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UNIVERSIDAD DE LA SALLE

SISTEMAS DE INFORMACIÓN, BIBLIOTECOLOGIA Y ARCHIVISTIVA

EMPRENDIMIENTO Y PLANES DE NEGOCIO

SANDRA MILENA RODRÍGUEZ CORREA

21.08.20

INTRODUCCIÓN

Al contemplar la realidad de las sociedades contemporáneas se hace evidente el progresivo


aumento de problemáticas que, así como incrementan en número, aumentan en
complejidad. Ya sea por las dinámicas agitadas que caracterizan a un mundo globalizado,
por el acelerado avance del desarrollo de nuevas tecnologías y novedosas técnicas, por las
consecuencias del masivo crecimiento de la población mundial, por los efectos adversos
que conlleva el capitalismo desenfrenado, por los múltiples conflictos sociopolíticos, las
innumerables dificultades económicas, las deshumanizantes condiciones en las que viven
millones de personas, y/o incluso, por los efectos irreversibles del cambio climático; es que
se vuelve inexorable el hecho de que nos hemos visto inmersos en un atolladero. Sin
embargo, con ánimos de no caer en una visión escéptica de la realidad, pretendo examinar
la iniciativa empresarial como una de las potenciales claves para un desarrollo económico
sostenible que haga frente a problemáticas tan profundas y enrevesadas como las que
debemos afrontar en la actualidad. Digo potenciales, por que no debe darse por sentado que
la “cultura del emprendimiento” y la creación de empresas acarrean la solución univoca de
todas las problemáticas que atraviesan el presente; no obstante, la consolidación de una
iniciativa empresarial fundamentada en el bien común trascendería el umbral de potencia,
encaminándose a un mejoramiento tácito de múltiples condiciones de existencia. Así, en el
presente ensayo se busca vislumbrar la mencionada relación entre iniciativa empresarial y
desarrollo económico desde una óptica crítica, propendiendo sobre todo por la
deconstrucción de presupuestos neoliberales, y a su vez, por el discernimiento del impacto
económico, social y ecológico derivado del desarrollo sostenido y sostenible.
EL EMPRENDIMIENTO EMPRESARIAL, ¿CONTRIBUCIONES U OBLIGACIONES?

A lo largo del informe preparado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre
Comercio y Desarrollo, es aducida una premisa central: el emprendimiento supone un
influjo determinante en el desarrollo y crecimiento económico de un país. Dicha premisa
comporta indudablemente una enorme validez, pues, a partir la Primera Revolución
Industrial acaecida en Gran Bretaña desde la segunda mitad del siglo XVIII, el
emprendimiento ha sido un elemento dinamizador en lo que respecta a innovación y
procesos de transformación estructurales de las sociedades modernas. Incluso, se podría
afirmar que, de no ser por la visión emprendedora, la eficacia de la producción y la
masificación de bienes materiales, así como el avance tecnológico y la apertura de
mercados a nivel global no serían a día de hoy parte de nuestra realidad fáctica. 1 Con todo,
la contribución que puede ofrecer el sector empresarial a partir de la mirada emprendedora
es inestimable, sobre todo si se piensa en la contribución dirigida al crecimiento económico
de los países en términos de producto interno bruto, de generación de empleo, o, en suma,
del mejoramiento sustancial de las condiciones de vida de sus habitantes. Sin embargo, es
válido sostener a la vez que el emprendimiento bajo la égida del sector privado, además de
acarrear impactos positivos en la economía mundial, también ha ocasionado efectos
colaterales negativos reflejados en el deterioro profundo de tejidos sociales y en el daño
irreversible del equilibrio ecológico planetario. De ahí que la premisa subsiguiente a la
relación entre emprendimiento y desarrollo tenga como eje transversal la sostenibilidad.2

