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)
para cada día del año
Plan general de la colección
LECTIO DIVINA
PARA CADA DÍA DEL AÑO
*1. Adviento
*2. Navidad
*3. Cuaresma y Triduo pascual
*4. Pascua
Ferial - Tiempo Ordinario - año impar (sem. 1-8) Ferias del Tiempo ordinario
Ferial - Tiempo Ordinario - año impar (sem. 9-17)
Ferial - Tiempo Ordinario - año impar (sem. 18-25) (semanas 9-17, años pares)
Ferial - Tiempo Ordinario - año impar (sem. 26-34)
9 a semana del
Tiempo ordinario
LECTIO
pueblo elegido; el hijo muerto, rechazado y convertido en efecto, dar turno a Dios, sino que es el Eterno el que
después en piedra angular, es Jesús. viene a nuestro encuentro según los m o d o s y tiempos,
La parábola une, por consiguiente, los dos extremos: personas y circunstancias, que él m i s m o decide, tanto
el amor de Dios Padre, que llega a enviar a su Hijo, y en el prójimo antipático como en el pobre exigente,
el rechazo de los jefes de Israel, que llegan a matarlo. Su tanto en la vida como en la muerte.
finalidad es contar no sólo el pasado, sino también la No hay aquí nada de automático o de mágico; se
historia futura: la próxima (la muerte de Jesús) y la que trata de u n camino que nos conduce cada día desde la
continúa en el tiempo y en las opciones de cada hom- fe, que sabe reconocer en cualquier parte u n a ocasión
bre ante aquel a quien el Padre ha constituido como de salvación, a la paciencia, que se deja probar tanto
piedra angular, resucitándolo de la muerte. en las cosas pequeñas como en las grandes; desde la
E n torno a su persona y al misterio de su muerte y intimidad cordial con Dios a la caridad, que es capaz
resurrección es donde se decide para cada h o m b r e la de a m a r a cada persona como don del Padre. Así pues,
acogida o el rechazo de la salvación. Y ello sin derecho en verdad, «todo es gracia». La vida se transforma,
construida sobre la piedra angular escogida por el Pa-
alguno de primogenitura ni de elección preferente,
dre, y la muerte celebra el encuentro con Aquél a quien
sino jugando hasta el final con nuestra propia libertad
h a b í a m o s esperado y a quien n o siempre h a b í a m o s
y responsabilidad, hasta escoger identificarnos con
sido capaces de reconocer.
este mismo misterio. Dios, en su juicio, premiará el
valor de esta libertad.
ORATIO
MEDITATIO Dios, Padre nuestro, tu a m o r por nosotros es gran-
de y eterno. Desde que el h o m b r e existe, no haces más
Vivimos porque u n a Voluntad buena nos ha preferi- que buscarlo, porque quieres que conozca tu a m o r
do a lo no existencia. Llegamos a ser creyentes porque por él. Y aun cuando el hombre te volvió la espalda,
Dios, la suma Benevolencia, junto con la vida, nos enviaste a tu Hijo, revelación perfecta de tu corazón.
ha dado la fe. Estamos salvados en la medida en que Perdóname, Padre, porque quién sabe cuántas veces
sepamos reconocer y aceptar, cada día de nuestra vida, habrá pasado junto a mí Aquél a quien Tú has enviado
la propuesta de salvación que nos llega a través de tan- sin que yo me diera cuenta. Los viñadores de la pa-
tas -y con frecuencia inéditas- mediaciones h u m a n a s . rábola evangélica m a t a r o n al hijo del dueño; quizás
«Todo es gracia», hasta la prueba y el martirio, aunque yo haya hecho aún peor, porque no le he prestado nin-
es preciso que aprendamos a «reconocer» el don que guna atención, porque le he considerado insignifican-
viene de lo alto tal como se presenta cada día a cada te, superfluo, o lo he convertido en tal en aquellos en
uno de nosotros, «disfrazado» de mil formas y seme- quienes no he sabido reconocer como signo de tu
janzas terrenas, también en el acontecimiento inespe- presencia y del a m o r que no se da por vencido. Ahora
rado - y tal vez i n o p o r t u n o - de la siempre misteriosa comprendo que esta parábola la contaste por mí; ha/
mediación de lo divino. No nos corresponde a nosotros, que no sea en contra de mí.
12 9a semana Lunes 13
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LECTIO
(cf. Is 65,17; 66,22), en los que se manifestará Cristo y se obligados a pagar tributo al cesar o no? ¿Lo pagamos o no lo
manifestará en todos los ámbitos - e n la «justicia»- el pagamos?
15
proyecto de Dios, que ahora es sólo un deseo. Ahora Jesús, dándose cuenta de su mala intención, les con-
bien, esta espera es algo completamente distinto a u n a testó:
espera pasiva. Quien vive ya desde ahora en medio de la -¿Por qué me ponéis a prueba? Traedme una moneda para
que la vea.
piedad y la santidad puede apresurar incluso la venida 16
Se la llevaron, y les preguntó:
del día del Señor, puesto que realiza ya en esta tierra, en
la pequenez de su historia, lo que será la justicia típica -¿De quién es esta imagen y esta inscripción?
del día de Dios. Por eso invita el autor de la carta a sus Le contestaron:
destinatarios «limpios», como las víctimas ofrecidas a -Del cesar.
17
Dios en el culto del Antiguo Testamento, e «irreprocha- Jesús les dijo:
bles ante él», «en paz con Dios» (v. 14), como ocurrirá -Pues dad al cesar lo que es del cesar y a Dios lo que es
en el domingo sin ocaso de la vida futura. de Dios.
En estas circunstancias, se vuelve secundario el pro- Esta respuesta les dejó asombrados.
blema del «cuándo» vendrá este «día de Dios». Lo que
cuenta es la magnanimidad del Señor, que organiza los *•» En el centro del evangelio de hoy figura una pre-
tiempos y la historia siguiendo una amorosa perspecti- gunta hipócrita. Los herodianos y los fariseos no bus-
va de salvación. Ese designio es desconocido para los can ninguna respuesta; lo que quieren sobre todo es
impíos, mientras que es objeto de conocimiento progre- poner a Jesús en u n a situación embarazosa, haciéndolo
sivo por parte del creyente. Este último sabe que aún odioso para la autoridad romana o para la muche-
tiene que seguir descubriendo a Cristo hasta la mani- dumbre. La respuesta de Jesús, sin embargo, evita la
festación completa del día del Señor. A él sea la gloria, trampa de la rígida alternativa y aprovecha la pregunta
ahora y tal como aparecerá en aquel día. El «amén» fi- para brindar un criterio decisivo para la vida cristiana.
nal indica que el escrito debe ser leído en la asamblea Dios y el cesar no se contraponen entre sí, no se en-
dominical de los cristianos. cuentran en el mismo plano: existe un primado de Dios,
pero que no priva al Estado de sus derechos. En virtud
de este principio, el cristiano aprende a obedecer no
Evangelio: Marcos 12,13-17 sólo a Dios, sino también a los hombres, porque la raíz
de toda autoridad deriva en última instancia del Eterno.
Precisamente de este principio dimana la libertad de
En aquel tiempo, los sumos sacerdotes, los escribas y conciencia, al amparo de toda idolatría del poder y aco-
los ancianos B le enviaron unos fariseos y unos herodianos giendo la respectiva soberanía de la Iglesia y el Estado.
con el fin de cazarlo en alguna palabra. 14 Llegaron éstos y le
dijeron: «Esta respuesta les dejó asombrados» (v. 17b): los que
-Maestro, sabemos que eres sincero y que no te dejas in- antes querían cazarlo en alguna palabra quedan asom-
fluir por nadie, pues no miras la condición de las personas, brados ahora por el mensaje de libertad contenido en
sino que enseñas con verdad el camino de Dios. ¿Estamos las palabras de Jesús.
18 9a semana Martes 19
aunque no puede ser cancelada por la maldad. En efecto, Saludo el tiempo en el que por fin encuentre las manos que
la imagen de Dios permanece siempre, aunque le sobre- construyan contigo «un cielo nuevo y una tierra nueva».
pongas la imagen de lo terreno (Orígenes, Homilías sobre Manos nuevas para poblar el mundo de colores.
el Génesis, XIII, 4). (Micaela Najlis, poetisa nicaragüense).
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fianza y estoy persuadido de que tiene poder para asegurar -Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si el hermano de uno
hasta el último día el encargo que me dio. muere y deja mujer, pero sin ningún hijo, que su hermano se
case con la mujer para dar descendencia al hermano difunto.
20
Pues bien, había siete hermanos. El primero se casó y, al
*•• La segunda Carta a Timoteo parece ser que fue la morir, no dejó descendencia. 21 El segundo se casó con la
última que escribió Pablo antes de morir. En conse- mujer y murió también sin descendencia. El tercero, lo mis-
cuencia, tiene todo el sabor de un auténtico «testamen- mo, 22 y así los siete, sin que ninguno dejara descendencia.
to espiritual» en el que se respira una trémula, aunque Después de todos, murió la mujer. 23 Cuando resuciten los
muertos, ¿de quién de ellos será mujer? Porque los siete estu-
también serenísima, espera del final inminente. Pablo vieron casados con ella.
está en la cárcel y escribe en unos términos apesadum- 24
Jesús les dijo:
brados a Timoteo, su discípulo predilecto, por el que ora
noche y día, y le aconseja que «reavive» (literalmente, -Estáis muy equivocados, porque no comprendéis las
Escrituras ni el poder de Dios. 25 Cuando resuciten de entre los
«atice») el don de Dios. muertos, ni ellos ni ellas se casarán, sino que serán como án-
En el pasaje de hoy, tras el saludo (w. 1-3), viene una geles en los cielos. 26 Y en cuanto a que los muertos resucitan,
primera parte (w. 6-12, aunque continúa hasta 2,13), en ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en el episodio de la
zarza, lo que le dijo Dios: Yo soy el Dios de Abrahán y el Dios
la que Pablo exhorta a Timoteo a luchar y a sufrir por el de Isaac y el Dios de Jacob? 21 No es un Dios de muertos, sino
Evangelio. Para Pablo, la «Buena Noticia» es «la promesa de vivos. Estáis muy equivocados.
de la vida que está en Jesucristo» (v. 1), «que ha destrui-
do la muerte y ha hecho irradiar la vida y la inmortali-
dad» (v. 10). El apóstol es un hombre elegido por Dios **• La cuestión planteada por los saduceos en el evan-
para llevar al mundo este evangelio de la vida no con gelio de hoy es, una vez más, tendenciosa; sin embargo,
«un espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de pon- proporciona a Jesús la ocasión de presentar en sus jus-
deración». A causa de este anuncio, debe esperarse la tos términos el sentido de la vida más allá de la muerte.
hostilidad del mundo, hasta el punto de verse privado En aquellos tiempos, además de los saduceos, que ne-
de la misma libertad. Pablo no se avergüenza de ello e in- gaban la resurrección, estaban también los rabinos-
vita a Timoteo a no avergonzarse de sus cadenas; éstas fariseos, que la afirmaban, aunque con cierta libertad
son el precio del testimonio fiel, de la vocación santa, de interpretativa. Había entre ellos, en efecto, quienes con-
la gracia otorgada en Cristo Jesús y revelada ahora en el sideraban que sólo resucitarían los justos, sólo los ju-
misterio de su encarnación. Constituyen el signo paradó- díos o todos los hombres, mientras que otros creían que
jico de una libertad nueva, la que nace de la fe en él y de los difuntos resucitarían en su corporalidad originaria,
la certeza de su fidelidad hasta el último día, el día en el incluidas las enfermedades. Más tarde, en los tiempos en
que la vida destruirá a la muerte para siempre. que fue redactado el evangelio de Marcos, ejercía una
gran influencia el pensamiento helenístico-pagano. Este
último prefería hablar de inmortalidad del espíritu, ca-
Evangelio: Marcos 12,18-27 paz por su propia naturaleza de sobrevivir más allá del
cuerpo, liberándose de la prisión que éste representaba.
La enseñanza de Jesús responde un poco a todos, po-
En aquel tiempo, ,s se acercaron a Jesús unos saduceos,
que niegan la resurrección, y le preguntaron: niendo en el centro la verdad del amor de Dios: si Dios
9° semana Miércoles 27
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ama al hombre, no puede abandonarle en poder de la Su testimonio se vuelve así creíble, porque es com-
muerte, sino que lo unirá consigo, fuente de la vida, pletamente h u m a n o y está abierto de par en par a la
para hacerlo inmortal. gracia, como si los dos abismos, el de la fragilidad te-
rrena y el del poder celestial, se tocaran en él, como en
Por lo que respecta a la modalidad de ese estado fu-
un tiempo se encontraron (o se recapitularon) en la
turo, la respuesta de Cristo es que la vida de los muer-
cruz de Jesús. Por eso, Dios Padre resucitó al Hijo, del
tos escapa de los esquemas del m u n d o presente: será
mismo modo que librará de las cadenas de la muerte a
una vida diferente, porque es divina, eterna, compara-
todo creyente que no se avergüence del Evangelio de la
ble a la de los ángeles, de suerte que el matrimonio y la
vida. Nuestro Dios, en efecto, «no es un Dios de muertos,
reproducción carecen en ella de sentido. Tampoco po-
sino de vivos».
drá ser en modo alguno una especie de prolongación de
la vida presente, sino una vida nueva, en la que entra
todo el hombre, no sólo el espíritu, sino toda la realidad
humana, que se verá transformada misteriosamente. ORATIO
Con todo, hay u n a cosa absolutamente cierta: la razón
fundamental hemos de buscarla en la fidelidad del Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, Dios amante de
Eterno: la promesa de la resurrección no es u n derecho la vida, en ti existe todo lo que es, de ti recibe toda cria-
del hombre, sino la inevitable consecuencia o la medida tura su aliento y su vida. Si tú no existieras, no existiría
ilimitada del amor divino, más fuerte que la muerte. yo, pero si tú existes, vibra en mí un temblor de eterni-
dad. Te alabo, Padre, porque tú eres mi origen y, por
consiguiente, también la razón de mi existencia, la cer-
MEDITATIO teza de mi vivir para siempre, mientras que yo, sólo por
vivir, soy tu gloria. En efecto, «no alaban los muertos al
Señor, ni los que bajan al silencio. Nosotros bendecimos
El cristianismo es el evangelio de la vida. La vida es la
al Señor ahora y por siempre» (Sal 115,17ss).
Buena Noticia que el cristiano anuncia a un mundo cada
vez más inmerso en una cultura de muerte. Y, en ver- Sin embargo, muchas veces la vida que me has dado
dad, se trata de una buena noticia, porque sólo quien no ha sido capaz de cantar tu alabanza, como si me
cree en Cristo puede hablar de una vida «que ha des- avergonzara de ti y de tu Evangelio o temiera la incom-
truido la muerte» y creer en la inmortalidad futura. Es prensión y el rechazo a causa del mismo. O bien, tal vez
más, no puede dejar de hacerlo, con el espíritu de forta- estoy dispuesto a dar testimonio de tu Evangelio y de la
leza y de amor que se le ha dado, sin miedo ni timidez. misteriosa belleza de la vida humana, pero sólo cuando
Del mismo modo que Pablo, en la cárcel y esperando el me van bien las cosas o cuando tu Palabra confirma lo
final, proclama con valor la promesa de la vida en Cristo que yo siento y las expectativas de los otros. Ando aún
Jesús, tampoco el cristiano pide que le dispensen del lejos de comprender que también es posible anunciar tu
drama del sufrimiento o de la derrota de la muerte, sino nombre en medio de la prueba y del sufrimiento, inclu-
que, precisamente en el interior de esta común experien- so al que está pasando por la prueba, porque en todo
cia o desde lo hondo del abismo, anuncia la esperanza de caso la vida humana, don tuyo, es digna de ser vivida, y
la vida que no muere. porque también a través de su muerte puede anunciar
28 9a semana Miércoles 29
tu Reino el justo. Concédeme, Padre, el valor de Pablo, allí, seré de verdad hombre. Permitidme ser imitador de
que incluso desde la cárcel, con cadenas, proclamó el la pasión de mi Dios (Ignacio de Antioquía, Carta a los
Evangelio de la vida. Reaviva tu don en mí, para que romanos, 4, 6ss).
opte por llegar a ser, como él, prisionero libre de Cristo,
dejándome cautivar para siempre por las cadenas del
a m o r divino, que ha vencido a la muerte para siempre. ACTIO
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la vida gloriosa del Señor, que, en cierto modo, sufre y tro Dios es el único Señor. 30 Amarás al Señor tu Dios con todo
resurge a u n a vida nueva en aquel que cree en Él. Como tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas
tus fuerzas. " El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como
Pablo, encadenado por el Evangelio «-como malhechor» a ti mismo. No hay otro mandamiento más importante que
(v. 9), aunque también seguro de reinar con él (v. 12). De éstos.
ahí podemos extraer dos consecuencias. 32
El maestro de la Ley le dijo:
En primer lugar, que los sufrimientos del cristiano -Muy bien, Maestro. Tienes razón al afirmar que Dios es
participan del valor redentor de los sufrimientos de único y que no hay otro fuera de él; " y que amarlo con todo el
Cristo y son, de hecho, instrumento de salvación en corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y
la medida en que el cristiano - c o m o le gusta decir a amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los
Pablo- sufre por Cristo y muere con él (cf. w. 11.12). holocaustos y sacrificios.
34
Desde el momento en que el Hijo del Eterno murió en Jesús, viendo que había hablado con sensatez, le dijo:
la cruz, ya no hay sufrimiento terreno que sea inútil, ni -No estás lejos del Reino de Dios.
creyente que no se sienta responsable de la salvación de Y nadie se atrevía ya a seguir preguntándole.
los demás. Es la comunión de la cruz lo que da, a cada
individuo, la fuerza para soportarlo todo por los her-
*+• El tono de la pregunta del maestro de la Ley, a
manos, «para que ellos también alcancen la salvación de
diferencia de Mateo y Lucas, no es aquí, en Marcos, ni
Jesucristo y la gloria eterna» (v. 10).
polémico ni tendencioso, sino simplemente teórico y
Entonces -segunda consecuencia-, la vida del cris- escolar, sin trampas más o menos escondidas. Al con-
tiano se convierte en una existencia pascual, gracias a la trario, parece darse u n reconocimiento recíproco de la
memoria de la resurrección de Jesús (v. 8) y gracias a la exactitud y de carácter pertinente de la respuesta del
profecía de su propia resurrección (v. 11); una existen- otro por parte de cada uno de los interlocutores. Al
cia que proclama la fidelidad del Eterno, mayor que mismo tiempo, la cuestión planteada era en aquellos
cualquier infidelidad h u m a n a (v. 13). Por eso el cristia- tiempos una pregunta clásica y debatida con frecuencia;
no no se enzarza en «discusiones vanas» (v. 14), ni se tampoco era nueva del todo la respuesta de Jesús. E n
avergüenza de la Palabra que debe anunciar, aunque realidad, se trata de la cuestión central para él y para
deba sufrir por ella, porque es Palabra de la verdad y todo creyente: es la pregunta a la que Jesús intentará
nunca podrá ser encadenada (v. 9).
responder con toda su vida.
De todos modos, el Maestro le brinda al maestro de
Evangelio: Marcos 12,28-34 la Ley, interlocutor leal, una respuesta precisa y rigu-
rosamente bíblica, no sólo por los envíos a Dt 6,4ss y
En aquel tiempo, 28 un maestro de la Ley que había oído la Lv 19,18, sino porque sólo es posible entenderla dentro
discusión y había observado lo bien que les había respondido de la revelación, según la cual nuestro amor a Dios y
se acercó y le preguntó: al prójimo supone un hecho precedente y fundador: el
-¿Cuál es el mandamiento más importante? amor de Dios por nosotros. Éste es el dato que precede
29
Jesús contestó: a cualquier otro, el origen y la medida del amor humano.
-El más importante es éste: Escucha, Israel, el Señor nues- Si éste nace del amor divino, debe medirse sobre la base
34 9a semana Jueves 35
del mismo, amando a toda la humanidad, amando a ^ o r el Eterno, hasta el punto de haber sido hecho capaz
cada hombre sin distinción y con toda nuestra propia de amar a su manera. Precisamente en esta línea invita
humanidad: corazón-mente-voluntad. De todos modos, Pablo a Timoteo y a todo creyente a sufrir y a morir con
Marcos no se contenta con estas especificaciones, sino Cristo por la salvación de los hermanos. Pero, entonces,
que introduce en su texto otras dos importantes notas no se da aquí sólo la comunión redentora de la cruz;
particulares: una observación polémica sobre el culto antes aún está el misterio sorprendente de la comunión
(v. 32), que recupera la antigua batalla de los profetas de Dios con el hombre, del a m o r divino con el amor hu-
contra el ritualismo embarazoso que separa la oración mano. Gracias a esta comunión, el amor de Dios se hace
del amor, y la afirmación del monoteísmo (w. 29.32), ya presente y visible en esta tierra; más aún, Dios mismo
en abierta polémica con el ambiente pagano en que es amado en un rostro h u m a n o y el corazón de carne
vivía la comunidad de Marcos, afirmación destinada a produce ya desde ahora latidos eternos.
dejar bien sentado que sólo de Dios -es decir, de haber
puesto a Dios en el centro de su vida- puede venirle la
libertad al hombre. Esa libertad es ya signo del Reino ORATIO
que viene.
Dios del amor, tú eres el Señor y el Maestro, sólo tú
tienes las palabras de la vida y puedes revelar al hombre
MEDITATIO su verdad y su dignidad. Todos quisiéramos saber qué
es importante en la vida, para no correr en vano; y si te
Dios creó al hombre a su semejanza, le dio u n cora- preguntamos es porque tú eres amor y sólo el amor co-
zón capaz de dejarse amar y de amar a su vez. Pero no noce la verdad y no se la guarda para sí. Concédenos
sólo le hizo capaz de amar a su manera, divina, no se comprender también que la grandeza del hombre está
contentó con verter su benevolencia en el ser h u m a n o en el amor: en la certeza de ser amado desde siempre
haciéndolo amable, sino que activó en él una capacidad por el Señor del cielo y de la tierra y en la certeza de
afectiva que no es ya sólo humana. Éste es el signo más poder amar al mismo Creador junto con sus criaturas.
grande del amor de Dios hacia el hombre: el Creador no En esto consiste la grandeza humana, y es h u m a n a y di-
se ha guardado, celosamente, su poder de amar, sino vina a la vez; es mandamiento, pero antes es don; es re-
que lo ha compartido con la criatura. En realidad, poso y felicidad para el alma, pero también lucha con-
Dios no hubiera podido a m a r más al hombre. Ésa es tra el egoísmo y la desesperación; es la verdad de donde
también la razón de que éste sea asimismo el primer y nace la libertad, la libertad de depender en todo de aquél
más importante mandamiento: antes de ser manda- a quien amamos y a quien estamos llamados a amar;
miento, es el don más grande. Y si vale más que todos por consiguiente, de ti, que eres el amor. Concédeme,
los holocaustos y sacrificios, eso significa que el hom- Padre, esta libertad: la libertad de entregarte mi vida,
bre lleva a cabo la mayor experiencia del a m o r divino para que tú la conviertas en un evangelio, historia y
cuando ama de hecho a la manera de Dios, más aún providencia de amor para muchos hermanos; la liber-
que cuando ora y adora, porque es entonces, y sólo en- tad de amarte a ti y a todos con el corazón del Hijo,
tonces, cuando puede descubrir cómo ha sido amado hasta la cruz.
36 9a semana Jueves 37
CONTEMPLATIO como fin este amor, al que referirás todo lo que digas;
cuenta todas las cosas de manera que la persona a la
Si Cristo vino fue, sobre todo, para que el hombre su- que hablas crea al escuchar, espere al creer y ame al
piera cuánto le ama Dios y lo aprendiera para encen- esperar (Agustín, De catechizandis rudibus, 4,8-11).
derse más en el amor de quien lo amó antes, y para
amar al prójimo según la voluntad y el ejemplo de quien
se hizo próximo prefiriendo no a los que estaban cerca ACTIO
de él, sino a los que vagaban lejos; toda Escritura divi-
na escrita antes fue escrita para preanunciar la venida Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
del Señor; y cualquier cosa que haya sido transmitida «Si con él morimos, viviremos con él» (2 Tim 2,11).
después con las cartas y confirmada con la autoridad di-
vina habla de Cristo e invita al amor: está claro que no
sólo toda la Ley y los profetas, que hasta entonces eran PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
toda la Sagrada Escritura, por haberlo dicho el Señor,
se apoyan en estos dos preceptos del amor a Dios y al Al envejecer nos damos cuenta de inmediato de que todo se
prójimo, sino también todo lo que, a continuación, ha reduce a poquísimas certezas. Para mí, estas certezas son tres:
sido consagrado para la salvación, así como los vo- a pesar de todo, el Eterno es Amor; a pesar de todo, somos
lúmenes de las divinas Escrituras confiados a la memo- amados; a pesar de todo, somos libres. Ojalá consiguiera co-
ria. Por lo cual, en el Antiguo Testamento está oculto el municar estas tres certezas [...], en particular la certeza de que
Nuevo, y en el Nuevo está la revelación del Antiguo. Se- esta misteriosa libertad que hay en nosotros no tiene otra razón
gún esta ocultación, los hombres materiales que entien- de ser que hacernos capaces de responder al Amor con el amor.
La estupenda belleza de la libertad no consiste en el hecho de
den sólo de modo material han estado sometidos, tanto
hacernos libres de, sino libres para: para amar y para ser ama-
entonces como ahora, por el temor al castigo. En cam- dos. N o , el infierno no son los otros; el infierno es la soledad de
bio, según esta revelación, los hombres espirituales que quien, absurdamente, ha pretendido ser autosuficiente.
entienden de manera espiritual, a quienes, por estar
Cuando alguien me pregunta: «¿Por aué venimos al mun-
piadosamente palpitantes, fueron reveladas las cosas do?», me limito a responder: «Para aprender a amar». Estamos
ocultas y piden ahora, sin soberbia, que no les queden destinados a encontrar el Amor, cuya hambre se hace sentir en
ocultas las cosas reveladas, esos hombres han sido li- forma de vacío dentro de nosotros [...]. Podemos plantearnos un
berados por la caridad entregada. En consecuencia, ya montón de preguntas: ¿por qué tantas imperfecciones, tantos
que nada es más hostil a la caridad que la envidia, y la sufrimientos? Si tenemos la certeza de que el Eterno es Amor, de
soberbia es madre de la envidia, el Señor Jesucristo, que somos amados, de que somos libres para poder responder
Dios hombre, es al mismo tiempo prueba del amor di- al Amor con el amor, todo lo demás no son más que «a pesar
vino por nosotros y ejemplo de h u m a n a humildad entre de todo».
nosotros, a fin de que nuestro mayor mal sea sanado O h nubes, aunque os transforméis en crueles tempestades,
por la medicina contraria, que es aún más grande. Gran no conseguiréis hacer negar la existencia del sol (Abbé Pierre,
miseria, en efecto, es el hombre soberbio, pero la mise- Testamento, Cásale Monf. 1994, 75ss).
ricordia del Dios humilde es aún mayor. Ponte, pues,
Viernes
9 a semana del
Tiempo ordinario
LECTIO
2 Cor 11,23-33), de los que el mismo Timoteo (oriundo -¿Cómo dicen los maestros de la Ley que el Mesías es hijo
de Listra) fue testigo, y, probablemente, u n testigo fuer- de David? 36 David mismo dijo, inspirado por el Espíritu Santo:
Dijo el Señor a mi Señor:
temente impresionado. Pablo quiere recordar que el
Siéntate a mi derecha
discípulo de Cristo debe saber ya desde el principio que, hasta que ponga a tus enemigos
a ejemplo y según las palabras de su Maestro, tiene que debajo de tus pies.
sufrir persecuciones (v. 12), pero intenta sobre todo 37
Si el mismo David le llama «Señor», ¿cómo es posible
reconocer la fidelidad del Señor, que lo ha liberado de que el Mesías sea hijo suyo?
todas las adversidades. Por eso no debe temer Timoteo,
La multitud le escuchaba con agrado.
sino permanecer «fiel» a lo que ha aprendido y le ha
sido transmitido.
Pablo subraya aquí, en realidad, dos dimensiones **• La sección precedente había terminado con la ob-
vitales de la fe, a saber: el hecho de que la fe es antes que servación de que «nadie se atrevía ya a seguir preguntán-
nada recibida o bien acogida de las Escrituras (del An- dole» (v. 34), y ahora es el mismo Jesús quien toma aquí
tiguo Testamento), que introducen a la fe en Jesucristo, la iniciativa, encaminada a brindar una enseñanza de la
y, a continuación, del testimonio de otros creyentes, máxima importancia sobre el misterio de su persona y
como nuestros mismos familiares (su madre y su abue- hacer más sutil el velo de su secreto mesiánico. Según
la, en el caso de Timoteo) y otros «testigos» (Pablo sobre la tradición judía común, basada en la promesa de Na-
todo), para ser sometida, después, a u n proceso de tán (2 Sm 7,14) y confirmada por los grandes profetas
aprendizaje que lleva a la convicción personal (v. 14), de la esperanza mesiánica, el Mesías debía ser u n des-
esto es, a la fe como sabiduría cristiana, síntesis de co- cendiente de David. Ahora bien, en el Sal 110,1 llama
nocimiento orante y de praxis coherente, que, de todos David «Señor» al Mesías: «¿cómo es posible que el Me-
modos, pasa a través de la prueba: es la dimensión de la sías sea hijo suyo? (v. 37). Con esta pregunta, dejada en
fe probada y vivida. En esta lógica, la Escritura desem- suspenso, rompe Jesús u n a vez más ciertos esquemas
peña un papel decisivo para «enseñar, para persuadir, previos dados por supuestos, que parecen eliminar la
para reprender, para educar en la rectitud» al «hombre de fatiga del creer o dar por descontada la experiencia es-
Dios» (v. 16), creyente y maestro de la fe: ésta, en efec- piritual, e invita a todos los oyentes y a todos nosotros
to, «ha sido inspirada por Dios» o bien tiene su origen en a no dejar de buscar, de profundizar y reflexionar, a de-
Aquel que, sirviéndose de la inteligencia humana, se ha jarnos escrutar por el misterio de esta persona y por las
revelado al hombre y continúa comunicándosele, a dudas e incertidumbres ligadas al misterio, a no presu-
través de la misma Palabra (cf. Dei Verbum, 11), y mir de saberlo ya todo y a interrogarnos por la calidad
sosteniéndole en la prueba de la vida. de nuestra presunta «experiencia de Dios»... Porque eso
exige la fe.
En realidad, Jesús no rechaza en absoluto la as-
Evangelio: Marcos 12,35-37 cendencia davídica del Mesías, sino que provoca a sus
oyentes para que superen la lógica limitada de la conti-
En aquel tiempo,35 Jesús tomó la palabra y enseñaba en el nuidad histórica dinástica, puesto que la promesa de
templo diciendo: Dios va más allá de los criterios de la sucesión heredi-
9a semana
42 Viernes 43
LECTIO
representa su parte más apesadumbrada y conmovedora. como respuesta amorosa a todos aquellos que «esperan
El tono se vuelve más intenso, puesto que, por un lado, con amor su venida gloriosa» (v. 8).
percibe el apóstol la peligrosidad del error doctrinal, que
se hará más seductor en los últimos tiempos (w. 3ss),
y, por otro, siente ahora próximo su propio fin (w. 6-8). Evangelio: Marcos 12,38-44
Y llama como testigos al mismo Dios y a Cristo, en
cuanto juez de vivos y muertos, para rogar encarecida- En aquel tiempo, 38 decía Jesús también a las muchedum-
mente a Timoteo que no recurra a todo para anunciar a bres mientras enseñaba:
todos el Evangelio de la salvación. Debe sentirse res- -Tened cuidado con los maestros de la Ley, que gustan de
ponsable de ese anuncio; de su escucha, en efecto, viene pasearse lujosamente vestidos y de ser saludados por la calle.
39
la salvación (cf. Rom 10,17). A buen seguro, los tiempos Buscan los puestos de honor en las sinagogas y los primeros
son difíciles: esa Palabra correrá siempre el riesgo de lugares en los banquetes. 40 Éstos, que devoran los bienes de
las viudas con el pretexto de largas oraciones, tendrán un
ser sofocada por las «fábulas» de los falsos maestros, juicio muy riguroso.
mientras que el «prurito» de la novedad prevalecerá so- 41
Jesús estaba sentado frente al lugar de las ofrendas y ob-
bre la escucha de la verdad. Ahora bien, el apóstol nun- servaba cómo la gente iba echando dinero en el cofre. Muchos
ca puede rendirse: deberá vigilar, ser capaz de soportar, ricos depositaban en cantidad. 42 Pero llegó una viuda pobre,
llevar a cabo su obra de anunciador del Evangelio hasta que echó dos monedas de muy poco valor. 43 Jesús llamó
el fondo (v. 5), hasta entregar la vida, como Pablo... entonces a sus discípulos y les dijo:
Sabe éste que será condenado y que su fin es inmi- -Os aseguro que esa viuda pobre ha echado en el cofre más
nente, pero eso no le entristece en absoluto. Es más, que todos los demás. 44 Pues todos han echado de lo que les
sobraba; ella, en cambio, ha echado de lo que necesitaba, todo
tiene el ánimo lleno de alegría, como el atleta que se lo que tenía para vivir.
acerca a la victoria (w. 7ss). Porque su sangre, es decir,
su vida, está a punto de ser ofrecida como sacrificio de
amor a Dios, como la vida del Hijo, y es muy bello vivir *•• Dos son, en sustancia, las actitudes que Jesús cen-
y morir entregándose uno mismo por la salvación de los sura en los maestros de la Ley: la vanidad y la hipocre-
otros. Además -segundo motivo de alegría profunda-, sía. La primera se manifiesta en la ostentación de sus
«el momento de mi partida es inminente» (y. 6), como anchas capas, en la búsqueda de los saludos y de los pri-
una nave que zarpa para volver a su patria, y es también meros puestos en las asambleas litúrgicas; la segunda es
muy bello volver al Padre y Señor después de haber lle- la falsedad que revelan ostentando una gran devoción,
vado a cabo con fidelidad la misión recibida, es como al prolongar, por ejemplo, los tiempos de oración a la
volver a casa. En todo caso, es la fidelidad de Pablo, que vista de todos, una falsedad que se vuelve desvergonza-
responde de los perjuicios que pueda ocasionar, lo que da a través de la contradicción evidente que existe entre
constituye la verdadera apelación a la fidelidad de Ti- esta religiosidad exhibida en público y el comporta-
moteo; fidelidad, sobre todo, en no traicionar el depósi- miento opresor que tienen con los débiles y los inde-
to de la verdad que le ha sido confiado por el Señor. fensos. Los escribas o maestros de la Ley son personas
Será entonces el mismo Señor el que le dará «la corona de corazón impuro, incapaces de entregarse a Dios v
de justicia» no como premio debido estrictamente, sino al prójimo, y aunque hagan, como en este caso, ric;i.s
50 9a semana Sábado 51
ofrendas al templo, en realidad sólo se aman a sí ción de la fe de los apóstoles o de los mártires, ni la de
mismos y están convencidos de ser indispensables para los sencillos y los humildes; lo que se celebra aquí es la
la causa de Dios. A diferencia de la viuda pobre a la que fuerza de la fe y su coherencia, fruto de una pasión in-
Jesús vio echar en el tesoro del templo dos monedas de terior que se desposa con la convicción de la mente y en-
poco valor, prácticamente nada. Pero era todo lo que po- cuentra la consecuente actuación en la vida práctica.
seía; no piensa en grandes gestos, ni en «ayudar a Dios», Pablo está, literalmente, devorado por la pasión del
pero tiene el corazón puro, le ama y se entrega a él por Evangelio y de su anuncio, del mismo modo que la viu-
completo. Por eso la pone Jesús como ejemplo a sus da está totalmente apresada por el carácter central y por
discípulos: diríase que el Maestro ha encontrado lo que el primado de Dios en su vida; y cuando la fe se vuelve
andaba buscando. pasión que cautiva la mente, el corazón, la voluntad, los
Una vez llegado el final de su labor de enseñanza en sentidos, la emotividad, las manos, los pies, en suma,
el templo, recupera el tema que había señalado al co- todo, entonces el creyente ya no teme entregar a Dios
mienzo, cuando había desaprobado la seguridad y la -por amor y sólo por a m o r - todo lo que tiene y es.
jactancia de los maestros de la Ley y los fariseos y con- Aunque fueran sólo «dos monedas de muy poco valor»,
testado el innoble mercado que allí (en el templo) se ante Dios da siempre «más que todos los demás», más
desarrollaba con el consentimiento de los sacerdotes. que el m u n d o entero...
Ahora concluye Jesús exaltando el auténtico valor reli-
gioso del gesto de una viuda, para anunciar que los
pobres, en especial los pobres de sí mismos, no los po- ORATIO
derosos en el plano cultual o institucional, son la tierra
buena que hará fructificar la semilla evangélica, el lugar Señor, qué rica es tu Palabra y qué clara tu enseñan-
de encuentro con Dios. za. En ellas encuentro mi vida, lo que soy y lo que me
pides que llegue a ser. Cómo me reconozco, hoy, en la
mezquindad de corazón de los maestros de la Ley, en
MEDITATIO esa autosuficiencia que nos hace presuntuosos frente a
Dios y falsos ante la gente. Qué distante me siento y, al
Pablo, muriendo en la cárcel, y la viuda del templo: mismo tiempo, qué atraído por el ejemplo de Pablo y de
¿qué tienen en común estos dos personajes tan diferen- la viuda. Concédeme, Señor, la coherencia de Pablo; esa
tes? El valor de amar y vivir lo que creen, llevando a sus coherencia que, primero, le lleva a la cárcel y, después,
últimas consecuencias, en el plano del comportamiento, le da la fuerza -y la autoridad moral- para pedirle a Ti-
su propia fe y sus propias convicciones. Por esa razón moteo que tampoco él tenga miedo de anunciar el Evan-
ha terminado Pablo en la cárcel, y va a encontrarse con gelio. Concédeme la fe animosa y lineal de la viuda, que
la muerte anunciando aún el Evangelio, entregando en se entrega por completo y no se guarda nada porque
todo momento todo lo que es. Lo mismo ocurre con la está segura de que tú la proveerás. Debe de ser muy bello
viuda alabada por Jesús: no posee prácticamente nada, vivir así, con esta coherencia y esta certeza. Pero debe de
pero ofrece a Dios todo lo que tiene, incluso lo que ne- ser también muy bello prepararse para morir de este
cesita para vivir. No encontramos aquí sólo la exalta- modo, sintiendo la propia muerte como el inevitable
52 9a semana Sábado 53
desenlace de u n a vida convertida en don de manera pro- de la ofrenda: primero servil, ahora libre; de modo que
gresiva, eligiendo morir como sangre «derramada en en las mismas ofrendas reluce el signo de la libertad,
libación». pues ante él nada sucede sin sentido, sin signo o sin mo-
Señor, cuando llegue «el momento de mi partida in- tivo. Por esta razón, ellos consagraban el diezmo de sus
minente», concédeme, en mi pequenez, poder decir bienes. En cambio, quienes han recibido la libertad han
también: «He combatido el buen combate, he concluido consagrado todo lo que tienen al servicio del Señor. Le
mi carrera, he guardado la fe». Y la nada de la muerte se entregan con gozo y libremente lo que es menos, a cam-
bio de la esperanza de lo que es más, como aquella viu-
transformará en el todo de la vida contigo.
da pobre que echó en el tesoro de Dios todo lo que tenía
para vivir (Le 21,4) (Ireneo de Lyon, Contra las herejías,
IV, 18, lss).
CONTEMPLATIO
3
Las lecturas de los libros de los Reyes siguen con el Dichosos los pobres en el espíritu,
«ciclo de Elias». Procedía éste de Galaad (Transjorda- porque suyo es el Reino de los Cielos.
4
Dichosos los que están tristes,
nia), donde estaba vigente un yahvismo vigoroso. El porque Dios los consolará.
profeta había sido enviado al rey Ajab (874-853), esposo 5
Dichosos los humildes,
de la fenicia Jezabel, hija del rey de Tiro y Sidón. Ésta porque heredarán la tierra.
6
había introducido en Samaría el culto de Baal, el dios Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia,
porque Dios los saciará.
de Tiro propiciador de la lluvia (1 Re 18,19), que, sin 7
Dichosos los misericordiosos,
embargo, no está en condiciones de asegurarla a sus de- porque Dios tendrá misericordia de ellos.
8
votos. Elias, cuyo nombre significa «el Señor es mi Dichosos los que tienen un corazón limpio,
Dios», es puesto a salvo y protegido directamente por el porque ellos verán a Dios.
