de empujar (no ya de situarse a la
internacionalistas revolucionarios, será el primero de una larga serie, en cabeza) la expropiació n y revolució n proletaria en pleno desarrollo, la
los que, en desmedro y contra toda la lucha autó noma del proletariado política bolchevique daba a la expropiació n un cará cter reformista y de
internacional (en especial en Rusia y Alemania), el capital en reproduc- reorganizació n de la propiedad privada burguesa. Debe tenerse siempre
ció n en esos territorios estrecharía sus lazos comerciales, financieros y presente que para Lenin y compañ ía lo importante no era la liquidació n
militares. Es importante subrayar aquí la continuidad con lo que vendrá de la propiedad privada que el proletariado había iniciado, sino moder-
después: luego de muchas oscilaciones, idas y venidas, esa misma políti- nizar el campo, pues para los bolcheviques el socialismo vendría gracias
ca de paz democrá tica, es decir, de asentamiento de relaciones de fuerza y
de militarizació n complementaria, llevaría al Estado ruso dirigido por
39
Stalin a colocarse, dos décadas después, del mismo lado de la barricada, No hay cifras fiables acerca del porcentaje de tierras expropiadas ni de las que lo fueron
antes o despué s del 25 de octubre de 1917. Lo que sabemos es que se trataba de má s de
en el comienzo de la guerra capitalista, que el Estado alemán dirigido la mitad, dado que só lo los “terratenientes” eran propietarios de má s del 40%. De todas
por Hitler. las capas burguesas, la menos atacada en esta primera fase fue la de los “campesinos ri-
cos”, los kulaks. Hasta la misma terminología “campesinos” los diferenciaba y protegía
con relació n al resto de los capitalistas.

54 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 55


a la electrificació n de la campañ a. La historiografía oficial o filo oficial, agrícolas, y 2,7% por granjas del Estado. El propio Bettelheim
por ejemplo Bettelheim40, sostendrá que el proceso de expropiació n será
reconoce implícitamente que del “MIR”, en tanto que unidad de
llevado adelante por la vieja comuna, el MIR, y que la misma se fortifi- producció n co- lectiva, no queda nada, sino que “es un aparato político
cará durante el proceso. Má s allá de hacer la amalgama entre dos formas de redistribució n de la tierra que asegura el cultivo no colectivo, sino
inmediatas distintas de organizació n del trabajo41 y asimilar el MIR con individual” y que, en consecuencia, “cada productor hace lo que quiere
comités que se quisieron digitar desde Moscú , se desconoce abiertamen- de su producció n, pudiendo especialmente vender sus productos y
te la contradicció n principal capital-proletariado y que la “solució n” acumular libremente”42. De má s está decir que ese “MIR” no tenía
adoptada (la “revolució n agraria democrá tica”) desvía la expropiació n nada en comú n con el del pasado, y que ahora no podía ser otra cosa
masiva hacia una salida totalmente compatible con el desarrollo del ca- que una base de reorganiza- ció n de la sociedad mercantil, el trabajo
pital: la pequeñ a propiedad mercantil. Se le hacía la “concesió n” a una asalariado y el capital, y toda confusió n al respecto entre esas
parte del proletariado agrícola de hacerlo propietario jurídico de “su unidades de producció n capitalistas y la antigua comunidad
tierra” y se hace todo lo posible para mantenerlo en la ilusió n de volver a (confusió n, es verdad, que existió realmente y que fue nefasta) só lo
su comunidad, de reconstituir la comunidad perdida: el MIR. Se bus- caba puede servir a la contrarrevolució n.
así la conciliació n con todas las ideologías populistas y campesinas, Sin embargo, como en los otros dominios, la política agrícola de
tratando de recuperar así la base social de los partidos populistas. Como los bolcheviques fue oscilante. Ello se debe a la falta total de claridad
no podía ser de otra manera, no hubo ninguna reconstitució n del MIR, programá tica y al hecho de que esa organizació n reflejaba en su seno
las contradicciones de clases existentes en todas partes. Muy rápida-
y al igual que cuando los obreros de fá brica confunden la revolució n con la
mente aquellas medidas de expropiació n que canalizaban de hecho la
apropiació n de “su fá brica”, el capital pudo paralizar el impulso re-
propiedad de la tierra hacia la pequeñ ísima producció n privada se re-
volucionario del proletariado y reorganizarse sobre la base de la ilusió n velaron como desastrosas. En el verano de 1918 ya no se habla de
de los proletarios agrícolas, que creían al fin tener “su tierra”: en 1919, estancamiento de la producció n agrícola, sino de desastroso retroceso,
segú n estadísticas soviéticas reproducidas por Bettelheim, el 96,8% de de desabastecimiento general de las ciudades... La escasez de los pro-
las tierras eran cultivadas “individualmente”, 0,5% por cooperativas ductos agrícolas se generaliza, el aumento de precios de los mismos
se dispara, las ciudades está n inundadas de billetes con los que no se
40
Charles Bettelheim, Les luttes de classes en URSS, 1917-1923. puede comprar nada. Los capitalistas agrarios especulan, no tienen
41
El artel, de un lado, donde existen la gestió n familiar y comunitaria, donde cada ningú n interés en vender sus cereales (los impuestos los pagan con los
familia es propietaria de un pedazo de tierra, de sus utensilios, de sus casas... y só lo
se asocian para la producció n en la tierra comú n; y el MIR, por el otro, donde no signos monetarios desvalorizados) y prefieren aumentar sus stocks y
existen los lotes individuales familiares, donde todo es gestionado colectivamente. especular. Por otro lado, los proletarios que habían sido los beneficia-
Bordiga ha insistido en esta diferencia pretendiendo establecer una continuidad his- dos por los decretos de fines de 1917 y habían logrado al fin hacerse
tó rica cierta segú n la cual el MIR habría dado nacimiento a las grandes granjas del “propietarios” de un pedazo de tierra, en pleno apogeo de la ilusió n
Estado y los soljoses y los artels habrían originado los koljoses. Bordiga, Structure “propietarista”, era mucho má s difícil que se sintieran solidarios con los
economique et sociale de la Russie d’ajourd’hui, pá ginas 55 a 57 y 74 a 183). Ello
nos parece manifiestamente exagerado, pues la ú nica “continuidad” que se puede obreros urbanos que reventaban de hambre y, por otra parte, la
establecer es esa oposició n entre trabajo má s colectivo o má s familiar, y no una dimensió n de su “propiedad” era tan pequeñ a que su producció n era
continuidad histó rica real. Sí, es cierto que Stalin puede haber utilizado el coopera- insuficiente para ser comercializada. Es decir, que el desarrollo de la
tivismo, la ideología del artel, en su famosa colectivizació n en favor de los koljoses. pequeñ a propiedad se tradujo rá pidamente en un nuevo acelerador del
Sin embargo, cuando se impusieron centralmente los soljoses, del MIR, que los bol- aumento de los precios agrícolas, al retirar cantidades importantes de
cheviques habían reprimido con mayor brutalidad aú n que el zarismo, no quedaba
absolutamente nada. Los soljoses obedecen, en realidad, a una tendencia general e producció n y en el desarrollo de un colchó n social (al menos temporal,
internacional de la agricultura capitalista (el hecho de que la propiedad jurídica esté pero en un momento decisivo) que protegía el capital.
en manos del Estado no cambia nada) a la centralizació n y al paso de formas má s En esas circunstancias, los bolcheviques, retomando sus viejas con-
cepciones segú n las cuales todo “campesino” que tuviera algo de tierra
encubiertas de asalariado hacia formas abiertas e industriales: verdaderas fá bricas
42
agrícolas. Bettelheim, obra citada, pá ginas 190 a 196.

56 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 57


o trigo era un burgués43, llamaron a la constitució n de “comités de
sus intereses elementales al guardar el trigo), con todos los beneficios que
campesinos pobres” para expropiar a los “campesinos”. En vez de la
esto conllevó para el capital en general y los propios kulaks en particular,
unificació n de los trabajadores del campo para afirmar la expropiació n
que junto a otras fuerzas de la contrarrevolució n aparecían como los
socialista generalizada y definir como enemigo a los grandes propieta-
defen- sores del trabajo en el campo y de la propiedad de los
rios del campo y comerciantes de grano, esta medida define como ene-
“campesinos”. La resistencia del proletariado agrícola (¡al hambre!) a
migo de la revolució n a los trabajadores del campo que tienen un poco de
entregar su trigo pasó a ser definido como especulació n y acto
tierra o de trigo y, como es evidente condujo a una guerra fratricida entre
“contrarrevolucionario” y contra el mismo se aplicó todo tipo de
trabajadores y a la represió n estatal del proletariado agrícola.
terrorismo de Estado.
Lenin pretendía que la constitució n de “los comités de campesinos po-
En términos má s generales, esa política (de la que aquí describimos
bres significaba la superació n de los límites burgueses de la revolució n”, el
só lo su taló n de Aquiles agrícola), que será conocida con el nombre de
paso de la “revolució n burguesa en la campañ a” a “la edificació n socia-
“comunismo de guerra”, será un nuevo y rotundo fracaso bolchevique.
lista propiamente dicha”44. En la prá ctica, esa política de los bolcheviques
Luego del reconocimiento de ese fracaso, los bolcheviques se volverá n
pronto se redujo a la requisició n forzosa del trigo, a liquidació n de los so-
a colocar en el otro polo de la oscilació n: la defensa abierta del libre co-
viets de trabajadores del campo (que habían tenido un enorme desarrollo
mercio y de la propiedad privada particular en la agricultura, en lo que se
y que habían sido decisivos en la revolució n y expropiació n de la tierra)
conoce con el nombre de la Nueva Política Econó mica o NEP.
en beneficio de los “comités especiales” dirigidos por la burocracia
Má s adelante volveremos acerca del significado no comunista de am-
“obrera” urbana y manipulada por los agentes bolcheviques.
bas políticas, el “comunismo de guerra” y la NEP. Lo importante ahora
En efecto, la pretensió n de inventar una clase diferente, los
es comprender que toda la política agraria de la Rusia posterior a 1917 y
“campesinos pobres”, e impulsarlos a crear comités contrarios a los de los
hasta hoy día es hija de aquella política oscilante de la primera hora, que
otros proleta- rios del campo, no tuvo ni podía tener éxito. Dichos comités
pasó del apoyo a la propiedad privada particular, con toda la autonomía
no pasaron de ser estructuras artificiales, sin vida proletaria, manejados
de decisió n que ésta implica, a la imposició n violenta de las decisiones
burocráticamente por el aparato bolchevique que los utilizó para liquidar
estatales contra toda decisió n de las unidades productivas, y de esta polí-
a los verdaderos soviets del proletariado en el campo. Lejos de impulsar la
tica al nuevo reconocimiento abierto de la propiedad privada particular y
lucha del prole- tariado contra el capital, esa política empujó al desarrollo
la apología del comercio. Nunca revolucionaria, dicha política oscilan- te
de la oposició n fratricida del habitante de la ciudad contra el habitante del
continuará con idas y venidas en la época estalinista y postestalinista. De
campo, al en- frentamiento entre las estructuras burocrá ticas encargadas
esta forma se pasó de la apología general de la acumulació n burguesa
de controlar y expropiar y las estructuras surgidas de la lucha proletaria
particular –”¡Enriqueceos!”– a la reactivació n de la contradicció n entre
(que luchaban por
las cooperativas y la burguesía agrícola, para la imposició n terrorista de
parte de las necesidades del capital –concentració n y centralizació n– y el
43
Esta política fue la aplicació n directa de la concepció n de clases de los socialdemó cra- Estado central –”colectivizació n”– y de esta política econó mica, a una
tas, para quienes “todo campesino no asalariado es un pequeñ o burgué s” y en ú ltima nueva fase de acumulació n basada en las unidades descentralizadas, las
instancia un burgué s. En vez de concebir el campo como la ciudad dividido en las dos
clases principales y considerar al “campesino” que cultiva su pedazo de tierra como un
cooperativas, la autonomía financiera, el comercio... Sin embargo no
real proletario, Lenin siempre pensó que el campesino que no es formalmente se llegó nunca, no ya al socialismo (lo que sería una pretensió n ridícu-
asalariado es un pequeñ o burgué s y en su folleto sobre la “cuestió n campesina” va má s la, absurda en este cuadro que se fue reduciendo a las contradicciones
lejos hasta concebir un campo poblado de burgueses, posició n que conduciría a esa exclusivas entre fracciones del capital, una vez barrido totalmente de la
guerra fratrici- da de la ciudad contra el campo. El “campesinado”, dice Lenin en dicho
documento “es una pequeñ a burguesía si se quiere, pero por eso mismo una historia el proletariado revolucionario en el período 1918-1920), sino
burguesía”. tampoco a eliminar el problema de alimentació n de la població n rusa. Hoy,
44
Véase al respecto La revolución proletaria y el renegado Kautsky y el discurso de en 1984, la economía capitalista rusa no produce lo suficiente para dar de
Lenin en la Primera conferencia de las secciones agrarias de los comités de
campesinos pobres y las comunas de Rusia.
comer a sus habitantes (¡y no hablemos ya de la escasez en la
58 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 59
alimentació n carnívora, sino simplemente en cereales!) y la URSS sigue luego (véase má s adelante), restituyendo incluso en su cargo a muchos
dependiendo para la alimentació n cerealera de otras potencias imperia- oficiales zaristas. Lenin mismo, al renunciar así a sus propias consignas de
listas, y de Estados Unidos en particular45. liquidació n y destrucció n del Estado y el ejército, y sustituirlas por la de
democratizació n, traicionaba fundamentalmente al programa de siempre
3. Los derechos del soldado y la democratización del ejército eran el de los revolucionarios y se ponía nuevamente al lado del centrismo inter-
tercer punto programá tico que Lenin anunció en aquel decisivo 25 de oc- nacional y de Kautsky en particular. En El Estado y la revolución, Lenin
tubre de 1917. O sea que en plena paralizació n de la guerra imperialista había criticado a Kautsky afirmando: “En ese folleto [Revolución social,
por medio del derrotismo revolucionario (tesis que Lenin había defendi- NDR47] se habla por todas partes de conquista del poder del Estado, sin
do), en plena destrucció n prá ctica del ejército zarista (y otros ejércitos más; es decir, que el autor elige una fórmula que constituye una concesión
im- perialistas) porque por todas partes los comités de soldados y los a los oportunistas, pues admite la conquista del poder sin la destrucción
soviets se negaban a obedecer a los oficiales y en muchos casos los
de la máquina del Estado”. Y Lenin había insistido por todas partes en
fusilaban, Le- nin propone la democratización del ejército existente y darle
ese mismo folleto en que había que romper, demoler, suprimir todos los
los derechos a los soldados. En el fondo, todo esto no es otra cosa que una
aparatos del Estado burgués. En cuanto al ejército, la posició n era nítida:
verborrea demagó gica que respondía a una situació n real en donde la la supresión del ejército y su sustitució n por el proletariado armado. En
indisciplina con respecto al ejército era de rigor, y había soldados armados cuanto a los funcionarios se insistía en la reducció n de los ingresos; nadie
por todas partes que só lo respondían a sus propios comités. Lenin actú a debía ganar má s que un obrero.
así como cualquier gobernante superado por la realidad otorgando como Sin embargo, dos meses escasos después de haber escrito El Estado y
derecho menos de lo que el proletariado ha tomado y que en el fondo la revolución ya no se trataba de demoler la vieja má quina, de suprimirla,
tiende a for- malizar en el derecho burgués una medida cualquiera para sino que se volvía a la historia kautskista de democratizarla 48, de otorgarle
evitar a todo precio lo que el proletariado estaba planteando: la los derechos democrá ticos a los soldados. Muy poco después, Lenin va aú n
destrucció n del ejército burgués. Esa política tranquilizaba por otra parte má s lejos, considerando inadecuada toda divulgació n de sus antiguas
a las fuerzas imperialis- tas aliadas del viejo Estado zarista, que desde el ideas acerca del Estado, e incluso se opondrá a la difusió n propuesta por
principio apoyaron a los bolcheviques como los ú nicos capaces de Bujarin del texto del Lenin “anarquista”, El Estado y la revolución. Desde
reorganizar el ejército burgués en Rusia46. ese momento, toda referencia a la destrucció n del Estado será perseguida
La mencionada “democratizació n” y “otorgamiento de los derechos a y reprimida con las armas, y Lenin se aferrará al viejo recital socialdemó -
los soldados” no pasó de la clá sica demagogia, dado que en la prá ctica el crata. De esta forma, en su conferencia Acerca del Estado dice: “Nosotros
ejército fue reestructurado, como no puede ser de otra manera, sobre una arrebatamos esa máquina (‘= Estado’) a los capitalistas y nos apropiamos
base verticalista, volviendo a reorganizarse como la vieja fuerza armada de ella, con esa máquina o garrote destruiremos toda explotación” 49. Se
del Estado zarista pintada de rojo, tal como el propio Lenin lo admitiría había vuelto exactamente al punto que Lenin má s le reprochara a
45
Veinticinco añ os despué s, cuando editamos este libro, no nos parece necesario cambiar ni
Kautsky: en todas partes se hablaba de la conquista del poder del Estado
una coma a estas afirmaciones, sino má s bien agregar que ese fracaso del capitalismo sin má s; se admitía la conquista sin la destrucción de la máquina del
ruso en dar de comer a la gente (¡jamá s la sociedad mercantil podrá solucionar el proble- Estado. Má s que
ma del hambre!), concomitante con el terrorismo permanente de Estado, fue sin dudas
una de las causas de los cambios que se produjeron despué s, de las reformas, del aban- 47
En todo el libro señ alamos las notas de la redacció n como NDR.
dono de las referencias socialistas y comunistas, así como de la vuelta a la propiedad 48
En su concepció n general, Lenin no había roto con el socialismo burgué s. La ú nica
particular de los medios de producció n (hasta entonces la propiedad privada era tentativa al respecto la encontramos en el siempre citado El Estado y la revolución. En
ejercida principalmente por el Estado), es decir de la confesió n de la necesidad del todo el resto de su obra había considerado necesaria la “democratizació n del ejé rcito”
mercado y del funcionamiento normal del capital. como toda la socialdemocracia. Citemos un solo ejemplo. En Una de las cuestiones
46
Véase Jacques Sadoul: Notes sur la révolution bolchevique (notas sobre la revolució n fundamentales de la revolución había afirmado: “O bien el poder a los soviets y la de-
bolchevique, NDR). mocratización completa del ejército (!), o bien el Kornilovismo”.
49
Lenin, Acerca del Estado, en julio de 1919.

60 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 61


de una concesió n a los oportunistas, se trataba del capital que utilizaba a
los oportunistas para presentarse con otra careta. Incluso aquello de que 4. El control obrero de la producción. Releamos ahora los siete puntos
los funcionarios cobraran lo mismo que un simple obrero sería tirado por programá ticos que Lenin anunciara, teniendo en cuenta la clarificació n
la borda por Lenin y los suyos. En plena época de hambre y miseria, Lenin del significado que hemos efectuado. No cabe duda de que en ese conjunto
defenderá la necesidad de atraer técnicos, administradores y especialistas de medidas burguesas, de reconstitució n nacional, la ú nica que pretendía
sobre la base de altas remuneraciones. ¡De má s está decir que ello se apli- darle un tinte obrero a esas medidas es este punto acerca del control obre-
có de inmediato! ro. Pero apenas vemos su significado real, histó rico, el sentido que le otor-
En 1920, Trotsky, jefe del ejército, en su texto Disciplina y orden, pone garon y pretendieron aplicar sus protagonistas, se esfuma todo contenido
realmente obrero, y só lo queda la política capitalista vestida de overol, la
punto final a toda ilusió n acerca de la democratizació n del ejército. Dichas
política obrerista del capital.
consignas habían cumplido ya su funció n política de engañ o y demagogia,
El control obrero de la producción era igual que “el control democrá -
y desde el punto de vista militar no podían mantenerse. Trotsky dice
tico del pueblo trabajador” que la socialdemocracia heredó de Lasalle, y
abier- tamente que “la elecció n democrá tica de los oficiales había sido
que fue violentamente criticado por Marx, y como tal no tenía nada que
abando- nada por ser políticamente inútil y técnicamente ineficaz”50.
ver con el socialismo. Consistía, segú n sus defensores, en “un conjunto de
La reconstitució n del ejército de defensa nacional y de represió n anti-
medidas destinadas a dar a la clase obrera la posibilidad de controlar el
proletaria se estaba operando rá pidamente. Los proletarios armados –los
empleo de los medios de producció n... y que debía funcionar tanto en las
guardias rojos–, que habían sido decisivos en la insurrecció n y en los días
fá bricas pertenecientes todavía al capital privado, como en las que habían
siguientes a ella, eran desorganizados en beneficio del viejo aparato del
sido expropiadas”53. ¡Como si los obreros pudiesen controlar algo en un
ejército, estructurado sobre la base del enrolamiento obligatorio. A la re-
proceso de acumulació n, cuyos criterios –valorizació n– no só lo no diri-
presió n de algunos sectores radicales del proletariado, que nunca había
gen, sino que los dirigen a ellos (a los obreros)! ¡Como si Marx no hubiera
cesado, se le iba a agregar pronto la represió n masiva de los proletarios de
demostrado para siempre que en la producció n de valores (¡y nadie nos
Kronstadt y de la rebelió n makhnovista51, en donde tendremos a los jefes
desmentirá de que de eso se trataba!) el productor no controla sus
bolcheviques dirigiendo la represió n para impulsar su proyecto de desa-
produc- tos ni el empleo de sus medios de producció n, sino que son los
rrollo del capitalismo (véase má s adelante) al lado de los antiguos
medios de producció n los que controlan al obrero!
oficiales zaristas, y bajo los aplausos entusiastas de la vieja burguesía
rusa, repre- sentada por los demócratas constitucionalistas má s No se trataba en absoluto del despotismo centralizado del proletariado
destacados, agrupa- dos en el Smiena Vej, que habían comprendido que (principio fundamental de Marx, Engels...) contra los criterios de valori-
“los bolcheviques pue- den decir todo cuanto les plazca, pero en realidad, zació n y de desarrollo de las fuerzas productivas, en concordancia con
esto no es tá ctica sino evolució n, una degeneració n interna, ellos llegarán dicho criterio (en ú ltima instancia, la tasa de ganancia). Se trataba, muy
a un Estado burgués común y nosotros debemos apoyarlos”52. por el contrario, de hacer que los obreros (criterio socioló gico)
asegurasen “la producció n”, en general, “la venta y la compra de todos los
productos y las materias brutas”54, en un momento de guerra y miseria,
50
empujasen al desarrollo y la centralizació n de las fuerzas productivas,
Trotsky, Disciplina y orden, 1920.
51
Como parte de todo nuestro trabajo sobre Rusia ( La contrarrevolución y el desarrollo asegurasen la disciplina de fá brica, el orden en el trabajo, el aumento de la
del capitalismo) hemos publicado en la revista Comunismo un conjunto de textos sobre productivi- dad y la intensidad del trabajo... Lejos de asumir y hacer suya
dichos movimientos que enfrentaron al Estado y el capital reorganizá ndose (Comunis- la revancha del valor de uso, imponiendo la dictadura contra el valor de
mo nú meros 15-16, 17, 18 y 20, todos ellos publicados en 1984 y 1985), así como otros
má s recientes sobre la represió n proletaria efectuada por los bolcheviques en la serie El cambio y, empujados por la situació n de penuria, los bolcheviques
obligaban a los
leninismo contra la revolución, en Comunismo, nú meros 56 y 57, de noviembre de 2006
53
y junio de 2007 respectivamente. Bettelheim, obra citada.
52
Citado por Lenin en su informe al XI Congreso del Partido Comunista Ruso (Bolchevique). 54
Del Proyecto de Reglamento de Control Obrero, de Lenin.

62 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 63


comité s de empresa a jugar la doble funció n de capataz y de agente re-
presivo estatal para reconstituir el ritmo de acumulació n del capital: de las masas obreras contra los capitalistas particulares en el otro. Las
“En todas las empresas de una cierta importancia (llamadas de medidas adoptadas de control obrero desarrollaron esa contradicció n aú n
‘importancia nacional’), los comités de fábrica son responsables frente al má s y convencerá n a los bolcheviques de que ese control obrero, para ser
Estado del mantenimiento del orden más estricto, la disciplina y la efectivo, debe llevarse hasta sus ú ltimas consecuencias, lo que suponía la
nacionalizació n general y la centralizació n del mismo.
protección de bienes [decía Lenin, NDR]; esta responsabilidad pesa sobre
El control obrero fue considerado por Lenin como “la primera me- dida
los represen- tantes elegidos de los obreros y de los empleados designados
que preparaba la completa entrega de las fá bricas, los talleres, las minas,
para ejercer el control obrero”55.
los ferrocarriles y otros medios de producció n y transporte, en propiedad
En términos estrictos, esta funció n del control obrero buscaba la re-
al Estado obrero y campesino”57. En el mismo sentido, hacia la
organizació n productiva, incluso a costa de un aumento de la tasa de
centralizació n del control obrero, se expresaba una importante tendencia
explotació n. Pero, ademá s, al control obrero se le atribuía una funció n de
bolchevique en el movimiento sindical (Lozovski). Los comités de fá brica
controlar a los capitalistas, de ahí la ilusió n de que fuese contra el capita-
eran una estructura no centralizada; por el contrario, los sindicatos sí lo
lismo. En esas circunstancias de gran crisis, social, econó mica y política,
en donde el esquema de dominació n se hallaba cuestionado y resquebra- eran. De ahí que se diera una cierta oposició n entre ambas estructuras,
jado, los capitalistas particulares, temerosos, tendían a la fuga de capitales para ver quién debía ejercer el control obrero. Los comités de fá brica, bajo
(fuga hacia fuera del proceso productivo y no só lo hacia otros países), a el argumento del control de la base, y los sindicatos argumentando la
ocultar las posibilidades reales de producció n, al lock out como meca- necesidad de la centralizació n. Esta ú ltima tendencia, dada la situació n
nismo de oposició n político y de sabotaje al nuevo régimen. Ante esto y social y la concepció n de los bolcheviques, sería la predominante. Había
dada, una vez má s, la confusió n programá tica reinante, la falta de una que evitar por todos los medios el salir de una administració n particular
direcció n realmente comunista, la lucha del proletariado contra el capital, que desconocía los intereses generales de la acumulació n nacional, para
será canalizada (véase liquidada) hacia una lucha por el control obrero de caer en otra administració n también particular. Incluso criticará n las deci-
la acumulación capitalista, una lucha en contra de los capitalistas sabotea- siones centrales de los bolcheviques por “tender a perpetuar la divisió n
dores, contra los lock out. En vez de una guerra contra el capital, tenemos de empresas en unidades independientes”. Lozovski, como delegado
una guerra contra los capitalistas que traicionan los criterios generales sindical en el Comité Central Ejecutivo Pan Ruso, declaraba: “Es necesario
del capital, una lucha contra los especuladores que no tienen en cuenta for- mular las cosas de manera absolutamente clara y categórica a los
las necesidades generales de la acumulación capitalista nacional. En ese efectos de que los trabajadores de cada empresa no tengan la impresión de que
proceso de la lucha contra el fraude, Lenin insistirá permanentemente en la empresa les pertenece”58.
la abolición del secreto comercial y la apertura de los libros contables. Es decir, que todo empujaba a los bolcheviques a intentar una centra-
Se trataba evidentemente de una contradicció n real entre los capitalis- lización total del control del capital (se trataba también de expropiar a
tas particulares, su visió n restringida e inmediata de sus posibilidades los capitalistas que saboteaban el proceso y especulaban). Dicha tentativa
par- ticulares de acumulació n, su opció n política por un lado y las se realizará sobre la base de las nacionalizaciones masivas, la bú squeda de
necesidades generales del capital de reorganizar el proceso de centralizació n del control obrero y de planificar la economía. Ello se
reproducció n ampliada al nivel de todo el territorio56, utilizando para ello desarrolla en forma paralela a las requisiciones forzosas de cereales en el
al gobierno y la energía sector agrario, que también fueron consideradas como parte de la aspira-
ció n de llegar a una situació n en donde la unidad de producció n, tanto
55
Bettelheim, obra citada, pá gina 129. en la agricultura como en la industria, no tuviese capacidad de decisió n
56
La situació n era tal, como consecuencia de la guerra imperialista, la lucha revoluciona-
ría y la lucha entre fracciones capitalistas, que ni siquiera se había podido asegurar la 57
Lenin en la declaració n adoptada el 3 de enero de 1918 por el Comité Central Ejecutivo
reproducció n simple y el producto nacional continuaba disminuyendo (reproducció n Pan Ruso.
ampliada negativa). 58
Citado por Carr en La revolución bolchevique.

