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i ,
1 Domingos del Tiempo ordinario 1
• (ciclo B) I
Lectio divina GIORGIO ZEVINI y PIER GIORDANO CABRA (eds.)
para cada día del año
Plan general de la colección
*1.
*2.
Adviento
Navidad
LECTIO DIVINA
*3. Cuaresma y Triduo pascual PARA CADA DÍA DEL AÑO
*4. Pascua
* Publicados.
TRADUCCIÓN:
MIGUEL MONTES
EDITORIAL V E R B O DIVINO
Avda. d e Pamplona, 41
31200 Estella (Navarra) E s p a ñ a
2002
^
cal frente al sexo, proclamando la abstinencia sexual u n miembro del cuerpo eclesial de Cristo y es templo del
más absoluta e incondicionada (cf. 1 Cor 7). Otros optan, Espíritu (w. 15.19). Y, por eso, está llamado a decidir si
en cambio, por una sexualidad sin freno, en nombre de usa su propio cuerpo a la manera de la «carne», de modo
una pretendida irrelevancia de la misma respecto a la lujurioso, o bien para vivir de modo concreto la relación
salvación que nos ha sido dada en Cristo. Pablo se diri- con Cristo, con quien forma u n solo «espíritu», o sea,
ge a estos últimos. una unión misteriosa realizada por el Espíritu (v. 17).
Los «libertarios» de Corinto - e n conformidad con la
jactanciosa idea de un «yo» espiritual que domina sobre
todo- han tomado como manifiesto de su desarreglo Evangelio: Juan 1,35-42
el eslogan de la libertad cristiana: «Todo me es lícito» 35
(v. 12a). El apóstol no se opone - e n la línea de prin- Al día siguiente, Juan se encontraba en aquel mismo
lugar con dos de sus discípulos. 36 De pronto vio a Jesús, que
cipios- a la afirmación de la libertad cristiana, pero pasaba por allí, y dijo:
cambia en su raíz el sentido del manifiesto de los pro- -Éste es el Cordero de Dios.
pios interlocutores, haciendo valer el criterio decisorio 37
Los dos discípulos le oyeron decir esto, y siguieron a
de lo que es ventajoso y constructivo, especialmente en Jesús. 38 Jesús se volvió y, viendo que le seguían, les preguntó:
el ámbito eclesial. Estos «libertarios» ostentan, en efec- -¿Qué buscáis?
to, una libertad plena frente a las cosas de este mundo, Ellos contestaron:
ignorando, sin embargo, que su comportamiento debe
-Rabí (que quiere decir Maestro), ¿dónde vives?
ser coherente con el fundamento de la vida cristiana, 39
Él les respondió:
con la redención que han recibido: «Habéis sido com-
-Venid y lo veréis.
prados a buen precio» (v. 20).
Se fueron con él, vieron dónde vivía y pasaron aquel día
La segunda objeción toca más de cerca al sentido de con él. Eran como las cuatro de la tarde.
la sexualidad. Pablo, contra todo dualismo griego - q u e 40
Uno de los dos que siguieron a Jesús por el testimonio
contrapone el alma al cuerpo-, afirma la densidad y la de Juan era Andrés, el hermano de Simón Pedro. 41 Encontró
seriedad h u m a n a del acto sexual, que implica a toda la Andrés en primer lugar a su propio hermano Simón y le dijo:
persona y no sólo a la corporeidad (v. 18). Más aún, el -Hemos encontrado al Mesías (que quiere decir Cristo).
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cuerpo está destinado a la resurrección y, en consecuen- Y lo llevó a Jesús. Jesús, al verlo, le dijo:
cia, no puede ser para la lujuria, sino «para el Señor» -Tú eres Simón, hijo de Juan; en adelante te llamarás Cefas
(v. 13). Precisamente, la fe en la resurrección de Cristo (es decir, Pedro).
y de toda la humanidad impulsa aquí a u n a elevadísima
concepción de la corporeidad: a través de los gestos y de *•• Juan sitúa la llamada de los primeros discípulos
las relaciones con los otros se expresa y se potencia (o en el «tercer día» de la primera sección de su evangelio
se contradice) la pertenencia del cristiano al Señor, algo (Jn 1,19-2,11): la «semana inaugural» que culmina en
que la resurrección final mostrará en plenitud. las bodas de Cana. La organización del material narra-
Hay también, por último, otra razón: el cristiano se tivo en seis días remite al relato de la creación, con la
ha convertido, con la totalidad de su propia persona, en aparición del hombre y de la mujer en el sexto día, y
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proclama de u n a manera implícita que la nueva misión discípulo amado, mientras que el otro es Andrés. Éste
de Jesús tiende a una nueva creación de la humanidad. es el discípulo «positivo», la persona de la escucha, el
El encuentro entre Jesús y los discípulos tiene lugar a paradigma del auténtico seguimiento que se encarga
través de la presencia de un testigo, el Bautista. Este de dar testimonio de cuanto vivieron el día en el que se
último es capaz de ir más allá de las apariencias, abrién- detuvieron junto a Jesús (v. 39). Andrés conduce, pues,
dose a una mirada de fe que sabe reconocer el misterio a Jesús a su hermano Simón (v. 42). El cambio del nom-
que mora en Jesús, una mirada que comunica a dos bre de Simón por el de Cefas indica precisamente la
de sus discípulos que estaban allí presentes: «Éste es el profunda transformación de la persona gracias al amor
Cordero de Dios» (v. 36). de Jesús; sin embargo, Simón sigue, de momento, ce-
rrado todavía a esa adhesión de fe que se llevará a cabo,
¿Qué es lo que ha vislumbrado el Bautista en Jesús trabajosamente, más tarde.
cuando le declara Cordero de Dios? El tema vuelve en la
alusión al cordero pascual de Jn 19,36. En este hombre
que está pasando reconoce, por tanto, el Bautista a MEDITATIO
aquel que derrama su propia sangre para hacer presen-
te al Dios del Éxodo, al Dios de la renovación de la vida.
La Palabra de Dios nos pone frente al misterio de la
Al oírle hablar así, los dos discípulos del Bautista si-
vocación, algo que no se produce nunca por nuestros
guieron a Jesús (v. 37), impulsados por una búsqueda
méritos o por nuestras cualidades humanas, sino que
que, sin embargo, debe acceder a u n a ulterior claridad.
brota únicamente de la libre y misericordiosa iniciativa
Esto tiene lugar cuando Jesús se vuelve y les pregunta:
divina respecto a nosotros. El encuentro con Jesús, aun-
«Qué buscáis» (v. 38). Se trata de u n a pregunta que les que se decide en el secreto de nuestra libertad, postula,
plantea como consecuencia de haberlos «contemplado» no obstante, la dinámica del testimonio. Ateniéndonos
(eso es lo que dice el texto griego al pie de la letra) en el al relato evangélico, los encuentros con los primeros
acto de seguirle. El mismo Jesús se queda sorprendido discípulos acaecen, en efecto, como en cadena: cada
y admirado del milagro del seguimiento. He aquí, por uno de ellos llega a Jesús a través de la mediación de
tanto, la justa petición del verdadero discípulo: «Rabí, otro, porque ésa es concretamente la d i n á m i c a de
¿dónde vives?» (v. 38). Más que saber lo que enseña Je- nuestra llegada a la fe. De ahí deriva u n a enseñanza
sús, es preciso estar con él allí donde mora. La morada preciosa sobre la importancia que tiene contar con
de Jesús es su estar junto al Padre como Hijo amado. auténticos testigos, que nos presenten a Jesús como el
Ése es su secreto, y por la continuación del Evangelio Señor esperado y favorezcan el encuentro con él, sin
se volverá evidente que convertirse en discípulo suyo que el testigo quiera ligar al otro a su propia persona
significa entrar en la misma relación de a m o r que él como si fuera u n a propiedad suya. El verdadero testi-
mantiene con el Padre. Por eso les invita a «venir» y go está, por consiguiente, al servicio del c a m i n o hacia
«ver», esto es, a tener experiencia de él y de la comu- u n a madurez espiritual que es libertad de elección. En
nión con el Padre. este sentido, son unos ejemplos excelentes el sacerdote
De los dos discípulos queda aquí uno anónimo, aun- Eli con Samuel y todavía más el Bautista con sus dos
que muchos exégetas se inclinan por reconocer en él al discípulos.
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Con todo, para llegar a ser testigos es menester haber a no temer el silencio de la contemplación, ese silencio
encontrado ya al Señor y haber llegado, por ello, a ser que me permite experimentar de una manera profunda
capaz de ir más allá de las apariencias, accediendo a tu amistad. Haz que pueda conocerte no por lo que he
una profunda mirada de fe sobre la realidad. Dar testi- oído de ti, sino por haberte encontrado de verdad, y que
monio es regalar a los otros esta mirada que, preceden- tu gracia me comprometa totalmente y renueve todas
temente, ya ha cambiado nuestra vida. Eso supone ha- las fibras de mi ser, puesto que deseo morar contigo y
ber entrado en u n nuevo tipo de existencia, en u n a permanecer en tu amor. Sólo así podré llegar a ser u n
comunión activa con Jesús, u n a comunión que puede testigo tuyo y regalar a mis hermanos y hermanas el
ser expresada como u n «habitar con él»; más aún, precioso tesoro de la fe en ti.
como u n detenerse junto a él. A la fase de la búsqueda, Me reconozco fácilmente en Pedro, reacio a recono-
en nuestros días frecuentemente enfatizada con ex- certe como su Maestro y Señor, pero deseo llegar a ser
ceso, debe sucederle la de nuestro detenernos, la del cada vez más parecido al discípulo amado y encontrar
reconocer en Jesús la verdadera meta de nuestro co- en mi corazón la disponibilidad y el entusiasmo con los
razón, la del ser capaces de perseverar en su compa- que Samuel respondió a tu llamada. Como él, también
ñía: «Se fueron con él, vieron dónde vivía y pasaron yo deseo poder responder: «Habla, que tu siervo escu-
aquel día con él». cha». Por eso, hoy, quiero abrir mi corazón a u n a reno-
En este morar con él adquiere su vigor la contempla- vada escucha de tu Palabra, oh Señor, para seguirte de
ción y la escucha, el ponernos a su disposición con to- manera concreta en las opciones que se me presenten
das nuestras energías, como dijo Samuel, con la simpli- en la vida.
cidad de u n niño: «Habla, que tu siervo escucha». Sólo
permaneciendo con Jesús comprenderemos de verdad
que hemos sido comprados a u n precio elevado y nos CONTEMPLATIO
hemos convertido en templo del Espíritu Santo.
« Uno de los dos que siguieron a Jesús por el testimonio
de Juan era Andrés, el hermano de Simón Pedro. Encon-
ORATIO tró Andrés en primer lugar a su propio hermano Simón y
lo llevó a Jesús.» Los que poco antes habían recibido el
Señor, tú me has comprado, verdaderamente, a un talento, lo hacen fructificar de inmediato y lo ofrecen al
precio elevado; me has convertido en uno de los miem- Señor.
bros de tu cuerpo y en templo del Espíritu Santo. Te Estas almas, que están dispuestas a escuchar y apren-
bendigo por la grandeza de la llamada con la que me der, no necesitan muchas palabras para ser instruidas,
has obsequiado y porque tu Palabra orienta de continuo ni tampoco u n prolongado período de años y meses
mi búsqueda hacia un verdadero encuentro contigo. para producir el fruto de la enseñanza. Al contrario, al-
Pongo a tus pies todas las ambigüedades de mis ex- canzan la perfección desde el comienzo de su apren-
pectativas y de mis proyectos, para que sea tu voz la que dizaje. «Da al sabio y se hará más sabio, instruye al justo
guíe mis pasos hacia ti. Ayúdame a detenerme junto a ti, y aumentará su ciencia» (Prov 9,9). Andrés, por tanto,
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salva a Pedro, su hermano, e indica, con pocas palabras, son muy profundos, pero también muy íntimos; muy distantes,
todo el gran misterio. Dice, en efecto: «Hemos encontra- pero también invitadores.
do al Mesías», o sea, «el tesoro escondido en el campo Me voy dando cuenta poco a poco de que, más que «ver»,
o la perla preciosa», según otra parábola del evangelio deseo «ser visto»: ser visto por tí. Deseo permanecer solícito bajo
(cf. Mt 13,44ss). tu morada y crecer fuerte y suave a tu vista. Señor, hazme ver lo
que tú ves -el amor de Dios y el sufrimiento de la gente-, a fin de
Entonces Jesús le miró a los ojos, como conviene a que mis ojos se vuelvan cada vez más como los tuyos, ojos que
Dios, que conoce «las mentes y los corazones» (Sal 7,10) puedan sanar los corazones heridos (H. J. M. Nouwen, In cam-
y prevé la gran piedad que alcanzará aquel discípulo, la mino verso l'alba c¡¡ un giorno nuovo, Brescia 1997, pp. 88ss).
excelsa virtud y la perfección a las que será elevado [...]
Después, no queriendo que siguiera llamándose Simón,
y considerándolo ya en su potestad, con una homonimia
le llamó Pedro, de «piedra», mostrando de manera anti-
cipada que sobre él fundaría su Iglesia (Cirilo de Ale-
jandría, Comentario al evangelio de Juan, II, 1, passirn).
ACTIO
Señor Jesús, te miro, y mis ojos están fijos en tus ojos. Tus ojos
penetran el misterio eterno de lo divino y ven la gloria de Dios.
Y son los mismos ojos que vieron Simón, Andrés, Natanael y
Leví [...]. Tus ojos, Señor, ven con una sola mirada el inagota-
ble amor de Dios y la angustia, aparentemente sin fin, cíe los
que han perdido la fe en este amor y son «como ovejas sin
pastor».
Cuando miro en tus ojos me espantan, porque penetran
como lenguas de fuego en lo más íntimo de mi ser, aunque
también me consuelan, porque esas llamas son purificadoras y
sanadoras. Tus ojos son muy severos, pero también muy amo-
rosos; desenmascaran, pero protegen; penetran, pero acarician;
3 o domingo
del tiempo ordinario
LECTIO
aspecto de la «señal de Jonás», de la que nos hablará el mundanas: «El tiempo se acaba» (v. 29), «la apariencia
mismo Jesús (cf. Mt 12,38-40): la llamada a la necesidad de este mundo está a punto de acabar» (v. 31).
de la conversión. El tiempo se acaba. El apóstol habla también en otros
El librito de Jonás sondea de u n a manera sorpren- lugares del «fin de los tiempos» ante el que se encuentra
dente este importante motivo. Se trata, en efecto, de el cristiano (cf. 1 Cor 10,11). Al decir que el tiempo se aca-
una obra intrigante, de una especie de novela corta en ba, Pablo no piensa en el tiempo en sentido cronológico,
la que el primero que debe convertirse de verdad es el considerado como el fluir imparable de los instantes, sino
mismo Jonás. Éste debe abandonar su propia política más bien en el momento favorable, en el kairós, como
de huida ante la Palabra de Dios, que ofrece el anuncio ocasión repleta de nuevas oportunidades. Lo que preten-
de su misericordia incluso a los enemigos de Israel, de subrayar, más que una actitud de separación, de indi-
para regenerarse profundamente (cf. la estancia en el ferencia respecto a las cosas, es que el tiempo ha sido «lle-
vientre del pez), a fin de comprender los planes de Dios, nado» por la presencia de Cristo, de suerte que el tiempo
hasta aceptar que el perdón alcanza incluso a Nínive, de la vida del discípulo aparece concentrado, decisivo.
responsable de tanto sufrimiento para el pueblo de
La apariencia de este mundo está a punto de acabar.
Israel. La cosa parece tanto más paradójica si tenemos
También este segundo principio hemos de leerlo en co-
presente que el profeta Jonás, entendido como persona-
rrespondencia con el precedente. ¿Qué es la apariencia
je histórico, había profetizado exclusivamente en favor
de este mundo que está a punto de acabar? El término
de Israel: «Jeroboán restableció las fronteras de Israel
griego empleado es precisamente «esquema», esto es, una
desde la entrada de Jamat hasta el mar Muerto, según ha-
bía dicho el Señor, Dios de Israel, por medio de su siervo configuración privada de libertad, precisamente «esque-
el profeta Jonás, hijo de Amitay, de Gat Jefer. Porque el mática». Se trata justamente de su configuración del
Señor había visto la amarguísima aflicción de Israel, que mundo marcado por el pecado y por la muerte. No apa-
alcanzaba a todos, esclavos y libres» (2 Re 14,25ss). rece, por tanto, ningún desconocimiento de la bondad
del mundo creado por Dios, sino sólo un juicio dirigido
contra esta precisa «configuración» que está a punto de
acabar y está destinada a pasar (cf. Rom 8,18-22).
Segunda lectura: 1 Corintios 7,29-31
Pablo no habla como un predicador apocalíptico que
29 pretende infundir temor con la perspectiva del fin pró-
Os digo, pues, hermanos, que el tiempo se acaba. En lo
que resta, los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; ximo de todas las cosas; su mensaje quiere ser más bien
30 u n mensaje de esperanza y de consuelo: el mundo, tal
los que lloran, como si no lloraran; los que se alegran, como
si no se alegraran; los que compran, como si no poseyeran; como aparece a nuestros ojos, con su sumisión al peca-
" los que disfrutan del mundo, como si no disfrutaran. Porque do y a la muerte, está marcado ya por la proximidad del
la apariencia de este mundo está a punto de acabar.
m u n d o de Dios. Al cristiano se le pide que viva, perma-
neciendo vigilante, todas las realidades de esta tierra,
**• Dos afirmaciones de principio enmarcan nuestro asumiendo la perspectiva del «como si no», que se repi-
pasaje, dos afirmaciones que permiten aclarar la rela- te hasta cinco veces. Por una parte, el discípulo de Cris-
ción que el cristiano debe mantener con las realidades to debe ser capaz de tomar correctamente sus distan-
20 Tiempo ordinario - B 3o domingo
21
cias respecto a las realidades en las que está inmerso Si antes era la gente la que debía salir al desierto para
-cosa que recuerda un tanto las posiciones de los estoi- escuchar al Bautista y hacerse bautizar (cf. Me 1,5),
cos- y, por otra, debe vivir todas las realidades y todo ahora es el mismo Jesús quien se dirige al lugar donde
estado de vida participando en él con u n estilo apropiado vive la gente, significando asimismo de este modo la ve-
al señorío que ejerce Cristo sobre él {cf. 1 Cor 7,17-24). nida de Dios a la humanidad. El hecho de que empiece
por Galilea no se debe sólo a que ésta sea su tierra de
origen, sino a que, dado su carácter de región con po-
Evangelio: Marcos 1,14-20 blación mixta, Galilea representa u n a especie de puen-
te entre Israel y los gentiles. Intuimos así el horizonte
14
Después de que Juan fue arrestado, Jesús marchó a Gali- universal al que quiere extenderse el señorío de Dios,
lea, proclamando la Buena Noticia de Dios. 15 Decía: ese «Reino de Dios» que, para Jesús, no es ni u n a teo-
-Se ha cumplido el plazo y está llegando el Reino de Dios. cracia ni u n a nueva moral o u n a religiosidad más celo-
Convertios y creed en el Evangelio. sa, sino el encuentro de Dios con la humanidad.
16
Pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a Simón y a En consecuencia, lo que pide a quienes le escuchan
su hermano Andrés, que estaban echando las redes en el lago, no es tanto la observación de u n a serie de normas
pues eran pescadores. " Jesús les dijo: como, antes que nada, creer y convertirse. Creer es la
-Venid conmigo y os haré pescadores de hombres. certeza de que la venida de Dios es verdaderamente
18
Ellos dejaron inmediatamente las redes y le siguieron. «Evangelio», es decir, noticia capaz de dar alegría.
19
Un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a Este asentimiento se establece dando una forma nue-
su hermano Juan. Estaban en la barca reparando las redes. va al ser y al obrar, como indica el otro verbo: conver-
20
Jesús los llamó también, y ellos, dejando a su padre, Zebe- tirse. Esto último supone cambiar no sólo el modo de
deo, en la barca con los jornaleros, se fueron tras él.
obrar, sino también el de pensar y desear (metanoéin =
«cambiar de mente»). El verbo arameo que subyace
**• El primer resumen del segundo evangelio nos brin- (shübh) es más concreto todavía y sugiere la idea
da las coordenadas espacio-temporales de los comien- de u n a inversión del camino o, mejor aún, de u n «re-
zos de la misión de Jesús y sintetiza el contenido de la torno».
misma; sin embargo, para apreciar lo que Marcos nos Viene, a continuación, el doble relato de la llamada
dice sobre la predicación de Jesús, es bueno recordar de los primeros discípulos (w. 16-20), de las dos pare-
que -hasta este punto de su escrito- el lector sólo co- jas de hermanos: Simón y Andrés, Santiago y Juan. El
noce de Jesús dos cosas fundamentales: que Dios le ha Reino que anuncia Jesús convoca al pueblo de Dios al
declarado su Hijo amado en el bautismo en el Jordán y tiempo de la salvación. De estos estilizados relatos de
que, durante el período de prueba que ha venido des- vocación se desprende claramente que sólo se pide a
pués, Jesús ha permanecido fiel a su propia identidad los discípulos una obediencia pronta, no u n a cualidad
de Hijo. En esa experiencia de la filiación reside el h u m a n a particular. Todo su camino posterior será un
verdadero fundamento de la alegre noticia que Jesús seguir a Jesús, descubriendo lo que ha hecho de ellos
difunde por los caminos de Galilea: «Se ha cumplido el sin mérito por su parte, aunque exigiéndoles su dispo-
plazo y está llegando el Reino de Dios» (v. 15). nibilidad, que se manifiesta sobre todo en el despren-
22 Tiempo ordinario - B 3o domingo 23
dimiento de todo cuanto poseen y de todo lo que han pre. Así, entramos en la historia de la exaltadora prome-
sido hasta ese momento (w. 18.20). sa del «os haré pescadores de hombres», que no se agota
a buen seguro en la tarea del ministerio eclesial, sino
que coincide con la experiencia de todo cristiano autén-
MEDITATIO tico. He aquí, por tanto, la rebosante alegría de la pesca
mesiánica, que supone arrancar a la humanidad de las
aguas venenosas del mal, para llevarla al refugio seguro
El Evangelio es la buena noticia de que el Padre nos
en la vida del Reino. Indudablemente, ninguno de noso-
ama locamente. ¿Qué hemos de hacer entonces? Dios no
tros puede «salvar» a otro hombre, pero todos podemos
nos pide cosas grandes, hiperbólicas, sino, simplemente,
colaborar con Jesús en el trabajo de echar las redes del
cambiar de vida, volver a él. Convertirse no es sólo cesar
de hacer el mal -como pedía Jonás a los ninivitas-, sino Evangelio, a fin de que las personas disponibles se aga-
reconocer en nuestras dificultades al Dios cercano a no- rren a ellas y renazcan a la vida nueva.
sotros, que nos ama aun cuando las cosas no vayan como
nosotros quisiéramos.
ORATIO
Así pues, para convertirse es preciso saber apreciar
nuestro tiempo como el kairós que Dios nos da, como el
«tiempo oportuno» que se ofrece a nuestro presente. Señor Jesús, tú me llamas a la conversión, a saber
Todo es provisional, aunque no el sentido profundo de aprovechar el tiempo oportuno que se me ha concedido.
la realidad que la fe nos presenta. Apropiarnos de la No me pides que huya de mis responsabilidades en el
gran oportunidad de llegar a ser hijos de Dios es saber presente, sino que dirija mis opciones a lo que es con-
hacerse con la ocasión propicia, es creer en el Evange- veniente para mi vida espiritual y me mantiene unido a
lio del Reino, evitando detenernos en cosas inútiles, tran- ti, Señor, sin distracciones.
sitorias, sin someternos a los «esquemas» mundanos que Con tu ayuda, deseo mantener mi corazón indiviso,
nos aprisionan. consagrado a ti, en el estado de vida en el que me has
Jesús también viene hoy, misteriosamente, a buscar- llamado. En efecto, quiero agradarte, porque compren-
nos a nosotros, que nos encontramos con u n horizonte do que esto es lo único de lo que verdaderamente vale la
de vida comparable al que tenían delante los primeros pena preocuparse, con la determinación de tender con
que fueron llamados, unos hombres encerrados en su todas mis energías a ti, Dios mío, mi único fin. La «ale-
trabajo de echar las redes y arreglarlas después. Así gre noticia» de tu venida a nuestra humanidad alegra
pues, también nosotros, como los cuatro primeros dis- profundamente mi corazón y me hace vivir la conver-
cípulos, debemos convertirnos a él, reconociendo su sión no como u n esfuerzo frustrante, sino como la aven-
paso por nuestra vida y la invitación incesante que nos tura de la reconquista de la verdadera libertad a la que
hace para que le sigamos. me has llamado.
Convertirnos en discípulos suyos supone renovar Señor, deseo llegar a ser verdaderamente libre, para
cada día nuestra opción por él, buscando dentro de poder recibir tu llamada y responder con prontitud y
nuestra historia esa voz suya que nos llama desde siem- generosidad, como tus primeros discípulos. Es hermoso
24 Tiempo ordinario - B 3o domingo 2
poder escucharte, seguirte y servirte. Que tu gracia lleve de toda vida cristiana, en la atención [...] a todos los signos de
a cumplimiento la obra buena que has iniciado en mí. la presencia del Reino en nuestra historia. Acoger el Reino de
Dios implica una conducta: «Convertios», precepto urgente, «el
tiempo se acaba» (1 Cor 7,29), que acompaña al don del Reino
engendra una nueva actitud respecto a Dios y respecto a los
CONTEMPLATIO ermanos. Jonás recibió la misión de llamar a la conversión a
Nínive, la capital del imperio enemigo de Israel. El profeta, un
Me he sacudido de encima todas las pasiones, desde judío amante de su patria, se niega a realizar esta tarea, pero
que me enrolé con Cristo, y ya no me atrae nada de lo al final acepta la voluntad de perdón del Señor, que carece de
que es agradable y buscan los otros: no me atrae la ri- límites raciales o religiosos.
queza, que te arrastra a lo alto y te arrolla; ni los place- El Reino es gracia, aunque para nosotros es también un deber.
res del vientre o la embriaguez, madre de la arrogancia; Los primeros discípulos escucharon la «Buena Noticia» y fueron
ni los vestidos suaves y vaporosos, ni el esplendor y la llamados a asociarse a la misión de Jesús (Me 1,16-20). El Evan-
gracia de las gemas, ni la fama seductora, ni el perfume gelio marcó profundamente sus vidas. Así debe marcar también
la nuestra (G. Gutiérrez, Condividere la Parola, Brescia 1996,
afeminado, ni los aplausos de la gente y del teatro, que
pp. 170ss).
desde hace mucho tiempo habíamos abandonado a
quien los quiera. No me atrae nada de lo que tiene su
origen en la pecaminosa degustación que nos ha arrui-
nado. En cambio, reconozco la gran simpleza de los que
se dejan dominar por estas cosas y permiten que la no-
bleza de su alma sea devastada por tales mezquindades;
todos ellos se entregan a realidades fugaces como si fue-
ran realidades estables y duraderas (Gregorio Nacian-
ceno, Alabanza de san Cipriano, 3).
ACTIO
LECTIO
guiente, incómoda, puesto que frecuentemente acusa y una trampa, sino para vuestra utilidad, mirando a lo que es
denuncia el mal, pero precisamente por eso constituye decoroso y facilita el trato asiduo con el Señor.
un signo privilegiado de la presencia del Dios de la
alianza en medio de su pueblo. *»• El apóstol empieza diciendo que desearía para
Ésa es la razón de que la iniciativa de hacer surgir un todos sus fíeles u n modo sereno de vivir la fe, hecho a
profeta corresponda en exclusiva a Dios y no sea fruto base de adhesión plena al Señor (v. 32). Y en esta di-
de cualidades particulares o de preparación humana: el rección se inserta la predilección que muestra por la
profeta surge en el seno de la comunidad por acción opción de la vida célibe. Con todo, no hay en Pablo
directa de Dios: «El Señor, tu Dios, suscitará en medio de desprecio alguno por la vida matrimonial, a causa de las
tus hermanos un profeta» (v. 15). Éste recibe de Dios u n tensiones que necesariamente impone, ni existe en Pa-
carisma que le separa de los modos de vivir habituales blo un ideal de santidad «en dos planos»: uno para los
y le pone al servicio de Dios para su pueblo, a fin de casados y otro para los célibes. Tampoco afirma esas
realizar el designio divino en la vida concreta del pueblo cosas para poner a las personas más ansiosas en su vida
del Pacto, con una disponibilidad plena a la Palabra de de fe, haciéndoles pensar, por ejemplo, que sólo se puede
YHWH. Por eso las palabras del profeta son «palabras de vivir la adhesión al Señor en la vida célibe.
Dios»; y de eso es garante el mismo YHWH: «Pondré mis Pablo pretende, más bien, conducir a los corintios a
palabras en su boca y él les dirá todo lo que yo le mande» la serenidad de la conciencia y del juicio, como muestra
(v. 18). la conclusión de la lectura, en donde Pablo recuerda
Para el Deuteronomio es tan elevada la función de me- que todas las indicaciones de vida dadas por él son para
diación «profética» de Moisés (cf. asimismo Dt 34,10-12) su bien, no para «tenderos una trampa» (v. 35a). Desea
que de él parte la espera - m u y presente en el judaismo iluminar positivamente las conciencias para que las
m e d i o - de la llegada de «un profeta como Moisés» (cf. opciones de vida de los fieles, sean cuales sean, estén
Jn 1,21). De ahí que este pasaje deuteronómico sea leído dirigidas «a lo que es decoroso y facilita el trato asiduo
por el Nuevo Testamento como profecía de Jesús, el con el Señor» (v. 35b).
nuevo Moisés para el pueblo de los tiempos mesiánicos. La única preocupación a la que debe tender el cora-
zón es «agradar a Dios» (y. 32), o sea, buscar la actitud
con la que el Antiguo Testamento sintetiza la experien-
Segunda lectura: 1 Corintios 7,32-35 cia de fe de los justos. Esto va dirigido a todos, a solte-
ros y casados; sin embargo, el apóstol recuerda que
Hermanos: 32 Quiero que estéis libres de preocupaciones. Y -siendo realista- el esfuerzo encaminado a agradar a
mientras el soltero está en situación de preocuparse de las
cosas del Señor y de cómo agradar a Dios, 33 el casado ha de
Dios debe compaginarse, en el caso de los casados, con
preocuparse de las cosas del mundo y de cómo agradar a su el cumplimiento del deber de atención recíproca de los
mujer 34 y, por tanto, está dividido. Igualmente, la mujer no cónyuges, y esto puede crear objetivamente en ocasiones
casada y la doncella están en situación de preocuparse de las algunas tensiones (v. 34).
cosas del Señor, consagrándose a él en cuerpo y alma. La que
está casada, en cambio, se preocupa de las cosas del mundo y Por lo que respecta al estado de vida célibe, Pablo
de cómo agradar a su marido. 35 Os digo esto no para tenderos expresa u n aprecio especial por esta vocación en la
30 Tiempo ordinario - B 4° domingo 31
Iglesia, como ha mostrado ya algunos versículos antes, La novedad no está sólo en el hecho de que la predi-
donde califica a la virginidad con el término de «carisma» cación de Jesús se parezca más a la profecía que a la
(1 Cor 7,7). El soltero está llamado a dar testimonio, enseñanza sapiencial, fruto del estudio y de la refle-
con la ascesis y pobreza particular que implica su elec- xión sobre el patrimonio de la tradición; la novedad
ción, de la esperanza escatológica en el Reino de Dios y consiste más bien, fundamentalmente, en la irresis-
de la necesidad de servir sólo a Dios. tible autoridad de la enseñanza (w. 22.27). La «auto-
ridad» de sus palabras le viene, en efecto, de su ex-
periencia bautismal: Dios es u n Padre atento y muy
Evangelio: Marcos 1,21-28 próximo a la humanidad, a pesar de que esté herida
por el pecado.
21
Llegaron a Cafarnaún y, cuando llegó el sábado, entró en La curación de u n enfermo presente en la sinagoga
la sinagoga y se puso a enseñar a la gente, 22 que estaba admi- («un hombre con espíritu inmundo»: v. 23) hace visible
rada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, y esa íntima certeza de Jesús y es -según la teología de
no como los maestros de la Ley. M a r c o s - u n comentario en acción a su Palabra, que
23
Había en la sinagoga un hombre con espíritu inmundo, debe comunicar con la fuerza de los hechos la verdad
que se puso a gritar: de la venida del Reino de Dios como liberación de la
24
-¿Qué tenemos nosotros que ver contigo, Jesús de Nazaret? humanidad. El evangelio presenta a este enfermo
¿Has venido a destruirnos? ¡Sé quién eres: el Santo de Dios! como u n «endemoniado»: la cultura de aquel tiempo
25
Jesús le increpó diciendo: atribuía con frecuencia las enfermedades psíquicas y fí-
-¡Cállate y sal de ese hombre! sicas al influjo de alguna fuerza misteriosa, diabólica.
26
El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando La atención del relato evangélico no se dirige en todo
un fuerte alarido, salió de él. caso a clarificar la identidad de esa fuerza maligna, sino
27
Todos quedaron asombrados y se preguntaban unos a que se concentra en Jesús y en su firme voluntad de
otros: derrotar al mal presente en el hombre.
-¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva llena de autoridad!
La curación del «endemoniado», más allá de comu-
¡Manda incluso a los espíritus inmundos y éstos le obedecen!
28 nicar algo de las extraordinarias dotes taumatúrgicas
Pronto se extendió su fama por todas partes, en toda la
de Jesús, revela la realidad del Reino que anuncia como
región de Galilea.
victoria sobre el mal en sus diferentes formas, preci-
samente tal como aparece en el plural usado por el «de-
*•• Jesús empieza a enseñar en las sinagogas de Ga- monio»: «¿Qué tenemos nosotros que ver contigo, Jesús
lilea. Está rodeado, como los maestros de la Ley, de u n de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos?» (v. 24). Nótese,
grupo de discípulos y, como ellos, también les explica por último, que el demonio daría la impresión de tener
las Escrituras durante la liturgia sinagogal del sábado ventaja sobre Jesús, una ventaja puesta de manifiesto
(v. 21); sin embargo, algo sorprende en su manera de por el «saber»: «¡Sé quién eres: el Santo de Dios!»; sin
hablar, una novedad que no consiste en recursos retó- embargo, no sabe precisamente lo esencial: Dios quiere
ricos y que induce a la gente a afirmar que Jesús no es comunicar su santidad justamente a la humanidad
un maestro como los otros rabinos (v. 22). lacerada y dominada por fuerzas alienantes. Ésta es la
Tiempo ordinario - B 4° domingo \?>
32
«doctrina nueva llena de autoridad» que sorprende y Estar seguros de esta grandeza nuestra, que nos ha
muestra en Jesús al «más fuerte», anunciado previa- sido otorgada por el inmerecido amor divino, y vivir la
mente por el Bautista (cf. Me 1,7). experiencia de la vida en Cristo nos libera asimismo de
la tentación de entender la religión como u n perderse
en u n a selva de reglas y preceptos que hemos de con-
ciliar con las siempre cambiantes situaciones de la
MEDITATIO existencia. Respiramos entonces ese sentido de nove-
dad y libertad que la gente advertía en las palabras y las
Un aspecto de la victoria sobre el mal, que anuncia y acciones de Jesús. En efecto, vivir en la libertad a la
produce el Evangelio del Reino, es también la supera- que nos ha llamado Cristo nos hace reapropiarnos de la
ción de los «juicios universales», con los que nos incli- economía profética y nos lleva a comprender que tam-
namos a hacer coincidir a los otros y a nosotros mismos bién hoy irrumpe la Palabra de Dios con toda su fuer-
con nuestros problemas y fracasos o con el mal que se za para consolar y amonestar, justamente como cuan-
ha cometido. Ésta era, por lo demás, la tentación que do los profetas se levantaban en Israel para hablar en
asediaba asimismo a la muchedumbre que se encontra- nombre del Dios vivo.
ba presente en la sinagoga frente al pobre endemonia-
do. Jesús, en cambio, da por sentada una certeza, una
certeza para la que ni siquiera los gritos descompuestos ORATIO
y desgarradores del endemoniado suponen un obstácu-
lo: éste sigue siendo u n hombre (v. 25), una criatura a la Señor Jesús, te reconozco como el salvador de mi
que Dios ha revestido de su gloria. Así, si en nuestro vida y como el único maestro de Sabiduría que tiene
corazón se levantan alguna vez voces descompuestas palabras de vida eterna. Cuando las fuerzas del mal
que nos echan en cara nuestros límites y quieren hacer- quisieran reprenderme, mi fe m a n d a nuevamente con
nos perder de vista nuestra dignidad y libertad, aquí está el poder de tu Palabra que se callen y se implante la
la Palabra de Jesús, que se levanta para hacer callar de bonanza en mi corazón. Fortalece mi fe para que pue-
nuevo nuestras dudas y la vergüenza paralizadora. da confiarme siempre a ti, porque no me dejas en ma-
También hoy sigue actuando el poder de su amor, del nos del Maligno, sino que has venido precisamente
mismo modo que cuando redujo al silencio al demonio para liberarme y para mostrarme que el a m o r de tu
que atormentaba al pobre enfermo en la sinagoga de Padre no nos identifica nunca con nuestros pecados,
Cafarnaún. Esa misma Palabra no cesa de recordarnos errores y problemas.
la verdad celebrada por tantos pasajes bíblicos, en par- Por eso te doy gracias y te bendigo, mientras invoco
ticular por el salmo 8: Dios revela en la humanidad su tu ayuda a fin de que yo sepa apreciar cada día más
propia gloria, imponiendo silencio a las fuerzas del caos todo lo que haces por mí y gozar de la novedad de tu
(«para hacer callar al enemigo y al rebelde»), porque hace Evangelio. Te pido que enriquezcas nuestras comunida-
de nosotros, hombres y mujeres, sus criaturas amadas. des con el carisma de la profecía, suscitando personas
Jesús nos atestigua que Dios está siempre de nuestra par- que tengan un vivo sentido de tu presencia, que nos ayu-
te y no deja que nos arrebate ningún espíritu inmundo. den a discernir tu voluntad y nos acompañen en el des-
34 Tiempo ordinario - B 4o domingo \
ACTIO
LECTIO
como castigo por el pecado; la fatiga aparece como esto por propia iniciativa, pero si cumplo con un encargo que
utensilio necesario del trabajo servil del hombre; la otro me ha confiado 18 ¿dónde está mi recompensa? Está
en que, anunciando el Evangelio, lo hago gratuitamente, no
muerte, como desenlace liberador de los «días» que co- haciendo valer mis derechos por la evangelización. I9 Siendo
rren más que la lanzadera y «sin esperanza». como soy plenamente libre, me he hecho esclavo de todos
Con todo, Job se niega a concebir a Dios siguiendo para ganar a todos los que pueda. 22 Me he hecho débil con los
débiles para ganar a los débiles. He tratado de adaptarme lo
una lógica de pensamiento humano, de racionalidad más posible a todos para salvar como sea a algunos. " Y todo
meritocrática: Dios no es ni puede ser así. Job llega a esto lo hago por el Evangelio, del cual espero participar.
pedirle a Dios que se revele, que se anuncie como pre-
sente incluso allí donde parecen faltar los signos de su
bendición. No le pide que le explique su incomprensible **• Pablo trata en esta parte de la carta el problema de
lógica, sino que le haga sentir su proximidad: para él se- los idolotitos, es decir, el problema de si podían comer
rían sólo «meses de desengaño» (v. 3) pretender enfren- los cristianos la carne sacrificada a los ídolos y vendida
tarse a una lógica que la debilidad h u m a n a no puede después en los mercados de la ciudad. El apóstol, par-
comprender. Pese a estar atormentado por la noche, que tiendo de la base de la inexistencia de los ídolos, dedu-
se le hace interminable, y las pesadillas que le acosan ce la legitimidad de tal comportamiento; sin embargo,
hasta el amanecer, consigue intuir que u n Dios más este punto de vista debe responder también a las exi-
misterioso, una lógica divina, se aproxima al hombre. gencias de la caridad, respetar la conciencia de los «dé-
biles», es decir, de los que se escandalizarían de esto por
Este fragmento puede ser leído como un contrapunto interpretar semejante comportamiento como idolatría
judío de la filosofía popular helenística, que modulaba (1 Cor 8,9). Pablo exhorta, por tanto, a los «fuertes» a
en variaciones dispares el tema de la caducidad de la que renuncien al derecho a comer los idolotitos por res-
vida y del incomprensible dolor que atenaza a la huma- peto al camino de fe de los «débiles».
nidad. El sentimiento trágico de la vida, típico del mun-
do griego, también está presente en Job con toda su viru- En este contexto, recuerda Pablo u n ejemplo afín to-
lencia y eficacia; sin embargo, escapa en cierto modo a mado de su propio ministerio: como «apóstol» hubiera
una solución fatalista, porque, mientras los griegos care- podido gozar del derecho a ser mantenido por la comu-
cen de intimidad y de diálogo con sus dioses, Job puede nidad, pero ha renunciado a ello movido precisamente
«hablar» con su Dios o al menos invocarle, hasta atre- por su caridad para con los corintios. En efecto, quería
verse a citarle ajuicio. El «recuerda» (v. 7) dirigido a Dios favorecer su adhesión al Evangelio, evitando de cual-
establece la verdadera diferencia entre la tragedia griega quier manera la posibilidad de ser confundido con al-
y la pregunta del hombre bíblico ante el mal. guno de los muchos predicadores asalariados. En con-
secuencia, a h o r a puede pedir a los corintios que
muestren, respecto a sus hermanos más débiles, la mis-
Segunda lectura: 1 Corintios 9,16-19.22ss ma caridad que él uso antes con ellos: «Me he hecho dé-
bil con los débiles» (v. 22). El apóstol aduce aquí, en de-
finitiva, el ejemplo de su ministerio como demostración
Hermanos: 16 anunciar el Evangelio no es para mí un moti-
vo de gloria; es una obligación que tengo, ¡y pobre de mí si no de un tema más amplio y decisivo: el de la caridad que
anunciara el Evangelio! " Merecería recompensa si hiciera edifica (cf. 1 Cor 8,2).
40 Tiempo ordinario - B 5 o domingo II
tiene u n doble motivo: evitar los fáciles entusiasmos y Se nota en él u n a m o r que se aproxima a nosotros en
los malentendidos que se originan cuando los testigos el momento del dolor, que nos coge por la mano, infun-
no están guiados por una fe verdadera, y ayudar a diéndonos una renovada seguridad; se advierte sobre
comprender que el misterio del poder del Hijo de Dios todo una proximidad que reanima. Se realiza aquí, de
se esconde en la debilidad de la cruz, máximo secreto modo sumo, esa caridad que la Palabra de Dios nos pide
mesiánico, pero también cima de la revelación. que hagamos nuestra, proponiéndonos asimismo el
ejemplo de Pablo y sus demandas a los cristianos «ma-
Por último, Marcos habla de la oración de Jesús por
duros» de Corinto. Nuestra verdadera madurez en la fe
la noche en un lugar desierto. No sabemos los contenidos
se muestra en la acogida del camino de la caridad, esa
de esta oración. En todo caso, está claro que la oración
caridad que Dios ha usado en Cristo con nosotros, res-
es un punto firme de la actividad de Jesús, y preci-
pondiendo a nuestro grito como a Job, porque nuestra
samente gracias a ella consigue adherirse a la difícil vida es como un soplo (Job 7,7).
voluntad de Dios, sustrayéndose a la tentación de la
búsqueda entusiasta de las muchedumbres y de los pro- Con todo, el rasgo de la proximidad no debe hacernos
pios discípulos. Por eso puede responder Jesús a Simón: perder el sentido del misterio ni la conciencia de que
«Vamos a otra parte» (v. 38). Abandona aquí el modelo Dios, aunque se aproxima a nosotros, no puede ser ma-
rabínico, que quería que el maestro estuviera ligado a nipulado por nuestros deseos ni circunscrito a nuestros
una sede fija, para convertirse en un predicador itine- conocimientos y a nuestras vivencias. Nos ilumina el
rante, próximo al modelo de los antiguos profetas. ejemplo de Jesús, que «salió» hacia el desierto para orar
cuando aún era de noche. Jesús no sucumbe a la ten-
tación del éxito y de la notoriedad como nosotros, a
riesgo de ser devorado por quien reclama una «proxi-
MEDITATIO midad» que se convierte en pretensión de poseer a Dios
y domesticarlo. Jesús, por el contrario, «salió» para re-
El primer episodio que nos cuenta el evangelio nos tirarse a orar; no se pone en el centro a sí mismo, sino
muestra a Jesús entrando en una casa privada, en la al Padre. Jesús realiza verdaderamente su propio «éxo-
casa de la suegra de Pedro. En él podemos contemplar do» desde las expectativas de la gente, aceptando, en
el Reino de Dios, que viene a nuestra humanidad para cambio, la difícil voluntad del Padre. Nuestra plegaria
reconfigurarla también allí donde entran en juego los debe ser, por eso, una búsqueda de la voluntad de Dios
afectos, las relaciones de proximidad y las adhesiones a ejemplo y con la ayuda de Jesús.
profundas. El Reino es la venida a nosotros de u n Dios
que quiere llevar a cabo u n intercambio íntimo con
cada uno, estableciendo una relación de proximidad, de ORATIO
comunión. Los gestos realizados por Jesús se caracteri-
zan precisamente por este rasgo de la proximidad; así se Oh Señor, tu Palabra me presenta hoy a ti como
explica su visita a la suegra de Pedro, que está enferma; modelo y maestro de oración. Deseo aprender de ti el
el hecho de escuchar a quienes le hablan de ella, el co- arte de la oración y cómo configurar mis decisiones a la
gerla por la m a n o y levantarla. voluntad del Padre. Mirándote a ti - q u e oras al Padre
44 Tiempo ordinario - B 5o domingo
durante la noche y en la soledad- también yo podré en- subsiste todo el mundo. Así sucede también en la nave
contrar con la oración el valor necesario para ir «a otra si el capitán, al estallar la tempestad, sacrifica el bien ele
parte», para poner en el centro de mis preocupaciones muchos buscando sólo su propia salvación: en seguida
las necesidades de mis hermanos. Entonces podré hacer se ahogarán tanto los otros como él mismo. Así sucede
frente a los comprometedores «traslados» que la vo- en todas las ocasiones: si se tiene en cuenta únicamenle
luntad divina me pide y dejarme llevar adelante por el el propio interés, no podrán sostenerse ni la vida ni el
camino, hasta encontrarme allí donde no pensaba mismo arte (Juan Crisóstomo, Homilías sobre la primera
poder llegar. carta a los Corintios, 25,4).
En la oración advierto vivamente tu proximidad: esa
que hiciste sentir a la suegra de Pedro y a los enfermos
que curaste junto a las puertas de la ciudad. Te bendigo ACTIO
así por todas las veces que -lleno de comprensión- te
has dejado encontrar por mí y por mis hermanos y Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
hermanas, confortándonos en los momentos difíciles de «El Señor sana a los que tienen quebrantado el cora-
nuestra vida. Haz que, habiendo experimentado la dulce
zón» (Sal 146,3a).
y poderosa proximidad de tu amor, lleguemos a ser más
fuertes y, a ejemplo de Cristo, también nosotros apren-
damos a compartir con los otros el misterio del dolor,
iluminados por la esperanza que nos salva. PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
dad y «excomulgado», a fin de preservar la santidad del cándalo para nadie, ni dentro ni fuera de la comunidad;
pueblo de Dios. Además, el hecho de que, en caso de imitar en nuestra propia conducta de vida el obrar y las
sanación, el que se curaba de la lepra tuviera que hacer enseñanzas de Jesús. El pasaje se sitúa en el contexto en
un sacrificio de expiación (14,33ss) para ser readmitido el que Pablo enseña a la comunidad cómo vivir con
en la sociedad pone de manifiesto el estrecho vínculo sencillez cada día sin moralismos y sin dar escándalo.
que había entre la lepra y el pecado (cf. Nm 12,10-15; El caso del que habla aquí tiene que ver con el hecho de
Dt 28,27.35; 2 Cr 26,19-23). En el relato de María, vícti- comer la carne inmolada a los ídolos: ¿es lícito o no es
ma de este mal por haber hablado contra Moisés, apa- lícito alimentarse con ella? Hay quienes están persuadi-
rece un ejemplo elocuente de lo que decimos: «El Señor dos de que los ídolos no existen y, en consecuencia, para
se irritó contra ellos y se fue. Apenas había desaparecido ellos la carne inmolada es igual a cualquier otra carne:
la nube de encima de la tienda, María apareció cubierta por tanto, es lícito comerla. El hecho tenía una gran re-
de lepra, blanca como la nieve» (Nm 12,9ss). percusión en la comunidad, porque la carne de los ani-
males inmolados en los templos se vendía muy barata.
Por esa razón, los evangelios, cuando narran las cura-
Pero había también en la comunidad quienes no pensa-
ciones de lepra, las presentan como símbolo de la libera-
ban así, por ser esclavos aún de sus supersticiones, y se
ción del mal y del pecado, como signo y prueba del poder escandalizaban de ello. El pensamiento de Pablo en este
de Dios, que ha venido a los hombres no para los sanos, asunto está claro: no hay diferencia entre alimento y ali-
sino para los enfermos. En tiempos de Jesús, los leprosos mento; con todo, si un alimento o cualquier otra cosa
sufrían doblemente: en el cuerpo y en el espíritu por la escandaliza a los hermanos, he de evitar comer carne
ausencia de Dios. Sobre este fondo debemos leer el pasa- (cf. 8,13). Entre nuestra propia libertad y la edificación
je evangélico de hoy, sin olvidar que Jesús muere en la común, debe tener prioridad esta última: «"¡Todo es
cruz como u n leproso, desfigurado y rechazado por el lícito!", dicen algunos. Sí, pero no todo es conveniente. Y
pueblo, para que en el mundo deje de haber leprosos. aunque "todo sea lícito", no todo aprovecha a los demás»
(10,23ss). La enseñanza de Pablo enlaza, sin duda, con
el estilo de vida del Señor Jesús, que entregó toda su
Segunda lectura: 1 Corintios 1 0 , 3 1 - H . l propia vida no para buscarse a sí mismo, sino para
atender y entregarse él mismo a los otros.