9
Dichosos los que construyen la paz,
cielo. Como los judíos en el desierto, se alimenta de ma- porque serán llamados hijos de Dios.
nera milagrosa con pan y carne. 10
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
Los «profetas anteriores» (nuestros «libros histó- porque de ellos es el Reino de los Cielos.
ricos»), así llamados por la tradición judía, nos presen- " Dichosos seréis cuando os injurien y os persigan, y
digan contra vosotros toda clase de calumnias por causa mía.
tan una historia que se hace teología. En efecto, los li- 12
Alegraos y regocijaos, porque será grande vuestra recom-
bros de los Reyes constituyen una sección de la historia pensa en los cielos, pues así persiguieron a los profetas ante-
sagrada escrita con la intención de mostrar que la alian- riores a vosotros.
za entre Dios y su pueblo se rige por el principio de la
retribución: si el pueblo es fiel, Dios lo bendice; si es in- *+• Los capítulos 5-9 de Mateo constituyen una sec-
fiel, lo abandona a u n destino de muerte. ción compacta, como se desprende de las dos frases, sus-
El lector de estas páginas está invitado, no obstante, tancialmente idénticas, que les sirven de marco (4,23 y
a ver en las calamidades que se abaten sobre el pueblo 9,35). La sección abarca el «sermón del monte», verda-
infiel «castigos» divinos destinados a la conversión. dera carta magna del Reino (capítulos 5-7), y la narración
En nuestro caso, la sequía es signo de la reprobación di- de diez milagros (capítulos 8-9), presentándonos, por
vina de los cultos cananeos patrocinados por Jezabel, consiguiente, a Cristo maestro, cuya divina Palabra no
que se convirtió en símbolo del sincretismo religioso sólo está dotada de autoridad, sino que es también eficaz.
(Ap 2,20). De hecho, Israel estuvo siempre amenazado El evangelista Mateo considera a Cristo como el nuevo
por los cultos paganos arraigados en la tierra de la que Moisés, como aquel que comunica la «nueva Ley» en el
tomó posesión bajo la guía de Moisés y de Josué. monte de las bienaventuranzas -el monte-, cuya imagen
anticipadora era el Sinaí. El que estamos examinando es
el primero de los cinco grandes discursos pronunciados
Evangelio: Mateo 5,1-12 por el Señor y comienza con la proclamación de las ocho
bienaventuranzas del «Reino» (palabra que se repite en la
En aquel tiempo, ' al ver a la gente, Jesús subió al monte, primera y en la última), a las que se añade otra más. La
si- scnló, y se le acercaron sus discípulos. 2 Entonces comenzó inminencia del Reino apela a la conversión; la perspecti-
¡i enseñarles con estas palabras: va escatológica que parece dominar la proclamación de
W semana Lunes
58 59
las bienaventuranzas se traduce en un mensaje de salva- «cara a cara» (1 Cor 13,12). «Constructor de la paz» es
ción y se resuelve como imperativo moral, puesto que Dios mismo (Col 1,20), definido repetidamente por Pa-
traza «un modo perfecto de vida cristiana» (Agustín). blo como «el Dios de la paz». A Cristo, su Enviado, se le
anuncia como el rey mesiánico pacífico (Zac 9,9), «Prín-
La expresión «pobres en el espíritu», si bien no se en-
cipe de la paz» (Is 9,15), una paz que da a sus discípulos
cuentra en el Antiguo Testamento (aunque aparece en
(Jn 14,27; 16,33; cf. Le 2,14). La paz constituye, por
los textos de Qumrán), refleja un aspecto fundamental:
último, u n «fruto del Espíritu» (Gal 5,22; Rom 14,17).
la espera del Reino por parte de los últimos. A ellos está Los «hijos de la paz» (cf. Le 10,6) no podrán dejar de ser,
reservada la posesión de la tierra prometida (Sal 37,11) por consiguiente, «hijos de Dios».
y, por consiguiente, del Reino, cuya instauración, según
la esperanza bíblica, está destinada a registrar por lo La persecución «a causa de la justicia» (Le 6,22 preci-
menos un arranque ya desde aquí abajo: «... suyo es el sa: «a causa del Hijo del hombre») no es otra cosa que
Reino de los Cielos». el precio que hay que pagar por la coherencia y por el
testimonio evangélico. La invitación a alegrarse en
El consuelo está presentado como u n rasgo caracte- medio de la tribulación y en medio de las pruebas ha
rístico de Dios y como don mesiánico por excelencia sido ampliamente recibida en la experiencia apostólica
(Is 61,2; cf. Le 2,25). El mismo Cristo se considera u n (Hch 5,41; 2 Cor 1,5; 12,10; Sant 1,2-4; 1 Pe 1,6; 4,12-16,
Consolador, y con este título anuncia el don del Espíritu etc.). La participación en los sufrimientos de Cristo,
Santo (Jn 14,26; 15,26; 16,7). La «justicia» (término que acogidos en beneficio de su Iglesia (Col 1,24), nos aso-
se repite cinco veces en el sermón del monte) indica el cia a la gloria de la resurrección (Flp 3,10ss).
recto cumplimiento de la voluntad divina, perseguido
con impulso y determinación (hambre y sed), y, por con-
siguiente, connota el acceso a la salvación y constituirá MEDITATIO
la razón misma de la encarnación del Verbo: su nombre
será «Señor-nuestra-Justicia» (Jr 23,6). De ahí se sigue el El Verbo no nos habla ya a través de intermediarios,
imperativo: «Buscad ante todo el Reino de Dios y su justi- sino en persona («abriendo su boca»), y con su ense-
cia» (Mt 6,33). La misericordia pasa a ser, de prerrogativa ñanza restituye el hombre a sí mismo, lo hace más hu-
divina, aspecto cualificativo del discípulo: «Sed miseri- mano. La Ley nueva empieza sustituyendo el orgullo,
cordiosos como vuestro Padre es misericordioso» (Le 6,36). triste herencia del pecado original, por la humildad,
La misericordia, en efecto, prevalecerá sobre el juicio que es «principio de la bienaventuranza» (Glosa). Aquí
(cf. Sant 2,23). reside la paradoja que atraviesa todo el sermón del
«Corazón puro» es una expresión que se repite en las monte, verdadero código de liberación, rechazado por
Escrituras (Sal 24,3ss; 51,12; 73,13; Prov 22,11, etc.) y es el «hombre natural incapaz de percibir las cosas de Dios»
sinónimo de «corazón sencillo» (cf. Sab 1,1; Ef 6,5), que (cf. 1 Cor 2,14). En efecto, «la bienaventuranza empieza
no tiene doblez (Sant 4,8). Ésta es la condición que hace allí donde para los hombres comienza la desventura»
posible la visión de Dios, visión que no se concede al (Ambrosio). Las bienaventuranzas evangélicas abarcan
hombre en esta tierra (Ex 33,20), sino que está prepara- el obrar y el padecer del creyente, que, por eso mismo,
da para el cielo, cuando «lo veremos tal cual es» (1 Jn 3,2), recibe el título real de «hijo de Dios».
Lunes
60 10a semana 61
Me planteo algunas preguntas. ¿Me reconozco como eso se dirige Jesús en su sermón a los discípulos, pero
u n «mendigo» respecto al Señor? ¿Me considero antes no restringe lo que dice a sus personas; hablando en ge-
que nada a mí mismo «tierra prometida», de la que neral y de modo indeterminado, declara «bienaventura-
debo «tomar posesión» a través de un camino de inte- dos» a todos (Juan Crisóstomo, Comentario al evangelio
rioridad y de dominio de mí mismo? Y con respecto a la de Mateo, 15, 1).
humanidad, ¿«hago duelo» por los males que la afligen? «Dichosos los pobres en el espíritu.» Jesús precisa: «en
¿Dejo aflorar esta triple actitud del espíritu que caracte- el espíritu». Quiere hacernos comprender que aquí se
riza al pueblo de las bienaventuranzas...? trata de la humildad, no de la pobreza material. Dicho-
sos aquellos que, gracias a un don del Espíritu Santo,
han perdido su propia voluntad. Es a este tipo de pobres
ORATIO a quienes se dirige el Salvador, hablando por la boca de
Isaías: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el
Señor Jesucristo, tú subiste al monte con tus discípu- Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la Buena
los para enseñar las cimas más altas de las virtudes, y Nueva a los pobres» (Is 61,1) (Jerónimo, Comentario al
desde allí, al transmitirnos las bienaventuranzas, nos evangelio de Mateo).
enseñaste a llevar una vida virtuosa a la que prometiste
el premio. Concédeme a mí, frágil criatura, escuchar tu
voz, así como ejercitarme en la práctica de las virtudes, ACTIO
conseguir su mérito y, por tu misericordia, recibir el
premio. Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Haz que pensando en la recompensa celestial no re- «Dichosos los pobres en el espíritu» (Mt 5,3).
chace su precio, sino que la esperanza de la salvación
eterna mitigue en mí el dolor de la medicina terrena e
inflame mi ánimo con el luminoso cumplimiento de PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
obras buenas. Concédeme a mí, miserable criatura, la
bienaventuranza fruto de la gracia en esta vida, para po- También el mundo, Señor,
der gozar de la bienaventuranza de la gloria en la patria proclama sus bienaventuranzas,
celestial (Landulfo de Sajonia, Vita Jesu Christi). diametralmente opuestas a las tuyas:
dichosos los ricos
que no se fijan en la miseria de los otros,
CONTEMPLATIO sino que acumulan riquezas sólo para sí mismos.
Hazme comprender, Señor,
dónde está la verdadera riqueza
Escuchemos con extrema atención las palabras del esa que prometes a quienes te siguen.
Señor. Fueron dichas, entonces, para todos los que es- También el mundo, Señor,
taban presentes, pero está claro que fueron escritas alardea sus promesas,
para todos aquellos que vendrían a continuación. Por diametralmente opuestas a las tuyas:
62 10a semana
hijo la harás después. 14 Porque así dice el Señor, Dios de Is- barro, sino que se pone sobre el candelero, para que alumbre
rael: No faltará harina en la tinaja ni aceite en la orza hasta a todos los que están en la casa. 16 Brille de tal modo vuestra
el día en que el Señor haga caer la lluvia sobre la tierra. luz delante de los hombres que, al ver vuestras buenas obras,
15
Ella fue e hizo lo que le había dicho Elias, y tuvieron den gloria a vuestro Padre, que está en los cielos.
comida para él, para ella y para toda su familia durante mu-
cho tiempo. 16 No faltó harina en la tinaja ni aceite en la orza, **• Quien sigue el nuevo código de vida encerrado en
según la palabra que el Señor pronunció por medio de Elias.
las bienaventuranzas será sal de la tierra y luz del mun-
do. El «vosotros» enfático parece diferenciar la conduc-
**• La mano del Dios de Israel obra también en tierra ta cristiana de la conducta de los fariseos y los paganos,
pagana y guía a Elias hacia una localidad costera del Lí- a quienes el sermón del monte hace referencia en más
bano, donde tendrá asegurado el alimento. El prodigio ocasiones. La responsabilidad del cristiano, por otra
que realiza es el signo que da autenticidad a su misión. parte, tiene un valor cósmico, planetario.
No es, por tanto, Jezabel y sus falsos dioses, sino una La sal encierra una pluralidad de significados. Es un
viuda inerme quien puede dar testimonio de la inter- condimento insustituible. Posee propiedades conservan-
vención de YHWH en favor de los que en él confían. Y, tes. Se usaba en la realización de sacrificios (Lv 2,13) y,
puesto que se trata de una extranjera, el episodio abre por consiguiente, asumía un carácter «consagratorio», y
una perspectiva universalista que tomará cuerpo con el en caso de que hubiera perdido el poder de salar, era
Nuevo Testamento: la viuda de Sarepta se convierte en «pisoteada» con un gesto desacralizador. Por último, la
el tipo de los paganos llamados a la mesa del Reino. sal alude a la sabiduría (Me 9,50) y con ella debemos
El sentido del episodio podemos tomarlo de la cita del condimentar nuestras palabras (Col 4,6).
mismo por Jesús en la sinagoga de Nazaret (Le 4,24-26): Los discípulos son «luz del mundo» no de modo dife-
el profeta a quien no escuchan los suyos tiene más cré- rente a Cristo, que es la fuente de la misma (Jn 8,12).
dito en tierras paganas. Por otra parte, podemos esta- «¿Acaso se trae la lámpara para taparla...», suena al pie
blecer una comparación entre la viuda de Sarepta y la de la letra el paralelo de Me 4,21. Si la luz se pone bajo
del evangelio (Me 12,41-44; Le 21,1-4), para subrayar su esa vasija de barro, bajo el moyo, un recipiente con el
gran generosidad. Pero no sólo esto: la viuda se contra- que se medía el grano, se apaga inevitablemente (eso es
pone asimismo a Jezabel, cuya insaciable avidez conde- lo que se hacía en aquel tiempo para apagar u n a luz sin
na el autor sagrado (cf. 1 Re 21,1 ss). que hiciera humo). El evangelista volverá, a continua-
ción, sobre la imagen de la luz (Mt 6,22ss).
la luz que se refleja sobre nosotros (Gregorio Magno). tra que era necesario darles aquellos grandes preceptos.
La comunidad de los «iluminados» (Heb 6,4; 10,32) Dice, en sustancia, que esa enseñanza les será confiada
viene a constituir aquel candelabro de oro, imagen de la a ellos no sólo para su vida personal, sino también para
Iglesia, donde Cristo establece su morada (Ap 1,13). El la salvación de todos los hombres. No os envío -parece
candelabro de los siete brazos remite, en la tradición decir- como fueron enviados los profetas en otros tiem-
judía, a la totalidad del tiempo (la primera semana del pos a dos ciudades, o a diez, o a veinte, o a u n pueblo en
Génesis) y a la totalidad de la persona, resumida, de ma- particular, sino que os envío a la tierra, al mar, al mundo
nera simbólica, en los sentidos superiores con sus siete entero, a este m u n d o que vive en la corrupción. Al decir
orificios (dos ojos, dos orejas, dos narices y la boca). «Vosotros sois la sal de la tierra», da a entender que la
Meditaré reflexionando en qué medida irradian luz mis sustancia de los hombres se ha vuelto insípida y se ha
sentidos, a través de los que interactúo con la humanidad corrompido por los pecados. Por eso les exige sobre
y con el cosmos. ¿En qué medida mis sentidos, encen- todo a sus apóstoles aquellas virtudes que son necesa-
didos por el fuego del Espíritu, se comunican con Dios? rias y útiles para convertir a muchos.
Cuando un hombre es sencillo, humilde, misericor-
dioso y justo, no mantiene encerradas en sí mismo esas
ORATIO virtudes; hace que esas fuentes excelentes broten de su
alma, se difundan en beneficio de los otros hombres.
Señor, tú que has dicho: «Venid a mí y seréis ilumina- Por otra parte, quien tiene un corazón puro, quien es pa-
dos» (cf. Sal 34,6), difunde tu luz en mi corazón. En- cífico, quien sufre persecuciones a causa de la verdad,
ciende mis sentidos con el fuego del Espíritu de Pente- pone su vida al servicio de todos [...]. Pues bien, si vo-
costés, para que pueda yo «caminar a la luz de tu rostro» sotros no tenéis suficiente virtud para comunicarla a los
(Sal 90,16). Concédeme irradiar tu luz en medio de otros, parece concluir Jesús, tampoco tendréis bastante
los hombres, para hacer desaparecer las tinieblas de la para vosotros mismos (Juan Crisóstomo, Comentario al
ignorancia y del pecado. evangelio de Mateo, 15, 6).
CONTEMPLATIO ACTIO
Después de haber exhortado, oportunamente, a sus Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
apóstoles, los consuela Jesús de nuevo con sus alaban- «Vosotros sois sal, sois luz» {cf. Mt 5,13ss).
zas. Dado que los preceptos que les había dado eran
muy elevados y estaban infinitamente por encima de la
Ley antigua, para evitar que se quedaran asombrados y PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
turbados y dijeran: «¿Cómo podremos cumplir estas
grandes cosas?», afirma a renglón seguido esto: «Voso- Se impone la pregunta sobre cómo debemos entender hoy
tros sois la sal de la tierra». Con estas palabras les mues- estas afirmaciones [de Jesús transmitidas por Mateo]. Más con-
68 10a semana
39
invocar el nombre de Baal desde la mañana hasta el medio- Al ver esto, el pueblo se postró en tierra y exclamó:
día, gritando: -¡El Señor es Dios! ¡El Señor es Dios!
-¡Baal, respóndenos!
Pero no se oía voz alguna, ni respondía nadie. Ellos se-
guían danzando en torno al altar que habían hecho. " Al me- *» La sequía continuaba -estamos ya en el «tercer
diodía, Elias se puso a burlarse de ellos y les decía: año» (1 Re 18,1)- y Elias se encuentra escondido para
-¡Gritad más fuerte! Baal es dios, pero quizás esté ocupa- huir del exterminio de los profetas de YHWH, O sea, de
do con negocios y problemas o esté de viaje; tal vez esté dor- los más fervientes seguidores del yahvismo, llevado a
mido y se despertará. cabo por Jezabel. Elias desvía contra el rey Ajab la acu-
28
Ellos gritaban más fuerte y, según su costumbre, se ha- sación de introducir el desorden en Israel e invoca el
cían cortes con espadas y lanzas, hasta hacer correr la sangre «juicio de Dios», desafiando a los cuatrocientos cin-
por su cuerpo. 2" Después del mediodía, se pusieron en trance
cuenta profetas de Baal en el monte Carmelo, donde
hasta la ofrenda del sacrificio vespertino. Pero no se oía voz
alguna, nadie respondía ni hacía caso. había un venerado altar de YHWH destruido por orden
30
Entonces Elias dijo a todo el pueblo: de Jezabel.
-Acercaos a mí. El griterío para invocar al dios de Tiro y la puesta en
Y todo el pueblo se acercó. Elias rehizo el altar del Señor, trance de sus profetas hasta el paroxismo no consiguie-
que había sido destruido. 3I Tomó doce piedras, una por cada ron obtener el milagro, que sí se produjo, sin embargo,
tribu de los hijos de Jacob, a quien el Señor había dicho: a la hora en la que los israelitas ofrecían el sacrificio
«Israel será tu nombre», 32 y con ellas levantó un altar en vespertino. Al reconocimiento del verdadero Dios le sigue
honor del Señor. Lo rodeó de una zanja con cabida para dos
medidas de simiente; 33 dispuso la leña, descuartizó el novillo, la venganza en la persona de los falsos profetas (v. 40,
lo puso sobre la leña 34 y ordenó: omitido en el texto litúrgico).
-Llenad cuatro cántaros de agua, y echadla sobre el holo-
causto y sobre la leña.
Luego dijo: Evangelio: Mateo 5,17-19
-Hacedlo otra vez.
Y lo hicieron. El añadió: En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: " No penséis
que he venido a abolir las enseñanzas de la Ley y los profetas;
-Hacedlo una vez más.
no he venido a abolirías, sino a llevarlas hasta sus últimas con-
Y por tercera vez la echaron. 35 El agua corría en torno al secuencias. 18 Porque os aseguro que, mientras duren el cielo y
altar, hasta llenar la zanja. 36 A la hora de la ofrenda del sacri- la tierra, la más pequeña letra de la Ley estará vigente hasta que
ficio, se adelantó el profeta Elias, y dijo: todo se cumpla. " Por eso, el que descuide uno de estos man-
-Señor, Dios de Abrahán, de Isaac y de Israel, que se sepa damientos más pequeños y enseñe a hacer lo mismo a los de-
hoy que tú eres Dios de Israel, que yo soy tu siervo y que por más, será el más pequeño en el Reino de los Cielos. Pero el que
orden tuya hago todo esto. 3? Respóndeme, Señor, respónde- los cumpla y enseñe será grande en el Reino de los Cielos.
me, para que sepa este pueblo que tú eres el Señor, el verda-
dero Dios, y que eres tú el que hará volver el corazón de tu
pueblo hacia ti. **• Después de haberse referido a su propia enseñan-
38 za, Cristo toma posición respecto a la enseñanza tradi-
Entonces bajó el fuego del Señor, consumió el holocaus-
to y la leña, las piedras y el polvo, y secó el agua de la zanja. cional e introduce, de un modo solemne y con autoii-
72 10a semana Miércoles 73
dad, su propia enseñanza con el «amén» («Pero yo...»), conducta religiosa, lanzando una vigorosa llamada a la
que significa: «Es verdadero, es digno de fe» lo que os interioridad (6,1-18).
voy a decir. Esta expresión es u n motivo que se repite
en el sermón del monte (5,18.26; 6,2.5.16). «Jesús
anunció, en u n primer momento, todas las bienaven- MEDITATIO
turanzas, con el fin de allanar y preparar el ánimo de
sus oyentes y hacerlo así más dispuesto y sensible para En la ley divina «hasta las cosas consideradas como
recibir toda la nueva ley» (Juan Crisóstomo). La Ley y menos importantes están colmadas de misterios espi-
los profetas eran toda la Escritura (eran, en efecto, las rituales y todas se encuentran recapituladas en el
dos fuentes de las que bebía la liturgia sinagogal; po- evangelio» (Jerónimo). Por consiguiente, Cristo «ha
dríamos citar Jn 6.31.45 con el doble envío al Éxodo y cumplido con la doctrina, y con el ejemplo ha llevado
a Isaías). Jesús, antes de sintetizar su enseñanza en a cabo la verdad interior» de la Ley antigua (Ruperto
u n a frase lapidaria y programática (Mt 7,12), precisa de Deutz).
su actitud y la de sus discípulos respecto a la Ley anti-
gua. No se trata de abolir (término que, en Mt 24,2; Al meditar las enseñanzas del Señor, me detengo an-
26,61, se aplica al templo; la Ley y el templo tienen su tes que nada en la autoridad con la que fueron pro-
cumplimiento y, por consiguiente, su consumación en nunciadas. Tomo conciencia de cómo nos urge Cristo
Cristo), sino de llevar a la plenitud de su perfección, para que interioricemos la Ley y cómo considera la
como señala repetidamente el evangelista (Mt 1,22; conciencia como medida de la moralidad y, en conse-
2,15.17; 3,15; 4,14, etc.). Se puede decir que todo el cuencia, la convierte en u n a bienaventuranza: «Al ver a
sermón del monte constituye la ejemplificación de este uno trabajando en sábado, le dijo: Amigo, dichoso tú, si
axioma. Sin embargo, dado su carácter «provocador», sabes lo que haces...» (variante de Le 6,5). Me pregun-
se acusará a Cristo de pretender destruir la Ley y los to, por tanto, si vivo de manera consciente el instante
profetas (variante de Le 23,2). presente.
El Maestro se opone a u n a visión formal y legalista
del cumplimiento de los preceptos de Moisés, recor-
ORATIO
dando la importancia que tiene la intención. La acti-
tud interior es equiparada a la acción exterior. La in-
tención cualifica a la acción, y ésta da cuerpo a la Señor, «todas las obras de justicia» realizadas por mí
intención. Así pues, el Maestro apunta a la interioriza- «son como un trapo inmundo» (cf. Is 64,5) a causa de los
ción de los preceptos, hasta el punto que el cumpli- fines segundos que las inspiran. Las hacen impuras el
miento de la voluntad divina deberá superar el practi- orgullo, la hipocresía, el cálculo, el interés.
cado por los escribas y los fariseos (v. 20, que la Me reconozco incapaz de ser u n fiel cumplidor en las
liturgia ha situado en la lectura siguiente). Refiriéndo- cosas grandes, porque olvido y minimizo las pequeñas.
se a los escribas, Cristo actualiza la enseñanza de los Libérame de la tentación farisaica de contar con mi jus-
padres recogiendo su alcance profundo (5,21-48). En ticia o de querer parecer justo a los ojos de los hombres
cuanto a los fariseos, condena la no autenticidad de su y concédeme conseguir tu justicia.
74 10a semana Miércoles 75
Ahora bien, me preguntaréis vosotros, ¿de qué modo Pero los únicos que pueden tener esa justicia mejor [que la de
no abrogó Cristo la Ley? ¿De qué modo dio cumpli- los escribas y los fariseos; cf. 2.20] son aquellos a quienes Cris-
to habla, los que él ha llamado. La condición de esta justicia me-
miento a la Ley y a los profetas? Por lo que se refiere a
jor es el llamamiento de Cristo, es Cristo mismo. Resulta así com-
los profetas, confirmó con sus obras todo cuanto éstos prensible que Jesús, en este momento del sermón del monte,
habían predicho sobre él; por eso dice siempre el evan- hable por primera vez de sí mismo. Entre la justicia mejor y los
gelista: «A fin de que se cumpliera todo lo que habían discípulos, a los que se la exige, se encuentra él. Ha venido para
dicho los profetas». Cuando nació, cuando los niños le cumplir la Ley de la antigua alianza. Este es el presupuesto de
cantaron un himno maravilloso, cuando se montó en todo lo demás; Jesús da a conocer su unión plena con la volun-
una burra, y en una infinidad de circunstancias, cum- tad de Dios en el Antiguo Testamento, en la Ley y los profetas.
De hecho, no tiene nada que añadir a los preceptos de Dios;
plió las profecías, unas profecías que nunca se hubieran
los guarda, y esto es lo único que añade. Dice de sí mismo que
cumplido si él no hubiera venido al mundo. cumple la Ley. Y es verdad. La cumple hasta lo más mínimo. Y al
Por lo que se refiere, sin embargo, a la Ley, la cumple cumplirla, se «consuma todo» lo que ha de suceder para el cum-
antes que nada porque no transgredió ninguno de los plimiento de la Ley [...]. La justicia de los discípulos es justicia
preceptos legales. Sus palabras, recogidas por Juan, bajo la cruz. Es la justicia de los pobres, de los combatidos,
hambrientos, mansos, pacíficos, perseguidos por amor a Cristo;
atestiguan, en efecto, que los cumplió todos: «Es conve-
la justicia visible de los que son luz defmundo y ciudad sobre el
niente que cumplamos así con toda justicia»; dijo tam- monte, por la llamada de Cristo. Si la justicia de los discípulos
bién a los judíos: «¿Quién de vosotros podrá acusarme de es «mejor» que la de los fariseos se debe a que sólo se apoya
pecado?», y, por último, a los discípulos: «Se acerca el en la comunidad de aquel que ha cumplido la Ley; la justicia de
príncipe de este mundo. Y aunque no tiene ningún poder los discípulos es auténtica justicia porque ahora cumplen la
sobre mí». El profeta ya había previsto esto cuando dijo: voluntad de Dios observando la Ley (Dietrich Bonhoeffer, El
«No cometió pecado». precio de la gracia. El seguimiento, Sigúeme, Salamanca 5 1999,
pp. 76-79).
[Por otra parte, cumplió la Ley] mediante los precep-
tos que iba a dar. En efecto, nada de cuanto dice Jesu-
cristo en el evangelio tiene que ver en absoluto con
abrogar, sino más bien con extender y completar la Ley
antigua (Juan Crisóstomo, Comentario al evangelio de
Mateo, 16, 2).
ACTIO
LECTIO
**• Tras haber invitado a Ajab a poner fin al ayuno que metan en la cárcel. 26 Te aseguro que no saldrás de allí hasta
había realizado para impetrar la lluvia, sube Elias al que hayas pagado el último céntimo.
Carmelo y entra, probablemente, en la cueva (todavía se
conserva el testimonio) donde solía recogerse para orar. *•• Se inicia la serie de seis antítesis con las que Jesús
La posición que toma, atestiguada asimismo en las «pone al día» la antigua Ley con la misma «autoridad»
antiguas tradiciones egipcias y mesopotámicas, indica (Mt 7,29) con la que fue promulgada por Dios {«se dijo»
u n a profunda concentración, aunque también el des- es un pasivo divino que equivale a decir: «Dios dijo»).
pertar de energías interiores capaces de influir sobre los «¿Quién entre los profetas o entre los justos o entre los
mismos elementos naturales. Ésa es la relectura que patriarcas se expresó alguna vez de este modo?», se pre-
realiza Santiago en los versículos 16-18 del capítulo 5 de gunta Juan Crisóstomo. «Ninguno; ellos solían empezar
su carta (al pie de la letra): «Mucho puede la oración sus discursos con las palabras "esto dice el Señor". Pero
energética [en griego, energumene] del justo. Elias, que no obra así el Hijo de Dios.»
era un hombre de nuestra misma condición, oró inten-
Conocemos ya la premisa de esta relectura de los
samente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra
mandamientos, cuyo antiguo orden respeta Cristo a fin
durante tres años y seis meses; oró de nuevo, y el cielo dio
de mostrar su continuidad con el nuevo: el cumpli-
la lluvia». Y comenta Ambrosio: «La voz salida de la
boca ayuna de Elias cierra el cielo». miento {«justicia») de la voluntad divina debe «superar
la medida» practicada por los escribas y los fariseos, es
La lluvia, traída por el viento de poniente, tras una sú- decir, por los comentadores autorizados de las Escri-
plica insistente -siete veces-, no tardó en llegar. Jezrael, turas y por los escrupulosos observantes de la Palabra
situada a una docena de kilómetros al norte de la actual
divina. La «justicia», esto es, la vida recta, incluye u n
Genin, era la segunda capital de los reyes de Israel.
aspecto civil: el cumplimiento de la Ley, y un aspecto
religioso, el cultivo de la piedad.
Evangelio: Mateo 5,20-26 La primera antítesis tiene que ver con el quinto
m a n d a m i e n t o (Ex 20,13; Dt 5,17). Jesús compara el
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 20 Os digo que homicidio material con el intencional, que puede co-
si no sois mejores que los maestros de la Ley y los fariseos, no nocer diferentes modalidades: la ira, el desprecio {rha-
entraréis en el Reino de los Cielos.2I Habéis oído que se dijo a ká, traducido por «estúpido», indica cabeza vacía, sin
nuestros antepasados: No matarás, y el que mate será llevado cerebro y, según Agustín, se trata m á s bien de u n a in-
a juicio. 22 Pero yo os digo que todo el que se enfade con su
hermano será llevado a juicio; el que le llame estúpido será terjección que expresa u n impulso negativo del ánimo)
llevado a juicio ante el sanedrín, y el que le llame impío será y la ofensa, para los que está previsto el «juicio» del tri-
condenado al fuego eterno. bunal local, la sentencia del sanedrín (el tribunal su-
23
Así pues, si en el momento de llevar tu ofrenda al altar p r e m o con sede en Jerusalén) y, por último, el fuego de
recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, 24 deja allí tu la Gehena, la proverbial hondonada situada al sudoes-
ofrenda delante del altar y vete primero a reconciliarte con tu te de la Ciudad Santa, considerada, a partir del Nuevo
hermano; luego, vuelve y presenta tu ofrenda. 25 Trata de po-
nerte a buenas con tu adversario mientras vas de camino Testamento, como lugar de eterna maldición. El man-
con él, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te damiento de no irritarse, señala Juan Crisóstomo, «es
80 10" semana Jueves 81
el cumplimiento y el perfeccionamiento del que prohi- omisión de la ayuda al hermano cuando la necesita para
bía matar. Quien se abstiene de la ira se abstendrá con salir de una situación de odio y de rechazo. El presunto
m u c h a más facilidad del homicidio, y quien refrena su estado irreprensible en que se encuentra el oferente le
propia indignación con mayor facilidad conseguirá de- favorece también en el plano psicológico, puesto que ha
tener sus manos. La ira es la raíz del homicidio. Quien conservado íntegro su propio corazón, ya que no tiene
corte esta raíz cortará con menor dificultad todas sus nada contra el otro. Pasando revista a las personas con
ramas o, mejor aún, incluso impedirá que broten». las que mantengo un contacto más directo, tomo con-
ciencia de mis relaciones (benévolas, tolerantes, discri-
E n ese estado de ánimo no tiene sentido la ofrenda
minantes, de juez, desconfiadas, envidiosas, etc.) y, si
de sacrificios de acción de gracias o de expiación, que
fuere necesario, las vuelvo a formular a la luz de la
incluso han de ser interrumpidos a pesar del carácter enseñanza evangélica.
sagrado del culto, para ocuparse enseguida (¡de inme-
diato!) de recomponer el orden social. Cristo equipara
u n a situación de índole moral y puramente interior
ORATIO
con u n a grave impureza legal que implicaba la sus-
pensión del rito, según la enseñanza profética: «Mi-
sericordia quiero y no sacrificios» (cf. Mt 9,13; 12,7). Y ¡Cuántas veces, Señor, llevo a cabo mi «servicio sacer-
no menos contraproducente sería presentarse al juicio dotal» presentándote sacrificios espirituales en el altar
divino en estado de litigio, pensando que Dios con- de un corazón no reconciliado! Y me olvido de que tú
apartas la mirada de quien está separado de su propio
donará nuestra deuda sin que nosotros la hayamos
hermano. Antes incluso de levantarme para ir al encuen-
condonado antes a nuestro h e r m a n o (cf. Mt 6,12). En
tro de mi hermano, me pondré en un estado de benevo-
ese caso, deberemos pagar hasta el último «céntimo».
lencia y empezaré a «hablar a su corazón» (Os 2,16) para
regalarle mi estima, la reconciliación y la paz.
MEDITATIO
CONTEMPLATIO
Al imponernos dar el primer paso hacia el prójimo,
Cristo pone de relieve «el deber de la reconciliación,
Hay, por tanto, grados en estos pecados. En primer
aunque sea difícil» (Jerónimo). En efecto, no dice: «Si lugar, nos irritamos y retenemos la emoción que se for-
tienes algo contra tu hermano», sino si «tu hermano tie- ma en el interior. Si, más tarde, la misma turbación
ne algo contra ti». En esto el discípulo imita al Maestro, arranca al que está airado u n sonido que no tiene signi-
el cual murió «por nosotros cuando aún éramos pecado- ficado, pero que atestigua con el mismo prorrumpir la
res» y «nos reconcilió con Dios cuando éramos sus ene- emoción del alma, de modo que con ésta ofendemos a
migos» (Rom 5,8.10). aquél contra quien estamos irritados, el hecho es, a
Por otra parte, el cristiano ofrece en el altar del cora- buen seguro, más grave que cuando la ira que se levan-
zón «el sacrificio agradable a Dios» (Rom 12,1) y por eso ta se esconde en el silencio. Si, además, no sólo se oye
debe ser inmune no sólo al rencor, sino también a la la voz del que es menospreciado, sino también la pala
82 10a semana Jueves 83
bra que indica y califica el ultraje dirigido a aquél con- tra falta de valor) como virtudes, e incluso nos hacemos ilusiones
tra el que se profiere, no cabe duda que es un poco más al respecto. Decimos, en efecto: « N o he matado. Al menos en
que si se oyera sólo la expresión de menosprecio. Así este punto nadie puede reprocharme».
pues, en el primer caso tenemos un solo dato, esto es, la Ahora bien, Jesús, casi radiografiando nuestros mecanismos
ira en sí; en el segundo, dos, la ira y el sonido que indi- de justificación y de defensa, prosigue: «Pero yo os digo que
ca la ira; en el tercero, tres, la ira, el sonido que indica todo el que se enfade con su hermano será llevado a juicio y
la ira y, en el mismo sonido, la demostración de un ul- condenado a muerte». Ahora el asunto se pone peligroso. Y es
traje deliberado. Examina ahora también las tres impu- que aquí estamos todos implicados. ¿Quién podría decir que no
taciones: la del proceso, la de la condena y la de la ge- alimenta ningún rencor? Y de una manera lenta, pero inevitable,
empieza a faltarnos el terreno bajo los pies. Si hasta ahora
hena del fuego. En el proceso se da aún la posibilidad
habíamos creído que podríamos colocamos en la parte de los
de la defensa. Sin embargo, en lo que tiene que ver con
justos frente a Dios, puesto que no habíamos cometido ningún
la condena, aunque también haya un proceso, el hecho homicidio, ahora, en cambio, hemos sido desenmascarados como
de tenerlo claro induce a advertir que en este paso di- asesinos, porque Jesús no parece establecer ninguna diferencia
fieren en algún aspecto. Parece precisamente que sea entre un asesino y el que se enfada con su propio hermano. En
competencia suya la emisión de la sentencia. En efecto, todo caso, ambos merecen la condena a muerte•[...].
aquí no se discute con el culpable mismo si ha de ser Heme aquí cogido en una desnudez total. Ya no puedo es-
condenado o no, sino que aquellos que lo juzgan se pa- conderme detrás de ningún mandamiento. Estoy indefenso del
ran a tratar la pena con la que es oportuno condenar a todo, completamente impotente, y como tal me entrego a Dios,
alguien que, evidentemente, es preciso condenar. A con- que es el único que puede salvarme de la muerte. M i confianza
tinuación, la gehena del fuego no propone como incierta no se basa ya en la observancia de los mandamientos. El único
ni la condena que se desprende del proceso ni la pena que puede salvarme es Dios; él es quien puede liberarme de la
del condenado que se desprende de la condena; en la ge- muerte. Una cosa es cierta: la antítesis de Jesús inserta a la per-
hena son ciertas la condena y la pena del condenado sona en un movimiento que no es posible esperar de ley alguna»
(Agustín, El sermón del Señor en el monte, 1, 9.24). (H. J. Venetz, // discorso della montagna, Brescia 1990, pp. 56ss).
ACTIO
LECTIO
Namsí, como rey de Israel, y a Eliseo, hijo de Safat, de Abel- y de toda la familia real, así como la investidura profé-
mejolá, como profeta sucesor tuyo. tica de Eliseo. Estos hechos forman parte, sin embargo,
del «ciclo de Eliseo».
••*• A pesar del prodigio que había realizado, Elias si-
gue estando amenazado de muerte por Jezabel y de ahí
que se aleje por el desierto al sur de Judá, deseándose la Evangelio: Mateo 5,27-32
muerte por inanición. Pero el ángel del Señor le hace
encontrar dos veces una hogaza de pan y una jarra de En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: " Habéis oído
que se dijo: No cometerás adulterio. 28 Pero yo os digo que todo
agua, y le dice que se alimente en vistas al largo camino el que mira con malos deseos a una mujer ya ha cometido
que le llevaría al Horeb, es decir, al monte Sinaí, lugar adulterio con ella en su corazón. 29 Por tanto, si tu ojo derecho
tradicional de las revelaciones divinas. Una vez llegado, es ocasión de pecado para ti, arráncatelo y arrójalo lejos de ti;
entra Elias en la gruta (¿la misma de Moisés, que toda- te conviene más perder uno de tus miembros que ser echado
todo entero al fuego eterno. M Y si tu mano derecha es ocasión
vía era venerada?) para pasar allí la noche. de pecado para ti, córtatela y arrójala lejos de ti; te conviene
Elias manifiesta la angustia que siente frente a la per- más perder uno de tus miembros que ser arrojado todo ente-
versión de su pueblo; se ha quedado solo (w. 10 y 14) en ro al fuego eterno.
31
la defensa de la religión de los padres. Pero Dios confir- También se dijo: El que se separe de su mujer que le dé un
ma su vocación por medio de una teofanía. Ahora bien, acta de divorcio. n Pero yo os digo que todo el que se separa
de su mujer, salvo en caso de unión ilegítima, la expone a
no se trata de u n a teofanía que se sitúe en la línea de las cometer adulterio; y el que se casa con una separada comete
clásicas {cf. Ex 19; Hch 2), que implicaban u n a serie de adulterio.
fenómenos atmosféricos y telúricos excepcionales, sino
que Dios se manifiesta en el «tenue murmullo del silen-
*+• Cristo, señala Juan Crisóstomo, «combatía los vi-
cio» (así dice, al pie de la letra, el texto hebreo), como
cios con la gran autoridad de u n legislador, empezando
para volver a llevar a Elias a su propia interioridad, para por los que son más comunes en nosotros, a saber: la ira
que encuentre en la «gruta del corazón» al Señor en el y la concupiscencia (las pasiones que más nos tiranizan
que habría de encontrar la fuerza para reemprender el y son más inherentes a la naturaleza humana), repri-
camino. El profeta se cubre el rostro en señal de respe- miéndolas con todo esmero». De ahí se sigue que la se-
to y con la conciencia de que nadie puede ver el rostro gunda y la tercera antítesis tienen que ver con el sexto y
de Dios y seguir con vida. con el noveno mandamientos (Ex 20,14.17 y Dt 5,18.21).