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y que todas las decisiones fueran adoptadas centralmente por el Estado. la “verdadera” democracia contra las falsas, la “verdadera” Asamblea que
Esa política denominada de “comunismo de guerra” se basa en, y repro- exprese “realmente” la voluntad de todo el pueblo, y que sea “ver-
duce, una ola enorme de ilusiones (como su nombre lo indica) acerca de la daderamente” “constitutiva”, en fin, defendían la “verdadera Asamblea
posibilidad de transformar la sociedad sobre la base de esas medidas Constituyente” contra los sectores que la habían reducido a una “consig-
administrativas y acercarse al socialismo contradiciendo los intereses ma- na vacía”. De esta forma, Lenin decía en la defensa del programa de su
teriales del proletariado. La misma continuará hasta que lo catastró fico partido, la Socialdemocracia:
de la situació n del proletariado y las sucesivas rebeliones contra el Estado
“Pues el proletariado, combatiente de vanguardia de la democracia
convenza a los bolcheviques de que, contrariamente a sus intenciones, no [sic] reivindica justamente la libertad completa; además, era muy
habían logrado ni dar de comer a las masas ni controlar el capital, y eso oportuno su- brayarlo, en especial a la hora actual, en que vemos a
los lleve a adoptar la NEP. monárquicos y más precisamente el partido denominado constitucional
Luego que terminemos de analizar el significado y la aplicació n de los ‘demócrata’ cubrirse con la bandera de la democracia. Para instaurar la
siete puntos programá ticos sostenidos por los bolcheviques, nos deten- república es absolu- tamente indispensable una Asamblea de
dremos en esa tentativa suprema de controlar la economía capitalista, Representantes del Pueblo [sic], elegida necesariamente por el pueblo
no porque implique algo diferente (en el sentido de no capitalista) a las entero [sic], (sobre la base del sufragio universal [sic], igual, directo y a
medidas que hemos analizado, sino principalmente porque esa tentativa escrutinio secreto [sic] y constituyente [sic]. Es lo que reconoce más
es la fuente principal de muchas ilusiones sobre el supuesto cambio de adelante la resolución del congreso. Pero ella no se limita a ello. Para
naturaleza social de Rusia. instituir un nuevo régimen, ‘que realmente exprese la voluntad del
pueblo’ [sic], no basta con calificar de constituyente a la Asam- blea de
5. La convocatoria de la Asamblea Constituyente. No cabe duda de Representantes. Es necesario, además, que esa Asamblea tenga el poder
que, como todas las otras, es una medida claramente burguesa, de y la fuerza de constituir. Consciente de ese hecho, el congreso no se
reconstitució n del Estado burgués. Desde los cadetes a muchos zaristas, limitó a formular pura y simplemente en la resolución la consigna
toda la burgue- sía había siempre hablado de Asamblea Constituyente. ‘Asam- blea Constituyente’, sino que precisó las únicas condiciones
Tras la insurrecció n de octubre, má s que nunca, la burguesía se agruparía materiales que permitirán a la Asamblea cumplir verdaderamente su
en torno de la de- manda de la convocatoria de la Asamblea Constituyente. tarea [sic]. Era ur- gente e indispensable indicar las condiciones bajo
Algunos sectores obreros siempre habían rechazado esta consigna las cuales una Asamblea Constituyente nominalmente puede ser
burguesa. En la práctica, los bolcheviques, si querían complacer en lo má s constituyente en los hechos [sic], pues la burguesía liberal,
mínimo a la vanguardia revolucionaria, debían no só lo abandonar esta representada por el partido constitucional monár- quico, deforma,
consigna, sino aceptar la disolució n de la tan cacareada Asamblea recortando, lo hemos señalado muchas veces, la consigna de Asamblea
Constituyente. Es eso lo que suce- derá histó ricamente, toda la burguesía Nacional Constituyente y la transforma en una frase vacía”. Lenin,
reclamará el pleno funcionamiento de la Constituyente, y los bolcheviques Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática.
hará n suya la disolució n violenta efectuada por los obreros armados. Pero Se puede imaginar el lector que en un partido formado en esa escuela
para defender la posició n contra la burguesía unificada, los bolcheviques de admiración imbécil y reaccionaria de todos los mitos de la “verdadera
debieron no só lo hacer un cambio “tá ctico” de 180º (justificado en la democracia” (¡como si la verdadera democracia pudiese ser otra cosa que la
superació n de la etapa democrá tica y el inicio de la etapa socialista), sino dictadura contra el proletariado!); de “la verdadera representació n popular
combatir parte de la ideología demo- crá tica que siempre había carcomido elegida por el pueblo entero”, (¡como si el verdadero pueblo pudiese ser otra
sus filas. En efecto, los bolcheviques en general y Lenin en particular no cosa que la negació n despó tica del proletariado como clase!); de la verdade-
só lo habían sostenido la necesidad tran- sitoria de la Asamblea ramente Constituyente (!), del sufragio universal, igual, directo y a escrutinio
Constituyente (como se diría luego), sino que, acep- tando de hecho toda secreto (¡como si la dictadura y la opresió n capitalista fuesen menos brutales
la ideología de la democracia, pretendían defender por la utilizació n de tales mecanismos y estos garantizasen algo a los

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proleta- rios!); el admitir la disolució n de la “verdadera” Asamblea
Constituyente no

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fue cosa fácil y provocó una profunda crisis cuando los obreros combativos
situació n la que permitió la disolució n de toda Asamblea Constituyente,
y armados llevaron (como dice Bordiga) la crítica de la democracia “al sú m- y no como se ha pretendido una directiva de los bolcheviques.
mum de la intensidad, mediante la expulsió n hecha de ese hato de canallas En cuanto a los grupos que impulsaron la disolució n violenta deben
que constituye la Asamblea Constituyente democráticamente elegida”. mencionarse grupos autodefinidos como anarquistas revolucionarios de
Ni el propio Lenin en el poder, un mes antes de esa disolució n violen- Moscú y Petrogrado, que siempre habían rechazado tal consigna. No eran
ta, se animaba a condenar en general esa consigna burguesa. Viendo que los ú nicos, y grupos cada vez má s amplios de proletarios combativos, de
la real composició n de la Asamblea Constituyente era mayoritariamente marinos de Kronstadt, llamaban abiertamente a ello. Citemos uno de los
contrarrevolucionaria, proponía en sus Tesis sobre la Asamblea Constitu-
textos má s claros al respecto del semanario Golos Truda: “Si los
yente59, la aplicació n, “amplia y rá pida, por parte del pueblo, del derecho
bolchevi-
a proceder a nuevas elecciones para la Asamblea Constituyente”. Prueba
ques no tienen en la Constituyente una fuerte mayoría o se encuentran en
irrefutable de que el fetichismo democrá tico, incluso en plena efervescen-
minoría, la Constituyente será [...] una institución política inútil,
cia revolucionaria, reinaba como amo y señ or en el partido bolchevique.
abigarra- da, socialburguesa. Ha de ser un corrillo absurdo, a la manera de
Prueba irrefutable de que en lo esencial los bolcheviques seguían siendo
la Confe- rencia del Estado de Moscú, la Conferencia Democrática de
socialdemó cratas convencidos.
Petrogrado, el Consejo Provisorio de la República... Se atascará en
En esos mismos días, es decir, entre fines de noviembre y la primera discusiones y disputas vanas y frenará la verdadera revolución. Si no
quincena de diciembre de 1917, mientras Lenin intentaba ser coherente
exageramos este peligro es porque confiamos que, en ese caso, las masas,
con la consigna contrarrevolucionaria que siempre había defendido, e sabrán una vez más, armas en mano, salvar la revolución e impulsarla
intentaba sustituir la Asamblea Constituyente real por una acorde con
por su verdadero camino”61.
sus ideas y explícitamente sumisa al poder bolchevique 60, en la calle, la
En los hechos, la disolució n violenta se producirá por un conjunto
Asamblea Constituyente real era cuestionada. Grupos de proletarios se
de acontecimientos circunstanciales. Los bolcheviques refrendará n el acto
planteaban en forma creciente lo absurdo de tal consigna, que sin ningu-
de manera típicamente oportunista, cuando ya había sido realizado, al
na duda era un obstá culo declarado a la revolució n y una tentativa ge-
aprobar un decreto al respecto. Al frente de los obreros armados que di-
neral de toda la contrarrevolució n de reorganizació n del Estado. Fue esa
solvieron la Constituyente se encontraba Anatol Jelezniakov, marino de
Kronstadt, jefe del destacamento de la guardia en la Asamblea.
59
Escrito entre el 11 y el 12 de diciembre de 1917. La revisió n de la historia efectuada má s tarde llevaría a negar la par-
60
Al lado de todas las garantías jurídico-formales que Lenin busca de la nueva Asamblea
Constituyente (ejemplo la adhesió n de é sta a la ley del Comité Ejecutivo Central acerca ticipació n decisiva que tuvieron los sectores proletarios no controlados
de las nuevas elecciones), Lenin intenta establecer garantías políticas de sometimiento por los bolcheviques, tanto en la preparació n de la conciencia proletaria
al nuevo régimen (la Asamblea debía reconocer sin reservas el poder de los soviets, la contra la Constituyente como en la acció n decisiva de lo que Bordiga con-
revolució n sovié tica, su política relativa a la paz, a la tierra, al control obrero...). Lenin,
como todo demó crata, se había dejado encandilar por el mito del sufragio universal y sidera acertadamente como nivel supremo de la crítica de la democracia
se encontraba traumado porque, en vez de ese pueblo imaginario, que todo demó crata y el liberalismo burgués. No podía ser de otra manera: muy poco después
se imagina, se había encontrado con el pueblo –real– dominado por la ideología de la
contrarrevolució n que elegía a sus verdugos de siempre. Ahora quería nuevas elecciones
se reprimirá sangrientamente a los sectores decisivos de esa crítica (se
con garantías previas en cuanto a sus resultados. Marx se burlaba de esas violentas des- au- todefinieran o no como anarquistas), pero se seguía reivindicando
ilusiones en los republicanos burgueses: “El 4 de mayo se reunió la Asamblea Nacional, dicha disolució n. Con el tiempo se presentaría al partido bolchevique
fruto de elecciones generales y directas. El sufragio universal no poseía la fuerza mágica como siempre consciente de tal necesidad, a Lenin preparando
que los republicanos de viejo cuño le asignaban. Ellos veían en toda Francia, o por lo
menos en la mayoría de los franceses, citoyens [‘ciudadanos’] con los mismos intereses, sigilosamente (a pesar de sus declaraciones) ese paso y hasta a
el mismo discernimiento... Tal era su culto al pueblo. En vez de ese pueblo imaginario, Jelezniakov como bolchevi- que convencido. ¡En efecto, cuando
Jelezniakov muere los bolcheviques se encargarían de precisar en Izvestia
que en su lecho de muerte había “renunciado al anarquismo y estaba de
acuerdo con el bolchevismo”!
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las elecciones sacaron a la luz del día al pueblo real”. Karl Marx, Las luchas de clases en
61
Francia de 1848 a 1850. Los subrayados son de Marx. Citado por Volin en La revolución desconocida, Proyecció n, Buenos Aires 1978, p.132.

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6. Abastecer las ciudades de pan y el campo de artículos de primera propia a todo movimiento nacional”.
ne- cesidad constituía el sexto punto del programa que anunciaron los
bolche- viques al conquistar el poder. En realidad no se trataba de ninguna
medida específica, sino del mero deseo que todas las fuerzas políticas
rusas habían prometido, incluido el zarismo. En la prá ctica, ninguno de los
gobiernos, ni el zarismo, ni los diferentes gobiernos provisionales, ni los
bolcheviques lograron realmente solucionar este problema decisivo, como
ya hemos se- ñ alado. Durante la primera fase del gobierno bolchevique, el
problema del hambre será incluso mucho má s grave, lo que se expresa en
las requisiciones draconianas que al mismo tiempo empujará n a un nuevo
desinterés en la producció n y a seguir agravando el problema. Luego el
hambre no se elimi- nará sino que, en funció n de la introducció n de la NEP,
se situará a un nivel similar al que existía en la época de la insurrecció n.
Pero las contradicciones quedan pendientes, hasta que Stalin las aborda a
su manera en la llamada colectivizació n, nuevamente sobre la base del
terrorismo abierto de Estado. Dicha solució n, no menos capitalista que la
de las requisiciones forzosas de la primera hora, mostrará má s que nunca
la barbarie generalizada. Se admite, en general, la existencia de millones
de proletarios sacrificados y de muchos millones de internados en los
campos de concentració n, pero es bastante menos conocida la hambruna
generalizada que se produce en una de las tierras má s fértiles de toda
Europa: só lo en Ucrania, los muertos de hambre durante los añ os 1932-
1933 se estiman en má s de seis millones. Por otra parte, ya mencionamos
que en la posguerra la agricultura rusa tampo- co logra siquiera alimentar
a la població n rusa, y la dependencia cerealera, y por ende financiera que
esto ocasiona, sigue constituyendo el verdadero taló n de Aquiles de toda
la potencia imperialista rusa.

7. Asegurará a todas las naciones que pueblan Rusia el verdadero


dere- cho a disponer de sí mismas. “El derecho de las naciones a disponer
de sí mismas” no era una consigna levantada en nombre del socialismo,
sino del capitalismo. Forma parte explícita de la concepció n
socialdemó crata de per- feccionar el capitalismo, de apoyar los
movimientos nacionales, tratando de adaptar mejor las separaciones
políticas a lo que idealizan como las exigen- cias del capitalismo moderno.
El fundamento central de la teoría de Lenin en Acerca del derecho de las
naciones a disponer de sí mismas, publicado en 1914, era resumido así por
el jefe bolchevique: “La formación de Estados nacionales que mejor satisfacen
a esas exigencias del capitalismo moderno es por lo tanto una tendencia

70 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 71


En la prá ctica esta consigna significó , por un lado, reconocer en nom-
bre del proletariado triunfante el derecho de las distintas burguesías
nacio- nales a seguir explotando y oprimiendo a su proletariado, y, por el
otro, abría las puertas a la participació n en la guerra imperialista, en
nombre de sostener a uno u otro movimiento burgués nacional. Ello
condujo no só lo a traicionar, a liquidar distintos movimientos del
proletariado revo- lucionario (en Ucrania, Persia, China...), sino a
reconocer y pactar con los verdugos directos del proletariado (las
“burguesías nacionales”). Así, por ejemplo, la insurrecció n del
proletariado persa (dirigida por Koutchouk- Khan) es traicionada y
liquidada por los bolcheviques, con Lenin a la ca- beza (1920), en nombre
de facilitar las relaciones diplomá ticas entre Rusia y Persia, que
concluirá n en una serie de tratados bilaterales entre ambos países en
1921. Esa posició n era la que permitía, sin que los bolcheviques vieran
ninguna contradicció n, al gobierno ruso reconocer y negociar con todos
los Estados (si cada nació n podía disponer de sí misma, podía inclu- so
disponer la masacre de los internacionalistas), aunque fuesen los más
sanguinarios verdugos del proletariado.

Tentativa de controlar centralmente el capitalismo

Hemos visto, medida por medida, y comprobado que toda la polí-


tica econó mica y social de los bolcheviques no iba contra los intereses
del capital en Rusia, sino que, al contrario, buscaba reorganizarlo para
sacarlo de la crisis e impulsar su desarrollo. Hemos visto, a grandes
rasgos, có mo fueron aplicadas esas medidas de reorganizació n nacional
y a lo que las mismas condujeron. En todo esto no hay un á tomo de so-
cialismo. Nadie que estudie a fondo esos primeros añ os de la revolució n
puede hablar seriamente de socialismo, ni de pasaje al socialismo. El
supuesto cambio de modo de producció n a partir de la insurrecció n es
una leyenda absurda.
Pero para que quede aú n má s claro tenemos que ver el alcance real de
la tentativa suprema, por parte de los bolcheviques, de controlar central-
mente la economía capitalista, tentativa que alimentará la ilusió n de ir
hacia un capitalismo controlado totalmente por el Estado “obrero”, como
antesala inmediata del socialismo, o peor aú n, la identificació n total
entre socialismo, comunismo y aquel control de la economía cuya
naturaleza profunda (producció n de valores) seguía siendo la misma.

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Se requiere, sin embargo, una aclaració n al margen antes de ver en
Habiendo dejado claramente establecido que el plan de conjunto de
qué consistió esa tentativa de centralizació n general. Ningú n revolucio- los bolcheviques era el de desarrollo del capitalismo no puede caber
nario puede hacer una oposició n de principios contra la concentració n dudas que esa política de expropiació n de cereales, de abastecimiento
y la centralizació n de la sociedad, pues las decisiones descentralizadas dirigido, de apropiació n y organizació n centralizada del transporte de
de las unidades productivas (o desde otro punto de vista el federalismo) alimentos, de puesta en funcionamiento de empresas abandonadas por su
conducen irremediablemente a la reproducció n del modo de producció n patró n, es decir, lo que se llama “comunismo de guerra”, contrariamente a
mercantil capitalista. Una dictadura del proletariado concentrará las de- lo que su nombre indica, no tiene nada de socialismo o comunismo.
cisiones productivas y distributivas, tomará a cargo el qué y el có mo Cualquier país capitalista realiza esa política en época de guerra, de
producir, contabilizará y armonizará centralmente la utilizació n de ma- penuria. Es la clásica política de estado de sitio a la cual el capital es
teriales, planificará la producció n y distribució n de fuerzas productivas forzado en una situació n de ese tipo.
en consecuencia... El problema no está en la centralizació n en sí (pues el
Incluso la gratuidad total en la alimentació n de la fuerza de trabajo,
capitalismo también centraliza), que no contiene ninguna virtud mesiá -
que es lo que má s desarrollaba la ilusió n del “comunismo de guerra”, no
nica intrínseca, sino en qué plan general dicha centralizació n se inscribe o,
tiene nada que ver con el socialismo, sino que constituía una necesidad
mejor dicho, qué proyecto social real (el capitalismo o el comunismo)
imperiosa para la reconstitució n de la resentida producció n capitalista:
utiliza prá cticamente el mecanismo de la centralizació n para imponer-
alimentar, cueste lo que cueste, a la fuerza de trabajo. ¡Para aquellos que
se. ¿Se planifica contra la reproducció n de valores y la destrucció n del
desde Cuba, China o Albania asimilan gratuidad con socialismo, les re-
capital o en base al intercambio y la regulació n gubernamental? En el
cordamos que los ejemplos supremos de ese socialismo de la gratuidad se
caso de los bolcheviques vimos que globalmente todo iba encaminado al
encuentran en todos los ejércitos del mundo y en los campos de concen-
desarrollo y la defensa del capital considerada como una fase necesaria y
tració n, en donde los alimentos, los vestidos, los cuidados médicos... ¡se
progresista. Luego veremos hasta qué punto los bolcheviques con Lenin
distribuyen gratuitamente entre los obreros! La gratuidad será abolida
a la cabeza harían la apología total del capitalismo e inscribirían toda su
junto con el dinero (sin la cual no puede concebirse) y con el socialismo
perspectiva en el desarrollo del mismo.
burgués que la reivindica.
La tentativa esencial de controlar el capitalismo centralmente En cuanto a la nacionalizació n de la industria no cambia en absoluto
consistía fundamentalmente en: la cuestió n. Como Marx y Engels lo señ alaron siempre, el hecho de que la
propiedad pase al Estado no suprime el cará cter de capital de las fuerzas
1. La generalizació n de las nacionalizaciones industriales62 y la expro- productivas, sino, que al contrarío, fortifica el Estado y permite una me-
piació n de cereales para alimentar las ciudades. jor explotació n. Antes de asumir el poder, los bolcheviques comprendían
perfectamente la contraposició n total existente entre el capitalismo con-
2. La centralizació n del control obrero (creació n del Consejo Pan Ruso centrado en el Estado y el socialismo. Así, por ejemplo, Bujarin decía en
del Control Obrero). 1915 (texto publicado recién en 1917, en Rusia):
“Kriegssozialismus (‘socialismo de guerra’) y Staatssozialismus
3. El establecimiento del Consejo Supremo de la Economía Nacional (‘so- cialismo de Estado’) son términos que se utilizan con el fin
(Vesenja) para planificar y dirigir centralmente la economía. evidente de inducir al error y de disimular con una ‘bonita’ palabra el
verdadero fon- do de las cosas que está muy lejos de ser bello. El modo
capitalista de producción se basa en el hecho de que los medios de que
62
Sobre la base de un decreto del 28 de junio de 1918 se abre la fase de las nacionalizacio- éste dispone son monopolizados por la clase capitalista sobre el
nes, comenzando por las ramas industriales principales. Dicho proceso culmina a fines fundamento de la econo- mía mercantil. Importa poco a este propósito
de 1920 (decreto del 23 de diciembre de 1920) con la extensió n de las nacionalizaciones
a toda la industria, incluidas las industrias mediana y pequeñ a. que el Estado sea la expre- sión directa de esta monopolización o que
ella sea debida a la ‘iniciativa privada’. En un caso como en otro se

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mantiene la economía mercantil (y

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en primer lugar el mercado mundial) y, lo que es más importante
pasado del control obrero a la creación de la Vesenja”. La funció n que se
todavía, las relaciones de clase entre el proletariado y la burguesía”.
le atribuyó fue la de “organizar la actividad econó mica de toda la nació n
Nikolá i Buja- rin, La economía mundial y el imperialismo63.
y los recursos financieros del gobierno”, y de constituir el departamento
Pero esto no impidió a los bolcheviques utilizar la “bella” palabra de
responsable de la direcció n de la industria nacionalizada. A tales efectos
“comunismo de guerra” y mantener la confusió n, nacionalizació n igual a
estaba formalmente compuesta por los miembros del Consejo Pan Ruso
capitalismo de Estado, igual a socialismo de Estado... ¡igual a socialismo a
del Control Obrero, representantes de todos los comisariados y algunos
secas!
expertos a simple título consultivo. Sus facultades eran muy amplias:
La importancia de desmitificar las nacionalizaciones estriba en que es
podía confiscar, comprar, tomar posesió n de toda empresa, o rama de la
el ú nico aspecto de esa tentativa de direcció n centralizada del capital que
producció n o el comercio, estaba encargada de centralizar, de dirigir el
per- durará . En efecto, como se sabe, toda la política de expropiació n
trabajo de todos los organismos econó micos y preparar las leyes y los
forzada de cereales que estaba en el centro de lo que se denominó
decretos referentes a la economía, a los efectos de someterlos directa-
“comunismo de guerra” será abandonada y se adoptará la NEP. En cuanto
mente al Consejo de Comisarios del Pueblo. En términos territoriales, la
a las tentativas de planificació n, centralizació n del control obrero, a pesar
Vesenja estaba organizada por secciones regionales, denominadas Con-
de la voluntad y las ilusiones de los bolcheviques, no prosperará n
sejos de la Economía Nacional o Sovnarkov.
prá cticamente, y con la NEP se abrirá un período de retroceso
generalizado al respecto.
Los bolcheviques y Lenin en particular tenían la esperanza, al principio, En la práctica:
de que el control obrero centralizado constituyera el elemento clave en la
contabilidad, las estadísticas, la planificació n. Así, en “¿Los bolcheviques – La Vesenja no llega nunca a jugar el papel asignado de planificar
mantendrán el poder?”, Lenin dice: “El control obrero puede constituir la centralmente la economía.
contabilidad más exacta y minuciosa, presente en todas partes y abarcando la – En general, ésta será absorbida por la administració n de la industria
totalidad de la economía nacional desde la producción a la distribución”. nacionalizada (administració n que será reconocida como ineficaz).
Y en Cómo organizar la emulación, Lenin insiste sobre la “importan- – Los obreros y los revolucionarios se revelará n como mucho menos
cia decisiva de las estadísticas y el control [...], tarea econó mica esencial há biles que los capitalistas en la gestió n del capital (¡lo que no puede
de todo soviet de diputados obreros, soldados y campesinos, de toda extra- ñ arnos!) y el control obrero será un fracaso, como lo reconocerá
socie- dad de consumo, de todo comité de fá brica o de todo ó rgano del Lenin.
control obrero en general”. – Del control obrero quedará exclusivamente el control de los obreros
Fue en esa misma línea que se creó una compleja red jerá rquica entre por parte de los delegados estatales (inversió n de la delegació n por el
los distintos comités, cuyo centro, al menos formalmente, era el Consejo pro- ceso real de direcció n del Estado ejercida por el capital), ejecutantes
Pan Ruso del Control Obrero. El Consejo Supremo de la Economía Na- de las ó rdenes y las necesidades del capital (lo que ridiculiza la voluntad
cional o Vesenja era un paso má s en ese sentido64. Lenin dice: “Hemos de los personajes en el gobierno tratando de controlar el proceso).
– El mismo ó rgano concebido para la centralizació n del control obrero,
63
Esto prueba que los bolcheviques sabían perfectamente que si se mantiene la economía el Consejo Pan Ruso del Control Obrero, no llega realmente a funcionar.
mercantil estamos en una sociedad capitalista y que si se mantiene el mercado mundial
no puede haber “país socialista”. ¡Quié n iba a decir entonces que el mismo Bujarin sería – Muy rápidamente, la Vesenja, compuesta teó ricamente por los orga-
un día ideó logo del socialismo en un solo país donde ademá s continuaba existiendo la nismos de centralizació n del control obrero y por militantes revoluciona-
economía mercantil! ¡Es tan paradó jico como cuando Trotsky, jefe de la represió n con-
trarrevolucionaria (por ejemplo en Ucrania) y defensor del terrorismo de Estado, pasa a
rios, quedará constituida fundamentalmente por tecnó cratas burgueses.
quejarse de aquella misma represió n y terrorismo! En efecto, la discusió n acerca de la paz de Brest-Litovsk llevará a la renun-
64
La Vesenja constituye el antecedente de la Comisió n del Estado del Plan o GOSPLAN, que cia de los comunistas de izquierda del bolchevismo Osinski y Bujarin, lo
funcionará sobre todo a partir de 1925. que aumentará notablemente el peso de los economistas burgueses, como
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Larin y Milyutin en la Vesenja.