Hermanos: 3I En cualquier caso, ya comáis, bebáis o hagáis
otra cosa cualquiera, hacedlo todo para gloria de Dios. 32 Y no
seáis ocasión de pecado ni para judíos ni para paganos, ni
para la Iglesia de Dios. " Ya veis cómo procuro yo complacer Evangelio: Marcos 1,40-45
a todos en todo, no buscando mi conveniencia, sino la de los
demás, para que se salven. "•' Sed imitadores míos como yo lo En aquel tiempo, 40 se le acercó un leproso y le suplicó de
soy de Cristo. rodillas:
-Si quieres, puedes limpiarme.
41
**• Este breve pasaje paulino recuerda tres normas Jesús, compadecido, extendió la mano, le tocó y le dijo:
que deben iluminar la vida del cristiano: hacerlo todo -Quiero, queda limpio.
42
para gloria de Dios; no ser ocasión de pecado o de es- Al instante le desapareció la lepra y quedó limpio.
50 Tiempo ordinario - B 6" domingo 51
43
Entonces lo despidió, advirtiéndole severamente: MEDITATIO
44
-No se lo digas a nadie; vete, preséntate al sacerdote y
ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés, para que les
conste a ellos. Cristo se nos presenta en la curación del leproso
45
Él, sin embargo, tan pronto como se fue, se puso a
como alguien que «rompe» y abate con autoridad todas
divulgar a voces lo ocurrido, de modo que Jesús no podía ya las barreras que suponen u n obstáculo para u n a encar-
entrar abiertamente en ninguna ciudad. Tenía que quedarse nación de amor más completa y total. El término griego
fuera, en lugares despoblados, y aun así seguían acudiendo a que emplea el evangelista invita a la meditación. Expre-
él de todas partes. sa u n a ternura, una compasión, u n a sensibilidad «ma-
terna» y «de mujeres»: la que siente la madre por su
**• El evangelista narra el relato de la curación del le- hijo. Las vibraciones del corazón de Cristo respecto a
proso por Jesús siguiendo un esquema sencillo: presen- los dolores y las tribulaciones que afligen al hombre son
tación del caso (v. 40); gesto de Jesús, que obra la cura- «sentidas» hasta tal punto que se parecen más a las de
ción (v. 41); constatación de que el milagro implorado la Mujer, que se hace víctima-esclava, sierva del Hijo
por el enfermo se ha llevado a cabo (v. 42). La catcque- que sufre. Ninguna madre ha sufrido y se ha dejado
sis del texto resulta bastante sencilla: la curación del implicar por el sufrimiento humano más profundamente
mal va ligada siempre a la fe de la persona del enfermo. que Jesús.
Éste debe tomar conciencia primero de su propia situa- Nos viene a la mente el célebre capítulo 53 de Isaías,
ción de impotencia y, en consecuencia, debe confiarse al donde describe el profeta -en una de sus páginas más
poder del Señor. Todo es siempre don de Dios; la propia sugestivas- al «abrumado de dolores y familiarizado con
salvación, aunque requiere la colaboración humana, es el sufrimiento», que verdaderamente «llevaba nuestros
obra de Dios, que actúa en virtud de la fe del hombre. dolores, soportaba nuestros sufrimientos» y nuestras an-
El hecho de que se trate, además, de la curación de gustias. De este modo, el dolor, «tocado» por Cristo, se
un leproso reviste u n significado particular: la curación vuelve - p o r así decirlo- un hecho «sacramental» y un
de la lepra era uno de los grandes signos esperados para acontecimiento de gracia: útil y santificador no sólo
los tiempos mesiánicos (cf. Mt 11,5). Había llegado el para quien sufre, sino también para todo el cuerpo de la
tiempo de la venida del Mesías, en el que el hombre de- comunidad eclesial. Se convierte en acontecimiento
bía ser restituido por completo en su dignidad humana, de salvación y de resurrección «personal-colectivo»: el
en su integridad de cuerpo y de espíritu. Ahora bien, «toque» de Cristo lo ha cargado de energía divina.
Jesús, con el generoso gesto con el que toca y cura al en-
fermo, quiere enseñar asimismo que el leproso no es un
maldito o alguien castigado por Dios, sino una criatura ORATIO
amada por su Señor. Y es que la verdadera lepra o im-
pureza no es la física, sino la del corazón. Jesús no hace Cristo, tú has santificado el dolor h u m a n o con tu vida
acepción de personas. Llama a todos indistintamente a y con tu Palabra. Tú, cansado por el caminar y abatido
su amor misericordioso, porque todos los hombres son por la fatiga, te sentaste para reposar en el borde del
hijos de Dios y dignos de salvación y de amor. pozo de Sicar. Tú has dicho: «Si el grano de trigo, con-
52 Tiempo ordinario - B 6o domingo
fiado a la tierra, no muere, se queda solo...». Has dicho: Toma, pues, tu cruz y sigue a Jesús, e irás a la vul;i
«Lloraréis y sentiréis tribulaciones; el mundo, en cambio, se eterna.
divertirá». Has dicho también: «Si alguien quiere venir Él fue delante «llevando su cruz» (Jn 19,7) y murió
detrás de mí, que deje de pensar sólo en sí mismo, coja a dia- en la cruz por ti, para que tú también lleves tu cruz y
rio su cruz en santa paz y me siga». Por medio de tus desees morir en ella.
apóstoles nos has repetido: para ser menos indignos de
Porque si murieres juntamente con Él, vivirás con Él.
entrar en el Reino de la vida, es menester pasar por mu-
Y si le fueres compañero de la pena, lo serás también de
chas tribulaciones. Jesús, tus seguidores han confirmado la gloria.
este camino como el «camino real» para entrar en la
eternidad, donde volveremos a encontrar las tribulacio- Mira que todo consiste en la cruz y todo está en morir
nes de la vida presente transformadas en gloria, y nos has en ella.
asegurado: «Tened ánimo, nadie os podrá arrebatar esta Y no hay otro camino para la vida, y para la verdade-
gloria eterna». Lo creemos, Jesús. Pero ayúdanos a seguir ra entrañable paz, sino el de la santa cruz y continua
adelante en las muchas tribulaciones y cansancios co- mortificación.
tidianos. Ayúdanos, por lo menos, a ser capaces de so- Ve donde quisieres, busca lo que quisieres y no halla-
portar la pesadez, el «martirio blanco» de la vida cotidia- rás más alto camino en lo alto, ni más seguro en lo bajo,
na. Ayúdanos a ser capaces de soportar la vida, con sus sino la vía de la santa cruz.
derrotas y decepciones, con sus angustias y problemas. Dispon y ordena todas las cosas según tu querer y
Creemos, Señor, pero aumenta la fe en nosotros, para parecer, y no hallarás sino que has de padecer algo, o de
que, creyendo cada vez más, esperemos también cada vez grado o por fuerza, y así siempre hallarás la cruz.
más y, esperando cada vez más, amemos también más.
Pues o sentirás dolor en el cuerpo o padecerás la
¡Que así sea! tribulación en el espíritu.
A veces te dejará Dios, a veces te perseguirá el próji-
mo y, lo que peor es, muchas veces te descontentarás de
CONTEMPLATIO ti mismo y no serás aliviado ni refrigerado con ningún
remedio ni consuelo, mas conviene que sufras hasta
¿Por qué, pues, temes tomar la cruz por la cual se va cuando Dios quisiere.
al Reino? Porque quiere Dios que aprendas a sufrir la tribu-
En la cruz está la salud; en la cruz, la vida. En la cruz lación sin consuelo y que te sujetes del todo a Él y te
está la defensa contra los enemigos, en la cruz está la hagas más humilde con la tribulación.
infusión de la suavidad soberana, en la cruz está la for- Ninguno siente así de corazón la pasión de Cristo
taleza del corazón, en la cruz está el gozo del espíritu, como aquel a quien acaece sufrir cosas semejantes.
en la cruz está la suma virtud, en la cruz está la perfec- Así que la cruz siempre está preparada y te espera en
ción de la santidad. cualquier lugar; no puedes huir dondequiera que fueres,
No está la salud del alma ni la esperanza de la vida porque dondequiera que vayas llevas a ti contigo y siem-
eterna sino en la cruz. pre te hallarás a ti mismo.
54 Tiempo ordinario - B
ACTIO
durante el exilio de Babilonia, por haber sido deportado Segunda lectura: 2 Corintios 1,18-22
él mismo a aquella tierra con la caída de la Ciudad san-
ta. Estamos en el siglo VI a. de C. La psicología de los Hermanos: ,s Dios es testigo de que nuestras palabras no
son un ambiguo juego de síes y noes. " Como tampoco Jesu-
deportados ha sido bastante probada por el sufrimiento cristo, el Hijo de Dios, a quien os hemos anunciado Silvano,
espantoso, por la frustración, por el odio contra sí mis- Timoteo y yo, ha sido un sí y un no; en él todo ha sido sí,
20
mos y contra los vencedores, después de todo lo que ha pues todas las promesas de Dios se han cumplido en él. Por
pasado con la caída del reino de Judá y de su capital. eso el amén con que glorificamos a Dios lo decimos por me-
Las insistentes recomendaciones de Jeremías para que dio de él. 2l Y es Dios quien a nosotros y a vosotros nos man-
tiene firmemente unidos a Cristo, quien nos ha consagrado,
abrieran los ojos a la realidad religiosa y política del 22
nos ha marcado con su sello y nos ha dado su Espíritu como
tiempo fueron rechazadas repetidamente, y ahora u n prenda de salvación.
sentimiento de culpa y confusión oprime a los exiliados,
alejados de su patria y del Templo.
**• Los susceptibles corintios acusan a Pablo de cam-
Pero he aquí que, desde el fondo de la tragedia, se biar de vez en cuando sus planes, como el del viaje ha-
alza una voz vigorosa, se oye u n grito de esperanza que cia Macedonia. El apóstol, en primer lugar, responde
rompe la desolación y la amargura de los deportados. que para ese proyecto existían motivaciones pastorales
La palabra del profeta, como voz de Dios, quiere can- válidas y que no se hizo a la ligera, «según la carne», esto
celar un pasado de oprobio. Una mirada lanzada a u n es, con miras h u m a n a s y egoístas, sino por voluntad de
futuro próximo cambiará de manera radical la situa- Dios. A continuación, trata un tema importante, el de la
ción presente. «No recordéis las cosas pasadas», esas que solidez de su doctrina, en la que no hay contradicciones
martillean la conciencia y la memoria de los exiliados. o variaciones, «un ambiguo juego de síes y noes», sino
Dios rehará la situación, la transformará en u n a reali- únicamente palabras de autenticidad y de verdad deri-
dad totalmente nueva e impensable. vadas del «SÍ'» de Cristo. Y en este punto, Pablo, hablan-
El anuncio del profeta adquiere el aspecto de u n nue- do de su sinceridad, deja a la comunidad de Corinto una
vo éxodo, de u n retorno a la Tierra prometida; u n éxodo estupenda descripción del obrar de Cristo y de su reali-
todavía más grandioso y repleto de intervenciones divi- zación según las promesas de Dios, afirmando que en él
nas de lo que fue el éxodo de Egipto. hubo siempre u n «sí» obediente al Padre. Esa afirma-
ción sobre Cristo ratifica también el «sí» del apóstol a la
El profeta emplea u n estilo vibrante e hiperbólico, el
fe y a la doctrina del Evangelio.
único capaz de despertar, en aquellas circunstancias, la
somnolencia de los deportados y sacudir el pesimismo Por otra parte, añade u n aspecto sobre el Cristo me-
y la postración en que se encontraban. Esperanza, resu- diador afirmando que, a través de Cristo, el verdadero
rrección, retorno a la patria..., son imágenes semejantes amén de Dios (Ap 3,14), sube al Padre nuestro amén, esto
a las que emplea Ezequiel, exiliado también en Babilo- es, nuestra alabanza y nuestra conformidad a su volun-
nia y portavoz de Dios para la salvación del pueblo. Es- tad. En efecto, hemos recibido de Dios la confirmación
tas imágenes anuncian la apertura de la cárcel, el cami- de nuestra identificación con Cristo, habiéndonos dado
no del retorno, los prodigios de Dios en favor del él mismo para este fin la unción del Espíritu (v. 21), el
pueblo, que, liberado, volverá a tener su tierra. «sello» eterno de su posesión, que es, al mismo tiempo, la
58 Tiempo ordinario - B 7" domingo 59
«prenda» de la vida eterna que los bautizados conserva- tes entre los judíos y Jesús (cf. Me 2,1-3,6). Se trata de
mos en nuestros corazones. Con esto nos regala Pablo una u n a serie de dichos y hechos en los que aparece la no-
extraordinaria descripción del misterio trinitario, fruto vedad del obrar de Jesús, que refleja una personalidad
espontáneo de la profunda experiencia de Dios que hace excepcional, u n hombre enviado por Dios como Mesías
al creyente otro Cristo y apoyo para los hermanos. o el gran Profeta anunciado, tanto por los poderes que
posee como por la elevación de la doctrina que propone.
E n ciertos aspectos, es posible comparar esta sección
Evangelio: Marcos 2,1-12 con el «sermón del monte» de Mateo (capítulos 5-7),
I
dado que se refiere a la novedad cristiana y a la libera-
Después de algunos días entró Jesús de nuevo en Cafarnaún ción del hombre.
y se corrió la voz de que estaba en casa. 2 Acudieron tantos que
no cabían ni delante de la puerta. Jesús se puso a anunciarles el Marcos, en su visión religiosa, considera el pecado
mensaje. ' Le llevaron entonces un paralítico entre cuatro. 4 Pero como principio de todo mal. Jesús ha venido para per-
como no podían llegar hasta él a causa del gentío, levantaron donar el pecado y para curar todo mal: un remedio
la techumbre por encima de donde él estaba, abrieron un bo-
quete y descolgaron la camilla en que yacía el paralítico. radical que deja sin palabras a sus oyentes y suscita la
s envidia y la altivez de sus adversarios. Jesús, en el pro-
Jesús, viendo la le que tenían, dijo al paralítico:
ceso de curación y de liberación del hombre, encausa la
-Hijo, tus pecados te son perdonados.
ft
fe, tanto la fe individual como la colectiva y comunita-
Unos maestros de la Ley que estaban allí sentados ria (v. 5). Él es quien puede suprimir todas las opresio-
comenzaron a pensar para sus adentros:
7 nes del hombre, las internas (los pecados) y las externas
-¿Cómo habla éste así? ¡Blasfema! ¿Quién puede perdonar
pecados, sino sólo Dios? (las enfermedades). Frente a la cerrazón de los maestros
8 de la Ley, el Señor manifiesta su novedad absoluta y
Jesús, percatándose en seguida de lo que estaban pensan-
do, les dijo: su doble poder de perdonar y de curar. Algunos textos
-¿Por qué pensáis eso en vuestro interior? 9 ¿Qué es más antiguos otorgaban al «hijo del hombre» el poder de juz-
fácil? ¿Decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o gar (cf. Enoc 61,8; 62,3), pero nunca el de perdonar los
decirle: Levántate, carga con tu camilla y vete? I0 Pues vais a pecados. Era éste un atributo reservado sólo a Dios. En
ver que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder para per- Dn 7,13ss se da al «hijo del hombre» el poder, la gloria y
donar los pecados. el Reino, pero no la posibilidad de perdonar los pecados.
Entonces se volvió hacia el paralítico y le dijo: Sólo Jesús, Mesías e Hijo de Dios, se muestra como
II
-Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. liberador del hombre y se revela como alguien que
12
El paralítico se puso en pie, cargó en seguida con la perdona el pecado y cura de todo mal.
camilla y salió a la vista de todos, de modo que todos se que-
daron maravillados y daban gloria a Dios diciendo:
-Nunca hemos visto cosa igual.
MEDITATIO
*•• El pasaje de la curación del paralítico se encuentra
en la sección de Marcos que lleva como nombre «sec- «Nunca hemos visto cosa igual», exclama la gente, y
ción de las controversias», donde aparecen cinco deba- alaban a Dios por la prodigiosa curación del paralítico
Tiempo ordinario - B 7" domingo 61
60
y el milagro -superior incluso- del perdón de los peca- la verdadera belleza-grandeza de las falsas. Oh Espíritu
dos. Sí, porque sólo Dios puede perdonar los pecados. de la verdad, que eres luz, hazme comprender que existe
Se trata de un prodigio cualitativamente superior a la también una belleza invisible, bastante más bella y fasci-
resurrección de u n muerto: con la condición de que nante que la visible; hazme comprender que puede exis-
- c o m o sucede en nuestro c a s o - la culpa no sea sólo «cu- tir una salud espiritual incluso bajo un cuerpo enfermo,
bierta», sino «suprimida de manera radical», de forma una riqueza espiritual bajo u n a envoltura de andrajos.
que el pecador vuelva a ser inocente e inmaculado como Oh Padre, infunde en mí tu Espíritu, a fin de que yo
la lana, para usar la imagen de Isaías. De ahí que remitir comprenda con mayor claridad que es justamente ver-
el pecado sea una obra exclusivamente «divina»: es el dad que vale muy poco ganar todo el mundo y perder
milagro del amor creativo, preveniente y gratuito de Dios,
los verdaderos bienes, que son los invisibles; hazme
como de un modo muy eficaz se dice con una frase
comprender que son liberadoras estas palabras de Jesús:
que debería dejarnos pasmados por su fuerza y -¿cómo
«Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todo
diríamos?- por su «nervio»: «Soy yo, y sólo yo, quien por
lo demás se os dará por añadidura». Oh Espíritu de la
mi cuenta borro tus culpas, oh Israel, y dejo de recordar
verdad, que yo vea.
tus pecados», aunque fueran rojos como la escarlata y
negros como la pez.
Por desgracia, el hombre, hipnotizado por lo sensible,
CONTEMPLATIO
siente pronto y con facilidad sólo las enfermedades que
golpean a los sentidos del cuerpo: las visibles y tangi-
bles, pero no ve la sucia podredumbre negra que se im- Mas ahora me es grata la necesidad y tengo que lidiar
prime «psicofísicamente» en el alma con la práctica de contra esta dulzura para no ser esclavo de ella, y la
los egoísmos -tenor-gozar-poder- y con las porquerías combato todos los días con muchos ayunos, reduciendo
de los siete vicios capitales; esa podredumbre, lamenta- a servidumbre a mi cuerpo; mas mis molestias se ven
blemente, le cuesta bastante notarla. Oh hombre infeliz, arrojadas por el placer. Porque el hambre y la sed son
exclamaría Agustín con Pablo, ¿quién me liberará de molestias, queman y, como la fiebre, dan muerte si el
este cuerpo de muerte? remedio de los alimentos no viene en su ayuda; y como
éste está pronto, gracias al consuelo de tus dones, entre
los cuales están la tierra, el agua y el cielo, que haces
ORATIO que sirvan a nuestra flaqueza, llámase delicias a seme-
jante calamidad.
Oh Espíritu de la verdad, que eres luz, haz que yo vea Tú me enseñaste esto: que me acerque a los alimen-
lo sucias que son las siete manchas de los siete vicios ca- tos que he de tomar como si fueran medicamentos. Mas
pitales. Cómo quisiera hacer mía la ardiente exclama- he aquí que cuando paso de la molestia de la necesidad
ción de los ciegos del evangelio: «Cristo, hijo de David, al descanso de la saciedad, en el mismo paso me tiende
haz que vea». Oh Espíritu de la verdad, que eres luz, in- insidias el lazo de la concupiscencia, porque el mismo
funde en mí esa iluminación interior que me permita dis- paso es ya u n deleite, y no hay otro paso por donde pa-
tinguir el bien del mal, la verdadera felicidad de la falsa, sar que aquel por donde nos obliga a pasar la necesidad.
Tiempo ordinario - B 7" domingo
62 63
Y siendo la salud la causa del comer y beber, júntasele manera afanosa bienes efímeros y falaces, precarios y pasaje-
u n a peligrosa delectación, y muchas veces pretende ir ros, que cansan y maltratan, agotan y extenúan al mismo órga-
delante para que se haga por ella lo que por causa de la no físico del corazón, provocando ansiedad y preocupaciones,
salud digo o quiero hacer. angustias y depresiones, fatigas y desconciertos, somníferos y
tranquilizantes. Los bienes terrenos, amados de una manera de-
Ni es el mismo el modo de ser de ambas cosas, por-
sordenada, introducen en una espiral interminable y agotadora
que lo que es bastante para la salud es poco para la de- de bienes pasajeros, que nacen, duran apenas un poco y -fa-
lectación, y muchas veces no se sabe si el necesario cui- talmente- terminan, dejando el alma más cansada y colapsada.
dado del cuerpo es el que pide dicho socorro o es el Sólo así se explican los estados de depresión de los que
deleitoso engaño del apetito quien solicita que se le sirva. hablan los periódicos, que sólo en Cristo pueden tener su trata-
Ante esta incertidumbre, alégrase la infeliz alma y con miento y curación magistral y definitiva. Jesús nos dice: «Todo el
ella prepara la defensa de su excusa, gozándose de que que bebe de este agua volverá a tener sed; en cambio, el- que
no aparezca qué es lo que basta para la conservación de beba del agua que yo quiero darle nunca más volverá a tener
la buena salud, a fin de encubrir con pretexto de ésta la sed». Oremos con la samaritana: «¡Oh Señor, danos siempre de
este agua!».
satisfacción del deleite. A tales tentaciones procuro re-
sistir lodos los días, e invoco tu diestra y te confieso mis
perplejidades, porque mi parecer sobre este asunto no es
aún suficientemente sólido (Agustín, Confesiones, X, 31).
ACTIO
LECTIO
yecta su caso como comparación de la infidelidad de mos; si algo podemos, a Dios se lo debemos. 6 Dios que nos ha
Israel respecto al esposo fiel, el Dios de la alianza. El capacitado para ser ministros de una alianza nueva, basada
amor sincero que profesa Oseas a su esposa le impulsa no en la letra de la Ley, sino en la fuerza del Espíritu, porque
la letra mata, mientras que el Espíritu da vida.
a llamarla una vez más para empezar nuevamente la
vida de unión y fidelidad prometidas antaño. La amar-
gura desaparecerá, la separación se convertirá en en- **• El Nuevo Testamento sólo se comprende bien si lo
cuentro, la infidelidad en amor. Todo el pasado, triste y miramos desde la óptica correcta: la de la novedad de la
desolado como el valle de Acor, se transformará en u n a «nueva alianza». Ésta es el paso y desarrollo de lo anti-
«puerta de esperanza» (versículo suprimido en el texto guo a lo nuevo, de la ley a la gracia, de la letra al Espí-
litúrgico). Esta actitud generosa y magnánima está con- ritu. La segunda carta a los Corintios, un escrito polé-
siderada como figura del amor sin límites del Esposo mico en el que Pablo tiene que defenderse con
divino, que llama una y mil veces a la esposa descarria- frecuencia de falsas acusaciones o de falsas interpreta-
da, Israel, a una auténtica conversión y a renovar el ciones sobre la doctrina y sobre el trabajo apostólico,
vínculo de su amor. presenta la contestación de la comunidad a su minis-
terio. Pablo recuerda entonces cuál ha sido su activi-
Este breve fragmento de Oseas se convierte en u n re-
dad apostólica, la autenticidad de su comportamiento
sumen significativo de lo que será, más tarde, el Cantar
y la magnífica realidad que constituye su fruto, a sa-
de los cantares, esto es, la incomparable descripción del
ber: la misma comunidad de Corinto: «Mis credenciales
amor matrimonial entre Dios y el pueblo. Y para llevar-
sois vosotros mismos. Si la comunidad cristiana está
lo a cabo se evoca el desierto, sinónimo de los orígenes
animada por el Espíritu, si está en comunión con Dios,
de Israel, donde la escucha de la Palabra de Dios y la
eso significa que mi ministerio es fruto de vida y no de
fidelidad a su voluntad son considerados como modelos
muerte».
de vida y de conversión válidos: «Recuerdo tu amor de
juventud, tu cariño de joven esposa, cuando me seguías Pablo, consciente de sus límites y de sus incapacida-
por el desierto» (Jr 2,2). des, ve en lo que ha hecho la acción de Dios, que ha
dado el incremento a la semilla y ha hecho de él un mi-
nistro apto de la nueva alianza. En esta novedad no ha
Segunda lectura: 2 Corintios 3,lb-6 de ser la ley o la prescripción escrita la que ha de llevar
las de ganar, sino el Espíritu de Dios. Y la explicación es
Hermanos: ¿Acaso necesitamos, como algunos, cartas de re- esta: «la letra mata, mientras que el Espíritu da vida» (v. 6).
comendación para vosotros o recibirlas de vosotros? 2 Nuestra La novedad cristiana aparece descrita como fermento
carta de recomendación sois vosotros, una carta que llevamos interior, que es el Espíritu de Cristo, su Palabra creado-
escrita en el corazón y que es conocida y leída por todos los ra, su Evangelio. La comparación paulina, que ve en los
hombres. 3 A la vista está que sois una carta de Cristo redac- corintios «una carta que llevamos escrita en el corazón»,
tada por nosotros y escrita no con tinta, sino con el Espíritu
de Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne, es u n a enseñanza alentadora para toda comunidad o in-
es decir, en el corazón. dividuo cristiano. La vida espiritual de una comunidad
4
Esta confianza que tenemos en Dios nos viene de Cristo. cristiana ha de estar escrita «no en tablas de piedra»,
5
Y no presumimos de poder pensar algo por nosotros mis- sino en el corazón vivo y palpitante de sus miembros,
68 Tiempo ordinario - B 8" domingo 69
que han recibido la gracia de la fe y h a n sido capaces de va acompañada de otras actitudes espirituales sinceras,
dar frutos de vida. según la voluntad de Dios. Basta con recordar el ataque
lanzado por Isaías contra el ayuno en el capítulo 58 de su
libro. El mismo ayuno se convierte, desde la perspectiva
Evangelio: Marcos 2,18-22 de Jesús, en algo marginal, secundario. Lo importante es
el corazón y la docilidad a la Palabra de Dios. Todo eso
'" Un día en el que los discípulos de Juan y los fariseos supone una nueva mentalidad, nuevas actitudes, nuevos
ayunaban, fueron a decir a Jesús: valores, que proceden de la seguridad de la salvación y de
-¿Por qué los discípulos de Juan y los discípulos de los la experiencia del amor de Dios, vivido en Cristo. Las
fariseos ayunan y los tuyos no? perspectivas de la vida, de la esperanza y de la respuesta
1,1
Jesús les contestó: a Dios no son comparables con las antiguas (compara-
-¿Pueden acaso ayunar los invitados a la boda mientras el ción entre los odres nuevos y los viejos). La novedad cris-
novio está con ellos? Mientras el novio está con ellos, no tiene tiana no puede ser encerrada en esquemas legalistas o es-
sentido que ayunen. 20 Llegará un día en el que el novio les
será arrebatado. Entonces ayunarán.
clavos de la letra. Con Jesús ha subintrado el m u n d o del
21 Espíritu, en el que existe u n a nueva situación religiosa,
Nadie cose un remiendo de paño nuevo en un vestido
viejo, porque lo añadido tirará de él, lo nuevo de lo viejo, y el donde ya han sido superadas las antiguas prácticas,
rasgón se liará mayor. porque él es la novedad y la regla de vida.
22
Nadie echa tampoco vino nuevo en odres viejos, porque
el vino reventará los odres y se perderán vino y odres. El vino
nuevo en odres nuevos.
MEDITATIO
*•• Seguimos en el mismo contexto de las «controver- Las lecturas hablan de u n pacto de amor de Israel con
sias» entre Jesús y los judíos. Jesús, con sus palabras y Dios y del bautizado con Cristo: el género literario usa-
sus hechos, saca al hombre de la red que le oprime y le do por la Biblia es, evidentemente, «matrimonial». Se
somete al inmovilismo y al determinismo legal, cultural, trata de una alianza que no tiene lugar por «yuxtaposi-
religioso, social y psicológico. Ante el culto estéril a las ción» o por «acercamiento», como las hojas de u n libro,
devociones, hecho de observancias externas y superfi- sino mediante u n a «inserción» recíproca y viva en el
ciales, Jesús se muestra como el Mesías-Esposo (v. 19). círculo de la vida trinitaria, que se lleva a cabo median-
Con él comienza una época nueva, una etapa nueva de la te la fe-esperanza-caridad, que permiten una participa-
historia de la salvación, y crea una nueva comunidad ción verdadera en la naturaleza de Dios y «arraigar» en
que vive en él la experiencia de la novedad absoluta. el misterio de la Trinidad. Esa participación es vertida
Una de las cosas a las que más se apegaban los fari- de una manera eficaz por las teologías de Pablo y de
seos era el ayuno, una práctica que les daba seguridad Juan con las vividas imágenes del óleo y de la unción,
de justicia y mérito ante Dios, además de fama de ob- del agua y de la luz, de la incisión y del sello que marca.
servancia y piedad. La privación del alimento o la be- Esta marca es suave y profunda. Dice Pablo: «El que
bida puede tener su valor espiritual, pero sólo cuando os ha ungido, el que os ha marcado y ha imprimido en
70 Tiempo ordinario - B 8o domingo 71
vosotros su sello y os ha dado de beber hasta saciaros...». Oh Jesús, ayúdame a hablar y a discutir, a trabajar
Estos términos bíblicos, que - c o m o sabemos- producen y a pensar, a escribir y a actuar permaneciendo en ti: por-
lo que significan, porque están «informados» por el Es- que estoy más que convencido de que sólo tú eres mi
píritu, conducen lógicamente al creyente a sentir-tocar- luz, mi verdad, mi vida, y de que sólo tú eres el Verbo de
gustar la presencia de la Trinidad, que, justamente, es la vida. Estoy más que convencido por eso de que, sin ti,
cantada por la liturgia como «dulce huésped de las no es que no pueda hacer algo, sino que no puedo hacer
almas» y «dulcísimo refrigerio». nada. Estoy más que convencido de que, hasta como
En virtud de estas realísimas realidades, el bautizado hombre, no seré nunca tan auténticamente «grande»
pertenece de un modo más verdadero y más profundo a como cuando pueda gloriarme, con Pablo, de ser tu
Cristo que a sus padres según la carne: hasta el punto de «siervo-esclavo» y como cuando pueda decir con él: «Ya
que Ezequiel, en el célebre «Canto de la expósita», dice: no soy yo quien vivo, sino que es Cristo quien vive en
« Yo pasé junto a ti y te vi; estabas ya en la edad del amor; mí», y: «Todo lo puedo en aquel que me da la fuerza».
extendí mi manto sobre ti y cubrí tu desnudez; me uní a ti Esa es la meta normal de la normal-suprema glorifi-
con juramento, hice alianza contigo, oráculo del Señor, y cación del hombre.
fuiste mía». Y Pablo, el gran teólogo del bautismo, excla-
mará, con un cierto nerviosismo: «Non estis vestri. Ya no
os pertenecéis». Hasta el punto de que todo afecto-pen-
CONTEMPLATIO
samiento-acción no «referible» a Cristo, desde el bautis-
mo en adelante, saben a divorcio-adulterio-traición.
Ha habido justamente algunos verdaderos «grandes»
que han tenido la más alta y feliz intuición: la de com-
ORATIO prender que su definitiva grandeza no depende de hacer
gravitar sus esfuerzos sobre su propio yo, a la manera
Oh Espíritu de Cristo, que por medio del bautismo- de Napoleón, sino sobre el «super yo» de Cristo. Por eso
confirmación-eucaristía te haces más presente a mí que se han armado de un santo odio contra su propio egoís-
yo a mí mismo; que vienes a mí no para atarme ni para mo para sustituirlo por el «super yo» de Cristo: esta
oponerte a mi voluntad, sino, al contrario, para liberar- divina osmosis ha sido la intuición resolutoria y la ex-
la de las esquizofrenias y de las esclavitudes de los ego- plicación de su éxito, porque este cambio les ha permi-
ísmos del tener-gozar-poder, haz que cada uno de mis tido convertirse verdaderamente en un quid Dei, en
pensamientos-afee tos-acciones estén potenciados por la «algo de Dios», en el sentido de que les ha permitido
presencia sublimatoria de Cristo: que su influjo benéfi- apropiarse del «superpoder» de Cristo y sublimar hasta
co resane todo, purifique todo, repare todo. Sé verdade- tal punto su personalidad que han podido hacer todo lo
ramente, con tu acción «cristificante», más presente a que han hecho, todo lo que han querido, y han dejado
mí de lo que es mi yo a mí mismo. Por medio del discí- en la sociedad una huella indeleble. Y mientras el sol
pulo «que amabas» me enseñas a «permanecer en ti, a fin brille sobre las desgracias humanas, se guardará el re-
de que pueda dar mucho fruto», porque sin ti no pode- cuerdo de un Francisco de Asís y de u n a Teresa de Cal-
mos hacer verdaderamente nada. cuta. Sólo los santos son esos verdaderos grandes a los
72 Tiempo ordinario - B
ACTIO
LECTIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
«Te desposaré conmigo para siempre» (Os 2,21).
Primera lectura: Deuteronomio 5,12-15
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL Así dice el Señor: 12 Guarda el sábado, santifícalo como el
Señor, tu Dios, te ha mandado. n Trabajarás seis días y en ellos
Nuestras obras, pues, como el granito de mostaza, no son de harás tus faenas, 14 pero el séptimo es día de descanso consa-
ninguna manera comparables, en grandeza, con el árbol de glo- grado al Señor, tu Dios. No harás en él trabajo alguno, ni tú,
ria que producen, pero tienen el vigor y la virtud de producirlo ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu buey, ni
porque proceden del Espíritu Santo, el cual, por una admirable tu asno, ni ninguna de tus bestias, ni el emigrante que vive en
infusión de su gracia en nuestros corazones, nace suyas nuestras
tus ciudades, de modo que tu esclavo y tu esclava descansen
lo mismo que tú. 15 Acuérdate de que tú también fuiste escla-
obras, pero dejando, a la vez, que sean nuestras, porque somos
vo en el país de Egipto y de que el Señor, tu Dios, te sacó de
miembros de una cabeza, de la cual él es el espíritu, y estamos
allí con mano fuerte y brazo poderoso. Por eso el Señor, tu
injertados en un árbol, del cual él es la savia divina. Y porque
Dios, te manda guardar el sábado.
de esta suerte opera, en nuestras obras, y porque nosotros obra-
mos con él o cooperamos a su acción, deja para nosotros todo
el mérito y provecho de nuestros servicios y obras buenas, y noso- **• Este pasaje forma parte de la versión deuteronó-
tros dejamos para él todo el honor y toda la alabanza, recono- mica del Decálogo (Dt 5,6-21), la más extensa y mejor
ciendo que el comienzo, el progreso y el fin de todo el bien que
construida (comparada con Ex 20,1-17), donde el autor
hacemos dependen de su misericordia, por la cual ha venido a
nosotros y nos ha prevenido; ha venido con nosotros y nos ha
introduce también u n a práctica tradicional como la del
guiado, acabando lo que había comenzado (Francisco de Sales, sábado en su síntesis teológica. El «séptimo día» está
Tratado del amor a Dios, XI, 6, Balmes, Barcelona 1 9 4 5 , p. 657). presentado aquí menos como día de reposo que como
«día sagrado» «en honor del Señor» (según u n a traduc-
ción más literal), que él mismo se reserva, del mismo
74 Tiempo ordinario - B 9" domingo 75
modo que se reservó u n pueblo, para que el hombre en- está reflejada en el rostro de Cristo. 7 Pero este tesoro lo
cuentre tiempo para vivir con su Dios, en la alegría de llevamos en vasijas de barro para que todos vean que una
fuerza tan extraordinaria procede de Dios y no de nosotros.
una fiesta que celebra su libertad. El sábado es, en efec- 8
Nos acosan por todas partes, pero no estamos abatidos; nos
to, sobre todo una fiesta, mientras que el reposo es sólo encontramos en apuros, pero no desesperados; 9 somos perse-
consecuencia de este carácter festivo, y la ausencia de guidos, pero no quedamos a merced del peligro; nos derri-
beneficio es su elemento esencial: en el día del Señor no ban, pero no llegan a rematarnos. 10 Por todas partes vamos
se gana ni se produce nada. llevando en el cuerpo la muerte de Jesús, para que la vida de
Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. " Porque nosotros,
La interpretación del reposo h u m a n o como imitación mientras vivimos, estamos siempre expuestos a la muerte por
del divino al final de la creación no figura sino en textos causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se mani-
relativamente tardíos y parece artificiosa. Sí parece, en fieste en nuestra carne mortal.
cambio, más convincente la conexión del sábado con la
ofrenda de las primicias: del mismo modo que se ofre- **• En la dialéctica 'que se instaura entre el apóstol
cían a Dios los primogénitos y los primeros frutos, así y la comunidad de Corinto se vuelven objeto de discu-
se consagra a Dios el primer día de la semana para ex- sión las credenciales de Pablo en cuanto anunciado del
presar la ofrenda de todo el tiempo, y al renunciar a la Evangelio. La tesis con que se defiende Pablo afirman
productividad de este tiempo se reconoce que éste es
una gran verdad teológica: la presencia de Cristo se ma-
don gratuito de Dios.
nifiesta, además de en la comunidad, en la persona del
Es, por último, muy interesante la conexión entre el ministro y, de modo particular, en su cuerpo que sufre,
sábado y la liberación de Egipto (como entre la esclavi- que se convierte en algo así como en la epifanía de la
tud y el trabajo), explicitada en el v. 15: para afirmar que vida de Jesús (v. 10).
fueron liberados y celebrar el acontecimiento, se liberan
En realidad, la misma revelación es toda una serie de
hoy del trabajo cotidiano (en unos tiempos en los que
manifestaciones progresivas en virtud de la Palabra de
todavía era muy fuerte la acentuación servil del trabajo),
Dios, que está en el origen de la creación y obra ahora
y para revivir de una manera coherente ese aconteci-
en el Evangelio, como luz que brilla en las tinieblas y
miento se permite incluso a los propios siervos tener su
que resplandece sobre todo en el rostro de Cristo (v. 6).
reposo, su sábado. La memoria del gesto liberador de
El apóstol representa el eslabón débil en esta cadena de
YHWH confiere así al sábado el valor de u n a ley de liber-
pasos sucesivos: es la «vasija de barro» que, pese a que
tad, lo convierte en el documento fundamental de un
pueblo liberado y en la garantía de la verdad de su ca- lleva u n «tesoro» (v. 7), está afligido por muchas tribu-
mino en el tiempo hacia el domingo sin ocaso. laciones, aunque a pesar de todo no tienen el poder de
aniquilarlo. Más aún, los sufrimientos apostólicos, las
angustias y distintas debilidades se convierten en la au-
Segunda lectura: 2 Corintios 4,6-11 téntica manifestación de la vida de Jesús y de su muer-
te, puesto que ambas -la vida y la muerte del Señor-
forman parte de la existencia personal del apóstol. Pa-
Hermanos: 6 el Dios que ha dicho: Brille la luz de entre las
tinieblas es el que ha encendido esa luz en nuestros corazones blo descubre en la experiencia de su propia humanidad
para hacer brillar el conocimiento de la gloria de Dios, que atribulada la humanidad del mismo Cristo, y como tal
76 Tiempo ordinario - B 9° domingo 11
la presenta a los corintios, combatiendo de este modo la -Levántate y ponte ahí en medio.
4
idea gnóstica que tendía a dividir y contraponer la cruz Y a ellos les preguntó:
y la resurrección, como si fueran dos mundos incompa- -¿Qué está permitido en sábado: hacer el bien o hacer el
tibles y ligados a dos dioses diferentes: la cruz como mal, salvar una vida o destruirla?
manifestación de los demonios, la resurrección como Ellos permanecieron callados.
manifestación del poder divino. Quienes pensaran de 5
Mirándoles con indignación y apenado por la dureza de
este modo sólo podían aceptar el aspecto triunfal del su corazón, dijo al hombre:
ministerio apostólico, y precisamente a ésos responde -Extiende la mano.
Pablo mostrando en su propia carne los signos de la Él la extendió, y su mano quedó restablecida.
vida y de la muerte de Jesús, de esa muerte que él «lleva» 6
En cuanto salieron, los fariseos se confabularon con los
por todas partes en y con su cuerpo (v. 10). Los «vivos», herodianos para planear el modo de acabar con él.
esto es, aquellos por quienes ha muerto Cristo, están
llamados a vivir no ya para ellos mismos, sino para él
**• Nos encontramos en las dos últimas de u n a serie
(v. 11) o a vivir su propia muerte para vida de los otros
de cinco controversias que ponen de manifiesto las pri-
(mors mea vita tua). Tal como hizo Cristo.
meras oposiciones a la persona de Jesús. Estas oposi-
ciones, puestas como están al comienzo de su ministe-
Evangelio: Marcos 2,23-3,6 rio público, adquieren u n a importancia especial por la
atmósfera de lucha que las invade y se resuelven, por
223 ahora, con la afirmación de Jesús, que tiene en ambas
Un sábado pasaba Jesús por entre los sembrados, y sus
discípulos comenzaron a arrancar espigas según pasaban. la última palabra.
24
Los fariseos le dijeron: Marcos pone en boca de Jesús, en el episodio de las
-¿Te das cuenta de que hacen en sábado lo que no está espigas cogidas en sábado (2,23-28), un principio revo-
permitido? lucionario en aquellos tiempos: el sábado (a saber: toda
25
Jesús les respondió: ley que venga de Dios o de los hombres) está al servicio
-¿No habéis leído nunca lo que hizo David cuando tuvo del hombre, y no viceversa (v. 27), interpretando para su
necesidad y sintieron hambre él y los que le acompañaban? comunidad, de orígenes paganos, la actitud de Jesús
26
¿Cómo entró en la casa de Dios en tiempos del sumo sacer-
dote Abiatar, comió de los panes de la ofrenda, que sólo a los hacia las instituciones judaicas (este versículo falta tan-
sacerdotes les era permitido comer, y se los dio además a los to en Mateo como en Lucas). Inmediatamente después
que iban con él? se presenta Jesús como «Hijo del hombre... también se-
27
Y añadió: ñor del sábado» (v. 28), es decir, como alguien que nos
-El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre brinda la posibilidad de encontrar a Dios más allá del
para el sábado. 28 Así que el Hijo del hombre también es señor miedo a nuestro propio pecado y de la presunción de
del sábado. nuestras propias observancias, y permite así a cada
" Entró de nuevo en la sinagoga y había allí un hombre hombre vivir en libertad ante Dios.
que tenía la mano atrofiada. 2 Le estaban espiando para ver
si lo curaba en sábado y tener así un motivo para acusarle. La misma temática vuelve, de modo sustancial, en el
' Jesús dijo entonces al nombre de la mano atrofiada: episodio posterior (3,1-6), donde Jesús aparece todavía
78 Tiempo ordinario - B 9" domingo 79
más como un hombre con absoluta libertad ante sus propio trabajo, en el centro de su vida, sino que ha de
enemigos y ante sus insistencias, así como respecto a poner al Dios de la vida en el centro de su ser, y el bien
las instituciones más sagradas. Pero también es alguien del hermano en el centro de su obrar. Si el sábado es u n
cuyo poder nos aporta salud y nos libera de u n a ley que día que pertenece a Dios, el amor fraterno es la «litur-
mata. Por último, mientras salva, su libertad desenmas- gia» sencilla y solemne, ferial y festiva, laboriosa y des-
cara la dure/a de corazón de sus enemigos, los fariseos, cansada de este día sagrado.
que optan por la muerte, porque prefieren dejar al en-
lermo sin curarlo y deciden matar a Jesús. De hecho, és-
tos ya están juzgados por su mirada indignada y amar- ORATIO
gada. Por eso el librito de las controversias es ya u n
evangelio en miniatura que anticipa todo el drama de la Hijo del hombre y Señor del sábado, te damos gracias
pasión y muerte de Jesús, acontecimiento que juzgará a porque nos has liberado con la sangre de tu cruz y has
todas las conciencias. puesto en nuestro corazón un gran e irreprimible anhe-
lo de libertad como vocación; sin embargo, con mucha
frecuencia tenemos miedo a ser libres, buscamos la li-
bertad y al mismo tiempo la tememos, nos rebelamos si
MEDITATIO
alguien nos la quiere quitar y no nos damos cuenta de
que somos nosotros mismos quienes nos atamos de pies
y manos. Precisamente por eso nos da miedo, en oca-
«¿Qué está permitido en sábado: hacer el bien o hacer siones, tu Palabra, porque abre ante nosotros horizon-
el mal, salvar una vida o destruirla?» (Me 3,4): Jesús exi- tes infinitos; nos da miedo tu amor, porque nos entrega
ge una respuesta a esta pregunta, no soporta el silencio y nos pide amar a la manera divina, sin límites ni res-
ambiguo de los fariseos, ante el que reacciona con tricciones, sin excepciones ni selecciones. Por eso nos
violencia y tristeza, y espera de sus discípulos de ayer y infunde miedo tu proyecto, porque nos hace entrar en el
de hoy una plena toma de posición, u n a respuesta que m u n d o de los deseos divinos, donde todo se mide según
comprometa su vida y su fe, su relación con Dios y con tu amor y ya nada es imposible. Y entonces nos aplica-
el prójimo, la observancia de la ley y el precepto de la mos a reducir las pretensiones y las gracias divinas,
caridad. Espera, sobre todo, esa inteligencia del espíri- para construirnos u n m u n d o a nuestras dimensiones,
tu que permite distinguir lo que es esencial de lo que no pequeño, con reglas y prohibiciones, cómodos rigoris-
lo es y reconocer cuándo el respeto de la norma se con- mos y sábados innegables.
vierte en coartada para el egoísmo. Tú, oh Dios, creaste al hombre para que viva, y el
Se trata de la inteligencia de quien escoge la dureza hombre ha creado el sábado para suprimir la vida en
del corazón adorando al Padre «en espíritu y en verdad» nombre de ídolos viejos y nuevos. Perdónanos, Señor, y
(Jn 4,24) y sabe que nada le resulta más agradable a no te canses de recordarnos que «el sábado ha sido hecho
Dios que el amor al prójimo. Eso implica que el creyen- para el hombre, y no el hombre para el sábado», puesto que
te debe estar atento constantemente a no ponerse a sí el hombre ha sido creado por ti, y «está inquieto hasta
mismo y sus propios intereses, su propio reposo y su que no reposa en ti»...
80 Tiempo ordinario - B 9o domingo 81
CONTEMPLATIO Como prueba de esto, los textos del Nuevo Testamento llaman al
domingo primer día, séptimo día, octavo día, o sea, un día fue-
Pero ¿dónde estaba durante aquellos años mi libre ra de la semana, que se escabulle fuera del circuito del tiempo.
albedrío y de qué bajo y profundo arcano no fue en u n Está la función evocativa: el domingo es memoria. Es un día
momento evocado para que yo sujetase la cerviz a tu dirigido al pasado. Nos recuerda la creación del mundo, «pri-
yugo suave y el hombro a tu carga ligera, ¡oh Cristo mo die quo Trinitas beata mundum condidit». Dios creó el mun-
Jesús!, ayudador mío y redentor mío? do el primer día de la semana: es la primera creación. Pero es
asimismo el día de la segunda creación, es decir, de la resu-
¡Oh, qué dulce fue para mí carecer de repente de las rrección [dies dominica), y es el día de nuestro bautismo, terce-
dulzuras de aquellas bagatelas, las cuales cuanto temía ra creación. El domingo es un signo no constituido ya de espa-
entonces perderlas tanto gustaba ahora de dejarlas! cio, sino de tiempo. Es este fragmento de tiempo el que - c o m o
Porque tú las arrojabas de mí, ¡oh verdadera y suma un cristal de aumento- concentra todo un pasado en el que evo-
dulzura!, tú las arrojabas y en su lugar entrabas tú, más camos las mirabilia Dei, las obras maravillosas del Señor reali-
dulce que todo deleite, aunque no a la carne y a la san- zadas con la creación, con la resurrección, con el bautismo.
gre; más claro que toda luz, pero al mismo tiempo más Pero hay aquí también una función indicativa. Además de una
interior que todo secreto; más sublime que todos los memoria, existe una presencia: es el día de la presencia del
honores, aunque no para los que se subliman sobre sí. Señor. Se trata de una presencia plena, que rebosa no sólo de
nuestras iglesias, de nuestras asambleas, de la Palabra, de la
Libre estaba ya mi alma de los devoradores cuidados eucaristía, sino también de los arroyuelos del tiempo.
del ambicionar, adquirir y revolcarse en el cieno de
los placeres y rascarse la sarna de sus apetitos carna- El domingo, antes de ser el día que los cristianos dedican al
Señor, es el día que Dios decidió dedicar a su pueblo, a fin de
les, y hablaba m u c h o ante ti, ¡oh Dios y Señor mío!,
enriquecerlo de dones y de gracia. Se trata de un cambio de
claridad mía, riqueza mía y salud mía (Agustín, Confe-
perspectiva respecto a lo que estábamos acostumbrados a con-
siones, IX, 1). siderar antes: es Dios quien viene a visitar nuestra casa. Y esta
visita suya no se concreta sólo durante el lapso de tiempo que
dura la misa. Es todo el día el que debe adquirir una plenitud
ACTIO nueva [...].
Es el día de la Iglesia. Es el día de la Iglesia dedicado a la
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: Iglesia, a su misión en el mundo. En virtua de esta perspectiva
podemos constatar ya cómo rechinan nuestros domingos, con-
«Guarda el sábado, santifícalo» (Dt 5,12). gestionados completamente por el culto, casi prisioneros. Es el
día de la libertad, de la liberación,
El domingo tiene asimismo una dimensión profética. Ésa es la
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL razón de que se le llame «octavo día», día que está fuera del
circuito de la semana. Es el octavo día porque anticipa un poco
¿Qué es el domingo? Es un fragmento de tiempo, así como la el domingo eterno, la fiesta eterna. Es el día en que vendrá Cris-
hostia es un fragmento de espacio, de realidad cósmica. El to. En la mesa eucarística consumada el día del Señor se antici-
domingo es también un sacramento. Es un signo que tiene tres pa el banquete escatológico del mundo futuro. ¡Se anticipa! ¡Si
dimensiones: evocativa, indicativa y escatológica o profética. se pudiera subrayar más estas dimensiones escatológicas! Y es
82 Tiempo ordinario - B
manera vigorosa en su evangelio cuando, al describir el blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás;
momento en el que el mal parece llevar las de ganar, es será reo de pecado eterno.
30
decir, en el momento de la muerte de Jesús, afirma que Decía esto porque le acusaban de estar poseído por un
precisamente en ese momento «el que tiraniza a este espíritu inmundo.