La experiencia de Dios está destinada a que Elias Cristo asocia el adulterio del cuerpo al del corazón. De-
reemprenda su propia misión. Y, en efecto, Elias ya no cir ojo derecho y mano derecha significa referirse a toda
estará solo: le esperan «siete mil hombres», aquellos cu- la persona a través de las funciones primarias del ver y
yas rodillas no se han doblado ante Baal y cuyos labios del obrar. Prescindiendo además de que el lado derecho
no lo han besado (v. 18). Por otra parte, deberá ocupar- es considerado, por definición, como el más importan-
se de realizar algunas cosas importantes: la unción del te, está el hecho de que quien era minusválido de este
rey de Damasco {cf 2 Re 8,7-15), la de Jehú, rey de lado era considerado inhábil. La doble amputación
Israel (2 Re 9,1-13), que ordenará la muerte de Jezabel sirve para indicar el radicalismo con el que estamos
10a semana
Viernes 89
88
Ahora bien, si todo esto os parece demasiado duro, este placer que separa de Jesús es demasiado grande. El ojo es
acordaos de lo que dijo el Señor antes en las bienaven- menos que Cristo y la mano es menos que Cristo. Si el ojo y la
turanzas y veréis que es posible y fácil observar sin más mano sirven al placer e impiden a todo el cuerpo la pureza del
seguimiento, es preferible renunciar a ellos a renunciar a Jesús.
estos mandatos. En efecto, ¿cómo podrá un hombre
Las alegrías que proporciona el placer son menores que sus
sencillo y amigo de la paz, u n h o m b r e pobre de espíritu inconvenientes; se consigue el placer del ojo y de la mano por
y misericordioso, llegar a repudiar a su mujer? ¿Cómo un instante, y se pierde el cuerpo por toda la eternidad. Tu ojo,
podrá el que está dispuesto a reconciliarse con los otros que sirve a la impura concupiscencia, no puede contemplar a
estar en lucha con su esposa? Pero Jesús no facilita el Dios (Dietrich Bonnoeffer, El precio de la gracia. El seguimiento,
cumplimiento de la Ley sólo de este modo, sino también Sigúeme, Salamanca 5 1999, p. 83).
de otro; en efecto, deja al h o m b r e u n a posibilidad legí-
tima de separarse de su mujer: «en caso de fornicación»
(Juan Crisóstomo, Comentario al evangelio de Mateo, 17,
1-4, passim).
ACTIO
LECTIO
elecciones de Dios está atestiguado por la despedida de -señala J e r ó n i m o - acepta el juramento, dado que la
Eliseo, que se deshace de los bueyes y del arado, dejan- simple palabra del fiel equivale al juramento mismo».
do padres y oficio. Cristo será aún más exigente cuando
advierta al que pretendía despedirse de los suyos antes
de seguirle: «El que pone la mano en el arado y mira hacia MEDITATIO
atrás no es apto para el Reino de Dios» (Le 9,62).
«La boca dice lo que brota del corazón» (Mt 12,34). «Si
uno piensa que se comporta como un hombre religioso y
Evangelio: Mateo 5,33-37 no sólo no refrena su lengua, sino que conserva perverti-
do su corazón, su religiosidad es vana» (Sant 1,26). De
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: " También ha- ningún otro comportamiento h u m a n o se dice que «hace
béis oído que se dijo a nuestros antepasados: No jurarás en fal-
so, sino que cumplirás lo que prometiste al Señor con juramen- vana» la religión (aquí, «vano» recuerda a los ídolos,
to. 34 Pero yo os digo que no juréis en modo alguno; ni por el considerados igualmente u n a nulidad total) como del
cielo, que es el trono de Dios; 35 ni por la tierra, que es el estra- hablar inútil y falso, cuya expresión más desconcertan-
do de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del gran rey. te es el recurso desconsiderado al juramento.
36
Ni siquiera jures por tu cabeza, porque ni un cabello puedes
volver blanco o negro. " Que vuestra palabra sea sí cuando es Investigaré sobre las patologías de los dichos de mi
sí, y no cuando es no. Lo que pasa de ahí viene del maligno. boca, dado que «antes de oírle hablar no alabes a nadie,
porque ahí es donde se prueba un hombre» (Eclo 27,7).
**• La cuarta antítesis tiene que ver con el segun- ¿Son vacías, ociosas, insignificantes, embusteras, inex-
do y el octavo mandamientos (Ex 20,7.16; Nm 30,3ss; presivas, estúpidas, expeditivas, vulgares mis palabras?
Dt 23,22-24). En la sociedad judía se abusaba del recur- La asimilación vital de la Palabra divina me permitirá
so, con frecuencia en falso, al juramento (Mt 23,16-22). «hablar con las palabras de Dios» (1 Pe 4,11), «hablar con
Y dado que el nombre divino era sagrado e impronun- gracia» (Col 4,6), o sea, hablar bajo la inspiración del
ciable, se eludía el obstáculo refiriéndose al cielo, a la Espíritu Santo: «Pues no seréis vosotros los que habléis,
tierra, a Jerusalén, a la propia cabeza del que juraba. Je- sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará a través de
sús exige la sinceridad más total, subrayando que las vosotros» (Mt 10,20).
palabras que pronunciamos de más para falsificar la
verdad proceden del maligno, de aquel que es «mentiro-
so por naturaleza y padre de la mentira» (Jn 8,44). No son ORATIO
pocas las páginas bíblicas que denuncian el daño de la
palabra ociosa: Mt 12,36; Ef 4,29; 5,3-5.12; Sant 3,1-3. Purifica, Señor, mis labios con el fuego de tu Espíri-
La Carta de Santiago se hace eco de la enseñanza de tu. Que las palabras salidas de mi boca puedan ser el re-
Cristo: «Pero sobre todo, hermanos, no juréis ni por el cie- flejo de tu eterna Palabra, viva y eficaz hasta el punto de
lo, ni por la tierra, ni hagáis ningún otro tipo de juramen- penetrar en el alma de los hermanos como espada que
to. Que vuestro sí sea sí, y vuestro no sea no, para no in- revela los pensamientos del corazón y como bálsamo
currir en condenación» (Sant 5,12). «La verdad evangélica que alivia sus llagas.
96 10a semana Sábado 97
ACTIO
11 a semana del
Tiempo ordinario
LECTIO
8
Ella escribió unas cartas en nombre de Ajab, las selló con Evangelio: Mateo 5,38-42
el sello real y se las envió a los ancianos y notables de la ciu-
dad de Nabot. 9 En las cartas decía: Proclamad un ayuno y ha-
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 3S Habéis oído
ced que Nabot se siente delante de la asamblea. 10 Poned ante que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. i9 Pero yo os digo
él dos hombres perversos que declaren contra él diciendo: que no hagáis frente al que os hace mal; al contrario, a quien
«Ha maldecido a Dios y al rey». Sacadlo fuera y matadlo a te abofetea en la mejilla derecha, preséntale también la otra;
pedradas. 40
al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica, dale
" Los ancianos y notables de la ciudad de Nabot procedieron también el manto; 4' y al que te exija ir cargado mil pasos, ve
como les había mandado Jezabel en las cartas. 12 Proclamaron con él dos mil. 42 Da a quien te pida, y no vuelvas la espalda al
un ayuno y llevaron a Nabot ante la asamblea. " Llegaron los que te pide prestado.
dos hombres perversos, se sentaron frente a él y acusaron a
Nabot ante el pueblo diciendo:
*<»• La quinta antítesis consiste en la así llamada «ley
-Nabot ha maldecido a Dios y al rey. del talión» (Ex 21,24; Lv 14,19ss; Dt 19,21), atestiguada
Lo sacaron fuera de la ciudad y lo mataron a pedradas. 14 Y en toda la Antigüedad (cf. el Código de Hammurabi, del
mandaron a decir a Jezabel: siglo XVIII a. de C ) . Se basa esta ley en el principio de
-Nabot ha muerto apedreado. la retribución y en la exigencia de la reparación, po-
15
En cuanto lo supo Jezabel, dijo a Ajab: niendo u n freno con ello a la retorsión (cf. Gn 4,23ss).
-Levántate y toma posesión de la viña de Nabot, el jezrae- «Nuestro Señor, al abolir esta reciprocidad, corta de raíz
lita, el que se negó a vendértela, pues ya no vive; ha muerto. el pecado. En la Ley está la pena; en el Evangelio, la
16
Al oír esto, Ajab se levantó, bajó a la viña de Nabot, el jez- gracia. Allí se castiga la culpa; aquí, en cambio, se desa-
raelita, y tomó posesión de ella. rraiga la fuente misma del pecado» (Jerónimo). Por eso
nos enseña Jesús a ser tolerantes, a no oponernos con
espíritu de venganza e intolerancia a quien nos pone en
**• El rey Ajab no sólo confía más en los manejos po- una situación de prueba, sabiendo que de ese modo se
líticos que en la protección divina (capítulo 20), sino corta la espiral de la violencia y de la prepotencia. Y eso
que se mancha también con un doble y grave crimen incluso cuando anda de por medio la integridad de
por instigación de su mujer, Jezabel, ávida de extender nuestra propia persona y de nuestros propios bienes,
las posesiones de la casa real. El hurto y el homicidio empezando por el tiempo. La referencia al manto sirve
perpetrados a espaldas de Nabot, el campesino israelita para indicar la ropa con que la gente se protegía de la in-
atacado en su propia tierra, indican la degradación temperie y se cubría en las horas de descanso. Los mil pa-
moral de la monarquía, a pesar del montaje que parece sos era la distancia que se permitía recorrer en sábado.
conferir legalidad a lo obrado por el rey: proclamación Pablo recoge también la enseñanza de Cristo: «No devol-
del ayuno y convocación de la comunidad, como se váis a nadie mal por mal [...]. No te dejes vencer por el mal;
acostumbraba a hacer en estado de catástrofe nacional. antes bien, vence al mal a fuerza de bien» (Rom 12,17.21).
La maldición del rey, en no menor medida que la de «Esto es lo más excelente de estos preceptos», co-
Dios, implicaba la lapidación (Ex 22,27; Lv 24,16) siem- menta Juan Crisóstomo, «que mientras que nos persua-
pre que estuviera acreditada por dos testigos (Nm 35,30; den a nosotros de que soportemos el mal, al mismo
1)1 17,6), que aquí resultan falsos. tiempo enseñan a quien ofende al amor medíanle la vil -
102 1 Ia semana
Lunes 103
tud y la sabiduría», viendo nuestro comportamiento des-
prendido y tolerante. «Cristo quiere que sus discípulos CONTEMPLATIO
sean como la sal, que se conserva a sí misma y mantiene
también los otros elementos con los que se mezcla.» La historia de Nabot sucedió hace muchos siglos y,
sin embargo, se sigue repitiendo todos los días. En efec-
to, todos los días los ricos siguen codiciando los bienes
MEDITATIO de los otros, siempre están insatisfechos con lo que ya
poseen. Ajab no nació una sola vez. Sigue renaciendo
continuamente y no desaparece nunca del mundo. Por
El antiguo precepto «ojo por ojo, diente por diente» un Ajab que muere, nacen mil. Tampoco Nabot es el
ponía ya u n límite a la propagación de la venganza. único pobre que ha sido asesinado. Cada día aparece un
Ahora bien, Cristo pide un comportamiento que extirpa Nabot apedreado, u n pobre aniquilado.
su misma raíz. Se trata del principio de la no-violencia,
que neutraliza la «reacción en cadena» destinada a pro- ¿Hasta dónde, ricos, os dejaréis llevar por vuestro
vocar un mal cada vez mayor. loco egoísmo? ¿Queréis poseer vosotros todo el planeta?
Los bienes del mundo pertenecen a todos: ¿quién os au-
Me pregunto sobre la práctica de la tolerancia, que la toriza a monopolizar para vosotros el derecho de pro-
Biblia latina registra como uno de los frutos del Espíri- piedad? La naturaleza nada sabe de ricos; ella nos hace
tu (Gal 5,22), y, por consiguiente, de la magnanimidad, a todos pobres. Cuando salimos del vientre materno es-
que nos recuerda que «Dios ama a quien da con alegría» tamos desnudos, no tenemos nada. Y cuando bajamos a
(2 Cor 9,7). la fosa es imposible que nos podamos llevar a ella nues-
tras propiedades. Sobre el ataúd del rico hay el mismo
montón de tierra que sobre el ataúd del pobre. Aquel
ORATIO trozo de tierra, que antes no bastaba para la codicia del
rico, ahora es incluso demasiado para albergar su cuer-
Qué difícil me resulta, Señor, saber perder en la vida. po. Todos nacemos iguales, todos morimos iguales. Ve y
Qué celoso soy de mi tiempo, de mis cosas, de mi salud, cava en el cementerio. Sólo esqueletos verás. Y te desa-
de mis ideas, como si fuera su dueño absoluto y pudie- fío a distinguir a los ricos de los pobres. En ocasiones,
es cierto, son envueltos los cuerpos de los ricos con lu-
ra disponer de ellos según mi talento. Soy incapaz de ce-
josos vestidos. Mas eso en nada ayuda a los muertos:
der, de condescender, de adaptarme al juego del otro.
únicamente complace a los vivos. Te vistan como te vis-
Estoy siempre a la defensiva y tutelo mis derechos (rea-
tan, rico, cuando mueres pierdes la belleza externa sin
les o presuntos) con la ilusión de tener siempre razón, adquirir la interior. No sólo eso; juegas también una
de no cometer nunca errores, de conseguir imponerme mala pasada a tus herederos. Éstos, primero, pleitearán
siempre. Pero tú me pides que viva desarmado, que me entre ellos; después, u n a vez hechas las partes, si son
mida con la impotencia, con la precariedad, con el fra- ahorradores conservarán con ansias y preocupaciones
caso, con la pérdida. Me pides que me mida con la cruz. tu herencia, mientras que si son derrochadores la dila-
Hazme comprender, Señor, que «encuentra lo mejor de pidarán en poco tiempo. Ésa será tu culpa postuma: in
sí mismo quien decide perder» (B. Háring). ducir a tus herederos a repetir los pecados que le con
104 11a semana
25
(Ciertamente, no hubo nadie que se vendiera como Ajab los publícanos? 47 Y si saludáis sólo a vuestros hermanos ¿qué
para ofender al Señor con su conducta, impulsado por su hacéis de más? ¿No hacen lo mismo los paganos? 48 Vosotros
esposa Jezabel. 26 Se comportó de manera abominable, yendo sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.
tras los ídolos, como los amorreos que el Señor había expul-
sado de delante de los israelitas.)
27
Cuando Ajab oyó esto, rasgó sus vestiduras, se vistió de **• La sexta antítesis tiene que ver con el mandamien-
sayal y ayunó. Dormía con el sayal y andaba abatido. 28 El to principal: el amor al prójimo (Lv 19,18). Cristo habla
Señor dijo a Elias, el tesbita: también del odio a los enemigos -expresión que no apa-
29
-¿Has visto cómo Ajab se ha humillado ante mí? Por rece en la Biblia, aunque sí en los últimos flecos del ju-
haberse humillado ante mí, no lo castigaré mientras viva, sino daismo: en Qumrán se mandaba odiar a todos los hijos
que castigaré a su familia en vida de su hijo. de las tinieblas- para extender también a ellos el amor y
la oración. Y esto a imitación del Padre celestial, de quien
**• Elias desarrolla con Ajab, por encargo del Señor, el son hijos todos los hombres, que deben reconocerse como
mismo papel de Natán con David. Dios venga -y lo hace hermanos. De este modo se convertirán en imitadores del
a través de los profetas- de la injusticia y defiende al Padre, imitando su perfección y, por consiguiente, su
oprimido. El orden quebrantado tiene que ser reparado santidad (cf. Lv 19,2). El pasaje paralelo de Le 6,36 nos
y Jezabel será la primera en pagar las consecuencias dice en qué consiste la naturaleza de la perfección divina:
(2 Re 9,30ss). Por muy férreo que pueda ser, el principio en la misericordia. También aquí es preciso rebasar la
de la retribución admite atenuantes en virtud del arre- medida (cf. Mt 5,20), que, esta vez, hace referencia a los
pentimiento del culpable y de la misericordia divina. tristemente famosos publícanos, los recaudadores de las
Con todo, eso no es obstáculo para que, siguiendo la tasas por cuenta de los romanos (Mt 18,17; 21,32), y a
lógica del Antiguo Testamento, se imponga de todos los paganos, ligados también ellos a un código que, no
modos la reparación (cf. 2 Re 9ss). obstante, resulta absolutamente formal e interesado.
El Libro primero de los Reyes dedica los dos últimos Sabemos asimismo que, en el mundo oriental, el saludo
capítulos a ilustrar las nuevas y desdichadas empresas comporta mucho más que un simple intercambio de
bélicas de Ajab, a pesar de la opinión contraria del profe- cumplidos; es considerado como intercambio de paz.
ta Miqueas, así como la sórdida muerte del desventurado Mateo recupera (cf. 5,12) el término «recompensa» o
soberano, cuyas llagas fueron lamidas por los perros. mérito, que aparece más veces en el capítulo siguiente
(6,1.2.5.16), donde se afirma que el Padre mismo nos
premiará abiertamente (cf. variante de 6,4). Como es
Evangelio: Mateo 5,43-48 evidente, el comportamiento moral no va ligado a una
visión retributiva: hago el bien cada día para tener un
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 43 Habéis oído premio por ello. Más aún, esta visión está desmentida
que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. M Pero yo por el hecho de que el verbo está en presente («¿qué
os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os per- recompensa merecéis?). El comportamiento del cristia-
siguen. 45 De este modo seréis dignos hijos de vuestro Padre
celestial, que hace salir el sol sobre buenos y malos y manda no no es otra cosa que la libre respuesta a un don de la
la lluvia sobre justos e injustos. 46 Porque, si amáis a los que gracia, y en esa respuesta está incluido ya el «premio»,
os aman, ¿qué recompensa merecéis? ¿No hacen también eso el don de la salvación.
108 1 Ia semana Martes 109
Mas, si atentamente examinamos las palabras del Se- PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
ñor, aún descubriremos algo más subido que todo lo di-
cho. Porque no nos mandó simplemente amar a quienes Para amar a los que nos aman, para saludar a los que nos
nos aborrecen, sino también rogar por ellos. ¡Mirad por saludan, no tenemos necesidad de creer en ninguna reliqión. N o
cuántos escalones ha ido subiendo y cómo ha termina- tenemos necesidad de poner a Dios en medio. Es algo que
do por colocarnos en la cúspide de la virtud! Contémos- hacen todos. Es «humano».
los de abajo arriba. El primer escalón es que no haga- Precisamente porque el amor a los enemigos es tan «poco
mos por nuestra cuenta mal a nadie. El segundo, que, si humano», precisamente porque supera la medida del hombre
a nosotros se nos hace, no volvamos mal por mal. El ter- «normal», precisamente por eso, muestra, como ninguna otra
cero, no hacer a quien nos haya perjudicado lo mismo exigencia del Nuevo Testamento, que aquí tenemos delante no
que a nosotros se nos hizo. El cuarto, ofrecerse uno mis- algo humano, sino, en un sentido más profundo, algo divino. Se
mo para sufrir. El quinto, dar más de lo que el ofensor trata de algo que se encuentra también en las restantes antítesis
[del sermón del monte], pero que aquí - e n la antítesis del amor
pide de nosotros. El sexto, no aborrecer a quien todo
al enemigo- podemos captar del mejor modo posible: la sobe-
eso hace. El séptimo, amarle. El octavo, hacerle benefi- ranía de Dios, el Reino de Dios. N o es que con el amor a los
cios. El noveno, rogar a Dios por él. ¡He aquí una cima enemigos consigamos realizar el Reino de Dios. En efecto, con
filosófica! De ahí también el espléndido premio que se nuestras fuerzas no somos capaces de amar al enemigo. Es un
le promete. Como el precepto es tan grande y pide u n «regalo» de la soberanía de Dios, antes de cualquier iniciativa
alma tan generosa y un esfuerzo tan levantado, también nuestra, que nos libera y nos hace capaces de amar al enemi-
el galardón es tal como a ninguno de sus anteriores go. Ahora bien, si la soberanía de Dios nos libera para que
mandatos lo propuso el Señor. Porque aquí ya no habla amemos al enemigo, para que le amemos de verdad, con todo
de poseer la tierra, como se promete a los mansos; no de lo que esto significa y comporta, entonces resulta verdade-
alcanzar consuelo y misericordia, como los que lloran y ramente claro que la soberanía de Dios ha irrumpido en efecto
los misericordiosos; ni siquiera se nos habla del Reino entre nosotros, entonces resulta claro lo aue significa de verdad
la soberanía de Dios, entonces resulta claro qué comporta ser
de los Cielos, sino de algo más sublime que todo eso y
hijos e hijas de aquél a quien llamamos, y es, nuestro Padre
que bien puede hacernos estremecer: se nos promete ser
celestial y nuestra Madre celestial.
semejantes a Dios, cuanto cabe que lo sean los hombres:
A fin - d i c e - de que seáis semejantes a vuestro Padre, que A m a d a vuestros enemigos, jugaos el todo por el todo,
está en los cielos (Juan Crisóstomo, Comentario al evan- amadlos con corazón indiviso, tratadlos con amor creativo
(H. J. Venetz, // c/íscorso delta montagna, Brescia 1990, pp. 90ss).
gelio de Mateo, 18,3ss [edición de Daniel Ruiz Bueno,
BAC, Madrid 1955]).
ACTIO
11 a semana del
Tiempo ordinario
LECTIO
-¡Mucho pides! Si me ves cuando sea arrebatado, te será otros «hijos de profetas». El recuerdo del Jordán, cuyas
concedido; si no me ves, no se te concederá. aguas había dividido Elias con el manto plegado a modo
11
Mientras iban caminando y hablando, un carro de fuego de bastón, remite a la experiencia del Éxodo, ligada a las
con caballos de fuego se interpuso entre los dos, y Elias fue figuras de Moisés (Ex 14,21) y de Josué (Jos 3,13).
arrebatado en un torbellino hacia el cielo.
12 En cuanto al rapto de Elias, no diferente al de Enoc
Eliseo lo seguía con la vista y gritaba:
(Gn 5,24), expresa el beneplácito divino hacia su perso-
-¡Padre mío, padre mío, carro y auriga de Israel!
na, pero sobre todo la referencia a una misión futura.
Cuando dejó de verlo, se quitó sus vestidos y los partió en
dos. " Recogió el manto de Elias, que se le había desprendido,
En todo caso, Elias desapareció de la vista de Eliseo
y se volvió a la orilla del Jordán. 14 Tomó el manto de Elias y en cuanto u n a llama de fuego («un carro de fuego con
golpeó con él las aguas, al tiempo que decía: caballos de fuego») se interpuso entre ambos profetas.
-¿Dónde está el Señor, Dios de Elias, dónde está?
Golpeó las aguas, que se dividieron, y Eliseo pasó el río.
Evangelio: Mateo 6,1-6.16-18
**• Después de haber hablado de los sucesores inme-
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: ' No hagáis
diatos de Ajab y de los últimos acontecimientos de Elias, el bien para que os vean los hombres, porque entonces vues-
el Libro segundo de los Reyes pasa a ilustrar el «ciclo de tro Padre celestial no os recompensará. 2 Por eso, cuando
Eliseo», cuya vocación fue anticipada en 1 Re 19,19-21. des limosna, no vayas pregonándolo, como hacen los hipó-
Eliseo, en u n sentido no diferente al de Elias, estará critas en las sinagogas y en las calles, para que les alaben los
revestido de un considerable papel político (2 Re 3,1 lss; hombres. Os aseguro que ya han recibido su recompensa.
3
Tú, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo
6,8ss; 8,7ss; 9,lss; 13,14ss) y se revelará como el mayor que hace la derecha. 4 Así tu limosna quedará en secreto; y
taumaturgo del Antiguo Testamento (2 Re 2,14-7,20 y tu Padre, que ve en lo secreto, te premiará. 5 Cuando oréis,
13,20ss recogen una decena de acciones milagrosas, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie
incluso después de muerto). Eso explica la importancia en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que les
de una investidura profética que Eliseo parece pagar al vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su recompensa.
6
Tú, cuando ores, entra en tu habitación, cierra la puerta y
precio de una obstinada fidelidad al maestro. Eso le ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en
sitúa en primera línea entre los «hijos de profetas» (léan- lo secreto, te premiará.
se también los w. 3-5, omitidos por la liturgia como si 16
Cuando ayunéis, no andéis cariacontecidos como los
fueran pleonásticos). Según la ley de la primogenitura hipócritas, que desfiguran su rostro para que la gente vea
(cf. Dt 21,17), Eliseo reivindica dos tercios del espíritu que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su recompensa.
,?
de Elias, que le son concedidos al precio de su clarivi- Tú, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara,
18
dencia («Si me ves cuando sea arrebatado, te será conce- de modo que nadie note tu ayuno, excepto tu Padre, que
está en lo secreto. Y tu Padre, que ve hasta lo más secreto, te
dido»: v. 10).
premiará.
El cambio de sus propios vestidos por el manto de
Elias expresa la investidura que ha tenido lugar y la ad-
quisición de las facultades a ella ligadas. Por eso peregri- **• El principio de la interiorización (el «secreto»:
na Eliseo hasta el Jordán, dejando detrás a todos los w. 4.6.18), en no menor medida que el de lo extraorcli
nario (Mt 5,20.47: superar la medida), recibe una ¡un
116 11a semana Miércoles 117
el favor del mundo, sino que obre con pureza de cora- PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
zón, por la gloria de Dios y la edificación del prójimo, y
no busque nunca la inútil gloria terrena. Al no buscar la
Esta justicia mejor de los discípulos no debe ser un fin en sí
recompensa aquí abajo, podré obtener la verdadera mismo. Es preciso que esto se manifieste, es preciso que lo
recompensa en el mundo futuro y no seré víctima en extraordinario se produzca, pero... cuidad de no hacerlo para
absoluto de las penas eternas (Ludovico de Sajonia). que sea visto.
Es verdad que el carácter visible del seguimiento tiene un fun-
damento necesario: la llamada de Jesucristo, pero nunca es un
CONTEMPLATIO fin en sí misma; porque entonces se perdería de vista el mismo
seguimiento, intervendría un instante de reposo, se interrumpiría
el seguimiento y sería totalmente imposible continuarlo a partir
Si la puerta está abierta a los desvergonzados, a tra-
del mismo lugar donde nos hemos detenido a descansar, vién-
vés de ella irrumpen dentro las cosas externas en ban- donos obligados a comenzar de nuevo desde el principio. Ten-
dadas y molestan a nuestra interioridad. Todas las cosas dríamos que caer en la cuenta de que ya no seguimos a Cristo.
situadas en el tiempo y en el espacio se introducen a tra- Por consiguiente, es preciso que algo se haga visible, pero de
vés de la puerta, es decir, a través del sentido exterior, en forma paradójica: cuidad de no hacerlo para ser vistos por los
nuestros pensamientos y con la confusión de las distin- hombres. «Brille vuestra luz ante los hombres... » (5, 16), pero
tas imaginaciones nos molestan mientras oramos. En tened en cuenta el carácter oculto. Los capítulos 5 y ó chocan
consecuencia, es preciso cerrar la puerta, esto es, resis- violentamente entre sí. Lo visible debe ser, al mismo tiempo, oculto;
lo visible debe, al mismo tiempo, no poder ser visto.
tir al sentido exterior, a fin de que la oración procedente
del espíritu se eleve al Padre, porque ésta se desarrolla en Sin embargo, ¿quién puede vivir haciendo lo extraordinario
en secreto? ¿Actuando de tal forma que la mano izquierda no
lo profundo del corazón, cuando oramos al Padre en lo
sepa lo que hace la derecha? ¿Qué amor es el que no se conoce
secreto. «Y tu Padre, que ve en lo secreto, te premiará.» La a sí mismo, el que puede permanecer oculto a sí mismo hasta el
enseñanza [del Señor] debía terminar con una conclu- último día? Es claro: por ser un amor oculto, no puede ser una
sión como ésta. En efecto, [Cristo] no nos exhorta a orar, virtud visible, un hábito del hombre.
sino a cómo debemos orar; y, antes, no a que hagamos Esto significa: cuidad de no confundir el verdadero amor con
limosna, sino que nos habla de la intención con la que una virtud amable, con una «cualidad» humana. En el verdade-
debemos hacerla. De hecho, ordena purificar el corazón, ro sentido de la palabra, es el amor que se olvida de sí mismo.
y sólo lo purifica el único y sincero anhelo de la vida Pero, en este amor olvidado de sí mismo, es preciso que el hom-
eterna con un amor único y puro de la sabiduría (Agus- bre viejo muera con todas sus virtudes y cualidades. En el amor
tín, El sermón del Señor en el monte, 2, 3, 11). olvidado de sí, vinculado sólo a Cristo, del discípulo, muere el
viejo A d á n . En la frase «que tu mano izquierda no sepa lo que
hace tu derecha», se anuncia la muerte del hombre viejo (Dietrich
Bonhoeffer, El precio de la gracia. El seguimiento, Sigúeme,
ACTIO Salamanca 5 1999, pp. 101 -103).
11 a semana del
Tiempo ordinario
LECHO
y murieron fieles al amor, Dios les va a escuchar por hablar mucho. 8 No seáis como
porque también nosotros viviremos. ellos, pues ya sabe vuestro Padre lo que necesitáis antes de
12
Cuando Elias fue arrebatado en el torbellino, que vosotros se lo pidáis. 9 Vosotros orad así:
Eliseo quedó lleno de su espíritu. Padre nuestro, que estás en el cielo,
Durante su vida ningún príncipe le hizo temblar santificado sea tu nombre;
10
y nadie fue capaz de subyugarlo. venga tu reino;
13
Nada fue demasiado difícil para él, hágase tu voluntad
e incluso muerto profetizó su cuerpo. en la tierra como en el cielo;
14 11
Durante su vida hizo prodigios danos hoy el pan que necesitamos;
12
y, una vez muerto, fueron admirables sus obras. perdónanos nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
**• El texto del Eclesiástico constituye algo así como 13
no nos dejes caer en la tentación
el elogio fúnebre de los profetas Elias y Eliseo, que de- y líbranos del mal.
sarrollaron su ministerio en el reino del Norte (siglo IX 14
Porque si vosotros perdonáis a los demás sus culpas,
a. de C ) , en un momento crítico para el yahvismo. De también os perdonará a vosotros vuestro Padre celestial. 15 Pero
Elias, el profeta de fuego, se recuerda el papel que desa- si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará
vuestras culpas.
rrolló en la carestía y en la sequía, la llama encendida por
tres veces en el Carmelo, la ayuda que prestó a la viuda
de Sarepta, la oposición que ejerció respecto a Ajab, Oca- ••» La referencia a la oración brinda a Mateo la opor-
cías (853-852) y Jorán (852-841), su frecuentación de la tunidad de insertar en este sitio la enseñanza del Padre
montaña santa (cf. 1 Re 19,9-14), la unción y el repudio nuestro. Todo guía espiritual y todo grupo de discípulos
del rey, la investidura de profetas y, por último, su ascen- tenían sus propias modalidades de oración (cf. Le 11,1).
sión al cielo. Una alusión al futuro papel mesiánico del La oración del cristiano debe evitar la ostentación fari-
profeta, como se recuerda también en Mal 3,23ss. saica, pero también la «polilogía» de los paganos, ese
De Eliseo, cuyo nombre significa «Dios salva», se re- multiplicar palabras que resuena en los oídos del Señor
cuerda el papel político y taumatúrgico que desempeñó como u n desagradable bla-bla-bla. «Si el pagano habla
(con una alusión al prodigio postumo del que se habla mucho en la oración -observa Jerónimo-, de ahí se sigue
en 2 Re 13,20ss). Este último aspecto ha sido repetido que el cristiano debe hablar poco». Juan Casiano se-
en diferentes circunstancias, incluso por la liturgia: la ñala que la succinta brevitas en la oración vence las
sunamita y el doble nacimiento del hijo (2 Re 4,8-37); la distracciones.
multiplicación de los panes (2 Re 4,42-44); la curación Algunos podrían objetar que «si Dios conoce el ob-
de Naamán (2 Re 5). jeto de nuestra oración, y si conoce, antes de que for-
mulemos nuestra oración, aquello de lo que tenemos
necesidad, es inútil que dirijamos nuestra palabra a
Evangelio: Mateo 6,7-15 quien ya lo sabe todo. A esos -apremia J e r ó n i m o - se
les puede responder de manera breve como sigue: no-
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 7 Y al orar, no
sotros no somos gente que cuenta, sino hombres que
os perdáis en palabras, como hacen los paganos, creyendo que suplican. Una cosa es expresar nuestras necesidades a
124 11° semana Jueves 125
suerte que rechacemos lo que tú abominas, que ame- que produzca en nosotros u n a resonancia interior más
mos lo que tú amas, de modo que cumplamos lo que te intensa.
es grato. «Danos hoy nuestro pan de cada día», el pan de
la doctrina, de la penitencia, de la virtud. «Perdona
nuestras deudas», contraídas contigo, con el prójimo y PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
con nosotros mismos. «Como también nosotros perdo-
namos a nuestros deudores», que nos han ofendido con La primera parte del Padre nuestro va, de una manera atre-
palabras o en nuestra persona o en las cosas. «No nos vida, del tú al Dios que se ha revelado como amor. Se trata de
dejes caer en la tentación» que procede del mundo, de una oración de agradecimiento llena de júbilo por el hecho de
la carne y del demonio. «Y líbranos del mal» presente, que podamos llamar, amar y alabar de manera confiada al San-
pasado y futuro. Amén (Landulfo de Sajonia). tísimo como Nuestro Padre y como nuestro tú. Expresa el com-
promiso de verificar nuestras aspiraciones y nuestras acciones,
a fin de ver si y hasta qué punto se toman en serio y honran el
nombre del Padre y nuestra vocación de hijos a hijas suyos. Y,
CONTEMPLATIO no por último, nos pone sobre todo frente a nuestra misión de
promover, para honor del único Dios y Padre, la paz y la soli-
Porque quien da a Dios el nombre de Padre, por ese daridad salvífica entre todos los hombres [...].
solo nombre confiesa ya que se le perdonan los pecados, Recitar el Padre nuestro significa preguntarse por la seriedad
que se le remite el castigo, que se le justifica, que se le con la que tomamos, intentamos comprender y confesamos con
santifica, que se le redime, que se le adopta por hijo, que actos concretos el plan salvífico de Dios. Un rasgo fundamental
se le hace heredero, que se le admite a la hermandad e imprescindible del compromiso que hemos asumido en virtud
con el Hijo unigénito, que se le da el Espíritu Santo. No del Espíritu Santo y con la mirada puesta en el Hijo predilecto es
es, en efecto, posible darle a Dios el nombre de Padre y el de amar a Dios en todo y por encima de todo y cumplir su
no alcanzar todos esos bienes [...]. Y con este solo gol- voluntad santa y amorosa.
pe, mata el Señor el odio, reprime la soberbia, destierra La segunda parte del Padre nuestro habla del amor al próji-
la envidia, trae la caridad, madre de todos los bienes; mo en unión con Jesús. Se trata del «Nosotros», de vivir de ma-
elimina la desigualdad de las cosas humanas y nos nera radical la solidaridad salvífica de Jesús con todos los hom-
bres y en todos los campos de la vida. La conciencia adquirida
muestra que el mismo honor merece el emperador que
de que la recitación del Padre nuestro nos introduce, de mane-
el mendigo, comoquiera que, en las cosas más grandes ra semejante al bautismo de Jesús en el Jordán, en la vida trini-
y necesarias, todos somos iguales (Juan Crisóstomo, taria de Dios, así como nuestra opción fundamental en favor de
Comentario al evangelio de Mateo, 19,4 [edición de Daniel la solidaridad salvífica en todos los campos, nos ayudarán, sin
Ruiz Bueno, BAC, Madrid 1955]). la menor duda, a conferir un perfil cada vez más claro y con-
vincente a nuestro programa de vida (B. Háring, // Padre nostro.
Lode, preghiera, programma di vita, Brescia 1995, pp. 1 óss [edi-
ACTIO ción española: El padrenuestro, Promoción Popular Cristiana,
Madrid 1996]).
11 a semana del
Tiempo ordinario
LECTIO
-¡Viva el rey!
13
cogió furtivamente a Joás, hijo de Ocozías, y lo escondió
Cuando Atalía oyó el tumulto de los guardias y de la gen- en el templo, de suerte que siete años después, y gracias
te, fue al templo del Señor '" y vio al rey de pie sobre el estra-
do, según la costumbre. Los oficiales y los que tocaban las a una estudiada conjura (w. 5-8, omitidos por la liturgia),
trompetas estaban a su lado, mientras la gente gritaba jubilo- éste fue proclamado rey (835-796) e instalado en el trono
sa y resonaban las trompetas. Atalía se rasgó las vestiduras y (v. 19, omitido por la liturgia).
gritó: La oposición a Atalía se debió a la línea baalista man-
-¡Traición, traición! tenida por la reina, en flagrante contradicción con la
15
El sacerdote Yoyadá ordenó a los jefes de centuria que alianza yahvista, mientras que la iniciativa de la casta
estaban al mando del ejército: sacerdotal desbarata el peligro, destruye el templo de
-Sacadla fuera del recinto del templo y matad a todo el que Baal levantando en el corazón de Jerusalén, elimina
la siga.
de la escena Atalía y permite la renovación de la alian-
Como el sacerdote había dicho que no la mataran en el
za. Se trata de un acontecimiento que se repetirá en los
templo del Señor, 16 la prendieron y, pasada la puerta de las
caballerizas del palacio real, la mataron. momentos cruciales de la historia de Israel {cf. 2 Re 23).
17
Yoyadá selló un pacto entre el Señor y el rey y el pueblo,
por el cual éste se comprometía a ser el pueblo del Señor. '8 In-
mediatamente, todo el pueblo irrumpió en el templo de Baal Evangelio: Mateo 6,19-23
y lo demolió. Hicieron astillas sus altares e imágenes y de-
gollaron a Matan, sacerdote de Baal, delante de los altares. En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: " No acumu-
Después, el sacerdote Yoyadá dejó guardias en el templo del léis tesoros en esta tierra, donde la polilla y la carcoma echan
Señor. 20 Todo el pueblo se llenó de júbilo y la ciudad recobró a perder las cosas y donde los ladrones socavan y roban.
la calma. 20
Acumulad mejor tesoros en el cielo, dónele ni la polilla ni la
carcoma echan a perder las cosas y donde los ladrones no
socavan ni roban. 21 Porque donde osla I ti tesoro, allí está
**• La liturgia, omitiendo una amplia sección (2 Re 3-10) también tu corazón.
donde se habla de los reinados de Jorán (852-841) y 22
El ojo es la lámpara del cuerpo. Si lu ojo está sano, todo
de Jehú (841-814), que desarraigó el culto a Baal en tu cuerpo está iluminado; " pero si tu ojo está enfermo, todo tu
Israel y cuya unción real ya había sido anunciada por cuerpo está en tinieblas. Y si la luz que hay en ti es tiniebla,
Elias (1 Re 19,16), y donde se ilustra la actividad de Elí- ¡qué grande será la oscuridad!
seo, la liturgia, decíamos, nos propone algunos pasajes
adecuados para llevar a cabo una lectura teológica de la *• «La totalidad de la enseñanza [de Cristo]», afirma
historia de Israel. el místico alemán Jakob Bohme, «no es otra cosa que la
Desde el reino del Norte nos trasladamos al reino del explicación del modo en que el hombre podría encender
Sur. Aquí Atalía, descendiente de Jezabel y mujer del rey en él el divino m u n d o luminoso. Dado que éste se en-
Jorán (muertos ambos por Jehú a causa de sus perver- ciende de modo que la luz de Dios brille en el espíritu
siones), muerto su hijo Ocozías (841), heredero legítimo de las almas, todo el cuerpo posee la luz».
al trono, se apodera del Reino de Judá y elimina a la di- El principio de la recompensa evoca el «tesoro en el
nastía real superviviente. Ahora bien, Josebá, hija del rey cielo» (cf. Tob 4,9; Eclo 29,11), «la mejor parte» que se
Jorán y esposa del sumo sacerdote Yoyadá (2 Cr 22,11), asegura María (Le 10,42), «las cosas de arriba» (Col 3,1)
132 IIa semana
Viernes 133
y las «riquezas mejores y más duraderas» (Heb 10,34) de Profundizo en esta palabra por medio de la medita-
que hablan los escritos paulinos, y brinda una regla in- ción del símbolo cristiano por excelencia de la luz: el
falible para el discernimiento: pregunta a tu corazón cirio pascual y las velas encendidas sobre el altar para
para saber cuál es tu tesoro. La continuidad del discurso la misa. Por encima de los significados más inmediatos,
es interrumpida por el dicho del Señor sobre la lámpara
siguiendo la estela de la mística judía le asocio una
(cf. Le 11,34-36).
llamada a mi persona y a sus dimensiones destinadas a
La lámpara es el símbolo del ojo interior o espiritual, «jerarquizarse». El cuerpo es comparable al cirio, desde
del que se transparenta la luz de la fe que esclarece la el cual brota «la luz inferior, oscura, en contacto con la
mente y suscita el impulso del amor en la voluntad. De mecha de la que depende su misma existencia: se trata
modo más general, la lámpara es el símbolo del alma que de los sentidos que son afectados por la dimensión fí-
irradia su luz a través del cuerpo. La antítesis se produce sica. Cuando la luz oscura está bien consolidada en la
entre el ojo sano (Prov 22,9) y el enfermo -al pie de la
mecha, se convierte en asiento para la luz blanca, su-
letra entre el ojo «sencillo» y el «malo». El Nuevo Tes-
perior», la esfera intelectivo-volitiva. «Cuando ambas
tamento (2 Cor 1,2; 11,3; Ef 6,5; Col 3,22; Sant 1,5)
están bien consolidadas, entonces es la luz blanca la que
vuelve con frecuencia sobre la sencillez (que es falta de
duplicidad, según el significado literal del término). se convierte en asiento para la luz inaprensible, invisi-
También condena con frecuencia al «ojo malo» (Me 7,22; ble e incognoscible irradiada por la luz blanca. Sólo
cf. Mt 20,15). Por último, para la antítesis luz-tinieblas, entonces se vuelve la luz completa y perfecta»: se trata
véase Jn 1,9; 3,19-21; 8,12; 12,46; Rom 13,12; 2 Cor 6,14; de la luz del Espíritu Santo (Zohar).