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– En términos productivos el fracaso es ampliamente reconocido tanto sectores importantes del proletariado lucharon contra el Estado y
en el agro como en la industria, pasá ndose no só lo a una nueva fase de criticaron violentamente la política de la direcció n bolchevique. Por ello,
promoció n de la propiedad particular y el comercio, sino a un retroceso contraria- mente a lo que se maneja siempre acerca del período, la política
en cuanto a las estatizaciones, la apología gubernamental de las empresas llevada adelante por la direcció n bolchevique no fue só lo enfrentada por
mix- tas, la asociació n entre el gobierno y los capitales nacionales y los ex empresarios, los socialrevolucionarios de derecha, los
extranjeros. La NEP con sus sucesivos “pasos hacia atrá s” (hasta el mencheviques y los anarquistas defensistas, los cadetes..., sino también
“enriqueceos” por el proletariado, por las organizaciones revolucionarias y comunistas
de Bujarin, que había abandonado totalmente sus posiciones comunistas que no habían abandona- do la lucha. Mientras sobre la primera oposició n
de izquierda y sería ahora el ideó logo de la derecha) desde el proyecto del a la direcció n bolchevique, la de los blancos, se habla siempre, la oposició n
capitalismo “controlado” (de ese capitalismo de Estado de sitio, de gue- proletaria es en general encubierta, escondida, desfigurada, ocultada, no
rra, de hambre y miseria) al capitalismo clá sico, será el reconocimiento de só lo por la historiografía oficial de la URSS, sino por todas las
dicho fracaso. En los hechos, el capitalismo es incontrolable. seudooposiciones al estalinismo, como por ejemplo el trotskismo o la
socialdemocracia en general.
La lucha proletaria y las izquierdas comunistas contra la dirección No podemos entrar aquí en el aná lisis detallado de esa contradicció n
del Estado entre el proletariado y la direcció n del partido bolchevique (direcció n al
mismo tiempo del gobierno, los aparatos econó micos, el ejército y la po-
En esa situació n histó rica precisa de miseria, de guerra y crisis, de caí- licía), pero es indispensable subrayar que desde el principio, y de manera
da brutal de la producció n, que no tiene parangó n en toda la historia creciente, hubo un movimiento del proletariado que se opuso firmemen-
del capitalismo65, el sentimiento de frustració n del proletariado agrícola y te a la política defendida y aplicada por la direcció n bolchevique. Con
urbano fue muy grande. No só lo el gobierno bolchevique no había signifi- respecto a los puntos má s altos de esta lucha (Brest-Litovsk, Kronstadt,
cado el fin del capitalismo, de la guerra, del hambre, como los proletarios Makhnovschina) hemos previsto textos específicos66. Lo importante aquí
esperaban, no só lo aquél continuaba defendiendo la política econó mica es comprender que esos movimientos de lucha contra el poder bolche-
del capitalismo, sino que se había producido un agravamiento generaliza- vique, consistentes en huelgas, críticas virulentas en la prensa contra el
do de la situació n del proletariado (aumento de la tasa de explotació n). poder central, manifestaciones, realizació n de expropiaciones no auto-
Como era de esperar en tales circunstancias, por la defensa intuitiva de rizadas, cristalizació n de nuevos grupos estructurados fuera de o como
sus intereses de clase, por la conciencia revolucionaria, o por ambas cosas, fracciones comunistas dentro del propio partido bolchevique, atentados y
65
hasta movimientos insurreccionales del proletariado rural y urbano...,
“Todos los datos rusos, incluso los que aparecen en la Historia del Partido Comunista
(Bolchevique) y del Manual de economía política, profundamente estalinistas, tuvieron profundas implicaciones en la dirección de la política económica
concuer- dan en afirmar que la producción industrial rusa alcanza su nivel mínimo y social bolchevique. En efecto, ésa es la razó n fundamental de las perma-
en 1919 y que en ese entonces la producción es de 1/7 con respecto a la producción de nentes oscilaciones, idas y venidas, en la direcció n del Estado: de la pre-
preguerra. Eso confirma lo que hemos dado en el cuadro en lo que concierne a la caída
de la produc- ción entre 1913 y 1920, que es de casi 87% con respecto a su nivel tensió n de hacer pasar tal o cual medida (las nacionalizaciones, el control
inicial. No hemos encontrado ningún otro ejemplo histórico de caída de tal gravedad. obrero...) como socialista o como paso al socialismo, a la defensa integral
La caída máxima provocada por una crisis económica de esta gravedad es la que de todas esas medidas como una necesidad del capitalismo nacional ruso
conocieron Estados Uni- dos y fue de 46%, es decir, la mitad del desastre industrial
ruso, un cuarto en referencia
a su punto de llegada. Además, en Estados Unidos, dicha caída se produce a partir de un
66
nivel de alto potencial industrial, mucho más elevado que el máximo ruso de Los textos a los que se hace referencia aquí fueron publicados en 1984 en la revista
preguerra. [...] Si consideramos las caídas máximas de la producción industrial Comunismo, en los nú meros 15, 16 y 17. Luego los mismos siguieron siendo discutidos
ocasionadas por la guerra constatamos que las cifras máximas corresponden dos internacionalmente y reformulados por lo que prevemos republicarlos muy mejorados.
veces a Alemania (45 y 69%) y una vez a Japón (70%) [...] (lo que en el peor de los El titulo mismo del texto sobre el movimiento del proletariado en Ucrania debiera ser
casos) deja en pie alrededor de un tercio (31% y 30%), es decir, al menos el potencial cambiado, pues discrepamos con la identificació n que se ha hecho del mismo con el
industrial que Rusia tenía antes de la caída”. Bordiga, obra citada, pá ginas 38 y 39. militante revolucionario Nestor Makhno.
76 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 77
y viceversa; de la defensa del “capitalismo de Estado” para luchar contra
el proletariado y la revolució n, terrorismo que los revolucionarios cohe-
el “capitalismo privado”, a la defensa de todo el capitalismo para la lucha rentes tienen que denominar como corresponde: terror blanco,
contra la pequeñ a propiedad; de la prohibició n total y violenta de toda terrorismo contrarrevolucionario.
expropiació n efectuada por los obreros sin autorizació n (y por lo tanto En este texto, centrado en la política econó mica y social de los bolche-
el apoyo a los patrones) al aliento sin tapujos a la expropiació n de todos
viques y en sus consecuencias sobre la evolució n de la sociedad rusa (la
los patrones; del apoyo a las iniciativas del proletariado (por ejemplo la continuidad capitalista), lo que má s nos interesa de aquella contradicció n
disolució n de la Asamblea Constituyente) a la represió n, cada vez más
son sus consecuencias en la polémica socialismo-capitalismo de Estado,
sistemá tica y terrorista, de toda iniciativa que no viniese de la propia di- así como en el resultado histó rico concreto: la política económica efecti-
recció n del partido.
vamente aplicada y el hecho de que aquella polémica haya contribuido a
Se podría decir que tales oscilaciones reflejaban aú n la vitalidad de dejar má s clara para la posteridad la naturaleza indiscutiblemente capita-
la direcció n del partido para expresar, incluso en esas circunstancias, en lista de la economía rusa. Hay que tener clarito que esa discusió n acerca
donde la política no podía ser en absoluto considerada ni como proletaria de la estatizació n, la socializació n, la centralizació n, la planificació n, no
ni como comunista, al menos de vez en cuando, los intereses del proleta- se desarrolló precisamente en el interior de un buró (¡de planificació n!)
riado. Pero esta afirmació n olvidaría por un lado que esas idas y venidas, entre un conjunto de científicos, sino muy al contrario en la calle, como
ese saco de gatos que era en ese entonces el Partido Bolchevique, era el una violenta y sangrienta lucha de clases y fracciones, y con las armas en
resultado de una unidad sin principios y de la inexistencia de un la mano.
programa verdaderamente revolucionario (véase nuestra crítica de la
La resistencia del proletariado contra esa política econó mica tuvo un
concepció n so- cialdemó crata de transició n al socialismo en el texto
conjunto de expresiones teó ricas tanto contra el partido bolchevique
anterior en este mis- mo libro), y por el otro que un gobierno burgués
como conjunto, como, en el interior del mismo, contra la política leni-
cualquiera hubiese hecho exactamente lo mismo ante el fracaso rotundo
nista. La importancia de éstas ú ltimas radica, má s que en su radicalidad o
de la política aplicada (¡en la simple gestió n del capital!) y, sobre todo, ante
consecuencia, dado que en general capitularán frente al leninismo, en que
la lucha proletaria. No hay que olvidar tampoco que esa política de idas y
son las ú nicas fuentes conocidas que obligará n a Lenin y los suyos a
venidas se acompañ ó de la represió n sistemá tica de toda resistencia
argumentar explícitamente la política econó mica. Mientras que a todas
proletaria en principio con- tra quienes no aceptaban la disciplina en el
las otras expresiones del proletariado se les responderá con el terror
trabajo (desde principios de 1918), luego contra los que se
abierto del Estado, a los bolcheviques de izquierda se les responderá con
autodenominaban anarquistas (a partir del 12 de abril de 1918) y
argumentos que muestran la coherencia interna de la argumentació n
socialistas-revolucionarios de izquierda... y muy rápido se transformó en
leninista68.
represió n contra las fracciones del propio partido bolchevique, llegando a
Recordemos entonces globalmente las posiciones de los que se llama-
su punto culminante con la represió n del proleta- riado de Petrogrado en
ron fracciones comunistas de izquierda del partido bolchevique,
huelga en 1921 y la matanza de Kronstadt 67. Debe por lo tanto tenerse
conocidas
presente que lo que se denomina oficialmente “terror rojo” comprende no
só lo elementos de terrorismo revolucionario contra el régimen anterior, 68
Cuando redactamos este texto por la primera vez decíamos: “Las expresiones más elabo-
sino fundamentalmente el clá sico terrorismo contra radas de la lucha del proletariado contra la dirección bolchevique surgieron del propio
partido bolchevique”. Hoy, al publicar el libro, sobre la base de un mejor conocimiento
de la historia del socialismo revolucionario en Rusia y en particular de los diferentes
67 grupos y partidos que se denominan de esa manera, consideramos indispensable corre-
Lo particular en Kronstadt no es la masacre de proletarios, ni de militantes revolucio-
narios, cosa que existió desde que los bolcheviques conquistaron su poder, sino que era gir aquella afirmació n. Hubo, desde el origen, socialistas revolucionarios de izquierda y
la primera vez que la direcció n del Partido Bolchevique ordena la masacre masiva de organizaciones proletarias que se reivindicaron del maximalismo así como del anarquis-
compañ eros de partido. En vísperas de la guerra imperialista (“segunda” guerra), ese mo revolucionario y del anarquismo comunista, que expresaron las posiciones clá sicas
mé todo se había utilizado tanto que ya no quedaban militantes revolucionarios que del proletariado revolucionario y lucharon a brazo partido contra el Estado burgué s
hubieran participado en la insurrecció n de octubre de 1917. dirigido por los bolcheviques. Como no podíamos modificar totalmente el texto en este
sentido, hemos subrayado algunos elementos al respecto en la presentació n.

78 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 79


también como “oposiciones de izquierda”69 y subrayemos que como las
esclavitud del hombre ante la máquina”). Lenin, que había abandonado
otras fuerzas del proletariado revolucionario, acusaban a los bolcheviques toda pretensió n de destruir el Estado, ya defendía abiertamente como
de defender el capitalismo contra el socialismo. polí- tica el mantenimiento de los expertos, los científicos y los
La primera oposició n de la izquierda comunista en el Partido Bolchevi-
empresarios del régimen zarista bajo el “control obrero”.
que se forma contra la posició n de Lenin acerca de la paz con el Estado
Como se ve el “control obrero” era la forma elegante que tenía el ca-
ale- má n. Dicha oposició n, que reflejaba de una manera desordenada y
primaria una amplia oposició n del proletariado a la direcció n de los pital de reestructurarse sobre las viejas bases utilizando la ilusió n de que
bolcheviques en aquella cuestió n crucial70, tomó la forma de grupo que se los obreros controlarían el proceso. La política de Lenin se afirma como
expresaba a partir del perió dico Kommunist, cuyos má s conocidos la política del capitalismo para los obreros, como siempre había sido la
animadores fueron: Smir- nov, Ossinski y Bujarin. Rápidamente, y en política socialdemó crata.
especial a través de la pluma de Ossinski, se convierte en una oposició n En cuanto a la política de acuerdos con el capital internacional,
má s general acerca de toda la política econó mica llevada hasta ese acom- pañ ada de la concepció n de que podía mantenerse la revolució n
en un solo país, los comunistas de izquierda mostraron una gran y
momento. Decía por ejemplo: “Noso- tros no apoyamos el punto de vista de
premonitoria lucidez: “La revolución obrera de Rusia no puede ‘estar a
la construcción del socialismo bajo la dirección de los trusts. Sostenemos
salvo’ aban- donando el camino de la revolución internacional, evitando
el punto de vista de la construcción de la sociedad proletaria sobre la base de incesante- mente el combate y reculando frente al avance del capital
la creatividad de los propios trabaja- dores, y no sobre la base de los internacional, haciéndole concesiones al ‘capital nacional’. Desde este
dictámenes de los capitanes de la industria. [...] El socialismo y la punto de vista es indispensable adoptar resueltamente una política
organización socialista deben ser restaurados por el proletariado mismo o, de internacional de clase que, paralelamente a la propaganda revolucionaria
lo contrario, no se logrará nada, a cambio de eso tendremos la instauración de internacional a través de la palabra y la acción, refuerce la ligazón
otra cosa, del ‘capitalismo de Estado’” 71. Con- viene subrayar que esta lucha orgánica con el socialismo internacional y no con la burguesía
y polémica se produce cuando corría el mes de abril de 1918, en pleno internacional”72.
comienzo optimista del “control obrero”, y cuando Lenin defendía la A pesar de la claridad acerca de algunos puntos programáticos, este gru-
necesidad de la “administració n científica” de Taylor (que el propio Lenin, po no fue capaz de oponer un proyecto global coherente, será considerado
antes de asumir el poder, había denunciado como “la
por los revolucionarios que enfrentan a los bolcheviques con las armas como
“oposició n a su majestad”73, no será capaz de asumir revolucionariamente
69
En realidad no hay ningú n té rmino muy adecuado para designar esas fracciones. El
té rmino “oposició n de izquierda” induce a confusió n porque se lo asocia con las oposi- 72
Citado por Lenin, Sobre el infantilismo de izquierda. Puede constatarse hasta qué punto
ciones dirigidas luego por Trotsky, Zinó viev,... que debemos diferenciar radicalmente. En la contrarrevolució n ha escondido la obra de la izquierda comunista, por el hecho de
efecto, fue durante esos primeros añ os que se decide todo el futuro de la sociedad rusa y que la mayoría de los textos de esos revolucionarlos son, aú n hoy, inaccesibles. ¡Muchas
lo que se conoce como Oposició n de Izquierda surgirá luego que sus principa- les veces conocemos sus posiciones –como aquí– sobre cuestiones fundamentales de la
representantes hayan jugado un papel decisivo en el Estado en la afirmació n de la revo- lució n internacional por citas efectuadas por sus adversarios!
contrarrevolució n y la represió n proletaria. Má s aú n, los Trotsky, Ká menev, Radek y 73
“Prefieren jugar el rol de ‘oposición a su majestad’ proletaria y no van más lejos que
Zinó viev fueron tan decisivos como Lenin y Stalin en la conformació n de la sociedad de respetuosas indignaciones y pequeñas correcciones. En presencia de divergencias
rusa actual. Por eso, estas oposiciones de los ex responsables bolcheviques siempre fue- tan profundas como las que constatamos, la táctica elegida por los bolcheviques de
ron confusas, nunca llamaron claramente a la revolució n social, sino que defendieron izquierda es criminal, porque al borrar o disimular sus divergencias, favorecen esta
siempre el modo de producció n imperante y llamaron de manera obsecuente al apoyo misma política, que desde su propio punto de vista descompone y desorganiza la re-
supuestamente crítico del Estado. En cambio, estas primeras oposiciones denunciaban a volución obrera y campesina. En nombre la ‘unidad’ del partido, los bolcheviques de
los bolcheviques, con razó n, como procapitalistas. izquierda sacrifican la razón de ser del partido y la existencia misma de la revolución”.
70
Como ya dijimos, é sta es só lo una de las expresiones de esa lucha. Hubo otras má s ra- Extraído del folleto publicado por los socialistas revolucionarios de izquierda en
dicales y consecuentes, como la que llevaron adelante contra toda la política burguesa 1918 y reproducido en Les socialistes-révolutionnaires de gauche dans la Révolution
nacional e internacional leninista los socialistas revolucionarios de izquierda y otros Russe, une lutte méconnue (Los socialistas revolucionarios de izquierda en la
grupos revolucionarios. Revolució n Rusa, una lucha desconocida), Ediciones Spartacus, que no conocíamos
71
Kommunist, nú mero 2, abril de 1918. Acerca de la construcción del socialismo. cuando escri- bimos la primera versió n de este trabajo.

80 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 81


sus posiciones y, por ello, prisionero del mito de la unidad del partido,
conocidos fueron Ossinski y Sapranov, que dará “batalla” en el IX Con-
des- aparecerá rá pidamente. Sin embargo, esta primera oposició n de greso del Partido (1920), contra el principio de direcció n ú nica, la buro-
bolchevi- ques prefigura las que vendrá n en los añ os posteriores y por cracia, la concentració n del poder en las manos de una pequeñ a mino-
otra parte sus críticas tendrá n importantísimas consecuencias. Ya ría... Este grupo estaba ligado, teó rica y orgá nicamente, con otro cuyo
mencionamos que los componentes de esta fracció n renuncian a principal dirigente fue Smirnov y que se oponía a la política militarista y
desempeñ ar cargos de responsa- bilidad, lo que facilita el predominio burocrá tica de Trotsky, que había readoptado el ejército zarista como mo-
tecnocrá tico en los organismos conce- bidos para la centralizació n delo. Trotsky, en ese momento jefe del ejército y el gobierno, consideraba
econó mica. Por otra parte fue la crítica de este grupo la que obligó a Lenin absurda y al servicio del enemigo toda crítica de la “burocratizació n”.
a explicar la concepció n de conjunto que guía la política de los
La oposició n má s conocida hoy es la que tiene menos importancia
bolcheviques, a declarar abiertamente que se trataba de desarrollar el
desde un punto de vista revolucionario. Se trata de la Oposició n Obre-
capitalismo (véase má s adelante). Ademá s, la incidencia de los comunistas
ra, cuyos principales dirigentes fueron Kollontai, Chlianikov, Medvedev...
de izquierda en la adopció n de la política dura del “comunismo de guerra”,
Dicha oposició n se oponía a la militarizació n del trabajo y los sindica-
de nacionalizaciones..., no debe ser subestimada. Por otra parte, a las
tos –posició n defendida por Trotsky74–, así como a la posició n de Lenin,
inconsecuencias de dicho grupo de bolcheviques de izquierda, que ter-
que quería mantener a los sindicatos en su papel clá sico. Frente a ellos, la
minó acatando la contrarrevolucionaria unidad del partido, debe
Oposició n Obrera reivindicaba la necesidad de que los sindicatos to-
sumá rsele el hecho de que el mismo se consideró parcialmente satisfecho
maran directamente en sus manos toda la organizació n de la economía,
por la adop- ció n de esa política má s radical de expropiaciones.
comprendida la producció n, la distribució n, la centralizació n. Si bien esta
El propio Bujarin retrocederá en sus críticas y escribirá Problemas del oposició n no tenía pues ninguna alternativa revolucionaria de destrucció n
período de transición, donde la política econó mica y social no es fustigada de la sociedad mercantil, se oponía en general a toda la política econó mica
como capitalista, sino considerada como adecuada en la marcha hacia el y por ello en los hechos tuvo (hasta su capitulació n vergonzosa que luego
socialismo. Ya no se criticaba el “capitalismo de Estado”, sino el hecho de denunciará Miasnikov) gran importancia en el proletariado industrial.
denominar “capitalismo de Estado” a lo que segú n Bujarin era el sistema Cuando se desarrolla el X Congreso de los bolcheviques, el
de la “dictadura socialista del proletariado”. Este embrollo alcanzó su antagonis- mo entre los bolcheviques y el proletariado llega a niveles
má xima intensidad durante la guerra y en la posguerra. Se expresó ante explosivos. La Oposició n Obrera es considerada como
todo en la má s burda confusió n entre el sistema del capitalismo de Esta- contrarrevolucionaria, y de hecho amenazada con seguir la misma
do y el sistema de la dictadura socialista del proletariado. Y tomando el suerte que los proletarios y los marinos del bastió n revolucionario de
ejemplo de Ziperovich, Bujarin se ríe de él por considerar la fase posterior Kronstadt. Frente a ello, la mayor parte capitula y apoya la represió n.
a octubre como “el peldañ o del capitalismo de Estado”. En los hechos, Só lo una minoría continuará un difícil e importante trabajo de
Bujarin criticaba (sin atreverse a hacerlo directamente) a Lenin, que ya oposició n clandestina y constituirá los nú cleos ini- ciales de grupos,
había reconocido abiertamente que las medidas aplicadas “favorecían el como los tres que señ alamos a continuació n.
capitalismo de Estado”. Sin embargo, Lenin estaba mucho má s cerca de la Luego de esa ola de represió n, los bolcheviques instauran la Nueva
realidad (en realidad se desarrollaba el capitalismo a secas), y las buenas Política Econó mica, declaradamente en favor del comercio y el capital. Ya
intenciones de Bujarin se confundían con un conjunto de ilusiones acerca era totalmente claro que todo desacuerdo con respecto a la política oficial
de la relació n entre esas medidas y el verdadero socialismo, que la propia conducía a la cá rcel y la tortura, y por lo tanto debía estructurarse en la
realidad se encargaría de desmoronar. Bujarin paradó jicamente pasaría clandestinidad. No existen dudas de que en ese entonces se desarrolla un
unos añ os después a ser el defensor má s claro del capitalismo abierto y importante movimiento de oposició n clandestino, pero de él es aú n má s
declarado, como Lenin lo era en esos primeros añ os.
De aquella primera fracció n só lo quedará una minoría que en 1919 74
En é ste, como en otros puntos, Stalin no hizo má s que realizar lo que Trotsky (y/o Lenin)
construirá el grupo del “centralismo democrá tico”, cuyos militantes má s sostenía.

82 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 83


difícil conocer sus verdaderas posiciones y críticas. A pesar de ello pode-
La lógica de conjunto que guiaba la política económica y social de
mos distinguir tres grupos75:
los bolcheviques: Lenin y su visión apologética del capitalismo77
– El grupo Verdad Obrera que publicará Proletkult y cuyo princi-
pal dirigente fue Bogdanov. A pesar de que sus posiciones positivas eran
Lenin, como todo dirigente populista, tuvo un doble discurso, uno
también claramente burguesas, reformistas, pues consideraban necesario
para las masas, y otro para sus pares, los dirigentes. Cuando Lenin hacía
transformar Rusia en un país capitalista progresista, fueron conscientes
un discurso general utilizaba, como él mismo lo expuso, un lenguaje po-
del desarrollo de los irreconciliables antagonismos de clase entre por un
pular, impreciso, justamente porque se dirigía al pueblo, a los ciudadanos.
lado “la clase obrera desorganizada [...] que lleva una existencia misera-
É l mismo explicará que es en ese sentido que refiriéndose a Rusia
ble” y por el otro la “nueva burguesía” (los funcionarios responsables,
utilizaba expresiones como “empresa socialista”, “distribució n comunista”
los directores de empresa, los hombres de confianza, los presidentes de
o “viva la patria socialista”. Para dirigir a los obreros a los que la
los comités ejecutivos) y los NEPmen (“hombres de la NEP”). Al mismo
socialdemocra- cia debía llevarles la conciencia era suficiente.
tiempo eran conscientes de que los sindicatos no eran má s organizaciones
Por el contrario, cuando Lenin se dirigía a sus compañ eros de partido
de defensa de los intereses econó micos de los trabajadores, sino “organi-
no podía utilizar ese lenguaje vago y populista, “acientífico”, incompati-
zaciones para defender los intereses de la producció n, es decir, del capital ble con la “ciencia marxista” que Kautsky y Plejá nov le habían enseñ ado.
estatal, primero y sobre todas las cosas”. Así, por ejemplo, en el texto titulado Sobre el infantilismo de izquierda y
– El Grupo de los Comunistas Revolucionarios de Izquierda que se las ideas pequeño burguesas78, Lenin para responder a sus contrincantes
proponía constituir un verdadero “Partido Comunista Obrero” dado que está obligado a ser má s riguroso y por ejemplo explicar todo eso de “de-
el “Partido Comunista Ruso había hecho de los negocios su principal pre- fensa de la patria socialista”, que si bien era fundamental para ligar a las
ocupació n” y que “no existe ninguna posibilidad de reformar el Partido masas con el Estado, desde un punto de vista marxista es un sinsentido.
Comunista Ruso desde el interior”. Al mismo tiempo acusaba a la Inter- Frente a la masa de obreros, la ambigü edad de Lenin era mantenida, se
nacional y su política de compromiso con el capital de constituir un ins- les hacía creer que el socialismo tenía algo que ver con la defensa de la
trumento “de la reconstitució n de la economía capitalista mundial”. patria, se los movilizaba haciéndoles entender que la denominació n de
– Por ú ltimo, el grupo programá tico e histó ricamente má s importante, socialismo tenía algo que ver con el orden social y econó mico existente en
el Grupo Obrero Comunista, cuyo dirigente má s conocido fuera Mias- Rusia. Frente a sus compañ eros de partido, que ridiculizaban esta expre-
nikov. Acerca de la crítica que este grupo realizara contra la política capi- sió n, Lenin estaba obligado a aclarar que “Ningún comunista ha negado
talista de los bolcheviques, hemos previsto un trabajo especial que apare- tampoco que la expresión República Socialista de los Soviets traduce la
cerá pró ximamente en esta revista76. voluntad del poder de los soviets de asegurar la transición al socialismo,
Pasemos ahora a ver la respuesta “intelectual” que los bolcheviques pero de ninguna manera quiere significar que el nuevo orden económico
oficialistas y su jefe Lenin darán a las izquierdas comunistas (ademá s de sea socialista”.
la respuesta intelectual existía la represió n abierta, recordémoslo), pues 77
Este capítulo só lo puede ser comprendido a fondo si se lo considera en relació n estrecha
ésta constituye la exposición más acabada de la coherencia global que con nuestro texto La concepción socialdemócrata de transición al socialismo, que pu-
guiaba toda la política económica y social de los bolcheviques. blicamos en este mismo libro. En efecto, lo que le daba coherencia global a la política
econó mica y social de los bolcheviques es su visió n acerca del capitalismo y el socia-
75
Las citas que reproducimos a continuació n las hemos tomado de un texto de la CCI, lismo, y ello es una aplicació n concreta (una consecuencia necesaria) de la concepció n
La gauche communiste en Russie, nú meros 8 y 9 de la Revue International (1977). socialdemó crata acerca de la transició n socialista.
Recordemos una vez má s, que en todo lo que concierne a estas oposiciones, cuando 78
Este texto fue escrito en 1918 por razones internas y no debe ser confundido con otro de
escribimos este texto, desconocíamos la importancia de las oposiciones revolucionarias título similar (La enfermedad infantil del “izquierdismo” en el comunismo) escrito por
no bolcheviques. el propio Lenin. El primero responde a las fracciones revolucionarias en Rusia, mientras
76
Vé ase el nú mero 20 de Comunismo (octubre de 1985) y en particular en ese nú mero el el segundo será decisivo entre el primer y el segundo congresos de la Internacional para
Manifiesto del Grupo Obrero del Partido Comunista Ruso (Bolchevique). liquidar las fracciones comunistas de izquierda a escala internacional.

84 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 85


Fíjese el lector hasta qué punto Lenin admite ese doble discurso, cuan- el infantilismo de izquierda y las ideas pequeño burguesas.
do se dice “defensa de la patria socialista” es para movilizar a las masas
pero aunque todo el mundo lo comprenda así no quiere “significar que
el nuevo orden econó mico sea socialista”. De ahí que cuando se pretende
comprender la ló gica profunda que ligaba todas las medidas llevadas ade-
lante por los bolcheviques haya que prestar fundamental atenció n a los
textos en que Lenin responde frente a sus contrincantes, en especial del
partido. Al respecto hay dos artículos que nos parecen fundamentales, por
replantear su visión acerca del cuadro global de la sociedad rusa, en
donde se inscribe la política bolchevique: el texto que acabamos de
mencionar Sobre el infantilismo de izquierda y el que se titula Sobre el
impuesto en especie (significació n de la nueva política y sus
condiciones)79.
En estos textos Lenin plantea claramente:

A- Una definició n de la sociedad rusa que hará época.