31
mundo va a ser arrojado fuera» (Jn 12,31)? Llegaron su madre y sus hermanos y, desde fuera, le
mandaron llamar. 32 La gente estaba sentada a su alrededor, y
La presente lectura comunica esta confiada certeza a le dijeron:
todos los creyentes: aunque nuestro hombre exterior, o
-¡Oye! Tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera
sea, nuestra condición física, frágil y provisional, «se y te buscan.
vaya deteriorando» inevitablemente, el «interior» se pue- 33
Jesús les respondió:
de renovar de día en día; sin embargo, es preciso no fi-
-¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?
jar la mirada en las «cosas que se ven», sino orientarla 34
hacia «las que no se ven», que «son eternas». En efecto, Y mirando entonces a los que estaban sentados a su
alrededor, añadió:
la asimilación a Cristo nos hace esperar recibir «una
-Éstos son mi madre y mis hermanos. ,s El que cumple la
casa hecha por Dios, una morada eterna en los cielos, que voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.
no ha sido construida por mano de hombres».
hombres. Éste es asimismo el sentido de esta enigmática mensión interpersonal de la vida cristiana: hoy se usa
afirmación del evangelio: «Os aseguro que todo se les po- con frecuencia la palabra reconciliación, y, en efecto,
drá perdonar a los hombres, los pecados y cualquier blas- ésta es la realidad misteriosa que constituye la Iglesia.
femia que digan, pero el que blasfeme contra el Espíritu La historia de los hombres se presenta por doquier
Santo no tendrá perdón jamás; será reo de pecado eterno». como historia de rupturas, de clausuras, como nega-
El rechazo a ver en Jesús el signo de Dios presente ción de la comunión y, por ende, como ausencia de sal-
entre nosotros constituye asimismo la clave de la res- vación. Y en su esfuerzo por encontrar sentido a su
puesta a la pregunta con la que termina el evangelio de propia vida, cada uno de nosotros se debate con esta
hoy: «¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?». Miran- tentación, y las relaciones que construye están marca-
do a los que estaban junto a él, Jesús respondió de u n a das frecuentemente por el odio, por la violencia, por las
divisiones.
manera espontánea y provocadora al mismo tiempo:
«El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, Ahora bien, referirse a Jesús de Nazaret como «sal-
mi hermana y mi madre». vador», como alguien que revela el sentido último de la
vida humana, implica que el hombre creyente encuentre
en él la fuerza para salir de este misterio del mal. Muchos
MEDITATIO textos del Nuevo Testamento presentan a Jesús como al-
guien que ha sido invitado por Dios para reconciliar,
para establecer la paz. Aceptar a Jesús en nuestra pro-
¿Es posible esperar una victoria sobre el mal? ¿Es po-
pia vida (eso es, en definitiva, lo que quiere decir creer)
sible, sobre todo, esperar una victoria sobre el inmenso
significa asimismo aceptar su acción reconciliadora: así
sufrimiento causado por los hombres con sus acciones
se convierte Jesús no sólo en palabra reveladora de sen-
injustas? El cristiano da una respuesta positiva a estas
tido, sino en Dios con nosotros, que une a los hombres
preguntas, y no porque disponga de respuestas «racio-
entre ellos y con el Padre.
nales» al problema del mal -que es y sigue siendo algo
carente de sentido- o de recetas fáciles para eliminarlo,
sino porque puede referirse como modelo a Cristo y a su
respuesta: sólo es posible vencer al mal contraponiéndo- ORATIO
le el bien. Dicho con otras palabras: el poder destructor
del mal puede ser vencido sustituyéndolo por el «Reino Desde lo hondo gritamos a ti, oh Padre: escucha nues-
de Dios». Quien en Jesús y a través de Jesús haya re- tra voz. Si consideras nuestras culpas, ¿quién podrá
conocido en acción la fuerza del amor de Dios a los hom- esperar la salvación? No nos escondas tu rostro, sino
bres será también capaz de disponer de ánimo abierto, de manifiéstanos tu misericordia.
sentir pasión por el hombre y de realizar obras -tal vez Líbranos del egoísmo, del odio y de la violencia. Haz
pequeñas en apariencia- que dejan entrever, no obstante, que nuestro corazón no se endurezca, sino que se abra
la posibilidad de u n a tierra más justa. a la palabra liberadora y a la acción reconciliadora de tu
El anuncio del Reino de Dios, que implica una con- Cristo. Haz que él venga entre nosotros como el agua
versión por parte del hombre, hace aflorar toda la di- que lava y apaga la sed, que purifica y da vida.
90 Tiempo ordinario - B 10° domingo 91
LECTIO
22
Esto dice el Señor:
También yo tomaré la copa de un cedro,
de sus ramas cimeras tomaré un tallo,
y lo plantaré en un monte muy alto;
23
lo plantaré en un monte alto de Israel;
y echará ramas y dará frutos,
y se hará un cedro magnífico.
Toda clase de pájaros anidarán en él,
y habitarán a la sombra de sus ramas.
24
Y sabrán todos los árboles del bosque
que yo, el Señor,
humillo al árbol elevado
y exalto al árbol pequeño,
hago secarse el árbol verde
y reverdecer el árbol seco.
Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré.
crecimiento) e idéntico el tema que se desarrolla: la ex- Segunda lectura: 2 Corintios 5,6-10
tensión sin límites del Reino de Dios. La perícopa tiene
un evidente sentido mesiánico: se trata del anuncio de Hermanos: 6 Así pues, en todo momento tenemos confian-
la «restauración» del reino de Israel tras la experiencia za. Sabemos que, mientras habitamos en el cuerpo, estamos
de la deportación de muchos a Babilonia (por obra de lejos del Señor, 7 y caminamos a la luz de la fe y no de lo que
Nabucodonosor, el año 597), aunque también después vemos. 8 Pero estamos llenos de confianza y preferimos dejar
el cuerpo para ir a habitar junto al Señor. 9 Sea como sea, en
de la experiencia del alejamiento de Dios y de su alian- este cuerpo o fuera de él, nos esforzamos en serle gratos, 10 ya
za por parte de otros que se habían quedado en la que todos nosotros hemos de comparecer ante el tribunal de
patria. Cristo, para que cada uno reciba el premio o castigo que le
Con todo, nada de eso impide a Dios permanecer fiel corresponda por lo que hizo durante su existencia corporal.
a su alianza. La alegoría del cedro expresa con imáge-
nes la promesa de un renacimiento y de un nuevo cre- *» El texto de la segunda lectura prosigue con los
cimiento maravilloso: como hace el agricultor, Dios to- estímulos (presentes ya en la segunda lectura del do-
mará un «tallo» (un descendiente de David) de «la copa mingo precedente) dirigidos a los cristianos para que
de un cedro» (la casa de David), para plantarlo en un mantengan firme la mirada en los bienes «invisibles»,
monte alto de Israel, de suerte que pueda convertirse en
que son «eternos». La perspectiva del que ha optado por
«un cedro magnífico» (vv. 22ss). Esto equivale a decir
ponerse a seguir a Cristo no es, en efecto, de este mundo:
que Dios es el gran protagonista de la historia, el que, a
la fe y la esperanza en Cristo resucitado llevan a mirar
pesar del pecado, es capaz de ofrecer al hombre u n fu-
turo diferente y nuevo. La iniciativa del renacimiento y hacia u n horizonte que está «más allá» de la dimensión
del crecimiento no corresponde a los hombres, sino que terrena.
es de Dios, que se presenta como alguien que no dismi- Esta conciencia se traduce, en el pasaje que acaba-
nuye en su amor. mos de leer, en tres tipos de pensamientos: en primer lu-
Éste es el núcleo central del texto alegórico, que se gar, tenemos una comprensión de nuestro «habitar en el
completa con la afirmación final: «Ysabrán todos los ár- cuerpo» como si viviéramos en un exilio «lejos del
boles del bosque que yo, el Señor, humillo al árbol eleva- Señor» (v. 6). Lo que caracteriza la existencia terrena del
do y exalto al árbol pequeño» (v. 24). ¿Cómo no recordar cristiano es la fe, no aún la visión. De esta dialéctica
la imagen evangélica, evocada por Lucas en el Magnífi- fe-visión brota la actitud propia del creyente: la confian-
cat, del Dios que «derribó de sus tronos a los poderosos y za. Éste es el término fundamental (aparece dos veces
ensalzó a los humildes» (Le 1,52) o este dicho de Jesús: en las líneas iniciales del texto), y resume la identidad
«El que se ensalza será humillado, y el que se humilla será del creyente: éste es alguien que se «confía» plenamente;
ensalzado» (Le 14,11)? mejor aún, alguien que se «confía» al único que consi-
Ésta es la lógica del Reino de Dios en la historia de dera digno de confianza. La vida del creyente está orien-
los hombres. Por eso, el justo se puede reconocer en el tada así hacia su destino de consumación en Dios.
hecho de «proclamar por la mañana tu misericordia y por En segundo lugar, se levanta acta de que lo que cuen-
la noche tu fidelidad» (Sal 91, empleado en la liturgia de ta en el hoy terreno, vivido a la luz de la fe, es el esfuer-
hoy como salmo responsorial). zo por «serle gratos» (v. 9b). No se trata de una simple
96 Tiempo ordinario - B 11° domingo 97
lógica de prestaciones o de confianza en nuestros méri- cionamiento del Reino de Dios? ¿Alcanzará éste su
tos: no son éstos, en efecto, los que nos procuran la sal- objetivo?
vación. La expresión remite más bien al compromiso Las dos parábolas que recoge el texto de hoy hablan
activo de llevar nuestra propia vida siempre bajo la mi- de u n «grano» echado en tierra: en la primera parábola
rada de Dios. el crecimiento del grano no depende del trabajo del
Y por último, en tercer lugar, está el pensamiento de hombre {«Duerma o vele, de noche o de día, el grano ger-
tener que «comparecer ante el tribunal de Cristo» (v. 10). mina y crece»: v. 27), sino únicamente de la fertilidad del
suelo.
Pero ésta ya no es una perspectiva que engendre ansia o
miedo; es sólo la expectativa de la consumación espe- La primera lectura se mostraba todavía más explíci-
rada y la conclusión de u n a vida vivida en el abandono ta: no es el hombre el que trabaja para edificar el Reino
en Dios. de Dios, sino sólo Dios. En la segunda parábola aparece
una idea ulterior: el minúsculo grano de mostaza - q u e
carece de toda vistosidad- «se hace mayor que cualquier
Evangelio: Marcos 4,26-34 hortaliza» (v. 32). Se trata de una grandiosa visión plena
de esperanza, que anima a los creyentes a mantener una
actitud de paciencia.
En aquel tiempo, 26 decía también Jesús a la gente:
-Sucede con el Reino de Dios lo que con el grano que un Dios obra en la historia, a pesar de que las aparien-
hombre echa en la tierra. " Duerma o vele, de noche o de día, cias digan lo contrario. La realización de su Reino no
el grano germina y crece, sin que él sepa cómo. 28 La tierra da depende del eficientismo, ni de las instituciones, ni de
fruto por sí misma: primero hierba, luego espiga, después trigo los individuos; no es cuestión de programas o de obras,
abundante en la espiga. 29 Y cuando el fruto está a punto, en sino de u n a escucha atenta de la Palabra de Dios y de la
seguida se mete la hoz, porque ha llegado la siega. disponibilidad para dejarla crecer en nosotros. El men-
30
Proseguía diciendo: saje central de la parábola no es, a pesar de todo, u n a
-¿Con qué compararemos el Reino de Dios o con qué pa- invitación al quietismo o a la falta de compromiso. Al
rábola lo expondremos? 3I Sucede con él lo que con un grano contrario, presenta al creyente u n a mentalidad nueva,
de mostaza. Cuando se siembra en la tierra, es la más peque- la de no escuchar tanto sus deseos y sus ganas de hacer
ña de todas las semillas. 32 Pero, una vez sembrada, crece, se y mantenerse disponible, con paciencia y humildad,
hace mayor que cualquier hortaliza y echa ramas tan grandes
que las aves del cielo pueden anidar a su sombra. para crear las condiciones en las que la Palabra de Dios
33 pueda dar fruto libremente.
Con muchas parábolas como éstas Jesús les anunciaba
el mensaje, acomodándose a su capacidad de entender. 34 No
les decía nada sin parábolas. A sus propios discípulos, sin
embargo, se lo explicaba todo en privado. MEDITATIO
*•• El discurso sobre el Reino de Dios, propuesto por La Iglesia, en cuanto comunidad de creyentes, tiene
Jesús en parábolas a los hombres de todos los tiempos, la misión de ser «sacramento» del Reino de Dios aquí,
responde a una doble pregunta: ¿qué lógica rige el fun- en la tierra: ha sido convocada para ser, con sus pala-
98 Tiempo ordinario - B 11° domingo 99
entre los hombres, inferiores a todos, pero, dado que en puede llegar a ser en virtud del don de la gracia de Dios. Por
ellos había u n a gran fuerza, su predicación se difundió eso la Iglesia espera no sólo por sí misma, sino por el mundo
por todo el m u n d o (Juan Crisóstomo, Comentario al entero, a cuyo servicio está (E. Schillebeeckx, Gott-Kirche-Welt,
evangelio de Mateo, 46,2). Mainz 1970, vol. II).
ACTIO
LECTIO
leza: Dios estaba presente cuando «salía a borbotones» por ellos. 16 Así que ahora no valoramos a nadie con criu-i in\
humanos. Y si en algún momento valoramos así a Cristo, ah< >
el mar del «seno de la tierra» y le puso «nubarrones por
ra ya no. " De modo que si alguien vive en Cristo, es una mu-
pañales», del mismo modo que se protege a un niño sin va criatura; lo viejo ha pasado y ha aparecido algo nuevo.
defensas (w. 8ss). Así Dios, ejerciendo su señorío, puede
liberar al hombre del miedo que conduce a la idolatría
(que implica sumisión) de las fuerzas naturales. El cre- *+• Los cristianos buscan en Cristo y, precisamente, en
yente puede invocar al Señor y abandonarse con con- el hecho de que «Cristo ha muerto por todos para que los
fian/a a su señorío protector: ésa es la actitud central que viven no vivan ya para ellos...» (v. 15), la respuesta al
que aparece en el evangelio, puesta asimismo de relieve problema del «sufrimiento» y del «mal» en el mundo.
por el salmo responsorial propuesto por la liturgia de La lectura pone así de manifiesto la primera gran con-
hoy: «Pero gritaron al Señor en su angustia, y los arran- secuencia del vivir sub specie aetemitatis (cf. el motivo
có de la tribulación» (Sal 106,6). De aquí brota también dominante del domingo precedente): mantener fija la
la oración agradecida: «Den gracias al Señor por su mi- mirada en las «cosas eternas» nos libera, en primer lu-
sericordia, por las maravillas que hace con los hombres» gar, del egoísmo. Vivir para Cristo, «para el que ha muer-
(Sal 106,21). to y resucitado por todos» (v. 15), implica en los cristia-
nos capacidad de entrega a los otros: sólo de este modo
Leído, en cambio, a partir de su contexto originario se puede difundir en el m u n d o la vida del Resucitado.
(el libro de Job), el pasaje pretende hacer reflexionar so- Hay dos afirmaciones en la lectura que nos ayudan a
bre el «sentido» del sulrimiento y del mal entre los hom- comprender el sentido cristiano de esta «entrega» a los
bres: ¿está Dios alejado y se muestra indiferente a los otros: la primera nos dice que «ahora no valoramos a
males de los hombres? La respuesta de Dios a Job orien- nadie con criterios humanos» (v. 16), o sea, según la ló-
ta en la dirección contraria: Job, en cuanto criatura lle- gica y los intereses terrenos. Es menester cambiar de
na de límites, no puede pretender comprender el miste- «mirada» y pasar de las relaciones instrumentales, guia-
rio del mal. Ésle sigue siendo algo absurdo y u n gran das por la consideración de los otros sólo como medios
enigma para la razón del hombre. Pero esta misma con- para nuestros fines, a unas relaciones basadas en el ser,
clusión remite también en otra dirección: el creyente no en la acogida a los otros como valores, como personas
ha de esperar la posible respuesta de la «ciencia» del que tienen una dignidad inalienable.
hombre, sino de la mirada religiosa. Los cristianos, en
La segunda habla de ser «una nueva criatura» (v. 17):
particular, han de buscar la respuesta en la muerte y
ésa es la novedad radical introducida en el m u n d o por
resurrección - p o r tanto, en la vida- de Jesucristo.
la fe en Cristo resucitado. La fe es principio de renova-
ción en el sentido de que nos compromete a cambiarnos
ante todo a nosotros mismos para cambiar después
Segunda lectura: 2 Corintios 5,14-17
también el mundo. La acogida del Evangelio, que nos
hace «uno en Cristo», no nos aisla de los otros ni de los
Hermanos: H nos apremia el amor de Cristo al pensar que, problemas cotidianos, sino que nos da unos ojos dife-
si uno ha muerto por todos, todos por consiguiente han muer-
to. '5 Y Cristo ha muerto por todos para que los que viven no rentes y valor para luchar contra el mal difundido a
vivan ya para ellos, sino para el que ha muerto y resucitado través del bien que queremos reemplazar.
106 Tiempo ordinario - B 12° domingo 107
necesidades del momento. Es propio de la religiosidad compromete también al hombre a construir u n orden
«madura» «dejar que Dios sea Dios» (K. Barth). diferente de relaciones, liberadas de todo tipo de miedo,
Ciertamente, Dios es el señor de la naturaleza, en el en el interior del propio mundo.
sentido de que, para el creyente, Dios es el principio del
que todo toma su origen, en el que todo vive y al que
todo tiende. Dios es la fuente de sentido para todo lo ORATIO
que es. El poder del hombre sobre la naturaleza ha
aumentado mucho en nuestros días: hoy conocemos Padre, fuente de la vida y fin último de toda criatura,
muchas de sus «leyes», sabemos transformarla, aunque manifiéstanos tu rostro de bondad y libéranos de nues-
en parte aún escapa a nuestro control. El Dios de la fe tros miedos. Concédenos u n a fe sólida incluso en los
ha sido «liberado» de la imagen de un simple garante momentos de tempestad, a fin de que seamos capaces
del «orden natural». Con todo, esto no es suficiente para de poner nuestra confianza no en los medios del poder
«dejar que Dios sea Dios». humano, sino en ti, que estás presente junto a nosotros.
El punto de partida de todo itinerario de fe auténtica Haznos verdaderos discípulos de Jesucristo, que nos
es una experiencia de apertura a la Trascendencia. ha revelado tu rostro de padre, y haz que estemos aten-
¿Qué es lo que eso significa? En u n a visión dualista del tos a los signos de su camino continuo en nuestra his-
mundo, que ha imaginado a Dios y al mundo, el cielo y toria. Haz que sepamos reconocerle en el amor y en el
la tierra, como realidades opuestas en términos espacia- testimonio de muchos hermanos. Envíanos tu Espíritu,
les, Dios ha sido pensado sólo como «exterior» al mun- para que nos asista en la tarea de discernir tu proyecto
do, ha sido colocado fuera y lejos de él. Una de las con- sobre nosotros, nos ayude a cumplir tu voluntad, a fin de
secuencias de esta imagen de Dios ha sido impulsar al construir con confianza y paciencia ese mundo nuevo
hombre a mostrarse con mayor frecuencia pasivo, o que tú nos dejas entrever en la resurrección de Jesús.
bien le ha impulsado a experimentar «miedo» frente a
Dios y frente a los fenómenos de la naturaleza o incluso
a pretender someterlo a sus propios deseos (magia). CONTEMPLATIO
Ahora bien, el misterio de la encarnación, según el cual
el hombre Jesús de Nazaret se ha mostrado como el ros- Estamos sometidos, pues, a las tempestades desen-
tro visible del Dios invisible, ha abierto u n a perspectiva cadenadas por el espíritu del mal, pero, como bravos
diferente: la trascendencia de Dios es algo cualitativa- marineros vigilantes, llamamos al piloto adormecido.
mente «diferente» en el interior de nuestra cotidianidad Ahora bien, también los pilotos se encuentran normal-
mundana. No se trata de un «fuera» espacial, sino de la mente en peligro. ¿A qué piloto deberemos dirigirnos
experiencia de la proximidad de Dios y, por consiguien- entonces? A aquel a quien no superan los vientos, sino
te, de la posibilidad de la aparición de «algo nuevo» en que los manda, a aquel de quien está escrito: «Él se des-
la historia misma. pertó, increpó al viento y a las olas». ¿Qué quiere decir que
La experiencia de la resurrección de Jesús es la re- «se despertó»"? Quiere decir que descansaba, pero des-
velación de esta trascendencia: una experiencia que cansaba con su cuerpo, mientras que su espíritu estaba
110 Tiempo ordinario - B 12" domingo 111
inmerso en el misterio de la divinidad. Pues bien, allí como para la de una comunidad. Cuando esto sucede, se
donde se encuentra la Sabiduría y la Palabra, no se hace requiere la entrega total de aquel que responde afirmativamente
nada sin la Palabra, no se hace nada sin la prudencia. a esta pretensión, y eso promete una realización total, aun cuando
todas las otras exigencias debieran quedar sometidas a ella o
Has leído antes que Jesús había pasado la noche en abandonadas por amor a ella.
oración: ¿de qué modo podía dormir ahora durante la
La fe, en cuanto estar cogidos por aquello que tiene que ver
tempestad? Este sueño revela la conciencia de su poder: con nosotros de una manera incondicional, es un acto de toda
todos tenían miedo, mientras que sólo él descansaba sin la persona. Tiene lugar en el centro de la vida personal y
temor. No participa, por tanto, [únicamente] de nuestra abarca todas sus estructuras. La fe es el acto más profundo y
naturaleza quien no está expuesto a los peligros. Aun- más completo de todo el espíritu humano [...]. Toaas las fun-
que duerme su cuerpo, su divinidad vigila y actúa la fe. ciones del hombre están reunidas en el acto de fe (P. Tillich,
Por eso dice: «¿Por qué habéis dudado, hombres de poca Wessen und Wandel des Glaubens, Francfort 1961, pp. 9.12
fe?». Se merecen el reproche, por haber tenido miedo [edición española: La razón y la revelación, Ediciones Sigúeme,
Salamanca 1982]).
aun estando junto a Cristo, siendo que nadie puede
perecer si está unido a él. De este modo corrobora la fe
y vuelve a hacer reinar la calma (Ambrosio, Comentario
al evangelio de Lucas, VI, 40-43).
ACTIO
La fe es estar cogidos por aquello que tiene que ver con no-
sotros de una manera incondicional. El hombre, como cualquier
otro ser vivo, se encuentra turbado porque le preocupan muchas
cosas, sobre todo por aquellas cosas que condicionan su vida,
como el alimento y la casa. Y, a diferencia de los otros seres vi-
vos, el hombre tiene también necesidades sociales y políticas.
Muchas de ellas son urgentes, algunas muy urgentes, y cada una
de ellas puede estar relacionada con las cosas cotidianas de im-
portancia esencial tanto para la vida de cada hombre particular
13° domingo
del tiempo ordinario
LECTIO
P r i m e r a l e c t u r a : S a b i d u r í a 1,13-15; 2,23-24
113
Dios no ha hecho la muerte,
ni se complace en el exterminio de los vivos.
14
Él lo creó todo para que subsistiese,
y las criaturas del mundo son saludables;
no hay en ellas veneno de muerte,
ni el imperio del abismo reina sobre la tierra.
15
Porque la justicia es inmortal.
2,23
Dios creó al hombre para la inmortalidad,
y lo hizo a imagen de su propio ser;
24
mas por envidia del diablo entró la muerte en el mundo,
y tienen que sufrirla los que le pertenecen.
hombre cuando llega su fin; de nadie sabemos que haya **• Los capítulos 8 y 9 de la segunda carta a los Co-
vuelto del abismo. Vinimos al mundo por obra del azar, y rintios están dedicados a desarrollar el motivo de la co-
después será como si no hubiéramos existido"» (w. lss). lecta en favor de los hermanos necesitados de la Iglesia
Así pues, la existencia que no tendrá fin de la que se de Jerusalén. Pablo alterna el estilo exhortativo, des-
habla en la lectura de hoy (l,14ss: la vida con Dios que tinado a animar y estimular a los corintios para que lle-
se contrapone a la muerte espiritual) es algo que de- ven a cabo esta obra buena, con el demostrativo, que
pende directamente de la «justicia» del hombre, es decir, es el adecuado para fundamentar su petición en el ser
de su actitud hacia la vida entendida como don de Dios: m i s m o de Dios en Cristo Jesús.
el justo, o bien el sabio, es el que se reconoce como De ahí que, en el interior de nuestro pasaje, resulte
criatura salida de las manos del Señor y necesita siem- central la afirmación del v. 9, que hace las veces de mo-
pre de su ayuda, el que le «busca con corazón sincero» tivo cristológico sobre el que reposa toda la argumen-
(1,1) y no razona de manera ambigua (cf. 1,3), buscan- tación: el acontecer terreno de Jesús enseña a cada
do pretextos para hacer prevalecer su propia fuerza y su cristiano que la vida es fruto del expolio de sí mismo y
propio derecho sobre todo y sobre todos (cf. 2,10ss). Los que la resurrección se da a través de la muerte. Ahora
que así piensan y actúan pertenecen al diablo (cf. v. 23), bien, los cristianos de la Iglesia de Corinto experimen-
término con el que por vez primera en la Biblia se alu- t a n en propia persona la gracia de vida que nace de ese
de a la serpiente tentadora de Gn 3. El recurso a la ima- a m o r a los hermanos que no se alimenta sólo de pala-
gen genesíaca proyecta el discurso sapiencial sobre el bras o de buenas intenciones (Pablo alude otras veces a
fondo de lo que fue en el origen, o bien forma parte la intención expresada por los corintios hace más de u n
constitutiva de la naturaleza humana, de la lucha entre año, pero que nunca se había llevado a cabo: cf. 8,10;
la vida y la muerte que se desarrolla, en primer lugar, en 9,2-4), sino que se vuelve activo pasando a través de la
el corazón de cada hombre. renuncia a algo que pertenezca a nosotros mismos, u n
a m o r que obra a causa de la necesidad que ve en el
hermano.
Segunda lectura: 2 Corintios 8,7.9.13-15
Evangelio: Marcos 5,21-43
Hermanos: 7 Puesto que sobresalís en todo: en fe, en
elocuencia, en ciencia, en toda clase de solicitud y hasta en el
cariño que os profesamos, sed también los primeros en esta En aquel tiempo, 21 al regresar Jesús, mucha gente se
obra de caridad. 9 Pues ya conocéis la generosidad de nuestro aglomeró junto a él a la orilla del lago. 22 Entonces llegó uno
Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, se hizo pobre por voso- de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo. Al ver a Jesús, se
tros, para enriqueceros con su pobreza. 13 Y tampoco se trata echó a sus pies " y le suplicaba con insistencia, diciendo:
de que, para alimentar a otros, vosotros paséis estrecheces, -Mi niña está agonizando; ven a poner las manos sobre ella
sino de que, según un principio de igualdad, " vuestra abun- para que se cure y viva.
dancia remedie en este momento su pobreza, para que un día 24
Jesús se fue con él. Mucha gente le seguía y le estrujaba.
su abundancia remedie vuestra pobreza. De este modo reina- 25
Una mujer que padecía hemorragias desde hacía doce años
rá la igualdad, 15 como dice la Escritura: A quien recogía mu- 26
y que había sufrido mucho con los médicos y había gastado
cho, no le sobraba, y al que recogía poco, no le faltaba. todo lo que tenía sin provecho alguno, yendo más bien a peor,
116 Tiempo ordinario - B 13" domingo 117
" oyó hablar de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y *+• El evangelio de hoy, tanto si se lee en la versión
locó su manto. 28 Pues se decía: «Si logro tocar aunque sólo breve (w. 21-24.35-43) como en la integral, se articula
sea sus vestidos, quedaré curada». 2" Inmediatamente se secó
la fuente de sus hemorragias y sintió que estaba curada del
esencialmente en torno a los motivos de la salvación/
mal. '" Jesús se dio cuenta en seguida de la fuerza que había vida y de la fe. La situación inicial, en los dos casos que
salido de él, se volvió en medio de la gente y preguntó: se narran, es la de una imposibilidad reconocida para
-¿Quién ha tocado mi ropa? salvar por parte de los hombres: tanto la niña como la
" Sus discípulos le replicaron: mujer han sido tratadas inútilmente por la ciencia mé-
dica, hasta el punto de que la primera «está agonizando»
-Ves que la gente te está estrujando ¿y preguntas quién te
ha tocado? y la segunda sólo ha conseguido empeorar. Para una
32
Pero él miraba alrededor a ver si descubría a la que lo persona razonable sólo queda una posibilidad: recurrir
había hecho. 33 La mujer, entonces, asustada y temblorosa, a Dios, que es el Señor de la vida, el Dios de los vivos
sabiendo lo que le había pasado, se acercó, se postró ante él y (cf. 12,27).
le contó toda la verdad. En el caso de la mujer que llevaba enferma doce
34
Jesús le dijo: años, Jesús realiza una doble liberación. Por u n lado, la
-Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de curación física completa e inmediata y, al mismo tiem-
tu mal. po, la liberación de u n estado de subordinación social y
35
Todavía estaba hablando cuando llegaron unos de casa religiosa en el que se encontraba obligada a vivir, dada
del jefe de la sinagoga diciendo: su condición de mujer «impura», según la ley del Anti-
-Tu hija ha muerto; no sigas molestando al Maestro. guo Testamento. La cosa tiene lugar en el mismo mo-
36
Pero Jesús, que oyó la noticia, dijo al jefe de la sinagoga: mento en el que Jesús plantea u n a pregunta que parece
-No temas; basta con que tengas fe. absurda: «¿Quién ha tocado mi ropa?» (v. 30), moviendo
37
Y sólo permitió que le acompañaran Pedro, Santiago y interiormente a la mujer a la que acaba de curar a salir
Juan, el hermano de Santiago. al descubierto o bien a realizar u n ulterior acto de fe en
38
Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y, al ver el albo- u n Dios que no condena, que cura para dar la vida en
roto, unos que lloraban y otros que daban grandes alaridos, plenitud. Así pues, la «fe que salva» (v. 34) no es sólo la
39
entró y les dijo: que se manifiesta en el hecho de tocar el manto del Se-
-¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no ha muerto; está ñor, sino también la que hace una abierta proclamación
dormida. de la justicia de un Dios que socorre a los humildes y a
40
Pero ellos se burlaban de él. Entonces Jesús echó fuera a los oprimidos, sea cual sea el nombre que la ley o la cos-
todos, tomó consigo al padre de la niña, a la madre y a los que tumbre de los hombres les impone. Jesús ha restituido
le acompañaban y entró donde estaba la niña. 41 La tomó de ahora a la mujer no sólo la salud, sino la dignidad de
la mano y le dijo: persona y la vuelve portadora de la verdad de Dios.
-Talitha kum (que significa: Niña, a ti te hablo, levántate).
42
La niña se levantó al instante y echó a andar, pues tenía También la curación de la hija de Jairo se convierte
doce años. en ocasión para la superación de u n a serie de obstácu-
Ellos se quedaron atónitos. 43 Y él les insistió mucho en que los: la muerte, que se presenta en el camino de Jesús y
nadie se enterase de aquello y les dijo que dieran de comer a sus discípulos hacia la casa del jefe de la sinagoga, y so-
la niña. bre todo la oposición de los que dicen: «Tu hija ha muer-
118 Tiempo ordinario - B 13o domingo 119
to; no sigas molestando al Maestro» (v. 35), que es como del que tiene fe en la Palabra del Señor y es admitido a
decir: «No hay nada que hacer...». Serán los mismos que contemplar el milagro de la vida, y está el juicio del que
celebren el funeral judío, con gran alboroto de flautas y considera esta Palabra como algo absurdo, quedándose
lamentos, en torno al cuerpo de la niña, que para ellos a su vez prisionero de la muerte, de esa muerte para la
ya es sólo u n cuerpo de muerte. Frente a esta acendra- que no hay resurrección.
da convicción (¿qué hay en este m u n d o más seguro que E n la carta de Pablo, el apóstol proyecta una luz nueva
la muerte?), las palabras de Jesús aparecen como algo sobre el tema de la plena participación en la vida de Dios:
absurdo, como una trágica burla (cf. w. 39ss), a menos el amor compartido en la solidaridad concreta es lo que
que estemos dispuestos a confiar en él, como Jairo, a nos permite participar en el don de la resurrección.
poner toda la confianza en su amor que no decepciona.
ORATIO
MEDITATIO
Oh Padre, reconocemos que tú has creado todo para
Las tres lecturas de hoy presentan como en u n dípti- la vida: has puesto en nosotros el germen divino de tu
co la doble actitud del hombre frente a la revelación de creación fecunda. A nosotros, los esposos, nos has con-
Dios, u n a revelación que tiene que ver con la Vida, con cedido experimentarlo en el engendramiento de los hi-
la Vida que no pasa, plenitud de la comunión con él. El jos; a quienes se consagran a tu amor les has entregado
retrato de los necios/impíos hecho por los dos primeros la bendición para los pobres de la tierra; a los sacerdotes,
capítulos del libro de la Sabiduría goza de una actuali- el poder del cuerpo roto y de la sangre derramada de tu
dad impresionante. En sus palabras se refleja plena- Hijo. Te pedimos hoy, Señor, que nos hagas una sola cosa
mente la convicción de los que consideran la vida del en el amor, para que podamos alimentar en la mesa de la
hombre como algo absurdo, como algo que carece de eucaristía todo lo que somos: nuestra mente, con el re-
todo sentido: «El hombre aparece echado en medio de cuerdo de tu vida entregada en la cruz; nuestro corazón,
la existencia como un par de dados. Todo en la vida pa- dilatado por tu amor por cada hombre; nuestro cuerpo,
rece obra de la casualidad: he sido elegido por casuali- consumido por la impaciencia de la caridad activa.
dad, debo comportarme al azar, desapareceré al azar...» Y, transformados de este modo, día tras día, a la
(G. Prezzolini). La vida no es otra cosa que un camino medida de tu Hijo sacrificado, podremos saborear la
hacia la muerte, la única meta cierta de nuestro huma- bondad infinita de la vida.
no andar.
Las posibilidades frente al anuncio de que aquí no
hay muerte, sino sólo un sueño que espera la resurrec- CONTEMPLATIO
ción, parecen ser también sólo dos en el Evangelio, y se
manifiestan como dos movimientos opuestos (uno en «¿Qué acuerdo puede haber entre Cristo y Beliar? ¿Qué
dirección a la casa, para salvar; el otro es el de los que relación entre el creyente y el incrédulo?» (2 Cor 6,15).
¡Dientan bloquear la venida de Jesús): está la decisión Los mismos paganos, que tampoco creen en la resu-
120 Tiempo ordinario - B 13° domingo 121
rrección, acaban por encontrar argumentos de consola- intolerable injerencia en su obra, para hacer frente al asesino y
ción y dicen: «Soporta con coraje; no es posible elimi- eliminarlo de una vez por todas, en un implacable cuerpo a
nar cuanto ha sucedido, y con las lágrimas no ganas cuerpo [...]. Desde aquel día la muerte ya no es la muerte. Un
nada». Y tú, que escuchas palabras tanto m á s sublimes perro puede morir, un árbol también, incluso una estrella. Pero
y consoladoras que éstas, ¿no te avergüenzas de com- el corazón del hombre no puede morir. Es imposible [...].
portarte de u n modo m á s inconveniente que los paga- El embrión crece, alimentado de continuo por su madre. La
nos? Nosotros n o te exhortamos a soportar la muerte sangre de Cristo alimenta en ti la Vida eterna, como afirma el
con firmeza, dado que ésta es inevitable e irremediable; sacerdote mientras introduce en el cáliz un fragmento de la hos-
al contrario, te decimos: «Ánimo, es absolutamente tia. Así crece esta vida en ti por sí sola, como la semilla, sin que
cierto que existe la resurrección: la niña duerme, no ni siquiera te des cuenta, con la sola condición de que sea con-
está muerta; reposa, no está perdida para siempre». Es- tinuamente alimentada. ¿Qué dice Jesús después de haber des-
tán dispuestas, efectivamente, para acogerla la resu- pertado a la pequeña de doce años y de haberla puesto en los
brazos de su madre, que la creía muerta? «Dadle un pedazo de
rrección, la vida eterna, la inmortalidad y la heredad
pan para comer». Es él mismo quien le da ese pedazo de pan
misma de los ángeles. ¿No oyes el salmo que dice:
para que morir sea sólo un dormirse. ¡Que ría también el mun-
«Alma mía, recobra la calma, que el Señor te ha agracia- do! ¿Acaso tiene un niño miedo de dormirse? ¿Es triste dormir-
do» (Sal 116,7)? Llama Dios «gracia» a la muerte ¿y te se? (D. Ange, Le nozze di Dio dove ¡I povero é re, Milán 1985,
lamentas? (Juan Crisóstomo, Comentario al evangelio de pp. 251 ss).
Mateo, 31,2).
ACTIO
LECTIO
ponde, por parte de Ezequiel, permanecer a la escucha: exactamente siguiendo el modelo de la debilidad del Se-
a la Palabra le corresponde la escucha. ñor: «£5 verdad que se dejó crucificar en su débil natura-
De repente, la misión del profeta aparece como algo leza humana, pero ahora vive por la fuerza de Dios. Así
extremadamente difícil, como algo que cuesta: es una también nosotros, que compartimos con él su debilidad,
misión que tiene que ver con el «endurecimiento del compartiremos con él su poderosa vida divina a la hora
corazón», con la obstinación de unos hijos que se han de enfrentarme con vosotros» (2 Cor 13,4).
rebelado contra su Padre, una rebelión que se manifies- Del mismo modo que la cruz produce escándalo,
ta en el «no escuchar» (v. 5). Ni siquiera la Palabra y el también la fragilidad h u m a n a del apóstol (descrita en
poder del Espíritu pueden constreñir la libertad del forma de persecuciones, insultos, divisiones en la co-
hombre para acoger la revelación de Dios. El profeta se munidad, enfermedad, angustia) puede provocar una
levanta entonces, solitario, como signo de contradicción, reacción de desconfianza y de miedo en los corintios,
como piedra de tropiezo para los que corren hacia su pero eso es precisamente el signo inconfundible de que
propia ruina. su misión apostólica es de Dios, dado que lleva consigo
la marca inconfundible de la cruz.
LECTIO
La palabra que Dios le confía denuncia las graves in- por medio de su Hijo querido,
justicias que se estaban perpetrando durante el reinado se convierta en himno
de Jeroboán en perjuicio de los más pobres: la riqueza y de alabanza a su gloria.
7
el bienestar de los que gozaban algunos eran fruto de la Con su muerte, el Hijo
explotación de muchos. nos ha obtenido la redención
y el perdón de los pecados,
La amenaza de la destrucción de la casa real anun- en virtud de la riqueza de gracia
8
ciada por Amos (cf. 7,9.11) provoca que sea deferido que Dios derramó
ante el rey por parte del profeta oficial Amasias, que in- abundantemente sobre nosotros
vita firmemente al profeta a que vuelva a su territorio. en un alarde de sabiduría e inteligencia.
9
En Betel, Amos es u n extranjero indeseado porque su Él nos ha dado a conocer
palabra pone en peligro las instituciones del Reino. Ésa sus planes más secretos,
los que había decidido
es la razón de que sea expulsado (v. 13). realizar en Cristo,
10
El profeta se marcha de allí, pero no antes de haber llevando la historia a su plenitud
afirmado con vigor el origen divino de su propia acti- al constituir a Cristo
vidad profética: él no es profeta ni por descendencia en cabeza de todas las cosas,
las del cielo y las de la tierra.
ni por necesidad económica, sino sólo a causa de la
" En ese mismo Cristo
llamada recibida de Dios (v. 15), cuyo mandato sigue
también nosotros hemos sido elegidos
fielmente con fuerza y claridad. y destinados de antemano,
según el designio de quien todo lo hace
conforme al deseo de su voluntad.
12
Segunda lectura: Efesios 1,3-14 Así nosotros, los que tenemos puesta
nuestra esperanza en Cristo,
3
Bendito sea Dios, seremos un himno
Padre de nuestro Señor Jesucristo, de alabanza a su gloria.
que desde lo alto del cielo 13
Y vosotros también,
nos ha bendecido por medio de Cristo los que acogisteis la Palabra de la verdad,
con toda clase de bienes espirituales. que es la Buena Noticia que os salva,
4
Él nos eligió en Cristo al creer en Cristo
antes de la creación del mundo, habéis sido sellados por él
para que fuéramos su pueblo con el Espíritu Santo prometido,
14
y nos mantuviéramos prenda de nuestra herencia,
sin mancha en su presencia. para la redención del pueblo de Dios
Llevado de su amor, y para ser un himno
5 de alabanza a su gloria.
él nos destinó de antemano,
conforme al beneplácito de su voluntad,
a ser adoptados como hijos suyos
por medio de Jesucristo, **• El grandioso himno de bendición que abre la car-
6
para que la gracia ta a los Efesios celebra el misterio que Dios Padre ha
que derramó sobre nosotros, manifestado en Jesucristo: el proyecto salvífico del que
134 Tiempo ordinario - B 15" domingo 135
9
todos los hombres están llamados a beneficiarse. La ala- Que calzaran sandalias, pero que no llevaran dos túnicas.
10
banza de la gloria de Dios, que, como un estribillo, mar- Les dijo además:
ca el ritmo de la celebración (w. 6b. 12a. 14c), es el obje- -Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta que os
tivo al que tiende toda la obra. Jesucristo es el arquetipo marchéis de aquel lugar. " Si en algún sitio no os reciben ni
os escuchan, salid de allí y sacudid el polvo de la planta de
y el artífice del plan eterno de Dios. Todo tiene lugar en vuestros pies, como testimonio contra ellos.
él y por medio de él: el don gratuito de la elección y de 12
Ellos marcharon y predicaban la conversión. '3 Expulsa-
la adopción filial (w. 4-6), la redención llevada a cabo a ban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos
través del perdón de los pecados (v. 7), la revelación de y los curaban.
la sabia voluntad de Dios y su actuación en la plenitud
de los tiempos (w. 8-10).
*• Tras la resistencia que había encontrado en Naza-
Este proyecto, impensable para la antigua alianza, ret a causa de la incredulidad de sus habitantes, prosi-
implica a todos los hombres: tanto a los cristianos pro- gue Jesús su actividad de anunciador del Reino de Dios
cedentes del judaismo como a los cristianos proceden- (cf. Me 1,15); más aún, la prolonga asociando también
tes del paganismo. Ambos grupos se han convertido, a los Doce a esta misión. El evangelista ya había seña-
por libre decisión divina, en propiedad de Dios, y están lado que, entre los discípulos, Jesús «designó entonces a
llamados a compartir su vida eterna en los cielos. Pablo, doce, a los que llamó apóstoles, para que lo acompañaran
imitando la práctica litúrgica bautismal, recuerda los y para enviarlos a predicar con poder de expulsar a los
pasos por los que se accede a esa riqueza de vida: escu- demonios» (3,14-15).
cha del anuncio del Evangelio, adhesión de fe, recepción
del Espíritu Santo, que, a modo de «sello», garantiza y Éste es el segundo aspecto de la vida del discípulo:
acredita la pertenencia a Cristo (w. 11-13). el de misionero, que ahora cuenta Marcos. Es Jesús
quien toma la iniciativa y quien dicta las condiciones
De este modo, los creyentes se encuentran insertados en que deben desarrollar la misión. Hace partícipes a
en una realidad dinámica, no estática: Dios tomará la los enviados de su mismo poder para que prosigan
plena posesión del cristiano sólo cuando llegue el mo- su obra. Ésta consiste, esencialmente, en anunciar el
mento de su plena manifestación. La vida del creyente alegre mensaje (el Reino de Dios está presente y es
en Cristo está ahora en continuo devenir: en ella se va urgente convertirse), en luchar contra el maligno, en
realizando de una manera progresiva la liberación lle- realizar curaciones como signos probatorios de la Pa-
vada a cabo por Jesús, a quien ya pertenece el cristiano labra proclamada y como primicias del mismo Reino
en virtud de los sacramentos. (w. 7 y 12ss).
La sobriedad que caracteriza el estilo de vida del mi-
sionero en el vestido y en el alimento forma parte in-
Evangelio: Marcos 6,7-13
tegrante del anuncio (w. 8ss): proclama la confianza
en la Palabra que le ha enviado, cuyo valor está por en-
En aquel tiempo, 7 Jesús llamó a los Doce y comenzó a
enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus
cima de cualquier tipo de riqueza. A ella debe consa-
inmundos. 8 Les ordenó que no tomaran nada para el camino, grarse enteramente el misionero, y es algo que debe
excepto un bastón. Ni pan, ni zurrón, ni dinero en la faja. ser evidente a simple vista. Esta misma Palabra hará
I \h Tiempo ordinario - B 15° domingo 137
que encuentren hostilidad y rechazo: lo mismo le sucedió es difusiva? ¿Cómo, sino abriéndome al don del testi-
al Maestro (cf. 6,1-6a) y a su precursor (cf. 6,17-28). monio?
I'or otra parte, Jesús envía a los discípulos confiándoles
el cumplimiento de una misión, sin garantizar su éxito
inmediato. El compañero que tiene cada uno (v. 7b) se ORATIO
convierte al mismo tiempo en garante de la verdad del
anuncio y apoyo en las dificultades. Hoy, Señor, m e resulta fatigoso acoger la Palabra
que me diriges: m e estás diciendo que salga de mi pe-
queño m u n d o , me estás repitiendo que estar contigo
MEDITATIO no es u n a cuestión privada e intimista, sino camino,
riesgo, apertura, comunicación, conflicto, encuentro.
Porque éstas son las consecuencias del a m o r con el
Se es misionero por mandato del Señor, y se trata de
que desde siempre me has a m a d o y del que m e has
u n mandato dirigido no sólo a algunos, sino a todos los
hecho testigo.
bautizados. Cuando se habla de misión se piensa fá-
cilmente en tierras lejanas, en los pueblos llamados Si m e miro a mí mismo y a mis fatigas, me espanto
«subdesarrollados»... Se piensa en los que, con sacrifi- y te pido perdón por las flaquezas de mi respuesta a tu
cio, ponen en peligro sus vidas para anunciar el Evan- llamada. Si miro hacia ti, te bendigo, Señor, porque en
gelio a quienes todavía no lo conocen. En verdad todo tu grandioso proyecto de salvación has querido contar
esto es misión. Pero el riesgo consiste en pensar que eso también conmigo. ¡A ti gloria y alabanza, oh Dios mío!
se dirige a otros, no a mí, eludiendo así con ello mi res-
ponsabilidad respecto a una llamada, la que me invita a
ser «en Cristo» y «de Cristo» y provoca a la respuesta CONTEMPLATIO
coherente de la vida. Y es que el cristiano es misionero
por naturaleza. La iniciativa es de Dios. Siempre. Y en No anunciamos nuestra gloria, de suerte que nadie
Jesús me ha dado también el ejemplo. puede decir que evangelizamos en provecho nuestro.
La misión que me confía es la de proseguir, allí don- Anunciamos a Jesús, nuestro Señor, sometiéndonos a su
de me encuentre, lo que él mismo hizo, dando testimo- poder y majestad.
nio de él sin oropeles, sin superestructuras, sin másca- [El apóstol Pablo] afirma que él es tan siervo de Cris-
ras, de suerte que quien me vea pueda comprender to que por orden suya atestigua ser siervo de ésos en la
algo de él y de su amor. No hay sitio ni para lo «priva- predicación. Así, se encuentra sometido en el ministerio
do» ni para el protagonismo. El bautismo m e ha con- del Evangelio para utilidad de ésos. No predicaba el
vertido en u n m i e m b r o del cuerpo de Cristo, en hijo Evangelio para gloria suya, sino para gloria de Cristo, el
del Padre. Por obra del Espíritu Santo, corre en mis Señor, a quien obedece y sirve, como dice también el
venas la misma vida divina. ¿Cómo puedo ser auténti- mismo Señor: «Yo estoy en medio de vosotros no para ser
co, cómo puedo saborear la vida en plenitud, sino en- servido, sino para servir». Pablo no sirve por mérito de
trando activamente en el dinamismo de esta vida que aquellos a quienes sirve, sino por mandato del Señor
138 Tiempo ordinario - B 15° domingo 139
(Ambrosiaster, Commento alia seconda lettera ai Corinzi, no tienen valor para el que se ha convertido en mensajero de
Roma 1989, pp. 55ss). Jesús. «Gratuitamente lo habéis recibido». ¿No fue sólo el lla-
mamiento de Jesús el que nos atrajo a su servicio sin que noso-
tros lo mereciéramos? «Dadlo gratuitamente». Dejad claro que
con toda la riqueza que habéis recibido no buscáis nada para
ACTIO vosotros mismos, ni posesiones, ni apariencia, ni reconocimien-
to, ni siquiera que os den las gracias. Además, ¿cómo podríais
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: exigirlo? Toda la honra que recaiga sobre nosotros se la ro-
«Bendito seas, Padre, por habernos querido hijos tuyos» bamos al que en verdad le pertenece, al Señor que nos ha
enviado. La libertad de los mensajeros de Jesús debe mostrarse
(cf. Ef 1,3.5).
en su pobreza.
El que Marcos y Lucas se diferencien de Mateo en la
enumeración de las cosas que están prohibidas o permitidas
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL llevar a los discípulos no permite sacar distintas conclusiones.
Jesús manda pobreza a los que parten confiados en el poder
El mensaje y la actividad de los mensajeros no se distinguen pleno de su Palabra. Conviene no olvidar que aquí se trata de
en nada de la de Jesucristo. Han participado de su poder. Jesús un precepto. Las cosas que deben poseer los discípulos son re-
ordena la predicación de la cercanía del Reino de los Cielos y guladas hasta lo más concreto. N o deben presentarse como
dispone las señales que confirmarán este mensaje. Jesús manda mendigos, con los trajes destrozados, ni ser unos parásitos que
curar a los heridos, limpiar a los leprosos, resucitar a los muer- constituyan una carga para los demás. Pero deben andar con
tos, expulsar los demonios. La predicación se convierte en acon- el vestido de la pobreza. Deben tener tan pocas cosas como el
tecimiento, y el acontecimiento da testimonio de la predicación. que marcha por el campo y está cierto de que al anochecer
Reino de Dios, Jesucristo, perdón de los pecados, justificación encontrará una casa amiga, donde le proporcionarán techo y el
del pecador por la fe, todo esto no significa sino aniquilamien- alimento necesario.
to del poder diabólico, curación, resurrección de los muertos. La Naturalmente, esta confianza no deben ponerla en los hom-
Palabra del Dios todopoderoso es acción, suceso, milagro. El bres, sino en el que los ha enviado y en el Padre celestial, que
único Cristo marcha en sus doce mensajeros a través del país y cuidará de ellos. De este modo conseguirán hacer digno de cré-
hace su obra. La gracia real que se ha concedido a los discípu-
dito el mensaje que predican sobre la inminencia del dominio de
los es la Palabra creadora y redentora de Dios.