Ef 5,8ss; 1 Tes 5,5. La contraposición entre «hijos de la luz»
e «hijos de las tinieblas» era uno de los aspectos cualifi-
cativos de la enseñanza en la comunidad de Qumrán. ORATIO
ACTIO
11 a semana del
Tiempo ordinario
LECTIO
rarse el ejército sirio, quedó gravemente herido. Sus subditos mos? ¿Qué beberemos? ¿Con qué nos vestiremos? 32 Ésas son
conspiraron contra él para vengar la muerte del hijo del sacer- las cosas por las que se preocupan los paganos. Ya sabe vues-
dote Yoyadá y lo mataron en su lecho. Murió y lo enterraron tro Padre celestial que las necesitáis. 3} Buscad ante todo el
en la ciudad de David, pero no en el panteón real. Reino de Dios y su justicia, y Dios os dará lo demás. 34 No an-
déis preocupados por el día de mañana, que el mañana trae-
rá su propia preocupación. A cada día le basta su propio afán.
*•• Las vicisitudes de los dos reinos hasta la caída de
Samaría (721), preludio de la caída de Jerusalén, narra-
da en 2 Re 12-16, son recuperadas y completadas en **• La última sección del capítulo 6 pone de relieve la
clave teológica llegando a las páginas paralelas de 2 Cr alternativa frente a la que se encuentra el cristiano, una
(se trata de la única lectura de este libro en la liturgia alternativa que implica la elección de su propio «amo»:
ferial). Muerto el sumo sacerdote Yoyadá, vengador del Dios o el dinero (el original cita la palabra aramea
yahvismo, el rey Joás, consagrado por él, cede a las ten- mammona). La palabra mammona incluye la idea de
dencias sincretistas de los «jefes de Judá», de suerte que ganancia, dinero y, por consiguiente, los bienes del
recae en la idolatría. La requisitoria del profeta Zacarías hombre, aunque también «la codicia» con la que el
fue en vano, y lo mataron para vengarse. Esto trajo con- hombre los busca y los posee (Ireneo de Lyon). Afanar-
sigo el castigo divino, siempre siguiendo el riguroso se o andar preocupado (término que se repite seis veces
principio de la retribución, que se expresa en la inva- en el original griego) por los bienes materiales es señal
sión siria y en la muerte del rey. de «poca fe», una denuncia que se repite con frecuencia
en la pluma de Mateo (8,26; 14,31; 16,8; 17,20), para in-
dicar la escasa confianza en el poder y en la providencia
Evangelio: Mateo 6,24-34 divinos. La martilleante invitación a que no andemos
preocupados es justificada con u n a serie de alusiones a
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 24 Nadie pue- las criaturas animales y vegetales. «Debemos entender
de servir a dos amos, porque odiará a uno y querrá al otro, o estas palabras en su sentido más sencillo», observa Je-
será fiel a uno y al otro no le hará caso. No podéis servir a
Dios y al dinero. rónimo, «a saber: que si las aves del cielo, que hoy son
25 y mañana dejan de existir, son alimentadas por la pro-
Por eso os digo: No andéis preocupados pensando qué
vais a comer o a beber para sustentaros o con qué vestido vais videncia de Dios, sin que deban preocuparse por ello,
a cubrir vuestro cuerpo. ¿No vale más la vida que el alimento con mayor razón los hombres, a quienes ha sido pro-
y el cuerpo que el vestido? 26 Fijaos en las aves del cielo; ni metida la eternidad, deben dejarse guiar por la voluntad
siembran ni siegan ni recogen en graneros, y sin embargo de Dios».
vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mu-
cho más que ellas? " ¿Quién de vosotros, por más que se La expresión «Reino y su justicia» constituye un en-
preocupe, puede añadir una sola hora a su vida? 28 Y del ves- díadis; ambos términos están al servicio del cumplimien-
tido, ¿por qué os preocupáis? Fijaos cómo crecen los lirios del to de la voluntad divina, que constituye el fundamento
campo; no se afanan ni hilan, 29 y sin embargo os digo que
ni Salomón en todo su esplendor se vistió como uno de ellos. del Reino. El «buscad ante todo» parece sugerir el prin-
•'" Pues si a la hierba que hoy está en el campo y mañana se echa cipio de la jerarquización de las necesidades y, por con-
al horno Dios la viste así, ¿qué no hará con vosotros, hombres siguiente, de los bienes: en el primer puesto deben estar
de poca fe? " Así que no os inquietéis diciendo: ¿Qué comere- los espirituales, que dan el sentido y su justo valor a los
140 11a semana Sábado 141
materiales. Estos últimos nos serán dados por añadidu- secución del Reino. Por eso se nos ha dicho que lo bus-
ra. «Esta promesa se cumple en la comunidad de los quemos ante todo. El Reino, a continuación, es el mis-
hermanos, que multiplica los bienes (milagro moral mo Cristo, a quien acogemos en la eucaristía, en la que
bosquejado en la multiplicación de los panes), puesto «se contiene todo el bien espiritual de la Iglesia»
que todos renuncian a todo y no les falta nada; más aún, (Presbyterorum ordinis, 5). «Desde el mismo m o m e n t o
buscando ante todo el Reino y la justicia de Dios, se dan en que se dice «Dios os dará lo demás», se distingue
cuenta de que están puestos en u n a condición de vida entre lo que se da y lo que se añade. Nuestra aspira-
que, por ser conforme a la voluntad del Padre, incluye ción debe dirigirse, en efecto, hacia las realidades eter-
también las promesas; y todos juntos anticipan el nas, mientras que las temporales nos son dadas para
tiempo en el que se extenderá el Reino de Dios sobre nuestras necesidades. Estas últimas nos son dadas,
toda la tierra renovada y el h o m b r e gozará de la paz mientras que las primeras serán añadidas de manera
sobre el monte del Eterno. Ésa es la perspectiva, no sobreabundante. Sin embargo, se da con frecuencia
ascética, sino supremamente h u m a n a , del Evangelio, que los hombres piden bienes temporales y no buscan
con la que coexiste, como es natural, mientras dure el los premios eternos. Piden muchas cosas añadidas,
tiempo presente y la victoria del Reino sólo sea virtual, pero no las buscan allí donde nos serán dadas» (Gre-
la posibilidad de que quienes buscan apasionada- gorio Magno).
mente el Reino y la justicia de Dios acaben siendo Hago emerger los afanes y solicitudes que se agitan
mártires por el Reino (Me 10,30). Ahora bien, esta en mi ánimo. ¿Cuáles son sus motivaciones (siempre
perspectiva no debe proyectar sombra sobre la magna pueden ser reducidas al orgullo)? ¿Cuáles resultan de-
y confiada verdad aquí anunciada: "Dios os dará lo vastadoras para mí y para los otros?
demás"» (G. Miegge).
ORATIO
MEDITATIO
Señor Jesucristo, concédeme no atesorar en la tierra
«Una cosa es poseer riquezas y otra ser siervo de las recompensas terrenas, sino hazme buscar en el cielo
mismas», señala Juan Crisóstomo. «Quien es siervo de los merecidos premios. Y puesto que nadie puede ser-
las riquezas queda prisionero de ellas; quien se ha sacu- vir a dos amos, dado que ambos servicios se excluirían
dido el yugo de esta servidumbre las distribuye como recíprocamente, libérame del dominio y de la servi-
hace u n dueño» (Jerónimo). El Señor quiere que nos dumbre del m u n d o , de la carne y del demonio, de suer-
abandonemos confiados a su providencia y «si bien nos te que pueda dirigir la mirada a la contemplación de
prohibe pensar en el futuro» al precio del afán, «nos las cosas celestiales. Añade a mi «estatura» natural un
permite, ciertamente, pensar en el presente», y «si nos «codo» de gracia en la vida presente y de gloria en la
promete los grandes bienes, no dejará de asegurarnos futura. Haz que atienda a los lirios del campo, los fie-
los inferiores» (Jerónimo). Más aún, Jesús nos garanti- les de la Iglesia revestidos con el candor de las virtu-
za que estos últimos nos serán dados por añadidura, des, en vez de mirar a la maleza de los ricos del mun-
con tal que dediquemos todas nuestras fuerzas a la con- do que será echada al horno de la Gehena. Concédeme
142 1 Ia semana Sábado 143
Mirad, si no, cómo nuevamente nos pone ante los La inquietud es cosa de los paganos, que no creen, que
ojos este provecho y cómo nos insinúa la conveniencia confían en su fuerza y su trabajo, y no en Dios. Todo el que se
de desprendernos de lo que pudiera serle contrario. Por- preocupa es pagano, porque no sabe que el Padre conoce todo
que no os daña sólo la riqueza -parece decirnos- porque lo que necesita. Por eso quiere hacer por sí mismo lo que no es-
arma a los ladrones contra vosotros; no sólo porque pera de Dios. Más, para el que sigue a Jesús, la frase válida es:
entenebrece de todo en todo vuestra inteligencia, sino «Buscad primero el Reino y su justicia, que todo lo demás se os
también porque os aparta del servicio de Dios y os hace dará por añadidura». Con esto queda claro que la inquietud por
esclavos de las cosas insensibles. De doble manera os el alimento y el vestido está lejos de ser inquietud por el Reino
perjudica: haciéndoos esclavos de lo que debierais ser de Dios, tal como nos gustaría pensar, como si el cumplimiento
señores y apartándoos del servicio de Dios, a quien por de nuestro trabajo por nosotros y nuestra familia, como si nues-
tra inquietud por el pan y la vivienda, constituyesen la búsqueda
encima de todo es menester que sirváis. Lo mismo que
del Reino de Dios, como si esta búsqueda sólo se realizase en
anteriormente nos había el Señor indicado un doble medio de tales inquietudes.
daño: primero, poner nuestros tesoros donde la polilla
El seguidor de Jesús, después de una larga vida de discípulo,
los destruye, y, luego, no ponerlos donde la custodia
responderá a la pregunta: «¿Os ha faltado algo alguna vez?»
sería inviolable; así nos señala también aquí el doble diciendo: «Nunca, Señor». ¿Cómo podría faltarle algo a quien,
perjuicio que de la riqueza nos viene: apartarnos de en el hambre y la desnudez, la persecución y el peligro, está
Dios y someternos a M a m m ó n [...]. seguro de la comunión con Jesucristo? (Dietrich Bonhoeffer, El
Una vez, pues, que por todos estos caminos nos ha precio de la gracia. El seguimiento, Sigúeme, Salamanca 5 1999,
pp. 117-118).
mostrado el Señor la conveniencia de despreciar la
riqueza - p a r a la guarda de la riqueza misma, para la
dicha del alma, para la adquisición de la filosofía y para
seguridad de la piedad-, pasa ahora a demostrarnos que
es posible aquello mismo a lo que nos exhorta. Porque
éste es señaladamente oficio del buen legislador: no
sólo ordenar lo conveniente, sino hacerlo también po-
sible. Por eso prosigue el Señor diciendo: No os preo-
cupéis...» (Juan Crisóstomo, Comentario al evangelio de
Mateo, 21, lss [edición de Daniel Ruiz Bueno, BAC,
Madrid 1955]).
Lunes
LECTIO
**• Tras la muerte de Elíseo (2 Re 13,14ss), los reinos que sólo compete a Dios. Por otra parte, Cristo «no nos
del Norte y del Sur conocieron una sucesión de acon- prohibe juzgar, sino que nos enseña cómo hacerlo» (Jo-
tecimientos alternos, con un ritmo creciente de dificul- rónimo). En efecto, Jesús nos enseña que la medida del
tades que culminaron con la deportación en Babilonia juicio divino se conformará con la que hayamos usado
(2 Re 12-16). La toma de Samaría, capital de Israel (722), en nuestros juicios humanos. En la Antigüedad, la me-
por parte del rey de Asiría, después de tres años de ase- dida con que se medía la cesión de u n bien era la mis-
dio, suscita inmediatamente en el autor sagrado u n a re- m a con la que se aseguraba su restitución. Más tarde,
flexión sapiencial. El texto litúrgico ha sido resumido los rabinos enseñaban que Dios se servía de u n doble
por razones de brevedad (además de los versículos inter- criterio para juzgar: la justicia y la bondad.
medios, se han suprimido los w. 15b-17), pero muestra
bien la gravedad del cisma religioso y del sincretismo que «Aquel que juzga antes de la venida de Dios», afirma
revolvieron Israel como u n a turbina. La alianza es un Atanasio Sinaíta, «es u n anticristo, porque se apodera
hecho bilateral: a la infidelidad del pueblo no puede de lo que pertenece a Cristo».
dejar de corresponder el rechazo de Dios. La invitación a no juzgar se repite como un motivo
martilleante en el Nuevo Testamento. Cristo mismo,
En el año noveno de Oseas (732-724), Salmanasar V
según el testimonio que dio en su comportamiento con
(726-722) puso asedio a Samaría, que se había mostrado
como vasalla indigna de confianza, preparando la con- la adúltera (Jn 8,11) y con los que le crucificaban
quista de la capital, que fue llevada a cabo por su sucesor (Le 23,34), se presenta no como alguien que viene a
Sargón II. juzgar, sino a salvar (Jn 3,17). San Pablo, a su vez, nos
pone en guardia contra el riesgo que comporta el juicio:
«juzgando a otros tú mismo te condenas» (Rom 2,lss).
Evangelio: Mateo 7,1-5 E n consecuencia, nos invita a remitirnos al juicio de
Dios, que tendrá lugar al final de la vida (cf. 1 Cor 4,5).
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: ' No juzguéis, No menos perentorio se muestra Santiago: «No habléis
para que Dios no os juzgue; 2 porque Dios os juzgará del mis- mal unos de otros, hermanos. El que habla mal de un her-
mo modo que vosotros hayáis juzgado y os medirá con la me- mano y se erige en su juez está criticando y juzgando la
dida con que hayáis medido a los demás. 3 ¿Cómo es que ves Ley. Y si te eriges en juez de la Ley, ya no eres cumplidor
la mota en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga que hay
en el tuyo? 4 ¿O cómo dices a tu hermano: «Deja que te saque
de la Ley, sino su juez. Pero uno solo es el legislador y el
la mota del ojo» si tienes una viga en el tuyo? 5 Hipócrita, saca juez: el que puede salvar y condenar. ¿Quién eres tú para
primero la viga de tu ojo y entonces podrás ver para sacar la juzgar al prójimo?» (Sant 4,1 lss).
mota del ojo de tu hermano.
de los otros. Agustín nos enseña que «si queremos re- CONTEMPLATIO
prochar a alguien, debemos preguntarnos antes si no
somos nosotros semejantes a él». En efecto, a menudo Es lo mismo que nos dio a entender aquí Cristo, y no
reprochamos a otros algo que deberíamos reprocharnos sólo nos lo dio a entender, sino que nos infundió gran
antes a nosotros mismos. temor al amenazarnos con castigos inexorables: Porque
Examinaré qué comportamientos de mi hermano con el juicio - d i c e - con que juzgareis seréis juzgados.
provocan en mí con frecuencia un juicio negativo de in- Como si dijera: No tanto le condenas a él, cuanto a ti
mediato. Buscaré la razón de esto en mí mismo: intole- mismo. A ti mismo te preparas un tribunal terrible y
rancia frente al que es distinto, perfeccionismo, arro- unas cuentas rigurosas. Como, en el caso del perdón de
gancia, mezquindad mental, rigidez, incomprensión, los pecados, el principio estaba en nuestra mano, así en
envidia, etc. Me las ingeniaré, por último, para contra- este juicio, en nuestra m a n o nos pone el Señor la me-
dida de la sentencia. Porque no hay que injuriar ni
poner siempre (al menos interiormente, mientras estoy
insultar, sino amonestar; no acusar, sino aconsejar; no
orando) u n juicio positivo a otro negativo, llevando a
atacar con orgullo, sino corregir con amor. Porque no
cabo todo un esfuerzo para identificarme con el otro e
a tu prójimo, sino a ti mismo te condenas a último
intentar comprenderle.
suplicio si no le tratas con consideración cuando tengas
que dar sentencia sobre lo que él hubiere pecado.
Mirad cómo estos dos mandamientos son no sólo
ORATIO
ligeros, sino fuente de grandes bienes para quienes los
siguen, así como, naturalmente, de grandes males para
Señor Jesucristo, concédeme llevar a cabo lo que me los que los desobedecen. Porque el que perdona a su
has enseñado: a ser misericordioso con todos y a no prójimo, a sí mismo antes que a éste se absuelve de sus
juzgar a nadie. Y para que te podamos escuchar con la pecados, y eso sin trabajo ninguno; y el que con mira-
ayuda de tu gracia, nos exhortas a orar. En efecto, tú miento e indulgencia examina las faltas de los otros,
siempre nos invitas a pedir, para poder acoger nuestras para sí mismo se extendió también con su sentencia una
peticiones. Por consiguiente, y dado que me lo mandas, cédula de perdón. -Pues ¿qué? - m e dirás-. Si uno
pido; busco, puesto que me lo mandas; llamo, ya que me comete un acto deshonesto, ¿no voy a decir que la
lo ordenas. fornicación es u n mal, ni podré corregir al lascivo? -Sí,
corrígele en hora buena, pero no como quien le declara
Tú que me has inducido a pedir, haz que yo sepa aco- la guerra, no como enemigo que le pide cuentas, sino
ger; tú que me has dicho que buscara, haz que pueda como médico que prepara una medicina. Porque no te
encontrar; tú que me has enseñado a llamar, ábreme mandó Cristo que no apartes a tu hermano del pecado,
para que pueda entrar. Tú que suscitaste en mí el deseo, sino que no lo juzgues, es decir, que no seas para él un
concédeme poder impetrar lo que espero. Dame todo lo juez duro. Por otra parte, como ya he dicho, no se trata
que debo ofrecerte, sal garante de lo que exiges, para de pecados grandes y manifiestos, sino de menudencias
poder premiar aquello que tú mismo me das (Landulfo que ni parecen pecados. Por eso dijo: ¿Cómo ves la paja
de Sajonia). en el ojo de tu hermano? Que es lo que ahora hacen mu-
150 12a semana Lunes 151
chos. Apenas ven a un monje que tiene u n vestido de mos liberarnos de nuestra necesidad de juzgar [...]. Sólo cuan-
más, al punto le echan en cara la ley del Señor, cuando do afirmemos el amor de Dios, el amor que trasciende todo jui-
ellos están cometiendo rapiñas sin cuento y pasan el día cio, podremos superar todo temor al juicio. Cuando hayamos
entero en tratos de avaricia. Si le ven t o m a r u n a comi- conseguido liberarnos por completo de la necesidad de juzgar
a los otros, entonces conseguiremos liberarnos también por
da un poco m á s abundante, se convierten en jueces ás-
completo del miedo a ser juzgados.
peros, cuando ellos se emborrachan y pasan los días en
La experiencia del no deber juzgar no puede coexistir con el
la crápula. Y, por otro lado, no advierten que, aparte de
miedo a ser juzgados; tampoco la experiencia del amor de un
sus propios pecados, a m o n t o n a n más fuego eterno con Dios que no juzga puede coexistir con la necesidad de juzgar a
esos juicios y se cortan todo camino de defensa y excu- los demás. Eso es fo que entiende Jesús cuando dice: «No juz-
sa. Tú mismo, al juzgar así a tu prójimo, te has puesto guéis y no seréis juzgados». El nexo entre las dos partes de esta
el primero para que se examinen también con todo Frase es el mismo nexo que existe entre el amor a Dios y el amor
rigor tus acciones. No tienes, pues, derecho a quejarte al prójimo. No se pueden separar. Ese nexo no es, sin embargo,
de que a ti también se te pida cuenta muy estrecha un simple nexo lógico que podamos argumentar. Es antes que
(Juan Crisóstomo, Comentario al evangelio de Mateo, 23, nada y sobre todo un nexo del corazón que establecemos en la
oración (H. J. M. Nouwen, Vivere nello spiríto, Brescia 4 1998,
1-2 [edición de Daniel Ruiz Bueno, BAC, Madrid 1955]).
pp. 54-5Ó, passim [edición española: Aquí y ahora: viviendo en
el espíritu, San Pablo, Madrid 1998]).
ACTIO
LECTIO
Con el término «perros» se designaba de modo des- El v. 12 constituye la «regla de oro» del obrar cris-
preciativo a los paganos, considerados idólatras por de- tiano. La encontramos, aunque formulada de m a n e r a
finición (cf. Mt 15,26ss, donde apenas se atenúa la pala- negativa, en Tob 4,15 y no falta tampoco en las anti-
bra poniéndola en diminutivo, «perrillos»). A los cerdos, guas tradiciones espirituales. Hemos de señalar aún la
insistencia en el hacer, que se repite más veces en este
considerados proverbialmente como animales impuros,
último capítulo del sermón del monte (w. 12; 17; 19;
eran equiparados los que mantenían una conducta
21; 24; 26).
contraria a la Ley (ambas categorías de animales se
encuentran en 2 Pe 2,21ss). Según Jerónimo, «algunos Por último, están las dos puertas y los correspon-
quieren ver en los perros a aquellos que, tras haber dientes caminos a los que dan acceso. La doctrina de los
creído en Cristo, vuelven al vómito de sus pecados; y en dos caminos estaba formulada ya en el Antiguo Testa-
los cerdos, a los que no han creído aún en el Evangelio mento (Dt 30,15-20) y fue recuperada en la primera ca-
y siguen revolcándose en sus vicios y en el fango de la tequesis cristiana (Didajé 1,1). La imagen de la puerta y
incredulidad. En consecuencia, no conviene confiar de- del camino remite al mismo Cristo (cf. Mt 22,16), que se
masiado pronto a hombres de tal condición la perla del atribuye a sí mismo esta doble realidad (Jn 10,7; 14,6),
Evangelio, por miedo a que la pisoteen y, revolviéndose así como a los Hechos de los apóstoles, donde aparece
contra nosotros, intenten destrozarnos». con bastante frecuencia.
ORATIO ACTIO
Clementísimo Señor Jesucristo, hazme entrar por la Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
puerta de la salvación y en la vida de la gloria después «¡Cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará
de haber recorrido el camino estrecho de la justicia y cosas buenas a los que se las pidan!» (Mt 7,11).
haber entrado por la estrecha puerta de la penitencia.
Enséñame a evitar las sugerencias de los engañadores y
concédeme evitar la sencillez y la inocencia de los hom- PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
bres espirituales. Que mi corazón eche sus raíces no en
la tierra, sino en el cielo, de modo que sea encontrado El camino de los seguidores es angosto. Resulta fácil no
fiel en los frutos de las buenas obras más bien que en el advertirlo, resulta fácil falsearlo, resulta fácil perderlo, incluso
follaje de las solas palabras. cuando uno ya está en marcha por él. Es difícil encontrarlo. El
camino es realmente estrecho y el abismo amenaza por ambas
Concédeme cumplir la voluntad del Padre celestial y
partes: ser llamado a lo extraordinario, hacerlo y, sin embargo,
traducir en obras las palabras que escucho de ti, de no ver ni saber que se hace..., es un camino estrecho. Dar testi-
suerte que, arraigado en ti, no haya tentación que me monio de la verdad de Jesús, confesarla y, sin embargo, amar
separe de ti. Amén (Landulfo de Sajonia). al enemigo de esta verdad, enemigo suyo y nuestro, con el amor
incondicional de Jesucristo..., es un camino estrecho. Creer en la
promesa de Jesucristo de que los seguidores poseerán la tierra
CONTEMPLATIO v, sin embargo, salir indefensos al encuentro del enemigo, sufrir
la injusticia antes que cometerla..., es un camino estrecho. Ver y
reconocer al otro hombre en su debilidad, en su injusticia, y nun-
El camino ancho es el apego a los bienes del m u n d o ca juzgarlo, sentirse obligado a comunicarle el mensaje y, sin
que los hombres desean ardientemente. Estrecho es el embargo; no echar las perlas a los puercos..., es un camino
que se recorre al precio de fatigosas renuncias. Observa estrecho. Es un camino insoportable.
también cómo insiste en los individuos que marchan En cualquier instante podemos caer. Mientras reconozco este
por ambos caminos: son muchos los que caminan por el camino como el que me es ordenado seguir, y lo sigo con mie-
camino ancho, mientras que sólo pocos encuentran el do a mí mismo, este camino me resulta efectivamente imposible.
estrecho. Pero si veo a Jesucristo precediéndome paso a paso, si sólo le
miro a él y le sigo paso a paso, me siento protegido. Si me fijo
No es preciso ir a buscar el camino ancho, ni resulta
en lo peligroso de lo que nago, si miro al camino en vez de a
difícil encontrarlo: se presenta espontáneamente a no- aquel que me precede, mi pie comienza a vacilar. Porque él
sotros, porque es el camino de los que se equivocan; el mismo es el camino. Es el camino angosto, la puerta estrecha.
estrecho, en cambio, no todos lo encuentran, y los que Sólo interesa encontrarle a él (Dietrich Bonhoerfer, El precio de
lo hallan no siempre entran en él de inmediato. Mu- la gracia. El seguimiento, Sigúeme, Salamanca 5 1999, p. 125).
chos, en efecto, aunque han encontrado el camino de la
verdad, se vuelven atrás a medio camino, presos de las
seducciones del mundo (Jerónimo, Comentario al evan-
gelio de Mateo).
Miércoles
LECTIO
23,1
El rey mandó convocar a todos los ancianos de Judá y conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de
de Jerusalén. 2 Después subió al templo del Señor con toda la las zarzas? " Del mismo modo, todo árbol bueno da frutos
gente de Judá y todos los habitantes de Jerusalén: sacerdotes, buenos, mientras que el árbol malo da frutos malos. 18 No pue-
profetas y todo el pueblo, chicos y grandes. Leyó ante ellos to- de un árbol bueno dar frutos malos, ni un árbol malo dar fru-
das las palabras del libro de la alianza encontrado en el tem- tos buenos. " Todo árbol que no da buen fruto se corta y se
plo del Señor 3 y, puesto de pie junto a la columna, selló ante echa al fuego. 20 Así que por sus frutos los conoceréis.
el Señor una alianza, comprometiéndose a seguirlo, a guardar
sus preceptos, mandamientos y leyes con todo su corazón y
toda su alma, y a practicar las cláusulas de la alianza escritas *•• Jesús pone en guardia a sus discípulos contra
en aquel libro. Y todo el pueblo ratificó esta alianza. los «falsos profetas» y les indica el criterio de la verdad
de la conducta cristiana. Consiste éste en los «frutos»
que se esté en condiciones de producir. Mateo denun-
*•• A Ezequías, curado milagrosamente por Isaías ciará de manera repetida, en el discurso escatológico
(2 Re 1,11; cf. Is 36-38), le sucedió el largo reinado de del Señor, la insidia que constituyen los falsos profetas
Manases (687-642), durante el que la apostasía llegó (Mt 24,11.24). La enseñanza de la Didajé no difiere de
hasta el punto de que se perdieron las huellas del mis- ésta (11, 4-8).
mo libro de la alianza (2 Re 23,2.21): probablemente se
trata de la sección legislativa del Deuteronomio, donde La imagen del árbol -y en particular del árbol de la
se reivindicaba un solo Dios y u n solo templo. El «impío vid- tiene aquí la función de indicar al pueblo de Dios y
Manases», comparable a Ajab por su ferocidad, según la era una imagen que resultaba familiar a los oyentes de
tradición hizo cortar en dos al profeta Isaías. Después Jesús (cf. Is 5,lss; Jr 2,21; Mt 15,13; Jn 15,1-8). Por el
de él vino Josías (640-609), tataranieto de Ezequías, fruto se reconoce el árbol, del mismo modo que tam-
bajo cuyo gobierno fue encontrado el libro de la Ley, y bién el árbol produce frutos conformes a su naturaleza:
esto sonó a reproche por la conducta infiel del pueblo puede tratarse de un árbol bueno o de un árbol enfer-
de Dios, de cuya parte la profetisa Juldá anunciaba un mo, viciado.
indefectible castigo (2 Re 22,14-20). Eso impulsó al rey
a dar lectura de la Ley y a renovar la alianza, como ya
sucedió en el Sinaí (Ex 24,7ss) y en Siquén (Jos 24,25-27), MEDITATIO
y también a convocar una celebración solemne de la
pascua. Por otra parte, Josías continuó esperando la Jerónimo nos hace caer en la cuenta de que Jesús nos
deseada reforma, aprovechando asimismo una menor invita a no detenernos en el «vestido», en las aparien-
presión asiría (2 Re 23,4-30). cias, y a tomar como criterio de valoración de la con-
ducta humana los «frutos» que produce. Puedo detener-
me en la meditación sobre los frutos que acompañan a
Evangelio: Mateo 7,15-20 la vida del cristiano. Los encuentro en las cartas pauli-
nas (Gal 5,22; Rom 14,17; Ef 5,9) y los dispongo si-
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 15 Tened cui-
guiendo la triple referencia con la que presenta al ser
dado con los falsos profetas; vienen a vosotros disfrazados de h u m a n o la Escritura, referencia que gravita sobre el
ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. 16 Por sus frutos los corazón, los labios y la mano. El corazón constituye el
164 12a semana Miércoles 165
centro profundo de nuestro ser; la boca preside la los cerdos, otro linaje de celada y asechanza, éste más
comunicación, y la mano, verdadera prolongación de la peligroso que el otro, pues unos atacan franca y descu-
conciencia, preside la acción. biertamente y otros entre sombras (Juan Crisóstomo,
Realizo un travelín introspectivo, deteniéndome en la Comentario al evangelio de Mateo, 23, 6 [edición de
meditación sobre los tres centros de gravedad: Corazón: Daniel Ruiz Bueno, BAC, Madrid 1955]).
caridad, magnanimidad, fidelidad, justicia. Boca: alegría, «Todo árbol bueno da frutos buenos, mientras que el
benevolencia, mansedumbre, verdad. Mano: paz, bon- árbol malo da frutos malos.» Estas palabras podemos
dad, dominio de sí mismo, «dedo de la diestra de Dios». referirlas a todos aquellos hombres que hablan y se las
dan de comportarse de un modo, y luego obran de un
modo completamente distinto. Pero, en particular, se
ORATIO refieren a los herejes, que presumen de continencia,
castidad y ayuno, pero en su interior tienen un alma en-
Señor, soy u n sarmiento injertado en ti, árbol de la ferma que les lleva a engañar a los corazones simples de
verdadera vida. De ti me llega la linfa de la Palabra y de los hermanos. Por los frutos de su alma, con los que
la eucaristía. Sólo en ti puedo dar frutos para la vida arrastran a los simples a la ruina, son comparados con
eterna. Concédeme aceptar las podas que el Padre obra los lobos rapaces [...].
en mí, para que pueda fructificar más. Ésta es la verdad: mientras el árbol bueno no dé fru-
tos malos da a entender que persevera en la práctica de
la bondad; por su parte, el árbol malo continúa dando
CONTEMPLATIO los frutos del pecado hasta que no se convierte a la pe-
nitencia. En efecto, nadie que continúe siendo lo que ha
Por lo demás, al decir el Señor que pocos son los que sido puede empezar a ser lo que aún no es (Jerónimo,
lo encuentran, una vez más puso patente la desidia del Comentario al evangelio de Mateo).
vulgo, a la par que enseñó a sus oyentes a seguir no las
comodidades de los más, sino los trabajos de los menos.
Porque los más - n o s dice- no sólo no caminan por ese ACTIO
camino, sino que no quieren caminar, lo que es locura
suma. Pero no hay que mirar a los más ni hay que de- Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
jarse impresionar por su número, sino imitar a los me- «Por sus frutos los conoceréis» (Mt 7,20).
nos y, pertrechándonos bien por todas partes, empren-
der así decididamente la marcha. Porque, aparte de ser
camino estrecho, hay muchos que quieren echarnos la PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
zancadilla para que no entremos por él. Por eso añade
el Señor: ¡Cuidado con los falsos profetas! Porque ven- La separación entre el mundo y la comunidad se ha realiza-
drán a vosotros vestidos con piel de ovejas, pero por den- do. Pero la Palabra de Jesús penetra ahora en la comunidad
tro son lobos rapaces. He aquí, a la par de los perros y de misma, juzgando y separando. La separación debe realizarse,
166 12a semana Miércoles 167
de forma incesantemente nueva, en medio de los discípulos de de vivir mucho tiempo de apariencias. Llega el momento de dar
Jesús. Los discípulos no deben pensar que pueden huir del mun- los frutos, llega el tiempo de la diferenciación. Tarde o tempra-
do y permanecer sin peligro alguno en el pequeño grupo que se no se revelará lo que realmente es. Poco importa que el árbol no
halla en el camino angosto. Surgirán entre ellos falsos profetas, quiera dar fruto. El fruto viene por sí mismo. Cuando llegue el
aumentando la confusión y la soledad. momento de distinguir un árbol de otro, el tiempo de los frutos
Junto a nosotros se encuentra alguien que externamente es un lo revelará todo. Cuando llegue el momento de la decisión entre
miembro de la comunidad, un profeta, un predicador; su apa- el mundo y la Iglesia, lo que puede ocurrir cualquier día, no sólo
riencia, su palabra, sus obras, son las de un cristiano, pero in- en las grandes decisiones, sino también en las decisiones ínfi-
teriormente han sido motivos oscuros los que le han impulsado mas, vulgares, entonces se revelará lo que es malo y lo que es
hacia nosotros; interiormente es un lobo rapaz, su palabra es bueno. En ese instante sólo subsistirá la realidad, ñ o l a aparien-
mentira y su obra engaño. Sabe guardar muy bien su secreto, cia (Dietrich Bonhoeffer, El precio de la gracia. El seguimiento,
pero en la sombra sigue su obra tenebrosa. Se halla entre no- Sigúeme, Salamanca 5 1999, pp. 126-127).
sotros no impulsado por la fe en Jesucristo, sino porque el dia-
blo le ha conducido hasta la comunidad. Busca, quizás, el po-
der, la influencia, el dinero, la gjoria que saca de sus propias
ideas y profecías. Busca al mundo, no al Señor Jesús. Disimula
sus sombrías intenciones bajo un vestido de cristianismo, sabe
ue los cristianos forman un pueblo crédulo. Cuenta con no ser
esenmascarado en su hábito inocente. Porque sabe que a los
cristianos les está prohibido juzgar, cosa que está dispuesto a
recordarles en cuanto sea necesario. Efectivamente, nadie pue-
de ver en el corazón del otro. Así desvía a muchos del buen
camino. Quizás él mismo no sabe nada de todo esto; quizás el
demonio que le impulsa le impide ver con claridad su propia
situación.
Ahora bien, tal declaración de Jesús podría inspirar a los
suyos un gran terror. ¿Quién conoce al otro? ¿Quién sabe si de-
trás de la apariencia cristiana no se oculta la mentira, no acecha
la seducción? Una desconfianza profunda, una vigilancia sos-
echosa, un espíritu angustiado de crítica podrían introducirse en
E i Iglesia. Esta palabra de Jesús podría incitarles a juzgar sin
amor a todo hermano caído en el pecado. Pero Jesús libera a los
suyos de esta desconfianza que destruiría a la comunidad. Dice:
el árbol malo da frutos malos. A su tiempo se dará a conocer por
sí mismo. No necesitamos ver en el corazón de nadie. Lo que
debemos hacer es esperar hasta que el árbol dé sus frutos
Cuando llegue su tiempo, distinguiréis los árboles por sus fru-
tos. Y el fruto no puede hacerse esperar mucho. Lo que se trata
aquí no es la diferencia entre la Palabra y la obra, sino entre la
apariencia y la realidad. Jesús nos dice que un hombre no pue-
Jueves
LECTIO
27
" El rey de Babilonia puso en lugar de Jeconías a su tío Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos,
Matanías, a quien puso el nombre de Sedecías. se abatieron sobre la casa y ésta se derrumbó. Y su ruina fue
grande.
28
Cuando Jesús terminó este discurso, la gente se quedó
*+• A la amenaza de Asiría (que mientras tanto se ha- admirada de su enseñanza, 29 porque les enseñaba con auto-
bía apoyado en Egipto para contener el expansionismo ridad, y no como sus maestros de la Ley.
babilónico) subintró el de Babilonia. Una vez caída Ní-
nive (612), Nabucodonosor se convirtió en rey de Babi-
lonia (605) y se apoderó del frágil reino de Jeconías. **• La conclusión del «sermón del monte» incluye una
Conquistó Jerusalén en la primavera del año 598 y pro- puesta en guardia contra la presunción de salvarse en
cedió a una primera deportación en la que se vio impli- virtud de la invocación del nombre divino, sin que esta
cado el profeta Daniel. En sustitución de Jeconías, un invocación vaya acompañada de un comportamiento
inepto para las armas, fue nombrado Sedecías (598-587) coherente, o en virtud de acciones carismáticas que no
como rey de Judá. En esta situación se desarrolló la la- van acompañadas por la caridad (cf. 1 Cor 13), aun
bor del profeta Jeremías (Jr 22,13-17). cuando puedan ser signos de la propia fe, como nos en-
seña Me 16,17. «Profetizar, realizar milagros y expulsar
El autor sagrado relaciona siempre los dramas de su demonios», sostiene Jerónimo, «no revela en ocasiones
pueblo con la infidelidad al Señor (v. 9, que recuerda los los méritos de quien realiza tales acciones: es la invo-
funestos acontecimientos acaecidos bajo Joaquín, padre cación del nombre de Cristo lo que hace posibles se-
de Jeconías, narrados al comienzo del capítulo 24). mejantes hechos, que son concedidos para condena de
aquellos que invocan a Cristo y en beneficio de cuantos
son testigos suyos. Los que realizan milagros, aunque
Evangelio: Mateo 7,21-29 desprecien a los hombres, honran, no obstante, a Dios,
en cuyo nombre se llevan a cabo los prodigios». La
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 21 No todo el alternativa frente a la que se nos pone está contenida
que me dice: ¡Señor, Señor! entrará en el Reino de los Cielos, entre los términos «decir» y «hacer».
sino el que hace la voluntad de mi Padre, que está en los cie-
los. 22 Muchos me dirán ese día: Hay que señalar, a continuación, que Cristo se pone a
-¡Señor, Señor! ¿No profetizamos en tu nombre, y en tu sí mismo como referencia (me dirán...; estas palabras
nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos mu- mías...) en el juicio final (cf. Mt 25). También resulta in-
chos milagros? dicativo el subrayado del muchos: «Muchos me dirán...».
23
Pero yo les responderé: En el texto original se lee un «entonces yo declararé» que
-No os conozco de nada. ¡Apartaos de mí, malvados! es una clara alusión al «día del Señor», al día del juicio.
24
El que escucha estas palabras mías y las pone en prácti- El hecho de que Cristo declare no conocer (como en la
ca es como aquel hombre sensato que edificó su casa sobre parábola de las vírgenes necias: Mt 25,12) a tales «obra-
roca. 25 Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los dores de iniquidad» (cf. Mt 13,41; 24,12, donde se repite
vientos y se abatieron sobre la casa, pero no se derrumbó,
porque estaba cimentada sobre roca. 26 Sin embargo, el que
el mismo término) recuerda la fórmula judía de excomu-
escucha estas palabras mías y no las pone en práctica es nión pronunciada por el maestro, fórmula que compor-
como aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. taba la suspensión temporal del discípulo.