B- Una apología del capitalismo de Estado, adoptando como modelo
el ejemplo alemán.
C- Una concepció n acerca de las principales contradicciones existentes
muy diferente a la visió n clá sica capitalismo-comunismo.
D- Una estrategia global que se deduce de los puntos anteriores.
Veá moslas por partes:

A. La sociedad rusa
En cuanto a la sociedad rusa Lenin sostiene que en Rusia coexisten
cinco diferentes “tipos econó micos y sociales”80 que enumera textualmente
así:

“1. La economía patriarcal, es decir, en gran medida la economía


cam- pesina natural.
2. La pequeña producción mercantil (esta rúbrica comprende a la
ma- yoría de los campesinos que venden trigo).
3. El capitalismo privado.
79
Este ú ltimo es de abril de 1921. La claridad de esos textos, en las definiciones de Lenin
y el bolchevismo y en todas las decisiones programá ticas en cuanto a política interna,
tienen una importancia só lo comparable a la que tiene en la política a llevar en los par-
tidos comunistas a escala internacional el trillado artículo citado en la nota anterior,
La enfermedad infantil del “izquierdismo” en el comunismo.
80
Todo lo que ponemos a continuació n entre comillas pertenece, hasta que señ alemos
expresamente otra fuente, al primero de los textos de Lenin mencionado, es decir: Sobre

86 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 87


4. El capitalismo de Estado.
5. El ‘socialismo’”.
B. La apología del capitalismo de Estado
Lenin dice al respecto: “Si las palabras que hemos citado sugieren
una sonrisa, es una risa homérica la que provoca el descubrimiento
hecho por los ‘comunistas de izquierda’, según la cual si triunfa ‘la
desviación bolchevique de derecha’ se correría el riesgo de que la
República de los Soviets evolucione hacia el capitalismo de Estado.
¡Parece afirmado para arrinconarnos de miedo! [...] Pero lo que a ellos no
se les pasó por la cabe- za es que el capitalismo de Estado sería un
paso adelante en nuestra Re- pública de los Soviets. Si por ejemplo
en seis meses lográsemos instaurar el capitalismo de Estado, ello sería un
triunfo enorme [...]. El capitalismo de Estado sería un inmenso paso
adelante, incluso si [...] ello lo pagamos más caro que en el presente. [...]
El capitalismo de Estado es, desde el punto de vista económico,
infinitamente superior a nuestra economía actual. [...] Nuestro deber
es el de insertarnos en la escuela del capitalismo de Estado de los
alemanes”.
Obsérvese hasta qué punto la concepció n socialdemó crata pesaba so-
bre toda la direcció n del Estado. No só lo Lenin era totalmente incapaz de
reconocer la realidad general del capital (que subsume todas las
relaciones inmediatas y particulares de producció n física en la
producció n general de valores), no só lo Lenin se arrodillaba frente al
polo positivo del capital, sino que consideraba directamente “el
capitalismo de Estado de los ale- manes” como el modelo a seguir.

C. Las principales contradicciones


El aná lisis de las mismas denotan la ignorancia del ABC acerca de
las contradicciones sociales: “Es evidente que en un país de pequeños
campe- sinos es el elemento pequeño burgués el que domina y no puede
dejar de dominar a la mayoría; la inmensa mayoría de los agricultores son
pequeños productores. La envoltura del capitalismo es rota aquí y allá por
los especu- ladores, siendo el trigo el objeto principal de la especulación. Es
precisamente en ese dominio en donde se desarrolla la lucha principal.
¿Cuáles son los adversarios que se enfrentan en esta lucha, si hablamos por
categorías econó- micas como el ‘capitalismo de Estado’? ¿Son el cuarto y el
quinto elemento que acabo de enumerar? No, seguro que no. No es el
capitalismo de Estado el que se contrapone al socialismo, sino por el
contrario son la pequeña

86 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 87


burguesía y el capitalismo privado que luchan codo a codo contra el
Esa posició n de admiració n reaccionaria con respecto al
capi- talismo de Estado y contra el socialismo. [...] Ellos [los
capitalismo (“de Estado”), corriente en la socialdemocracia, no era
comunistas de iz- quierda, NDR] no ven en el elemento pequeño burgués
nueva tampoco en Lenin. Ya antes de octubre é l mismo había dicho:
el enemigo principal contra el cual choca en mi país el socialismo”.
“Pues bien, sustituid ese Estado de junkers y capitalistas, ese Estado de
terratenientes y capita- listas, por un Estado democrático revolucionario,
D. La estrategia global es decir, por un Estado que destruya revolucionariamente todos los
Con esta concepció n es normal que Lenin y los que lo siguieron hayan privilegios, que no tema im- plantar revolucionariamente la democracia
emprendido la guerra contra el proletariado tildado de pequeñ a burgue- más completa, y veréis que en un Estado verdaderamente democrático
sía81, enarbolando la bandera del capitalismo de Estado, identificado cada revolucionario, el capitalismo de Estado representa inevitablemente,
vez má s con el socialismo de Estado. infaliblemente, un paso hacia el socia- lismo. Pues el socialismo no es más
“Lo que predomina es [...] el capitalismo pequeño burgués, a partir que el paso siguiente del monopolio capitalista de Estado. O mejor dicho, el
del cual existe un solo y mismo camino para llegar tanto al gran socialismo no es otra cosa que el monopolio capitalista de Estado
capita- lismo como al socialismo [la identificació n da sus primeros
puesto al servicio del pueblo entero y que, por lo tanto, ha cesado de
pasos, NDR] y ese camino pasa por la misma etapa intermediaria. [...]
ser un monopolio capitalista de Estado. El capitalismo monopolista de
Cuando la cla- se obrera haya aprendido a defender el orden del Estado
Estado es la preparación material más com- pleta para el socialismo, su
[¿qué Estado?, NDR] contra el espíritu anárquico de la pequeña
antesala, un peldaño en la escalera histórica: entre éste y el peldaño
propiedad, cuando haya aprendido a organizar la gran producción a la
llamado socialismo no hay ningún peldaño inter- medio”. Lenin, La
escala del Estado82 sobre las bases del capitalismo de Estado, ella habrá
catástrofe que nos amenaza y cómo combatirla, 27 de septiembre de
entonces [...] concentrado todos los requisitos en sus manos y la
1917.
consolidación del socialismo estará asegurada.” Esa situació n es muy representativa de la concepció n
He ahí la estrategia de fondo que guiará al partido “comunista” ruso contrarrevolucio- naria, socialdemó crata, de pasaje al socialismo,
desde 1917 hasta hoy. No hay diferencia fundamental con la época esta- predominante en Lenin y los bolcheviques. Para ellos, entre el capitalismo
linista, los bolcheviques, antes o después de la muerte de Lenin, tuvieron y el socialismo no hay destrucción revolucionaria, no hay supresió n
como objetivo el desarrollo del capitalismo. La diferencia entre ambas despó tica de toda la antigua sociedad, liquidació n violenta del salario, del
épocas es ideoló gica, Lenin llamaba a las cosas por su nombre; en cambio valor de cambio, negació n general de las relaciones de producció n (de
en la época de Stalin las necesidades del capital y el Estado aconsejaron vida), revolució n general en todos los criterios de la sociedad, tendientes
sustituir la denominació n de “capitalismo” por la de “socialismo”. De to- incluso a sustituir todas las fuerzas productivas del capital por fuerzas
das formas el propio Lenin, como vimos, desarrollaba la confusió n entre productivas concebidas sobre la base de las necesidades de la
capitalismo y socialismo y llegaba a identificarlos. humanidad..., sino simple y llanamente la puesta al servicio del pueblo,
81
No debe olvidarse que a quien Lenin denomina pequeñ o burgué s y enemigo principal como Lenin subraya. Es decir, que el socia- lismo de Lenin y la
es en realidad el proletariado agrícola (aunque jurídicamente propietario de un peda- socialdemocracia es el capitalismo (el polo positivo del capitalismo: el
zo de tierra). Dicho proletariado había sido y seguirá siendo desde entonces la fuerza capitalismo desarrollado, industrializado, monopó lico, concentrado,
principal de la lucha contra el capital y el Estado en la enorme extensió n de la Rusia.
Lenin formaliza así la declaració n de guerra contra los “campesinos” en nombre de la centralizado, estatizado) administrado por el pueblo, por un Estado
defensa del capital estatal: el terrorismo de Estado, contra el proletariado agrícola y las democrá tico revolucionario. Es el extremo típico y reaccionario de la
organizaciones que defendían sus intereses y particularmente contra quienes se desviación politicista, tal como lo expusimos en el texto anterior.
llamaban “socialistas revolucionarios de izquierda” y “anarquistas”, ya era
generalizado. En 1921, en el texto Sobre el impuesto en especie, considerado uná -
82
Obsé rvese bien hasta qué punto el autor de El Estado y la revolución había renunciado nimemente como fundamental, Lenin retoma exactamente, palabra por
integralmente a su propia obra, y nos habla como un Kerenski o un Kautsky del Estado
en general o del Estado como territorio.
palabra, citando varias pá ginas (en particular las que comprenden las ci-
tas que hemos efectuado) de aquel texto de marzo de 1918 en el que se
88 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 89
analizaba la sociedad rusa y la estrategia a adoptar. A pesar de que ya

88 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 89


no existe el optimismo de 1918, Lenin ratifica integralmente el fondo
del aná lisis: “Los raciocinios citados, que datan de 1918, contienen una Continuidad capitalista. Las confusiones de Lenin
serie de errores en cuanto a los plazos. Éstos resultaron ser más largos de
lo que se suponía entonces. Ello no tiene nada de particular. Pero los Podemos afirmar categó ricamente entonces que, contrariamente a lo
elementos fundamentales de nuestra economía siguen siendo los que se cree y nos hacen creer normalmente (no só lo los estalinistas, los
trotskistas, los socialistas, sino en general toda la burguesía, incluida la
mismos”83.
de derecha, en el mundo entero), no hubo, en los añ os que siguieron a la
El ú nico gran cambio entre el aná lisis del Lenin de 1918 y el de 1921
revolució n de 1917, ningún tipo de transformación socialista en Rusia;
es el que en este ú ltimo Lenin considera ahora que el “capitalismo priva-
por el contrario, el sistema económico social que siguió existiendo fue el
do” (¡!), considerado antes un enemigo del “capitalismo de Estado” y el
capitalismo. Si hay una diferencia entre las primeras tentativas y la NEP
“socialismo”, ha pasado (en la absurda construcció n de Lenin) hacia el
no se trata en absoluto de diferentes formas o grados de socialismo, ni del
buen lado de la barricada, al lado del socialismo. Es decir, que si bien el
pasaje de un comunismo a un comunismo que realiza algunas concesiones
principal enemigo continú a siendo para Lenin “la pequeñ a producció n”
al capitalismo, sino por el contrarío, del pasaje de una tentativa (inicial,
y “la producció n patriarcal”, en el otro lado tenemos “el socialismo y el
optimista, ilusoria) de controlar el capitalismo gracias al control de los
capitalismo de Estado a quienes se agrega el capitalismo privado”84.
aparatos estatales a un reconocimiento explícito del papel de los bolche-
Citemos ampliamente a Lenin: “Hay que desarrollar por todos los me-
viques al servicio del desarrollo del capitalismo, que será acompañ ado (lo
dios y a toda costa el intercambio, sin temor al capitalismo, puesto que
veremos al final) de un reconocimiento implícito de que es el capital el
lo hemos limitado a un marco bastante estrecho (por la expropiación de
que controla el Estado y no la inversa.
los terratenientes y de la burguesía en la economía, por el poder de los
obreros y campesinos en política), bastante ‘moderado’. Tal es la idea fun- La misma adopció n de la NEP contiene no só lo una apología del capi-
damental del impuesto en especie, tal es su significación económica. [...] talismo (“privado” y “de Estado”), sino ya el comienzo de una autocrítica
Esto podrá parecer una paradoja ¿el capitalismo privado en el papel de (que luego será má s clara) consistente en reconocer la incapacidad de los
coadyuvador del socialismo? Pero no es ninguna paradoja, sino un hecho bolcheviques para planificar el capitalismo, y del Estado para superar la
de carácter económico absolutamente incontrovertible. Tratándose de un competencia, el comercio, el valor de cambio...
país de pequeños campesinos, con medios de transporte particularmente Pero para comprender la importancia crucial de la autocrítica de Lenin
arruinados, de un país que ha salido de la guerra y el bloqueo y que es con todas sus implicaciones es necesario releer esos textos desembaraza-
dirigido políticamente por el proletariado, el cual tiene en sus manos el dos de las confusiones conceptuales introducidas por Lenin, propias a
transporte y la gran industria, de estas premisas se deduce de modo abso- toda la visió n socialdemó crata. Dado que no es posible argumentar aquí
lutamente inevitable la importancia primordial que tiene en estos momen- todos los puntos85 y teniendo en cuenta que la importancia particular de
tos el intercambio local, en primer término, y en segundo término también estos textos de Lenin radica precisamente en constituir la ú nica expresió n
la posibilidad de que el capitalismo privado preste la ayuda al socialismo 85
Desarrollar esa argumentació n implica explicar globalmente el desarrollo del capital
(sin hablar ya de capitalismo de Estado)”. Lenin, Sobre el impuesto en mundial, exponer las tesis y las contratesis fundamentales de la economía política y de
especie. su crítica, tal como se discuten desde la é poca de Adam Smith. Eso no podemos hacerlo
en unas pocas pá ginas y no tenemos má s remedio que reenviar al lector, deseoso de ir al
fondo de la cuestió n (“quien quiera remontar a sus luminosas cumbres tiene que estar
dispuesto a escalar la montaña por senderos escabrosos”, decía Marx) a una lectura de
83
Lenin en Sobre el impuesto en especie. Se podría pensar que para que los epígonos la obra de Marx en su totalidad, así como a la comprensió n de la misma evidenciada por
(Stalin, Zinó viev, Ká menev, Bujarin, Trotsky, Moló tov…) luego hablen de socialismo las izquierdas comunistas. Entre nuestros materiales se encuentran varios textos (por
en Rusia o de Estado obrero, Lenin tendría que haber abandonado su visió n. ¡Pero ejemplo los publicados en 1986 en Comunismo, nú meros 21, 22 y 23) que se sitú an en
contra- riamente a aquéllos, Lenin morirá diciendo que existen esas cinco “formas esa misma línea de “contribuir a la crítica de la economía política” que ha venido reali-
econó micas sociales en la economía” y que ni siquiera se ha llegado al capitalismo… zando el comunismo como partido, desde la é poca de Marx al día de hoy.
de Estado!
84
Ídem.
90 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 91
teó rica general de la estrategia global del gobierno bolchevique en toda su repre- sentació n del concreto real integralmente caó tica, en donde cada
política econó mica-social, nos contentaremos con afirmar las tesis princi- partícula
pales contra dicha teoría:

1. La divisió n que hace Lenin de la sociedad rusa en esas cinco “for-


maciones econó mico-sociales”, si bien describe una cierta “realidad”, se
trata de una “realidad” secundaria, una especie de fotografía velada, que
ignora lo esencial de la realidad social en transformació n y que ademá s
confunde, adicionando categorías totalmente heterogéneas. Si dejamos
por el momento de lado el elemento “socialista” (que al lado de los otros
es o bien una categoría enteramente diferente y no adicionable, o bien una
aberració n total), podemos admitir que Lenin quiso describir los diferen-
tes tipos de relaciones inmediatas (restringidas, contingentes, locales…)
de cada agente de producció n y de cambio. É l ve así “la economía
patriarcal, la pequeñ a producció n mercantil, el capitalismo privado, el
capitalismo de Estado”. Pero olvida que esta “realidad”, estas formas
inmediatas de producció n y cambio, está n subordinadas, incluidas (en una
palabra sub- sumidas), en las relaciones generales de producción y
reproducción de la sociedad en su conjunto (¡no só lo rusa, sino mundial!)
y que esas relacio- nes son esencialmente relaciones de valor, es decir
relaciones capitalistas.

2. Estas relaciones de valorizació n dominan, integran, todas las formas


particulares de producir y cambiar cosas. El capitalismo no es ni puede
ser asimilado a otra forma de producir cosas (y cuando nos referimos a
este aspecto inmediato del capital no deberíamos nunca olvidar de indicar
que se trata del modo inmediato de producció n de capital), sino que es el
modo general de reproducción de la especie humana sometida a la
dictadura del valor en proceso. En el capitalismo, todas las formas
particulares de pro- ducir y cambiar son modos subsidiarios de
producción y reproducción del capital. Por ejemplo, si en los campos de
concentració n que Lenin mandaba a construir, las relaciones inmediatas de
producció n se pueden asimilar a la esclavitud, no dejan de ser relaciones
subsidiarias del capital, producto del capitalismo y reproductoras de la
explotació n y la dominació n capitalista.

3. El error teó rico de Lenin es gigantesco: realiza una partició n de la


glo- balidad, sin comprender precisamente la globalidad como tal, las
leyes de esa globalidad (del valor, de la acumulació n…). Ello conduce a una
92 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 93
aislada debiera obedecer a leyes propias. En el aná lisis de Lenin, las
relacio- nes, las contradicciones son introducidas a posteriori, como
relaciones entre aquellos cinco elementos. Parafraseando a Hegel
podríamos decir que Le- nin hace como los anatomistas, trabaja con
cadáveres86. Lo monstruoso es pretender explicar el desarrollo de la vida
fuera de la organicidad, a través de las leyes de los pedazos del cuerpo. Si
los anatomistas no pretendieron absurdo tan gigantesco, Lenin sí intenta
explicar la vida de la sociedad rusa a partir de los pedazos inanimados.
Para Lenin hay: ¡los cinco elementos y luego sus contradicciones!87

4. Lenin ni siquiera se aproximó a alguno de los criterios de abstrac-


ció n fundamentales para conocer la sociedad actual, que reafirmamos a
continuació n:

A. Totalidad. La totalidad es una realidad diferente de cada una de


las partes; es necesario abstraer los elementos accesorios y concentrarse
en la comprensió n de la totalidad. No só lo no encontraremos las leyes de
la totalidad en la adició n de las partes, sino que las leyes de las partes las
encontramos en la totalidad. Por ejemplo, só lo comprendiendo el capital
global puede comprenderse que lo que Lenin llama “pequeñ a producció n
mercantil” (o “capitalismo de Estado” o “socialismo”...) es reproducció n
de capital y que la contradicció n no debe ser buscada entre esos
elementos todos subsumidos a la realidad del capital, sino entre
capitalismo y comu- nismo, entre burguesía y proletariado.
B. Movimiento, negación, necrología. En el estudio principal de la
totalidad debemos concentrarnos en lo que mueve la totalidad, en su
transformació n, o mejor dicho en la totalidad como movimiento, en la
totalidad autonegá ndose. En el estudio de la sociedad del capital, la cla-
ve es el estudio de las contradicciones del capitalismo que conducen
a
86
En la Pequeña lógica, Hegel decía: “Así, por ejemplo, los miembros y los órganos de un
cuerpo vivo no deben considerarse simplemente como partes de él, ya que sólo son lo
que son dentro de su unidad y no se comportan, en modo alguno, de un modo indiferen-
te ante ella. Sólo se convierte en partes del cuerpo en manos del anatomista, el cual ya
no se ocupa, sin embargo, de cuerpos vivos, sino de cadáveres”.
87
Es algo así como describir al hombre como la adició n del aparato digestivo, la barba,
los brazos, el desplazamiento en el espacio gracias a los pies, los instintos, el dolor de
cabeza, las preocupaciones... (¡y la heterogeneidad de los elementos aquí adicionados
no es má s absurda que la que hace Lenin al adicionar los elementos de la “realidad”
rusa!). Y luego completar el discurso diciendo que tal elemento es bueno y tal otro
malo: ¡que es mejor desplazarse con los pies que tener dolor de cabeza!

92 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 93


su supresió n violenta. Los economistas estudian la biología del capital,
sociedad rusa. Es la misma “realidad” que describe la sociología académica
nosotros su necrología y, aunque resulte paradó jico, só lo puede compren- o el maoísmo con sus cinco a diez “clases sociales”, con sus tres a seis “for-
derse el capitalismo (la biología, la anatomía del sistema) como sistema maciones sociales” coexistiendo. En todos los casos, en esa “realidad” no
contradictorio que produce su negació n violenta, su muerte (necrología). existe nunca la negació n revolucionaria, la destrucció n del capitalismo.
Lenin no comprendió ni la “N” del socialismo como negación brutal del
capitalismo, sino que, como vimos, aquél se concibe como una cierta pro-
longació n ló gica de éste, como su desarrollo, como la electrificació n más 6. Lenin hace una asociació n (típica de toda la socialdemocracia inter-
el famoso “poder obrero”. No podía por lo tanto comprender la totalidad nacional) entre el capital y su polo positivo: gran industria, desarrollo...,
–el capitalismo mundial– como movimiento. que no es otra cosa que la idea que el capital desarrolla de sí mismo. Es
por ello que Lenin, en el má ximo de la destrucció n, considera que el capi-
C. Contradicción. Toda totalidad es contradictoria, el movimiento es talismo no existe má s y que luego el “capitalismo renace”, lo que permi-
contradicció n, la totalidad es siempre contradicción en movimiento de ne- tirá a Bordiga extraer su famosa y absurda conclusió n sobre la existencia
gación. Lenin no comprendió la totalidad, ni sus leyes, no comprendió las de dos capitalismos en Rusia.
partes, no comprendió el movimiento de negació n de esa totalidad, ni la De la polé mica de Lenin con Bujarin, Bordiga subraya la tesis
contradicció n como centro de la totalidad. Hizo todo lo contrario, sumó siguien- te: “Estamos asistiendo al renacimiento del capitalismo, a la
las partes a las que le atribuyó leyes y trató de definir las contradicciones evolución de su primera fase”. Y Bordiga sostiene: “Dialécticamente,
a partir de las partes. Con ello, y con una visió n de socialismo que lo iden-
la cantidad apa- rece como calidad: un capitalismo reducido a un
tifica a capitalismo centralizado y administrado por los obreros, Lenin y
kilogramo de acero por persona88, lo que alcanza sólo para producir
los bolcheviques perdían totalmente de vista la contradicció n capitalismo-
clavos, plumas y agujas por un año, no es más un capitalismo. No
comunismo, consideraban que el capitalismo estaba del mismo lado que
remonta, tal como parecería ‘cuan- titativamente’, sino que renace a
el socialismo y consideraban que el enemigo era el precapitalismo.
partir de un fondo social precapitalista. Por lo tanto, Rusia ha conocido
dos capitalismos y no un capitalismo reemplazado por un socialismo”89.
5. La “realidad” que Lenin describe es una realidad castrada y sin Nosotros estamos de acuerdo en subrayar la importancia de la trans-
el devenir propio a la negació n de la totalidad. Eso sucede siempre que
formació n de la cantidad en calidad, para afirmar, por ejemplo, que una
se estudia el capitalismo liquidando su necrología, liquidando su nega-
ció n violenta por el comunismo organizado en partido. Es el mismo industria reducida a un kilo de acero por persona ya no es una industria;
tipo de “realidad” que quien describe las clases sociales no sobre la que ella no remonta, como parecería cuantitativamente, sino que rena-
base de su devenir, su proyecto social, sino en base, por ejemplo, a su ce. Pero consideramos como total y decisivamente falsa la identificació n
nivel de ingresos. Marx termina El capital sin haber terminado su de la industria con el capitalismo. El capitalismo no es só lo el aumento
ridiculizació n de este punto de vista. Decía: “También los médicos y los extraordinario y alocado de las fuerzas productivas, sino también y nece-
funcionarios formarían dos clases, pues pertenecen a dos grupos sociales sariamente su destrucción masiva perió dica. Má s aú n, el capitalismo es
distintos [...]. Y lo mismo podríamos decir del infinito, desperdigamiento
88
de intereses y posiciones en que la división del trabajo social separa tanto a Recordemos que, segú n cifras oficiales, Rusia producía antes de la guerra y la revolució n
30 kilos de acero por habitante (cifra de 1913) y en el punto má s bajo un solo kilo por
los obreros como a los capitalistas y a los terratenientes, a estos últimos, habitante. Para tener una idea de lo que eso significa digamos que en 1981 se producían
por ejemplo, en propietarios de viñedos, propietarios de tierras de labor, en Rusia 544 kilos por habitante.
89
propietarios de bosques, propietarios de minas, de pesquerías”. Bordiga, Structure économique et sociale de la Russie d’aujourd’hui. Esa ideología de
que el capitalismo desaparece cuando la catá strofe se hace real es típica de la apolo-
Esa visió n de la “realidad”, de la cual Marx se reía (dado que desconoce gé tica socialdemó crata. El propio Kautsky la sostiene tambié n refirié ndose a Rusia de
el movimiento de polarizació n de la sociedad en dos campos enemigos 1922 como una sociedad en la que existe un “nuevo capitalismo”. Vé ase por ejemplo el
que es el que produce su destrucció n), es la que adoptará Lenin para pró logo al folleto de W. Woïtinsky, Los doce condenados a muerte (el juicio contra los
socialistas revolucionarios de Moscú), de 1922.
explicar la