En este orden de ideas, con los objetivos demarcados por la Asamblea General de las
Naciones Unidas asociados a la iniciativa empresarial, no sólo se pretende estimular el
desarrollo económico, sino que, de acuerdo a las necesidades particulares de los países
menos favorecidos y a la obligación global de cambiar nuestros hábitos ecológicos, lo que
se busca ante todo es encauzar al emprendimiento empresarial hacia el desarrollo
sostenible, es decir, hacia un desarrollo que vaya más allá del ámbito económico, dándole
1
Este fenómeno ocurrido a mediados del siglo XVIII es una clara muestra del alcance que
tiene la iniciativa empresarial en relación al desarrollo económico. Si bien no es posible
entender de la misma forma el emprendimiento del S. XVIII al del S. XXI debido a las
divergentes condiciones históricas, lo cierto es que en ambos contextos históricos el
emprendimiento ha sido un elemento posibilitador.
2
Aunque tales premisas no aparecen manifiestamente en el informe, en el fondo son las que
estructuran los objetivos para el desarrollo sostenible.
importancia a “la creación de empleo […] a la innovación, a mejorar las condiciones
sociales y a contribuir a hacer frente a los problemas ambientales”. 3 Aquí lo que resulta
necesario señalar es que, si bien el informe presenta al sector empresarial como un
potenciador de impactos positivos, varias de las problemáticas que son expuestas a la par de
los objetivos propuestos, han sido engendradas por diversas actividades desarrolladas por
este mismo sector. Huelga referirse al daño que ha significado el gas de efecto invernadero
causado por el uso de combustibles fósiles y por la excesiva deforestación provocada en
gran medida por el sector privado empresarial, o al detrimento e incluso exterminio de las
sociedades rurales ocasionado por los intereses privados de macroempresas que instauran
enclaves en países económicamente dependientes.4 De modo que, no basta con que “los
gobiernos e interesados” reconozcan el emprendimiento empresarial como algo
esencialmente beneficioso, pues la ejecución de actividades más favorables con el medio
ambiente y la humanidad es una obligación del sector empresarial, y no una suerte de
altruismo pragmático.

Con relación a lo anterior, en el mismo informe se admite la importancia de aplicar una


Agenda 2030 en la que la participación del empresariado social tenga un mayor
protagonismo, en tanto que éste “participa cada vez más en la creación de [un] valor
compartido, que establece un vínculo entre el progreso social y el económico”. El resultado
de tal participación es lo que se denomina como “inversiones de impacto”, tratándose de
“inversiones en empresas, organizaciones y fondos realizadas con la intención de generar
un impacto social y ambiental positivo además de asegurar su rentabilidad”. 5 Dichas
inversiones se han convertido en un indicador para medir cualitativamente los efectos de la
iniciativa empresarial, pues, como se intentó divisar en párrafos anteriores, la iniciativa
empresarial debe estar mediada por un equilibrio con su entorno para que pueda concebirse

3
Los objetivos demarcados en el informe de la Asamblea General de las Naciones Unidas
están ligados con los elementos citados: La innovación, la creación de empleo, el desarrollo
económico, el mejoramiento de las condiciones sociales y, la contribución para hacerle
frente a los problemas ambientales. Dichos elementos son los que le dan constitución al
desarrollo sostenible. Véase en: Naciones Unidas, Asamblea General “La iniciativa
empresarial para el desarrollo”, A/71/210 (26 de julio de 2016).
4
Véase: Cortés, Rosalvina Otálora. "Economías de guerra e inversión
multinacional." Diálogos de saberes 29 (2008): 157-172.
5
Naciones Unidas, Asamblea General “La iniciativa empresarial para el desarrollo”,
A/71/210 (26 de julio de 2016). p. 6
un desarrollo económico holístico, es decir, un sentido de progreso económico sustentado
en el bienestar del ser humano entendido como un ente social y como parte de un entorno
medioambiental.6

En este sentido, aunque el informe se enmarca en la agenda para el desarrollo sostenible


proyectada hacia el 2030, en la transición entre el siglo XX y el siglo XXI se pueden
constatar algunos impactos generados por la iniciativa empresarial en relación a los
objetivos planteados. Un ejemplo bastante ilustrativo es el de Cemex. La cementera se
percató, a finales de los años noventa, de la creciente demanda de cemento entre los
consumidores de bajo ingreso de México y decidió tomar medidas al respecto. Hacia 1998
creó la iniciativa “Patrimonio Hoy”, para facilitar la compra de cemento y la construcción
en los barrios de dichos consumidores. Contrataron mujeres de la zona para tender un
puente entre la empresa y la comunidad, y establecieron un esquema de créditos para la
compra del cemento con base en un sistema de ahorro informal. El resultado de esto es que
“para 2005 Patrimonio Hoy ha ayudado a unas 75 mil familias a construir 44 mil
habitaciones de diez metros cuadrados, fortaleciendo, además, atributos culturales positivos
como la solidaridad y la participación”.7 Es aquí cuando se observa como la iniciativa
empresarial ha contribuido a generar impactos sociales que, en este caso en particular se
vincula con el objetivo 2: propender por la disminución de la pobreza.