12a semana Jueves 173
172
El sermón del monte vuelve a proponer el gran esque- «la santidad sólo es perfecta en quien cumple con las
ma de las bendiciones y de las maldiciones frente a las obras lo que enseña con la palabra» (Jerónimo). Cristo,
que se ponía al pueblo de la alianza (Lv 26; Dt 28) y ter- con la intención de resumir su mensaje, nos presenta la
mina con la expresión «su ruina fue grande», que estable- parábola de la casa y de los dos terrenos sobre los que ha
ce un contraste singular con las palabras del comienzo: sido construida. San Atanasio escribe que la roca es el
«Dichosos...». Hemos de señalar aún el simbolismo es- mismo Cristo; la casa construida sobre él es el edificio de
condido en los términos «roca» (Cristo) y «casa» (Iglesia). nuestra fe; los vientos que la agitan son las fuerzas del
Por último, presenta Cristo u n a doble escucha: la su- mal; las aguas representan el conjunto de las tentaciones
perficial y no comprometida y la activa, así como el dife- que amenazan con arrollar la vida de los justos.
rente desenlace de una y otra. No sin razón nos pone en No tengo más que preguntarme, en la meditación,
guardia el Señor en el evangelio de Lucas, diciendo: sobre qué fundamento estoy construyendo mi edificio
«Prestad atención a cómo escucháis» (Le 8,18). También espiritual: «El día del Señor pondrá de manifiesto la obra
Santiago vuelve en su Carta (1,22-25) sobre la doble es- de cada cual, porque ese día vendrá con fuego, y el fuego
cucha. «Por consiguiente, el hombre no teme de palabra pondrá a prueba la obra de cada uno. Aquel cuyo edificio
las nubladas supersticiones, porque no se puede entender resista recibirá premio» (1 Cor 3,13-14).
de manera diferente la lluvia cuando se usa como símbo-
lo de un mal; no teme las charlas de los hombres que su-
pongo en analogía con los vientos, o bien el río de esta ORATIO
vida que discurre, por así decir, sobre la tierra con los es-
tímulos carnales. Quien se deja conducir por el curso fa- Señor, ¿estaré entre aquellos a quienes alejarás de ti
vorable de estas tres eventualidades se ve arrollado por la sin remisión en el día del juicio? ¡Cuántas veces he in-
inversión del curso. En cambio, no teme nada de la lluvia vocado tu nombre! ¡Cuántas obras estruendosas he rea-
ni del viento quien ha construido su casa sobre la roca, o lizado en tu nombre! Sin embargo, la solidez de mi edifi-
sea, quien no sólo escucha, sino que pone en práctica la cio espiritual no ha estado a la altura. La superficialidad,
Palabra del Señor. Y quien la escucha y no la pone en la incoherencia y la inconstancia m e impiden construir
práctica se arriesga a todo esto; en efecto, carece de u n una casa digna de convertirse en tu morada estable.
fundamento firme; al escuchar y no practicar construye
su caída» (Agustín).
CONTEMPLATIO
MEDITATIO
Cierto, insufribles son el infierno y el castigo que allí
se padece. Sin embargo, aun cuando me pongas mil in-
«Si alguien vive la Palabra de Dios, se convierte en fiernos delante, nada me dirás comparable con la pér-
hijo de Dios» (Jerónimo) y como tal será reconocido a dida de aquella gloria bienaventurada, con la desgracia
su entrada en el Reino. Jesús censura a cuantos «en- de ser aborrecido de Cristo, de tener que oír de su boca:
señan bien y viven mal» {Glosa), a cuantos reconocen su No te conozco; de que nos acuse de que le vimos liam-
señorío pero no cumplen sus leyes, a cuantos olvidan que
Jueves 175
174 12" semana
briento y no le dimos de comer. Cierto, más valiera que PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
mil rayos nos abrasaran que no ver que aquel manso
rostro nos rechaza y que aquellos ojos serenos no pueden Pero la separación provocada por la llamada de Jesús al se-
soportar el mirarnos. Porque si, cuando yo era enemigo guimiento es aún más profunda. Tras la separación del mundo y
suyo y le aborrecía y le rechazaba, de tal modo me amó de la Iglesia, de los cristianos falsos y verdaderos, la separación
que no se perdonó a sí mismo y se entregó a la muerte se sitúa ahora en medio del grupo de los discípulos que confie-
por mí, ¿con qué ojos podré mirarle si después de todos san su fe. Pablo afirma: «Nadie puede decir "Jesús es señor"
sino por influjo del Espíritu Santo» (1 Cor 12, 3). Con la propia
esos beneficios, cuando le vi hambriento, no le di u n
razón, con las propias fuerzas, con la propia decisión, nadie
pedazo de pan?
puede entregar su vida a Jesús ni llamarle su señor. Pero aquí se
Mas considerad aún aquí su mansedumbre, pues no tiene en cuenta la posibilidad de que alguno llame a Jesús su
nos hace la enumeración de sus beneficios ni nos echa señor sin el Espíritu Santo, es decir sin haber escuchado la
en cara que, después de tantos recibidos, le hemos des- llamada de Jesús.
preciado. No nos dice el Señor: «Yo soy el que te saqué Esto resulta tanto más incomprensible cuanto que en aquella
del no ser al ser, yo te inspiré el alma, yo te constituí so- época no significaba ninguna ventaja terrena llamar a Jesús su
bre todas las cosas de la naturaleza. Por ti hice la tierra señor; al contrario, se trataba de una confesión que implicaba
y el cielo y el m a r y el aire y cuanto existe, y tú me des- un gran peligro. « N o todo el que me dice: "Señor, Señor" en-
preciaste y me tuviste en menos que al diablo. Y, sin trará en el Reino de los Cielos...». Decir «Señor, Señor» es la
embargo, ni aun así te abandoné, sino que, después de confesión de fe de la comunidad. Pero no todo el que pronuncia
todo eso, inventé mil invenciones de amor y quise ha- esta confesión entrará en el Reino de los Cielos.
cerme esclavo y fui abofeteado y escupido y crucificado, La separación se producirá en medio de la Iglesia que
y morí con la más afrentosa de las muertes. Y por ti in- confiesa su fe. Esta confesión no confiere ningún derecho sobre
tercedo también en el cielo, y te hice gracia del Espíritu Jesús. Nadie podrá apelar nunca a su confesión. El hecho de
Santo, y te concedí por mi dignación mi propio Reino, y que seamos miembros de la Iglesia de la confesión verdadera no
quise ser cabeza tuya; tu esposo, y tu vestido, y tu casa, constituye un derecho ante Dios. N o nos salvaremos por esta
y tu raíz, y tu alimento, y tu bebida, y tu pastor, y tu rey, confesión.
y tu hermano, y tu heredero, y coheredero, y te saqué Jesús revela aquí a sus discípulos la posibilidad de una fe
de las tinieblas al poder de la luz» (Juan Crisóstomo, demoníaca, que le invoca a él, que realiza hechos milagrosos,
Comentario al evangelio de Mateo, 23, 8 [edición de idénticos a las obras de los verdaderos discípulos de Jesús, hasta
Daniel Ruiz Bueno, BAC, Madrid 1955]). el punto de no poder distinguirlos, actos de amor, milagros,
quizás incluso la propia santificación, una fe que, sin embargo,
niega a Jesús y se niega a seguirle. Es lo mismo que dice Pablo
en el c. 13 de la primera carta a los corintios sobre la posibi-
ACTIO
lidad de predicar, de profetizar, de conocerlo todo, de tener
incluso una fe capaz de trasladar las montañas... pero sin amor,
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: es decir, sin Cristo, sin el Espíritu Santo (Dietrich Bonhoeffer, El
«El hombre sensato edifica su casa sobre roca» (cf. precio de la gracia. El seguimiento, Sigúeme, Salamanca 5 1999,
MI 7,24). pp. 127-129).
Viernes
LECTIO
escolta, llevó cautivos a los supervivientes que quedaban en la -Quiero, queda limpio.
ciudad, a los desertores que se habían pasado al rey de Babi- Y al instante quedó limpio de la lepra. 4 Jesús le dijo:
lonia y a todos los demás. 12 Sólo dejó alguna gente del pueblo -No se lo digas a nadie, pero ve, preséntate al sacerdote y
para el cultivo del campo y de los viñedos. lleva la ofrenda prescrita por Moisés, para que tengan cons-
tancia de tu curación.
**• Sedéelas pensaba que podría contener la amenaza
babilónica aliándose con Egipto, a pesar de la predi- **• Con el capítulo 8 se abre una nueva sección dedi-
cación contraria de Jeremías. La reacción de Nabu- cada a los dieciocho milagros, entendidos como «evan-
codonosor no se hizo esperar y Jerusalén padeció u n gelio en acto»: contraprueba de la verdad de la Palabra
asedio de dieciocho meses, tras el que capituló (587) y divina dispensada por Cristo y signos anticipadores del
fue sometida, primero, a saqueo y, después, a u n a des- Reino. La lectura de hoy nos presenta el primero de los
trucción total, templo incluido (la descripción se en- tres milagros, que tienen como marco la primera salida
cuentra en los w . 13-17, omitidos en el texto litúrgico). de Cristo en misión (Cafarnaún y alrededores), realiza-
Comienza para Israel el exilio en Babilonia, u n exilio dos en beneficio de personas golpeadas por la desgracia
que se prolongó durante medio siglo: hasta el año 538, y en abierta violación de las normas de precaución y de
en el que Ciro decretó su fin. defensa previstas por la ley: Jesús toca al leproso, está
Al profeta Jeremías se le asocia Ezequiel en la pre- dispuesto a entrar en la casa de un pagano, coge la mano
dicción de la ruina de Jerusalén, mientras que el Se- de una mujer enferma. Como se intuye de inmediato, se
gundo Isaías acompañó a los exiliados para infundir- trata de tres categorías «marginales» o, mejor aún, mar-
les valor en la prueba. Estos tres grandes profetas ginadas en la sociedad judía de aquel tiempo.
anuncian un nuevo éxodo para el «.resto de Israel», u n a El leproso le pide a Jesús que lo «purifique» (así dice
nueva alianza y u n nuevo templo, reavivando la espe- el texto original al pie de la letra), consciente de que su
ranza mesiánica. enfermedad es considerada como fruto del pecado y ex-
Es u n hecho que, tras el hundimiento del reino del presión de impureza legal. Por eso Jesús, que ha venido
Norte (722) y la derrota del reino del Sur (587), la a cumplir la ley, envía al leproso al sacerdote, para que
nación israelita perdió, definitivamente, su propia verifique la curación que ha tenido lugar. El gesto, ab-
independencia, pasando, de m a n e r a sucesiva, bajo la solutamente tradicional (cf. 1 Re 19,18), que realiza el
dominación babilónica, persa, griega y, por último, leproso con el Señor indica, al mismo tiempo, postra-
romana. ción ante la divinidad y beso de su imagen. Lo volvemos
a encontrar en otras ocasiones en el evangelio de Mateo
(2,2.8; 9,18; 14,33; 15,25; 20,20; 28,9.17).
Evangelio: Mateo 8,1-4
' Cuando Jesús bajó del monte, le siguió mucha gente. 2 En- MEDITATIO
tonces se le acercó un leproso y se postró ante él, diciendo:
-Señor, si quieres, puedes limpiarme. Jesús acompaña su enseñanza con la acción. Es pre-
J
Jesús extendió la mano, le tocó y le dijo: ciso cumplir la ley - d e ahí la orden dada al leproso di-
180 12a semana Viernes 181
presentarse a los sacerdotes-, pero la gracia supera a la mis llagas y digo, con todo el arrebato de mi fe: «Señor,
ley. Por eso Cristo no duda en extender la m a n o y si quieres, puedes limpiarme». Secundo tu acción, dado
transmitir al enfermo la energía recreadora. El lepro- que el contacto que has establecido con mi cuerpo en
so representa a todo el género h u m a n o afectado por el la comunión va mucho más allá que el de u n simple
morbo del pecado y, junto con el centurión y la suegra toque, aunque sea taumatúrgico. Tú que vives en mí
de Pedro (de los que habla el evangelio de mañana), haz pasar a mis miembros el fruto de tu pasión y de tu
constituye u n a trilogía representativa de los estrados resurrección.
sociales considerados al margen de m u n d o judío: los
enfermos incurables, los paganos y las mujeres.
CONTEMPLATIO
El primer acto del leproso es la postración ante el
Taumaturgo. Se trata de la misma actitud que realiza-
ba un adepto ante la imagen de la divinidad, inclinán- Algo de esto, sin duda, quiso dar a entender el evan-
dose con veneración y besándola (que es el significado gelista al decir que le seguían grandes muchedumbres.
Es decir, no de magistrados y escribas, sino de gentes
literal del término griego «postrarse»). En segundo lu-
que se hallaban libres de malicia y tenían alma inso-
gar, realiza, no de modo diferente a como hará el cen-
bornable. Por todo el evangelio veréis que éstos son los
turión, u n acto de fe. Un acto en el que encontramos
que se adhieren al Señor. Cuando hablaba, éstos le
una absoluta confianza en la acción del «Señor» (ese
oían en silencio, sin ponerle objeciones, sin cortarle el
es, precisamente, el título que le dirige) y u n a disposi- hilo de su razonamiento, sin ponerle a prueba, sin bus-
ción de ánimo para recibir la intervención sanadora car asidero en sus palabras, como hacían los fariseos.
que favorece al máximo su eficacia. Ellos son ahora los que, después del discurso sobre el
Me identifico con el leproso: ¿cuál es la «lepra» que me monte, le siguen llenos de admiración.
afecta? ¿Cuáles son las llagas crónicas que me privan del Mas tú considera, te ruego, la prudencia del Señor y
estado de salud en el que fui creado (cf. Sab 1,14)? Noto cómo sabe variar para utilidad de sus oyentes, pasan-
el toque taumatúrgico del Señor, toque que alcanza su do de los milagros a los discursos y de éstos nueva-
cima cuando recibo la eucaristía, «el medicamento de la mente a los milagros. Porque fue así que, antes de su-
inmortalidad» (Ireneo de Lyon). bir al monte, había curado a muchos, como abriendo
camino a sus palabras, y ahora, después de todo aquel
largo razonamiento, otra vez vuelve a los milagros,
ORATIO confirmando los dichos con los hechos. Enseñaba él
como quien tiene autoridad.
Te contemplo presente y operante en mí, oh Señor, Pues bien, por que nadie pudiera pensar que aquel
ahora que te he recibido en la comunión. Me postro en m o d o de enseñanza era pura altanería y arrogancia,
adoración ante ti y te doy, huésped divino, aquel beso eso mismo hacía en sus obras, curando como quien tie-
que esperaste en vano de Simón el fariseo, que te ha- ne autoridad. Así, ya no tenían derecho a escandalizarse
bía invitado a comer en su casa (cf. Le 7,45). Pienso en de oírle enseñar con autoridad, pues con autoridad lain
182 12a semana Viernes
183
bien obraba los milagros (Juan Crisóstomo, Comentario libre de miedo, donde él pueda estar contigo. Tú no puedes
al evangelio de Mateo, 25, 1 [edición de Daniel Ruiz hacerte distinto. Jesús ha venido a darte un corazón nuevo, un
Bueno, BAC, Madrid 1955]). espíritu nuevo, una nueva mente y un nuevo cuerpo. Deja
que él te transforme con su amor y te haga así capaz de reci-
bir su afecto en la totalidad de tu ser (H. J. M. N o u w e n , La voce
dell'amore, Brescia 2 1997, pp. 62-64, passim [edición española:
ACTIO La voz interior del amor, Promoción Popular Cristiana, M a d r i d
1997]).
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
«Si quieres, puedes pacificarme» (cf. Mt 8,2).
LECTIO
" Levántate, lanza gritos en la noche al comenzar cada vigilia, -Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero di
desahoga tu corazón ante el Señor, alza tus manos hacia él una sola palabra y mi criado quedará sano. 9 Porque yo, que
y ruega por la vida de tus niños, soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a
que desfallecen de hambre por las plazas. uno: ¡ve! y va; y a otro: ¡ven! y viene; y a mi criado: ¡haz esto!
y lo hace.
10
Al oírlo, Jesús se quedó admirado y dijo a los que le
**• Una vez terminada la lectura de los libros de los seguían:
Reyes, la mejor reflexión sobre el sentido que tienen los
-Os aseguro que jamás he encontrado en Israel una fe tan
acontecimientos narrados es esta página de las Lamen-
grande. " Por eso os digo que vendrán muchos de oriente y
taciones atribuidas a Jeremías (es la única lectura de occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el
este libro que se realiza durante el tiempo ordinario). El banquete del Reino de los Cielos, 12 mientras que los hijos del
texto, resumido en la versión litúrgica -texto alfabético reino serán echados fuera a las tinieblas; allí llorarán y les
de 22 versículos en el original-, está constituido por la rechinarán los dientes.
totalidad del capítulo 2 de las Lamentaciones y repre- 13
Luego dijo al centurión:
senta una sufrida meditación sobre el exilio, sobre la -Vete y que suceda según tu fe.
responsabilidad de los falsos profetas y de las prácticas Y en aquel momento el criado quedó sano.
idolátricas, sobre el inevitable hundimiento de Jerusa- 14
Al llegar Jesús a la casa de Pedro, encontró a la suegra de
lén y de su templo. Este conjunto de acontecimientos
éste acostada con fiebre. 15 Jesús tomó su mano y la fiebre
conduce al arrepentimiento y a la súplica. La lejanía de desapareció. Ella se levantó y se puso a servirle.
la patria es la imagen palpable de la lejanía de Dios. Es 16
Al atardecer le trajeron muchos endemoniados; expulsó
el Dios que domina sobre los acontecimientos de la his- a los espíritus con su palabra y curó a todos los enfermos.
toria y revela su significado íntimo y providencial por 17
Así se cumplió lo anunciado por el profeta Isaías:
medio de sus mensajeros. Tras haber hablado de la in- El tomó nuestras flaquezas
fausta suerte corrida por el rey, por los sacerdotes y los y cargó con nuestras enfermedades.
profetas, los ancianos y los jóvenes, el canto se dirige a
Sión, le recuerda los engaños de los que fue víctima y la
invita a llorar sobre su propia suerte. *» El milagro del centurión aparece también en
Le 7,1-10 y en Jn 4,46-54. Mateo nos habla de u n
hijo-criado ipdis), Lucas de u n criado {dülos) y Juan de
u n hijo {huios). De hecho, se trata de u n prodigio en el
Evangelio: Mateo 8,5-17
que confluyen el poder taumatúrgico de Cristo, que
obra de inmediato {«en aquel momento») incluso a dis-
En aquel tiempo, 5 al entrar en Cafarnaún, se le acercó un
centurión suplicándole: tancia, y la fe del funcionario, elogiada por el Maestro.
5
-Señor, tengo en casa un criado paralítico que sufre terri- Esto brinda a Cristo la ocasión de condenar el rechazo
blemente. de sus paisanos y describir su triste desenlace. El «llanto»
7
Jesús le respondió: y el «rechinar de dientes» es u n a expresión idiomática que
-Yo iré a curarlo. indica una gran desesperación con plena conciencia del
8
Replicó el centurión: mal realizado.
188 ¡2a semana Sábado 189
Cristo se hospeda en Cafarnaún en la casa de Pedro, Jesús: «Jamás he encontrado en Israel una fe tan grande»,
cuya suegra tiene fiebre. Aquí - ú n i c o caso en M a t e o - una fe que nadie había sido capaz de igualar hasta
es Jesús quien toma la iniciativa y realiza el milagro, entonces.
con el mismo toque reservado al leproso. Es interesante Hoy no es ya el toque taumatúrgico que el Señor
señalar los diferentes rasgos con que n a r r a n el episo- despliega en la eucaristía lo que pretendo experimen-
dio los sinópticos (el realismo de Me 1,33 y los matices tar, sino la «simple» fuerza de su palabra. Traigo a mi
de Le 4,39). Los tres concuerdan en el hecho de que, mente las palabras de vida que me ha transmitido el
inmediatamente después de ser curada, la mujer se Señor, y me interrogo sobre el impacto curador que es-
puso a servir, es la primera «diaconisa» de la historia tas h a n producido y siguen produciendo todavía en mi
cristiana. persona.
Los w . 16ss resumen la obra desplegada por Cristo
hasta aquí en favor de los endemoniados (de los que, sin
embargo, no ha hablado Mateo todavía) y de los enfer- ORATIO
mos. Y puesto que Cristo ha venido a cumplir las Escri-
turas, se cita al profeta Isaías (53,4), adaptándolo, no Tú, oh Señor, nos has enseñado que «se redime sólo
obstante, al nuevo contexto: en vez de los sufrimientos aquello que se asume» (cf. Ad gentes, 3). Por eso «to-
y dolores con los que habría de cargar el Siervo de YHWH, maste nuestras flaquezas y cargaste con nuestras enfer-
se habla aquí de flaquezas y enfermedades. Se trata de medades», y no buscaste un «chivo expiatorio» sobre el
una expiación liberadora. que cargar el mal que aflige el corazón del hombre, sino
que cargaste tú mismo con él.
Reavivo en mí la certeza de que tú pretendes restituir
MEDITATIO
el género h u m a n o a la condición originaria de belleza y
sanidad con que salió de las manos del Creador. Y,
Entrar en contacto con leprosos, paganos y mujeres mientras pretendo secundar en mí tu obra taumatúrgi-
no era conveniente para un rabí y, en todo caso, podía ca, acojo las penas y los sufrimientos que la vida m e re-
producir un estado de impureza legal. A pesar de todo, serva, a fin de asociarme a tu pasión redentora en favor
Jesús no se sustrae a las peticiones de curación (según
de la santa Iglesia y de toda la humanidad {cf. Col 1,24).
Lucas, también le pidieron que curara a la suegra de
Pedro) e infringe los tabúes que habrían contradicho
la lógica misma de la encarnación. Si Dios asume un
CONTEMPLATIO
cuerpo h u m a n o es para comunicarse con el cuerpo del
hombre: «El cuerpo es para el Señor y el Señor para el
cuerpo», dirá Pablo (1 Cor 6,13). Jesús interviene en ¿Qué dice, pues, el centurión? Señor, no soy digno de
consideración a la fe del enfermo (el leproso) o de la co- que entres en mi casa... Oigámosle cuantos hemos aún
munidad (en el caso de la suegra de Pedro), pero tiene de recibir a Cristo, porque es posible recibirle también
palabras de elogio sobre todo para la fe que un pagano ahora. Oigámosle e imitémosle y recibamos al Señor
lia manifestado en su palabra. Una fe de la que dice con el mismo fervor que el centurión; porque cuando a
190 12a semana Sábado 191
ACTIO
13 a semana del
Tiempo ordinario
LECTIO
ORATIO
ACTIO
Oh Dios, que has liberado a tu pueblo y le has dado
el gusto de la libertad, tú eres eterno porque nunca nos Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
falta tu amor fiel. En el Espíritu de tu Hijo unigénito, «El Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.»
Jesús, que nació, vivió y murió por nosotros, sancionas- (Mt 8,20b).
te tu fidelidad no sólo para todos los tiempos y para to-
dos los hombres, sino que tomaste también sobre ti el
compromiso de tu indefectible compañía en el trabajo PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
ele nuestra respuesta, haciendo ligera nuestra carga.
Oh Señor, tu gracia nos sorprende, esa gracia unida a ¿Cómo podría llegar a darse cuenta el hombre del mal y
la respuesta obediente de tu siervo Jesús, que, en el Es- cómo podría llegar a tomar en serio, con toda su gravedad, su
198 13" semana
pecado y el de los demás, por muy claro que pueda estar ante
sus ojos? [...]. La respuesta está en la cruz. El peso del pecado, Martes
la atrocidad de la corrupción humana, la profundidad del abis-
mo en que va a precipitarse el hombre que hace el mal, pueden
medirse por el hecho de que el amor de Dios ha podido y que- 13 a semana del
rido responder al pecado, superarlo y eliminarlo, y salvar así al Tiempo ordinario
hombre, sólo entregándose a sí mismo en Jesucristo, sacrificán-
dose para ejecutar el juicio sobre el hombre haciéndose juzgar
en su lugar y dejando que muera en su persona el hombre viejo
del pecado.
Sólo cuando se ha comprendido esto, es decir, cuando se ha
comprendido que Dios nos ha reconciliado consigo al precio de
sí mismo, en la persona del Hijo, sólo entonces deja de haber
lugar para la confortable ligereza que quisiera ver nuestra mal- LECTIO
dad limitada por nuestra bondad (K. Barth, Dogmática ecclesiole,
Bolonia 1980, pp. 140ss).
a sus siervos los profetas. las olas cubrían la barca, pero Jesús estaba dormido. 25 Los
8
Ruge el león: ¿quién no temblará? discípulos se acercaron y lo despertaron diciéndole:
Habla el Señor: ¿quién no profetizará? -Señor, sálvanos, que perecemos.
4,11
Os desbaraté como hice 26
con Sodoma y Gomorra; Él les dijo:
erais como un tizón -¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?
sacado de un incendio;
pero no habéis vuelto a mí. Entonces se levantó, increpó a los vientos y al lago, y so-
Oráculo del Señor. brevino una gran calma. 21 Y aquellos hombres, maravillados,
12
Por eso te voy a tratar así, Israel, se preguntaban: ¿Qué clase de hombre es éste, que hasta los
y porque así te voy a tratar, vientos y el lago le obedecen?
prepárate, Israel,
a comparecer ante Dios.
<*• La Iglesia es u n a barca en medio de la tempestad,
y Jesús duerme. La experiencia del abandono del Señor
**• La alianza entre el Señor e Israel, que es «salida» y
- d e la Iglesia que a b a n d o n a a su Jesús y de Jesús que
«liberación» de Egipto, no puede ser motivo de exone-
ración de su compromiso para el pueblo de Israel, que deja a su Iglesia- marca hasta el fondo esta página
no puede sentirse asegurado a ultranza por u n Dios in- evangélica. Rogar al Señor, acercarse a él y despertarlo
diferente o cómplice. El Dios de Israel se preocupa de {Despiértate, Señor, ¿por qué duermes?»: cf. Sal 44,24) e
su pueblo y lo libera para que se vuelva semejante a él, implorarle: «Señor, sálvanos, que perecemos», significa
a fin de que le imite y le siga. Es Padre, no padrino; es volver a encontrarnos a nosotros mismos como creyen-
aliado, no protector; es madre, no suplente. Las siete tes, como fíeles, como discípulos, y encontrar a Jesús
preguntas retóricas del texto preparan la clarificación como Señor y como Cristo. La tempestad de la pasión, el
de la necesidad que tiene Dios de hablar y el profeta de triunfo de la muerte, quedan dispersados por la pre-
profetizar. Lo que sale a flote es, sin embargo, la verdad sencia de quien recompone con autoridad el orden de
de la relación de alianza entre el Señor y su pueblo. Este
la gracia.
último está subordinado a la elección, y no viceversa:
Dios es fiel a sí mismo, corresponde a sí mismo y, eli- De modo diferente a los paralelos de Marcos y de
giendo a Israel, lo compromete a asumir u n a responsa- Lucas, sin embargo, aquí Jesús reprocha a los discípu-
bilidad superior. Por todo ello, el encuentro con su pro- los su poca fe antes de calmar las olas. El señorío de
pio Señor es para Israel -tanto para el antiguo como Jesús y la fe de los discípulos se reclaman recíproca-
para el nuevo Israel- siempre maravilloso y siempre mente, aunque no puede haber entre ellos u n a perfec-
terrible, al mismo tiempo turbador y apasionante. ta reciprocidad.
El hecho de que Jesús duerma indica, al mismo tiem-
Evangelio: Mateo 8,23-27 po, el drama de la muerte del Hijo del hombre, que es
un desafío para la fe de la Iglesia, y la serena confianza
En aquel tiempo, a Jesús subió a una barca y sus discípulos en el Padre por parte de aquel que «se hizo obediente
lo siguieron. 24 De pronto, se alborotó el lago de tal manera que hasta la muerte y muerte de cruz» (Flp 2,8).
202 13a semana Martes 203
*+• El texto de hoy pone en primer plano la tensión en- murieron ahogados. 33 Los porquerizos huyeron a la ciudad y
tre justicia y culto. La alianza entre Dios y su pueblo re- lo contaron todo, incluso lo de los endemoniados. 34 Toda la
ciudad salió al encuentro de Jesús y, cuando le vieron, le
quiere una respuesta adecuada y responsable por parte rogaron que se marchara de su territorio.
de Israel. «Buscad el bien y no el mal»: este imperativo
de justicia, destinado a vivir en compañía del Señor, no
es en absoluto contradictorio con respecto a los actos *• La imposibilidad de llegar a Dios a causa de la
de culto, a los holocaustos, a las ofrendas. Ahora bien, oposición por parte de las fuerzas del mal encuentra en
dado que son éstos por excelencia los ámbitos de la Jesús un «nuevo camino». La imagen de los «sepulcros»,
celebración de la relación con Dios, no pueden dejar de la fuerza de Jesús respecto a los demonios y su «debili-
tener en modo alguno relación con su verdad. Más aún, dad», casi dócil, respecto a los hombres, convierten esta
escena en el claro reflejo de una meditación sobre la pa-
se transforman de inmediato en mentira y en hipocresía,
sión, con todos los claroscuros del poder de Cristo Se-
y lo hacen mucho más que cualquier otro de los actos del
ñor, así como del duro y espantado rechazo por parte de
hombre, que son de por sí siempre ambiguos.
los hombres. Singularmente eficaz es la reacción de
El culto, precisamente por su falta de ambigüedad rechazo de la muchedumbre, de «toda la ciudad», que lo
estructural, está sometido a un riesgo mucho mayor. aleja de su propio territorio. La expresión «antes del
Detestar, no aceptar, apartar el culto ofrecido por Israel, tiempo» expresa de manera adecuada esta relación en-
es el único medio de que dispone el Señor para volver a tre la escena y la pasión (el tiempo del cumplimiento),
llevar a Israel a la correlación originaria entre culto y cuando Jesús - a u n q u e expulsado fuera del territorio de
justicia, entre sacrificio y misericordia, no a su contra- la Ciudad S a n t a - vencerá sobre la fuerza negativa de la
posición. muerte, sobre la dispersión de la Iglesia, y conseguirá
abrir el paso para «pasar por aquel camino». Él es el
Señor, a quien «ha sido dado todo poder en la tierra»
Evangelio: Mateo 8,28-34 (Mt 28,18), aunque aparece como tal sólo en el misterio
insondable de la cruz.
En aquel tiempo, 2S al llegar a la otra orilla, a la región de
los gerasenos, salieron a su encuentro de entre los sepulcros
dos endemoniados. Eran tan agresivos que nadie se atrevía a
pasar por aquel camino. 29 Y se pusieron a gritar: MEDITATIO
-¿Qué tenemos nosotros que ver contigo, Hijo de Dios?
¿Has venido aquí a atormentarnos antes de tiempo?
30
A cierta distancia de allí, había una gran piara de cerdos La escucha de la Palabra de su Señor guía al hombre
hozando 31 y los demonios le rogaban: para «buscar el bien y no el mal». La obra del hombre
-Si nos echas, envíanos a la piara de cerdos. responde a la Palabra de Dios. Ahora bien, tales corres-
32
Jesús les dijo: pondencias se vuelven arriesgadas cuando están inscri-
-Id. tas en la acción misma del hombre. El acto de culto, la
Ellos salieron y se metieron entre los cerdos; de pronto, fiesta, el holocausto, el sacrificio, el don, se vuelven en-
toda la piara se lanzó al lago por el precipicio y los cerdos tonces detestables y merecen el rechazo. Cuando pií-i
208 13° semana Miércoles 209
den la correspondencia con Dios y se convierten en au- el nacer y el morir. Abundaba eso: el nacer y el morir; el
toseguridad para el hombre, hasta las mejores expresio- resucitar y vivir eternamente no lo había acá. Halló aquí
nes de la religión pierden su alma. El discurrir el derecho viles mercaderías terrestres, y trajo consigo los peregri-
y la justicia como agua y «como río inagotable» consti- nos géneros celestes. Ahora, si el morir te causa espan-
tuyen la figura de la liberación del hombre a la que se to, ama la resurrección. Hizo de su tribulación socorro
refieren los actos del culto. El cristiano tiene su nuevo para ti, porque tu salud no valía para nada. Aprenda-
culto «en el Señor Jesús», en su cuerpo y en su sangre, en mos, por tanto, hermanos, a conocer y amar esa Salud,
el sacrificio puro de su cumplimiento de la voluntad del que no es de este mundo, es decir, la Salud eterna, y vi-
Padre, que los hombres no comprenden y rechazan. vamos en este m u n d o como peregrinos (Agustín, Ser-
món 124, 4 [edición española de Amador del Fueyo,
BAC, Madrid 1952]).
ORATIO
ACTIO
Señor Jesús, que liberaste al hombre endemoniado
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
del pecado, realizando la perfecta obediencia a través
de la cual conocemos el bien y el mal, guíanos por los «Buscad el bien y no el mal, para que viváis» (Am 5,14a).
caminos de la justicia, prosigue mostrándonos la
verdadera misericordia y líbranos de la hipocresía.
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
Oh Padre, si hemos sido capaces de echarnos a la es-
palda tus palabras, si nos hemos agitado inútilmente
La cuestión de saber qué es el cristianismo y quién es Cris-
con el estruendo de nuestros cantos, si hemos llegado
to para nosotros hoy, me preocupa constantemente. El tiempo
a rechazar a tu Hijo lejos de nuestro territorio, perdo- en que se podía decir todo a los nombres, por medio de pala-
na nuestra culpa y dirígenos aún tu Palabra de verdad. bras teológicas o piadosas, ha pasado, lo mismo que el tiem-
Oh Dios, envía a tu Espíritu para que ilumine nues- po de la espiritualidad y de la conciencia, es decir, el tiempo
tra oración, inspire nuestro agradecimiento y nuestro de la religión en general. Vamos al encuentro de una época
culto, a fin de que sean capaces de convertirse en totalmente irreligiosa; los hombres, tal como son, simplemen-
«cima y fuente» de u n a vida de justicia y de paz inspi- te ya no pueden seguir siendo religiosos; incluso los que se
declaran honestamente religiosos no practican en modo alguno
rada por ti. su religión; por consiguiente, es probable que entiendan el
término en un sentido completamente diferente.
LECTIO
y tu tierra será repartida a cordel; tendido en una camilla. Jesús, viendo la fe que tenían, dijo al
tú mismo morirás en tierra impura, paralítico:
e Israel será deportado lejos de su tierra. -Ánimo, hijo, tus pecados te quedan perdonados.
3
Algunos maestros de la Ley decían para sí: «Éste blas-
*•• La persuasión de tener a Dios de su parte com- fema».
4
porta inmediatamente, en el caso de Israel, u n a gran Jesús, dándose cuenta de lo que pensaban, les dijo:
dificultad para tomar en serio las palabras del profeta. -¿Por qué pensáis mal? 5 ¿Qué es más fácil, decir: Tus
El choque entre el sacerdote Amasias y el profeta pecados quedan perdonados; o decir: Levántate y anda?
6
Amos, que alcanza con gran probabilidad a la d u r a ex- Pues vais a ver que el Hijo del hombre tiene en la tierra
periencia histórica de Amos, documenta también, no poder para perdonar los pecados.
obstante, la reducción de la función profética de Amos Entonces se volvió al paralítico y le dijo:
en el «dossier» que Amasias presenta a Jeroboán: el -Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.
7
profeta aparece en él sólo como alguien que «atenta» Él se levantó y se fue a su casa. 8 Al verlo, la gente se llenó
contra la casa real y la instalación del pueblo en su de temor y daba gloria a Dios por haber dado tal poder a los
propia tierra. No dedica ni siquiera u n a palabra al hombres.
verdadero fundamento de las amenazas, o sea: a la
denuncia del pecado y a la exigencia de la conversión. *• La admiración de la muchedumbre, que da gloria
Frente a esta acción de deslegitimación y de intento a Dios por haber «dado tal poder a los hombres», cierra
de proscripción, responde Amos con el testimonio de de manera significativa este episodio de la curación del
una identidad transformada y querida por Dios. De bo- paralítico. En él, la acción de Jesús tiene que vérselas
yero y cultivador de higueras, quiso Dios convertirlo de modo radical con el pecado y con la curación del
en profeta, es decir, que pusiera voz a su Palabra. Por hombre, y en esta dimensión se encuentra la Iglesia a
eso lo tomó y le «hizo dejar el rebaño» para que profe- sí misma.
tizara, del mismo modo que había hecho con David,
«de detrás de las ovejas» (2 Sm 7,8). Ahora bien, la tensión entre la autoridad de Jesús y
la reacción de los hombres sigue siendo muy aguda:
La identidad del profeta deriva, por tanto, del seño- como a lo largo de todo el evangelio, la incomprensión
río absoluto de Dios, de su poder, que ha transforma-
y el rechazo se vuelven tanto más profundos y obtusos
do su vida e impuesto u n a tarea. Lo que el sacerdote
cuanto mayor se presenta la divergencia entre Jesús y
había referido al rey como cargos contra el profeta lo
repite éste como «castigo de Dios» y afirmación del los hombres investidos de «autoridad».
señorío de Dios. La acusación de blasfemia, que empieza a filtrarse
explícitamente en las reacciones de los maestros de la
Ley, anticipa el juicio inapelable que llevará a Jesús a
Evangelio: Mateo 9,1-8 la cruz. La reconciliación y el perdón, en el choque
entre el poder del pecado y la vida recuperada en su
En aquel tiempo, ' subió Jesús a la barca, cruzó el lago y plenitud, son, al mismo tiempo, gloria de Dios y piedra
iue a su propia ciudad. 2 Entonces le trajeron un paralítico de tropiezo para el hombre.
214 13a semana Jueves 215
ACTIO
ORATIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
«Ánimo, hijo, tus pecados te quedan perdonados»
Tal vez, Señor, tu Palabra sea demasiado fuerte, de-
(Mt 9,2b).
masiado pura, para que nuestro corazón pueda resistir
frente a ella. Tal vez, oh Jesús, tu amor por el hombre
sea demasiado grande para que podamos hacernos ver- PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
daderamente capaces de él. Tal vez, oh Padre, tu mise-
ricordia siga pareciéndonos sólo debilidad y tu juicio
El tiempo de Dios no es el nuestro. Tú no puedes contarle a
se presente a nuestros ojos como demasiado duro.
Dios los años y los días; Dios es fiel. Puedo escrutar los signos
Oh Dios, envía tu Espíritu para que asista a nuestra de este día como los centinelas apostados durante la noche
escucha, a fin de que seamos capaces de darnos cuenta acechan los signos de la aurora [...]. Esta gracia tiene un precio
de la responsabilidad que tenemos en tu juicio y de muy elevado, no es una gracia barata. Requiere vaciamientos y
216 13a semana
LECTIO
10
" Vienen días, oráculo del Señor, Después, mientras Jesús estaba sentado a la mesa en casa
en que yo enviaré el hambre a este país, de Mateo, muchos publícanos y pecadores vinieron y se sen-
no hambre de pan ni sed de agua, taron con él y sus discípulos.
11
sino de oír la Palabra del Señor. Al verlo, los fariseos preguntaban a sus discípulos:
12
Irán tambaleándose de mar a mar, -¿Por qué come vuestro maestro con los publícanos y los
del norte al este andarán errantes, pecadores?
buscando la Palabra del Señor, 12
Les oyó Jesús y les dijo:
y no la encontrarán.
-No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. u En-
tended lo que significa: misericordia quiero y no sacrificios; yo
**• La primera parte del fragmento del profeta dibuja no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.
el cuadro de las «prioridades» de aquellos que, pecando,
aplastan al pobre y tratan de eliminar a los humildes. **• La probable unificación de dos relatos originaria-
Mediante un discurso directo - c o m o para referir sus mente diferentes asume en el evangelio de Mateo la
propios pensamientos- se retrata toda una mentalidad, fuerza de u n a catequesis sobre el pecado y sobre la re-
toda una orientación de vida. Es central aquí la revuel- conciliación. El primero se centra en la vocación del
ta contra la medida mensual y semanal del tiempo, que pecador-recaudador Mateo, llamado por Jesús (esto es
obstaculiza su comercio y se convierte asimismo en ya algo sorprendente), que se determina a seguirle (lo
oportunidad de fraude. que es aún más inconcebible). El segundo confirma
La segunda parte elabora la reacción del Señor a esta esta relación entre Jesús y los pecadores en la modali-
infidelidad con la alianza concluida con él. La puesta dad de la comida. Jesús anuncia la misericordia, que
es el elemento eminente que se encuentra por encima
del sol a mediodía constituye el gran signo del «día del
incluso de algo que se observaba con mayor asiduidad
Señor», en que dominará el duelo y en el que, no obs-
en el plano religioso, precisamente el sacrificio. La in-
tante, la «pena» más grave será la «extinción de la pro-
terpretación de la cita de Oseas: «Misericordia quiero y
fecía», la de una insaciable hambre y sed de la Palabra
no sacrificios» no debe ser exacerbada y radicalizada,
de Dios. La retirada de Dios del mundo, como la luz puesto que corresponde asimismo, desde el p u n t o de
de la tierra, será el desenlace de los que errarán sin vista literario, a u n a superioridad que se expresa en
meta, «buscando la Palabra del Señor, y no la encontra- forma de contraposición: para expresar el p r i m a d o de
rán» (v. 12b). la misericordia sobre el sacrificio, se niega el segundo
con la primera.