94 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 95


esencialmente la unidad contradictoria, en proceso, de desarrollo y des-
reforzando las relaciones económicas regularizadas por el Estado, como
trucción, valorización y desvalorización. contrapeso frente a las relaciones pequeño burguesas anárquicas”.
Rechazamos totalmente esa tesis que Bordiga acepta de la socialdemo-
Es decir que preconizando el capitalismo (todavía con la pretensió n de
cracia de los dos capitalismos separados por una fase precapitalista. Lo
un capitalismo controlado por el Estado), Lenin pretende combatir la
que sucedió en realidad fue que el ciclo general del capital mundial, por
anarquía de las relaciones de producción, que es una característica inhe-
sus propias contradicciones, produjo una destrucció n y desvalorizació n
rente e inevitable de todo el capitalismo, “grande”, “pequeñ o” y “me-
brutal. Pero en Rusia, como en cualquier otra parte, el capitalismo exis-
diano”, “de Estado”, “patriarcal”, “usurario”, “industrial”, “agrícola”,
tente es el mismo capitalismo de siempre y no uno nuevo. La destrucció n
“monopó lico”, “pequeñ o burgués”..., como Marx lo demostrara contra la
generalizada es un fenó meno esencialmente capitalista.
“mano invisible” de Adam Smith. En los hechos, la política leninista se
concreta entonces en el apoyo estatal a la concentració n y centralizació n
7. La incomprensió n de Lenin de la diná mica propia a la totalidad lo del capital y sobre todo a la defensa a ultranza de los intereses del capital
lleva a buscar las contradicciones principales en donde no pueden frente al proletariado, a quien se lo somete al má s brutal terror para au-
hallarse, a oponer elementos que tienen el mismo contenido esencial y mentar la tasa de explotació n, mejorar las condiciones de rentabilidad y
que existen en todos los países: “el capitalismo estatal” y el “capitalismo atraer capitales internacionales.
privado”; o peor aú n, el “capitalismo estatal y privado a las relaciones de
producció n pequeñ o burguesas”. 10. Por ú ltimo debemos introducir ese quinto elemento, “el
socialis- mo”, del cual hemos hecho abstracció n hasta aquí. Lenin
8. El capitalismo es, desde que existe, una combinació n de propie- utiliza en gene- ral ese término (si tenemos en cuenta la totalidad de su
dades particulares y de Estado, grandes, pequeñ as, medianas…, pero su obra) para recubrir en realidad “el poder socialista”, el “gobierno
naturaleza esencial es la misma. Ademá s, incluso el “capitalismo estatal” socialista”, el Estado de la “dictadura del proletariado”, el “poder de los
priva a los productores de sus medios de producció n. Es por esa privació n soviets”.
que existen proletarios que para procurarse medios de vida deben vender Al lado de los otros cuatro elementos de las otras cuatro “formaciones
su fuerza de trabajo; es por ello que el asalariado es mantenido y que no econó mico-sociales” de Lenin, es un elemento totalmente no adicionable,
tiene ningú n sentido establecer una categoría aparte. Se trata de “simple” totalmente extrañ o aquí. Sería, en esta acepció n del término, el elemento
capitalismo. Y recíprocamente el capitalismo es siempre privado, sean las político que intentaría controlar a los otros. De ahí la teoría del socialismo
empresas y los medios de explotació n de los particulares o el gobierno. de Lenin como idéntico a la electrificació n má s el gobierno de los soviets.
Por lo que toda oposició n entre esos elementos es relativa e interna al Si la cuestió n del elemento “socialista” hubiese quedado ahí, a la luz de
propio capital. la evolució n histó rica de la sociedad rusa, nos bastaría con poner en evi-
dencia que ese elemento socialista se quedó en un elemento de voluntad,
9. Las relaciones de producció n que Lenin denomina “pequeñ o que, a pesar de la voluntad y las declaraciones socialistas del gobierno,
bur- guesas” (o “producció n mercantil” y “economía patriarcal”) son, éste obedecía también a las necesidades del capital y en particular a la de-
bajo el capitalismo, producció n general de mercancías, y está n fensa consecuente de la mayor tasa de explotació n posible. Pero al lado de
sometidas a sus mismas leyes. De ahí que sea totalmente absurda la esa acepció n “política”, Lenin utiliza el término “socialista” y “comunis-
pretensió n de Lenin: “Implantando el capitalismo de Estado en forma de ta” desde el punto de vista econó mico social, lo que llevará la confusió n a
concesiones [al ca- pital extranjero, NDR], el poder soviético refuerza la niveles demenciales y permitirá a sus epígonos (Stalin, Trotsky, Bujarin,
gran producción contra la pequeña, la producción avanzada contra la Zinóviev, Ká menev...) a sostener que Lenin consideraba que el capitalis-
atrasada, la produc- ción a base de maquinarias contra la producción mo había sido econó micamente superado por la existencia de elementos
manual, aumentando así la cantidad de productos de la gran industria poscapitalistas (ver las formulas de Stalin-Trotsky “socialismo –o Estado
reunidos en sus manos y obrero degenerado– en un solo país”).
96 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 97
En la mayoría de los casos que Lenin utiliza el termino socialista, des- por Stalin, Trotsky y compañ ía, una vez muerto aquél!
de el punto de vista econó mico social, lo hace refiriéndose a la industria
como base del socialismo. Se podría decir, como hace Bordiga, que en este
sentido es justo hablar de “socialismo”, que en realidad es cierto que en
Rusia existe el capitalismo y que ese sistema social constituye la base para
el socialismo. En efecto, agrega Bordiga, las bases del socialismo y el capi-
talismo son exactamente la misma cosa. Pero en Bordiga tampoco queda
claro que entre un sistema y otro se requiere una revolució n social que
im- plica, no el desarrollo del capitalismo, sino la destrucció n radical de
todo el sistema capitalista. También Bordiga queda prisionero de la
necesidad de la revolució n burguesa en Rusia y su concepció n de doble
revolució n es una confesió n de esto. Dicha concepció n no será
evidentemente ajena a todos los apoyos críticos al estalinismo y sobre
todo a sus absurdas elucu- braciones de posguerra tratando de diferenciar
en forma cuasi trotskista entre los capitalismos e imperialismos
estadounidense y ruso.
Sin embargo, el estado de confusió n en Lenin iba mucho má s lejos,
y es totalmente forzada la interpretació n de Bordiga al querer reescribir
la historia afirmando que Lenin nunca admitió la existencia de parcelas
de socialismo en la sociedad rusa. Si fuese así no habría clasificado la
economía en cinco “diferentes formaciones económico sociales, desde la
patriarcal hasta la formación socialista”.
La confusió n de Lenin existió siempre y se revela en el conjunto de su
obra. La identificació n econó mica entre capitalismo de Estado controlado
por los obreros y socialismo-comunismo es general en la obra de Lenin.
Por otra parte, a cada rato aparecen en la obra de Lenin los supuestos
elementos econó micos socialistas existentes en Rusia, las “empresas
socialistas”, el “intercambio socialista”, la “patria socialista”... Incluso la
instauració n del impuesto en especie, que restablece la libertad de
comercio después del pago del impuesto, es considerada por Lenin como
un “intercambio socialista”.
“El impuesto en especie es una de las formas de transición del peculiar
comunismo de guerra obligado por la extrema miseria, la ruina y la
guerra, a un intercambio socialista justo [sic] de productos. Y este
último es, a su vez, una de las formas de transición del socialismo [sic],
con las particula- ridades originadas por el predominio de los pequeños
campesinos entre la población, al comunismo [sic]”. Lenin, Sobre el
impuesto en especie.
¡Qué no nos vengan por lo tanto a decir que la existencia de las parce-
las de socialismo en Rusia es una teoría de traició n a Lenin desarrollada
98 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 99
Dictadura sobre el capital o dictadura del capital

Hemos visto que, a pesar de la insurrecció n proletaria de octubre de


1917, que forma parte de la má s importante ola revolucionaría interna-
cional que hemos conocido, no hubo una transformació n anticapitalista
(socialista, comunista) de la sociedad rusa. A pesar de la catá strofe de la
guerra y la respuesta revolucionaria del proletariado, a pesar de la repro-
ducció n ampliada negativa por varios añ os sucesivos, el proletariado no
se dotó de una dirección despótica que actuara contra la dictadura del
capital. Ninguna de las medidas adoptadas por los bolcheviques cuestio-
naban la continuidad del desarrollo del capitalismo en Rusia.
Desde el punto de vista clá sico (Marx y Engels), la dictadura del
prole- tariado comienza cuando la sociedad no se encuentra má s
conducida por las leyes del valor, de la valorizació n del capital, sino por el
proletariado como clase dominante, es decir, cuando éste, en tanto que
partido, es ca- paz de dirigir y planificar imperativamente la sociedad: el
despotismo del valor de uso, de la producció n para las necesidades
humanas, contra la valorizació n, contra la “evolució n normal del
mercado”, es el elemen- to decisivo90. Toda otra acepció n de la expresió n
“dictadura del prole- tariado” liquida su verdadero contenido social
revolucionario, y reduce la dictadura a sus aspectos de forma de
dominació n (en la concepció n dominante opuesta a la democracia), de
violencia, de fuerza ejercida por un gobierno dado.
Una sociedad en donde los gobernantes y planificadores está n obliga-
dos a seguir las leyes ciegas que ellos no controlan, en la cual se conten-
tan con realizar estimaciones sobre el futuro, es una sociedad en la que
gobernantes y planificadores (incluso si creen dirigir) resultan en
realidad planificados por un sujeto extrañ o. En esa sociedad, el Estado es
necesa- riamente el Estado capitalista. Los gobernantes creen gobernar,
dirigir, controlar, ser el sujeto de las decisiones, y en realidad son títeres
de le- yes inmanentes al capital que ellos no hacen sino legitimar y
adminis- trar. Cualquier bolchevique reconocía al menos ese ABC en
cuanto a la
90
En general, las otras definiciones de la transició n al socialismo se limitan a discutir
sobre los aspectos distributivos (a cada cual segú n su trabajo o sus necesidades) que en
realidad son una consecuencia del cambio revolucionario en el qué y el có mo producir,
en el objeto, los medios y la forma de producció n. Sin dictadura contra la sociedad
mercantil que cambie radicalmente el modo de producció n no tiene sentido hablar de
transició n hacia el socialismo. El modo de distribució n está unívocamente determinado
por el modo de producció n.

98 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 99


diferencia entre una economía mercantil y una economía dirigida por
el proletariado, entre una economía en la cual el hombre es capaz de integralmente de la época anterior; no hemos conseguido rehacerlo
dirigir (administració n de cosas) y una economía que dirige al hombre seria- mente y no podíamos conseguirlo”. Lenin, Sobre la cooperación.
(incluso a gobernantes y planificadores). Stalin diría algo despué s: En el mismo texto, Lenin considera: “Empresa de tipo consecuente-
“Admitamos que ellos, bajo el sistema capitalista, también tienen algo mente socialista [aquella en la que, NDR] tanto los medios de producción
parecido a los planes. Pero estos planes son pronósticos, planes como el suelo pertenecen realmente al Estado”, es decir, a ese mismo Es-
estimativos, coyunturales, que no comprometen a nadie, y con dichas tado que se había mantenido integralmente y que para pasar al
bases es imposible dirigir la eco- nomía de un país. Las cosas son diferentes socialismo en Rusia era suficiente una revolució n cultural basada en
con nosotros. Nuestros planes no son pronósticos, planes estimativos, las cooperativas campesinas: “Si pudiéramos organizar en las
coyunturales, sino instrucciones con carácter compulsivo para la gestión, cooperativas a toda la po- blación, ya estaríamos con ambos pies en el suelo
y determinan el curso futuro del desarrollo económico de todo nuestro socialista [...]. Hoy nos es suficiente esta revolución cultural para llegar a
país”. convertirnos en un país completamente socialista”.
Para terminar, lo que nos parece fundamental poner en evidencia es Con semejantes confusiones en la direcció n del partido bolchevique
que los bolcheviques nunca lograron controlar, planificar, ni dirigir el (¡parecería que estuviéramos leyendo a Proudhon o a Mao Tse Tung!), los
capita- lismo como pretendieron; que el proletariado en ningú n momento resultados no podían ser otros que la ciega obediencia a las leyes del
dirigió realmente la sociedad hacia su proyecto social, que en sentido capitalismo. También aquí la gran diferencia entre Lenin y Stalin es que el
estricto (si no queremos reducir la dictadura del proletariado a la simple primero reconocerá que ellos no dirigen sino que son dirigidos (sin
aplicació n de la fuerza por un gobierno de obreros) es totalmente comprender sin embargo que el verdadero sujeto histó rico es el capital) y
incorrecto hablar de Estado proletario en Rusia o de dictadura proletaria. el segundo, no.
Así, Lenin dice ante la Internacional, sostiene que los problemas
El capital siguió constituyendo la verdadera direcció n de la sociedad,
son “… Por culpa de nuestro aparato estatal. Hemos heredado el viejo apa-
ejerciendo la dicta- dura. El Estado capitalista (que no es otra cosa que el
rato estatal y ésta ha sido nuestra desgracia. Es muy frecuente que este
capital organizado en fuerza de manutenció n de la dominació n) a pesar
aparato trabaje contra nosotros”92.
de que fuera desor- ganizado, golpeado, ocupado, no fue destruido91.
Y en el XI Congreso del Partido Comunista Ruso (Bolchevique):
Los bolcheviques pretendieron controlar el capitalismo sin destruirlo,
“El quid de la cuestión es que nosotros comprendamos que éste es el
lo que es una utopía reaccionaría; el capitalismo, por sus propias deter- capita- lismo que podemos y debemos admitir y debemos encuadrar
minaciones esenciales (cará cter anárquico), es ingobernable. Los dentro de un marco [pretensió n utó pica, voluntarismo, NDR], que
bolchevi- ques intentaron ese imposible, primero de una forma despó tica, este capitalismo es necesario para la extensa masa campesina y para el
centralista (“comunismo de guerra”), y luego, frente al aislamiento de su capital privado [verda- dero sujeto y beneficiario, NDR], el cual debe
gobierno y el fracaso de una política anterior, en forma má s liberal. Incluso comerciar de manera que sea posible el curso corriente de la economía
todo aque- llo de destrucció n del Estado había sido abandonado. Lenin, capitalista y el intercambio capita- lista, ya que el pueblo necesita, sin
como vimos, había vuelto a la vieja afirmació n socialdemó crata de tomar esto no se puede vivir [sic]. Sed capaces vosotros, comunistas, vosotros
el poder del Estado, considerado como una má quina, un instrumento, un obreros, vosotros, parte consciente del pro- letariado que os habéis
aparato, para ponerlo al servicio de la revolució n. Es importante subrayar encargado de dirigir el Estado, sed capaces de hacer que el Estado que
que es con ese mismo aparato, la misma máquina zarista, ocupada por los tenéis en vuestras manos actúe a voluntad [sic] vuestra. Pues bien, ha
bolcheviques, que Lenin pretendía dirigir el capitalismo y planificarlo, que pasado un año, el Estado se encuentra en nuestras manos, pero ¿ha
por ello no se proponía destruirlo, sino reconstituirlo: “Una es la tarea de actuado en la nueva política económica a nuestra voluntad? No y
rehacer nues- tro aparato que ahora no sirve para nada en absoluto y que
tomamos 92
Lenin, Informe pronunciado ante el IV Congreso de la Internacional Comunista, 13 de
noviembre de 1922.
91
En realidad, el Estado capitalista no puede destruirse en un solo país.
100 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 101
ni lo queremos reconocer así [parecería que Lenin hablase a sus
epígonos, NDR]. ¿Y cómo ha actuado? Se escapa el automóvil de entre las Bolcheviques, revolución y contrarrevolución
manos, al parecer hay sentada en él una persona que lo guía [los
bolcheviques y su burocracia, NDR], pero el automóvil no marcha hacia Los bolcheviques no son ni los malos ni los buenos de la historia, tal
donde lo guían, sino donde lo conduce alguien [¡a Lenin no se le ocurre como lo ven (suprahistó ricamente) los historiadores y organizaciones
que el capital no es un simple modo inmediato de producir, sino un polí- ticas. Son en realidad el producto y el agente principal de la
sujeto histó rico! NDR], algo clandestino [¡!, NDR] o algo que está fuera de contradicción revolución-contrarrevolución. En la fase ascendente de la
la ley [en realidad es total- mente legal, NDR], o que Dios [¡!, NDR] sabe revolució n, por ejemplo en Rusia durante el añ o 1917, en esa estructura
de dónde habrá salido, o tal vez unos especuladores, tal vez unos se cristaliza parte de la vanguardia revolucionaria del proletariado y
capitalistas privados o tal vez unos y otros [Lenin no comprendió que el gracias a eso los bol- cheviques se constituyen en direcció n formal del
capital puede prescindir del capitalista particular, especialmente proletariado. En la fase descendente es decisivo el papel de los
teniendo tan buenos bolcheviques y sigue buscan- do individuos bolcheviques de direcció n del pro- letariado para hacerlo aceptar (en
culpables, NDR], pero el automóvil no marcha como se lo imagina el que nombre de la revolució n) el programa de reorganizació n del capital que
va sentado al volante [Lenin prevé el estalinismo integral…, NDR], y en ú ltima instancia se impondrá . Pero incluso en los puntos má ximos de la
muy a menudo marcha de manera completamente distinta [… y su fracaso, revolució n y la contrarrevolució n, los bolcheviques son una estructura
NDR]”. Lenin, Informe político del Comité Central al IX Congre- so del contradictoria, indecisa. En octubre de 1917, los bolcheviques se
Partido Comunista Ruso (Bolchevique), marzo de 1922. encuentran a la cabeza gracias a la acció n de una fracció n totalmente
minoritaria y en contra de toda la estructura de los “viejos bolcheviques”:
Sintentizando: “el partido” que había apoyado toda la reorga- nizació n burguesa, los
gobiernos y parlamentos.
– Los bolcheviques basaban su proyecto en una utopía: no se propusie-
Durante la reorganizació n de la economía capitalista rusa contra los
ron destruir el capital, sino desarrollarlo y controlarlo a través del Estado.
intereses inmediatos e histó ricos del proletariado se producen
– El Estado que habían ocupado era el viejo Estado zarista, que no importantes movimientos de resistencia y tentativas de continuidad
habían destruido y que tenían serias dificultades para reconstituir. revolucionaria que expresan políticamente diferentes organizaciones
– Este Estado no responde a la voluntad de los bolcheviques. Lenin revolucionarias. El mito de la unidad formal es, en el Partido Bolchevique,
lo reconoce pero se sorprende; nosotros no. El Estado continú a siendo el desde la paz de Brest- Litovsk, el principal freno para asumir esa lucha
capital concentrado. contra la fracció n domi- nante dirigida por Lenin en el poder. Aunque las
– Es totalmente normal que el Estado siga inexorablemente las leyes fracciones de izquierda del partido bolchevique se oponen con coherencia
del capital, y ello independientemente de la voluntad de quienes se en- y fuerza programática a la ló gica burguesa de Lenin, las mismas no
cuentran en el gobierno o en un buró del plan. rompen cuando es necesario, desarrollan só lo una oposició n teó rica sin
– Como en cualquier otro país capitalista, a pesar del elemento de asumir la lucha revolucionaria que el proletariado llevaba a cabo y van
voluntad de los gobernantes, no es la direcció n y la planificació n quien capitulando sucesivamente. En paralelo a la brutal represió n estatal de los
decide la vida econó mica, sino la vida econó mica, la sociedad mercantil sectores má s combativos del proletariado y el terrorismo de Estado
generalizada, quien dirige y decide la planificació n. sistemá ticamente utilizado durante el período 1918-1920 contra las
vanguardias má s decididas, las oposicio- nes en el partido bolchevique
– ¿Quién gobierna la economía? el capital y los gobernantes son sus aparecen como tímidas quejas y son hasta 1921 absorbidas por métodos
marionetas.
administrativos. Cuando sectores de las mismas vislumbran asumir la
Citemos una vez má s a Lenin en el mismo texto: “¿Quién
lucha real contra el poder central del Estado ya es muy tarde: el
conduce a quién? Pongo muy en duda que se pueda decir que los
terrorismo de Estado es omnipresente y está bien acei- tado. Cada
comunistas con- ducen [...]. Para decir la verdad, no son ellos los que
represió n de fracciones o individuos del partido dominante contará con
conducen, sino los conducidos”.
102 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 103
la complicidad de todo el resto del partido en la represió n.

102 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 103
Ese macabro proceso se repetirá infinidad de veces: torturadores, jueces,
los partidos formales como productos y agentes de las contradicciones
fiscales... de un día será n juzgados al día siguiente... hasta que será n liqui- fundamentales. Y ello aunque esto sea tan difícil de hacer comprender en
dados todos los sectores que participaron en la insurrecció n de octubre. un mundo habituado a razonar en términos de buenos y malos.
Trotsky es un ejemplo emblemá tico en ese sentido. Había sido el dirigente Se ha insistido mucho acerca de la debilidad de la revolució n interna-
má s importante en la insurrecció n proletaria de octubre y será el hombre
cional, de su derrota, para explicar la política de defensa del capitalismo
clave de todas las represiones contrarrevolucionarias en los añ os de los bolcheviques. Si bien esto es cierto, hay que completarlo diciendo
decisivos. Cuando a su vez él y los suyos fueron reprimidos lo fueron en
que la defensa del capitalismo en Rusia llevó a los bolcheviques inevita-
medio de un gran aislamiento, que con su accionar y complicidad habían blemente a contraponerse al comunismo como acció n del proletariado en
provocado.
Rusia y en el mundo, lo que explica el desarrollo simbió tico, por un lado,
La matriz ideoló gica del bolchevismo es desde todo punto de vista la de la economía rusa y de sus acuerdos comerciales y militares con otros
socialdemocracia. Sin embargo sus estructuras serán totalmente revolu- capitales nacionales y, por el otro, el abandono progresivo de las posi-
cionadas por el ascenso revolucionario y ademá s surgirá n nuevas aso- ciones comunistas en la Internacional, hasta su liquidació n total. Incluso
ciaciones que cuestionará n las bases ideoló gicas del partido. Será comú n la debilidad de la revolució n internacional se concreta en la debilidad de
entonces que sus dirigentes den virajes de 180º, rompiendo en los hechos direcció n, en la debilidad de los bolcheviques, en su no ruptura con la
con la ideología de la socialdemocracia, aunque sin extraer todas las con- ideología contrarrevolucionaria de la socialdemocracia y, por lo tanto, la
secuencias de esas rupturas y volviendo luego a realinearse en la misma. tesis de la debilidad no puede ser considerada como una simple
Por eso, la tesis de la degeneració n del partido o la traició n, en general presuposi- ció n casual, objetiva. Los bolcheviques en el gobierno son la
defendidas por quienes fueron có mplices de toda la política leninista, son encarnació n de esa debilidad. Pretendieron ser agentes del capitalismo y
totalmente insuficientes y pobres para explicar la riqueza de las el socialismo, pero cuando lo que pretendían conciliar, haciéndolo
contradic- ciones en juego. marchar junto, se mostró como es en realidad totalmente antagó nico,
Si bien en los períodos decisivos se enfrentan en el seno de los bol- actuaron como los mejores agentes del capital y de la contrarrevolució n
cheviques concepciones totalmente contrapuestas y dicha organizació n internacional y na- cional. En las grandes luchas del proletariado contra
llega a expresar junto con otras fuerzas los intereses del proletariado, se los bolcheviques, los distintos aná lisis existentes hoy comparan
puede sin lugar a dudas encontrar en la acció n anterior las posiciones programas para ponerse detrá s del gobierno o de la revuelta. Para
luego adoptadas. Só lo una estructura capaz de la escisió n con los menche- nosotros no cabe la má s mínima duda de que los programas formales de
viques, de autocriticarse las concepciones demó cratas burguesas que ha- los insurrectos de Kronstadt, Ucrania, de Astraká n, las huelgas de
bían adoptado y de una lucha intransigente contra la guerra (por ejemplo, Petrogrado... así como las decenas de revuel- tas proletarias en toda Rusia
a escala internacional) pudo depurarse y adaptarse a la nueva situació n tuvieron banderas limitadas o expresaron proyectos inmediatos confusos,
para encontrase, junto con otras fuerzas organizadas o sin partido, a la sin la ruptura suficiente con la sociedad mercantil y los pretextos
cabeza del proletariado en lucha contra el gobierno provisorio y la guerra utilizados para reprimirlos se basaron en esos límites y confusiones, má s
imperialista. Sin embargo, esa ú ltima afirmació n es inseparable de esta un sinnú mero de falsificaciones. Pero por más desacuerdos que tengamos
otra: la política contrarrevolucionaria, de defensa del capitalismo, llevada con las banderas del movimiento, nosotros apoyamos siempre la revuelta
adelante por los bolcheviques, estaba implícita en toda su concepció n de proletaria contra el capital y su Estado. ¡Y de esto precisamente se
base, la de la socialdemocracia y la reivindicació n de siempre de desarro- trataba! Independientemente de esas banderas los seguidores de Lenin
llar el capitalismo. encarnaban la fuerza misma del capital y la contrarre- volución
Frente a todas las explicaciones dominantes que no van má s allá de las reprimiendo la revuelta proletaria.
fó rmulas de la traició n o la degeneració n, y que, en ú ltima instancia, con- La política econó mica y social aplicada por los bolcheviques de defen-
ciben estructuras puras, exclusivamente del proletariado en pleno capita- sa del capitalismo tenía necesariamente que entrar en contradicció n con
lismo, y luego se decepcionan ante la cruel realidad, nosotros concebimos los intereses del proletariado. Los intereses del proletariado se
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contraponen

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siempre al capital. No se puede desarrollar el capital sin ser agente de la
contrarrevolució n. Los bolcheviques, sobre la base de la misma Textos del Partido de los Socialistas-Revolucionarios
concepción general, terminaron jugando el mismo papel que Noske, de de Izquierda (Internacionalistas)
perros sangui- narios contra el proletariado.
La vieja burguesía rusa comprendió este enorme servicio brindado por Presentación
los bolcheviques y lo gritaba abiertamente. A favor de Lenin hay que
decir que intuyó el peligro de que, a pesar de la voluntad, podían estar
Publicamos a continuació n algunos documentos importantes y/o
jugando el papel de los mejores agentes de la contrarrevolució n
internacional. Por eso, cuando los antiguos ministros, demó cratas, extractos que permiten comprender mejor la trascendental lucha revolu-
constitucionalistas e interven- cionistas, con una visió n acertadísima cionaria e internacionalista asumida por sectores de vanguardia del pro-
previeron el futuro, Lenin considera- ba que se trataba de una verdad de letariado contra el tratado de Brest-Litovsk y la política capitulacionista
clase: “El número de ‘Smiena Vej’ dice sin ambages: ‘Vuestras cosas en de los bolcheviques.
general no marchan como os lo imagináis, sino que, en realidad, rodáis En el mismo añ o 1918, los socialistas-revolucionarios de izquier-
hacia la vulgar charca burguesa y allí se agita- rán los banderines da publicaron en Ginebra varios materiales. Los extractos que reprodu-
comunistas con toda clase de palabrejas’ [¡qué fantástica descripció n cimos a continuació n fueron hechos pú blicos en un folleto titulado: La
anticipada de la é poca de Stalin, NDR]. [...] Conviene mucho fijarse en Russie socialiste (les évènements de juillet 1918) [Rusia socialista (los
cosas como ésta que se escriben porque es efectivamente la verdad de clase, acontecimientos de julio de 1918) NDR]. El primer documento que pre-
expresada de un modo brutal y abierto por el enemigo de clase. Estoy de sentamos es una resolució n íntegra del Comité Central de ese partido. Los
acuerdo con el apoyo al poder soviético en Rusia (dice Ustrialov, a pesar de otros llevan el nombre de compañ eros de direcció n del mismo, pero todos
haber sido un demócrata constitucionalista, burgués y defensor de la deben ser considerados como obra colectiva de esa organizació n. En
efecto, el conjunto de ese folleto y otros que se publicará n después, ese
intervención) [...] porque ha adoptado un camino por el cual rueda hacía
mismo añ o (como Por qué estamos contra la paz de Brest-Litovsk, firmado
un vulgar poder burgués [...]. Hay que decir con franqueza que cosas
por I. Steinberg), llevaban estampados en la tapa “Le Parti des Socialistes-
como aquéllas de [las] que habla Ustrialov son posibles. La historia conoce
Révolutionnaires de Gauche (Internationalistes) “Partido de los
conversiones de toda clase, en política no es cosa seria ni mucho menos,
Socialistas-Revolucionarios de Izquierda (Internacionalistas)”. La traducció n
confiar en la convicción, en la lealtad u otras magníficas cualidades mora-
al españ ol fue realizada por nosotros a partir de la reedició n francesa
les”. Lenin, Informe político del Comité Central presentado al XI hecha por Spartacus en 198393.
Congreso del Partido Comunista Ruso (Bolchevique).
Resolución de los Socialistas-Revolucionarios sobre los aconteci-
mientos de julio de 1918

En la sesió n del 24 de junio de 1918, el Comité Central del Partido


de los Socialistas-Revolucionarios de Izquierda (Internacionalistas),
luego de haber discutido la situació n actual de la repú blica, constató
que es absolutamente necesario, en interés de la revolució n rusa y de
la revolució n internacional, poner fin, en el plazo má s corto posible, al

93
La edició n original lleva en la tapa la menció n: Imprenta Reggiani, rue du Rirama 16,
Ginebra 1918. La reedició n es de Spartacus, Cahiers mensuels editados por LES AMIS DE
SPARTACUS, serie B, nº 122, abril-mayo de 1983.