Dios en la tierra. Con la misma libertad con que realizan su ser-
Puesto que la misión y la fuerza de los mensajeros sólo radi- vicio deben aceptar también el aposento y la comida, no como
can en la Palabra de Jesús, no debe observarse en ellos nada un pan que se mendiga, sino como el alimento que merece un
ue oscurezca o reste crédito a la misión regia. Con su gran- obrero. Jesús llama «obreros» a sus apóstoles. El perezoso no
iosa pobreza, los mensajeros deben dar testimonio de Ya ri- merece ser alimentado. Pero ¿qué es el trabajo sino la lucha
queza de su Señor. Lo que han recibido de Jesús no constituye contra el poderío de Satanás, la lucha por conquistar los co-
algo propio con lo que pueden ganarse otros beneficios. «Gra- razones de los hombres, la renuncia a la propia gloria, a los
tuitamente lo habéis recibido». Ser mensajeros de Jesús no bienes y alegrías del mundo, para poder servir con amor a
roporciona ningún derecho personal, ningún fundamento de los pobres, los maltratados y los miserables? Dios mismo ha
E onra o poder. Aunque el mensajero libre de Jesús se haya con- trabajado y se ha cansado con los hombres (Is 4 3 , 24), el alma
vertido en párroco, esto no cambia las cosas. Los derechos de de Jesús trabajó hasta la muerte en la cruz por nuestra salva-
un hombre de estudios, las reivindicaciones de una clase social, ción (Is 53,11).
140 Tiempo ordinario - B
LECTIO
**• El presente oráculo forma parte de u n a colección sus preceptos y sus normas. Él ha creado en sí mismo de los
de denuncias y amenazas dirigidas a los últimos reyes dos pueblos una nueva humanidad, restableciendo la paz.
16
de Juda (cf. Jr 21ss) y a los falsos profetas (cf. Jr 23,9-40). Él ha reconciliado a los dos pueblos con Dios, uniéndolos
en un solo cuerpo por medio de la cruz y destruyendo la
Tanto el rey como sus ministros, a quienes incumbía el enemistad. " Su venida ha traído la buena noticia de la paz:
deber de guiar al pueblo y ayudarle a vivir en fidelidad paz para vosotros, los que estabais lejos, y paz también para
a la alianza, se h a n desinteresado de las personas a los que estaban cerca, l8 porque gracias a él unos y otros,
ellos confiadas, las han hecho alejarse, desorientán- unidos en un solo Espíritu, tenemos acceso al Padre.
dolas, y, en consecuencia, les han causado la muerte.
Esas acciones malvadas no quedarán sin castigo, de- **• El apóstol Pablo, tras haber hablado del designio
clara Jeremías (w. 1). De ahí que el profeta anuncie u n salvífico establecido por el Padre en Cristo (cf. Ef 1,3-14),
cambio radical de situación: YHWH mismo asumirá la invita a los destinatarios de la carta -cristianos proce-
guía del pueblo. Lo reunirá y le dará seguridad y tran- dentes del p a g a n i s m o - a que tomen conciencia de que
quilidad, que son las condiciones para su desarrollo
también ellos están llamados a participar en él, y eso
(v. 3); p o n d r á a su cabeza a quien lo cuide y lo prote-
por puro don de Dios (cf. 2,4-5.8). Por tanto, les ex-
gerá de las insidias (v. 4).
horta a recordar su situación inicial (2,1 lss) y, siendo
El oráculo se abre, por consiguiente, a perspectivas conscientes de lo que les ha acaecido (2,13-18: el frag-
mesiánicas, con la presentación del personaje indi- mento de hoy), a que caigan en la cuenta de su nueva
cado como «descendiente de David», un soberano cuya condición (2,19-22).
suprema sabiduría y justicia constituyen los atributos
El fragmento litúrgico de hoy presenta precisa-
principales del descendiente davídico vaticinado (cf.
mente la consecuencia del acontecimiento salvífico para
Is 9,5ss) y esperado como verdadero rey del pueblo
los creyentes: la muerte de Jesús les ha permitido acer-
reunido (cf. Ez 37,15-28).
carse a Dios (v. 13), de quien estaban alejados, dado
La salvación que se llevará a cabo por su mediación que por ser paganos no le conocían (cf. v. 12). Éste es
está compendiada en el nombre con el que será acla- el acontecimiento fundamental, gracias al cual judíos
mado: «El Señor, nuestra salvación» (w. 5ss). Por tanto, y paganos, separados de hecho por la mentalidad y por
pondrá en práctica la salvación de Dios o bien obrará el culto, excluyéndose recíprocamente y desconfiando
de manera conforme a su voluntad. los unos de los otros, se han convertido en un solo
pueblo por ser miembros del único cuerpo de Cristo,
prototipo de la h u m a n i d a d nueva (v. 14). Jesús, con su
Segunda lectura: Efesios 2,13-18 encarnación-muerte-glorificación, ha reconciliado a
todos con el Padre, ha eliminado la pesada casuística
Hermanos: '3 Ahora, en cambio, por Cristo Jesús y gra- de la ley judía que señalaba la línea de aislamiento de
cias a su muerte, los que antes estabais lejos os habéis acer- los judíos con respecto a todos los demás pueblos, ha
cado.
14 proclamado a todos la paz, la plenitud de todo bien
Porque Cristo es nuestra paz. Él ha hecho de los dos
pueblos uno solo, destruyendo el muro de enemistad que que es él mismo, y lo puede gozar todo el que acoja su
los separaba. ,s Él ha anulado en su propia carne la ley, con d o n ( w . 15-17).
144 Tiempo ordinario - B 16" domingo 145
.ludios y paganos, no ya divididos, sino formando verdadero pastor: él es quien asume directamente la
parle del mismo pueblo de Dios que es la Iglesia, han guía del rebaño descuidado por los que estaban encar-
accedido al Padre y están animados por el único y mis- gados de apacentarlo. Su conmoción es la misma de
ino Espíritu (v. 18). YHWH, bueno y piadoso (Ex 34,6), cuyas visceras se es-
tremecen de ternura por Israel.
Jesús es guía del pueblo antes que n a d a por la Pala-
Evangelio: Marcos 6,30-34 bra que introduce en la comprensión del misterio del
Reino: «Se puso a enseñarles muchas cosas» (v. 34b).
En aquel tiempo, 30 los apóstoles volvieron a reunirse con
Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. 31 Él
les dijo:
-Venid vosotros solos a un lugar solitario, para descansar MEDITATIO
un poco.
Porque eran tantos los que iban y venían que no tenían ni En nuestro tiempo rechazamos, como si de u n a
tiempo para comer. esclavitud se tratara, la adhesión a la Verdad revelada,
32
Se fueron en la barca, ellos solos, a un lugar despoblado. pero estamos dispuestos a hacernos servidores del
33
Pero los vieron marchar y muchos los reconocieron y
corrieron allá, a pie, de todos los pueblos, llegando incluso «mito» de turno. Sentimos como algo opresivo la obe-
antes que ellos. 34 Al desembarcar, vio Jesús un gran gentío, diencia a la autoridad, pero nos hacemos servilmente
sintió compasión de ellos, pues eran como ovejas sin pastor, y subditos del líder de moda. Invocamos la libertad indi-
se puso a enseñarles muchas cosas. vidual y a continuación, paradójicamente, no consegui-
mos vivir sin formar parte de un rebaño. ¿Qué es lo que
**• De vuelta de la misión, los discípulos se reúnen en persiguen estos líderes en realidad? ¿A favor de quién
torno a Jesús y le informan sobre la actividad que han juega su situación de preeminencia?
desarrollado. A ejemplo suyo han realizado obras (cu- Es preciso que nos lo preguntemos para no acabar
raciones, exorcismos) y h a n enseñado (v. 30). La in- dispersados, desbandados, explotados, instrumentaliza-
vitación que les dirige Jesús a retirarse a u n lugar soli- dos, sometidos al deseo personal de poder de alguien.
tario, alejado de la m u c h e d u m b r e , calca las retiradas Hoy como ayer, el verdadero ejercicio del poder es ser-
nocturnas del Maestro después de sus intensas jor- vicio, y quien lo posee es guía auténtico para los otros,
nadas (cf. Me 1,35), pero introduce asimismo el con- en la medida en que está dispuesto a dar la vida por
texto del episodio que viene a continuación: la mul- ellos, a «padecer-con» ellos.
tiplicación de los panes (6,35-44). La m u c h e d u m b r e
llega incluso antes que la barca de los discípulos a la
orilla a donde se dirigía y se presenta a la mirada de ORATIO
Jesús como u n rebaño perdido por carecer de pastor
(v. 34a).
Hoy te pido, Señor, por los poderosos de este mundo,
Esta imagen, que ya es clásica en la Biblia para por los hombres de gobierno, por todos los que con tí-
designar al pueblo de Dios, sugiere que él, Jesús, es el tulos distintos tienen la responsabilidad de guiar a
146 Tiempo ordinario - B 16° domingo 147
otras personas. Ayúdales a vivir su tarea como servicio verdadera, que alumbra a todo hombre. Por ello, de na-
a los demás: que no les engañen con discursos demagó- die puede decirse que sea puerta; esta cualidad Cristo
gicos, que no les decepcionen con promesas imposibles se la reservó para sí; el oficio, en cambio, de pastor lo
de cumplir, que no les exploten haciéndoles creer que dio también a otros y quiso que lo tuvieran sus miem-
obran por el bien de todos. bros: por ello, Pedro fue pastor, y pastores fueron tam-
Concédeles tu Espíritu para que aprendan de ti el bién los otros apóstoles, y son pastores todos los bue-
respeto, la atención, la participación en las verdaderas nos obispos. Os daré -dice la E s c r i t u r a - pastores a mi
necesidades de la gente. gusto. Pero aunque los prelados de la Iglesia, que tam-
Ayuda también a los que no están comprometidos a bién son hijos, sean todos llamados pastores, sin em-
plena jornada en una tarea directa, política o social, a bargo, el Señor dice en singular: Yo soy el buen Pastor.
no quedarse tranquilos, a no asumir actitudes de dele- Con ello quiere estimularlos a la caridad, insinuándo-
gación pasiva, sino a brindar su propia contribución les que nadie puede ser buen pastor si no llega a ser
competente y solidaria. u n a sola cosa con Cristo por la caridad y se convierte
en miembro del verdadero pastor.
El deber del buen pastor es la caridad; por eso dice:
CONTEMPLATIO El buen pastor da la vida por las ovejas. Conviene, pues,
distinguir entre el buen pastor y el mal pastor: el buen
Yo soy el buen Pastor. Es evidente que el oficio de pastor es aquel que busca el bien de sus ovejas; en
pastor compete a Cristo, pues, de la misma manera que cambio, el mal pastor es el que persigue su propio
el rebaño es guiado y alimentado por el pastor, así bien.
Cristo alimenta a los fieles espiritualmente y también A los pastores que apacientan rebaños de ovejas no
con su cuerpo y su sangre. Andabais descarriados como se les exige exponer su propia vida a la muerte por el
ovejas -dice el apóstol-, pero ahora habéis vuelto al bien de su rebaño, pero, en cambio, el pastor espiritual
pastor y guardián de vuestras vidas. sí que debe renunciar a su vida corporal ante el peligro
Pero ya que Cristo, por una parte, afirma que el pas- de sus ovejas, porque la salvación espiritual del reba-
tor entra por la puerta, ya que en otro lugar dice que ño es de más precio que la vida corporal del pastor. Es
él es la puerta y aquí añade que él es el pastor, debe esto precisamente lo que afirma el Señor: El buen pas-
concluirse de todo ello que Cristo entra por sí mismo. tor da la vida - l a vida del c u e r p o - por las ovejas, es de-
Y es cierto que Cristo entra por sí mismo, pues él se cir, por las que son suyas por razón de su autoridad y
manifiesta a sí mismo y por sí mismo conoce al Padre. de su amor. Ambas cosas se requieren: que las ovejas
Nosotros, en cambio, entramos por él, pues es por él le pertenezcan y que las ame, pues lo primero sin lo
que alcanzamos la felicidad. segundo no sería suficiente.
Pero fíjate bien: nadie que no sea él es puerta, porque De este proceder Cristo nos dio ejemplo: Si Cristo
nadie sino él es luz verdadera, a no ser por participa- dio su vida por nosotros, también nosotros debemos dar
ción: No era él - e s decir, Juan Bautista- la luz, sino tes- nuestra vida por los hermanos (Tomás de Aquino, Co-
tigo de la luz. De Cristo, en cambio, se dice: Era la luz mentario sobre el evangelio de san Juan, 10).
148 Tiempo ordinario - B 16° domingo 149
ACTIO deber concreto: intervenir como sea, con toda la sagacidad que
sugiere el amor y suministra la ley, a fin de que ese sufrimiento
sea disminuido o aliviado. No existe otra norma de conducta
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: para un alcalde en general y para un alcalde cristiano en parti-
«Tú eres, Señor, el guía de tu pueblo» (cf. Jr 23,3). cular» (A. Bello, Vegliare nella notte, Milán 1995).
Queridos pastores:
El Señor os pedirá un día cuentas de si el espíritu que ha ani-
mado vuestro compromiso político ha sido el del servicio o el del
selfservice. Comprended lo que significa todo esto. «Haz cami-
no a los pobres sin hacerte camino», escribía don Milani a su
amigo Fabbrini. Pero cuántas veces dais la impresión de que, si
no precisamente vuestro cálculo personal, sí al menos el de una
parte prevalece sobre el de la comunidad. De otro modo, no se
explicarían tantas luchas hasta la última gota de sangre. Cuan-
do esas luchas tienen en su origen la carcoma del beneficio y el
virus del interés, merecen un solo nombre: sacrilegio. Y es en-
tonces cuando debería resonaros como una condena el lamento
del Señor: «Sintió compasión de ellos, pues eran como ovejas
sin pastor» (Me 6,34).
Queridos amigos, creo que las cosas cambiarían mucho en
nuestras ciudades si cada uno se aplicara a sí mismo las pala-
bras que Jesús atribuía a su persona: «Yo soy el buen Pastor. El
buen pastor da la vida por las ovejas; no como el asalariado,
que ni es verdadero pastor ni propietario de las ovejas. Este,
cuando ve venir al lobo, las abandona y huye. Y el lobo hace
presa en ellas y las dispersa. El asalariado se porta así porque
trabaja únicamente por la paga y no tiene interés por las ovejas»
(Jn 10, 11-13). ¡Ánimo!
Escuchad lo que decía el alcalde La Pira a los concejales de
Florencia el 24 cíe septiembre de 1954: «Tenéis respecto a mí un
solo derecho: el de negarme la confianza. Pero no tenéis de-
recho a decirme: Señor alcalde, no se interese por las criatu-
ras que no tienen trabajo (despedidos o desocupados), ni casa
(desahuciados), ni asistencia (viejos, enfermos, niños)... Ése es
mi deber fundamental. Si hay alguien que sufre, tengo yo un
17° domingo
del tiempo ordinario
LECTIO
en una cantidad más que necesaria para saciar el hambre Las actitudes que, coherentemente, deben marcar
de cien personas. su relación con Dios y con el prójimo, manifiestan, por
A la objeción planteada por el criado sobre la eviden- consiguiente, la verdad de lo que ellos son, siguiendo
te imposibilidad de distribuir aquella poca cantidad de el ejemplo que tienen en Jesús. Humildad, amabilidad,
pan entre toda la gente que estaba presente, el profeta paciencia, a m o r que se hace cargo de la debilidad de
responde con la confianza firme en la Palabra del Señor los otros, solicitud por la construcción de la paz: éstas
que le ha sido comunicada, y que le ordena realizar esa son las virtudes que hacen visible y realizable la uni-
acción. El milagro que se produce es la confirmación de dad de la c o m u n i d a d y dan testimonio de que el Es-
la autoridad de Eliseo, u n a autoridad que le viene de la píritu la anima, dado que son los frutos del Espíritu
fe y de su obediencia a YHWH. (cf. Gal 5,22).
" Cuando la gente vio aquel signo, exclamó: saciar el hambre de todos. Se trata de la respuesta del
-Este hombre tiene que ser el profeta que debía venir al a m o r generoso, sobreabundante, del Padre, que a par-
mundo. tir de poco, de la debilidad h u m a n a ofrecida del todo
" Jesús se dio cuenta de que pretendían proclamarle rey. y compartida, sacia la necesidad de cada u n o más allá
Entonces se retiró de nuevo al monte, él solo. de lo que es suficiente, con liberalidad, sin condiciones
(w. 11-13).
*» El Leccionario dominical del ciclo B suspende, El gesto de Jesús, que, contado por Juan sobre la fal-
momentáneamente, la lectura del evangelio según san silla de los acontecimientos del éxodo, pretendía pro-
Marcos para presentar algunos fragmentos tomados del clamar la plena liberación del pueblo y la constitución
capítulo 6 del evangelio según san Juan. En particular, de la comunidad escatológica a través de la nueva eco-
el episodio de la multiplicación de los panes es paralelo nomía de salvación, no hemos de comprenderlo sino
al que seguía en Marcos al pasaje que nos proponía la como u n a acción prometedora desde el punto de vista
liturgia del domingo pasado. de la supervivencia física y política. Por eso la gente
Juan inaugura con esta perícopa la sección dedicada acoge a Jesús como profeta y como rey (w. 14-15a). La
a la revelación de Jesús como alguien que da el ver- retirada solitaria al monte es el modo como Jesús toma
dadero pan y es él mismo «pan de vida»; el tema central sus distancias frente a semejante mala comprensión
y discriminador es la acogida o el rechazo de Jesús (cf. (v. 15b). Esta soledad es preludio de la que pronto se-
Jn 6,60-66). Jesús, en el marco de la pascua judía (v. 4), guirá a su discurso de Cafarnaún (cf. 6,66) y a la última
sube al monte con sus discípulos, seguido por la mu- de su pasión (16,32). Jesús declara de una manera táci-
chedumbre, atraída por las obras extraordinarias que ta que su realeza «no es de este mundo» (18,36).
realiza Jesús. Es él quien toma la iniciativa de dar de co-
mer a la muchedumbre (v. 5), apareciendo de inmedia-
to como el protagonista absoluto de la escena, cons-
ciente de sus acciones y de los motivos que la impulsan. MEDITATIO
Es asimismo él quien distribuye a la gente los panes
multiplicados (v. 11), quien se pone a servir, siendo el En nuestro opulento m u n d o occidental difícilmente
primero en dar ejemplo para que sus discípulos apren- llegamos a comprender lo que significa tener hambre y,
dan a hacer lo mismo (cf 13,14ss). Se puede captar a continuación, de modo sorprendente, vernos saciados
aquí, como en u n a transparencia, la imagen de la última de una manera abundante. En nuestro m u n d o presun-
cena, la verdadera y definitiva pascua de Jesús, durante tuoso estamos convencidos de disponer de respuestas
la cual tomó y distribuyó el pan después de haber dado técnicas y eficaces para cada problema, y por eso resul-
gracias al Padre, escena que Juan no narra explícita- ta más arduo saber apreciar los gestos gratuitos.
mente en su evangelio.
¿Estoy dispuesto a poner en juego mis «cinco panes y
Jesús, al multiplicar los cinco panes y los dos peces mis dos peces» en la lucha contra las realidades ma-
ofrecidos por un niño, da u n a respuesta resolutiva e croscópicas que, a pesar de tanto progreso, mantiene la
innovadora a las objeciones de Felipe y de Andrés sobre gente que sufre bajo el umbral de la supervivencia físi-
la falta de dinero y la escasez de alimento para poder ca y de otros tipos -incluso (¿sobre todo?) en el m u n d o
Tiempo ordinario - B 17° domingo
156 I
quien le pidiera que le curara. Estabais lejos de todos los pue- 18° domingo
blos. Y de repente te encontraste con Andrés, completamente in-
quieto y agitado, que parecía andar buscando algo. Tú te diste del tiempo ordinario
cuenta en seguida de que debía tratarse de comida. Tu alforja
contenía aún cinco panecillos que tu madre te había cocido la
víspera y dos pescados que había cogido tu hermano de noche.
Y diste, a tu vez, todo lo que habías recibido. No diste de lo que
te sobraba, sino todo lo que te hacía falta para alimentarte
aquel día. ¿Te diste cuenta, después, de la relación que había
entre los panecillos que diste a Andrés y aauellas cestas llenas
de pan sobre las que se precipitó la multitud exuberante? ¿No-
taste cómo se parecían extrañamente aquellos panecillos que no
se agotaban nunca a los que tu madre te había preparado?
¿Quién se acuerda de ti hoy? Pero yo te bendigo, muchachito de LECTIO
Galilea.
Tú eres para mí como una pequeña imagen del mismo Señor.
En esa otra pascua ahora cercana, será él el niño que ofrecerá
«en su miseria cuanto tenía para vivir», su misma vida, para sa- Primera lectura: Éxodo 16,2-4.12-15
ciar el hambre de una multitud. Lo dará todo, sin cálculos, en la
hora en que caerá la noche sobre un mundo desierto. Y el Espí- En aquellos días, 2 la comunidad de los israelitas comenzó
ritu, a través de las manos de otros Andrés y de otros Felipe, a murmurar contra Moisés y Aarón en el desierto, diciendo:
multiplicará el pan a lo largo de la noche de los tiempos. Ya no 3
-¡Ojalá el Señor nos hubiera hecho morir en Egipto,
se morirá de hambre sobre las colinas desiertas y pobladas de
cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne y nos
muchedumbres hambrientas (D. Ange, Le nozze di Dio dove il hartábamos de pan! Pero vosotros nos habéis traído a este
povero é re, Milán 1985). desierto para hacer morir de hambre a toda esta muche-
dumbre.
4
El Señor dijo a Moisés:
-Mira, voy a hacer llover del cielo pan para vosotros. El
pueblo saldrá todos los días a recoger la ración diaria; así los
pondré a prueba, a ver si actúan o no según mi ley.
12
-He oído las murmuraciones de los israelitas. Diles: Por
la tarde comeréis carne y, por la mañana, os hartaréis de pan,
y así sabréis que yo soy el Señor, vuestro Dios.
13
Por la tarde, en efecto, cayeron tantas codornices que
cubrieron el campamento, y por la mañana había en torno a
él una capa de rocío. 14 Cuando se evaporó el rocío, obser-
varon sobre la superficie del desierto una cosa menuda, gra-
nulada y fina, parecida a la escarcha. 15 Al verlo, se dijeron
unos a otros:
-¿Manhu? (es decir, ¿qué es esto?).
160 Tiempo ordinario - B i 8o domingo 161
Pues no sabían lo que era. (Ex 16,31). La dulzura de la que se habla aquí no es «cu-
Moisés les dijo: linaria», sino teológica, según el libro de la Sabiduría:
-Éste es el pan que os da el Señor como alimento. «Aquel sustento manifestaba a tus hijos tu dulzura, ya
que se acomodaba al gusto de quienes lo tomaban y se
transformaba según los deseos de cada uno» (Sab 16,21).
*» El pueblo judío fue liberado de la esclavitud egip-
cia gracias a la intervención de Dios por medio de Moi-
sés (Ex 13,17-15,21). Tras el paso del m a r Rojo, empie-
za el camino por el desierto, que al principio se hizo Segunda lectura: Efesios 4,17.20-24
difícil a causa de tres problemas: la falta de agua pota-
ble, la falta de alimento y la presencia de pueblos ad- Hermanos: " Os digo, pues, y os recomiendo encareci-
damente en el nombre del Señor, que no viváis como viven los
versarios que salían a combatir contra Israel. Cuando no creyentes: vacíos de pensamiento. 20 ¡No es eso lo que
llega la dificultad, el pueblo parece echar la culpa a vosotros habéis aprendido sobre Cristo! 21 Porque supongo
Moisés y a Aarón: sólo a causa de los frágiles sueños de que habéis oído hablar de él y que, en conformidad con la
libertad de estas dos personas habían abandonado la se- auténtica doctrina de Jesús, se os enseñó como cristianos n a
guridad de la esclavitud egipcia y habían emprendido el renunciar a vuestra conducta anterior y al hombre viejo, co-
rrompido por apetencias engañosas. " De este modo os reno-
peligroso camino de la liberación: «¡Ojalá el Señor nos
váis espiritualmente M y os revestís del hombre nuevo creado
hubiera hecho morir en Egipto, cuando nos sentábamos a imagen de Dios, para llevar una vida verdaderamente recta
junto a las ollas de carne y nos hartábamos de pan!» (v. 3). y santa.
Parece una rebelión contra los jefes.
Moisés comprende que, en realidad, «no van contra *»• El apóstol prosigue su exhortación a vivir en la ver-
nosotros vuestras murmuraciones, sino contra el Señor» dad, conservando la unidad del espíritu en el cuerpo de
(v. 8). En el fondo, el verdadero problema no es la falta Cristo (Ef 4,1-6, cf. 17° domingo, ciclo B) y acogiendo la
de alimento o de agua, sino la duda: «¿Está el Señor en acción de la cabeza, que edifica su cuerpo, la Iglesia
medio de nosotros o no?» (Ex 17,7). A pesar de todo, (Ef 4,7-16). El texto analiza la tarea del cristiano, contra-
Dios provee: con las fuentes de Elín (Ex 15,22-27) y con poniendo la situación pagana con la cristiana (w. 17-24):
el agua que m a n a de la roca (Ex 17); llegan del cielo el «Si un tiempo estabais muertos por vuestras culpas, sin
maná y las codornices (Ex 16); los amalecitas son de- esperanza, alejados, extranjeros, huéspedes, tiniebla [...],
rrotados (Ex 17,8-16). En la relectura practicada por el ahora sois luz en el Señor, cercanos, conciudadanos de
salmista, el m a n á es un don del Dios fiel a «una gene- los santos y familia de Dios (cf. Ef 2,1.12-13.19-22; 5,8).
ración rebelde y obstinada, una generación de corazón Abandonar la vida pagana significa rechazar la pro-
inconstante y espíritu infiel» (Sal 78,8). pia autosuficiencia, la mala voluntad que mantiene
El maná es una sustancia natural que tiene el aspecto prisionera la verdad, o sea, la vaciedad de pensamiento
de granos blancos dulces: se trata de la linfa que cae de (cf. v. 17). Significa liberarse de todo lo que aleja la vida
la corteza de las ramas de una especie de tamarisco de la realidad humana, pensada y querida por el Crea-
picadas por ciertos insectos que se alimentan de ella. dor; volver a encontrar como don u n corazón sensible
El alimento del desierto «sabía como a torta de miel» a todas las llamadas del bien, de la verdad, de la belleza
162 Tiempo ordinario - B 18" domingo 163
30
(v. 18). De otro modo, el hombre queda consumido por Ellos replicaron:
una «avidez, insaciable» (v. 19), por la codicia de la po- -¿Qué señal puedes ofrecernos para que, al verla, te crea-
sesión, con la que el hombre espera colmar su vacío. La mos? ¿Cuál es tu obra? 31 Nuestros antepasados comieron el
vida cristiana, en cambio, consiste en «aprender sobre maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio a comer
pan del cielo.
Cristo» (v. 20), poniendo su persona en el centro de la 32
vida. Se trata de «aprender» y de ponerse en camino. No Jesús les respondió:
se trata de limitarse a los gestos materiales, sino de adop- -Os aseguro que no fue Moisés quien os dio el pan del
cielo. Es mi Padre quien os da el verdadero pan del cielo. 33 El
tar una conducta de vida conforme con el proyecto de pan de Dios viene del cielo y da la vida al mundo.
Dios y con su voluntad (cf. Ef 1,10). Los cristianos ya 34
Entonces le dijeron:
han sido revestidos en el bautismo del «hombre nuevo»
-Señor, danos siempre de ese pan.
(v. 24). Ahora se trata de hacer aparecer, de una manera 35
personal y concreta, este ser y esta vida, de un modo que Jesús les contestó:
corresponda a la realidad divina que han recibido: «Yeso -Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no volverá a tener
hambre; el que cree en mí nunca tendrá sed.
no procede de vosotros, sino que es don de Dios» (Ef 2,8).
«Cristo, que es nuestro cordero pascual, ha sido ya inmo-
lado. Así que celebremos fiesta, pero no con levadura vieja, *+• Tras la multiplicación de los panes, el evangelista
que es la de la maldad y la perversidad, sino con los panes Juan alude a la búsqueda de Jesús por parte de la mu-
pascuales de la sinceridad y la verdad» (1 Cor 5,7-8). chedumbre. Lo encuentran junto a Cafarnaún y le diri-
gen esta pregunta: «Maestro, ¿cuándo has llegado aquí?»
(v. 25). Jesús no responde a lo que le preguntan, pero
Evangelio: Juan 6,24-35 revela las verdaderas intenciones que han impulsado a
la gente a buscarle, desenmascarando una mentalidad
En aquel tiempo, 24 cuando se dieron cuenta de que ni demasiado material (v. 26). Todos siguen a Jesús por el
Jesús ni sus discípulos estaban allí, subieron a las barcas y se pan material, sin comprender la señal hecha por el pro-
dirigieron a Cafarnaún en busca de Jesús. 25 Lo encontraron al feta. Buscan más las ventajas materiales y pasajeras que
otro lado y le dijeron: las ocasiones de adhesión y de amor. Ante esta ceguera
-Maestro, ¿cuándo has llegado aquí? espiritual, Jesús proclama la diversidad que existe entre
26
Jesús les contestó: el pan material y corruptible y ese otro «que da la vida
-Os aseguro que no me buscáis por los signos que habéis eterna» (v. 27). Invita a la gente a superar el estrecho ho-
visto, sino porque comisteis pan hasta saciaros. 27 Esforzaos rizonte en el que vive, para pasar a la fe. Los interlocuto-
no por conseguir el alimento transitorio, sino el permanente, res de Jesús le preguntan entonces: «¿Qué debemos hacer
el que da la vida eterna. Este alimento os lo dará el Hijo del
hombre, porque Dios, el Padre, le ha acreditado con su sello. para actuar como Dios quiere?» (v. 28). Jesús exige una
28
Entonces ellos le preguntaron:
sola cosa: la adhesión al plan de Dios, es decir, «lo que
Dios espera de vosotros es que creáis en aquel que él ha
-¿Qué debemos hacer para actuar como Dios quiere?
29 enviado» (v. 29).
Jesús respondió:
-Lo que Dios espera de vosotros es que creáis en aquel que La muchedumbre no está satisfecha (v. 30). El mila-
él ha enviado. gro de los panes no es suficiente; quieren u n signo par-
164 Tiempo ordinario - B 18° domingo 165
ticular y más estrepitoso, el nuevo milagro del m a n á (cf. do? ¿No está exagerando, visto el éxito del milagro? Es
Sal 78,24), para reconocer al profeta de los tiempos me- cierto que es capaz de dar pan para comer; ahora bien,
siánicos. Jesús, en realidad, da verdaderamente el nue- para llegar a considerarse el «pan bajado del cielo», el
vo maná, porque su alimento es muy superior al que co- pan definitivo, queda todavía mucho trecho. Es preciso
mieron los padres en el desierto: él da a todos la vida reconocer que los que m u r m u r a b a n o se mostraban
eterna. Pero sólo el que tiene fe puede recibir ese don. perplejos tenían sus buenas razones para hacerlo.
El verdadero alimento no está en el don de Moisés ni en Y debo reconocer que también yo, si me hubiera en-
la ley, sino en el don del Hijo, que el Padre ofrece a los contrado en las mismas circunstancias, habría tenido
hombres, porque él es «el verdadero pan del cielo» (v. 33). más o menos las mismas reacciones, precisamente por-
La muchedumbre parece haber comprendido: «Señor, que pienso normalmente que es necesario ser concre-
danos siempre de ese pan» (v. 34). Pero, en realidad, no tos, mantenerse con los pies en el suelo, no dejarse fas-
comprende el valor de lo que pide y anda lejos de la cinar ni arrastrar por fáciles entusiasmos que, después,
verdadera fe. Entonces Jesús, evitando todo equívoco, se revelan ilusorios. Y conmigo, también la gente de
precisa: « Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no vol- hoy, quizás la gran mayoría, habría tenido las mismas
verá a tener hambre» (v. 35). Él es el don amoroso hecho reacciones razonables, sensatas, casi obvias. Y tanto
por el Padre a cada hombre. Él es la Palabra que han más por el hecho de que nuestra sociedad nos ha edu-
de creer: quien se adhiere a él da un sentido a su propia cado para prever, calcular, usar la razón.
vida y consigue su propia felicidad.
Sin embargo...
MEDITATIO ORATIO
Es menester ponerse en el lugar de los interlocutores Fíjate, Señor, cómo ciertos pasos resultan difíciles. Y
de Moisés, de Aarón y de Jesús y comprender sus difi- tú lo sabes bien, porque has puesto en nosotros el ins-
cultades, unas dificultades reales. Los israelitas estaban tinto de conservación, que es u n a de las fuerzas más po-
cargados de razones para murmurar: ¿qué vida es esta derosas que rigen la vida. Hoy te pido que hagas más
que nos hacéis llevar en el desierto? ¿Valía la pena? ¿No poderoso aún este instinto, a saber: que lo extiendas a la
estábamos mejor cuando estábamos peor? ¿Quién po- Vida, a la vida que tú prometes, a la vida que debe durar
dría decir que están equivocados? Se trata de una vida para siempre, de suerte que pueda sentir dentro de mí
de miseria y sin perspectivas, de u n a vida que se desa- las razones del corazón, las razones de la Vida, la pre-
rrolla en una inseguridad total. Una vida en la que se gunta sobre el cómo alimentarla.
juegan la supervivencia. Te pido que m e hagas percibir este instinto vital su-
También los interlocutores de Jesús tenían más de un perior al menos con la misma fuerza que el natural,
motivo para mostrarse perplejos, dado que un hombre, para que mis decisiones sean prudentes y sabias, no liga-
aunque fuera prestigioso, se autoproclama «el pan de la das sólo al sentido común, y tampoco estén dictadas por
vida». ¿No es un poco demasiado? ¿No se está exaltan- la facilidad para creer cualquier propuesta milagrera.
166 Tiempo ordinario - B 18" domingo 167
Otra cosa te pido aún: concédeme el espíritu de dis- PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
cernimiento, para que sepa distinguir entre la verdade-
ra fe y las ilusiones, el carácter razonable de mi modo Cada día trae consigo una sorpresa, pero sólo podemos
de pensar y la apertura a tu posible acción en el mundo. verla, oírla, sentirla cuando llega, si la esperamos. No debemos
Haz, oh Señor, que no desista nunca de ser u n hombre tener miedo de acoger la sorpresa de cada día, tanto si llega
como un dolor o como una alegría. Ella abrirá un nuevo espa-
bien arraigado en la realidad y, al mismo tiempo, abierto
cio en nuestro corazón, un lugar en el que podremos acoger
también a tu Realidad, a ti, que puedes sorprenderme y nuevos amigos y celebrar de un modo más pleno nuestra huma-
venir a mi encuentro en cualquier momento; a ti, que pue- nidad compartida.
des dar la vuelta en un instante a la marcha normal de las
Con todo, el optimismo y la esperanza son dos actitudes ra-
cosas, para plantearme la pregunta radical sobre en qué dicalmente diferentes. El optimismo significa esperar que las co-
pongo mi confianza. sas -el tiempo, las relaciones humanas, la economía, la situa-
ción política y otras cosas como éstas- mejoren. La esperanza es
la verdadera confianza en que Dios cumplirá las promesas que
CONTEMPLATIO nos ha hecho de conducirnos a la verdadera libertad. El opti-
mista habla de cambios concretos en el futuro. La persona de es-
peranza vive en el momento presente sabiendo aue en la vida
«Descarga en el Señor tus inquietudes y él te sostendrá» todo está en buenas manos. Todos los grandes de la historia han
(Sal 55,23). ¿Qué es lo que te preocupa? ¿Por qué andas sido personas de esperanza. Abrahán, Moisés, Rut, María, Je-
afligido? El que te ha hecho se ocupa de ti. El que ya cui- sús, Rumi, Gandhi..., todos ellos vivieron guardando en su co-
daba de ti antes de que existieras ¿no cuidará de ti ahora razón la promesa que les guiaba hacia el futuro, sin necesidad
que eres lo que él quiso que fueras? ¿No cuidará de ti el de saber exactamente cómo habría de ser (H. J. M. Nouwen,
que «hace salir el sol sobre buenos y malos y manda la llu- Pane per ¡I viaggio, Brescia 1997, pp. 10.25 [edición española:
via sobre justos e injustos» (Mt 5,45). ¿Se desentenderá, te Pan para el viaje: una guía de sabiduría y de fe para cada día
abandonará, te dejará solo a ti, que eres justo y vives en del año, Ediciones Obelisco, Barcelona 2001]).
la fe? Al contrario, te colma de beneficios, te ayuda, te da
aquí lo que es necesario, te defiende de las adversidades.
Concediéndote dones te consuela para que perseveres,
quitándotelos te corrige para que no perezcas. El Señor
cuida de ti, puedes estar tranquilo; te sostiene aquel que
te ha hecho: no caerás de la m a n o de tu Creador (Agus-
tín, Comentarios sobre los salmos, 38,18).
ACTIO
LECTIO
Jeroboán, hijo de Nabat, se casó con Jezabel, hija de ahora ya no se trata de u n a fuga, sino de u n éxodo que
Etbaal - u n sacerdote de Astarté-, rey de los sidonios, y le conducirá al encuentro con Dios (1 Re 19,9-18).
dio culto a Baal, adorándolo» (1 Re 16,30ss). A causa de
la idolatría que se había extendido en el pueblo, Dios,
por boca de Elias, anuncia y envía tres años de sequía. Segunda lectura: Efesios 4,30-5,2
La lluvia vuelve sólo después de que Elias haya aver-
gonzado a los profetas de Baal, mostrando que hay Hermanos: 30 no causéis tristeza al Espíritu Santo de Dios,
realmente u n solo Dios. Jezabel jura vengarse de Elias y que es como un sello impreso en vosotros para distinguiros el
le amenaza de muerte: «Elias se llenó de miedo y huyó día de la liberación. 31 Que desaparezca de entre vosotros toda
agresividad, rencor, ira, indignación, injurias y toda suerte de
para salvar su vida» (1 Re 19,3). maldad. 32 Sed más bien bondadosos y compasivos los unos
Como hiciera Moisés, tras la enésima lamentación con los otros y perdonaos mutuamente, como Dios os ha per-
del pueblo, se desahoga con el Señor: «¿Por qué tratas donado por medio de Cristo.
5,1
mal a tu siervo? ¿Por qué me has retirado tu confianza y Sed, pues, imitadores de Dios como hijos suyos muy
echas sobre mi la carga de todo este pueblo? ¿Acaso lo he queridos. 2 Y haced del amor la norma de vuestra vida, a
concebido yo [...]? Yo solo no puedo soportar a este pue- imitación de Cristo, que nos amó y se entregó a sí mismo por
nosotros como ofrenda y sacrificio de suave olor a Dios.
blo; es demasiada carga para mí. Si me vas a tratar así,
prefiero morir» (Nm 11,11-12.14-15). Elias acaba de co-
mer y pide quedarse solo, alejado también de su criado *»• ¿Le es posible a un hombre «hacer del amor la nor-
(1 Re 19,3): no le queda otra cosa más que la invocación ma de su vida» {cf v. 2)? Sí, gracias al hecho de haber
desesperada de la plegaria. Huye al desierto del sur para recibido como don en el bautismo el sello del Espíritu
salvar su propia vida; sin embargo, u n a vez llegado Santo que había sido prometido (cf. Ef 1,13; 4,30): es
allí, ora, paradójicamente, pidiendo la muerte: en su ésta una «idea fija» de la carta a los Efesios. El Espíritu
comportamiento se puede vislumbrar una particular se hace presente de un modo tan personal y respetuoso
ambivalencia. de la libertad que las decisiones del cristiano pueden
La intervención del ángel produce un vuelco de la «causarle tristeza» (v. 30). En el orden concreto, las co-
situación: el enviado de Dios no le habla de huida o de sas que disgustan al Espíritu enumeradas en el pasaje
muerte, sino de «levantarse, comer y caminar» (w. 5.7). son aspectos que podemos encontrar en otros pasajes
Elias continúa huyendo (en efecto, Dios le preguntará: del Nuevo Testamento (por ejemplo, en Rom 1,29-31;
«¿Qué haces aquí, Elias?», deberías encontrarte en Gal 5,19-21) o incluso en las obras helenísticas de tema
Israel), pero la hogaza que recibe es «pan del cielo» moral. La «maldad» es la raíz que provoca toda división
(Sal 104,40); el agua recuerda a la recibida como don y todo mal; vibra interiormente en la «agresividad, ren-
por Israel cuando acababa de salir de Egipto (Ex 15; 17); cor, ira»; se precipita contra los hermanos con la «in-
los cuarenta días y las cuarenta noches recuerdan el dignación» y las «injurias» (v. 31). En este contexto se
tiempo transcurrido en el desierto antes del don de la refiere Pablo, de modo particular, a los vicios que
tierra prometida; «el monte de Dios, el Horeb» (v. 8), hacia resquebrajan la vida comunitaria.
el que Elias se pone a caminar, es el lugar de las teofa- El crecimiento de la caridad pasa de la «bondad» a la
nías experimentadas por Moisés (Ex 3-4; 33,18-34,8): «compasión» y a la cumbre del «perdón mutuo» (v. 32).
172 Tiempo ordinario - B 19" domingo 173
51
Entre las quince características de la caridad citadas en Jesús añadió:
el «Himno a la caridad» (1 Cor 13,4-7), hay ocho nega- -Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que come de este
tivas (lo que no hace la caridad: «No tiene envidia, ni pan vivirá siempre. Y el pan que yo daré es mi carne. Yo la doy
para la vida del mundo.
orgullo, ni jactancia») y otras seis que tienen que ver con
la caridad en acción: «Todo lo aguanta» («65 paciente y
bondadosa [...] Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espe- **• Las precedentes revelaciones de Jesús sobre su
ra, todo lo aguanta»). origen divino -«Yo soy el pan de vida» (v. 35) y «yo he ba-
jado del cielo» (v. 38)- habían provocado el disentimien-
¿Qué es lo específico del perdón cristiano, dónde está
to y la protesta entre la muchedumbre, que empieza a
el límite ante el que podríamos pretender detenernos?
m u r m u r a r y se muestra hostil. Es demasiado duro
«A cada uno de nosotros, sin embargo, se le ha dado la
superar el obstáculo del origen h u m a n o de Cristo y re-
gracia según la medida [literalmente, el metro] del don conocerle como Dios (v. 42). Jesús evita entonces una
de Cristo» (Ef 4,7); «Los amó hasta el extremo» (Jn 13,1). discusión inútil con los judíos y les ayuda a reflexionar
Y vosotros «sed misericordiosos como también es miseri- sobre su dureza de corazón, enunciando las condicio-
cordioso vuestro Padre» (Le 6,36; cf. Mt 5,48). Así es para nes necesarias para creer en él.
Juan {cf. 1 Jn 3,16), para Pablo (cf Gal 2,20), para cada
cristiano que quiera ser causa de alegría para el Espíri- La primera es ser atraídos por el Padre (v. 44), don y
tu Santo. manifestación del amor de Dios a la humanidad. Nadie
puede ir a Jesús si no es atraído por el Padre. La segun-
da condición es la docilidad a Dios (v. 45a). Los hom-
bres deben darse cuenta de la acción salvífica de Dios
Evangelio: Juan 6,41-51
respecto al mundo. La tercera condición es la escucha
del Padre (v. 45b). Estamos frente a la enseñanza inte-
En aquel tiempo, "' los judíos comenzaron a murmurar rior del Padre y a la de la vida de Jesús, que brota de la
de él porque había dicho: «Yo soy el pan que ha bajado del
cielo». 42 Decían: fe obediente del creyente a la Palabra del Padre y del
Hijo.
-Éste es Jesús, el hijo de José. Conocemos a su padre y a su
madre. ¿Cómo se atreve a decir que ha bajado del cielo? Escuchar a Jesús significa ser instruidos por el
43
Jesús replicó: mismo Padre. Con la venida de Jesús, la salvación está
-No sigáis murmurando. 44 Nadie puede aceptarme si el abierta a todos, pero la condición esencial que se re-
Padre, que me envió, no se lo concede, y yo lo resucitaré el úl- quiere es la de dejarse atraer por él escuchando con
timo día. 45 Está escrito en los profetas: Y serán todos instrui- docilidad su Palabra de vida. Aquí es donde precisa el
dos por Dios. Todo el que escucha al Padre y recibe su ense- evangelista la relación entre fe y vida eterna, principio
ñanza me acepta a mí. 46 Esto no significa que alguien haya que resume toda regla para acceder a Jesús. Sólo el
visto al Padre. Solamente aquel que ha venido de Dios ha visto hombre que vive en comunión con Jesús se realiza y se
al Padre.
47 abre a una vida duradera y feliz. Sólo «el que come» de
Os aseguro que el que cree tiene vida eterna. 48 Yo soy Jesús-pan no muere. Es Jesús, p a n de vida, el que dará
el pan de la vida. 4S Vuestros padres comieron el maná en el
desierto y, sin embargo, murieron. 50 Éste es el pan del cielo, y la inmortalidad a quien se alimente de él, a quien inte-
ha bajado para que quien lo coma no muera. riorice su Palabra y asimile su vida en la fe.
174 Tiempo ordinario - B 19° domingo 175
ACTIO
ECTIO
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
uno de los dos caminos: la vida o la muerte. El pasaje **• «En otro tiempo erais tinieblas, pero ahora sois luz
que hemos leído hoy, deteniéndose en el primer perso- en el Señor» (Ef 5,8; cf. Jn 3,20ss; Col l,12ss; 1 Tes 5,4-8).
naje, activo y laborioso, nos presenta la casa de la Sabi- Vivir como «hijos de la luz» significa producir los frutos
duría, acogedora y austera a la vez, donde ha preparado de la luz (w. 8-10); llevar a la luz a los que se encuentran
un suculento banquete. La Sabiduría envía a sus criadas en las tinieblas (w. 11-14); buscar con sabiduría la vo-
para que inviten a comensales, inexpertos y carentes de luntad de Dios vigilando nuestra propia conducta
sabiduría, y participen en su rica mesa. Invitar a alguien (w. 15-17); dejarnos llenar del Espíritu Santo (w. 18-20).
a nuestra mesa significa compartir, con la invitación, el «Aprovechando el momento presente» (v. 16): la pala-
alimento y la amistad. bra griega empleada, kairós, tiene u n valor más rico que
A buen seguro, la parábola está dotada de u n signi- nuestro término tiempo. Incluye también el contenido
ficado sapiencial. Con la imagen del banquete, el ma- de este tiempo, la situación que crea y las posibilidades
estro de sabiduría manifiesta la íntima relación de co- que ofrece. No se trata de u n a realidad anónima o in-
m u n i ó n que debe existir entre él y los invitados. No es diferente, sino de u n m o m e n t o favorable, de u n tiempo
difícil vislumbrar en el personaje de la Sabiduría la o p o r t u n o . El cristiano posee este tiempo decisivo.
figura de Dios, que repite la enseñanza de la Ley y los Como h o m b r e del Espíritu, posee la capacidad de re-
profetas, aunque por medio de u n a modalidad más conocer la presencia de Dios y de realizar su voluntad
escolar y con representaciones intelectuales. Invita a (Gal 6,10), viendo la posibilidad de cumplir las exigen-
los comensales discípulos suyos, a los que ha converti- cias del Espíritu.
do en su familia, a vivir en comunión con él y a sa- «Tampoco os emborrachéis, pues el vino fomenta la
borear el sentido c o m ú n en el pensar, y la prudencia en lujuria. Al contrario, llenaos del Espíritu» (v. 18). La amo-
la acción. Esto vuelve la vida más serena y alegre, la nestación para que no se emborrachen con vino resulta
arraiga en los verdaderos valores h u m a n o s y reli- verdaderamente sorprendente. Y además, si prosiguiera
giosos, fuente de sincero compartir entre los hombres la serie de las exhortaciones particulares iniciada más
(cf. 1,20-33; 8,1-21). arriba (Ef 4,25), cabría esperar, contra el alcoholismo,
u n a invitación a la templanza. Lo que Pablo le opone,
sin embargo, es que se llenen del Espíritu (o que se
Segunda lectura: Efesios 5,15-20 «embriaguen del Espíritu», según algunas traducciones).
A continuación, habla de actividades que no es posible
Hermanos: 15 Poned, pues, atención en comportaros no imaginar más que en el contexto de una comunidad
como necios, sino como sabios, !6 aprovechando el momento litúrgica. El paso no se da de u n a manera explícita, pero
presente, porque corren malos tiempos. " Por lo mismo, no si hemos de arriesgar una interpretación, nos viene a la
seáis insensatos; antes bien, tratad de descubrir cuál es la mente pensar que - d e vez en c u a n d o - el hombre nece-
voluntad del Señor. 18 Tampoco os emborrachéis, pues el vino sita ser aliviado de las preocupaciones de todos los días
fomenta la lujuria. Al contrario, llenaos del Espíritu " y reci-
tad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados. Can- y vivir en «otro mundo». Ahora bien, ha de ser en un
tad y tocad para el Señor con todo vuestro corazón 20 y dad mundo en el que el Espíritu pueda aliviarle, dándole un
continuamente gracias a Dios Padre por todas las cosas en pequeño anticipo de la vida en Dios, hacia la cual nos
nombre de nuestro Señor Jesucristo. dirigimos.