Evangelio: Mateo 9,9-13
LECTIO
14 a s e m a n a del
Tiempo ordinario
LECTIO
16
Pero yo voy a seducirla;
la llevaré al desierto
y le hablaré al corazón.
17
Le devolveré sus viñedos,
haré del valle de Acor
una puerta de esperanza
y ella me responderá allí
como en los días de su juventud,
como el día en que salió de Egipto.
18
Aquel día, oráculo del Señor,
me llamarás «mi marido»,
y no me llamarás «mi baal».
21
Te desposaré conmigo para siempre,
te desposaré en justicia y en derecho,
en amor y en ternura;
22
te desposaré en fidelidad
y tú conocerás al Señor.
Jesús enseguida en casa de Jairo. Dice Jesús: «La niña ditación. Poco a poco se pierde el gusto por la oración,
no ha muerto; está dormida» (v. 24). la alegría de hacer el bien, la sensibilidad del «hacerse
En efecto, allí donde se hace sitio a Jesús, que vivió la prójimo». Y, a la larga, se va apagando la vida espiri-
muerte por nosotros en su persona y la «engulló» con tual. Hay muertos ambulantes con m u c h o activismo
su resurrección (cf. 1 Cor 15,55), la muerte corporal se por dentro y apariencia -¡puede darse!- de bien.
convierte en «dormición», y dejarse «tocar» por Jesús se Con todo, es posible la salvación. Se llama Jesús.
convierte en certeza de resurrección. La vida -como un Éste sólo pide que le conozcamos, aunque en lo pro-
caminar hacia la plenitud de las bodas de amor eterno, fundo del corazón: con ese conocimiento de la fe que
teniendo plena confianza en J e s ú s - encuentra en esta es «tocarle» como la mujer del evangelio y «dejarse to-
página una interpretación ejemplar. Vivir es caminar car» (coger por la mano) por él como la niña de doce
en la fe, en esa fe que, en concreto, es «tocar» y «dejar- años que se levanta. Jesús es el Esposo que libera a
se tocar» por Cristo vivo en la Palabra, en la eucaristía quien habita en las tinieblas (en el vacío) y en sombras
y en el prójimo. de muerte (todo adulterio, prostitución a los ídolos).
Con todo, es preciso entrar en contacto con él con u n a
fe orante.
MEDITATIO
revela como muerte o todo -incluido el dolor- se trans- la iglesia está lejos o bien han acabado los oficios; podrías sen-
figura y se convierte en ti. tir deseos de hacer limosna, pero no encuentras a ningún pobre
o bien no tienes monedas en el bolsillo; es posible que quisieras
encontrar alguna otra buena acción para hacerla en nombre de
CONTEMPLATIO Cristo, pero no tienes fuerza suficiente o bien no se te presenta
la ocasión; nada de todo esto, sin embargo, afecta a la oración:
todo el mundo tiene siempre la posibilidad de orar.
¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva,
Es posible valorar la eficacia de la oración, hasta cuando es
tarde te amé! Y he aquí que tú estabas dentro de mí y yo un pecador el que la hace, si la hace con un corazón sincero, a
fuera, y por fuera te buscaba; y deforme como era, me partir de este ejemplo que nos refiere la santa Tradición: al oír
lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste. Tú la imploración de una madre desgraciada que acababa de per-
estabas conmigo, m a s yo no estaba contigo. Retenían- der a su único hijo, una prostituta, que había encontrado por el
me lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, camino y se sentía conmovida por la desesperación de aquella
no serían. Llamaste y clamaste, y rompiste mi sordera; madre, se atrevió a gritar al Señor: «No por mí, indigna peca-
brillaste y resplandeciste, y fugaste mi ceguera; exhalas- dora, sino a causa de las lágrimas de esta madre que llora a su
te tu perfume y respiré, y suspiro por ti; gusté de ti, y hijo y sigue creyendo en tu misericordia y en tu omnipotencia,
resucítalo, Señor». Y el Señor lo resucitó. Amigo de Dios, éste es
siento h a m b r e y sed; me tocaste, y abráseme en tu paz
el poder de la oración (I. Garainof, Serafino di Sarov, Milán
(Agustín, Las confesiones, X, 27, 38, edición española de 1995, p. 161).
Ángel Custodio Vega, BAC, Madrid 5 1968).
ACTIO
LECTIO
13
Les gusta ofrecerme sacrificios (beríth) es la relación de fondo establecida por Dios
y comer la carne inmolada. con su pueblo, a u n q u e en las condiciones precisas ex-
Pero el Señor no los acepta,
sino que recordará su iniquidad,
presadas por la Ley. Por consiguiente, sacrificar a
les tomará cuenta de sus pecados Dios, olvidando lo que él quiere, es la insinceridad que
y tendrán que volver a Egipto. condena Oseas en n o m b r e del Señor. Precisamente
esta insinceridad de la vida conducirá a Israel a la es-
clavitud del exilio babilónico en el nuevo Egipto.
**• El profeta Oseas manifiesta el a m o r de un Dios
que es grande en fidelidad y rico en misericordia. Sin
embargo, proclama asimismo la plena desaprobación
Evangelio: Mateo 9,32-38
de Dios respecto a la conducta de u n Israel corrupto,
cuyo corazón ya no está con el Señor. Estamos en
En aquel tiempo, 32 mientras los ciegos se iban, le presen-
tiempos de Jeroboán II y de las intrigas que siguieron taron un hombre mudo poseído por un demonio. 33 Jesús ex-
a su muerte: tiempos de egoísmos desencadenados y pulsó al demonio y el mudo recobró el habla. Y la gente decía
de u n a religiosidad insincera. Se trata de la alienación maravillada:
del querer gobernarse por sí mismos, volviendo a ele- -Jamás se vio cosa igual en Israel.
gir jefes no designados por Dios. El mismo culto, al 34
Pero los fariseos decían:
exteriorizarse cada vez más, se había contaminado -Expulsa los demonios con el poder del príncipe de los
hasta construir, en tierra de Samaría, u n becerro, que, demonios.
aunque no era al principio un ídolo, sino la expresión 35
Jesús recorría todos los pueblos y aldeas, enseñando en
de la presencia invisible de YHWH, se deslizó después sus sinagogas, anunciando la Buena Noticia del Reino y
hacia la idolatría. curando todas las enfermedades y dolencias.
36
Al ver a la gente, sintió compasión de ellos, porque esta-
Oseas alude al estallido de la «cólera de Dios»: u n a ban cansados y abatidos como ovejas sin pastor. 37 Entonces
categoría bíblica que hemos de comprender de mane- dijo a sus discípulos:
ra adecuada. No es Dios u n personaje colérico y ven- -La mies es abundante, pero los obreros son pocos. 38 Ro-
gador, sino alguien que se expresa como Amor en to- gad por tanto al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
dos los sentidos del término. Precisamente por haber
creado al hombre libre y responsable de sus decisio- **• La perícopa está estructurada en dos partes. En la
nes, lo deja a merced de las consecuencias de la idola- primera, tras el milagro de volver a dar la vista a dos cie-
tría. Que experimenten los hombres lo que es un viento gos (9,27-31), libera Jesús del demonio y restituye el uso
tempestuoso que destruye el grano, lo que es u n tallo sin de la palabra a un mudo. La reacción es doble: gente
espiga, lo que es una cosecha presa de los extranjeros. maravillada, inclinada a reconocer las maravillas de
El castigo -la «cólera- es, por tanto, consecuencia del Dios y, en claro contraste, los fariseos insinuando que la
pecado y no un juicio externo y arbitrario de Dios. obra de Jesús es una acción satánica. Inmediatamente
Cuando la vida no está en sintonía con el culto, mul- después, introduce Mateo el tema de la misión, presen-
tiplicar los altares es sinónimo de pecado. Se trata de tando el carácter itinerante de la predicación del Señor.
una clara alusión a la Ley del Sinaí. La alianza nupcial Éste no es, en efecto, uno de los maestros al uso, que
240 14a semana
Martes 241
LECTIO
ACTIO
LECTIO
11
ción de la naturaleza del Dios-Amor. Si en el capítulo 2 Cuando lleguéis a un pueblo o aldea, averiguad quién hay
el símbolo-lenguaje que se nos revela es el de un Dios en ella digno de recibiros y quedaos en su casa hasta que mar-
esposo, aquí cambia el registro. El amor de Dios es el de chéis. 12 Al entrar en la casa, saludad, 13 y si lo merecen, la paz
de vuestro saludo se quedará con ellos; si no, volverá a voso-
un padre tiernísimo que recuerda a su hijo los días leja- tros. '" Si no os reciben ni escuchan vuestro mensaje, salid de
nos en que, arrancándolo de la esclavitud de Egipto, lo esa casa o de ese pueblo y sacudios el polvo de los pies. 15 Os
llevó suavemente de la mano. El pueblo había ido con- aseguro que el día del juicio será más llevadero para Sodoma
tinuamente por el camino de la idolatría, pero Dios esta- y Gomorra que para ese pueblo.
ba siempre para volverlo a coger en brazos, para expre-
sarle su amor con los lazos de bondad que, tocando las **• El texto retoma el anuncio: «El Reino de Dios está
fibras más secretas de la humana sed de ser amados, hu- cerca». Tanto Juan el Bautista (Mt 3,2) como Jesús
bieran debido persuadirle sobre la fuerza, la fidelidad y la (4,17) lo proclamaron desde el principio. El que cree
misericordia de este amor de Dios por el hombre. «La de- que el Reino es el Señor y se convierte, viviendo como
licada interioridad del amor de Dios y, al mismo tiempo, él quiere, se convierte en «signo» de su presencia y,
su fuerza apasionada no han sido percibidas ni represen- como dice inmediatamente después el texto, puede rea-
tadas por ningún otro profeta como por Oseas» (Weiser). lizar curaciones, volver a dar la vida, tomar posición
Existe en estos versículos una voluntad de salvación contra Satanás y sus estrategias de mal (v. 8). Lo que
por parte de Dios que supera con mucho la indignación importa es la conciencia de estar inundados de conti-
por el alienante ir a la deriva del hombre. Y todo el tex- nuo por energías divinas: la gracia que nosotros no he-
to (en el que vuelve bastantes veces el verbo judío que mos merecido, pero que Jesús la mereció por nosotros
significa «amor») subraya la absoluta prioridad del con su pasión, muerte y resurrección. Esta absoluta gra-
amor de Dios al hombre. El a m o r del hombre a Dios, en tuidad es la apuesta de la persona que cree y de la co-
la Biblia, viene después, y aparece aquí con una cierta munidad edificada sobre el Evangelio. Puesto que gra-
vacilación, como para expresar la impotencia del «cora- tuitamente recibimos todo de Dios, podemos proyectar
zón incircunciso», del «corazón endurecido», que sólo nuestra existencia a través del don de la gratuidad. Aun
cuando lo alcanza y penetra el Espíritu puede conver- viviendo en u n a sociedad y en sus estructuras, se hace
tirse en «corazón de carne», capaz, por tanto, de amar a posible así tomar distancia respecto a lo que, en estas
Dios y, en él, a los hermanos (cf. Ez 36,26ss). estructuras, da u n carácter absoluto al valor del dinero,
de la ropa, de cualquier otro bien material.
También el discípulo trabaja en este m u n d o y sabe
Evangelio: Mateo 10,7-15 que tiene derecho al alimento (v. 10; cf. Le 10,7), a la
recompensa, pero se contenta con lo necesario. El exce-
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 7 Id anun- dente de la ganancia no es, por tanto, para ser acumu-
ciando que está llegando el Reino de los Cielos. 8 Curad a los lado, sino para la gratuidad del don. El evangelizador se
enfermos, resucitad a los muertos, limpiad a los leprosos, ex- quedará en casa de quien sea digno de recibirlo (v. 11).
pulsad a los demonios; gratis lo recibisteis, dadlo gratis. 9 No
llevéis oro, ni plata ni dinero en el bolsillo; 10 ni zurrón para el Y quien pida ser hospedado llevará, como signo distin-
camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni cayado, porque el tivo, la paz. Precisamente esta paz mesiánica (Le 10,5
obrero tiene derecho a su sustento. recoge el saludo con el que han de anunciarse: «La paz
256 14° semana
Jueves 257
(Archim. Sofronio, Silvano del Monte Athos. Vita, dottri- alegría. Exhortaba a los primeros cristianos a que «se alegraran
na, scritti, Turín 1978, p. 262). siempre en el Señor». Toda la vida de Pablo puede ser resumi-
da en una frase: «Pertenezco a Cristo. Nada puede separarme
del amor de Cristo, ni el sufrimiento, ni la persecución, nada. Ya
ACTIO no soy yo quien vivo, sino Cristo quien vive en mí». Esa es la
razón de que san Pablo estuviera tan lleno de alegría (Madre
Teresa, Meditazioni spirituali, Milán, 30ss).
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
«Tú me amas gratuitamente, Señor. Hazme vivir en el
seno de la gratuidad».
LECTIO
**• La perícopa está penetrada toda ella por la fuerza discurrir de los días, sigue siendo inminente la venida
dramática, aunque salvífica, de la pertenencia a Cristo. del Hijo del hombre, con su victoria definitiva sobre el
El «he aquí» inicial introduce esta nueva enseñanza so- mal y sobre la muerte (v. 23b).
bre la misión. Se trata de trillar los caminos de la man-
sedumbre y de la no violencia, aun siendo conscientes
de estar rodeados por un m u n d o feroz y agresivo. MEDITATIO
La imagen de las ovejas asimila al evangelizador con
el Cordero «que quita el pecado del mundo» (Jn 1,29): Vivir las jornadas espiritualmente significa experi-
aquel que cargó con nuestras iniquidades y nuestros do- mentar que ninguna potencia h u m a n a nos salva y que
lores (cf. Is 59,11), para realizar el proyecto de un Dios no es «elaborando» proyectos de autosuficiencia, ni
que quiere que todos los hombres se salven (cf. 1 Tim 2,4).
poniendo nuestra confianza en nuestras obras como re-
La mansedumbre y la no violencia del evangelizador no
alizamos el Reino de Dios en nosotros y a nuestro alre-
son nunca, sin embargo, debilidad, ni simpleza ni, me-
dedor. El secreto de u n a vida verdadera es, en primer
nos aún, masoquismo. Se trata de vivir dos virtudes que
lugar, el continuo retorno al corazón habitado por
parecen, aunque no lo son, opuestas: la prudencia de la
Dios.
serpiente, como ejercicio de una inteligencia vigilante,
realista y crítica, que se sustrae al engaño, y la sencillez Decían los Padres que hacer memoria continuamen-
de la paloma, como ejercicio del proceder limpio y te de Dios a lo largo de nuestras propias jornadas es lo
confiado, propio de quien sabe que está en las manos de que, en concreto, nos hace caminar con el Señor, dan-
un Padre omnipotente y bueno. do frutos en él. La estrategia consiste, por consiguien-
te, en una interioridad activa: desde la dispersión que
La exhortación a llevar cuidado con los hombres
supone hacer muchas cosas, hemos de tomar de nuevo,
(cuando se trate de «lobos» dispuestos a tramar perfidias)
lo más a menudo que podamos, conciencia de que el
cae, por tanto, de la parte de la prudencia; la exhortación
a no preocuparse por lo que haya que decir, poniendo Señor «mora» en nosotros, y volver a él con rápidos,
más bien toda la confianza en el Espíritu del Padre, que pero igualmente frecuentes, contactos de amor. Verda-
se ocupará de inspirar lo que haya que decir, cae, en cam- deramente, será como «sentarse a su sombra» (Os 14,8)
bio, de la parte de la sencillez. La perspectiva de lo que y encontrar reposo; será u n florecer y u n dar fruto tam-
tendrá lugar antes del triunfo definitivo de Cristo no es bién en el campo apostólico.
una perspectiva rosa: el mal es engendrador de mal y agi- Lo sabemos: no se trata de una aventura fácil, pero
ta las mismas relaciones familiares, llegando hasta las el Señor será «rocío» de Espíritu Santo, que nos suge-
raíces de la vida (v. 21), pero quien soporte ser odiado (no rirá cómo relacionarnos con el m u n d o en que vivimos
a causa de sus propias fechorías, sino de Cristo sobera- para que podamos ser sencillos en la búsqueda de Dios
namente amado y seguido: v. 22) será salvo. y de todo lo que es verdad de amor, prudentes en el dis-
Se trata, en definitiva, de perseverar en el obrar con- cernimiento de los caminos que no nos alejen de esta
tra el mal, aunque intentando huir de los perseguidores verdad.
(v. 23), con la certeza en el corazón de que, dentro del La elección de un estilo de vida marcado por la man-
sedumbre del Cordero en una sociedad penetrada por
266 14a semana
Viernes 267
grandes y sutiles y, aparentemente, triunfantes violen-
cias nos asemeja al Señor Jesús: el Cordero que quita el ojos interiores. Que sepamos que tú te unes a nosotros
pecado del mundo, nuestros mismos pecados. En él y gracias a la oración y a u n a vida irreprensible y santa
por él, dentro de una fe que lo envuelve todo, es como (cf. 1 Cor 6,17).
discurren los días serenos incluso en medio de las difi- Y puesto que Uno de la Trinidad se ha ofrecido en
cultades, a veces en medio de persecuciones. Porque lo sacrificio y Otro lo recibe y se muestra propicio con
sabemos: «Ésta es la victoria que vence al mundo: nuestra nosotros, acepta, oh Señor, nuestra súplica. Dispon en
fe» (1 Jn 5,4). nosotros santas moradas, a fin de que saboreemos al Cor-
dero celestial y recibamos el maná que da la vida inmor-
tal y una salvación nueva a través de un camino de amor
ORATIO (Gregorio de Norek, Liber orationum, 33, 5).
LECTIO
LECTIO
mientos y hasta provocar rupturas, incluso en el inte- Amar es una acción muy concreta. Amar a Dios, sin
rior de u n a misma familia. El cristiano ha de contar con embargo, no es una cuestión limitada a impulsos inte-
malentendidos y con la incomprensión de sus allegados riores: incluye amar al hermano, a la hermana; amarlos
y de quienes le están unidos por lazos afectivos. El discí- en su carácter concreto, en la necesidad en que se en-
pulo -Jesús ya lo había declarado- no puede tener una cuentran. Hacerles el bien puede traducirse en grandes
suerte diferente a la de su maestro, desconocido y recha- gestos y, con mayor probabilidad, en gestos cotidianos,
zado precisamente por los suyos (cf. Me 3,21; Jn 1,11). esos que demasiadas veces definimos como «peque-
ños», damos por descontado y no vivimos con atención
No se trata de que no pueda vivir el discípulo con
y ternura. A menudo son precisamente esos gestos, tri-
entrega y fidelidad las relaciones familiares, sino de dar
viales en apariencia, los que más nos cuesta realizar con
prioridad a las exigencias del seguimiento de Jesús y al
amor, especialmente con las personas difíciles o simple-
amor «con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda
mente desagradables.
tu mente y con todas tus fuerzas» (Me 12, 30) que debe-
mos al Señor. Ahora bien, eso sería humanamente im- Si nos quedamos encerrados en nosotros mismos,
posible si él no nos hubiera amado antes hasta dar la con nuestra presunción de santidad, porque quizás re-
vida por nosotros. Haciendo como Jesús, tomando so- zamos alguna oración y nos sentamos los domingos en
bre nosotros la carga crucificante del mal que se opone primera fila en la iglesia, no encontraremos la vida y
al amor y realizando gestos sencillos, pero auténticos, perderemos la recompensa. Sí la obtendrá, en cambio,
dirigidos al otro, al que reconocemos como hermano (el quien sepa reconocer que sólo el Señor es Dios y que
ofrecimiento de u n vaso de agua), viviremos la misma por amarnos tiene «derecho» a nuestro amor; ese Dios
dignidad de hijos del Padre misericordioso. que es inmenso y que goza «escondiéndose» y hacién-
dose amar en los «pequeños».
MEDITATIO
ORATIO
Dios nos toma en serio. Así ha sido desde el primer
instante en que quiso que fuéramos seres libres. Por eso Gracias, Señor, por haberme llamado a caminar jun-
no puede estar de acuerdo cuando reducimos nuestra to a ti, a ser tuyo. Reconozco que yo soy poca cosa, que
relación con él a una serie de conveniencias. Si obramos me siento atraído aquí y allá, lejos de la Verdad que tú
de este modo no le engañamos a él, sino a nosotros mis- eres, por miedo a perder la seguridad de un afecto o
incluso de la imagen que me he hecho de ti.
mos. Creer en Dios, es decir, recibir el don de la fe que
él mismo nos ofrece gratuitamente, es u n a cuestión de Gracias, Señor, por renovarme tu confianza llamán-
corazón. No es posible comprometernos con él sólo de dome a cambiar de vida: a pasar del formalismo a la
fachada o en momentos alternos. Dios nos ama antes y autenticidad del amor a ti y al prójimo.
a jornada completa, y nosotros, sabiéndonos amados Concédeme el gusto de arriesgarme siguiendo tu
(que es, por tanto, el vértice de todo deseo), ¿qué otra Palabra, de atreverme a perder la vida haciendo el bien
cosa podemos hacer sino amarlo a nuestra vez? a los otros. Concédeme el valor de ofrecer el «vaso de
282 15a semana Lunes 283
agua» cotidiano al «pequeño» de turno. Concédeme de que este era una preparación para mi ingreso en la orden.
saber reconocer que precisamente en él estás tú, mi in- Pero después, algunos meses más tarde, al encontrarme por vez
finita recompensa. primera frente a mi querida madre después del bautismo, en-
tendí que ella no habría estado en condiciones, por ahora, de
soportar este segundo golpe: no habría muerto de dolor, no,
pero su alma habría quedado literalmente inundada de tal
CONTEMPLATIO amarqura que no me sentía capaz de cargar con semejante res-
ponsabilidad [...].
Tras haber conocido el temor de Dios, su benignidad El último día que pasé en casa era el 12 de octubre. M i
y humanidad, por el Antiguo y el Nuevo Testamento, madre y yo nos quedamos solas en la habitación, mientras mis
convirtámonos con todo nuestro corazón. Considere- hermanas se ocupaban de lavar los platos y poner todo en
mos también como hermanos nuestros a quienes nos orden. Escondió el rostro entre sus manos y empezó a llorar. Me
odian y nos detestan, a fin de que sea glorificado el puse detrás de su silla y fui apretando contra mi seno su cabe-
nombre del Señor y manifestado en su gloria. Dado que za de plata. Nos quedamos así mucho tiempo, hasta que con-
seguí persuadirla de que se fuera a la cama; la llevé y le ayudé
nos tentamos los unos a los otros, por ser combatidos
a desvestirse... por primera vez en toda mi vida [...].
todos por el enemigo común, perdónemenos los unos a
los otros. Amémonos los unos a los otros y seremos A las cinco y media salí como siempre de casa para escuchar
la santa misa en la iglesia de San Miguel. Después nos reunimos
amados por Dios. Seamos magnánimos los unos con los
ara el desayuno; Erna llegó hacia las siete. M i madre intenta-
otros y Dios será magnánimo con nuestros pecados. La
misericordia de Dios está escondida en nuestra compa-
E a tomar algo, pero pronto alejó la taza y empezó a llorar como
la noche anterior. Me acerqué de nuevo a ella y me abracé a
sión con el prójimo. Ofrezcámonos, por tanto, nosotros ella hasta el momento de marcharme. Entonces le hice una señal
mismos por completo al Señor, para poderlo recibir a Erna para que ocupara mi puesto. Tras ponerme el abrigo y
a nuestra vez entero (Máximo el Confesor, «Discorso el sombrero en la pieza de al lado... llegó el momento del aaiós.
ascético», en Umanitá e divinitá di Cristo, Roma 1990, M i madre me abrazó y me besó con mucho afecto [...].
pp. 57 y 59ss, passim). Finalmente, el tren se puso en marcha. Ahora se había hecho
realidad lo que apenas me hubiera atrevido a esperar. N o se
trataba, a buen seguro, de una alegría exuberante que pudiera
ACTIO apoderarse de mí... ¡lo que había pasado era demasiado triste!
Pero mi alma se encontraba en una paz perfecta: en el puerto de
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: la voluntad de Dios (E. Stein, Sui sentierí aella veritá, Milán 1991).
«El que pierda su vida por mí, la conservará» (cf.
Mt 10,39).
15 a semana del
Tiempo ordinario
LECTIO
MEDITATIO ORATIO
Estamos inmersos en la historia que vivimos y no Perdona, Señor, mi dureza de corazón. No es tanto la
podemos evitar hacer lo que podamos para obtener los de quien elige pasar de ti, sino el polémico carácter re-
resultados más ventajosos para nosotros en ella. A fractario de quien te quiere distinto: o con u n a potencia
buen seguro, no tiene sentido que esperemos ayudas más evidente, o menos embarazoso. Perdóname, Padre,
de lo alto que suplan la inhibición y nuestro carácter por sentirme escandalizado por tu modo de revelarte en
inoperante. Con todo, no raras veces nos sentimos im- la vida de Jesús y por aceptar darte a conocer hoy a tra-
pelidos hacia dos actitudes extremas: el pragmatismo, vés de la vida de la Iglesia, de los cristianos, es decir,
completamente escéptico o indiferente respecto al ca- también a través de la mía: una vida llena con frecuen-
rácter incisivo de la fe en la historia, y el esplritualis- cia de contradicciones, de incoherencias, de fragilidad y
mo, que invoca a Dios para que resuelva problemas de infidelidad.
prácticos. Ninguna de las dos posiciones toma en serio Necesito hacerme sencillo y humilde para comprender
a Dios en su verdad de Señor del tiempo y de la his- algo de tu modo de manifestarte o, por lo menos, para
toria, y en su opción de confiar al hombre - c o m o acoger con fe y respeto los signos de tu presencia, esos
«virrey» de lo c r e a d o - la suerte de la creación {cf. que tú mismo nos has indicado -el pan, la Palabra, el
Gn 1,28; 2,15). h e r m a n o - y los tejidos en la trama de la historia. ¡Ven,
La fe no suprime la perspicacia del análisis de lo Espíritu Santo, padre de los pobres, luz de los corazones!
que acaece; más aún, permite ver con detenimiento y
captar las consecuencias últimas de los fenómenos
políticos, sociales, familiares... La fe no nos impide ad- CONTEMPLATIO
quirir la necesaria competencia para tratar las cues-
tiones contingentes; es más, la anima con la confianza La más alta realización de la conducta cristiana con-
de que n a d a se ha de perder, ni siquiera las derrotas y siste en humillar el propio corazón aunque sea grande
los fracasos, dado que Dios es el salvador de todo lo en las obras, en el desprecio a la vida, y expulsar la pre-
que existe. sunción con la ayuda del temor de Dios; de este modo,
gozaremos de la promesa no en proporción a los es-
La fe ensancha el horizonte más allá de las aparien- fuerzos realizados, sino en proporción a la fe y al a m o r
cias y permite reconocer la obra del Espíritu Santo, por ella. Dada la grandeza de los dones, no es posible
que guía al hombre hacia la plena revelación del Padre encontrar esfuerzos proporcionados: sólo una gran fe y
en Cristo. Abrirse a este reconocimiento es abrirse a la u n a gran esperanza están en condiciones de medir la
alegría, aun en medio de las dificultades y los sufri- recompensa prescindiendo de los esfuerzos, y el fun-
mientos que presenta la historia: alegría por la seguri- damento de la fe está representado por la pobreza de
dad de que, incluso en la adversidad, el Señor está con espíritu y del amor desmesurado por Dios (Gregorio de
nosotros, con tal de que nosotros no nos cerremos a Nisa, Fine, professione e perfezione del cristiano, Roma
los signos que revelan su presencia. 1996, p. 45).
290 15a semana
ACTIO Miércoles
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
«¡Señor, creo en ti!» (cf. Is 7,9b). 15 a semana del
Tiempo ordinario
nadie ha batido las alas, YHWH (V. 5b) pretende «mover a quien lo lleva» (v. 15c).
nadie ha abierto el pico para piar. El destino que le está reservado, siguiendo la lógica de
15
¿Se pavonea el hacha la retribución temporal, será u n castigo ejemplar (v. 16).
contra el que la maneja?
¿Se engríe la sierra
contra el que la mueve?
¡Como si el palo pudiera Evangelio: Mateo 11,25-27
mover a quien lo lleva
25
o el bastón manejar En aquel tiempo, dijo Jesús:
a quien no es de madera! -Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque
16
Por eso, el Señor todopoderoso has escondido estas cosas a los sabios y prudentes y se las has
dejará raquíticos dado a conocer a los sencillos. 26 Sí, Padre, así te ha parecido
a quienes presumen de fuerza bien. 21 Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al
y, debajo de su opulencia, Hijo sino el Padre, y al Padre no lo conoce más que el Hijo y
encenderá un fuego abrasador, aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar.
que todo lo devorará.
El evangelista aprovecha esta ocasión para declarar quena frente al Creador, aunque tan preciosa para él que
la conciencia de Jesús y la fe de la Iglesia en el misterio la llama a participar de su misma vida. Es «pequeño»
de las relaciones trinitarias. El Padre da al Hijo todo por quien se muestra contento con lo que es, quien sabe que
amor, el Hijo lo acoge todo y lo restituye al Padre por no es omnipotente y, por eso, se abre a la relación con
amor. El movimiento eterno de entrega recíproca entre Dios. Es «pequeño» quien reconoce haber recibido todo
el Padre y el Hijo sigue siendo incognoscible para la cria- como don y lo usa no como dueño o como predador, sino
tura. Sin embargo, por obra del Espíritu, perenne efusión como siervo, con gratitud. Quien es «pequeño» de este
de amor, el Padre se hace accesible en el Hijo y se revela modo conoce algo del amor del Padre y del Hijo.
a sí mismo (v. 27). Tal manifestación es incomprensible
para la sabiduría racional humana. Sólo quien se hace
«pequeño» en el corazón, en toda su existencia, sólo
ORATIO
quien se vuelve disponible para entrar en la lógica del
don gratuito de Dios, puede comprenderla. El apóstol
Pablo dirá con otras palabras: «Lo que en Dios parece Bendito seas, Padre, que nos has dado a Jesús, tu
debilidad es más fuerte que los hombres» (1 Cor 1, 25a). Hijo, y en él nos has dicho y mostrado lo mucho que nos
quieres. Nunca hubiéramos podido imaginarlo. Si tú no
hubieras decidido manifestarte a nosotros, n o hubiera
sido posible que yo estuviera ahora aquí, hablando con-
MEDITATIO
tigo con la confianza de u n hijo.
La tentación originaria del hombre es la de excluir a Te lo ruego, Padre: renueva también en mi corazón la
Dios de su propia existencia. Homo faber fortunae suae certeza de la presencia de tu Espíritu. Que él m e dé la
se convierte en el lema que marca las raíces de la vo- certeza de que tú eres mi Padre, de que Jesús es el Señor,
luntad h u m a n a y sella sus opciones. La conciencia de de que estoy llamado a la comunión contigo para la eter-
vivir en la edad adulta no puede tolerar la dependencia nidad. Que él me haga gustar la belleza de ser criatura,
ni la sumisión a ningún Dios. pequeña pero preciosa, y me libere de la presunción de
la autosuficiencia, de la sabihondez de quien quiere
El hombre que rechaza a Dios - t a n t o si lo reconoce
como si n o - se cierra en el gueto de sus propios instin- darte consejos, considerándolos como los mejores.
tos, de sus propias opiniones, de una inteligencia que, Espíritu de sabiduría y de piedad, enciende en mí el
por mucho que pueda recorrer los espacios siderales o gusto por la pequenez, por la sencillez que me dispone
adentrarse en las partículas infinitesimales de la mate- a acoger tu manifestación.
ria, no sabe encontrar el camino de la alegría, de la paz,
de la plenitud interior. De esta suerte, paradójicamente,
el hombre que se siente señor del mundo así como de su CONTEMPLATIO
propia existencia y de la ajena no consigue hacerse con
el corazón del vivir, con su significado último, que es lo Los grandes discursos no nos hacen santos y justos,
único que le da consistencia. Eso es, sin embargo, lo que sino que es la vida virtuosa la que nos vuelve agradables
se revela a quien acepta la realidad de ser criatura pe- a Dios. Es mucho mejor experimentar compunción que
296 15a semana Miércoles
297
conocer su definición. Ésta es, por consiguiente, la su- años que aún no era mujer, asmática, desnutrida, hija de la fa-
prema sabiduría: tender al Reino de los Cielos median- milia más despreciada de su pueblo y, como es natural, anal-
te el desprendimiento del m u n d o . ¿Qué ventajas nos fabeta. La Madre de Cristo, para confiar su mensaje de lla-
procura el saber sin el temor de Dios? No te engrías por mada a la fe, no eligió ni a profesores, ni a notables, ni a
el arte o la ciencia que posees: que estos dones sean periodistas, ni a otros cristianos ya «adultos», «ya mayores de
edad». Dieciocho veces, hablando su dialecto, se le apareció,
para ti más bien motivo de temor. Feliz aquel que es
en la gruta donde se guarecía la piara de cerdos de propie-
adoctrinado directamente por la Verdad tal como ella dad comunal, a esta pobre ignorante para el mundo, a esta
es. Del único Verbo proceden todas las cosas, sólo de él maravillosa sabia según el Evangelio que es santa Bernadette
nos hablan todas, y éste es el Principio que nos habla Soubirous, la hija de un molinero fracasado de la oscura Lour-
también a nosotros. Cuanta m á s capacidad de recogi- des. No es una sorpresa; es sólo la enésima confirmación de
miento y de sencillez interior hayamos alcanzado tanto una estrategia divina (V. Messori - M. Brambilla, Qualche ra-
más seremos capaces de comprender con amplitud y gione per credere, Milán 1997).
profundidad, y sin fatiga, por qué recibimos de lo alto la
luz de la inteligencia (La imitación de Cristo, 3, 7, 9).
ACTIO
15 a semana del
Tiempo ordinario
LECTIO
18
Habíamos concebido, vital (w. 16-18). La intervención de Dios volverá a dar
nos retorcimos de dolor energía vivificadora a un pueblo de «muertos», para u n a
y dimos a luz, pero sólo era viento; nueva existencia jubilosa (v. 19). La que proclama el
no trajimos salvación a la tierra,
no nacieron habitantes al mundo. orante es una esperanza cierta, expresión de la fe en
19
Pero revivirán tus muertos, aquél a quien sabe pertenecer.
los cadáveres se levantarán;
se despertarán jubilosos
los habitantes del polvo, Evangelio: Mateo 11,28-30
pues rocío de luz es tu rocío,
y los muertos resurgirán de la tierra.
En aquel tiempo, dijo Jesús: 28 Venid a mí todos los que
estáis fatigados y agobiados y yo os aliviaré. 29 Cargad con mi
**• La plegaria de Is 26,7-19, de la que están tomados yugo y aprended de mí, que soy sencillo y humilde de corazón,
los versículos que constituyen el texto litúrgico de hoy, y hallaréis descanso para vuestras vidas. 30 Porque mi yugo es
forma parte del así llamado «Apocalipsis de Isaías», suave y mi carga ligera.
considerado como posterior a la profecía del Isaías his-
tórico. Se trata de un bloque de capítulos (24-27) for- *» El canto de alabanza de Jesús anuncia la salvación
mado por liturgias proféticas, anuncios apocalípticos, para quienes acogen con estupor y admiración el amor
cantos y plegarias de lamento y de acción de gracias. El del Padre. Jesús acaba de hablar de la imposibilidad de
centro de atención está constituido por la ruina de la conocer al Padre si no es por la revelación del Hijo. Y
ciudad excelsa, cuya identificación resulta problemáti- ahora él, el Hijo, invita a todos a ir a él, a entrar en co-
ca, y por el juicio que pronuncia Dios sobre ella y sobre munión de vida con él acogiendo su a m o r y el del Padre,
toda la tierra, u n juicio en el que están implicadas asi- fuente de reposo, satisfacción de todo deseo en el goce,
mismo todas las fuerzas de la naturaleza. Entre los tras- en la paz. Él, el único y verdadero Maestro, dirige a to-
tornos cósmicos y las perspectivas de la paz definitiva, dos la invitación a hacerse discípulos, y se trata de una
se invita al pueblo a que confíe en el Señor, que mantie- invitación que lleva en sí misma los caracteres de la
ne su promesa y cuida de los pobres y de los oprimidos. urgencia y de la alegría. Jesús, Sabiduría del Padre que
Del mismo modo que devasta las ciudades paganas, ha- se revela a los sencillos, a todos los que experimentan y
ciendo impracticables sus caminos, allana la senda de reconocen la fatiga opresora de la observancia de la Ley
quien conforma la vida a sus preceptos (w. 7ss). Dios en sí misma, manifiesta el misterio del Reino de Dios en
realiza sus grandes obras entre las naciones, a fin de cuanto anuncia que el amor es la plenitud de la Ley (cf.
que todos puedan conocerle y vivir según su voluntad. Rom 13,10; Gal 5,14) y convierte el a m o r en la norma,
en el mandamiento supremo (cf. Jn 13,34; Mt 22,36-40).
La esperanza que el orante pone en YHWH alimenta el
deseo de estar en comunión con aquel que le concederá El discípulo está invitado a ponerse j u n t o a Jesús, a
-está seguro de ello- la plenitud de todos los bienes tomar su mismo yugo. Aprende del Maestro a llevarlo
y llevará a buen puerto las iniciativas emprendidas haciendo suyo el mismo estilo de vida: el de los sencillos
(w. 9.12). Eso mostrará, no obstante, la débil fe del pue- y el de los humildes, el de los pobres y los pequeños,
blo, cuya oración está exenta de contenido y de fuerza que han comprendido el mandamiento nuevo de la obe-
15" semana Jueves 303
302
diencia a Dios y del servicio a los hermanos. El yugo mos, como Jesús, el mal con el bien: primero en nosotros
en sí sigue siendo pesado, pero llevarlo con Cristo es mismos y, a continuación, en nuestro entorno. Nos con-
causa de suavidad: el amor reclama la fatigosa renuncia vertiremos en sembradores de esperanza.
a nuestro propio instinto egoísta, pero abre de par en
par los horizontes de la vida verdadera, la vida misma
de Dios. ORATIO
tra humildad sea animosa. Permaneced alegremente que viene. Es preciso superar la rancia y arraigada pretensión
humildes ante Dios, pero sed alegremente humildes según la cual el mundo es la única realidad que cuenta y se
también ante el m u n d o (Francisco de Sales, Lettere di basta de verdad a sí misma. Se comprende, no obstante, de
amicizia spirituale, Roma 1984, pp. 967ss [edición espa- inmediato a quién le debe resultar particularmente difícil seme-
ñola: Cartas a religiosas, Biblioteca de Autores Cristianos, jante renuncia: a aquellos que están bien situados en el mundo,
Madrid 1988]). a los poderosos, a aquellos que tienen parte en la grandeza y
en la riqueza de la tierra. Los pobres, en cambio, son felices no
porque su estado, en sí, sea feliz, sino porque reconocen con
mayor facilidad que hay algo además del mundo e, iluminados
ACTIO
por su miseria, aspiran de una manera más expedita a eso otro
(R. Guardini, ll Signore, Milán 1977 [edición española: El Señor,
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: Ediciones Rialp, Madrid 1965]).
«Jesús, sencillo y humilde de corazón, concédeme un
corazón semejante al tuyo» (cf. Mt 11,29).
15 a semana del
Tiempo ordinario
LECTIO
-¿Cuál es la señal de que subiré al templo del Señor? Evangelio: Mateo 12,1-8
7
Isaías respondió:
-Ésta es la señal que el Señor te da como prueba de que ' En una ocasión, iba Jesús caminando por los sembra-
cumplirá su palabra: 8 Haré retroceder diez grados las marcas dos. Era sábado. Sus discípulos sintieron hambre y se pu-
del reloj de Ajaz, la sombra que ya ha avanzado. Y el sol sieron a arrancar espigas y a comerlas. 2 Los fariseos, al verlo,
retrocedió diez grados que ya había avanzado. le dijeron:
-¿Te das cuenta de que tus discípulos hacen algo que no
está permitido en sábado?