106 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 107
llamado armisticio revolucionario surgido de la ratificació n de la paz de
de los Comisarios del Pueblo y de ninguna manera contra los bolchevi-
Brest-Litovsk por parte del gobierno de los bolcheviques. ques. Sin embargo, dado que estos ú ltimos pueden realizar una agresió n
El Comité Central del Partido cree posible y oportuno organizar, con contra nuestro partido, se decidió que en ese caso se recurriría a las
ese objetivo, una serie de actos terroristas 94 dirigidos contra los principa- armas para defender nuestro punto de vista. Pero para que en esa lucha
les representantes del imperialismo alemá n; al mismo tiempo, para llevar nues- tro partido no sea utilizado por los elementos
adelante su decisió n, el Comité central ha decidido movilizar fuerzas mili- contrarrevolucionarios, se decidió hacer inmediatamente todo lo
tares de probada fidelidad y hacer todo lo posible para que los necesario para explicar la actitud adoptada por nuestro partido y adoptar
campesinos trabajadores y el proletariado 95 hagan causa comú n con los una política firme de internacio- nalismo consecuente y de socialismo
insurrectos y apoyen activamente el partido en esa acció n. revolucionario en toda la Rusia de los soviets.
Con ese objetivo se decidió que, al mismo tiempo que se efectuará n Una comisió n de cuatro compañ eros (Kamkov, Trutovski, Karelin y
actos terroristas, declararemos en los perió dicos que nuestro partido ha Prochian) fue encargada de establecer las líneas directrices de nuestra
participado en los ú ltimos acontecimientos en Ucrania, principalmente tá ctica y de nuestra política, y de hacerlas conocer por medio de artículos
haciendo propaganda entre los campesinos y provocando la explosió n de insertos en el ó rgano de nuestro partido...
los arsenales. María Spiridonova
Se propuso fijar la fecha de la realizació n de esas decisiones en la Resolución del Comité Central del Partido de los Socialistas
pró xi- ma asamblea del Comité Central del Partido. Revolucionarios de Izquierda Internacionalistas
Se decidió ademá s preparar todas las organizaciones locales a la
tá ctica actual de nuestro partido e invitarlas a actuar resueltamente
contra la política actual del Consejo de Comisarios del Pueblo. Los acontecimientos del 4 al 7 de julio en Moscú
En cuanto a la manera en que se inaugurará esta línea de conducta,
se decidió que el comienzo de los procedimientos terroristas parta de una [...] ¿Qué nos separa de los bolcheviques? Es la ausencia de la cosa má s
señ al dada desde Moscú . La señ al puede ser dada bajo la forma de acto te- fuerte que selló , en el punto má s alto de la revolució n de octubre, nuestra
rrorista o de otra forma. Para censar las fuerzas del partido y distribuir las unió n por la sangre y en la lucha: el abandono por parte de los bolchevi-
tareas en vistas a la realizació n de dicho plan, el Comité Central organiza ques de la base misma del socialismo internacional y revolucionario.
un buró de tres personas (Spiridonova, Golubovski y Maïorow). Nuestra revolució n desde el principio, cuando a los políticos miopes
Dado que la presente política del partido puede conducir, contra su vo- só lo les parecía una revolució n burguesa, dependía ya de las condiciones y
luntad, a un conflicto con el partido de los bolcheviques, el Comité Central de la situació n internacional. Esta dependencia quedó todavía má s clara
del Partido ha tomado, luego de deliberació n, la siguiente resolució n: en el mes de octubre cuando las clases trabajadoras de Rusia levantaron la
Concebimos nuestra acció n como una lucha contra la política actual bandera de la revolució n social. No fue só lo contra la burguesía rusa, sino
contra el capital mundial, que se erigió la repú blica rusa, formidable y
majestuosa. [...]
94
Resulta indispensable leer los extractos del artículo El terrorismo como medio de acción La revolució n rusa no era por lo tanto un resultado, sino la vanguardia
revolucionario, que publicamos má s adelante, para entender los “actos terroristas”, o el
“terrorismo”, en el sentido revolucionario, como acció n revolucionaria e interna- de la revolució n internacional. Pero dicho proceso de internacionalizació n
cionalista decisiva del proletariado y no en el significado que el Estado burgué s y sus de la lucha comenzada en Rusia, ¿podía cumplirse rápido y fá cil? ¡Claro
apé ndices en todo el mundo han logrado darle hoy. que no! La revolució n rusa nunca alimentó falsas esperanzas al respecto.
95
“Campesinos trabajadores” o “paisanos trabajadores” como diferentes al proletariado como
terminología refleja la imposició n de la ideología socialdemó crata en ese partido al igual Habíamos comprendido que las causas histó ricas que habían llevado a los
que en la socialdemocracia misma. Esa organizació n se considerará representante de pueblos de Europa a la posibilidad de esta guerra, no se podían suprimir
esos campesinos trabajadores lo que permitirá luego al leninismo enfrentarla como fá cilmente. Por el contrario nos dá bamos perfectamente cuenta de que las
repre- sentantes del campesinado, es decir de la pequeñ a burguesía, por tanto de la
burguesía.

108 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 109
masas populares de Europa, que no han llegado todavía a la conciencia
Los bolcheviques se quedaron solos en el gobierno de los soviets, asu-
de clase, tienen necesidad de una luz muy fuerte, de una luz continua y miendo solos la pesada responsabilidad de aplicar el tratado de paz de
encandilante venida de un país que, gracias a numerosas causas Brest-Litovsk; desde ese momento la revolució n de los soviets dejó de ser
histó ricas, iba a ser el primero en hacer ese paso decisivo en el camino de una revolució n internacional, para devenir una revolució n nacional. [...]
la regene- ració n revolucionaria. [...]
A la época de la lucha y de realizaciones que entusiasmaban los cora-
La revolució n de octubre afirmó con constancia esta significació n zones proletarios del mundo entero, sucedió una época de cá lculos prá cti-
durante los primeros meses. La época de las conversaciones de Brest- cos, acuerdos “diplomá ticos” y de maniobras que no tienen nombre...
Litovsk fue la de lucha de Rusia socialista con el imperialismo alemá n, Pero la repú blica de los soviets no só lo ha dejado de ser internacional,
lucha llevada adelante en interés de los trabajadores de todos los países tampoco ha subsistido en el cuadro nacional. Si en el exterior, la influencia
contra los capitalistas de todos los países y, por este hecho, esas conversa- de la paz de Brest-Litovsk no tiene nada de revolucionaria, en el interior
ciones marcaban no el fin de la lucha revolucionaria, sino al contrario el ha operado en el sentido netamente contrarrevolucionario. [...]
principio de una nueva era de lucha proletaria por la paz internacional y
Como era previsible, el imperialismo alemá n encaró la paz de Brest-
por la revolució n social. Si esas “conversaciones de paz” de Brest-Litovsk
Litovsk como un comodín para su política futura en Rusia. Ante todo,
fracasaban, la Rusia de los soviets se preparaba no para la conclusió n de
los militares alemanes comenzaron, con cualquier pretexto, a ocupar por
una paz imperialista, sino para una lucha nueva, que nosotros socialistas-
la fuerza de las armas las provincias de Rusia, una después de la otra. El
revolucionarios de izquierda llamamos insurrección y los bolcheviques
imperialismo alemá n privaba así a los soviets de la fuerza de millones
guerra revolucionaria.
de trabajadores que estaban familiarizados con el nuevo orden y que se
Só lo en esta atmó sfera de lucha de clases intransigente podía vivir la habían constituido en fuerza.
vanguardia de la revolució n social e internacional. É sta era al mismo tiem- Por otra parte, los alemanes privaban así al Estado de los obreros y
po una necesidad de principios y una condició n de oportunidad. campesinos de sus recursos má s indispensables como el trigo, el carbó n,
Y sin embargo sucedió algo totalmente diferente: el Partido el hierro, el petró leo. Peor todavía, el imperialismo alemá n creó o apoyó
Bolchevique, que había formado la extrema izquierda de Zimmerwald, los gobiernos que manifiestamente no reposaban sobre la soberanía del
que había lu- chado valientemente contra el gobierno de Kerenski, que pueblo y que reprimieron y abolieron el poder de los soviets…
había tomado la iniciativa en la revuelta de octubre, ese partido que había
El Partido de los Socialistas-Revolucionarios de Izquierda tomó la res-
conducido las conversaciones de Brest-Litovsk, dio un viraje inesperado.
ponsabilidad de cambiar y orientar la política de los soviets en un sentido
Ante la primera ofensiva de los alemanes, luego de la ruptura de paz de
opuesto al que seguía hasta ahora. Y para ejercer la presió n má s intensa,
Brest, la corriente capitulacionista, inseparable del nombre de Lenin, se
el partido decidió poner el poder de los soviets ante la evidencia de los
hizo preponderante: los adeptos de esta tendencia tomaron como
hechos y por eso ejecutó al embajador alemá n, Mirbach.
consigna el ceder en toda la línea al imperialismo alemán a fin de salvar la
El Partido de los Socialistas-Revolucionarios de Izquierda no comenzó
repú blica de los soviets.
las hostilidades con el objetivo de sacar del poder a los bolcheviques, ni
El Partido de los Socialistas-Revolucionarios de Izquierda no pudo de actuar contra el poder de los soviets en general, ni de tomar el poder,
resignarse a esta ruptura con todas las tradiciones de la revolució n social sino que ha querido crear, contra la voluntad de los bolcheviques, una
y, para salvar el espíritu de la revolució n de octubre, los socialistas-revo- atmó sfera política que los obligase a cambiar su orientació n política.
lucionarios de izquierda abandonaron el gobierno96...
de toda obligación concerniente a la ejecución de las condiciones de ese tratado: incluso
96
“Considerando que la ratificación del tratado de paz con Alemania está en contraposi- se considera en la obligación de desarrollar toda su energía en vista de la organización de
ción flagrante con el programa internacional de la revolución social en Rusia y las masas de trabajadores para su lucha contra la ofensiva del imperialismo mundial.”
consti- tuye, ante los ojos de la Internacional de todos los países, una capitulación, el Extracto de la Declaración de los socialistas-revolucionarios de izquierda en la Cuarta
Partido de los Socialistas Revolucionarios de Izquierda, en conformidad con su Conferencia de los Soviets, el 18 de marzo de 1918.
actitud anterior, proclama frente a toda la Rusia de los trabajadores, que el partido se
declara desligado

110 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 111
No es para hacer la guerra contra Alemania del lado de los Aliados, no
a la tá ctica terrorista en sus expediciones. Las tropas armadas de los pies
es para hacerla del lado alemá n contra los Aliados que el Partido de los a la cabeza eran precedidas por arqueros, que só lo disponían de sus arcos
Socialistas-Revolucionarios de Izquierda llama al pueblo. Por el contrario, y flechas.
llama a una insurrección, independiente de toda influencia imperialista, Los arqueros ligeramente armados y gritando como locos, se lanzaban
del pueblo trabajador contra sus enemigos de clase, llama a los trabaja-
al ataque, con el ardor feroz de un tigre, sembrando el terror y la conster-
dores a una guerra civil contra la burguesía extranjera, a una guerra civil nació n en las filas enemigas. Y cuando el enemigo aterrorizado, aturdido
similar a la que él llevó adelante, con éxito, en el interior de Rusia, contra
por el ataque fulminante, buscaba en vano salvarse de la invisible amena-
la burguesía nacional. za de muerte e intentaba fugarse, las legiones le caían encima y acababan
I. STEINBERG la obra de la vanguardia. Pero ay de ellos si aquel impulso magnífico y sus
gritos no fuesen seguidos por la acció n de los suyos. Estarían inevitable-
El terrorismo como medio de acción revolucionario mente perdidos. El enemigo, una vez que hubiese reaccionado, luego de la
sorpresa del ataque, se abatiría contra los intrépidos asaltantes. ¿Pero esta
La ejecució n del conde de Mirbach suscitó , en las filas de la demo- perspectiva podía pararlos? ¿Tirarían por eso sus arcos y flechas?
cracia socialista y revolucionaria, una discusió n sobre el terrorismo, su ¿Reprimirían por ello su ardor bélico? ¡No! La duda no pararía la mano
oportunidad, su necesidad y su legitimidad en tanto que medio de lucha del combatiente; su grito resonaba con má s esplendor, apuntaba con ma-
revolucionaria…Esta cuestió n estaba desde hace tiempo resuelta para el yor seguridad, pues sabía que su coraje era la garantía de la victoria.
Partido de los Socialistas-Revolucionarios y en particular para la fracció n ¿Es posible oponer la acció n de esos luchadores aislados a la de las
de izquierda que se desprendió del mismo. En los congresos socialistas masas coaligadas? ¡No, todo lo contrario! Sembrando el espanto y el des-
internacionales, nuestros representantes fueron tal vez los ú nicos que de- concierto en las filas enemigas, los combatientes de vanguardia
fendieron este método de acció n al interior de las masas; pero el auditorio reforzaban el ejército de la libertad que los seguía. De la misma manera,
se componía, en gran parte, de representantes de la indecisió n burguesa las primeras operaciones de guerra de los terroristas no son má s que la
en el seno del socialismo. El socialismo militante de Occidente todavía no preparació n de la lucha venidera. Só lo tienen sentido y perspectiva
ha recibido el bautismo del fuego y esa propaganda violenta es ajena a la cuando sirven como señ al del combate. Si no actú an como acicate en la
mentalidad de los jefes y teorías de los jefes socialistas de la mayoría de masa y no provocan una acció n inmediata, serían insensatas y sin valor.
los países de Europa. É stos sostenían que era utó pico y poco conforme Los combatientes es- tarían irremediablemente condenados a muerte si
con las teorías científicas el fundar demasiadas esperanzas en la acció n sus llamados marciales resuenan en el vacío, si no penetran en el corazó n
individual y que el papel del jefe era exagerado en la concepció n que es de las masas.
propia al partido de acció n revolucionaria. Ahora, dicen, es tiempo de los ¿Pero esta idea podría pararlos? No, pues es evidente que su esfuerzo
conflictos de masas, la direcció n externa impresa a las masas por un jefe, tiende antes que nada a darle mayor amplitud y má s vigor a la señ al de
un individuo, ha pasado a segundo plano en relació n con los poderosos adhesió n. Esta teoría de la acció n directa resultó brillantemente demos-
factores internos del movimiento de las masas. trada por los acontecimientos de Moscú . Para el socialista, para el revo-
Nosotros nunca aceptamos que pueda oponerse el acto individual al lucionario, todavía má s que para cualquier otro hombre, la efusió n de
movimiento colectivo de las masas. ¿Acaso no se complementan? ¿Acaso sangre humana es siempre dolorosa y cruel, pues es por el hombre, por su
no son los anillos de la misma cadena en la evolució n de la acció n revo- liberació n, que él lucha. Pero la sangre no puede parar al revolucionario, si
lucionaria? Todos los estrategas del mundo siempre se sirvieron de actos ella le cierra el camino que conduce a la era radiante del hombre nuevo en
de terrorismo y han hecho del mismo un método de acció n directa. Los la humanidad regenerada.
antiguos romanos, que fueron los primeros soldados del mundo, Toda sangre vertida sin objetivo, sin utilidad, es, desde el punto de
recurrían vista del revolucionario, una desgracia y una crueldad. Por eso él es extre-
madamente prudente en la elecció n de los medios de lucha y tiene un gran
112 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 113
respeto por la vida humana. Si se decide a verter sangre, es porque choca
El asesinato de Mirbach sería inú til e insensato si no fuese la gota que
contra barreras tales que só lo puede superar caminando sobre cadáveres. colma el vaso, si no hubiese provocado el levantamiento de los trabaja-
Rusia está al borde del precipicio. dores para salvar la revolució n. Ese levantamiento es la confirmació n de
Llevado a la escala de los acontecimientos mundiales, toda nuestra nuestros principios terroristas; el absceso está maduro y só lo espera el
revolución no es más que un acto terrorista. Rusia representa al luchador
bisturí del há bil cirujano…
de vanguardia del gran ejército de trabajadores. Y sería la desgracia para
La sublevació n emprendida en nombre de la revolució n no fue coro-
Rusia, si el nuevo ejército de la libertad no la sigue. ¡Só lo la fe en ese le-
nada de un éxito fá cil y rápido. El impulso del pueblo fue ahogado en el
vantamiento universal puede guiar el alma de esos luchadores! Saben que
océano de sangre de nuestros compañ eros, que el gobierno
el ejército mundial de la Internacional97 marcha sobre sus pasos, que el
revolucionario fusiló . Los objetivos perseguidos por nuestro partido no
gran incendio mundial se prenderá , que el grito de los primeros arqueros
han sido alcanza- dos todavía. Sin embargo, la obra comenzada en Moscú
de la libertad y de la felicidad de los pueblos no quedará sin respuesta,
no será perdida. Una lucha encarnizada y tenaz se prepara para salvar la
que el ejército del proletariado se sublevará y liberado acudirá , para
revolució n, para la victoria de los principios proclamados en octubre de
seguir la flecha potente que primero ha alcanzado al cuerpo senil del viejo
1917.
mun- do que agoniza. Pero es necesario que el golpe sea potente y el
No se puede parar a la masa insurrecta. No podrá n apagar el incendio
impulso magnífico, que el grito de guerra encienda el fuego de la batalla
atizado por la tempestad de la furia popular. Nada podrá borrar las huellas
en los corazones indiferentes y que la llama de la vida nueva queme el
de sangre de nuestros compañ eros má rtires. Su sacrificio será justificado.
cadáver de un pasado desgastado. Es imprescindible que, en todos los
Fue para salvar la revolució n que su sangre corrió por las calles en las trá -
dominios del patrimonio de la humanidad, las fuerzas alcancen una
gicas jornadas de julio. Esa sangre es la garantía del renacimiento ruso.
amplitud y una magnificencia extremas. Todas las conquistas de la
revolució n rusa son un llamado a la bandera roja, bajo la cual debe A. SCHREIDER
organizarse el gran ejército mundial de la nueva fuerza. Todo factor que
debilite el vigor de ese impul- so revolucionario retardaría el triunfo de la
revolució n mundial.
Consideramos que la paz de Brest-Litovsk es un acto antirrevolucionario
y funesto para la revolució n mundial. Ella embotó las puntas afiladas de
nues- tras flechas, ella ha ahogado nuestros gritos y llamados, ella vertió en
el néctar que embriagaba a los pueblos con irreprimible sed de la libertad el
veneno de la debilidad, de la humildad y de la pasividad frente a los
puñ etazos.
La firma de ese testimonio de debilidad de la revolució n encerró a
Rusia en un callejó n sin salida. Para salir del mismo y retomar sus fuerzas,
hay que romper las amarras, reconquistar la libertad y el derecho a com-
batir y pedir ayuda.
Con ese objetivo, el ú nico que puede resolver el grave problema de-
fender la revolució n rusa, salvá ndola de la monstruosa boca de la hidra
imperialista, nuestro partido ha resuelto recurrir, en la lucha, a los proce-
dimientos terroristas.

97
Aquí, pensamos que se refieren a la Internacional como partido histó rico del proletaria-
do mundial y no a ninguna internacional formal.
114 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 115
Organizadores y participantes de la sublevación del 6 de
julio de 191898
Fusilados en Moscú por orden del gobierno bolchevique (el 13 de julio
de 1918)
Compañ eros:
V. Alexandrovitch
I. Boukrin
M. Filanow
A. Iouschmanow
A. Jarow
F. Kabanow
Khine
I. Kosin
M. Kostiouk
I. Koulakow
A. Lopou
V. Niemtzew
S. Pinieguine
M. Zagorin

El 10 agosto 1918, a las 17 horas, fue ahorcado en Kiev nuestro


compañ ero:
Boris Donskoï, quien había ejecutado al mariscal Von Eichhorn y al
capitan Von Dressler.
La ejecució n de nuestro compañ ero fue pú blica.
La sentencia de muerte había sido pronunciada por el Consejo de
Guerra alemá n.

Partido de los Socialistas-Revolucionarios de Izquierda (internacionalistas)


¡Luchando obtendrá s tu derecho!

Rusia socialista (los acontecimientos de julio de 1918)


Ginebra, Imprimerie Reggiani, Rue du Diorama 16, 1918

98
Lo que sigue, verdadera reafirmació n y acto solidario con los fusilados y ahorcados, por
los Estados ruso y alemán, fue incluido en el mismo folleto de 1918.

La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 117


Revolución y contrarrevolución en Rusia

Presentación del texto de la Organización del Comunismo Revo-


lucionario

Publicamos a continuació n un texto que, indiscutiblemente, forma


parte de todo el trabajo de reapropiació n programá tica que llevamos ade-
lante sobre Rusia. El mismo proviene de un grupo de militantes comunis-
tas que, en una época terrible de contrarrevolució n y aislamiento (década
de 1940 en Europa occidental), se situó a contracorriente de las oposicio-
nes centristas99 al Estado en Rusia. Así, mientras las mismas (trotskistas
o bordiguistas) se encerraban en el apoyo (“crítico”), se sometían a la
política contrarrevolucionaria de la URSS y pretendían todavía enderezar
la Internacional Comunista, que desde el principio había sido gangrenada
por la contrarrevolució n leninista, este grupo, la Organizació n del Comu-
nismo Revolucionario, desarrolla un accionar militante decisivo del que
subrayamos algunos puntos:

1) Asumen el indispensable balance de las luchas revolucionarias de


los añ os 1917-1923 del cual el texto que publicamos es una excelente
concre- tizació n. Se trata de un aporte inestimable en el proceso de
reapropiació n programá tica, en la crítica internacionalista, clasista,
militante, de esa gi- gantesca y terrible experiencia de nuestra clase,
constituyendo un eslabó n fundamental en la comprensió n de la
contrarrevolució n rusa.
2) La organizació n del derrotismo revolucionario del proletariado
frente a toda guerra imperialista. Expresió n de ese consecuente accionar
es la difusió n de llamados en varios idiomas, algunos de los cuales todavía
99
Es importante recordar que los revolucionarios no entienden por “centrismo” algo que
estaría en el centro, por ejemplo, entre la derecha y la izquierda, sino la política oportu-
nista y oscilante que crítica algunos aspectos de la contrarrevolució n sin romper con ella
y que en la prá ctica funciona como enganche de izquierda del Estado y su acció n con-
trarrevolucionaria. El trotskismo es el ejemplo por excelencia; sus críticas al estalinis-
mo nunca fueron consecuentes; nunca se critica la raíz del mismo, el capitalismo (pues
en realidad habría que criticar al propio leninismo y a la represió n capitalista llevada
adelante por Trotsky), y en los hechos funciona como apoyador crítico del estalinismo
hasta el día de hoy en todas partes. La concreció n de ello fue que el trotskismo funcionó
siempre como anzuelo “izquierdista” de los contrarrevolucionarios frentes populares,
como apoyo decisivo al Estado ruso, al estalinismo en todas partes y a la guerra imperia-
lista. Otro ejemplo clá sico de centrismo es la CNT-FAI con respecto al Frente Popular, al
Estado en Españ a y a la guerra imperialista 1936-1939.

La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 119


se conservan. Los mismos denuncian la complicidad de todas las fraccio-
“enderezadoras”. En el sentido de querer enderezar o reformar lo que está
nes burguesas, de todas las patrias contra el proletariado y contraponen podrido y hay que arrancar de raíz. Dicha denominació n se refiere a todas
la necesidad del proletariado de constituirse en fuerza. En todos esos lla- las fuerzas que seguían oscilando y eran incapaces de romper de raíz con
mados proliferan las consignas organizativas que corresponden al interés el Estado burgués en Rusia y seguían pretendiendo enderezar a la contra-
ú nico y mundial del proletariado. rrevolucionaria “Internacional Comunista”.
Es la afirmació n de una ruptura proletaria frente a organizaciones que, a
3) La lucha por el reagrupamiento y la centralizació n de las fuerzas pesar de denunciar la “construcción del socialismo en un solo país”, siguen
revolucionarias. atribuyéndole un carácter obrero o menos capitalista al Estado en Rusia y que
así estaban jugando un nefasto papel de enganche y de apoyo al Estado
Para dar una idea de esos materiales citamos a continuació n burgués ruso y a la política contrarrevolucionaria de la Internacional
algunos extractos del Llamado de los comunistas revolucionarios de Comunista.
Alemania al proletariado alemán. Al mostrar la evidente coherencia entre el llamado “Estado obrero” y
“No olvidéis que fue el capitalismo que puso a Hitler en el poder. Es el “socialismo en un solo país”, la Organizació n del Comunismo Revolu-
el capitalismo que ha provocado una nueva guerra mundial... A pesar de cionario (OCR) hizo un aporte considerable en la denuncia del centrismo
sus divergencias imperialistas, los explotadores de todos los países se unieron trosco y/o bordiguista, pero también frente a toda la contrarrevolució n
contra el ‘peligro’ de la revolución proletaria que para ellos es un peligro dominante, al poner en evidencia que Rusia no era un bastió n de la revo-
mortal... Los capitalistas aliados y rusos se aprestan a socorrer a la burguesía lució n sino una fortaleza del capital y la contrarrevolució n mundial, pese
alemana contra el proletariado alemán. Los capitalistas rusos con Stalin a su a que seguía usurpando los nombres de “socialismo” y “comunismo” para
cabeza estrangulan el movimiento revolucionario, luego de haber liquidado desviar a los proletarios de sus aspiraciones revolucionarias.
las conquistas proletarias y revolucionarias de octubre de 1917. Los comunis- Este aporte de la OCR sería desarrollado por esa organizació n en dife-
tas en Rusia han sido encarcelados y fusilados. El proletariado fue reducido a rentes textos, entre los cuales se encuentra una serie cuyo eje central es la
la esclavitud, como aquí. Así es lógico que los verdugos de la revolución rusa crítica del bordiguismo:
deporten actualmente a vuestros padres y a vuestros hijos, a vuestros maridos
y a vuestros hermanos, para someterlos a trabajos forzados. Ellos prohíben a
– Esbozo fundamental de nuestra divergencia fundamental con el
sus propios soldados hablar con ustedes, os calumnian diciendo que vosotros
bor- diguismo y toda tendencia que siga atada a la experiencia de la
sois ‘nazis’ porque temen y quieren impedir a cualquier precio la fraterniza-
Tercera Internacional: el rol del proletariado en la revolución.
ción entre obreros alemanes y rusos. Pero en contradicción con esto han he-
– La quiebra definitiva del viejo movimiento obrero y el comunismo
cho la paz con una parte de los capitalistas y de los señores feudales alemanes,
revolucionario.
con el mariscal nazi Von Paulus. Se apoyan en los bonzos nazis y los
– La plataforma bordiguista de 1926.
verdugos SS perdonados por ellos. Según ellos, sólo los proletarios alemanes y
– ¿El camino de vuelta? La crisis de la Izquierda Comunista Interna-
rusos tendrían la obligación de odiarse y de cortarse la cabeza, mientras que
cional y nosotros. El abandono del antiparlamentarismo por la fracción
los señores capitalistas pueden seguir engordando juntos. Ésa es la voluntad
bordiguista.
de Hitler, Stalin, Churchill y compañía. Los burgueses ingleses,
estadounidenses y franceses actúan exactamente así.” – Un estudio crítico: Bilan número 1, boletín teórico mensual de la
En ese trabajo esencial de ruptura con la contrarrevolució n y de agru- fracción de izquierda del Partido Comunista de Italia, noviembre 1933.
pació n y centralizació n internacional, este tipo de posiciones, que delimita
las fronteras de clase a nivel mundial, fue fundamental, en especial al A través de esta crítica del centrismo, como política específica de la
demarcarse totalmente y haber denunciado a lo que llamaron fracciones con- trarrevolució n, la OCR afirma su proceso de rupturas, y, sobre esta
base, rechaza tanto la Segunda, como la Tercera, como la Cuarta
“Internacio- nal”, así como sus sucursales sindicales y toda la política de
120 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 121
conquista de

120 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 121
masas (frentista y liquidacionista de la autonomía del proletariado) de Luego de varios añ os de discusió n sobre la guerra y el derrotismo revo-
esas organizaciones. Contra esas concepciones y organizaciones impulsa lucionario (en plena guerra: de 1938 a 1941) los comunistas revolucionarios
un mo- vimiento para la constitució n de una nueva internacional.
rompen (en 1941) y se organizan autó nomamente en Organizació n de Co-
La OCR llega así a afirmar un cuerpo de posiciones programáticas que
munistas Revolucionarios, teniendo a partir de esa fecha sus propias publica-
sitú a a dicha organizació n en la línea histó rica del comunismo interna-
ciones. Luego de esa ruptura, dicha organizació n continuará profundizando
cionalista que, evidentemente, no se puede definir por ninguna filiació n
la crítica a toda defensa del Estado ruso que califican claramente como capi-
formal (dada la brutal destrucció n orgá nica de toda fuerza organizada de
talista aunque de Estado100. Así analizarán todas las pretendidas conquistas
la revolució n en el mundo en las décadas de 1920 y 1930), sino por la real
de la revolució n, llegando a la conclusió n que desde el día siguiente a la insu-
prá ctica de reapropiació n programá tica, de profundizació n de las leccio-
rrecció n de octubre de 1917 la política leninista abandona la revolució n y re-
nes de la lucha y de la ruptura con la contrarrevolució n.
organiza el Estado burgués. La OCR retoma así y desarrolla la posició n de los
Como dice la OCR, no hay un paraíso perdido de la teoría revolu-
comunistas que se opusieron desde el principio al tratado de Brest-Listovsk
cionaria; la elaboració n programá tica no es la exposició n de teorías pre-
y que será decisivo contra la revolució n. En Le Prolétaire nú mero 4 dicen: “La
establecidas, ni la obra de un individuo u organismo especializado. La
paz que supuestamente debía salvar la capital roja, sólo salvó el territorio de
reapropiació n programá tica no es una cuestió n intelectual sino ante todo
Petersburgo, pero quebró su fuerza revolucionaria”. También publican en ese
la reapropiació n prá ctica que nuestra clase afirma en la lucha, en donde
perió dico amplios extractos de la revista Comunismo, que fuera órgano del
en cada experiencia de lucha se eliminan ilusiones, errores,
Partido Bolchevique de Petrogado y ó rgano de la oposició n comunista contra
seudorrupturas, para hacer má s precisas las rupturas reales y afirmar la
los leninistas, que era mayoritaria en esa misma ciudad.
perspectiva revolu- cionaria de la lucha. La OCR es un ejemplo de ese
proceso viviente de rup- turas sucesivas y particularmente de ruptura Así la OCR critica que al otro día de la insurrecció n, en el punto cul-
orgá nica con la “oposició n de izquierda” trotskista. Será n comunistas minante de la lucha revolucionaria del proletariado, cuando era crucial
revolucionarios de Alemania, Austria, Checoslovaquia, Francia... los que e indispensable propagar internacionalmente esa lucha, se abandonó la
formará n la Organizació n del Comunismo Revolucionario. Las posiciones misma en nombre de la defensa del territorio ruso, dentro del cual só lo
que esa organizació n afirma- rá no será n las del trotskismo, sino la de una podía afirmarse el Estado nacional, es decir el Estado del capital. La OCR
ruptura completa con esa co- rriente. La ruptura con el trotskismo, de los tuvo el mérito de afirmar por primera vez que: ¡Con Brest-Listovsk nacía
militantes que conformaron la OCR, se produce justamente por la la teoría de la defensa del Estado obrero en un solo país, precedente indis-
necesidad de adoptar una posició n pensable de la teoría de la construcció n del socialismo en un solo país!
clara con relació n a la “segunda” guerra mundial, lo que los lleva a po-
ner en cuestió n y romper con su propia trayectoria de corriente centrista 100
Dicha concepció n mantiene, sin embargo, la ambigü edad de que el capitalismo en Ru-
sia tuviese características particulares, lo que evidentemente está determinado por la
contrarrevolucionaria. La demarcació n se efectú a claramente cuando la creencia de que la estatizació n de la propiedad jurídica de los medios de producció n es
guerra imperialista se generaliza y Trotsky, en vez de llamar al derrotismo un cambio importante, con respecto al capitalismo clá sico, lo que en realidad, no lo es.
revolucionario, larga la consigna de organizar el derrotismo só lo de los La propiedad econó mica de los medios de producció n en la URSS siguió privando a los
proletarios de la propiedad de los mismos, que siguieron vendiendo su fuerza de trabajo
gobiernos que no apoyan a la URSS y al mismo tiempo de limitar la ac- por un salario y como en todas partes quien explotaba esa fuerza de trabajo, indepen-
ció n en URSS y en los países aliados de la URSS a una mera “oposició n dientemente de la propiedad jurídica formal, era una clase determinada que debemos
política”. Es evidente que la posició n trotskista, en vez de afirmar los denominar como corresponde: burguesía. Es decir que la propiedad econó mica seguía
intereses del proletariado contra la guerra, implica intervenir en el juego siendo de una clase diferente a los asalariados a pesar de lo que decía el derecho y la
constitució n. Todo capitalismo es de Estado en la medida en que toda sociedad burguesa
de competencia de alianza o no alianza con las diferentes fracciones bur- requiere la concentració n y el monopolio de la violencia que garantice la propiedad pri-
guesas, es decir a tomar claramente partido por un campo imperialista vada en el Estado, pero Rusia no constituía, ni constituye al respecto un caso particular
(del lado ruso) contra el otro, cuando, en realidad ambos se ligaban contra y si nos referimos a la concentració n y centralizació n de la propiedad privada econó mica
real no fue en Rusia, sino por ejemplo en Estados Unidos, adonde el capital fue má s
el proletariado. centralizado y estatizado.