180 Tiempo ordinario - B 20° domingo 181
Evangelio: Juan 6,51-58 Jesús insiste con vigor exhortando a consumir el pan
eucarístico para participar en su vida: «Yo os aseguro
En aquel tiempo, 51 Jesús añadió: que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis
-Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que come de este su sangre, no tendréis vida en vosotros» (v. 53). Más aún,
pan vivirá siempre. Y el pan que yo daré es mi carne. Yo la doy anuncia los frutos extraordinarios que obtendrán los
para la vida del mundo. que participen en el banquete eucarístico: quien per-
52
Esto suscitó una fuerte discusión entre los judíos, los manece en Cristo y participa en su misterio pascual
cuales se preguntaban: permanece en él con una unión íntima y duradera. El
-¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? discípulo de Jesús recibe como don la vida en Cristo,
53
Jesús les dijo: que supera todas las expectativas h u m a n a s porque es
-Yo os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hom- resurrección e inmortalidad (w. 39.54.58).
bre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros. 54 El
que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo le Esta fue la enseñanza profunda y autorizada que dis-
resucitaré el último día. " Mi carne es verdadera comida y mi pensó Jesús en Cafarnaún. Sus características esencia-
sangre es verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi les giran, más que sobre el sacramento en sí, sobre el
sangre vive en mí y yo en él. " El Padre, que me ha enviado, misterio de la persona y de la vida de Jesús, que se va
posee la vida, y yo vivo por él. Así también, el que me coma vi- revelando de manera gradual. Ese misterio abarca en
virá por mí. 58 Éste es el pan que ha bajado del cielo, no como unidad la Palabra y el sacramento. La Palabra y el sa-
el pan que comieron vuestros antepasados. Ellos murieron,
pero el que coma de este pan vivirá para siempre. cramento ponen en marcha dos facultades h u m a n a s
diferentes: la escucha y la visión, que sitúan al hombre
en u n a vida de comunión y obediencia a Dios.
*•• Este fragmento, con el que concluye el «discurso
del pan de vida», está ligado a todo cuanto el evangelis-
ta nos ha dicho precedentemente; sin embargo, el men-
saje se hace aquí más profundo y se vuelve más sacrifi- MEDITATIO
cial y eucarístico. Se trata de hacer sitio a la persona de
Jesús en su dimensión eucarística. Jesús es el pan de A mi carne, perecedera y destinada a la muerte, se le
vida no sólo por lo que hace, sino especialmente en el ofrece hoy la posibilidad de la vida eterna a través de la
sacramento de la eucaristía, lugar de unidad del cre- carne resucitada y, por consiguiente, incorruptible del
yente con Cristo. Jesús-pan queda identificado con su Hijo. La vida eterna, la vida de Dios, la vida bienaven-
humanidad, la misma que será sacrificada para salva- turada, la vida feliz, la vida sin sombra, sin duelo y sin
ción de los hombres en la muerte de cruz. Jesús es el lágrimas, llega a mí a través del Hijo, a través de su carne,
pan -bien como Palabra de Dios o como víctima sacri- que se hace pan para comer. La eucaristía me pone en
ficial- que se hace don por amor al hombre. La ulterior contacto con la vida eterna, me permite vencer la muer-
murmuración de los judíos: «¿Cómo puede éste darnos a te y la infelicidad. ¿Qué don puede haber m á s deseable?
comer su carne?» (v. 52), denuncia la mentalidad incré- ¿Puedo pedir algo que sea más que la vida eterna?
dula de quienes no se dejan regenerar por el Espíritu y En la eucaristía está presente todo el deseo de comu-
no pretenden adherirse a Jesús. nión de Dios conmigo, su deseo de que yo acepte su don
182 Tiempo ordinario - B 20" domingo 183
a grandes voces: «Mi corazón estará inquieto hasta que no pue- 21° domingo
da reposar en vosotros, mis amadas criaturas» [...]. Dios desea
comunión: una unidad que sea vital y viva, una intimidad que del tiempo ordinario
proceda de ambas partes, un vínculo que sea verdaderamente
mutuo [...].
Este intenso deseo que siente Dios de entrar en la más íntima
relación con nosotros es lo que constituye el núcleo de la cele-
bración y de la vida eucarística. Dios no sólo quiere entrar en la
historia humana convirtiéndose en una persona que vive en una
época y en un país específico, sino que quiere llegar a ser nues-
tro alimento y nuestra bebida diarios en todo tiempo y en todo
lugar (H. J. M. Nouwen, La forza della sua presenza, Brescia
5
2000, pp. 61 ss).
LECTIO
tribus (capítulos 13-21); las acciones con las que con- que lo realiza hace presente y actualiza para sí la historia
cluye la vida de Josué, en particular su último discurso y de la salvación.
la asamblea de Siquén (capítulos 22-24). El pueblo ya ha
recibido ahora el don de «una tierra por la que vosotros no
habíais sudado, unas ciudades que no edificasteis y en las Segunda lectura: Efesios 5,21-32
que ahora vivís; coméis los frutos de las viñas y de los oli-
vos que no habéis plantado» (Jos 24,13): Dios se muestra Hermanos: 21 Guardaos mutuamente respeto en atención a
fiel a la promesa que había guiado y sostenido los pasos Cristo. 22 Que las mujeres respeten a sus maridos como si se
de Abrahán, Isaac, Jacob... (cf Gn 12,7; 26,3; 28,13...) tratase del Señor, " pues el marido es cabeza de la mujer,
como Cristo es cabeza y al mismo tiempo salvador del cuer-
Josué se despide de Israel y pone al pueblo frente a la po, que es la Iglesia. M Y como la Iglesia es dócil a Cristo, así
responsabilidad de sus propias decisiones. La decisión de también deben serlo plenamente las mujeres a sus maridos.
adherirse o rechazar a Dios siempre tiene como funda- 25
Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la
mento la presencia eficaz del Señor. Del mismo modo que Iglesia y se entregó a sí mismo por ella 26 para hacerla santa,
en las solemnes profesiones de fe de Dt 6,21-24; 26,5-9 purificándola por medio del agua y la Palabra. " Se preparó
y Neh 9,7-25, también Josué propone a la fe de los pre- así una Iglesia esplendorosa, sin mancha ni arruga ni cosa
sentes el recuerdo de las intervenciones de Dios en favor parecida: una Iglesia inmaculada. 28 Igualmente, los maridos
deben amar a sus mujeres como a su propio cuerpo. El que
de su pueblo (w. 2-13). Por consiguiente, «escoged hoy a ama a su mujer, a sí mismo se ama, 29 pues nadie odia a su
quién queréis servir» (v. 15): también podéis rechazar lo propio cuerpo; antes bien, lo alimenta y lo cuida como hace
que el Señor ha realizado por vosotros (volviendo a los Cristo con su Iglesia, ,0 que es su cuerpo, del cual nosotros
dioses que eran adorados antes de la vocación de Abra- somos miembros.
31
hán o escogiendo las divinidades adoradas por los amo- Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre para unir-
rreos, a los que vosotros mismos habéis derrotado al con- se a su mujer, y llegarán a ser los dos uno solo. 32 Gran misterio
quistar la tierra); por mi parte, yo, con mi casa, escojo y éste, que yo relaciono con la unión de Cristo y la Iglesia.
os exhorto a que también vosotros escojáis aceptar la pre-
dilección de Dios, sirviéndole «con integridad y fidelidad» *»• El texto forma parte de u n código de comporta-
(v. 14). La asamblea de Israel escoge a Dios, renueva el miento destinado a la familia de Dios (Ef 5,21-6,9; cf.
acto de fe y concluye una alianza (w. 16-28). Col 3,18; 1 Pe 3,1-6). En los tiempos en que fue escrito
Josué, al proponer la renovación de la alianza, subraya pudo haber desempeñado u n a función de respuesta a
el momento de la decisión: «hoy» (v. 15). La respuesta del ciertas acusaciones dirigidas a los cristianos en el senti-
pueblo y la estipulación de la alianza siguen la cadencia do de que amenazaban la estabilidad del tejido social,
de la repetición del pronombre de primera persona plu- puesto que exigían cierta igualdad entre todos los fieles.
ral «nosotros», «nuestro» (w. 16-18.21.24.27). Es intere- A las mujeres se les dice que «respeten a sus maridos»
sante señalar que tanto la voz de Dios {cf. Nm 14,20-23) (v. 22); los esposos, a su vez, deberán «amar» a sus con-
como el estudio exegético moderno afirman que quienes sortes.
sancionaron la alianza en Siquén (v. 1) no eran los mis- Pero eso no basta. El fragmento se abre y se cierra con
mos que atravesaron realmente el desierto, sino que se una referencia explícita a Cristo y a la Iglesia (w. 21.32).
trata de sus descendientes. Como en todo acto de fe, el Por otra parte, las exhortaciones, apenas enunciadas,
188 Tiempo ordinario - B 21" domingo 189
están motivadas desde u n a perspectiva específicamente Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no
cristiana: «como si se tratase del Señor» (v. 22), «como creían y quién lo iba a entregar. 65 Y añadió:
Cristo es cabeza y al mismo tiempo salvador del cuerpo, -Por eso os dije que nadie puede aceptarme si el Padre no
que es la Iglesia» (v. 23), «como Cristo amó a la Iglesia y se lo concede.
66
se entregó a sí mismo por ella» (w. 25.29). En este caso, Desde entonces, muchos de sus discípulos se retiraron y
ya no iban con él.
«como» no tiene u n valor comparativo, sino causal: 67
vivid en la caridad recíproca, «porque» el mismo Señor Jesús preguntó a los Doce:
obró de este modo. -¿También vosotros queréis marcharos?
68
Simón Pedro le respondió:
La Iglesia ha encontrado en Cristo a su «salvador»
-Señor, ¿a quién iríamos? Tus palabras dan vida eterna.
(v. 23), al que la hace «santa» y «pura» (v. 26), «esplendo- 69
Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.
rosa, sin mancha ni arruga ni cosa parecida: una Iglesia
inmaculada» (v. 27). En el antiguo Oriente había costum-
bre de lavar y adornar a la novia, que era presentada a **• Tras la extensa revelación de Jesús sobre el p a n de
continuación al novio por los amigos de la boda. Ahora vida en la sinagoga de Cafarnaún, los discípulos mues-
bien, aquí es el mismo Cristo quien ha lavado a su Igle- tran su malestar por las afirmaciones «irracionales» de
sia de toda huella de suciedad «por medio del agua y la su Maestro, unas afirmaciones difíciles de aceptar des-
Palabra» (v. 26) -esto es, el b a u t i s m o - para presentarla de el punto de vista humano. Jesús, frente al escándalo
a sí mismo. Esta irresistible belleza de la Iglesia se mani- y la murmuración de sus discípulos, precisa que no hay
festará espléndidamente en la plenitud de los tiempos, que creer en él sólo después de contemplar su ascensión
pero Pablo nos asegura que es ya una característica que, al cielo, al modo de Elias y de Enoc, porque eso signifi-
aunque todavía sombreada, le pertenece como don. caría no aceptar su origen divino, algo carente de senti-
Cristo ha querido realizar personalmente respecto a la do, puesto que él, el «Preexistente», viene precisamente
Iglesia lo que el Génesis describía como la vocación de del cielo (cf. Jn 3,13-15).
todo hombre y de toda mujer (Gn 2,24). La incredulidad de los discípulos respecto a Jesús, sin
embargo, se pone de manifiesto por el hecho de que el
«Espíritu es quien da la vida; la carne no sirve para nada.
Evangelio: Juan 6,60-69 Las palabras que os he dicho son espíritu y vida» (v. 63).
Juan afirma que tan real como la carne de Jesús es la
En aquel tiempo, 60 muchos de sus discípulos, al oír a verdad eucarística. Ambas son u n don que tiene el mis-
Jesús, dijeron: m o efecto: dar la vida al hombre. Con todo, muchos dis-
-Esta doctrina es inadmisible. ¿Quién puede aceptarla? cípulos no quisieron creer y no dieron un paso adelante
61
Jesús, sabiendo que sus discípulos criticaban su ense- hacia u n a confianza en el Espíritu, no logrando liberar-
ñanza, les preguntó: se de la esclavitud de la carne.
-¿Os resulta difícil aceptar esto? 62 ¿Qué ocurriría si vieseis A Jesús no le coge por sorpresa esta actitud por par-
al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? 63 El Espíritu
es quien da la vida; la carne no sirve para nada. Las palabras
te de los que dejan de seguirle. Conoce a cada hombre y
que os he dicho son espíritu y vida. M Pero algunos de vosotros sus opciones secretas. Adherirse a su persona y su men-
no creen. saje a través de la fe es un don que nadie puede darse a
Tiempo ordinario - B 21° domingo 191
190
sí mismo. Sólo lo da el Padre. El hombre, que es dueño Padre la posibilidad y el atrevimiento de repetir las pa-
de su propio destino, siempre es libre de rechazar el don labras de Pedro: «Señor, ¿a quién iríamos? Tus palabras
de Dios y la comunión de vida con Jesús. Sólo quien ha dan vida eterna». Somos frágiles, nuestro corazón vaci-
nacido y ha sido vivificado por el Espíritu y no obra se- la con frecuencia, nuestra mente duda, pero hemos de
gún la carne comprende la revelación de Jesús y es in- repetir constantemente la afirmación de Pedro, porque
troducido en la vida de Dios. Es a través de la fe como sólo el Señor tiene palabras de vida eterna.
el discípulo debe acoger al Espíritu y al mismo Jesús,
pan eucarístico, sacramento que comunica el Espíritu y
transforma la carne. ORATIO
ceder, en efecto, que alguien diga la verdad y no sea habéis reunido? ¿Cuántos cambios habéis aportado? ¿Cuántos
comprendido y que incluso los que le escuchan se alejen males habéis curado? ¿Cuánta alegría habéis creado?, recibirán
escandalizados. Este hombre podría arrepentirse de siempre respuestas decepcionantes. Ni Jesús ni sus seguidores
haber dicho la verdad: «No hubiera debido hablar así, tuvieron gran éxito. El mundo sigue siendo todavía un mundo
no hubiera debido decir estas cosas». Al Señor le pasó oscuro, lleno de violencia, de corrupción, opresión y explota-
ción. Probablemente, lo será siempre.
esto: habló y perdió a muchos discípulos, y se quedó
con pocos. Pero no se turbó, porque desde el principio La pregunta no es «¿a qué velocidad y cuántos?», sino
sabía quién habría de creer y quién no. Si a nosotros «¿dónde y cuándo?». ¿Dónde se celebra la eucaristía? ¿D'ónde
están las personas que se reúnen en torno a la mesa partiendo
nos sucede algo semejante, nos quedamos turbados.
el pan ¡untas? ¿Cuándo tiene lugar esto? [...] ¿Hay personas
Encontraremos consuelo en el Señor, sin dispensarnos, que, en medio de este mundo que se encuentra bajo el poder del
a pesar de todo, de la prudencia en el hablar (Agustín, mal, viven con la conciencia de que él vive y mora dentro de no-
Comentario al evangelio de Juan, 27, 8). sotros, de que él ha superado el poder de la muerte y ha abierto
el camino de la gloria? ¿Hay personas que se reúnen alrededor
de la mesa y que hacen en memoria suya lo que él hizo? ¿Hay
personas que continúan contándose sus historias de esperanzas
ACTIO
y que marchan juntas a ocuparse de sus semejantes, sin preten-
der resolver toaos los problemas, sino llevar una sonrisa a un
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: moribundo y una pequeña esperanza a un niño abandonado?
«Sólo tú, Señor, tienes palabras de vida eterna» (H. J. M. Nouwen, La forza aella sua presenza, Brescia 5 2 0 0 0 ,
(cf. Jn 6,68b). pp. 85ss).
LECTIO
27
se presenta como la colección de tres grandes discursos La religiosidad auténtica y sin tacha a los ojos de Dios
pronunciados por Moisés la víspera de su muerte y de la Padre consiste en socorrer a huérfanos y viudas en su tribula-
ción y en mantenerse incontaminado del mundo.
entrada de Israel en la tierra prometida. El propósito de
los autores es recordar a sus contemporáneos la histo-
ria de la elección y de la alianza que le une a YHWH: si **• Este domingo empezamos a leer algunos frag-
la fidelidad a ella es prenda de vida (cf. Dt 4,1), la infi- m e n t o s de la carta de Santiago. La atribución de este
delidad - e n la que están viviendo- lo es de muerte. texto inspirado es objeto de controversia. Los exégetas
Nuestro pasaje se sitúa, en el libro, inmediatamente parecen estar de acuerdo en considerar que el autor
después de la reevocación de las etapas del viaje por el p u s o el escrito bajo el n o m b r e de Santiago, «hermano
desierto. La primera palabra: «Escucha», es una palabra del Señor» y primer responsable de la comunidad de
clave en todo el Deuteronomio y, en cierto sentido, en Jerusalén (cf. Hch 12,17; 15,13ss; Gal 1,19), para con-
toda la piedad judía. «Escucha, Israel...» (Dt 6,4) recita ferirle autoridad. Es posible que hubiera recogido en él
el comienzo de la profesión de fe repetida a diario por palabras o contenidos que procedían efectivamente de
el israelita piadoso. Israel ha sido llamado, en virtud de Santiago.
la elección divina, a escuchar la ley que YHWH le da y a El pasaje que hemos leído se compone de diferentes
ponerla en práctica, sin alterarla (v. 2). Como efecto de versículos cuyo punto de convergencia es la «la Palabra
la obediencia, Israel vivirá y tendrá fama entre los otros de la verdad». Por medio de la Palabra, Dios Padre en-
pueblos. Se distinguirá de ellos y eso será motivo de gendró a los cristianos (v. 18) no sólo en el acto creador,
gloria: será reconocido como «pueblo sabio y sensato» sino -tal como aquí se entiende- en el momento del
(v. 6), cuyas leyes y normas son justas (v. 8). Más to- renacimiento en el bautismo. Éste es por excelencia el
davía, la fidelidad a la alianza, manifestada en la ob- don que nos ha otorgado el Padre, el cual no cambia, ni
servancia de la Ley, hará evidente la proximidad de Dios en sí mismo ni en su libre obrar (v. 17). Él ha hecho a
a su pueblo (v. 7): una realidad impensable para el los cristianos hijos suyos y ellos son los primeros entre
hombre, fuente de estupor y de gratitud (cf. Sal 34,19; todas las criaturas que experimentan ya esa vida nueva
46; 145,18). (v. 18b), que rebosará cuando se consume la bienaven-
turanza eterna.
Santiago sabe que la Palabra de Dios, que revela la
Segunda lectura: Santiago l,17-18.21b-22.27 verdad sobre Dios y sobre el hombre, tiene una fuerza
intrínseca, pero sólo da fruto en plenitud con la colabo-
Hermanos míos queridísimos: ,7 Toda dádiva buena, todo ración del creyente. Es menester que la Palabra en-
don perfecto, viene de arriba, del Padre de las luces, en quien cuentre sitio en el corazón del hombre, un corazón que
no hay cambios ni períodos de sombra. IS Por su libre volun- esté disponible para escucharla y ponerla en práctica,
tad nos engendró, mediante la Palabra de la verdad, para que
seamos los primeros frutos entre sus criaturas. exento de espíritu de polémica. Entonces se convierte
en portadora de salvación; sin embargo, si la Palabra es
Acoged con mansedumbre la Palabra que, injertada en vo-
sotros, tiene poder para salvaros. 22 Poned, pues, en práctica escuchada pero no acogida, entonces se alimenta en el
la Palabra y no os contentéis con oírla, engañándoos a voso- hombre u n a falsa relación con Dios que crea la ilusión
tros mismos. de lo contrario (w. 21b-22).
198 Tiempo ordinario - B 22° domingo 199
14
Está muy claro -afirma el autor sagrado- en qué con- Y llamando de nuevo a la gente, les dijo:
siste la auténtica manifestación de la fe: en cuidar de to- -Escuchadme todos y entended esto: 15 Nada de lo que en-
dos los que están desamparados, indefensos, oprimidos, tra en el hombre puede mancharlo. Lo que sale de dentro es
lo que contamina al hombre. 21 Porque es de dentro, del cora-
en no seguir la mentalidad mundana ni sus pseudova- zón de los hombres, de donde salen los malos pensamientos,
lores. Contra la tentación, que acecha al creyente de fornicaciones, robos, homicidios, 22 adulterios, codicias, per-
todos los tiempos, de separar el culto y el estilo de vida versidades, fraude, libertinaje, envidia, injuria, soberbia e in-
(cf. Is 1,11-15; Am 5,21-24), la carta de Santiago «tradu- sensatez. 23 Todas estas maldades salen de dentro y manchan
ce» con términos prácticos e inequívocos el perenne al hombre.
dicho del Señor: «El que escucha estas palabras mías y las
pone en práctica es como aquel hombre sensato que edifi- **• El capítulo 7 del evangelio de Marcos recoge una
có su casa sobre roca. [...] Sin embargo, el que escucha es- enseñanza de importancia capital, una enseñanza que
tas palabras mías y no las pone en práctica es como aquel por sí misma constituye una de las cumbres de la histo-
hombre necio que edificó su casa sobre arena» (Mt 7,24ss). ria religiosa de todos los tiempos. El pasaje que hemos
leído toma como punto de partida la pregunta que le
hacen a Jesús los fariseos y los maestros de la Ley -las
Evangelio: Marcos 7,1 -8a. 14-15.21-23 personas calificadas del ambiente religioso y cultural
de aquel tiempo- relacionada con el uso judío de las
En aquel tiempo,' los fariseos y algunos maestros de la Ley abluciones. A la ley mosaica sobre la pureza ritual (cf.
procedentes de Jerusalén se acercaron a Jesús 2 y observaron w. 3ss; Lv 11-15; Dt 14,3-21) habían ido añadiéndose
que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es cada vez más prescripciones, que, transmitidas oralmen-
decir, sin lavárselas 3 -es de saber que los fariseos y los judíos te, eran consideradas vinculantes, con la misma fuerza
en general no comen sin antes haberse lavado las manos me- que la ley escrita y, como ésta, reveladas por YHWH. A
ticulosamente, aferrándose a la tradición de sus antepasados; Jesús se le interroga sobre la inobservancia de tales
4
y al volver de la plaza, si no se lavan, no comen, y observan
por tradición otras muchas costumbres, como la purificación prescripciones («la tradición de los antepasados»: v. 5)
de vasos, jarros y bandejas-. 5 Así que los fariseos y los maes- por parte de sus discípulos. Jesús no responde directa-
tros de la Ley le preguntaron: mente, sino que, citando Is 29,13, saca a la luz lo falso
-¿Por qué tus discípulos no proceden conforme a la tradi- y vacío que es el modo de obrar de los fariseos: su culto
ción de los antepasados, sino que comen con manos impuras? es sólo formal, dado que a la exterioridad de los ritos y
6
Jesús les contestó: de la observancia de la Ley no le corresponden el senti-
-Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está miento interior y la práctica de vida coherente. La tradi-
escrito: ción de los hombres acaba así por sobreponerse y cubrir
Este pueblo me honra con los labios, el mandamiento de Dios (v. 8).
pero su corazón está lejos de mí.
.Q 1
En vano me dan culto, En los w. 14ss se afirma el criterio básico de la moral
*"//'(/ enseñando doctrinas universal, introducido por la invitación: «Escuchadme
que son preceptos humanos. todos». Todas las cosas creadas son buenas, según el
8
Vosotros dejáis a un lado el mandamiento de Dios y os proyecto del Creador (cf. Gn 1), y, por consiguiente, no
aferráis a la tradición de los hombres. pueden ser impuras ni volver impuro a nadie. Lo que
200 Tiempo ordinario - B 22" domingo 201
puede contaminar al hombre, haciéndole incapaz de vi- Nos hace comprender cómo hemos de obedecer a la ley
vir la relación con Dios, es su pecado, que radica en el de Dios, la ley definitiva del amor, ese amor con el que
corazón. El corazón del hombre, por tanto, es el centro Jesús fue el primero en amarnos.
vital y el centro de las decisiones de la persona humana,
del que depende la bondad o la maldad de las acciones,
palabras, decisiones. No corresponde a la voluntad de ORATIO
Dios ni se está en comunión con él multiplicando la ob-
servancia formal de leyes con una rigidez escrupulosa, Venimos a ti, Señor, con el corazón que tenemos, re-
sino purificando el corazón, iluminando la conciencia de pleto de sentimientos que nos esforzamos en reconocer
manera que las acciones que llevemos a cabo manifiesten y purificar a la luz de tu Palabra. No somos gente que te
la adhesión al mandamiento de Dios, que es el amor. sea extraña: somos tus hijos, somos miembros del cuer-
po de Cristo en virtud del bautismo que hemos recibido,
formamos parte de tu Iglesia; sin embargo, cuántas ve-
MEDITATIO ces estamos lejos de ti con el corazón y no nos damos
cuenta de que tú estás siempre cerca de nosotros, tú, el
La Palabra que hemos escuchado hoy nos invita a mi- único de quien tenemos una atormentadora necesidad.
rar en nuestro corazón con sinceridad. ¿Qué es lo que lo Repítenos una vez más que no te encontraremos mul-
ocupa? ¿Por qué se afana? Son preguntas que liquidamos tiplicando prácticas religiosas, sino abriendo el corazón
con excesiva facilidad porque «tenemos muchas cosas a tu Palabra, orientando la vida según lo que te agrada,
que hacer». preocupándonos del hermano y de la hermana. Repíte-
La Palabra de Dios pide ser escuchada con el cora- nos que el amor -y sólo el a m o r - nos hace puros. Y no-
zón, pide u n espacio, pide un poco de tiempo. Nuestro sotros, acogiendo tu don, renovados en la mente y en el
obrar, en verdad, no es especialmente cuestión de bra- corazón, te diremos: «Tú eres nuestro Señor».
zos o de mente, sino de corazón. Es el corazón el que
anima lo que decimos, hacemos, decidimos. El corazón
es la sede de la conversión, de la decisión fundamental CONTEMPLATIO
de acoger la Palabra de Dios y ponerla en práctica. Y la
Palabra de Dios, cuando habita en el corazón, lo cura, Es el corazón el que engendra tanto los pensamientos
lo libera de los sentimientos egoístas, de la rivalidad, del buenos como los que no lo son, pero no es porque pro-
desinterés por el otro: sentimientos que nos impiden duzca por su propia naturaleza conceptos que no son
experimentar la realidad más grande y determinante: el buenos, que provienen del recuerdo del mal cometido
Señor está cerca. una sola vez a causa del primer engaño, u n recuerdo
La Palabra de Dios, si le dejamos sitio en nuestro co- que se ha convertido ahora casi en habitual. También
razón, nos enseña a invocar al Señor y a ver al prójimo. parecen proceder del corazón los pensamientos que, de
Nos hace conscientes de que estamos bautizados y nos hecho, son sembrados en el alma por los demonios; por
da la fuerza necesaria para vivir de manera coherente. lo demás, los hacemos efectivamente nuestros cuando
202 Tiempo ordinario - B 22° domingo 203
nos complacemos en ellos voluntariamente. Eso es lo corazón, en efecto, de donde brotan las intenciones malvadas y
que el Señor censura. es el corazón el que debe transformarse en morada de Cristo
gracias a la fe.
La gracia esconde su presencia en los bautizados
En este sentido, la «custodia del corazón» constituye la obra
mientras espera que el alma una a ella su propósito. Es
por excelencia del hombre espiritual, la única verdaderamente
voluntad [de Dios] que nuestro libre albedrío no esté li-
esencial. En esta lucha es menester ejercitarse: es preciso, en pri-
gado por completo al vínculo de la gracia, ya sea porque mer lugar, saber discernir nuestras propias tendencias pecami-
el pecado no ha sido derrotado nunca, sino después de nosas, nuestras propias debilidades, las tendencias negativas
luchar, ya sea porque el hombre debe progresar siempre que nos marcan de un modo particular; en consecuencia,Tiernos
en la experiencia espiritual (Diadoco de Foticé, Cento de llamarlas por su nombre, asumirlas y no removerlas y, por
considerazioni sulla fede, Roma 1978, pp. 92-95, passim último, sumergirnos en la larga y fatigosa lucha dirigida a hacer
[edición española: Obras completas, Ciudad Nueva, Ma- reinar en nosotros la Palabra y la voluntad de Dios.
drid 1999; también existe edición catalana en Claret, El órgano de esta lucha es el corazón, entendido en sentido
Barcelona 1981]). bíblico como órgano de la decisión y de la voluntad, no sólo de
los sentimientos. La capacidad de lucha espiritual, el aprendiza-
je del arte de la lucha (Sal 1 4 4 , 1 ; 18,35), resulta esencial para
la acogida de la Palabra de Dios en el corazón humano. Los ex-
ACTIO pertos en la vida espiritual saben que esta lucha es más dura
que todas las luchas externas, pero conocen asimismo el fruto de
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: la pacificación, de la libertad, de la docilidad y de la caridad que
«Tú estás junto a nosotros, Señor, Dios nuestro, cada produce (E. Bianchi, Le parole della spiritualitá, Milán 1999).
vez que te invocamos» (cf. Dt 4,7).
LECTIO
la opresión enemiga reciben el anuncio de una palabra ** Santiago pide a los cristianos que no contradigan
de consuelo, una palabra que les invita a tener ánimo la fe profesada con u n comportamiento incoherente. In-
porque Dios intervendrá en su ayuda. La venida de Dios terpelando directamente a los destinatarios de la carta,
castiga a los culpables y premia a los inocentes, según les invita a no caer en la práctica de favoritismos ba-
la ley del talión. sándose en la riqueza: atenciones con los ricos, ninguna
La salvación divina aparece descrita, sobre la base de consideración con los pobres (v. 3). Quien muestra se-
mejante actitud demuestra no creer en Jesucristo, Se-
la doctrina de la retribución temporal, como una cura-
ñor de la gloria (v. 1); son otros sus «señores»: el prime-
ción completa de las enfermedades físicas: los ciegos
ro de todos la riqueza. Ésta es la primera asechanza,
ven, los sordos oyen, los cojos brincan, los m u d o s can-
contra la cual no se cansaron de lanzar invectivas los
tan (vv. 5-6a). También la naturaleza recibe u n a nueva profetas {cf. Am 6,1-7; Is 5,8-12; Miq2,lss), sintetizadas
vitalidad: el desierto y la estepa reciben u n riego por Jesús en esta advertencia categórica: «No podéis
abundante, la tierra árida se vuelve rica en manantiales servir a Dios y al dinero» (Mt 6,24).
(w. 6b-7a).
A Jesús se le llama aquí «Señor de la gloria» porque su
Los profetas contemplan esa perspectiva ideal para
cuerpo, después de la resurrección, es un cuerpo glori-
expresar el cumplimiento de la expectativa mesiánica.
ficado y también porque es la revelación de la gloria del
El Mesías que ha de venir inaugurará unos tiempos en
Padre. La gloria, signo de la presencia de Dios en medio
los que no habrá más sufrimiento y hasta la muerte será de su pueblo, se ha hecho carne en Jesús, se ha hecho
destruida {cf Is 25,7ss). Jesús asumirá los signos de la visible {cf. Jn 1,14). Practicar discriminaciones significa
curación radical del hombre, para introducir a sus no reconocer esta manifestación de Dios y no acoger la
oyentes en la comprensión de la verdad de su persona y consiguiente revelación de que todos los hombres, cria-
de su misión {cf Mt 11,2-6). turas suyas, son iguales. Esto es algo particularmente
grave, dado que tiene lugar con ocasión de las celebra-
ciones litúrgicas (v. 2), o sea, precisamente cuando más
Segunda lectura: Santiago 2,1-5 evidente tenía que ser la identidad cristiana de la co-
munidad, en su unidad con Dios y entre los miembros
1
Hermanos míos, no mezcléis con favoritismos la fe que la componen. Los cristianos que practican el fa-
que tenéis en nuestro Señor Jesucristo, Señor de la gloria. voritismo demuestran que siguen teniendo una men-
2
Supongamos que en vuestra asamblea entra un hombre talidad mundana, alejada de la que se configura con el
con sortija de oro y espléndidamente vestido y entra tam-
bién un pobre con traje raído. 3 Si os fijáis en el que va es- modo de obrar de Dios, y por eso no es auténtico el
pléndidamente vestido y le decís: «Siéntate cómodamente culto que le tributan {cf Sant 1,27).
aquí», y al pobre le decís: «Quédate ahí de pie o siéntate en
el suelo, a mis pies», 4 ¿no estáis actuando con parcialidad
Dios escoge a los pobres y le da la vuelta a su condi-
y os estáis convirtiendo en jueces que actúan con criterios ción, enriqueciéndoles con la fe en este mundo y dán-
perversos? doles después la vida eterna (v. 5). A lo largo de toda la
5
Escuchad, mis queridos hermanos, ¿no eligió Dios a los revelación, aparece de manera constante la preferencia
pobres según el mundo para hacerlos ricos en fe y herederos de Dios por los pobres, o sea, por esos que, sin buscar la
del Reino que prometió a los que le aman? seguridad en el poder o en los bienes terrenos, cuentan
208 Tiempo ordinario - B 23° domingo 209
sólo con él; por esos que, indefensos y despreciados, «le d e quien le cura. Jesús obra el milagro apartándolo
aman» (v. 5b), es decir, viven con él en u n clima de d e la gente (v. 33) y ordenando guardar silencio sobre
confianza, de confidencia, de agradecimiento. lo ocurrido (v. 36): la consigna del «secreto mesiánico»
recibe aquí u n énfasis particular. El anuncio del Evan-
gelio y la adhesión de fe deben ser los únicos «signos»
Evangelio: Marcos 7,31-37 inequívocos de la inauguración de los tiempos mesiá-
nicos.
En aquel tiempo, 31 dejó Jesús el territorio de Tiro y mar- El milagro va acompañado de u n a gran riqueza de
chó de nuevo, por Sidón, hacia el lago de Galilea, atravesan- gestos: la introducción de los dedos en los oídos, el con-
do el territorio de la Decápolis. 12 Le llevaron un hombre que
era sordo y apenas podía hablar y le suplicaron que le impu- tacto con la saliva (elemento considerado como medi-
siera la mano. " Jesús lo apartó de la gente y, a solas con él, le camentoso en la antigüedad), el suspiro, la palabra
metió los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva. transmitida por el evangelista en arameo (w. 33ss). Al-
34
Luego, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: gunos de estos gestos se han conservado en el rito del
-Eltalha (que significa: ábrete). bautismo.
•" Y al momento se le abrieron sus oídos, se le soltó la traba E n virtud de la enorme admiración provocada por el
de la lengua y comenzó a hablar correctamente. 36 Él les mandó
milagro (v. 37), la muchedumbre no guarda la consigna
que no se lo dijeran a nadie, pero cuanto más insistía, más lo
pregonaban. " Y en el colmo de la admiración decían: del silencio (v. 36). La admiración está expresada con
-Todo lo ha hecho bien. Hace oír a los sordos y hablar a los u n a afirmación que recuerda los relatos de la creación
mudos. y de la liberación de la esclavitud. «Todo lo ha hecho
bien» (v. 37a) remite a la expresión del libro del Génesis
según la cual Dios vio que eran buenas todas las cosas
*•• La sección del evangelio en la que se encuentra el creadas (cf. Gn 1). «Hace oír a los sordos y hablar a los
fragmento litúrgico de hoy está atravesada por el tema mudos» (v. 37b) y, por consiguiente, cumple la promesa
de la incomprensión de que es objeto la persona de Je- del rescate de la esclavitud de Babilonia y del retorno a
sús. El sordomudo que recobra el pleno uso de sus fa- la patria anunciado por el profeta Isaías (cf. Is 35,1-10).
cultades sensoriales, que le permitirán escuchar la Pa- Jesús, por tanto, lleva a cabo u n a nueva creación y la
labra reveladora y comunicarla a su vez, se convierte en salvación definitiva.
signo de aquel que se abre a la acogida del misterio de
Jesús. El hombre que recibe el milagro es u n pagano
que ha sido llevado a Jesús mientras este último atrave-
saba el territorio de la Decápolis (v. 31), situado al este MEDITATIO
del lago de Tiberíades, hasta donde había llegado la
fama del Maestro como taumaturgo. La muchedumbre, que iba a Jesús con el peso de sus
El relato de esta curación es propio del evangelio de propias enfermedades y con la confianza en su cura-
Marcos. No se alude a la fe del que recibe el milagro ni ción, nos sirve de espejo. Nos vemos a nosotros mismos
del que le acompaña (v. 32): es la totalidad de la persona en estos rostros: nosotros, como ellos, estamos dispues-
del h o m b r e la que se abre a la fe y al reconocimiento tos a acudir allí donde se intuye como posible la solu-
210 Tiempo ordinario - B 23° domingo 211
ción práctica de nuestros problemas contingentes, y Enséñanos que la gratuidad es la verdadera libera-
mejor si resulta barato... Nos escapa el sentido profun- ción, la verdadera curación de nuestros males. Con-
do de la curación que da Jesús. Tal vez porque no senti- cédenos el coraje de pasar por esta experiencia. Tal vez
mos necesidad de ninguna otra cosa. entonces comprenderemos mejor que tú eres el Salvador
La Palabra de Dios que hemos oído hoy nos brinda y que nosotros, los bautizados, vivimos la nueva vida
la ocasión de volver a descubrir la alegría de haber sido que nos has dado.
bautizados: el bautismo, m u c h o más que u n a curación
total, es u n nuevo nacimiento que nos abre u n a vida
nueva. CONTEMPLATIO
Ser bautizado comporta u n estilo de vida radical-
mente renovado, en el que nuestros mismos sentidos El sordomudo que fue curado de manera admirable
captan la realidad en su densidad profunda y en el que por el Señor simboliza a todos aquellos hombres que,
las acciones, consecuentemente, expresan u n a lógica por gracia divina, merecen ser liberados del pecado pro-
diferente de la que supone el egocentrismo. El bauti- vocado por el engaño del diablo. En efecto, el hombre se
zado es la persona cuyos ojos se abren a la belleza de volvió sordo a la escucha de la Palabra de vida después
la creación, cuyos oídos se abren a la Palabra de la mi- de que, hinchado de soberbia, escuchó las palabras
sericordia y de la salvación, cuyos brazos se abren mortales de la serpiente dirigidas contra Dios; se volvió
para abrazar a todo hombre y a toda mujer, sin discri- m u d o para el canto de las alabanzas del Creador desde
minaciones de ningún tipo, puesto que ha reconocido que se preció de hablar con el seductor.
en Dios al creador y al salvador de todos. Dado que el sordomudo no podía ni reconocer ni orar
al Salvador, sus amigos le condujeron al Señor y le su-
plicaron por su salvación. Así debemos conducirnos en
ORATIO la curación espiritual: si alguien no puede ser converti-
do por la obra de los hombres para la escucha y la pro-
Gloria a ti, Señor, que haces todas las cosas buenas y fesión de la verdad, que sea llevado ante la presencia de
hermosas. Gloria a ti, que cuidas de todo lo que has la piedad divina y se pida la ayuda de la mano divina
creado y das a cada ser la posibilidad de conocer tu para salvarle. No se retrasa la misericordia del médico
belleza y tu bondad. celestial si no vacila ni disminuye la intensa súplica de
los que oran (Beda el Venerable, Omelie sul vangelo,
Haz que nos sacudamos el torpor de la mediocridad
Roma 1990, pp. 316ss).
y, prolongando los límites de nuestros deseos, exclusi-
vamente terrenos y materiales, nos atrevamos a probar
tu don: la salvación, que es tu misma presencia vivifi-
cante. ACTIO
Haz que descubramos cómo los bienes que nos das se
multiplican al compartirlos, sobre todo con quienes se Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
encuentran en condiciones de indigencia. «Todo lo has hecho bien, Señor Jesús» (cf. Me 7,37).
212 Tiempo ordinario - B
*» Este fragmento forma parte del llamado «Tercer de Dios escuchada y la fe proclamada y, por otra, la vida
canto del Siervo de YHWH» (IS 50,4-11). La misteriosa cotidiana. Se trata de u n a fractura que no sólo impide
figura del «siervo» (¿un profeta?, ¿el pueblo de Israel?) conseguir la salvación (v. 14), sino que procura la muerte
está presentada como la de un discípulo fiel. El Señor le produciendo la ilusión de lo contrario.
ha hecho capaz de escuchar la Palabra (v. 5) que le di- Este pasaje ha sido leído por algunos como antítesis
rige a diario a fin de que la transmita a los hombres de a la teología paulina de la salvación por mediación
su tiempo, en los cuales han disminuido la fuerza y la exclusiva de la fe. E n realidad, es más correcto leer las
confianza (v. 4). La fidelidad del discípulo a la misión vigorosas afirmaciones de Santiago como u n a llamada
recibida encuentra la oposición de aquellos a quienes lanzada a los que, radicalizando las palabras de Pablo,
ha sido enviado. Latigazos, ultrajes (mesar la barba), las tergiversan, como si la relación con Dios se agotara
insultos y salivazos: la persecución se ensaña con la en u n a adhesión interior a él. La fe auténtica, por el con-
persona del anónimo siervo, pero él no se echa atrás trario, no puede dejar de manifestarse en gestos de amor,
(v. 6), fortalecido con la certeza de que YHWH está cerca
que obedecen a la Palabra del Señor. De otro modo, la
de él.
fe resulta ineficaz, falsa: una ilusión (v. 17). Igualmente,
No verá decepcionada su confianza: por eso puede sería inexistente -si no sarcástico- u n amor afirmado de
hacer frente a sus enemigos de manera resuelta (v. 7) e palabra que no prestara ayuda concreta a la persona
incluso desafiarles llamándoles a juicio (v. 8). El Señor amada (w. 15ss).
le ayuda (v. 9a) y le hace justicia (v. 8a). Todo intento
perverso de acusar y condenar al siervo resultará vano Santiago se sitúa aquí en la misma línea que la
(w. 8b.9a), porque Dios es testigo y garante de su justi- parábola del juicio n a r r a d a por el evangelista Mateo
cia e inocencia. (cf. Mt 25,31-46): reconoce como seguidores de Jesús a
los que, a u n sin tener u n a fe explícita en su presencia,
han socorrido a los necesitados, a los desamparados,
Segunda lectura: Santiago 2,14-18 a los despreciados... en sus necesidades. El apóstol Juan
dice de u n a manera sintética en su primera carta:
14
¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe «Hijos míos, no amemos de palabra ni con la boca, sino
si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarle la fe? 15 Si un her- con hechos y de verdad» (1 Jn 3,18). La fe o se traduce
mano o una hermana están desnudos y faltos del alimento en vida de amor o simplemente no existe. Mientras que
cotidiano ,6 y uno de vosotros les dice: «Id en paz, calentaos y las obras revelan la fe de quien las realiza - s e a cons-
saciaos», pero no les da lo necesario para su cuerpo, ¿de qué
sirve? " Así también la fe: si no tiene obras, está muerta en sí
ciente o inconsciente de lo que hace-, no es verdad lo
misma. recíproco (v. 18).
18
También se puede decir: «Tú tienes fe, yo tengo obras; La salvación, por tanto, es don de Dios que ha de ser
muéstrame tu fe sin las obras, que yo por las obras te haré ver acogido creyendo en él, y las obras constituyen la res-
mi fe». puesta positiva del hombre a ese don. «No todo el que
me dice: ¡Señor, Señor! entrará en el Reino de los Cieíos,
*+• Existe una preocupación central en la carta de San- sino el que hace la voluntad de mi Padre, que está en los
tiago: la fractura que opone, por u n a parte, a la Palabra cielos» (Mt 7,21).
Tiempo ordinario - B 24° domingo 217
216
Evangelio: Marcos 8,27-35 (v. 27). El grupo de los discípulos, erigiéndose en por-
tavoz de las expectativas mesiánicas de Israel, refiere
En aquel tiempo, 27 Jesús salió con sus discípulos hacia las que Jesús es considerado como J u a n el Bautista, o bien
aldeas de Cesárea de Filipo y por el camino les preguntó: Elias -cuyo retorno debía preceder a la venida del
-¿Quién dice la gente que soy yo? Mesías (cf. Mal 3,1)- o algún profeta, cuya falta ya se
28
Ellos le contestaron: advertía desde hacía mucho tiempo.
-Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elias, y otros, que Y cuando Jesús plantea la pregunta directa: «Y voso-
uno de los profetas. tros, ¿quién decís que soy yo?» (v. 29), Pedro, prototipo
29
El siguió preguntándoles: del discípulo, profesa su propia fe en Jesús reconocién-
-¿Y vosotros quién decís que soy yo? dolo como Cristo, es decir, «mesías», «salvador». Los
Pedro le respondió: gestos que Jesús ha realizado, y que Marcos ha narrado
-Tú eres el Mesías. en los ocho primeros capítulos de su evangelio, mani-
30
Entonces Jesús les prohibió terminantemente que habla- fiestan el cumplimiento de las profecías mesiánicas. De
ran a nadie acerca de él. este modo encuentra su explicación el primer atributo
31
Jesús empezó a enseñarles que el Hijo del hombre debía con el que el evangelista calificó a Jesús en el comienzo
padecer mucho, que sería rechazado por los ancianos, los de su libro (cf. Me 1,1b).
jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley; que lo mata-
rían y, a los tres días, resucitaría. 32 Les hablaba con toda cla- De ahora en adelante, su relato empieza a dar razón
ridad. Entonces Pedro lo tomó aparte y se puso a increparle. del segundo atributo: «Hijo de Dios» (Me 1,1c). Esta se-
33
Pero Jesús se volvió y, mirando a sus discípulos, reprendió gunda parte del evangelio, que será ratificada con otra
a Pedro, diciéndole: profesión de fe, la de un pagano (el centurión: cf. 15,39),
-¡Ponte detrás de mí, Satanás!, porque tus pensamientos se abre con la autopresentación de Jesús, que esboza
no son los de Dios, sino los de los hombres. el modo como entiende y vive su propio mesiazgo: no
34
Después, Jesús reunió a la gente y a sus discípulos y les como triunfo o éxito, sino como humillación y sufri-
dijo:
miento (v. 31).
-Si alguno quiere venir detrás de mí, que renuncie a sí
mismo, que cargue con su cruz y que me siga. 35 Porque el que Con su reacción (v. 32), Pedro se muestra ahora como
quiera salvar su vida la perderá, pero el que pierda su vida por prototipo de quien sigue una lógica diferente respecto a
mí y por la Buena Noticia la salvará. la de Dios, a la que se opone como Satanás. Jesús se
muestra resuelto cuando recuerda a Pedro su lugar, que
*• Con este pasaje llega a un punto de atraque el itine- es detrás de él, único Maestro (v. 33), y cuando precisa
rario que el evangelio de Marcos ha propuesto hasta a todos las condiciones necesarias para ser discípulo
aquí. Mediante el relato de las acciones de Jesús y las pa- suyo. Es menester dar la vuelta al propio modo de pen-
labras con que las acompaña, el evangelista ha intentado sar de cada uno, a la imagen de Dios que se ha cons-
hacer emerger la respuesta a la pregunta fundamental truido, a los objetivos que se había fijado. Es preciso
sobre la identidad de Jesús, cuyo nombre se había he- seguir los pasos de Jesús. Hace falta proyectar nuestra -
cho famoso (cf. Me 6,14). Ahora es el mismo Jesús quien existencia no como posesión egoísta y autosatisfactoria,
explicita la pregunta: «¿Quién dice la gente que soy yo?» sino como entrega (w. 34ss).
Tiempo ordinario - B 24° domingo ^ ^ 219
218
< ^ #
MEDITATIO vencedores. Tú elegiste el a m o r y fuiste escarnecido, no
te creyeron y, por último, te mataron. Nunca dejaste de
¿Quién es para mí Jesús? La pregunta nos viene diri- amar ni de demostrar amor: lo que decías lo ponías en
gida directamente. Nosotros somos hoy los discípulos práctica. Fuiste u n derrotado para las crónicas mun-
que, habiendo vivido con Jesús, están invitados a pro- danas, pero en el silencio de una aurora de primavera,
nunciarse sobre él. Puede resultar sencillo repetir u n a resucitaste de la muerte. El amor, nos dijiste, es la única
fórmula aprendida en el catecismo o asumir una posición salvación, y creer en ti derrota todo abuso, todo egoísmo
aceptable por la mayoría sin una excesiva implicación tiránico.
personal: Jesús es el Señor, Jesús es u n gran hombre, Perdóname, Señor Jesús, cuando expreso mi fe sólo de
Jesús es el protector de los débiles... palabra, cuando me refugio en el escondite del «así
¿Quién es para mí Jesús? Toda respuesta suena vacía hacen todos», en vez de saborear los espacios abiertos
si no afecta a mi vida, si no expresa mi compromiso con de tus caminos, a lo largo de los cuales se experimenta
él. Sí, Jesús es el Hijo de Dios hecho hombre, el que nos la alegría de dar la vida por los hermanos.
ha revelado el amor del Padre por todos y en particular
por los indefensos. Reconocerle y aceptarle como tal,
invocarle como Señor, adquiere su significado pleno CONTEMPLATIO
si, en consecuencia, le sigo en su camino. El amor que
Jesús nos da y nos hace conocer es el amor de quien da Quien se libera del h o m b r e viejo y de sus obras re-
la vida por los otros y paga cualquier precio con tal de niega de sí mismo y puede decir: « Ya no soy yo el que
permanecer fiel a ese amor. Jesús es verdaderamente vive, sino que es Cristo quien vive en mí»; toma, en efec-
nuestro Señor, si nosotros, dejando de lado nuestros to, su cruz y es u n crucificado para el mundo. Y el que
proyectos mezquinos, a s u m i m o s el suyo, sin dejarnos ha crucificado en sí mismo el mundo, ése sigue al Señor
condicionar por la mentalidad corriente, absoluta- crucificado. Pedro, que se escandalizó con el anuncio de
mente centrada en el beneficio y en el culto a nosotros la muerte del Señor, fue regañado severamente por el
mismos. mismo Jesús: de este modo, los discípulos se vieron
Nuestras obras expresan la verdad de nuestra deci- invitados a renegar de sí mismos, a tomar su cruz y a
sión, de nuestra respuesta a la pregunta sobre la identi- seguir al Maestro con el ánimo de quien se encuentra
dad de Jesús. siempre en peligro de muerte.