**• Los capítulos 36-39, que cierran el libro atribuido 3
Jesús les respondió:
al primer Isaías, son u n añadido posterior llevado a
cabo por el redactor después del exilio de Babilonia. Los -¿No habéis leído lo que hizo David cuando sintieron ham-
bre él y sus compañeros: " cómo entró en el templo de Dios y
hechos que allí se narran se remontan a los últimos años comió los panes de la ofrenda que ni a él ni a los suyos les
del siglo VIII a. de C , durante el reinado de Ezequías, y estaba permitido comer, sino sólo a los sacerdotes? 5 ¿Tampoco
están documentados desde el punto de vista histórico habéis leído en la Ley que en día de sábado los sacerdotes del
tanto por el segundo libro de los Reyes como por tex- templo pueden incumplir el precepto del sábado sin incurrir
en culpa? 6 Pues yo os digo que hay aquí alguien más impor-
tos asirios. El pasaje que examinamos se sitúa en el
tante que el templo. 7 Si supierais lo que significa: misericordia
contexto precedente al asedio que el rey asirio Sena- quiero y no sacrificios, no condenaríais a los inocentes. 8 Porque
querib puso a Jerusalén, unos quince años antes de la el Hijo del hombre es señor del sábado.
muerte del rey Ezequías. El relato de la gravísima en-
fermedad que aqueja al rey y de su curación milagrosa,
**• El evangelista Mateo cuenta en este pasaje una de
mediante la intervención de Isaías, pone de relieve la
las numerosas controversias entre Jesús y los fariseos
actitud de confianza de Ezequías con Dios y con el
respecto a la observancia del precepto sabático. La Ley
profeta, que es reconocido por lo que es: portavoz de
mosaica prescribía abstenerse de todo trabajo el día del
YHWH. Por otra parte, emerge el prestigio de Isaías y se
sábado, aunque fuera particularmente urgente, como
exalta el poder que le viene de su fidelidad al m a n d a t o
las labores del campo en tiempos de aradura y de cose-
profético. cha (cf. Ex 20,8-11; 31,12-17; 34,21; Lv 23,3; Dt 5,12-15).
Ezequías reacciona al anuncio de su muerte inmi- La antigua institución del sábado como día de repo-
nente con u n a oración que, siguiendo el estilo de los so dedicado a Dios, que «descansó el día séptimo de todo
salmos de súplica, apela a la misericordia de Dios. A lo que había hecho» (Gn 2,2), había tomado una gran
él le presenta el rey su propia vida, u n a vida vivida importancia durante el exilio de Babilonia y en el pe-
con rectitud, rica en buenas obras; por consiguiente, ríodo posterior, convirtiéndose, por tanto, en una ley
siguiendo la doctrina de la retribución temporal, férrea en el judaismo hasta los tiempos de Jesús. El
¿cómo es posible que esta vida sea tan breve? La bon- precepto del sábado, vivido al principio como día de
dad de la oración del rey queda demostrada por el he- alegría para todos (hombres, libres o esclavos, y anima-
cho de que es escuchada. Esa escucha se le hace saber les), en recuerdo de la liberación de la esclavitud de
por medio del profeta: Ezequías se curará y Jerusalén Egipto, y como anticipación del reposo escatológico, en
será liberada. el que toda criatura participará del reposo del mismo
310 15a semana Viernes 311
Dios {cf. Hb 4,9-11), el precepto del sábado, decíamos, un criterio de juicio inmediato entre lo que es justo y lo
se había transformado en una casuística opresora y vin- que no lo es. Facilita también, por tanto, la aproxima-
culante de lo que estaba permitido y lo que estaba pro- ción a los otros, que pueden ser etiquetados «objetiva-
hibido, una casuística en torno a la cual divergían las mente» como «justos» e «injustos» o como «buenos» y
diferentes escuelas rabínicas. «malos». Como en tiempos de Jesús, se trata de u n a
operación que tiene mucho éxito también hoy, en una
La afirmación de Jesús «el Hijo del hombre es señor
época en la que tenemos tanta necesidad de puntos de
del sábado» (v. 8) tiene un alcance desconcertante. Afir- referencia ciertos, controlables, pero en la que no esta-
ma, en primer lugar, que tiene u n a autoridad superior a mos dispuestos a trabajar para formarnos u n a concien-
la de Moisés, en virtud de su relación especial con el cia ilustrada, capaz de discernimiento, para aprender a
Dios a quien se quiere honrar observando el precepto acoger a cada persona en su inconfundible unicidad.
del sábado. Él y sólo él puede establecer lo que es lícito
y lo que no lo es. Jesús, revelador del amor del Padre, Jesús recuerda a los fariseos de ayer y de hoy que
vuelve a situar al hombre en el centro del verdadero cul- Dios es misericordia y que todo lo que se le ha atribuido
to: rendir honor a Dios no puede ser separado del estar o tiene los signos característicos de la misericordia o se
le ha atribuido en falso. La Palabra de Dios, que siempre
atentos al hombre, a quien Dios ha creado y ama. En
nos interpela de u n a manera personal, nos incita a pro-
consecuencia, no puede haber conflicto entre la ley reli-
ceder a una verificación: ¿es Jesús mi Señor? ¿O me
giosa y las exigencias del amor. La historia de Israel,
construyo una religión propia, con ídolos y fetiches que
dado que el carácter sagrado de los panes de la ofrenda -tal vez- tienen u n a apariencia devota, pero expresan el
no impidió a David y a sus hambrientos hombres ali- carácter pagano de mi corazón? Si nos las damos de se-
mentarse con ellos (w. 3ss), lo confirma. ñores de Dios y de su gracia, si planteamos la relación
El Dios misericordioso busca la misericordia y no el con él y con el prójimo sobre la base de la medida, siem-
sacrificio, como mostrará Jesús poco después curando pre mínima, de la ley y del deber, terminaremos por ex-
al hombre de la mano atrofiada (Mt 12,9-13). Si los mis- cluir a Dios de la vida, declarándonos, de hecho, señores
mos sacerdotes deben infringir las normas del sábado de nosotros mismos y de los otros, y nos encontraremos
para ejercer su ministerio (v. 5), tanto más pasarán éstas en la desnudez y en la necesidad de escondernos como
a segundo plano frente a las exigencias del amor al hom- Adán y Eva {cf. Gn 3,8-10). El grito lleno de confianza
bre, signo imprescindible del amor y de la obediencia al del rey Ezequías nos sirve de ejemplo: Dios no se deja
Dios del amor. vencer en generosidad; su misericordia rebosa sobre aque-
llos que confían en él y están dispuestos a dilatar su co-
razón a la medida del corazón de Dios.
MEDITATIO
miento pasivo. Tú ves qué difícil me resulta vivir el don PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
que me has dado: la libertad del a m o r me da miedo y
muchas veces prefiero encerrarme en los angostos es- Jesús, a causa de su amor por los hombres, está en lucha con
pacios de u n a ley sin corazón, desde cuyo interior emi- los fariseos. ¿Qué quieren los fariseos en vez de los beneficios
to graves sentencias sobre mis hermanos y me siento de todo tipo? Prodigios. Más que buenas acciones quisieran
poderoso. obras estrepitosas, obras que impresionen a su inteligencia, sin
tender a la conversión de sus corazones. Intentan sustituir el
Me confío a ti, Señor, Dios misericordioso y fiel. En- amor de Jesús, que apela a sus posibilidades de generosidad y
séñame a olvidar mi despiadada «justicia» para hacer- de amor, por un compromiso entre dos egoísmos, a saber: que
me u n poco más semejante a ti y ser «sacramento» de Jesús acepte, por una parte, emprender una carrera gloriosa y,
tu misericordia, para los hermanos y hermanas que por otra, que renuncie a acechar sus comodidades.
me des. Notemos que la vivacidad de las reacciones del Maestro se
debe al hecho de que las malas intenciones de sus adversarios
tienden a impedirle hacer el bien v a causar daño a aquellos a
CONTEMPLATIO quienes profesa un afecto particular: los inválidos y menos fa-
vorecidos por la vida. Cuando algunos fariseos reprochan a los
discípulos que arrancan espigas en día de sábado, interviene
El pueblo infiel, que abandonó los preceptos divinos
Jesús para justificar su acción: «El sábado ha sido hecho para
porque se consideraba rico con aquella ley que no era el hombre, y no el hombre para el sábado. Porque el Hijo del
más que sombra de los bienes futuros, y que hizo un hombre también es señor del sábado».
mal uso de las riquezas adquiridas, fue arrancado de la Al dar esta respuesta a los sofismas que le planteaban, Jesús
tierra de los seres vivos, desarraigado y expulsado del afirma no sólo su propia soberanía, que le permite hacer el bien
sagrado tabernáculo. Se consideraba demasiado fuer- en sábado, sino también el significado de esta soberanía. El
te, puesto que confiaba en las vanidades h u m a n a s , a' sábado ha sido hecho para el hombre, y, puesto que el Mesías
saber: en la gloria de su poder, en el oro del templo, en ha recibido todo poder sobre la humanidad, es señor de todo lo
los preceptos de los hombres, según lo que había dicho que ha sido puesto al servicio de los hombres, en especial del
el profeta: «-Me veneran sin razón, enseñando doctrinas sábado. Es el amor a los hombres lo que rige todo, y a causa de
este amor se enfrenta a los fariseos: Jesús quiere que el sábado,
y preceptos humanos», y sustituyeron la Ley de Dios
que había sido convertido en una institución importuna destinada
por la regla de la costumbre terrena, que ultraja a Dios a provocar oposiciones, sirva para testimoniar la bondad divina
(Hilario de Poitiers, Tractatus in Psalmum 51, citado en (J. Galot, // cuore di Cristo, Milán 1992).
Riccheza e povertá nel cristianesimo primitivo, Roma
1998, p. 159).
ACTIO
15 a semana del
Tiempo ordinario
LECTIO
5
Así que no tendrás a nadie ra del yugo: del mismo modo que el yugo impide a los
que sortee los lotes hombres esclavos o prisioneros y a los animales le-
en la asamblea del Señor. vantar la cabeza, así también el grave castigo de Dios
sólo permitirá caminar a los malvados con la cabeza
•*• La actividad del profeta Miqueas se sitúa en el con- inclinada.
texto social y religioso del Reino de Judá, en la segunda En el v. 4 el profeta pone en boca de los acaparadores
mitad del siglo VIII a. de C. Miqueas, casi contemporáneo castigados un canto que explica su destino: despojados
del primer Isaías, denuncia la idolatría y las injusticias de los bienes por los enemigos, que en este contexto son
sociales cometidas por los jefes del pueblo (corte real, casi seguro los asidos, ven repartidas entre los invaso-
sacerdotes, profetas), a las que se ha visto sometida toda res aquellas tierras cuya propiedad ya no pueden volver
la población. El justo juicio de Dios no tardará y el a adquirir. Ironías del destino: a ellos, que tramaban to-
castigo será inevitable, puesto que han abandonado la dos los modos posibles para enriquecerse, no les tocará
fidelidad a la alianza. Con todo, al castigo le seguirá la
ni siquiera u n pedazo de la Tierra prometida.
rehabilitación, y a la destrucción la promesa de una nue-
va fecundidad a partir del pequeño grupo de aquellos
que, en medio de tanta iniquidad, han conservado íntegra
Evangelio: Mateo 12,14-21
la fe en YHWH.
El oráculo que constituye el presente texto litúrgico En aquel tiempo, H los fariseos, al salir, se pusieron a pla-
es una invectiva contra aquellos que, ya ricos, recurren near el modo de acabar con él. ,5 Jesús lo supo y se alejó de
a todo para acaparar cada vez más, usurpando casas y allí. Le siguieron muchos y los curó a todos, 16 advirtiéndoles
terrenos a sus legítimos propietarios y reduciendo a es- que no dijeran que había sido él. 17 Así se cumplió lo anunciado
clavitud a estos últimos. Se presenta a los acaparadores por el profeta Isaías:
18
enteramente ocupados en sus lechos en tramar proyec- Éste es mi siervo, a quien elegí;
tos perversos que ejecutan en cuanto amanece el día, mi amado, en quien me complazco;
derramaré mi espíritu sobre él
gracias a su poder económico (v. 1). En este estado de y anunciará el derecho a las naciones.
cosas, en el que unos pocos ricos se hacen cada vez más 19
No disputará, ni gritará;
ricos y los pobres son cada vez más numerosos e indi- no se oirá en las plazas su voz.
20
gentes, se levanta la voz del profeta, que proclama el jui- No romperá la caña cascada
cio de Dios: del mismo modo que los poderosos traman ni apagará la mecha que apenas arde,
sus acciones inicuas (v. la), así también trama el Señor el hasta que haga triunfar la justicia.
21
En él pondrán las naciones su esperanza.
castigo (v. 3b), del que no podrán huir y que será justo
sobre la base de la ley del talión (cf. Dt 19,21). Aquellos
que, privando a los otros de sus legítimas posesiones y **• El hecho de haber contravenido la ley sobre el re-
reduciéndolos a esclavitud, los excluyen de hecho de la poso sabático acarrea a Jesús el complot de los fariseos.
participación en la promesa de la tierra dada por Dios Éstos formulan el propósito (por vez primera, según la
para siempre, serán hechos esclavos y dejarán de tener narración de Mateo) de matarlo. Jesús reacciona conti-
tierra. Miqueas expresa ese grave castigo con la metáfo- nuando en otro lugar su actividad taumatúrgica y cura
15a semana' Sábado
318 319
a todos los que le siguen, sin excepción. Estas cura- psíquica y espiritual. Por dinero la gente está dispuesta
ciones, en el contexto del milagro que acaba de realizar a todo, y pisotea afectos y valores éticos. Y es que el di-
(cf. Mt 12,10-13), dan razón del amor misericordioso de nero, si se convierte en el fin de la vida, no admite rivales.
Dios, que Jesús ha venido a anunciar y que constituye el Quien le dedica su misma persona no puede conocer
centro y el sentido de su ministerio. Mateo ve realizada ningún tú, sólo el yo. Por eso dijo Jesús que o escoge-
aquí la profecía de Is 42,1-4, en la que se presenta la mos a Dios o escogemos la lógica del dinero, no hay
figura del Siervo de YHWH. Este, elegido y enviado por posibilidad de compromiso. Jesús, como vemos, se de-
Dios, que lo ha colmado de su Espíritu, llevará a cabo la cidió por el primer miembro de la alternativa y está en
misión de hacer conocer a todos los pueblos la verdade- relación constante con el tú del Padre y con el tú de los
ra relación entre Dios y los hombres. El estilo del Sier-
hermanos. Lo demuestra mostrando su preferencia sólo
vo, sencillo y discreto, ajeno al conflicto y al clamor,
por los abandonados, a los que socorre con u n a aten-
atento a valorar toda posibilidad de vida, ha sido plena-
ción especial. Sin estrépito ni clamores en la plaza, sin
mente realizado por Jesús, que se acaba de declarar
«sencillo y humilde de corazón» (Mt 11,29) y pide que se campañas publicitarias ni sofisticados medios de per-
guarde silencio sobre su obrar {cf. Mt 12,16). suasión; más aún, con tono distendido, aunque seguro,
y con palabras verdaderas y coherentes, se va difun-
Una vez más, el evangelista Mateo, comentando los diendo el anuncio evangélico del a m o r de Dios gracias
acontecimientos de la vida de Jesús a la luz del Antiguo a cualquiera que renuncie a la lógica del atropello, por
Testamento, recuerda que éste representa el cumpli- poco o muy explícita que sea. La esperanza abre en
miento de la revelación veterotestamentaria; ayuda a quien la acoge unos horizontes luminosos.
interpretar el acontecimiento-Jesús y a comprender su
significado; presenta en Jesús el modelo de obediencia
a la Palabra del Padre.
ORATIO
e innumerables ríos de aceite? manifestado y que siempre habían anunciado los profe-
¿Le ofreceré mi primogénito tas. Esa voluntad interpela a cada hombre, que, por esa
en pago de mi delito, misma razón, está llamado a dar una respuesta personal.
el fruto de mis entrañas
por mi propio pecado? La propuesta de Dios, en la línea de la alianza sinaítica,
8
«Se te ha hecho saber, hombre, ha sido sintetizada por Miqueas en tres puntos: justicia
lo que es bueno, social, amor (cf. Ex 20,12-17; Dt 5,16-21) y sumisión obe-
lo que el Señor pide de ti: diente y dócil a Dios, viviendo las ocupaciones diarias
tan sólo respetar el derecho, «en su compañía». El orgullo y la altivez alejan de Dios
amar la fidelidad y separan del prójimo. El amor y la humildad recompo-
y obedecer humildemente a tu Dios».
nen la armonía de la comunión.
da e incrédula (v. 39a). No piden el signo para apoyo de que le pido, no me concede esto o aquello, después de
su fe, porque los maestros de la Ley y los fariseos han todo lo que he hecho por él, sacrificios, renuncias, ora-
demostrado ya en otras ocasiones que no creen en Je- ciones...»: son palabras que oímos con cierta frecuen-
sús, que no reciben su palabra y, con ella, la revelación cia. En ellas se revela que tenemos la imagen de u n
de los misterios del Reino de Dios, de modo diferente a Dios dispuesto a satisfacer nuestros caprichos de u n a
lo que han hecho «los pequeños» (cf. Mt 11,25-27). m a n e r a mecánica...
Al negar el signo pedido, Jesús declara una vez más Sin embargo, Dios, puesto que siente por nosotros
que la fe no es fruto de la evidencia, no es resultado de u n a altísima estima y u n a m o r auténtico, nos llama a
u n cálculo lógico, sino disponibilidad para recibir el mantener con él una relación personal en un clima de
don de Dios, que es el mismo Jesús. De ahí que el signo libertad y de responsabilidad. Dios quiere hacernos
de Jonás siga siendo incomprensible para quienes no crecer, nos desea adultos en el espíritu. A m e n u d o no-
tienen esta disponibilidad, porque sólo la fe en Jesús y sotros, que tanto deseamos quemar etapas en el cre-
en su palabra puede permitir reconocer, en su muerte cimiento h u m a n o y, de pequeños, nos las damos de
y resurrección, la verdad de la filiación divina y de la grandes (salvo cuando seguimos siendo infantiles des-
redención del hombre. Sólo por la fe nos convertimos. pués en la edad adulta), no nos mostramos preocupa-
La permanencia de Jonás en el vientre del pez y la aco- dos con la misma intensidad por m a d u r a r en la fe, en
gida positiva de la invitación a la conversión por parte de la relación con el Señor. De este modo, permanecemos
los ninivitas paganos son pálidas prefiguraciones de lo anclados en el «ver», en el «tocar» con los sentidos, y
que está sucediendo, dice Jesús. Él será sepultado duran- nos mostramos dispuestos a correr detrás de magias y
te un breve tiempo, como preludio de su glorificación sal- supersticiones a u n cuando eso comporte u n notable
vífica, y los paganos se dispondrán a acoger la Palabra de dispendio de tiempo y dinero.
Dios que se les anuncie (w. 40ss). Se trata de un signo que Reflexionemos sobre la seriedad de nuestra creencia
sigue siendo ineficaz -como el brindado por el largo via- en Dios: la actitud que mantenemos al tratar con los
je realizado por la reina del sur para escuchar la sabidu- hermanos y al vivir los momentos del culto expresa lo
ría de Salomón (v. 42)- para una generación que, por no que hay en nuestro corazón. Dios se ha hecho en Jesús
estar dispuesta a cumplir la voluntad de Dios, no sabe re- compañero de viaje de cada hombre. Abramos, con
conocer en Jesús a su enviado - m á s aún, a su Hijo- y por humildad, los ojos de la fe.
no creer en sus palabras no acoge la sabiduría de Dios.
ORATIO
MEDITATIO
Perdona, Señor, mi arrogancia frente a ti, u n a arro-
Cuántas veces nos las damos de acreedores de Dios, gancia hecha de pretensiones y nunca saciada de tus
reivindicamos cuentas pendientes con él, como si no dones. Me muestro ridículo en mi necia pretensión de
fuera él nuestro Creador, el que nos ha dado y nos desafiarte a que me brindes siempre nuevas pruebas de
sigue dando la vida. «Dios no me escucha, n o hace lo tu presencia amorosa, cuando en realidad yo no estoy
328 16" semana
Lunes 329
en absoluto disponible para acoger ninguna. Perdona
los «delirios de omnipotencia» que me atrapan y que PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
me llevan a intentar mirarte de arriba abajo.
Conozco dos tipos de creyentes. Los que necesitan milagros
Pero tú no te espantas ni te cansas de mí, oh Dios. para creer y aquellos a quienes el milagro no añade ni una onza
Más aún, eres tú el que se hace pequeño. De este modo de fe; más aún, casi les supone una mortificación. No hace fal-
me das ejemplo y me demuestras que recorriendo el ta escarnecer a los primeros; están en buena compañía, puesto
camino del amor, de la humildad, de la confianza, lle- que el mismo san Agustín dice con ellos: «Sin los milagros no se-
gamos a ser personas verdaderamente humanas, se nos ría cristiano». A los segundos no les hace falta creer demasia-
do: si bajara a una plaza cualquiera, en una hora de tráfico o
reconoce como hijos del Padre y somos capaces de ver
de mercado, gritando que a una milla de allí se había apareci-
el signo de tu presencia en el mundo. Por eso, Señor, do la Virgen, en un abrir y cerrar de ojos se quedaría desierta
nunca acabaré de bendecirte. la plaza, estoy seguro de ello. Y los primeros en correr detrás de
mí serían tal vez los materialistas, los llamados incrédulos, pero
inmediatamente después, no menos jadeantes, vería a muchos
CONTEMPLATIO de esos amigos que solían decirme: «El milagro es para mí algo
superfluo, mi fe no necesita milagros».
¿Queréis que os hable de los caminos de la reconci- La verdad para todos nosotros es sólo esta: que somos mila-
gros, venimos del milagro y estamos hechos por milagros. Has-
liación con Dios? Son muchos y variados, pero todos ta el hombre que lo tiene todo invoca el milagro, porque el mi-
ellos conducen al cielo. El primero es la condena de los lagro, antes de ser un socorro benéfico, antes de ser un don útil
propios pecados. El segundo es el perdón de las ofensas. y resolutivo contra la pena, es la exaltación de la infancia que
El tercero consiste en la oración; el cuarto en la limos- vuelve a encantarnos, la revancha de aquella primera sabiduría
na, y el quinto en la humildad. No te quedes, por tanto, ¡nocente sobre la falaz sabiduría de después.
sin hacer nada; más aún, intenta avanzar cada día por El Evangelio es el campo de los milagros. Sin embargo, hay
todos estos caminos, porque son fáciles. Aun cuando te una cosa que aparece clara de inmediato: que Cristo fue ene-
encuentres viviendo en una situación de miseria más migo de los milagros. El milagro, para él, es lo que debería bro-
bien grave, siempre podrás deponer la ira, practicar la tar como consecuencia, algo para cuya obtención cedió a ha-
cerse brujo y que, sin embargo, sólo en rara ocasión consiguió:
humildad, orar de continuo y reprobar los pecados. Una la fe. «Más adelante vio a otros dos hermanos: Santiago, el de
vez adquirida de nuevo la verdadera sanidad, gozare- Zebedeo, y su hermano Juan, que estaban en la barca con su
mos con confianza de la sagrada mesa e iremos con padre Zebedeo reparando las redes. Les llamó también, y ellos,
gran gloria al encuentro de Cristo (Juan Crisóstomo, dejando al punto la barca y a su padre, le siguieron». Nosotros
Homilía sobre el diablo tentador 2,6, en PG 49, 263ss). nos hemos quedado reparando las redes, aunque él nos ha
mirado en más de una ocasión; tranquilos en la barca con nues-
tro padre y los mozos, hemos hecho fracasar el milagro rarísi-
mo, ése ante el cual la resurrección de Lázaro es un juego. El mi-
ACTIO
lagro que le sale una vez de cada mil y que nadie ha sido capaz
de contar. Seguirle (L. Santucci, Volete andarvene anche voi?
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: Una vita di Cristo, Milán 1974).
«Tú eres, Señor, el "signo" del Padre» (cf. Mt 12,38ss).
Martes
LECTIO
*•• Este pasaje constituye la conclusión del libro de Evangelio: Mateo 12,46-50
Miqueas, pero se remonta en realidad, según el pare-
cer concorde de los exégetas, al período postexílico. El En aquel tiempo, 46 aún estaba Jesús hablando a la gente,
pueblo vuelve a la tierra de Canaán, pero la encuentra cuando llegaron su madre y sus hermanos. Se habían queda-
inhóspita, muy diferente de la anhelada por los orácu- do fuera y trataban de hablar con él. 47 Alguien le dijo:
los proféticos, que habían sostenido la esperanza del -¡Oye! Ahí fuera están tu madre y tus hermanos, que quie-
ren hablar contigo.
retorno entre los exiliados. A los repatriados les han 48
dejado las zonas menos fértiles y más inaccesibles, Respondió Jesús al que se lo decía:
mientras que los pueblos vecinos ocupan lo mejor del -¿Quién es mi madre, quiénes son mis hermanos?
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territorio que u n a vez había pertenecido a Israel. De Y señalando con la mano a sus discípulos, dijo:
ahí la invitación dirigida a YHWH para que, como pas- -Éstos son mi madre y mis hermanos. 50 El que cumple la
tor, conduzca al pueblo - s u r e b a ñ o - a pastos mejores, voluntad de mi Padre, que está en los cielos, ése es mi her-
como lo hizo en otro tiempo, cuando los guió desde la mano, mi hermana y mi madre.
esclavitud de Egipto a la libertad de la Tierra prometi-
da, obrando signos maravillosos. **• Jesús estaba hablando a la gente cuando llegan sus
familiares a hablar con él. Y Jesús, al plantear la cuestión
La nueva evocación de las mirahilia Dei en tiempos de quiénes son sus parientes, declara la condición de los
del Éxodo conduce de nuevo al acontecimiento de la nuevos vínculos de los que son engendrados de Dios, y no
alianza, que hizo conocer a Israel, por u n a parte, el de la carne y de la sangre {cf. Jn 1,13): la escucha y la
a m o r del Señor y, por otra, su propia identidad de pue- puesta en práctica de su Palabra. Los fariseos y los maes-
blo, y de pueblo de Dios. Eso es precisamente lo que tros de la Ley, que no creen en él, quedan encerrados en
los repatriados necesitan encontrar y experimentar de la búsqueda de un signo y no se dan cuenta de que está
nuevo. presente la realidad misma, mucho mayor que cualquier
El pasaje concluye alabando la misericordia de signo (cf. Mt 12,38-42). Los discípulos, que escuchan su
Dios, que perdona las culpas con facilidad (v. 18), por- Palabra, se abren a la comunión más profunda posible
que él mismo se ha dado a conocer como «lento a la ira con él, según la experiencia humana: la que mantenemos
y rico en benevolencia» (Ex 34,6). El Dios del Éxodo se con nuestra madre y nuestros consanguíneos.
había manifestado como alguien que goza dispensan- Jesús mismo es la Palabra: quien le recibe llega a ser
do dones a los hombres y no busca su castigo, sino su en él hijo del Padre. Hacer la voluntad del Padre es la
conversión al amor. Por eso está seguro el orante de condición que debe cumplir el hijo auténtico; como él,
que Dios echará las culpas en el fondo del m a r (v. 19), que ha venido al m u n d o no para hacer su propia vo-
del mismo m o d o que serán precipitados al m a r los luntad, sino la del Padre, que le ha enviado {cf. Jn 6,38).
enemigos del pueblo. Al decir esto, pone Jesús de relieve la grandeza de su
La oración se vuelve explícita: Dios es ñel a la alianza madre, María, que lo engendró según la carne precisa-
estipulada ya en los tiempos antiguos con los patriarcas, mente haciéndose discípula, acogiendo la voluntad del
aunque declarada válida y eficaz para las generaciones Padre: «Aquí está la esclava del Señor, que me suceda
futuras (v. 20; cf. Gn 15,18). según dices» (Le 1,38).
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ble es tener semejante Esposo! ¡Oh, cuan santo, cuan Jesús es abandonado por sus paisanos. Es sospechoso frente
delicioso, agradable, humilde, pacífico, suave y amable a las autoridades, que han venido hasta su tierra para desarro-
y deseable por encima de cualquier cosa es tener tal her- llar una investigación. Pero eso no es nada aún. Lo más duro es
m a n o e hijo! (Francisco de Asís, Carta a todos los fieles). que los suyos quieren aislarlo, hacerlo pasar por un extrava-
gante. Jesús sufre al ver que su misión no es comprendida por
aquellos que le son más próximos, por aquellos que, durante
treinta años, le han visto vivir en un pueblo donde nada queda
ACTIO
oculto. Entonces Jesús, posando la mirada sobre aquellos que
estaban en círculo a su alrededor, dijo: «Éstos son mi madre
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: y mis hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre que
«El que cumple la voluntad de mi Padre, ése es mi está en los cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre».
hermano, mi hermana y mi madre» (cf. Mt 12,50). Nunca se ha negado la dureza de estas palabras. En realidad,
equivalen a aquellas otras de san Juan al comienzo de su
evangelio: «Vino a los suyos, pero los suyos no la recibieron. A
cuantos la recibieron, a todos aquellos que creen en su nombre,
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL les dio poder para ser hijos de Dios» (J. Guitton, L'Evangelo
nella mia vita, Brescia 1978).
Entre las palabras duras que tienen un sello de autenticidad,
encontramos un episodio rara vez recordado, porque es así in-
soportable para nuestra mentalidad moderna, y tal vez lo fuera
también para los espíritus antiguos. Los parientes de Jesús, tras
enterarse de lo que estaba pasando, llegaron para llevárselo
con ellos diciendo: «¡Está loco!». Y los escribas, venidos de Je-
rusalén, dijeron: «Está poseído por el demonio». Sobrevinieron
su madre y sus hermanos. Estos, quedándose aparte, lo manda-
ron llamar. La gente estaba sentada a su alrededor. Le dijeron:
«¡Oye! Ahí fuera están tu madre y tus hermanos, que quieren
hablar contigo». Él respondió: «¿Quién es mi madre, quiénes
son mis hermanos?».
Para comprender este pasaje debemos recordar que Moisés
había mandado condenar a muerte a los falsos profetas, a los
magos que hacían milagros. Además, en aquellos tiempos es-
taba admitida la responsabilidad colectiva, de suerte que los
padres eran responsables si no denunciaban a su hijo como
Falso profeta. Desde esos presupuestos, podemos comprender el
comportamiento de la gente de Nazaret. Es preciso volver ino-
cuo a Jesús, impedir que se pierda. Y no sófo él, sino también
los suyos, posiblemente todo el pueblo. De ahí que los hermanos
de Jesús, llevando con ellos a la Virgen, le pidan que renuncie a
su locura, o sea, a su misión.
Miércoles
LECTIO
**• Comienza la lectura de los pasajes tomados del Evangelio: Mateo 13,1-9
libro del profeta Jeremías. Éste, de u n a familia sacer-
dotal que moraba no lejos de Jerusalén, desarrolló su 1
Aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. 2 Se
ministerio profético durante el período más dramático reunió en torno a él mucha gente, tanta que subió a una barca
de la historia del Reino de Judá: el que va desde el in- y se sentó, mientras la gente estaba de pie en la orilla. 3 Y les
tento reformador del rey Josías a la toma de Jerusalén, expuso muchas cosas por medio de parábolas. Decía:
con la consiguiente deportación a Babilonia (aproxi- -Salió el sembrador a sembrar. 4 Al sembrar, parte de la se-
madamente, 526-587 a. de C ) . milla cayó al borde del camino, pero vinieron las aves y se la
comieron. 5 Parte cayó en terreno pedregoso, donde no había
Si bien no es posible la reconstrucción cronológica mucha tierra; brotó en seguida porque la tierra era poco pro-
exacta de la vida de Jeremías, conocemos, no obstan- funda, 6 pero cuando salió el sol se agostó y se secó porque no
te, m u c h o de su trabajo interior y de su conciencia del tenía raíz. 7 Parte cayó entre cardos, pero éstos crecieron y la
ahogaron. 8 Finalmente, otra parte cayó en tierra buena y dio
ministerio profético que le había sido confiado, gracias fruto: un grano dio cien, otro sesenta, otro treinta. 9 El que
a las páginas autobiográficas e introspectivas que se tenga oídos para oír que oiga.
alternan, en el libro, con los oráculos y las narracio-
nes. La vida misma del profeta tiene valor de oráculo:
es palabra viva dirigida por Dios a su pueblo, a fin de **- En el capítulo 13 de Mateo encontramos siete pa-
que se enmiende y vuelva a caminar por sus sendas. rábolas que tienen como objeto el misterio del Reino de
Dios. El evangelista sitúa este discurso -el tercero de los
El relato de la vocación del profeta, que abre el libro cinco con que estructura la predicación de J e s ú s - detrás
y constituye el fragmento litúrgico de hoy, presenta de la crisis originada por el conflicto que, poco a poco,
elementos fundamentales característicos de su minis- se ha ido agudizando entre Jesús, por u n a parte, y los
terio. La Palabra del Señor -central en la experiencia fariseos y los maestros de la Ley, por otra. Un conflicto
religiosa y profética- llega a Jeremías y lo llama a u n a condensado en torno a las cuestiones de la observancia
profunda y comprometida relación con ella (w. 4-9), del sábado y del origen del poder taumatúrgico de Jesús
habilitándolo para ser servidor autorizado de la mis- (cf. Mt 12,1-14.22-32).
ma, más allá de sus propias capacidades reconocidas Con la primera parábola propuesta en el fragmento
(v. 6). litúrgico de hoy, llama Jesús la atención sobre u n a ima-
Jeremías no deberá temer ni la dura oposición ni la gen bien conocida de la gente a la que está hablando, y
lucha que sostendrá para anunciar la Palabra de Dios: que revela algo de su misma persona en relación con la
el Señor, que lo a m a desde siempre, lo custodia, lo ha Palabra que es él y que ha venido a anunciar. Así como
elegido (v. 5), lo sostendrá siempre y lo protegerá en su el «sembrador» palestino esparce la semilla en la tierra
ardua misión (w. 7ss). Se trata de u n a misión que no sin escatimar, así también proclama Jesús la Palabra del
puede contar con el favor de los destinatarios, puesto Padre a todos, sin distinciones y sin reservas. Es Pala-
que Jeremías estará obligado a anunciar, sobre todo, bra de vida y ha sido enviado por el Padre para que to-
amenazas y castigos (v. lOcd; cf. capítulos 2-25; 46-51), dos «tengan la vida en abundancia» (cf. Jn 10,10). Ahora
tras los cuales será posible la reconstrucción (v. lOe; bien, del mismo modo que la semilla corre u n a suerte
cf. capítulos 30-33). distinta según el terreno en el que cae, así también la
342 16a semana Miércoles 343
Palabra recibe u n a acogida diferente según la disponi- labra a cada uno de nosotros de manera personal. Y es
bilidad del corazón de quien la escucha: la experiencia que incluso cuando Dios habla a la muchedumbre tiene
de la predicación realizada por Jesús hasta ahora lo presente a la persona, con su verdad individual.
confirma. Todos y cada uno de nosotros somos conocidos, ama-
El relato de la parábola presenta una conclusión sor- dos, elegidos - d e modo semejante a Jeremías-. Cada
prendente, que es, a continuación, su mensaje central: uno de nosotros es objeto de confianza, como el campo
el terreno fértil produce u n a cosecha abundantísima, en el que el sembrador esparce la semilla sin parsimonia.
más allá de cualquier expectativa razonable. De modo A todos y a cada uno de nosotros le repite la invitación a
semejante ocurre con la Palabra anunciada por Jesús, la amistad, a la familiaridad confidente con él. Tal vez
que, aunque no despierta el interés esperado e incluso prefiramos considerar todo esto como algo imposible
encuentra oposición, tendrá una fecundidad extraordi- porque intuimos que acoger la propuesta de Dios es
naria, cosa comprensible sólo por quien tiene fe, por comprometedor: exige que nos dejemos transformar
quien reconoce en el Evangelio de Jesús la voluntad del por esa misma Palabra y nos convirtamos en «palabra»
Padre y está dispuesto a acogerla y ponerla en práctica para los otros. Dios se compromete el primero y nos
(cf. Mt 12,50). dice: «No temas, yo estaré contigo». Su presencia ga-
rantiza la abundancia del fruto.
MEDITATIO
ORATIO
En virtud de nuestra propia experiencia sabemos la
gran importancia que tiene la palabra: a través de ella Me conmueve, Señor, tu ternura conmigo, la confian-
tomamos conciencia de ser personas humanas, comu- za que me demuestras y con la que me acompañas des-
nicamos lo que pensamos y sentimos, recibimos, a de el primer momento en que empecé a existir. Me vie-
nuestra vez, la comunicación del otro, entramos en con-
nen a la mente las palabras del salmista: «Tú conoces lo
tacto con el patrimonio cultural del pasado, conocemos
profundo de mi ser, nada mío te era desconocido cuando
mundos alejados del nuestro... Nuestra misma expe-
me iba formando en lo oculto y tejiendo en las honduras
riencia de la fe pone en el centro la palabra, desde el
mismo momento en que Dios, el inefable, se ha hecho de la tierra» (Sal 139,14-15). Gracias, Señor, por tanta
Palabra para que nosotros pudiéramos entrar en rela- atención: ése es tu estilo, tu modo de obrar. Ayúdame a
ción con él. Ha aceptado los límites de la palabra hu- no olvidarlo cuando, frente a ciertos acontecimientos de
m a n a a fin de «decirse» y revelarse de u n modo com- la vida, reacciono denunciando tu ausencia o incluso
prensible para nosotros. Se ha hecho tan cercano a sintiéndote hostil.
nuestra experiencia cotidiana que podemos terminar Me tienes en tanta estima que me has llamado para
por confundir su voz con el r u m o r de la charla confusa colaborar contigo. Me confías lo más precioso que tie-
y bulliciosa o con el estruendo de decenas de decibelios nes, la Palabra, que está al comienzo de todo: de la crea-
que marca nuestra «cultura» del ruido. El Señor sigue ción, de la redención, de la santificación. Perdóname, te
viniendo hoy a nuestro encuentro dirigiéndonos la Pa- lo ruego, la superficialidad con que me pongo ante tu
344 16a semana Miércoles 345
don y ante la misión que me propones. Perdóname las PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
incertidumbres y las resistencias. Éstas expresan que
vivo más replegado en mí mismo que «capturado» en «Entré en aquella capilla por casualidad, sin angustias meta-
mi corazón por la gran benevolencia que me muestras. físicas, sin inquietudes, sin problemas personales, sin disgustos
amorosos: no era yo más que un ateo tranquilo, marxista, un
¡oven despreocupado y un poco superficial que tenía en su
CONTEMPLATIO programa aquella noche un encuentro galante», me contó tam-
bién a mí. «Salí de allí diez minutos después, tan sorprendido de
encontrarme de repente católico como lo hubiera estado si me
Imita a la tierra, oh hombre, y produce también tú hubiera descubierto jirafa o cebra a la salida del zoo. Precisa-
tus frutos para no ser inferior a las cosas materiales. La mente porque sabía que nadie me habría creído, callé durante
tierra produce frutos, pero no puede gozarlos y los pro- más de treinta años, trabajé duro para hacerme un nombre
duce para tu beneficio. Tú, en cambio, puedes recoger como periodista y escritor y poder esperar así no ser tomado por
para tu propio beneficio todo lo que vas produciendo. Si loco cuando hubiera pagado mi deuda: contar lo que me había
has dado al hambriento, se vuelve tuyo todo lo que le sucedido». Para algunos, este hombre [André Frossard] es un
roblema; para otros, un enigma: un periodista de éxito, uno de
has dado; más aún: vuelve a ti incrementado. En efecto,
del mismo modo que el trigo que cae en tierra actúa en E >s más conocidos y temidos de Francia, que sale con un libro
en el que anuncia, con una seguridad inexpugnable, que Dios es
beneficio de aquel que lo ha sembrado, así también el una evidencia, un hecho, una Persona encontrada de manera
pan dado al hambriento reporta muchos beneficios. inesperada por el camino [...].
Que lo que constituye su fin para la agricultura sea,
«La Cosa» tuvo lugar en Sudamérica, en un congreso: una
pues, para ti el criterio de la siembra espiritual. Tú no caída sobre el borde de cemento de una piscina, una fractura,
conoces más que una frase: «No tengo nada y no puedo la larguísima espera de socorro. [Louis Pawels] añade: «Estaba
dar nada, porque no tengo bienes». En efecto, eres ver- solo, todos habían vuelto al albergue para la comida. Mientras
daderamente pobre; es más, estás privado de todo ver- me desplomaba en tierra, sentí que no estaba cayendo por ca-
dadero bien. Eres pobre de amor, pobre de humanidad, sualidad: advertí con claridad que «Alguien» me había empu-
pobre de fe en Dios, pobre de esperanza en las realida- jado. Y lo había hecho para decirme «algo». Yacía abandona-
des eternas. Muéstrate activo en el bien. Entonces te do sobre el cemento, fracturado. El dolor era lancinante; sin
aprobará Dios, te alabarán los ángeles, te proclamarán embargo, me invadió una inmensa, una inexplicable alegría.
bienaventurado todos los hombres que han existido des- Cuando, por fin, acudió alguien y me llevaron en camilla, mi
cuerpo estaba herido, pero mi alma exultaba. Era como si acon-
de la creación del mundo en adelante (Basilio Magno, teciera el nacimiento de Cristo para mí, en aquel mismo mo-
Homilía sobre la caridad 3, 6, en PG 266-267.275). mento: era mi Navidad, una Navidad en septiembre. Por vez
primera en mi vida, conocí la alegría» (V. Messori, Inchiesta sul
crístianesimo, Turín 1987).