122 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 123
La OCR criticará también el “comunismo de guerra”, la represió n de
se impuso como direcció n formal del proletariado, el Partido Bolchevi-
las huelgas de Petrogrado y de Kronstadt, la NEP, la política liquida- que, por su concepció n socialdemó crata, era incapaz, no só lo de asumir,
cionista de las luchas revolucionarias en Hungría, Alemania, Inglaterra, no só lo de iniciar, sino de concebir. Ese partido consideraba que lo ú nico
China... y, afirmando siempre el cará cter proletario de la insurrecció n de posible y deseable era el desarrollo del capitalismo de Estado y/o del ca-
octubre 1917, concluirá aseverando que bajo la bandera del bolchevismo pitalismo a secas. Como mostramos la política adoptada por ese partido
el capitalismo se mantuvo. fue desde el inicio burguesa y la opció n nacionalista-imperialista (paz de
La diná mica de la OCR nace pues, en plena guerra, de la necesidad de Brest-Litovsk) es parte de la misma.
levantar nuevamente una respuesta de clase frente a ella, de defender el Ya subrayamos la claridad de la OCR en la crítica a la teoría del Esta- do
derrotismo revolucionario, y justamente cuando socialistas, estalinistas, obrero en un solo país, coexistiendo con las potencias imperialistas, como
trotskistas y bordiguistas, así como libertarios y pretendidos anarquistas, cuestió n fundamental de liquidació n de la dictadura del proleta- riado y el
en base a mil y un subterfugios, conducían al proletariado a entrar en lector verá que en ese texto se explica el proceso de liquida- ció n llevado
ella. De ahí surge, para la OCR, la necesidad de asumir un punto de vista adelante por la fracció n derechista dirigida por Lenin del partido
profundamente internacionalista en contraposició n categó rica con todo bolchevique. La OCR, como todas las oposiciones proletarias a la
punto de vista nacional, que basá ndose en la defensa del supuesto política bolchevique, critica, como es ló gico, la política burocrá tica y
cará cter proletario del Estado ruso conducía a participar en la guerra represiva del partido de Lenin y, contra ello, da un cará cter positivo a lo
imperialista, llevando a tomar partido por un campo imperialista contra que denominan “democracia proletaria” y al funcionamiento en base a
otro y sobre todo contra los intereses del proletariado. delegados con mandato revocable a todo momento. Para nosotros esta
Para terminar esta presentació n nos parece importante señ alar crítica, si bien denuncia una parte de la realidad represiva de la contra-
algunas limitaciones de la OCR. Como verá el lector, la OCR afirma, al rrevolució n leninista, que liquida todo el funcionamiento orgá nico del
principio del texto, que en octubre 1917 “el proletariado ruso tomó el asociacionismo proletario, no va al fondo de la cuestió n que es la políti-
poder y rea- lizó su dictadura” y durante el mismo se explica có mo la falta ca econó mico-social burguesa aplicada desde el principio por los bolche-
de interna- cionalismo y el burocratismo la liquidó . Evidentemente se viques. Por eso en vez de contraponer la clave de la dictadura del prole-
trata de un re- sabio ideoló gico leninista y trotskista totalmente tariado (la destrucció n del trabajo asalariado y en general de la sociedad
comprensible entonces. Pero hoy nos parece imprescindible afirmar que mercantil) contrapone, como otros sectores de vanguardia en plena lu-
si bien tiene sentido decir que el proletariado tomó el poder en el sentido cha, una cuestió n de forma organizativa y levanta banderas equivoca- das,
de que tenía el poder en sus manos, no tiene sentido decir que realizó su como si frente a la contrarrevolució n se pudiese encontrar garantías en la
dictadura, pues si lo hubiese hecho, esa dictadura no podría haber democracia (“proletaria”) o en la revocabilidad de los delegados. Esta
desaparecido tan rá pido y es fá cil constatar la debilidad de la OCR para debilidad es casi general en los comunistas de la época en todos los
explicar, en 1921, la desaparició n de la misma. Desde nuestro punto de países. La contrarrevolució n fue tan violenta, inmediata y generalizada
vista, que considera la dictadura del proletariado como social y no como que en general el proletariado só lo atinó a pedir libertades y derechos, lo
política, no es correcto hablar de realizació n de la dictadura del que puede constatarse en las variadas y enormes revueltas en Rusia que
proletariado. La insurrecció n de octubre, la afirmació n de la fuerza se opusieron a los leninistas. Por eso es importante no quedarse en esas
proletaria en la calle y la consecuente desorga- nizació n generalizada del cuestiones predominantemente formales e insistir en las críticas que los
Estado burgués no es sinó nimo de dictadura del proletariado. Có mo revolucionarios hicieron de los bolcheviques por traicionar el programa
exponemos en diferentes partes, el proletariado fue capaz de imponer esa internacionalista, por basar su política en las alianzas con el capital na-
correlació n de fuerzas en la calle, pero no de iniciar un proceso en el cual cional e internacional, por generar una concepció n totalmente extrañ a a la
la sociedad fuera dirigida por sus necesidades. Para ello hubiese sido revolució n como fue la teoría del Estado obrero en un solo país y por
necesario imponer las necesidades humanas contra la ley del valor, iniciar supuesto en la denuncia de la represió n contrarrevolucionaria efectuada
la destrucció n de la sociedad mercantil, tarea que quien

124 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 125
por los bolcheviques para llevar adelante esta política que buscaba un
producido luego de haber sobreestimado las posibilidades revoluciona-
aumento de la tasa de explotació n de los proletarios. rias de la época (la OCR hablaba seguido de la “eminencia de la re-
En este sentido, el eslabó n constituido por la OCR, especialmente por volució n”) y había llegado a la conclusió n de que inevitablemente la
haber afirmado el cará cter capitalista del Estado ruso y el cará cter con- revolució n renacería de la guerra. Se trata del entusiasmo y el optimismo
trarrevolucionario de la política nacional e internacional bolchevique, típicos de las minorías revolucionarias, que al no concretarse llevó a la
es decisivo a nivel programático e internacional. Má s aú n, si tenemos en desilusió n y la desintegració n. A pesar de esos límites, esa organizació n
cuenta que esa organizació n aparentemente desconocía la importan- cia compañ era nos dejó preciosas explicaciones y materiales que só lo cono-
de otras revueltas proletarias anteriores a 1921 y que seguramente cemos aú n muy parcialmente y de los cuales el texto que publicamos a
desconocía, como nosotros cuando escribimos la primera versió n (pu- continuació n es un excelente ejemplo.
blicada a principios de los añ os ochenta en la revista Comunismo) de
los dos primeros textos de este libro, la acció n y la teoría revolucionaria
de otros grupos proletarios que se opusieron por todos los medios a la
política bolchevique101. Como nosotros entonces, y por ese ló gico y obli- ***
gado desconocimiento histó rico, sobreestimaron el papel de la izquierda
comunista que no había roto con el bolchevismo en relació n con las
fracciones proletarias que rompieron totalmente con él. Es sin duda ese Revolución y contrarrevolución en Rusia
mismo desconocimiento el que empuja a los compañ eros de la OCR a Publicado en el Nº 10 de Le Proletaire, ó rgano de la Organizació n del
fijar 1921 como fecha decisiva y a fijar todavía una fecha posterior para la Comunismo Revolucionario (OCR) -1947-
deportació n y el encierro en los campos de concentració n de los mi-
litantes revolucionarios (¡1924!), cuando hoy sabemos que ese proceso
comenzó desde principios de 1918. Otros problemas que el lector puede 1. La dictadura del proletariado
subrayar en los escritos de la OCR se deben, sin dudas, a la ruptura de-
masiado reciente con el bordiguismo y el trotskismo y se expresan tanto En octubre de 1917, el proletariado ruso tomó el poder y realizó su
en el hecho de que se reproducen mitos clá sicos acerca del Partido Bol- dictadura, comenzando así la revolució n mundial. En 1918 y 1919, fue-
chevique dirigiendo al proletariado durante la insurrecció n, como una ron los proletarios alemanes y hú ngaros quienes se levantaron contra la
comprensió n todavía leninista sobre la cuestió n agraria y para señ alarlos burguesía. ¿Cuá l era el nivel teó rico de la vanguardia de esa época? El
hemos hecho algunas notas. marxismo, ¿había previsto y definido la dictadura del proletariado y la
Para terminar esta presentació n de la OCR, merece señ alarse que revolució n permanente?
durante los dificilísimos añ os de la guerra se producirá n varias crisis En el Manifiesto comunista, Marx y Engels señ alan que el “primer
organizacionales en esa organizació n y que, inmediatamente después paso en la revolució n es... la constitució n del proletariado en clase domi-
de la misma, dicha estructura se desorganizará completamente. Tal vez nante”, identificando al Estado obrero con el “proletariado organizado
este resultado lamentable haya sido la consecuencia ló gica del desaliento en clase, dominante”. Só lo bajo la dominació n política del proletariado
internacional, puede y debe efectuarse la transformació n econó mica de
101
la sociedad. Al mismo tiempo señ alaron el cará cter internacional del
La contrarrevolución leninista fue tan terrible que la mayoría de las revueltas proletarias de
la primera hora fueron casi desconocidas internacionalmente o totalmente desnaturadas y/o proletariado y de su revolució n. En la Crítica del programa de Gotha, la
amalgamadas a las protestas contrarrevolucionarias. La gran mayoría de los documentos dictadura del proletariado es definida como “la declaració n de la revolu-
que ofrecen testimonios sobre las principales oposiciones revolucionarias a la política bol- ció n permanente”. La “teoría” del “Estado obrero” nacional, viviendo en
chevique no existían en los añ os en que se desarrolló la OCR. La publicació n y la difusió n
en lenguas no rusas de esos textos recién se inicia en la segunda mitad del siglo xx. medio del mundo capitalista y cohabitando pacíficamente con él, no había
nacido aú n.

126 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 127
2. La Comuna de París Marx dice.
“Ante los ojos del ejército prusiano, que había anexado a Alemania
La primera revolució n y la primera dictadura del proletariado con- dos provincias francesas, la Comuna anexó a Francia a los obreros del
firmaron la validez de la doctrina de Marx-Engels y al mismo tiempo mundo entero... La Comuna nombró un obrero alemán [Leo Frankel,
enriquecieron y precisaron sus teorías. La Comuna de París probó que NDR] como su Ministro de Trabajo... La Comuna honró a los heroicos
la dictadura del proletariado es posible, que la propia masa proletaria hijos de Polonia [J. Dombrowski y W. Wroblewski, NDR] colocándolos
aunque esté poco desarrollada puede dirigir directamente la sociedad y a la cabeza de los defensores de París”.
que la revolució n proletaria por su propia esencia es internacional. De A pesar de su cará cter internacional, la revolució n proletaria no logró
esa experiencia Marx extrae importantes conclusiones, haciendo aú n más romper el aislamiento de la Comuna de París y por ello sucumbió ; de la
precisa su teoría. Así en la Crítica al programa de Gotha, escrito cuatro misma manera, 50 añ os má s tarde sucumbieron las comunas del proleta-
añ os después de la Comuna, dice: riado hú ngaro, alemá n y ruso, aisladas en el cuadro nacional, aplastadas
“Entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista existe un por el capitalismo mundial.
periodo de transformación revolucionaria de la primera en la segunda. A
dicho perío- do corresponde también un período transitorio político, en
3. De la Comuna de París a la revolución de octubre de 1917
donde el Estado no puede ser otra cosa que la dictadura revolucionaria
del proletariado”.
Cuando el proletariado ruso se encamina hacia octubre de 1917 posee
Y en La guerra civil en Francia declara: “Miren la Comuna de Paris.
dos grandes experiencias histó ricas, la de 1871 y la de 1905. En 1905,
He ahí la dictadura del proletariado” 102. La Comuna desde su primer día
el proletariado ruso se organiza espontá neamente en soviets, lo que co-
asumió la dictadura de la clase obrera:
rresponde a los consejos de la Comuna de París. Má s tarde, las revo-
“La Comuna estaba compuesta por los consejeros municipales elegi-
luciones de los proletarios alemanes, hú ngaros, chinos... engendran las
dos por sufragio universal en los diferentes distritos de París. Eran respon-
mismas organizaciones de lucha y de poder, es decir, organizaciones cuyas
sables y revocables en todo momento. La mayoría de sus miembros eran,
características fundamentales son idénticas a pesar de que adopten
naturalmente, obreros o representantes reconocidos de la clase obrera. La
formas exteriores diferentes y nombres también distintos.
Comuna no debía ser un organismo parlamentario, sino una corporación
Basá ndose en estas grandes experiencias de 1871 y de 1905, a lo que
de trabajo, ejecutiva y legislativa al mismo tiempo. En vez de continuar
se le agrega la de los meses de febrero a septiembre de 1917, Lenin
siendo un instrumento del gobierno central, la policía fue despojada in-
mediatamente de sus atributos políticos y convertida en instrumento de la escribe, en vísperas de la revolució n de octubre, el libro El Estado y la
Comuna, responsable ante ella y revocable en todo momento. Lo mismo revolución. En ese libro, Lenin se revela como un adepto auténtico de Marx
se hizo con los funcionarios de las demás ramas de la administración. Des- y Engels. Las teorías desarrolladas en el mismo tienen una enorme
de los miembros de la Comuna para abajo, todos los que desempeñaban importancia, especialmente porque Lenin, en el período final de la
cargos públicos debían desempeñarlos con salarios de obreros”. revolució n, comen- zada en octubre, romperá con ellas. Esta ruptura no
Esta Comuna era al mismo tiempo el comienzo de una revolució n in- altera en absoluto la validez del libro.
ternacional y si no era capaz de romper las fronteras locales y nacionales
para extenderse a todo el continente y al mundo entero no le quedaba 4. La revolución de octubre de 1917
otra alternativa que perecer sin má s.
El proletariado ruso, armado con dicha experiencia y con dicha teoría,
102
Hay un pequeñ o error. En realidad no fue Marx sino Engels quien dice, en la introducció n al y bajo la direcció n del Partido Bolchevique de Lenin, tomó el poder en oc-
texto de Marx. “Ú ltimamente las palabras ‘dictadura del proletariado’ han vuelto a su-
mir en santo terror al filisteo socialdemó crata. Pues bien, caballeros, ¿quieren saber tubre de 1917 y –por ese mismo acto– declaró la guerra civil internacional
có mo es esta dictadura? Miren a la Comuna de París: eso fue la dictadura del
proletariado”.
128 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 129
a la burguesía de todos los países103. En los primeros documentos se ve el
Encontramos así estas dos características de la revolución y de la
verdadero cará cter de esa revolució n y de la dictadura del proletariado.
dicta- dura proletaria –características indispensables y totalmente
Todos los testimonios confirman la misma característica.
inseparables–:
Los Isvestia del 8 de noviembre [26 de octubre de acuerdo con el otro
calendario, NDR] por la pluma de Lenin declaran:
“Serán las mismas masas quienes crearán el poder estatal. El viejo 1. La dictadura de toda la clase obrera armada, organizada en sus
aparato del Estado será completamente destruido y reemplazado por los con- sejos elegidos y revocables a cada instante y animada por los
soviets... El movimiento internacional de los obreros que se desarrolla elementos más revolucionarios organizados en el partido.
en Italia, en Inglaterra y en Alemania nos ayudará... ¡Poseemos la 2. La guerra civil internacional tendiente a establecer la dictadura
fuerza de la organización de masas invencible que conducirá al mundial del proletariado.
proletariado a la re- volución mundial!... El consejo de obreros y de
soldados está convencido de que el proletariado de Europa occidental Estas dos características se encuentran afirmadas siempre en la teoría
nos ayudará apara impulsar la causa del socialismo y obtener una marxista, desde el Manifiesto Comunista hasta El Estado y la revolución.
victoria completa y duradera”. Como veremos, entre 1917 y 1921 esas dos características subsisten104,
El mismo día, es decir al día siguiente de la insurrecció n, el Congre- a pesar de algunas restricciones debidas a la evolució n desfavorable en la
so Panruso de Consejos de Obreros y Soldados, dirigiéndose a todos los guerra civil internacional. Veremos que en 1921 esas dos características
obreros, soldados y campesinos, declara: –la guerra civil internacional y la dictadura del proletariado armado or-
“En la totalidad del país todo el poder pasa a manos de los consejos ganizado en sus consejos y revocables en todo momento– desaparecen, es
obre- ros de soldados y de campesinos, que establecen el orden decir que resultan liquidadas por la contrarrevolució n burguesa. Con ellas
revolucionario”. es el propio poder obrero el que sucumbe.
Cuatro días má s tarde Lenin escribe en Pravda: Pero, antes de llegar al añ o 1921, retomemos la ruta trá gica de la re-
“Los obreros, junto con los soldados, aseguran el orden en las ciu- volució n de octubre. Hemos visto que esta revolució n, que no só lo arran-
dades. Los soldados instruirán a los obreros en el manejo de las armas. có toda la economía y todo el poder a las viejas clases dominantes, sino
Nuestra tarea, que nunca debemos olvidar, es el armamento general del que ademá s estableció el poder de los desposeídos, fue una revolució n
pueblo y la supresión del ejército permanente... Los soldados deben fun- incuestionablemente proletaria. El hecho de que al pasar haya realizado
dirse con los obreros... Que cada tropa organice la lucha en común con tareas no aú n realizadas por la revolució n burguesa –especialmente en la
la organización obrera... ¡No esperéis las órdenes desde arriba! A partir cuestió n agraria– no altera en absoluto el cará cter proletario de dicha
de esta noche actuad de manera independiente”. revolució n. Apoyá ndose en la guerra de los campesinos pobres contra los
En breve, tal como lo dice Lenin en otro discurso en 1917: “Nuestro grandes propietarios, el proletariado ruso desencadenó la revolució n
nuevo Estado... ya ha dejado de ser un Estado en el sentido tradicional contra la burguesía ligada con los terratenientes y condujo a una parte
del término, porque en muchas regiones de Rusia es la propia masa del proletariado internacional a la lucha contra la burguesía mundial105.
quien constituye las formaciones armadas, es el pueblo entero”.
103
Este tipo de afirmaciones del protagonismo bolchevique en la insurrecció n como parte de la 104
Ya señ alamos que esta afirmació n así planteada no es correcta, las restricciones inme-
revolució n mundial, que ni siquiera tiene en cuenta las oscilaciones centristas de ese partido, diatas será n má s decisivas de lo que los compañ eros creen, pero ellos mismos en lo que
incluyendo a Lenin y la oposición que hubo en el mismo frente a la insurrecció n (hasta la siguen la relativizan. Por el resto sí nos parece correcto afirmar que la liquidació n es
traició n descarada de la misma por parte del Comité Central), muestra tal vez la falta de total en 1921 (NDR).
informació n de los compañ eros al respecto, pero indiscutiblemente la vigencia en esos añ os 105
Lamentablemente aquí los compañ eros repiten la vieja concepció n socialdemó crata so-
del mito leninista y el carácter reciente de la ruptura que habían efectuado esos compañ eros bre las necesidades de una revolució n tambié n burguesa y reproducen la explicació n de
con respecto a las oposiciones bordiguistas y trotskistas que más habían propagado dichas Lenin de có mo se “solucionó” dicha cuestió n agraria. En realidad, el Partido Bol-
mentiras. Hoy se sabe que uno de los primeros actos de esa postinsurrecció n fue enviar chevique siempre defendió la necesidad del desarrollo capitalista en el campo y por eso
telegramas a todas las delegaciones de las potencias imperiales, no para declararles ninguna reprimió las luchas proletarias y sus organizaciones en el campo desde 1918, tanto con
guerra, sino bien por el contrario para afirmarles que querían hacer la paz con ellas (NDR). lo que llamaron “comunismo de guerra” como luego con la NEP (NDR).
130 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 131
La revolució n de octubre cierra la revolució n burguesa en desarrollo y co-
mienza la revolució n proletaria en Rusia y en el mundo. É sta es la ley de 6. Guerra civil internacional o paz con el capitalismo
la revolució n permanente constatada ya por Marx, Engels y desde 1905
por Trotsky. De la misma manera los burgueses, que estuvieron a favor Sin embargo, Lenin preconiza sacrificar territorios, “sacrificar espacio
de la revolució n de febrero de 1917, se aliaron en una cruzada contra la para ganar tiempo”. Como vemos no abandona aú n la perspectiva de la
revolució n proletaria de octubre. guerra civil internacional, sino que la posterga. Aú n no ha nacido la teoría
del “Estado obrero en un solo país”, pero está a punto de nacer. Lenin
considera Brest-Litovsk como una maniobra de guerra civil, a la cual está n
5. Brest-Litovsk
obligados, frente al silencio del proletariado mundial. Trotsky, a pesar de
una posició n má s matizada; se define, al fin, del lado de Lenin. Pero frente
Once meses antes de su caída, el gobierno imperial alemá n de los Ho-
a esta fracció n de derecha, que conforman Lenin, Trotsky, Zinoviev, Stalin,
henzollern amenaza la dictadura del proletariado ruso. Se plantea así la
Kamenev..., se constituye una gran oposició n de izquierda conformada por
cuestió n de Brest-Litovsk, la cuestió n de una tregua provisoria con el im-
la mayoría del Partido Bolchevique de Petrogrado, Moscú , Kronstadt, el
perialismo alemá n en espera de la revolució n del proletariado alemá n. El
Ural..., que exige la ruptura de las negociaciones de paz. Esta oposició n de
Partido Bolchevique y, con él, el proletariado saben que sin la revolució n
izquierda que se forma desde enero de 1918 y que incluso constituye en
internacional, la dictadura del proletariado ruso está perdida. No habían
un momento dado la mayoría en el Comité Central, presenta su renuncia
nacido aú n las “teorías” del “Estado obrero en un solo país y enseguida la
en marzo de 1918 a todos los puestos de responsabilidad. Su ó rgano
del “socialismo en un solo país”. Lenin, que se encuentra en ese momento
Comu- nismo aparece como “ó rgano del Partido Bolchevique de
a la derecha del partido, es minoría durante bastante tiempo y ademá s
Petrogrado”. En dicha oposició n de izquierda encontramos a los lideres de
consi- dera Brest-Litovsk como una medida provisoria de la guerra civil.
las oposiciones obreras que se constituirá n unos añ os má s tarde:
En su discurso contra la mayoría de izquierda, que se opone a Brest-
Miasnikov (Grupo Obre- ro), Sapranov y Smirnov (Centralismo
Litovsk, Lenin dice el 7 de marzo de 1918:
Democrá tico); pero encontramos también futuros renegados que
“El deber de crear un poder político estatal era muy fácil, porque las
terminaron apoyando má s tarde la contra- rrevolució n burguesa rusa:
masas nos daban el esqueleto, la base de ese poder. La república de los
Bela Kun, Kollontai, Bujarin, Radek106.
consejos nació de golpe. Pero quedaban aún dos deberes, infinitamente
Esta primera oposició n de izquierda declara en su ó rgano, que, por
más difíciles: Primero la organización interior... Segunda, la gigantesca
otra parte, aparece durante 11 días como cotidiano:
dificultad que surge frente a la revolución rusa, la de la cuestión interna-
“La conclusión de la paz no nos deja ningún respiro; desagrega la voluntad
cional... El imperialismo internacional con toda la potencia de su capital
revolucionaria del proletariado y retrasa el estallido de la revolución mundial.
con su técnica militar desarrollada... no podía de ninguna manera... co-
Sólo la táctica de la guerra civil revolucionaria contra el imperialismo constitu-
habitar pacíficamente con la república de los consejos... El conflicto es
ye una táctica justa... Esta guerra debiera ser llevada adelante como guerra
inevitable... Nuestro mayor problema es el de desencadenar la revolución
civil de los proletarios y de los campesinos pobres contra el capital
mundial. De nuestra marcha triunfante en octubre, noviembre y diciem-
internacional. Esta guerra, a pesar de que al principio pueda implicar derrotas
bre, contra nuestra contrarrevolución interior, debemos pasar a la lucha
de nuestro lado, desagregaría las fuerzas del imperialismo. La política de los
contra el imperialismo internacional... Sin revolución internacional, nues-
dirigentes del partido fue una política de oscilaciones y componendas, que
tra revolución está perdida, no tiene ninguna esperanza... Repito, sólo
impidió obje- tivamente la preparación y la defensa revolucionaria y que ha
desmoralizado a las vanguardias que iban con entusiasmo a la batalla. En
lugar de elevar el
puede salvarnos la revolución europea... Es una verdad absoluta que sin
106
revolución en Alemania pereceremos”. Se confirma aquí que los compañ eros que escriben no conocen los textos y los manifiestos
de las organizaciones no bolcheviques. Té ngase en cuenta que las mismas siguieron con
la lucha revolucionaria contra todas las burguesías y que hicieron todo tipo de acciones
132 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 133
en ese sentido, al mismo tiempo que
denunciaban la traició n de los leninistas
(NDR).