Otro de los impactos alineados a los objetivos, es el de la generación de empleos a partir de


un enfoque inclusivo. La Asamblea General de las Naciones Unidas insta a las
organizaciones gubernamentales en asociación con el sector privado, para que mujeres y
jóvenes se vean beneficiados por la iniciativa empresarial. A este respecto, podemos
encontrar numerosos ejemplos, pues una de las contribuciones tradicionales de las empresas
para con la sociedad es a través del empleo directo, no obstante, la contribución por parte
del sector empresarial en la emancipación de la mujer mediante la apertura de canales
laborales y de emprendimiento, y, asimismo, en la consolidación de un escenario digno
para que los jóvenes puedan proyectarse sin ser fuerza de trabajo explotada es más bien
6
Véase en: Wompner, Fredy H. "La economía desde un enfoque holistico." Contribuciones
a la Economía 2007-07 (2007).
7
Vélez, Patricia Rodríguez, and Paola Andrea Salazar Valencia. "El crecimiento empresarial
una herramienta fundamental para la reducción de la pobreza." Clío América 9.17 (2015): p.
82.
reciente. En el informe, se mencionan algunos de los estímulos que se han llevado a cabo
para dar apoyo a las mujeres y jóvenes; entre estos destacan los siguientes: el Programa de
Desarrollo de la Iniciativa Empresarial de la Mujer, de la Organización Internacional del
Trabajo; las actividades suscitadas por la Organización de las Naciones Unidas para el
Desarrollo Industrial para capacitar a la mujer en función de trazar una trayectoria que
fomente el desarrollo sostenible; y la coordinación de iniciativas globales para generar
empleos decentes para los jóvenes y promover el espíritu emprendedor, tales como las de la
Organización Internacional del Trabajo y las que ha desarrollado la propia UNCTAD
(United Nations Conference on Trade and Development). Vale añadir que las dos últimas
organizaciones también han creado estímulos para poblaciones vulnerables, incluyendo
capacitaciones y direccionamientos hacia modelos empresariales más inclusivos,8

Finalmente, en lo tocante a la sostenibilidad ambiental, apenas fue hasta la década pasada


que se empezaron a realizar virajes significativos por parte del sector privado y de los
organismos nacionales e internacionales. Los esfuerzos realizados han estado encaminados
a la utilización de energías renovables que influyan en la disminución de gas de efecto
invernadero, así como a la reutilización de materiales reciclables y a la reducción de
productos altamente contaminantes. Sin embargo, a pesar de intentos de convergencia
global a favor de la sostenibilidad como es el caso del “El acuerdo de Paris”, ningún país y
su respectivo sector empresarial ha encaminado su accionar para detener el calentamiento
global. Potencias industriales como Estados Unidos o China han llegado a incumplir los
acuerdos pactados, puesto que, por un lado, EEUU renunció al acuerdo y se consolidó
como el país con mayor capacidad de extracción de petróleo mediante el Fracking, y, por
otro lado, China, que es uno de los mayores productores de energía a través del carbón, no
ha hecho lo suficiente para reducir las emisiones de CO2. 9 De suerte que, el panorama
futuro para la iniciativa empresarial está lleno de retos por afrontar, pues tal iniciativa debe
estar atravesada por la búsqueda de frenar en la medida de lo posible los efectos nocivos
para el medio ambiente. Es menester señalar que no se puede evaluar el impacto del

8
Naciones Unidas, Asamblea General “La iniciativa empresarial para el desarrollo”,
A/71/210 (26 de julio de 2016). pp. 7-9.
9
Berruezo, Javier Aldaz, and Julio Díaz Jiménez. "Situación del Convenio Marco de
Naciones Unidas sobre el cambio climático. Resumen de las Cumbres de Paris, COP21 y de
Marrakech, COP22." Revista de Salud Ambiental 17.1 (2017): 34-39.
emprendimiento empresarial en el desarrollo económico, de acuerdo a la información
ofrecida por el informe, motivo por el cual no son mencionadas micro, pequeñas y
medianas empresas que posiblemente se han aunado a la iniciativa encarrilada al
sostenimiento medioambiental.