A las palabras amargas les siguen las alegres, y el
Señor anuncia: «El Hijo del hombre vendrá en la gloria
ORATIO del Padre con sus ángeles». Si temes la muerte, escucha
la gloria del que triunfa. Si te espanta la cruz, escucha
Perdóname, Señor Jesús: también hoy he tenido mie- el homenaje que le rinden los ángeles. «Y entonces»,
do del rechazo y de la burla. No he conseguido seguirte añade el Señor, «dará a cada uno según sus obras». No
en tu camino y me he rebajado a pactos con los criterios hay distinción entre judíos y paganos, entre hombres y
que, en este mundo, permiten estar de la parte de los mujeres, entre pobres y ricos, porque no son las per-
Tiempo ordinario - B 24° domingo 221
220
sonas, sino las obras las que serán sometidas a juicio A causa de sus «absurdos», Jesús se ve o bien rechazado, o
bien domesticado, o bien escarnecido. [El] prefirió el patíbulo de
(Jerónimo, Commento alvangelo di Matteo, Roma 1969,
la cruz después de haber proclamado que quien quiera seguir-
pp. 167ss). le debe renegar de sí mismo y tomar su cruz. Pero los detenta-
dores del sentido común y, sobre todo, los sacerdotes «cuentan
con una experiencia secular en el arte de hacer la cruz inocua»
ACTIO (// seme sotto la nevé, p. 159). Aliándose con el poder, han
reducido el cristianismo a instrumento de estabilidad social, pese
a que aquél se fundamenta en la injusticia. Todo eso es trai-
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: cionar a Cristo. Sustituyendo la imagen de Jesús crucificado y
«Que yo muestre, Señor, con mis obras mi fe en ti». agonizante por la del Jesús «clerical, resucitado y triunfante»,
ha traicionado la Iglesia a su Señor. Afortunadamente para
nosotros, no puede impedir «que, de vez en cuando, algunos
cristianos sencillos tomen la cruz en serio y actúen como locos»
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL (// seme sotto la nevé, p.159), ofreciéndose, a cuantos quieran
verlo, como auténticos testigos de Jesús (F. Castelli, Volti ai Gesú
¿Quién es Jesucristo para Ignacio Silone? nella letteratura moderna, Cinisello B. 1987).
Es la expresión más elevada, más pura, más fecunda de la
humanidad. En él se encarnan y se sintetizan esos valores que
constituyen la base de toda civilización y que determinan la ver-
dad -es decir, la autenticidad y la g r a n d e z a - de todo hombre.
N o elaboró un sistema filosófico o teológico, ni siquiera fundó
una religión; no estableció pactos con el poder, no lisonjeó los
bajos instintos del hombre, no vaciló en proponer una doctrina
moral fuera de todos los esquemas, incluso «escandalosa», no
tuvo miedo de ir contracorriente ni de introducir el desorden.
Encarnando su mensaje en su persona, proclamó algunas ver-
dades «locas», aunque sublimes y fecundas. En L'awentura d'un
povero cristiano, Pier Celestino dirige a Bonifacio VIII estas
palabras: «Pero si se despoja al cristianismo de sus llamadas
cosas absurdas para hacerlo agradable al mundo, tal como es,
y apto para el ejercicio del poder, ¿qué queda de él? Sabéis que
la racionabilidad, el sentido común, las virtudes naturales exis-
tían, ya antes de Cristo, y se encuentran también ahora en mu-
chos que no son cristianos. ¿Qué es lo que Cristo nos ha traído
de más? Precisamente, algunas cosas absurdas en apariencia.
Nos ha dicho: amad la pobreza, amad a los humillados y a
los ofendidos, amad a vuestros enemigos, no os preocupéis por
el poder, por la carrera, por los honores; son cosas efímeras,
indignas de almas inmortales...» (p. 244).
25° domingo
del tiempo ordinario
no, efímera y transeúnte, es para gozarla sin escrúpulos **• La fe auténtica se manifiesta en las obras, del mis-
(w. 6-12a). mo m o d o que la verdadera sabiduría se reconoce por
El «justo», es decir, cualquiera que sea fiel a YHWH y a sus frutos {cf. Sant 3,13). El autor de la carta de Santia-
sus mandamientos, sigue unos criterios de vida diame- go pone en guardia contra los falsos maestros, es decir,
tralmente opuestos a los del impío y, por consiguiente, contra aquellos cuyas palabras no edifican la comuni-
siente como un reproche el comportamiento del justo, su dad en la concordia, sino que fomentan las divisiones
internas. Quien sólo se preocupa de sí mismo y se en-
misma presencia (w. 12b. 14). De ahí su decisión de en-
cierra de manera egoísta en la búsqueda de su propia
sañarse con él, diciendo, en plan sarcástico, que quiere
gratificación, se comporta de tal modo que crea desor-
verificar la autenticidad de la fe que profesa (w. 17-20).
den y turbación en los otros (3,16). Por el contrario,
Aparece un crescendo en las persecuciones que se le
quien acoge la sabiduría, don que Dios concede a quien
infligen, hasta llegar a la sentencia de muerte (v. 20a).
se lo pide {cf. Sab 8,21), vive de u n a manera límpida,
Los impíos esperan probar de este modo la consistencia
sincera, recta.
de la paciencia y de la resistencia demostradas por el
justo (v. 19), así como la consistencia de la seguridad El elenco de adjetivos calificativos de «la sabiduría de
que ha declarado en el apoyo que le da Dios, su salvador arriba» (3,17) está compuesto, probablemente, teniendo
y liberador (w. 18.20b). en cuenta la situación concreta de los destinatarios de
la carta y pone de relieve las virtudes que más necesitan.
El sarcástico desafío lanzado por los impíos, repetido De ese elenco se desprenden los rasgos de una comu-
contra los justos de todos los tiempos, vivirá su último nidad minada por las divisiones, los personalismos, las
acto en el Gólgota, donde el justo ve atendida su peti- rivalidades. Santiago la exhorta a compararse con el
ción de salvación resucitando (cf. Heb 5,7). don de Dios y con la urgencia de encarnarlo en un estilo
de vida tolerante, propio de quien acoge a los otros sin
discriminaciones, preocupado no por aparentar, sino
Segunda lectura: Santiago 3,16-4,3 por ser. Ése es el estilo de vida de quien construye la
«paz», que es el bien supremo, compendio de cualquier
Carísimos: 316 Porque donde hay envidia y ambición, allí otro (3,18).
reina el desorden y toda clase de maldad. " En cambio, la
sabiduría de arriba es en primer lugar intachable, pero ade- Los cristianos están invitados a descubrir de modo
más es pacífica, tolerante, conciliadora, compasiva, fecun- decidido las raíces de las discordias y de las divisiones
da, imparcial y sincera. 18 En resumen, los que promueven que laceran la comunidad (4,1a). Santiago los identifica
la paz van sembrando en paz el fruto que conduce a la sal- con el deseo desordenado de poseer, que engendra con-
vación. flictos, primero en el mismo interior de la persona
41
¿De dónde proceden los conflictos y las luchas que se (4,1b) y, en consecuencia, después con los otros (4,2). Y
dan entre vosotros? ¿No es precisamente de esas pasiones no sólo esto, sino que provoca asimismo la ruptura de
que os han convertido en un campo de batalla? 2 Ambicio-
náis y no tenéis; asesináis y envidiáis, pero no podéis conse- la relación con Dios, de suerte que la oración queda va-
guir nada; os enzarzáis en guerras y contiendas, pero no ob- ciada de sentido y reducida a una apariencia hipócrita.
tenéis porque no pedís; 3 pedís y no recibís, porque pedís Y es que no se puede orar a Dios con un corazón alejado
mal, con la intención de satisfacer vuestras pasiones. de él (4,3; c £ l s 29,13).
226 Tiempo ordinario - B 25" domingo 227
Evangelio: Marcos 9,30-37 primero se afirma que la jerarquía entre los discípulos
está estructurada siguiendo el criterio del servicio y del
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos 30 se fueron de allí y ponerse en el último lugar: en esto se fundamenta la
atravesaron Galilea. Jesús no quería que nadie lo supiera, verdadera grandeza (w. 34ss). El segundo dicho une la
31
porque estaba dedicado a instruir a sus discípulos. Les decía: acogida a Jesús -y por eso al Padre que le envía- a la de
-El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los u n niño (v. 37). El niño, cuya escasa consideración
hombres, le darán muerte y, después de morir, a los tres días
resucitará. positiva en el m u n d o antiguo resulta muy conocida, es
32
Ellos no entendían lo que quería decir, pero les daba
imagen de todos los que no son considerados dignos de
miedo preguntarle. atención y de estima; sin embargo, son precisamente
33
Llegaron a Cafarnaún y, una vez en casa, les preguntó: ellos quienes reciben el don del amor de Jesús -cosa que
-¿De qué discutíais por el camino? significa mediante el abrazo (v. 36)- y se convierten en
34
Ellos callaban, pues por el camino habían discutido sacramento del mismo Jesús, como él es sacramento
sobre quién era el más importante. del Padre.
35
Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo:
-El que quiera ser el primero que sea el último de todos y
el servidor de todos.
" Luego tomó a un niño, lo puso en medio de ellos y, abra-
MEDITATIO
zándolo, les dijo:
37
-El que acoge a un niño como éste en mi nombre, a mí La «sabiduría» absolutamente terrena alaba el éxito
me acoge, y el que me acoge a mí no es a mí a quien acoge, personal y lo persigue a toda costa. Para el protagonis-
sino al que me ha enviado. mo que se autoalaba, cualquier persona a la que consi-
dere impedimento para su propia supremacía puede ser
** El evangelista recoge en este fragmento otro dicho eliminada sin escrúpulos. En todos los tiempos, también
de Jesús referente al desenlace de su misión: va a ser en el nuestro, aparece la formación de círculos de poder
entregado en manos de los hombres y le darán muerte que atraen a su alrededor grupos de seguidores acríti-
(v. 3lab). El verbo «entregar», conjugado en pasiva y sin cos, en los que instilan el sentido de la lucha contra los
complemento, sugiere que es Dios quien realiza la ac- otros partidos.
ción. La pasión y la muerte de Jesús no son «padecidas» Este mecanismo, ínsito en el hombre en el estadio
por Dios, que es incluso el protagonista: es él quien, a instintivo, ha sido alcanzado por el anuncio de la pas-
través del recorrido doloroso de su Hijo, reconciliará cua de Jesús, que propone su superación. Se trata del
consigo al mundo. El signo eficaz de esto será la resu- don de Dios que se ofrece a todos: quien lo acoge se con-
rrección de Jesús (v. 31c). vierte en obrero de la paz y no de la división. Es el pues-
Marcos subraya una vez más que los discípulos no to del criado, ocupado por Jesús en primer lugar, el que
comprenden y, para resaltar la distancia que media entre garantiza el primado en el amor. Es el niño, el débil, el
la palabra del Maestro y su mentalidad - e n última ins- «sin voz», el que se revela como puente lanzado sobre
tancia, la mentalidad de la comunidad cristiana-, pone, las aguas cenagosas del egoísmo humano, donde nos
a renglón seguido, otros dos dichos de Jesús. E n el sorprende el abrazo del Padre.
228 Tiempo ordinario - B 25° domingo 229
CONTEMPLATIO «Surgió entre los discípulos una discusión sobre quién sería el
más importante» (Le 9,46). Sabemos bien quién es el que siem-
bra esta discusión entre las comunidades cristianas. Pero tal vez
Reparemos todos los hermanos en el buen Pastor,
no tengamos bastante presente que no puede formarse ninguna
que por salvar a sus ovejas soportó la pasión de la cruz. comunidad cristiana sin que, antes o después, nazca esta discu-
Las ovejas del Señor le siguieron en la tribulación y la sión en ella. En cuanto se reúnen los hombres, ya empiezan a
persecución, en el sonrojo y el hambre, en la debilidad observarse unos a otros, a juzgarse, a clasificarse según un
y la tentación, y en todo lo demás; y por ello recibieron orden determinado. Y con ello ya empieza, en el mismo na-
del Señor la vida sempiterna. Por eso es grandemente cimiento de la comunidad, una terrible, invisible y a menudo
vergonzoso para nosotros los siervos de Dios que los inconsciente lucha a vida o muerte.
santos hicieron las obras, y nosotros, con narrarlas, Lo importante es que cada comunidad cristiana sepa que,
queremos recibir gloria y honor. ciertamente, en algún pequeño rincón «surgirá entre sus com-
Dichoso el que soporta a su prójimo en su fragilidad ponentes la discusión sobre quién es el más importante». Es la
lucha del hombre natural por su autojustificación. Ese hombre se
como querría que se le soportara a él si estuviese en
encuentra a sí mismo sólo en la confrontación con los otros, en
caso semejante.
el juicio, en la crítica al prójimo. La autojustificación y la crítica
Dichoso el siervo que no se tiene por mejor cuando es van siempre de la mano, lo mismo que la justificación por la
engrandecido y enaltecido por los hombres que cuando gracia y el servicio van siempre unidos. Como es cierto que el
es tenido por vil, simple y despreciable, porque cuanto espíritu de autojustificación sólo puede ser superado por el
es el hombre ante Dios, tanto es y no más. ¡Ay de aquel espíritu de la gracia, los pensamientos particulares dispuestos a
230 Tiempo ordinario - B
santa -cuyos errores, debilidades y rebeldías no se ca- dores están llegando a oídos del Señor todopoderoso. 5 En
llan, a pesar de todo-, es guiado por YHWH, que habita la tierra habéis vivido lujosamente y os habéis entregado al
en medio del pueblo y, acompañándolo, lo engendra placer; con ello habéis engordado para el día de la matanza.
6
Habéis condenado, habéis asesinado al inocente y ya no os
con su poder y manifiesta su señorío incluso sobre los ofrece resistencia.
pueblos limítrofes. Nuestro fragmento pone de relieve
la estructuración del gobierno de la comunidad.
**• El fragmento se presenta como u n duro apostrofe
Moisés es el mediador por excelencia entre Dios y el
contra los ricos. Estos, sintiéndose fuertes por los bie-
pueblo. El Señor le habla directamente y ha recibido en
nes de los que disponen, limitan su horizonte existen-
plenitud el espíritu (v. 25a). Junto a él aparecen setenta
cial a la tierra y se encierran en él constituyéndose a sí
ancianos (v. 25b) que participan de la autoridad caris-
mismos centro de su propio m u n d o (cf. Le 12,16-19).
mática de Moisés.
Parecen vivir en u n a condición envidiable; sin embargo,
El texto prosigue comunicando una verdad que marca Santiago saca a la luz el drama del que son protagonis-
un avance importante en el camino del hombre religioso: tas. La cantidad de bienes que tienen acumulados es tan
el don de Dios no está ligado rígidamente a un lugar, grande que se deterioran: mientras que muchedumbres
sino que alcanza a la persona allí donde se encuentre. de pobres están privadas del mínimo que se les debe,
Éste es el caso de los dos hombres que, a u n habiendo u n a ingente cantidad de riqueza está malgastada, no
sido convocados entre los setenta ancianos, no habían sirve para nada (v. 3a); sin embargo, puesto que se trata
ido al lugar fijado. También sobre ellos vino el espíritu de bienes que los ricos h a n acaparado de una manera
(v. 26), suscitando la contrariedad de Josué (v. 28). La inicua, pisoteando los justos derechos de los obreros
afirmación de la libertad soberana de Dios en su obrar (v. 4) y cometiendo abusos, hasta el punto de no dudar
(v. 29) es el elevadísimo mensaje que interpela al cre- en matar a quienes hubieran sido un obstáculo para sus
yente de todos los tiempos, siempre acechado por la intereses (v. 6), los mismos ricos serán víctimas de sus
tentación de encerrar a Dios en los angostos espacios ingentes capitales (v. 3b). En efecto, el día del juicio de
de u n a «justicia» que se arroga la tarea de salvaguardar Dios los bienes constituirán la prueba acusatoria de su
los presuntos derechos de Dios pisoteando los de las conducta perversa. La vida frivola y disoluta que llevan
personas humanas. los ricos n o sirve para otra cosa más que para hacerles
llegar gordos, del mismo modo que los animales para el
día de la matanza (v. 5).
Segunda lectura: Santiago 5,1-6
Frente a la situación grotesca y paradójica de los ricos
1
Y vosotros los ricos gemid y llorad ante las desgracias egoístas y carentes de escrúpulos, está la de los justos, de-
que se os avecinan. 2 Vuestra riqueza está podrida y vuestros fraudados en lo que les corresponde por derecho (v. 4a),
vestidos son pasto de la polilla. 3 Vuestro oro y vuestra plata víctimas silenciosas de vejaciones a las que no pueden
están oxidados y este óxido será un testimonio contra voso- oponerse (v. 6), pero cuyo grito llega a los oídos del Se-
tros y corroerá vuestras carnes como fuego. ¿Para qué amon-
tonar riquezas si estamos en los últimos días? 4 Mirad, el jor- ñ o r (v. 4b). Él se encargará de su defensa y cambiará su
nal de los obreros que segaron vuestros campos y ha sido suerte. E n la figura del «justo» del v. 6 podemos entre-
retenido por vosotros está clamando y los gritos de los sega- ver la del «Siervo de YHWH», cuya confianza está puesta
Tiempo ordinario - B 26" domingo 235
234
enteramente en el Señor, que vela sobre su condición Jesús, que ha venido para salvar a todos {cf. Jn 12,32;
humillada y oprimida, «escucha su grito y lo salva» (cf. Hch 10,34ss), no es propiedad de nadie y, con mayor
Sal 37,39ss; Is 50,6ss). razón aún, no puede pretender poseerlo en exclusiva su
comunidad, que, más bien, está llamada a continuar
su misión universal. Hay personas que, aunque no se
Evangelio: Marcos 9,38-43.45.47ss consideran discípulos de Jesús, no son, de hecho, con-
trarias a él y llevan a cabo gestos de atención respecto a
En aquel tiempo, 3S Juan le dijo a Jesús: los cristianos: estos tienen asegurada su recompensa
-Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en (w. 40ss).
tu nombre y se lo hemos prohibido, porque no es de nuestro Enlazando con los precedentes dichos de Jesús diri-
grupo. gidos a los pequeños {cf. w. 37.41), refiere el evangelis-
39
Jesús replicó: ta algunas sentencias contra los que son motivo de es-
-No se lo prohibáis, porque nadie que haga un milagro en cándalo o de tropiezo y, por consiguiente, de caída. Es
mi nombre puede luego hablar mal de mí. 40 Pues el que no
preferible morir antes que atentar con nuestro propio
está contra nosotros está a favor de nosotros. 41 Os aseguro
que el que os dé a beber un vaso de agua porque sois del comportamiento contra la debilidad del hermano, en
Mesías no quedará sin recompensa. particular si se sobreentiende la debilidad en la fe (v. 42).
42
Al que sea ocasión de pecado para uno de estos pequeños Esta idea aparece articulada en los versículos siguientes
que creen en mí, más le valdría que le colgaran del cuello una con tres afirmaciones extremas: es mejor amputarse un
piedra de molino y le echaran al mar. 43 Y si tu mano es oca- miembro del propio cuerpo que sea ocasión de caída que
sión de pecado para ti, córtatela. Más te vale entrar manco en conservar la integridad del cuerpo y perder la comunión
la vida que ir con las dos manos al fuego eterno que no se ex- con Dios. El carácter trágico de esta última condición
tingue. 45 Y si tu pie es ocasión de pecado para ti, córtatelo.
Más te vale entrar cojo en la vida que ser arrojado con los dos está reforzada con la cita del Is 66,24, que evoca la des-
pies al fuego eterno. 47 Y si tu ojo es ocasión de pecado para ti, trucción provocada por la putrefacción y por la com-
sácatelo. Más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios que ser bustión: u n tormento sin tregua (v. 48).
arrojado con los dos ojos al fuego eterno, 48 donde el gusano
que roe no muere y el fuego no se extingue.
Dios, en cambio, parece ver las cosas desde otro pun- CONTEMPLATIO
to de vista. Para él, todos los hombres son hijos suyos y
se pone contento cuando alguno de ellos, aunque sea de El Espíritu Santo, que con la vocación [de los gentiles]
una manera no «canónicamente» correcta, acoge su los santifica y los hace agradables a Dios, es la sustan-
don y lo vive; sin embargo, le entristece ver que sus hi- cia de los dones de Dios. Y quien lo posee plenamente
jos no hacen circular entre ellos el amor que reciben de realiza todas las cosas según razón: enseña rectamente,
él; que, en vez de ayudarse unos a otros, se obstaculizan vive de manera irreprensible, confirma realmente y de
recíprocamente; que intentan explotarse, en vez de modo perfecto con signos y prodigios cuanto cree. En
compartir los bienes de que disponen... efecto, tiene en sí mismo la fuerza del Espíritu Santo,
Jesús pone en guardia a la comunidad de sus discí- que le da un tesoro y el motivo de la plenitud de todos
pulos: no hay que volver a levantar, en nombre de u n a los bienes.
presunta pureza religiosa, las barreras que él ha venido Se ha dicho que este Espíritu ha sido derramado por
a derribar. Dios sobre todos los hombres para que quienes lo reci-
ban puedan profetizar y tener visiones. La Efusión del
Espíritu es la causa del profetizar y del conocer el sen-
ORATTO tido y la belleza de la verdad (Dídimo el Ciego, Lo Spiri-
to Santo, Roma 1990, pp. 76ss [edición española: Trata-
Tú eres el Señor, el único Señor. do sobre el Espíritu Santo, Editorial Ciudad Nueva,
Madrid 1997]).
Eres el Señor del bien y lo difundes a manos llenas
sobre todas tus criaturas, sin dejar que nadie ignore lo
que es tu bondad.
ACTIO
Eres el Señor de la abundancia, que no te dejas ence-
rrar en las angosturas de los partidismos y de los dere-
chos adquiridos. Sólo conoces u n derecho: el de amar, Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
en primer lugar y siempre. Y este derecho nadie te lo «Envía, Señor, tu Espíritu Santo sobre nosotros».
puede quitar.
Eres el Señor de la riqueza, u n a riqueza que no
quieres que sea confundida con las escaladas al control PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
de los centros económicos ni con el acaparamiento in-
discriminado. La riqueza, la verdadera, la que tiene el Habla H. Cox de dos concepciones de la personalidad. Una
corazón como caja de caudales y aumenta cuanto más concéntrica, la otra excéntrica. La concepción excéntrica no he-
se comparte, es la capacidad de recibir y dar amor, aten- mos de entenderla en el sentido de extraña o extravagante, sino
como algo que tiene su centro fuera de sí. Es la persona que
ción, ternura. Es latir con tus mismos sentimientos, es
acoge lo nuevo, lo inesperado, lo que llega de «otra parte». Es
respirar tu libertad soberana. la persona abierta al Espíritu, disponible a su «juego», capaz de
Esto es lo que nos ofreces, Señor, sumo bien. aceptar los riesgos que comporta. Con la concepción concéntri-
238 Tiempo ordinario - B
10
*» El relato del capítulo 2 del libro del Génesis pre- Pues era conveniente que Dios, que es origen y meta de
senta al hombre, creado por Dios, en la soledad de los todas las cosas y que quiere conducir a la gloria a muchos
hijos, elevara por los sufrimientos al más alto grado de per-
albores. Dios, que h a visto que era «bueno» todo lo que fección al cabeza de fila que los iba a llevar a la salvación.
había creado (cf. Gn 1), vio que «no es bueno que el 11
Porque, santificador y santificados, todos proceden de uno
hombre esté solo» (v. 18). Los animales, con toda la va- mismo. Por eso Jesús no se avergüenza de llamarlos her-
riedad de sus especies, no están en condiciones de col- manos.
mar el vacío existencial del hombre. Éste ejerce sobre
ellos discernimiento y autoridad, determinando sus *•• La carta a los Hebreos presenta la persona de Je-
funciones en la tierra, pero no son «semejantes a él» sús y su misión, sacando a la luz sus características úni-
(w. 19ss). La creación de la mujer a partir de la parte cas. Jesús es el Hijo (cf Heb 1,1-4) y su dignidad no es
del hombre considerada m á s noble -el tórax, sede del comparable a la de ningún otro ser. El autor de la carta
c o r a z ó n - está presentada con elementos comunes a lo demuestra desarrollando en particular la compara-
otras mitologías del Oriente medio. El sueño que cae ción con los ángeles, a los que ciertos medios judíos re-
sobre el h o m b r e es extraordinario (v. 21; cf. Gn 15,12) conocían un papel de mediación entre Dios y los hom-
y es preludio de la obra extraordinaria que YHWH va a bres. Jesús, en cuanto hombre y tras haber renunciado
realizar. a las prerrogativas divinas (cf. Flp 2,6-8), se encuentra
Dios presenta la mujer creada al hombre (v. 22), del en u n a condición inferior respecto a la de los ángeles
mismo modo que al comienzo le había presentado los (v. 9a); sin embargo, en virtud de la pasión y de la resu-
animales (v. 19a), pero el resultado es muy distinto. El rrección, vive ahora glorioso para siempre y se le tribu-
hombre reconoce en la mujer a u n a criatura igual a él ta todo honor (v. 9b; cf. Flp 2,9-11). Precisamente por el
en dignidad (v. 23). Está unido a ella con u n vínculo más sufrimiento y la muerte que ha padecido, obedeciendo
fuerte que con cualquier otro ser, para estrechar el cual al Padre, Jesús se ha convertido en fuente de salvación
hasta las relaciones con los padres se transforman (v. 24). para todos (v. 9c). Él, por quien todo ha sido creado y en
El hombre y la mujer h a n sido creados para ser u n a sola quien todo subsiste (v. 8; cf. Col 1,16c-17), ha comparti-
cosa. El nombre de mujer, que el hombre da a la criatu- do la condición histórica del hombre y, llevando a cum-
ra plasmada a partir de su costilla, expresa la identidad plimiento en sí mismo su vocación, se ha convertido en
de naturaleza entre los dos y la diversidad de sus tareas. guía autorizado de la humanidad (v. 10) en el camino de
De este modo es como manifiestan la imagen y la se- retorno al Padre.
mejanza del Dios creador (cf. Gn l,26ss).
Jesús cumple, por consiguiente, las condiciones de
la mediación sacerdotal: autoridad ante Dios en virtud
de su obediencia salvífica (v. 10); compartimiento de la
Segunda lectura: Hebreos 2,9-11
naturaleza h u m a n a marcada por el límite y por el su-
frimiento (v. 11; cf. Heb 2,14-17). Jesús, Hijo de Dios y
Hermanos: 9 a aquel que fue hecho un poco inferior a los hermano de los hombres, no pierde a ninguno de los
ángeles, a Jesús, lo vemos coronado de gloria y honor por
haber padecido y muerto. Así, por disposición divina, gustó él que el Padre le ha dado, sino que es camino de salvación
la muerte en beneficio de todos. para todos.
Tiempo ordinario - B 27° domingo 243
242
uno hizo uno y de nuevo, hechos estos dos uno, de este solos en el escenario del mundo; desde la perspectiva del matri-
modo hace uno: de modo que también ahora el hombre monio, sois un eslabón en la cadena de las generaciones que
nace de uno. En efecto, la mujer y el hombre no son dos Dios hace nacer y morir para su gloria, llamándolas a su Reino.
seres, sino uno solo (Juan Crisóstomo, Sulla lettera ai Desde la perspectiva de vuestro amor veis solo el cielo de vues-
Colossesi, en id., Vanitá. Educazione dei figli. Matrimo- tra alegría personal; el matrimonio os inserta de una manera
nio, Roma 3 1997, pp. 123ss [edición española: Sobre la responsable en el mundo y en la responsabilidad de los hom-
bres; vuestro amor os pertenece a vosotros solos, es personal; el
vanguardia, la educación de los hijos y el matrimonio,
matrimonio es algo suprapersonal, es un estado, un ministerio.
Ciudad Nueva, Madrid 1997]).
Dios hace vuestro matrimonio indisoluble, lo protege de todo
peligro interior y exterior; Dios quiere ser el garante de su indi-
solubilidad. Ésta es una alegre certeza para cuantos saben que
ACTIO ninguna fuerza en el mundo, ninguna tentación, ninguna debili-
d a d humana, puede desatar lo que Dios mantiene unido; más
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: aún, quien sabe esto puede decir con confianza: «Lo que Dios
ha unido no lo puede separar el hombre». Libres de todas las
«Tú nos guías, Señor Jesús, por el camino de la salva- ansias que el amor lleva siempre consigo, podéis deciros, con
ción» (cf. Heb 2,10). seguridad y confianza total: no podremos perdernos nunca más,
pues nos pertenecemos recíprocamente hasta la muerte por vo-
luntad de Dios.
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL Vivid ¡untos perdonándoos recíprocamente vuestros pecados,
sin lo cual no puede subsistir ninguna comunidad humana, y
mucho menos un matrimonio. N o seáis autoritarios entre voso-
Una pareja de esposos tiene derecho a acoger y celebrar el
tros, no os juzguéis ni os condenéis, no os dominéis, no echéis
día de su matrimonio viviéndolo como un triunfo incomparable.
la culpa el uno a la otra, sino acogeos por lo que sois y perdo-
Si las dificultades, las resistencias, los obstáculos, las dudas y las
naos recíprocamente cada día, de corazón. Desde el primero al
vacilaciones no han sido simplemente orillados, sino lealmente
último día de vuestro matrimonio, debe seguir siendo válida esta
afrontados y vencidos - y es ciertamente un bien que las cosas
exhortación: acogeos... para la gloria de Dios. Habéis oído la
no discurran de una manera demasiado suave-, entonces am-
palabra que Dios dice sobre vuestro matrimonio. Dadle gracias
bos esposos habrán obtenido efectivamente el triunfo decisivo de
por ella, dadle gracias por haberos guiado hasta aquí y pedidle
su vida; con el «sí» que se han dicho recíprocamente han deci-
que funde, consolide, santifique y custodie vuestro matrimonio:
dido con toda libertad dar una nueva orientación a toda su vida; de este modo seréis «algo para alabanza de su gloria» (D.
ambos han desafiado con serena seguridad todos los problemas Bonhoeffer, Resistenza e resa, Cinisello B. 2 1996 [edición es-
y las perplejidades que la vida hace nacer frente a cada víncu- pañola: Resistencia y sumisión, Ediciones Sigúeme, Salamanca
lo duradero entre dos personas y han conquistado, mediante un 1983]).
acto de responsabilidad personal, una tierra nueva para su
vida.
El matrimonio es más que vuestro amor recíproco. Posee un
valor y un poder mayores, porque es una institución santa de
Dios, a través de la cual quiere conservar a la humanidad has-
ta el fin de los días. Desde la perspectiva de vuestro amor, os veis
28° domingo
del tiempo ordinario
LECTIO
de Salomón en Gabaón {cf. 1 Re 3,6-13), en donde el minación y de juicio. En efecto, el autor de la carta a los
joven soberano pide u n corazón «capaz de escuchar» Hebreos nos ofrece, en unos pocos versículos, u n a teo-
(así al pie de la letra), es decir, capaz de discernir para logía sugestiva. Esa Palabra nos es presentada en línea
gobernar con rectitud. Ahora bien, para obtener este con la sabiduría, una sabiduría de la que Israel se había
don de la sabiduría es preciso tomar algunas decisiones. alejado neciamente {cf. Bar 3,9-38; 4,1-4). Se la califica
El autor dice que la ha antepuesto, progresivamente, a de «viva», en condiciones, por tanto, de dar vida, de revi-
siete bienes: a los cetros, a los tronos, a las riquezas, a gorizar las opciones de fe del creyente; «eficaz», es decir,
la piedra más preciosa, a la salud, a la belleza y a la luz. dotada de la dynamis Theú, que equivale a decir «poder
Se pasa, por tanto, de los bienes externos y materiales a de Dios» que hace felices a sus testigos {cf. Hch 19,20;
los que tienen que ver con la vida física del hombre; 1 Cor 1,18). Es considerada todavía «más cortante» que
sin embargo, tampoco éstos, incluida la luz de los ojos, u n a espada de dos filos porque puede llegar a escrutar
resisten la comparación con la sabiduría, que ha de las interioridades del hombre en todos sus componentes
ser considerada, por consiguiente, el verdadero y único psicológicos y espirituales.
bien del hombre. E n el v. 13 se produce un brusco salto gramatical que
Si esto podía ser ya verdadero para los judíos que nos m u e s t r a claramente cómo la Palabra coincide de
vivían en la diáspora, en la ciudad de Alejandría, a fin hecho con Dios mismo, a cuyo juicio nadie puede sus-
de darles cohesión y unidad mientras estaban rodeados traerse de ninguna manera. Sabemos, en efecto, que el
por una sólida cultura helenística, todavía lo es más Padre ha confiado este juicio a su Hijo a m a d o y que
para nosotros, a quienes nos ha sido revelado, en Jesús, ese juicio es justo, aunque también es misericordioso
el verdadero rostro de la sabiduría de la que habla la p a r a quien tiene fe: «El que cree en él no será condena-
Escritura. do» ( J n 3 , 1 8 ) .
Hermanos: 12 la Palabra de Dios es viva, eficaz y más cor- En aquel tiempo, " cuando iba a ponerse en camino, se le
tante que una espada de dos filos: penetra hasta la división del acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó:
alma y del espíritu, hasta las coyunturas y tuétanos, y discier- -Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida
ne los pensamientos y las intenciones del corazón. " Así que eterna?
no hay criatura que esté oculta a Dios. Todo está al desnudo y 18
Jesús le contestó:
al descubierto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir
cuentas. -¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. " Ya co-
noces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio,
no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu
*»• En el Antiguo Testamento se invocaba la sabiduría padre y a tu madre.
20
para aprender a discernir lo que es justo {cf. 1 Re 3,9); El replicó:
en el Nuevo Testamento es presentada como Palabra de -Maestro, todo eso lo he cumplido desde joven.
21
Dios encarnada, dotada de un infalible poder de discri- Jesús le miró fijamente con cariño y le dijo:
252 Tiempo ordinario - B 28° domingo 253
-Una cosa te falla: vete, vende todo lo que tienes y dáselo a vina y el deseo de felicidad del hombre. Jesús, interpe-
los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Luego ven y lado, rechaza para sí, en cuanto hombre, el atributo
sigúeme. «bueno», y lo refiere explícitamente al único que es la
" Ante estas palabras, él frunció el ceño y se marchó todo Bondad absoluta, e invita a su interlocutor a observar
triste, porque poseía muchos bienes.
los mandamientos -las diez palabras-, que son el don del
" Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: Dios bueno destinado a entrar en comunión con él.
-¡Qué difícilmente entrarán en el Reino de Dios los que
tienen riquezas! Sobre ese «uno» que puede responder que ha observa-
24
Los discípulos se quedaron asombrados ante estas pala- do los mandamientos desde su juventud se posa ahora la
bras. Pero Jesús insistió: mirada admirada y amorosa de Jesús, que le dirige una
-Hijos míos, ¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios! 25 Le invitación precisa y clara: «Vete, vende todo lo que tienes
es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a y dáselo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo.
un rico entrar en el Reino de Dios. Luego ven y sigúeme». Pero hay algo que impide al in-
26
Ellos se asombraron todavía más y decían entre sí: terlocutor acoger el amor de predilección del Maestro:
-Entonces, ¿quién podrá salvarse? posee «muchos bienes», pero no consigue comprender
27
Jesús les miró y les dijo: cuál es el bien verdadero, el verdadero rostro de la sabi-
-Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque duría que se le quiere dar, y se aleja «todo triste».
para Dios todo es posible. Jesús explica a los asombrados discípulos cómo pre-
28
Pedro le dijo entonces: cisamente esas riquezas, que en el Antiguo Testamento
-Mira, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. eran consideradas un signo de la benevolencia divina,
29
Jesús respondió: pueden convertirse en el obstáculo más grande para
-Os aseguro que todo aquel que haya dejado casa o her- acoger el Reino de los Cielos. Sólo quien sigue a Jesús
manos o hermanas o madre o padre o hijos o tierras por mí y encuentra con él y en él cien veces más aquí en la tierra
por la Buena Noticia, 30 recibirá en el tiempo presente cien -«junto con persecuciones», precisa Marcos (v. 3 0 ) - y la
veces más en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y vida verdadera, la eterna, que sólo puede ser recibida
tierras, aunque junto con persecuciones, y en el mundo futuro
la vida eterna. por quien - c o m o el comercian le avispado- vende todo
para adquirirla.
**• El fragmento del evangelio de Marcos presenta a
«uno» que se acerca a Jesús para preguntarle lo que
debe hacer para heredar la vida eterna. Se trata de una MEDITATIO
pregunta sensata en la que oímos el eco de la voz de los
'anawim preguntando en los salmos: «Señor, ¿quién ha- Hay en el hombre una ineludible necesidad de vida,
bitará en tu tienda? (Sal 15,1) y «¿Quién subirá al mon- de plenitud, de felicidad. El hombre sensato es el que
te del Señor? ¿Quién podrá estar en su recinto santo?» encuentra la manera de responder a esta pregunta, que
(Sal 24,3). Se preguntaban, por tanto, cómo «heredar» la mayor parte de las personas ni siquiera sabe plantear
las promesas de Dios: sabían, en efecto, que en la «vida y a la que responde de hecho con una búsqueda fre-
eterna» se encuentran condensados la benevolencia di- cuentemente obsesiva de placeres efímeros y siempre
Tiempo ordinario - B 28° domingo 255
254
nuevos. La palabra de hoy nos invita a situarnos en la zar el amor. Si en ocasiones me encuentro cansado y
actitud justa para discernir, ante todo, cuál es la verda- solo, ¿no será tal vez porque no sé darte lo que tú me pi-
dera sabiduría, que nos indicará, a continuación, cómo des? Si en ocasiones estoy triste, ¿no será tal vez porque
recibirla; porque, en el fondo, es u n don, el don de u n a tú no eres todo para mí, porque no eres verdaderamente
Persona que nos ama infinitamente. mi único tesoro, mi gran amor? ¿Cuáles son las riquezas
En el Antiguo Testamento se había ido perfilando la que me impiden seguirte y saborear contigo y en ti la
sabiduría a través de u n progresivo crescendo de reali- verdadera sabiduría que da la paz al corazón?
dades exteriores ajenas a los bienes espirituales. Más Tú me sales al encuentro cada día por el camino para
tarde, en los umbrales del Nuevo Testamento, fue per- mirarme a los ojos, para darme otra oportunidad de res-
sonificada como alguien que su «alegría era estar con los ponderte de una manera radical y entrar en tu alegría.
hombres» (Prov 8,31), pero es en Jesús donde nos reve- Si a mí me parece imposible dar este paso, concédeme la
la plenamente su rostro. Y Jesús llama a cada uno valo- humilde certeza de creer que tu mano siempre me sos-
rando el empeño que ha puesto en su búsqueda del tendrá y me guiará hacia allí, más allá de todo confín, más
bien. A nosotros nos corresponde no detenernos, no de- allá de toda medida, hacia allí donde tú me esperas para
jarnos engañar por las falsas riquezas, no echarnos darme nada menos que a ti mismo, único Bien sumo.
atrás ante sus exigencias. Si nos pide con imperativos
apremiantes dejarlo todo por él, debemos tener el valor
de hacerlo y de renovar continuamente esta decisión, CONTEMPLATIO
porque ya no podremos ser felices si hemos alejado
nuestros pasos de Jesús.
«Si quieres ser perfecto». Así pues, el rico no ha lle-
Ninguna de las falsas y presuntas riquezas podrán gado a la perfección.
resistir nunca la comparación con su pobreza, ni sa- Aunque es libre de llegar o no a ella. La expresión «si
ciar nuestra h a m b r e de amor, de verdad, de belleza. Su quieres» muestra de un modo estupendo la libertad del
m i r a d a continuará siguiéndonos, de u n a m a n e r a silen- hombre: la elección depende de él, la decisión a él le
ciosa, con u n respeto infinito a nuestra libertad y no corresponde.
conseguiremos la paz hasta que no hayamos encontra-
do en él nuestra paz. Del otro lado está el Dios que da. Dios da a todos los
que desean, que no escatiman sus fuerzas y que oran.
Concede incluso que la salvación sea obra de ellos mis-
ORATIO mos.
Dios, enemigo de la violencia, no obliga a nadie, sino
Soy yo, Señor, Maestro bueno, ese uno al que miras a que ofrece su gracia a quien la busca, la ofrece a quien
los ojos con u n amor intenso. Soy yo, lo sé, ese uno al la pide, abre a quien llama.
que llamas a u n desprendimiento total de sí mismo. Se Si queréis la perfección, si la queréis sinceramente,
trata de un desafío. Así es, también yo me encuentro sin engañaros a vosotros mismos, debéis procuraros
cada día ante este drama: el de la posibilidad de recha- aquello que todavía os falta.
256 Tiempo ordinario - B 28° domingo 257
Y os falta una sola cosa, esa que es la única que dura, ria, a su propio pasado, para entrar en un mundo desconocido.
que es superior a la ley, que la ley no puede dar ni quitar Y esto resulta difícil.
y que constituye la verdadera riqueza de los seres vivos. De ahí que la gran tentación sea defendernos del futuro
El hombre ha observado toda la ley desde su primera de Dios, asegurarnos lo que ya somos, lo que ya poseemos.
juventud, tanto que ahora hace grandes elogios de sí - Usando una imagen bíblica, podríamos decir que la tentación
del miedo se encuentra en la historia del ¡oven rico, que experi-
mismo; sin embargo, pese a que todos sus méritos, no
menta angustia ante el futuro que el Señor le abre («vete, vende
puede procurarse esta gracia única, de la que sólo el todo lo aue tienes y dáselo a los pobres»), o sea, ante la exi-
Salvador dispone, no puede alcanzar la eternidad que encia de que se libere de su propio pasado para ponerse
desea. e manera incondicional en manos del extraño que le invita,
Así, se va triste y desanimado, porque piensa que es aunque Jesús le había mirado y amado. La primera gran escue-
demasiado alto el precio de la salvación que había veni- la para aprender a orar es abrirse al coraje de la libertad, acep-
tando estar solos ante Dios, renunciando a toda coartada y a
do a pedir. toda defensa. Es menester abrirse al coraje de la libertad en el
El hecho es que no quería la vida eterna con la inten- amor (B. Forte, Nella memoria del Salvatore, Milán 1992, pp.
sidad que se imaginaba tener. Tal vez, en el fondo, que- 242ss, passim).
ría una sola cosa: mostrar buena voluntad para hacer
u n poco de exhibicionismo.
Aunque solícito y meticuloso en todo lo demás, ante
el tesón necesario para alcanzar la vida eterna se siente
débil, como paralizado, inerte (Clemente de Alejandría,
«¿Cómo se puede salvar el rico?», en El buen uso del
dinero, Desclée de Brouwer, Bilbao 1995, pp. 24-25).
ACTIO
LECTIO
Este título tiene u n sentido honorífico en la Biblia: se mantengámonos firmes en la fe que profesamos. 15 Pues no es
refiere a u n hombre elegido previamente por el Señor él un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras
flaquezas, sino que las ha experimentado todas, excepto el
para ser instrumento de su obra de salvación. Con todo, pecado. 16 Acerquémonos, pues, con confianza al trono de la
la acción del misterioso personaje, que da nombre a los gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar la gracia de un
cuatro cantos del Segundo Isaías, parece abocada desde socorro oportuno.
el principio, no sólo al fracaso, sino también a la in-
comprensión y a la ignominia (cf. w. 2a. 3a). Se le consi-
**• El tema del sacerdocio de Cristo tiene u n a impor-
dera castigado por Dios precisamente mientras cumple la
tancia central en la carta a los Hebreos; en este pasaje
misión que le ha sido confiada (v. 1), una misión que
se pone de manifiesto el aspecto de la compasión, intro-
consiste en cargar «sobre sí» las consecuencias del peca- ducido precedentemente (2,17ss) y desarrollado des-
do de todos (v. 1 Ib), es decir, «el castigo que nos procura pués en el capítulo 5. El autor sagrado nos exhorta a
la salvación» (v. 5). mantener una fe firme y perseverante y u n a confianza
Los w. lOss, en particular, revelan que todo lo que se plena en la misericordia divina, que va más allá de nues-
lleva a cabo mediante el sufrimiento aceptado con doci- tras «flaquezas», más allá de las heridas causadas por el
lidad por el Siervo inocente (w. 8a.9a) es voluntad de pecado. En efecto, Cristo realiza aquello que durante
Dios, su proyecto amoroso: de este modo realiza el Se- siglos había permanecido como u n rito simbólico: el
ñor la salvación. No se trata tanto de la liberación de los sumo sacerdote atravesaba, el gran «día de la expia-
enemigos o de otras dificultades como de la «expiación ción», el espeso velo que delimitaba el santo de los san-
de los pecados». En efecto, el Señor saca al hombre de tos en el templo, para comparecer ante la presencia de
la condición mortal causada por el pecado y lo introdu- Dios y ofrecerle el sacrificio expiatorio por los pecados
ce de nuevo en la comunión con él. La ofrenda de la del pueblo. Ahora, Cristo «ha penetrado» no en u n a tien-
vida del Siervo de YHWH se convierte en expiación; sin da, sino «en los cielos», es decir, ha penetrado en la tras-
embargo, aquel que es Amor no dejará sin recompensa cendencia de Dios con la ofrenda de su propia sangre
el sacrificio de quien amó hasta asumir «el pecado de como sacrificio perfecto (9,11-14) y se ha sentado en su
muchos» (semitismo para indicar «todos»): a su sufri- «trono» (v. 16; cf. 10,12 y Ap 3,21). Estas afirmaciones
miento se le promete una gran fecundidad («tendrá des- atestiguan la divinidad de Cristo y, sin embargo, no lo
cendencia») y - d e un modo que el profeta todavía no es alejan de nosotros, no lo hacen inaccesible, incapaz de
capaz de precisar- su muerte se transformará en vida, comprender los sufrimientos y las tribulaciones de los
su «noche» en luz, su extrema soledad en conocimiento hombres. El v. 15 nos revela su plena humanidad, puesto
de amor, o sea, en comunión bienaventurada con Dios que «ha experimentado todas» las flaquezas como noso-
(w. 10b. 11b). tros, aunque no tenía pecado. Precisamente por eso
puede Cristo rescatarnos del pecado a nosotros, a quie-
nes no se avergüenza de llamarnos hermanos (2,11), y
puede darnos la alegría de acercarnos al trono de Dios
Segunda lectura: Hebreos 4,14-16 con la certeza de que su señorío es omnipotencia de
amor, gracia inagotable para socorrer a cuantos recu-
Hermanos: 14 ya que tenemos en Jesús, el Hijo de Dios, un rren a él en el momento de la prueba (v. 16).
sumo sacerdote eminente que ha penetrado en los cielos,
262 Tiempo ordinario - B 29" domingo 263
una nueva orientación a nuestra instintiva sed de gran- dos discípulos; sin embargo, también como ellos hemos
deza, al deseo más o menos inconsciente de ser impor- escuchado tu enseñanza y querríamos recibir de ti la
tantes. También nosotros, como todo el mundo, nos fuerza para llevarla a cabo, esa fuerza que condujo des-
sentimos atraídos por un prestigio vistoso, por una au- pués a los hijos de Zebedeo a dar testimonio de ti con la
toridad dotada de un amplio radio de influencia, pero vida...
Jesús nos advierte: «No ha de ser así entre vosotros». Y Jesús, ayúdanos a comprender el amor que te impul-
nos enseña a aspirar a u n tipo de grandeza poco ambi- só a beber la copa del sufrimiento por nosotros, a su-
cionado: el del amor incondicionado que se hace hu- mergirte en las olas del dolor y de la muerte para arran-
milde servicio al prójimo, hasta entregar la propia vida.
carnos de la muerte eterna a los pecadores. Ayúdanos a
Es u n a inversión completa de los valores que acos- contemplar en tu extrema humillación la humildad de
tumbramos a preferir, pero nos proporciona la clave para Dios. Libéranos de la necia presunción de someter a los
comprender la misión de Cristo entre nosotros y nos otros e infunde en nuestro corazón la caridad verdade-
pone ante una elección ineludible: él es el modelo cuya ra, que nos hará sentirnos alegres de servir a todo her-
imagen y semejanza debemos reproducir en nosotros. mano con el don de nuestra vida.
¿Debemos? ¿Acaso no es imposible? Como un eco nos Dócil Siervo de YHWH, que con tu sacrificio expiato-
responde el evangelio del domingo pasado: «Para los rio te has convertido en el verdadero sumo sacerdote
hombres es imposible, pero no para Dios». Es el pecado, misericordioso, tú conoces bien las flaquezas de nues-
en efecto, lo que nos separa de Dios y desfigura en noso- tro espíritu y las pesadas cadenas de nuestros pecados:
tros los rasgos de su rostro, pero el mismo Señor socorre tú, que por nosotros derramaste tu sangre, purifícanos
nuestras flaquezas y expía todo el pecado humano, pi- de toda culpa. Tú, que ahora estás sentado a la derecha
diendo a su Hijo inocente que cargue sobre sí las con- del Padre, haznos siervos humildes de todos.
secuencias. Si la revelación de la ilimitada misericordia
divina nos hace guardar silencio, la contemplación de
Jesús, asumiendo nuestras iniquidades para abrirnos el
CONTEMPLATIO
camino a la comunión con Dios, nos ayuda a salir de
nuestros esquemas y a perseguir la grandeza verdadera.
Ya está, aquellos dos discípulos de nuestro Señor, los
El Dios tres veces santo nos perdona por la sangre santos y grandes hermanos Santiago y Juan, hijos de
de su Hijo: venid, adoremos. El Señor se hace siervo: Zebedeo, como hemos leído en el evangelio, desean del
venid, caminemos por su sendero. Señor, nuestro Dios, poder sentarse en el Reino uno a su
derecha y el otro a su izquierda. Es una gran cosa lo que
desean, y no se les reprocha por el deseo, sino que se les
ORATIO llama al orden. En ellos ve el Señor el deseo de las cosas
grandes y aprovecha la ocasión para enseñar el camino
Señor Jesús, como Santiago y Juan, también noso- de la humildad. Los hombres no quieren beber el cáliz
tros con frecuencia «queremos que nos concedas lo que de la pasión, el cáliz de la humillación. ¿Desean cosas
vamos a pedirte». No somos, en efecto, mejores que tus sublimes? Que amen las humildes. Para ascender a lo
Tiempo ordinario - B 29° domingo 267
266
alto es preciso, en efecto, partir de lo bajo. Nadie puede no que, para nosotros, es la consumación de la salvación. El
construir un edificio elevado si antes no ha puesto abajo cristiano animado por la pasión de Dios verá crecer en él la pa-
los cimientos. sión por imitar la bondad paterna de Dios con una caridad fra-
terna cada vez más exigente y cada vez más verdadera. Ahora
Considerad todas estas cosas, hermanos míos, y par- bien, este mismo cristiano, poseído cada vez más por el sentido
tid de aquí, construios en la fe a partir de aquí, para to- de la alianza divina, querrá acercar a los hombres cada vez
m a r el camino por el que podréis llegar a donde deseáis más a la salvación, obra suprema de la bondad de Dios por
[...]. Cuanto más altos son los árboles, más profundas ellos. Y el cristiano, simultáneamente, se verá obligado a estar
son sus raíces, porque todo lo que es alto parte siempre cada vez más al servicio de la felicidad de cada uno de sus
de lo bajo. Tú, hombre, tienes miedo de tener que hacer hermanos, se verá obligado a estar cada vez más al servicio de
su salvación. La felicidad y la salvación de los hombres coinci-
frente al ultraje de la humillación; sin embargo, es útil
dirán en lo más íntimo de cada uno; sin embargo, de esta coin-
para ti beber ese cáliz tan amargo de la pasión. «¿Podéis cidencia no saldrá ni confusión ni tensión estériL El servicio a la
beber el cáliz de los ultrajes, el cáliz de la hiél, el cáliz del felicidad humana que el cristiano perseguirá a semejanza de
vinagre, el cáliz de las amarguras, el cáliz lleno de vene- Dios, se ordenará, se jerarquizará, se encaminará asumiendo la
no, el cáliz de todos los sufrimientos?» Si les hubieras gran perspectiva de la salvación (M. Delbrél, No¡ delle strade,
dicho eso, más que animarles les habrías espantado. Turín 1988, pp. 230ss [edición española: Nosotros, gente de la
Ahora bien, donde hay comunión hay consuelo. ¿Qué calle, Estela, Barcelona 1971 ]).
miedo tienes entonces, siervo? Ese cáliz lo bebe también
el Señor (Agustín, Sermón 20A, 5-8).