132 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 133
campesinado al nivel del partido, el partido ha caído al nivel del rrevolució n capitalista realizada en 1921.
campesinado. La base social de esta política es la transformación del
partido puramente pro- letario en un partido de todo el pueblo. A pesar de
ello, incluso el campesinado amenazado de perder sus tierras (por el
retorno de los grandes propietarios), marcharía a nuestro lado en la guerra
revolucionaria”.
La oposició n propone:

“1) Anular el tratado de paz de Brest-Litovsk.


2) Acentuar la propaganda y la agitación contra el capitalismo
inter- nacional.
3) El armamento de la población proletaria y campesina.
4) Destruir económica y definitivamente a la burguesía.
5) Combatir la contrarrevolución y la política de compromisos.
6) Realizar propaganda internacional con el objetivo de ganar
volun- tarios de todas las nacionalidades y países.

La guerra revolucionaria no es una guerra normal, sino una batalla


de la guerra civil. Las formaciones armadas del proletariado no sólo
com- baten, sino que desagregan al adversario a través de la
propaganda en contra de la burguesía. Las acciones militares son la
expresión armada del movimiento revolucionario de masas
organizadas; sus características son las de la guerra de guerrillas y
están ligadas a la lucha de clases”.

He ahí la posició n de la primera oposició n de izquierda proletaria en


Rusia, que publicara una serie de tesis y de aná lisis acerca de la situació n
nacional e internacional en 1918. Esta oposició n en junio de 1918 no es
má s mayoritaria. Bujarin, Bela Kun y Radek se pasaron a la fracció n de
derecha, pero una importante minoría continú a desarrollando y precisan-
do sus posiciones. Son las oposiciones obreras.

7. De Brest-Litovsk a la contrarrevolucion capitalista

La victoria de la fracció n de derecha, es decir de la fracció n Lenin,


Trotsky, Stalin, Kamenev, Zinoviev..., contra la fracció n de izquierda de
Bujarin, Miasnikov, Smirnov, Sapronov... expresa el triunfo de la contra-
rrevolució n burguesa y el retroceso de la revolució n proletaria.
Brest-Litovsk se ha revelado como un signo anunciador de la contra-

134 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 135
Y es también en 1918 que la fracció n de derecha intenta introducir el
capitalismo de Estado, y una política estilo NEP. Pero en 1918, los obreros
se oponen enérgicamente a dicha política y la tentativa capitalista fraca-
sa. Ademá s, en esas circunstancias, la revolució n proletaria continuaba
madurando y ascendiendo en Alemania lo que reforzaba má s aú n las po-
siciones de la izquierda.
Al respecto Bettelheim nos informa en su libro La planificación sovié-
tica, aparecido en 1945:
“Esta política choca con la resistencia de los ‘comunistas de
izquierda’ que señalan los peligros del capitalismo de Estado; pero
Lenin responde tratando de demostrar que sólo desarrollando el
capitalismo de Estado y sometiéndolo al Estado soviético se hará nacer
el socialismo. Así, Lenin escribe en marzo de 1918: ‘El capitalismo de
Estado sería un gran paso adelante en relación con el actual estado de
cosas en nuestra república soviética. Si por ejemplo en 6 meses, el
capitalismo de Estado pudiera ser instaurado en nuestro país, ello
constituiría un enorme éxito y la mayor garantía de que en un año el
socialismo se reforzará definitivamente en nuestro país y será
invencible’. ¿Por qué Lenin conservaba dicha posición, cuando los
acontecimientos parecieran empujarlo a avanzar? Porqué pen- saba
que, dado el nivel cultural del proletariado ruso, los capitalistas se-
rían, al menos por el momento, mejores gestores de las empresas que el
proletariado”.
¿Cuá l era entonces la reacció n de los obreros? “Por su parte, los
obre- ros, dueños del poder político, no aceptaban de muy buena gana
ser co- mandados por los capitalistas, privados de todo derecho
político, y ‘exce- didos por la contradicción entre su posición en tanto
que clase dominante en el Estado y el mantenimiento de los
capitalistas a la cabeza de las empresas... expulsaron a sus patrones’
(Laurat, ‘La economía soviética’). Pensamos entonces que ese régimen
no era viable, porque pretendía con- ciliar el capitalismo de Estado
como forma económica y la dictadura del proletariado como forma
política y dicha conciliación es irrealizable”.
En 1918 la primera tentativa de introducir el capitalismo de Estado
ha fracasado:
“Pero el régimen no duró, los focos de la guerra civil, que estallaban
por todas partes, que se extendían y adoptaban una gran amplitud, la
intervención de los Estados capitalistas, la situación en el exterior..., em-
pujaron al gobierno soviético a abandonar su primera política y a seguir
otra: se entra así en el periodo del ‘comunismo de guerra’”.

134 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 135
El “comunismo de guerra” se caracterizó por la nacionalizació n com-
pleta de la gran industria, por la transformació n del control obrero en 9. La contrarrevolución en Rusia; su forma particular
gestió n obrera, por la prohibició n del comercio, y su reemplazo por el
sistema de apropiació n directa de la producció n por parte del Estado y la El añ o 1921 marca el fin de la guerra civil abierta entre el proletariado
repartició n por éste de los productos... “La guerra civil desvía todas las y la burguesía en la propia Rusia, el fin efectivo de la dictadura del pro-
fuerzas y la atención del país hacia la victoria en contra de la resistencia letariado, el fin del Partido Bolchevique como partido del proletariado
armada del enemigo de clase, que se apoya en la intervención extran- revolucionario; el restablecimiento definitivo y el reforzamiento de la bur-
jera. La planificación, en ese momento, toma el carácter de un plan de guesía rusa a través de la NEP, el restablecimiento de relaciones pacíficas y
amistosas con la burguesía mundial; la represió n contra los marineros de
movilización y sobre todo de un plan de repartición.” (Mezlauk, El plan
Kronstadt, vanguardia de la revolució n proletaria de octubre107.
bolchevique). Eran necesarias las derrotas de la revolució n proletaria en
La guerra civil contra la burguesía se terminó con la victoria econó mi-
Alemania, y en Europa central, para hacer posible la victoria de la contra-
ca, social y política, de la burguesía internacional. Las derrotas proletarias
rrevolució n capitalista en la propia Rusia.
desde 1918 a 1921 ya habían provocado restricciones cada vez má s
graves a la dictadura y la democracia proletarias.
8. Revolución y contrarrevolución en Alemania y en Europa central La NEP significó la introducció n de los métodos capitalistas, del capi-
talismo extranjero (“concesiones”) y del pequeñ o capitalismo privado y
En noviembre de 1918 estalla la revolució n alemana, pero no logra comercial en Rusia. En su folleto, editado en 1925 por la librería Humani-
derribar a la burguesía. En 1919 estalla la revolució n en Hungría y en té, El capital privado en la industria y el comercio de la URSS, Sarabianov
Baviera, pero el ejército proletario hú ngaro, que avanza imparable y vic- defiende la NEP de la siguiente manera:
toriosamente, es detenido por orden de Bela Kun, quien comienza las ne- “En 1921, cuando comenzamos a aplicar la NEP nuestra consigna
gociaciones con los Aliados (con el general Smuts y el presidente Benes). principal era ‘producir lo máximo posible cueste lo que cueste’... Las
En ese momento, los ejércitos del imperialismo austroalemá n estaban fábricas que no trabajaban eran devueltas en concesión a un capita-
disueltos, los de Rumania, Yugoslavia..., totalmente descompuestos; la lista... El Partido Comunista se da cuenta perfectamente de que en las
revolució n había conquistado la victoria en Rusia, Hungría, Eslovaquia condiciones de la NEP, la vida económica no puede ser restaurada sin
y Baviera. Para unirse con la revolució n en Baviera y Rusia, el ejército un cierto desarrollo del capitalismo privado. Es por eso que el Partido
proletario magyar (hú ngaro) tendría que haber violado unos pocos ki- Comunista no pide la supresión inmediata de éste. ¡No! Su objetivo era
ló metros de fronteras nacionales austríacas y rumanas. Pero la direcció n totalmente distinto: que se desarrollen el comercio y la industria
que persistía en erigir en principio la política de Brest-Litovsk se niega a capita- lista, pero que la industria y el comercio... del Estado se
dar dicho paso. Dicha direcció n semirreformista creía en la posibilidad desarrollen aún más rápido”.
de una cohabitació n pacífica de un Estado obrero con el capitalismo y La voz oficial que acabamos de citar es la voz del capitalismo de Es-
se vanagloria del “reconocimiento del sistema proletario por parte de los tado ruso. Los métodos capitalistas de explotació n reintroducidos con la
Aliados”. Así nació “la teoría del Estado obrero en un solo país”. La NEP de liquidació n de la guerra civil, de la revolució n y de la dictadura
direcció n de la comuna hú ngara, rodeada de proletarios simpatizantes, del proletariado, se transforman automá ticamente en capitalismo de Esta-
esperaba apaciblemente el reclutamiento y la concentració n de las fuerzas do. La industria nacionalizada, desde fines de 1917, que estaba en manos
blancas; el resultado de dicha política fue el sanguinario aplastamiento
de las comunas de Hungría y Baviera por parte de la contrarrevolució n 107
Vemos aquí la relativizació n de la que habíamos hablado antes: fue durante todo ese pe-
burguesa. Dichas derrotas fueron un golpe terrible contra la comuna rusa, ríodo que la contrarrevolució n nacional e internacional se impuso (¡y no só lo en 1921!)
que fue liquidada dos añ os má s tarde por otros medios. Las grandiosas gracias a la política contrarrevolucionaria de la fracció n derechista, leninista, de los
bolcheviques, que fue minoritaria al principio y que luego terminó liquidando todas las
victorias cedían el lugar a derrotas terribles. oposiciones (NDR).

136 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 137
del Estado proletario de los consejos revolucionarios, pasa a manos del
nuevo Estado burocrá tico de la burguesía soviética108. 10. La gran lección
La lucha entre capitalismo privado y capitalismo estatal, que termina
con la victoria de este ú ltimo, es una lucha intercapitalista que se desa- El proletariado se había levantado con un impulso grandioso; pero fue
rrolla afuera y a costa de la clase obrera que ha vuelto a ser sometida a la derrotado. Sin embargo, el avance de la revolució n proletaria está jalona-
esclavitud, la explotació n y ha sido expulsada del poder. do de derrotas. Los planes quinquenales, los planes de preparació n de la
Bettelheim confirma que la NEP y el fin de la guerra civil marca el fin guerra imperialista, la economía de guerra, la Segunda Guerra Mundial
efectivo y formal de la dictadura del proletariado: “En principio en lo que e incluso la Tercera Guerra Mundial que desde ya se prepara, a millones de
concierne a la estructura económica, la NEP se caracteriza por el restable- proletarios les parecen aú n hoy actos revolucionarios, socialistas, por el
cimiento de la libertad de comercio, el desarrollo del mercado, la vuelta al hecho de que participa en todo eso un Estado que se dice socialista. Y
cálculo monetario, el abandono de las medidas de requisiciones forzosas y su cuando la realidad de este imperialismo destruye todas sus ilusiones, tam-
reemplazo por el impuesto en especie, la tolerancia de la industria privada pe- bién provoca hasta asco por todo tipo de idea comunista.
queña y mediana, mientras que la gran industria, los transportes, el comercio He ahí el resultado de la desastrosa política que se ha venido practicando
exterior, el crédito en gran escala, continúan en manos del Estado. Desde el desde 1921. Esta política ha logrado impedir, hasta el presente, el despertar
punto de vista político, el período de la NEP se caracteriza en el exterior por consciente y organizado de las masas oprimidas. Dicha política consiste en
la estabilización de las relaciones con los Estados capitalistas, en el interior, lo siguiente: La Comuna de París, las comunas de Budapest, Munich... su-
por el aflojamiento del entusiasmo y de la práctica revolucionaria, lo que cumbieron en una guerra civil abierta e internacional; las tropas blancas de
permite a los funcionarios del partido y el gobierno el desembarazarse de la la burguesía aplastaron a las tropas rojas del proletariado y a sus partidos,
dictadura de las masas y el erigirse en tanto que casta burocrática”. pero las ideas, la moral, las lecciones quedaron claritas e imperecederas. La
Un economista, má s trotskista que comunista de izquierda, no podía comu- na rusa ha sucumbido también, pero el Partido Bolchevique o mejor
haberse expresado con mayor claridad. dicho su fracció n dirigente se colgó a un poder que no era más proletario,
Entre 1921 y 1926, la contrarrevolución burguesa se consolida. Tanto en poniéndose así al servicio de la nueva burguesía, lo que ha servido para
Rusia como a nivel internacional, el nuevo Estado ruso se verifica como un cubrir y camuflar el hecho de que el poder había pasado a la
fac- tor contrarrevolucionario y capitalista. La revuelta de los marineros de contrarrevolució n. De esta manera se brindaba al capitalismo mundial un
Krons- tadt la consideramos como la ú ltima resistencia armada de quienes en servicio invalorable.
1917 habían asegurado la victoria de octubre. El llamado compromiso de la ¿Qué hubiese sido necesario hacer en una situació n como ésa? Hubiese
NEP abrió las puertas al capitalismo y el capitalismo se mantuvo con la sido necesario, y lo será aú n, pelear contra toda tentativa de contrarrevo-
bandera del bolchevismo, del comunismo, del socialismo. El proletariado fue lució n burguesa, aunque la derrota fuese inevitable, pues la derrota en la
expulsado del poder, en cambio, el Partido Bolchevique (la fracción de guerra civil es mil veces preferible a un poder al servicio del capitalismo.
derecha), se mantuvo en el mismo. Las oposiciones obreras, junto con el El proletariado aprende de sus derrotas claras, pero es engañ ado por
proletariado, abandona- ron el poder y con él compartieron la suerte de la un poder burgués que mentirosa y embusteramente se llama Estado obre-
clase oprimida: Siberia, la ilegalidad, los sufrimientos. Pero antes de hablar de ro. Cuando se impone la retirada, una retirada en combate es preferible a
fracciones, extraigamos la conclusión de la experiencia revolucionaria y un falso poder que en los hechos significa la capitulació n má s peligrosa y
contrarrevolucionaria rusa. má s comprometedora. Los comunistas de izquierda tenían toda la razón
cuando afirmaban que la oposición, la ilegalidad, la emigración, la depor-
108
Es importante subrayar que aunque la OCR denuncia la burocracia que hay en cualquier
tación e incluso la muerte servirían más a la victoria futura y definitiva
Estado capitalista, insiste en que la misma está al servicio de la burguesía y el capita- que el permanecer en un gobierno que no era más del proletariado, sino
lismo. Este punto es esencial programá ticamente en la ruptura con el trotskismo y el de la burguesía.109
bordiguismo, que nunca expresaron las cosas con esa claridad y que por eso siguieron
109
con el apoyo crítico al capitalismo y el imperialismo rusos (NDR). Las negritas son nuestras (NDR).

138 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 139
11. Las repercusiones de la contrarrevolución rusa a nivel internacional general de los obreros ingleses es saboteada abiertamente y quebrada por
los dirigentes llamados “comunistas” ¿Se trataba de errores? No. Desde
La política del Frente Ú nico, política del Frente Popular con los el punto de vista de los líderes ex comunistas se trataba abiertamente de
naciona- listas alemanes en 1923, no es para nada un “error”, sino que por una traició n. Desde el punto de vista del capitalismo ruso se trataba de
el contra- rio corresponde a los intereses del capitalismo ruso. Lenin sus necesidades.
muere en 1924 y su desaparició n favorece la consolidació n de las fuerzas En 1923, la burguesía rusa necesitaba el apoyo de la burguesía ale-
contrarrevolucio- narias, a las que le había preparado el camino. En 1924 mana contra la burguesía aliada. Dicha necesidad se corresponde con el
las primeras depor- taciones de comunistas comienzan110, parte del grupo sabotaje del movimiento revolucionario en Alemania. La burguesía rusa
obrero comunista de Moscú , el Ural y Bakú son deportados a Siberia. Se en 1926 buscaba llegar a una alianza con el imperialismo inglés; para
los acusa de fomentar huelgas. Se los maltrata [léase apremios físicos y lograrlo necesitaba quebrar la huelga general gracias a sus agentes en el
psicoló gicos o mejor dicho torturas de distintos tipos, NDR]. Solo a Komitern. En 1927, el imperialismo ruso había realizado una alianza con
quienes se les llama de ultraiz- quierda en Alemania, Francia, Inglaterra, la burguesía china, como consecuencia de lo cual no le quedaba má s re-
protestan, pero es en vano. medio que traicionar la revolució n del proletariado chino.
A nivel internacional la Tercera Internacional se transforma en un Y, por encima de todo, la burguesía rusa necesitaba la llamada esta-
instrumento del imperialismo ruso. La Tercera Internacional había sido bilizació n y su interés de clase le recomendaba el aplastamiento de todo
fundada en Moscú en un momento en el cual la ola revolucionaria inter- movimiento revolucionario y el aliarse con otras fracciones de la burgue-
nacional llegaba a su punto culminante. Pero dicha internacional resulta sía mundial.
totalmente incapaz de dirigir dicha ola revolucionaria, que desde el prin-
cipio la supera. Cuando se liquida la dictadura del proletariado en Rusia Conclusión
y la guerra civil internacional, la Tercera Internacional pasa a ser un ins-
trumento del capitalismo de Estado ruso. Las diferentes fracciones y oposiciones de esta llamada Tercera
En 1923, Radek, representante del Komitern, preconiza el Frente Na- Interna- cional, a pesar de sus fraseologías diferentes, sirven a los
cional, con la burguesía alemana y sus representantes má s reaccionarios. intereses del impe- rialismo ruso. La fracció n dirigente adopta la teoría
La crisis revolucionaria de 1923 en Alemania no fue apoyada por los del “socialismo en un solo país” que está basada en la teoría del “Estado
líderes del Komitern y por el Partido Comunista Alemá n (KPD), sino que obrero en un solo país”. Esta ú ltima teoría es compartida por todas las
por el contrario fue traicionada por ellos. En 1925 y 1926, la gran huelga fracciones enderezadoras111. Las fracciones enderezadoras –tanto los
110
trotskistas como los bordiguistas oficiales– han presentado durante 20 a 25
Aquí hay un desconocimiento histó rico importante por parte de los compañ eros que
hicieron este texto. Las deportaciones existieron desde el principio del gobierno bol- añ os [¡hoy a casi 90 añ os!, NDR] al capitalismo de Estado ruso como si
chevique. Es cierto que los compañ eros se refieren aquí a los comunistas, en tanto que fuese un Estado obrero nacional, enfer- mo o “degenerado”, y a la
sinó nimo de bolcheviques de oposició n, desconociendo que antes se habían deportado a Internacional, instrumento de dicho Estado, como
muchos comunistas sin partido o a quienes se llamaban comunistas anarquistas,
socialis-
tas revolucionarios... Pero incluso así, la política sistemá tica de deportaciones comienza
desde mucho antes. Prueba de ello es que las distintas fracciones comunistas (internas 111
Como ya aclaramos, por fracciones “enderezadoras” los compañ eros entienden los par-
al bolchevismo) denuncian dicha política del Comité Central desde principios de tidarios del enderezamiento, de la reconstrucció n, de la rectificació n de la línea, del cam-
1920, es decir en pleno apogeo de la direcció n de Lenin en el partido. Así, por bio en la política. Se refieren a los que no rompen totalmente con el capitalismo ruso, su
ejemplo, en el No- veno Congreso del Partido Comunista Ruso, en el informe Estado y la Internacional imperialista que todavía se llama IC (Internacional Comunis-
estenográ fico del 30 de marzo 1920, consta la siguiente denuncia de Jurenev: “Una ta), pues consideran que aú n tienen algo de obrero. Dicha denominació n proviene del
de las maniobras del comité central de nuestro partido es el de las deportaciones, el hecho de que antes las fracciones comunistas llamaban “reconstructores” o “endereza-
método se ha convertido ya en sistema, dicho sistema consiste en las deportaciones y dores” a los centristas que no tenían el coraje de romper con la Segunda Internacional
destierros de todo tipo, algunos son deste- rrados a Christiania –hoy Oslo– [el ejemplo y que como buenos y reaccionarios ilusos querían llevarla a una línea revolucionaria.
dado por Jurenev es el de Sliapnikov, luego dirigente de la oposició n obrera], otros É stos eran (y son!) los peores enemigos de la indispensable ruptura organizacional para
son enviados al Ural, otros a Siberia. El comité central juega con las personas” (NDR). la constitució n del proletariado en partido mundial (NDR).
140 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 141
si fuese una internacional del proletariado también enferma, o “degenerada”,
Nos referimos a las Oposiciones Obreras Bolcheviques de Izquierda en Rusia,
y se han opuesto a la idea de la revolució n proletaria y social contra dicho a la Izquierda Comunista Intransigentes en Alemania (korschistas) y a otras
Es- tado y a la ruptura orgánica con el partido neorreformista fracciones y grupos que en el mundo siguieron el mismo camino. La
correspondiente. literatura de dichas fracciones y organizaciones es rica, pero permanece
Las fracciones enderezadoras someten de esta manera al proletariado desconocida, olvidada, escondida o destruida en base a estos 25 añ os [¡hoy
ruso y mundial a los intereses del imperialismo ruso. Simultá neamente unos 90! NDR] de contrarrevolució n desenfrenada. A pesar de ciertas
combaten a las fracciones marxistas, proletarias, de la izquierda comu- diferencias e insuficien- cias, la ideología de dichas fracciones del
nista, partidarias de la escisió n. Las fracciones enderezadoras desarrollan proletariado es infinitamente supe- rior a la de todas las fracciones centristas
toda una serie de teorías reformistas acerca de futuros estados obreros, y “enderezadoras” ligadas con el capitalismo de Estado y con sus
que constituyen una revisió n abierta de la teoría de Marx-Engels acerca de concepciones. Todas estas fracciones comu- nistas intransigentes,
la dictadura del proletariado y de la revolució n permanente, reemplazá n- constataron, demostraron y analizaron, en el período que va desde 1921 al
dola por un conjunto de teorías reformistas má s o menos liberales. Dichas 1926, que la revolució n y la dictadura del proletariado habían sido
fracciones discuten –y só lo en esto se distinguen unas de otras– entre liquidadas y que inmediata e inevitablemente se había caído en la dictadura
ellas acerca de los diversos niveles de enfermedad o degeneració n del de la burguesía bajo la forma capitalista de Estado.
preten- dido Estado obrero nacional y acerca de los remedios para
Todas constataron que la teoría de los enderezadores del “Estado
“curarlo”. De esta manera subordinan el movimiento obrero internacional
obrero degenerado” es una teoría nacional-reformista y que la dictadura
al “gran enfermo” que segú n ellos sería la Rusia capitalista.
del prole- tariado só lo es realizable como revolució n internacional y
El trotskismo es la fracció n enderezadora má s clá sica. Defiende en to- permanente del proletariado organizado en consejos y dirigidos por el
das las circunstancias el imperialismo ruso, mendiga modestas reformas, partido marxista.
habla a veces de la revolució n política, pero siempre en interés del mismo En ese sentido, esas fracciones del movimiento obrero internacional se si-
capitalismo de Estado ruso. Sucumbe finalmente en la defensa nacional, tú an en continuidad con el comunismo internacional desde Marx, Engels, Le-
de un conjunto de países capitalistas y en la traició n de clase má s nin, Rosa Luxemburg... hasta las fracciones comunistas de izquierda en Rusia,
abyecta. Alemania y en otras partes, desde los comuneros de París hasta los marineros
El bordiguisimo es la fracció n enderezadora má s a la izquierda. El PC de Kronstadt, desde el Manifiesto Comunista hasta las tesis y los análisis de los
italiano se funda en 1922, es decir luego de la liquidació n de la revolució n prisioneros de izquierda de los calabozos incomunicados de Verkhné-Uralsk.
de octubre, tomando como base las Tesis de Roma: dichas tesis ni siquiera Es ese mismo camino el que continuamos nosotros, el que los marxis-
hablan de los problemas aquí destacados y que eran discutidos apasiona- tas de hoy deben seguir, remontá ndose a las fuentes, luchando en contra
damente entre 1918 y 1922 por el movimiento comunista internacional. de las revisiones y las leyendas reformistas, criticando sin piedad
La plataforma bordiguista de 1926, por el contrario, se solidariza 100% nuestros propios errores, buscando y analizando los hechos, volviendo al
con la fracció n Trotsky, con la NEP, con la teoría del Estado obrero en un marxis- mo integral y a los intereses del proletariado internacional.
solo país, con la posibilidad del desarrollo del socialismo hasta un “El tercer Congreso de la Tercera Internacional ha ligado definitiva
determinado nivel en ese Estado obrero nacional. La fracció n bordiguista e in- disolublemente el destino de la Tercera Internacional al gobierno
italiana forma parte hasta 1931 de la oposició n trotskista internacional. actual de los soviets, es decir a un Estado burgués. Ha subordinado los
De esa manera en 1926 se mostrará partidaria de la lucha de los “pueblos intereses de la revolución internacional a los intereses de la revolución
coloniales”, de la Internacional Sindical de Moscú , contra la de Amsterdam burguesa en un solo país, lo que implica quitarle toda independencia a
–cuando en reali- dad una es tan amarilla como la otra–... Nada de extrañ o la Tercera Internacional, poniéndola bajo la dependencia directa de la
hay en todo esto, pues esas posiciones se derivan del interés capitalista de burguesía internacional.”
Rusia en 1926, al cual se adopta y subordina toda la estrategia de los Extracto de un manifiesto de la izquierda comunista que constituiría la
enderezadores. Internacional Comunista Obrera112.
Fuera del Komitern y en total ruptura con ella, así como con todas
142 / Grupo Comunista Internacionalista La contrarrevolució n rusa y el desarrollo del capitalismo / 143
esas fracciones y oposiciones, se forman fracciones marxistas desde 1918. 112
Este importantísimo manifiesto es citado aquí por los mismos compañ eros de la Organi-
zació n del Comunismo Revolucionario (NDR).

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Índice
Presentació n......................................................................................................................... 7

La concepció n socialdemó crata de transició n al socialismo


La visió n socialdemó crata............................................................................................ 15
Ideologías economicistas y politicistas del pasaje al socialismo.................16
El gestionismo contra la revolució n.........................................................................21
El politicismo contra la revolució n..........................................................................27
Dictadura del proletariado - destrucció n del Estado burgués.......................30
Contra el utopismo.......................................................................................................... 33
La socialdemocracia y la cuestió n rusa...................................................................34

Contra el mito de la transformació n socialista:


La política econó mica y social de los bolcheviques
y la continuidad capitalista
Introducció n...................................................................................................................... 41
Dinero y comunidad...................................................................................................... 43
Las debilidades de la revolució n...............................................................................46
La política econó mica y social de los bolcheviques en el poder.
La orientació n general..............................................................................................50
Las medidas concretas anunciadas por los bolcheviques.
Significado, aplicació n y proyecció n histó rica.................................................54
Tentativa de controlar centralmente el capitalismo..........................................71
La lucha proletaria y las izquierdas comunistas contra
la direcció n del Estado.............................................................................................. 76
La ló gica de conjunto que guiaba la política econó mica y social
de los bolcheviques: Lenin y su visió n apologética del capitalismo........85
Continuidad capitalista. Las confusiones de Lenin.......................................91
Dictadura sobre el capital o dictadura del capital..........................................99
Bolcheviques, revolució n y contrarrevolució n..................................................103
Textos del Partido de los Socialistas-Revolucionarios de
Izquierda (Internacionalistas)

Presentació n................................................................................................................... 107


Resolució n de los Socialistas-Revolucionarios sobre
los acontecimientos de julio de 1918..............................................................107
Los acontecimientos del 4 al 7 de julio en Moscú .........................................109
El terrorismo como medio de acció n revolucionario....................................112

Organizadores y participantes de la sublevació n del


6 de julio de 1918..................................................................................................... 117

Revolució n y contrarrevolució n en Rusia

Presentació n del texto de la Organizació n del Comunismo Revolucionario


.......................................................................................................................................... 119
Revolució n y contrarrevolució n en Rusia.
Publicado en el Nº 10 de Le Proletaire (El Proletario),
ó rgano del comunismo revolucionario.............................................................127

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