ACTIO
LECTIO
los profetas profetizaban nerse a excavar aljibes que, al agrietarse, acaban por
en nombre de Baal, perder el agua que retenían (w. 12ss).
siguiendo a dioses inútiles.
12
Pasmaos de ello, cielos,
temblad llenos de terror.
Oráculo del Señor. Evangelio: Mateo 13,10-17
13
Que mi pueblo ha cometido
un doble crimen: En aquel tiempo, 10 los discípulos se acercaron y le pregun-
me han abandonado a mí, taron:
fuente de agua viva,
-¿Por qué les hablas por medio de parábolas?
para excavarse aljibes, 11
aljibes agrietados, Jesús les respondió:
que no retienen el agua. -A vosotros Dios os ha dado a conocer los misterios del
Reino de los Cielos, pero a ellos no. n Porque al que tiene se
le dará, y tendrá de sobra, pero al que no tiene, aun aquello
*•• La palabra que el Señor confía a Jeremías para que que tiene se le quitará. " Por eso les hablo por medio de
la transmita tiene aquí la forma de una requisitoria se- parábolas, porque aunque miran no ven, y aunque oyen no
vera y apasionada, en la que YHWH pone a Israel frente escuchan ni entienden. ,4 De esta manera se cumple en ellos
a sus propias responsabilidades y le pide cuentas de su lo anunciado por Isaías:
infidelidad a la alianza. Dios tiene presente en el cora- Oiréis, pero no entenderéis;
zón y en la mente el tiempo del Éxodo y de la estancia miraréis, pero no veréis,
15
porque se ha embotado
en el desierto, un tiempo idílico de comunión, en el que el corazón de este pueblo,
el pueblo respondía con docilidad y obediencia a su se han vuelto torpes sus oídos
amor absoluto (v. 2). Por su parte, Dios ha tutelado de y se han cerrado sus ojos;
todos los modos posibles a Israel, su propiedad (v. 3), y, de modo que sus ojos no ven,
fiel a la promesa, lo guió a la rica y fértil tierra de Ca- sus oídos no oyen,
su corazón no entiende,
naán (v. 7 a).
y no se convierten a mí
El cambio de actitud del pueblo motiva la acusación: para que yo los sane.
16
una vez en sitio seguro, Israel abandonó a su Dios; su Dichosos vosotros por lo que ven vuestros ojos y por lo
pecado ha profanado la tierra que habita y que es santa que oyen vuestros oídos; " porque os aseguro que muchos
por ser de Dios (v. 7b). Es extraordinariamente grave profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis y no lo vieron,
que los guías del pueblo (sacerdotes, reyes, profetas) ha- y oír lo que oís y no lo oyeron.
yan sido los primeros en traicionar la alianza volvién-
dose a los ídolos. Toda la creación está llamada a ser **• Al comienzo del largo «sermón en parábolas», in-
testigo de un hecho tan absurdo: aunque el pueblo ha serta Mateo la pregunta sobre el «porqué» de las pará-
experimentado la plenitud de vida en la comunión con bolas y del rechazo de la Palabra de Jesús por parte de
el Dios vivo, lo abandona ahora prefiriendo a los ídolos. Israel. Era ésta una pregunta importante para los cristia-
Es el mismo estúpido dramatismo de quien, sediento, nos de las primeras comunidades, que, por una parte, se
en vez de dirigirse a la fuente de agua viva, prefiere po- encontraban frente a la necesidad de explicar e inter-
350 16a semana Jueves 351
pretar u n tipo de anuncio que se había vuelto inaccesi- la vida. La Palabra del Señor nos propone hoy que
ble de manera inmediata y, por otra, sufrían la oposi- miremos dentro de nuestro corazón, que lo toquemos,
ción y el escándalo del pueblo elegido, que, en una gran que verifiquemos la disponibilidad que tiene para hacer
parte, no había acogido al Mesías. La respuesta parte u n esfuerzo e ir más allá de la superficialidad; también
del reconocimiento de la antítesis aparecida ya en la pa- en nuestra relación con el Señor. De manera diferente,
rábola del sembrador: hay quien se muestra disponible nos escapa el sentido de lo que vivimos, y puede pasar-
y quien, por el contrario, ofrece resistencia a la Palabra nos que seamos como los judíos, que, por no mostrarse
de Jesús. La diferente disposición interior establece la disponibles a comprometerse a fondo con el Señor,
diferencia entre el «ver» y el «oír»: conversión y conse- rechazaban su amor vivificante por cultos de muerte.
cuente bienaventuranza para los unos, incomprensión y Resulta paradójico, pero tal vez no alejado de nuestra
exclusión del don para los otros. El texto profético de experiencia, que -estando hambrientos de a m o r - no
veamos a Dios, que es amor, y no escuchemos en serio
Is 6,9ss, en el que Dios anuncia al profeta los obstáculos
su Palabra; que -estando desorientados por el vacío y la
que encontrará en el ejercicio de su misión, da razón
falta de sentido del vivir- cerremos los ojos y los oídos
de lo que antes Jesús y después la Iglesia tendrán que vi-
frente a quien nos da testimonio de Dios como verdad y
vir. Si bien el lenguaje semítico refiere a Dios la causa como vida. Toquemos nuestro corazón: todavía estamos
primera de los acontecimientos, no es ciertamente él a tiempo de convertirnos.
quien determina la docilidad y la dureza del corazón. El
hombre está llamado a asumir en primera persona la
responsabilidad de su propia elección frente a la Pa-
ORATIO
labra que hoy se le dirige, puesto que hoy es el tiempo
favorable para la salvación (cf. 2 Cor 6,2).
Es verdad, Señor, a veces soy precisamente u n holga-
zán. El empleo de productos de todo tipo «listos para
MEDITATIO usar» me ha acostumbrado al «todo fácil», al «todo en-
seguida», y me he convencido de que también en las co-
sas del espíritu funcionan las cosas así. Confieso, Señor,
que he preferido las muchas palabras brillantes, aunque
No es difícil ver, si miramos alrededor, cuántas rela- inconsistentes, proclamadas por el charlatán de turno,
ciones superficiales existen. Y no sólo las de «convenien- a tus palabras, duras de comprender, pero vivificantes.
cia», en las que apenas se intercambian el saludo o dos También yo he pensado que la fe en ti era una baratija
palabras sobre el tiempo o sobre el partido de fútbol, sino infantil, u n a baratija que hemos de conservar en el des-
también en otras que son fundamentales: entre marido y ván, metida en el baúl de los viejos recuerdos...
mujer, entre padres e hijos, entre personas que compar- Perdóname, Señor, no he comprendido nada. Sostén
ten una misma opción religiosa, existencia!... en mí el deseo de convertirme a ti: necesito unos ojos
Vemos relaciones sin raíces profundas, que terminan. limpiados por la fe y unos oídos que no se confundan
Y estaría bien que nos preguntáramos por qué resulta entre tantos sonidos, sino que sepan distinguir tu voz.
tan difícil embarcarse en u n compromiso que dure toda Necesito sobre todo, Señor, un corazón disponible para
352 16a semana Jueves 353
acoger la verdad sobre ti y la verdad sobre mí, dispues- PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
to a amar y suficientemente humilde para dejarse a m a r
como tú quieres amarlo. Lo necesito y sé que tú estás «Volviéndose después a los discípulos, les dijo en privado:
dispuesto desde hace mucho tiempo a darme todo esto: "Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis"» (Le 10,23).
sólo estás esperando mi «sí». Entonces podré correr y Una bienaventuranza que, sin embargo, ni siquiera a los dis-
calmar mi sed ardiente no en los «aljibes» de la moda y cípulos les sirvió de mucho. Y es que, aunque fueron testigos
del mercado, sino en la «fuente de agua viva» de tu Pa- oculares de las maravillas del Reino, y fueron compañeros de
Cristo y compartieron con él los días y fueron comensales suyos,
labra y de tus sacramentos. Y tal vez, si yo voy, también
a pesar de todo se ha escrito de ellos que -todos- al final le
otros vendrán conmigo. abandonaron y le traicionaron. Con eso está dicho lo difícil que
resulta ser coherente y creer de verdad y aceptar a Cristo. Una
bienaventuranza que yo, por ejemplo, pienso que me podría ser
CONTEMPLATIO atribuida con gran dificultad.
Es cierto, la pregunta es sólo una: ¿Ha sido creído Jesús
Oh, si tú, Dios misericordioso y Señor piadoso, te dig- alguna vez en serio? ¿Quién le ha acogido?
naras llamarme a la fuente para que también yo, junto «Dichosos los ojos que ven...». No, esos ojos no eran dicho-
con todos los que tienen sed de ti, pudiera beber del sos, porque «no veían». ¡Si al menos fueran bienaventurados
nuestros ojos! ¡Y decir que nosotros vemos, que sabemos! Esta-
agua viva que m a n a de ti, fuente de agua viva. Oh Señor,
mos convencidos de que no hay otras respuestas a estas bendi-
tú mismo eres esa fuente eternamente deseable, en la tas cuestiones eternas: por qué sufrir, por qué morir, cómo sal-
que continuamente debemos beber y de la que siempre varnos, qué hacer para tener la vida. Estamos convencidos de
tendremos sed. Danos siempre, oh Cristo Señor, esta que él es la respuesta que todos buscan, la razón por la que vale
agua viva que brota para la vida eterna. Tú lo eres todo la pena luchar. No, nuestros ojos no son dichosos. Ni siquiera
para nosotros: nuestra vida, nuestra luz, nuestra salva- vemos el mal mortal que nos causamos con nuestras propias ma-
ción, nuestro alimento, nuestra bebida, nuestro Dios. Te nos. Está escrito que no es con la dialéctica como Dios quiere
ruego, oh Jesús nuestro, que inspires nuestros corazo- salvar al hombre. Puedo hacer el más bello discurso religioso,
pero si no tengo fe no me ayuda en nada. Más aún, si no tengo
nes con el soplo de tu Espíritu y que traspases con tu
ni fe ni amor tampoco sirve de nada: dado que el amor es el
amor nuestras almas, para que cada uno de nosotros signo supremo de la fe, el signo verdadero en el que creo (D. M.
pueda decir con toda verdad: «Hazme conocer a aquel Turoldo, Anche Dios é inte/ice, Cásale M. 1991).
que ama mi alma» (cf. Cant 1,6); estoy herido, en efecto,
por tu amor (Columbano, Instrucción XIII sobre Cristo
fuente de vida, 2ss).
ACTIO
16 a s e m a n a del
Tiempo ordinario
LECTIO
nos la dirigiera el Señor: «Sea cual sea el "terreno" en el que en las obras tenemos el fruto de la semilla. Quisie-
que reconoces estar, ¿quieres volver a mí?». ra exhortaros a no ir a la Iglesia y quedaros, después, sin
dar fruto, es decir, a escuchar tantas hermosas verdades
sin moveros, después, a obrar. Hermanos, no teníamos
ORATIO obras buenas, sino que todas eran malas. Sin embargo,
aun siendo tales las obras de los hombres, no los aban-
Gracias, Señor, por hacerme volver a ti. Tu voz, que donó la misericordia divina. Es más, Dios mismo envió
con tanta suavidad me dice: «¡Vuelve!», me hace sentir a su Hijo a redimirnos al precio de su sangre. Esa es la
todo el amor que me tienes, tu espera, tu deseo de mí. gracia que hemos recibido. Vivamos, por tanto, de u n a
Tú me deseas más a mí que yo a ti. Si me alejo de ti, tú manera digna de la misma, para no ultrajar un don tan
continúas buscándome; si no escucho tu voz, tú conti- grande (Agustín, Sermón 23a, 1-4, en CCL 41, 321-323).
núas esparciendo como semilla tu Palabra, de manera
abundante. Si dejo caer tu invitación en la nada, tú me
la renuevas cada día; más aún, en cada instante. ACTIO
Gracias, Señor, por tu fidelidad. Me hace bien saber
que eres así, no para alargar el tiempo de mi retorno Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
sosegándome según mi conveniencia, sino para no de- «Vuelvo a ti, oh Dios: tú eres mi Señor».
sanimarme cuando me dé cuenta de que sigo preso en
condicionamientos interiores y exteriores de los que
todavía no me he liberado. PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
Gracias, Dios fiel, por continuar pronunciando tu Pa-
labra para mí. Con la fuerza y el apoyo de tu Espíritu sé Corazón duro. Así podemos sintetizar la situación de los te-
que puedo caminar por el camino de la conversión, del rrenos incapaces de recibir la Palabra de la manera debida (ca-
retorno a la verdadera casa tuya y mía. Y escuchar en mino, pedregal, espinas). Podemos plantear así nuestro proble-
ella tu voz con el corazón desembarazado de todo lo que ma: ¿cómo es que escuchamos las palabras justas y, después,
cuando hemos salido de la iglesia, hacemos las equivocadas?
hasta ahora me ha bloqueado para vivir como hijo, para Nos defendemos de la Palabra, porque la consideramos peli-
llamarte y sentirte como eres: mi padre. Ahora com- grosa, porque puede empujarnos a realizar gestos locos, cierta-
prendo, Dios mío, que ése es el fruto que puedo dar y mente incómodos. No hemos de buscar la culpa en nuestra poca
que tú esperas de mí. cultura (Jesús no eligió a los Doce entre los más cultos, ni tuvo la
pretensión de que rueran licenciados), ni siquiera en nuestra
indignidad (Jesús reveló una verdad que guardaba con gran
CONTEMPLATIO celo nada menos que a una mujer de mala vida, la samaritana:
«Soy yo, el que está hablando contigo»).
Seremos verdaderamente dichosos si lo que escucha- La causa profunda hemos de buscarla en una actitud de fon-
mos o cantamos lo ponemos también en práctica. En do nuestra que está equivocada. Precisamente en nuestro cora-
efecto, nuestra escucha representa la siembra, mientras zón duro. El terreno ya está ocupado por nosotros mismos, por
nuestros esquemas, por nuestros prejuicios, por nuestro «sentido
360 16a semana
LECTIO
*+ La Palabra del Señor manda a Jeremías a la entra- que crezcan juntos ambos hasta el tiempo de la siega; en-
da del templo, lugar santo por excelencia, por ser mo- tonces diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y
rada de Dios. El profeta condena la hipocresía de los atadla en gavillas para quemarla, pero el trigo amontonadlo
que se acercan por allí queriendo dar culto a Dios, en mi granero».
mientras transgreden sus mandamientos.
Nadie puede considerarse a salvo del castigo divino *•• La segunda parábola propuesta por Jesús presen-
sólo porque entra en el templo y ofrece sacrificios, ta también u n a siembra llevada a cabo por dos sem-
cuando, a renglón seguido, es injusto, mata, roba, co- bradores. El primero siembra buena semilla, el otro
mete adulterio, jura en falso y mantiene una práctica siembra semilla de plantas nocivas que se mezclarán
sincretista de la fe (w. 5-10). Ya es absurdo sólo pensar con el trigo. Jesús compara el Reino de Dios - p o r con-
que Dios pueda mostrar connivencia con tales acciones siguiente, la Iglesia (que es su inicio) y, en sentido lato,
abominables. Él ve las obras que realiza cada uno. El toda la h u m a n i d a d - con este campo en el que conviven
templo es el lugar santo porque Dios está presente: el trigo y la cizaña. Si el instinto de los criados les lle-
quien entre en él debe vivir de manera conforme a esa va a eliminar de inmediato el elemento nocivo, la lógi-
santidad. Pero si alguien es malo, hace malo el lugar ca del dueño es diametralmente opuesta. Jesús nos pre-
más santo, y eso no puede dejar de merecer el castigo de senta de este modo el corazón del Padre: así como el
Dios (v. 11). dueño del campo deja que crezcan juntas las plantas
Suena de nuevo la llamada a la conversión. Consiste nuevas y las nocivas, que sólo serán separadas en el
ésta en mejorar la propia conducta y las propias accio- tiempo de la siega para seguir una suerte diferente, así
nes, es decir, en vivir según los mandamientos de Dios: Dios tampoco interviene para desarraigar el mal que
juzgar según la justicia, establecer relaciones sociales está presente en la Iglesia y en el m u n d o - e n última
equitativas y respetuosas con cada uno, abandonar todo instancia en el corazón del h o m b r e - , y sólo en el mo-
compromiso con la idolatría (w. 3-5). mento del juicio se hará evidente quién ha obrado el
bien y quién ha obrado el mal. La acción del maligno,
puesta ya de manifiesto en la explicación de la pará-
Evangelio: Mateo 13,24-30 bola del sembrador (cf. Mt 13,19), es acogida aquí en
el despliegue de la historia.
En aquel tiempo, 24 Jesús les propuso esta otra parábola: Al exceso de celo de quien quisiera ver triunfar el
-Con el Reino de los Cielos sucede lo que con un hombre bien y está dispuesto por ello a eliminar violentamente
que sembró buena semilla en su campo. " Mientras todos en nombre de Dios tanto el mal como al que lo hace, se
dormían, vino su enemigo, sembró cizaña en medio del tri- contrapone la tolerancia del Padre, que, lejos de ser
go y se fue. 26 Y cuando creció la hierba y se formó la espiga,
apareció también la cizaña. " Entonces los siervos vinieron mero pacifismo o indiferencia, conoce los tiempos de
a decir al amo: «Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu crecimiento y el corazón de cada uno. Como cantaba ya
campo? ¿Cómo es posible que tenga cizaña?». 2S Él les res- estupefacto el autor del libro de la Sabiduría (11,23):
pondió: «Lo ha hecho un enemigo». Le dijeron: «¿Quieres «Tú tienes compasión de todos, porque todo lo puedes, y
que vayamos a arrancarla?». z9 Él les dijo: «No, no sea que,
al arrancar la cizaña, arranquéis con ella el trigo. 30 Dejad
pasas por alto los pecados de los hombres para que se
arrepientan».
364 16a semana Sábado 365
m á s aún, espera durante m u c h o tiempo nuestra con- aceptar sus límites. Hay falsos profetas entre los que viven en
versión. Está plenamente dispuesto a perdonar y a arre- comunidad. Esos tales atraen y estimulan los entusiasmos, pero
pentirse de la sentencia condenatoria que había prepa- por falta de sensatez o por orgullo llevan a los jóvenes a la
rado para nuestros pecados. Si nos arrepentimos del desilusión. El mundo comunitario está lleno de ilusiones, y no
siempre resulta fácil distinguir lo verdadero de lo falso, sentir si
mal que hayamos hecho, también él se arrepentirá de la
crecerá el buen grano o si vencerán las malas hierbas.
decisión de castigo que había adoptado y del mal con el
que nos había amenazado. Si cambiamos de vida, tam- Si pensáis fundar comunidades, rodeaos de mujeres y de
hombres sensatos, que sepan discernir. Pido perdón a todos
bién él cambiará la sentencia que había predispuesto.
aquellos que han venido a mi comunidad o a nuestras comuni-
Cuando decíamos que nos había amenazado con el mal, dades del Arca llenos de entusiasmo y se han sentido desilusio-
no nos referíamos, a buen seguro, a un mal moral, sino nados por nuestra falta de apertura, por nuestros bloqueos, por
a u n a pena debida justamente a quien ha faltado. Des- nuestra falta de verdad y por nuestro orgullo (J. Vanier, La co-
pués de que el Señor nos haya concedido su bendición munitá, luogo del perdono e della festa, Milán 1980 [edición es-
y haya perdonado nuestros pecados, podremos ofrecer pañola: La comunidad, lugar del perdón y de la fiesta, Promo-
nuestros sacrificios a Dios (Jerónimo, Comentario a ción Popular Cristiana, Madrid 1998]).
Joel, en PL 25, 967ss).
ACTIO
17 a semana del
Tiempo ordinario
LECTIO
MEDITATIO
ORATIO
Nos deja, como parte nuestra, todo el mérito y todo el pondió; «las he hecho yo misma a mano. Tengo noventa y dos
provecho de nuestros favores y de nuestras buenas años...». «Le compro las cinco que lleva», dijo mi madre,
obras, y nosotros, por nuestra parte, le dejamos todo el abriendo el monedero. La viejecita miró a mi madre con una
honor y toda la alabanza, reconociendo que el inicio, el sonrisa cansada y apenas marcada; sin decir nada, se alejó con
su andar tranquilo, un andar que dejaba inmóviles los brazos,
progreso y el remate de todo bien que llevemos a cabo
los hombros y la cabeza.
depende de su misericordia. Nosotros le damos la gloria
Esta escena la he repensado, meditado, contemplado dentro
de nuestras alabanzas, y él nos da la gloria de su alegría
de mí muchas veces, no sabría decir cuántas. La viejecita ya se
(Francisco de Sales, Teotimo, o Trattato dell'amor di Dio,
había alejado: qué otra cosa - o quién- nos convenció, para
Milán 1989, pp. 788ss [edición española: Tratado del comprar no una, sino todas las protecciones que vendía. Esa es
amor de Dios, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid la cuestión: hay una fuerza en el ser pequeño, pobre, sufrido y
1995]). remisivo; una fuerza, sin embargo, que no le es propia, una
fuerza que le viene de fuera. Alguien se la ha puesto dentro, al-
guien que la posee. No es cuestión de perderse en muchas ave-
ACTIO riguaciones, Señor, porque sólo hay Uno que pueda poseer tal
fuerza, sólo Uno puede haber pensado hacer todo esto: tú. Tú la
pusiste en la humildad de aquella viejecita, aunque la pusiste
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
también en el corazón de quien la vio y la sintió. Es la única
«Dios escoge lo que es pequeño» (cf. Mt 13,31). fuerza que ha existido siempre, que existe y que existirá siem-
pre, la única fuerza que forma una sola cosa contigo, que hace
de ti, Padre, Hijo y Espíritu Santo, un único Dios: la fuerza de tu
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL amor o, mejor aún, la fuerza del amor que eres (A. Marchesini,
Piccolo come un seme d¡ senape, Bolonia 1993).
Hace algún tiempo me sucedió un episodio que me afectó en
lo profundo del alma. Estaba en Roma; esperaba el autobús en
la parada que se encuentra casi enfrente de la iglesia de
San Juan de Letrán. Estaba conmigo mi madre. Se me acercó
una señora muy anciana, vestida con un pequeño abrigo negro,
ya lustroso por el uso inveterado al que había sido sometido.
Caminaba a pequeños pasos, con la típica rigidez senil del tron-
co, de la cabeza y de las manos. Me preguntó si quería comprar
una protección de hilo de algodón rojo de ganchillo, de esas
que sirven para coger ollas y cazuelas sin quemarse. Cogido
así, de improviso, dije que no me interesaba. Entonces la vieje-
cita se alejó sin insistir y sin dirigirse a nadie más. Me arrepen-
tí de inmediato, porque comprendí que lo importante no era que
yo tuviera necesidad de esa protección, sino que ella tuviera ne-
cesidad de venderlas a fin de poder ganar algo. Intercambié
una mirada con mi madre, que la alcanzó enseguida y le pre-
guntó a cuánto las vendía. «A mil liras la pieza, señora», res-
Martes
17 a semana del
Tiempo ordinario
LECTIO
El Señor juzgará al m u n d o sin acepción de personas: Es un hecho objetivo que sólo el Dios de Jesús, el Dios en quien
cada u n o recibirá conforme obró. Si el h o m b r e fue bue- cree el cristiano, es el único que no puede ser implicado en la
no, su justicia marchará delante de él; si fue malvado, la blasfemia del hombre por la marea de dolor que asciende a me-
paga de su maldad irá también delante de él («Carta de nudo y le ahoga. «No hay otra respuesta radical y definitiva al
problema del mal aue la cruz de Jesús, en la cual sufrió Dios el
Bernabé», II, 9; IV, 10-12, en Padres apostólicos, BAC,
mal supremo, y lo hizo de manera triunfal, porque lo padeció
Madrid 2 1968, pp. 774-778). hasta el final. Esta respuesta elimina el escándalo de un Dios
tirano que se complace en los sufrimientos de sus criaturas,
proponiendo, sin embargo, un escándalo aún mayor (Jacques
ACTIO Natanson) (V. Messori - M. Brambilla, Qualche ragione per cre-
dere, Milán 1997).
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
«Reconocemos, Señor, nuestra maldad» (Jr 14,20).
17 a semana del
Tiempo ordinario
LECTIO
MEDITATIO
sionarme por tus cosas y de descubrir que sólo pertene-
ciéndote soy de verdad yo mismo.
Hay dos tonalidades en las lecturas que hoy nos
No es fácil encontrar a precio de saldo el coraje de
ofrece la liturgia. Está la alegría de quien ha encontrado
arriesgar. Y - m e doy cuenta de ello- no es el resultado
el sentido de su vida en una palabra, la de Dios, que le
de una operación lógica. El coraje necesario para apos-
ha abierto el corazón, y por la que no vacila en com-
tarlo todo, toda la existencia, por ti, Señor, apoyados en
prometer toda su vida renunciando a todo lo demás, y
tu Palabra, es algo que pertenece al orden del corazón,
esta la desolación de quien siente la inutilidad de su vi-
y es posible si acepto dejarme abrasar interiormente por
vir, el fracaso de sus esfuerzos, aunque sean sinceros.
el fuego del Espíritu, por tu amor creador. Que yo tam-
Con frecuencia coloreamos la vida con una u otra esca-
bién pueda saborear, Señor, tu bondad y tu dulzura...
la cromática. Tal vez empleamos con mayor frecuencia
Así, lo menos que podré hacer será dejarlo todo por ti y
la segunda.
gritarte una vez más: «¡Aquí estoy, Señor!».
El Señor nos dice algo importante: la alegría del en-
cuentro con él, saboreada en un momento preciso que
ha iluminado nuestra existencia, constituye el funda- CONTEMPLATIO
mento que debemos redescubrir de continuo. Es la me-
moria que nos garantiza lo esencial: la certeza de que el
Señor está vivo y presente junto a nosotros. La pesadez Si Cristo habita en nuestros corazones por medio de
del vivir, la constatación de haber fracasado, son expe- la fe, como dice el divino apóstol, y todos los tesoros de
riencias dolorosas y lancinantes, que desgarran por den- la sabiduría y del conocimiento están escondidos en él,
tro, que estallan en un grito: «¡Basta!». Volver a encontrar entonces todos los tesoros de la sabiduría y del conoci-
la alegría del momento del descubrimiento, o bien desear m i e n t o están escondidos en nuestros corazones y se re-
proseguir la búsqueda si todavía no hemos encontrado, velan al corazón en la medida de la purificación alcan-
es la verdadera aventura de la vida, es su sentido más zada p o r cada uno mediante los mandamientos. Éste es
profundo. Vale la pena entregarlo todo por esto. el tesoro escondido en el campo del corazón, y todavía
no lo has encontrado a causa de tu pereza. Si, en efecto,
Dejémonos atraer por el Señor, que, como hizo con el lo hubieras encontrado, habrías vendido ya todo lo que
profeta, nos dice hoy a nosotros: «Si vuelves a mí, haré tienes y habrías comprado este campo.
que vuelvas y estés a mi servicio» (Jr 15,19).
Como u n labrador que busca u n campo adecuado
p a r a trasplantar algún árbol silvestre y encuentra por
casualidad u n tesoro inesperado, así es todo asceta hu-
ORATIO
milde y sencillo. El asceta experimentado es u n agri-
cultor espiritual que trasplanta como un árbol silvestre
Tengo necesidad de ti, Señor, de tu presencia, que da la contemplación de las cosas visibles orientada a la
vigor a mis fuerzas e impulso a mi corazón. Necesito sa- percepción sensible en la región de las realidades inte-
borear la dulzura de tu amistad, dejarme deslumhrar ligibles, y encuentra un tesoro, es decir, la manifesta-
por el esplendor de tu belleza. Tengo necesidad de apa- ción, p o r la gracia, de la sabiduría que hay en los seres
390 / 7a semana Miércoles 391
(Máximo el Confesor, La filocalia, II, Turín 1983, 107 ella, confiarnos a Cristo crucificado, que quiere llenarnos de su
y 116). alegría (Cario Maria Martini, La gioia del vangelo, Cásale M .
1988 [edición española: La alegría del evangelio, Sal Terrae,
Santander 1996]).
ACTIO
17 a s e m a n a del
Tiempo ordinario
LECTIO
que es el Creador y Señor de todos los pueblos, puede nidad de los discípulos de Jesús hay quien acoge y vive
eliminar al que no vive según su voluntad. Su juicio es su Palabra, primicia del Reino, y quien la rechaza o se
inapelable y no se trata de u n gesto autoritario, sino muestra indiferente. La distinción tendrá lugar al fin de
pedagógico: el castigo es una ayuda para comprender el los tiempos y corresponde a Dios realizarla (w. 47-50).
propio error y convertirse. Como la arcilla está en Es importante para los discípulos comprender el mis-
manos del alfarero, así está Israel en manos de Dios. La terio del Reino que Jesús les ha revelado mediante las
imagen, además de evocar la idea de la potestad abso- parábolas, o bien entender con la mente y con el cora-
luta de Dios respecto al pueblo, sugiere la de su atento zón la Palabra y vivirla a través de la obediencia de la fe.
cuidado, a fin de que el pueblo viva con rectitud, de modo Es preciso el asentimiento personal del discípulo (v. 51),
semejante al del artista, que, al modelar un objeto, pone a fin de que siguiendo a Jesús y a ejemplo suyo pueda
todo su cuidado para que salga bien. ser u n comunicador y u n testigo de toda la voluntad
salvífica del Padre, tal como la manifestó en la antigua
y en la nueva alianza (v. 52).
Evangelio: Mateo 13,47-53
*+• Este fragmento abre u n a nueva sección del libro Judas? 56 ¿No están todas sus hermanas entre nosotros? ¿De
de Jeremías (capítulos 26-29), que se distingue de la dónde, pues, le viene todo esto?
57
precedente (capítulos 1-25). En la que ahora comienza, Y los tenía desconcertados. Pero Jesús les dijo:
se narran en prosa las circunstancias relativas a los -Un profeta sólo es despreciado en su pueblo y en su casa.
58
mensajes del profeta. Concretamente, el capítulo 26 pre- Y no hizo allí muchos milagros por su falta de fe.
senta el contexto de las palabras pronunciadas por el
profeta en la entrada del templo y recogidas en el capí- *•• Terminado el «sermón en parábolas», recoge
tulo 7. Durante el reinado del impío Joaquín, que había Mateo otro material narrativo, cuyo variado contenido
frustrado las esperanzas de reforma religiosa suscitadas marca la progresiva separación entre Jesús e Israel y
por su padre, Josías, pronuncia Jeremías el duro dis- manifiesta la formación específica dada al grupo de los
curso del que aquí se nos ofrece una síntesis. El Señor discípulos {cf. Mt 13,54-17,27).
envía al profeta al templo, presumiblemente con oca-
sión de una fiesta religiosa que atrae a muchas personas El episodio que abre la sección, y que constituye el
a Jerusalén (v. 2), a proclamar unas palabras importan- fragmento litúrgico de hoy, narra el rechazo que opu-
tes, unas palabras que deberá pronunciar sin omitir sieron a Jesús sus paisanos. Del estupor inicial produci-
nada: está en juego la conversión del pueblo o su casti- do por su enseñanza (v. 54) se pasa a la pregunta fun-
go (v. 3). Jeremías llama a todos a la responsabilidad damental sobre la identidad del Nazareno. Los fariseos
respecto a la Palabra del Señor, cuya escucha constituye habían respondido a ella declarándolo afiliado al bando
el punto de partida para convertirse. Precisamente con del príncipe de los demonios, por cuya autoridad habría
este fin ha ido enviando Dios, a lo largo de toda la histo- hecho los milagros {cf 12,24). Los habitantes de Naza-
ria de Israel, a los profetas, hombres de la Palabra (v. 5). ret, sin embargo, no dan respuesta alguna. El conoci-
Ahora bien, quien no sigue las advertencias de los pro- miento que tienen de su paisano y de su familia se con-
fetas y no se comporta en conformidad con la Palabra
vierte en un obstáculo para creer que sea él el Mesías:
del Señor no puede pretender encontrar la salvación
sólo por el hecho de frecuentar el templo. La actitud asu- no es posible que u n hombre de la condición de Jesús
mida respecto a la Palabra es discriminadora: si escu- tenga «esa sabiduría y esos poderes milagrosos» (v. 55ss).
charla y obedecerla es vivir, no escucharla y no obede- Jesús constata a través de su propia experiencia la ver-
cerla es morir. En este caso, el pueblo depositario de la dad del dicho proverbial que reza: «Nadie es profeta en
bendición será maldito en virtud de su elección (v. 6). su tierra» {cf v. 57). La suerte de su mensaje y de su mis-
ma persona no es diferente a la reservada a los profetas
del Antiguo Testamento y de todos los tiempos: rechazo,
Evangelio: Mateo 13,54-58 burla, desprecio, persecución; a menudo, también muer-
te violenta. Y dado que los milagros suponen la fe, que
En aquel tiempo, M fue Jesús a su pueblo y se puso a ense- es lo único que permite comprender su verdadero signi-
ñarles en su sinagoga. La gente, admirada, decía:
-¿De dónde le vienen a éste esa sabiduría y esos poderes
ficado, la incredulidad de los habitantes de Nazaret se
milagrosos? 55 ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama convierte en un impedimento para que Jesús pueda ha-
su madre María, y sus hermanos, Santiago, José, Simón y cerlos (v. 58).
402 17a semana Viernes 403
6
^ Este fragmento es continuación del leído ayer y Un día que se celebraba el cumpleaños de Herodes, la hija
presenta la reacción a la vigorosa advertencia pronun- de Herodías danzó en público y agradó tanto a Herodes 7 que
éste juró darle lo que pidiese. 8 Ella, azuzada por su madre, le
ciada por el profeta en la entrada del templo. Las auto- dijo:
ridades religiosas denuncian a Jeremías ante los jefes y
-Dame ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan el
ante el pueblo, acusándole de profetizar la destrucción Bautista.
del templo y de Jerusalén, «santos» ambos por ser mo- 9
El rey se entristeció, pero por no romper el juramento que
rada de Dios. Anunciar su final era pronunciar una blas- había hecho ante los comensales, mandó que se la dieran,
femia que merecía la sentencia de muerte (v. 11). Jere- 10
después de enviar emisarios para que cortaran la cabeza a
mías reivindica en su defensa el mandato recibido del Juan en la cárcel. " Trajeron la cabeza en una bandeja y se la
Señor (v. 12). Con todo, precisa que el centro de su men- dieron a la muchacha, la cual a su vez se la llevó a su madre.
12
saje no es la destrucción de Jerusalén y de su templo, Después vinieron sus discípulos, recogieron el cadáver, lo
sino la conversión del pueblo: eso es lo que desea el Se- sepultaron y fueron a contárselo a Jesús.
ñor, y a su obtención se dirige la amenaza del castigo
que, sin embargo, si la advertencia consigue el efecto **• Después de contar cómo rechazaron a Jesús sus
esperado, no será llevado a cabo (v. 13). Jeremías sabe paisanos, inserta el evangelista el relato del martirio de
que es, en verdad, profeta de YHWH: los jefes religiosos Juan el Bautista, tomando como motivo la reacción de
y políticos se abstienen de condenar a muerte a un ino- Herodes Antipas al oír hablar de Jesús y de sus obras
cente, cuya sangre pesaría sobre su conciencia como (w. lss). Herodes, a quien los romanos le habían recono-
u n a culpa ulterior que, ciertamente, no quedaría sin cido la jurisdicción sobre Galilea y Perea, había decre-
castigo (w. 14ss). El fragmento litúrgico concluye con el tado el arresto y la posterior decapitación del Bautista a
v. 24, en el que se indica que Jeremías salvó la vida gra- causa de la fuerte denuncia por parte de este último del
cias a la protección que le otorgó u n personaje dotado pecado del tetrarca. Este había repudiado a su consorte y
de autoridad frente a los jefes del pueblo. tomado como mujer a la esposa de su hermano (w. 3-5).
La intransigente llamada del Bautista a la observancia
de la ley moral se había vuelto insoportable para la
Evangelio: Mateo 14,1-12 pareja adúltera. Si bien la voluntad homicida de Hero-
des estaba frenada por el temor de una sublevación po-
1
Por entonces, el tetrarca Herodes oyó hablar de Jesús, 2 y pular -y, añade el evangelista Marcos, por cierta estima
dijo a sus cortesanos: que el tetrarca alimentaba por el Bautista (cf. Me 6,20)-,
-Es Juan el Bautista, que ha resucitado de entre los muer- no ocurría lo mismo con Herodías. Por eso, cuando He-
tos; por eso actúan en él los poderes milagrosos.
3
rodes le juró a la hija de ésta darle lo que le pidiera,
Es que Herodes había detenido a Juan, lo había encade- «Herodías consiguió que le entregara la cabeza de Juan
nado y lo había metido en la cárcel, por causa de Herodías, la
mujer de su hermano Filipo. 4 Pues Juan le decía: (w. 6-11). La muerte del Bautista, cuya noticia llevaron
-No te es lícito tenerla por mujer.
a Jesús los discípulos de aquél (v. 12), es el último esla-
5 bón de una cadena de acontecimientos a través de los
Y, aunque quería matarlo, tuvo miedo al pueblo, que lo
tenía por profeta. cuales ha llevado Juan a término su propia misión de
408 17a semana Sábado 409
precursor. Jesús comprende que está llamado a recorrer si era de los tuyos, negó incluso conocerte. El miedo
el mismo camino. a perder la compañía de alguien o un mal entendido
respeto h u m a n o me frenan a la hora de pronunciar las
palabras, de realizar acciones coherentes con ese Evan-
MEDITATIO gelio que, sin embargo, deseo vivir. E n ciertos lugares es
motivo de vergüenza declararse cristiano.
Concédeme tu Espíritu de fortaleza: que yo me deje
En los discursos de despedida que siguieron a la Últi- calentar el corazón y encuentre en ti una alegría más
ma cena, Jesús declaró: «Yo soy el camino, la verdad y la fuerte que cualquier miedo. Haz de mí también u n tes-
vida» (Jn 14,6). Jesús es la verdad desconocida y com- tigo de la verdad que tú eres.
batida por los que se dejan instigar por aquel que es
«mentiroso y padre de la mentira» (Jn 8,44). Ahora bien,
el que sigue a éste no llega a la vida, sino a la muerte. CONTEMPLATIO
Sin embargo, tiene tantos seguidores porque en este
m u n d o el éxito de la elección parece producir un efecto Dichosos los que han sufrido como los profetas. A al-
contrario: los testigos de la verdad son aplastados, he- guien que, viviendo con pleno celo y censurando a los
chos callar, muertos en los lager (campos de concentra- que pecan, tuviera que comprender que ha de ser odia-
ción) de ayer y de hoy Es una constante de la historia do y estar expuesto a insidias, así como perseguido y
que estallan persecuciones allí donde hay alguien que escarnecido a causa de la justicia, no sólo no le disgus-
dice de modo claro y comprensible, con su vida y con tarán estas cosas, sino que se alegrará y exultará con
sus palabras, la verdad de Dios. La verdad es incómoda, ellas, porque está convencido de que recibirá a cambio
del mismo modo que es incómodo el amor, porque im- u n a gran recompensa en los cielos de manos de aquel
plica la renuncia a nuestros propios intereses egoístas y que lo ha comparado a los profetas, por haber pade-
pide la apertura al otro. cido los mismos sufrimientos. Es preciso, por consi-
La Palabra del Señor, una vez más, nos sirve de espejo. guiente, que aquel que vive con celo la vida profética
¿En qué rostro nos reconocemos? ¿En el de Jeremías y ha sido capaz de acoger al Espíritu que había en los
y en el de Juan el Bautista? ¿O en el de los sacerdotes y profetas, reciba desprecio en el m u n d o y entre los peca-
en el de los profetas corruptos, o en los de Herodes dores, a quienes resulta embarazosa la vida del justo
y Herodías?... Escuchemos, hoy, la voz del Señor, que es (Orígenes, Comentario al evangelio de Mateo, Roma
la voz de la verdad. 1998, I, pp. 141ss).
ORATIO ACTIO
Perdona, Señor, mi poco coraje. Me siento muy se- Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
mejante a tu apóstol Pedro, que, cuando le preguntaron «Siguen enviando, Señor, profeta a tu Iglesia».
410 17a semana
Undécima semana
Lunes 99
Martes 105
Miércoles 113
Jueves 121
Viernes 129
Sábado 137
Duodécima semana
Lunes 145
Martes 153
412 Índice índice 413
Decimocuarta semana
Lunes 229
Martes 237
Miércoles 245
Jueves 253
Viernes 261
Sábado 269
Decimoquinta semana
Lunes 277
Martes 285
Miércoles 291
Jueves 299
Viernes 307
Sábado 315
Decimosexta semana
Lunes 323
Martes 331
Miércoles 339
Jueves 347
Viernes 355
Sábado 361