¿INTERESES PRIVADOS SOCIALMENTE DESEABLES?

Hasta el momento se han abordado algunos de los impactos positivos que puede generar la
iniciativa empresarial en el tejido social, descartando por ahora los beneficios que puede
traer al medio ambiente. Sin embargo, como se logró atisbar en párrafos iniciales, el sector
empresarial también ha sido el desencadenante de que las problemáticas a solucionar
fueran, en primer lugar, generadas. Y con esto, no me refiero exclusivamente a efectos
reflejados en el calentamiento global y en el desequilibrio ecológico, sino que, contrario a
los presupuestos que dan sostén al hecho de que el emprendimiento empresarial influye en
la reducción de la desigualdad, lo que quiero vislumbrar es que el sector empresarial
también ha sido un aliciente para la reproducción de desigualdad a nivel estructural. ¿Cómo
puede ser esto?

Quizás no sea una referencia esperada, pero recurriré a los aportes que ofreció Karl Marx
en su obra magna, El Capital. Así, uno de los planteamientos centrales es que el valor de
una mercancía está determinado por el tiempo de trabajo socialmente necesario producirla.
El valor de una mercancía no reside en sus materiales primos o de fabricación, ni tampoco
en los medios de producción, sino en la fuerza de trabajo destinada a producirla en relación
a un determinado lapso de tiempo. Podríamos decir que el empresario es quien detenta los
medios de producción -aunque este estatuto solamente podría achacársele al
macroempresario-, y en esa medida, le interesa que la inversión destinada a los medios de
producción pueda multiplicarse mediante el tiempo de trabajo necesario para la producción
de bienes y/o servicios. De esta manera, el interés prioritario del empresario que aporta el
capital para proveer a su empresa no es otra cosa que la obtención de algún beneficio, por
lo que procurará a toda costa generar un excedente a costa de la explotación de la fuerza de
trabajo, es decir, generar plusvalía. Con todo, no pretendo abarcar en su totalidad la tesis
desarrollada por Marx; más bien procuro distinguir la intencionalidad velada del
empresario entre la generación de plusvalía en función de su propio beneficio, o la
contribución social derivada de la producción de bienes y servicios, que, aún siendo
comercializables, no están encauzados únicamente a la generación de riqueza.

A MANERA DE CONCLUSIÓN

Siguiendo lo anterior, la razón de tal distinción es fundamental, pues, en tanto la finalidad


empresarial sea la obtención de plusvalía, las contribuciones al plano social siempre se
supondrán como objetivos de segundo orden. Por el contrario, si la finalidad es una
contribución sustancial a los repertorios sociales, incondicionalmente los objetivos
propuestos por la asamblea general de las naciones unidas tendrán un buen asidero. En este
sentido, aunque el emprendimiento sea entendido como un deber social, el verdadero deber
social se halla en el interés por el bien colectivo, y no en el interés por el bien propio. Con
esto, no niego la potencialidad del emprendimiento empresarial para transformar y mejorar
las condiciones de existencia, sino que, como ya he dicho en líneas anteriores, es necesario
que la iniciativa empresarial esté dotada de una fundamentación ética tendiente al bien del
ser humano y de su entorno.

BIBLIOGRAFÍA

Berruezo, Javier Aldaz, and Julio Díaz Jiménez. "Situación del Convenio Marco de
Naciones Unidas sobre el cambio climático. Resumen de las Cumbres de Paris,
COP21 y de Marrakech, COP22." Revista de Salud Ambiental 17.1 (2017)

Cortés, Rosalvina Otálora. "Economías de guerra e inversión multinacional." Diálogos de


saberes 29 (2008)

Marx, Karl. El capital: tomo I. Vol. 1. e-artnow, (2013)

Naciones Unidas, Asamblea General “La iniciativa empresarial para el desarrollo”,


A/71/210 (26 de julio de 2016).

Vélez, Patricia Rodríguez, and Paola Andrea Salazar Valencia. "El crecimiento empresarial
una herramienta fundamental para la reducción de la pobreza." Clío América 9.17
(2015): p. 82.
Wompner, Fredy H. "La economía desde un enfoque holistico." Contribuciones a la
Economía 2007-07 (2007).

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