ACTIO
LECTIO
7
Así dice el Señor:
¡Gritad de alegría por Jacob!
¡Ensalzad a la capitana de las naciones!
¡Que se escuche vuestra alabanza!
Decid: «El Señor ha salvado a su pueblo,
al resto de Israel».
8
Yo los traeré del país del norte,
los reuniré de los extremos de la tierra:
entre ellos hay cojos, ciegos,
mujeres embarazadas
y a punto de dar a luz;
retorna una gran multitud.
9
Vuelven entre llantos,
agradecidos porque retornan;
los conduciré a corrientes de agua
por un camino llano
en el que no tropezarán,
porque soy un padre para Israel
y Efraín es mi primogénito.
270 Tiempo ordinario - B 30° domingo 271
en los vv. 7ss): Jesús conoce bien nuestras flaquezas, Llamaron entonces al ciego, diciéndole:
puesto «que las ha experimentado todas, excepto el peca- -Ánimo, levántate, que te llama.
50
do». Ahora bien, puesto que está libre de él, puede com- Él, arrojando su manto, dio un salto y se acercó a Jesús.
51
prender toda su gravedad y ofrecerse a sí mismo para Jesús, dirigiéndose a él, le dijo:
liberarnos a nosotros, pecadores (9,13ss). Más difícil es -¿Qué quieres que haga por ti?
demostrar a los judíos la legitimidad del sacerdocio de El ciego le contestó:
Cristo, dado que no pertenecía a la estirpe de Aarón; -Maestro, que recobre la vista.
sin embargo, las Escrituras atestiguan también otra 52
Jesús le dijo:
modalidad diferente de servicio sacerdotal agradable a -Vete, tu fe te ha salvado.
Dios, el llevado a cabo por Melquisedec, rey de Salen. Y al momento recobró la vista y le siguió por el camino.
Refiriéndose a este ejemplo, el autor de la carta cita el
salmo 109,4, donde el Mesías prometido es declarado
por Dios no sólo su hijo, sino también sacerdote para **• ¿Quién es Jesús? y, en consecuencia, ¿quién es el
siempre, como lo fue el rey Melquisedec. Jesús es, por discípulo? Estas preguntas constituyen el eje del evan-
consiguiente, Rey-Mesías («Cristo» en griego) y al mis- gelio de Marcos; los diferentes episodios del camino ha-
m o tiempo sacerdote, y ejerce por eso con toda justicia cia Jerusalén permiten intuir de un modo cada vez más
la mediación entre Dios y los hombres que estas dos claro la respuesta, y la perícopa de hoy - q u e precede al
funciones implicaban. Como mediador de una nueva relato de la entrada de Jesús en la ciudad s a n t a - nos
y eterna alianza (9,15), puede redimirnos de los peca- ofrece importantes indicaciones. Bartimeo es un ciego
dos con la ofrenda de su propia sangre y conducirnos que está sentado para mendigar en el camino, en los
así a la salvación y a la gloria, según la voluntad del márgenes de la vida. La noticia del paso de Jesús hace
renacer la esperanza en él, y grita para atraer la aten-
Padre (2,10).
ción del rabí, invocándole con el título mesiánico de
«hijo de David». De este modo profesa su creencia en
que el Mesías está presente y puede salvarle. Se confía
Evangelio: Marcos 10,46-52 a él perdidamente, mendigando su misericordia: «¡Ten
compasión de mí!». Los reproches que muchos le diri-
En aquel tiempo, 46 llegaron a Jericó. Más tarde, cuando gen no sirven para hacerle callar: Bartimeo sabe que si
Jesús salía de allí acompañado por sus discípulos y por bastan-
te gente, el hijo de Timeo, Bartimeo, un mendigo ciego, estaba
deja pasar esta ocasión única no le quedará otra cosa
sentado junto al camino. " Cuando se enteró de que era Jesús que recaer en la oscuridad definitiva de una simple
el Nazareno quien pasaba, se puso a gritar: supervivencia.
-¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí! Entonces «Jesús se detuvo» (v. 49): él es alguien que
48
Muchos le reprendían para que callara. Pero él gritaba puede comprender hasta lo más hondo el sufrimiento
todavía más fuerte: h u m a n o y la soledad que le acompaña; conoce el vis-
-¡Hijo de David, ten compasión de mí! lumbre de fe que alumbra ya el corazón de aquel ciego
49
Jesús se detuvo y dijo: y viene a darle la luz plena. «Llamadlo». El entusiasmo
-Llamadlo. del pobrecito es conmovedor: da un salto olvidándose
274 Tiempo ordinario - B ió 0 domingo 275
de toda prudencia. También a él, como a los hijos de promiso, hemos de saberlo. Es u n compromiso para
Zebedeo, se le dirige la misma pregunta: «¿Qué quieres nuestra fe, que debe crecer para abrirse al milagro, y
que haga por ti?» (v. 51; cf v. 36). Jesús puede colmar, en u n a tarea para nuestro futuro. En efecto, el Señor es la
efecto, el deseo más profundo del corazón del hombre; luz de la vida y resplandece en nuestra oscuridad para
el discípulo, en el diálogo que mantiene con él, debe to- hacer de nosotros seres vivos, para levantarnos del aba-
mar conciencia de lo que realmente quiere y asumir su timiento, del estancamiento de quien se ha acostum-
responsabilidad. A la súplica del ciego le corresponde el brado a unos límites estrechos. Jesús, que es el Camino,
milagro, puesto que Jesús le reconoce esa fe que consti- nos traza a nosotros, exiliados en la tierra extranjera de
tuye el ámbito en el que se manifiesta su poder divino. la infelicidad, el camino para volver a la patria de ori-
Y la fe lleva a la visión al que antes había creído sin ver, gen, a la comunión con el Padre: éste es el «camino rec-
y después, una vez corroborado por la experiencia viva to» por el que no tropezará el que le sigue (cf. la prime-
del encuentro con Jesús, se hace discípulo suyo y deci- ra lectura). Con todo, es menester pasar por la cruz, por
de seguirle por el camino que le lleva hacia la pasión y la muerte a nosotros mismos. ¿Queremos ver de verdad
la gloria (v. 52). y, una vez sanados, seguirle? Que el Señor ilumine los
ojos de nuestro corazón «para que podamos comprender
a qué esperanza nos ha llamado» y nos dé la alegría y la
fuerza para recorrer, detrás de él, el camino que condu-
MEDITATIO ce a esa esperanza.
Amad al Señor. Amad, digo, esta luz tal como la ama- PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
ba con un amor inmenso aquel que hizo llegar a Jesús
su grito: «¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!». En este episodio sobresale de modo evidente la lógica del
El ciego gritaba así mientras pasaba Jesús. Tenía miedo amor. Cristo llega y manda llamar a Bartimeo. El ciego, que to-
de que pasara Jesús y no le devolviera la vista. ¿Con qué davía lo era, abandona su manto - o sea, todo lo que tenía- y
ardor gritaba? Con un ardor tal que, mientras la gente dando «un salto» se dirige hacia el «hijo de Davia». El ciego,
le hacía callar, él continuaba gritando. Su voz triunfó que cuando gritaba antes era reprendido por los discípulos y
sobre la de quienes se le oponían y retenían al Salvador. por las personas que rodeaban al Señor para que callara, cuan-
Mientras la muchedumbre producía estrépito y quería do le dicen que Cristo le llama, se confía del todo a esta llama-
impedirle hablar, Jesús se detuvo. da. Podía ser muy bien una tomadura de pelo, un momento de
insana diversión por parte de la gente, como probablemente ha-
Amad a Cristo. Desead esa luz que es Cristo. Si aquel bía vivido ya Bartimeo. Pero esta alusión al salto que dio hacia
ciego deseó la luz física, mucho más debéis desear vo- Jesús indica un clima festivo. Es una muestra de la certeza in-
sotros la luz del corazón. Elevemos a él nuestro grito no terior del ciego de que aquel que está pasando ¡unto a él es el
tanto con la voz física como con u n recto comporta- Mesías, el rey de la justicia, que puede tomarle consigo en su
miento. Intentemos vivir santamente, redimensionemos camino hacia Jerusalén. Y la pregunta que le hace Jesús es
las cosas del mundo. Que lo efímero sea como nada para desconcertante: «¿Qué quieres que haga por ti?». Existe una
auténtica angustia en el hombre cuando piensa que, si conoce a
nosotros. Cuando nos comportemos así, los hombres
Dios, deberá servirle, dejará de ser libre. Pero cuando el ciego
mundanos nos lo reprocharán como si nos amaran. Nos -expresión de toda la pobreza del h o m b r e - está frente a Cristo,
criticarán a buen seguro y, al vernos despreciar estas reconocido como hijo de David, es él, el Mesías, el que pronun-
cosas naturales, estas cosas terrenas, nos dirán: «¿Por cia la frase típica de todo siervo cuando le llama su señor:
qué quieres sufrir privaciones? ¿Estás loco?». Ésos son «¿Qué quieres que haga por ti?». Dios desciende y sale al en-
aquella muchedumbre que se oponía al ciego cuando cuentro del hombre que grita, presentándose a este hombre
éste quería hacer oír su llamada. Existen cristianos así, como humilde siervo (M. I. Rupnik, Diré l'uomo, Roma 1996, pp.
pero nosotros intentamos triunfar sobre ellos, y nuestra 155ss [edición española: Decir el hombre, icono del creador,
misma vida ha de ser como un grito lanzado en pos de revelación del amor, PPC, M a d r i d 2000]).
Cristo.
Él se detendrá, porque, en efecto, está, inmutable.
Para que la carne de Cristo fuera honrada, «el Verbo se
hizo carne y habitó entre nosotros» (Jn 1,14a). Gritemos,
pues, y vivamos rectamente (Agustín, Sermón 349, 5).
31° domingo
del tiempo ordinario
LECTIO
cundo, próspero y longevo. El fin de estas normas es, dotes, de ofrecer cada día sacrificios por sus propios pecados
por consiguiente, la verdadera felicidad del hombre, antes de ofrecerlos por los del pueblo, porque esto lo hizo de
una vez para siempre ofreciéndose a sí mismo. 2S Y es que
una felicidad que procede de Dios, su fuente; por eso es la Ley constituye sumos sacerdotes a hombres débiles, pero la
menester sentir hacia él aquel «temor» que, en el len- palabra del juramento, que vino después de la Ley, hace al
guaje deuteronómico, es sinónimo de adhesión, escu- Hijo perfecto para siempre.
cha reverente y obediencia amorosa (v. 2).
Los w. 4-6 constituyen el núcleo central de la oración **• El autor de la carta a los Hebreos, prosiguiendo la
que todavía hoy todo judío piadoso recita tres veces al comparación con las instituciones judías, subraya la
día, y que recibe el nombre de Shema' por la palabra excelencia del sacerdocio de Cristo con respecto al leví-
con que empieza: «Escucha». Se trata de u n a profesión tico, motivando su absoluta superioridad a la luz del
de fe en el único Dios que mantiene con todo el pueblo misterio pascual. En efecto, el carácter mortal de los su-
y con cada uno de sus miembros u n a relación particu- mos sacerdotes hacía provisional su servicio y precaria
lar, personal: «El Señor es nuestro Dios, el Señor es uno». su intercesión, de suerte que para asegurar la continui-
De ahí nace la exigencia de corresponder a este sagrado dad del culto debían sucederse los unos a los otros. Cris-
vínculo con un amor indiviso: todas las facultades y las to, en cambio, es el Resucitado que vive para siempre:
actividades del hombre han de estar orientadas íntegra- dado que su función sacerdotal no conoce límites de
mente a corresponder con amor al Bien que es el Señor, tiempo y su intercesión es incesante, cuantos en todos
que es para nosotros y que obra para nosotros queriendo los tiempos se confían a su mediación pueden ser perfec-
que seamos felices para siempre. Esta elección gratuita tamente salvados (w. 23-25).
por parte de Dios es un don inmenso del que el pueblo
nunca debe perder la conciencia: la memoria continua de Por otra parte, la resurrección es considerada como
él, de sus beneficios y de sus preceptos se vuelve para el sello con el que Dios atestigua la santidad de Cristo (cf.
todo Israel -también para nosotros, hijos de Abrahán Hch 3,13-15; Rom 1,4) y la eficacia de su sacrificio, por
según la promesa- compromiso de una vida conforme a eso es Jesús el verdadero sumo sacerdote del que todos
su voluntad y fuente de toda bendición (v. 6; cf. w. 7-19). los otros no eran más que figura imperfecta. Es el único
sacerdote «que nos hacia falta», es decir, el que necesi-
tábamos para nuestra salvación, por sus características
absolutamente excepcionales (w. 26ss). Sólo él carece de
Segunda lectura: Hebreos 7,23-28
pecado, y por eso no necesita como los otros sacerdotes
una purificación personal antes de ejercer su propio ser-
Hermanos, 23 por otra parte, mientras que los otros sacer-
dotes fueron muchos, porque la muerte les impedía perdurar,
vicio cotidiano; al contrario, ha podido ofrecer de una
24
éste, como permanece para siempre, posee un sacerdocio vez por todas su propia vida como el santo sacrificio ex-
que no pasará. 25 Y por eso también puede perpetuamente piatorio que obtiene un perdón eterno a la humanidad.
salvar a los que por su medio se acercan a Dios, ya que está
siempre vivo para interceder por ellos.
El sacerdocio de Cristo es también superior al levítico
26 por su fundamento: este último fue instituido, en efecto,
Tal es el sumo sacerdote que nos hacía falta: santo, ino-
cente, inmaculado, separado de los pecadores y más sublime por la Ley, que, sin embargo, no ha llevado nada a la per-
que los cielos. " Él no tiene necesidad, como los sumos sacer- fección (v. 19), puesto que se apoya en hombres débiles y
282 Tiempo ordinario - B 31° domingo 283
falibles (v. 28). El sacerdocio de Cristo, en cambio, se fun- por consiguiente, objeto de discusión. Jesús simplifica
da en un juramento del mismo Dios, del Dios fiel que, esta multiplicidad llevándola a lo esencial: responde con
después de haber revelado a su Hijo (Sal 109,3ss), lo las palabras de la oración recitada tres veces al día por los
constituyó único mediador entre él y los hombres. Su judíos, el Shema o «Escucha», tomado de Dt 6,4ss. El
mediación es, por consiguiente, única, perfecta, indefec- mandamiento «más importante» brota, por tanto, de la
tible: sólo él puede permitirnos el acceso a Dios. escucha (esto es, recibir por fe) y del reconocimiento de
que nuestro Dios es el único Señor: de ahí procede la
exigencia de unificar la vida en el amor a él, consagrán-
Evangelio: Marcos 12,28b-34 dole enteramente nuestra voluntad, sentimientos, inte-
ligencia, energías; sin embargo, a este mandamiento le
En aquel tiempo, 28 un maestro de la Ley se acercó a Jesús añade Jesús inmediatamente un segundo, el del amor al
y le preguntó: prójimo como otro yo, y los presenta como dos aspectos
-¿Cuál es el mandamiento más importante? de u n mismo precepto divino: «No hay otro manda-
29
Jesús contestó: miento más importante que éstos».
-El más importante es éste: Escucha, Israel, el Señor, nuestro Por otra parte, el prójimo no es para Jesús simplemen-
Dios, es el único Señor. 30 Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu
corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus te el compatriota, como en Lv 19,18, sino todo hombre
fuerzas. 31 El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti (cf. Le 10,29-37): reinterpreta de este modo las normas
mismo. No hay otro mandamiento más importante que éstos. tradicionales; su enseñanza es nueva y antigua al mismo
32 tiempo, como muestra el apóstol Juan (1 Jn 2,7ss), que lo
El maestro de la Ley le dijo:
-Muy bien, Maestro. Tienes razón al afirmar que Dios es sintetiza de manera adecuada: «Quien no ama a su her-
único y que no hay otro fuera de él;33 y que amarlo con todo el mano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve. Y
corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y nosotros hemos recibido de él este mandato: que el que
amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los ama a Dios ame también a su hermano» (1 Jn 4,20ss).
holocaustos y sacrificios.
34
Jesús, viendo que había hablado con sensatez, le dijo: El interlocutor de Jesús aprueba su respuesta y co-
-No estás lejos del Reino de Dios. menta que el amor, entendido de este modo, es más
Y nadie se atrevía ya a seguir preguntándole.
agradable a Dios y eficaz para la salvación que muchos
actos de culto. Y Jesús alaba al maestro de la Ley: gra-
cias a su rectitud, está en el camino justo para entrar en
**• En un contexto de hostilidades y disputas suscita- el Reino de Dios, el reino del amor.
das por jefes de los sacerdotes, maestros de la Ley y
ancianos del pueblo (capítulos 11 y 12) Marcos inserta
el relato de este encuentro entre Jesús y u n maestro de
la Ley que se le acerca con ánimo abierto y leal. La pre- MEDITATIO
gunta del rabino no es una pregunta ociosa: en aquella
época había en la ley de Moisés 248 mandamientos y Son muchas las imágenes y las palabras que parecen
365 prohibiciones, subdivididos ulteriormente en cate- aplastar al hombre de hoy, muchos los sacerdotes y los
gorías; la cuestión de cuál era el más importante era, ritos de la antigua alianza, muchos los preceptos de la
284 Tiempo ordinario - B 31° domingo 285
Ley... Esta multiplicidad nos desorienta, y necesitamos mandamiento, podamos amarte con un corazón indiviso,
volver a encontrar un centro de gravedad, un hilo con- buscándote en todas las cosas. Enséñanos a amarte «con
ductor para el camino de la vida. Jesús nos lleva simple- toda la mente»: ilumina nuestra inteligencia para que, li-
mente al Uno, a aquel que es (YHWH) y envuelve a cada ser bre de la duda y de la vana presunción, sepa descubrir
en su abrazo vivificante. Él es el Amor y es nuestro Dios. tu designio de salvación en la historia y en las circuns-
¿Cómo no hemos de ofrecernos entonces a él por com- tancias cotidianas.
pleto a nosotros mismos? La multiplicidad queda unifi- Haz que te amemos «con todas nuestras fuerzas»,
cada por el amor de Dios, que pide todo el amor del hom- consagrando a ti y a tu servicio nuestras capacidades y
bre. Son muchos nuestros afectos, amistades, relaciones nuestros límites, nuestras acciones y nuestras impoten-
interpersonales: aveces nos sentimos «triturados»... cias, nuestros logros y nuestros fallos. Ayúdanos, Señor,
«Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón»: si le a amarte en cada hermano que tú has puesto a nuestro
damos todo lo que, por otra parte, viene de él, será el lado y que tú fuiste el primero en amar, hasta el sacrifi-
Espíritu de amor el que ame en nosotros. Son muchos cio de tu propio Hijo. Que su oblación eterna nos dé la
los pensamientos, las preocupaciones y las dudas que fuerza y la alegría de perdernos a nosotros mismos en la
nos asaltan, pero si queremos amar al Señor con toda caridad para recobrarnos plenamente en ti, que eres el
nuestra mente los afrontaremos con u n a paz que antes Amor.
no conocíamos.
Son muchas, demasiadas, las cosas que tenemos que
hacer, los compromisos a los que tenemos que hacer CONTEMPLATIO
frente, las actividades que hemos de llevar adelante:
amemos al Señor con todas nuestras fuerzas y él será la Hallamos escrito en la ley de Moisés: Creó Dios al
fuerza que nos sostenga en la vertiginosa carrera de hombre a su imagen y semejanza. Considerad, os lo rue-
nuestra vida cotidiana. Si tendemos hacia esta única go, la grandeza de esta afirmación; el Dios omnipoten-
dirección, seremos impulsados por el mismo Señor ha- te, invisible, incomprensible, inefable, incomparable, al
cia las múltiples direcciones de los hermanos. El man- formar al hombre del barro de la tierra, lo ennobleció
damiento del Señor es uno, pero tiene dos aspectos, con la dignidad de su propia imagen. ¿Qué hay de co-
porque aprender a amar con el corazón de Dios signifi- m ú n entre el hombre y Dios, entre el barro y el espíritu?
ca hacerse próximo a cada hombre: así amó Jesús. Sí, el Porque Dios es espíritu. Es prueba de gran estimación el
amor «vale más que todos los holocaustos y sacrificios», que Dios haya dado al hombre la imagen de su eterni-
porque es sacrificio de por sí. Así se entregó Jesús. dad y la semejanza de su propia vida. La grandeza del
hombre consiste en su semejanza con Dios, con tal de
que la conserve.
ORATIO Si el alma hace buen uso de las virtudes plantadas en
ella, entonces será de verdad semejante a Dios. Él nos
Oh Dios, fuente única de todo lo que existe, tú eres enseñó, por medio de sus preceptos, que debemos ren-
nuestro Padre: concédenos el amor para que, fieles a tu dirle frutos de todas las virtudes que sembró en noso-
286 Tiempo ordinario - B 31° domingo 287
LECTIO
tiempo. 16 No faltó harina en la tinaja ni aceite en la orza, tuario una vez al año con sangre ajena. 2<b De lo contrario, de-
según la palabra que el Señor pronunció por medio de Elias. bería haber padecido muchas veces desde la creación del
mundo, siendo así que le bastó con manifestarse una sola
vez, en la plenitud de los tiempos, para destruir el pecado con
*» Este episodio manifiesta la eficacia de la fe en la su sacrificio. " Y así como está decretado que los hombres
Palabra de Dios. Es la Palabra la que empuja al profeta mueran una sola vez, después de lo cual vendrá el juicio, 28 así
Elias, perseguido por la reina Jezabel, a refugiarse en la también Cristo se ofreció una sola vez para tomar sobre sí los
tierra de origen de su enemiga: el Señor h a predispues- pecados de la multitud, y por segunda vez aparecerá, ya sin
to, en efecto, que otra mujer fenicia, viuda y paupérri- relación con el pecado, para dar la salvación a los que le
esperan.
ma, sea para Elias instrumento de salvación en el tiem-
po de carestía (w. 8ss). A la petición de alimento por
parte del profeta le responde la mujer declarando su **• La descripción de algunos detalles del culto judío
propia indigencia: le queda sólo el sustento de u n día en el capítulo 9 pone de manifiesto la superioridad de la
para ella y para su hijo; sin embargo, fiándose de Elias, nueva alianza, cuyo único sacerdote (w. l l s s ) , media-
que le predice una intervención prodigiosa del Señor, es dor (v. 15) y víctima (v. 28) es Cristo. En esta perícopa
capaz de renunciar a lo que le aseguraría la superviven- subyace, en particular, la comparación con el ritual del
cia para ese día. La fe de la viuda se hace caridad gene- gran «día de la expiación». Una vez al año, en electo, en-
rosa y se vuelve para ella verdadera riqueza: en la expe- traba el sumo sacerdote, él solo, en el santo de los santos
riencia cotidiana del milagro puede constatar que para expiar los pecados del pueblo mediante la aspersión
verdaderamente «el Señor protege [...] al huérfano y ala del arca de la alianza con la sangre de animales sacrifi-
viuda» (Sal 146,9) y que quien confía en él no queda de- cados; sin embargo, Cristo «en la plenitud de los tiempos»
cepcionado (1 Re 17,15ss). Precisamente mientras los dio cumplimiento a los ritos antiguos, que eran sólo una
israelitas se dejan descarriar por los cultos paganos in- figura del sacrificio perfecto: entró en el verdadero san-
troducidos por Jezabel y no escuchan ya la Palabra de tuario, en la dimensión trascendente («cielo») de Dios,
YHWH, triunfa la fe auténtica en la humilde caridad de «una sola vez», ofreciéndose a sí mismo «para tomar
una extranjera que no vacila en privarse de lo necesario sobre sí los pecados de la multitud», como el siervo de
para obedecer a la Palabra que Elias le comunica. Ofre- YHWH profetizado por Isaías (53,12). El don de su a m o r
ce el alimento de un día al hombre de Dios y recibe de es tan sobreabundante que el pecado no sólo queda
la mano del Señor el alimento para la vida del cuerpo y perdonado, sino «destruido» (v. 26): por eso el hombre
del espíritu. es hecho de nuevo, queda libre, está salvado.
Esta ofrenda sacrificial, sin embargo, no nos priva de
la presencia de Cristo: siempre vivo «para interceder» en
Segunda lectura: Hebreos 9,24-28 nuestro favor (7,25), él se manifestará una vez más en la
24
historia. Y no será ya para liberar a la humanidad del
Cristo no entró en un santuario construido por hombres pecado - d a d o que su sacrificio tiene u n valor perenne
-que no pasa de ser simple imagen del verdadero-, sino en el
cielo mismo, a fin de presentarse ahora ante Dios para inter- (v. 28)-, sino para conducirla a su desenlace definitivo,
ceder por nosotros. 25 Tampoco tuvo que ofrecerse a sí mismo a un final que será de salvación y de gloria (2,10) para
muchas veces, como el sumo sacerdote, que entra en el san- cuantos le esperen con vigilancia perseverante.
292 Tiempo ordinario - B 32° domingo 293
Evangelio: Marcos 12,38-44 trado en Dios su sostén para hoy y para el día de maña-
na, para este tiempo y para la eternidad. Esta «verdadera
En aquel tiempo, 38 decía Jesús a la gente mientras ense- maestra», más rica que los acomodados que echan mu-
ñaba: chas monedas como ofrenda, puede enseñar sin presun-
-Tened cuidado con los maestros de la Ley, a quienes les ción el camino de la fe, un camino que pasa a través del
gusta pasearse lujosamente vestidos y ser saludados por la abandono confiado en las manos de Dios.
calle. 39 Buscan los puestos de honor en las sinagogas y los
primeros lugares en los banquetes. 40 Estos, que devoran los
bienes de las viudas con el pretexto de largas oraciones, tendrán
un juicio muy riguroso. MEDITATIO
41
Jesús estaba sentado frente al lugar de las ofrendas y ob-
servaba cómo la gente iba echando dinero en el cofre. Muchos
ricos depositaban en cantidad. 42 Pero llegó una viuda pobre
que echó dos monedas de muy poco valor. "' Jesús llamó en- La palabra que hemos escuchado nos invita a refle-
tonces a sus discípulos y les dijo: xionar sobre la fe. Ésta consiste, simplemente, en creer
-Os aseguro que esa viuda pobre ha echado en el cofre más que Dios es Dios y en fiarse por eso de él, abandonarse
que todos los demás. 44 Pues todos han echado de lo que les en sus manos, darle por completo a nosotros mismos
sobraba; ella, en cambio, ha echado de lo que necesitaba, todo sin cálculos ni preocupaciones por el mañana. Esta
lo que tenía para vivir. «oblatividad» es desconsiderada y loca - o al menos im-
p r u d e n t e - para quien afirma que está bien creer, sí,
**• Jesús ofrece los criterios para distinguir entre los pero «con los pies en la tierra», sin dejar de lado u n a
verdaderos y los falsos maestros en la enseñanza que dis- humana prudencia; sin embargo, esta fe la encontramos
pensa en el templo. Tras largas discusiones con maestros a menudo precisamente en quienes no tienen ninguna
de la Ley, sacerdotes y jefes del pueblo (capítulos 11 y seguridad para hacer frente al hoy ni al mañana.
12), censura su comportamiento, movido por la vana- Estas dos viudas tan pobres presentadas en la Sagra-
gloria (w. 38ss), por la avidez sin escrúpulos y por la da Escritura nos enseñan a no tener miedo de ofrecer a
ostentación de u n a piedad puramente exterior (v. 40). Dios todo lo que tenemos y somos, nos invitan a consa-
Jesús es capaz de captar la verdad de la persona más allá grarle nuestra vida: si hacemos que llegue a ser «suyo»
de las apariencias, observando la conducta de cada uno lo que es nuestro, será después tarea suya la preocupa-
en la vida diaria. Por eso, cuando encuentra un verdade- ción por ello.
ro maestro, lo pone como ejemplo a sus discípulos: se tra- Mi familia, mi trabajo, mis pocos o muchos recursos
ta de una pobre viuda que se acerca al cofre del tesoro del de todo tipo pueden ser sometidos a la lógica de la fe y
templo para echar una suma irrisoria -las dos moneditas ser confiados y entregados por completo al Señor. No se
de la viuda equivalían a la octava parte de la ración que trata de una elección de despreocupación ni del senti-
se distribuía a diario a los pobres de Roma-; sin embar- miento de un instante; al contrario, se convierte en el
go, esta ofrenda representa para la viuda «todo lo que compromiso cotidiano de administrar como nuestros -y,
tenía para vivir» (v. 44). La humilde mujer ha echado, por por consiguiente, con un corazón conforme al nuestro-
tanto, su vida en el tesoro del templo, porque ha encon- los que eran «nuestros» bienes: afectos, ocupaciones,
294 Tiempo ordinario - B 32° domingo 295
dotes. La palabra es hoy casi un desafío: probemos a la cantidad de los dones, sino el peso de los corazones.
echar con fe nuestra vida en el tesoro de la comunión de La viuda del evangelio depositó en el tesoro del templo
los santos, día tras día. El Señor dispondrá de ella para dos moneditas y superó los dones de todos los ricos.
bien de cada uno de sus hijos, y dispondrá un mayor Ningún gesto de bondad queda privado de sentido
beneficio también para nosotros. Podemos darle, sobre ante Dios, ninguna misericordia queda sin fruto. Son
todo, lo que tenemos como más «nuestro»: la pobreza diversas, a buen seguro, las posibilidades que él ha
existencial, el pecado. Esto es lo que ha venido a buscar dado a los hombres, pero no son diferentes los sen-
en la humanidad, para tomarlo sobre sí y transformarlo timientos que reclama de ellos. Valore cada uno con di-
en sacrificio de amor. ligencia la entidad de sus propios recursos, y que los
Si somos capaces de poner en sus manos también que más han recibido den más (León Magno, Sermón
nuestra miseria, sentiremos la alegría de vivir de él, por sobre el ayuno, 90,3).
él, en él.
ACTIO
ORATIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Señor Jesús, que de rico como eras te hiciste pobre «Dichosos los pobres en el espíritu, porque suyo es él
para enriquecernos con tu pobreza, aumenta nuestra fe. Reino de los Cielos» (Mt 5,3).
Es siempre muy poco lo que tenemos que ofrecerte, pero
ayúdanos tú a entregarlo sin vacilación en tus manos. Tú
eres el tesoro del Padre y el tesoro de la humanidad: en ti
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
está depositada la plenitud de la divinidad; sin embargo,
sigues esperando aún de nosotros el óbolo de lo que so-
Dios es absolutamente más rico que nadie, porque es absolu-
mos, hasta nuestro mismo pecado. Creemos que puedes
tamente el más pobre. No tiene nunca nada para sí, sino siem-
transformar nuestra miseria en bienaventuranza para pre para el otro. El Padre para el Hijo, el Hijo para el Padre, el
muchos, pero tienes que enseñarnos la generosidad y Padre y el Hijo para el Espíritu Santo común. Pero tampoco
el abandono confiado de los pobres en el espíritu. el Espíritu tiene nada para sí, sino todo para el Padre y para el
Queremos aceptar el desafío de tu Palabra y darte todo, Hijo. Esto no es tampoco un egoísmo a dos o a tres, puesto que
hasta lo que necesitamos para hoy y para el día de ma- en Dios cada uno piensa verdaderamente sólo en el otro y quiere
ñana: tú mismo eres desde ahora la Vida para nosotros. enriquecer al otro. Y toda la riqueza de Dios consiste en este
darse y recibir el Tú.
La pobre viuda, que ha dado todos sus haberes, está muy
cerca de este Dios. ¿Acaso no se puede decir que Dios ha echado
CONTEMPLATIO todos sus haberes en el cepillo de las ofrendas del mundo, cuan-
do nos dio a aquel hombre sin apariencia, escondido, apenas
Es grande el que toma de lo poco de que dispone, localizable en la historia del mundo, llamado Jesús de Nazaret?
puesto que en la balanza de la justicia divina no se pesa ¿No se puede decir que en este casi nada nos ha entregado Dios
296 Tiempo ordinario - B
más que con el rico y gigantesco universo, puesto que así nos ofre- 33° domingo
ció «todo lo que necesitaba para vivir», a fin de que nosotros,
aunque él muriera, pudiéramos vivir de su vida eterna? (H. U. von del tiempo ordinario
Balthasar, Tu coroni l'anno con la tua grazia, Milán 1990,
p. 177 [edición española: Tú coronas el año con tu gracia,
Encuentro, Madrid 1997]).
LECTIO
1
En aquel tiempo surgirá Miguel, el gran príncipe, protec-
tor de tu pueblo. Será un tiempo de angustia como no hubo
otro desde que existen las naciones. Cuando llegue ese mo-
mento, todos los hijos de tu pueblo que estén escritos en el libro
se salvarán. 2 Y muchos de los que duermen en el polvo de la
tierra se despertarán, unos para la vida eterna, otros para la
vergüenza, para el castigo eterno. 3 Los sabios brillarán como el
esplendor del firmamento, y los que guiaron a muchos por el
buen camino, como las estrellas por toda la eternidad.
las componendas: todas las cosas aparecerán en su au- carta insiste en la unicidad del sacrificio de Cristo
téntica realidad. El conflicto contra las fuerzas del mal en contraposición a los muchos sacrificios judíos: éstos
se convertirá en lucha abierta, y el pueblo de Dios expe- deben repetirse continuamente, porque «nunca pueden
rimentará la protección extraordinaria del arcángel Mi- quitar los pecados» (v. 11), mientras que la oblación de
guel. Será, por tanto, u n tiempo de extrema angustia y, Cristo es perfecta y salvífica para quien se confía en su
a la vez, de salvación para quienes hayan sido fieles. mediación sacerdotal (v. 14). No obstante, aquí se aña-
El Señor conoce a los suyos uno a uno, sus nombres es- de u n elemento nuevo que pone todo este fragmento en
tán escritos en su libro: no podrá olvidarlos (v. 1). Ten- estrecha continuidad con la primera lectura y el evan-
drá lugar, por consiguiente, el traslado del tiempo a la gelio de hoy: el sacrificio de Cristo es «de una vez para
eternidad; se profetiza aquí la resurrección universal siempre» y por eso abre una dimensión nueva en el fluir
(«muchos» es u n semitismo que significa «todos»), en la del tiempo («cada día»: v. 11).
que cada uno recibirá su destino eterno de vida o de in- «Ahora» Cristo ha vencido a las fuerzas del mal y está
famia, según su propia conducta. Los sabios, los justos, sentado en el trono de Dios, y «únicamente espera» que
o sea, los que hayan recorrido el camino de la santidad su victoria se vuelva evidente y definitiva (w. 12ss):
y ayudado a otros a recorrerlo, resplandecerán con una entonces desembocará el tiempo en la eternidad; sin em-
gloria perenne. bargo, ya desde ahora, «quienes han sido consagrados»
La fe en la resurrección, en el juicio y en la vida eter- - a saber: quienes acogen su oblación y someten a él la
na se va delimitando ya cada vez con mayor claridad voluntad rebelde que impulsa al pecado- entran en esta
ahora que estamos en los umbrales del Nuevo Testa- dimensión de eternidad («para siempre»: v. 14). Pero
mento. Con la resurrección de Cristo comenzará el mientras el tiempo prosigue su curso, comulgamos ya el
tiempo del fin, y tendrá su consumación en la parusía. pan de la vida «eterna» (cf. Jn 6,48-51) en la celebración
eucarística (memorial del sacrificio de Cristo).
30
Os aseguro que no pasará esta generación sin que todo glorioso (w. 28ss) y a adherirse plenamente a su Pala-
esto suceda. " El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras bra, más estable que los cielos y la tierra, que también
no pasarán. ,2 En cuanto al día y la hora, nadie sabe nada, ni
«pasarán»; sin embargo, la pregunta concreta de algu-
los ángeles del cielo ni el Hijo, sino sólo el Padre.
nos discípulos: «¿Cuándo...?» (v. 4), queda sin respuesta.
Jesús, mientras se revela como el Hijo, muestra que no
*»• Con este fragmento culmina el discurso escatoló- puede disponer ni del día ni la hora del fin. Por eso, en
gico de Jesús, que, en el evangelio de Marcos, tiene una cuanto Hijo y hombre, se confía él mismo por completo
extensión sorprendente (capítulo 13). Los «últimos tiem- al designio de amor y salvación del Padre (v. 32).
pos» están descritos a partir de la predicción de acon-
tecimientos históricos que, efectivamente, podrán cons-
tatar los discípulos, puesto que tuvieron lugar en el
tiempo de aquella generación (v. 30). MEDITATIO
Con todo, el horizonte es más amplio: la intensifi-
cación de guerras y cataclismos no es más que «el El encuentro con un cristiano auténtico no cesa de
comienzo de los dolores» (así el v. 7 al pie de la letra). sorprender desde hace dos mil años: ¡qué insólita es su
Será el signo de que tanto para la historia como para condición! «Extranjero y peregrino en la tierra», tran-
la creación empieza u n grandioso trabajo de parto, u n seúnte que atraviesa los senderos del tiempo que tien-
trabajo que llevará consigo u n sufrimiento inaudito de a la eternidad, posee ya lo que busca, aunque toda-
(w. 19-20.24a), pero concluirá con la venida gloriosa vía no de u n modo pleno y evidente. Es testigo de u n a
del Hijo del h o m b r e profetizado por Daniel, u n perso- esperanza bienaventurada y posee la prenda de u n a
naje apocalíptico con el que Jesús se identifica. Como promesa infinita. Irradia la alegría a su alrededor,
juez de la historia y vencedor de las fuerzas del mal, aunque ha renunciado a m u c h a s de las alegrías que
inaugurará definitivamente el Reino de Dios para todos propone este mundo; sin embargo, no está dispensado
sus «elegidos», esto es, para los que se hayan manteni- del dolor...
do fieles en la persecución (w. 9-13) y hayan resistido ¿Cuál es entonces el secreto del verdadero cristiano?
a las seductoras perspectivas ofrecidas por los falsos Lo custodia en lo hondo de su corazón y lo declara con
cristos, que aparecerán numerosos en los últimos orgullo: su secreto es Cristo, Señor del tiempo y de la
tiempos (w. 21-23). historia. La pascua de Jesús ha destrozado la dimen-
En este discurso se entrelazan, pues, acontecimien- sión temporal y ha irrumpido la eternidad entre noso-
tos históricos y elementos apocalípticos, expresados tros: la vida eterna es el Pan en que él se entrega. Quien
con imágenes tomadas de los profetas: Jesús quiere observa su Palabra que no pasa, quien acoge su sacri-
hacer comprender que el misterio pascual ahora pre- ficio de salvación y vive con él el dolor como pascua,
sente - s u «hora» en el lenguaje j o á n e o - será el co- entra desde ahora en la eternidad y permite que, a
mienzo de la fase final de los tiempos. De ahí que invi- través de su propia existencia, ésta transfigure u n poco
te a los discípulos, ya desde ahora, a la vigilancia, a el tiempo.
escrutar los acontecimientos sabiendo captar en ellos la El cristiano abre al sol la ventana de su morada para
proximidad del Hijo del hombre, es decir, de su retorno que todo quede inundado de luz. Ahora bien, el conflic-
Tiempo ordinario - B 33° domingo 303
302
to entre las tinieblas y la luz permanece aún en acto en ción, es un Dios que llena el alma y el corazón de quie-
el tiempo: cada discípulo de Jesús conoce esta lucha nes le poseen. Es un Dios que hace sentir interiormente
dentro de sí y a su alrededor; por eso vigila, porque sabe a los suyos su miseria y su infinita misericordia; que se
que tiene que combatir el buen combate de la fe. Cristo les une en lo más íntimo de su alma; que les llena de hu-
ya ha vencido, pero continúa luchando en nosotros para mildad, de alegría, de confianza, de amor; que les hace
que sea derrotado el mal y se extienda el Reino de Dios, incapaces de tener otro fin fuera de él. Sin Jesucristo,
hasta el día que sólo el Padre conoce. Que su Espíritu no subsistiría el mundo, porque debería ser destruido o
de amor y de fortaleza nos haga a todos cristianos au- ser como el infierno.
ténticos, tanto más presentes en la historia del hombre Si el m u n d o subsistiera para instruir al hombre sobre
cuanto más inclinados al «día de Dios». Dios, su divinidad brillaría por todas partes de u n a ma-
nera incontestable, pero puesto que subsiste sólo en Je-
sucristo y por Jesucristo, y para iluminar a los hombres
ORATIO sobre su pecado y sobre su redención, por todas partes
se manifiestan las pruebas de estas dos verdades. Lo
Jesús, Señor de la historia, tú ves los males que afli- que se manifiesta en el m u n d o no expresa ni exclusión
gen a nuestra humanidad; sin embargo, nos enseñas total ni presencia manifiesta de la divinidad, sino la
que, en su raíz, es uno solo el Mal que hemos de com- presencia de un Dios que se esconde. Todo lleva esta
batir. Tú lo derrotaste ya al morir por nosotros en la huella.
cruz; ayúdanos a extender en el tiempo tu victoria pas- Jesucristo, sin bienes materiales y sin ninguna pro-
cual. Haznos portadores de eternidad allí donde vivi- ducción científica, pertenece al orden de la santidad. No
mos y trabajamos: que la luz de tu amor perenne inun- ha hecho ningún invento, no ha reinado. Pero es humil-
de a través de nosotros la pequeña porción de la historia de, paciente, santo, santo, santo para Dios, terrible para
que nos has confiado y la transfigure. los demonios, sin pecado. Oh, ha venido con gran pom-
Haz que completemos nuestra peregrinación terrena pa y prodigiosa magnificencia a los ojos de los corazo-
tendiendo a la patria celestial, para que quien nos en- nes que ven la sabiduría. Para manifestar su Reino de
cuentre comprenda cuál es la bienaventurada esperan- santidad, le hubiera sido inútil a Jesucristo venir como
za que nos hace exultar ya desde ahora. Que el Pan de rey; sin embargo, ha venido con el esplendor que le es
la vida eterna, roto por nosotros, nos sostenga en las propio (B. Pascal, Pensieri, Opusculi, Lettere, 602.829,
pruebas cotidianas, para que podamos ser encontrados Milán 1984, 666.754, passim).
fieles y vigilantes en tu día glorioso.
ACTIO
CONTEMPLATIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
El Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob, «Esperemos y apresuremos la venida del día de Dios»
el Dios de los cristianos, es un Dios de amor y consola- (cf. 2 P e 3 , l l b - 1 2 a ) .
304 Tiempo ordinario - B
diferida «sólo hasta un determinado momento» (v. 12). Y tendrán que lamentarse por su causa.
he aquí que aparece en la trascendencia divina («sobre Así será. Amén.
8
las nubes») «un hijo de hombre», a quien Dios le da u n «Yo soy el alfa y la omega -dice el Señor Dios- el que
poder eterno y un reino invencible, que abarcará a todos _es, el que era y el que está a punto de llegar, el todopode-
los pueblos. Eso significa que su persona y su señorío roso».
son celestiales y terrenos, divinos y h u m a n o s al mismo
tiempo. Contra su reino, que coincide con el Reino de **• En estos versículos, tomados del prólogo del Apo-
los santos del Altísimo (w. 17.32), se levantará aún la calipsis, se presenta esencialmente la realeza de Jesu-
violencia de los poderosos de este m u n d o y parecerá cristo como la realeza del Hijo del h o m b r e («viene en-
victoriosa (w. 24ss). tre las nubes»: v. 7a). Aludiendo a la profecía de Daniel,
Ahora bien, cuando el juicio de Dios se haga defini- el vidente puede afirmar, por tanto, que Jesús es el
tivo, el Reino del Hijo del hombre, o bien de los santos revelador del Padre digno de fe («testigo fidedigno»),
del Altísimo, triunfará para siempre (v. 26). Para expre- puesto que procede de Dios mismo. E n cuanto Resuci-
sar de manera eficaz esta realidad, Pablo adoptará la tado, es el arquetipo de u n a nueva estirpe destinada a
imagen del cuerpo místico, cuya cabeza es Cristo y los la vida eterna. Por último, es «soberano de los reyes de
fieles sus miembros. la tierra», porque ha venido a traer a la tierra el Reino
El Reino de Cristo es, por consiguiente, también de Dios al que todos estarán sometidos al final.
nuestro; nosotros también estamos llamados a partici- El Hijo del hombre, Jesús, es el crucificado, «traspa-
par en su realeza venciendo al pecado que nos asedia. sado» por la incredulidad y por la violencia de mu-
Sumergidos como estamos en la historia, se nos pide chos. Y precisamente de este modo ha manifestado su
que juzguemos los acontecimientos con el sentido de a m o r por nosotros y nos ha liberado de los pecados
la fe y que vivamos en conformidad con la ley funda- (v. 5), dándonos la posibilidad de que se cumpla la an-
mental del amor, para que todo h o m b r e pueda entrar
tigua promesa: «Si me obedecéis y guardáis mi alianza,
por fin en el Reino de Dios.
vosotros seréis el pueblo de mi propiedad entre todos los
pueblos, porque toda la tierra es mía; seréis para mí un
reino de sacerdotes, una nación santa» (Ex 19,6).
Segunda lectura: Apocalipsis 1,5-8
Cuando llegue la hora, siempre inminente de su ve-
Jesucristo es el testigo fidedigno, el primero en resucitar nida gloriosa, hasta los que le h a n rechazado deberán
de entre los muertos y el soberano de los reyes de la tierra. reconocerle y comprender el mal que h a n cometido.
Al que nos ama y nos liberó de nuestros pecados con su Ahora bien, los que desde ahora acogen el señorío de
propia sangre, 6 al que nos ha constituido en reino y nos ha Cristo en su vida participan de su función real y sacer-
hecho sacerdotes para Dios, su Padre, a él la gloria y el poder dotal. De este modo entran en comunión con Dios,
para siempre. Amén. ' "
7
principio y fin de todo lo que existe, origen eterno
¡Mirad cómo viene entre las nubes! del tiempo, que, sin embargo, viene a la historia para
Todos lo verán,
incluso quienes lo traspasaron, asumir la fatiga de todas las criaturas y llevarlas con el
y las razas todas de la tierra poder del a m o r a la libertad y a la salvación (v. 8).
308 34° domingo - B Jesucristo, rey del universo 309
Evangelio: Juan 18,33b-37 «no es de este mundo»; más aún, puede dejarse aplastar
por éste y resultar, de todos modos, vencedora (v. 36).
En aquel tiempo, 33 dijo Pilato a Jesús: Jesús es verdaderamente rey, pero no «de aquí abajcr».
-¿Eres tú el rey de los judíos? Ha venido a este m u n d o a traer su Reino sobrenatural
34
Jesús le contestó: sin imponer su absoluta superioridad, asumiendo nues-
-¿Dices eso por ti mismo o te lo han dicho otros de mí? tra condición («para eso nací y para eso vine al mundo»)
35
Pilato replicó: para iluminarla con la luz de la verdad y hacer al hom-
-¿Acaso soy yo judío? Son los de tu propia nación y los
bre capaz de elegir el Reino de Dios.
jefes de los sacerdotes los que te han entregado a mí. ¿Qué es La venida de Cristo obra, por consiguiente, una dis-
lo que has hecho? criminación entre los que acogen su testimonio y los
36
Jesús le explicó: que lo rechazan. Es u n testimonio verdadero sobre Dios
-Mi Reino.no es de este mundo. Si lo fuera, mis seguidores -cuyo rostro revela Jesús en sí m i s m o - y, al mismo tiem-
hubieran luchado para impedir que yo cayese en manos de los po, sobre el hombre, tal como es según el designio del
judíos. Pero no, mi Reino no es de este mundo.
