CAMINANDO POR EL PRINCIPIO 12

LA RAIZ DEL ARBOL

Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol
de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y
fue así.
Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y
árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era
bueno.
Y fue la tarde y la mañana el día tercero.
(Génesis 1:11-13)
Dile al que está a tu lado: ¡Tú eres como un árbol!

Para entender la palabra de Dios, en todo lo que Él nos quiera enseñar, como una verdad
espiritual, tomaremos una verdad natural, paralela a esa verdad espiritual, para poder
entenderla y aplicarlas en nuestra vida.

Sus funciones principales son la de absorción de agua y sales minerales del suelo, para que
sean conducidos (savia bruta) hacia el tallo y hojas donde se transforman en compuestos
orgánicos durante la fotosíntesis. Además las raíces fijan las plantas al suelo por medio de
resistencia al doblez.

Hemos visto que el árbol no depende de sus ramas para sostenerse, sino de su “raíz”, ahí está
el poder que los sostiene y les da firmeza.
Y para empezar he tomado el pasaje, en que el rey Nabucodonosor tiene una visión de un
árbol, y que ese árbol era él.

(Dan. 4:10-12) Estas fueron las visiones de mi cabeza mientras estaba en mi

cama: Me parecía ver en medio de la tierra un árbol, cuya altura era grande.
11- Crecía este árbol, y se hacía fuerte, y su copa llegaba hasta el cielo, y se le
alcanzaba a ver desde todos los confines de la tierra.
12- Su follaje era hermoso y su fruto abundante, y había en él alimento para
todos. Debajo de él se ponían a la sombra las bestias del campo, y en sus ramas
hacían morada las aves del cielo, y se mantenía de él toda carne.

Veamos lo que era este árbol:

1- Crecía.
2- Se hacía fuerte.
3- Su follaje era hermoso.
4- Su fruto abundante.
5- Daba mucha sombra.

Ahora, todas estas características visibles de este árbol; era producto de la calidad de sus
raíces.

Hemos visto que el árbol no depende de sus ramas para sostenerse, sino de su “raíz”, ahí está
el poder que los sostiene y les da firmeza.

20- El árbol que viste, que crecía y se hacía fuerte, y cuya copa llegaba hasta el
cielo, y que se veía desde todos los confines de la tierra,
21- cuyo follaje era hermoso, y su fruto abundante, y en que había alimento para
todos, debajo del cual moraban las bestias del campo, y en cuyas ramas anidaban
 las aves del cielo. (Hasta aquí, es lo que vamos a tomar de este árbol, para lo que
Dios nos quiere enseñar con esto de la raíz de un árbol)

22- tú mismo eres, oh rey, que creciste y te hiciste fuerte… pues creció tu
grandeza y ha llegado hasta el cielo (Esta parte no la meteremos, porque no es
propia de los árboles de Dios, esto es arrogancia) y tu dominio hasta los confines de
la tierra.

23- Y en cuanto a lo que vio el rey, un vigilante y santo que descendía del cielo y
decía: Cortad el árbol y destruidlo; más la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra,
(Cepa es la parte del tronco de un árbol o una planta que está bajo la tierra y unida a
la raíz. Cepa también se refiere al origen, parentesco o linaje de una familia. Por
ejemplo, “Ella es una cantante de pura cepa”) con atadura de hierro y de bronce en
la hierba del campo; y sea mojado con el rocío del cielo, y con las bestias del
campo sea su parte, hasta que pasen sobre él siete tiempos.

26- Y en cuanto a la orden de dejar en la tierra la cepa de las raíces del mismo
árbol, significa que tu reino te quedará firme, luego que reconozcas que el cielo
gobierna.

Dios tenía un propósito, con este rey, quería humillarlo, hasta que reconociera, que el cielo
gobierna.

Esta enseñanza de la raíz de un árbol, solo tiene un objetivo, que seamos espiritualmente,
como este árbol.

Pregunta:

¿Porque Dios quiere que seamos con las características de este árbol?

R/= Porque somos plantío de Jehová.

La iglesia es el plantío de Jehová.

(Isaías 61:3)...y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria
suya.

Esta palabra plantío, es la palabra hebrea Mattâ, que quiere decir, “algo plantado”. El lugar
(jardín, huerto o viñedo) La palabra acaso no habla del Jardín o el huerto de Edén, la palabra
tambien habla de la viña del Señor, como la iglesia. Las Escrituras tambien de un plantío
diferente.

(Mat. 13:38) El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la
cizaña son los hijos del malo.

Pregunta: ¿Acaso la palabra no habla del árbol malo?

El campo que es el mundo es un bosque lleno de árboles malos, porque son árboles cuyas
raíces son malas, por lo cual sus frutos tambien son malos, igualmente sus semillas son
malas, por lo tanto sus generaciones tambien serán malas generaciones.
Nuestra vida espiritual comenzó como una siembra.

(1Cor. 3:6) Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios.

Aquí vemos tres cosas:

1- El que siembra la semilla del evangelio, que es la palabra.
2- El que riega la semilla.
3- El que da le da el crecimiento a la semilla, para después convertirse en una planta o
en un árbol.

(1Ped. 1:23) siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible,

por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.

Dios quiere que seamos como este árbol.

(Génesis 1:11-13)Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego, y le rogaron que le

tocase.
23- 
Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en
sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo.
24-- 
El, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan.
25- 
Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue
restablecido, y vio de lejos y claramente a todos.