37
Padre («¡Ecce homo!»: 19,5): acogerlo significa entrar
Pilato insistió: ya desde ahora en su Reino. En cambio, el que lo
-Entonces, ¿eres rey? rechaza se somete al príncipe de este mundo (12,31): no
Jesús le respondió: es posible mantenerse en un escepticismo"} neutralT
-Soy rey, como tú dices. Y mi misión consiste en dar testi- como intenta hacer Pilato (18,38). Quien reconoce a JeT
monio deja verdad. Precisamente para eso nací y para eso vine sus como rey no se preocupa de triunfar en este mundo,
al muñJo. Todo~eTque pertenece a la verdad^scuchajaLvoz.
sino más bien de escuchar la voz de su Señor y de
seguirle (v. 37b), para extender aquí abajo su Reino de
*•• El relato del proceso de Jesús ante Pilato tiene u n verdad y de amor.
gran relieve en el evangelio de Juan. La reflexión sobre
el tema de la realeza está presente en todo el episodio,
incluso en la declaración de Pilato: «¡Aquí tenéis a vues-
tro rey!» (19,14). Ahora bien, la «pretensión» de ser Hijo MEDITATIO
de Dios (19,7) es demasiado elevada para los judíos;
ellos prefieren que este Mesías sea crucificado, y, obran- La liturgia de hoy nos invita a reavivar en nosotros el
do de este modo, reniegan de la historia de Israel y de deseo de que Cristo reine verdaderamente en nuestra
sus mismas expectativas: «No tenemos otro_rey que el vida. Para que esto tenga lugar, es menester renovar
César» (19,15). nuestra adhesión a él, que nos amó primero y libró por
Esta perícopa representa el centro teológico del rela- nosotros la gran batalla hasta dejarse herir de muerte
to joáneo. Se confrontan aquí conceptos muy diferentes para destruir en su cuerpo clavado en la cruz nuestro
de realeza: Pilato tenía el concepto político-militar que pecado. Cristo venció así.^Su triunfo es el triunfo del
se podía hacer u n romano (v. 37), pero aparece también amor sobre el odio, sobre el mal, sobre la ingratitud.
el teocrático y a la vez político de los judíos (w. 33ss); Su victoria es, en apariencia, una derrota: el modo de
'sTrTembargo, la realeza de Jesús pertenece a otra esfera: vencer del amor es, en efecto, dpjarsp yp.-nr.pr
310 34" domingo - B Jesucristo, rey del universo 311
A- Cristo es un rey crucificado; sin embargo, su poder Concédenos también reconocer tu realeza no de pa-
está precisamente en la entrega de sí mismo hasta el labra, sino dejando crecer y dilatarse en nosotros tu Rei-
extremo: es u n rey coronado de espinas, colgado en la no, para que seamos, en la historia, irradiación de tu
i cruz, y sigue como tal para siempre, incluso ahora presencia de paz y motivo de consuelo y esperanza para
que está en la presencia del Padre, a donde ha vuelto todos nuestros hermanos.
después de la resurrección. Se trata de una realeza
difícil de comprender desde el punto de vista h u m a n o ,
a no ser que e m p r e n d a m o s el camino del amor humil- CONTEMPLATIO
de, de la vida que se hace servicio y entrega. Si em-
prendemos ese camino, el mismo Espíritu nos hará ca-
Tú, oh Cristo, eres el Reino de los Cielos^la tierra pro-
paces de configurarnos con el humilde rey de la gloria,
metida a los humildes; tú, loTpastoTdél paraíso, el ce-
de quien todo cristiano está llamado a ser discípulo
náculo para el banquete divino; tú, la sala de las nupcias
enamorado.
inefables, la mesa s u n t u o s a m e n t e p r e p a r a d a para
i- Esto traerá consigo, necesariamente, una sombra de
todos.
muerte, de muerte a todo un mundo de egoísmos, de pa-
siones, de vanos deseos y de arrogancias indebidas: u n a Oh Cristo, no me abandones en medio de este mun-
muerte que, sin embargo, se traduce en libertad para do, puesto que sólo te amo a ti, aunque todavía no te he
nosotros mismos y en crecimiento para los otros, en conocido; yo, que estoy completamente a merced de las
vida verdadera y en plenitud de alegría. Nuestro camino pasiones; yo, que no te conozco, pues ¿acaso tiene
en la historia prosigue con sus cansancios, pero nuestro necesidad de los placeres del m u n d o quien te ha cono-
corazón puede saborear de manera anticipada la dulzu- cido? ¿Quién, que te haya amado, irá en busca de cual-
ra de este Reino de luz infinita en el que sólo se entra quier otro placer? ¿O se sentirá apremiado a ir en busca
por la puerta estrecha de la cruz. de cualquier otro amigo?
Dios, creador del universo, que me has dado lo que
tengo de bueno, ten benévola compasión de mi pobre
ORATIO alma; concédeme u n correcto discernimiento para que
m e deje atraer por tus bienes eternos y sólo por ellos.
Señor Jesús, tú te escondiste a los ojos de todos Te a m a r é con todo el corazón, persiguiendo sólo tu
para orar al Padre en secreto, cuando la muchedumbre, gloria sin preocuparme en absoluto de la gloria de los
maravillada y admirada por los milagros que realizabas, hombres, a fin de llegar a ser uno contigo ya ahora y
te buscaba para proclamarte_rey J . Sólo en la hora de la después de la muerte, obteniendo así, oh Cristo, reinar
pasión, cuando todos te habían abandonado y ser pro- contigo, que aceptaste por mi amor la más infamante de
clamado rey ya no era motivo de jactancia, sino que se las muertes. Entonces seré el más feliz entre todos los
había vuelto para ti causa de condena, sólo entonces hombres. Amén, así sea, oh Señor, ahora y siempre y
declaraste tu señorío universal. Obrando de este modo por los siglos de los siglos (Simeón el Nuevo Teólogo, en
nos enseñaste con tu misma muerte que reinar es servir C. Berselli [ed.], Inni a Cristo nel primo millennio delta
amando hasta la entrega total de nosotros mismos. Chiesa, Roma 1981, pp. 168-170).
312 34" domingo • B
ACTIO
La Santísima Trinidad
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
«Venga a nosotros, Señor, tu Reino de luz», (f a (Domingo después de Pentecostés)
teológico». E n efecto, si Dios h a sido siempre fiel en el temor, sino que habéis recibido un Espíritu que os hace hijos
pasado, lo será también en el futuro. Por eso, el deute- adoptivos y nos permite clamar: «Abba», es decir, «Padre».
16
Ese mismo Espíritu se une al nuestro para dar testimonio
ronomista invita al pueblo, sobre la base de la experien- de que somos hijos de Dios. " Y si somos hijos, también so-
cia pasada, a compararse con otros pueblos: ningún mos herederos: herederos de Dios y coherederos con Cristo,
otro pueblo de la tierra ha tenido una experiencia de toda vez que, si ahora padecemos con él, seremos también
Dios como Israel. Para confirmar lo que dice, recuerda glorificados con él.
dos episodios prodigiosos: la teofanía de Dios en el Ho-
reb y la liberación de la esclavitud de Egipto. El autor *• El capítulo 8 de la carta a los Romanos ha sido
sagrado no describe estas teofanías de manera detallada, comparado al Te Deum de la historia de la salvación, y
se contenta con traerlas a la memoria (cf. Ex 19,1-19; los w. 14-17 han sido considerados como la cúspide de
20,18-21; Dt5). todo el capítulo. Dios, dador de vida, une a él vitalmen-
El Señor, siempre cercano a su pueblo y fuente de te, por medio del Espíritu, a todo creyente haciéndole
vida, se ha mostrado fiel y capaz de mantener sus pro- hijo suyo. Para Pablo, esta novedad cristiana de la filia-
mesas en todas las circunstancias. De ahí que el pueblo ción-comunión con Dios será plena sólo cuando, en la
elegido deba tener confianza en el Señor y ser fiel a la era escatológica, todo bautizado, por obra del Espíritu
alianza prometida. Sólo así tendrá asegurada su propia Santo, se identifique perfectamente con la figura de
existencia también para el futuro, viviendo en libertad y Cristo resucitado. En efecto, el espíritu de la Ley antigua
en paz y sintiéndose elegido por Dios. En caso contrario, era un espíritu de esclavitud, mientras que el espíritu de
Dios se alejará y entonces el pueblo experimentará la Cristo es el espíritu de la libertad y de la adopción, por-
muerte (vv. 39ss). que el Espíritu habita en el corazón de los creyentes. Y
A la luz de esta experiencia histórica, los justos y los el fruto más hermoso del Espíritu es la filiación divina,
guías de Israel tuvieron confianza, incluso en los mo- que empieza en los fieles con el bautismo y alcanza su
mentos más críticos de su historia, en que no perderían madurez completa en el camino de fe que conduce a la
el ánimo ni abandonarían la observancia de la Ley. Esto tierra prometida.
es evidente durante el exilio de Babilonia y en tiempos Entonces no sólo Cristo, sino todos los creyentes en
de los Macabeos, cuando tuvieron la fuerza necesaria él gozarán de esta plenitud. Ahora bien, el signo más
para proclamar: «Dios grande y único, tu juicio es justo», manifiesto de esta prerrogativa cristiana es el hecho de
aunque al mismo tiempo tuvieron que confesar: «Señor, que, ya desde ahora, pueden dirigirse los fieles a Dios
perdona las culpas de nuestros padres, porque tú eres con el bello nombre de «AM>a-Padre», una expresión
benigno y rico en misericordia». aramea familiar que significa «papá» y que ningún
judío se atrevía nunca a pronunciar. Sólo el Espíritu
ha podido inspirar a los cristianos una expresión tan
Segunda lectura: Romanos 8,14-17 audaz, que manifiesta la seguridad y la alegría de todos
los que son movidos por el Espíritu de Jesús.
Hermanos: H Los que se dejan guiar por el Espíritu de
Dios, ésos son hijos de Dios. 15 Pues bien, vosotros no habéis En todo caso, es el Espíritu quien hace a los creyen-
recibido un Espíritu que os haga esclavos, de nuevo bajo el tes conscientes de esta magnífica realidad, pero sobre
Domingo después de Pentecostés La Santísima Trinidad 317
316
todo es su causa. Ser hijos de Dios significa poseer ya una Dios de Jesús es único por su naturaleza, pero trino por
prenda de la vida eterna, significa ser «herederos» de los las Personas. Al proclamar este misterio, el creyente
bienes de la vida de Dios y «coherederos» con Cristo, pri- adora la unidad de Dios y la Trinidad de las Personas.
mogénito de los resucitados. No obstante, para obtener En esto consiste la salvación: en creer en este admirable
todo esto se exige una condición: participar en los sufri- misterio y en ser bautizado en el nombre del Dios uno y
mientos de Cristo y completar lo que falta a su pasión. trino. Profesar esta fe en la Trinidad significa aceptar el
amor del Padre, vivir por medio de la gracia del Hijo y
abrirse al don del Espíritu.
Evangelio: Mateo 28,16-20 Para acabar, las últimas palabras de Jesús constitu-
yen u n a magna promesa: «Ysabed que yo estoy con vo-
16
Los once discípulos fueron a Galilea, al monte donde sotros todos los días hasta el final de este mundo» (v. 20).
Jesús les había citado. " Al verlo, lo adoraron; ellos, que ha- A buen seguro, este m u n d o tendrá u n final que coinci-
bían dudado. 18 Jesús se acercó y se dirigió a ellos con estas
palabras:
dirá con la parusía, pero todos los días que los cristianos
-Dios me ha dado autoridad plena sobre cielo y tierra. viven esperando están colmados ya de una presencia: la
19
Poneos, pues, en camino, haced discípulos a todos los Shekhinah divina mora allí donde dos o más se reúnen
pueblos y bautizadlos para consagrarlos al Padre, al Hijo y al en el nombre de Jesús (cf. 18,20), como presencia dis-
Espíritu Santo, 20 enseñándoles a poner por obra todo lo que creta y silenciosa que acompaña a cada momento de la
os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los vida de los creyentes.
días hasta el final de este mundo.
conocimiento-amor reproducen y son propiamente se- me hace superar el envoltorio donde el templo del Espí-
mejantes a los de la Trinidad. Son humano-divinos: hu- ritu está siempre radiante, ya sea bello o feo, esté sano
manos, porque son expresados por nuestra persona, o enfermo, sea viejo o joven, rico o pobre.
pero también divinos, porque son más y mejor obra del
Espíritu Santo, que pone en acción las tres virtudes teo-
logales. De suerte que se debe decir que el bautizado CONTEMPLATIO
está estructurado «trinitariamente», hasta el punto de
que es imposible expresar con palabras la intimidad que
Oh Dios mío, Trinidad a quien adoro, ayúdame a
la fe-esperanza-caridad crean en nosotros con el Padre-
olvidarme de mí por completo para establecerme en ti,
Hijo-Espíritu Santo. Alguien que entiende de esto ha
inmóvil y apacible como si ya mi alma estuviera en la
dicho que la Trinidad es más presente a nosotros que
eternidad; que nada pueda turbar mi paz ni hacerme sa-
nuestro yo a nosotros mismos.
lir de ti, oh mi inmutable, sino que cada minuto me lle-
ve más lejos en la profundidad de tu misterio. Pacifica
mi alma, haz en ella tu cielo, tu morada amada y el lu-
ORATIO
gar de tu reposo; que yo no te deje en ella nunca a solas;
que yo esté allí enteramente, completamente despierta
A mí, que he sido bautizado en el nombre del Padre, en mi fe, toda adoración, completamente entregada a tu
del Hijo y del Espíritu Santo, que tantas veces al día me acción creadora.
hago la señal de la cruz, cómo me gustaría nombrar con
la devoción y con el afecto del corazón a estas santas Oh mi Cristo amado, crucificado por amor, yo qui-
Personas y no hacer como los jugadores cuando entran siera ser una esposa para tu corazón; quisiera cubrirte
en el campo. de gloria, quisiera amarte... hasta morir. Pero siento mí
impotencia y te pido que me revistas de ti mismo, que
La señal de la cruz es un sacramental que, por así de- identifiques mi alma con todos los movimientos de tu
cirlo, debe consagrar todo lo que hacemos, todo lo que alma, que me sumerjas, que me invadas, que me sustitu-
pensamos, todo lo que decimos al Padre-Hijo-Espíritu yas, a fin de que mi vida no sea más que una irradiación
Santo. Jesús me asegura: «Si alguien me ama, también de tu vida. Ven a mí como Adorador, como Reparador y
mi Padre le amará, y vendremos a él y estableceremos como Salvador.
nuestra morada en él». Cómo quisiera tratar con más
respeto-garbo-delicadeza a estos huéspedes míos, con Oh Verbo eterno, Palabra de mi Dios, quiero pasar mi
todas las atenciones que reservamos a los huéspedes de vida escuchándote, quiero convertirme totalmente en
consideración. Pablo me recuerda: «Si alguien falta el res- deseo de saber para aprender todo de ti; y después, a
peto al templo de Dios, que sois vosotros, Dios le apartará», través de todas las noches, de todos los vacíos, de todas
y me exhorta de este modo: «Honrad y tratad con elegan- las impotencias, quiero fijarte siempre y permanecer
cia al Dios que lleváis en vuestro cuerpo». Cómo quisiera bajo tu gran luz; oh mi Astro amado, fascíname para
comprender que una cosa es vestir, adornar, alimentar el que ya no pueda salir de tu resplandor.
cuerpo con mentalidad «mundana», y otra cosa comple- Oh Fuego que consume, Espíritu de amor, ven a mí a
tamente distinta es hacerlo con mentalidad «de fe»: ésta fin de que se produzca en mi alma como u n a encarna-
Domingo después de Pentecostés La Santísima Trinidad 321
320
ción del Verbo; que yo le sea u n a humanidad añadida en espirituales se «adapten» a las realidades espirituales. Por esta
la que él renueve todo su misterio. Y tú, Padre, inclína- razón, todos los grandes maestros de la vida cristiana no cesan
te sobre tu pobre y pequeña criatura, cúbrela con tu de recomendar eírecogimiento-silencio-custodia del corazón. La
sombra, no veas en ella más que al Bienamado en el que experiencia de Agustín es clásica a este respecto. Dice: «Envié
fuera de mí a mis sentidos para buscarte, Dios mío, pero no te
has puesto todas tus complacencias.
encontraron: yo te buscaba fuera de mí, mientras^que tú estabas
Oh mis «Tres», mi Todo, mi Beatitud, Soledad infini- dentro... Mal te buscaba, Dios mío...». Teresa de Ávila y Juan de
ta, Inmensidad en que me pierdo, yo me entrego a ti la Cruz han hecho las mismas observaciones.
como una presa, entiérrate en mí para que yo me entie- Por lo que se refiere a nuestros deberes con nuestros Hués-
rre en ti, esperando ir a contemplar en tu luz el abismo pedes, diremos que han de ser tratados como trataríamos a
de tu grandeza (Isabel de la Trinidad, «Oración a la n huésped de gran consideración: cuando llega un huésped
Santísima Trinidad», en A. Hamman, Compendio de la limpiamos la casa; eliminamos todo aquello que pueda ofender
oración cristiana, Edicep, Valencia 1990, p. 204). la consideración que le debemos; la adornamos con flores, al-
fombras; le acompañamos, le rodeamos de mil atenciones y sor-
presas; le ofrecemos regalos... N o se trata más que de aplicar
esta estrategia. Antes que nada hay que llevar cuidado con la
ACTIO limpieza «exterior» del cuerpo: yo diría casi que el modo de
vestir-tratar-hablar debe estar marcado por un cierto señorío-
Repite y medita hoy el gesto de la señal de la cruz: elegancia. Así, la madre debe tratar con el máximo respeto
-mejor aún, con veneración- el cuerpo de su hijo, debe vestirlo
«En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo». bien, antes que nada porque es templo del Espíritu. Una nueva
mentalidad debe inspirar-orientar todas las relaciones sociales
del bautizado. Como es obvio, también la práctica de las catorce
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL obras de misericordia adquiere una nueva luz que -digámoslo
también- las «sacramentaliza». En segundo lugar - y esto es aún
más importante-, debemos purificar nuestra alma de todo lo que
Sin embargo, lo que debe interesarnos sobre todo, en el mis-
pueda disgustar a la Trinidad que inhabita, como el ejercicio del
terio de la innabitación de la Trinidad en el alma de los justos,
egoísmo en su triple forma del tener-gozar-poder, que, a su vez,
son los deberes y las exigencias prácticas y aplicadas a la vida
se ramifican en los siete vicios capitales. Tenemos asimismo el
del misterio trinitario. Las exigencias se reducen a estas tres deber de acompañar a nuestros tres Huéspedes con el silencio-
palabras clave: orden, purificación, recogimiento. La inhabita- recogimiento: abandonar al huésped es falta de educación...
ción es el misterio del recogimiento y de la purificación. Para (A. Dagnino, La vita cristiana o ¡I mistero pasquale del Cristo
comprender el motivo, basta con pensar en el llamado «princi- místico, Cinisello B. 7 1988, pp. 153-156).
pio de los contrarios», que se expresa en estos términos: dos
realidades contrarias no pueden coexistir, al mismo tiempo, en
el mismo sujeto. La acción del Espíritu que inhabita es íntima, si-
lenciosa, delicada: no es fuego que devora, no es un terremoto
destructor, ni viento impetuoso, sino - p a r a decirlo con la Biblia—
un ligerísimo e imperceptible soplo. De ahí que, para advertirlo,
se exige que el alma se ponga en afinidad psicológica con él: a
fin de que, para decirlo con palabras de Pablo, las realidades
%
Santísimos Cuerpo y
Sangre de Cristo
LECTIO
**• Este pasaje marca la cima y la conclusión de la alian- bríos ni de toros, sino con su propia sangre, y así nos logró
za entre Dios y su pueblo (cf. Ex 18-24). Es Dios quien una redención eterna. 13 Porque si la sangre de los machos
toma la iniciativa, ofrece u n pacto a los hijos de Israel y cabríos y de los toros y las cenizas de una ternera con las que
se rocía a las personas en estado de impureza tienen poder
escoge a Moisés como intermediario entre él y el pueblo, para restaurar la pureza exterior, M ¡cuánto más la sangre de
que deberá comprometerse a observarlo (w. 3.7). Como Cristo, que por el Espíritu eterno se ofreció a Dios como
sello del pacto suscrito se erige un altar a los pies del víctima sin defecto, purificará nuestra conciencia de sus
monte, símbolo de la doce tribus de Israel, y, tras haber obras muertas para que podamos dar culto al Dios vivo!
15
elegido a algunos jóvenes inocentes y puros, se sacrifican Por eso, Cristo es el mediador de la nueva alianza, pues
las víctimas tal como se hacía entre los antiguos, en re- él ha borrado con su muerte las transgresiones de la antigua
cuerdo del acontecimiento (cf. Jos 4,2-9; Gn 28,10.28; alianza, para que los elegidos reciban la herencia eterna que
33,15). Se asperja además al pueblo con la sangre de las se les había prometido.
víctimas, que, en la mentalidad judía, era considerada
como la sede de la vida; con ello, el pueblo, purificado, **• El nuevo pacto está concluido también mediante
adquiría la fuerza vital que eliminaba el pecado y el mal, u n intermediario: Jesucristo, «sumo sacerdote de los bie-
y podía contraer una alianza con el «Puro» por excelencia. nes definitivos» (v. 11) y «mediador de la nueva alianza»
La expresión «sangre de la alianza» volverá en las (v. 15). Y así como en el Sinaí la iniciativa era de Dios,
palabras pronunciadas por Jesús en la institución de la gratuita y destinada a todos, también ocurre lo mismo
eucaristía durante la última cena. «Esta es mi sangre, la en el Nuevo Testamento, aunque de un modo inmen-
sangre de la alianza, que se derrama por todos» (Me 14,24; samente superior y más excelente. En el ritual judío,
Mt 26,28). Este pacto de alianza garantiza al pueblo ele- concretamente en la «Fiesta de la expiación», el sumo
gido autonomía nacional, protección y seguridad, por- sacerdote entraba solo en el «santo de los santos» y ofre-
que Dios se ha vinculado a sus promesas. Es un vínculo cía a Dios el sacrificio, expiando las culpas de sus her-
que subsistirá mientras el pueblo se mantenga fiel y ob- manos y permaneciendo al servicio del pueblo.
serve sus cláusulas. Por eso grita el pueblo dos veces Del mismo modo, Cristo, sacerdote-víctima, aunque
con juramento: «Obedeceremos y cumpliremos todo lo «una sola vez» (9,28; 10,12) y con un solo sacrificio (v. 14;
que ha dicho el Señor» (w. 3.7). Esta alianza, infringida cf. 10,14), ha reparado el pecado de toda la humanidad
muchas veces y hecha ineficaz por Israel, será superada (9,14.28). Ha entrado en la esfera divina y, permanecien-
por la nueva alianza, no escrita ya en tablas de piedra, do solidario con nosotros, nos ha vuelto a dar la vida, nos
sino en el corazón del hombre. ha regenerado como humanidad nueva, haciéndonos
dignos de ofrecer al Padre un culto espiritual muy supe-
rior al sacrificio de expiación, porque con la ofrenda
Segunda lectura: Hebreos 9,11-15 de su sangre ha hecho posible un sacrificio-alianza; sin
embargo, ese sacrificio no ha sido derramado sobre las
Hermanos: " Cristo ha venido como sumo sacerdote de los partes de la víctima, sino que es ofrecido como alimento
bienes definitivos. Es la suya una tienda de la presencia más y bebida en el banquete eucarístico, asumiendo así, tal
grande y más perfecta que la antigua, y no es hechura de hom-
bres, es decir, no es de este mundo. n En ese santuario entró como afirma Ignacio de Antioquía, «el fármaco de la
Cristo de una vez para siempre no con sangre de machos ca- inmortalidad y el antídoto contra la muerte».
326 Domingo después de la Santísima Trinidad Santísimos Cuerpo y Sangre de Cristo 327
En efecto, Jesús se ofrece en el cenáculo a sus discí- **• En Marcos, la institución de la eucaristía, celebra-
pulos como la «nueva alianza» y quiere que todos parti- da en el marco de la última cena del Señor con sus dis-
cipen de él para obtener la unidad indisoluble con él, cípulos, está tan ligada a la muerte del Señor que es,
con el Padre y con el Espíritu Santo, y con todos los además de u n a anticipación sacramental, también una
hombres entre sí. De este modo ha llevado a cabo la re- profecía de la misma.
conciliación del hombre caído con Dios, ha restablecido En efecto, Jesús, en la intimidad del cenáculo y antes
el orden destruido por el pecado y ha vuelto a crear la de su pasión, tanto con la palabra como con los gestos,
posibilidad de que la humanidad vuelva a vivir de nuevo realiza lo que anuncia. El pan partido y la copa que
en contacto con Dios; más aún, nos ha proporcionado la ofrece a sus discípulos, como requería la costumbre de
alegría de poderle llamar «Abba-Padre». la pascua judía, constituyen el anuncio del nuevo pacto,
sellado con su sangre, que, como «cordero sin mancha»,
ofrece por la salvación de todos. E impone a los suyos
Evangelio: Marcos 14,12-16.22-26 que renueven esta acción por todos hasta que él vuelva
de nuevo (v. 25; cf. Le 22,19ss).
12
El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, La Iglesia, obediente a este mandato, realiza este sa-
cuando se sacrificaba el cordero pascual, sus discípulos
preguntaron a Jesús: crificio y así «anuncia la muerte del Señor, proclama su
resurrección y espera su venida en la gloria». Cristo, de
-¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de
pascua? modo admirable, sigue estando en medio de los suyos,
13
Jesús envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: les hace participar en el sacrificio de la redención y se
hace alimento y bebida para su alimento espiritual. Ali-
-Id a la ciudad y os saldrá al encuentro un hombre que
lleva un cántaro de agua. Seguidle l4 y, allí donde entre, decid mentados con el cuerpo y la sangre de su Redentor, todos
al dueño: El Maestro dice: «¿Dónde está la sala en la que he los redimidos se convierten en «un solo cuerpo y un solo
de celebrar la cena de pascua con mis discípulos?». 15 Él os espíritu en Cristo».
mostrará en el piso de arriba una sala grande, alfombrada y
dispuesta. Preparadlo todo allí para nosotros.
Todo esto tiene lugar a través del poder del Espíritu,
16 que hace que todos los creyentes lleguen a ser, en Cristo,
Los discípulos salieron, llegaron a la ciudad, encontra-
ron todo tal como Jesús les había dicho y prepararon la cena un sacrificio vivo para gloria de Dios Padre. La eucaristía
de pascua. es el preanuncio de la plena participación en la vida de
22
Durante la cena, Jesús tomó pan, pronunció la bendición, Dios en la eternidad y la prenda de la vida eterna, porque
lo partió, se lo dio y dijo: quien come su cuerpo y bebe su sangre tiene ya en él la
-Tomad, esto es mi cuerpo. vida eterna y la tendrá plenamente en la eternidad.
23
Tomó luego una copa, pronunció la acción de gracias, se
la dio y bebieron todos de ella. 24 Y les dijo:
-Ésta es mi sangre, la sangre de la alianza, que se derrama MEDITATIO
por todos. 25 Os aseguro que ya no beberé más del fruto de la
vid hasta el día en que lo beba nuevo en el Reino de Dios.
26
Después de cantar los himnos, salieron hacia el monte de «Tomad y comed; esto es mi cuerpo... Tomad y bebed;
los Olivos. ésta es mi sangre... Mi cuerpo es verdadera comida y mi
328 Domingo después de la Santísima Trinidad Santísimos Cuerpo y Sangre de Cristo 329
sangre es verdadera bebida...» Estas palabras de Jesús quien vivo, sino que es Cristo el que vive en mí». Ya no
sintetizan todo el misterio eucarístico. También Pablo soy yo quien piensa-habla-actúa, sino que eres tú el que
dirá: «Prestad atención antes de acercaros a este alimen- piensas-hablas-actúas en mí y conmigo. Comprendo
to y a esta bebida: que no os ocurra la desgracia de comer bien que tú eres «el Verbo de la vida» y que, por eso, sólo
y beber sin alimentaros y sin calmar vuestra sed». Tam- en la medida en que me adhiera a ti será verdadera mi
bién la Iglesia nos recomienda precisamente esta toma vida, porque estará llena de ti. Tú me dices: «Si alguien
de conciencia cuando nos dice «saber-pensar a quién se se alimenta de mí, yo estoy en él y él en mí»: cómo
va a recibir». En realidad, si lo pensamos bien, el ali- quisiera trabajar-pensar-hablar permaneciendo en ti. Tú
mento es tal en la medida en que «se pierde-desaparece- me dices: «Sin mí no podéis hacer nada»: cómo quisiera
muere para convertirse-llegar-a-ser» carne de nuestra no hacer verdaderamente «nada» sin estar inspirado-
carne y sangre de nuestra sangre. Para expresarlo con la mandado-informado por ti.
imagen evangélica: si el grano de trigo se niega a morir
enterrado, se vuelve imposible la espiga. Con la parti- Si todo en mí fuera «cristomandado», mi voz, con
cipación en el Pan eucarístico, el hombre viejo debe tanta frecuencia alterada y nerviosa, iría asumiendo
morir-dejarse asimilar por el H o m b r e nuevo, o el-ali- poco a poco el timbre dulce y suave, dócil y apacible de
mento-ya-no-es-tal. La eucaristía es u n a «angostura» la tuya, de la voz del buen pastor.
tremenda que no perdona. Jesús dirá: «Quien se alimen-
ta de mí debe vivir-de-mí, por-mí». Tal vez sean éstas las
palabras más graves, las palabras que implican mayor CONTEMPLATIO
responsabilidad para quienes participan activamente en
la eucaristía. Es la madre que vive-de/para-los-hijos, Los evangelios nos recuerdan que de la humanidad
de/para-el-esposo porque está toda unificada-gravitada- de Jesús salía u n a «virtud mágica» que curaba a todos:
concentrada. De este modo, los pensamientos-puntos de dicen que los enfermos se le echaban encima para «to-
vista-centros de interés-mentalidad de quienes partici- car» al menos el borde de su manto; dicen que la mujer
pan (= t o m a r parte) en la eucaristía «deben» conver- enferma estaba segura de que, si conseguía «tocar su
tirse en los de Cristo: para que podamos llamarnos ropa», se curaría; y Jesús dijo: «¿Quién me ha tocado?
«cristianos». He notado que salía de mí una virtud». Quien comulga
debe tener las mismas disposiciones que la mujer del
evangelio. Aquella virtud curadora no ha cesado de irra-
ORATIO diar, no ha cesado de curar, de hacer milagros: todavía
está en activo, sólo que se exige aquella fe y aquel amor.
Jesús, me dices que tu cuerpo «es verdadero alimento» La carne de Cristo -enseñan los maestros de la vida cris-
y tu sangre «verdadera bebida»: cómo quisiera que estas tiana- es «verbizante», es «vivificadora», sigue ejerciendo
palabras fueran verdaderamente creativas, es decir, que todavía cierto influjo «cristificante» que cura todo, des-
produjeran lo que significan. Cómo quisiera llegar a ser truye todo, purifica todo, santifica todo, cristifica todo,
una humanidad añadida a la tuya: dejarme asimilar por edifica todo. La eucaristía es calmante, reconstituyente,
ti de manera que pudiera decir con Pablo: «Ya no soy yo relajante: hace bien no sólo al alma, sino también al
Domingo después de la Santísima Trinidad Santísimos Cuerpo y Sangre de Cristo
330 331
cuerpo. Es u n a doctrina común afirmada por todos los Vivir la comunión. Se trata de otro axioma clásico que impli-
grandes de la educación cristiana. ca convertir en «mística» la unión sacramental durante la ¡orna-
da laboral: ésta debe llegar a ser un continuo «permanecer en
Cristo». De este modo se prolonga «místicamente» la comunión:
debemos adquirir la costumbre de trabajar, hablar, pensar por-
ACTIO con-en Cristo; se trata de adquirir la costumbre de hacerlo todo
bajo el influjo, lo más actual-continuo que sea posible, de Cristo.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: Es menester que nos ejercitemos en preguntarnos con frecuencia:
«¿Cómo se comportaría Cristo si estuviera en mi lugar?». Es
«Mi cuerpo es verdadera comida y mi sangre es verda- preciso que adquiramos la costumbre de «conmesurarnos» con
dera bebida» (cf. Jn 6,55). él (A. Dagnino, La vita cristiana o ¡I mistero pasquale del Cristo
místico, Cinisello B. 19887, pp. 509-511; 534-539, passim).
15 de agosto
LECTIO
21
**• El drama de la historia h u m a n a está representado Porque lo mismo que por un hombre vino la muerte, tam-
aquí, como en otros lugares del Apocalipsis, con imáge- bién por un hombre ha venido la resurrección de los muer-
nes cósmicas. Esta historia -la de la lucha continua en- tos. 22 Y como por su unión con Adán todos los hombres
mueren, así también por su unión con Cristo todos retorna-
tre el bien el m a l - lleva en sí misma la semilla de u n rán a la vida. " Pero cada uno en su puesto: como primer
niño, de una vida nueva, esto es, de la vida encarnada en fruto, Cristo; luego, el día de su gloriosa manifestación, los
Jesús y vivida para siempre junto a Dios. El arca de esta que pertenezcan a Cristo. 24 Después tendrá lugar el fin,
nueva alianza, que la perícopa de hoy conecta con la cuando, destruido todo principado, toda potestad y todo po-
figura de u n a mujer encinta que está a punto de dar a der, Cristo entregue el Reino a Dios Padre. 25 Pues es necesa-
luz, aparece en el cielo junto con los signos que describen rio que Cristo reine hasta que Dios ponga a todos sus ene-
migos bajo sus pies. 2é El último enemigo a destruir será la
la experiencia de lo divino: «En medio de relámpagos, de muerte.
retumbar de truenos, de temblores de tierra y de fuerte
granizada» (11,19).
*• El capítulo 15 de la primera carta a los Corintios
La mujer, cargada con el niño divino, anuncio y
pretende responder a algunas objeciones respecto a
promesa de salvación, se encuentra de la parte de Dios.
la resurrección planteadas tanto por ciertas actitudes
Tiene «la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas
de m i e m b r o s de la comunidad como de procedencia
sobre su cabeza» (12,1): estos signos nos permiten identi-
exterior.
ficarla como figura de la nueva creación, del nuevo pue-
blo de Dios, la Iglesia. Frente a ella se encuentra al ace- La primera afirmación de Pablo se basa en un dato de
cho «un enorme dragón de color rojo», que representa a hecho: la resurrección de Jesús, cuyo anuncio forma par-
los que contrastan con el anuncio del Evangelio, a todos te del núcleo originario del anuncio cristiano (cf 15,3ss).
los que dieron comienzo a las persecuciones de los pri- La segunda afirmación parte, a continuación, de un
meros tiempos de la Iglesia. El tiempo de la persecución dato de fe: sin la resurrección, el credo cristiano per-
(los «mil doscientos sesenta días» son la duración de la dería su sentido. Dejaría de ser u n anuncio de salva-
persecución apocalíptica: cf. 11,3; Dn 7,25) contemplará ción, p o r q u e el «último enemigo» (v. 26), la muerte, no
aún a la mujer-Iglesia viviendo en el desierto, donde, pa- sería vencido y con él seguiría en vida el miedo que nos
radójicamente, encuentra refugio y alimento. ata y nos hace esclavos de nuestra historia y de nuestros
El h i m n o final anuncia la derrota definitiva del dra- modelos de comportamiento.
gón («el diablo y Satanás»: 12,9) por parte de Miguel La dialéctica Adán-Cristo le sirve a Pablo para su-
y de sus ángeles: de a h o r a en adelante nadie p o d r á brayar el modo de la resurrección, esto es, cómo la vida
encontrar ya u n a culpa, «acusar» (cf. 12,10) a los cre- de la r e s u r r e c c i ó n comporta un cambio real en la natu-
yentes ante Dios. raleza de n u e s t r o cuerpo: ya no es u n cuerpo que lleva
en sí la m u e r t e , sino u n cuerpo colmado de vida y ca-
paz de darla (cf. 15,20-21.42ss), u n cuerpo «espiritual»
Segunda lectura: 1 Corintios 15,20-26 (capítulos 44ss); ya no es un cuerpo a imagen «del hom-
bre terreno», sino u n o a imagen «del hombre de los cie-
Hermanos: 20 Cristo ha resucitado de entre los muertos, los» (v. 49), u n a h u m a n i d a d que se encuentra de parte
como anticipo de quienes duermen el sueño de la muerte. de Dios.
336 15 de agosto Asunción de la Virgen María 337
Evangelio: Lucas 1,39-56 **• El encuentro entre Isabel y María, dos mujeres
encintas y cargadas de vida, se vuelve u n verdadero
''' Por aquellos días, María se puso en camino y se fue de anuncio evangélico, es decir, el anuncio de la Buena
prisa a la montaña, a una ciudad de Judá. 40 Entró en casa Nueva para el mundo. La exultación del niño en el seno
de Zacarías y saludó a Isabel. 41 Y cuando Isabel oyó el saludo de Isabel (cf. w. 41.44) corresponde por eso al cántico
de María, el niño empezó a dar saltos en su seno. Entonces que el evangelista pone en labios de María (cf. w. 46ss).
Isabel, llena del Espíritu Santo, 42 exclamó a grandes voces: La historia emprende ya desde ahora un nuevo curso: los
-Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vien- pobres y los oprimidos de todos los tiempos y de todos
tre. 43 Pero ¿cómo es posible que la madre de mi Señor venga los ámbitos tienen derecho a la palabra frente a los ricos
a visitarme? 44 Porque en cuanto oí tu saludo, el niño empezó
a dar saltos de alegría en mi seno. 45 ¡Dichosa tú, que has cre-
y los poderosos (cf. w. 5 lss), puesto que las promesas de
ído! Porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá. Dios ya se han cumplido (cf. w . 54ss).
46
Entonces María dijo: Justamente la bienaventuranza proclamada por Isa-
47
Mi alma glorifica al Señor bel (v. 45) nos proporciona la clave de lectura de todo el
y mi espíritu se regocija Magníficat, que no es una simple plegaria de liberación,
en Dios, mi Salvador, ni una simple exaltación personal de María, «madre
48
porque ha mirado del Señor» (v. 43). La «humildad» (v. 48) de María se
la humildad de su sierva. convierte, sin embargo, en la capacidad de ver los acon-
Desde ahora me llamarán tecimientos con unos ojos nuevos, con unos ojos que
dichosa todas las generaciones, saben ver la realidad de la historia y la m a n o de Dios
49
porque ha hecho en mí que obra en ella, con los ojos de la fe.
cosas grandes el Poderoso.
Su nombre es santo,
50
y es misericordioso siempre
con aquellos que le honran. MEDITATIO
51
Desplegó la fuerza de su brazo
y dispersó a los de corazón soberbio. Los ojos de la fe nos ayudan a ver nuestra historia y
52
Derribó de sus tronos a los poderosos la de los otros con una mirada especial, desde Dios, casi
y ensalzó a los humildes. sub specie aeternitatis. Para esta mirada, las experien-
53
Colmó de bienes a los hambrientos cias de luto y de dolor -la desaparición de un ser queri-
y a los ricos despidió sin nada. do, el final de u n a relación, el alejamiento de una amis-
54
Tomó de la mano a Israel, su siervo, tad-, así como las de amor y alegría, pueden constituir
acordándose de su misericordia, otros tantos momentos de una vida vivida en el amor a
55
como lo había prometido Dios, de un tiempo de «desierto» o de «visitación», mo-
a nuestros antepasados,
en favor de Abrahán
mentos que son transformados por la vida de Dios que
y de sus descendientes para siempre. nuestra fe encuentra en ellos.
56 La Asunción de María al cielo constituye, a buen se-
María estuvo con Isabel unos tres meses; después volvió
a su casa. guro, u n privilegio personal y absolutamente particular
15 de agosto Asunción de la Virgen María 339
338
Amén. Alabanza, gloria, sabiduría, con él: son la plenitud del nuevo pueblo de Dios, el
acción de gracias, honor,
poder y fuerza a nuestro Dios Israel renovado en todos sus componentes y puesto en
por los siglos de los siglos. Amén. la historia como signo de que el poder de Dios se revela
11
Entonces, uno de los ancianos tomó la palabra y me en sus «servidores» (v. 3).
preguntó:
-¿Estos que están vestidos de blanco quiénes son y de
dónde han venido? Segunda lectura: 1 Juan 3,1-3
14
Yo le respondí:
-Tú eres quien lo sabe, Señor. Carísimos: ' considerad el amor tan grande que nos ha de-
mostrado el Padre, hasta el punto de llamarnos hijos de Dios;
Y él me dijo:
y en verdad lo somos. El mundo no nos conoce, porque no lo
-Éstos son los que vienen de la gran tribulación, los que ha conocido a él. 2 Queridos, ahora somos ya hijos de Dios, y
han lavado y blanqueado sus túnicas en la sangre del Cordero. aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que,
cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo
veremos tal cual es. 3 Todo el que tiene en él esta esperanza se
**- La historia se va desarrollando poco a poco y está purifica a sí mismo, como él es puro.
llegando a su término final. La apertura de los «siete se-
llos» -tal como se describe en el Apocalipsis- impone un
ritmo a esta duración y va mostrando sus componentes **• El presente fragmento forma parte de la sección de
a medida que se revelan (capítulos 6ss). El fragmento de la primera carta de Juan centrada en la justicia de Dios
hoy se inserta entre el sexto y el séptimo - o sea, el últi- (2,29-4,6). El distintivo que permite reconocer al que ha
m o - sellos como una gran liturgia que, al mismo tiempo, «nacido de Dios» es la capacidad de obrar la justicia y de
crea expectativas y promesas para el futuro. no cometer pecado (2,29; 3,9). La adecuación de la vida
a la justicia de Dios podría parecer una tarea desmesu-
Esta liturgia celebra, en efecto, la salvación ya presen- rada, pero esta carta nos ayuda a comprender que eso
te. Esa salvación está destinada a una «muchedumbre no es simple fruto de la ascesis o de luchas gloriosas: el
enorme» (v. 9), a todos los «que vienen de la gran tribula- hijo del Justo tiene la capacidad de obrar la justicia no
ción, los que han lavado y blanqueado sus túnicas en la por simple mérito suyo; la recibe más bien de quien le
sangre del Cordero» (v. 14). Se trata, por consiguiente, de engendra a la vida (2,29), del mismo modo que quien re-
una salvación universal, abierta a todos, en particular a cibe la luz es iluminado interiormente por ella y puede
todos los que se han visto sometidos de algún modo por ver incluso cómo es Dios, sosteniendo su mirada (3,2ss).
la persecución {thlipsis, «tribulación», se convierte en el
signo de toda persecución) y salen de ella purificados. La experiencia de la filiación divina, la experiencia de
deber al Padre la propia vida de fe y de amor en los cie-
Como premonición y como signo de esta salvación, los {cf. 5,1-4) se repite varias veces a lo largo de la carta
aparece un grupo elegido marcado con «el sello del Dios (tékna, téknia: 2,1.12.28; 3,1.2.7.10.18; 4,4; 5,2, mientras
vivo». No está claro lo que significa este sello (¿se trata de que el término hyiós ha asumido ahora una connota-
una cita de Ez 9,4?, ¿de la unción bautismal?, ¿de la ción técnica destinada a expresar la persona del Hijo de
cruz?). Probablemente resulta más fácil identificar a los Dios: cf. 1,3.7; 2,22.23; 3,8.23; 4,9.10.14.15) y se revela,
«ciento cuarenta y cuatro mil» (v. 4) que están marcados por tanto, como experiencia originaria de los cristianos.
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Si parece oscuro lo que falta aún para la consumación vertios, porque el Reino de los Cielos está cerca» (Mt 4,17;
de esta filiación, es porque será revelada cuando se cf. 3,2; 10,7). Es como una gran incrustación en la que
reconstruya nuestra semejanza con Dios (3,2). temas y palabras se reclaman formando u n cuadro glo-
bal de gran efecto.
En nuestro fragmento se puede subrayar, en primer
Evangelio: Mateo 5,l-12a lugar, la fórmula de las bienaventuranzas: todas están
construidas siguiendo un modelo semejante. Se parte
En aquel tiempo, ' al ver a la gente, Jesús subió al monte, de la proclamación de la bienaventuranza, que se dirige
se sentó y se le acercaron sus discípulos. 2 Entonces comenzó
a enseñarles con estas palabras: siempre a categorías «débiles» en la historia, para anun-
3
Dichosos los pobres en el espíritu, ciar que esta debilidad está puesta en las manos de Dios
porque suyo es el Reino de los Cielos. (éste es el sentido de la forma pasiva y del tiempo futu-
4
Dichosos los que están tristes, ro de los verbos). En todas ellas, en efecto, la promesa
porque Dios los consolará. contenida en la segunda parte corresponde a la expec-
5
Dichosos los humildes, tativa de la primera. A los que lloran les corresponde el
porque heredarán la tierra. consuelo de Dios (v. 4); a los humildes, Dios les entre-
6
Dichosos los que tienen hambre y sed gará la tierra (v. 5); a quienes tienen hambre y sed de ha-
de hacer la voluntad de Dios, cer la voluntad de Dios (de justicia, según otras traduc-
porque Dios los saciará. ciones), Dios los saciará; con los que tienen un corazón
7
Dichosos los misericordiosos, misericordioso, Dios se mostrará misericordioso (v. 7);
porque Dios tendrá misericordia de ellos.
8
se mostrará plenamente transparente a los que tienen
Dichosos los que tienen limpio el corazón (v. 8); tomará como hijos e hijas a quie-
un corazón limpio,
porque ellos verán a Dios. nes construyen la paz (v. 9).
9
Dichosos los que construyen la paz, De este esquema general se apartan, en cierto modo,
porque serán llamados hijos de Dios. la primera y la octava bienaventuranzas, que forman
10
Dichosos los perseguidos u n a gran inclusión, puesto que ambas prometen a «los
por hacer la voluntad de Dios, pobres en el espíritu» (v. 3) y a «los perseguidos por hacer
porque de ellos es el Reino de los Cielos.
11 la voluntad de Dios» (la justicia, según otras traduc-
Dichosos seréis cuando os injurien y os persigan y digan
contra vosotros toda clase de calumnias por mi causa. n Ale- ciones) (v. 10) el Reino de los Cielos. Estas dos biena-
graos y regocijaos, porque será grande vuestra recompensa en venturanzas adquieren así u n a densidad especial,
los cielos. mientras que la última aplica este anuncio evangélico
a la situación de persecución por la que pasa la comu-
*»• El evangelio según Mateo puede ser estructurado nidad cristiana (w. l l s s ) . El «Reino de los Cielos» se con-
en torno a cinco grandes discursos que acompasan el vierte de este modo en el código que permite compren-
discurrir de los capítulos. El primer gran discurso, que der las bienaventuranzas y, además, todo el Evangelio
tiene su comienzo en este fragmento, amplifica y des- (cf., a título de ejemplo, las parábolas que se encuentran
pliega el anuncio profético originario de Jesús: «Con- e n M t 13).
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Finalmente, podemos subrayar el hecho de que haya mos a aquella parte todavía no revelada de nosotros
una última expresión ligada al Reino de los Cielos: se mismos, a la semejanza que nos hace hijos e hijas de
trata de la expresión «voluntad de Dios» («justicia», se- Dios y amados por él, sólo si creemos y nos confiamos
gún otras traducciones) (5,10; cf. 6,33). Su sentido no con fe y amor a la promesa de nuestro bautismo, llega-
corresponde a ninguna actitud legalista, que, en 5,20, remos a comprender cómo la salvación forma parte ya
está incluso condenada expresamente. Voluntad de Dios de nuestra vida y que es propio de la santidad de Dios
o justicia remiten, aquí y en otros lugares, al designio del sostener nuestra santidad.
Padre sobre la historia y a la transformación que Dios
mismo provoca en la misma; de ahí que la exhortación
final de esta primera parte del evangelio, a primera vista ORATIO
excesiva, sea en realidad anuncio de la verdad del cris-
tiano como hijo de Dios: «Vosotros sed perfectos, como
Padre santo, tú nos has llamado hijos tuyos. Nosotros
vuestro Padre celestial es perfecto» (v. 48).
te damos gracias por tu santidad, que conduce la his-
toria. No comprendemos todavía hasta el fondo lo que
significa sentirse amados por tu santidad, pero tú man-
MEDITATIO tienes viva en nosotros la imagen que has proyectado
para cada uno.
La santidad pertenece únicamente a Dios, y nadie Hijo justo del Padre, tú nos has abierto un paso en la
puede reclamarla nunca para sí. La distancia entre nues- historia, donde conseguimos ver cómo actúa el Padre en
tro carácter de criaturas y el Creador, la fractura entre la historia y cómo obra en ella el Hijo. Ayúdanos a imitar
nuestros deseos y nuestras realizaciones, la necesidad de tu única filiación, haznos capaces de confiarnos al Padre.
ajustar las cuentas con los compromisos y dolores de la Espíritu de justicia y de santidad, si tú no purificas
historia nos impiden creer que nuestra filiación divina nuestros corazones nunca seremos capaces de abrir
sea algo que se nos debe. Desde este punto de vista, el nuestros ojos a la mirada de Dios, nunca seremos ca-
balance de la historia es aún ruinoso: no somos santos. paces de cantar las alabanzas de Dios en la liturgia, no
Con todo, podemos construir la santidad en parte, ar- conseguiremos llamarnos hijos. Infunde en nuestro co-
monizando nuestra propia vida con el designio de justi- razón la capacidad de escuchar la voz del Padre que nos
cia que Dios ha pensado para el mundo. Lo hacen «los llama hijos suyos amados.
pobres en el espíritu», que no consiguen encontrar en ellos
mismos motivos para ir hacia delante y se confían al gra-
no de mostaza del Reino de Dios. Lo hacen los «servidores» CONTEMPLATIO
del Señor, que intentan imitar el obrar misericordioso de
Dios en la historia para convertirse en un posible signo
También nosotros hemos sido creados a imagen y se-
de salvación, en un poco de levadura del Reino de Dios.
mejanza de Dios. Y lo que produce en nosotros la ima-
Se trata de tareas desmesuradas, que nadie consigue gen divina no es otra cosa que la santificación, esto es,
llegar a término por sí solo. Únicamente si nos confia- la participación en el Hijo en el Espíritu. Así que, des-
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pues de que la naturaleza h u m a n a se hubiera encami- tidad que te hace libre está anclada más allá de toda alabanza
nado a la perversión y se hubiera corrompido la belleza y de todo vituperio humano. Tú perteneces a Dios y, como hijo
de la imagen, fuimos restaurados en el estado original, de Dios, has sido enviado al mundo.
poique mediante el Espíritu ha sido reformada la ima- Dado que ese lugar profundo que hay dentro de ti y donde
gen del Creador, es decir, del Hijo, a través del cual viene se arraiga tu identidad de hijo de Dios lo has desconocido
todo del Padre. durante mucho tiempo, los que eran capaces de afectarte han
tenido sobre ti un poder repentino y a menudo aplastante. Pero
También el sapientísimo Pablo dice: «¡Hijos míos, por no podían llevar a cabo aquel papel divino, y por eso te
quienes estoy sufriendo de nuevo dolores de parto hasta dejaron, y te sentiste abandonado. Pero es precisamente esta
que Cristo llegue a tomar forma definitiva en vosotros!» experiencia de abandono la que te ha atraído a tu verdadera
(Gal 4,19). Y él mismo mostrará que la figura de la identidad de hijo de Dios.
formación de la que se habla aquí ha sido imprimida en Sólo Dios puede habitar plenamente en lo más hondo de ti.
nuestras almas por medio del Espíritu, proclamando: Puede ser que haga falta mucho tiempo y mucha disciplina para
«Porque el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu volver a unir tu yo profundo, escondido, con tu yo público, que
del Señor hay libertad. Por nuestra parte, con la cara des- es conocido, amado y aceptado, aunque también criticado por
cubierta, reflejando como en un espejo la gloria del Señor, el mundo; sin embargo, de manera gradual, podrás empezar a
sentirte más conectado a él y llegar a ser lo que verdaderamente
nos vamos transformando en esa misma imagen cada vez
eres: hijo de Dios (H. J. M. Nouwen, La voce dell'amore, Brescia
más gloriosa, como corresponde a la acción del Espíritu 2
1997, pp. 98ss, passim).
del Señor» (2 Cor 3,17ss) (Cirilo de Alejandría, Dialoghi
sulla Trinitá, Roma 1982, pp. 302ss).
ACTIO